(31) Von Rad, G: "Estudios sobre el Antiguo Testamento",
Op. Cit. p. 339.
En este terreno, el Deuteronomio, elabora dos conceptos de importancia: uno de ellos, es el amor de Dios en la obediencia, otro es, el temor a Dios, que no nace de un ritualismo ni legalismo rígido, sino del reconocimiento en que Dios ha cumplido su parte de la Alianza y al pueblo, le corresponde. La respuesta de éste, es asumirla, especialmente con el hermano.
"Lo especifico, del Deuteronomio, consiste por lo menos, en la intervención de nuevos principios teológicos en la historia de la religión vero testamentaria" (32).
Una y otra vez, Von Rad, recalca la importancia del "hoy" en el Deuteronomio, que a pesar de ser difíciles las situaciones del pueblo de Israel, es trasladado a los tiempos de Moisés, pero con la actualidad de la salvación: "Hoy te has convertido en pueblo de Yahvé, tu Dios" (33).
El "hoy". Del Deuteronomio, reúne en un solo instante el tiempo de Moisés y la época de este libro. Israel se encuentra en el camino, Dios le sale al encuentro, con la salvación gratuita, no hay meritos, ni privilegios, solo debe responder en obediencia. El Dios cercano está muy presente, e el Dios que transforma la existencia, de un pueblo al que le parecía tener perdido todo horizonte, a través de la acción de la predicación, nuevamente el pueblo, se halla ante Dios.
El Deuteronomio, es una solución teológica a una serie de problemas que aquejaban a Israel, desde su ingreso a Canaán. Problemas que principalmente, giraban en torno de la cuestión: confrontación de la fe en Yahvé sobrenatural, con la realidad de la existencia de apreciable bienes materiales y nacionales.
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(32) Von Rad, G: "Estudios sobre el Antiguo Testamento",
Op. Cit. p. 340.
(33) Von Rad, G: "Estudios sobre el Antiguo Testamento",
Op. Cit. p. 295.
El Deuteronomio da una ligazón, una solidez que permite superar este inconveniente. Tal vez, si lo pudiésemos traducir en términos modernos sería una línea entre el trascendentalismo (hacer a Dios trascendente a todo) y el inmanentismo (hacer a Dios dependiente o subordinado a las cosas materiales). Especialmente, con su concepto de pueblo, la regulación de las relaciones del pueblo con Dios, la centralización del culto, un alejamiento sistemático y enérgico de toda forma de idolatría, con su preocupación constante por el Aquí y Ahora. Mantiene viva la cualitativa distancia entre Dios y el hombre, pero, a la vez, no ha borrado la vigencia del evento salvador, mantiene la esperanza histórico-salvífica.
El Deuteronomio, no ha caído en una deformación de ser sólo el Dios de Israel, un Dios meramente nacional, queda excluida, cualquier filiación divina por razones de santidad inherente a la tierra o a sus productos. La bendición espiritual o material, todo viene de Yahvé, el trascendente. Por otro lado, como bien lo dice Von Rad, el Deuteronomio, también se ha salvado de caer un una espiritualidad abstracta, porque la nación y sus necesidades son objeto de serias reflexiones. (34).
Al finalizar este capitulo de análisis del Deuteronomio, en especial esta parte teológica, se debe reconocer, que no todo puede ser tratado, por diversas limitantes, pero al menos, se pueden enumerar diversas cosas de valor; al desprender ciertas sentencia teológicas, que nos aparta el Deuteronomio, sobre las cuales reflexionaremos. Los elementos, que destacaremos son: a) El concepto de pueblo comunitario, fraterno que nos encamina hacia la comprensión de la vida en comunidad, para superar el individualismo extremo que en toda época ha sido la traba de las buenas relaciones.
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(34) Von Rad, G: "Estudios sobre el Antiguo Testamento",
Op. Cit. pp. 341 – 343 .
b) El concepto de Dios, como el Dios cercano, que mantiene latente su propósito salvífico, a pesar y por encima de nosotros. Es el Dios totalmente otro, que nos transforma y nos desafía.
c) Se entrecruzan teología y antropología, pues, no se puede hablar del hombre sin hablar de Dios y viceversa.
d) El culto y su función renovadora, una lucha constante contra todo tipo de ídolo, figura, imagen, intento del hombre por hacer una representación y una manipulación de la divinidad. Una oportunidad de encuentro, renovación y desafío.
e) L preocupación ética-social, como consecuencia de una devoción profunda. Aparece la constante preocupación por el hermano, el desvalido, el que sufre, etc. Todo ello, en acciones concretas por derribar todo aquello que es posible derribar.
f) El Aquí y Ahora, nos recuerda una escatología realizadora y constante. Dios está presente y su cercanía es transformadora, pedir una intervención de Dios, fuera de esta presencia, es desconocer la misma. Esta escatología realizadora y constante, no descuida una esperanza futura, pero, tal esperanza futura, pero, tal esperanza futura, no está ensombreciendo el presente. El Aquí y Ahora, es una superación de la tendencia negativa de querer enmarcar a Dios y a su acción en el tiempo y en espacio; Dios está presente hoy, y en futuro a la vez. Con esto, se debe evitar la exaltación de un futuro, en desmedro de la acción presente.
Al fondo de estos elementos, esta la idea central, de las relaciones entre Dios y el pueblo. Esto recorre todo el libro. Además,. De ser un texto que contiene abundantes leyes, estas no son normas legales en su sentido estricto, es ley predicada, dirigida al corazón, es la antesala de "pondré la ley en sus corazones", que pavimenta el camino hacia el Nuevo Testamento.
Tal apreciación del Deuteronomio y de su teología, no es nueva, muchos autores lo han reconocido y ahora nos corresponde colocar en el lugar debido dicha apreciación.
Croatto, lo afirma de la manera siguiente: "El Deuteronomio, es el más expresivo y el más elocuente de todo el Antiguo Testamento. Como una substanciosa meditación en el amor de Dios el Deuteronomio, es una anticipación del Nuevo Testamento" (35)
Van Rad, sostiene: "…en ningún otro lugar se expreso de manera tan extensa y detallada sobre el sentido de los mandamientos y la situación singular en que se le puso la revelación de esta voluntad divina". (36).
Otra referencia positiva de H. Cunliffe, dice: "Todo Israel está aquí como en ningún otro libro del Antiguo Testamento. Todo Israel, tanto en sus limitaciones como en su potencia, tanto en sus pecados como en sus aspiraciones, en su disposición fanática y estrecha como en su visión y pasión por el Altísimo" (Adam Smith) (37).
