Resumen
Este artículo hace unas aproximaciones a los conceptos de derechos culturales, política cultural, programas de desarrollo, los nexos que estos tienen entre sí, ya que emanan de instituciones que forman parte de la superestructura y la forma de ser atendidos en nuestro país. Acercarse a la problemática conceptual y doctrinal de los Derechos Culturales, es bien complicado, primero porque este es un concepto difícil, jurídicamente hablando. Algunas de las manifestaciones de estos derechos culturales, como los derechos colectivos, se han convertido en alguna medida, en el límite de los derechos humanos, pues, los derechos culturales son una categoría subdesarrollada desde el punto de vista teórico, académico y han sido considerados, por decirlo de alguna manera, la última categoría de los derechos humanos. Primero se construyeron los derechos civiles y políticos; luego los económicos y sociales; y finalmente los derechos culturales, últimos en llegar al centro de los derechos humanos.
En el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española se afirma que política puede ser la "actividad de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos" (acepción 8) y asimismo la "actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo" (acepción 9); se trata de dos significados que pueden ser complementarios u opuestos, según el modo de pensar de cada uno. Es adecuado aquí referirnos a la acepción 12, según la cual la política es el conjunto de "orientaciones o directrices que rigen la actuación de una persona o entidad en un ámbito o campo determinado". Según esta definición, la política cultural puede ser el conjunto de orientaciones o directrices que rigen la actuación de una persona o entidad en el campo de la cultura; parece una definición adecuada, aunque no se pueden perder de vista las ideas sugeridas por las acepciones anteriores, relativas a la intervención en los asuntos públicos.
El Programa de desarrollo cultural es la expresión de los lineamientos de la Política Cultural en un nivel de concreción que, a partir de las características específicas de la situación cultural y del entorno socioeconómico y político – ideológico incluye un sistema de objetivos estratégicos, de indicadores de evaluación y el análisis de los recursos para su ejecución.
Palabras claves: Derechos culturales, Política Cultural, Programas de desarrollo, nexos.
Abstract
This article about approaches to the concept of cultural rights, cultural policy, development programs, the links they have with each other, and emanating from institutions that are part of the superstructure and the way to be seen in our country.
Approach to conceptual and doctrinal issues of Cultural Rights, is rather complicated, first because this is a difficult concept, legally speaking. Some manifestations of these cultural rights as collective rights have become to some extent, on the edge of human rights, then, cultural rights are an underdeveloped category from the theoretical, academic, and have been considered, to put it in some way, the last category of human rights. First built civil and political rights, then economic and social cultural rights and finally, last to reach the center of human rights. In the dictionary of the Royal Spanish Language Academy policy states that may be "the activity of those who aspire to govern or govern public affairs" (sense 8) and also the "citizen's activity when intervening in public affairs with his opinion with their vote, or otherwise "(meaning 9), there are two meanings that may be complementary or contrasting, depending on the mindset of each. It is appropriate here to refer to the meaning 12, according to which politics is the set of "guidelines or guidelines governing the conduct of a person or entity in an area or field." By this definition, cultural policy can be a set of guidelines or guidelines governing the conduct of a person or entity in the field of culture, seems an adequate definition, although you can not lose sight of the ideas suggested by the previous meanings concerning intervention in public affairs. Cultural Development Program is the expression of the guidelines of the Cultural Policy at a level of detail that, from the specifics of the cultural and socio-economic and political – ideological includes a system of strategic objectives, indicators assessment and analysis of resources for implementation.
Key words: Cultural Rights, Cultural Policy, development programs, links.
Introducción
¿Cómo podemos definir a los derechos culturales?: La palabra «derechos» significa poderes jurídicos garantizados jurisdiccionalmente y por otros mecanismos jurídicos. En este caso, no estamos ante derechos comunes, subjetivos y generales, por el contrario, hacemos referencia a unos derechos singulares y fundamentales -poderes jurídicos superiores, especialmente protegidos por un sistema de garantías que no disfrutan los derechos subjetivos ordinarios, definidos como derechos humanos.
Entre esas garantías encontramos las constitucionales, frente a la reforma de los textos en la interpretación del propio texto constitucional. Se ha dicho, que los derechos fundamentales dominan a las mayorías, considerando, que ese es su baluarte dentro del sistema jurídico, pues hay toda una serie de mecanismos jurisdiccionales: como los juicios de amparo que son procedimientos sumarios, privilegiados y urgentes de protección a estos derechos. Por otro lado, estos también constituyen fines primarios del Estado que deben orientar la actuación de los poderes públicos.
