- ¿ Qué es la historia?
La conexión entre los conceptos de historia y ciencia es un fenómeno bastante reciente . Sólo con la Ilustración , durante el siglo XVIII, comenzó el proceso que llevó a la unión de ambos y dio origen a un vocablo compuesto, el de "Ciencias Históricas", para denotar un nuevo tipo de historia muy diferente a la practicada desde la Antigüedad. La historia , desde principios del siglo XIX, con la labor de la escuela histórica alemana, quedó constituida como una de las ciencias humanas ( Moradiellos, 1994; 1- 6 ).
Quizás el peligro más grave, en la utilización del termino historia sea el de su doble contenido: historia designa a la vez el conocimiento de una materia y la materia de este conocimiento. ( Vilar, 1982; 17 ).
El concepto de historia más generalizado y elemental es aquel que dice: Historia es la ciencia que se encarga del estudio de los hechos pasados.
Para Morin, la historia es una enmarañada sucesión de variaciones y manifestaciones semialeatorias de las virtualidades del sapiens. Asimismo , la "estructura social " no se opone a las ideas de historia, siempre a condición de que se establezca el papel de la aleatoriedad en la estructura ( la auto – organización, la complejidad ) y el de la estructura en el azar ( devenir ). (1974 b ).
Por tal motivo, la historia esta sujeta a los accidentes, perturbaciones y, a veces, terribles destrucciones en masa de poblaciones o civilizaciones . (1992). La historia estaría conformada de ruidos y una sucesión ininterrumpida de crisis y caos.(como neutral término antropológico) En tal sentido Historia sería: la memoria colectiva, como patrimonio hereditario, de los pueblos; pero, una historia de la periferia con una noción abierta, que implicaría metodologías de búsqueda.
1.2 El conocimiento histórico. El conocimiento de la historia, tiene por objetivos servirnos no sólo para reconocer las características al mismo tiempo determinadas y aleatorias del destino humano, sino para abrirnos hacia la incertidumbre del futuro. ( 1999 a ). El desarrollo histórico de la sociedad está íntimamente relacionado con el desarrollo la individualidad ( 1974 b). Será el producto de antagonismos , de contradicciones.
1.3 La historia humana: La humanidad ha tenido varios comienzos. La humanidad no ha nacido una sola vez, ha nacido muchas veces y Morin es de los que esperan un nuevo nacimiento. ( 1974; b). En el primer momento de la historia humana, ésta no fue del orden sino del desorden . La historia fue concebida como una sucesión de guerras, atentados, asesinatos, complots, batallas, marcadas por el ruido y la furia, por la corneta y el tambor por el ataque y la retirada, por el motor y la bomba, por el silbido y la explosión, cuando la muerte es la rutina y no se le teme porque se vive con ella.
A partir del siglo XIX, cuando se descubren determinismos infraestructurales, cuando se buscan las leyes de la historia, cuando los eventos se vuelven epifesionales y, muy curiosamente, las ciencias antroposociales cuyo objeto es sin embargo extremadamente aleatorios, se esfuerzan por reducir el alea y el desorden , estableciendo, o creyendo establecer determinismos económicos, demográficos, sociológicos. ( 1984 ). La historia de la naturaleza humana es una narrativa histórica tanto optimista – progresista como persimista – regresivas. la historia de la condición humana (ésta radica sólo en los razgos constantes de la vida cotidiana, ella abarca todo aquello que los seres humanos deben compartir; lo que nuestros abuelos compartieron y que compartirán nuestros nietos) no es propiamente una historia. Si uno cuenta una historia que intente acercarse a la naturaleza humana, no contará la historia de la propia condición humana, sino de la historicidad que se ha visto convencionada por la condición humana.
Es imposible tanto en el dominio del conocimiento del mundo natural como en el del conocimiento del mundo histórico o social, reducir nuestra visión, sea al orden , sea al desorden. Morin ( 1984 ) , tomando la concepción del idiota de shakesperiano ( la vida es un cuento contado por un idiota lleno de ruido y de furia que no tiene significado ), expresa que, por el contrario, la visión de una historia inteligente, es decir, de una historia que obedece a leyes racionales, sí que resulta idiota .
Partiendo de la concepción morana o moriana de la historia, la tenemos que concebir como vagabundeos , desviaciones, despilfarros, pérdidas, aniquilaciones, y no solamente riquezas, y no solamente vida, sino también saber, saber hacer, talentos, sabiduría. ( 1984 ).
