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Upata del Yocoima (Venezuela) (página 2)


Partes: 1, 2

Datos geográficos de Upata:

La ciudad está ubicada en la latitud 8 grados Norte y los 62,26 grados de longitud Oeste.

Altitud Promedio: 360 metros sobre el Nivel del Mar

Temperatura Promedio: 25 º Centígrados

Máxima Promedio 31 º Centígrados

Mínima Promedio: 21º Centígrados

Temperatura Promedio Mínima: Enero- Febrero: 23,5 º Centígrados

Temperatura Promedio Máxima: Abril- Septiembre; 26 º Centígrados

Lluviosidad: 980 mm Anual

El Municipio Piar tiene una superficie aproximada de 15 mil Kilómetros Cuadrados.

Límites: Upata es la capital del municipio del estado Bolívar de la República Bolivariana de Venezuela. Al Norte limita con el Municipio Caroní, al Oeste Municipio Raúl Leoni a la altura del Lago de Guri y el río Caroní, al Este los Municipios Casacoima y Antonio Díaz del Estado Delta Amacuro, el Municipio Padre Pedro Chien, con el cual limita también hacia el Sur, también limita al Sur y Este con los municipios Roscio, Sifontes y al Sur franco limita con el Municipio Gran Sabana.

Upata no posee parques nacionales, pero un pequeño sector de colinas y montañas con alturas no superiores a los 700 metros sobre el nivel del mar están ubicadas en los linderos de la Reserva Forestal Imataca hacia el Este.

Cuenta con otras zonas de uso forestal, en los selvas húmedas del Lote Boscoso San Pedro y Guri hacia la zona de El Manteco, en su extremo Sur aparecen en el paisaje estribaciones pretepuyanas asociadas con el Parque Nacional Canaima, con el cual colinda en la zona boscosa y de sabana adyacente a la Laguna de Canaima, la margen derecha del río Carrao y las cuencas altas de los ríos Supamo, Parapapoy, Yuruari, Guariche en la frontera con El Callao y el Antabare. En esta franja Sur algunas serranías, montañas y tepuyes alcanzan los 1200 metros sobre el nivel del mar, máximas alturas del municipio.

Geología: Suelos del cuaternario, sobre el manto rocoso del Macizo de Guayana, formación precámbrica de las más antiguas de la tierra que le confiere a la zona un franco carácter de estabilidad contra la dinámica tectónica y sísmica común al Norte Montañoso Costero de Venezuela. Está ubicada en las estribaciones occidentales de la Sierra Imataca, en la zona de transición entre las cuencas del Yuruari- Cuyuní y Orinoco, al Oeste algunos riachuelos desembocan en el Lago de Guri y en la margen derecha del Caroní.

Como el resto de la Guayana la zona de Upata es rica en yacimientos de hierro, de bajo, medio y alto tenor como el que se concentra en el sector Las Grullas, ubicado a 18 kilómetros al Noreste de la ciudad, manganeso, bauxita, caolín, cuarzo, granito y dolomita.

Vegetación: De sabana en las zonas de suelos extremadamente ácidos o pedregosos, alternadas con selvas tropicales subhúmedas, selvas de transición hacia el bosque tropical húmedo, bosques tropicales húmedos, bosques de galerías, selvas deciduas.

Clima: Lluvioso de abril a enero en las zonas de montaña, al Sur, en las áreas húmedas de selva.

Lluviosos de mayo a enero en zonas más cálidas.

Sin embargo, suelen abundar épocas de sequías más prolongadas desde enero hasta junio, con intervalos secos en septiembre- octubre, lo cual evidencia la complejidad de este sistema climático.

Temperaturas en las zonas de menor altitud con promedios cercanos a los 27 grados centígrados.

En las zonas intermedias, entre los 150 y 250 metros sobre el nivel del mar, la temperatura promedio es de unos 26 grados.

Por encima de la cota 300 metros sobre el nivel del Mar, como en la zona de Upata, la temperatura es de unos 25 grados promedio y en las franjas más elevadas de El Pao y en la zona de transición hacia el Parque Nacional Canaima las temperaturas promedios oscilan entre los 24 y 23 grados centígrados.

Sus suelos son en líneas generales ácidos, con cantidades limitadas de componentes orgánicos, que limitan su vocación agrícola.

No obstante en su extensa geografía por condiciones especiales del micropaisaje y por tradición histórica cultural, se han establecido cultivos permanentes de rubros como el y una importante población pecuaria compuesta por unas 60 mil cabezas de ganado vacuno de carne, leche y doble propósito.

Su importancia como área ganadera es reconocida a nivel nacional y local, Upata contó con uno de los mejores Centros de Recría del MAC, organiza anualmente Ferias Ganaderas, en la ciudad está ubicada una planta de procesamiento y pasteurización de leche, así como una gran cantidad de factorías artesanales especializadas en la fabricación de quesos duros, semiduros, de mano y guayanés.

El Río Yocoima, curso de agua que nace en las serranías y sabanas del Sureste, Sur, Suroeste y Oeste de la población, que separan en su mayor parte la Cuenca del Yuruari de la cuenca del Orinoco, pasa por Upata cuando apenas es un pequeño río intermitente, seco en el verano extremo y de creciente limitada, asociada a torrenciales lluvias. Este curso de agua desemboca en el Río Padre, luego de un recorrido de unos 70 kilómetros, específicamente en la zona limítrofe de Bolívar con el Delta Amacuro, en el sector Río Claro.

Promedio de precipitación en Upata: Entre 920 mm y 1000 mm. Zona Sub húmeda, con bosques deciduos, sabanas y selvas siempre verdes, alternadas de acuerdo a las condiciones de suelo. Los valores lluviosos son mayores en la zona de El Retumbo, Caruachi, la Encrucijada de El Pao, adyacentes a Guri. Estos valores se mantienen en las zonas montañosas de la margen derecha del Lago de Guri, en el Lote Boscoso San Pedro, en el piedemonte y serranías de Imataca, y sobre todo alcanzas sus mayores volúmenes de precipitación hacia el Sur en la zona limítrofe con el Parque Nacional Canaima y Municipio Gran Sabana, en la cual las lluvias oscilan entre los 1800 y los 2500 mm.

Topografía

Upata está enclavada en el anfiteatro de un conjunto de colinas cuya mayores elevaciones de alzan por el Noreste. El cerro El Toro, a 680 metros sobre el nivel del mar, es su máxima altitud. La temperatura promedio de la Villa del Yocoima, medida en la Estación Laguna Larga del Ministerio del Ambiente durante la última mitad del siglo, es de 24,8 grados centígrados, que la convierte en una las ciudades del Norte de Bolívar con clima más agradable.

En sus alrededores montañosos y selváticos la precipitación media anual oscila entre los 1200 y 1500 mm, pero en el Valle baja a unos 980 mm.

Orografía, vegetación y geología

Bosques de altitud media circundan esta zona, con hojas perennes en la zona húmeda de Cupapuicito, La Carata, mientras en el resto estas formaciones vegetales pierden las hojas durante el verano, o época de sequía, que se extiende con mayor fuerza desde febrero hasta mediados de abril.

Rocas gigantescas y peñascos, gneis y granitos afloran en el Valle sobre todos sus puntos cardinales, son muestras inequívocas de los tiempos remotos en que esta tierra afloró y emergió como parte integral del Macizo de Guayana.

Desde hace más de 2000 millones de año comenzó a conformarse este mítico paisaje, mientras en el resto del país lo que hoy conocemos como Los Llanos era parte de un inmenso mar y las formaciones montañosas más elevadas del sistema de la Costa y los Andes, ni siquiera habían iniciado sus procesos de formación.

Abundantes lluvias, intenso Sol y el paso implacable del tiempo dieron origen a procesos erosivos y de meteorización de los suelos bastante intensos. Las antiguas montañas que acá existían se desgastaron, los cerros se redondearon o formaron mesetas alargadas de baja altitud y los sedimentos depositados en el interior del valle dieron forma definitiva a este hermoso paisaje del interior de Guayana.

Upata geográficamente es una zona de transición de la Cuenca del Orinoco, a la cual pertenece el hoy moribundo río Yocoima, hacia el Río Padre también drenan al norte los pequeños cursos de agua de la Serranía de Imataca, la cual abraza a Upata por el Este. Otro sector del borde externo del valle drena hacia la cuenca del Caroní, a través de las sabanas y selvas ubicadas más allá de la vieja misión de Cupapuy. Al Sureste y Noreste del Valle, en la zona que lo limita con las llanuras de El Palmar, Santa Bárbara, el Carichapo y el Oronata, Upata entre en contacto con la cuenca del Yuruari, tierra del oro y la ganadería.

