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La eutanasia (página 3)

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4.4 EXISTE EL DERECHO A MORIR

La eutanasia, es el límite considerado de la vida de un paciente en orden a prevenir posteriores sufrimientos. Es decir, se entiende como acción u omisión que por su naturaleza o en la intención, causa la muerte, con el fin de eliminar cualquier dolor.

Es bueno detenerse aquí; dado que el debate se plantea muchas veces con una terminología que oculta el verdadero carácter del acto. Así, conceptos como "derecho a disponer de la propia vida", "derecho a una muerte digna", "morir con dignidad", ocultan el intento de dignificar el suicidio y la participación homicida con el suicida.

La naturaleza con que suele plantearse a la opinión pública un tema tan complejo, lleva a dudar del valor real de las abundantes encuestas a favor de la eutanasia que utilizan sus partidarios, y cuyo objetivo es crear la falsa imagen de una "amplia demanda social".

Analizaré a continuación los argumentos utilizados para su legalización:

  • La primera es la razón de la libertad o autonomía: cada persona tendría derecho a controlar su cuerpo y su vida incluso su muerte.
  • La segunda, afirma que la vida del paciente puede carecer de valor según criterios objetivos: dolores insoportables, estado terminal, como irreversible, senilidad avanzada, situación de grave postración física o psíquica.

Aquí la elección del paciente puede ser una confirmación del juicio objetivo, pero en el caso de que no expresara su parecer el médico o los familiares pueden interpretar en vez del paciente su supuesto deseo de no permanecer vivo en tales condiciones.

Por tanto, lo que justifica aquí el homicidio por piedad no es la voluntad autónoma del paciente, sino el presunto amor compasivo del médico. Los médicos nunca deben provocar la muerte; la medicina no está para eso, aunque alguna ley lo permitiera o sea solicitado por el paciente, su familia o un comité de cuidados hospitalitarios.

Una muerte digna encuentra respuesta, no en la legalización de la eutanasia, sino en el desarrollo y difusión de cuidados paliativos, tratando de eliminar el sufrimiento y no al ser humano que sufre, compartiendo sus temores e incertidumbres, en la actitud solidaria de sus familias hasta sus últimos momentos.

Nada ni nadie puede autorizar la muerte de un ser humano inocente, sea feto o embrión, niño o adulto, anciano, enfermo incurable o agonizante. Nadie, además, puede pedir ese gesto homicida para sí mismo o para otros confiados a su responsabilidad, ni puede consentirlo explícitamente o implícitamente. Ninguna autoridad puede legítimamente imponerlo ni permitirlo. Se trata de una ofensa a la dignidad de la persona humana, de un crimen contra la vida.

  1. ASPECTOS A FAVOR Y EN CONTRA DE LA EUTANASIA

4.4.1 ASPECTOS EN CONTRA DE LA EUTANASIA.-

  • La vida como un derecho propio, al optar por la eutanasia, se esta entregando la libertad y al mismo tiempo acabando con ella.
  • Existe una dificultad de toma de posición en el caso de los enfermos mentales.
  • "Mientras hay vida hay esperanza" dice un refrán popular, sin embargo, hay que analizar y desentrañar aún más el verdadero significado de esta frase, alguien podría decir, y si al otro día se encuentra la cura contra ésta enfermedad.
  • Podrían aumentar el número de eliminaciones a débiles y personas subnormales, así mismo, aumentarían las presiones sobre el ejecutante (medico) del acto por parte de la familia.
  • Los mismos ejecutantes podrían ser tomados como crueles, lo que puede implicar en una sociedad como la nuestra, una pérdida de confianza en la persona tratante de mi enfermedad
  • Podrían aumentar el número de homicidios con máscara de eutanasia, con el sólo fin de cobrar jugosas herencias
  • Podría aplicarse la eutanasia sólo para surtir el jugoso negocio del tráfico de órganos, lo que muestra que podrían haber intereses económicos y políticos tras su aprobación.
  • Podrían disminuir los recursos destinados a la cura de una enfermedad, ya que podría salir más económico dejar morir a las personas y con ello se disminuye así mismo, el esfuerzo de investigación en la medicina.
  • Se puede perder la esperanza de vivir, si como viejos las personas son dejadas de lado, aisladas en asilos, como enfermos pueden ser eliminados simplemente.

4.4.2 ASPECTOS A FAVOR DE LA EUTANASIA.-

  • Tengo un derecho a disponer de mi propia vida, y puedo exigir la autonomía como parte integral de la dignidad humana y expresión de ésta.
  • Una vida en determinadas condiciones es indigna, la imagen que proyecto ante los seres cercanos o aún en los otros, puede ser considerada como humillante e indigna.
  • Aceptar una forma de existencia en circunstancias limitadísimas, sacrificando, en cierta forma, a parientes y amigos, para no verlos sufrir.
  • Así como se tiene un derecho a vivir con dignidad, por qué no tener un derecho a morir dignamente.
  • No debe intentarse prolongar la vida cuando ésta no se pueda vivir, haciendo del paciente no un ser humano, sino un caso clínico interesante (como ocurre en los hospitales universitarios actualmente)
  • Podría institucionalizarse unos derechos no sólo del paciente terminal, sino de la familia en sí.

CAPÍTULO V: EUTANASIA Y EL SUICIDIO ASISTIDO

  1. En el campo de la ética medica, se llama suicidio asistido cuando el medico ayuda a que el paciente se suicide con el fin de evitarse sufrimiento y dolor.

    Consecuencias negativas que la eutanasia y el suicidio asistido presenta por ejemplo: la inseguridad personal, el aumento de la violencia y el fraude.

