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Minimalismo como nuevo estilo de vida


Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Acercamiento conceptual
  4. Comunidad consumista
  5. Impacto del consumismo
  6. Minimalismo como forma de vida
  7. Conclusiones
  8. Referencias

Resumen

Objetivos: Proponer al minimalismo como un estilo de vida. Resultados: El capitalismo ha ido abarcando cada día más la mente de las personas induciéndolas indirectamente a la adquisición de objetos no necesarios en la vida de cada uno, la cultura del consumismo, por lo que es importante el poder enseñar una corriente que nos enseñe a ser felices teniendo solamente lo necesario para vivir. Conclusiones: Proponer al minimalismo como estilo de vida ayudará a tener una mejor perspectiva sociológica, psicológica, antropológica y ética para una mejor convivencia con la naturaleza.

ABSTRACT:

Objectives: Propose minimalism as a way of life. Results: Capitalism has been increasingly covering the minds of people indirectly inducing them to acquire objects not necessary in the life of each, the culture of consumerism, so it is important to teach a current that teaches us to be happy having only what is necessary to live. Conclusions: Proposing minimalism as a way of life will help to have a better sociological, psychological, anthropological and ethical perspective for a better coexistence with nature.

Introducción

El capitalismo surge en Europa, para ser precisos inicia tras la caída del feudalismo en el siglo XV, y continúa hasta la actualidad siendo este el principal responsable de introducir el consumismo en la mente de cada persona a través de llamativas propagandas, banners, letreros etc. Hemos consumido desde nuestros inicios, ¿pero hasta qué punto hemos de seguir consumiendo aún estando ya satisfechas nuestras necesidades?. Todos somos consumidores, pues el consumo es la base de la supervivencia humana y, por tanto, de la producción y organización económicas, por lo que está presente en las sociedades humanas de todo tiempo y lugar. El concepto "consumo" no está asociado a valores éticos; indica solamente un acto en el que una persona o un grupo humano agotan o utilizan unos recursos para satisfacer sus necesidades. Ahora bien, cada uno puede preguntarse: ¿Soy consumista? El concepto "consumismo" implica un consumo excesivo de los recursos. Como nunca nos pondremos de acuerdo en qué es o qué no es excesivo, quizá lo conveniente sea que cada persona se pregunte y se responda individualmente esta pregunta. Proponer al minimalismo es una propuesta atrevida pues psicológicamente es imposible el poder luchar contra todas las publicidades que podemos observar desde el momento que nos levantamos. El minimalismo como estilo de vida es una corriente que se enfoca en simplificar. Es un estilo de vida en el que buscas tener sólo aquello que necesitas, amas y te inspira, al menos desde mi punto de vista. Es una revalorización de tus prioridades. Considero que la definición se adapta a cada persona y, además, cambia con el tiempo. Al principio tal vez lo veas como desatiborrar ese cuarto de desorden, pero conforme pasa el tiempo, empiezas a encontrar la filosofía detrás de esto.

CAPITULO I:

Acercamiento conceptual

  • Capitalismo frente al consumismo

1.1.1 Capitalismo

Según M, Duarte el capitalismo:

¨Es un sistema económico y social basado en la propiedad privada de los medios de producción, en la importancia del capital como generador de riqueza y en la asignación de los recursos a través del mecanismo del mercado.El capital, es un factor de producción constituido por inmuebles, maquinaria o instalaciones de cualquier género que, en colaboración con otros factores, principalmente el trabajo y bienes intermedios, se destina a la producción de bienes de consumo¨. Es decir, es un sistema socioeconómico en el cual los medios de producción y distribución son de propiedad privada y con fines económicos.

El capitalismo surge en Europa, para ser precisos inicia tras la caída del feudalismo en el siglo XV. El capitalismo es dominante en el mundo occidental desde el fin del siglo XVII y sigue hasta la actualidad.

El capitalista desea incrementar sus ganancias a través de la producción y a la distribución frente a esto contrata a trabajadores quienes se encargan con la tarea de hacer la obra y hacerla realidad. Muchas veces el trato hacía el trabajador no es muy bueno como, por ejemplo, el hacerlo trabajar horas de más, no remunerarlo, etc. Esto es injusto y al serlo vienen los reclamos de la población.

Según J, Bordes

El socialismo y otros sistemas económicos han señalado cierto número de defectos en el funcionamiento real del capitalismo. Entre los fallos aparentes que se han señalado figuran la existencia de monopolios, la repetición de ciclos y depresiones comerciales y una distribución sumamente desigual, de los ingresos que a largo plazo conduce a un consumo deficitario y a la inestabilidad social

1.1.2 Consumismo

Según M, Duarte:

El sujeto, tiende a satisfacer necesidades del presente y del futuro.El consumo como concepto no hace referencia a nada perjudicial. Podemos definirlo como el simple hecho de consumir para satisfacer necesidades o deseos.

