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Análisis de la adicción a los Juegos Digitales (página 2)

Enviado por Annabella Domínguez


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El término epistemología proviene del griego epistéme (ciencia) y logos (estudio o razón), y se puede utilizar de dos maneras: la primera en un sentido estricto es el estudio de las ciencias en sus aspectos formales, es una parte de la lógica del conocimiento. Para Carnal es la lógica de la ciencia. En este primer sentido exige del conocimiento. Para Carnal es la lógica de la ciencia. En este primer sentido exige que los conocimientos queden determinados e integrados en estructuras, formulables en un cálculo. El segundo sentido no está limitado por la exigencia formalista. Las ciencias de la cultura también son su objeto. Con un sentido amplio, que no implica desorden, nos da derecho a estudia los fundamentos de todo conocimiento científico. Aquí son sinónimos epistemología y filosofía de la ciencia.

Desde la constitución de la psicología experimental a finales del siglo XIX (en 1879, con la apertura del laboratorio de Wilhem Wundt en la Universidad de Leipzig), vemos que su orientación es netamente empírica, siendo el acto del conocimiento la explicación causal, el método la inducción, y el objeto de estudio concebido como un objeto natural. En ella, en efecto, podemos ver que subyace una coherencia lógica, es decir existe una triple adecuación entre acto, método y objeto de investigación, pero no una coherencia epistemológica, tal como la que venimos proponiendo, dando la insuficiencia del enfoque para la captación de la totalidad y originalidad del objeto, debido a que no es sólo un objeto natural sino también histórico–social-cultural y espiritual y que tampoco es sólo objeto, sino sujeto y de allí la insuficiencia de esta psicología en el examen o confrontación epistemológica (Oro, 2002, 13), planteamientos que señalan sobre todo la enorme problematicidad de la psicología por la resistencia de los psicoterapeutas a fundamentar antropológicamente los conocimientos sobre los que basan su práctica.

En efecto, Óscar R. Oro llama la atención sobre estos dos aspectos en la presentación de las distintas posturas psicológicas: por un lado el escaso, si no inexistente, planteamiento antropológico, es decir que no se explicita la idea de ser humano ni de persona con la que se diagnostica y se prescriben los tratamientos. Y por otro lado, la dificultad en la propuesta de cualquier técnica o método psicoterapéutico que consiste en que el presentado sólo está preocupado por difundir su método y cómo se lleva a la práctica con éxito.

Entre las concepciones humanistas y personalistas de la psicología, la logoterapia sería quizás dentro de las escuelas psicológicas la menos dogmática porque está abierta a todo tipo de profundización y no rehúye el diálogo y la confrontación con otras escuelas. Precisamente porque el modelo de personas propuesto por la logoterapia es integral: el hombre como un ser bio-psico-espiritual que vive en comunidad y abierto a una trascendencia tanto intra como trasmundana.

El planteamiento epistemológico de la psicología podemos seguirlo históricamente teniendo en cuenta que a finales del siglo XIX y comienzos del XX autores como Dilthey, Jaspers, Échele, Hartmann, Marcel, Buber, Teilhard de Chardin, Heidegger, Satre, y tantos otros, no habían publicado sus obras capitales. El mismo Dilthey escribió su Introducción a las Ciencias del Espíritu en 1883, pero si profundizamos un poco en su biografía y su obra vemos que la comunidad científica de su época le impidió materialmente explicar sus ideas. El texto citado constituye el primer tomo de su obra capital, pero vivió cincuenta años más y no logró publicar su segunda parte por la incomprensión del medio en el que se movía la ciencia de su época.

2.3. La adicción

Una adicción es una enfermedad física y psicoemocional, según la Organización Mundial de la Salud. En el sentido tradicional es una dependencia hacia una sustancia, actividad o relación (codependencia).

Está representada por los deseos que consumen los pensamientos y comportamientos (síndrome de abstinencia) del adicto, y éstos actúan en aquellas actividades diseñadas para conseguir la sensación o efecto deseado y/o para comprometerse en la actividad deseada (comportamientos adictivos). A diferencia de los simples hábitos o influencias consumistas, las adicciones son "dependencias" que traen consigo graves consecuencias en la vida real que deterioran, afectan negativamente, y destruyen relaciones, salud (física y mental), además de la capacidad de funcionar de manera efectiva.

En la actualidad se acepta como adicción, cualquier actividad que el individuo no sea capaz de controlar, que lo lleve a conductas compulsivas y perjudique su calidad de vida, como por ejemplo puede existir, adicción al sexo, al juego (ludopatía), a la pornografía, a la televisión, a las nuevas tecnologías (tecnofilia),comidas rápidas, etc.

En el mismo plano de las adicciones, se encuentra el alcoholismo, farmacodependencia y adicción a las sustancias psicoactivas, que es un estado psicofísiológico causado por la interacción de un organismo vivo con un fármaco o sustancia, caracterizado por la modificación del comportamiento, a causa de un impulso irreprimible por consumir una droga o sustancia, no obstante esta es la definición puramente bioquímica.

La adicción es una enfermedad primaria, que afecta al cerebro, constituída por un conjunto de signos y síntomas característicos.

El origen de la adicción es multifactorial involucrándose factores biológicos, genéticos, psicológicos, y sociales.

Los estudios demuestran que existen cambios neuroquímicos involucrados en las personas con desordenes adictivos y que además existe predisposición biogenética a desarrollar esta enfermedad.

"Cuando se habla de adicciones, lo común es pensar en las drogas. Pero resulta cada vez más claro que las toxicomanías son solo una modalidad de dependencia. Hay personas preocupadas de modo compulsivo por el sexo, el aspecto físico, el trabajo, el juego… Con droga o sin ella, el fenómeno tiene la misma raíz, que está en la persona, según explica José Luis Cañas, especialista en adicciones.

