CAPÍTULO VII… La LIBERTAD de la CONCIENCIA
DEFINICIÓN: La libertad es la capacidad de determinarse para sí mismo.
PROPÓSITO: El propósito de una conciencia libre es dirigirnos hacia lo que Dios quisiera que eligiéramos.
FUNDAMENTO: El Fundamento de una conciencia libre es la verdad.
EJEMPLO: Si tu intelecto conoce la verdad de una situación, tu conciencia tiene la libertad de dirigirte hacia una buena decisión.
ABUSO: El error, tu ignorancia, y un apego al pecado quitan de tu conciencia la habilidad de tomar una buena decisión. Si tú no pones atención al formar una buena conciencia para buscar la verdad, te has descuidado y, por eso, has abusado de este regalo de Dios.
DISCUSIÓN
Las conciencias se forman, para mejor o para peor. Para mejor, si son formadas por la verdad; para peor, si son formadas por error o por un apego al pecado. Sin embargo, la "libertad de la conciencia" nunca significa que tu conciencia tiene "derecho" de elegir malas opciones, lo mismo que el "libre albedrío" no significa que tenemos "derecho" de elegir lo que es malo.
Vamos a definir buenas soluciones y malas soluciones así: Una buena solución es la que nos trae hacia la felicidad infinita del cielo. Una mala solución es la que nos aleja de esta felicidad eterna. Porque nuestra eterna felicidad depende de lo que elegimos, nuestra conciencia necesita la máxima libertad posible para elegir la mejor solución a cualquier problema moral que nos enfrente.
Dios sabe ciertamente qué es lo mejor para nosotros. Por esta razón, Dios nos dio una conciencia para ser Su "voz" interna, y así ayudarnos a elegir lo mejor cuando hay que formar una decisión. Si hemos formado bien a nuestra conciencia, nos "impulsa" a hacer lo que es correcto: no decir una mentira, o no engañar a una persona.
Desafortunadamente, ocasionalmente intentamos convencer a nuestra conciencia que lo que deseamos hacer es mejor que lo que al principio nuestra conciencia nos aconsejó. Quizás utilizamos el argumento que, "cada uno lo está haciendo", o "lo que mi conciencia me está aconsejando hacer es demasiado duro", y después de forzar nuestra conciencia a aceptar nuestros desviados deseos, ENTONCES decimos que "estamos siguiendo nuestra conciencia", pero esto es exactamente lo contrario de lo que ha sucedido.
Una Conciencia Defectuosa
Una conciencia que se opone a los Mandamientos de Dios, o a las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo es, OBVIAMENTE, defectuosa y, muy probablemente, estará censurada por alguien que tiene una buena conciencia.
Si una persona explica a la persona que tiene una conciencia mal formada el por qué su conciencia es defectuosa, la persona con la conciencia mal formada no puede disculparse por tener una "ignorancia invencible" como un pretexto para hacer lo que es incorrecto. Cuando haya una duda de lo que es correcto, cada persona tiene la obligación de resolver el asunto según la verdad disponible. Si elige no hacer ésto, la persona que actúa según una conciencia tan voluntariamente defectuosa, es culpable del mal resultado obtenido.
Una conciencia mal formada no puede producir buenas acciones, más que un mal árbol puede dar buena fruta. Lo que está careciendo en el árbol carecerá, ciertamente, en la fruta. Por esta razón, debemos hacer lo posible, según nuestras circunstancias, para NUNCA permitir que una conciencia defectuosa (o ignorante) nos dirija. Una conciencia ignorante no puede servir de guía para nosotros más de lo que una persona ignorante de las matemáticas puede dirigirnos a la solución de un problema de álgebra.
Cada uno de nosotros tenemos la responsabilidad de formar correctamente a nuestra conciencia. Cuando hay dudas de una acción que tiene implicaciones morales, Dios dio a su Iglesia la responsabilidad de guardar intacta su enseñanza para ayudarnos a formar nuestras conciencias correctamente, y la Iglesia tiene la obligación de presentarnos esta enseñanza de una manera comprensible. La obligación de cada uno es hacer lo posible según sus circunstancias, para formar la conciencia correctamente, ANTES de utilizarla. Una vez hecho esto, debemos seguirla con confianza.
La verdad es el único FUNDAMENTO de una conciencia libre
La verdad es el único FUNDAMENTO sólido de una conciencia libre. El error y la ignorancia son cadenas que prohíben a una conciencia el tener la libertad necesaria para ayudarnos a tomar una decisión correcta.
Por ejemplo, tú oyes que SAMUEL le pegó a Roberto. Si tú eres el padre de ambos, con esta información, tu conciencia te diría que debes de castigar a SAMUEL, y no a Roberto. Sin embargo, cuando descubres que Roberto comenzó la lucha, y que SAMUEL nada más estaba defendiéndose, tu conciencia te dirá de castigar a Roberto y no a SAMUEL. El descubrir la VERDAD sobre esa situación hizo toda la diferencia en cómo tratar justamente a los dos hijos. De hecho, el saber la verdad es la ÚNICA manera de librar a tu conciencia de las cadenas de la ignorancia, y darle la libertad necesaria para dirigirte a una decisión correcta.
CAPÍTULO VII… La LIBERTAD de la CONCIENCIA
Preguntas
1. ¿Cuál es el propósito de la "libertad de la conciencia"?
2. ¿Qué necesita la conciencia para tomar una buena decisión?
3. ¿Dónde puede uno encontrar la dirección cuando la conciencia esté en
duda o ignorancia?
PREGUNTAS DE ENSAYO/DISCUSIÓN
1. ¿Por qué necesita la conciencia saber la verdad para tomar una buena decisión?
2. ¿Cómo es que el error inhibe a la conciencia de estar libre para tomar una buena decisión? Dé un ejemplo.
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CAPÍTULO VIII… La LIBERTAD y la PERFECCIÓN
DEFINICIÓN: Hacer algo "perfectamente" es hacer algo a la manera que más le satisface a Dios.
PROPÓSITO: La meta de tal perfección es la felicidad eterna. ("Sea usted perfecto…" Mateo. 5:48). El resultado de tal perfección es la máxima libertad posible.
EJEMPLO: Porque Dios es perfecto en todo lo que hace y piensa, Él no tiene ninguna restricción física, natural ni moral que le prohíba hacer todo lo que Él desea hacer.
ABUSO: Declarar que un hombre tiene más libertad que Dios, porque un hombre puede hacer lo bueno y lo malo, abusa al significado de la palabra "libertad".
DISCUSIÓN
Si la gente puede hacer lo bueno y lo malo, ¿significa eso que Dios Todopoderoso, que nunca hará lo malo, tiene menos libertad que Sus criaturas? Claro que la respuesta es "No", y es interesante cómo explicarlo.
Comencemos con lo que es obvio: Dios hizo no solamente todo lo creado, sino también las leyes que gobiernan Su Creación, y por eso, todas las obras de Dios están en perfecta armonía con sus Leyes Naturales, Sobrenaturales y Morales. Ya que Dios no tiene ninguna limitación física (porque es Todopoderoso), Dios es perfectamente libre para hacer lo que quiera, para poner sus leyes en práctica, sin sacar malas consecuencias.
Nosotros somos libres para hacer cualquier cosa dentro de nuestras capacidades, que no esté en contra de las leyes morales ni físicas que gobiernan la Creación de Dios. Si hacemos un "mal" ("mal" significa algo en contra de las leyes de Dios), vamos a sacar malas consecuencias. Pero el fin de nuestra libertad es alcanzar una felicidad perfecta y, por eso, nuestra capacidad de hacer lo malo no nos trae una felicidad más amplia, de la misma manera que nuestra capacidad de creer una mentira no nos trae una inteligencia más amplia.
Realmente, el mal que elegimos hacer es un uso DEFECTUOSO de nuestra libertad, del mismo modo que creer una mentira es un uso defectuoso de nuestra inteligencia. No tiene ningún sentido que algo defectuoso sea superior a algo sin defectos, incluso la libertad; y Dios, con su inteligencia infinita, nunca elegiría ninguna cosa que lo hiciera menos perfecto.
Sería absurdo decir que la perfección de la libertad depende de la habilidad de elegir acciones imperfectas, porque pretendería que algo perfecto depende de algo que es imperfecto. Es absurdo pensar que mientras más imperfectos pudiéramos volvernos, más libertad tendríamos. La realidad es realmente lo contrario.
Los Errores Obstaculizan La Libertad
En algunas circunstancias, podemos ver fácilmente que son nuestros errores los que OBSTACULIZAN nuestra libertad, porque nos impiden hacer lo que deseamos. Esto significa que una persona que no incurre en NINGUNA equivocación tiene más libertad para hacer lo bueno que desea, que una persona que sí incurre en equivocaciones.
Piense en un concertista de piano, que desea tocar todo el "Concierto de Rachmaninoff en C Mol", para piano, sin tocar una nota incorrecta. Practica a diario. Sería absurdo decirle que él debe de estar feliz cada vez que toca una tecla incorrecta, porque demuestra que es "libre" de tocar ambas, buenas y malas notas (o que el concierto suena mejor con notas equivocadas). Él no ve, ciertamente, sus errores como una libertad, sino como una cadena pesada, que le impide alcanzar su meta de tocar este concierto sin errores.
