5. La bondad es el amor en acción
La bondad es una expresión del amor, el cual hace que el alma sea noble y caritativa, inspira al sacrificio y a las acciones loables. Nunca falla. Si queremos ser generosos debemos tener un corazón tierno y amante. El egoísta no se interesa por nadie, sólo por el yo. El odio se niega a dar buenas dádivas; la indiferencia se olvida de hacerlo, la avaricia seca las fuentes de la generosidad. Nunca se cansa. Jamás se desespera.
El amor se sacrifica, no calcula los costos, actúa y hace todo lo que puede.
La historia del "Buen Samaritano" es una de las lecciones más elevadas de amor. El sacerdote y el levita vieron al hombre herido y moribundo junto al camino y pasaron de largo. El sacerdote con su religión, y el levita con sus leyes, no pudieron ayudar al hombre maltratado. Pero el samaritano, con su corazón lleno de compasión, se acercó al herido; con ternura y misericordia vendó sus heridas; y luego lo llevó al mesón y cuidó de él. ¡Bondad maravillosa! ¡Caridad espontánea! ¡Compasión genuina! Tenía un gran corazón, por eso estaba preparado para realizar cualquier tarea encomiable, cualquier obra generosa.
Dios no necesita tanto grandes mentes, ni grandes capacidades, él necesita grandes corazones rendidos, corazones quebrantados, por los cuales pueda circular libremente el torrente de su bondad.
CONCLUSIÓN
Una primera definición: Calidad de bueno, inclinación para hacer el bien, blandura y apacibilidad de genio.
Una segunda definición: Ser tolerante, misericordioso, altruista, piadoso, generoso, caritativo, magnánimo, filantrópico, abnegado.
En Hebreo: (Nedivut -lev) = Bondad
En Griego: agaqwsuvnh (Agathosune) = Bondad
Significa aquella cualidad moral que se describe mediante el adjetivo agathos (Ver bien).
Subjetivamente es, deseo caracterizado por bondad, buen deseo.
Objetivamente es, deseo de bondad, de ser bueno y hacer el bien.
Una actividad bondadosa a favor de ello.
Un pensamiento general: No es solamente tener una disposición bondadosa, debe tener una acción bondadosa. Es beneficencia divina activa. Es el amor en acción, deseando y procurando el bien estar de los demás.
Donald Gee escribe: "Lo que tenemos en mente es que el creyente tenga una responsabilidad bien proporcionada, que se pueda depender de él, que tenga un carácter honesto, y que sea buena compañía en todo andar de la vida.
Bondad es nada más y nada menos que "Perfección moral"
Bs.As., 3/04/02. ARGENTINA.
Mensaje basado sobre los apuntes del Pastor DIONISIO MEDINA (Del Uruguay) e ISUM del 18/7/91, clases dictadas en el I.B.R.P. en Argentina.
FRUTO – FE
Fe, como fruto del Espíritu, es fidelidad, veracidad, confiabilidad. Es una gracia esencial, móvil fundamental de la vida cristiana. Es una sincera y entera entrega a Dios, as la atmósfera espiritual en la cual debemos vivir. Es ese depender diario y consiente en la ayuda divina, sin alterarnos ni desanimarnos por las tormentas y huracanes de la vida.
Cristo es el autor y consumador de la fe, y produce fe en nosotros por su Espíritu Santo. Es el Espíritu quien nos vivifica, Justificándonos por la fe y haciendo que triunfemos sobre el mundo, el pecado y la carne.
La fe verdadera siempre está vinculada con Cristo, "Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo" – 1ª Corintios 3.11.
Ella es la virtud específica que mantiene un continuo contacto con Cristo, depende de él, descansa en él. "Porque por le andamos, no por vista" – 2ª Corintios 5.7.
La fe es la llave que abre todas las puertas del cielo a nuestro favor. Todas las promesas de Dios se reciben por fe. Dios nos insta a que crezcamos en fe, permanezcamos firmes en la fe, mantengamos y guardemos la f e, peleemos la buena batalla de la fe, seamos ricos en fe; y resistamos al diablo firmes en la fe.
‘Velad, estad firmes en la fe, portaos varonilmente, y esforzaos" – 1ª Corintios 16.13.
1. Dios es fiel
El Señor es digno de la más entera confianza, esto incluye el cumplimiento de sus promesas y la ejecución de sus juicios. Las promesas de Dios son veraces, tienen el total respaldo del cielo; por lo tanto, su pueblo debe reposar completamente en ellas.
El diablo nunca cumple sus promesas. Los hombres a veces, ya que el hombre no puede prever el futuro y los incidentes del futuro pueden hacer imposible el cumplimiento de lo que habían prometido. Pero Dios siempre cumple, es fiel. Cuando Dios formula sus promesas, conoce el futuro; y él no haría promesas si viera algo que pudiera estorbar la realización de las mismas.
Pablo dice: "Porque todas las promesas de Dios son en él Si, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios" – 2ª Corintios 1.20,
En el Señor no hay mudanza ni sombra de variación, él no es hijo de hombre para que mienta o se arrepienta. Todo lo que él promete en su Palabra lo hará. El "nos ha dado preciosas y grandísimas promesas para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina" – 2ª Pedro 1.4.
Sin duda que aquellos que hemos conocido al Señor ya hemos experimentado el cumplimiento de varias promesas divinas, la salvación del alma, la sanidad para nuestros cuerpos, el bautismo en el Espíritu Santo, la contestación a nuestras oraciones, el gozo, la paz, la seguridad que tenemos en el alma; son todas promesas maravillosas que se han llevado a cabo en nuestra propia experiencia. Pero quedan aún miles de promesas más para realizarse.
Recién hemos entrado en la corriente de las bendiciones de Dios, hay muchas profundidades inexploradas. El mar de las promesas del Todopoderoso es Insondable. David decía que nuevas son cada mañana las bendiciones del Señor. ¡Aventurémonos en penetrar en el océano del amor de Dios! ¡Experimentemos su gracia y su poder! El es fiel. Las promesas son para nosotros. Ellas son los medios más eficaces para que comprobemos la existencia y la fidelidad de Dios.
¿Qué ateo puede convencer al cristiano que Dios no existe, cuando podemos comprobar que él cumple su Palabra? ¿Qué Incrédulo podré negarnos la realidad del Señor, cuando él nos bautiza con el Espíritu Santo y nuestro corazón reboza de gozo, brotando de nuestro ser un incontenible torrente de poder?
Josué, al comprobar que Dios es fiel a su Palabra, dijo: "Reconoced, pues, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, que no ha faltado una palabra de todas las buenas palabras que Jehová vuestro Dios había dicho de vosotros; todas os han acontecido, no ha faltado ninguna de ellas" – Josué 23.14.
Pero además, Dios es fiel a su Palabra, no sólo confirmando sus promesas, sino también ejecutando sus juicios. Su veracidad hace que lleve a cabo sus juicios tan ciertamente como corrobora sus promesas. Los desobedientes, incrédulos y enemigos no pueden escapar de su ira: "Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad" – Romanos 2.2.
El día que se cumpla la maravillosa promesa de la Segunda Venida de Cristo será de gozo y algarabía para los santos: "Porque es Justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder" – 2ª Tesalonicenses 1.6, 7. Pero ese mismo día será de tribulación, angustia y desesperación para los impíos y desobedientes, ya que Cristo se manifestará para ellos "En llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen el evangelio de nuestro Señor Jesucristo: los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado por todos los que creyeron" – 2ª Tesalonicenses 1.8-10.