Los derechos culturales están delimitados por el adjetivo "cultural", en este sentido se descubre una de las aristas problemáticas, pues hay dos acepciones de cultura en esta expresión concreta: una que se restringe a los pueblos minoritarios y otra que implica que son derechos que afectan a todos los ciudadanos.
Las primeras normas jurídicas en el ámbito internacional provienen del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales del año 66, es ahí donde por primera vez se estampa en un texto importante esta expresión y se recoge en el sentido amplio y abierto. Sin embargo, el desarrollo inmediato que ha experimentado y en el que se ha visto envuelto ha sido, precisamente, lo que lo ha limitado a los grupos minoritarios que reivindican una realidad de debilidad frente al grupo mayoritario.
Este es uno de los grandes errores con los que nos enfrentamos en este momento haber aceptado una propuesta que sitúa a los derechos culturales como una reivindicación de las minorías frente a las mayorías; cuando los derechos culturales forman parte del patrimonio de todos los seres humanos.
Entonces, debemos entender a los derechos culturales como aquellos derechos que garantizan el desarrollo libre, igualitario y fraterno de los seres humanos en esa capacidad que tenemos de poder incorporar y crear sentidos de vida que podemos comunicar a otros.
Si se habla sobre la evolución de los derechos humanos esta se ha caracterizado por una cadena ininterrumpida de construcción de los derechos fundamentales formulados en las tablas de derechos. Desde las constituciones de principios del siglo XIX hasta hoy, las cosas han cambiado mucho y las cosas se han vuelto mucho más extensas y complejas.
El supuesto aceptado por la mayoría de juristas es la que diferencia o separa tres generaciones de los derechos fundamentales e introduce un principio de orden. La primera generación estaría constituida por los derechos fundamentales de libertad; la segunda, por los derechos de igualdad; y la tercera, por los derechos fundamentales de solidaridad. Todos ellos se relacionan con el tema central de la revolución francesa: libertad, igualdad y fraternidad.
Los derechos fundamentales de libertad se vinculan con autonomía. Libertad significa independencia porque crea ámbitos en los que el poder público no puede entrar., por ejemplo la libertad de expresión, de asociación, de conciencia o de culto.
Los derechos de la segunda generación son los derechos económicos, a diferencia de los anteriores, no se trata de que el poder público se mantenga al margen, ocurre, precisamente, todo lo contrario. El poder debe comprometerse con el desarrollo de la igualdad de los individuos, ofreciendo servicios y prestaciones. Estos son los derechos a la educación, a la salud y a la cultura que toman cuerpo a través de la prestación de servicios culturales y de la institucionalidad de la cultura. En la tercera generación aparecen los derechos de solidaridad, estos incluyen a todos aquellos que no encajaban en los derechos de libertad ni en los derechos de igualdad. Por un lado, son los derechos que protegen intereses como el medio ambiente, los consumidores, el derecho a la paz; y por otro lado: los derechos de grupo, donde se sitúan los derechos de identidad.
Solo la segunda categoría hace referencia explícita a los derechos culturales esta clasificación hace evidente su complejidad, pues en cada una de las categorías encontramos elementos de ellos, por ejemplo, en la primera incluimos la libertad de la creación cultural, la libertad artística, la libertad científica, la comunicación cultural, la libertad de comunicación de las expresiones creadas en la cultura, etcétera. El llamado derecho de acceso a la cultura es un derecho típico de la segunda generación, porque para acceder a la cultura hacen falta prestaciones relacionadas con los grandes servicios públicos (los museos, archivos y bibliotecas son instrumentos de realización del derecho de prestación de acceso a la cultura). Asimismo, en la tercera generación se presentan, bajo la forma de derecho al patrimonio cultural, el derecho a la conservación de la memoria cultural y los derechos al desarrollo de su identidad de los grupos étnicos y de los grupos culturales diferenciados.
Por esa razón debe entenderse como los derechos culturales a aquellos derechos que garantizan el desarrollo libre, igualitario y fraterno de los seres humanos en esa capacidad singular que tenemos de poder simbolizar y crear sentidos de vida que podemos comunicar a otros.