Debemos reconocer que estos y otros eruditos sobre el Antiguo Testamento son especialistas en la materia y después de largas investigaciones han proporcionado éstas consideraciones que hoy nos sirven para despejar dudas en torno a nuestra acostumbrada interpretación. Elementos que cumplen una doble función; una despejar dudas en torno a la interpretación tradicional, otro, permitirnos elaborar una interpretación renovada del problema del sufrimiento.
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(35) Croatto, J.S., "Historia de la Salvación"
Op. Cit. P. 223..
(36) Von Rad, G: "Teología del Antiguo Testamento", Op. Cit. p. 291.
(37) Cunliffe, Jones, "Comentario Antorcha "Deuteronomio, Edit. La Aurora", Bs Aires, 1960, pp. 15 – 35.
CAPITULO CUARTO:
El sufrimiento : experiencias vivas
La pregunta que puede inquietar nuestra mente, es si podemos aprender del sufrimiento de la gente de otro tiempo, si pensamos en las experiencias que a lo largo de toda la Biblia y especialmente, en el Antiguo Testamento, se nos muestra con toda vivacidad.
A pesar de estar a mucho tiempo de distancia, tal problema supera las barreras, y hoy como ayer, también nos encontramos insertos en realidades de sufrimiento y opresión.
Una de las características del sufrimiento en el Antiguo Testamento, está referida a la pérdida de bienes, sean estos materiales o espirituales. Un ejemplo claro de esto se encuentra en el libro de Job.
En cuanto a la propiedad, además de cosas y animales, también las personas eran parte de una propiedad. Es decir, el jefe de familia, era dueño de ella y de sus esclavos al punto de poder darles muerte, en caso de rebelión (Deuteronomio 21:18-21). El señor de la casa era el verdadero y único propietario de todo. Al miara los textos de ese tiempo, podemos fácilmente escandalizarnos, pero es necesario pensar de acuerdo al sistema social vigente en esa época, sin considerar los criterios de hoy. Por otro lado también debemos preguntarnos por el individuo sufriente, victima de aquel sistema. Desde esta perspectiva descubrimos en el Deuteronomio, disposiciones especiales para proteger a los más débiles. (Deuteronomio 15).
Tal como hoy, ayer los poderosos, hacían toda clase de engaños con los cuales empobrecían paulatinamente al pueblo y los más débiles, por eso a lo largo del Antiguo Testamento (en todas las tradiciones), se encontrará un repetido estribillo a favor del más necesitado.
Es evidente, que los mas ricos se aprovechaban de la situación difícil de los pequeños propietarios. Esto solamente si miramos, el libro del profeta Amos, donde se hace una clara denuncia ante esta injusticia social.
Según el Deuteronomio (15: 1-18), se dictan disposiciones para proteger a los más débiles, en lo tocante a: prestamos, hipotecas, deudas, etc.
El hombre del Antiguo Testamento, además de sus propiedades, tenia seres queridos, sobre los cuales no ejercía dominio, es decir, no formaban parte de su propiedad: vecinos, amigos, parientes, profesores, guías, etc. La perdida de estas personas, por causa de muerte, les ocasionaba gran sufrimiento.
Otras causas de sufrimiento, en el Antiguo Testamento, eran:
Se hará una breve relación a cada uno de los ejemplos citados, por considerarlos son los más relevantes y representativos.
LA PERDIDA DE LA DIGNIDAD O LA HONRA.
La dignidad y la honra, era elementos valiosos del pueblo de Israel, debido a que tanto el hombre como la mujer tenían un lugar en sus sociedad. Por ejemplo, la honra del varón estaba ligada a sus papeles viriles, como trabajador y cabeza de familia y además como soldado. Por otra parte, la honra de la mujer se expresaba en un hogar bien administrado, hijos educados, atención esmerada de los suyos, etc.
La perdida de estos atributos, traía una marginación social, lo que era causa de sufrimiento. Deuteronomio (22:13-21), (25:9 ss).
EL DOLOR
El dolor físico, era algo básico para el sufrimiento de los hombres del Antiguo Testamento. Se creía, que la principal causa del dolor físico, era a causa del alejamiento de Dios. Al punto que para los antiguos, dentro del esquema Bendiciones-Maldiciones, la enfermedad era considerada una maldición (Deuteronomio 28:35).
El hombre del Antiguo Testamento, tenia de manera especial, las plagas, la lepra, los tumores, la tuberculosis y fiebres variadas. (Deuteronomio 28:20-25).
Tanto mayor y viva era la experiencia del sufrimiento para el israelita. Ya que no se consideraba, una división entre cuerpo y alma.
En cuanto a las causas, los hombres del Antiguo Testamento, muy pocas veces cuestionaban su origen en forma teórica, como nosotros acostumbramos. Lo consideraban algo circunstancial, propio e inherente a la vida, o bajo el esquema de bendiciones maldiciones.
Generalmente recurrían a las adivinaciones, lo que debió ser prohibido (Deuteronomio 18:10 ss) o al profeta y al sacerdote (Deuteronomio 24:8;23:2).
LA VIOLENCIA
No todo sufrimiento humano, tiene como base la perdida de bienes materiales, espirituales o dolores físicos. El hombre esta puesto en un conjunto de relaciones sociales, en el campo de las fuerzas de la sociedad, en el campo de las fuerzas de la sociedad, por lo que otra causa de sufrimiento es la relacionada con la interacción entre seres humanos. El hombre es capaz de desarrollar mucha fuerza y violencia, si desea imponer alguna idea o principio, por encima de los demás.
En la organización social del Antiguo Testamento, era importante la familia, y el clan. Por su conformación, la familia era un centro de tensiones: malentendidos, desuniones, odios, la absoluta sumisión de la mujer a la voluntad del hombre; todo lo anterior daba origen a situaciones de violencia. Sólo, ante la mera sospecha de infidelidad conyugal, se desataba la violencia y la mujer que resultase culpable, sólo podía depender del juicio de Dios, ya que era sentenciada a muerte, Deuteronomio (22:21 ss).
Como podemos ver, el circulo pequeño donde el hombre se movía (familia o clan), no estaba exento de violencia y conflictos,
Luego, también en la organización monárquica, surgieron los problemas de la violencia institucionalizada, pues el gobierno de muchos monarcas fueron tiránicas y opresoras del pueblo, a pesar. Que para el israelita "el derecho" y "la justicia" eran dos baluartes, Deuteronomio (27:15-26).
Contra esta violencia institucionalizada y la perversión del derecho dirigen su predicación, todos los profetas. También en Deuteronomio (16:18-20), se advierte contra estas perversiones.