"Dios es fiel" – 1ª Corintios 1.9. "Conoce, pues, que Jehová tu Dios, es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos" Deuteronomio 7.9.
El Señor es leal así mismo, cumple con su palabra, guarda los pactos que establece con el hombre; él es infalible e inmutable. Jeremías, desde la profundidad de su alma exclamaba: "Grande es tu fidelidad" – Lamentaciones 3.23.
La fidelidad de Dios es alta y sublime: "Jehová, hasta los cielos llega tu misericordia, y tu fidelidad alcanza hasta las nubes" – Salmo 38.5. Ella es eterna:
"Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia, y la fidelidad de Jehová es para siempre. Aleluya" – Salmo 117.2. "De generación en generación es tu fidelidad" Salmo 119.90.
En el Nuevo Testamento se presenta a Cristo como: "Misericordioso y fiel sumo sacerdote" – Hebreos 2.17. "Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús; el cual es fiel al que le constituyó" – Hebreos 3.1 -2.
En su gloria y magnificencia de los cielos Jesús es "el testigo fiel", y su nombre "Fiel y Verdadero" – Apocalipsis 1.5; 19.11. Y aquellos que irán con él "son llamados elegidos y fieles" – Apocalipsis 17.14.
2. Fidelidad en el servicio
"Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo; el que ande en el camino de la perfección, este me servirá" – Salmo 101.6.
Dios requiere fidelidad para su servicio: "Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel" – 1ª Corintios 4.2.
Esta fidelidad debe mostrarse aún en los detalles más pequeños de nuestras actividades. "Las moscas muertas hacen heder y dar mal olor al perfume del perfumista; así una pequeña locura, al que es estimado como sabio y honorable" Eclesiastés 10.1.
¿Cuál es el camino al éxito en toda empresa de actividad humana?: EL CUMPLIMIENTO EXTRAORDINARIO DE LOS DEBERES ORDINARIOS. Los peldaños que conducen a la superación están constituidos trozo tras trozo por el leal y fidelísimo cumplimiento de los insignificantes, humildes y cotidianos deberes de la tarea que desempeñamos en el presente momento de la vida Lo que ahora estamos haciendo abrirá o cerrará la puerta de la superación.
"Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida" – Apocalipsis 2.10, nos dice el divino maestro. Fiel hora por hora, jornada tras jornada, año tras año.
Siempre, uno de los indicios del éxito en el ministerio cristiano es la determinación de hacer las cosas acabadamente bien; por insignificantes que parezcan, y asimismo rechazar cuanto de vulgar, chapucero y común hagan los demás.
Es necesario ser fiel a nuestro llamamiento, fiel al ministerio Hacer lo mejor posible poniendo todo nuestro corazón en la labor que desempeñamos.
La mayor valía en el servicio del Señor consiste en la convicción de que no hemos de ceder a nada que pueda perjudicar nuestro ideal ni deprimir nuestro carácter, porque sólo manteniéndonos en elevado nivel espiritual, trabajando por el Señor lo mejor que podamos siempre y en cualquier lugar, lograremos alcanzar a la meta que tanto anhelamos.
SI ponemos nuestra alma en la obra del Señor, y cumplimos con la tarea fielmente, de él recibiremos alentadora recompensa.
La fidelidad en la obra divina que tenemos en nuestras manos es uno de los factores preponderantes para aumentar nuestra dicha y regocijo espiritual. El gozo que sentimos cuando hacemos algo para Dios es un excelente tónico que nos fortalece y reafirma para realizar mayores desafíos.
Es necesario mantener el entusiasmo, el fervor, la fidelidad, en nuestra cotidiana labor. El sustentar de continuo en la mente el ideal de la excelencia hará que la fe que hay en nuestro corazón se traduzca en loables acciones.
No permitamos nunca que nada nos desaliente. Eliminemos todo pensamiento de inferioridad, deficiencia o temor.
José es un evidente ejemplo de fidelidad a Dios, cuando la esposa de Potifar se enamoró de él instigándolo al pecado, se mantuvo fiel al Señor y a su amo. Guardó su pureza, y ha quedado en la Biblia como uno de los caracteres más elevados y santos. Su fidelidad a Dios le levantó a alturas alpinas, porque aunque tuvo que padecer en la cárcel por un pecado que nunca había cometido; sin embargo, Dios reivindicó a su siervo elevándolo a la categoría de primer ministro de Egipto, el imperio más poderoso de aquel entonces.
Daniel es uno de los siervos de Dios más sobresalientes por su lealtad. En medio de una nación idólatra y pagana como Babilonia, y siendo cautivo en una tierra extraña, se mantuvo siempre muy cerca del Señor. Como José en Egipto, llegó a ser el primer ministro de Nabucodonosor, el monarca que gobernaba el mundo. Tuvo que enfrentar cruentas oposiciones, pero el triunfo constantemente estuvo de su parte.
La envidia y los celos de sus adversarios quisieron destruirle, pero él siguió adelante. "No podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él" – Daniel 6.4. Ni la amenaza de los leones hambrientos y furiosos lograron menguar en él su fidelidad y devoción a Dios.
En la iglesia primitiva brilla con fulgor esplendente el joven Timoteo como ejemplo de apego y fidelidad a Dios. Pablo dijo de él; "Por eso mismo os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor" – 1ª Corintios 4.17. Desde temprana edad él había aprendido las Sagradas Escrituras y su fe era encomiable, "Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en tI también" – 2ª Timoteo 1.5
Moisés, Samuel. David, Epafras, Onésimo, Tíquico, Gayo, todos ellos dice la Biblia fueron especialmente "fieles". Desempeñaron sus funciones con intensa perseverancia, fueron personas de confianza. Se caracterizaron por su valentía y decisión en el ideal supremo de cumplir con la voluntad del Todopoderoso.
3. Perfección de la fidelidad
La fidelidad, como virtud cardinal del Espíritu Santo puede y debe perfeccionarse. Cuanto más fiel seamos, mejor realizaremos la labor encomendada por el Señor. Si somos fieles en lo poco, el Señor sobre mucho nos pondrá.
Nuestra fidelidad necesita permanente y constante vigilancia y esmerado cultivo para concretarse en hechos excelentes. Noé fue varón justo, perfecto, caminó con Dios; se mantuvo fiel a pesar de las críticas y burlas de los de su generación. Por muchos años estuvo pregonando el mensaje del Señor, pero no creyeron sus advertencias, hasta que vino el diluvio y los destruyó a todos. Pero el fiel Noé con su familia pudo salvarse porque perseveró hasta el fin.
Dios quiere perfeccionar nuestra fidelidad. El nos ha escogido para que hagamos grandes cosas para su causa,
Si examinamos en la historia del cristianismo la lista de los hombres que han dejado huellas indelebles veríamos, por regla general, que no se distinguieron por sus grandes intelectos o por poseer formidables memorias; quizás no prometían mucho al principio de su carrera, pero se consagraron al Señor; perseveraron, perfeccionaron su fidelidad hasta que acabaron cumplidamente su carrera. Su infatigable labor, el esfuerzo sostenido en servir al Señor, les fue capacitando hasta llegar a ser sobresalientes herramientas en las manos de Dios.
Mayor posibilidad tienen de triunfar en el ministerio cristiano los que desde temprano se acostumbran a hacer lo más perfectamente posible todo lo que les llega a las manos.
Una lectura bíblica, un cántico que elevamos al cielo, una oración, una visita a un enfermo; o cualquier actividad, por sencilla que sea, hagámosla de corazón; lo mejor posible, porque es para el Señor.