Represéntate el deseo de reparar tu coche, y mientras estás trabajando, equivocadamente dejaste caer una parte pesada de la defensa, que aterrizó en tu pequeño dedo del pie. Pienso que el pensamiento más lejano de tu mente, mientras saltas de dolor, sería que ahora tienes más libertad, por tu error, que Dios, que NUNCA incurre en una equivocación.
Los que piensan que cometer equivocaciones es una expresión de la verdadera libertad, se olvidan de que cada acción malvada, como cada error, tiene una consecuencia que nadie está libre de evitar. La única manera de estar libre de las consecuencias dolorosas de un hecho malo o estúpido, es no hacerlo.
Libertad, verdad y virtud
Comenzamos estos capítulos, que refieren a la libertad, diciendo que los fundamentos de la LIBERTAD MORAL son la VERDAD y la VIRTUD, y terminamos por demostrar su relación con la perfección. La verdad se relaciona con lo que sabemos. La virtud se relaciona con lo que hacemos, y la perfección se relaciona con la manera en que unimos la verdad que sabemos con las acciones que hacemos.
Hemos demostrado cómo nuestra capacidad (libertad), de lograr metas finitas, depende de DOS cosas: SABIENDO la verdad, y USÁNDOLA correctamente. Para lograr una máxima libertad espiritual, eso depende de las mismas dos cosas: saber la verdad ESPIRITUAL, y usarla correctamente.
Libertad, verdad y unidad
Con la enorme diversidad de personalidades humanas, (cada persona es tan diferente de cualquier otra persona, como la diversidad de sus huellas digitales), y con la libertad que Dios da a cada persona para elegir lo que es mejor para sí misma, ¿qué base puede servir para unir a toda la humanidad tan diversa?
Toda la humanidad comparte el mismo origen (Dios). Al mismo tiempo, aún entre los que reconozcan a Dios como el origen de su existencia, hay una enorme carencia de la unidad. Mire la multiplicidad de los que se dicen ser "cristianos", pero las diferencias que existen entre ellos, hasta algunos que se dicen "cristianos" demandan una "libertad religiosa", para elegir acciones en contra de las leyes morales de Jesucristo, como, por ejemplo, el divorcio, el aborto, el engaño, etc., etc., etc.
Por experiencia, sabemos que el reconocer una sola verdad sirve para unir a los hombres de buena voluntad. Es por eso que tenemos que buscar una manera de atraer a los demás a la verdad, y, por la verdad, llegar a la fuente de todas las verdades, que es Dios. Eso se logra por la manera en que nosotros, católicos, tratamos a los demás.
Mientras estamos hablando de la verdad, una cosa importante que recordar es que ni la Verdad ni la Gracia de Dios es destructiva de nuestra libertad. Al contrario, la Verdad y la Gracia forman la base de la libertad verdadera anhelada por la humanidad. La verdad conduce a conocer las reglas por las cuales Dios ha formado a la humanidad. Es por el usar estas reglas, que encontramos nuestra máxima felicidad, en vez de tratar de evitarlas.
CAPÍTULO VIII… La LIBERTAD y la PERFECCIÓN
Preguntas
1. ¿Cuál es el propósito de la perfección moral?
2. ¿Cuál es El Fundamento de la libertad moral?
PREGUNTA DE ENSAYO/DISCUSIÓN
¿Por qué una persona que incurre en equivocaciones, es menos libre que una persona que no incurre en NINGUNA equivocación?
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CAPÍTULO IX… La LIBERTAD RELIGIOSA
DEFINICIÓN: La libertad religiosa se mide por la capacidad de aceptar, promulgar y practicar las verdades y virtudes de la Fe, que nos dejó Nuestro Señor en Su Iglesia .
PROPÓSITO: El propósito de la libertad religiosa es permitir que la Iglesia satisfaga los dos mandamientos acerca de las verdades dadas directamente a la Iglesia Católica por Jesucristo: (1) "Enseñar a todas las naciones"; y (2) bautizar a los creyentes.
FUNDAMENTO: El Fundamento para cualquier libertad moral es la verdad y las virtudes.
EJEMPLO: Nadie puede demandar el derecho de promulgar mentiras sobre tu madre o tu familia, porque les hace una injusticia terrible. Por la misma razón, nadie tiene el derecho de promulgar mentiras sobre la Madre de Dios, o la Iglesia de su Hijo.
ABUSO: Es un error serio cuando la "libertad religiosa" significa que un error religioso debe de tener el mismo "derecho" de predicarse en público que una verdad religiosa.
El predicar errores es SIEMPRE un abuso de la verdad y de la justicia. Confunde a la población y la conduce a pensar que lo que es verdad no puede ser determinado o que una verdad religiosa no importa. Puesto que la libertad depende de la verdad, el pensar que la verdad no importa es como el pensar que la libertad no importa.
El deber de los gobiernos
Los gobiernos tienen el deber de proteger a todos sus ciudadanos contra cualquier daño, sea físico o moral y, en ese sentido, es fácil para mucha gente aceptar que hay leyes que prohíben las falsas prácticas religiosas, que dañan físicamente a sus miembros o a otros. Religiones "satánicas o paganas" que practican el sacrificio de animales o el aborto para sacrificar seres humanos ofrecen ejemplos fáciles de entender. Pero ¿qué pensar de religiones que predican errores espirituales, como que los animales son divinos, o que Jesús no es Dios, y causan daño y confusión espirituales entre los ciudadanos? Tales errores son frecuentemente la causa de conflictos entre personas, que conducen, muchas veces, al daño físico y a la pérdida de muchas vidas.
Por experiencia, sabemos que es imposible que cualquier gobierno proteja a cada ciudadano contra todo el daño físico o espiritual que existe. Por experiencia, también sabemos que la gente luchará para defender aun creencias falsas, por pensar que son verdaderas. Hace más daño, a veces, luchar contra una creencia falsa, que tolerarla para mantener la paz.
Recuerde la parábola de Nuestro Señor sobre el granjero que sembró buen trigo, pero entre el cual un enemigo había sembrado cizaña. Sabemos que el buen trigo puede ser perdido tratando de sacar la cizaña que crece al lado de las buenas plantas. Es por eso que Nuestro Señor nos dijo en su parábola que para proteger al trigo bueno, hay que dejar la cizaña a su alrededor, hasta la cosecha.
Tolerar algo significa permitir, a CONTRAPELO, algo DAÑINO (como malas hierbas en un campo de trigo). Se justifica esta tolerancia SOLAMENTE para prevenir un peor mal, que ocurriría sin esta tolerancia.
Lo que se tolera, no tiene ningún derecho
Lo que es moralmente dañino no tiene ningún derecho moral. Nadie tiene ningún "derecho" para dañar la buena reputación tuya diciendo algo que no es verdad, incluso si tú toleras lo que dice, para evitar un pleito. No hay ninguna diferencia entre si la mentira trata de algo físico o espiritual, la cosa que hay que recordar es que, el tolerar algo inmoral o incorrecto, significa el permitir pasar algo que no tiene NINGÚN derecho moral en sí mismo de existir, para evitar un peor mal.
Los gobiernos frecuentemente se encuentran con el deber de tomar decisiones entre sí o no tolerar algo dañino. Por ejemplo, todos sabemos que, durante muchas fiestas, la gente de nuestra Nación celebra con cohetes de fuego, porque nos gusta el ruido, el fuego y el humo. También sabemos que un buen número de incendios resultan de estas celebraciones.
Es obvio que nadie puede demandar un "derecho moral" para destruir con fuego la propiedad de su vecino. Por otra parte, si los gobiernos de la comunidad prohíben estas celebraciones, encolerizarían a sus ciudadanos, hasta causar un disturbio público.
El resultado, pesando lo bueno y lo malo de esta situación, es que el gobierno tolerará la posibilidad de incendios y lesiones que PUDIERAN resultar de tales celebraciones, para "guardar la paz", y evitar un posible enfrentamiento peligroso con sus ciudadanos. Lo que se debe de recordar es que LO MALO QUE se tolera, en este caso la posibilidad de incendios y lesiones, no tiene ningún derecho en sí mismo de existir.
Tolerancia y "libertad del discurso"
TOLERAR algo moralmente dañino para ganar un mayor bien es una cosa. JUSTIFICAR algo que es moralmente dañino es, ciertamente, otra cosa. Muchas personas demandan, como si fuera un derecho, la llamada "libertad del discurso" para esparcir sus mentiras.
Lo que muchas personas olvidan es que, tal como la verdadera libertad no incluye la licencia de hacer lo malo, la verdadera libertad del discurso no incluye la LICENCIA de mentir. La libertad se arraiga en la verdad. La "libertad del discurso" SOLAMENTE puede servir a la gente cuando, también, se arraiga en la VERDAD.
La verdad, porque se basa en la justicia, contiene el DERECHO de ser esparcida entre el público, y el público tiene el derecho de oír la verdad para tomar buenas decisiones. Al contrario, el error, porque se opone a la justicia, no tiene NINGÚN derecho. Ni los gobiernos, ni los ciudadanos deben de tratar a la verdad y al error como si fueran iguales.
La tolerancia tiene límites
El tratar a la verdad y a la mentira como si fueran iguales, AUNQUE SEA UNA VERDAD NATURAL o ESPIRITUAL, es, obviamente, injusto. Ninguna Nación puede evitar las consecuencias de tratar lo bueno y lo malo como iguales, como Poncio Pilatos, que intentó mantener la "paz" en Jerusalén poniendo a la Inocencia Divina, Jesucristo mismo, al mismo nivel que un asesino (Barrabás), dejando a la gente "escoger".