En la sociedad de consumo los productores impulsan nuevas e innovadoras técnicas de venta para fomentarla compra por impulso y decantar las decisiones de los consumidores hacia la adquisición de determinados productos previamente delimitados. En estas circunstancias, la decisión de compra deja de ser una atribución de los consumidores para pasar a manos de los productores, los cuales, a través de campañas de //marketing// y publicidad, y empleando el extraordinario potencial divulgativo de los medios de comunicación de masas, señalan lo que los consumidores tienen que comprar, generándoles una necesidad. Sólo una minoría es consciente de la pérdida de soberanía decisoria para decidir lo que quiere comprar y sus características. 

El capitalismo desapareciera si no fuéramos una sociedad relacionada al consumismo, sin embargo, eso no es así, ya que actualmente el consumidor se ha vuelto dependiente y vive en una utopía pensando que si gasta comprando cosas aparentemente buenas y superfluas será feliz. Piensan que al tener más cosas llenaran el vacío existencial que existe en ellos. Ese vacío no se llenará ya que es muy difícil completarlo con tan solo cosas materiales ya que eso no es lo más importante en la vida.

  • Estadísticas

1.2.1 España

  • Un 70% piensa que la pensión pública no será suficiente para vivir.

  • El 90% no sabe cuál será el importe aproximado de su pensión.

  • El 80% desconoce cuánto tendría que ahorrar para tener la jubilación que querría.

  • Los jóvenes de entre 25 y 35 años destinan aproximadamente un 17% de sus ingresos para su consumo mensual. El perfil del ahorrador es el de un joven que empieza ahorrar a los 22 años.

  • Los españoles destinan el 83% de sus ingresos a hacer frente a adeudas, que en mayoría son préstamos o créditos financieros; y a pagar los gastos inmediatos que surgen cada mes, mientras que el resto un 17% se dedica al ahorro.

  • Los españoles con estudios superiores tienen una tasa de ahorro por encima de la media, 19.2% de sus ingresos y los que cuentas con estudios básicos destinan el 14%.

  • En cuanto a las preocupaciones que motivan el ahorro, al 87.2% lo hace por si en el futuro necesite o por alguna enfermedad que le incapacite trabajar.

  • De acuerdo al consumo de energía de los españoles el 95.7% se preocupa por el consumo eléctrico que realiza y toma algún tipo de medida al respecto.

1.2.2 Perú

  • El 37.8% son personas que ahorra a un futuro, se encuentran en la edad de entre 40 y 60 años.

  • La energía eléctrica es un tema en el cual no existe mucho el ahorro en los peruanos pues el 20% es el único porcentaje que piensa en no malgastar la luz.

  • Con respecto a la vestimenta y el uso innecesario de cosas el Perú es un país en el cual le toman más importancia a lo material que a lo útil y elemental. El 33.4% son peruanos que se adecuan con lo que tienen.

CAPÍTULO II:

Comunidad consumista

2.1 Factores

2.1.1 Presión social

No solo la publicidad directa incita a un consumo de productos para adelgazar. Las dimensiones de la mujer han sido valoradas de forma distinta a lo largo de la historia del mundo desarrollado, siendo actualmente el momento en el que ostenta mayor presión social. La imagen de un modelo de belleza, compartido y reconocido socialmente, supone una presión significativa en todos los miembros de la población.

Quienes se identifican con ese modelo suelen valorarse positivamente, quienes no reúnen estas características padecen baja autoestima. En este esquema de modelos estéticos y dimensiones juega un papel importante la publicidad indirecta. El cine, la televisión o la fotografía, que muestran modelos de medidas extremas, contribuyen a determinar el estado de opinión y la evaluación corporal del individuo, creando un creciente mercado del cuerpo. El ánimo de la persona queda supeditado a un elenco de imágenes con mensajes indirectos, que concretan y potencian un estereotipo estético muy alejado de parámetros de salud normales. Uno de cada cuatro mensajes que aparecen en los medios de comunicación invita de alguna manera a la mujer a perder peso.

El llamado coeficiente de utilización, que indica la cantidad de veces que una palabra aparece en publicidad, nos muestra que en más del 50% de estos mensajes se repiten términos como silueta, delgado, centímetros, kilos, calorías, línea o adelgazar. La delgadez como fenómeno social se alza de forma imparable, dejando a su paso enfermedades como los TCA, contra los que se hace difícil la lucha sin la colaboración de los agentes sociales que intervienen en el proceso de creación de necesidades. A partir de los años sesenta, los cuerpos escuálidos se introducen en la sociedad a través de publicaciones de moda, lo que se ha dado en llamar el fenómeno Twiggy.

La aparición de este fenómeno es un hecho clave para entender el incremento epidémico de los TCA, potenciado por el consumo impuesto por las multinacionales del cuerpo que hacen que el modelo Márilin y el anhelo de delgadez sigan vigente. La preocupación por el cuerpo y la imagen corporal está tan extendida en la sociedad actual que se llega a entender como anormal la despreocupación por la apariencia; el culto al cuerpo, junto a la insatisfacción que produce, se convierte en factor que predispone a padecer anorexia o bulimia. La presión social es aceptada por los ciudadanos, y, como consecuencia, es patente la obsesión por el cuerpo y sus medidas supuestamente excesivas.

