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El Espíritu Santo del punto de vista Pentecostal (página 4)

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IV. LA PAZ CON NUESTROS SEMEJANTES

"Seguid la paz con todos" Hebreos 12.14. "Tened paz entre vosotros"

1ª Tesalonicenses 5.13.

A) Instrumentos de paz

Dijo el sabio Salomón: "Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová, aun a sus enemigos hace estar en paz con él". Proverbios 16.7.

Nuestra paz debe mostrarse también en las relaciones que tenemos con nuestros semejantes, especialmente en nuestra familia e iglesia. Debemos ser promotores de la paz, canales de paz. Esto significa que en el lugar en dónde nos movemos, actuamos o trabajamos debemos cuidarnos y no fomentar situaciones tirantes o embarazosas, discusiones que puedan alterar los ánimos y crear una atmósfera de discordia.

En toda relación debemos mostrar siempre un espíritu perdonador, manteniendo una actitud amorosa y comprensiva. Preciso es eliminar todo sentimiento de desquite, todo deseo revanchista, "mía es la venganza -dice el Señor- yo daré el pago". "No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer, si tuviere sed, dale de beber". Romanos 12.17-20.

Perdonar es un atributo divino, una virtud del alma. Jesús perdonó hasta en los últimos momentos de su vida "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" Lucas 23.34

Si nosotros no perdonamos las ofensas, tampoco nuestro Padre celestial perdonará nuestras ofensas. El hecho de perdonar es un acto de paz, de armonía, de conciliación. Sólo los corazones llenos del amor del Espíritu pueden perdonar como Cristo perdonó.

B) Seguir la paz

El Señor quiere no sólo que promovamos la paz sino que también sigamos la paz. El apóstol Pablo aconseja a su hijo en la fe Timoteo que siga "La justicia, la fe, el amor y la PAZ, con los que de corazón limpio invocan al Señor". 2ª Timoteo 2.22. Lo que revela realmente que somos propiedad de Dios es que producimos justicia, amor y paz. Pablo también aconseja: "Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación".

Romanos 14.19. En la iglesia, en la fraternidad de los santos, hay que fomentar todo lo que contribuye a la unidad y armonía del cuerpo de Cristo.

"Os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor; solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz" Efesios 4.1-3.

En medio de un mundo turbulento, como el ave que en medio de las rugientes olas, posa tranquilamente en la cima de una roca, nosotros los hijos de Dios tenemos paz como un río, paz de Dios; paz con Dios; paz con nosotros mismos y paz con nuestros semejantes. ¡Sigamos, prosigamos, persigamos la paz! En la tierra hay mucha aflicción, pero Cristo es nuestra maravillosa paz. ¡Gloria a Dios!

EL FRUTO PACIENCIA

INTRODUCCION: Hoy quiero hablarles, básicamente de lo que ya les expuse anteriormente y presentar el tema, a manera de introducción; en forma gráfica, tomando de la vida real como ejemplo, un "RACIMO DE UVAS", simbólicamente éste racimo de uvas representaría El Fruto del Espíritu Santo y que está constituido sólo por nueve uvas.

Tres para con Dios: Amor, Gozo y Paz.

Tres para con el prójimo: Paciencia, Benignidad y Bondad.

Tres para consigo mismo: Fe, Mansedumbre y Templanza.

Estas son las muestras indelebles de El Fruto, de una verdadera intimidad con Cristo.

Ya les prediqué, a cerca de las tres primeras uvas (Amor, Gozo y Paz).

De esta segunda triada, mi tema es: Las uvas para con el prójimo, manifestado como El Fruto, en la forma de PACIENCIA.

Leeremos de La Santa Biblia, en la Epístola a Los Gálatas, capítulo 5, versículo 22 y 23 (Gá. 5:22, 23), para recordar cuál fue nuestro punto de partida.

La Biblia dice:

"Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay Ley".

De El fruto del Espíritu Santo, manifestado como la PACIENCIA, les hablaré cuatro puntos principales.

