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Masturbación en el aula; un problema ético

Enviado por Marisa Guzmán Munita

  1. Introducción
  2. El caso
  3. Núcleos problemáticos que subyacen al caso
  4. Otras perspectivas en juego
  5. Ideas involucradas
  6. Soluciones plausibles
  7. Conclusiones
  8. Bibliografía

Introducción

La realidad actual chilena, da cuenta de una serie de contradicciones al enfrentar la orientación de la sexualidad adolescente. Si bien ésta debiera iniciarse en el hogar, la dificultad que presentan los padres para hablar abiertamente de los impulsos sexuales con sus hijos, delegan –en el mejor de los casos- esta responsabilidad a la Escuela.

Por otra parte, si bien el discurso social oficial restringe la expresión de la sexualidad a los "menores de edad", la imagen distorsionada de la sexualidad que difunden los mass media, la publicidad y la web, no sólo erotiza a los jóvenes, sino que impone mitos y estereotipos que le corresponden al docente de aula, muchas veces, abordar.

Si bien en las escuelas, la formación del Yo sexuado tradicionalmente ha descansado en asignaturas como Biología u Orientación, en independencia de éstas, la vivencia de la sexualidad adolescente es una etapa que incide en la autoimagen y autoestima de los jóvenes, lo que supone desafíos para toda la comunidad educativa.

Desde una perspectiva ética que considera que la labor docente no sólo es instructiva, sino educativa y desarrolladora (Silvestre y Zilbernstein, 2000), atender los diversos conflictos que de la expresión de la sexualidad pueden surgir producto de una etapa de enormes cambios como lo es la adolescencia, involucra actuar con sensibilidad y afecto, a fin de abordarlos.

En el ámbito de la expresión de la sexualidad humana, la masturbación constituye una etapa propia –aunque no privativa- de la adolescencia, por cuanto puede presentarse durante la niñez –producto de la exploración y curiosidad- o extenderse hasta la vida adulta.

Los cambios hormonales propios de la etapa de desarrollo adolescente, lleva a los jóvenes a descubrir en la masturbación la vía para canalizar sus impulsos y conocer la expresión del propio cuerpo ante la excitación sexual. No obstante, la carga cultural que ha acompañado este acto tan humano, ha estado fuertemente permeada por antiguas concepciones que consideraban la masturbación como una práctica pecaminosa y reprobable. Y aunque paulatinamente las representaciones culposas de la masturbación, están siendo superadas por enfoques que nos llegan de la psicología, que la conciben como "…una práctica sexual normal y natural, que forma parte de los descubrimientos sexuales de la gran mayoría de los adolescentes" (Alegret y otros, 2005: 104), no resulta fácil de abordar.

Esto constituye un problema complejo para el profesor, por cuanto demanda tomar posiciones éticas y valóricas, al desmarcar esta temática de la culpa, la vergüenza y el miedo.

Desde nuestra representación, experimentar el placer erótico constituye el camino para conocerse y construir la identidad sexual, requisito sine qua non, para el disfrute de la sexualidad en pareja, posteriormente.

Si bien la masturbación, como actividad exploratoria, afecta a hombres y mujeres, desde nuestras representaciones culturales se concibe como una práctica privada. De esta manera, entregarse al conocimiento del propio cuerpo y al descubrimiento de los sentidos y emociones que despierta la acción de tocarse a sí mismo (o en su variante, la masturbación mutua), supone un acto de personal y privado, que se realiza en un contexto apropiado y no se exhibe ante otros.

Es precisamente este el marco que plantea el conflicto ético que exponemos en el siguiente caso.

El caso

El siguiente episodio crítico es narrado desde lo que la memoria de un testigo presencial pudo construir. El hecho ocurrió durante una clase de inglés el año 2008, en un colegio mixto ubicado en la comuna de Paine, Región Metropolitana.[1] Se trata de un establecimiento de financiamiento compartido, reconocido en el sector porque su proyecto educativo se inspira en la enseñanza de los valores que promueve la iglesia católica.

La situación que se describe, tiene lugar durante la clase impartida en un primero medio por una profesora de inglés, quien no superaba los 40 años de edad.