EL MIEDO
El sufrimiento, no sólo se sitúa como consecuencia de las relaciones inter-humanas, sino, también al interior del individuo. A pesar de lo que hemos sostenido, en relación a que el israelita consideraba su vida como una totalidad, una parte de esa totalidad es su interioridad.
El israelita, creía que los poderes del mal practicaban sus comportamientos, especialmente en los desiertos o lugares en ruinas, de preferencia junto a animales y aves salvajes. Así como también, regiones montañosas inaccesibles, podían albergar malos espíritus. Además, a eso se agrega, que en horas propicias, desde esos lugares, podían invadir toda la existencia humana. (Salmo 59:6,14) y (7:15).
El estar separado de la bendición y mano de Yahvé, significaba a la vez el peligro inmediato de quedar bajo la fuerza de los demonios o poder de otros dioses, en muchos casos, los dolores de las maldiciones, no podían distinguirse de quienes las causas, por lo que aparecen muchas veces como poderes autónomos.
Dentro de este esquema, es un hecho, de que para el hombre del Antiguo Testamento, el encuentro a diario con conflictos, miedos y angustias eran parte de su vida integral, debía estar alerta y vigilante. Y esto sin dudas, les provocaba bastante angustia y neurosis.
El hombre del Antiguo Testamento, encuentra en el pecado una explicación del dolor de la culpa, también considera el miedo que tiene, ante actuaciones de Dios que provocan sufrimiento sin causa declarada, es decir, sufrimientos que no tiene ninguna explicación.
Entonces, existe una parte de miedo hacia Dios. Es aquí, donde se hace difícil, conciliar esta afirmación, con la afirmación de la fe en Yahvé, como el Dios, absolutamente justo, poderoso y protector de Israel. Toda la confianza de Israel, se basaba en una confianza personal en Yahvé.
Todas estas experiencias del sufrimiento están a lo largo del Antiguo Testamento y a la vez son consideradas por el libro del Deuteronomio, especialmente en lo que se refiere al esquema de Bendiciones-Maldiciones. (1), (2).
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(1) Gerstenberger, E.S., Schrage, W, ¿"Por qué Sofrer"?, Editora Sinodal, Sao Leopoldo, Brasil, 1979.
(2) Pidoux G., "El Hombre en el Antiguo Testamento", Edic. C. Lohlé, Bs. Aires – Mexico, 1969
CAPITULO QUINTO:
Alcances teologicos
El problema básico, que ha motivado este trabajo es el problema del sufrimiento. Experiencia viva y real, hoy como ayer. Así como lo hemos tratado de sintetizar, en algunos casos del Antiguo Testamento y que se han relatado en capitulo anterior.
La diversidad de causas y motivos hace más viva la experiencia del sufrimiento, en los libros del Antiguo Testamento. En nuestros días, asistimos a una época en que se han desmoronado todos los principios tradicionales que protegían al hombre del hombre o que al menos lo intentaban.
Nos encontramos ante, un holocausto mundial de miles de vidas, que son victimas del creciente desprecio de los derechos del hombre. La violencia ha pasado a ser, no un hecho insólito, sino una parte de la vida cuotidiana.
A nosotros, los cristianos, nos llega el problema del sufrimiento, no como una información anexa, ni algo sorprendente, ni menos algo que esté supeditado al terreno político. El problema nos llega como una enorme pregunta existencial, que se va haciendo evidente en nosotros y a pesar de nosotros. Lamentablemente, no se trata de una pregunta fácil, pues no es una pregunta dirigida al intelecto, no es una pregunta que nos haga razonar en busca de una explicación dogmática.
Por esta razón, el cristiano sincero, se angustia en busca de una explicación, pues descubre que la respuesta no está en prescripciones doctrinales, ni en la misma filiación cristiana.
La actitud del cristiano, en muchos casos, es replegarse en si mismo, escudándose con una respuesta dogmática, o en apreciaciones biblicistas y el caso más común y difundido en nuestras iglesias es la proyección hacia un mundo mejor, que está fuera de toda vista y de cualquier limite actual. El "más allá" que muchos teólogos han dado por superado, esta siempre "más acá", en las interpretaciones que las iglesias cristianas dan, como una solución al problema del sufrimiento.
Es en este contexto, en que hemos ido a la Biblia. Pero, nuestra actitud de ir a la Biblia, no ha sido como quien va aun libro de recetas o consejos pre-establecidos. Nuestra preocupación ha surgido de la constante de las respuestas cristianas. Al hacer referencia a la constante de las referencia cristianas, no se piensa ni en teólogos ni filósofos, de las más diversas ramas del cristianismo, sino, en el común denominador de fieles de las iglesias cristianas, que día a día, asisten a los templos y locales de predicación. Sus interpretaciones básicamente son en extremo individualistas y con una proyección, preferentemente futura.
Ahora bien, tradicionalmente, se ha indicado al Deuteronomio, como el lugar donde se forja un pensamiento rígido y legalista. Ese fue el objeto de ir a la Biblia y el motivo de este análisis del Deuteronomio. Por lo que hasta ahora, hemos despejado una duda y con ello, estamos respondiendo a una pregunta que ha originado este trabajo.
El Deuteronomio, no es la base para un legalismo rígido, ni lo es tampoco para justificar una adoración individual que está ajena al acontecer diario, muy por el contrario hemos encontrado una serie de elementos que tienen alcances teológicos muy positivos, no seguramente, para dar una respuesta acertada al problema del sufrimiento, pero al menos para equiparnos en una acción integral, frente a las situaciones concretas que nos corresponde vivir. Por lo expuesto, podemos decir, que estos elementos no son la respuesta en si, sino que sólo nos proveen los alcances teológicos para hacer más sólida nuestra acción. La respuesta al problema está en la acción, acción que motiva el amor de Dios, amor que se hizo carne y se identificó en el acto salvífico más grande a y más notorio: Jesucristo.
Este capitulo, se propone reunir, los elementos de importancia que encontramos a nuestro paso por el Deuteronomio y darles una perspectiva y en base a ellos estructurar una respuesta, aun que sabemos que la respuesta en si, sólo se dará en la acción.
EL PUEBLO DE DIOS EN EL DEUTERONOMIO Y LA KOINANIA CRISTIANA.
Para el Deuteronomio, es central su pensamiento sobre el pueblo y las relaciones con Dios, especialmente porque le mira comunitariamente en una relación fraternal y solidaria como producto de su fe en Yahvé.
La koinonía (comunión) de los cristianos es la expresión que muestra el carácter corporativo de la iglesia, somos un cuerpo destinado a vivir en comunidad, no sólo entre los creyentes en Jesucristo, sino, con todo el mundo.