La historia humana está conformada de ruido y furor que constituyen los factores evenenciales sin los que no puede existir ésta, es decir, modificación y evolución de los sistemas aparición de formas nuevas, enriquecimiento de la información ( cultura ). La(s) historia(s) con una vida después de la muerte siempre pueden ser recuperadas(s) de la memoria colectiva. Es así como se convierte(n) en cultura. (Heller, 2000; 209)
La identidad cultural está siempre construida e interpretativamente establecida sobre mitos y normativas históricas (Heller, 1991; 9). Pero si se intenta definir "cultura", inmediatamente nos damos cuenta de que esa definición es totalmente vacía y por lo tanto, insignificante para la búsqueda del conocimiento verdadero, o bien incapáz de ser consistentemente aplicada en esa búsqueda. Puede darse una definición nominal; y tal definición cumpliría una adecuada función orientativa, pero no tendría valor cognoscitivo y no contribuiría a nuestro conocimiento.
Uno de los conceptos más amplio y conocido de cultura es aquel que dice : " cultura es todo lo que hace el hombre ". Pero también puede tener los siguientes sentidos:
– Como sinónimo de cortesía o buenos modales.
– Como la acción y efecto de cultivar los conocimientos y de afirmar, por el ejercicio, las facultades intelectuales.
– Como producto de la actividad del hombre, esto es, como el conjunto orgánico de las creaciones realizadas por el espíritu humano en todo el curso de su desarrollo histórico.
– Como creación de valores.
- Como todo lo creado y transformado más el acto mismo de esa transformación.
Para Morin, la palabra cultura es un verdadero camaleón conceptual, puede significar todo lo que no siendo naturalmente innato debe ser aprendido y adquirido; puede significar los usos, valores, creencias de una etnia o de una nación; puede significar todo lo que aportan las humanidades, la literatura, el arte, la filosofía. (1999 b ).
El hombre es un ser plenamente biológico, pero si no dispone plenamente de la cultura sería un primate del más bajo rango. En definitiva, para Morin, la cultura acumula en sí lo que se conserva, transmite, aprende; ella comporta normas y principios de adquisición. ( 1999 b ).
2.1 Historia de la cultura. La historia de la cultura se ha asentado en la barbarie más atroz. Escándalo
sistemático que no menos sistemáticamente olvidan los empalagosos admiradores de las grandes civilizaciones ( 1974 b ) y del (recordemos que Carlyde – 1795 .1881- sostuvo que el avance de las civilizaciones se debe a la actividad de los héroes) .
Esta barbarie la encontramos desde la historia planetaria hasta la historia de una pequeña localidad. Porque dicha historia ha demostrado que : " la cultura del señor existe a costa de la incultura del esclavo " ( 1974 a ) y podemos agregar que la cultura del patrón existe a costa de la incultura del obrero; la cultura de la clase dominante existe a costa de la incultura del pueblo; en conclusión, es cuestión de minorías: ¡ saber es poder !.
3. La historia vieja (de la Modernidad).
De esta ciencia histórica conocida hasta hoy analizaremos: las leyes históricas, la idea o el mito del progreso y el fin de la historia.
3.1 Las leyes históricas. Desde el siglo XIX, los historiadores habían emprendido el estudio de las leyes históricas de acuerdo con el espíritu del positivismo, según el cual la comprobación de hechos era solamente la primera etapa de un proceso cuya segunda etapa era el descubrimiento de leyes generales. ( Collingwood, 1990 ). Pero, no solamente los positivistas se empeñaron en buscarle leyes a la historia, también lo hicieron los marxistas, ellos establecieron que el curso de la historia está dominado por leyes generales internas. (Fleischer, 1969).
El pensamiento filosófico monológico se base en la firme convicción de que hay algo completamente objetivo "ahí afuera" (por ejemplo, las leyes sociohistóricas) y que la mente podrá comprender sólo si se inventan las teorías adecuadas y se aplican los métodos adecuados (Heller, 2000)
Para Morin, no existen tales leyes históricas, sino una (diálogo constructivo y deconstructivo) caótica, aleatoria e incierta entre determinaciones y fuerzas desordenadas, y un juego a menudo rotativo entre lo económico, lo sociológico, lo técnico, lo mitológico, lo imaginario. ( 1999 a ).