Ellos son:

  1. La Paciencia de Dios.
  2. La Paciencia con relación a los demás.
  3. La Paciencia en circunstancias adversas.
  4. La Paciencia en la carrera cristiana.
  1. LA PACIENCIA DE DIOS.

En la Epístola a los Romanos, capítulo quince, versículo cinco (Ro. 15:5), La Biblia dice:

"Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús".

En la segunda Epístola a Los Tesalonicenses, capítulo tres, versículo cinco (2 Ts. 3:5). La Biblia dice:

"Y el Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios, y a la paciencia de Cristo".

Como algo imposible de definir, acerca de Dios, intento inferir de Su Palabra, lo que creo que es lo más acertado. Y digo:

La Paciencia es una cualidad esencial de Dios.

¡Cuán inmensa, podría decir infinita e incomprensible es La Paciencia de Dios!. Analice Usted.

  1. Lo insultan con los calificativos más denigrantes.
  2. Niegan Su misma existencia.
  3. Violan sus gloriosos Mandamientos.
  4. Lo acusan de todos los males y padecimientos que hay en el mundo.

Podría seguir enumerando, muchísimas cosas más, de lo que se manifiesta contra Dios.

Pero Dios en Su Paciencia, a toda criatura, aún les da:

  1. Vida.
  2. El aire que respiramos.
  3. El sol.
  4. Las lluvias.
  5. Sus familias, amistades, goces y pasatiempos.
  6. Bendiciones de toda índole, que realmente no lo merecen.

¡Todo esto y mucho más, se deben a La Paciencia de Dios!.

Todos los seres humanos nos hemos beneficiado de La Paciencia del Creador.

Si no fuera por La Paciencia de Dios:

a) Millones de seres humanos que han vivido y viven egoístamente, no disfrutarían de las bellezas de este mundo.

b) Las Naciones malvadas en sus actos y designios, hubieran sido extirpadas.

c) Toda la raza humana, hubiese sido barrida de sobre la faz de la tierra.

Que desinteligencia, existen hombres (Hablo genéricamente) que viven en la opulencia, cómodos, en posiciones envidiables, y consideran que es fruto de su propio esfuerzo el haber obtenido sus riquezas y bienes terrenales, olvidándose o no reconociendo que Dios es el Autor y dueño de todo lo que existe.

La Biblia dice: (En el Evangelio de San Mateo 16:26).

¿Qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?.

En otro pasaje Bíblico, (En la Parábola del rico insensato, en el Evangelio de San Lucas 12:20). Dios le dijo:

"Necio, esta noche vienen a pedir tu alma".

Fíjese el Apóstol San Pablo, cuando escribió la Epístola a Los Romanos, en el primer capítulo, describe la historia de la depravación del ser humano.

Les leo ahora, una porción de La Biblia, en la Epístola a Los Romanos, capítulo uno, versículo veintiuno. (Ro. 1:21).

"Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido".

Estas personas, están llenas de toda injusticia, maldad, codicia, perversidad, envidias, homicidios, riñas, engaños, y otras cosas similares, pero desastrosas.

Estos son los que desprecian La Paciencia de Dios. Lea en su casa La Epístola a Los Romanos capítulo dos, versículo cuatro. (Ro. 2:4). La tendencia del hombre es abusar de La Paciencia de Dios. El hombre trata siempre de justificar sus acciones. Se atribuye el mérito que en realidad no lo tiene,

Les daré algunos ejemplos con relación, a lo que les estoy mencionando.

  1. El impío comete sus maldades y nada catastrófico le ocurre.
  2. El político ambicioso, promete un paraíso de prosperidad y felicidad, y cuando llega a la cúspide del poder se olvida de sus promesas.
  1. El Padre o Madre que abandona su hogar e hijos y aparentemente lo pasa muy bien.
  2. Un país poderoso, ocupa una Nación indefensa, la conquista y sigue de lo más campante, pensando que todo está muy bien, después de haber destruido pueblos y vidas.