La acción adelgazante de la sociedad de consumo llega a ser ejercida por las madres, que en un 86% han realizado dietas de adelgazamiento, lo cual pone de manifiesto el papel de la familia en la transmisión de valores socio-corporales y en la prevención de los TCA. Cabe destacar el papel que juega en este sentido el rechazo social: quien no sigue los parámetros establecidos por la sociedad de consumo padece rechazo, siendo el rechazo al obeso uno de los más claros en nuestra sociedad. La obesidad se vende como la consecuencia de un vicio; así se hace al obeso responsable de su enfermedad.

De igual forma, la sociedad actual culpa al anoréxico de serlo, de dejarse llevar por modelos de belleza absurdos, cuando es la propia sociedad quien los impone, los comercializa y distribuye, eso sí, desviando cualquier responsabilidad hacia la esfera interna del individuo, manipulado por el consumo, la publicidad y los cánones y estereotipos socioculturales.

Otra manifestación clara del rechazo social al obeso se da en el mundo laboral: las personas con sobrepeso son consideradas menos competentes, desorganizadas, indecisas e inactivas. En el caso de la mujer, esta situación se agrava, siendo la promoción más asequible para las que cumplen con el modelo de delgadez establecido que para las que no cumplen los modelos de belleza sociales.

En la actual sociedad de consumo, donde coexisten la abundancia y la información, el sujeto se mueve entre el exceso y la escasez por privación voluntaria. Ante la posibilidad de padecer obesidad, el sujeto moderno reacciona rechazando las grasas, las proteínas y los hidratos. Para ello se vale del mercado, que muestra un escaparate de productos adelgazantes, quema grasas o ligeros, presuntamente libres de grasas o hipocalóricos. La sociedad de consumo impone al individuo un ideal corporal que tiene su origen en la manipulación comunicativa. Se valora positivamente la delgadez, la musculatura, la altura o el bronceado. Este contexto se agrava por el vacío de inquietudes del individuo y su educación en la sociedad del bienestar. El sujeto busca en el consumo la cura contra la crisis existencial moderna.

Podemos hablar de irracionalidad en gran parte de los comportamientos consumistas, los cuales cumplen la función impropia e ineficaz de pretender aplacar de forma ilusoria la angustia y los fracasos personales, llenando el vacío existencial del hombre actual. La seducción y el narcisismo se convierten en comportamientos promovidos por los medios de comunicación, producidos de forma industrial. El sujeto pretende la realización de este modelo personal con el que quiere identificarse y que constituye el verdadero objeto del consumo.

El ciudadano "se consume" materializando un modelo estereotipado de individuo valorado socialmente y con posibilidades de triunfo social; pero este sujeto es un ser enfermo, de baja autoestima, manipulado por la comunicación de masas y con objetivos personales inalcanzables. Los TCA hacen su aparición con fuerza ante este estereotipo social. La persona es vulnerable, manipulable, débil y los Trastornos de la Alimentación escogen a este tipo de sujeto como enfermos idóneos.

2.1.2 Vacíos existenciales

Las personas nos hemos convertido en productores, consumidores, estadísticas, horas de trabajo y cifras, y en esa transformación los sueños de democracia, libertad, solidaridad y ciudadanía han dado paso a una vida cotidiana de agresividad, codicia y competencia que nos produce un sentimiento de depresión, de soledad y perdida de sentido, una vida que solo se realizara al penetrar los umbrales de los supermercados y los shopping centers.

El fomento y la expansión de las necesidades es la antítesis de la sabiduría y la libertad, ya que incrementa la dependencia y el temor existencial. El modelo productivista de pensamiento ha servido al consumo (como etapa final en el proceso de producción) y no al consumidor, que está cada vez más inmerso en esa miseria que origina la ausencia de sentidos y significados, la miseria de la indiferencia, la apatía, de la falta de solidaridad y tolerancia entre las personas. Peor aún, este modelo elefantiásico ha transformado en seres desechables a todos aquellos que no posean ha trasformado en seres desechables a todos aquellos que no posean acceso al crédito; los pobres, por sus escasos niveles de ingreso; los ancianos y enfermos terminales, por la esperanza de vida limitada que tienen y las minorías étnicas, por estar al margen de la marea consumista y desplazados de la geografía. Hay sociedades "pobres" que tienen demasiado poco, pero me pregunto, ¿Dónde está la sociedad "rica" que diga: ¡Paremos un poco!, ya tenemos suficiente? Hemos llegado a una instancia en que debemos buscar como sociedad global la forma de "maximizar las satisfacciones humanas por medio de un modelo óptimo de consumo y no maximizar el consumo por medio de un modelo óptimo de producción" (Schumacher, 1983/73).