José Luis Cañas Fernández es profesor de Hermenéutica y Filosofía de la Historia en la Universidad Complutense (Madrid). Investiga el problema de las adicciones desde 1993, y en 1996 apareció su primer libro sobre el tema, De las drogas a la esperanza (Ediciones San Pablo). Acaba de publicar el manual Antropología de las adicciones (Dykinson, Madrid, 2004), con la intención de que sirva de referencia teórica a los profesionales que trabajan en la lucha contra las dependencias –en especial, a la Asociación Proyecto Hombre–, desde una visión del fenómeno adictivo centrada en la persona"[15]. La rehabilitación se confunde con abandonar el consumo, mientras que la re humanización, además de partir de ese abandono, se dirige a transformar las conductas personales que provocaron la esclavitud a las drogas. El fenómeno adictivo es más amplio que la sola dependencia de las drogas. Por eso creo que los centros universitarios de drogodependencias y los institutos de formación sobre drogas deberían dar una sólida formación humanista que consiga cambios duraderos en las personas adictas. No se sale de las drogas hablando de las sustancias que las producen sino de las personas que las padecen. Hay que atacar las conductas adictivas.

CAPÍTULO III

La re humanización

La Humanidad de finales del segundo milenio ha visto surgir la implantación de la Educación Universal, ha proclamado con solemnidad distintas Constituciones y Cartas de Derechos Humanos, y ha conocido como nunca antes avances espectaculares de la ciencia, entre otros logros irreversibles. Sin duda estos logros de Humanización han configurado un paisaje esperanzador, pero junto a ellos no podemos olvidar la Deshumanización que han supuesto las grandes guerras del pasado y del presente, la esclavitud aún existente en muchos rincones del planeta, y las no menos esclavitudes de sí mismos que representan para millones de seres humanos en la actualidad su dependencia de las drogas y de las adicciones. El tercer milenio nos ha de servir para proyectar un futuro más humano, un futuro próximo que será el tiempo de la Re humanización o no será.

"Edmund Husserl (1859-1938) en su escrito de madurez "La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental", publicado póstumamente en 1954 sobre un manuscrito de los años 1935-36, intensificó la meditación acerca de la deshumanización de las ciencias tras la hecatombe espiritual provocada por la Primera Guerra Mundial. Nada más comenzar su obra escribe: "La exclusividad con la que en la segunda mitad del siglo XIX se dejó determinar la visión entera del mundo del hombre moderno por las ciencias positivas y se dejó deslumbrar por la 'prosperity' hecha posible por ellas, significó paralelamente un desvío indiferente respecto de las cuestiones realmente decisivas para una humanidad auténtica. Meras ciencias de hechos hacen meros hombres de hechos […] En nuestra indigencia vital -oímos decir- nada tiene esta ciencia que decirnos. Las cuestiones que excluye por principio son precisamente […] las cuestiones relativas al sentido o sinsentido de esta entera existencia humana" . A mediados de siglo también Karl Jaspers (1883-1969), en un tono apocalíptico propio de las dos grandes guerras, comparó la época científico-técnica de la energía atómica con la primera época técnica (la prehistoria) en la que el hombre aprendió a utilizar el fuego, y advirtió del riesgo que corre la Humanidad: "La pregunta por lo que puede ser del hombre a causa de la técnica es de tal magnitud, que hoy la técnica es tal vez el tema capital para comprender nuestra situación. No se exagerará nunca lo bastante la importancia de la técnica y sus consecuencias para todas, absolutamente todas, las cuestiones de la vida"[16].

Las dos Guerras Mundiales -sesenta millones de muertos, en su mayoría personas jóvenes- pusieron en evidencia el drama de la violencia y la muerte en el mundo a escala planetaria, magnitudes sin precedentes en la Historia. El existencialismo de Jaspers, como el pensamiento existencial de G. Marcel (1889-1973); la filosofía existencialista de A. Camus (1913-1960) o de J.P. Sartre (1905-1980); el personalismo de E. Mounier (1905-1950); el pensamiento dialógico (Ebner, Buber, Haecker, Pziwara), el pensamiento humanista de Viktor Frankl (1904-1997), y otros muchos pensadores después, surgieron en este contexto histórico, en un intento de responder al drama humano colocando en primer plano la idea filosófica del sentido o el sin-sentido de la vida. En general, los filósofos del periodo de "entreguerras" fueron muy sensibles al proceso de deshumanización de la persona, conscientes de que ese proceso estaba conectado con el siglo XIX y el mito del "eterno progreso", y advirtieron lúcidamente la necesidad de una re humanización venidera si se pretendía una Humanidad futura en paz.

Si identificamos esta deshumanización del hombre contemporáneo en la violencia como causa de las dos grandes guerras, y en las adicciones como causa de la esclavitud existencial de las personas, necesitamos que se abra paso un nuevo paradigma de re humanización, auténtica clave hermenéutica para la Filosofía y la Historia venidera abierta a la utopía de la convivencia en un mundo responsable y solidario. La Humanidad de la segunda mitad del siglo XX, además de haber arrastrado las consecuencias de las peores guerras de la Historia, también ha sido deficitaria en humanización cuando se ha entregado al nihilismo de las adicciones, y quizá por eso ha llegado al final del siglo agotada, igual que el filón de una mina sobreexplotada. Así como se da en la persona una alta correlación entre ser violento y ser adicto, la violencia colectiva de la guerra -arquetipo que diría Karl Jung-, sería un modo de desembocar en la adicción del vértigo de la dominación y la esclavitud a escala estructural del sistema.

Así, pues, junto con las guerras y la violencia, las adicciones se han convertido por derecho propio en un nuevo paradigma existencial y, por ello, en uno de los principales temas de nuestro tiempo. En el año 1994 la ONU estimaba ya entonces que, al menos, cuarenta millones de personas consumían drogas de forma regular en el mundo, de modo que el problema se habría extendido a niveles de pandemia llegando a todos los rincones del Planeta, y estableció como definitivo el doble postulado de "poli consumo" y

de "inicio cada vez a edades más tempranas"

3.1. Procesos de re humanización

"La primera pregunta que podemos plantearnos a la hora de abordar antropológicamente el tema de las "nuevas" adicciones es quién es la persona adicta, y en este sentido ya podemos responder que propiamente no cabe hablar de persona adicta "nueva" porque la persona siempre es la misma. Es decir, que desde el punto de vista antropológico sería irrelevante hablar de nuevas adicciones, porque en el fondo todas las adicciones comparten el mismo estatus de la "esclavitud existencial". De modo que siempre que hablamos desde una perspectiva de fundamentación o de definición esencial los jóvenes adictos de todas las épocas compartirían el mismo suelo existencial, a saber, buscan la felicidad equivocadamente, y viven su adicción como condición sine qua non para ser feliz (diversión, ocio).