Y seguiría diciendo, etc., etc., etc. Tal vez Ud. o Uds., en este instante, están pensando en muchas cosas que no he mencionado, y conoce estas realidades.

Estos siguen y siguen, abusando de La Paciencia de Dios.

Pero Dios sabe, que llegará el momento cuando esas personas, verán sus sueños y su seguridad arrasados.

Dios espera con Paciencia, el día en que los suyos verán Su Gloria y triunfarán sobre toda clase de abusos.

En la segunda Epístola del Apóstol San Pedro, en el capítulo tres y en el versículo nueve, (2 P. 3:9), dice:

"El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento".

Si el hombre tiene que sufrir o atravesar experiencias duras y amargas, para llegar al arrepentimiento, debe considerarlo como una incomparable bendición, porque si se arrepiente y busca a Cristo El Señor, la Paciencia de Dios ha sido justificada y la salvación será una realidad.

Si se llega a la salvación, es porque Dios es paciente, dándonos el suficiente tiempo para llegar a esa conquista.

Dios nos espera cada día, cada hora, cada instante, siempre con Su amor tierno, y con los brazos abiertos.

Dios hoy te sigue esperando, sigue siendo paciente. Él quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de Su Verdad. Entonces podrán decir aquel día, los que la encuentren, con mucha alegría: "Encontramos al Maestro y ahora somos de Él".

  1. LA PACIENCIA CON RELACION A LOS DEMAS

Paciencia con respecto a los inconversos

"El fruto del justo es árbol de vida; Y el que gana almas es sabio". (Proverbios 11:30).

Leo en la Epístola de San Pablo a Los Efesios, en el capítulo cuatro, versículo dos. (Ef. 4:2), y dice lo siguiente:

"Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor".

Esta porción Bíblica nos muestra cual debe ser, la conducta del cristiano.

Leo otro pasaje Bíblico, en segunda Timoteo, capítulo tres, versículo doce, (2 Ti. 3:12). Y dice así:

"Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución".

Por causa del Señor Jesús seremos:

  • Atacados en orden físico.
  • Vituperados.
  • Despreciados, criticados, calumniados y zaheridos.

Al pasar por estas circunstancias debe salir a relucir El Fruto de La Paciencia. Por esa causa Dios crea en nosotros frente a éstas adversidades, un Espíritu de Paciencia, que no busca represalias.

Los intereses del yo, la sensibilidad en cuanto al yo desaparecen. Por esto, en cualquier lugar donde nos encontremos, tenemos que dar testimonio de nuestra fe.

Hay un Coro que dice: "Brilla en el sitio donde estés"

Les doy un ejemplo de la vida real. (Describir cuando era estudiante del IBRP).

La Luz no tiene comunión con las tinieblas.

La Paciencia de Cristo, es la arma más efectiva e incisiva para pasar por alto, los vituperios y mostrar el incomparable amor de Dios.

El Señor nos da, El Fruto de la Paciencia, justamente para vencer estas adversidades, y es ahora en nosotros La Paciencia de Cristo, por el Poder del Espíritu Santo.

Nuestra paciencia con relación a los demás, una vez que recibimos del Señor, por medio de Su Espíritu Santo, diríamos que se comporta como:

  • No a la auto defensa en nuestra vida.
  • No a la sensibilidad para reaccionar.
  • No más represalias.
  • No a contra golpear, sino estamos preparados a presentar la otra mejilla.
  • No al pleito, estamos preparados por Cristo el Señor, para darles aún nuestra capa.
  • Si nos obligan a cargar un kilómetro, vayamos dos.
  • Si alguien viene a pedirnos algo y lo necesita, estamos capacitados para ayudarle con lo que tenemos.

El cristiano que recibió El Fruto, manifestada en la forma de La Paciencia, aguanta, se niega a sí mismo, y a la larga ve los resultados positivos, porque su única preocupación es servir a sus semejantes, ganar almas y buscar que la gloria y la honra sea de nuestro Maestro a saber Jesucristo.