En el artículo se sugestivo, Csikszentmihalyi (1999), demuestra que en la sociedad occidental, poseer riquezas material y poder de compra no es precisamente sinónimo de felicidad y, menos aún, de plenitud. Según este autor, todo parece indicar que la correspondencia entre bienestar y la posesión de bienes materiales es muy baja e incluso negativa. Si una persona se esfuerza por alcanzar un cierto nivel de opulencia, creyendo que la riqueza la hará más feliz, cuando lo logre proyectara escalar a otro nivel y así sucesivamente. La búsqueda de logros materiales tiene el límite de la situación de cada persona, pero los deseos no; entonces, desde este patrón de comportamiento, a pesar de lo que se posea, siempre habrá insatisfacción y vacío existencial.

Existe lo que se puede denominar como privación relativa, que es una suerte de envidia, que hace que las personas evalúen sus posesiones no en términos de lo que se necesita para vivir bien, sino que se realiza la comparación con aquellas otras que tienen más, y como resultado se llega a la frustración y la infelicidad.

Hemos perdido de vista aquello que nos hace feliz. Jamás estamos satisfechos con el dinero que ganamos y raramente con el trabajo que hacemos.

No hay un único tipo de consumidor, varían en función del lugar de residencia, del nivel económico, de los niveles culturales, del entorno socioeconómico, de las apetencias, de la responsabilidad, de los estilos y los modos de vida, etc. Muchas marcas son para los jóvenes instrumentos de aceptación social, un derecho de admisión que actúa como remedio a la ansiedad por ser admitido.

2.1.3 Marketing agresivo

En la actualidad existen múltiples estrategias y tácticas de marketing que emplean diversos instrumentos, entre ellos imágenes y textos con los que pretenden generar gran expectación e impacto sobre el público. Este tipo de marketing deja a un lado los métodos tradicionales y opta por la propagación del mensaje de un modo inusual y provocativo. De esta forma se crea una polémica que despierta la curiosidad e interés común. La finalidad es la rápida propagación de mensajes concretos que son difundidos de forma viral mediante el boca a boca, la difusión colectiva o el marketing encubierto (entre otros). Queda claro que el objetivo principal de las empresas es la maximización de los beneficios, pero, ¿a costa de cualquier cosa? Y es que esta es una práctica común de las grandes marcas, Se trata de campañas publicitarias con estas características que son eliminadas al poco de emitirse, aunque como todos sabemos el objetivo queda cumplido. De este modo se podría pensar, erróneamente, que resulta rentable realizar un tipo de marketing que sobrepasa el límite de lo ético y que en muchas ocasiones puede herir la sensibilidad común o de ciertos colectivos. En el ámbito del marketing las prácticas engañosas se dividen en tres grupos: fijación de precios, promoción y packaging. La fijación de precios engañosa incluye prácticas como anunciar falsamente "precios de fábrica" o una gran reducción de un precio falso. La promoción engañosa puede tergiversar las características del producto o sus funcionalidades o atraer clientes a la tienda mediante una oferta inexistente. El packaging engañoso es exagerar los contenidos del packaging a través de un diseño sutil, utilizando etiquetas engañosas o describiendo el tamaño en términos exagerados. El marketing no goza de buena fama en la sociedad. Quizá es porque sus actividades son más viables, pero más probablemente es porque las personas que lo llevan a cabo no se comportan siempre éticamente. Pero el marketing como disciplina científica no pretende manipular ni perjudicar al consumidor, sino, todo lo contrario. El principal razonamiento de la dimensión social del marketing lo tenemos en el hecho de que las empresas existen con un propósito: servir a la sociedad, debiendo tener contenido ético y social sus prácticas de marketing-mix. El marketing tiene como principio fundamental la satisfacción de las necesidades del consumidor y asume en su actuación una responsabilidad social. Las prácticas que se condenan no son precisamente las que proponen y defiende el marketing, sino que suponen una incorrecta aplicación de los principios y métodos de esta disciplina. El marketing no es, en sí mismo, ni bueno ni malo, depende de cómo se aplique.