Mientras la profesora explicaba la actividad que debía llevarse a cabo, la mayoría de los alumnos prestaban atención, excepto un grupo de varones que, acostumbrados a sentarse en los últimos lugares de la sala, no atendían a la docente y hablaban animadamente. En ese momento, uno de los jóvenes mostró una actitud particularmente extraña cuando procedió a extraer su miembro viril, y apoyando su cabeza en la mesa, empezó a masturbarse en plena aula.

Dentro del grupo había estudiantes que murmuraban y se reían de lo que en ese momento sucedía, no obstante en el momento en que la profesora daba las indicaciones finales para realizar la actividad, se percató del hecho, al que respondió desviando la mirada, guardando silencio un momento, y continuando con el cierre a la explicación, fingiendo no haber visto nada.

De lo anterior, surgen las siguientes preguntas:

¿Qué hacer frente a un alumno que se masturba en la escuela?

¿Qué debiera hacer el profesor de aula cuando detecta conductas de autoexploración en lugares o momentos inadecuados?

Desde nuestra perspectiva, el conflicto no lo plantea la masturbación en sí, sino hacerla pública.

1.2 Procedimiento para hallar solución

Para dar respuesta a estas interrogantes, se realizaron las siguientes indagaciones teóricas y empíricas:

Análisis documental: Revisión y análisis de literatura especializada e investigaciones en torno al tema de la masturbación adolescente y el rol docente frente a este tema. Permitió adoptar posiciones y seleccionar los referentes que nos orientan.

Deducción/inducción/ síntesis: Constituyeron métodos de enorme valor para propiciar procesos lógicos del pensamiento que nos permitieron, como investigadores, articular las posiciones éticas presentadas para orientar la reflexión que articula las soluciones presentadas.

Núcleos problemáticos que subyacen al caso

Para analizar los núcleos problemáticos que están presentes en el caso, es pertinente delimitar los actores y los factores que inciden de forma principal y secundaria en el problema ético planteado.

En primer lugar, nos encontramos con los estudiantes: partiendo por el estudiante que origina el caso, y los estudiantes que conforman el grupo curso, el que se dividió entre los compañeros que festinaron la acción del estudiante y el resto del alumnado, que sintió recelo y repudio por la misma. En este conjunto humano podemos reconocer varios núcleos problemáticos, como exponemos a continuación.

Si bien la masturbación es un acto normal que realizamos todas las personas, sin distinción, expresarla en el aula, lo vuelve una conducta fuera de lugar. En el caso del estudiante protagonista de la acción, se reconoce una actitud desafiante, que manifiesta falta de respeto por sí mismo (su propia privacidad) y desconsideración por los otros (compañeros y profesora).

Consideremos además que la edad promedio del curso donde se desarrolló la acción – que bordea entre los catorce y quince años de edad- es un factor que incide, por cuanto se corresponde con una etapa donde se inician fuertes cambios hormonales y psicológicos. La autoexploración del cuerpo y la búsqueda del placer sexual que deviene, si bien no se constriñe a esta etapa, es particularmente frecuente a esta edad. Desde esta consideración, la acción no es condenable, mas sí el contexto en que se desarrolló, pues los lugares de uso público como la escuela o la misma sala de clases no son apropiados para llevarla a cabo, por cuanto la autoexploración corresponde a un acto personal de orden más privado.

Con todo, la transgresión de la privacidad del propio sujeto como la de los otros compañeros, puede obedecer a múltiples razones, entre los que mencionamos posibles problemas emocionales o carencias afectivas, a lo que se suma que hacerlo frente a una mujer, instala una variable de género no menor, que genera un efecto más transgresor aún.

En segundo lugar, nos encontramos a otra parte implicada en el caso: la profesora a cargo del curso cuando ocurrió el suceso. En ella reconocemos los siguientes núcleos problemáticos:

El mal manejo que hizo de la situación al percatarse de lo que estaba ocurriendo en su sala, se expresa en que no hizo nada al respecto, más bien invisibilizó la acción, fingiendo no haberla visto y continuando su clase en forma normal.