  1. LA PACIENCIA CON RESPECTO A LOS CRISTIANOS

El creyente debe cultivar La Paciencia, con relación a los Hermanos en Cristo.

El Apóstol San Pablo dice a Los Efesios, en el capítulo cuatro, versículo uno y dos, (Ef. 4:1-2).

" Os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándonos con paciencia los unos a los otros en amor".

En la Iglesia del Señor, o sea el cuerpo (simbólicamente) de Cristo, se encuentra que:

  • Hay, diferentes opiniones.
  • Hay, personalidades distintas.
  • Hay, ministerios diferentes.
  • Hay, dones variados.
  • Hay, talentos multifacéticos.

Pero a pesar de todas estas características, es necesario fomentar la unidad en medio de la diversidad.

Cada miembro del cuerpo desempeña una tarea especial, pero todas, a pesar de la diversidad de funciones manifestadas, deben trabajar como un todo, para un solo

Organismo, presidido por Cristo.

Debe existir una armonía e interdependencia recíproca entre todos los miembros y órganos integrantes del cuerpo.

Así debe ocurrir dentro de la Iglesia del Señor.

Todas las tareas dentro de la Iglesia del Señor, están definidas y todas sin excepción son importantes.

Por eso La Paciencia, soporta la flaqueza de los débiles y deja pasar por alto infinidad de situaciones, gracias a la presencia interior del Espíritu Santo.

Jesús dijo:

" Yo estaré en vosotros".

Produce en nosotros, "El hacer y el querer", de Cristo.

  1. En la Epístola del Apóstol San Pablo a Los Romanos, dice en el capítulo cinco, versículo tres, (Ro. 5:3).

    "Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia".

    Jesús es el Señor de La Paciencia. Según La Biblia, en el Libro del Profeta Isaías, capítulo cincuenta y tres, versículos, tres y siete. (Is. 53:3,7), encontramos lo siguiente:

    "Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.

    Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca".

    En La Epístola a los Hebreos, capítulo cinco, versículo ocho y nueve. (He. 5:8,9). Tenemos:

    "Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen".

    Otro ejemplo Bíblico, que nos da Jesús, se encuentra en la primera Epístola del Apóstol San Pedro, capítulo tres, versículo dieciocho. (1 P. 3:18). Y dice así:

    "Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en el Espíritu".

    Otro ejemplo Bíblico de La Paciencia con relación a las circunstancias adversas, es: La de Job. Pasaje Bíblico muy conocido.

    La Palabra de Dios nos exhorta a buscar La Paciencia y consuelo, por eso debemos leer Las Escrituras.

    Todas las dificultades que tenemos que enfrentar, tienen un significado.

    Detrás de toda tormenta, existe una gran bendición.

    "A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan para bien".

    Lo último de este tercer punto principal, puedo decir que:

    "El sufrimiento es el Maestro por excelencia en la vida cotidiana; por lo general las adversidades, dan siempre experiencia y sobre todo paciencia".

  2. LA PACIENCIA EN CIRCUNSTANCIAS ADVERSAS
  3. LA PACIENCIA EN LA CARRERA CRISTIANA

En la Epístola a Los Hebreos, capítulo doce, versículo uno. (He. 12:1). Dice:

"Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante".

Para poder correr exitosamente veremos tres formas probables. (Preparativos).

A) 1. En toda competencia, existen normas estrictas que hay que cumplir.

2. Hay que correr de acuerdo a los reglamentos establecidos.

3. El que compite, debe ajustar su conducta durante la competencia a las leyes imperantes, si no cumple será descalificado.

Son muy conocidas las reglas en una carrera pedestre, violar algunas de las leyes, constituye la descalificación del concursante.

En nuestra carrera espiritual, existen también normas que debemos obedecer.

Se debe correr, legítimamente, y ser genuino.