Existe pues una doble vertiente en la aplicación del marketing, la responsabilidad social y la ética en su aplicación. En cuanto a la primera incluye el conjunto de consecuencias éticas en las que incurren las empresas y otras organizaciones no empresariales en sus intercambios con el mercado. Pero hace referencia básicamente al contrato social entre la empresa y la sociedad. Es decir, ¿cuál es el límite de la empresa, lucrativa o no (organización empresarial o institución pública), si al introducir su producto en el mercado de una forma legal daña la moral, la salud o induce a comportamientos violentos a la sociedad a la que pretende servir? Mientras que la segunda vertiente, la ética empresarial, analiza y propone medidas para que las personas se comporten de acuerdo con las reglas de la moral en todas sus actuaciones, tanto dentro de la organización como en su relación con el mercado, el entorno y la sociedad en general. Por tanto, parece evidente que el marketing debe asumir, de forma "proactiva", sus deberes éticos y socialmente responsables, debido principalmente al gran poder social que tienen las empresas. De esta forma únicamente podrá ser aceptado el buen marketing como aquél que entiende la asociación poder-responsabilidad, en otras palabras, el marketing socialmente responsable. Sin embargo, hay que recordar que no son todas las empresas las que piensan en la concepción social del marketing, ya que no produce beneficios, o al menos de forma inmediata. Por tanto, el gran reto del marketing de nuestros tiempos es conseguir que las empresas sean generadoras de beneficios económicos a largo plazo, a la vez que son socialmente responsables y beneficiosas para la sociedad. La ética genera confianza en las relaciones comerciales y las favorece. Por ello, desde una perspectiva de eficiencia del mercado, la actuación comercial de la empresa ha de estar orientada al bien común, entendiendo por tal aquel que suponga un desarrollo humano integral y no sólo económico. De forma general, las prácticas poco éticas suponen una pérdida de concentración en las áreas claves de la actividad que, a medio plazo, perjudicarían la marcha del negocio. A partir de este momento, se puede hablar ya de la ética con aplicación estratégica, en la medida en la que puede ser entendida como "fuente de ventaja competitiva" para las empresas. Existe pues una doble vertiente en la aplicación del marketing, la responsabilidad social y la ética en su aplicación. En cuanto a la primera incluye el conjunto de consecuencias éticas en las que incurren las empresas y otras organizaciones no empresariales en sus intercambios con el mercado. Pero hace referencia básicamente al contrato social entre la empresa y la sociedad. Es decir, ¿cuál es el límite de la empresa, lucrativa o no (organización empresarial o institución pública), si al introducir su producto en el mercado de una forma legal daña la moral, la salud o induce a comportamientos violentos a la sociedad a la que pretende servir? Mientras que la segunda vertiente, la ética empresarial, analiza y propone medidas para que las personas se comporten de acuerdo con las reglas de la moral en todas sus actuaciones, tanto dentro de la organización como en su relación con el mercado, el entorno y la sociedad en general. Por tanto, parece evidente que el marketing debe asumir, de forma "proactiva", sus deberes éticos y socialmente responsables, debido principalmente al gran poder social que tienen las empresas. De esta forma únicamente podrá ser aceptado el buen marketing como aquél que entiende la asociación poder-responsabilidad, en otras palabras, el marketing socialmente responsable. Sin embargo, hay que recordar que no son todas las empresas las que piensan en la concepción social del marketing, ya que no produce beneficios, o al menos de forma inmediata. Por tanto, el gran reto del marketing de nuestros tiempos es conseguir que las empresas sean generadoras de beneficios económicos a largo plazo, a la vez que son socialmente responsables y beneficiosas para la sociedad.

CAPÍTULO III:

Impacto del consumismo

3.1. Social

Desde el punto de vista de la sociología, el consumo queda definido como "el conjunto de procesos socioculturales en que se realiza la apropiación y los usos de los productos o servicios". Productos o servicios que pueden estar a disposición del consumidor en cualquier parte y que pueden ser consumidos de distintas maneras. El simple hecho de la existencia de los productos o servicios los transforma en potencialmente consumibles y da a todos los consumidores el derecho legítimo de aspirar a tenerlos.

El consumo es una elección consciente de cada persona y depende de su cultura, pero en muchos casos el consumo se da a pesar de no tener los recursos para adquirir cosas costosas o que no son necesarias es decir vitales, la sociedad actual es la que consume más uno de estos factores contribuyentes; es la implantación necesidades inexistentes. un problema social del consumo actual, son las deudas, esto debido que no tiene el dinero para la adquisición de bienes sin embargo las personas piensan que es un bien necesario por ende recurren a bancos y prestamistas solo para llenarse de más productos y bienes que en muchos casos son obsoletos.

En este sentido, el modo de vida y la adquisición progresiva de bienes de consumo, que otorgan se denomina "confort", conduce a que los objetos aceleran su ciclo de vida a medida que avanza el siglo. Lo que antes era sinónimo de prestigio, el paradigma de tener objetos que duran toda la vida, dio paso a un sistema donde los objetos son casi desechables.

Socialmente se piensa que el que tiene más o consume más se diferencia del resto ya sea con la sociedad de consumo de masas y tiene como principales características la afluencia, el poder del consumidor y la psicología del individuo que compra.

Al pasar de los días el consumismo abarca gran parte de la sociedad, teniendo en cuenta las diferentes necesidades de cada consumidor en variedad de campos como lo son revistas, televisión, radio, periódicos, vallas publicitarias o en su defecto eventos realizados con fin de hacer parte a los consumidores de sus productos.

En el comercio mantenemos viva una amplia financiación en la compra de los diferentes productos que nos sirven para nuestro vivir diario, aun así, queremos mantener un estatus de innovación ante los demás y mantener un alto nivel social.