Dada sus condiciones geológicas, con abundancia de rocas ígneas y metamórficas, abundan los minerales metálicos y no metálicos. Upata forma parte del Cinturón Ferrífero de Imataca, en sus alrededores está ubicada la reserva de hierro de Las Grullas, con depósitos que guardan más de 20 millones de toneladas del valioso mineral. También posee yacimientos de dolomita y manganeso en la ruta hacia El Palmar, minas de Cuarzo en las llanuras de El Manteco, manganeso, caolín y bauxita en el cinturón de colinas que la rodea.

Sobresale por su importancia económica la presencia de yacimientos de bauxita caolínitica, que son de amplia utilización en la industria de la cerámica y en la fabricación de químicos para la potabilización de agua.

División Política

Upata- Ciudad Capital de Municipio

Parroquia Pedro Cova: Capital El Manteco

Parroquia Andrés Eloy Blanco: Capital El Pao.

Actividades Económicas Fundamentales:

Ganadería:

Agricultura:

Industria Láctea

Queseras

Pasteurizadora PARMALAT

Matanza de Ganado Vacuno:

Aserrío de Maderas:

Comercio:

Pequeñas y medianas industrias y Carpinterías:

Instituciones del Sector Público

Upata es la cabecera del Municipio Piar del estado Bolívar.

Actualmente el alcalde hasta el año 2009 enero es el doctor Cruz Francisco Contreras, apoyado por la alianza MVR-Partido Comunista-PPT. Su primer Alcalde fue el doctor Julio Malavé Lanz, posteriormente Américo De Grazia en el lapso 1993-1995. Le siguió Orlando Salazar Vera en el lapso 1996-2000, Américo De Grazia repitió como alcalde en el lapso 2000-2004.. Elige 9 Concejales de acuerdo a la recién aprobada Constitución de la República Bolivariana de Venezuela- Anteriormente elegía 9 concejales

En virtud de su población e importancia socio-económica Upata posee importantes instituciones públicas:

Policía del Estado Bolívar- Sede calle Ricaurte- Estación Policial Carlos E. Alvárez

Cuerpo de Bomberos del Municipio- Frente al Cementerio Viejo

Prefectura- Ejecutivo del Estado- Calle Páez con Urdaneta

Coordinación de Educación Regional

Coordinación de Educación Nacional- Av Bicentenario con calle 19 de Abril

Ministerio del Ambiente MARN- Obelisco Av Bicentenario

Servicio Autónomo Forestal SEFORVEN

SENIAT- Servicios Nacional Integrado de Administración Tributaria- Centro Comercial El Dátil

Oficina del ONIDEX- Identificación y Extranjería– Calle Ruiz Pineda

Vivienda Rural- Oficina Administrativa y Técnica- Malariología- Centro Comercial Antonelli. Av Raúl Leoni

Distrito Sanitario- Hospital Tipo II Gervasio Vera Custodio. Calle Independencia

Seguro Social- Administrativa- Av Raúl Leoni

Seguro Social- Ambulatorio- Calle Italia Urb Bicentenario

IPASME- Oficina Administrativa y Ambulatorio- Calle Italia Urbanización Bicentenario

Batallón de Reserva del Ejército- Fuerte Piar- La Armonía.

Compañía de la Guardia Nacional- Sector La Romana Vía Guasipati.

Corporación Venezolana de Guayana

CVG GOSH- Calle Urdaneta

Notaría Pública de Upata- Centro Comercial Anakaro. Calle Bolívar

Registro Subalterno- Centro Comercial Antonelli- Calle Ruiz Pineda

Juzgado de Parroquia- Av Caroní Urb Bicentenario

Núcleo de Ingeniería de Producción Industrial Forestal- Av Valmore Rodríguez

Núcleo de Ciencias Agropecuarias- Altagracia- Antiguo Centro de Recría- Carretera a San Félix

Extensión Upata de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador UPEL- El Guamito.

Liceos Públicos:

Tavera Acosta-

JM Siso Martínez-

Creación Upata-

Escuela Granja de Upata ETA Monseñor García Mohedano

Ambulatorios en La Floresta- Sierra III- La Victoria- 23 de Enero- Carlos Enríque Alvarez- Bicentenario.

Avenidas:

Raúl Leoni

Rómulo Gallegos

Principal de Coviaguarn

Valmore Rodríguez

Humbolt

Orinoco

Caroní

Bicentenario

Estadios

Simón Chávez

De Fútbol 17 de Mayo

Polideportivo La Caramuca

De Béisbol Infantil Coviaguarn

Banco Obrero

La Caramuca

Manuel Piar

Plazas:

Bolívar

Piar

Miranda

El Ejército

Vang Prag

Hoteles:

Andrea

Crismar

Roraima

Yocoima

Emilia

Comercio

Adriático

Danubio

Progreso

Restaurantes- Tascas

El Castillo de Eduardo

Comercio

Adriático

Posada de Italia

Andrea- Comida China

Comida China Av Raúl Leoni con Calle Polanco

La Fontana de Horacio

Entidades Bancarías:

Banco Provincial

Banco Mercantil

Del Sur Entidad de Ahorro y Préstamo

Banco del Caroní

Banco del Caribe

Banco Guayana

Banco de Venezuela

Sectores rurales y atractivos

Piedra de Santa María

Cerro El Corozo

Cerro El Toro

Mirador del Cerro Guacarapo

La Carata

Santa Rosa

Santa María

El Candado- El Buey

Tramo Los Rosos- Upata de la Autopista Manuel Piar-

Carretera Vieja

Curvas de Guayabal

Sabeneta- Sabanetica

Circuito Altagracia- Buen Retiro- El Yagual- Montaña de Lino- Sabaneta

Circuito Upata- Riberas del Lago de Guri- Chiripón- Cogollal

Curvas de Santa María- Guacamayo- El Piso

Ruta de Manganeso

Corredor de la Sierra Imataca desde Los Culíes hasta Las Grullas- Orégano- El León-

Ruinas y minas de Santa Rosa-

Represa de Cupapuicito- La Caramuca Rural

San Lorenzo

Complejo Ferial de Upata

Aeropuerto de Upata

Otros datos de interés:

Capacidad del Acueducto de Chiripón- Santa Rosa. 450 litros por segundo de agua potable.

Consumo Eléctrico- En Upata existe una Subestación de CADAFE con capacidad para distribuir en la ciudad 40 MVA. La línea que suministra electricidad a la población proviene de Macagua I, y su tensión es de 115 Kilovoltios. Esta misma línea de alta tensión que corre paralela a la vía San Félix- Upata, desde la Subestación La Armonía, se extiende hacia la Subestación Villa Lola, a unos 50 kilómetros al Sureste de la ciudad y de allí hacia El Callao, Tumeremo y El Dorado.

Por la zona rural en los límites con el Municipio Caroní, la Parroquia Andrés Eloy Blanco de El Pao, Montecristo, Sabanetica, San Lorenzo sabanas del Carichapo, Guacamayo en dirección a El Callao,, fue instalada la línea de alta tensión Macagua II- Brasil, a 240 kilovoltios.

Instituciones privadas y asociaciones

Cámara de Comercio

Cámara de la Construcción

Asoganaderos

Arboles de Upata: Mango, Mamón, Apamate, Cedro, Caoba, Ceiba, Acacia Flanboyan, quebrahacho, cují, cañafístola, dividive, guayabita, chaparro, araguaney, caro caro, tulipán africano, roble, guayaba, tamarindo, pesgua, uva de playa, cítricos, camaruco, tapara, árbol de pan.

Animales silvestres: rabipelados, monos capuchinos, araguatos, cachicamos, osos hormigueros, guagamayas, paraulatas, cristofués, reinitas, cucarachero, curachire, golondrinas, angoletas, tijeretas, garzas, patuguires, gallito lagunero, alcarabanes, colibríes, zamuros, gavilanes, pájaro minero, pájaro campana, palomas sabaneras, potocas, paují, loros, catanas, pericos, tragavenados, cuaimas, loras, cascabel, tuqueques, guaricongos, matos, iguanas, camaleón, terecayas, morrocoy, onzas, cunaguaro, lapas, venado.

Información demográfica

100 mil upatenses viven en el Valle

Sobre este marco geográfico singular, a unos 45 kilómetros de Ciudad Guayana en línea recta, se alza y crece la Villa de San Antonio de Upata, ciudad que a pesar de la cifra de la Oficina Central y Estadística, OCEI, que le proyecta para el 2000 una población de 69 mil habitantes, con creces supera ese cálculo, y con seguridad sobrepasa los 100 mil habitantes, en su conjunto de población urbana, sub urbana y rural.