Policarpo, discípulo del apóstol Juan, fue encarcelado durante una de la persecuciones del emperador romano Antonino Pío y llevado ante el gobernador.
Al serle ofrecida la libertad si maldecía a Cristo contestó:
"Ochenta y seis años he servido a Cristo, y él nada me ha hecho sino el bien; ¿cómo, pues, podría yo maldecirle a él, mi Señor y Salvador? Enseguida fue quemado vivo. Policarpo fue fiel al Señor hasta la muerte, y sin duda que recibió del Señor una recompensa eterna.
Seamos fieles, cada vez más fieles. Abramos el corazón para que el Espíritu Santo lo llene de fidelidad. Dios pone sus ojos en los fieles de la tierra, – Salmo 101.6.
MANSEDUMBRE
"Sumisión, humildad". Deriva de la palabra griega "tapeinos" que quiere decir "ser o llegar a ser humilde". "rebajarse" o "inclinarse".
Es la virtud cristiana que consiste en el reconocimiento de nuestra bajeza y miseria, en obrar de acuerdo a la suprema voluntad de Dios. Emana del conocimiento que uno adquiere de su debilidad, indignidad y estado pecaminoso, de la necesidad que me tiene de la gracia de Dios para todo lo bueno; y da por resultado el que no se conceptúe uno a sí mismo más favorablemente de lo que debe, sino que por el contrario, da toda la gloria a Dios, y se somete a su santa voluntad.
Jesús fue humilde por excelencia y requiere que todos sus seguidores sean humildes. "Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas" Mateo 11.29.
Mansedumbre no es debilidad, es la dulzura de la fuerza, es la delicadeza de la violencia celestial.
Juan Bunyan decía que es muy difícil bajar al valle de la humillación, pues el descenso es empinado y escabroso; pero una vez que se llega a él es muy productivo, fértil y hermoso.
Le preguntaron a San Agustín cuál era a su juicio la primera virtud del cristiano, y él contestó: la humildad. Volvieron a preguntarle cuál era la segunda, y él contestó. la humildad. Volvieron a preguntarle cuál era la tercera y él dijo: la humildad. Sin duda que la humildad es la condición indispensable para recibir todas las bendiciones de Dios.
Aquellos que se dejan controlar y gobernar por el Espíritu Santo se vuelven mansos. La mansedumbre es señal de completo quebrantamiento. Todos los que están quebrantados por el Espíritu Santo se caracterizan por la humildad. El es el que nos hace dóciles y maleables con el un de que el Altísimo cumpla su propósito en nuestra vida.
1. El orgullo: enemigo de la mansedumbre
El hombre por naturaleza es obstinado y rebelde. El orgullo es un mal común en el mundo actual. Para que el Señor pueda usarnos plenamente, Él debe tratarnos profundamente. Su Espíritu necesita tocar cada fibra de nuestra personalidad; nuestras emociones, voluntad e intelecto, para que podamos ser como la paloma, mansos y tiernos.
La soberbia u orgullo es la antesala que precedes casi todo otro pecado.
La altivez consiste especialmente en la indebida estimación propia, es el deleitarse en considerarse a sí mismo como superior a los demás.
El orgullo se manifiesta de distintas formas, pero siempre emana del altanero corazón humano. Existen personas que se enorgullecen de su raza, otros de su posición social, otros de sus negocios, otros de su apariencia física. Pero el orgullo más traicionero e insidioso es el orgullo espiritual. Este fue la causa de la caída de Lucifer. El orgullo espiritual comienza cuando empezamos a sentirnos dueños de nosotros mismo, cuando consideramos que nuestra inteligencia y capacidad son suficientes.
El orgullo descansa y confía en sus propios atributos y méritos, antes que en la misericordia de Dios. Lleva a un desprecio hacia los demás y hace que los demás nos desprecien.
El orgullo es engreído, jactancioso, hiriente y arrogante. Dios lo resiste por cuanto se basa en la suficiencia propia, desechando todo consejo o sugerencia.
"Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes" nos dice la Biblia en Santiago 4.8. "Abominación a Jehová es todo altivo de corazón: ciertamente no quedará impune" Proverbios 16.5.
La Palabra de Dios enseña que todo orgullo es pecado. El es la causa que más impide que los pecadores se acerquen a Cristo. Y también es el impedimento que más obstaculiza el crecimiento espiritual.
Muchos cristianos sobresalientes, que prometían tanto para el reino de Dios, han visto frustrada su carrera por creerse demasiado: la soberbia les ha llenado el corazón y han perdido la unción divina. Se han encerrado en su propio yo no queriendo recibir ayuda de hermanos espirituales; despreciando el ministerio, capacidad y sabiduría de otros siervos del Señor.
¿Cómo se puede vencer el orgullo? Pues humillándonos delante de la cruz de Cristo, quebrantándonos ante el Omnipotente. Nadie puede escalar peldaños en la vida espiritual si alberga soberbia en su alma. Sólo podemos seguir avanzando en la carrera cristiana si cultivamos el fruto de la humildad.
La humildad es la regla del enaltecimiento en el plano espiritual. "Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados" Isaías 57.15. "Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo" 1ª Pedro 5.6.
El siervo de Dios verdaderamente humilde jamás buscará mostrarse superior a alguien o menospreciar a los menos capacitados, no se empeña vanamente en sobresalir, ni busca egoístamente las cosas que pueden darle ventaja en detrimento de los demás. Es cortés, tierno, servicial; pensando siempre en el bienestar de sus semejantes.
"Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros" Filipenses 2.3-4.
Dios exige humildad de sus seguidores: "Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti; solamente hacer justicia, amar misericordia, y humillarte ante tu Dios" Miqueas 6.8.
2. Paladines de la mansedumbre
CRISTO. Una más sobresaliente virtud fue la humildad: "Haya, pues, entre vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios corno cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres, y estando en la condición de hombre, se humilló a si mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz" Filipenses 2.5-8 Jesús nació humildemente en un establo, se mantuvo en su niñez y juventud en humildad sujeto a sus padres terrenos, vivió humildemente. Ministró a los humildes, y padeció la muerte más humillante: la muerte de cruz. No tenía sitio donde recostar la cabeza. Nació en un lugar prestado, predicó desde un barco prestado y fue sepultado en una tumba prestada.
Cuando Jesús iba de camino a Capernaum, hablando a sus discípulos sobre sus padecimientos, muerte y resurrección, escuchó entre los apóstoles una acalorada discusión. Ellos estaban disputando quién era el que sería mayor en el reino de los cielos.
El Señor pudo ver que el corazón de sus discípulos estaba lleno de soberbia. Y para darles una lección objetiva sobre la importancia de la humildad puso a un niño en medio de ellos y les dijo: "De cierto os digo, que si no os volvéis y hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ese será el mayor en el reino de los cielos" Mateo 18.2-4.
Durante la pascua, en la última cena, había entre los discípulos una contienda sobre quién sería el mayor. Jesús nuevamente percibió que el orgullo había penetrado en el corazón de sus seguidores. Querían el reino, deseaban los premios y la recompensa sin pagar el precio.
Entonces el maestro tomó una toalla y se la ciñó, luego con una palangana con agua empezó a lavar los pies de cada uno de los discípulos, después, regresando a la mesa, les dijo: "¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis maestro y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho vosotros también hagáis" Juan 13.12-15.
Para ser grandes en el reino de los cielos tenemos que ser siervos de todos. SI servimos seremos grandes. La humildad tiene como esencia el hecho de perder la conciencia de sí mismo para servir a los demás.