Notamos además cómo ella no reconoce en la situación dada un problema, pues lo evade hasta tal punto que no aborda la situación durante ni después, es decir, no trata la acción realizada por el estudiante de forma personal con el implicado y tampoco de forma grupal con el curso. Entre los factores que pudieren explicar tal negación, podemos mencionar el miedo, la vergüenza, la sorpresa… lo que desde nuestra perspectiva da cuenta de la carencia de estrategias pedagógicas para abordar situaciones tales, tal vez atribuibles a un proceso de formación inicial deficiente.

Finalmente, reconocemos en el contexto el tercer núcleo problemático, por cuanto la acción del estudiante no sólo afectó el normal desarrollo de la clase de inglés, sino que alteró significativamente las relaciones interpersonales de los estudiantes, polarizando al grupo.

Quien debiera haber dirimido esta situación, debió haber sido el adulto formador a cargo de la clase, pero como expresáramos, la docente se vio superada por el hecho, limitándose a invisibilizarlo, lo que generó la pérdida de control de la clase (desorden), y una franca oposición entre los estudiantes que consideraron el hecho como una graciosa anécdota, y los que se perturbaron por el mismo. Se releva especialmente que en tal situación, la docente dejó entrever que no tuvo las capacidades necesarias para hacer un buen manejo del clima de la clase.

Otras perspectivas en juego

Podemos apreciar cómo el desarrollo psicológico y emocional tanto del estudiante implicado de manera directa en el caso, como el de los otros compañeros de curso que hicieron de testigos frente a la situación, se ven afectados ante la actitud de negación e inacción de la docente frente al hecho. Tal situación puede generar problemas mayores a futuro, dentro de los que mencionamos: i. que se vuelva a repetir, ii. que sea imitado por otros estudiantes, dentro de los cuales destacamos como el más importante iii. significar el quiebre de las relaciones interpersonales y fraternas del grupo curso.

Cabe señalar que cualquiera de estas posibilidades, sin duda afectarían el desarrollo disciplinar no solo de esta clase, sino la de todas las demás, al dejar abierta la resolución de un conflicto humano.

Las perspectivas éticas involucradas instalan temas como el deber, la moral, el conflicto entre lo público y lo privado, entre otros. La revisión de diversas perspectivas éticas, útiles para dimensionar los alcances de la problemática planteada, nos llevan a precisar las siguientes:

3.1 La Deontología: (deontos= deber, logia= saber) Como rama de la ética que establece una representación del deber profesional, enmarca las obligaciones morales que una persona está llamada a cumplir. Esta teoría del deber, como también es conocida, expresa criterios que enmarcan un código normativo de conductas y códigos morales, que rigen las convenciones sociales de un determinado conjunto humano, y que tienden al bien común.

Ya en 1832 su principal exponente, Bentham expresó que la deontología se sustenta en los principios como la libertad y el utilitarismo, para articular normas que buscan conseguir el mayor bienestar posible para la mayoría, y de la mejor forma posible. Este enfoque permite enmarcar la consideración de las acciones que –sin estar sometidas al control de la legislación pública- afectan a los diversos colectivos profesionales.

En relación al caso expuesto, la existencia de un reglamento interno sancionaba, expresamente "Ser sorprendido (a) ejecutando cualquier actos sexuales de cualquier tipo y cualquiera sea el sujeto y/o el objeto de dichos actos dentro de los recintos y/o de las áreas del establecimiento educacional o cuando se encuentren representando al establecimiento"[2] En este contexto, la falta del estudiante que se masturbó en el aula, es considerada gravísima en esta comunidad educativa, pudiendo pasar a la instancia de cancelación de matrícula del alumno involucrado.

De acuerdo a esta realidad, la profesora debería haber llevado el caso del niño a las autoridades de la escuela (la Dirección o la Inspectoría general), siguiendo el reglamento de la escuela y – dependiendo de su percepción del hecho- haber incluso propuesto la cancelación de la matrícula del estudiante. Por lo anterior, dentro de las soluciones presentadas a este problema ético, consideramos que esta postura -por su esencia normativa- impide hacerse cargo de atender los matices que emergen de considerar la integridad del estudiante que origina el caso expuesto. La consecuencia del cumplimiento irrestricto a este reglamento, da por solución la expulsión del estudiante, aplicando la política de sacar la "manzana podrida" del conjunto, lo que no sólo no resuelve el problema, sino que da cuenta de la necesidad de profundizar el análisis con otras perspectivas éticas con que abordar la solución al dilema.