Para darnos una idea, debemos tomar en cuenta que además de sus 60 barrios y urbanizaciones, toda la zona de influencia de Upata, que conforma la capital del Municipio Piar, cuenta con unos 40 caseríos, cuyos pobladores se dedican a la explotación agrícola y pecuaria, o están integrados a la dinámica urbana e industrial de la ciudad o por sus vínculos con la Zona del Hierro.

Evolución histórica de Upata

De Villa de Españoles a ciudad multiétnica

La Villa de San Antonio de Upata, tuvo tres intentos de poblamiento por parte de los capuchinos catalanes. Estos religiosos tuvieron a su cargo la administración de las misiones del Caroní, por Real Cédula de la Corona Española.

En la zona donde hoy se levanta la ciudad habitaban indígenas guayanos, caribes y pariagotos, quienes fueron exterminados, huyeron, o resultaron absorbidos por el mestizaje, hasta el punto de que hoy su recuerdo se limita al de algunos sonidos y palabras. Entre esos fonemas o sonidos destaca "up ata", que significaría Mi Tierra traducida al castellano. Upata además la han traducido poéticamente como "Rosa del Bosque", este nombre lo divulgó el guariqueño Celestino Peraza en su libro Leyendas del Caroní, y correspondía al de una hermosa princesa, muerta trágicamente por su amor al conquistador Antonio.

El primer intento de fundación de Upata data de 1728, pero ese esfuerzo no fructificó. Posteriormente en 1739 la fundan nuevamente bajo el patronato de la Virgen de la Candelaria, pero las penurias, enfermedades y el ataque de los indígenas insurrectos terminó por derrumbar la aspiración de los capuchinos de levantar en estos dominios una Villa de Españoles.

A pesar de este fracaso los intentos de fundación continuaron, los padres capuchinos catalanes necesitaban establecer un centro administrativo y de control civil sobre las comunidades o misiones indígenas que se levantaban bajo su juridicción, desde Barceloneta, o La Paragua, pasando por la costa del Caroní, las riberas del Orinoco, las llanuras del Yuruari, hasta las selvas de Tumeremo y los extremos de Imataca. Y Upata, por su fresco clima, bondad de su aire y estratégica ubicación, era el sitio indicado para tal fin.

Fue un 7 de julio de 1762 cuando de manera definitiva se plantó la cruz sobre el Valle del Yocoima y se consolidó el proceso de fundación de la hoy ciudad de Upata, con el nombre de Villa de Españoles de San Antonio de Upata. Los misioneros que la fundaron fueron Jaime de Anglesola y Domingo de Olot, de quienes muy poca referencia se hace en los textos de historia y cuyas huellas apenas se conocen.

Familias catalanas y canarias, así como indígenas, conformaron los primeros habitantes este valle, pero a pesar de la frescura del clima, y las bondades de su ubicación estratégica, Upata no logró en esos tiempos convertirse en un centro poblado de importancia en el concierto regional y nacional, debido a su lejanía y a la pobreza de sus habitantes, que no contaban entonces con mayores riquezas, sujetos como estaban al control religioso sobre las actividades económicas.

La ganadería base productiva de Upata

Desde entonces la base productiva de Upata comenzó a girar en torno a la ganadería, ya que las misiones además de ser concebidas para dominar pacíficamente a los indígenas, se convirtieron en tierras de pastoreo extensivo, con la llegada de ganado vacuno desde Anzoátegui, específicamente desde la misión de Píritu.

Con penosa travesía ese ganado literalmente fue plantado en las misiones del Norte de Guayana, y progresivamente se fue diseminando hacia los mejores pastos del Sur de las Misiones de Caroní. A finales del siglo XVIII la zona se convirtió en centro de una importante actividad ganadera, donde se llegaban a contabilizar entre 50 mil y 80 mil cabezas de ganado vacuno y otras miles de caballos, mulas y caprinos.

Estos hatos misioneros dieron sustento a una economía, que destinaba buena parte de su producción a la exportación de ganado en pie, carne, cuero y queso hacia los mercados de la isla de Trinidad y otras regiones del Caribe, así como al mercado interno, que aprovechaba sobre todo la carne seca, el queso y la leche fresca. Upata y el resto de las misiones, apenas disfrutaban esta relativa prosperidad, ya que el beneficio de esa actividad productiva le era arrebatado a los peones indígenas, tratados como esclavos, a pesar de las enseñanzas cristianas y el proceso "civilizatorio", que supuestamente recibían de parte de los misioneros.

Con la cruz y la fe del cristianismo Upata dio sus primeros pasos, en medio de no pocos peligros, sus familias pioneras estaban expuestas a las promesas y acciones invasoras de los ingleses, holandeses, y franceses, que apetecían las riquezas que imaginaban en esta porción de la Guayana, y a la recurrente explosión de epidemias de malaria, fiebre amarilla, pestes y tantas otras enfermedades sin cura, que le costaron la vida por igual a indígenas, aventureros, viajeros, geógrafos, naturistas como Loefling, sacerdotes y familias enteras que viajaron hasta esta zona buscando el mítico Dorado.

En la época previa a la guerra de Independencia, cuando Upata a duras penas llegaba a los 700 habitantes, el sabio alemán Alexander Von Humbolt la reseñó en su libro Viaje a las Regiones Equinocciales del Nuevo Continente. Centurión, como gobernador de la Guayana, también registra su escuálida población, aún lejos del millar de habitantes.

Upata en la Independencia

Con la llegada del Siglo XIX la semilla de la rebelión y la adhesión de la gente humilde de Upata a la causa patriótica, no tardó en germinar, a pesar de su pequeño porte, su atraso y pobreza la joven pero pobre Villa de Españoles, se sumó a la causa patriota en 1817 cuando el General Manuel Carlos Piar, la utilizó para planificar la definitiva conquista de la provincia y expulsar a los españoles que se hacían fuerte en Angostura y los Castillos de Guayana.

Después fue cuartel general del Ejército Libertador, desde el cual despachaba el Coronel Juan Félix Blanco. Para esa época, Upata contaba con unos 1600 habitantes.

Terminada la guerra de Independencia la villa estaba nuevamente agónica y olvidad, nuevamente comenzó a despoblarse, el ganado que daba sustento a la economía regional, necesario para el sustento de las tropas y el comercio con las colonias británicas, a cambio de recursos para la compra de armas y logística de guerra, declinó en número y entró en decadencia la ganadería próspera de las misiones.

Con más de 50 años a cuesta Upata sin embargo, no lograba en esos años oscuros tener una infraestructura arquitectónica al estilo de la vieja Angostura, sus viejas casas eran de barro y palma "carata", aún los más acaudalados no lograban reunir riqueza suficiente como para elevar de nivel la localidad y la República, incipiente y aún en guerra, estaba tan arruinada como la villa.

Tránsito histórico en el siglo XIX y XX

Pasado este proceso de incertidumbre económica y guerra, los habitantes del Valle del Yocoima cayeron en una especie de postración, su importancia decayó considerablemente, mientras un gran número de los antiguos pueblos de misión, dejaron de ser tal, por cuanto los indígenas se mezclaron y convirtieron en meztizos, otras etnias huyeron hacia los montes, como bien lo detallan los cronistas, otros murieron por fiebres y enfermedades desconocidas. Progresivamente la población sufrió un proceso de criollización, mientras que la ganadería comenzó a despertar con lentitud, las tierras antes en mano de los misioneros, fueron despojadas y ganadas para la República por un Decreto del Libertador, posteriormente fueron traspasadas al Colegio de Guayana, luego las compró Antonio Liccioni, el terrateniente más poderoso de esta región por largas décadas, hasta que a finales del siglo XIX, en el umbral de la dictadura gomecista, comenzaron a gestarse las tradicionales explotaciones ganaderas tal cual las conocemos hoy, con hatos de propietarios diversos, unos extranjeros, otros comprados por familias acaudaladas o legados por varias generaciones de ocupantes de tierra.

Sin embargo, al vaivén de estas consideraciones sobre la economía ganadera, Upata también sobrevivió gracias a la explotación de otros rubros, sus alrededores se plenaron de cultivos de tabaco, que eran exportados por el puerto de Ciudad Bolívar, unos 7 mil quintales en una década, una cifra significativa para la economía regional pero escuálida en relación a la producida por la provincia de Barinas. Además del tabaco, que era de una calidad óptima, Upata también se benefició del cultivo y comercio de otros rubros, principalmente del cuero de res, cacao, café, también contaba con trapiches para producir aguardiente y papeloneras, pero el impacto de estos negocios en la economía regional no fue significativo.