    En algunos países existen grupos que enseñan al público como auto eliminarse en caso de necesidades, y publican folletos con tal fin. Cada día se presentan casos ante la justicia, de personas que por compasión han eliminado a un familiar, con el propósito de evitarles sufrimientos. Muy comentado fue el caso del esposo que, para evitarle dolor, dio muerte a su cónyuge quien sufría enfermedad de Alzheimer y osteoporosis severa.

    El suicidio es considerado desde la antigüedad como una auto liberación, ya que el individuo tomaría la decisión de manera libre y voluntaria, en las mismas circunstancias que podría justificarse la eutanasia, es decir, frente a una enfermedad incurable, cuyo sufrimiento resulta insoportable, y donde la persona conciente tiene pleno conocimiento de su padecer y su pronóstico.

    No cabe duda que el suicidio constituye uno de los grandes dilemas de la humanidad, tan antiguo como ésta, pero la intervención del médico en la consumación de este acto también es motivo de opiniones encontradas, pues, la competencia del médico como colaborador técnico (no necesariamente instigador como sustentan doctrinarios del derecho) excede los estudios y las competencias de cualquier facultad de medicina e incluso los códigos de ética profesional.

    El termino se refiere al suicidio en el que la muerte del sujeto, aunque ha sido ocasionada por el mismo, han intervenido otro u otros individuos.

    El primer derecho humano es el derecho a la vida de toda persona desde la concepción hasta su término de modo natural. Ninguna ideología, ni ningún sistema sanitario, pueden convertirse en los dueños de la vida de una persona y aplicarles la eutanasia activa, la eutanasia pasiva o el suicidio asistido.

    Las ideologías de la muerte asistida, están empecinadas en convencer a la sociedad española de que la vida de un enfermo terminal o psíquica y físicamente discapacitado, no vale para nada, no tiene ya ninguna utilidad ni sentido, ni futuro, ni calidad de vida; que es una carga para las familias, que es un gasto sanitario absurdo para la sociedad del bienestar, y sobre todo, que es inadmisible admitir, ver, palpar, compartir y constatar el sufrimiento.

    Las ideologías de la muerte, desprecian a las personas que en situación vital grave necesitan toda nuestra ayuda para que vivan o mueran con dignidad y no se les aplique una muerte provocada. Las ideologías de la muerte, son el reflejo de una sociedad deshumanizada y con miedo al dolor, al sufrimiento y que no sabe ya qué es el amor y la misericordia con los más débiles y necesitados.

    Es inadmisible que las ideologías de la muerte, proclamen el derecho a la muerte asistida, y se viole la ley que condena el suicidio asistido, y se desprecie a Dios, que es quien ha dado la vida y la dignidad a todo ser humano.

    5.1.1 Por su Finalidad

    Eutanasia eugenesia: por razones de higiene racial, libera a la sociedad de los enfermos que son una carga.

    Eutanasia piadosa: es la que practica con el fin de aliviar los dolores y sufrimientos a un enfermo.

    5.1.2 Por sus Medios

    Eutanasia activa: es aquella en que el agente de manera directa y positiva actúa sobre la persona provocándole la muerte. Es considerada por la ley como un homicidio culposo.

    Eutanasia pasiva: el agente deja de hacer algo que permite proseguir con la vida del paciente. Hay omisión al no iniciar o discontinuar una medida terapéutica que sostiene la vida.

    5.1.3 Por sus Intenciones

    Eutanasia directa: cuando en la intención del agente existe el deseo de provocar la muerte directamente del enfermo.

    Eutanasia indirecta: consiste en la muerte no querida en su intención que sobreviene a causa de los efectos secundarios del tratamiento curativo del dolor.

    5.1.4 Por su Voluntariedad

    Eutanasia voluntaria: es la que solicita el paciente de palabra o por escrito.

    Eutanasia involuntaria: es la que se aplica a los pacientes sin su consentimiento.

  2. El Suicidio Asistido
  3. LEGALIZACIÓN DE LA EUTANASIA Y EL SUICIDIO ASISTIDO

Aceptado el derecho a morir cuando a juicio del propio interesado su vida es intolerable por el sufrimiento, que la convierte en indigna, cabe plantear si puede hacer valer ese derecho legalmente. Esto es, reclamar a la sociedad, al Estado, que lo auxilien para poder lograr su objetivo.

Esto significa en concreto, la incorporación de la eutanasia y el suicidio asistido a las prácticas médicas. El arte de curar tendrá entonces que ser también el arte de matar, o de ayudar a morir.

Como se ha expresado antes, la vida es un bien de la persona que se integra en el círculo de su libertad. Por lo tanto cada persona particular puede disponer fácticamente sobre su propia muerte según su conciencia. Esta disposición de privarse de la propia vida, es un acto que la ley no prohíbe –el suicidio no es castigado-. El hecho de que el suicidio no sea perseguible penalmente no debe interpretarse como reconocimiento de un derecho subjetivo a la propia muerte.

El reconocimiento del derecho a la vida tiene un contenido de protección positivo, de afirmación que excluye necesariamente el contrario, es decir, el derecho a la muerte. Si se reconociera el derecho subjetivo a la muerte, todos, aún los profesionales de la salud, estarían obligados a respetar la decisión de quienes deciden concluir con su vida. Todos deberían entonces abstenerse de evitar un suicidio.

De la misma manera que la autonomía del paciente, en cuanto facultad de decidir acerca de tratamientos y actuaciones médicas que afecten a su propia vida, constituye un derecho de la persona estrechamente vinculado con los derechos a la integridad física y la vida, estos mismos derechos marcan los límites de la autonomía del paciente que nunca será absoluta, de modo que llegue a incluir el derecho a prescindir de la propia vida.