Es verdad que el consumo nos con lleva a pensar en comprar artículos innecesarios que nos producen felicidad y satisfacción, pero nos induce a malgastar en mercados que no ofrecen ningún tipo de necesidades verdaderas, siendo guiados únicamente con fines económicos.

En una sociedad libre, o mucho más libre que en la que vivimos, no habría consumismo desaforado, nada de eso. Cada uno haría lo que quisiera, en función de su preferencia temporal consumiría hoy o guardaría para mañana. Si ese ahorro, como es normal, se trata de rentabilizar poniéndolo, por la vía que sea, a disposición de demandantes de fondos prestables a cambio de un interés, perfecto. Ese dinero de hoy a cambio de un dinero futuro para invertir, alargar la estructura productiva, incrementar el capital invertido, mejorar la productividad del trabajo, subir los salarios reales, favorecer la innovación y la caída del precio relativo de productos de más calidad, todos nos mantendríamos contentos.

3.2. Psicológico

El comportamiento que adopta el consumidor frente a una situación de adquirir un producto, está determinado por variables psicológicas y variables externas.

Variables psicológicas: Recoge aquellas características individuales de la persona, así como sus deseos y necesidades.

Hay dos teorías que apoyan este enfoque, la teoría del comportamiento y la teoría de la influencia social.

La primera teoría tiene su origen en los estudios realizados por el Ruso Iván Pavlov, uno de los pioneros en el estudio del condicionamiento. Y la segunda teoría se basa en la influencia del entorno en la conformación interna del individuo y en su posterior comportamiento.

Por último, tenemos un enfoque que es motivado por la fuerza que empuja a los individuos a la acción, y es provocada por un estado de tensión debido a una necesidad insatisfecha. Esta teoría fue desarrollada por Abraham Maslow, quien jerarquizo las necesidades de las personas en una pirámide conocida en la actualidad como la pirámide de Maslow.

En esta pirámide Maslow plantea las necesidades en una escala de prioridades colocando las necesidades fisiológicas como la base de las necesidades humanas y en la cúpula las necesidades de autorrealización del ser humano.

La psicología del consumidor se encarga de estudiar el comportamiento del consumidor y los aspectos psicológicos que influyen en la decisión de compra de una persona.  Según esta disciplina estos procesos están influenciados por tres grupos externos los cuales determinan de alguna manera la decisión final del consumidor.

Estos tres grupos han sido clasificados en primarios secundarios y terciarios.

El grupo primario lo conforma la familia, pues en primera instancia, son estos lo que generan ciertos hábitos en cada persona de acuerdo a los mismos del grupo condicionando de alguna manera la decisión sobre tal o cual productos o servicios.

Dentro de este grupo, también se incluyen los amigos más íntimos del individuo.

El grupo secundario lo conforman las amistades en general y los centros escolares, que influyen bastante sobre las decisiones del individuo, permitiendo ampliar su abanico de posibilidades, pero al mismo tiempo limitando también sus decisiones.

Por último, marcamos el grupo terciario en el cual están involucrados los medios de comunicación, líderes de opinión, personajes y personalidades que de alguna manera crean expectativas y pautas sociales para seguir, en un momento determinado. Un ejemplo de ello lo podemos ver en algunos deportistas de alto nivel quienes marcan tendencias en un momento determinado.

Además, que el individuo esté influenciado de alguna forma por los estos grupos, los factores individuales psicológicos dependen de otros factores que son importantes a tener en cuenta.

3.2.1 Cultural

El lugar al cual pertenece cada molde en él un gusto característico, que van unidos a las características del medio, su forma de pensar, las tradiciones, la cultura y el nivel socioeconómico los situamos también en este grupo.

3.2.2 Status

 De acuerdo a las necesidades propias del individuo los medios de comunicación ejercen una "presión" sobre lo que debe consumir para buscar como modelo de vida a seguir y provoca que los diferentes estratos socioeconómicos aspiren a esa forma de vida causando el consumismo.

En muchas ocasiones a través de estos mecanismos se hace sentir culpable al individuo por no tener una cosa u otra lo que desencadena muchas veces problemas emocionales que terminan en depresiones, ansiedades y otras enfermedades que reflejan ese vacío que tienen por la falta de algo.

3.2.3 Afectivo

El factor afectivo es abordado precisamente para "atacar" los procesos mentales del individuo, pueden llegar a generar miedo para que las personas adquieran un producto servicio. Ejemplos de este tipo de factores que atacan los procesos mentales del miedo son la venta de seguros, la compra de armas como sucede en USA, en la cual para estar seguro en tu casa debes tener un arma.

3.2.4 Necesidad

Este factor se basa en convencer al usuario que un producto es necesario o indispensable para la vida cotidiana, aun sin que este producto sea efectivamente de primera necesidad. Por ejemplo, podríamos incluir en este apartado la venta de celulares los cuales crean una necesidad que en ocasiones es inexistente. Si bien los celulares son necesarios para la comunicación muchas personas ya perdieron el concepto de telefonía móvil y buscan otras cosas que nada tiene que ver con ello dentro de este producto.