No sería hasta el descubrimiento y explotación de los placeres auríferos de El Callao, a finales del siglo XIX, desde la década del 1860, cuando Upata comenzó a despertar de su letargo, también se vio beneficiada por el comercio del balatá, aceite de copaiba y otros productos selváticos, explotados desde las selvas de Tumeremo y El Dorado.

En la segunda mitad del siglo XIX, con el oro y el comercio del purso, sobrevino el despertar cultural y urbano de la villa. El viejo canton Upata, con jurisdicción sobre las antiguas misiones de Caroní hasta la frontera con Brasil, comenzó a lucir casas más robustas, elegantes, de tejas y paredes de bahareque, algunas de las cuales sobreviven, se crearon las primeras escuelas públicas, hospital, un cementerio evangélico y otro católico, comenzaron a editarse con cierta regularidad periódicos semanarios, mensuarios, y hasta obras de teatro, zarzuelas y conciertos irrumpieron en el pueblerino ambiente.

Este rastro de civilización tuvo en Don Pedro Cova, su mayor exponente, ya que prácticamente toda la labor de consolidación y rescate del viejo pueblo, tuvo en él su mentor, y por eso hoy se le rinde homenaje al ser bautizada la zona de El Manteco y la primera logia de Upata con su nombre.

Posteriormente el canton Upata fue dividido, se creó al Sur en las zonas mineras el Departamento Roscio y la villa de San Antonio se convirtió en la capital del Departamento Guzmán Blanco. Su población para el 1881 era de unos 4200 habitantes, la segunda en importancia del estado junto a la zona de Nueva Providencia- hoy El Callao- y Guasipati.

Luego Upata fue disminuída en la división política territorial cuando se crea el Territorio Federal Yuruari, hasta que a principios del siglo XX adquiere su status actual como cabeza o capital de Municipio, bautizado éste Piar, con más de 40 mil kilómetros cuadrados, desde Puerto de Tablas o San Félix hasta la frontera con Brasil.

La Upata provinciana

Upata siempre ha sido tan provinciana como su nombre. Una localidad semirural y provinciana, de serenatas y cuentos de aparecidos, la de la Piedra de Santa María, donde las chicas llevaban a los visitantes para bañarlos con agua de manantial, para que echaran raíces en el valle y se casaran con alguna agraciada dama. Se hicieron famosas las vitrolas, los viejos radios, el cine sonoro de salas al aire libre o semitechadas, las jóvenes soñando con ser María Félix, los hombres con emular a los ídolos mexicanos, musicalmente los boleristas, los Panchos, las orquestas, las parrandas, los ballenatos y rancheras, comenzaron a invadir los espacios y a modificar la cultura del pueblo, que anteriormente se limitaba a la danza, a la música llanera de cuatro, arpa y maraca, y los compositores populares, que le cantaban por igual a Upata, a sus mujeres y al amor.

En este siglo se consolida la tradición de Cruz de Mayo, en la zona de El Calvario cerca de El Corozo, en el mismo barrio de El Corozo, con el ascenso en procesión hasta ese pequeño cerro, o en el otro calvario, el de la calle Bolívar, donde la familia Aro, Manríquez, entre otras mantienen la tradición de la fiesta en honor a la cruz, con caratillo, chicha de arroz y carato de mango. Otra tradición que se consolida es la del agua de babandí, una raíz que crece y se multiplica por la zona de cupapuicito, con propiedades afrodisíacas famosas en el ámbito nacional. Toros coleados, una fiesta muy popular, dada la existencia de hatos y ganaderos. Infaltable los carnavales y sus disfraces. Los templetes y la venta de cerveza en la propia Plaza Bolívar, las fiestas y bailes con las orquestas y grupos de Caracas en La Licetti, en el Tropical, primero, luego en la Cueva del Oso y Los Compadres, ahora en el Club Italo. La tradición de las paraparas en Semana Santa, hoy casi desaparecida, las procesiones por las calles del centro en esa misma fecha religiosa. Las caminatas hacia el Cerro El Toro, un poco más alejado, el baño de rigor en la Quebrada del Caballo y El Dique, las vistas espectaculares desde su cima, desde donde se ven las llanuras de San Félix, el Cerro Florero en El Pao, Cerro Tomasote al Sur, Nuria al Sureste, Guacamayo y a lo lejos el Embalse de Guri. Paseos a La Carata, el obligatorio viaje a Los Chorros, a la Carata y Guayabal, para buscar el agua escasa, los paseos a Laguna Larga, uno de los riachuelos que forman el Yocoima, los paseos a Santa María, Sabaneta y Santa Rosa. Tantas tradiciones que han surgido en el siglo XX y algunas se mantienen.

De Upata surgieron nombres resonantes a nivel nacional, Raúl Leoni, presidente, Siso Martínez, ministro de Educación, Alejandro Otero, pintor y escultor, familias no menos resonantes, los Thayladar, los Acevedo Castro, los Casado, los Fernández, los Coronil. La población evolucionó con la llegada de nuevos emigrantes de Europa, ésta vez no anglosajones, sino españoles, italianos y portugueses. Asiáticos del Medio Oriente, libaneses, palestinos y sirios, también, fueron atraídos, hasta que el centro del pequeño pueblo se hizo pequeño.

Población en ascenso: demografía del siglo XX

Upata, mantuvo una discreta población de 4000 habitantes para 1931, es decir no había crecido en 50 años, pero por lo menos no sufrió la suerte de tantos pueblos fundados en el 1700, de los que hoy sólo existen tímidas referencias históricas y casi ninguna huella arqueológica.

Para 1941 Upata según el censo de población reunía 4.100 habitantes y el municipio 13 mil. En 1951, con el influjo y la influencia de los primeros desarrollos industriales y mineros de lo que hoy es la Zona del Hierro, la población inicia su ascenso, ya que solo en Upata se contabilizaron 6.999 habitantes y en el municipio 18.832. En 1961, a un año del bicentenario, la población de Upata se sitúa en 12.753 habitantes y la del municipio sube a 26.199. Diez años después en 1971 Upata posee ya unos 21.000 habitantes.

En 1981 la población se sitúa en 32 mil habitantes. En 1990 la ciudad concentra a unos 46 mil habitantes, mientras que en el municipio la población se aproxima a los 65 mil habitantes. La OCEI para el año 2000 calcula la población en unos 89 mil habitantes, mientras que en Upata proyecta 69 mil personas.

En 1995 la Asamblea Legislativa separa a El Palmar del Municipio Piar y Upata pierde jurisdicción como capital de esa zona del estado Bolívar. A principios de la década, con la creación del Municipio Gran Sabana, pierde unos 15 mil kilómetros cuadrados de territorio, y su frontera se limita hasta la zona de Canaima. A comienzos de la década del 60 Upata ya había perdido la franja Oeste del Caroní adyacente a San Félix. En la década del 50, con la consolidación de Puerto Ordaz y el movimiento humano hacia Palúa, El Roble y el viejo San Félix, Upata cede el segundo puesto en la jerarquía con la ciudad que luego se conocería como Ciudad Guayana.

Siglo XX: de pueblo a ciudad

En el siglo XX Upata lentamente de pasos de progreso. Su antiguo rol como punto estratégico del comercio de mercancías importadas hacia la rica zona aurífera de El Callao o Nueva Providencia, le otorgó un status especial, su población se mantuvo, crecieron sus calles y las familias que allí vivían se mezclaron con comerciantes venidos del Oriente del país, de Aragua de Barcelona, Carúpano, Barcelona, Guárico, Cumaná, igualmente a la zona llegaron emigrantes del otro extremodel Atlántico, corsos, escoceses, irlandeses, alemanes.

Era la Upata de los Carreros, que inmortalizara Rómulo Gallegos en Canaima, la de los wagones y los ruletos, los únicos medios de transporte para la travesía terrestre entre San Félix y los pueblos mineros, que arrastraban penosamente con bueyes y mulas las cargas auríferas y los productos importados de Europa, Trinidad y los Estados Unidos.

Estos medios de transporte no motorizados, crearon riqueza y dieron sustento a un comercio al mayoreo de gran importancia regional. No había carreteras sino penosos caminos con grandes obstáculos en el invierno, por la creciente de las quebradas y bajíos, mejor eso sí que el otro camino que por la misión de Guri comunicaba a Ciudad Bolívar con la región del Yuruari. No había tren y a pesar del caudaloso Caroní la vía fluvial era imposible de tomar, por los saltos y peñascos que impedían el paso de embarcaciones aguas arribas de este río.