El rechazo a un tratamiento es un derecho del paciente y manifestación de su propia autonomía, en tanto refleja sus ideas y códigos morales. Este rechazo puede llevarlo a la muerte, si el tratamiento es indispensable para mantenerlo con vida. La vida así mantenida por el tratamiento, puede haberse tornado incompatible con lo que el paciente entiende es la dignidad humana. Así es que rechaza una condición que no tiene otro tratamiento que el que la perpetúa.

El rechazo de tratamiento se ha reconocido en el ámbito legal de la Ley del Ejercicio de la Medicina (17.132), que ordena a los profesionales médicos a respetar la voluntad del paciente en cuanto a no internarse o tratarse, salvo las excepciones que se mencionan. En el caso de los Testigos de Jehová, la Justicia reconoció el derecho de rechazar la transfusión sanguínea (Caso Bahamóndez). Asimismo, se reconoció el derecho de un paciente a rechazar la amputación de una pierna para salvarle la vida (caso Parodi), falleciendo como consecuencia su decisión.

En el caso de rechazo de tratamiento hay una colisión de derechos entre la autonomía del paciente y el deber de intervenir para preservar el derecho a la vida.

El reconocido derecho de un paciente competente a rechazar un tratamiento, lleva a reflexionar sobre su relación con el suicidio asistido y la eutanasia.

El juez Davie Breck (caso Kevorkian), afirma que "si una persona se puede negar a un tratamiento que le mantenga con vida, entonces esta persona debiera tener derecho a insistir en un tratamiento que le cause la muerte con tal que el médico esté dispuesto a asistir y el paciente esté lúcido y satisfaga criterios racionales." Además, "la distinción entre suicidio asistido y la retirada del apoyo vital es una distinción sin merito." Jurídicamente, el consentimiento del interesado sería ineficaz, desde el momento en que la eutanasia –como homicidio- y la ayuda al suicidio, son delitos de orden público, perseguibles por la ley penal, y no dejan de serlo por la aquiescencia de la víctima. Sin embargo las leyes penales pueden modificarse en el sentido de desincriminar determinadas conductas como las que aquí comentamos.

La pregunta que debe responderse aquí es cuál debería ser la conducta que corresponde a la Sociedad y al Estado cuando un ciudadano le reclama que intervenga en la producción de su muerte.

En efecto, para poder concretarse el suicidio asistido o la eutanasia se requiere de un tercero que lo provea. Se trata de una colisión de derechos, del sujeto a su propia autonomía personal, y el derecho de la sociedad de examinar y acceder o no a la solicitud de quien peticiona su muerte. Se ha dicho que la decisión de morir pertenece al ámbito de lo íntimo de cada persona humana. El grado de libertad con que toma esa decisión, su competencia, quedará como un misterio de su vida y de su muerte. Pero desde el momento en que el Estado es llamado a intervenir, entonces no puede meramente ser el verdugo, el ejecutor de una decisión que puede ser consecuencia de una decisión inválida, por proceder de un sujeto incompetente al que se le reconoce el derecho subjetivo de morir.

CAPÍTULO VI: DERECHOS Y NECESIDADES DE LA PERSONA CON ENFERMEDAD TERMINAL

6.1 DERECHOS DEL ENFERMO MORIBUNDO

Ciertamente. El derecho a una auténtica muerte digna incluye:

  • El derecho a no sufrir inútilmente;
  • El derecho a que se respete la Libertad de su conciencia;
  • El derecho a conocer la verdad de su situación;
  • El derecho a decidir sobre sí mismo y sobre las intervenciones a que se le haya de someter;
  • El derecho a mantener un diálogo confiado con los médicos, familiares, amigos y sucesores en el trabajo;
  • El derecho a recibir asistencia espiritual.

El derecho a no sufrir inútilmente y el derecho a decidir sobre sí mismo amparan y legitiman la decisión de renunciar a los remedios excepcionales en la fase terminal, siempre que tras ellos no se oculte una voluntad suicida.

6.2 ¿CÓMO SUAVIZAR EL DOLOR DEL ENFERMO TERMINAL?

Uno de los derechos del enfermo es el de no sufrir un dolor físico innecesario durante el proceso de su enfermedad. Pero la experiencia nos muestra que el enfermo, especialmente el enfermo en fase terminal, experimenta, además del dolor físico, un sufrimiento psíquico o moral intenso, provocado por la colisión entre la proximidad de la muerte y la esperanza de seguir viviendo que aún alienta en su interior. La obligación del médico es suprimir la causa del dolor físico o, al menos, aliviar sus efectos; pero el ser humano es una unidad, y al médico y demás personal de enfermería compete, junto a los familiares, también la responsabilidad de dar consuelo moral y psicológico al enfermo que sufre.

Frente al dolor físico, el profesional de la sanidad ofrece la analgesia; frente a la angustia moral, ha de ofrecer consuelo y esperanza. La deontología médica impone, pues, los deberes positivos de aliviar el sufrimiento físico y moral del moribundo, de mantener en lo posible la calidad de la vida que declina, de ser guardián del respeto a la dignidad de todo ser humano.

6.3 NECESIDADES QUE PRESENTAN LAS PERSONAS TERMINALES

Son necesidades físicas, psíquicas, espirituales o religiosas, y sociales.

Las necesidades Físicas derivan de las graves limitaciones corporales y, sobre todo, del dolor, especialmente en las muertes por cáncer, donde éste está presente en el 80 por ciento de los enfermos terminales. Con tratamientos adecuados se pueden llegar a controlar un 95 por ciento de los dolores.

Las necesidades psíquicas son evidentes. El paciente necesita sentirse seguro, necesita confiar en el equipo de profesionales que le trata, tener la seguridad de una compañía que lo apoye y no lo abandone. Necesita amar y ser amado, y tiene necesidad de ser considerado, lo que afianza su autoestima.