Ahora bien, el joven de cada nueva generación pone nuevos matices a la situación en la que vive, y, en este sentido sí podemos hablar de "nuevas" adicciones. En el contexto actual, por ejemplo, hablamos de los nuevos medios de comunicación y, en general, de las nuevas tecnologías, que inicialmente no se plantean tanto como un problema nuevo adictivo en sí, de hecho comparten con todo lo novedoso el carácter de medios y herramientas útiles para facilitarnos la vida. El problema esencial, la cuestión de fondo, por tanto no está en los medios en sí, sino en su transformación adictiva por su uso compulsivo, es decir una vez más constatamos que todas las adicciones comparten el mismo estatuto antropológico de ser un problema de tipo cultural, social y educacional. Por eso una salida al problema siempre eficaz es el trabajo educativo preventivo. Por ejemplo en la línea de la última campaña del Plan Nacional de Drogas del verano pasado bajo el lema "piensa por ti"[17].

 De manera que la esencia del debate sobre estas cuestiones a mi modo de ver se debe centrar en la vertebración que nos aporta la visión filosófica de base, dada la importancia de la perspectiva antropológica previa para el trabajo educativo y psicoterapéutico posterior. Desde este enfoque entonces, y antes de entrar a debatir sobre las adicciones emergentes, nuestra pregunta inicial sería del tipo ¿qué modelo de persona se tiene del ser personal adictivo?

Al tratar de responder a esta pregunta esencial lo primero que constatamos es que la persona debe ser considerada como una totalidad en sí, como una globalidad. Precisamente la vida adictiva o de dependencia hace perder a la persona la conciencia de esa totalidad, es decir de su realidad interna y externa, lo cual explica bien su vivir fuera de lo real. Lo decisivo entonces en toda terapia sería arbitrar medios para que la persona tome conciencia de su realidad, que es única, y pueda elegir si quiere permanecer en el mundo adictivo o, por el contrario, quiere hacer la experiencia de rehumanizarse. Sólo a partir de su "vivir en realidad" estará en condiciones de experimentar sus limitaciones, sus conflictos y sus problemas, para después poder resolverlos. Es decir, tomar conciencia de la realidad personal es poner los fundamentos necesarios para contemplarse a sí mismo no como un mero espectador sino como auténtico actor del drama de la propia vida, como sujeto de posibilidades de elección, de toma de decisiones, de ser libre y responsable, de ser autónomo.

Un esquema inicial que nos explica bien el ser de la persona adicta sería por ejemplo el binomio "dependencia-autonomía". ¿Es autónoma o es dependiente la persona adicta? ¿En qué sentido hablamos de dependencia, y en qué sentido de libertad? Nuestras vivencias cotidianas, desde la satisfacción de las necesidades básicas como comer o dormir hasta las más complejas como las relaciones personales, en general varían poco, y desde que nacemos dependemos de estímulos internos y externos que en su mayoría son predecibles porque se repiten con regularidad. El psiquiatra Luis Rojas Marcos constata que los seres humanos somos por naturaleza dependientes de muchas cosas y que la mayoría de nuestros hábitos nos aportan una cierta dosis de seguridad en nuestra vida cotidiana y representan dependencias y usos constructivos benignos .

La frontera entre la dependencia adictiva y la no-dependencia estaría en hacer girar todo nuestro ser en torno a algo o a alguien que nos anula como personas. Y entonces hablamos de que cualquier realidad capaz de procurar placer compulsivo puede acabar generando dependencia, aunque las características psicosociales de cada persona son las que determinan y modulan la vía concreta y particular hacia la adicción. "Independientemente que el objeto de adicción sea la droga, el alcohol, la comida, el hambre, el juego, el sexo, el poder, la televisión, el trabajo, una relación, o incluso la violencia sádica, los adictos se sienten movidos por una fuerza compulsiva, irracional e irresistible de satisfacer una necesidad inmediata" . En todo esto hay una idea antropológica previa, la de considerar a la persona en, desde y para la libertad personal.

La fundamentación antropológica de las adicciones establece que la persona adicta tiene más participación en su destino de lo que a simple vista se la quiera atribuir, como un ser que crea el mundo y determina lo que él es y lo que él quiere que sea. Para entender plenamente a la persona adicta es preciso una inversión de la visión antropológica determinista por la concepción antropológica de la libertad y la responsabilidad personal, como viene afirmando la mejor investigación filosófica desde hace varias décadas. El logo terapeuta italiano Eugenio Fizzotti escribe: "visto en la dimensión no ética, el hombre trasciende el plano biológico, psicológico y sociológico. No es determinado; más bien determina todas las cosas, se determina a sí mismo. La existencia es, pues, subjetiva, única, singular e individual" .

La persona no puede elegir no ser persona. Ello equivaldría siempre a una visión antropológica reduccionista que da primacía a lo instintivo y lo irracional de su constitución. A este nivel profundo o planteamiento fundacional, elegir ser animal, por ejemplo, sólo sería una metáfora literaria como hace por ejemplo Franz Kafka de Gregorio Samsa, el protagonista de La metamorfosis. O puede elegir la vida infrahumana del reino vegetal, como lo desea por ejemplo Calígula al final de su vida, en la obra homónima de Albert Camus. Diríamos que se es persona, se quiera o no serlo.

Visión antropológica personalista.

Esta visión antropológica inicial de las adicciones que venimos proponiendo se apoya en las filosofías y las psicologías humanistas, entre otras razones para ver cómo la persona-adicta comparte con todas las personas no adictas los mismos fundamentos esenciales y los mismos presupuestos existenciales. De hecho, la experiencia terapéutica cotidiana es concluyente: la forma más adecuada de trabajar con las personas adictas para que puedan salir de la situación infrahumana en la que se encuentran, consiste en identificar la intervención social y educativa con procesos de re humanización.

Desde esta visión antropológica personalista de las adicciones mi propuesta terapéutica pasaría por sustituir el gastado concepto de rehabilitación por el de re humanización. Rehabilitarse se confunde con abandonar el consumo de sustancias o de las conductas adictivas sin más, mientras que rehumanizarse, además de dicho abandono, se vincularía a transformar conductas personales y ámbitos de sentido de la vida personal. De modo que bajo el concepto de re humanización englobamos una línea de investigación antropológica que pretende fundamentar las adicciones en todos sus aspectos teóricos, y en todo tipo de prácticas terapéuticas esperanzadoras, para dejar de ser personas dependientes y poder llegar a ser personas libres.