Estos valores colectivos se constituyen en bienes jurídicos que han de ser protegidos. Las garantías de protección de los derechos colectivos responden a garantías diferentes que, en unos casos, convierten la protección de los derechos colectivos en una zona de la propia edificación del Estado. Este proceso se realiza a través del sistema de autonomía personal que da lugar a las distintas formas de estados (federales, regionales o atípicos) que tienen ámbitos de autonomía territorial reconocidos en su seno, donde se ejercen poderes de auto gobierno en régimen de autonomía en determinados grupos de población, significados precisamente por esa diferencia cultural.
Por otro lado, también está la garantía institucional. En este sentido, es oportuno citar el caso de la lengua, cuando un grupo humano tiene una lengua propia en el seno de una población más amplia, hay una dimensión individual de ese derecho que les da opción a los individuos a elegir su modo de expresarse, su lenguaje, asimismo, la libertad colectiva en lo que refiere al uso de esa lengua no equivale a la suma de las libertades individuales de todos ciudadanos. Si no existe una acción del poder público que institucionalice a la lengua del grupo como oficial, no será posible de realizar el derecho colectivo.
Por último, es preciso continuar en la articulación de esta dimensión individual y colectiva y en ese aspecto las constituciones de América Latina son un buen ejemplo, pues en los últimos años han dado un avance extraordinario en la consagración de los derechos culturales para el desarrollo creativo, actualmente, representan el principio más importante de derechos culturales que existe en el constitucionalismo mundial, pero este es un tema que no se resalta por ser un logro del Tercer Mundo , pero el caso cubano es bien interesante
Desarrollo
Los años de Política Cultural Cubana durante el período revolucionario, los presupuestos teóricos y metodológicos a emplear para este tipo de estudio han enunciado las peculiaridades de la transición socialista cubana; incluso conociendo que la propia teoría de la transición socialista está en desarrollo y en los momentos actuales Cuba adapta su modelo socialista a las nuevas condiciones del mundo, por esto su evolución ha sido y tiene que ser lenta de forma gradual.Lo planteado no debe olvidarse, ya que es otro elemento teórico apreciable en la comprensión de las contradicciones de este período, en particular en el país.
Cuba ha estado desde hace muchos años precisamente en esa transición socialista; esta situación conlleva a que el proceso cultural establecido requiera aún de serios y profundos estudios por efectuar y publicar, estos temas, sobre las contradicciones, complejidades y obstáculos que se han enfrentado, han sido realmente muchas y fundamentalmente de orden subjetivo, por lo compleja y paradójica que es una sociedad durante la transición socialista real y concreta, inmersa en las convulsiones del capitalismo mundial, en las relaciones mercantiles, en la lucha antiimperialista y los problemas del desarrollo; y en la cual, además, impera un enorme poder estatal centralizado, necesario en algunas esferas, no en todas, para protegerse y para garantizar las conquistas sociales alcanzadas y su progresivo avance.Sin dudas, hay pocos estudios sobre el tema de las políticas culturales, por otra parte, este es un terreno casi virgen como problema histórico aunque hay artículos sobre cultura artística o Cultura Cubana en general que han tenido en cuenta el tema.
El Ministerio de Cultura se crea en 1976, dentro del proceso de institucionalización de los Órganos de la Administración Central del Estado, con el encargo de dirigir y supervisar, y en su caso ejecutar, la política cultural del país
De igual forma se constituyen las Direcciones Provinciales y Municipales de Cultura, las que se responsabilizan en la aplicación de la política cultural a estas instancias. Se abre una etapa de desarrollo que genera la creación de una amplia red institucional en el país.
MisiónDirigir, orientar, controlar y ejecutar en el ámbito de su competencia la aplicación de la política cultural del Estado y del Gobierno, así como garantizar la defensa, preservación y enriquecimiento del patrimonio cultural de la nación cubana.
Atribuciones y funciones
Dirigir, orientar, promover, supervisar y, en su caso ejecutar, la implementación de la política cultural del país, en un vínculo estrecho y sistemático con el movimiento intelectual y artístico.
Favorecer, controlar y evaluar la aplicación coherente de la política de difusión y promoción del arte y la literatura en la radio y la televisión.
Dirigir, supervisar y evaluar los resultados de la política orientada al estudio, la conservación y la restauración del patrimonio cultural de la nación.