Las necesidades espirituales son indudables. El creyente necesita a Dios. Es una grave irresponsabilidad civil y política que la atención religiosa de los pacientes no esté claramente presente en todas las clínicas e instituciones hospitalarias.

Las necesidades sociales del paciente terminal no son menos importantes para dar sosiego al penoso trance. La enfermedad terminal produce a quien la padece y a su familia unos gastos y no pocos desajustes familiares. Toda la atención de los componentes de la unidad familiar se concentra generalmente en el miembro enfermo y, si la supervivencia se alarga, el desajuste puede ser duradero. El paciente lo ve y también lo sufre.

CONCLUSIONES

  1. La Eutanasia es todo acto u omisión realizado por personal médico que ocasiona la muerte de un ser humano con el fin de evitarle sufrimientos insoportables o la prolongación artificial e inhumana de su vida.
  2. La vida humana no es para la Iglesia un valor absoluto al que todos los demás se deban someter; lo que es un valor absoluto para la Iglesia es la dignidad de la persona humana, que está hecha a imagen y semejanza de Dios. Por eso el arriesgar la propia vida por salvar a otros no sólo no son pecado, sino que pueden ser algo valioso e incluso moralmente obligatorio.
  3. La eutanasia es un problema político; porque uno de los deberes primordiales del Estado es el de respetar y hacer respetar los derechos fundamentales de la persona, el primero de los cuales es el derecho a la vida, y la eutanasia no es sino la destrucción de vidas humanas inocentes en determinadas condiciones.
  4. La Eutanasia comprende una clasificación por su finalidad, por sus medios, por su intención, por su voluntariedad y el llamado Suicidio Asistido; El termino se refiere al suicidio en el que la muerte del sujeto, aunque ha sido ocasionada por el mismo, han intervenido otro u otros individuos, aconsejándole la manera de llevarlo a cabo, poniendo los medios a su disposición y el modo de emplearlos, como por ejemplo alguna maquina que introduzca una sustancia venenosa en una vena canalizada y cuyo funcionamiento lo puede realizar el sujeto suicida.
  5. La eutanasia reconoce la necesidad de agotar todos los mecanismos antes de llegar al último recurso. Una vez superados todos los medios y la muerte cerebral es inevitable o está demostrado, y entonces por lo menos se debe permitir una muerte digna. La Eutanasia como último recurso, no debería ser negada y debería brindarnos la posibilidad de mantener la esencia de nuestra propia dignidad.
  6. Creo que la vida es nuestro bien mas preciado y que no tenemos derecho a decidir sobre ella, sino en instancias importantes, como lo es Dios. Teniendo en cuenta esto también se tendría que aceptar nuestro derecho de dar término a nuestra propia vida, cuando vivir y el no querer que se prolongue el sufrimiento sin posibilidad de que este termine.

RECOMENDACIONES

  1. Es preciso evitar dos extremos: la eutanasia, y el ensañamiento terapéutico que consiste en todo lo contrario, o sea en ciertas intervenciones médicas ya no adecuadas a la situación real del enfermo, por ser desproporcionadas a los resultados que se podrían esperar, o bien, por ser demasiado gravosas para él o su familia.
  2. Cuando la muerte es inevitable, se puede concientemente renunciar a tratamientos que tan sólo prolongarían ya no la vida, sino una dolorosa agonía; debe dejarse que la naturaleza siga su proceso natural, esto expresa la aceptación de la condición humana ante la muerte.
  3. Los católicos tenemos en los Sacramentos también el acompañamiento divino y los familiares deben procurar a tiempo la visita del sacerdote con el Sacramento de la unción de los enfermos, que por la acción del Espíritu Santo, proporciona al enfermo la Gracia Santificante, paz espiritual, fortaleza cristiana, gozo en el Señor, y si Dios quiere, algunas veces, la salud.
  4. No es prudente llamar al sacerdote hasta que el enfermo esté inconsciente "para que no se asuste", siendo una realidad que los Sacramentos ayudan enormemente en esos momentos tan difíciles. No es lícito privar al moribundo de la conciencia propia sin grave motivo, pues ante la muerte los hombres deben estar en condiciones de cumplir sus obligaciones morales y familiares y sobre todo, prepararse con plena conciencia, al encuentro definitivo con Dios.

BIBLIOGRAFÍA – LINCOGRAFÍA

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ANEXOS

ENTREVISTA A UN PADRE

¿Qué es para ud. la Eutanasia?¿Cuál es su opinión personal frente a ella?

-Es un acto mediante el cual se corta deliberadamente la vida de una persona. Si me preguntas mi opinión frente a ella, debo decirte que, claramente, que estoy en desacuerdo por una razón muy clara también, pienso que la vida nos ha sido dada, y que no está en la voluntad del hombre cometer actos que la limiten, como se dicen muchas cosas alrededor de la eutanasia, entonces seria bueno que comentemos sobre el tema.

¿Qué opina de la información brindada por diversos medios de comunicación en torno a la eutanasia?

-Muy mala información, muy confusa, los medios de comunicación normalmente se confunden al moverse con gente que no es especialista. Confunden al público, porque básicamente no hacen la diferencia entre matar y dejar morir, diciéndolo de manera resumida, la eutanasia siempre es querer matar. Sin embargo no se habla de lo que significa dejar morir, los medios piensan que cuando se deja de prolongar la vida de una persona se esta provocando la eutanasia, y pues este acto no lo es. Así, sucesivamente hay problemas alrededor del tema, cuestión de valores, etc.

Si una persona deja un documento que estipule su deseo de morir ¿Cree que seria valido aplicar la eutanasia?