Por todo esto, en fin, nuestra visión inicial de las adicciones podemos llamarla "visión antropológica personalista" porque prioriza a la persona y no al objeto droga ni a la conducta adictiva. Abordar el problema de las adicciones desde las disciplinas teóricas centrándose en el objeto "droga" es otorgarle a ésta un sentido que no tiene y, de hecho, le impide al adicto asumir su propia responsabilidad y afrontar los cambios. Poner el objeto-droga (sustancia o conducta) en el centro de la problemática lo que hace es dar lugar a una visión antropológica reduccionista de la persona adicta que dificulta enormemente su re humanización.

Al interrogarnos acerca de quién es realmente la persona a la que llamamos adicta, para empezar podemos quedarnos con esta bella propuesta procedente de una experimentada terapia rehumanizadora: "nosotros la definimos como alguien que tiene un problema añadido"(Mario Picchi) . Por eso necesitamos contemplar el amplio y diversificado mundo adictivo desde la perspectiva de la re humanización.

Ciertamente de entrada constatamos que no todas las adicciones son iguales y que existen importantes diferencias entre ellas: las adicciones a sustancias (propiamente las drogas) alteran el funcionamiento del cerebro, a diferencia de la mayoría de las demás. Sin embargo, cuando nos situamos en un plano existencial, es fácil identificar los puntos en común entre tipos de adicciones aparentemente distintos, porque todas conducen al mismo estado existencial de esclavitud de la persona.

De modo que las "nuevas" adicciones, fenómenos ya a escala de globalización, han traspasado los estrechos márgenes de sustancias para adaptarse a cualquier situación existencial humana de dependencia. Hablamos entonces mejor de adicciones y no de drogas -desde la perspectiva humanista da igual hablar de cualquier tipo de adicción-, porque todas las adicciones conllevan el mismo denominador común para la persona que cae en ellas: su esclavitud existencial.

Vamos a detenernos ahora en el emergente mundo adictivo de la realidad virtual. Para ello, lo primero en que reparamos es que estamos expuestos a los estímulos de la televisión, íntimamente entramada en la existencia cotidiana, independientemente de nuestra edad, sexo, estado de salud, nivel de educación o estrato social. Evidentemente el problema, una vez más, comienza cuando esta exposición es compulsiva y se confunde drásticamente la ficción con la realidad.

Según Luis Rojas Marcos, todos los niños normales aprenden muy pronto a percibir con claridad la diferencia entre fantasía y realidad, entre conductas aceptables y prohibidas. El mayor daño que causa la televisión -dice- no se debe tanto a las imágenes que transmite, como a su poder adictivo y al valioso tiempo que roba a otras actividades creativas necesarias, especialmente durante los primeros años de la vida. En este sentido, la adicción a la televisión no crea criminales violentos pero sí aísla, empobrece, atonta, engorda y embrutece .

Para muchos expertos en psicopatología este tipo de aficiones genera menores ludópatas, es decir futuras personalidades adictivas porque todas estas actividades irían más o menos encadenadas: los videojuegos se trasladan de manera causa-efecto a las "tragaperras", y de ahí a las salidas "alternativas", como el alcohol y las pastillas de fin de semana, hay un corto espacio de tiempo. Es interesante observar que se da una concatenación de conductas adictivas cuya característica esencial es estar atrapado en una espiral que no distingue entre el mundo verdadero y la ficción, como les pasa también a los enganchados a los juegos de rol. En la primera y segunda infancia pueden aparecer fuertes dependencias que después van a configurar en el ser adulto un tipo de personalidad adictiva.

Evidentemente los medios y los aparatos en sí –televisión, videojuegos, mascotas virtuales, etc.- no son instrumentos adictivos en sí mismos, sino que pueden llegar a serlo por el abuso compulsivo que se haga de ellos. Pero en todo caso está claro que para un número cada vez más creciente de la población infante mundial pueden derivar en una obsesión e impedir la realización de otras actividades lúdicas más creativas.

Una vez más, lo relevante aquí es la obsesión compulsiva de una actividad que confunde la ficción -una cosa electrónica- con la realidad personal. Si desde niños las personas se acostumbran a tratar las realidades humanas como si fuesen cosas, el paso siguiente es trivializar las relaciones humanas y condenarse de por vida a no conocer nada importante de toda la complejidad del ser humano. Justamente desde un modelo antropológico personalista de las adicciones nunca se insistirá demasiado en la necesidad de diferenciar las cosas de las personas, las realidades objetuales de las realidades personales.

Cierto que no todo adicto sigue el mismo proceso hasta un final crítico límite, ni por supuesto necesita llegar a él para iniciar un proceso de rehabilitación, pero sí es comprensible la afirmación de que la persona adicta en el fondo padece un problema fundamental de vacío, insatisfacción, confusión e incoherencia ética. Su frustración existencial estaría a la base de las experiencias de su conducta adictiva.

De manera que toda dependencia genera una situación de soledad en la cual la persona dependiente se encuentra en una neurótica lucha por conseguir la nada, que desembocará antes o después en estados de angustia existencial. Buscando vivir en libertad, la persona se vuelve en cambio ocasión de un vivir desbandado o desmadrado, evadido de los problemas reales.

Por eso estamos en condiciones de afirmar que sólo podrá salir totalmente de las adicciones si encuentra sentido a su vida. El ser humano necesita sentir la vida como algo que emana de su interior y de su sensibilidad, a través de las pequeñas cosas y vivencias de cada día. Es verdad que nuestra compleja sociedad influye fuertemente en las personas que la constituimos. Pero la sociedad no tiene la última palabra. La última palabra la tiene la persona. Si a cada ser humano que viene a este mundo debe serle dada la posibilidad de tomar las riendas de su propia existencia y dotarla de sentido, ello nos está pidiendo ya otra definición más humana de adicción.

Las definiciones sucesivas de la Organización Mundial de la Salud, pasando por el usual concepto de fármaco-dependencia para expresar la relación de un adicto con una determinada sustancia, son definiciones que no plantean el drama esencial de los adictos, que es de tipo existencial. Un paso importante lo dio Rozanne W. Faulkner, cuando en 1991 definió la adicción como "un trastorno serio y progresivo que implica la auto administración repetitiva de una sustancia o un proceso para evitar las percepciones de la realidad  […] y una pérdida de habilidad para relacionarse con el mundo exterior sin el uso de la sustancia o proceso seleccionado" , definición que ya recoge los dos tipos básicos de dinámicas adictivas, es decir tanto las adicciones a sustancias como las adicciones a conductas.