Las normas para el Creyente están en las Sagradas Escrituras, a saber La Biblia.

En esta competencia, La Biblia constituye el fundamento de nuestra carrera cristiana, debemos cumplirla, obedecerla, acatarla, y ponerla en practica.

En el Libro de Apocalipsis, capítulo tres, versículo diez. (Ap. 3:10), dice:

"Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré en la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra".

Dios llama a La Biblia, "Palabra de mi paciencia". Porque Dios lo espera con amor al hombre hundido en el cieno del pecado, y también espera que se vuelva con un espíritu, contrito y humillado.

B) CORRER CON PACIENCIA, porque hay una nube de Testigos, que nos observan de todos lados, de lugares increíbles y aún más, las profundidades espirituales nos observan atentamente y sienten el peso, del triunfo de nuestra carrera.

CONCLUSION

En el Idioma Hebreo, Paciencia se dice:

SEBELAGUT =

Paciencia como nombre, el idioma Griego:

  1. Es decir la paciencia que crece bajo las pruebas.

  2. HUPOMONE = (hupo = bajo; mone = permanecer).
  3. ANOCHE = (anecho = denota contención, soportar, sufrir).

Paciencia como verbo:

  1. MAKROTUMEO = Largura de ánimo o tener paciencia.

Paciencia como El Fruto:

El creyente que recibió Este Fruto de Dios, tiene la virtud de: saber sufrir, soportar las adversidades, dificultades, infortunios, imposiciones, pruebas, trabajos que realiza de todo tipo con fortaleza, sin lamentarse, y sin perturbación de ánimo.

Paciencia como una primera definición

Se define entonces como:

"La Espera y sosiego de las cosas que se desean mucho".

Paciencia como una segunda definición

Es la perseverancia de hacer el bien, de realizar trabajos pesados o minuciosos, que es una forma modesta del amor.

Aquellos que NO son pacientes son culpables de rendirse a las circunstancias, cometiendo un tipo de indulgencia propia y se rinden al lujo de la carnalidad.

Por medio del proceso de Este Fruto, el creyente además es guiado por el Espíritu a refrenarse de la venganza, por males cometidos en su contra.

Del Griego (Makrothymia), Significa que él debe tener firmeza, para no dejarse llevar por la ira, cuando lo provocan o insultan.

Por esta causa podemos clamar a Dios, pidiendo; Ven Espíritu Santo y toma control de mi vida.

Y alabamos diciendo, Gloria a Dios, Eres Poderoso, Eres Grande, Abba Padre, te Exaltamos hoy Señor.

AMEN

Mensaje basado en parte sobre los apuntes del Pastor:

DIONICIO MEDINA. (Del Uruguay). ISUM – 18/7/91.

EL FRUTO BENIGNIDAD

INTRODUCCION: como expliqué anteriormente, hoy de nuevo les hablo del "Racimo de uvas", que simbólicamente representa El Fruto del Espíritu Santo, y que está constituido sólo por nueve uvas. Recordemos entonces cómo esta formado este racimo:

Tres (uvas) para con Dios: Amor, Gozo y Paz.

Tres (uvas) para con el prójimo: Paciencia, Benignidad y Bondad.

Tres (uvas) para consigo mismo: Fe, Mansedumbre y Templanza.

Ya les prediqué, a cerca de las cuatro uvas de este racimo. (Amor, Gozo Paz, y Paciencia), de esta segunda triada, mi tema es: Las uvas para con el prójimo, manifestado como El Fruto, en la forma de BENIGNIDAD, según Gálatas 5:22 y23.

Les comunico, que Los Dones y El Fruto del Espíritu Santo, ambos son IMPORTANTES.

La primera parte de la historia es, comenzando desde el Día de Pentecostés y que continúa hasta ahora, con maravillas y señales mostradas por medio de los Dones del Espíritu. Pero esta historia para que tenga un buen balance, debemos recordar de darle igual importancia a El Fruto del Espíritu.