3.2.5 Masificación

Para ello basta con colocar en la mente del consumidor que un producto que está en oferta es adquirido o utilizado por muchas personas. Para este tipo de masificación utilizan frases como ¿Qué espera para tenerlo?  O ¿Qué espera para tener…? etc.

3.2.6 Tecnológico e innovación

Aquí se pretende mostrar la tecnología como una herramienta indispensable para mejorar la calidad de vida. Con ello se lleva el mensaje de ahorrar tiempo y esfuerzo, eficiencia y comodidad, y de esta forma se espera que el cliente tome la decisión de adquirirlo.

3.2.7 Pertenencia

Con este factor se juega muy fácilmente con el ego personal, haciendo notar que con este producto la persona se hará notar dentro de un grupo específico y así será reconocido y aceptado.

Además de estos factores que socialmente hablando son muy fuertes en el individuo, también existe una conducta fisiológica que responde y de alguna manera crea un gusto inconsciente por un determinado producto. La industria alimenticia es prueba fehaciente de ello.

Durante muchos años las empresas de refrescos principalmente se han dedicado a estudiar este proceso de ahí el enorme éxito que han tenido los refrescos como coca cola, Pepsi, Fanta entre otras.

Y es que según los estudios, el efecto sonoro que tienen las burbujas de los refrescos cuando los bebemos impacta directamente sobre el inconsciente del cerebro, causando una sensación de placer y de alguna manera creando un consumismo para determinados productos.

3.3 Ético

Una de nuestras actividades cotidianas es ir de compras, consumir. Pero nuestro consumo en la mayoría de las ocasiones es sinónimo de "agotamiento". No tenemos en cuenta las repercusiones para el medio ambiente y las personas que habitan en el planeta de nuestros procesos de abastecimiento de bienes y servicios.

De acuerdo a la Declaración oficial de Naciones Unidas con motivo de la Cumbre de la Tierra de 2002 una de "las principales causas de que continúe deteriorándose el medio ambiente mundial son las modalidades insostenibles de consumo y producciónparticularmente en los países industrializados". En este sentido Naciones Unidas hace un llamado a revisar estas modelos insostenibles, recurriendo a modelos de consumo responsable.

Otra acepción de Consumo Responsable, o consumo crítico, complementaria a la definición anterior, es aquel que implica consumir menos, eligiendo consumir sólo lo necesario, y estando atentos a cómo nos influye la publicidad en la creación de necesidades superfluas.

Es un imperativo de nuestro tiempo la realización de un cambio social en torno a nuestros hábitos de consumo. El principio fundamental es que todos somos corresponsables con nuestra compra de los impactos sociales y ambientales de la producción.

En el medio ambiente, soporte de la vida en la Tierra, teniendo en cuenta que debemos priorizar productos con menores impactos ambientales y reducir el consumo de los limitados recursos naturales de que disponemos.

En las personas, asumiendo y defendiendo solidariamente la obligación de garantizar los mismos derechos para todas ellas.

Cuando añadimos el calificativo de responsable a nuestro consumo estamos significando la importancia que tiene el consumidor para elegir entre las diversas opciones que le ofrece el mercado de bienes y servicios, teniendo en cuenta los productos que valoran la justicia social, la ética y la solidaridad, y la protección del medio ambiente.

La ciudadanía puede convertir su capacidad de compra en un importante instrumento de presión; como dice una organización pionera en estos temas, puede "votar por sus valores a través de su acto de compra". El consumidor y consumidora tienen a su alcance la posibilidad de premiar a los mejores y rechazar a los peores, exigiendo el cumplimiento de determinadas garantías sociales, laborales y medio ambientales.

CAPITULO IV:

Minimalismo como forma de vida

4.1 Relación entre el consumismo y el minimalismo

Durante los últimos 100 años, el consumismo se ha convertido en el común denominador en la vida de niños, jóvenes, adultos e incluso ancianos, esto en gran parte gracias a la publicidad que ha logrado contaminar la cultura e infiltrarse en ella.

La idea de que realmente se necesitan un montón de cosas en la vida se ha adueñado de las mentes de muchas personas. Rick Hanson, doctor en filosofía y neuropsicólogo, sostiene que en el hombre occidental actual existe un fuerte deseo de tener más, lo cual crea una desconexión.

Existe una ilusión de cómo debería verse nuestra vida; gracias al marketing, los anuncios y el fácil acceso a la información tanto verdadera como engañosa, tal es así, que los planes de la gente suelen convertirse en conseguir o acercarse a una vida atractiva, llena de lujos e incluso sexy, pero muy lejana ante las realidades de varios.