Sin embargo, al menos desde un planteamiento deshumanizador, todavía son definiciones incompletas. En un intento de explicación más existencial, diríamos que, en general, adicción es cualquier realidad que pueda producir en las personas síndrome de dependencia, sin más. Es decir, sin atender al tipo de sustancia "interna" o "conducta externa" que produce la dependencia. De modo que entonces podemos establecer ya una definición fundamental más directa. Yo propongo, más acorde con la visión antropológica personalista, la siguiente: adicción es cualquier realidad compulsiva que hace a la persona sobre todo esclava de sí misma.

Todas las adicciones, en efecto, serían esclavizantes. Jacques Durand-Dassier, por ejemplo, observa que la palabra dependiente es demasiado débil para calificar los lazos que unen al drogodependiente intoxicado con su droga . Dassier se refiere a los heroinómano-nos, pero desde una fundamentación antropológica aquilatada podemos aplicar la calificación de esclavitud a cualquier tipo de conducta adictiva. No es desproporcionado entonces el término esclavo si tenemos en cuenta la des-estructuración de la personalidad a que se ve sometido cualquier tipo de adicto.

Observemos que todos los adictos, cuando se ponen en proceso de restablecimiento de su vida, experimentan y dicen que se han dejado arrastrar por una "fuerza irresistible". Dirán que sabían que se estaban descontrolando, pero que se sentían impelidos a hacerlo de todos modos, pese a la constante insatisfacción que esto les produce, como les sucede por ejemplo a dos jóvenes en la película Dies irae, de L.Dreyer. En una escena se ve a una joven y un joven que se acercan a un lago, suben a una pequeña barca, y en un momento concreto le pregunta él a ella: "¿A dónde vamos a ir?" Y ella le responde con un poso de tristeza: "A donde nos lleve la corriente…" Pero resulta que en ese lago apacible no había ninguna corriente, es decir que esa chica estaba aludiendo a la situación de vacío existencial en la que ambos habían perdido el control de sus vidas. La respuesta "a donde nos lleve la corriente" es una buena imagen de lo que sucede con las adicciones, y en particular a los jóvenes sobre todo con el enganche a la realidad virtual.

Las adicciones serían así sobre todo un recurso utilizado para llenar un vacío existencial que germina en el interior de la persona. Al principio son un medio para un logro placentero, y posteriormente pasarían a ser un fin, incluso hasta llegar a ser -en el caso extremo- el único fin de la vida. Así, pues, una explicación en clave personalista para entender la etiología de las adicciones es el vacío existencial. Es decir, el vacío personal que se concreta en vacío cultural y vacío espiritual, esto es en una falta de referencias existenciales que pondría de manifiesto una "nostalgia del Absoluto", en expresión de George Steiner.

"Quien siente su vida vacía de sentido, no solamente es desgraciado sino apenas es capaz de sobrevivir", dijo Albert Einstein. Es característico de toda adicción, donde la persona prioriza su adicción sobre toda otra actividad, sentir que la existencia no tiene sentido. De tal modo que el dejarse llevar por la adicción traduce al exterior la incapacidad personal de asumir las propias responsabilidades frente a la vida, y lo que es más radical, su incapacidad como ser persona. La persona necesita experimentar que su vida tiene sentido y si no es así siente su existencia frustrada, puede caer en depresión y enfermedad o, cuando menos, percibirse insignificante e inútil, sin saber para qué vivir y creyendo estar de más en la vida, es decir, experimenta un vacío existencial.

La logo terapeuta Mª Ángeles Noblejas ha trabajado con éxito las adicciones y la prevención desde esta perspectiva que relaciona el vacío existencial con la droga . Considerar el problema de las adicciones desde la logoterapia es abordar la reflexión sobre el hombre que sufre un vacío existencial y su relación con la sociedad. Se puede considerar la adicción como una elección mal adaptativa a un sistema social. Es un fenómeno que pone de manifiesto tanto las dificultades o barreras que la persona experimenta para la vivencia de valores como la insuficiencia y dificultad social, familiar y cultural para permitir al sujeto escribir su propia historia vital.

En la búsqueda de un sentido, de un proyecto vital, la persona "asigna" a la droga esta función (es la ilusión de un sentido). En dicha asignación concurren tanto la libertad personal como los modelos y propuestas sociales porque si no, como escribió Viktor Frankl al final de la Segunda Guerra Mundial, "no es comprensible que se extiendan tanto los fenómenos del alcoholismo y la delincuencia juvenil a menos que reconozcamos la existencia del vacío existencial que les sirve de sustento".

Sin embargo, el sentido no se asigna, no se otorga; se descubre, se encuentra en el mundo, en el lugar donde cada persona desarrolla su existencia. La persona adicta de hecho lo que va profundizando en su vida es el círculo "vacío existencial – adicción". Así, podemos considerar con el Dr. Jerónimo Acevedo que la adicción "es la fractura de un proyecto de vida porque hay algo que altera o impide al hombre encontrarse a sí mismo y con los demás" .

Estructura constitutiva de la persona.

La búsqueda de fundamentos antropológicos de las adicciones, sin pretenderlo de antemano, nos ha llevado hasta desembocar en el planteamiento estructural clásico de que la persona es una unidad físico-psico-espiritual, planteamiento que llegaría a nuestro momento presente, incluso en autores herederos del pragmatismo americano actuales como Lou Marinov . Sólo por esa profunda unidad antropológica podemos entender que el alcoholismo, la ergopatía, la ludopatía, la sexo adicción, etc. además de ser patologías psíquicas y comporta mentales caracterizadas por la dependencia, sobre todo son vacíos existenciales. Esta perspectiva esencial de unidad nos permite entender correctamente que esas patologías tienen por fundamento un deterioro ético localizado en una deficiente gestión de la dimensión biográfica espiritual personal.