Así se mantuvo la villa, durante la primera mitad del siglo XX, viviendo en una absoluta calma, sin los avatares ni el dinamismo de otros pueblos de mayor actividad económica. No obstante se mantuvo, creció por algunas colinas, amplió sus calles, mudó su cementerio, mudó su hospital, conoció y se asustó con el primer coche y los primeros camiones, seguía siendo encrucijada y fue por largas décadas la segunda población del estado Bolívar, con un movimiento cultural vigoroso, que le valió el sobrenombre de la Atenas del Sur. Entre sus colinas y a pesar de la relativa pobreza de su población en Upata, se fundaban y extinguían periódicos políticos, literarios y comerciales.

Tiempo para la política

También tuvo tiempo Upata para la política, muchos de sus pobladores hicieron carrera en Ciudad Bolívar y Caracas, llegaron a ser presidentes y gobernadores de estado. Entre los gobernadores o presidentes de Estado nativos de la Villa del Yocoima destacaron en 1931 Don Toribio Muñoz, el ingeniero Rafael Sanojas Valladares en 1962. También de Upata eran los Generales Juan Fernández Amparan, quien junto a Juan Vicente Gómez actuó en la toma de Ciudad Bolívar a principios de siglo XX, Pedro Manuel Castro, famoso por sus leyendas guerreras durante la segunda mitad del siglo XIX y el legendario Pedro Lanz, General de guerrillas en las escaramuzas del ese mismo siglo.

Durante el periodo del gomecismo no se sintió en la capital de Piar, mayor represión, dada la tranquilidad del pueblo, el carácter conservador de los pobladores que aquí habían quedado, y por cuanto sus hijos más encumbrados e indóciles en la política, fundadores de partido como Raúl Leoni, ejercían esta actividad en capital de la República.

De Upata surgieron nombres resonantes a nivel nacional, Raúl Leoni, presidente, Siso Martínez, ministro de Educación, Alejandro Otero, pintor y escultor, familias no menos resonantes, los Thayladar, los Acevedo Castro, los Casado, los Fernández, los Coronil, los Rodríguez Jiménez, los Gómez, los Cova, y tantos otras, de gran resonancia a nivel nacional y regional.

Por otra parte la población también evolucionó con la llegada de nuevos emigrantes de Europa, que se sumaron a los pocos corsos, irlandeses y alemanes que se habían establecido en la zona. Esta nueva oleada de inmigrante estaba compuesta por españoles gallegos, italianos de Sicilia, Nápoles y la Calabria, portugueses de Madeira, libaneses, palestinos y sirios, que huían de la penuria de la post guerra en Europa o de la miseria en las naciones del Medio Oriente.

El centro de Upata se llenó y revitalizó con los nuevos habitantes, quienes en su mayoría se dedicaron al comercio y le dieron un mayor dinamismo a la incipiente ciudad, fundando almacenes, zapaterías, abastos, panadería, hoteles y otros negocios de servicio.

Tradiciones y costumbres de un pueblo fiestero

Upata por su lenta evolución urbana, sigue siendo hasta nuestro tan provinciana como su nombre.

Pero mantuvo siempre especial fama por sus hermosas mujeres, por su espíritu festivo, por la amabilidad y cordialidad de su gente. Por su queso de mano o de cincho, por su yuca dulce de primera y sus casaberas, por sus aserraderos ubicados a la distancia de la carretera de Guasipati, por la madera "cartán", el pardillo y el mureillo, por lo mangales, pumalacas, mamonales, ciruelos de huesitos, aguacatales y jardines de las viejas casas.

Hasta la década del 70 del siglo pasado mantuvo en mucho su rostro de localidad provinciana y semirural, de serenatas nocturnas en los ventanales y cuentos de aparecidos, "El Chivato", "La llorona", la "mujer sin cabeza", el "carretero" y tantos otras historias, hoy pérdidas por la avasallante influencia de los medios de comunicación, la TV y la Radio, que han creado nuevos personajes y héroes inanimados, que proyectan e impone nuevos ídolos y gustos.

Tradiciones varias han marcado la historia de Upata, ciudad que posee en medio de su valle, la presencia ígnea y negruzca de la impresionante Piedra de Santa María, sitio de solez y esparcimiento, visible como mole silenciosa y atalaya desde la calle Ayacucho, donde por tradición las chicas llevaban a los visitantes para bañarlos con agua de manantial, para lograr que se casaran aquí y echaran raíces en este terruño.

La Upata de los abuelos también disfrutó de las vitrolas, los viejos radios, el cine sonoro de salas al aire libre o semitechadas, del Cine Sucre, el Bolívar, el Cine Principal y el Cine Canaima, todos ellos hoy cerrados. En aquellos tiempos las orquestas bailables, las parrandas, los boleristas y cantantes rancheros, marcaron la diversión desde el 1940 en adelante, cuando invadieron los espacios y modificaron la cultura del pueblo, que anteriormente se limitaba a la danza, a los valses, a la música llanera de cuatro, arpa y maraca, y los compositores populares, que le cantaban por igual a Upata, a sus mujeres y al amor.

En el siglo XX se consolidó la tradición de Cruz de Mayo, en la zona de El Calvario, en el El Corozo, con el ascenso en procesión hasta ese pequeño cerro, o en el otro Calvario, el de la calle Bolívar, donde la familia Aro, Manríquez, entre otras mantienen la tradición de la fiesta en honor a la cruz, con caratillo, chicha de arroz y carato de mango.

En esos tiempos también Upata se hace famosa por el agua de babandí, una raíz que crece y se multiplica por la zona de Cupapuicito, la cual posee según pregonan visitantes y nativos excelentes propiedades afrodisíacas.

Se consolida también la fiesta de toros coleados, un deporte muy popular, dada la tradición pecuaria de la zona. Infaltable los carnavales y sus disfraces. Los templetes y la venta de cerveza en la propia Plaza Bolívar, las fiestas y bailes con las orquestas y grupos de Caracas en La Licetti, en el Tropical.

A finales del 60 se consolidan negocios de fama como El Bar Capulina, frente a la Plaza Bolívar, el Sebastiano, en la calle Miranda, sitio de reunión familiar, para la degustación de helados de barquilla y comida rápida. Al final de la calle Independencia, que se extendía por lo que es hoy la Av Raúl Leoni, nace El Manguito. La CVP, hoy Estación de Servicio Texaco, es un punto de reunión de amanecidos y familias. A su lado se levantó La Pajarera, otra fuente de soda famosa. Para los amanecidos y la compra de rigor de los frescos productos agrícolas y las carnes el Mercado Municipal en la calle Miranda, se convierte y mantiene hoy en pie su preponderancia como sitio de encuentro y regateo..

En el 70 la parranda se traslada a la Cueva del Oso, en la calle Bolívar. En los 80 domina como centro de baile Los Compadres de Polaco y Carmelo y aparecen en la palestra los promotores de espectáculos Rodríguez y Páez. En esta década conocidos empresarios de origen europeo fundan el Club Italo Venezolano y el Centro Hispano.

En Semana Santa se hacen fuertes la costumbre de las paraparas, con estas pequeñas metras vegetales los niños hacían de las suyas en las procesiones organizadas en las calles de la ciudad. La Plaza Bolívar, la nueva, se consolida como el gran centro de reunión en familia, sitio de galanteo y encuentro con los amigos y turistas que admiran este pueblo.

Paseos al Cerro El Toro

Desde 1970, cuando la ciudad comienza a dominar los sabanales del Este, se hacen comunes las caminatas hacia el Cerro El Toro, el punto más alto del Valle. Por su relativa lejanía del viejo pueblo, no era muy visitado, pero al abrirse un camino regular por Santo Domingo, los jóvenes comienzan a excursionar hacia este hermoso paraje de cerros, vallecitos y quebradas, para el baño de rigor en las cascadas y peñascos de la Quebrada del Caballo y el reposo en El Dique.

El Toro en toda su extensión es un libro abierto para los amantes de la naturaleza, además de sus diversos paisajes, pedregales, sabanas de paja, sabanas de chaparro, mantecos y guayabitas, selvas de galería, bosques húmedos, desde su cima se pueden observar panorámicas de ensueño. Desde su cima el valle del Yocoima se abre a los ojos con sus centenares de cerros y variantes. Desde allí son visibles las llanuras de San Félix, el Cerro Florero en El Pao, Cerro Tomasote al Sur, Nuria al Sureste, la serranía de El Buey, los llanos de El Candado, Guacamayo y a lo lejos- pero sólo desde la década del 80 del siglo XX, el Embalse de Guri.