3.2 La Axiología: Es una rama filosófica que estudia la naturaleza de los valores y los juicios valorativos de los seres humanos en sus diversas expresiones (éticas, sociales, culturales, estéticas…) Y por moverse en un ambiente tan subjetivo como cultural, ha develado el paso de diversas influencias. Así, desde la primigenia representación de "axiología" de Hume, que la reducía al estudio de la aplicación moral y ética, Nietzsche amplía las perspectivas de esta concepción, destacando los elementos psicológicos relacionados con la representación colectiva del conjunto de valoraciones que se enmarcan, de lo que Marx posteriormente destaca el aspecto económico que influye en tales valoraciones. Con todo, a diferencia de la normativa esencial de la deontología, la axiología resulta de enorme valor en el ámbito pedagógico, al permitir orientar una ética profesional docente fundada en valores humanistas, racionales y afectivos, tales como la solidaridad, respeto, amistad, dignidad, honestidad, prudencia y libertad, al conducir situaciones de enseñanza y aprendizaje, tato en el aula, como fuera de ella, respondiendo a un deber ser con otros, superior.

Esta dimensión aporta profundidad a la consideración del caso en el contexto de sus particularidades y relaciones, ante lo que la integridad psicológica del estudiante – si bien disidente del reglamento interno- constituye el pilar que orienta la reflexión de la reacción más apropiada del adulto formador en relación al propio estudiante y sus compañeros.

Desde el rol formador que asiste a los profesores, trascender a lo instructivo y normativo, constituye un desafío ético de urgente atención, dados los efectos que puede provocar la indiferencia y/o el limitarse a apegase estrictamente a la norma, tanto en el estudiante como en el colectivo, ante situaciones de aula como la planteada.

Sin perder de vista que los valores se enseñan y aprenden en una espiral colaborativa y conjunta, la reflexión crítica de las situaciones que vayan emergiendo del proceso de enseñanza- aprendizaje, ameritan ser consideradas desde la profunda reflexión de las derivaciones psicológicas y sociales que pudieren acarrear.

3.3 El Utilitarismo: Respecto de esta teoría ética, propuesta entre los siglos XVIII y XIX por Bentham y Stuart Mill; sus orígenes nos remontan a grandes filósofos, como Parménides y Epicuro, quienes reemplazan la razón por la fe, al enmarcar las determinaciones morales que decantan en el denominado consecuencialismo hedonista, que como tal surge de pretender provocar un mejor estado de las cosas, privilegiando las acciones que puedan beneficiar a la mayoría en cuanto a la felicidad que les pueda producir. Con todo, surgen dos tipos de utilitarismo relevantes en el problema ético planteado: uno negativo y otro positivo, como se expone. La benevolencia involucrada en tratar de beneficiar al mayor número de personas es algo deseable; y ciertamente existen realidades en las que los fines enmarcados por la sociedad como superiores, justifican ciertos medios (como las cárceles, las amputaciones, los hospicios…), para autorregularse. No obstante, en el ámbito pedagógico, desatender los bemoles y particularidades que surgen durante la formación y desarrollo de los estudiantes, puede ocasionar graves males moralmente hablando, de no tratarse con sensibilidad, afecto y humanidad.

Un docente que oriente su actuación a asumir una perspectiva ética, como base para dirimir conflictos como el planteado, desde la preservación y respeto por el otro, involucra dimensionar los efectos que el utilitarismo puede conllevar a nivel de los actos, según se suceden el caso presentado. El tratamiento de la masturbación en el aula, se constituye en una problemática que hace visible las contradicciones de una docente que actúa impulsada por evitar la polémica en lo que se refiere tanto alumno, sus compañeros y ella misma; optando actuar ignorando el problema. La perspectiva ética que exponemos se ajusta a la actitud que la profesora evidencia, y desde nuestra posición es parte de las soluciones plausibles, pero no la que mejor se ajusta.