La idea de koinonía es básica en todo Nuevo Testamento para mostrar la razón de ser de las comunidades cristianas. El cristiano que se encuentra bajo la koinonía, necesariamente tiene que reconocer el señorío de Dios y aceptar con gozo la realidad de una vida comunitaria, es decir, una preocupación constante por el prójimo. Como lo expresa, Bonhoeffer: "Cristiano es el hombre que ya no busca su felicidad, su salvación, su justicia en si mismo, sino, únicamente en Jesucristo" (1)
Además define así la comunión cristiana: "significa comunión a través de Jesucristo y en Jesucristo. No existe una comunión cristiana que sea más, ninguna que sea menos que ésta. Desde en encuentro breve y único, hasta la larga convivencia de muchos años, la comunión cristiana es sólo esto: nos pertenecemos unos a otros únicamente por medio de Jesucristo y en EL" (2).
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(1) (2) Bonhoeffer, "Vida en Comunidad", Edit "La Aurora", Bs. Aires, 1968, p.p, 11, 12. Sinodal, Sao Leopoldo, Brasil, 1979.
Hay cristianos que entienden esta corporeidad de la iglesia, como un amor a la comunidad ideal y se lucha por los sueños e ideales que se tiene en torno a esta comunidad, en desmedro de los demás, especialmente de aquellos que quedan al margen de dicha organización. En muchos casos se adopta la actitud de un club o secta. La comunidad cristiana no debe ser más ni menos de lo que es. Porque lo que es, lo debe a su relación con Jesucristo.
"Todo ideal humano, que es introducido, en la comunidad cristiana, obstaculiza la comunidad autentica y debe ser destruido a fin de que la comunidad autentica pueda vivir. Aquel que ama más su sueño de una comunidad cristiana, que ala comunidad cristiana misma, se convierte en destructor de toda comunidad cristiana…" (3)
Esto nos lleva a pensar, básicamente, que la esencia de la comunidad cristiana es servir. Es decir, al someternos al señorío divino, estamos bajo la koinonía, una realidad que trasciende las fronteras de la iglesia, por lo que nuestro destino, está en la diaconía (igual al servicio).
El cristiano, descubre en esta relación con Jesucristo a sus hermanos y los conoce tal como son y así los acepta: "Únicamente, por medio de Jesucristo, un cristiano puede llegar a otro…" (4). De esta manera, descubre que el servicio debe ser integral, no se trata de un favor, se trata de una entrega. Así lo expresa, D. Bonhoeffer: "Aquel que un su vida haya experimentado -aunque sea una sola vez- la misericordia de Dios, en adelante no deseará, sino, servir… ya no lo trae el orgulloso trono del juez; anhela estar abajo, junto con los miserables los humildes, pues allí en donde Dios lo ha encontrado… (5)
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(3) Bonhoeffer, "Vida en Comunidad", Op. Cit. P. 18.
(4) Op. Cit. P. 14
(5) Bonhoeffer, "Vida en Comunidad", Op. Cit. P. 195.
Es en este servicio integral, en que el cristiano descubre su verdadera realidad como siervo, delante de Dios ha quedado desnudo. Esto, está en completa armonía con el punto de partida del Deuteronomio en su concepto de pueblo. Este en su relación con Dios, se empequeñecía, ya que no podía apelar a ningún merito personal, toda bendición venia de la gracia de Dios. Por lo que la respuesta, debía ser en servicio y esto lo testimonia su abundante legislación social.
La realidad de la koinonía y la diaconía, nos hace expresar, ante el problema del sufrimiento, de que no existe, lo que podríamos llamar, sufrimiento ajeno. La realidad comunitaria, que surge de la Koinonía, nos hace solidarios, no hay experiencias por más lejanas y explicables, que nos separen de esta gran verdad. Solo si hacemos una abstracción y evitamos mirar las consecuencias del hecho de Cristo (Dios con nosotros), podríamos vivir una vida religiosa aparte, lejos del mundanal ruido, pero quienes confiesen ver en Jesucristo al verdadero Dios y verdadero hombre se debe por entero a Dios como por entero al hombre.
D. Sölle, sostiene que la frase: "no hay ningún sufrimiento ajeno", puede desempeñar el papel que antiguamente desempeñaban los mitos. Los mitos, en una época primitiva, querían cumplir una función consoladora, por ejemplo: "Dios enjugará toda lagrima, esto quería expresar, que más allá del espacio y del tiempo, estaba la posibilidad de volverse a ver, de seguir viviendo, un mito así consolaba: "La frase, no hay ningún sufrimiento ajeno, apunta en la dirección de aquello que antiguamente, sólo podía ser verificado en el esquema de los dos mundos" (6).
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(6) Sölle, D. "Sufrimiento", Ediciones Sígueme, Salamanca, 1978 p.175
No hay ningún dolor ajeno, su dolor es el nuestro. La muerte de un niño inocente, no es la muerte de "otro", el problema de sufrimiento de los padres, no es el problema de los de "otra clase" o de "otra cultura". Su dolor es mi dolor. Estas son las consecuencias que le esperan al que vive en la Koinonía, al que confiesa a Jesucristo como verdadero Dios y como verdadero hombre.
No se trata, solo de ser parte de una filiación cristiana, ni de experimentar grandes cosas en medio de la congregación, se trata de una vida de devoción y de entrega.
Paúl Lehmann, señala que el cristiano que vive en la koinonía, vive con la siguiente pregunta: "¿ Qué he de hacer yo, como creyente en Jesucristo y miembro de su Iglesia? Y señala, que "…la voluntad de Dios no es un principio general, un vaga y enigmática rubrica, por la cual puede guiarse la conducta. Por el contrario, la voluntad de Dios es la muy concreta y dinámica acción de Dios en el mundo para hacer y mantener humana la vida humana. La voluntad de Dios, se expresa, en la política de Dios…" (7).
El cristiano en la koinonía no sólo es confrontado desde dentro de esta comunidad cristiana en particular, sino también desde fuera, pues la acción de Dios está dándose en todos los contextos. Dios nos exige, desde dentro y desde fuera y en cada uno de estos momentos su exigencia gira en torno de la preocupación vital, hacer más humana la vida humana. Lo que nos lleva a volver la vista hacia el hermano.
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(7) Lehmann, P. "La Ética en el contexto cristiano",", Editorial Alfa, Montevideo, 1968, Op. Cif. P. 363
EL CONCEPTO DE DIOS: TEOLOGÍA Y ANTROPOLOGÍA SE ENTRECUZAN.