Promover un amplio movimiento sociocultural en el país, impulsado por la vanguardia artística y las instituciones culturales y con la participación de organismos y organizaciones sociales, a favor del desarrollo de una cultura general integral.
Promover, en coordinación con los organismos y organizaciones correspondientes, la creación de valores estéticos en la sociedad, con énfasis en niños, adolescentes y jóvenes; contribuyendo a la creación de la ética social.
Dirigir y supervisar la política y los procesos de la formación artística, la de los promotores culturales y la preparación especializada de los instructores de arte.
Dirigir, controlar y supervisar la política de promoción nacional e internacional del arte y la cultura cubanos y la presencia y difusión de manifestaciones culturales provenientes del exterior.
Dirigir, controlar y, ejecutar en su caso, la política relativa a la producción y comercialización de bienes y servicios culturales del país, tanto la orientada a la población y al sector turístico, como a las exportaciones.
Dirigir y controlar la política relativa al Derecho de Autor.
Principales eventos multidisciplinarios
Romerías de Mayo
Congreso Cultura y Desarrollo
Jornada Cucalambeana y Encuentro Festival Iberoamericano de la Décima
Festival del Caribe Fiesta del Fuego
Fiesta de los Orígenes
Fiesta de la cubanía
Fiesta de la Cultura Iberoamericana
Feria Nacional de Arte Popular
Fiesta a la Guantanamera
Propósitos
Perfeccionamiento de las principales normas jurídicas específicas de la cultura y en su caso, de su legislación complementaria.
Perfeccionamiento y adecuación del sistema contractual tanto en la esfera laboral como en la artística haciendo énfasis particular en el desarrollo de las relaciones jurídico económicas.
Fortalecimiento del sistema de instituciones, en lo relacionado con el alcance de la personalidad jurídica de cada uno de sus componentes.
Perfeccionamiento del sistema jurídico en general, en lo que pueda vincularse a la actividad cultural (normas civiles, administrativas, penales, etc.)
Estudio de las posibilidades de creación y aplicación de nuevas formas y métodos de organización jurídico – económicas que propicien la promoción de programas culturales de interés en el ámbito nacional e internacional.
El Tercer Congreso del Partido efectuado en 1986, generó un proceso de análisis crítico y una mayor exigencia en el control de los resultados del trabajo. En el caso del Ministerio de Cultura, provocó un profundo proceso de reflexión en el que se enfatizó acerca de una nueva concepción del desarrollo institucional del mismo, que permitiera de manera sistemática, controlada y flexible, alcanzar los objetivos establecidos por cada una de las organizaciones de dicho sector.
En la reunión con Directores Nacionales y Jefes de Empresas del Ministerio, de ese mismo año, se planteó la necesidad de elaborar la proyección de su trabajo sobre fundamentos culturales, económicos, tecnológicos, de base material; de hacer un Programa de Desarrollo Cultural por municipios y provincias, de índole territorial y que del análisis integral de todos se estableciera el del país. Se propone de esta forma, un cambio en el estilo de trabajo y de dirección
Años después, en 1989, como resultado de un proceso de reorganización y a partir de la experiencia acumulada, surgen nuevas instituciones como el Instituto Cubano de la Música, el Consejo Nacional de las Artes Escénicas, el Consejo Nacional de las Artes Plásticas, el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, que junto al Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos y el Instituto Cubano del Libro, instituciones docentes, de investigación, de preservación y cuidado del patrimonio, de trabajo en la comunidad, y otras, integran el sistema del Ministerio de Cultura.
En la experiencia cubana, la gestión por programas y proyectos de desarrollo ha tenido resultados positivos para el desarrollo cultural, tanto en los diferentes territorios como en las instituciones de carácter nacional. Desempeñan un decisivo papel en la defensa de la identidad local, en la formación de un público para las distintas manifestaciones del arte y en el enriquecimiento de la vida espiritual de la población.
Con respecto a la definición de Programa de Desarrollo:Es la necesaria articulación o integración de las diversas políticas culturales existentes y actuantes donde el Estado puede hacer sentir fuertemente sus posibilidades económicas, financieras, jurídicas, legislativas o de cualquier otra índole; las cuales lo convierten en el actor cultural idóneo para articular e integrar todos los esfuerzos aislados de los diferentes actores culturales de la sociedad. A la vez, la determinación de las políticas culturales y sus aplicaciones deben abarcar las diferentes dimensiones de la vida real, es decir, las políticas diseñadas deben sustentarse en una concepción amplia del concepto Cultura
Programas de desarrollo
Los programas de desarrollo cultural que se llevan a cabo en el país constituyen expresión de la política cultural cubana y de los principios que la sustentan.