Jesús dijo: "Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas" Mateo 11.29.
Cristo se presentó a sí mismo como el sublime ejemplo de la humildad. La mansedumbre está grabada en toda la existencia de Cristo. La observamos en su reacción frente a los demás, la vemos sobre todo cuando tuvo que enfrentar a la persecución, la burla, el desprecio de sus enemigos. De él profetizó Isaías 42.2-3, diciendo: "No gritará ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles. No quebrará la caña cascada, ni apagará el pabilo que humeare". Su sumisión total al Padre demuestra claramente su humildad. Se humilló a sí mismo, se encarnó, se hizo siervo y aceptó morir en la cruz. Todo esto revela la incomparable mansedumbre de nuestro Salvador.
ABRAHAM. Es uno de los ejemplos más excelentes de mansedumbre. Cuando Dios llamó a salir de Ur de los caldeos, salió, "sin saber a donde iba" sujetándose incondicionalmente a la guía y dirección del Señor. Cuando su sobrino Lot acordó con él para dividirse la tierra pues sus ganados eran muchos, Abraham lo dejó escoger primero sin murmurar ni quejarse. Cuando Dios le pide que sacrifique a Isaac no pone ningún reparo, no discute a pesar de que Isaac es el hijo de la promesa.
MOISES. Era el hombre más manso que existía en su época: "Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra" Números 12.3. Había sido adoptado por la hija del Faraón, tenía un futuro brillante, pero "hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios, porque tenía puesta la mirada en el galardón" Hebreos 11.24-26.
Cuando en el peregrinaje a la Tierra Prometida, sus hermanos Aarón y María murmuraron contra él, especialmente en relación a su ministerio profético, Moisés no les despreció ni condenó. El Señor fue quién escuchó la calumnia y actuó inmediatamente para hacer justicia a su siervo. Moisés demuestra en este episodio que no alberga en su corazón ningún resentimiento, inclusive está dispuesto a orar por Maria para que sea curada de la lepra ya que sobre ella había caído el juicio de Dios.
DAVID. Entre sus numerosas características se encuentra la humildad. Aun cuando sabía que iba a ser rey, pues ya se lo habían comunicado, ya había sido ungido, sin embargo pudo soportar a Saúl, su violencia, su desprecio su persecución.
Habiendo tenido varias veces la oportunidad de deshacerse de él, lo respetó siempre como "el ungido de Jehová". Y cuando vinieron a darle la noticia de la muerte de Saúl y sus hijos en el monte Gilboa a mano de los filisteos, no se alegró de la noticia; antes lloró amargamente porque Israel había perdido a hombres valientes y esforzados.
ESTEBAN. En el Nuevo Testamento se destaca con toda nitidez la figura del primer mártir cristiano Esteban. En él vemos la combinación de la entereza y la mansedumbre; la valentía y la humildad. Con todo coraje condenó la resistencia de los líderes del pueblo a la acción del Espíritu Santo, éstos reaccionaron violentamente contra él apedreándolo con saña indescriptible. Sin embargo, mientras moría, puesto de rodillas exclamó: "Señor, no les tomes en cuenta este pecado". Hechos 7.60.
PABLO. Padeció lo indecible en manos de sus compatriotas. Sufrió la incomprensión de las Iglesias que fundó, especialmente la de Corinto. En cada uno de sus viajes misioneros el enemigo trata de obstaculizar encarnecidamente su ministerio. Pero él sigue adelante. Cuando escribe sus epístolas no hay lenguaje negativo ni quejumbroso en él. Siempre conciliador, siempre tierno, siempre humilde.
3. La práctica de la mansedumbre
¿Qué es en sí la mansedumbre? No se trata de una cualidad natural, es un verdadero fruto del Espíritu Santo.
La mansedumbre no es tranquilidad. Hay personas que parecen mansas por naturaleza; pero no son mansas sino serenas, difíciles de alterar o sacar de las casillas.
Tampoco quiere decir debilidad. Para el mundo de hoy, el humilde es aquel que no tiene personalidad, que no se impone, que no tiene Iniciativa. La mansedumbre es compatible con una gran fortaleza. Tanto Moisés, como Esteban y Pablo fueron valientes; personas de autoridad y poder.
La mansedumbre no es cordialidad o simpatía. Existen personas que parecen amables de nacimiento.
Son extrovertidos, amigables, tienen don de gentes; en donde se encuentren siempre están rodeados de un grupo de personas, son agradables y sociales. Estas virtudes encomiables pueden ser meramente humanas o biológicas.
La mansedumbre no es algo solamente externo, que se palpa o se ve. Es, sobre todo, una gracia interna que brota apacible de las profundas fuentes del Espíritu Santo.
Un cristiano humilde es una persona quebrantada. Su relación con otras personas no son señaladas por su dureza, obstinación o imposición, sino por una paciencia, docilidad y ternura, resultante de una comunión íntima con el Consolador, el bendito Espíritu Santo.
¿Cuáles son las evidencias de que realmente somos humildes?
- – Ser abiertos, accesibles.
Una persona mansa es dócil al trato con sus semejantes, es fácil de comunicarse y hablar con ella. Cuando se equivoca lo confiesa libremente. Pide perdón con facilidad.
El cristiano humilde está dispuesto a escuchar y a aprender. Mantiene siempre abierta la puerta de su corazón para recibir consejos e instrucciones, permitiendo así que su vida espiritual sea edificada y fortalecida
Una persona mansa no es sabia en su propia opinión, ni trata de apabullar a otros con sus ideas y palabras. Respeta las opiniones ajenas y con tacto y paciencia expone sus pensamientos Nunca está demasiado ocupada como para no tener tiempo de ocuparse de los problemas y necesidades de otro.
La mansedumbre es principalmente tener una idea adecuada de uno mismo, la cual se manifiesta en la acritud y conducta que tenemos hacia los demás.
Los mansos son los "pobres en espíritu", de los que habló el Señor en el Sermón de la Montaña. Nadie puede ser manso si no se ve a sí mismo como un pecador. Cuando uno llega a la posición de que es "pobre de espíritu", pasa a otra fase de la vida cristiana en la cual comprende de que nada vale el orgullo. El manso nunca se gloría de sí mismo, no trata de imponerse FI manso no exige nada para sí, no reclama lodos sus derechos, no pide que se tome en consideración sus privilegios, cargos, posición, nivel social, nombre o bienes materiales. No siempre está velando por si mismo o sus propios intereses. No se preocupa por si mismo ni por lo que los demás digan.
Ser genuinamente humilde significa que uno ya no se protege porque ve que no hay nada que valga la pena proteger. Por eso ya no está a la defensiva, ni siente autocompasión; sino que está abierto para brindarse a los demás; es benigno, gentil, asequible. Nunca mostrará una actitud brusca, ni cultivará un espíritu de venganza o revancha. Siempre colaborará para la armonía y la unidad.
B) – Delicada sensibilidad
La mansedumbre es una virtud del corazón, y todo corazón cristiano debe ser blando y sensible. "Jesús lloró". Juan 11.35. es una de las citas más emocionantes de la Escritura. ¡Qué difícil es para algunas personas derramar lágrimas! Muchas veces cuando nuestros pensamientos, voluntad y corazón han sido tocados por el Espíritu Santo, las lágrimas brotan espontáneamente, toda nuestra personalidad es conmovida Porque sentimos muy dentro de nosotros nuestra propia pecaminosidad, o las necesidades o padecimientos ajenos.