Reiterando, no hay leyes histórica; por el contrario, todos los esfuerzos por congelar la historia humana, eliminar sus acontecimientos y accidentes, hacer que soporte el yugo de un determinismo económico – social y/o hacer que obedezca a un ascenso teledirigido han fracasado. ( 1999 a ).
Toda pretensión de promulgar leyes de la sociedad o de la historia ha sido y sigue siendo la mascara "científica" del mito doctrinario. Toda pretensión de monopolizar la ciencia social mediante la pseudo posesión de las pseudo-leyes de la historia no sólo es ipso facto acientífica, sino anticientifico. Pues toda pretensión de monopolizar la cientificidad, mediante el determinismo o cualquier otro principio se convierte en anticientífica. (1984).
Lukács nos decía que: "En la ciencia obran sobre nosotros los contenidos, en el arte las formas; la ciencia nos ofrece hechos y sus conexiones, el arte al más y destinos (1975; 17)
3.2 El progreso. El gran mito de los científicos era creer que con el progreso ( orgullo de las ciencias y las artes ) también se perfeccionarían la moral y las costumbres. Ese progreso sería indetenible y sin tropiezos, los biólogos ( a partir de Charles Darwin-1809 – 1882 ) y los historiadores ( en nuestro caso ) le enseñaban al mundo que había una progresión de las cosas organizadas. ( 1994 ). Ya no existe el progreso prometido, no es una adquisición para siempre.
Morin expresa que nuestro futuro no está teledirigido por el progreso histórico. Las fallas de la predicción futurológica , los innumerables fracasos de la predicción económica ( a pesar de y a causa de su sofisticación matemática ), el hundimiento del progreso garantizado, la crisis del futuro, la crisis presente, introdujeron en todos los dominios la lombriz de la incertidumbre. ( 1999 a ). Cuando se habla del abandono del " progreso garantizado ", no es el abandono del progreso en sí, sino el reconocimiento de su carácter incierto y frágil , inmerso en la complejidad del mundo histórico – social.
3.3 El fin de la historia. Cuando en la historia o cualquier ciencia se establecen objetivos definidos o metas, al acercarse a éstos inmediatamente pensamos en su fin. Hemos vivido habitados, según Morin, por la idea de que íbamos a culminar la historia, que nuestra ciencia había adquirido lo esencial de sus principios y sus resultados, que nuestra razón estaba finalmente a punto. ( 1994 ).
La crisis de los actuales momentos solamente nos está demostrando que estamos llegando a la culminación o final de un cierto tiempo y como lo ha demostrado el desarrollo histórico de la humanidad estaremos al comienzo de tiempos nuevos. La realidad nos ha demostrado que al progreso alcanzado hasta ahora hay que ponerle límites, porque si el hombre sigue su marcha sin control vamos a la autodestrucción.
La historia nueva formará parte de la ciencia de la complejidad humana , ya que se ha convertido en una ciencia poliscópica y tiende a convertirse también en una ciencia multidimensional, como lo que es ya la geografía que va de la geología a los fenómenos económicas y sociales.
Morin dice al respecto: la historia tiende a convertirse en una ciencia multidimensional, que integra en su seno las dimensiones económicas, antropológica ( el conjunto de las costumbres, hábitos, ritos sobre la vida y la muerte ) y vuelve a integrar el acontecimiento. ( 1999 a ).
La historia nueva no obedece a procesos deterministas, no está sometida a una lógica técnico – económica ineluctable y no establecerá leyes generales. Ya que la naturaleza humana no se opone a la historia del hombre y viceversa. Siguiendo a Morin: puesto que los hombres son tan diferentes en el espacio y en el tiempo y se transforman según las sociedades en las que se hallan inmersos, debe admitirse que la naturaleza humana no es más que una materia prima maleable a la que sólo pueden dar forma la cultura o la historia. ( 1974 a ).
4.1 La edad de hierro planetaria y la pre-historia del espíritu humano. En el desarrollo de la historia del hombre se han sucedido " sacrificios animales y sacrificios humanos han derramado torrentes de sangre para salvar a los humanos de la carestía, la sequía, las inundaciones, la derrota, la incertidumbre, la infelicidad, la muerte y, lejos de haber decaído, la magia del sacrificio se han perpetuado en formas patriotas, políticas o ideológicas ". (1988; 180).