Los programas de desarrollo cultural se agrupan, según su carácter en:
Ramales: se encaminan a favorecer el desarrollo de las Artes Plásticas, las Artes Escénicas, la Música, el Libro y la Literatura, el Patrimonio, las Casas de Cultura, las Bibliotecas, las Investigaciones, la Informática, la Enseñanza Artística y otros.
Territoriales: se diseñan y ejecutan en cada provincia y municipio del país. Son aprobados por los Órganos de Gobierno en cada caso.
Especiales: responden a intereses y prioridades de carácter social y económico.
Se concibió que el Programa Cultural permitiría integrar a todos los elementos del sistema de la cultura, es decir al conjunto de instituciones, logrando así una mejor intervención, participación y protagonismo de estas en su desarrollo; además de un mayor nivel de adecuación a las realidades, necesidades, características y potencialidades de cada localidad. Este proceso partió de la premisa de que la cultura, no se planifica, es por ello que la planificación estratégica en este sector tiene sus especificidades, porque su labor está determinada por transformaciones eminentemente cualitativas.
Ello demuestra el carácter sistémico y humanista de este elemento que propicia el perfeccionamiento de la misión de las instituciones y organizaciones culturales, para satisfacer los intereses y las necesidades de todos los actores sociales. En ese sentido, la proyección de la Dirección Provincial y Municipal de Cultura así como la red de instituciones que dirigen, está encaminada a fomentar y estimular la creación artística – literaria, la conservación y preservación del patrimonio cultural, contribuir a una mayor participación de sectores y grupos sociales, además de asegurar la formación y superación del potencial humano para la labor cultural.
El Programa de Desarrollo,es un documento de los agentes del desarrollo cultural, que de manera viable les conduce a la superación de las contradicciones e insuficiencias del trabajo cultural, así como, a la reafirmación de los valores más autóctonos de la cultura local, nacional y universal por lo que uno de los ejes imprescindibles de este instrumento es la participación, es decir, que cada creador, artista, cuadro, especialista o trabajador; cada organismo u organización se sienta parte del proceso, para que esté comprometido en el mismo, pues será, en definitiva, elemento necesario para elevar su calidad de vida.
Los Programas de Desarrollo Cultural se agrupan, según su carácter en:
Ramales: se encaminan a favorecer el desarrollo de las Artes Plásticas, las Artes Escénicas, la Música, el Libro y la Literatura, el Patrimonio, las Casas de Cultura, las Bibliotecas, las Investigaciones, la Informática, la Enseñanza Artística y otros.
Territoriales: Expresan la política cultural teniendo en cuenta las particularidades de cada institución. Así como en cada uno de los municipios.
Especiales: responden a intereses y prioridades de carácter social, económico y cultural
Donde el trabajo cultural está orientado al desarrollo y perfeccionamiento del modo y condiciones de vida de los miembros de una comunidad. Constituye una vía de solución a los problemas que más afectan a la población. Parte principalmente de los propios esfuerzos de los actores sociales. Premisa que identifica al modelo social cubano. En su desarrollo es muy importante la coordinación e integración de las actividades, esfuerzos y recursos de los diferentes organismos, organizaciones e instituciones implicados en su ejecución, lo que favorece el cumplimiento de los objetivos propuestos y por consiguiente, la participación activa de las personas en las acciones planificadas.
El éxito de tal pretensión reside en la labor que realizan los especialistas, instructores de arte, promotores culturales y otros actores sociales como los miembros de los Grupos de Trabajo Comunitario, a fin de lograr que la cultura de cada lugar se convierta en factor de avance, progreso y desarrollo. Las acciones culturales organizadas desde las instituciones culturales tienen como propósito, además de elevar el gusto estético de la población y prepararla para comprender, apreciar y disfrutar códigos artísticos novedosos, transmitirle mensajes que contribuyan a mejorar su comportamiento, fortalecer valores humanos, incrementar el sentido de pertenencia hacia la localidad.
Es preciso que trasciendan al ámbito social donde los individuos realizan sus prácticas culturales, dígase hogar, escuela, trabajo, de manera que fluya la interacción y retroalimentación entre las personas.