Pilatos mismo, no pudo encontrar nada para condenar a Jesucristo, pero permitió que la muchedumbre eligiera, por el voto de voz, quién de los dos estaría libre, y quién sería crucificado. La gente rugió su opinión, y Pilatos aceptó el "voto del pueblo" para satisfacer a la muchedumbre.
¿Y las consecuencias de tratar a lo bueno y a lo malo como si no hubiera ninguna diferencia entre ellos? Este episodio nos da algo para considerar, si recordamos que cuarenta años después, Jerusalén, por su infidelidad, fue destruida por el ejército romano.
Otro ejemplo de la destrucción que ocurre, si hay sobre-tolerancia de un mal, es la corrupción. El hecho de sobre tolerar la corrupción moral dentro de un gobierno, es hacer que crezca, hasta el punto de que la corrupción es la que maneja un país, en vez de las buenas leyes de un gobierno. La destrucción que resulta de tanta tolerancia de cualquier inmoralidad o mentira, puede destruir la libertad, dentro de un pueblo, tanto como las espadas y armamentos de los soldados romanos destruyeron a Jerusalén.
CAPÍTULO IX … La LIBERTAD RELIGIOSA
Preguntas
1. ¿Cuál es El Fundamento de la libertad religiosa?
2. Recordando que los gobiernos reciben su autoridad de gobernar de Dios, indique cuál de las siguientes declaraciones son verdaderas. Ofrezca una razón para su selección.
(a). Los gobiernos tienen la obligación de hacer todo que sea posible para
promover la Fe verdadera de Nuestro Señor Jesucristo, y de prevenir la
extensión de errores religiosos, para no perder la paz.
(b). Los gobiernos tienen el deber de proteger a sus ciudadanos contra
cualquier daño físico o espiritual.
(c). A veces los gobiernos tienen que tolerar errores religiosos.
(d). Un mal que se tolera pero no se corrige conducirá a un mayor mal.
PREGUNTAS DE ENSAYO/DISCUSIÓN
1. ¿De qué manera daña el error espiritual a hombres y mujeres?
2. ¿Qué sucede cuando el gobierno de una nación pone un error en el mismo nivel que una verdad?
3. Discuta por qué la Iglesia Católica puede demandar su "libertad religiosa" como un derecho.
4. ¿Qué sucede cuando un gobierno hace un mal sólo por sobrepasar su límite de tolerancia?
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CAPÍTULO X… La AUTORIDAD
DEFINICIÓN: La autoridad es el derecho de mandar.
PROPÓSITO: La autoridad se da a los que ocupan un cargo de autoridad, con el propósito de unir, proteger y dirigir a aquéllos para quienes son responsables.
FUNDAMENTO: La medida de la autoridad depende de la medida de la responsabilidad.
EJEMPLO: Porque la persona que ocupa el cargo del padre en una familia es responsable del bienestar de su familia entera, Dios le da la autoridad necesaria para proteger a su familia entera.
ABUSO: La autoridad se abusa por la desobediencia, por no utilizar la autoridad cuando se necesita, o cuando se usa la autoridad injustamente o sin misericordia. Es posible que un rey, gobierno, papá, mamá, sacerdote, hasta el mismo Papa, siendo seres humanos, pueden abusar de su autoridad cuando no cumplen con las responsabilidades de su cargo.
DISCUSIÓN
Todo lo "digno" se relaciona con algo que poseemos de Dios. Tomamos la autoridad, por ejemplo. Como cada regalo de Dios, los que la tienen pueden utilizarla o abusar de ella y, posiblemente, lo peor de todo, abandonarla completamente, cuando se la necesita.
Cosas como responsabilidad y autoridad nacen de las necesidades de nuestra naturaleza y, por eso, forman parte de todo lo creado por Dios. En cada grupo de hombres, ya sea un grupo de aborígenes, la empresa IBM, una escuela, una familia, la Iglesia, o el gobierno de un Estado, se encuentra una estructura de autoridad en cada grupo, que reparte las funciones necesarias para el bien común de sus miembros.
Una responsabilidad de esta estructura de autoridad es la de mantener el orden necesario para que el grupo logre el propósito de sus miembros. Una parvada de gansos, volando en forma de una "V" para llegar a su destino, tiene un solo ganso ocupando la posición de "líder", (aunque varios gansos pueden ocupar esta posición). Cada familia, tribu, negocio, nivel de un gobierno, etc., para mantener el orden necesario para lograr el propósito de sus miembros, tiene su "líder", y muchas veces, abajo de él, varios niveles de "autoridad", cada nivel con su "líder". Vamos a llamar a cada posición, o nivel de autoridad necesaria para servir a un grupo, el "cargo de autoridad" de este grupo.
La Autoridad Va Con un Cargo de Responsabilidad
Una manera interesante de examinar la función de "autoridad", es ver la conexión entre autoridad y responsabilidad. Desde este punto de vista, podemos decir que cada cargo de responsabilidad es un cargo de autoridad. Para cumplir con nuestras responsabilidades hacia Dios y hacia nuestros prójimos, Dios Padre pone Su autoridad en cada cargo de responsabilidad, como el del sacerdote, del rey, del padre y de la madre, hasta el punto de que incluso su Hijo Divino se sometió a la autoridad de quien ocupaba un cargo de responsabilidad sobre El, como Su Padre Eterno, San José, La Virgen María, hasta Poncio Pilatos.
Nuestro Señor sigue recordándonos Su obediencia a la autoridad sacerdotal, cuando se somete a las palabras de un sacerdote, aunque sea bueno o malo, porque el mismo Dios, respondiendo a las palabras pronunciadas al momento de la Consagración, se hace completamente presente como un prisionero voluntariamente sacrificado por nosotros, bajo las apariencias del pan y del vino.
Otra manera de entender que la autoridad está arraigada a un cargo de responsabilidad, es saber que, en México, elegimos en junio a un hombre que va a ocupar el cargo de presidente de la República, en enero del próximo año, pero el elegido no tiene ninguna autoridad antes de ocupar ese cargo en enero. También, un hombre, cuando deja de ser presidente de la República, deja toda la autoridad presidencial, que anteriormente tenía en el cargo presidente de la República, para que la ejerza el próximo ocupante. Así es con cualquier autoridad. La medida de autoridad que ejercita una persona, depende completamente del cargo de responsabilidad que ocupa, y solamente cuando ocupa este cargo.
Autoridad Depende del Cargo, no de Dones Personales
Un cargo de autoridad puede ser ocupado por una persona bien dotada de talento para regir o no, pero quienquiera que ocupa este cargo, ya sea tirano o santo, tiene la misma obligación de gobernar bien, de usar la autoridad de Dios dentro del marco de Su Ley Natural-Moral, y la medida del bien o mal resultado de sus acciones, sería medida por el Bien Común que alcanza, y no por quién era.
Aunque las virtudes de una persona que ocupa un cargo de autoridad nos hacen más fácil el que nos sometamos a la autoridad que ejercita, sabemos que la presencia de la autoridad de Dios depende del cargo ocupado, y no de las virtudes o personalidad de la persona que lo ocupa. Cristo se sometió a la autoridad poseída por Poncio Pilatos debido a su cargo, no debido a sus virtudes.
Responsabilidad: La Medida de Autoridad
El alcance de la autoridad que ejerza una persona se mide por el alcance de sus responsabilidades. Es por eso que la autoridad dada a los padres para entrenar a sus hijos es enorme. Aún Jesucristo, nuestro Señor Divino, cuando era joven, sometióse a la autoridad de sus padres en todo, conformándose a la autoridad de su Padre Eterno, poseída por los que ocupaban el cargo de ser su papá y su mamá.
¿Cómo es de grande la autoridad puesta en el cargo del padre? Considere que el ángel mensajero de Dios habló acerca de Herodes a San José, el responsable para proteger la Familia Sagrada, por ocupar el cargo de padre sobre esta familia. Era porque a San José le fue dada por Dios la responsabilidad de dirigir y de proteger a la Familia Santa, que recibió la autoridad de Dios de dirigir a su familia, para protegerla del complot de Herodes.
El nivel de la autoridad que pertenece a una madre también coincide con el nivel de su tremenda responsabilidad de educar a sus niños y de manejar su hogar. Porque su responsabilidad es grande, su autoridad es, también, de gran alcance. Era nuestra Madre Bendita que dijo a su Hijo que saliera del templo y regresara a su familia, y que convenció a su Hijo Divino que cambiara el agua en vino, aunque su Hijo, Jesucristo, le respondió que "no había llegado su hora, todavía".
Nuestro Señor Jesucristo dio a su Iglesia la responsabilidad de guardar y predicar lo que Nuestro Padre mandó a su Hijo enseñarnos, para la salvación de todos los hombres, y el alcance de esta responsabilidad mide el alcance de la autoridad de la Iglesia. Así es que la autoridad dada a los Sacerdotes, Obispos y Papas también es medida por sus propias responsabilidades.
Pensando en ésto, podemos ver que el nivel de la autoridad, y el justo poder con que la ejerce un gobierno para cumplir con sus responsabilidades, deben de ser suficientes para satisfacer la enorme responsabilidad que tiene de establecer el mejor ambiente de orden y justicia posible, moralmente, económicamente, y socialmente, para todos sus ciudadanos.