En la iglesia de Corinto no faltaban los dones del Espíritu (Según 1 Cor.1: 7), pero sufrían de la escasez de El Fruto. Aquella iglesia sufría de divisiones, la inmoralidad, peleas entre los creyentes, problemas de matrimonios y desórdenes en la reunión.

Dios por medio de Pablo dirigió estas cartas, que en esencia contenían la indicación de que Los Dones fueran acompañados de El Fruto del Espíritu.

Cuando se manifiestan Los Dones según la voluntad de Dios, por medio de algún Hermano o Líder de la Iglesia y éste no lleva una vida piadosa, la causa de Cristo

Sufre reproche. Si los creyentes hablan en lenguas pero no muestran amor, son como metal que resuena (1 Cor. 13:1). Lo que debería edificar la iglesia, llega a ser una causa de irritación para la congregación y los vecinos que nos conocen.

Los que se deleitan, admirando las manifestaciones espectaculares, suelen tildar o juzgar a otros sobre la base de Los Dones. Sin embargo Dios hace Su fallo sobre la base de El Fruto. Uno puede manifestarse con el Don de profecía, entender los misterios, poseer gran fe, pero no alcanza la medida que Dios quiere, (lea en 1 Coro. 13: 2), porque falta El Fruto del Espíritu.

Cuando entra el Espíritu habrán Dones, pero a la vez debe haber Fruto. Jesús declaró que la manera de distinguir entre los profetas falsos y verdaderos, no era por sus Dones sino por Sus Frutos (Mateo 7:15,16). También nuestro Padre Celestial se deleita cuando llevamos mucho Fruto (Juan 15:8).

El hombre natural al mirar esta lista del Racimo de nueve uvas, describe como una vida inalcanzable. Pero por el Espíritu sí, uno puede alcanzar esta vida. Jesús dio el secreto y dijo: "Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí"

(Juan 15:4).

La Palabra de Dios, indica que los creyentes deben desear los mejores Dones (1 Cor. 12:31), pero a la vez registra el mandamiento de Jesús de que moremos en Él para poder llevar Fruto del Espíritu y no el esfuerzo del creyente.

Solamente cuando los Dones del Espíritu y El Fruto del Espíritu reciben el mismo énfasis pueden los creyentes desarrollarse como Dios desea.

Un fundamento de la Benignidad, esta en (1 Cor. 13:4),

Donde se muestra como una clase especial de amor.

El que no aceptó el Evangelio de Jesús, "cree que a nosotros no nos importa nada de lo que les pasa". Vez tras vez, esta expresión nos acucia, pensemos ¿Nos importa realmente? ¿O es fingido? ¿Es sólo una actitud que la iglesia asume sin que en realidad se traduzca en algo tangible?

Uno de los rasgos característicos de la iglesia del Cristo viviente, es el amor que obra, el que se interesa, es en realidad La Benignidad para con el prójimo.

Mientras que con Los Dones accionamos, con el Fruto nos formamos, porque Dios está más interesado en lo que somos. Por medio de El Fruto del Espíritu Santo podemos venir a ser lo que Dios quiere que seamos.

Recuerde que la prueba verdadera de que somos espirituales se mide por El Fruto del Espíritu y no por las manifestaciones sobrenaturales del Espíritu Santo actuando. Debemos producir fruto y mucho fruto.

No todos son usados o han sido instrumentos en la operación de Los Dones. Si una persona no es usada con Los Dones, no significa que haya una deficiencia en su vida espiritual. En cambio, la ausencia de cualquier Fruto mencionado por Pablo en Gálatas, sí es deficiencia. Porque al producir Fruto, sabrán si somos espirituales o no.

El Fruto del Espíritu es una virtud divina y no humana. El Fruto es el mismo carácter de Cristo Jesús. La manera que podemos ser como Cristo, amen de otras cosas más, es sí permitimos que el Espíritu Santo haga este trabajo profundamente en nuestro corazón.