Tratar de obviar o ignorar el déficit del espíritu de la persona adicta, y quedarnos sólo en los niveles físico y psíquico, conlleva eliminar el reconocimiento de la propia responsabilidad en la construcción del yo. Por el contrario, afirmar la dimensión espiritual del ser humano implica que la mayor parte de las conductas adictivas y las conductas compulsivas nacen de hábitos de comportamiento del que las personas singulares son sus responsables últimas. En este sentido quizá falta por hacer aún una "psicología de la responsabilidad", que devuelva al ser humano singular a su realidad personal concreta, sin hacerlo depender de sus condiciones genéticas, ambientales, instintos, irracionalismos o cualquiera otra instancia suprema última que no sea su libertad.

Mi propuesta antropológica quisiera concluir insistiendo en que estos fundamentos ético-antropológicos serían la piedra angular de la estructura constitutiva del ser humano y, por tanto, del ser humano adicto. Y, sobre todo, en que esta explicación antropológica rehumanizadora de la persona tiene que desembocar necesariamente en una filosofía de la esperanza.

Por ello, termino citando de nuevo a George Steiner. Al comentar un impresionante caso real, que nos hace reflexionar sobre la condición esperanzada de la persona, concluye Steiner: "Bajo Brezhnev -que no era lo peor, era grave pero no era Stalin- había una joven rusa en una universidad, especialista en literatura romántica inglesa. La metieron en un calabozo, sin luz, sin papel ni lápiz, a causa de una delación idiota y completamente falsa, ni falta hace aclararlo. Conocía de memoria el Don Juan de Byron (treinta mil versos, o más). En la oscuridad lo tradujo mentalmente en rimas rusas. Sale de la prisión habiendo perdido la vista, dicta la traducción a una amiga y ésa es ahora la gran traducción rusa de Byron. Ante ello, me digo varias cosas. En primer lugar, que la mente humana es totalmente indestructible. En segundo lugar, que la poesía puede salvar al hombre. Hasta en lo imposible. En tercer lugar, que una traducción, incluso con la imperfección humana, traduce lo que traduce, lo cual es otra manera de decir que hay una relación entre lenguaje y realidad. Y en cuarto lugar, me digo que debemos ser felices".

Ante relatos existenciales así, fácilmente caemos en la cuenta de que estamos en presencia de una definitiva categoría filosófica constitutiva de la persona y, por tanto, imprescindible para comprenderla en toda su complejidad. De hecho, el tema de la esperanza está latente en muchos intentos de la Filosofía contemporánea, exponente del humus existencial que atraviesa los más diversos temas filosóficos actuales, quizás como no lo había estado nunca antes a lo largo de la Historia del pensamiento universal. 

CAPÍTULO IV

La adicción a los juegos digitales

"A la entrada de Facebook en Wall Estrete debe seguir un intenso debate en la calle sobre el enorme impacto de las redes sociales en los niños, según Jim Steyer, experto estadounidense en el tema.

Steyer, fundador de Common Sense Media, un centro de estudios que aborda los medios de comunicación y las familias, dijo que la tecnología que Facebook representa tiñe "un enorme impacto" en los niños, las familiar y las escuelas de todo el mundo"[18].

"Necesitamos tener un gran debate nacional, si no global, sobre los pros y los contras de esta cuestión", dijo Steyer en una entrevista a la agencia de noticias AFP.

Mientras que las redes sociales como Facebook, Google y Twitter ofrecen 2estraordinarias posibilidades" en ámbitos como la educación, "también hay desventajas reales en las formas de desarrollo social, emocional y discursivo", señaló Steyer, padre de cuatro hijos, que también es abogado de Derechos Civiles y profesor de la Universidad de Standard.

"Con suerte, después de la euforia de las salida a bolsa y tras la valoración que se ha hecho de Facebook, entonces podremos tener sobre la marcha una seria discusión sobre lo que esto significa", refirió"[19].

Steyer promueve su recién publicado Libro Volviendo a Facebook: guía de sentido común para criar niños en la era digital, en el que aboga por una mayor participación de los padres en las vidas de sus hijos en internet.

"Nos guste o no, los niños están pasando muchos más tiempo con las redes sociales y la tecnología del que están con sus familias o en la escuela", tanto como ocho horas al día en promedio en Estado Unidos, advierte en el libro"[20].

4.1. La adicción net

La adicción o dependencia se define como el "estado mental y físico patológico en que uno necesita un determinado estímulo para lograr una sensación de bienestar." (Diccionario Vox online). Cuando escuchamos la palabra adicción, casi automáticamente pensamos en dependencia de drogas o alcohol. Pero cuidado, ya que podemos tener un niño adicto a los juegos de video en nuestro hogar. El cambio en nuestro estilo de vida y el aumento en la tecnología han llevado a los niños a relacionarse más con este tipo de pasatiempo, dejando a un lado otros métodos de diversión así como los deportes, los juegos de mesa en familia y los juegos con sus amigos entre otros. Además, muchos niños utilizan los videojuegos como mecanismos de escape a dificultades en la escuela o en el hogar obstaculizando así el desarrollo adecuado del niño ya que confunden la realidad con la fantasía, especialmente durante los primeros 5 años de vida. ¿Como sabemos si nuestro hijo es adicto a los video juegos?

El niño parece estar en trance cuando juega, tenso, con mandíbulas apretadas, ojos fijos al televisor , no responde cuando se le llama y pierde interés por otras actividades propias de su edad o a las que usualmente practicaba y hasta por comer.

4.2. Ayuda al adicto

Prémielo por su conducta o cooperación – Establezca el uso de los video juegos como un privilegio no como un derecho automático.

Cambie y establezca el horario de juego con periodos de descanso – Puede facilitar la limitación del tiempo de juego y le ayuda a relajar sus músculos y descansar la vista.

Elimine la rutina y hágalo una ocasión especial – Comparta usted jugando con ellos (a su vez conoce de que se trata cada juego), invite amiguitos a jugar con ustedes.

Desvíe su atención hacia otras actividades – Llévelo a practicar deportes que le gusten, así puede sobresalir en ellos y recibir la gratificación de poder que sienten cuando dominan un video juego.

Busque ayuda profesional – Antes que la situación se vaya de control.

4.3. Síntomas de adictos a videojuegos

  • Compras al menos un Juego por semana.

  • Tu único motivo para trabajar es poder comprar juegos. Estas esperando que llegue final de mes para ir a tu tienda de videojuegos y gastarte tu dinero en las últimas novedades.

  • Compras juegos a los que sabes que no jugarás más de dos veces. Si a pesar de saber a ciencia cierta que no es el tipo de juego que más te gusta, no puedes evitar comprarlo.