Contribuir a que el arte y la cultura enriquezcan la calidad de vida de la población.
Satisfacer las necesidades artísticas de la población, muy en especial por parte de niños y jóvenes.
La participación de los trabajadores en su tiempo libre, en las actividades que promueven y desarrollan las instituciones culturales, ya sea como creadores activos o creadores de valores artísticos, contribuyendo al desarrollo de la personalidad y al gusto estético.
Lograr que la mayor parte de obreros, jóvenes y estudiantes se incorporen a las diferentes formas de actividad artística como aficionados y que participen en las diversas formas de creación artística.
Elevar la preparación del personal para hacer efectiva la labor cultural.
Evaluar sistemáticamente las propuestas, de forma tal que contribuya a continuar perfeccionando la realización de actividades culturales.
Con ese fin se requiere de un enfoque sistemático, para alcanzar los objetivos y tener en cuenta las motivaciones e intereses de los destinatarios. De manera que las instituciones culturales deben plantearse una calidad superior en el trabajo cultural, distinguiéndose por una mayor organización, una mejor programación cultural y un adecuado aprovechamiento del talento artístico, así como del potencial material del que se dispone en cada territorio. Una de las tareas más importantes, consiste en ampliar las posibilidades de participación del pueblo, tanto en su condición de creador como de público. La realización eficaz del trabajo cultural será posible también, a partir de la frecuente utilización de los medios de comunicación masiva, una mayor exigencia en la variedad de las opciones artísticas culturales y la ocupación del tiempo libre, que eduque y anime a la vez el gusto estético de las personas.
Desde esta perspectiva el trabajo cultural genera iniciativas transformadoras para el autodesarrollo individual y colectivo, sin embargo, no se alude a la labor de rescate, preservación y difusión del patrimonio cultural, otra de las intenciones del trabajo cultural para salvaguardar los documentos y bienes relacionados con la historia, la vida de los forjadores de la nacionalidad y la independencia, los objetos de interés artístico, los manuscritos, publicaciones de época. Hecho que no basta con la protección, resulta indispensable una amplia labor de investigación y educación para enriquecer el conocimiento del pueblo, acerca de los valores culturales de cada territorio.
En el desempeño del trabajo cultural es muy importante la creatividad para descubrir vías y métodos novedosos, ajustados a la evolución, recursos materiales y espirituales de cada localidad. Por lo que es cada vez más necesaria la superación académica de los encargados de llevar a cabo dicha labor, permitiendo hacer de lo práctico algo científico, fundamentado. De esta forma es posible eliminar de las instituciones la rutina y la ineficacia, con el objetivo de defender la cultura cubana.
Actualmente una herencia rica y diversa de experiencias del trabajo cultural en todo el país lo constituye el sentido de pertenencia a partir de costumbres, rasgos de identidad local, tradiciones y apoyo a la formación integral de todo el pueblo. Esto contribuye al entendimiento cultural y permite que el trabajo desarrollado desde la base tenga como centro a toda la población, siendo este uno de los elementos formadores de la cultura cubana. El trabajo cultural exige no solo de la utilización de nuevas inventivas, sino también de una forma diferente de enfocar las problemáticas socioculturales y una postura abierta ante el cambio.
Por lo que se puede aseverar que parte importante de las actividades prácticas, a partir de las cuales las personas adquieren cultura y dirigen sus conductas es el trabajo cultural. Este no es más que el quehacer que se realiza con el objetivo de cambiar las formas de vida de los seres humanos. Esta labor está íntimamente relacionada con el desempeño de las instituciones culturales y con la conservación, rescate y promoción de la cultura y su empleo es necesario además, para fortalecer la identidad de todos los sectores poblacionales e intervenir atendiendo a sus intereses y expectativas.
En ello influye principalmente la programación, instrumento esencial del trabajo cultural que constituye un área de resultados clave del Programa de Desarrollo Cultural, cuyos componentes básicos según el Ministerio de Cultura son las interrelaciones entre el artista, el público y las condiciones de presentación. El cumplimiento de los objetivos se fundamenta en el balance de las opciones que se ofrecen, las cuales se expresan en la variedad entre las manifestaciones artísticas y de espacios en las instituciones para atraer la atención de los pobladores sobre su objeto social.