Si somos sensibles estaremos listos también para sentir las necesidades de otro, nos daremos cuenta de la situación de aquellos que están pasando por problemas y privaciones, tendremos un delicado tacto pata tocar el corazón de otros con el fin de ayudarles, consolar les y alentarles.
C) – Capacidad para la vida corporativa
"Someteos unos a otros en el temor de Dios". Efesios 5.21.
Cada creyente es un miembro del cuerpo de Cristo Y sólo los que han sido quebrantados por el Espíritu Santo saben en realidad qué es la iglesia, el cuerpo de Cristo sobre la tierra. Para participar correctamente de la comunidad de la iglesia es necesario estar capacitado por el poder de Dios. La vida colectiva de la iglesia es una vida de quebrantamiento en donde existen derechos y limitaciones Cada miembro tiene una función específica y debe respetar las funciones de los demás miembros. Debe cumplir su tarea con humildad y a la vez con humildad debe aceptar el ministerio, dones y capacidades de los demás integrantes.
Si a un miembro del cuerpo de Cristo le hace falta este sentimiento de comunidad y pertenencia es corno si fuera un miembro artificial, sin vida, él puede estar presente en el cuerpo pero está inanimado; ocupando solo un lugar pero sin funcionar en la realidad.
Y si esta inanimado no puede recibir vida o influencia de los demás. No recibe vida ni corrección por, lo tanto se encuentra aislado y solitario.
Para tener el sentido de armonía y coherencia con la iglesia es preciso estar quebrantado, tener conciencia de su unidad, de su espíritu y de su sentir El creyente quebrantado está abierto a la acción, la influencia y la comunicación de los demás integrantes de la iglesia.
Para que en la iglesia haya unidad es necesaria la mansedumbre, al sentido de dependencia y sometimiento de los unos a los otros. Cada miembro de nuestro cuerpo físico desempeña una tarea específica. pero todos contribuyen y son necesarios para la función vital; para que el organismo en su totalidad pueda funcionar correctamente.
El cuerpo de Cristo vive de la misma forma, todos los miembros poseen un sentimiento común y ese sentimiento es el medio por el cual Cristo expresa su voluntad y pensamientos. Jesús es la cabeza del cuerpo, a la vez es quien le imparte vida y dirección.
La mansedumbre produce en nosotros esa conciencia de la interdependencia, la armonía y la unidad. La iglesia es una sociedad, una colectividad unida por tos vínculos del amor. Y ese amor, ese quebrantamiento sólo puede operar por la presencia del Espíritu Santo.
D) – Facilidad para acepta edificación.
El hombre sabio en su propia opinión no recibe ni consejos, ni sugerencias. Su espíritu altivo lo lleva siempre a querer avasallar e imponer sus ideas.
En cambio el manso y quebrantado está dispuesto nos sólo a enmendar sus errores, sino que es abierto para recibir edificación de los demás cristianos. El que está quebrantado puede ser ayudado, alentado, corregido e instruido; tiene un corazón receptivo, quiere ser edificado para que él también sea de edificación. Cuanto más quebrantados estemos mayor será la oportunidad de recibir instrucción y aliento de otros ministerios dentro del cuerpo de Cristo.
Cuando estamos en la atmósfera del Espíritu podemos ser alimentados y fortalecidos por su acción, no importa por qué miembro del cuerpo se exprese. Lo importante es estar en la corriente del Espíritu, con la mente y el alma expectante para escuchar su voz.
E) – Rendición incondicional a Dios
El creyente genuinamente humilde reconoce el completo señorío de Cristo. Todos sus deseos, sus motivos, sus derechos, su futuro, los deja en las manos del Señor.
Su meta, sus más caros anhelos, están en cumplir la voluntad de Dios, en todo momento, en toda circunstancia; inclusive en medio de las persecuciones, incomprensiones y sufrimientos.
TEMPLANZA
Templanza significa moderación, sobriedad, continencia, autodominio. Consiste en aplacar los apetitos y el uso excesivo de los sentidos. Es el contralor conque el hombre debe utilizar los bienes materiales, de manera particular la comida, la bebida y los apetitos sexuales
La palabra griega para templanza es "sofrosyne", la cual señalaba la discreción y moderación que debía tener un rey en la administración de sus posesiones.
El dominio propio o templanza es retener los deseos en estado normal, perfectamente natural, bajo los límites establecidos por Dios.
Todo siervo de Dios debe cultivar el fruto de la templanza.
El autodominio nos lleva a ser mesurados y disciplinados en el control de nuestras fuerzas interiores, impulsos, instintos y apetitos.
La vida cristiana es un campo de batalla en donde tenemos que pelear contra enemigos tanto externos como internos. Y es sumamente importante que cooperemos con el Espíritu Santo en esta cruenta batalla entre las tuerzas de justicia y las tuerzas del mal que pugnan por el dominio de nuestra personalidad. Por eso es que la Palabra de Dios insiste: "Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia" 2ª Pedro 1.5-6.
Existen varios aspectos de nuestro ser en que debernos cultivar el dominio propio.
A) – Dominio de los apetitos
Se denominan apetitos a los deseos producidos por la naturaleza física. Son los deseos del cuerpo tales como los deseos de alimento y bebida, el deseo del sexo, el deseo de compañerismo, el deseo de vivir, el deseo de conservarse, etc.
Estos deseos son naturales y esenciales para el bienestar y existencia del cuerpo. Todos los seres de la creación, tanto los animales corno el hombre, tienen estos instintos.
Dios los ha colocado para la preservación y propagación de la vida. Son normales, buenos y correctos. La lucha nuestra está en mantenerlos en los cauces establecidos por Dios. Muchos han sufrido tantos fracasos en esta lucha que han llegado a la conclusión de que estos apetitos son pecaminosos. Pero no lo son. Son perfectamente normales. Mas, tienen que ser controlados, disciplinados y sujetos en su estado natural o normal. El exceso convierte en malas todas las cosas buenas Hacer con exceso alguna cosa, o dejar de hacerla, son extremos que pueden llegar a causar mucho daño.
Todos los seres creados por Dios tienen deseos de alimento, bebida, reproducción y preservación. La naturaleza física requiere estas cosas, porque sin ellas la vida no tendría significado. Los animales jamás desprecian o ignoran estos apetitos, y en contadas ocasiones se exceden de los límites. Pero, el hombre, con inteligencia, con libre albedrío, el ser más elevado de la creación, que debiera comprender perfectamente el valor real de estos deseos, o los ignora, o les da una importancia excesiva. La mayor parte de nosotros los estima en exceso
Estos instintos gobiernan o esclavizan a muchos seres humanos. ¡Sólo viven para comer, beber, drogase o para sus anhelos carnales! La pasión por obtener estas cosas los lleva a trabajar, luchar, esforzarse; e inclusive les puede conducir al delito. Muchos utilizan más energía, tiempo y dinero, en satisfacer estos apetitos, que el que emplean en satisfacer sus deseos intelectuales y espirituales.
La templanza nos obliga a respetar estos apetitos porque son puestos por Dios y necesarios para la vida, así como a mantenerlos en su estado normal.
B) – Dominio del cuerpo
El cuerpo es la habitación terrena del hombre. En él vive. Pero además, para el creyente regenerado, es el templo del Espíritu Santo.
** El cuerpo es la principal herramienta para todas sus actividades. Todo lo que hace lo realiza con el cuerpo o por medio del cuerpo. En el cuerpo mora la mente la cual forja los planes e imparte órdenes para su ejecución.