De El Fruto del Espíritu Santo, manifestado como La BENIGNIDAD, Les hablaré con tres puntos principales.

Ellos son:

  1. La Benignidad de Dios.
  2. La Benignidad par los nuevos creyentes.
  3. La Benignidad para los necesitados.
  1. Los enfermos.
  2. Los preocupados.
  1. "¿O menospreciáis las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?"

    (Romanos 2:4).

    Anteriormente, ya mencioné que El Fruto Benignidad es una virtud divina, máxima del Señor. Él es muy "rico en benignidad".

    Dios desde el cielo, ve a sus criaturas en sus, desgracias, derrotas y miserias, enredados por tentáculos, como el dolor, la tristeza, las enfermedades y angustias. Pero Dios es misericordioso y benigno, se compadece de nosotros, inclinando su corazón para sacarnos del pantano del sufrimiento y ponernos sobre la roca de los siglos que es nuestro Señor Jesucristo.

    Mas, Dios no es solo benigno con Su Pueblo selecto y escogido de Hebreos. (Israelitas). Él es también piadoso y clemente con los redimidos, con los que han sido adoptados como hijos suyos. Pero lo más glorioso aún es que esa misericordia del Señor, se extiende también a todos los habitantes de la tierra.

    "Porque Él es benigno para los ingratos y malos". (Lucas 6:35).

    "Bueno es Jehová para con todos, y sus misericordias sobre todas sus obras".

    (Salmo 145:9).

    Dios es Benigno para aquel que está en dificultades.

    Dios es misericordioso para aquel que se encuentra en orfandad.

    Dios es benigno para los que están en Sanatorios y Hospitales.

    Dios es compasivo para con los niños, los huérfanos, los miserables y los indiferentes a las cosas espirituales.

    Dios es benigno par los que se burlan y blasfeman su nombre.

    Dios es benigno con los que habiendo conocido su verdad, se apartaron.

    Dios es benigno, con los que nunca han escuchado el mensaje del Evangelio y el nombre de Jesús.

    Dios es benigno en aliviar el padecimiento, sanando a la humanidad de sus enfermedades.

    Dios es benigno, con Su Plan maravilloso, de las Dispensaciones del Tiempo, que se fueron cumpliendo una tras de otra, hasta la llegada de Su Hijo, El Mesías; Jesucristo, que murió por la humanidad, que resucitó por el Poder del Espíritu Santo, para luego ascender al Padre e iniciar su ministerio de Sumo Sacerdote.

    Como Sumo Sacerdote, Cristo sigue derramando las riquezas de su benignidad, contestando nuestras oraciones y dándonos nuevas fuerzas en los momentos de debilidad.

    Dios es misericordioso, permitiendo que sus Sagradas Escrituras aún existan y que estén al alcance de todos.

    En este mundo perdido, con innumerables dificultades, de todos los ordenes, por la benignidad de Dios, aún se puede obtener la salvación para entrar en las moradas del cielo.

    La sorpresa del hombre es tan grande, cuando ve a otros hombres, transformados por la sangre de Cristo Jesús, en personas tiernas, cariñosas, compasivas y con un amor sobrenatural para transmitir el mensaje de la esperanza de la benignidad de Dios.

  2. LA BENIGNIDAD DE DIOS
  3. LA BENIGNIDAD PARA CON LOS NUEVOS CREYENTES

"Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo ".

(Efesios 4:32).

"Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos ".

(1 Tesalonicenses 2:7).

La Biblia hace hincapié en que tenemos que soportar al débil en la fe, sobrellevar sus cargas, siendo comprensibles y delicados con ellos.

La Palabra de Dios, nos enseña detalladamente cómo, debemos tratar, a los nuevos convertidos, dándonos instrucciones claras, para ayudarlos a crecer y fortalecerse en su vida espiritual y material.

Por falta de Benignidad, se pierden preciosas almas por las cuales, murió Jesucristo.