En el umbral del siglo XXI hemos visto reaparecer en la Europa Occidental desarrollada, prácticas políticas (neonazis) de las décadas de los años 30 y 40, inclusive de racismo y de guerras étnicas y/o religiosas (en la Europa excomunista) o aquellos que llegan a creer que son la re-encarnación de un héroe – mito de siglos anteriores.
Morin señala que hemos entrado en la era planetaria en la cual todas las culturas, todas las civilizaciones están en interconexiones permanente. Indica al mismo tiempo, que, a pesar de las interconexiones estamos en una barbarie total en las relaciones entre razas, entre cultura, entre etnias, entre potencias, entre naciones, entre superpotencias. Estamos en la edad de hierro planetaria y nadie sabe si saldremos de ella.
La coincidencia entre la idea de edad de hierro planetaria y la idea de que estamos en la pre-historia del espíritu humano, en la era bárbara de las ideas, no es fortuita. ( 1994 ). Su idea de que estamos en la pre-historia del espíritu humano es una idea muy optimista , nos permite abrir el porvenir siempre a condición de que la humanidad disponga de un futuro.( 1994 ). En adelante, la humanidad y el planeta pueden revelarse en su unidad, no sólo física y biosfera, sino también histórica: la de la era planetaria. ( 1993 ).
4.2 La incertidumbre histórica. La incertidumbre histórica está vinculada con el carácter intrínsecamente caótico de la historia humana. Formidables regresiones de las civilizaciones y de las economías sucedieron a progresos temporarios. La historia está y estará sometida a los accidentes, perturbaciones y, a veces, a terribles destrucciones masivas de poblaciones y civilizaciones .
Existirán acontecimientos o accidentes que pueden desviar o hacer que las naciones o la humanidad tomen rumbos no pensados. El curso que toma la historia de la era planetaria se evadió de la órbita del tiempo reiterativo de las civilizaciones tradicionales para entrar, no en la vía segura del progreso sino en una incertidumbre insondable. ( 1999 a ).
4.3 La historia y el evento. Hasta ahora, el evento había sido expulsado de la historia ya que se obedecía a lógicas sistemáticas o estructurales.
Con el hombre ( de acuerdo a Morin ), la evolución va a transformarse en historia. Esto significa no sólo que la evolución va a dejar de ser física para hacerse psico – sociocultural, sino que los eventos van a multiplicarse y que su función va a intervenir de manera nueva en el seno de los sistemas. ( 1984 ). La historia ha sido y será " una cascada de secuencias evenenciales ". De acuerdo a Vattimo (1996) el evento mismo no es sino el darse del ser en la historia, pero la historia como transmisión de mensajes.
- La historia, las sociedades y los eventos.
- La historia nueva.
La vida y la muerte de las etnias, naciones, imperios, según Morin, escapan de la ley estadística. De ahí el papel crucial del evento en la historia: mientras que la supervivencia de una especie no depende de uno o varios combates dudosos, la suerte de una sociedad puede depender de algunos eventos felices o desgraciados, particularmente de las guerras, cuyo desarrollo y desenlace siempre dependen, salvo en el caso de una desigualdad aplastante en la relación de fuerzas, de algo aleatorio. ( 1984 ).
4.5 Integración de los eventos.
La naturaleza de los sistemas sociales son aptos para incorporar en el seno de su capital generativo o informativo (la cultura en el sentido antropológico del término) elementos adquiridos en el curso de la experiencia fenoménica y de su memoria histórica como patrimonio hereditario. Esto quiere decir que, los eventos de todos los órdenes , desde la invención técnica, el descubrimiento científico, el encuentro de dos civilizaciones, hasta la decisión de un tirano o de un demócrata con abrumadora mayoría y de alto índice de popularidad, pueden desempeñar un papel modificador en el seno del propio sistema social, hacia una evolución o involución. Para Hollingsworth (1983), lo necesario describir de una manera coherente los eventos pasados, usando a la población como su medida y a los cambios de población su medida y a los cambios de población como si fueran eventos de mayor interés que deben ser explicados por otros factores.
4.6 La historia auto – heterogenerada. Desde el momento en que la historia se impone como una dimensión constitutiva permanente de la humanidad, se impone al mismo tiempo como ciencia cardinal.
Para Morín, es la ciencia más apta para captar la dialéctica del sistema y del evento. En sus primeros tiempos , la historia fue ante todo una descripción de las cascadas evenenciales e intentó interpretarlo todo en función del evento.