Además, es una prioridad de la programación, mantener una estrecha relación entre el contenido del trabajo cultural y su influencia social, la que debe ser periódicamente analizada para conocer la evolución del gusto y los criterios de la opinión pública. La programación de las actividades en una institución es un proceso cuidadoso que debe tener en cuenta varios factores: el propósito para el cual fue creada la entidad, sus objetivos en el trabajo cultural del municipio, la composición del público que asiste y la promoción de grupos de aficionados, de modo especial de los niños y jóvenes.
La atención al talento artístico profesional, intelectuales y en especial a los creadores locales, constituye una responsabilidad de primer orden para las direcciones de cultura. Por ello, se establecen vínculos que favorecen su activa participación en actividades sistemáticas y espacios fijos, donde se muestra su obra. De igual manera es priorizado el movimiento de artistas aficionados por medio de los talleres de creación y apreciación, estimulando la iniciativa y creatividad de sus miembros. Su incorporación a las diferentes actividades contribuye a ampliar las opciones que se ofrecen a la población. Lo cual influye en la estabilidad y superación de los aficionados, quienes se realizan artísticamente en cada una de sus presentaciones ante el público, y alcanzan mayores niveles de interpretación.
Como se indica en el texto Programa para el Perfeccionamiento del trabajo cultural (1987), la promoción es otro elemento substancial del trabajo cultural que no puede limitarse a la divulgación de las expresiones culturales y sus principales exponentes, así como de la programación que se brinda. Es preciso movilizar y hacer partícipe de una u otra forma a la población en el disfrute de la vida cultural. Los especialistas encargados de esta labor deben destacar el trabajo desarrollado por los creadores mediante planes que enaltezcan su trayectoria y sus logros, así como el criterio de especialistas sobre su obra.
Cultura es un término polémico y complejo, que incluye costumbres, hábitos, aptitudes adquiridos por el hombre como resultado de las relaciones establecidas en la sociedad, donde satisface sus necesidades de supervivencia y alcanza el desarrollo de su pensamiento y la formación de su personalidad. Es todo lo que el hombre crea y enriquece en su quehacer cotidiano.
De esa manera el hombre se convierte en protagonista del desarrollo cultural de su entorno, siendo el centro de este proceso. Lo que le otorga la posibilidad de acceder a una existencia más plena y más valiosa, a partir del estímulo de sus capacidades, como herramientas esenciales en la solución de los problemas. El desarrollo cultural, expresa los cambios cualitativos a nivel social, condicionados por la participación activa de la población en el mejoramiento de su nivel de vida. Es el accionar de varios factores, unidos en función de crear espacios y condiciones para el progreso de las comunidades con la implicación de sus potencialidades y recursos.
Plantea un orden lógico de instrucciones que a partir del diagnóstico de la situación económica, social y cultural de cada territorio, permite trazar objetivos para satisfacer las necesidades culturales de la población y fomentar su activa participación en el desarrollo endógeno de sus localidades.
Con su conducción el trabajo de las instituciones culturales se concibe como un proceso sistemático, que contribuye no solo al vínculo entre los individuos y las diferentes manifestaciones del arte y la cultura general, en su doble condición de creador y espectador, sino también al enriquecimiento de su modo de ser, pensar y hacer, así como el fortalecimiento del sentido de pertenencia hacia el patrimonio cultural. Genera opciones culturales y recreativas para la utilización del tiempo libre, elevar la educación estética de los niños y jóvenes, amplía los conocimientos de la población sobre temas históricos, artísticos, sociales.
Conclusiones
Son los Derechos culturales aquellos que garantizan el desarrollo libre, igualitario y fraterno de los seres humanos en esa capacidad singular que tenemos de poder simbolizar y crear sentidos de vida que podemos comunicar a otros
Como resultado de la política cultural asumida luego del Triunfo de la Revolución y tras la Campaña Nacional de Alfabetización, la obra transformadora realizada en Cuba, se fortaleció a partir de un sistema de instituciones, cuyo proceso de dirección estuvo en función de la crear condiciones para el desarrollo de la cultura.
El Programa de Desarrollo Cultural, es el principal instrumento de gestión de la política cultural cubana que orienta y organiza las operaciones a seguir por las instituciones culturales, para lograr la efectividad de su labor.
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Autor:
Lic. Regla Dolores Quesada Cabrera.
Instructora.
Lic. Marcos Amado Zaporta Oceguera