  • Nunca, ni la ley ni lo que llevamos como moral permiten la eutanasia. La eutanasia es, filosóficamente, un acto positivo, es la comisión de un acto que se realiza para producir la muerte. Entonces, si se desea morir, el culpable es aquel que cumple dicho acto, lo señala la ley, es un asesinato.

Frente a la aparición de la eutanasia, y la creciente aceptación de esta ¿Qué opciones piensa tomar la iglesia?

-Mira, la Iglesia no es que adopte tomar unas medidas distintas a las que a echo siempre, la Iglesia a defendido la vida desde la concepción hasta la muerte, entonces de la misma manera que yo, siguiendo las enseñanzas de la iglesia, defiendo el derecho a la vida, también defiendo el derecho que existe en las personas a la muerte, que no esta ahora en las propias manos, sino el derecho a morir dignamente.

¿Está de acuerdo la Iglesia con la aplicación de la eutanasia? si la respuesta es afirmativa,¿bajo que casos se contempla?

– Me gusta que lo preguntes así porque en realidad hay que hacer la afirmación clara, la iglesia no esta a favor de la aplicación de la eutanasia, entonces, bajo estrictamente ningún caso contempla como aceptable la eutanasia.

¿Existen un documento que haya propalado la Iglesia que los católicos deben adoptar sobre la visión de aplicar o no la eutanasia? Si se dio el caso ¿En qué consiste?

– Se que debe haber documentos que hacen referencia, pero no he manejado el tema suficientemente. Hay una serie de documentos, como el magisterio ordinario de la iglesia, de los papas, de diversas instancias de la iglesia, pero no te los puedo citar.

¿Existe alguna pena o sanción que la iglesia aplique aquellos que contribuyan o cometan eutanasia?¿Cuál es esta?

– Mira, hay un mandamiento que habla de "no matar". Aquella persona que mate, entonces esta pecando contra el mandamiento directo.

Actualmente se a incrementado la clonación en nuestro medio, donde se puede alargar la vida por medios artificiales ¿Cuál es la postura que la iglesia toma frente a esta innovación tecnológica?

– La iglesia acepta todo lo que es avance de las ciencias, ese es un primero punto. Un segundo punto, en la enseñanza tradicional de la iglesia se hace una diferencia entre los medios ordinarios y los medios extraordinarios para conservar la vida de las personas; entonces, la enseñanza de la iglesia habla de cómo un cristiano esta obligado moralmente a aplicar los medios que son ordinarios para mantener, conservar, defender la vida de una persona, mas no tiene ninguna obligación de aplicar los medios extraordinarios. Entonces, vamos a poner el caso de que tengamos una persona que, para vivir, tiene que tomar una pastilla, ese es un medio ordinario, estamos obligados a poner esos medios , porque están al alcance. Pero, si a mi me dicen digamos, que una persona muy intima, para poder sanarse, tiene que ir a un hospital que queda en Noruega, donde posiblemente le van a salvar la vida, dime, ¿Es ese acaso un medio ordinario? ¿Estoy moralmente obligado a viajar hasta Noruega para salvar su vida?, conseguir prestamos, vender bienes, poner en peligro la vida de toda mi familia, etc. Bueno, eso ya seria un medio extraordinario al que no estoy obligado. Entonces, hay una gamma de posibilidades en ambas posturas. Ahora, quiero decirte algo mas claro todavía. Yo he tenido que vivir de cerca muchos casos ya, donde se debe de decidir si se prolonga la vida de una persona que no tiene respiración autónoma, no tiene un encefalograma plano, y que no tiene esperanzas de que esa persona se mejore, no tiene conciencia ni voluntad, y esta obligado a tener esa vida indefinidamente, mi respuesta es no, y estoy siguiendo la enseñanza de la iglesia y las aplicaciones practicas que tiene la iglesia en el desarrollo de la moral y no estoy obligado a mantener una vida durante muchos años. Imagínate que a todas las personas, en vez de llevarlas al cementerio, las tengamos en estado de hibernación, haber si dentro de doscientos o quinientos años las pueden recuperar, llegamos a un punto que ya es absurdo, y la injusticia de aquellos que defienden la eutanasia, que dicen "una persona no puede sufrir". Aceptar la eutanasia es ponernos al borde de decir: están enfermos, hay que matarlos; están viejos, hay que matarlos; son retrasados o discapacitados, hay que matarlos, y terminaremos diciendo que si son feos, hay que matarlos, que si son de una raza "inferior" hay que matarlos. Si no somos muy claros en la defensa de los principios, terminaremos llegando a situaciones absurdas, pero también tenemos que tener en cuenta las decisiones, que deben de aceptarse, con la responsabilidad propia de quien debe de tomarlas.

¿Cuál debe de ser la posición de un católico frente a una enfermedad terminal o a un impedimento físico?

– No hay que confundir ambos conceptos. Enfermedad terminal es lo siguiente: cuando yo ví que mi madre moría, solo debía permanecer paciente y aceptar la muerte de mi madre, y no lo prolongue la vida unas horas, o unos días, diciéndome "Bueno Enrique, puedes hacer que viva unos meses más" y yo dije "¿Para qué?" Dejemos que la naturaleza siga su proceso y que termine su vida en paz. Ahora volvamos a lo del impedimento físico, acaso si un niño nació con una pierna ¿Hay que matarlo? O acaso, ¿Los niños nacidos con deformaciones deben de matarse?, pues no. La iglesia, vuelvo a repetir, debe optar por la defensa de la vida, esto es un problema ético.

ENTREVISTA A UN MÉDICO

En el colectivo médico se ha argumentado que el papel del médico es curar, alargar la vida del enfermo, y que por eso la eutanasia es completamente opuesta a los objetivos de la medicina. ¿Cuál es su opinión al respecto?