Posteriormente, en el seno del siglo pasado, y sobre todo en la actualidad, la historia " evenencial " fue rechazada y refutada progresivamente en provecho de una evolución sistemática que se esfuerza por determinar las dimensiones autogeneradoras en el seno de las sociedades.
Advierte el autor, que si se lleva al extremo, semejante tendencia corre el riesgo de autodestruirse la propia historia al destruir el evento. ( 1984 ). Si el evento ya no es más que un elemento necesario en el seno de un proceso autogenerado, la historia cae en el hegelianismo , es decir, en la reducción de lo histórico a lo lógico, mientras que lo lógico se dibuja, se esboza, se fragmenta, muere, renace en lo histórico.
Para la historia comprensiva, el ruido y el furor desempeñan un papel organizacional, no porque el ruido sea la más cara de una información oculta, sino porque contribuye a constituir y modificar el desarrollo histórico.
Para Morin ( 1984 ), el gran problema antropológico – histórico, consiste en concebir la historia como una combinación entre procesos autogenerativos y procesos heterogenerativos ( a cuya evolución contribuyen el ruido, el evento, el accidente, de manera decisiva ).
Finalmente el autor plantea que la existencia de un proceso autogenerativo es suponer que los sistemas sociales se desarrollan por sí mismos, no sólo según mecanismos de " crecimiento ", sino también antagónicos internos o contradictorios; que van a desempeñar un papel motor en el desarrollo, provocando " catástrofes " más o menos controladas ( conflictos sociales, lucha de clases, crisis ) , es decir, los sistemas sociales, al menos los sistemas sociales complejos, serían generadores de eventos . Estos procesos autogenerativos estarían a medio camino entre el desarrollo embriogenético (donde las catástrofes son provocadas y controladas – programadas – ) y los desarrollos accidentales abandonados a los encuentros entre sistemas y eventos – mutaciones -. ( 1984 ).
4.7 La reacción anti – evenencial. La gran mayoría de los historiadores, sociólogos e investigadores de las ciencias humanas, todavía fieles a la ciencia tradicional – de la Modernidad – se niegan aún a aceptar el evento, lo aleatorio y la incertidumbre. En tal sentido Morin expresa: la etnología y la sociología rechazan, cada una por su lado al evento, y la historia se esfuerza por exorcizar el evento.
Todavía asistimos hoy a los efectos de una tentativa profunda y múltiple de rechazar el evento fuera de las ciencias humanas con el fin de ganar la patente de cientificidad. Ahora bien , la verdadera ciencia moderna sólo podrá comenzar con el reconocimiento del evento. ( 1984 ).
4.8 No al encierro disciplinario. Para Morin (1999 a), algunas concepciones científicas mantienen su vitalidad porque se niegan al en cierro disciplinario. Esto sucedió con la historia de la escuela de los Annales (aunque sus fundadores y sus discípulos no aceptan ser conocidos como escuela) que ahora tiene honores después de haber ocupado un sitio marginal en la universidad francesa.
La historia de los Annales se constituyó en y por el hecho de salir del encierro; produjo una modificación profunda de la perspectiva económica y sociológica en la historia; luego, una segunda generación de historiadores integró profundamente una perspectiva antropológica, como se puede observar en los trabajos de Duby y Le Goff sobre la Edad Media .
La historia, fecundada de este modo, no puede ser más considerada como una disciplina strictu sensu, es una ciencia histórica multifocalizada, pluridimensional, en la que las dimensiones de otras ciencias humanas están presentes y en la que la perspectiva global, lejos de haber sido expulsada por la multiplicidad de perspectivas particularidades, es requerida por éstas.
4.9 La historia, el azar y el evento. Morin señala que la historia, aunque por un tiempo estuvo vaciada de la noción de acontecimiento, de azar y de "grandes hombres", se enriqueció profundamente. Así sucedió, por ejemplo en Francia con la tendencia de la escuela de los Annales cuya virtud no fue , como ella lo creyó, deshacerse del acontecimiento y de lo contingente, sino volverse multidimensional al integrar el substrato económico y técnico, la vida cotidiana, las creencias y ritos, las actitudes ante la vida y la muerte. (1999 a). Nietzsche reconocía el azar y lo aleatorio: "yo – dice Zaratustra – , he redimido a las cosas de la servidumbre de la finalidad" (1959; "antes de sarir el sol"). Foucault rechaza el determinismo mecanecista y en su lugar privilegia el azar: "Las fuerzas presentes en la historia no obedecen ni a un destino, ni a una mecánica, sino al azar de la lucha". (1978; 20)
La historia está actualmente muy próxima , según Morin ( 1984 ), a la relación sistema – evento. El primer momento decisivo fue aquel en que la historia anti – evenencial, detentando las " capas profundas de la historia ", descubrió el sistema (Marc Bloch, Lucien Febvre, Fernand Braudel ) y la homeostasis ( Le Roy Ladurie ). El segundo momento ha comenzado: es el redescubrimiento del evento en la relación con el sistema (Baechler, Le Roy Ledurie ).