El recorrido por El Toro, era y es toda una aventura, ya que cuenta con dos cuevas o refugios subterraneos, que lastimosamente no han sido suficientemente investigadas y documentadas por especialistas. Los abuelos decían que en El Toro, habían tesoros escondidos. Eran parte del patrimonio de los misioneros, quienes ocultaron sus joyas por temor al saqueo de las tropas del Ejército Libertador. En esta pequeña cordillera, en su ladera frontal a la ciudad, se encuentra la mancha del mítico Toro, un dibujo natural sobre piedra, que le da su nombre al Cerro. Y en algún lugar de esa colina, perdido para siempre, se haya el mítico candado gigante, que resguarda otros tesoros misioneros.

En fin El Toro es leyenda y es realidad de paisajes, lamentablemente la voracidad de la agricultura, la presencia de ganado, las quemas y talas continuas están provocando su destrucción y deterioro. Podría perderse a corto plazo uno de los patrimonios vegetales, topográficos, hídricos y culturales de Upata.

Contacto con la naturaleza

Otros hitos en la Upata que da paso a la ciudad lo constituían los paseos a La Carata, el obligatorio viaje a Los Chorros, a la Carata y Guayabal, para buscar el agua escasa, los paseos a Laguna Larga, uno de los riachuelos que forman el Yocoima, los paseos a Santa María, Sabaneta y Santa Rosa, el baño de agua dulce en la quebrada de La Samba, en la vía a El Pao.

Para los niños y adolescentes, las aventuras eran de otra dimensión. Solían escaparse a los tapones, o lagunas artificiales que eran tan comunes en las sabanas. Las más famosas El Tapón de La Viuda, el Tapón de El Burro, el Tapón de la Carata, El Tapón de Banco Obrero. En épocas lejanas el río Yocoima, en creciente, poseía varios pozas y balnearios, ya desaparecidos por la tala, la contaminación y la canalización de ese curso de agua.

Transformación y Desarrollo urbano: el tránsito difícil y lento de pueblo a ciudad

Upata después de un siglo XIX de altibajos, con el nuevo Siglo XX obtuvo un nuevo impulso, que le permitió por décadas mantener una discreta población cercana a los 4000 habitantes, cifra que mentiene para 1931. En 50 años no creció la población. Pero sobrevivió y no sufrió la suerte de tantos pueblos fundados en el 1700, de los que hoy sólo existen tímidas referencias históricas y casi ninguna huella arqueológica.

Para 1941 Upata según el censo de población eleva timidamente su población a 4.100 personas. En el municipio 13 mil habitantes se esparcían de manera dispersa por sus cuatro puntos cardinales, hasta la zona minera, agroforestal y pecuaria de El Manteco, y El Palmar, hasta la región de El Pao y el viejo Puerto de Tablas, hoy San Félix. En 1951, con el influjo y la influencia de los primeros desarrollos industriales y mineros de lo que hoy es la Zona del Hierro, la población inicia su ascenso, ya que sólo en Upata se contabilizaron 6.999 habitantes y en el municipio 18.832. En 1961, a un año del bicentenario, la población de Upata se sitúa en 12.753 habitantes y la del municipio sube a 26.199. Diez años después en 1971 Upata posee ya unos 21.000 habitantes.

En 1981 la población se sitúa en 32 mil habitantes. En 1990 la ciudad concentra unos 46 mil habitantes, mientras que en el municipio la población se aproxima a los 65 mil habitantes. La OCEI para el año 2000 calcula la población en unos 89 mil habitantes, mientras que en Upata proyecta 69 mil personas. Todas estas cifras, sin embargo, son datos limitados, obtenidos en registros censales de incierta exactitud, que desafortunadamente no registran en toda su magnitud la totalidad de pobladores que pueblan el Valle del Yocoima y el disperso territorio de sus más de 100 caseríos.

En lo atinente a su territorio Upata sufre varios desgarramientos. Primero pierde a San Félix, cuando se crea el Municipio Caroní en la década del 60. 25 años después en 1995 la Asamblea Legislativa la separa de El Palmar, al crear el Municipio Padre Chen. Antes, al sancionar la creación del Municipio Gran Sabana, había perdido unos 20 mil kilómetros cuadrados de territorio, y su frontera anteriormente en contacto con Brasil, se corre hacia la zona de Canaima.

En la década del 50, con la consolidación de Puerto Ordaz y el movimiento humano hacia Palúa, El Roble y el viejo San Félix, Upata cede el segundo puesto en la jerarquía regional, y pasa a ser la tercera ciudad del estado, muy distante de la población y desarrollo que alcanzan Ciudad Guayana y Ciudad Bolívar.

Paralelo a este fenómeno desde la Villa del Yocoima parten hacia San Félix, Puerto Ordaz y Ciudad Bolívar, hacia Caracas y la zona petrolera de Anzoátegui, pequeñas oleadas de emigrantes.

En compensación jóvenes orientales del estado Sucre, Monagas y en menor medida margariteños y deltanos, comienzan a establecerse en Upata, aprovechando su cercanía al área industrial de Matanzas, las facilidades de transporte que dan las empresas básicas y beneficiándose del proyecto de construcción de la Represa del Guri. En el 70 Upata comienza su expansión urbana continua al consolidarse como ciudad residencial, comercial y de servicios de centenares de trabajadores de las empresas básicas, que se asientan en el Valle, por su clima, por el bajo costo de las viviendas, cómodos alquileres, el acceso barato a algunos productos de la dieta básica. La tranquilidad y el bajo índice delictivo, así como los vínculos familiares sólidos que mantienen sus habitantes, estimulan a muchos de sus habitantes a permanece acá, a pesar de la falta de oportunidad o el hecho de trabajar en Ciudad Guayana.

En la década del 60 Upata además del casco central se reducía a unas pocas urbanizaciones y barrios. La urbanización Bicentenario, inaugurada en el 62 con motivo de los 200 años de la Villa del Yocoima, fue la pionera, estaba ubicada en un excelente terreno llano, entre las dos vías principales que se ramificaban del centro, la avenida Valmore Rodríguez construida a finales de los años 60 y la calle Independencia, que se extendía hasta la salida a Guasipati, y era el asiento de las primeras industrias forestales de aserrío de la zona.

Bicentenario primeramente se le conoció como Santo Domingo, a un costado suyo se había construido un hermoso parque, con atracciones para el juego infantil, laberintos, tobogán, cilindros, caminerías, churuatas. Más allá surgieron las primeras casas de Bicentenario II, luego nació en el 70 una nueva urbanización, bautizada Rafael Caldera, incipiente existían alguna casas en Bella Vista. Hasta acá llegaba Upata por el Este, hacia el Norte solo había la calle principal de Santo Domingo II, con residencias aisladas y la prolongación de la Monagas. La Milagrosa estaba a un costado del viejo parque ferial de Upata, construido estratégicamente al lado de la sede del Ministerio de Agricultura y Cría.

Incontables hazañas de coleadores y ferias agropecuarias se organizaron en este sector de la ciudad, pero al desaparecer esta infraestructura, la zona comenzó a poblarse de casas de tablas, fue quizás esa la primera invasión "organizada" en el pueblo, y la génesis de lo que hoy conocemos como Las Tablitas.

Hacia el Sur comenzaban a surgir las primera expansión del barrio La Antena, y se preparaba el movimiento de tierra para la urbanización Banco Obrero. El Guamito, era casi un caserío aislado de la ciudad, durante las crecientes del Yocoima, que impedían el tránsito automotor, permitiendo apenas el paso por un viejo puente metálico de exclusivo uso peatonal.

El Corozo también era unas casas aisladas, también de difícil acceso. Hacia el Oeste sólo la urbanización San Antonio y los barrios Merecure, Borbón, la 23 de Enero, 19 de Abril y calle Piar, eran los sectores poblados, siempre por escasas familias, y con vías de tierra en su mayor parte. A esto se limitaba la ciudad.