Ideas involucradas

El análisis de la reacción de todos los involucrados, (alumnos, grupo curso y la docente de inglés), dan cuenta de la presencia de diversos elementos y factores que hacen lo suyo al configurar el escenario, evidenciando la presencia de las diversas ideas:

  • Prejuicios sexistas: que la expresión de la sexualidad del estudiante hubiese sido realizada ante un docente de sexo masculino, no habría tenido el mismo efecto en la valoración positiva del joven frente a sus amigos, por cuanto lo que más se celebra es haber sido realizada frente a una profesora, lo que eleva el tenor de la transgresión. En el contexto de ser un establecimiento católico, es posible afirmar que si quien se masturbaba en el aula hubiese sido una chica, la sanción moral hubiese sido lapidaria e inmediata. Con todo, tal y como suceden las cosas, esta acción agrede violentamente la condición femenina de la profesora, generándole una enorme perturbación.

  • Factores que originarían la conducta: De la variedad de factores que podrían incidir en que el muchacho exprese su sexualidad como lo hace, consideramos los siguientes:

  • Edad: El rango etario del joven se corresponde con un período en que los impulsos sexuales superan su control, por lo que responde de la manera ya descrita.

  • Trastornos psicológicos: Dentro de las posibles causas, mencionamos la presencia de posibles desequilibrios psicológicos provocados por una baja autoestima y/o carencias afectivas al interior del hogar; lo que bien podría revelar que subyace un trastorno mayor (abuso sexual, exposición a un ambiente sexualizado, desatención parental, abandono…) que explique el comportamiento sexual inusual e inesperado del estudiante, dentro del aula.

  • El problema de lo público y lo privado: La problemática se origina porque la masturbación no es aceptada en el espacio público por la sociedad. En un contexto diferente, más íntimo –como el propio espacio personal- no constituiría una actitud reprochable. Con todo, este discurso se tensiona con las normas morales que prescriben la expresión de la sexualidad, y más bien, recomiendan al autodominio racional de ésta.

  • Rol del docente como adulto formador: Debemos plantear que desde nuestro punto de vista existe una obligación por parte del docente de manejar éticamente la situación, atendiendo a su rol de adulto formador dentro del aula, adoptando una postura filosófica, que demuestre el espesor de sus convicciones. Resolver situaciones como la planteada en el caso, implica del profesor/a hacerlo con la autoridad de hacerlo movilizando un personal proceso de intelección cognitiva y afectiva, que lo lleve a orientar su acción sobre bases científicas y humanistas, que le permitan superar la inmovilidad y disminuir una actuación errática, ante un tema de tan profundas derivaciones para sí mismo y los estudiantes.

Soluciones plausibles

La revisión de antecedentes desde los referentes que nos enmarcan, sustentan el análisis de diversas soluciones, como se expone:

1) El o la docente debe pasar por alto esta situación – como en este caso – y seguir su clase con normalidad, ya que no representa un problema grave, sino que es parte del desarrollo normal de los estudiantes.

Análisis: Considerando que el problema ético presentado no es la masturbación en sí misma, sino la realización de ésta en el aula, la inacción de la docente, en este caso, desconoce su función de educador(a). En consecuencia, los alumnos creerán que la acción de masturbarse en el aula constituye algo normal, que puede realizarse según lo dicte el instinto o deseo, con lo que se transgrede la privacidad individual y colectiva, lo que hace suponer que se seguirá realizando este acto en el aula.

2) El o la docente llama la atención del alumno frente a todos sus compañeros – incluso los que no se habían dado cuenta de la situación – y le da una lección pública de buenos modales a todos. Luego, manda a Inspectoría General al alumno en cuestión y recomienda su suspensión por atentar contra la moral y las buenas costumbres.

Análisis: Mediante esta secuencia de acciones, el o la docente no lograría una actitud empática con su estudiante, perjudicándolo frente a sus compañeros y creando un ambiente de burla, desprecio o rechazo por el individuo afectado. Al derivarlo a Inspectoría General, evade su responsabilidad como docente, demostrando su inhabilidad para tratar el tema. También, puede generarse una problemática interna mayor en el alumno afectado al sentirse avergonzado (depresión, no querer ir más a la escuela), entre otros posibles escenarios negativos.