Los historiadores de los annales, modifican el concepto de tiempo, que ya no es considerado como un movimiento unidimensional del pasado y futuro, no existe ya un solo tiempo, sino tiempos muy diversos, por ejemplo, en las obras de Le Goff ("El tiempo de la iglesia y el tiempo del comerciante en la Edad Media") y Braudel ("El Mediterráneo y el mundo mediterraneo en la época de Felipe II") encontramos un tiempo estacionario (como espacio geográfico), el tiempo lento de las estructuras sociales y económicas y el tiempo rápido de los acontecimientos políticos (eventos).
Junto con el concepto del tiempo se pierde también la confianza en el Progreso y, con ella, la fe en la primacía de la moderna cultura occidental en la historia. Es necesario acotar que, Edgar Morin también modifica el concepto de tiempo cuando lo divide en dos: tiempo social y tiempo plantario.
Foucault (1978), encuentra líneas históricas con ritmos de desarrollo desigual: una acelerada de la política, otra de las ideas científicas, otra de las reflexiones filosóficas y otra de la civilización material.
De acuerdo al autor:
Antiguamente se seguía el siguiente esquema:
ESTRUCTURA………HISTORIA.
Actualmente se propone el siguiente esquema:
ESTRUCTURA………..SISTEMA………EVENTO…….. HISTORIA.
5. La historia y la complejidad de la vida cotidiana.
La vida cotidiana en sí misma no es "alguna cosa" sino la experiencia vital moderna y compartida en la que se basa nuestra intersubjetiva condición del mundo. En la vida cotidiana absorbemos ciertos valores, normas y visiones realizamos ciertas prácticas y acciones, adquirimos conocimientos (Heller, 2000 59-66).
Cuando hablamos de experiencias vitales, no es solamente actos, acontecimientos y sucesos; sino también del marco general de significados, visiones del mundo, instituciones de significación (religiosos, culturales, militares y otras) que guían, sintetizan y ordenan el proceso mismo de la experiencia. Las instituciones establecen su propia serie de normas y reglas de comunicación, acción y procedimiento.
Para Adorno es "… contextura interhumana en la cual todos dependen de todos, en la cual todo el todo subsiste gracias a la unidad de las funciones asumidas por los copartícipes, a cada uno de los cuales, por principio, se le asigna una función; y donde todos los individuos, a su vez son destinados en gran medida por la pertenencia al contexto de su totalidad" (1971; 23)
El sujeto de la esfera de la institución es el sujeto especializado. Uno puede entrar en una institución (aparte de la familia) sólo mediante la especialización. (Heller, 2000 p. 70-71). El sujeto de la vida cotidiana en la persona humana. El sujeto ha de saber como hacer las cosas (como por ejemplo: su relación con los vecinos, tomar el transporte colectivo, preparar la comida diaria y otras cosas más), así como también hacerlas ocasional y continuamente.
La vida cotidiana exige la movilización de muchas habilidades humanas. Pero no requiere un refinamiento externo de ninguna de ellas, ni tampoco requiere que desarrollemos nuestros dones y los convirtamos en talentos. Las actividades cotidianas pueden realizarse espontáneamente después de haberlas aprendido y no necesitan que se les preste mucha atención (Heller, 2000 p. 69). La historia de la cotidianidad "…derrumba las construcciones formales y corta transversalmente a la instituciones, los grupos y las clases para llegar a tocar el plano común, microsociológico en apariencia de la cotidianidad, por el cual todos los seres humanos son seres humanos…" (Ferraroti, 1991; 25)
La condición humana radica sólo en los rasgos constantes de la vida cotidiana (la conducta humana radica en la vida cotidiana). La condición humana abarca todo aquello que los seres humanos deben compartir, lo que nuestros abuelos compartieron y lo que compartirán nuestros nietos.