En todas las épocas de la historia han existido personas que desprecian al cuerpo y que lo someten a vergonzoso tratamiento, esto es corrupto y pecaminoso. Personas hay que descuidan su cuerpo por ignorancia, no sabiendo que esta delicada máquina precisa un esmerado cuidado. Aun están los que torturan sus propios cuerpos para conformarlos a algún modelo de belleza, o par a purificarse o perfeccionarse en cumplimiento a extraños ritos religiosos.
Hoy, con los notables avances de la ciencia, casi lodos los hombres conocen normas de higiene A los niños desde pequeños se les enseña cómo cuidar sus cuerpos. Sin embargo, la indiferencia y el descuido son todavía muy comunes.
Es necesario alimentar el cuerpo, él lo precisa; pero no en demasía. Cuando se come de más, se cae en el pecado de la glotonería. El agua es imprescindible para beber; pero el que toma bebidas embriagantes que debilitan los nervios y entorpecen el razonamiento, se está destruyendo a si mismo. Necesitamos alrededor de ocho horas diarias para descansar con el fin de reponer energías, pero el que duerme de más, entra en el perjudicial hábito de la pereza o haraganería.
La mente, y no el instinto, debe gobernar el cuerpo. EI barco es guiado por el timonel, el cual dirige a su gusto todos los movimientos de la nave. De igual manera nuestra mente debe dirigir todo el movimiento de nuestro cuerpo
¡Cuán importante es tener una mente consagrada a Cristo! "Mas nosotros tenemos la mente de Cristo" 1ª Corintios 2.16.
Los animales son gobernados por sus instintos, comen y beben a su satisfacción y en general sin excederse. Pero el hombre, señor de la creación, tiene una constitución diferente. El tiene que pensar acerca de su comida o bebida. Sabe como no debe dejarse dominar por sus apetitos, sino que éstos deben ser gobernados, disciplinados y dirigidos por la inteligencia. EI cuerpo debe ser nuestro sirviente, no nuestro amo. El es totalmente del Señor. Debe ser guardado irreprensible: "Y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo" 1ª Tesalonicenses 5.23.
Vivimos hoy en una de las épocas más corruptas en la historia de la humanidad Jesús dijo que como en los días de Sodoma y Gomorra, así será en los días de la Venida del Hijo del Hombre. Los pecados sexuales están hundiendo a muchas personas en el fracaso y la tristeza. Por causa de la fornicación y el adulterio, hogares se destruyen, matrimonios terminan en el divorcio, con las trágicas consecuencias que todo ello acarrea. Las relaciones sexuales son buenas y correctas dentro del matrimonio; pero practicarlas antes o fuera del matrimonio son pecaminosas, producen funestas consecuencias, y al final llevan a la condenación.
El creyente disciplinado, que controla sus apetitos físicos, siempre es el que lleva el premio en la carrera cristiana. Es necesario luchar intensamente contra los "deseos carnales que batallan contra el alma" 1ª Pedro 2.11.
Sólo el poder del Espíritu Santo puede controlar todas las facetas de nuestra personalidad.
C) – Dominio de los deseos egoístas
El egoísmo es un intenso deseo de poseer alguna cosa, o de hacer algo que redunde en beneficio propio. Este deseo es personal, y se sobrepone a toda consideración hacia los demás.
Desear tener o poseer algo es una cosa correcta y legítima, pero no debe ser la única consideración. Cuando nos olvidamos de los demás y pensarnos sólo en nosotros mismos nos convertirnos en seres mezquinos.
Instintivamente nos sentimos obligados a dividir con los necesitados las bendiciones de que disfrutamos. Un muchacho no se comerá toda la torta mientras un niñito se sienta a sus pies mirándolo con ojos hambrientos y boca entreabierta, tendrá que dividir su torta movido por su generosidad.
*** La codicia o ambición es el desmesurado deseo de tener honores y ganancias. Una ambición exagerada puede llevar al desastre, vergüenza y ruina. La codicia impulsó a Lucifer a querer ocupar el trono de Dios.
D) – Dominio de las emociones
Todos los seres humanos son emocionales. Algunos más que otros. Todos poseen sentimientos de gozo, de tristeza, de temor, de odio, de amor. Hay quienes demuestran con libertad sus sentimientos; otros los reprimen sosteniendo que demostrar las emociones es señal de debilidad.
Muchos consideran que la emoción no debe reprimirse sino exteriorizarse, pues piensan que no es sano anular las emociones.
Es un error llegar a cualquiera de estos extremos.
Todos los sentimientos han de ser regulados. El estoico debe cultivar sus emociones, y el demasiado emocional debe disciplinarlas y controlarlas.
La más elevada de las emociones es el amor. Pero el amor debe ser regulado por el buen juicio. Si no se controla puede transformarse en pasión, y la pasión es irracional, no piensa, no calcula, no razona; se deja llevar por el impulso.
La indignación es una emoción correcta dentro de sus límites. Podemos indignarnos contra el pecado, la corrupción, las injusticias; pero cuando se le da rienda suelta puede transformarse en ira, la ira en furia, y la furia en odio ciego y desenfrenado.
No debemos permitir que "se ponga el sol sobre nuestro enojo" Es preciso odiar y rechazar al pecado, pero no a los pecadores.
El Señor nos manda a amar a nuestros enemigos, hacerles el bien. La razón de este mandato es que si nos dejamos dominar por las pasiones, el mundo se convertiría en un infierno, y el corazón del hombre se llenaría de veneno mortal.
Quién se somete al Espíritu Santo llega a ser una fuente de amor, paz y comprensión. Sus emociones estarán dirigidas por un poder superior, y serán vínculos, de comunión y hermandad
- – Dominio sobre los pensamientos y palabras.
La mente llega a ser muchas veces un verdadero campo de batalla. El enemigo con frecuencia trata de penetrar en el receptáculo de nuestro cerebro para sembrar malos pensamientos. ¿Cómo vencerlos? ¿Cómo lograr expulsarlos? Pues, haciendo lo bueno y agradable delante del Señor. Cuando los malos pensamientos nos asalten pongámonos a leer la Biblia o un buen libro cristiano, busquemos a Dios en oración, arrodillémonos y abramos el corazón para que el cielo nos inunde; hagamos un acto de bondad, visitemos un enfermo; o sencillamente comencemos a cantar. Dios habita en medio de la alabanza. La alabanza hace huir al diablo.
Hay personas que creen que no son responsables de sus pensamientos. Pero es un fatal error. Lo que somos es el resultado de nuestros pensamientos Si no los dominamos nos causarán muchos problemas, ya que los pensamientos y los deseos están íntimamente unidos. Los pensamientos producen palabras, las palabras acciones, y las acciones hábitos.
Un pensamiento acariciado produce Intención, deseo de satisfacerlo ¡Dominad vuestros pensamientos! ¡Es realmente malo pensar lo malo! Si permitimos que los pensamientos malvados nos esclavicen tendremos muchos inconvenientes La paz huirá del corazón, la felicidad será destruida, el hogar sufrirá calamidades y el final será una ruina total.
F) – Dominio sobre la imaginación.
**** La imaginación es la representación ideal de cosas reales o imaginarias. Algunas personas tienen poca imaginación, otras, en cambio, poseen una imaginación tan grande que viven en un mundo irreal y fantasioso.
Los temores imaginarios destruyen la paz interior, provocan ansiedad, perjudicando y debilitando el organismo.