El médico se encuentra en una disyuntiva: por un lado, el objetivo fundamental es tratar la enfermedad y evitar la muerte. Pero otro de los objetivos del médico es aliviar los sufrimientos del paciente. Cuando la prolongación de la vida comporta una prolongación del sufrimiento, te encuentras ante una controversia personal, en la que te acometen toda una serie de dudas respecto a tu conciencia personal, profesional y social, con todas las atribuciones éticas, religiosas… Por eso creo que hablar de eutanasia sin haber tratado pacientes teóricamente tributarios de la petición de eutanasia es muy difícil.

Entonces es difícil que haya una actitud corporativista respecto al tema de la eutanasia.

Bajo mi punto de vista es difícil definirse a favor o en contra de la eutanasia de una manera genérica. Ahora mismo yo no sé si soy una persona pro o contra eutanasia. Yo sé qué haría en cada caso, y en determinados casos sé que tomaría una actitud eutanásica. Además creo que en esto hay una actitud muy hipócrita, porque oyes: "Yo no estoy a favor de la eutanasia", pero en cualquier hospital se está aplicando eutanasia cada día. Continuamente hay un proceso de selección de pacientes, de terapias… Sin embargo, también veo que hay que diferenciar entre el enfermo terminal y el individuo que no está enfermo, pero que no está de acuerdo con su situación y quiere que tú le administres ese final de vida. Ambos casos son muy diferentes y me imagino que el grueso de los médicos plantearía respuestas muy diferentes en una situación y en la otra.

Respecto a la disyuntiva entre la prolongación de la vida y la del sufrimiento, ¿habría quizá que redefinir o replantearse los objetivos de la medicina?

Uno de los puntos clave a reivindicar y a recordar en el colectivo médico es el aspecto humanístico y humano de la profesión. A veces lo que se busca en la medicina son trofeos y récords y se olvida un poco la realidad humana del paciente. Creo que son temas esenciales que se deben reivindicar cada cierto tiempo. Es decir, a la hora de tomar decisiones terapéuticas no pensar sólo en la TAC (tomografía axial computerizada) o en la resonancia magnética, sino en solucionarle el aspecto humano al paciente, que es lo que realmente importa.

Cuando el alargamiento de la vida del paciente no va acompañado de una buena calidad de vida, se habla de ensañamiento terapéutico, pero los médicos se quejan que desde la realidad del día a día de un hospital es difícil tomar este tipo de decisiones.

Es muy difícil decidir por que intervienen factores de todo tipo. Por ejemplo, frente a un paciente con una enfermedad incurable, el médico se plantea aplicar una terapia determinada, porque intentarlo es una forma de progreso médico. Pero este tratamiento quizá deteriora el patrimonio principal que tiene ese paciente, que son sus 3, 4 o 5 meses de vida, con su familia, en unas condiciones aceptables de calidad de vida. Entonces ¿hasta qué punto se le debe tratar? Está claro que se debe preservar la calidad de vida, pero también está claro que se tiene que ir progresando en la utilización de terapias, porque, si no, se va a estancar el progreso de lucha contra esa enfermedad. Nuestra actitud es una actitud equilibrada en la que, desde luego, intentamos preservar la calidad de vida. Por otro lado, tenemos el aspecto legal del tema: dejar de tratar a un enfermo puede traer unas connotaciones legales negativas. Además, progresivamente estamos entrando en una dinámica de una cierta medicina defensiva, en la que tienes que tener elementos que te justifiquen delante de la justicia.

Entonces quizá sería de ayuda algo parecido a unas guías de práctica clínica consensuadas que marquen unos caminos preestablecidos…

Sí, hay un énfasis importante para intentar protocolizar la práctica médica. En muchos hospitales se actúa frente al paciente siguiendo unos patrones concretos. El objetivo de esto es intentar que la calidad de asistencia al paciente sea lo mejor posible, y también la medida ofrece esta otra vertiente de cobertura legal. Sin duda, una de las características de la medicina del siglo XXI va a ser la protocolización de la medicina. No obstante, entre los médicos hay un dicho que dice que la habilidad de un médico consiste en saber distinguir cuándo seguir el protocolo y cuándo es mejor obviarlo.

Parece que se está produciendo un cambio en la relación médico/paciente. De un enfoque basado en el principio de beneficencia se está pasando a reconocer el derecho del paciente a decidir sobre sus propios tratamientos. En este contexto el testamento vital se apunta como instrumento facilitador para que se cumpla la voluntad del paciente.

Estoy completamente de acuerdo en que se regulen documentos como el testamento vital, con los que se reafirma el principio de independencia, de autodecisión que tiene por definición el ser humano, el ser libre. En definitiva, parece lógico instrumentalizar este tipo de decisiones en una sociedad que pretende preservar este principio de libertad. Yo creo que éste es un tema de regulación. El médico está en contacto con el problema, lo ve, lo siente, y como persona implicada quiere una reglamentación.

¿Qué características debería tener el testamento vital para optimizar su función?

En España hay una tradición similar al testamento vital, y que nos puede servir como modelo, que es la donación de órganos. En realidad es algo muy parecido a un testamento vital: la gente expresa previamente lo que quiere hacer en el caso de que llegue la situación en que pueda ser donante. Nosotros nos encontramos con estas situaciones muy a menudo y vemos que la gente sabe lo que quiere en este aspecto. Además en nuestra sociedad, en nuestra cultura, es muy habitual que la gente piense qué quiere que se haga cuando él muera (qué tipo de entierro, qué hacer con los bienes materiales…), por lo que ya existe una tradición en este aspecto.

¿Cuáles son los pacientes con los que se ha tenido que enfrentar más a menudo con situaciones de petición de eutanasia?