La historia de la naturaleza humana, es una apliamente designada narrativa histórica tanto en sus versiones optimista – progresista como en sus versiones pesimistas – regresivas.
La historia de la condición humana no es propiamente una historia. si uno cuenta una historia que intente acercarse a la de la naturaleza humana, no contará la historia de la propia condición humana, sino la de la historicidad que se ha visto condenada por la condición humana.
En los últimos congresos de Historia Regional y Local realizados en Venezuela, así como en las revistas especializadas a nivel nacional, están abriendo espacio a las investigaciones dirigidas a la vida cotidiana, aquella que vive con nosotros y que son tan comunes y rutinarias que pasan desapercibidas por la gran mayoría de la sociedad; así se han desarrollado trabajos sobre los burdeles, las bodegas, los locos del pueblo, etc.
En la obra de Morin, encontramos referencias sobre la historia y la complejidad de la vida cotidiana Según él la vida cotidiana está conformada por seres singulares, enraizados en su contexto, caminando en su tiempo. Es una vida en la que cada uno juega varios roles sociales en distintas circunstancias, cada ser tiene una multiplicidad de identidades y de personalidades, un mundo de fantasmas, y de sueños que nos acompañan. Cada uno de nosotros conoce muy poco de sí mismo; conocemos una apariencia de nosotros, debemos hasta engañarnos, autoengañarnos.
En definitiva, hay un tiempo que no vuelve nunca, que no se repite, que es el vivencial y existencial y nunca se vive dos veces. Ni en la historia social ni en la historia personal.
- Principal.
- Morin, Edgar (1974 a). El hombre y la muerte. Barcelona. Editorial Kairós.
- ____________ (1974 b) El paradigma perdido; el paraíso olvidado. Barcelona. Editorial Kairós.
- ____________ (1983). El método II. La vida de la vida. Madrid. Editorial Cátedra.
- ____________ (1984). Ciencia con conciencia. Barcelona. Editorial Anthopos.
- ____________ (1988). El método III. El conocimiento del conocimiento. Madrid. Editorial Cátedra.
- ____________ (1992). El método IV. Las ideas. Madrid. Editorial Cátedra.
- ____________ (1994). Introducción al pensamiento complejo. Barcelona. Editorial Ejedisa.
- ____________ (1995). Sociología. Madrid. Editorial Tecnos.
- ____________ (1999 a). La cabeza bien puesta: repensar la reforma. Reformar el pensamiento. Buenos Aires. Ediciones Nueva Visión.
- ____________ (1999 b). Los siete saberes nesesarios a la educación del futuro. París. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la ciencia y la cultura. (UNESCO).
- Complementaria:
- Adorno, Theodor (1971). La sociedad. Persepciones de sociología. Buenos Aires. Editorial Proteo.
- Cardoso, Ciro F.S (1985). Introducción al trabajo de la investigación histórica. 3ra edición. Barcelona. Crítica, grupo editorial Gribalbó.
- Collingwood, R. G (1990). La idea de historia. México. Fondo de cultura económica.
- Ferraroti, Franco (1991). La historia y lo cotidiano. Barcelona. Ediciones Península.
- Fleischer, Helmut (1969) Marxismo e historia. Caracas. Monte Ávila editores.
- Foucault, Michel (1978). Microfísica del poder. Madrid. Editorial la Piqueta.
- Heller, Ágnes (2000). Historia y futuro ¿sobrevivirá la modernidad?. Barcelona. Ediciones Península
- Hollingsworth, T. H. (1963). Demografía histórica. Cómo utilizar las fuentes de la historia para construirla. México. Fondo de cultura económica.
- Lukács, George (1975). El alma y las formas. Y la teoría de la novela. Barcelona. Ediciones Grijalbó.
- Monadiellos, Enrique (1994). El oficio del historiador. Madrid. Siglo XXI Editores.
- Nietzsche, Federico (1959). Así habló zaratustra. 3ra edición. Traductor: Eduardo Ovejero. Obras completas, tomo XV. Buenos Aires. Aguilar Editores.
- Vattimo, Gianni (1996). Introduzione a Nietzasche. Bari. Editorial Laterza.
- Vilar, Pierre (1982). Iniciación al vocabulario del análisis histórico. 4ta edición. Barcelona.
- White, Hayden (1992). Metahistoria. La imaginación histórica en la Europa del siglo XIX. Buenos Aires. Fondo de cultura económica.
Luis Rafael García J.
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