El papel de la autoridad
La responsabilidad de aquellos que ejercen una autoridad gubernamental, es la de establecer y de mantener el orden necesario para proteger a los ciudadanos de un país. Podemos entender el propósito de la autoridad mejor, si echamos otra vez una vista a la Creación entera de Dios.
Primero, sabemos que cuando existe el orden entre una variedad de partes, eso es una muestra de una inteligencia. El hecho de que las partes de un reloj se encuentran en un orden, para que todas funcionen para marcar la hora, es una muestra segura de la inteligencia de los fabricantes del reloj. Por la misma razón, sabemos que el orden que une a todas la partes de nuestro cuerpo es una muestra segura de la inteligencia de nuestro Creador.
De hecho, toda la Creación visible tiene un orden admirable. Desde el orden de las fuerzas positivas, negativas y neutrales de un átomo, hasta el orden del sistema entero de las estrellas y planetas, formados por la unión de estos átomos – cada uno en su lugar y obedeciendo a las leyes de su Creador – todo demuestra la inteligencia de su Creador.
En el medio de esta sinfonía de orden existe la humanidad, con el don de su libre albedrío. Sabemos, por la experiencia, que la humanidad, con su naturaleza caída, puede introducir un "desorden" entre el conjunto de personas que forman una sociedad. El "desorden" que vemos resultar de las malas intenciones o la ignorancia humana es, nada más, las consecuencias de haber desobedecido a las leyes de Nuestro Creador en el uso de Sus dones. Si es posible introducir, por nuestras acciones, consecuencias que nos hacen daño, ¿cuál es el regalo de Dios a la humanidad para limitar ese daño, y fomentar la armonía de justicia y misericordia que produce la paz?
Autoridad y consecuencias
El paraíso era un lugar de perfección, es decir, todo en el paraíso estaba en armonía con las leyes de Dios. Adán y Eva, por desobedecerle a Dios, escogieron la imperfección y se volvieron incongruentes con tal perfección, forzándoles a salir de su paraíso al mundo, llevando su imperfección consigo, una justa consecuencia de su trágica desobediencia. El alcance del desorden producido por su desobediencia se vio cuando Caín mató a Abel. Nada puede ser más repugnante, más triste, que un hijo mate al otro.
Ahora, vemos la necesidad de la autoridad que Dios pone en todos los cargos públicos. La autoridad no sirve si no puede imponer, como Dios impone, justas consecuencias por la desobediencia. Es el justo poder de la autoridad de gobierno que pone en la cárcel a alguien que quiere hacer daño a los demás, y así trata de disminuir la cantidad de matanzas y robos entre los ciudadanos.
Es solamente por la autoridad de Dios que se puede establecer y mantener el orden que todos nosotros necesitamos para vivir en paz, uno con otro y con Dios, pero ese poder del gobierno de imponer consecuencias no es un poder absoluto. También tiene límites: Aun un gobierno tiene que obedecer a las leyes de Dios como las de la justicia, la prudencia y la misericordia.
Ya hemos hablado de dos cosas para establecer el orden: la autoridad de Dios que pertenece a un cargo de responsabilidad, y la necesidad de usarla. Hay una tercera cosa importantísima para establecer la paz de un orden justo, que es la obediencia.
CAPÍTULO X… La AUTORIDAD
Preguntas
1. ¿Cuál es el propósito de la autoridad?
2. ¿De qué depende la autoridad que alguien ejerce ?
3. Menciona un ejemplo del uso correcto de la autoridad.
4. Menciona un ejemplo del uso incorrecto de la autoridad
5. ¿Puede una autoridad lograr un buen propósito sin obediencia?
PREGUNTAS DE ENSAYO/DISCUSIÓN
¿Puede una persona que no ocupa un cargo de responsabilidad ejercer alguna autoridad sobre cualquier otra persona? Mencione las razones de su respuesta.
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CAPÍTULO XI… La OBEDIENCIA
DEFINICIÓN: La Obediencia es la sumisión a una autoridad justa.
PROPÓSITO: El propósito de la obediencia es establecer un orden justo y tranquilo.
FUNDAMENTO: El fundamento de la obediencia es la justicia. Lo que se debe a una justa autoridad sobre nosotros es nuestra obediencia.
EJEMPLO: Cumpliendo con nuestra responsabilidad de obedecer a los que tienen la responsabilidad de gobernar, ayudamos a establecer el orden y la tranquilidad.
ABUSO: La obediencia se abusa por no obedecer a la justa autoridad de una persona que ocupa un cargo de responsabilidad sobe nosotros. La raíz de esta desobediencia es, siempre, el orgullo y el egoísmo.
DISCUSIÓN
La autoridad y la obediencia son como dos lados de la misma moneda. Hemos hablado de la autoridad; ahora vamos a ver el otro lado de esta moneda.
Antiguamente, la obediencia se definía como la sumisión a la autoridad. En realidad, la obediencia puede ser la unión de dos voluntades por amor o por respeto. Si tu mamá te dice, "saca la basura, por favor", lo haces por amor. Si tu jefe te pide lo mismo, lo haces por respeto, pero lo haces, y el resultado de esta obediencia es la paz dentro de la familia o dentro de la empresa. De la misma manera, la obediencia de los ciudadanos a las leyes justas de su país, y de los mandatos justos de su gobierno, trae la paz y la unión a una nación, así mismo que la obediencia a los papás trae la paz y la unión a los miembros de una familia.
Dios dijo a toda la humanidad, incluyendo a los miembros de un gobierno, "si ustedes me aman, obedezcan Mis Mandamientos." Es la responsabilidad de la Iglesia y del Estado expresar las leyes de Dios correctamente, y usar la autoridad de Dios que poseen, para buscar la mejor manera de que todos sus miembros las obedezcan. Así, podemos ver que la autoridad de la Iglesia y del Estado, ambos, sirven para unir las acciones de los hombres y mujeres a la voluntad de Dios, expresada por Sus Leyes y Mandamientos.
Es cierto que la voluntad de Dios es que toda la gente obedezca sus Mandamientos. Cuando estamos DISPUESTOS a obedecer los Mandamientos de Dios, expresados por las leyes de la Iglesia en el orden espiritual, o del Estado en el orden natural, podemos decir que la "voluntad de Dios es mi voluntad".
Obediencia y dignidad
Sería absurdo pensar que el acto de obedecer los mandatos justos de alguien que tiene autoridad sobre nosotros, en cualquier manera disminuye nuestra dignidad. Al contrario, es por desobedecer un mandato justo, que nuestra dignidad está deslustrada.
Los derechos y la dignidad de un papá o una mamá no son de ninguna manera disminuidos por su obediencia a Dios; ni son los derechos y la dignidad de los niños disminuidos por obedecer a las peticiones justas de sus padres. Santa Teresita aprendió mucho obedeciendo a sus buenos padres, que le ayudaron a volverse una gran Santa.
Los hombres siempre se vuelven héroes y las mujeres heroínas obedeciendo los mandatos de Dios. Santa Juana de Arco tiene la dignidad de ser una Santa y heroína por obedecer la voz de Dios que la dirigió. Pocos recuerdan el nombre del obispo que perdió su dignidad por haberla condenado a la muerte.
Aquí está un pensamiento final con respecto a la obediencia y a la dignidad. El someternos a los mandatos injustos, o al uso incorrecto de la autoridad (tal como un abuso de la autoridad que dañe a los que debemos de proteger), disminuye nuestra dignidad, por participar en la perversidad de lo malo, a lo que nos debemos oponer.
Capitanes y jugadores del equipo
En nuestra historia de la nave en peligro, vimos que un propósito de la autoridad es establecer y mantener el orden. Hay otros propósitos de la autoridad.
Entre los grupos de hormigas o de abejas, los miembros trabajan juntos para lograr el propósito del "bien común" de su grupo (sobrevivencia y continuación de su especie), porque SON GOBERNADOS por el instinto. La gente, debido a su libre albedrío, no son gobernados solamente por el instinto. Al mismo tiempo, para lograr ciertos propósitos, tenemos que trabajar juntos, es decir, cooperar.
Cada grupo, aunque sea chiquito, como la familia, un equipo de fútbol, o un grupo grande, como el Estado, tiene que cumplir con algunos propósitos durante su existencia. Pero, si CADA UNO de los miembros de ese "equipo" quiere cumplir con el propósito del grupo "a su manera", (es decir que NADIE es capitán del grupo), es seguro que los esfuerzos individuales del grupo no servirán para ganar ningún partido.
Imagínate a dos niños parados al lado de una pesada bolsa de basura en la cocina. AMBOS niños pueden ver que hay que sacar la basura. Si ambos niños desean ser el "capitán", la conversación entre ellos seguiría así: "Ponga usted afuera la basura". La respuesta es, "No. Que USTED lleve afuera la basura". Sigue así la conversación, mientras que NADIE pone afuera la basura. Esta situación se cambia dramáticamente cuando el "rey", papá, o la "reina", mamá, entra y dice a ambos que lleven afuera la basura, AHORA! En esta situación, el trabajo se cumplió, porque un verdadero capitán, con autoridad, llegó a la escena, y los hijos obedecieron.
Como un grupo sinfónico necesita a alguien que les dirija para cumplir con su propósito, una familia necesita a su "líder", un equipo necesita a su "capitán", un ejército a su general, la Iglesia necesita a su Papa, y el Estado necesita alguien que le rija. Al mismo tiempo, cada grupo, para cumplir con su propósito, necesita la obediencia de todos los miembros del "equipo".