Gran parte de la miseria humana no viene como el resultado de los problemas del momento; pero si de la imaginación de ellos. No hay preocupaciones que puedan torturar tanto la mente o desgastar más los nervios que las preocupaciones imaginadas. Esto implica que las quejas, molestias y perturbaciones son de la propia invención de la mente y solamente pueden ser anuladas por un cambio de actitud y por una transformación decisiva del pensamiento
"La preocupación es como un anciano encorvado bajo una carga de plumas que él imagina de plomo".
El temor natural es beneficioso, lodos los animales sienten temor. El temor avisa de la cercanía del peligro y les obliga a buscar refugio. Pero el espíritu temeroso es una calamidad, un engendro infernal, que roba la paz y hace que la vida sea un verdadero tormento. El temor quita la iniciativa, apaga el entusiasmo y es la antesala de la derrota. El Señor "no nos ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio"
2ª Timoteo 1.7. La templanza nos ayuda a vencer toda clase de miedo pues tenemos una roca firme en quién confiar Cristo nuestro dulce pastor nos cuidará siempre. El Consolador, el Espíritu Santo, estaría con nosotros todos los días de nuestra vida.
Pero, además, están las esperanzas imaginarias que pueden también causar desánimo. Toda buena esperanza debe tener su fundamento en la razón y en la Palabra de Dios. Existen cristianos que viven en un mundo ideal de fantasías y quimeras. Están pensando en logros y conquistas que no tienen fundamento en las Sagradas Escrituras. Viven de sueños e ilusiones, fabricando constantemente castillos en el aire en medio de un permanente misticismo. Su Imaginación vuela, vuela, para luego darse cuenta que los pensamientos irreales con solamente vanidad.
G) – Dominio de los deseos espirituales.
El más importante mandamiento es amar a Dios con todo nuestro corazón, nuestra alma, nuestras tuerzas; y el segundo es amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Estos dos mandamientos son básicos para realmente disfrutar de una positiva vida espiritual. En estos dos mandamientos descansa toda la ley divina y son la síntesis de todo lo que han dicho los escritores sagrados sobre nuestra conducta como hijos de Dios.
Los deseos espirituales están indisolublemente unidos a nuestra devoción personal al Señor ya nuestro servicio y aprecio al prójimo.
Todos deseamos ser más buenos, más útiles, más consagrados. El anhelo de ser una bendición para nuestros semejantes es razonable y espiritual. Vivirnos en un mundo sujetos a las mismas experiencias, los goces y las tristezas sobrevienen a todos. El Señor nos manda: gozad con los que se gozan, llorad con los que lloran. Tenemos que identificamos con las necesidades de nuestro prójimo para tratar de ayudarle. El interés que sentimos el uno para con el otro es altamente espiritual.
La religión verdadera nos lleva a servir a los huérfanos, viudas, enfermos, presos; en fin, a los necesitados y desafortunados. Mas, este deseo debe ser controlado por la razón, la sabiduría y el Espíritu Santo. Anhelar realizar buenas obras está correcto. Hacer el bien sin cansarnos es una loable virtud. Pero no debernos olvidar que la labor prioritaria de la iglesia es "ir por lodo el mundo anunciando el evangelio a toda Criatura, lo fundamental es esto, sin dejar de hacer aquello.
Existen denominaciones cristianas que tuvieron un excelente comienzo, evangelizando, ganando almas para Cristo, pero paulatinamente se han inclinado decididamente por la obra social, olvidando por completo que la iglesia existe en el mundo para ganar a los perdidos.
En el ejercicio de los dones del Espíritu Santo, es de primordial Importancia que se manifiesten bajo el fruto del dominio propio.
Es preciso tener cuidado en no errar en su ejercicio. La Palabra de Dios tiene normas y reglamentos dentro de los cuales deben operar los dones, y todo cristiano que desea ser eficaz en el ministerio de los dones tendrá su corazón dispuesto a encauzarlos de acuerdo a los sabios consejos de las Sagradas Escrituras.
Tenemos estos tesoros de Dios, los dones, talentos y facultades, en vasos de barro. Debemos ser vigilantes, alertas y precavidos, para no errar en el blanco. De ahí que es tan necesario cultivar una intensa vida devocional de comunión con Cristo, buscando siempre su dirección para que todo lo que hagamos sea para provecho y beneficio de su obra.
H) – Dominio propio: Batalla que dura toda la vida.
La moderación es la llave maestra del dominio propio. No debemos hacer nada malo, y lo bueno que hagamos, hagámoslo con moderación. El exceso generalmente es tan perjudicial como el mal hacer.
Se puede comer, dormir, beber con moderación. Todas estas cosas son naturales, buenas, imprescindibles. Pero, cuando se exceden de sus límites, acarrean muchas dificultades que llevan al desprestigio. Por lo general no nos gustan los extremismos, no nos merecen ni seguridad ni confianza.
Para poder gozar del fruto de la tolerancia necesitamos la imperiosa ayuda del Espíritu Santo. Es una tarea difícil pues durante toda la vida tenemos que luchar por ser moderados. Desde la juventud hasta la vejez debemos esforzarnos en pos del dominio propio. Es una batalla encarnizada en contra todos los dardos de luego del maligno. Todas las virtudes cristianas pueden conquistarse, todas las debilidades y los malos hábitos pueden vencerse. Si nos dejamos llenar por el Espíritu Santo, la templanza brotará de nuestro corazón como una fragante y delicada flor.
Querer es poder. Si dependemos de Dios y colaboramos con el Espíritu Santo, la templanza será una realidad Imprescindible es poner nuestra voluntad en el logro de tan loable conquista. La voluntad es el poder dominante de la mente. Todo lo que nos proponemos hacer con la ayuda del Señor lo haremos! "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" Filipenses 4.13. Todos deseamos corregir nuestros errores, hacer el bien y resistir el mal.
La moderación produce una profunda fortaleza interior, ella es parte de la cosecha del Espíritu que debemos anhelar celosamente. Si somos templados gozaremos del respeto y confianza de los demás, tendremos un exitoso testimonio y el ministerio que el Señor ha colocado en nuestras manos será coronado por el éxito.
CAPÍTULO VI
OTRAS RELACIONES DEL ESPÍRITU SANTO
- Ofensas contra el Espíritu Santo.
- Espíritu Santo en el futuro.
- Blasfemar.
- OFENSAS CONTRA EL ESPÍRITU SANTO.
La ofensa de blasfemar contra el Espíritu Santo es la ofensa más discutida y a la cuál más énfasis se le da. La palabra "Blasfemar" se define como "hablar mal de Dios, o pecar contra Dios". Mateo 12.31. tomando esta Escritura como base tenemos la expresión:
"El pecado imperdonable". La palabra blasfemar en el original griego significa "hablar injuriosamente". Blasfemar es siempre en palabra o hecho.
Injuria, deshonor y desafío a Dios, y su penalidad es muerte.
El blasfemar involucra una actitud de desprecio por la personalidad y la autoridad de la Deidad.
Acciones imperdonadas son aquellas que consistentemente menosprecian al Espíritu Santo y niegan Su lugar o Su parte en la vida del individuo. El hombre que continúa en su propia voluntad y camino, y no responde al tierno llamado del Espíritu Santo, es imperdonado.
No es una acción aislada de la vida, pero una actitud del corazón que trae como resultado la muerte del pecador imperdonado.
El calvario hace previsión por todo pecado, a pesar de lo vicioso y malo que sea, y también hace provisión por la blasfemia en contra el Salvador. Lo único requerido del creyente es que sea aceptado el nuevo nacimiento y todos los beneficios del Calvario son dados, y si el Espíritu Santo es rechazado, Dios no tiene otro medio para dar de su gracia al hombre. El ser humano que desprecia y rechaza al Espíritu de Dios se priva a sí mismo de toda esperanza de la salvación eterna. Visto que el Espíritu Santo es Quien ministra para implantar la vida divina del Salvador, el rechazar este Espíritu es rechazar su vida.