Una de las conclusiones vitales, obtenidas de nuestros análisis del Deuteronomio, fue el de percibir el valor del concepto del Dios cercano, Dios habita, en medio de Israel. La Alianza mantiene su vigencia, a pesar de la crisis vigente, Dios da su palabra renovadora, devuelve esperanzas. En otras palabras no se necesita de otra intervención de Dios, pues Dios está presente.
El hombre y Dios se encuentran en una relación mutua e intima, que es difícil de explicar y menos de explicar. Ese Dios, totalmente otro, lo único santo, esta en medio del pueblo que no tiene ningún merito y nada que ofrecer. Pero ese Dios, lleva adelante la empresa del amor y la salvación gratuita.
Esto nos lleva a meditar en el evento único para los cristianos: Dios revelado en Jesucristo. Se acerca a los hombres, se identifica con ellos.
En la figura de uno, totalmente Dios, y totalmente hombre. Se nos revela todo el misterio de Dios, y a la vez devuelve toda la humanidad al hombre. Podemos percibir, una nueva realidad habita entre nosotros Dios esta actuando en el mundo.
Todo esto habla en contra de un Dios lejano, todopoderoso que habita en los cielos, o de una imagen de un Dios que no se interesa por los problemas humanos concretos, es decir, un Dios indiferente, alejado e insensible. Todas estas descripciones, obedecen a imágenes que a lo largo del tiempo, nos hemos hecho de Dios, y que a pesar del hecho de Cristo, aun no las podemos abandonar. Son como estatuillas y amuletos que permanecen aun en nuestro poder. Con el hecho de Cristo, todas ellas, han desaparecido, por lo que no existe un Dios apático, ni indiferente, sino, que en Cristo se nos ha revelado un Dios empático que se identifica y podemos decirlo con toda libertad un Dios que sufre. Es la paradoja más increíble, pero sólo puede ser aceptada a través de la fe. No se puede explicar a los ojos de la razón este evento. Pero, sé que la problemática se da entre estos dos polos: o reconocemos en Cristo a Dios que se ha revelado y se identifica con la miseria de los hombres o sencillamente, adoptamos la postura en torno a ese Dios lejano.
Preferentemente, a los ojos de todo cristiano, se ha visto a Dios, más bien en esa lejanía. Invisible, poderoso, soberano, infinito, etc. Y una serie de atributos más. Por esa razón cuesta un poco aceptar el horrendo escándalo de un Dios crucificado. Tradicionalmente se acusa a los cristianos de sádicos o masoquistas, por creer y aceptar a Dios, como un Dios que permite el sufrimiento y que hace sufrir.
Pero, los evangelios, dan un corte profundo a todo intento de colocar a Dios fuera de la escena de los acontecimientos. Dios aparece como sufriente, identificado con los pobres, miserable y despreciado es crucificado. Y nosotros los cristianos es a ese a quien confesamos como nuestro Señor y Dios.
Esa comprensión de Dios como lejano e indiferente se transforma en una barrera que impide la solidaridad, que impide la vida en comunidad y posibilita sobremanera el sufrimiento, desarrollando lo que se conoce como una teología del aguante: "El lenguaje es una de las condiciones necesarias para que los hombre no permanezcan en el sufrimiento sin transformarse, para que no se vuelvan ciegos y sordos ante el dolor de sus semejantes, y para que den paso desde un aguante puramente pasivo a un sufrimiento productivo y humanizante." (8)
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(8) Sölle, D. "Sufrimiento", Ediciones Sígueme, Salamanca, 1976 Op. Cit p.80.
j. Moltmann, hace una pregunta vital en este contexto: "¿Cuál es el Dios que motiva la fe cristiana; el crucificado o los dioses de la religión, la raza, la clase?…" (9). Esta pregunta aporta una reflexión acerca del tema que nos preocupa. ¿El Dios cercano o el Dios lejano? ¿El Dios apático el Dios empático? ¿El Dios indiferente o aquel que se identifica? ¿El Dios sufriente?. cualquiera sea nuestra postura, nunca estará en términos medios, porque el hecho de Cristo es evidente, superior y todo abarcante, no nos podemos retraer o abstraer de su contingencia.
De la respuesta que demos (en fe) a esta cuestión de penden toda nuestra razón de ser como cristianos hoy. De allí se desprenderá si somos un obstáculo para los miserables, sufrientes o somos el puente a través del cual podrán obtener un lenguaje claro y expresivo, para gritar sus miserias, aceptarlas, superarlas, transformarlas. Todo este proceso está en vias de iniciación con el hecho mismo de Cristo.
En Cristo Dios se hace empático a los hombres, participa de sus sufrimientos. (Empatía = ponerse en situación del otro, comprenderlo, sentir con él). En este acto, el hombre se llena del espíritu de Dios, se hace amigo de Dios.
En esta confrontación de las dos imágenes que se han esbozado de Dios y sus consecuencias respecto al hecho del sufrimiento. Moltmann, es bastante enérgico, para decir las alternativas: "Ante el problema del sufrimiento, hablar aquí de un Dios impasible, lo convertiría en un demonio, hablar aquí de un Dios absoluto, le convertiría en una nada destructora, halar aquí de un Dios sufriente, condenaría a los hombres a la indiferencia" (11)
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(9) Moltmann, J., "el Dios Crucificado", Ediciones Sígueme, Salamanca, 1975 p.276
(11) Moltmann, J., "el Dios Crucificado", Op. Cit. P. 393.
Depende entonces, de nuestra aceptación del Dios crucificado y de la renuncia a la seguridad de un Dios Todopoderoso, de cómo será la motivación de nuestra acción. Si buscamos la seguridad y refugio nos ocultaremos de la realidad de los sufrimientos y taparemos nuestros oídos ante la pregunta que de ellos nos llega. Pero si aceptamos a Jesucristo y en El vemos al Dios sufriente (paradoja) aceptamos la inseguridad y el riesgo de la fe.
En esta disyuntiva, también se corre el peligro de separar la teología a la antropología, como cosas totalmente distintas. Si aceptamos la figura del Dios lejano, tenemos que hacer la separación de esas materias. Pero si aceptamos a Dios viniendo en Jesucristo (= Dios con nosotros). Tenemos que aceptar el hecho paradojal de Jesucristo, totalmente Dios y totalmente hombre, Dios revela sus misterios y revela el sentido de la humanidad. Se entrecruzan teología y antropología y ya no es posible hablar de uno y de otro como cosas aisladas. En Jesucristo, se encuentra sentido hablar de Dios, en Jesucristo se encuentra sentido hablar del hombre.