El que manda y el que obedece
La distinción natural entre el que manda y el que obedece no significa que el que manda sea una mejor persona que el que obedece. Significa que, para lograr algo que una sola persona no puede hacer por sus propias fuerzas, hay que formar un "equipo", y que ese "equipo" necesita a alguien con autoridad para unir las fuerzas de sus miembros por obediencia y, así, cumplir con el propósito del grupo.
En el Estado (o la Iglesia), la autoridad que se origina en Dios, llega primero al cargo que ocupa la responsabilidad más alta en la sociedad, y de éste a los cargos que tienen menos responsabilidades, hasta el cargo que tiene la menor responsabilidad y autoridad. Esto significa que cada persona está bajo una cierta autoridad, que viene a él de arriba. También significa que esta "cadena de autoridad" nos acerca, por nuestra obediencia, no solamente a otros, sino que nos acerca a Dios mismo.
El último propósito de la autoridad y de la obediencia
El punto a recordar es que no solamente las cosas "visibles", sino incluso las "cosas invisibles", como por ejemplo, el amor, la autoridad y la obediencia, sirven para unir a la gente con Dios y con otros. Le gustaría a tu madre recibir de ti un regalo (visible), una rosa, pero aún más le gustaría tu constante obediencia a la autoridad que ella recibió de Dios para criarte. Si entendemos que cualquier don dado a los seres humanos por Dios, incluyendo su autoridad, y nuestra habilidad para obedecer, tienen solamente un propósito, y ése es para atraernos libremente a Él, estaremos listos para echar una mirada a lo que se llama el "gobierno" y el "Estado".
CAPÍTULO XI… La OBEDIENCIA
Preguntas
1. ¿Cuál es el propósito de la obediencia?
2. ¿De qué depende la obediencia que alguien ejerce?
3. Menciona un ejemplo del uso correcto de la obediencia.
4. Menciona un ejemplo del uso incorrecto de la obediencia
5. ¿Puede una autoridad lograr un buen propósito sin obediencia?
PREGUNTAS DE ENSAYO/DISCUSIÓN
¿Cómo es que la obediencia puede establecer un orden de tranquilidad en la familia?
¿Cómo es que la autoridad y obediencia trabajan juntas para unirnos con la voluntad de Dios?
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CAPÍTULO XII… GOBIERNOS y ESTADOS
DEFINICIÓN: El gobernar al Estado es ejercer la autoridad de Dios por el Bien Común de los miembros del Estado.
PROPÓSITO: El propósito de un gobierno es servir a Dios, gobernando para el bien común de sus ciudadanos.
FUNDAMENTO: El Fundamento de un gobierno (de gobernar) es la autoridad recibida de Dios, para satisfacer las responsabilidades de pertenecer al gobierno.
EJEMPLO: La gente que ocupa los cargos de un gobierno tienen la obligación de mantener la justicia, fomentar la verdad, derrotar a los enemigos del "Bien Común" de los ciudadanos, y promover el respeto por la autoridad de Dios entre sus ciudadanos. El resultado de la justicia será la paz; el resultado de la verdad será la libertad; el resultado de derrotar a los enemigos será la seguridad, y el resultado del respeto por la autoridad de Dios será la salvación.
ABUSO: Los que ocupan cargos en un gobierno abusan de su derecho de ejercer autoridad cuando no la usan para mantener la justicia, la verdad y el respecto por la autoridad de Dios.
DISCUSIÓN
¿De dónde vinieron las naciones y los estados? De hecho es por un proceso muy normal y natural. Que Dios hizo a hombres y a mujeres como seres sociales, es evidente, por el hecho de que Dios nos dio el regalo del habla. Es natural que la gente se asocie, unos con otros, para satisfacer sus necesidades comunes. Es, según nuestra naturaleza, que formamos familias, clubes, sociedades, naciones y estados. Al más grande de estas asociaciones naturales, el Estado, lo llamamos un "cuerpo social completo" – "completo", porque posee, entre otros estados, un alto nivel de independencia. Podemos entender mejor lo que es un "cuerpo social completo" usando nuestro propio cuerpo como ejemplo.
Mira a las diversas células que se unen para formar tu cuerpo humano completo. Mientras que cada célula es única, y diversos grupos de células tienen diversos trabajos que hacer, todas juntas forman la totalidad de tu cuerpo físico, trabajando juntas para el propósito común de sostener tu vida. El resultado es que cada uno de nosotros es un individuo completo, poseyendo, entre otros seres humanos, un alto nivel (aunque no sea total) de independencia.
Familias, comunidades y estados
La familia es la "célula básica" del Estado, porque de una familia vienen sus miembros. Es cierto que la familia puede abastecer para ciertas necesidades de sus miembros, pero no para todas. Para abastecer otras necesidades no alcanzables dentro de una sola familia, esta "célula básica" tiene que buscar abastecerlas de entre los talentos y habilidades de otras familias. También es muy natural que varias familias se unan para alcanzar algún propósito que tienen en común, pero que está fuera del alcance de una sola familia. Cuando un grupo de familias, o "células básicas", se unen para alcanzar algún propósito en común, como construir un lugar central donde todos pueden vender sus productos, se forma lo que se llama una "comunidad".
Pero la "comunidad" que formaron las familias para poder vender sus productos en nuestro ejemplo, tampoco puede abastecer todas las necesidades de sus miembros. Para abastecer otras necesidades, como la ayuda médica, o la educación de sus hijos, es necesario que las familias de esa comunidad de trabajadores vayan a una "comunidad" médica (como es un hospital), o una "comunidad" de maestros (como es una escuela).
Este proceso del intercambio de talentos puede continuarse, hasta que TODAS las necesidades naturales de las "células básicas" (familias) se encuentren un gran conjunto de diferentes familias y comunidades, incluyendo los recursos naturales de la tierra que ocupan. Este conjunto de familias, comunidades y recursos, cuando puede abastecer TODAS LAS NECESIDADES BÁSICAS de TODOS sus miembros, ahora forma un cuerpo social que es independiente (no tiene necesidad) de otros cuerpos sociales.
Esta comunidad se volvió independiente cuando entre sus familias y comunidades combinadas se encontraron suficientes doctores, profesores, carpinteros, dentistas, mecánicos, ingenieros, policías, soldados, granjeros, tierra y materia prima, y cualquier otra cosa necesaria, para abastecer las necesidades básicas de todos sus miembros. Y cuando los miembros de este cuerpo social, ya independiente, comparten los mismos principios morales (algo espiritual), ahora hay todo lo necesario para formar "el Estado".
Cuando un cuerpo social alcance este punto de autosuficiencia y unidad, el único rasgo que le falta a esta sociedad, para convertirse en un Estado, es establecer su forma de gobierno independiente, que se convertirá en un receptáculo de la autoridad de Dios. Una vez que la autoridad de Dios se haga presente, el Estado ahora tiene TODO lo necesario para sobrevivir al nivel natural (los talentos humanos, y materia prima), Y sobrenatural (la autoridad de Dios para gobernarse); esta gran sociedad se convierte en lo que se llama una "sociedad perfecta" – "perfecta", porque ya nada le falta para cumplir con sus responsabilidades de ayudar a sus miembros.
Esta "sociedad perfecta", que depende de las familias para la existencia de sus miembros, es tanto una "criatura" de Dios, como lo es la familia. El Estado, al igual que la familia, es simplemente el resultado natural de cómo Dios nos creó. Desde el principio del mundo, nunca hubo ni habrá una sola persona, desde sus primeros momentos, al nacer, totalmente autosuficiente y, por eso, cada persona necesita la ayuda de alguien – necesita asociarse con alguien para realizarse a sí mismo, y para realizar su función social; maridos con esposas para formar familias; grupos de familias con otras familias para formar comunidades, hasta formar de todos, y para todos, una sociedad, que se llama el "Estado", para conseguir el Bien Común de todos.
El propósito del Estado
La diferencia entre el Estado, y las familias que forman el Estado, es que el Estado, usando su propia autoridad (recibida de Dios), puede proporcionar algunas cosas, a las familias, que ellas mismas no pueden abastecerse por sí mismas. Tales cosas incluyen una defensa suficiente, para proteger a todas las familias del Estado contra invasores extranjeros.
Otra cosa que el Estado puede proporcionar a sus familias, que ninguna familia puede tener por sí misma, es la capacidad de mantener el orden entre todas las familias que forman el Estado. El orden y la defensa común son, obviamente, dos cosas que son BUENAS para TODOS los que viven en el Estado, y por eso se llaman "bienes comunes".
Bienes Comunes
Podemos entender la idea de lo que es un "bien común" utilizando un barco. Represéntate un barco, lleno de gente, navegando a través de un océano durante el invierno, en agua media congelada, cuando llega una fuerte tormenta. El mar está tan picado que incluso los botes salvavidas se llenarían de agua, si fueran utilizados. El barco parece hundirse, y los pasajeros desean brincar al agua y aventurase en las aguas tempestuosas y casi congeladas, y tres de ellos brincan al mar.