Ryan Nicodemus, coautor de "Simplicity: essays" y minimalista, en el documental Minimalism: A documentary about important things afirma que "Muchas personas pretenden llenar el vacío que hay en sus vidas con consumo, en un intento de comprar su felicidad. Sin embargo, terminan viviendo por cosas, pero no viven en lo absoluto". Por ello, el vivir de esta manera puede causar una gran insatisfacción, pero muchos no ven otra alternativa que vivir así. Es entonces cuando surge el minimalismo, curiosamente  en Estados Unidos, país considerado creador del consumismo desmedido, para enfrentarse a esta realidad, para que las personas recuperen su libertad, afrontando las miles de distracciones diarias que abruman sus cerebros, sus mentes y sus cuerpos, ya que para los minimalistas, el consumismo se ha convertido más en un motivo de estrés que de placer, uno que aleja a las personas de alcanzar una felicidad verdadera, encadenándolas a sus posesiones materiales.

El minimalismo es una forma de escapar de los excesos del mundo a nuestro alrededor – el exceso en consumismo, en posesiones materiales, en cacharro, en tener tantas cosas que hacer, tantas deudas, tantas distracciones, tanto ruido…pero muy poco significado. El minimalismo es una forma de romper con lo que no es esencial para así enfocarnos en lo que es realmente importante, lo que le da significado a nuestras vidas, lo que nos da dicha y valor. (Leo Babauta, una guía simple para una vida minimalista). Por ello, "Un estilo de vida minimalista implica ser consciente de las cosas que poseemos, las cosas que compramos y cómo invertimos nuestro tiempo" afirma Francine Jay, autora de The Joy of Less. Es decir, que esta nueva filosofía de vida nos invita a vivir con lo sustantivo, con aquello que exalta la vida de uno y contribuye a la felicidad, pues busca que las personas llenen ese vacío existencial que puedan sentir, no con un consumo desenfrenado, sino con un equilibrio entre lo que se quiere y lo que se requiere.

Maria Popova en su blog "Brain Pickings" menciona que: "Hay mucho que decir sobre nuestra responsabilidad como creadores y consumidores de esa constante interacción que llamamos cultura – ¿en qué lado de la línea entre servir y crear nos situamos? Lo comercial nos condiciona a creer que el camino hacia el éxito está en suplir las demandas existentes. Cada propuesta crea su propia demanda. Solo aportando esta propuesta con consistencia podemos esperar el incremento de la demanda de lo sustantivo sobre lo superficial en nuestras vidas individuales y en ese sueño colectivo llamado cultura."

Para poder facilitar esa aspiración de una vida más auténtica, feliz y que sepa diferenciar lo sustantivo de lo superficial, el minimalismo existencial propone eliminar permanentemente las cosas materiales innecesarias de las que dispone el individuo, para así descubrir una vida sencilla que nos permita obtener espacio para aquello que es importante, lejos del consumismo. Asimismo, nos ayuda a analizar el mundo en el vivimos y a movernos en él, e incluso aporta un criterio de referencia para tomar decisiones en múltiples campos de la vida. Por ejemplo, para adquirir un objeto o para realizar alguna tarea, el minimalismo te exhorta a preguntarte si esto añadirá valor o no a tu vida. Chris Wray, escritor del blog TwoLessThings.co.uk. Señala que "El minimalismo no son cuartos blancos casi vacíos y con escasos muebles" "Se trata de eliminar todas las cosas que nos distraen de aquello que es importante en nuestras vidas".

"Usualmente cosas que creemos que son necesarias no necesariamente lo son. El problema es que categorizamos cosas como necesidades porque estamos acostumbradas a ellas, y no podemos ver cómo vivir sin ellas." (Leo Babauta, Una guía simple para una vida minimalista). Según el minimalista José Ochoa-Lácar, no todos, pero casi todos los sucesos y manifestaciones de la vida pueden reducirse a 3 adjetivos básicos: A, maravilloso; B, terrible y C, Razonable. Como sistematización general, este ABC funciona, pues todo evento puede ser clasificado como A, B o C. Entonces se sigue que para una vida buena es necesario: aumentar C, reducir B y mantener esporádicamente algunos A. Es decir, lo que queda fuera de este ABC es la indiferencia total, el no-ser, la nada, y como tal debe ser evitada.

En conclusión, para un minimalista, el consumismo es un exceso, una exageración que debe ser evadida, evitada a toda costa; puesto que nos ata, merma nuestra libertad y nos convierte en esclavos de nuestros propios deseos, los cuales en muchos de nosotros se encuentran bajo el dominio de aquellos que buscan enriquecerse sin importar qué, pues nos venden una felicidad aparente producto del consumo desmesurado, aun sabiendo que esta solo nos traerá insatisfacción, desesperanza e incluso inconformidad con lo que somos y lo que poseemos. Sin embargo, esta nueva filosofía no debe ser entendida como una oposición al consumo, ya que al contrario esta nos invita al consumo responsable y de calidad. Por ello, el hombre necesita reconocerse, reconocer sus necesidades y vivir con lo esencial, con aquello que le permita disfrutar de sí mismo y que añada valor a su vida, rompiendo las cadenas del consumo excesivo y retomando su libertad, la única por la que será capaz de alcanzar la felicidad.

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