ESCATOLOGÍA: EL AQUÍ Y AHORA.
Otro de los énfasis, con alcances teológicos, que hemos encontrado en el Deuteronomio, se refiere a la importancia del Aquí y Ahora. A pesar. De estar expuesto a la influencia de algunos profetas individualistas de la época, la solidez teológica del Deuteronomio, no se deja empañar la importancia del Aquí y Ahora, por ninguna promesa futura. La vigencia de la Alianza sirve como punto de partida para avalar tal afirmación. Aunque no desprecia del todo, una esperanza futura, pero no borra el presente.
Por tal razón, se desea interpretar ese valioso Aquí y Ahora, con lo que puede ser una escatología realizándose en este instante. Dios está presente y su cercanía es transformadora. El pedir una interve4ncion nueva de Dios, seria de hecho desconocer el hecho de Cristo, pedir una interrupción de alcances del evento único, seria desconocer la presencia de Dios en el mundo, a través de Jesucristo.
Esta escatología "realizándose", no descuida una esperanza futura, en una (pleroma) Plenitud, tal esperanza no nos oscurece el presente.
Aquí radica una diferencia cualitativa, en cuanto a otros mesianismos, sean estos políticos o religiosos, en que mientras otros sistemas postergan los goces para un futuro escatológico, el cristiano gusta ya anticipadamente el Nuevo Edén (nueva vida), la nueva realidad que está ya presente (realizándose). Aquí puede surgir, una critica igualmente severa, tanto para la piedad tradicional, que posterga la felicidad del individuo a un más allá extraterreno, invitándolo a soportar mientras dure esta vida y también al marxismo (mesianismo ateo), que promete un orden de cosas justo, perfecto y fraterno, en un futuro también escatológico. Ambos mesianismos, a nuestro juicio son las más grandes trabas de una piedad cristiana autentica.
En el prologo del evangelio de Juan encontramos la afirmación del misterio de la encarnación (= a Dios con nosotros). El verbo se hace carne y habita entre los hombres. (Juan 1:1-18). Una nueva realidad irrumpe en nuestro tiempo, el Aquí y Ahora es iluminado por la realidad de Dios.
Un aporte significativo, a este tema, lo entrega R. Bultmann, que lejos de ser "el cuco", para muchos cristianos, se manifiesta hoy como una alternativa provechosa para todos los cristianos que sinceramente buscan una interpretación y practica de la vida cristiana autentica. El propone el proceso de la desmitologización. Este proceso, en una primea etapa, se manifiesta como algo totalmente negativo, se trata de derribar todas aquellas concepciones racionales que los antiguos hicieron en torno al misterio de Cristo, y de esa forma quisieron explicar la fe con los rudimentos científicos de su época. Pero este proceso en una segunda etapa es una hermenéutica (= interpretación) que ayuda a la explicación existencial de los distintos pasajes bíblicos. Esta explicación existencial da luces, en cuanto a la preocupación de la persona al individuo, sus angustias, miserias, etc. Bultmann, describe entonces a los mitos como el intento de querer encuadrar a Dios y el misterio de EL, en categorías de tiempo y espacio. Es así como aparecen mitos cosmológicos (espacio) y los mitos escatológicos (de tiempo). (12)
Se han acusado a Bultmann, de ser modernista, pero tal acusación queda sin efecto, cuando constatamos que también arremete contra todo intento moderno de querer explicar el evangelio, el misterio de Cristo, a través de fórmulas científicas modernas. Es así, como Bultmann, rechaza la mitología moderna, porque toda mitología en si lleva el deseo de aprehender (=tomar para sí) la totalidad cósmica, el universo o el tiempo. El deseo propio del hombre, dominar, ya sea a través del conocimiento o de la fuerza. (13)
En cambo, Dios revelado en Jesucristo, no nos permite hacer ese movimiento, somos encontrados por una nueva realidad que nos choca, nos interpela, nos desafía y nos transforma. Es la realidad del Dios, totalmente otro. Este proceso de desmitologización de Bultmann, ayuda para resaltar la importancia del Aquí y Ahora.
A Dumas, ve en la encarnación, la irrupción de una nueva realidad en el mundo: "La encarnación es la hora del conocimiento especifico del movimiento de Dios que cambia la hombre y a la realidad" (14).
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(12) Bultmann, R. "Jesucristo y Mitología", Op. Cit 72
(13) Dumas, A. "Una teología de la realidad", Nueva Biblioteca de Teología, 1971, P. 237.
(14) Dumas, A. "Una teología de la realidad", Op, Cit. P. 237.
Este resaltar del Aquí y Ahora, es vital para el trabajo que nos proponemos, porque de lo contrario de nada sirve el ser solidarios con aquellos que sufren. ¿Para qué preocuparnos de los desgraciados si obtendrán felicidad eterna en los cielos?
El Aquí y Ahora, es una categoría evangélica contra el "más allá" pagano que se introdujo por contrabando en el pensamiento bíblico, y esto lo atestiguan las mismas corrientes teológicas que en la Biblia, ya están iniciando el proceso de desmitologizar. Por ejemplo, vemos en Pablo, con su interpretación del cambio que se opera de viejo a nuevo mundo, esto ocurre con la llegada de Cristo (Gálatas 4:14). Aunque Pablo esperaba, la parousía (= venida de Cristo pronto) con todos los eventos escatológicos que se conocen, para Pablo el evento decisivo ya había tenido lugar (Resurrección de Cristo, Iglesia como comunidad escatológica; "los que están en Cristo" (Corintios I (15:54); El Espíritu Santo ha sido dado). Así Pablo, ve anticipado en gran manera el futuro escatológico, por lo que no desprecia del todo el Aquí y Ahora.
También en el evangelio de Juan, hay un proceso similar, según Bultmann, este evangelista es aun mas radical que Pablo. Para Juan, el evento escatológico es la venida y la partida de Jesús. (Juan 3:19) (12:31). Para Juan, Resurrección-Pentecostés-Parousía, son sólo un acontecimiento. (Juan 13:18), (3:36), (5:25), (11:25-26). (15)
Bultmann, defiende la idea de que la desmitologización ya comenzó en el Nuevo Testamento.
Hemos descubierto la cara positiva, de la desmitologización, es un proceso por el cual podemos apreciar las verdades autenticas e interpretar de modo existencial los acontecimientos narrados en la Biblia. Dejar la verdad de Dios ajena a toda interpretación humana; esa realidad de Dios, nos toca como un TU, que nos transforma y nos capacita para la acción. Con estos tres elementos de alcances teológicos podemos ver las dimensiones propicias para una acción solidaria del cristianismo en relación al problema del sufrimiento.