El capitán, sabiendo que la única posibilidad de salvarse todos es mantener el barco a flote, ordena a su tripulación ir a sus estaciones de emergencia, y al hombre de la radio enviar un S.O.S. (Save our Ship – Salve nuestro Barco). El capitán asigna a cada uno de los pasajeros un trabajo que hacer, y dirige su barco a través de la tormenta. Los tres pasajeros murieron en el mar, pero felizmente, los esfuerzos unidos de los que obedecieron al capitán fueron exitosos, y todos los demás se salvaron.
En esta situación vemos claramente el uso propio de la autoridad, para unir, dirigir y proteger. Podemos, también, notar otras dos cosas: (1) la necesidad de la autoridad de servir al bien de los que lo obedezcan, y (2) que la voluntad de las personas que no querían obedecer a su capitán (que querían brincar al mar) les trajo un destino muy diferente al que era mejor para ellos.
La autoridad sirve el Bien Común
El capitán utilizó su autoridad para organizar las acciones de cada uno a bordo del barco y bajo su autoridad, para el "bien común" de todos, que, en este ejemplo, era permanecer a flote. Por este ejemplo, podemos ver el POR QUÉ hay que tener alguien con autoridad en un barco, es decir, para el "bien común" de todos los de a bordo. De hecho, la ÚNICA razón que Dios permite para que su autoridad se use, es para servir al bien común de la humanidad.
De nuestro ejemplo, vemos que un "bien común" es algo (como la defensa y orden) que beneficia a todos. En nuestro barco, el bien común de sus pasajeros era, ciertamente, su supervivencia.
Obviamente, algunos de los bienes comunes de la humanidad son más importantes que otros. En una nación, el bien común TEMPORAL más importante de sus ciudadanos, como en la nave de nuestro ejemplo, es su supervivencia. Además de la supervivencia, los bienes comunes temporales de los ciudadanos de una nación incluyen cosas talas como la paz, justicia, verdad, seguridad contra los enemigos, y el orden público.
Al mismo tiempo, puesto que todos los bienes temporales pierden su importancia para nosotros, cuando viene la muerte, el MÁS IMPORTANTE de todos nuestros bienes comunes es nuestra SUPERVIVENCIA ESPIRITUAL, porque solamente este bien común nos trae una felicidad duradera.
Los bienes y el "Bien Común"
Cuando capitalicemos las palabras, "Bien Común", estas significan el "bien" que no solamente incluye, sino es aún más grande, que la mera suma de todos los bienes individuales, temporales o espirituales, que sirven a los miembros de una nación. Como un ser humano vivo es más que solamente el conjunto de todos sus partes físicas, porque incluye algo invisible que se llama "la vida", por la integración e interacción de todas sus partes funcionando correctamente, así es que el Bien Común de una nación es más que la mera suma de las partes naturales y sobrenaturales de que está formada.
Para clarificar este punto, piensa en un coche. Toma todas sus partes y pónlas en una caja. No dirías que esta caja de partes es un coche, aunque cada parte fue hecha bien y ninguna hace falta. Un coche completamente formado y funcionando correctamente es algo MÁS que solamente el total de sus partes. Un coche es el total de sus partes, más el orden y unidad entre las partes, que le permiten funcionar como debe de funcionar un coche.
De la misma manera, en un cuerpo humano, cuando todas sus partes individuales están funcionando correctamente, cada parte sirve para el Bien Común de todas las demás partes, ayudando a mantener la vida de todo el cuerpo, que es el Bien Común de todas sus partes. Así es que el Bien Común de una nación se produce por la ordenada unión de todas sus "partes", de tal manera que todos los bienes individuales funcionen para alcanzar el Bien Común de todos.
El Bien Común, el Estado, y la Iglesia
Ambos, el Estado y la Iglesia, existen para servir al mismo individuo, pero es imposible separar a un individuo en dos partes, (natural y sobrenatural). Por eso, decimos que el Estado existe principalmente para servir al Bien Común temporal (natural) de la humanidad, y que la Iglesia existe principalmente para servir al Bien Común espiritual (sobrenatural) de la humanidad.
Al mismo tiempo, los asuntos morales abren un área de intereses mutuos entre el Estado y la Iglesia, porque cada acto inmoral daña la salud natural y sobrenatural de un ser humano. El aborto mata al bebé no nacido, daña físicamente y psicológicamente a la mamá, y es una ofensa mortal contra la vida espiritual. Mientras podemos reconocer que la mayor responsabilidad de cuidar lo natural pertenece al Estado, así como la mayor responsabilidad de cuidar lo espiritual pertenece a la Iglesia, si no hay cooperación entre el Estado y la Iglesia, para conseguir el bienestar del individuo entero, ¿cómo se pueden evitar conflictos que resultan en herir a un ser humano? ¿Si el psicólogo y el médico recetan remedios conflictivos para el mismo paciente, qué va a pasar con el pobre paciente, si los dos doctores no llegan a un acuerdo?
Para evitar un daño innecesario a sus "pacientes", en asuntos morales, es la cooperación entre los dos "doctores", el Estado y la Iglesia, lo que mejor consigue el Bien Común de todos. Una separación extrema entre el Estado y la Iglesia, que prohíbe esa cooperación cuando se necesita, lo mismo que el control del uno por el otro, destruye la debida independencia del ambos, son dos extremos que hacen daño al Bien Común de los ciudadanos. El punto medio entre estos dos extremos, que preserva la independencia de ambos, el Estado y la Iglesia, es la cooperación.
No puede haber una sociedad más feliz que la que obedece a las leyes de Dios. Los que llevan la autoridad de Dios en la Iglesia y en el Estado, tienen que satisfacer enormes responsabilidades hacia Dios y hacia sus miembros para fomentar esta felicidad, y la mejor manera de hacerlo es por la cooperación, cuando se le necesita.
CAPÍTULO XII… GOBIERNOS y ESTADOS
Preguntas
1. ¿Cuál es el propósito de gobernar?
2. ¿Cuál es El Fundamento de cualquier gobierno?
3. Dé TRES ejemplos de cómo un gobierno puede servir al Bien Común.
PREGUNTAS DE ENSAYO/DISCUSIÓN
1. ¿Cómo se forma un Estado?
2. ¿Es algo natural que cualquier sociedad se dividida en dos grupos: los que gobiernan, y los que obedecen?
3. Discuta el Bien Común (lo que es, y cuál es su propósito).
4. ¿Como está repartida la autoridad de Dios en un Estado?
5. Usando las palabras "Bien Común", "Orden", y "Autoridad", describe el propósito de un gobierno.
6. ¿Entre el Estado y la Iglesia, cuál es la relación que mejor consigue el Bien Común de los miembros que ambos tienen en común?
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CAPÍTULO XIII… La AUTORIDAD del GOBIERNO – Primera Parte
DEFINICIÓN: La autoridad del gobierno refiere al poder legítimo del Estado, recibido de Dios, para regir.
PROPÓSITO: El propósito de la autoridad de un gobierno es unir, proteger y obligar, por la justicia, (sin olvidar la misericordia), a sus ciudadanos, de modo que sus acciones se conformen con las leyes naturales y sobrenaturales de Dios, para lograr el Bien Común de todos.
FUNDAMENTO: El origen de toda la autoridad legítima del gobierno es Dios. No la gente.
EJEMPLO: Que Dios es el origen de la autoridad del gobierno está demostrado por la declaración de Cristo a Pilatos: "No tendrías ningún poder sobre Mí, si no te hubiera sido dado desde lo alto". (Juan 19:11)
ABUSO: El proponer que la gente es, de cualquier manera, el origen de la autoridad legítima de su gobierno.
DISCUSIÓN
En el capítulo titulado, La Autoridad, escribimos que "Dios pone su autoridad en las manos de los que dirigen a las instituciones en las cuales vivimos, por ejemplo, la familia, el Estado, y la Iglesia, para establecer el orden que todos necesitamos, para estar en paz con Dios y con nuestro prójimo". También discutimos que el propósito del Estado es servir a Dios al gobernar, para lograr el Bien Común de los ciudadanos, y que nuestro Bien Común incluye nuestra felicidad temporal y eterna.
De esto, podemos ver que la autoridad es dada a un Estado por Dios, para establecer un orden temporal dentro del Estado, con lo cual podemos satisfacer, lo mejor posible, nuestras obligaciones hacia Dios y hacia nuestro prójimo. El Fundamento de este orden es la JUSTICIA. El resultado de este orden, cuando incluya la misericordia, es la PAZ.
Cuando estamos cumpliendo con nuestras propias obligaciones hacia Dios y hacia nuestro prójimo, todo anda bien, y sería incorrecto que el Estado interfiriera con su autoridad para cambiar lo que estamos haciendo bien. Sin embargo, cuando las acciones de varios ciudadanos atacan al orden justo que debe de prevalecer entre todos los ciudadanos, la responsabilidad del Estado es defender este orden (y así servir al Bien Común) con el uso propio de su autoridad.
El origen de la autoridad no es una persona, ni su consentimiento
Algunos creen que "el consentimiento de los gobernados" es el origen de la autoridad de un gobierno. Vamos a examinar este concepto, primero en el contexto de una sola persona, y después en el contexto de un grupo (una sociedad) de personas.
Los que piensan que una persona puede "pasar" la autoridad sobre sí mismo a cualquier otra persona, proponen que si consientes (convienes) en dejar a la otra persona el "poder" de mandarte a ti qué hacer, has dado a la otra persona una cierta "autoridad" sobre ti que, al principio, no poseyó. Implícita en este argumento está que tenías una cierta autoridad sobre ti mismo que podía ofrecerse a otros.