  • Sientes mucha presión en tus relaciones de pareja porque te quitan tiempo para poder jugar. Si piensas más cuando podrás jugar o recuerdas mejor la fecha en que compraste tu consola que cuando conociste a tu novia.

  • Cuando no juegas estas pensando cuando podrás hacerlo o estás leyendo sobre juegos. Si eres un asiduo lector de esta página y te conoces los nombres de todos los editores.

  • Ya no ves Televisión. Al menos nada que no tenga que ver con jugar a tus juegos o programas de televisión que hablen sobre ellos.

  • No comes cuando tu cuerpo te lo pide, sino cuando el juego te lo permite. Si estas delirando a consecuencia del hambre, pero no puedes dejar esa partida a medias hasta que acabes esta pantalla.

  • Tienes que mudarte de casa debido a tu gran colección de juegos. Todas esas ediciones especiales ocupan demasiado espacio en tu pequeño piso.

  • Tus conversaciones fuera de los juegos son muy limitadas e incluso te sientes fuera de lugar. ¿Crisis?, ohhh Time Crysis!!!, ya me lo he pasado.

  • La única limpieza que realizas es la de tus consolas. Todo buen jugador sabe que el polvo es un gran enemigo de los equipos electrónicos.

4.3. Realidad de los juegos electrónicos

Cualquier producto que les vaya a servir para desarrollar sus habilidades, siempre que estén dentro del margen de la edad recomendada. Un niño de 12 años no debe recibir un videojuego recomendado para 18 años, porque es contraproducente. En el mercado hay bastantes juegos que son ideales para los chavales, y algunos como el 'Brain Training' permiten desarrollar sus habilidades intelectuales e incluso practicar inglés. Hay que procurar que el juego electrónico sea educativo, pero también divertido porque si no les entretiene no lo van a utilizar.

El uso debe ser racional, y es función de los padres educarlos en el uso responsable del móvil y de cualquier otro aparato electrónico que tengan en casa. Si lo utilizan en exceso caerán en la adicción y estarán todo el día pendientes del aparatito. Hace unas semanas un padre comentaba tras una charla en un colegio que su hijo, de 13 años, se llevaba el móvil todas las noches a la cama, pero que no hablaba con nadie porque él no le oía. Seguramente su hijo tendrá el sonido apagado y el teléfono en modo vibrador, y muy probablemente por la noche algún amigo le mandará un mensaje, quizá a las cuatro de la mañana, que él muy probablemente contestará. De esa forma, no descansará adecuadamente por la noche. Además, si el niño no recibe ningún mensaje se sentirá estresado porque pensará que nadie se acuerda de él. Por eso, es recomendable que el móvil esté por la noche apagado y en un una zona común de la casa, fuera del alcance de los niños; por ejemplo en el recibidor, el salón o la cocina.

Las videoconsolas parecen excelentes, siempre que se utilicen de forma adecuada y no sirvan para pasar todo el día pegados a la pantalla. Por supuesto que tienen valor educativo, y mucho, pero depende de su uso. El valor educativo y moral de juegos que consisten en matar ancianitas o a personas de raza negra a base de golpes de bate de béisbol en la cabeza es nulo. Y en el mercado existen juegos de este tipo. Por eso los padres deben estar pendientes del tipo de juegos que utilizan sus hijos.

Pero además, la videoconsola fomenta el uso compartido de juegos entre hermanos. Si juegan al fútbol, por ejemplo, suelen hacerlo al menos dos. El karaoke es otra opción que permite a toda la familia pasar una tarde divertida haciendo el tonto.

Sin ninguna duda, la tecnología es bastante cara. Si ellos tienen dinero porque pueden ahorrarlo lo ideal es que se paguen sus propios juegos.

Sí, por supuesto que maleducan, y mucho, cuando se utilizan incorrectamente. Si los hijos se pasan tres horas 'chateando' con el messenger, jugando con 'la Play', navegando por Internet o enviando mensajitos con el móvil se estarán maleducando ellos mismos y, lo que es peor, les estarán maleducando los adultos porque les permiten que hagan algo que no deben hacer.

La adicción se evita con sentido común. Hay algunas normas básicas de comportamiento que se deben tener en cuenta. Por ejemplo, los aparatos electrónicos no deben estar nunca en sus habitaciones, sino en una zona común como la sala de estar. Los niños deben ser conscientes de que no son bienes individuales, por mucho que se los hayan traído los Reyes Magos, sino un bien colectivo de toda la familia.

Es esencial distinguir entre el uso, el abuso y la adicción a la tecnología. Uso es utilizar el ordenador o cualquier otro dispositivo electrónico durante una o dos horas un día, para pasar el rato. Abuso es utilizar ese dispositivo durante cinco, siete o nueve horas ese día. La adicción, que es contra lo que se lucha en 'Adicciones Digitales', consiste en pasarse 'enganchado' a esos juegos siete horas siete días a la semana.

4.4. Enfermedades causadas por juegos digitales

"Unos médicos suizos han prescrito a una niña de 12 años la abstinencia total de videojuegos durante una decena de días para curar la inflamación de la piel de las manos provocada por el uso excesivo de un mando de videoconsola.

La nueva afección fue bautizada "Palmare Playstation Hidradenitis" y fue detallada en la revista especializada British Journal of Dermatology por el profesor Vincent Piguet, del Hospital Universitario de Ginebra (HUG).

La niña presentaba lesiones dolorosas en la palma de las manos desde hacía cuatro semanas. Se trataba de grandes nódulos rojos muy espectaculares", explicó Piguet a la agencia suiza ATS"[21].

Los médicos tardaron en descubrir que la niña pasaba horas jugando con la videoconsola a escondidas de sus padres.

Piguet y su equipo llegaron a la conclusión de que la crispación de las manos en el mando y el hecho de apretar frenéticamente las teclas provocaron minúsculas heridas cutáneas, que podrían haberse agravado con la transpiración.

La niña cumplió los 10 días de abstinencia de PlayStation y sus lesiones desaparecieron. Se trata del único caso registrado al día de hoy.

"Una noticia trágica tiñe de negro el mundo de los videojuegos. Esta vez ocurrió en China, donde una persona falleció por una afección cardíaca después de haber jugado por más de 3 días seguidos en un cyber, según trascendió en el medio Chino Beijín News.