Dios no declara la blasfemia contra el Espíritu Santo imperdonable en base a que:
- El no quiere perdonarlo
- Su misericordia no alcanza tal nivel; o
- La previsión de Cristo es inadecuada.
El pecado permanece imperdonado porque la misma naturaleza del pecado involucra una condición que hace imposible el perdón. Cuando el pecado consiste en rechazar el medio de perdón, entonces el pecador debe permanecer imperdonado.
Nótese que el Espíritu Santo la única Persona de la Deidad quien puede ser blasfemado.
Huffman dice: "El pecado contra el Espíritu Santo puede ser notado por una palabra, el sacudir de la cabeza, o el apartarse de la oferta de gracia de la salvación en una reunión de evangelización, pero en el análisis final, no es una acción, sino una actitud del corazón."
Sobre todo, debemos reconocer que la blasfemia contra el Espíritu Santo no es un pecado de ignorancia, ni de ofensa. El pecado es consumado en el momento que aquel que ofende, claramente sabiendo mejor, deliberada y voluntariamente rechaza el llamado divino. Nadie puede decir si esto toma lugar al principio o más tarde en la experiencia humana; pues es simplemente aquella ocasión, aquél momento cuando la voluntad, la mente y las emociones del individuo se unen para rechazar a Aquél quien es el único medio de vida.
2. Resistir
En este caso el énfasis es puesto sobre una dureza de corazón obstinada, que constituye el rechazo de Su obra de regeneración. Hechos 7.51. El resistir al Espíritu Santo es aquella obstinación y perversidad humana que hace que un ser humano rechace ser un canal a quien o por medio de quien el Espíritu de Dios puede llevar a cabo Su obra.
3. Contristar
Contristar significa hacer a uno azaroso, afligido, desconsolado, triste, doloroso, lastimoso, y con pena. El Espíritu Santo es contristado por nuestros hechos, por la carnalidad en todas sus formas: mundanalidad, incredulidad, ingratitud, falta de oración, falsedad, ira sin freno, deshonestidad, amargura, torpes conversaciones. Efesios 4.30. La palabra "contristar" es una palabra de amor. Solamente se puede contristar a quien uno ama.
A quien no se le ama se le hace airar. Contristar al Espíritu de Dios acarrea el ser privado de Su grata comunión.
Si el Espíritu es contristado, obra en convicción. Da al creyente condenación en vez de aprobación y bendición. Consecuentemente, el gozo y el poder y la comunión que son características de la vida normal del creyente son interrumpidas (Cortadas). Esto sin embargo, no significa que la vida divina es quitada, pero el cortar, el separar de la comunión divina. El Espíritu Santo no se aparta del creyente ni cesa de morar en él, pero permanece en una nueva relación, la de convicción en lugar de consuelo que es su relación normal con el creyente.
4. Apagar.
Alguien ha dicho que el creyente contrista al Espíritu Santo cuando dice "si" a Satanás; y que apaga el Espíritu Santo cuando dice "no" a Dios. 1ª Tesalonicenses 5.19. Es el obstruir deliberadamente los impulsos del Espíritu Santo, el oponerse a su voluntad, y el rehusar de obedecer Su llamado. Apagar tiene que ver con la supresión de las "operaciones de fuego" del Espíritu: el dar vigor, poder y el proceso de santificación que consume la escoria.
5. Mentir.
Por cuanto El es el Espíritu Santo, toda clase de engaño y falsedad le es ofensiva. Hechos 5.3. Ananías había buscado posición espiritual y prestigio por medio de falsedad, y por esta causa su mentira tuvo relación directa con el Espíritu Santo.
- El Rapto.
- EL ESPÍRITU SANTO EN EL FUTURO
La traslación del creyente que será efectuada en "un abrir y cerrar de ojo" durante el rapto será efectuada por el Espíritu Santo. Aquél que levantó de los muertos al Señor Jesús, efectuará el milagro de poder, transformando nuestros cuerpos naturales y dándoles cuerpos glorificados para siempre libres del pecado, la enfermedad y la muerte. Romanos 8.11 y Gálatas 6.8
2. Durante el período de la Tribulación.
La Escritura nos enseña que la posición presente del espíritu Santo morando sobre la tierra cesará al comienzo de la tribulación. 2ª tesalonicenses 2.7.
Sin embargo, el Espíritu Santo continuará su ministerio en la esfera de los seres humanos en el período de la tribulación. Apocalipsis 5.6. Dice:
"Los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra"
Es evidente que el Espíritu Santo tendrá parte activa en madurar para juicio a las fuerzas del anticristo. También, es posible que tendrá parte en ungir y dar poder a los santos y creyentes de este tiempo, para que su testimonio sea efectivo y que puedan ser fieles aún en el martirio.
Es evidente que aquellos que tendrán que sellar su testimonio con su propia sangre tendrán que depender del Espíritu Santo para todo aquello espiritual que efectuarán.
Apocalipsis 6.9-11 y 7.9.
3. La Segunda Venida.
El Espíritu Santo obrará para la conversión de los Judíos Isaías 44.3; Ezequiel 37.14;
Zacarías 12.10. El Espíritu Santo ministrará a los Judíos igual que lo hizo con el pecador durante la época de la Iglesia: Dando convicción de pecado e inculcando a Cristo el Mesías.
4. Durante el Milenio.
Uno de los aspectos importantes del Milenio es el hecho de un derramamiento general del Espíritu Santo.
Todos los creyentes serán poseídos por el Espíritu, igual que durante la época de la Iglesia Ezequiel 36.27.
Walvoord dice: "El llenamiento del Espíritu Santo será cosa común durante el Milenio, en comparación con la infrecuencia en otras edades, y se manifestará en adoración y alabanza del Señor y voluntaria obediencia a El, al mismo tiempo que en poder espiritual, y transformación interior. La unidad espiritual y la bendición que caracterizaron a la Iglesia primitiva son un anticipo de lo que se disfrutará en todo el mundo durante el Milenio."
Ridout describe el Milenio como una época cuando el Espíritu Santo "preside sirve toda Su obra de resurrección nacional, de remisión, restauración y regeneración."
Así la gloriosa y tercera Persona de la Deidad al fin entrará en su lugar legítimo en relación a toda la humanidad.
* * * * * *
¿RECIBISTEIS EL ESPÍRITU SANTO CUANDO CREISTEIS?
Hechos 19.2.
- El Espíritu Santo – L. Thomas Holdcroft.
- Por el Espíritu Eterno – J. Elder Cumming, D.D.
- Teología Bíblica y sistemática – Myer Pearlman.
- Pentecostés – Donal Gee.
- Acerca de los Dones Espirituales – Donal Gee.
- Los dones del Espíritu – Harold Horton.
- Notas – Señorita Ruth Couchman.
- Notas – Rdo. Erling Andresen.
- Notas – Rdo. R.T. Theules.
- Notas – Rdo. P. C. Sörensen.
(Se hizo) FEBRERO DE 1964.
Terminé de recopilar el Lunes 29 de julio de 2002. Bs.As., ARGENTINA.
Dirección Postal:
Tte. Gral. Juan Domingo Perón Nº 1958
1º Piso – Dto. 27
1040 Capital Federal
Buenos Aires
A R G E N T I N A
FEBRERO DE 1964
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