Sin embargo, Upata, a pesar de sus limitaciones económicas, por la falta de fuentes de empleo industrial y un mayor dinamismo comercial, comenzó a consolidarse como centro poblado intermedio. Este crecimiento si se quiere de magnitud apreciable para su modesta base productiva interna, concentrada en las actividades agrícolas, pecuarias, madereras, gubernamentales y de pequeños comercios y áreas de servicios, se hizo notorio y evidente a partir de 1976, cuando la calle Independencia, fue convertida en avenida desde el cruce con la Ruiz Pineda hasta la Urbanización Bicentenario. Esta obra, construida a paso de tortuga, y con un diseño realmente limitado para su ampliación futura, fue bautizada Raúl Leoni en homenaje al hijo ilustre de El Manteco que fue presidente entre 1964 y 1969. Posteriormente esta avenida se amplió hasta el cruce con la Polanco, en diagonal con el Centro de Salud de la ciudad.

Viviendas rurales para una ciudad poco urbanizada

Después en la década del 80 Upata se inició su expansión definitiva al Este, el Sur y el Oeste. Con Luis Herrera comenzaron a construirse un grupo notable de soluciones habitacionales tipo vivienda rural en lo que hoy constituye Libertador, Carlos Enrique Alvárez, Alberto Palazzi o Las Malvinas e Hipódromo Sur.

Estas viviendas, a pesar de sus modestas dimensiones y de haber sido levantadas sin mayor pretensión de ordenamiento urbano y servicios básicos, prontamente fueron invadidas o asignadas en plena ebullición del populismo.

En algunos casos fueron literalmente tomadas por la fuerza, para alojar en ellas a centenares de familia que habitaban zonas inundables del Yocoima y otros sectores de alto riesgo.

En esa misma década del 80, en sus inicios se proyectaron, otros proyectos habitacionales más ambiciosos, entre éstas las viviendas multifamiliares de Coviaguarn, como centro residencial del contingente de efectivos de la Guardia Nacional, que se concentraban en el Destacamento 78 de la FAC, pero al ser mudado este comando a Ciudad Guayana, el proyecto construido en un 70 por ciento fue repentinamente paralizado y las casas quedaron abanadas a su suerte.

Al finalizar esa década, oleadas de invasores organizados comenzaron a habitar por la fuerza de los hechos, las viviendas de Coviaguarn, que por años habían estado abandonadas.

Paralelamente otros proyectos desarrollados con la tradicional lentitud de pueblo fueron también paralizados a medio construir o ya culminados.

Se daba un fenómeno interesante y casi único en el país, ya que muchas urbanizaciones permanecieron años frías, sin ocupantes. No obstante con el paso de los años la tendencia se invirtió cuando la demanda de viviendas se hizo superior a la oferta. El conjunto residencial El Bosque, fue uno de esos experimentos, que de pronto recobró vida, sus bloques solitarios de repente se hicieron atractivos y fueron ocupados.

Por la Perimetral surgió en la década del 80 la urbanización de clase media Loma Verde. A su costado, por lo que fue siempre zona de conuncos, piñales, pedregales y hábitat de animales de carga, un grupo de pioneros, aventureros y osados comenzaron a darle forma a un nuevo barrio, esta vez bautizado 3 de Mayo.

Por el Sur, además de Carlos Enrique Alvárez, surgió una nueva urbanización, bautizada La Victoria, San Lorenzo, se acercó progresivamente a Upata, y un nuevo proyecto de Cementerio Municipal lo convirtió pese a su distancia y rostro de caserío rural en parte inseparable de la nueva ciudad.

Por ese mismo rumbo, apareció la pequeña urbanización Monserrat. El Guamito, creció, se extendió con nuevas casas rurales hasta casi rozar con Los Coloraditos, un viejo lugar de recolección de relleno y basurero ilegal, que a finales del 80 fue proyectado como la sede del Complejo Ferial de Upata, otra obra de la democracia, largamente paralizada, hasta su rescate definitivo y puesta en marcha en 1994.

El Guamito por su parte comenzó a fundirse con el final de la Calle Luis Hurtado, con La Antena, y Banco Obrero. Un ramal de ese poblado comunicaba con Hipódromo Sur, construida a principios del 80, sin servicios y en condiciones deplorables.

Siguiendo una especie de anillo, desde 1980 estaba también desprovista de habitantes la hoy acaudalada Urbanización La Campiña, cuyas casas por más de 5 años permanecieron vacías y sin compradores.

Por ese mismo camino se llegaba al Hipódromo Las Guarataras, quizás uno de los puntos más lejanos pero atractivos de la Upata de la década del 70, cuando se consolidó como el principal atractivo turístico y de diversión de la Villa del Yocoima, que incluso llegó a alojar a un costado una nueva manga de coleo, que luego fue sustituida por la privada que operó por la vía El Guamito- Los Coloraditos.

A principios del 70 la zona aledaña a la Campiña, y al Matadero Viejo, estaba todavía habitada por bestias, burros, ganado flacuchento y era si se quiere otro basurero ilegal de la ciudad, con caminos de arena.

Pero ese sector en la década del 80, a mediados de esos años, comenzó con fuerza a ser el epicentro de un incesante proceso de ocupación urbana, desorganizado en su mayor parte.

En menos de cinco años hasta el 90 surgieron La Floresta, Las Guarataras, Brisas de la Campiña, La Floreta y se consolidó la ocupación de Coviaguarn.

En los 90 sigue la expansión urbana residencial

En el 90 se comenzó la construcción de un nuevo proyecto: la urbanización La Loma, ejecutada con financiamiento de Del Sur. En esa misma década surgieron las urbanizaciones públicas José Gregorio Hernández, Antonio José de Sucre, Andrés Eloy Blanco y la privada Villa Los Mangos, en el sector Hipódromo Sur.

En esa misma década se expande la semi rural Sierra Tres y Santo Domingo, se puebla el área de San Marcos, San José y La Romana. Igualmente la CVG y luego Invibolívar desarrollan la urbanización Manuel Carlos Piar, quizás una de las de mayor tamaño y población de la nueva Upata, con más de 500 viviendas para la clase popular y la clase media.

Por el Norte el crecimiento de Upata eleva colinas en Los Chivos II, surge el barrio Los Chorros, el caserío La Armonía se integra a la ciudad, nace un nuevo sector al lado del distribuidor a la Autopista, otro es fundado en lo que se denomina Colinas del Yocoima, y los viejos barrios de La Laguna, Maturín, la 23, 19 de Abril, Tocorito, la Piñerúa, son definitivamente poblados y reciben algunas mejoras en sus redes de servicios e infraestructura.

Hacia el Oeste, La Caramuca, anteriormente una zona de carrizales es terraceada y convertida en urbanización de viviendas rurales, con sus áreas cercanas de Borbón, la Pugas Padilla y el propio caserío homónimo de La Caramuca rural.

Más allá de la Represa Cupapuicito, Sabanetica y Sabaneta mantienen su población y su nivel de contacto con Upata. Se cierra así la fase de expansión de la ciudad del Yocoima, que ahora contará con nuevas urbanizaciones, una ya en construcción en el sector Terrazas de La Armonía, otra ya planificada en Coviaguarn Este, y la ya en ejecución III Etapa de la Urbanización Manuel Carlos Piar.

Crecimiento del comercio y el sector inmobiliario

La referencia al desarrollo y la historia de la ganadería y cría de Upata, es tema incluso de libros aún por escribir, ya que sobre este tema son miles los proyectos, aventuras, anécdotas y reseñas que pueden escribirse.

Más sencillo, pero no menos complejo, resulta describir cómo las viejas casitas de bahareque y teja, casonas de cinz y patios centrales, fueron evolucionando con el paso del siglo XX.

El punto de partida de estos cambios es posible situarlo en la década del 60 con la inauguración de las primeras viviendas obreras, vendidas por los gobernantes de turno a módicos precios de 3 mil a 4 mil bolívares.

También en esos años comenzaron a construirse las primeras quintas de la Avenida Valmore Rodríguez, con frentes descubiertos, chaguaramos, pinos, araucarias y engramado al estilo americano. Para la clase media y empresarios se comenzaron a hacer nuevas casas de lujo, de líneas modernas cuadriculadas y a con techos de platabanda, antecesores de los más modestos y livianos techos de alivén.

En esos aposentos comenzaron a exhibir sus pequeños o grandes lujos las clases pudientes de Upata, en su mayoría emparentados con medio pueblo o por lo general igualados socialmente con los hijos de la clase media y baja, debido a que en la pequeña Upata los vínculos de amistad, estudio, convivencia y hasta de festividades eran realmente estrechos, y no era extraña esa solidaridad colectiva, a pesar de los diferentes standares de vida y nivel de ingreso.