El hecho ocurrió frente a la computadora cuando el hombre se desplomó y murió antes de llegar al Hospital. El local donde ocurrió la tragedia abrió nuevamente horas después.

Este caso se suma a una lista que lentamente aumenta, sobretodo en países de Asia como China, Corea, donde factores como la expansión de la banda ancha, la posibilidad de tener acceso sin límites a juegos en red, y el hecho de que este tipo de actividades se toma como un deporte nacional -donde jugadores profesionales pueden ganar hasta 100.000 dólares estadounidenses anuales-, hacen que la gente se pase de la raya y ponga en peligro su propia salud.

Entre las medidas adoptadas para frenar el problema, Beijing prohibió la apertura de nuevos cibercafés este año y creó varios centros de rehabilitación para adictos a la Red"[22].

Esta problemática merece una reflexión. Personalmente creo que si bien hay juegos que tienden a necesitar una demanda muy alta por parte del jugador, no dejan de ser juegos. No creo que los juegos sean una enfermedad, sino que es el contexto social de cada individuo el que determina su forma de actuar. Así como un FPS no necesariamente te enseña a matar (porque manejar un arma en la vida real es muy diferente a manejar un Mouse), si alguien pierde la cabeza por un juego, no creo que éste sea el factor determinante. Hay muchos otros factores que hacen que un tipo juegue 3 días seguidos sin dormir o comer. Igualmente, pienso que sería interesante hacer prevención en los cibercafés para que las personas no se internen por días y pongan en riesgo su salud.

Este es un ejemplo del fanatismo y de cómo los jugadores profesionales son tratados en países asiáticos. ¿Ustedes qué medidas tomarían para prevenir este tipo de incidentes.?

Conclusiones

1. Los juegos digitales provocan enfermedades que pueden llevar hasta la muerte, por lo que se no es recomendable no abusar de los mismos.

2. La re humanización en cuando a las adicciones regenera a los adictos porque lo que se busca es un estudio para evitar la adicción, siendo esto un acto humanitario,

3. La persona adicta no repara en los daños que le puede causar la adicción, ya que actúa para satisfacer su adicción.

4. Los terapeutas buscan la cura de las adicciones, desempeñando un trabajo médico psicológico.

Recomendaciones

  • Se debe buscar la ayuda del terapeuta para buscar la cura a las adicciones, de lo contario es difícil solucionar el problema del adicto.

2. La re humanización debe ser necesaria, ya que estas personas actúan en forma humanitaria para aliviar las adicciones sean de cualquier tipo.

3. Las adicciones a los juegos digitales deben ser tratadas, ya que provocan enfermedades nerviosas a niños y mayores, las cuales pueden llevar hasta a la muerte.

4. Se debe buscar la ayuda de grupos de terapeutas para solucionar o dar solución a los casos de las adicciones, pues éstos buscan ayudar al adicto y regenerarlo para lleve una vida normal.

Bibliografía

  • BIAGGI GÓMEZ, Julio Enrique. (2004): El comercio electrónico. Lima, Perú. Revista del Colegio de Abogados de Lima.
  • CAÑAS, José Luis. (2009): Antropología de las adicciones. Guatemala. Editorial Servicios San Antonio.
  • CAÑAS, José Luis. (2010): De la adicción a la esperanza. Guatemala. Editorial del Instituto de Ciencias de la Familia
  • CAÑAS, José Luis. (s. f.): Hacia una definición de la filosofía personalista. San José, Costa Rica, (s.f.), Litografía e imprenta Lil, S.A.
  • CARRASCOSA LÓPEZ, Valentín. (1997): La contratación informática: el nuevo horizonte contractual. Granada, España. Ed. Comares, S.L. 
  • CASTILLO FREYRE, Mario. (1996): Las doctrinas tradicionales frente a la contratación computarizada. Madrid, España. Ed. por la Pontificia Universidad Católica de España. 
  • CORREA M. Carlos. (1994): Derecho informático. Argentina. Ed. de Palma.
  • DAVARA RODRÍGUEZ, Miguel Ángel. (1993): Derecho informático. España. Ed. Arazandi.
  • DELPIAZZO, Carlos. (1995): Derecho informático. Montevideo, Uruguay , Ed. Idea.
  • FERNÁNDEZ, Enrique (1996): La protección internacional de los programas de ordenador. . Granada, España. Ed. Comares. 
  • GARCIA, Jesús Eduardo.  (1993): Introducción a la teleinformática. España. Ed. McGraw-Hill.
  • LORENZETTI, Ricardo.  (2001): Comercio electrónico. Buenos Aires, Argentina. Ed. Abeledo-Perrot. 
  • NAVARRO BATRES, Tomás Baudilio. (1990): Las drogas, un problema universal. Guatemala. Tipografía Nacional.

 

 

Autor:

Silvia Annabella Domínguez Higueros

Guatemala, junio de 2012

[1] Cañas, José Luis. Antropología de las adicciones. Pág. 19.

[2] Ibid.

[3] Cañas, José Luis. Ob. Cit. Pág. 20.

[4] Ibid.

[5] Cañas, José Luis. Ob. Cit. Pág. 22

[6] Cañas, José Luis. Ob. Cit. Pág. 39.

[7] www.publispain.com/drogas/signos_o_sintomas_de_adiccion.html

[8] Cañas, José Luis. Ob. Cit. Pág. 40.

[9] Ibid.

[10] Navarro Batres, Tomas Baudilio. Las drogas un problema universal. Pág. 6

[11] Romero, Thelma Esperanza. Uso de fármacos, drogas o estupefacientes, desde el punto de vista médico leal y su regulación en el Código Penal. Pág. 12..

[12] Cañas, José Luis. Ob. Ct. Pág. 187.

[13] www.psicoactiva.com/drogas.htm

[14] Caás, José Luis. Ob. Cit. Pág. 192.

[15] www.interrogantes.net/jose-luis-canas

[16] www.logoterapia.com.mx/articuloDetalle.php?IdItem=22

[17] es.scribd.com/doc./36132163/El-reto-de-volver-a-ser

[18] Prensa Libre. 14 de mayo 2008. Pág. 58.

[19] Ibid.

[20] Ibid.

[21] www.taringa.net/posts/salud-bienestar/2221865

[22] weblogs.clarin.com/…/otra_muerte_causada_por_un_videojuego –

Partes: 1, 2
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