3) El o la docente se acerca con cautela al alumno y le pide que vaya al baño. Continúa su clase con normalidad. Luego, conversa personalmente con el alumno en cuestión y le explica que la acción realizada no corresponde en lugares públicos, menos el aula. Finalmente, planifica actividades con el curso que profundicen los Objetivos Transversales referidos a Educación Sexual y trata, pedagógicamente, estos temas frente al grupo curso.

Análisis: El o la docente cumple con resguardar la integridad del alumno en cuestión y de todo el grupo curso. Se logra el diálogo y retroalimentación positiva, explicándole al alumno que el contexto en el cual se masturba no es el correcto ni adecuado. A raíz de este caso puntual, se extrapola al grupo curso, generando talleres paralelos de Educación sexual que ayuden a alumnos o alumnas que pasen por la misma situación.

5.1 Nuestra elección

Luego del análisis crítico de las soluciones propuestas, optamos por la tercera de las presentadas, ya que es la que abarca todos los puntos conflictivos en cuestión: se hace cargo del alumno, cumple la labor de educador y también tarta el tema pedagógicamente con todo el grupo curso. Lo relevante de esta solución, es que a través de confrontar y atender un evento particular, la labor formativa del educador trasciende al conjunto de estudiantes del aula, expresando la solución desde una perspectiva situada, vivencial y auténtica.

Conclusiones

La masturbación es un acto connatural hormonal propio de todos los seres humanos – aún cuando se reprima o sobreexplote – que debe considerarse como tema de trabajo transversal a la educación sexual en el aula. Los programas ministeriales, en la teoría, no preparan al docente para resolver situaciones de diversa índole en su desempeño profesional; es por esto que la ética se establece como punto de partida ideal para evaluar las diversas situaciones acaecidas en la praxis y el cómo reaccionar ante ellas, generando soluciones posibles e integrales, que no afecten la condición del docente ni de sus alumnos o alumnas, ya sea individual o grupalmente.

La Educación Sexual se establece como un tema extra y transdisciplinar, que no excluye – o al menos no debiese atomizar – a los docentes por su área de formación específica, ni tampoco por el rol que desempeñen (profesor/a jefe, profesor hora, orientador, etc.), sino que subyace al tema principal de la docencia que es educar.

Desde el ámbito pedagógico, entregar valores universales y pautas de conducta que permitan la socialización e integración del individuo a su medio y realidad, amerita la revisión permanente de los supuestos en que descansa la praxis de quien está llamado por la sociedad a liderar el proceso educativo: el profesor, en el aula.

El compromiso ético es, por lo tanto, inherente a la función docente, y propicia el desarrollo de armónicas relaciones docente-alumno, basadas en intervenciones de aula oportunas y adecuadas a los problemas que surjan, como vía indispensable para avanzar la esperada asimilación de contenidos curriculares al orientar la ejecución eficaz del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Bibliografía

Alegret, J.; Comelas, M.J.; Font, P. & Funes, J. (2005). Adolescentes. Relaciones con los padres, drogas, sexualidad y culto al cuerpo. Barcelona: Editorial Graó.

Obiols, G. & di Segni Obiols, S. (2008). Adolescencia, posmodernidad y escuela. Buenos Aires: Ed. Novedades Educativas.

Peláez, P. & Luengo, X. (1998). El adolescente y sus problemas: ¡Esté alerta! Santiago de Chile: Ed. Andrés Bello.

Silvestre, M. & Zilberstein, J. (2000). Enseñanza y Aprendizaje Desarrollador. México: Ediciones CEIDE.

SITIOS WEB

Philosophica: Enciclopedia filosófica on line. Visitada el 14/12 de 2014 en:

URL:http://www.philosophica.info/archivo/2012/voces/utilitarismo/Utilitarismo.html

 

 

Autor:

Félix Arriagada Durán

Marisa Guzmán Munita

José Ignacio Sepúlveda Plaza

Marcelo Vega Torres

Profesor: Mario Sobarzo Morales

edu.red

Facultad de Humanidades

Departamento de Educación

Curso: Ética Profesional Docente

Santiago, 16 de diciembre de 2014

[1] Se omite el nombre del establecimiento por razones éticas.

[2] Fuente: Artículo 23 del Reglamento interno del establecimiento.