Estoy consciente que se ha dejado fuera aspectos importantes del Deuteronomio, que podrían haber sido tratados como canses teológicos.
Para sintetizar, se enlazarán estos tres aspectos: Visión comunitaria = Koinonía. El Dios cercano y sufriente con el hombre y el Aquí y Ahora = escatología (realizándose). Al enlazar estos tres elementos se desea ver una proposición del cristiano frente a los candentes problemas del sufrimiento de nuestro continente. Un esbozo para la respuesta- acción, ante la pregunta evidente del sufrimiento de todos nuestros hermanos.
Conclusiones
El problema central que ha motivado este trabajo, es la problemática del sufrimiento. Al ir a nuestro análisis del libro del Deuteronomio, lo hicimos con la pregunta: ¿Puede darnos el Deuteronomio elementos para una respuesta ante el problema del sufrimiento?
En el libro del Deuteronomio (en todo su análisis) hemos encontrado una dinámica mejor que una simple explicación del esquema Bendiciones-Maldiciones, que tradicionalmente se usa para interpretar el sufrimiento.
Como hemos visto en los preliminares del capitulo 3 la exegesis a Deuteronomio 24: 5-22 nos arroja las siguientes. Luces:
Dios y pueblo en relación estrecha (yo-tu) pero no hay nada en el pueblo que le haga merecer tal condición. Su calidad de pueblo la debe al amor de Dios.
Hay llamado a la solidaridad urgente (Hoy y no mañana, no esperes que se ponga el sol).
Dios está identificado con los más humildes y desvalidos de la comunidad (mujer, hombre pobre, jornalero, forastero, huérfano y la viuda).
Todo lo que se haga a favor o en contra del débil es a favor o en contra de Dios.
El acto salvífico aparece como la predicación central. En otro tiempo el pueblo estuvo esclavo (fue débil) y Yahvé lo libró.
Luego del análisis al resto del libro del Deuteronomio entonos sus aspectos generales, vemos sintetizando temas centrales hasta llegar a varios elementos básicos que recorren todo el libro.
Estos elementos ya han sido enumerados como:
Vida Comunitaria en el pueblo de Dios
El Dios cercano
Preocupación ética-social
La ética en el Aquí y Ahora.
La primera preocupación de este trabajo ya ha sido tratada. A estos elementos bíblicos le hemos dado un alcance teológico, para situarlos en la problemática central de este trabajo: el sufrimiento.
Es el problema del sufrimiento, nuestra preocupación central y como cristianos sinceros para con Dios, no nos podemos atrever a desoír la pregunta latente del sufrimiento, sufrimiento experimentado especialmente en nuestro continente.
Toda la realidad socio-económica y cultural de miles personas en situaciones desventajosas, analfabetismo, desnutrición, hambre, cesantía, persecución, torturas, privación de las minimas libertades, violación sistemática y enmarcada de los derechos humanos, constituye el centro de esa gran pregunta que llega hasta nosotros. Pregunta que cuestiona toda nuestras bases y principios sobre los cuales se ha alzado nuestra iglesia cristiana por siglos, pregunta que hace debilitar la seguridad que hemos buscado en un Dios todopoderoso, que ha llegado a ser casi insensible al dolor de los miles de sufrientes. Esta es la pregunta que hace temblar nuestra seguridad que hemos basado en el respeto a las autoridades, en nuestra categoría eclesial, en nuestros templos majestuosos. Luego la interrogante del sufrimiento se transforma cada día más en una pregunta vital, que nos interroga y que a la vez nos enjuicia.
Es evidente la realidad de esa pregunta, que jamás podremos decir ¿Cuándo la escucharemos? ¿Cuándo te vimos?. Es decir, por el momento solo tenemos dos alternativas: desoír (hacernos los sordos) u oír (escuchar atentos) la pregunta latente en el sufrimiento. Ante esa pregunta evidente, varia han sido las alteranativas de respuesta: Unos, han incursionado en el terreno de la filosofía, es decir, tratar de explicar sin mayores problemas, el asunto del sufrimiento como una cuestión filosófica que no altere mayormente, que no produzca trastorno.
También se ha incursionado en Teodiceas, defensas de Dios con lo que se le quiere defender contra las acusaciones paganas, como si, todo el que apunte al problema del sufrimiento, estaría atacando a Dios. Pero, ese Dios Todopoderoso que se dice defender se desmorona ante el Dios sufriente, la imagen del Dios que se identifica con los sufrimientos y se identifica con la pregunta. También se ha incursionado en la Teología: Un paso más en las explicaciones, voluntad de Dios, pecado del hombre, etc. Pero todo estos caminos, aunque abundantes, nos han demostrado en la practica una acción dinámica a favor de los miserables, al menos así se ve en nuestro continente.
Por otro lado, también se ha insistido en una actitud política. D. Sölle, ve la apertura del cristiano, hacia una acción política como una solución.
Actuar como por contraposición; por ejemplo ante una actitud de apoliticismo, la salida en una actividad política. A este respecto, citemos a D. Sölle: "Una teología que se entiende así misma apolíticamente, intentará describir el evangelio, fuera de este (para nosotros irrenunciable) horizonte de cambio, tal teología exige, como hecho previo, una renuncia a la razón social y política que considera al mundo como mutable"
Personalmente actuar por contraposición, es una alternativa falsa. La política, como la economía, la ciencia, la filosofía, etc., son esferas donde el cristiano, como el ser humano en general, deben desenvolverse. Solamente quienes piensen conscientemente que no se sienten capacitados ni lo suficientemente atrevidos para moverse en estas esferas, buscarn una salida a través de un planteamiento filosófico o religioso que les permita evitar esa contingencia.
La actitud del cristiano es y será política, como consecuencia de su mayor o menor compromiso con la palabra de Dios, pero, la diferencia en estas afirmaciones está, en que no es la actividad en determinada esfera de la vida la que da sentido a la existencia de un cristiano. Afirmar que estas esferas ya mencionadas son parte integral de nuestra vida y no podemos escapar a movernos en ella, no es lo mismo que decir, que son el centro de nuestra existencia como cristianos activos. "Comenzamos a comprender el evangelio con toda su seriedad, sólo cuando tenemos presente el horizonte político en nuestra vida, cuando nos hacemos conscientes de que el fracaso y el éxito de la vida están ligaos a presupuestos sociales y ese éxito y ese fracaso lo insertamos en la dimensión política".