Probablemente el enfermo con dolor crónico intratable: pacientes en los que las medidas de analgesia no son suficientes. Determinados tratamientos comportan bastante riesgo para la vida del enfermo por esta razón, en situaciones normales no se deben utilizar, pero en los pacientes con dolor crónico creo que se puede asumir este riesgo extra, teniendo en cuenta que el objetivo esencial es evitar que el paciente sufra. Creo que no se plantea aquí darle la inyección letal a un enfermo en un día determinado a una hora determinada, sino utilizar diferentes grados de tratamiento que, llegados a su punto máximo, exigen asumir una mortalidad elevada. Hay una cierta hipocresía dentro de la profesión de no querer asumir esta situación como real.

Se ha dicho que con una cobertura total de la medicina paliativa y una buena red de atención psíquica, física y social no tendría sentido hablar de eutanasia por que las demandas prácticamente desaparecerían. Pero también existe la posición de que ambas cosas no se excluyen sino que son complementarias. ¿Cuál es su opinión al respecto?

No se puede generalizar porque siempre habrá casos excepcionales, por lo que probablemente hay una necesidad de analizar caso por caso. Pero creo que en la mayoría de las situaciones, que se corresponden con un enfermo terminal que lo está pasando mal, si se aplica una medicina paliativa en toda su extensión, la eutanasia no debería plantearse, porque los cuidados paliativos asumirían estos tratamientos más agresivos con la vida del enfermo.

Se ha hablado mucho de la progresiva, quizás excesiva medicalización de la vida y de la muerte, y se ha argumentado que el médico no tiene porqué ser un agente esencial en el proceso eutanásico. ¿Cuál cree usted que es el papel del médico?

Creo que la vida y la muerte están en manos de las ciencias médicas. Le guste o no le guste, y creo que éste es un tema muy hipócrita, el médico tiene que ver con la muerte, porque no se pueden separar el uno de la otra. Como médico debes formarte para afrontar la muerte de los demás de una forma científica, reglada. Pienso que sería peligroso desmedicalizar este tipo de actuaciones. Sería algo bastante aberrante que ahora aparecieran unos profesionales de la eutanasia.

ENCUESTA

1. – Jóvenes:

Por ejemplo el siguiente cuadro muestra cómo es la opinión del público joven, ya que estos oscilan entre los 17 y 25 años.

En ellos se puede apreciar una opinión más flexible frente a la eutanasia, la mitad de los entrevistados cree que es correcta la aplicación de esta y esto se debe a muchos factores: uno de ellos es el tipo de educación que han recibido, es más abierta hacia el mundo actual, no está llena de prejuicios ni tabúes como en siglos pasados.

En este cuadro, podemos observar la opinión de los jóvenes con respecto a la eutanasia. El 50% de los encuestados muestra su acuerdo frente al tema planteado. Sin embargo, del otro 50%, treinta están en desacuerdo y un veinticinco por ciento no opina.

En este cuadro podemos apreciar que los jóvenes tienen una opinión muy dividida ya que un porcentaje considerable no sabe qué opinión tener respecto a la aplicación de la eutanasia mientras que otros creen que su aplicación no se debería dar.

Al parecer esta confusión se da por que estos no tienen los conceptos claros con respecto a este tema o confunden como en que casos se deben dar. El cuadro muestra un 40% de desacuerdo frente a la aplicación de la eutanasia en pacientes terminales. Mas aun, un 40% se inclina por no opinar y un 20% muestra una posición afirmativa.

En este cuadro podemos apreciar que a los jóvenes no les importa mucho lo religioso frente a este tema , sin embargo les importa como la gente aprecia lo que ellos piensan.

Además, a ellos no les preocupa el aspecto económico porque no son los que se responsabilizan de los ingresos de la familia ,por ende si un familiar estuviera enfermo a ellos les afectaría mucho menos en el plano económico que a los demás.

Mediante este cuadro, podemos observar los aspectos que influyen en la opinión de los jóvenes con respecto a la eutanasia. El 65% optó por el aspecto moral, en un 15% influye el aspecto religioso, solo un 5 % se inclinó por el aspecto económico. Igualmente, un 5 % opto por el aspecto legal y, finalmente, un 10 % seleccionó "otros".

En este cuadro podemos apreciar que un porcentaje alto de jóvenes está de acuerdo con la legalización de la eutanasia. Asumimos que esta postura se debe a que la mayoría de jóvenes, siempre tiende a contradecir a las personas conservadoras, ya que ellos no asumen estar bajo su "dominio".

Sobre la legalización de la eutanasia, los jóvenes respondieron lo siguiente: el 40% de los encuestados se muestran a favor, un 35% esta en desacuerdo y un 25 % no sabe/ no opina.

Este cuadro muestra cómo los jóvenes no tienen una clara posición con respecto al tema planteado. Al tratarse de otras personas, ellos están a favor, sin embargo, cuando se trata de ellos mismos, dudan y ponen en tela de juicio sus valores y su forma de pensar.

En este cuadro se muestra la posición que tomarían los jóvenes si se encontraran en una situación en la que se recurriría a la eutanasia. Un 35% se muestra a favor, mientras que un 25% se muestra en contra. Sin embargo, la mayoría ( 40%) no sabe/ no opina.

2. – Adultos:

En este cuadro podemos apreciar, que las personas que fueron encuestadas (adultos entre los 30 y 45 años) tienen una tendencia negativa frente a la aceptación de la eutanasia; asumimos que la posición que tienen frente a este tema no es por falta de conocimiento sino por que ellos son personas que han sido creadas de diferente manera, con una concepción sobre la vida y la muerte un tanto retrógrada.