Para comenzar, ¿tenemos lo que se puede llamar "autoridad" sobre nosotros, y, si es así, dónde reside? La siguiente pregunta sería, "¿Podemos ofrecerla a otros?"
Nuestra alma tiene una variedad de facultades (habilidades), como la habilidad de pensar o juzgar, pero no se llama "autoridad" la habilidad de una parte de un ser humano de controlar a otra parte de la misma persona. Nuestro cuerpo se mueve por las facultades de nuestra alma, como la facultad de nuestra inteligencia que puede influir la facultad de nuestra voluntad para motivarnos a hacer algo, como obedecer, o aceptar lo que alguien quiera que hagamos.
Del mismo modo que no podemos pasar a otra persona nuestra habilidad de pensar, esta habilidad (facultad) del alma que manda a nuestro cuerpo qué hacer, tampoco es algo que podemos pasar a otros. De hecho, no podemos pasarle a nadie nuestra habilidad de pensar, o de elegir, o de obedecer, es decir, el funcionamiento de todo nuestro libre albedrío y cuerpo, y tampoco podemos pasarle a alguien nuestra alma.
Podemos someternos a lo que dice alguna otra persona. Por ejemplo, podemos decirle a un doctor, "hágame lo que quiera", es decir, decidir someternos a la sabiduría del que ocupa el cargo de doctor, pero no hemos creado la "autoridad" de su cargo que existe por su responsabilidad de curar a los enfermos. Podemos decidir obedecer a este doctor en particular, por la confianza que tenemos en él (para ayudarnos a cumplir con nuestra responsabilidad de cuidarnos), pero ni por reconocer sus habilidades, ni por decidir tener confianza en lo que nos dice, hemos creado en el doctor una autoridad nueva, ni hemos quitado de nosotros nuestra responsabilidad de cuidarnos.
En contraste con la autoridad, el consentimiento se origina dentro de nosotros. Aunque no podemos pasarle a otra persona nuestra habilidad de consentir, podemos ofrecer a cualquier otra persona nuestro consentimiento, sin conferirle una autoridad que ninguno de nosotros tuvimos.
El origen de la autoridad no es una sociedad, ni su consentimiento
Ahora, vamos a examinar la idea que "la gente", en el contexto de una sociedad de personas, es el origen de la autoridad de su gobierno.
La necesidad de una sociedad de tener alguna manera de gobernarse está arraigada en nuestra naturaleza humana (en la manera en que nos hizo Dios) y, por eso, el reconocimiento y expresión de esta necesidad es totalmente natural. También, es natural que los miembros de un país, dentro del marco de las leyes de Dios, decidan entre sí la forma de su gobierno, los límites de su poder, los derechos intocables de los ciudadanos, las leyes que todos los que se encuentran en ese país tienen que obedecer, etc., y terminan escribiendo sus conclusiones en un documento ("Constitución", o "Carta Magna").
Al mismo tiempo, desde el inicio de este proceso, no toda "la gente", en tal país, va a pensar igual sobre la forma de su gobierno, ni de quién debe de gobernar, etc., etc. Esta situación tan normal trae una buena pregunta: ¿Cuántas personas, en un país democrático, van a decidir, por todas, cuáles serán sus leyes, quién va a gobernar, etc., etc._
Aceptamos que la frase "la gente" significa la mayoría (el 51%) de todos los ciudadanos. Aunque todas las escuelas gubernamentales, mas la Iglesia misma, dicen que todos tenemos la obligación de votar, la experiencia de países "democráticos" nos enseña que siempre son menos, y a veces muchos menos, los ciudadanos que expresan su voluntad votando en cualquier elección. El resultado es que mucho menos de 51% de los ciudadanos son los que van a decidir cuáles serán las leyes del país y quiénes van a gobernar. Es decir que, casi siempre, son una minoría los ciudadanos que pueden votar, en cualquier país, los que deciden por todos.
Considere que la "voluntad de la gente" es muy susceptible a la propaganda de los que tienen acceso a los medios de comunicación para presentar su "punto de vista". Por eso, no es imposible que la "voluntad de la gente" sea manipulada. Recuerden que los que gritaban "hosanna" el domingo, gritaban "crucifícalo" el siguiente viernes.
Además, son muy pocas las personas que realmente han tenido el tiempo de estudiar un asunto importante, mas sus consecuencias, para votar realmente inteligentemente. Es por eso que, en un país democrático, hay tantos anuncios políticos, cada grupo tratando de influir en la voluntad de los demás; cada candidato proclamándose como el candidato de "toda la gente" con argumentos emocionales, para influir hasta aceptar su punto de vista.
Aunque la mayoría de los ciudadanos quieren vivir en paz y no van a luchar en contra de su gobierno, ¿cómo podemos decir que en un país democrático, la minoría activa (usualmente menos de 30% de todas las personas del país, que pueden votar) es el "origen de la autoridad" de su gobierno? ¿Y cómo es que el que gana puede decir que su "victoria" representa la voluntad de (toda) la gente? La única manera que el, o los que ganan una elección pueden servir "a toda la gente" de un país, es por servir al Bien Común de todos.
¿Son los ciudadanos, de cualquier manera, el origen de la autoridad?
También podemos ver el tema de la autoridad de un gobierno usando la regla que "una persona no puede dar lo que no ha recibido". ¿Puede un hombre (que no ocupa un cargo de autoridad) poseer la autoridad de gobernar solamente a una persona, más que a un país entero? Obviamente que no. Intente tocar ligeramente el hombro de alguien y decirle, "de ahora en adelante, yo le voy a gobernar a usted".
Si un solo hombre no puede darse a sí mismo la autoridad de gobernar a solamente una persona, ¿cómo pueden dos, tres o mas de ellos juntos dar lo que ninguno de ellos posee (la autoridad de gobernar a otros) a un rey, a un presidente, o a un gobierno entero? Puede un grupo de gente, por ser un grupo, crear u ofrecer una autoridad que ninguno de sus miembros posee? Obviamente que no.
La autoridad, ejercida por ciertas personas (debido al cargo que ocupan) para gobernar sobre una nación entera (o la Iglesia entera) viene, no de abajo, sino de arriba; no de la gente, sino de Dios, el Único que tiene en sí mismo el derecho de gobernar sobre cualquier parte de Su Creación (porque la creó). Dios comparte su autoridad SOLAMENTE con los que ocupen un cargo de Su autoridad, ya sea el cargo de un papá, una profesora, un sacerdote, un obispo, un presidente, un rey, etc.
Los miembros de una nación pueden ponerse de acuerdo en reconocer la necesidad de un cargo de autoridad sobre ellos mismos; pueden establecer la forma de su gobierno, y también pueden definir la manera de funcionar o aplicar la autoridad, que reside en los cargos, dentro del marco de la Ley Moral de Dios, pero la necesidad de que existan estos cargos, y la autoridad que reside en todos estos cargos de su gobierno, vienen del Creador de todo, y no de ninguna mayoría o minoría de los ciudadanos.
La Autoridad: Nace de Dios. Puedes reconocerla, o no. Puedes obedecerla, o no. Puedes respetarla, o no. Si la tienes, puedes compartirla, o no. Puedes, con otros, designar a quien va a recibirla, pero, no nace de ti, ni de otros.
El Consentimiento: Nace de ti. Puedes ofrecerlo o no. Puedes expresarlo por tu obediencia, o no. Puede facilitar el funcionamiento de la autoridad que posee alguien por su cargo de responsabilidad, pero el origen de su autoridad no lo es, ni la de cualquier otra persona.
CAPÍTULO XIII… la AUTORIDAD del GOBIERNO – Primera Parte
Preguntas
1. ¿Cuál es el propósito de la autoridad?
2. ¿Pueden las leyes de un gobierno, cuando se oponen a las leyes de Dios, servir al Bien Común?
¿Cuáles de las declaraciones siguientes son verdades?
3. El origen de TODA la autoridad que existe en el mundo es solamente Dios.
4. El origen de la autoridad de un gobierno es la "voluntad de la gente".
5. Se puede utilizar la autoridad que reside en un gobierno solamente por el Bien Común de los ciudadanos.
6. Los ciudadanos pueden designar a los que van a usar la autoridad de Dios.
7. Los gobiernos existen para servir SOLAMENTE al Bien Común de los ciudadanos.
PREGUNTAS DE ENSAYO/DISCUSIÓN
¿Por qué es que la autoridad de un hombre sobre los demás tiene que venir de Dios, y no del hombre mismo?
¿Cuál es la relación entre el "consentimiento de los gobernados" y la autoridad que reside en su gobierno?
¿Debe un gobierno seguir las leyes de Dios, o lo que se llama "la voluntad de la gente" cuando hay un conflicto entre ellas?
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CAPÍTULO XIV… La AUTORIDAD del GOBIERNO – Segunda Parte
DISCUSIÓN (Continúa) –
Como hemos visto, el consentimiento de un ser humano, o un grupo de seres humanos de obedecer a alguien no tiene nada que hacer con crear su autoridad. No son los hijos el origen de la autoridad de sus padres, ni son los ciudadanos el origen de la autoridad de su gobierno.
La autoridad puede funcionar aún sin nuestro consentimiento
¿Reciben los papás su legítima autoridad para regir sobre su familia "del consentimiento de los gobernados"? Por supuesto que no. Los niños que piensan en obedecer a sus papás solamente cuando quieran, se arriesgan a no poder sentarse por un ratito.