Como vemos D. Sölle, da a la teología política (dimensión política, actividad política). La función correctora de mayor o menor autenticidad del evangelio. Esto como cosa previa, pues la acción en las diversas áreas de nuestra vida se transforman y se amplían con el encuentro de ese TU, que nos viene en la revelación, sin este antecedente previo, el horizonte político, nunca será amplio, sino, estrecho. Por otro lado, D. Sölle, señala: refiriéndose a la teología política: "Su principio hermenéutico director es la búsqueda de una vida autentica para todos los hombres". Estas afirmaciones sobre la teología política, solo son validas por contraposiciones, aun cristianismo deformado y a politizado. Pero, no deben ser validas para un cristianismo autentico, que comprende su contingencia en todas las áreas de la vida.
Entonces, el camino de la filosofía, de la teología y agregando el de la política, no nos limitan ni agregan más trabas ante la pregunta vital del sufrimiento, sino que sólo son intentos parciales de ofrecer una respuesta cristiana.
El camino de los cristianos de nuestro continente esta en el cultivo de una nueva piedad cristiana (una conversión, renovación de nuestra postura espiritual, etc.) como una vuelta a las fuentes, a la importancia rectora de la palabra de Dios.
Una nueva piedad cristiana que contemple todos los elementos aquí mencionados: visión comunicación, solidaridad, el Dios presente hoy renuncia a la seguridad de un Dios Todopoderoso y acepta el riesgo de la fe Aquí y Ahora, etc. Una nueva piedad no despreciará una acción en las diversas áreas de la vida.
Con la convicción que la fuerza renovadora de Dios, viene de nuestra estrecha relación con EL y de una practica de viada sincera para con Dios, constantemente en renovación.
Aquí la acción política aparece como una consecuencia de mi compromiso con Dios y no como una prioridad. Consecuencia de una fe viva y no normativa, de una fe viva y autentica. Por ejemplo, de nada vale invitar a los sufrientes y desposeídos de nuestra tierra auna acción suicida (por ejemplo lucha de clases), si no hemos roto el mutismo, el sufrimiento mudo, el. Aislamiento de un sufriente de otro.
El cristianismo de nuestro continente debe depurarse, comenzando con una gran confesión de pecados, somos culpables por omisión, por no haber hecho lo que teníamos que hacer y a su tiempo. La confesión de nuestras culpas debe ser seguida por una renuncia a la seguridad (eclesial, cristiana, nacional, política). De tener la razón, de querer encontrar un juicio justo por nuestras acciones, la seguridad en un Dios Todopoderoso en que nos refugiamos. Aceptando la inseguridad y el riesgo de la fe viva.
Un ejemplo anticipado, de esta neuva piedad, lo tenemos en la vida del Tololo Dietrich Bonhoeffer, quien se despojo de toda investidura eclesial, identificándose con los sufrientes de su tiempo. Su actitud no la derivo de un esquema político (aunque fue actitud política), nació de su profunda convicción de la Fe Viva, en sus obras puede entreverse el ejemplo de una vida piadosa renovada.
Como ha quedado demostrado en este trabajo, el problema del sufrimiento, no es una pregunta para nuestro intelecto, es decir no podemos partir afirmando: ¿Cómo hemos de explicar este problema? (habrá muchas cosas que tal vez no podremos explicar) sino, qu es un problema de existencia (problema existencial) que se encara con la pregunta: ¿Qué he de hacer como cristiano creyente en Jesucristo, hoy?
Además de los elementos teológicos mencionados que son el trasfondo para la idea de una nueva piedad, las características de esta misma, estarían dadas en las siguientes palabras Oír, Vivir, Gritar y Transformar.
OÍR: Desarrollar la capacidad de la pregunta implícita en todo sufrimiento. Esto significa destapar nuestros oídos de todas aquellas cosas que atraves del tiempo el cristiano ha considerado como poco "ortodoxas" o no escuchables. El destapar los oídos es ampliar la dimensión de lo que escuchamos.
VIVIR: Desarrollar la capacidad de identificarnos con los sufrientes. El modelo recto de esto es: Compromiso con Cristo o con nosotros mismos. El compromiso con Cristo nos capacita a renunciar a nosotros mismos y a adoptar una actitud empática.
GRITAR: Tenemos un abundante lenguaje bíblico y litúrgico con el cual podemos dar expresiones al sufrimiento, evitando el mutismo y el sufrimiento mudo. En esto tenemos que ser creativos, muchas batallas se han perdido por imitar esquemas políticos. ¿Por qué ir en busca de expresiones liberadoras a otras tiendas? Si en la Biblia y en nuestras liturgias existen abundantes expresiones liberadoras.
TRANSFORMAR: Las fases del sufrimiento que presenta, como la sufrimiento mudo, pero que en una segunda y tercera fase debe iniciarse a aceptar su propio sufrimiento (esto trae más dolor) posibilitando el grito, la expresión y el camino hacia la transformación del sufrimiento en fuerza renovadora. Esa fuerza que se acumula en los sufrientes, puede ser canalizada para echar las bases de una sociedad mejor, para fortalecer la solidaridad. El apretar de dientes y fruncir el ceño de un obrero, o de un campesino explotado, debe servir como fuerza que los habilite para tomar la mano de otro sufriente que esta en iguales o peores condiciones. esa fuerza ha de unir el pueblo, esa fuerza puede ayudar a combatir el individualismo y el anhelo de privilegios, esa fuerza es renovadora.
En síntesis, esta mirada al Deuteronomio, nos entregó los elementos necesarios para una mejor acción pastoral, en el Aquí y Ahora, de la realidad de nuestra comunidad, de nuestra nación yh de nuestro continente.
El sufrimiento como problema latente hoy, no se nos presenta como algo inmutable y eterno, sino, que en la medida que nuestra acción este acorde con la nueva piedad exigida a los cristianos motivará la transformación del sufrimiento en una fuerza positiva y renovadora.
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D E D I C A T O R I A :
" A mi Esposa y a mis Hijos : Rose Mary, Luis, Juan Pablo y Claudio "
A G R A D E C I M I E N T O S :
Al Pastor Hellmut Gnadt, Pastor Junger
Denker, Saluel Salas. Osvaldo Navarrete
Y en la etapa final a los colaboradores
Pastor Tomas Stevens y Profesor de
Castellano Daniel López.
Entrego un homenaje a quien fuera mi compañero y
colega, Samuel Salas, (QEPD), quien expresara las
las siguientes palabras al conocer mi primer borrador:
" Después de leer tu trabajo, encontré bastantes
Coincidencias con mi manera de pensar. Siempre
me ha preocupado esa interpretación rígida e
intolerante a la que tu haces mención.."
Autor:
LUIS L. CORTES GARCÍA
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