En este cuadro, podemos observar la opinión de los adultos con respecto a la eutanasia. El 18% de los encuestados muestra su acuerdo frente al tema planteado. Sin embargo, un 73% está en desacuerdo y un 9% no opina. Esto se debe a que los adultos tienen una mentalidad más conservadora en comparación los jóvenes.

Con respecto a las personas longevas (de 50 años a más) muestran una opinión más marcada el 80% de ellas esta en desacuerdo con la eutanasia y es por la forma que tienen de ver el mundo, pues suponen que en su vejez nada es mas importante que la muerte, ya que ellos ya vivieron todo lo que tenían que vivir la muerte es un suceso trascendental para ellos, además en ellos intervienen de una manera muy fuerte conceptos como muerte y vida que se basan de acuerdo a la religión y a los valores impuestos por la sociedad.

El cuadro muestra un 9% de desacuerdo frente a la aplicación de la eutanasia en pacientes terminales. Mas aun, un 64% se inclina por no opinar y un 27% muestra una posición afirmativa.

Aquí podemos apreciar que el aspecto religioso prima en la opinión de los adultos , ya sea por la forma en que fueron educados o cómo era abordado este tema en la época en la que se desarrollaron.

A pesar de que estas personas viven en pleno siglo XXI no podemos evitar apreciar que los avances tecnológicos impidan la forma de ver el modo de acuerdo con épocas pasadas.

Mediante este cuadro, podemos observar los aspectos que influyen en la opinión de los adultos con respecto a la eutanasia. El 25% optó por el aspecto moral, en un 35% influye el aspecto religioso, solo un 5 % se inclinó por el aspecto económico. Igualmente, un 20 % optó por el aspecto legal y, finalmente, un 15 % selecciono "otros".

Sobre la legalización de la eutanasia, los adultos respondieron lo siguiente: el 15% de los encuestados se muestran a favor, un 60% esta en desacuerdo y un 25 % no sabe/ no opina. Esto se debe a varios factores, uno de ellos es la educación conservadora recibido por los encuestados y el concepto de vida que pueden tener.

Aquí podemos apreciar que loa adultos no están de acuerdo con la aplicación

de la eutanasia en ellos mismos, esto puede deberse a que temen más la muerte que el sufrimiento terrenal.

En este cuadro se muestra la posición que tomarían los adultos si se encontraran en una situación en la que se recurriría a la eutanasia. Un 10% se muestra a favor, mientras que un 65% se muestra en contra. Sin embargo, el 25% de los encuestados no sabe/ no opina.

3. – Ancianos:

En este cuadro podemos apreciar que los jóvenes tienen una opinión muy dividida ya que un porcentaje considerable no sabe qué opinión tener respecto a la aplicación de la eutanasia mientras que otros creen que su aplicación no se debería dar.

Al parecer esta confusión se da por que estos no tienen los conceptos claros con respecto a este tema o confunden como en que casos se deben dar.

El 15% de los encuestados muestra su acuerdo frente al tema planteado. Sin embargo, un 80% está en desacuerdo y un 5% no opina. Esto se debe a que los ancianos tienen al igual que los adultos una mente y forma de actuar conservadoras.

Cuando analizamos que opinión tienen los adultos en torno a este tema podemos apreciar que un 64% de estos prefiere no opinar sobre este tema, ya que al parecer van a cambiar de opinión con el transcurso de los años o no están completamente informados sobre este tema.

El cuadro muestra un 15% de desacuerdo frente a la aplicación de la eutanasia en pacientes terminales. Mas aun, un 10% se inclina por no opinar y un 75% muestra una posición afirmativa.

En este cuadro se puede apreciar que los ancianos están influidos por la religión ya que la época en la que se criaron esta doctrina se difundía con mayor fuerza. En las escuelas, se valían de los valores religiosos para educar a los alumnos, por este motivo las personas de la tercera edad toman una actitud mas intransigente frente a estos temas.

Mediante este cuadro, podemos observar los aspectos que influyen en la opinión de los ancianos con respecto a la eutanasia.

El 25% optó por el aspecto moral, en un 50% influye el aspecto religioso, nadie se inclinó por el aspecto económico. Igualmente, un 5% optó por el aspecto legal y, finalmente, un 20 % selecciono "otros".

Aquí se muestra que la mayoría de los ancianos tienen una predisposición a rechazar la eutanasia como parte de su vida, ya que ellos se encuentran proclives a la muerte y esperan que esta venga de forma natural y no artificial.

Sobre la legalización de la eutanasia, los ancianos respondieron lo siguiente: el 10% de los encuestados se muestran a favor, un 75% esta en desacuerdo y un 15 % no sabe/ no opina.

En este cuadro se muestra la posición que tomarían los ancianos si se encontraran en una situación en la que se recurriría a la eutanasia.

Un 10% se muestra a favor, mientras que un 85% se muestra en contra. Sin embargo, el 5% de los encuestados no sabe/ no opina.

DEDICATORIA

A todas los personas que sufren, por la desgracia de tener un ser querido en un estado deplorable, y a ellos mismos quienes también sufren al verlos. Invitándolos de este modo a reflexionar y a recapacitar con respecto a esta precipitada decisión, porque los años de sufrimiento realmente valen la pena si hay una eternidad mejor.

AGRADECIMIENTO

A DIOS:

Por haber sido nuestro guía incansable desde el principio hasta el término de esta monografía.

A NUESTROS PADRES:

Quienes tuvieron paciencia para brindarnos permiso para las reuniones de trabajo y la amabilidad de recibirnos en sus casas.

A NUESTRA PROFESORA:

Por ser quien nos orientó a adentrarnos en este tema y por ser guía en cada uno de los aspectos a través de este ciclo.

John

Partes: 1, 2, 3
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