Otras personas, por el cargo que ocupan, pueden tener una legítima autoridad sobre nosotros, aunque no deseemos reconocerla. Si un policía nos dice "párese" cuando estamos manejando, es mejor reconocer que tiene alguna autoridad sobre nosotros, aunque sea sin nuestro amable consentimiento. Si no queremos reconocer su autoridad, puede ser que pasemos un ratito en la cárcel, para reconsiderar nuestra posición.
Obediencia y obediencia ciega
La obediencia no crea la autoridad de un cargo de responsabilidad, y la desobediencia no quita la autoridad que reside en un cargo de responsabilidad. Podemos decidir obedecer (o no obedecer) a cualquier persona, ya sea un amigo, un doctor, un papá, hasta al presidente del país, sin darle o quitarle la autoridad que posee por ocupar un cargo de responsabilidad.
Aunque los ciudadanos tienen la obligación de obedecer las leyes justas de su Estado, esto no significa que los ciudadanos les deben una "obediencia ciega" a los oficiales de su gobierno. Todos sabemos que cada persona que ocupa un cargo del gobierno sufre de los mismos efectos del pecado original que todos llevamos. Dios no dio a los del gobierno una protección infalible respecto a sus leyes o conducta. Los ciudadanos tienen el deber de comparar las leyes y acciones del Estado con lo que enseña Dios por sus Mandamientos y por su Iglesia.
Cuando haya un conflicto verdadero entre lo que una persona del gobierno quisiera que hiciéramos y lo que Dios ha ordenado que hagamos con sus Diez Mandamientos, o con las enseñanzas morales de Su Iglesia, tenemos el deber de obedecer a Dios y no al hombre. Una buena regla a seguir, para vivir en paz con aquellos alrededor nuestro, es obedecer lo que pide alguien con autoridad que hagamos, mientras no esté en contra de la Fe o la Ley Moral de Dios.
El derecho del gobierno de decir "no".
También sería absurdo para esas personas en el gobierno obedecer ciegamente (es decir, solamente) la "voluntad de la gente", porque "la gente" también lleva los efectos del pecado original. Ten esto en cuenta cuando oyes que los gobiernos "deben de seguir (solamente) la voluntad de la gente, porque los gobiernos son instituidos por la gente". Mientras que "la gente" puede "instituir" a su gobierno, la autoridad que "respira" ese gobierno viene sólo de Dios, y ningún gobierno tiene el derecho de emplearla en contra del Bien Común, aunque lo quiera "la gente".
Mientras que un gobierno tiene la responsabilidad de escuchar los agravios de los gobernados, debe actuar solamente para promover el verdadero Bien Común de todos, y eso puede significar que diga "no" a lo que quieren hacer algunos, o posiblemente muchos de los ciudadanos. Un ejemplo del uso del "no" en estos días, trata con lo que se llama la "clonación". Muchos gobiernos del mundo han dicho "no" a este atentado de sus ciudadanos en contra de la Ley Natural-Moral de Dios.
De hecho, un gobierno puede gobernar solamente si tiene el poder de decir "no" a sus ciudadanos. Esto conduce a una pregunta interesante: ¿Si un gobierno se instituye solamente para "seguir la voluntad de la gente", cómo puede decir "no" a la gente para su propio bien? Los ÚNICOS gobiernos, sean cuales sean sus formas, en que los gobernados pueden confiar que van a servir a su Bien Común y a la voluntad de Dios, son los que pueden decir "no" a una inmoral o injusta petición de sus ciudadanos.
Los ciudadanos que crean que tienen una "soberanía" que no poseen, hacen daño al Bien Común, porque piensan que puedan tener "derechos" y "libertades" (como destruir una vida humana por el aborto) que la Iglesia y el Estado, usando su justa soberanía, deben de negarles, para el Bien Común de todos.
El derecho de los ciudadanos a decir "no"
El "otro lado de esta moneda" es el derecho de los ciudadanos a decir "no" a los del gobierno que utilicen su cargo de autoridad para dañar al Bien Común. Las acciones de un gobierno que disminuyen la práctica de la Fe o de la moralidad, dentro de una nación, NUNCA van a servir a su Bien Común.
El recurso final de los ciudadanos que sufren bajo un gobierno (o de un oficial del gobierno) que TOTALMENTE rechaza su responsabilidad de servir al Bien Común, es unirse, para cambiarlo por otro que los sirva de verdad.
Soberanía y Consentimiento de la Gente
La idea de que el conjunto de los ciudadanos poseía una cierta "soberanía" sobre su gobierno surgió de la necesidad de la gente de protegerse de varias injusticias de su gobierno. Aunque la necesidad (y derecho) de protegerse de la injusticia de su gobierno existe, el concepto de la "soberanía de los ciudadanos" no es su fundamento. El derecho de cualquier persona, hasta una sociedad entera, de protegerse de cualquier mal es de ellos por justicia y no por una supuesta "soberanía" sobre los demás.
Si alguien utiliza su posición de autoridad PARA DESTRUIR el Bien Común, los ciudadanos de esa nación tienen el derecho de protegerse, para cambiar a esa persona por otra que va a servir al Bien Común. Recuerde que es el propósito de la justicia el proporcionar a cada uno lo que debe ser. El derecho de los ciudadanos de formar un gobierno que sirva a su Bien Común es de ellos por JUSTICIA, y no por su supuesta "soberanía". Es la dignidad (no la "soberanía") de cada ser humano, por reflejar la imagen de Dios, lo que pone un límite a lo que cualquier persona o gobierno puede hacer en su contra.
Aunque nuestro Consentimiento no es el origen de ninguna autoridad, el general "consentimiento de la gente" puede designar o aceptar la forma de su gobierno, puede no oponerse al establecimiento de los cargos de responsabilidad y quiénes los van a ocupar, los límites de la autoridad (responsabilidad) de cada cargo, etc., pero la autoridad que ejercita este gobierno, aunque depende de ese consentimiento para funcionar pacíficamente, le vino de arriba. De ahí en adelante, el "consentimiento de los gobernados" trata, principalmente, con su obediencia.
El propósito de la soberanía del gobierno
Un criado tiene un rango más bajo que la persona a la que él sirve. Un rey rige. En nuestras mentes, tenemos el concepto de que los reyes son "soberanos", porque mandan a otros.
Pero Jesucristo, el Rey de los reyes, demostró a sus Apóstoles durante la Última Cena, al lavar los pies de sus Apóstoles, que Él vino para servir a la humanidad. ¿Hay una conexión entre gobernar y servir? Para entender mejor el propósito de la "soberanía", miremos cómo Nuestro Señor Jesucristo, el Rey de reyes, ejercitó su divina soberanía mientras estuvo en la tierra.
Por obedecer la voluntad de Su Padre hasta la cruz, Jesucristo enseñó, con su ejemplo, que los soberanos deben de OBEDECER a su Dios, Padre. Al lavar los pies de los Apóstoles, Jesucristo enseñó que la manera de gobernar es SERVIR. Al reprocharle a Pedro, Jesucristo enseñó que los soberanos deben de GOBERNAR por la voluntad de Dios, y no de los hombres. Al morir en la cruz, Jesucristo enseñó que el último propósito de la soberanía es ayudar a toda la humanidad para unirse a Dios.
Siguiendo estos ejemplos, los que gobiernan deben de: (1) obedecer a Dios, Padre; (2) servir a aquéllos para quienes son responsables; (3) gobernar para el Bien Común de todos, y (4) tratar de unir a los gobernados con Dios.
En Conclusión…
Porque Dios es el Supremo Soberano, un cargo de autoridad es "soberano" solamente hasta la medida en que Dios le comparte algo de su autoridad, y SIEMPRE es menos soberano que Dios.
Nuestro Señor, al morir en la Cruz y al lavar los pies de sus discípulos, nos dio un ejemplo de que el "líder" esta al servicio de los demás. En este sentido, el propósito del gobierno, siguiendo el ejemplo de Nuestro Señor, es usar su "soberanía" para servir a sus ciudadanos. El servirle a alguien no significa darle autoridad (o "soberanía"), sino significa el uso correcto de la autoridad ("soberanía").
Autoridad es como el fuego y, como al fuego, hay que usarla con mucho cuidado. Es un don de Dios que se encuentra en los cargos de responsabilidad, para ayudar a todos nosotros a vivir humanamente. Como el fuego, se puede usar para el bien de la humanidad, pero como el fuego, se puede abusar. El abuso de cualquier don de Dios nos hace daño, y el abuso del don de la autoridad puede hacernos mucho daño, también.
Para satisfacer la responsabilidad de hacer lo que es posible y necesario para obtener su propio Bien Común, los miembros del cuerpo social llamado "el Estado" pueden designar o elegir a quién entre ellos va a gobernar; pueden decidir entre sí mismos la "forma" de su gobierno y definirla en una constitución, pero la pasajera "Voluntad de la gente" (en realidad, la voluntad de solamente una parte de "la gente") no es y nunca será el origen de la autoridad, ni de la "soberanía" que gobierna su país.
Al fin de cuentas, NO es "la gente", ni su "consentimiento", el ORIGEN de la autoridad que reside en su gobierno. Es Dios. Sólo Dios es el origen de toda autoridad, que AMBOS, la gente y sus gobiernos, deben de servir por su obediencia, para conseguir su propio Bien Común.
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