Con otro estilo, sin retiro, con techo de una sola agua, alta fachada, rectangular pero con adornos, también surgieron inmuebles de un diseño particular, como asientos de farmacias, fuentes de soda, mueblerías, restaurantes, hoteles y almacenes, sobre todo en las calles céntricas Ayacucho, Bolívar, Sucre y Miranda. Nacieron los famosos arcos y pórtico de una vieja casona de la calle Vargas, y hasta casas de dos plantas y semi circulares, que daban un poco de variedad, a la monotonía del paisaje urbano.

Los edificios eran escasos, ya que sólo fue a partir de los finales del 60 cuando se proyectaron el Edificio Ortega, el edificio Morelli, y el que fungía como sede de Radio Guayana, en la calle Ayacucho, y el que fue largos años el asiento del desaparecido Banco Agrícola y Pucuario. Otro edificio de fama era el ubicado al final de la calle Independencia, frente al Mercado Municipal, que era el asiento de uno de los hoteles más famosos de la Upata del 70. Sin embargo, entre todos destacaba el edificio sede del Concejo y la Prefectura, y otras oficinas, conocido durante años como el Centro Cívico de Upata, una construcción de líneas modernas y cinco pisos, que todavía funge como sede de la Alcaldía.

Otras edificaciones de rasgos modernos eran el Hospital de Upata o Centro de Salud, la que posteriormente fue sede de la V Brigada de Infantería de Selva, el Colegio de las Monjas María Inmaculada, el liceo Tavera Acosta, el Grupo Escolar Santo Domingo y el más antiguo de todos el grupo Escolar Morales Marcano, soberbia construcción de la Dictadura de Pérez Jiménez,

Hoteles famosos ya había, casi todos de una sola planta, el Hotel Emilia, el más viejo de todos, el Comercio, El Adriático, El Yocoima Internacional, por mucho tiempo el de mayor prestigio. Otros pequeños edificios, eran más bien residencias de los comerciantes y obstentaban ese título con dificultad.

La propiedad horizontal por mucho tiempo fue una palabra desconocida y los centros comerciales eran realmente escasos. Quizás el primero que obstentó ese nombre fue el Cubillo, que aún con sus pocos locales, permanece en pie en la Av Raúl Leoni.

Luego surgió el Centro Comercial Rossi, construido a finales de la década del 70. Posteriormente surgirían en los 80 otras construcciones emblemáticas y edificios de no más de seís plantas, que le dieron otra fisonomía al pueblecito de antaño. Nacieron el Edificio Yocoima en la Av Bicentenario, el Edificio San Antonio en la calle Miranda, el Centro Comercial Traki en la Sucre, el Centro Comercial Maderas del Sur, donde funciona el Banco Caroní, el Centro Comercial Antonelli, el Hotel Andrea, el Edificio Anakaro. En el 90 nacieron el edificio Puleo, el edificio Naitex, el Hotel Crismar, el Hotel Roraima, el Romenca.

Comercios y empresas afamadas se mantienen en la ciudad. Otros han desaparecido para siempre. Cerraron definitivamente los cines Principal, el Canaima y el Bolívar. Upata tuvo un concesionario Aco, ya desaparecido. Tuvo otra concesionaria Fiat Neoespartana de Motores, exhibió su Industrial del Mueble, en donde hoy funciona la Coca Cola, también contó en la década del 60 con una miniplanta de la misma Coca- Cola.

En el 80 nació Mademaca, fabrica de aglomerados, hoy cerrada y abandonada, que en su mejor época dio empleo directo a más de 50 trabajadores. Upata tuvo su agencia del ICAP, cerrada en la década del 90, su oficina de Bandagro, clausurada en la década del 80. Fuentes de soda famosas han desaparecido, al igual que las tascas, que surgieron y prosperaron en el 80 y han ido dando paso a otro tipo de negocios en la década del 90.

Entre otras se fueron Tasca Mar, la pionera, murió El Rincón, cerró el Mesón de Julio, igual suerte corrió la Tasca , El Emperador. La oficina comercial de CANTV recientemente fue cerrada. El Banco Orinoco luego de 15 años en la ciudad bajó la Santamaría. Almacenes El Triunfo fue derrotada por la adversidad. También cerró la tienda Graffiti de la calle Sucre. Las discotiendas pasaron a la historia, entre otras la muy recordada de Requena, ubicada en la calle Vargas.

La pasteurizadora Ugateca, luego Cilaca, famosa por su leche cremosa y su excelente jugo de naranja tuvo una época dorada en el 80, pero con el noventa se hizo pesada, adquirió deudas y tuvo que ceder ante la quiebra.

Pero otros negocios son florecientes, las carpinterías, casi todas artesanales, sin nombre conocido, se mantienen en pie. Han crecido y multiplicado las licorerías, hoy se cuentan más de 40 en la ciudad. Los centros de juego de loterías, venta de terminales, inundan la ciudad, no sólo en humildes kioscos sino en organizados y lujosos comercios establecidos.

Crecieron las casas de empeño. Se han multiplicado los abastos y quincallas chinas, hay más de 15 en la ciudad. A pesar de sus vaivenes las tiendas, almacenes y zapatarías han crecido en número. Negocios inéditos, han aparecido, entre otros los restaurantes chinos.

Se han multiplicado con fuerza las panaderías, las ventas de respuestos, ferreterías, clínicas, apartamentos de alquiler, venta de alimentos concentrados para animales, tiendas nacionales, alquiler de películas, entre otros comercios.

Hay más hoteles y habitaciones disponibles, hay más agencias bancarias, hay más concesionarios automotrices, centros de servicio de neumáticos. Hay cinco emisoras radiales en dura competencia, una empresa de TV por cable, peluquerías, centros de servicios telefónicos e informáticos.

Anexo Fotográfico

Vista de Upata desde el edificio sede de la Alcaldía municipal, al fondo serranías de las estribaciones occidentales de la Sierra Imataca, en primer plano calles Bolívar y Ricaurte.

Monumento de la Virgen de La Paz, localizado en la cima del Cerro Guacarapo, al Noreste de Upata.

Vista Panorámica de Upata, sector Santo Domingo, desde el Cerro Guacarapo.

Ganado Vacuno en exposición durante la Feria Ganadera de Upata.

Vista lateral de la Iglesia de San Antonio de Padua, patrono de Upata, al fondo el Cerro El Corozo, sitio de esparcimiento y tradición cultural de la ciudad.

Lago de Guri, ubicado al Suroeste de Upata, atractivo turístico de singular importancia estratégica y natural, en el sector Cogollal, tramo carretero hacia El Manteco.

Bibliografía

  • Rodríguez Jiménez Carlos, Upata, Tomo 1. Editorial Aguilar, Madrid, 1965
  • Lanz Sigfrido, Apuntes Históricos de Upata- Biblioteca Yocoima, Valencia 1994
  • Peraza Celestino, Leyendas del Caroní, Biblioteca Popular de la Academia de la Historia y el Ministerio de Educación, Caracas 1988.
  • Upata- Recopilación histórica del Cronista Pedro Quijada Marcó- Publicación Digital
  • Material Documental de la Alcaldía de Piar
  • Datos recientes resumidos de diferentes fuentes informativas de la prensa regional, elaborados por el licenciado Juan Ruiz Correa.

Autor del trabajo: Juan Alfredo Ruiz Correa- Fecha de Nacimiento: 13 de marzo de 1966, lugar de Nacimiento: Upata- Estado Bolívar Venezuela- Licenciado en Comunicación Social (Medios Impresos) egresado de la Universidad Central de Venezuela en diciembre de 1988- Con experiencia de 20 años en diferentes medios de prensa regional en los estados Bolívar y Anzoátegui,,entre otros El Expreso de La Tarde, Mundo Oriental, El Guayanés, Nueva Prensa de Guayana- Desempeñó cargos de dirección de Relaciones Públicas en las Alcaldías de Caroní, Piar, Sifontes, con experiencia en medios nacionales como Ultimas Noticias, Unión Radio. Actualmente ejerce la docencia en la Universidad Bolivariana de Venezuela y elabora trabajo periodísticos y de asesoría en diversas instituciones privadas y públicas- Director del mensuario El Sol del Yuruari, publicación de la ciudad de Guasipati. Premio Municipal de Periodismo Pedro Cova en los años 2004 y 2006, conferido por el Concejo del Municipio Piar, Botón de Oro Ciudad de El Palmar, otorgado por el Alcalde del Municipio Padre Chien.

Trabajo elaborado por el Licenciado Juan Ruiz Correa, en la ciudad de Upata, Venezuela, con recopilación, revisión y redacción final entre los meses de Enero y Agosto del año 2007-

 

Juan Alfredo Ruiz Correa

Partes: 1, 2
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