Los nuevos convertidos, son niños en Cristo, recién nacidos para vida eterna y se comportan como niños de la vida real y esa es la causa por la cual debemos tenerles mucha paciencia, no conocen el mensaje de La Biblia, ni las costumbres cristianas, no saben alimentarse por sí mismos, el alimento espiritual tenemos que servirles con cucharilla y dándoles porciones pequeñas despacio y moviéndonos al ritmo que ellos se manejan y no al nuestro, ya que nos consideramos como adultos en la fe, por la cual sería imposible para ellos seguir a nuestro ritmo.

Por no saber cómo tratarlos, la falta de tacto, delicadeza y sabiduría, nosotros perjudicamos la fe de los nuevos.

Cuando ayudamos a los nuevos en Cristo, no es conveniente, presentar un evangelio legalista, de normas y prohibiciones, los ahuyentaremos, ya que ellos lo verán cómo un evangelio negativo y pesimista.

Esto no quiere decir que les ocultaremos la verdad, sino todo a su debido tiempo. Primero los niños espirituales deben saborear a Cristo, gustar de Cristo y entregarse completamente a Cristo, esto significa que cuando las personas dejan entrar a Cristo en sus corazones, todo lo demás vendrá por añadidura.

El mensaje del Evangelio es Cristo-céntrico, luego el Espíritu Santo va ir puliendo, purificando y educando toda la personalidad del nuevo creyente.

San Pablo, tuvo una doble relación para con los convertidos en su ministerio.

1. Ante Dios eran sus hermanos.

  1. También eran sus hijos a los que había engendrado espiritualmente.

En este sentido, como hijos, él estaba obligado a cuidarlos, así como un niño lactante necesita todo el amor y la benignidad de su madre.

El niño pequeño necesita de sus progenitores una atmósfera de cariño, él comprende desde que nace el lenguaje de la dulzura.

Es muy conocido, que en los primeros años del infante se forman los rasgos más sobresalientes de su personalidad.

La Iglesia del Señor, con sus Miembros, deben brindar a los nuevos creyentes, por paralelismo de lo descrito anteriormente, las mismas características maternas, y que sea real para ellos un ambiente de cordialidad, cari- dad, interés y calor humano.

Si sienten el aprecio y la simpatía de los hermanos máscrecidos, será muy difícil que se aparten del camino del Señor.

  1. LA BENIGNIDAD PARA LOS NECESITADOS

" Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia."

(Colosenses 3.12).

" Porque el siervo de Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido."

(2ª Timoteo 2.24).

Es normal que todos los días tenemos contacto o comunicación con diferentes clases de personas, amigos y desconocidos, algunos buenos y amables; otras difíciles de soportar. En esos momentos, nos encontramos con situaciones de enfermedad, dolor, tristeza, preocupación, soledad, angustia, ansiedad, etc.

En todos éstos casos; es necesario poner en práctica el Fruto de la Benignidad.

Analizaremos dos subdivisiones:

A) Benignidad hacia los enfermos.

B) Benignidad hacia los preocupados.

  1. Benignidad hacia los enfermos.

Cuando Dios expulsó a Adán y Eva del huerto del Edén (Génesis 3:24), las enfermedades han plagado al hombre.

1) Los hebreos creían que la enfermedad era resultado del pecado en el individuo a quién Dios tenía que castigar (Génesis 2.17).

Proverbios 23:29-32, del pecado de los padres

(2º Samuel 12:15)

2) La enfermedad debido a una seducción de Satanás. (Mateo 9.34 y Lucas 13.16)

3) Hay pasajes bíblicos, que demuestran que no siempre hay una explicación fácil de la enfermedad (Job 34.19-20)

En el período del AT, el pueblo hebreo relacionaba la sanidad con Dios. (Salmo 103.3)

(Malaquías 4.2)

Durante el ministerio de Jesús la sanidad de los enfermos tuvo preponderancia.

Hasta en nuestros días encontramos las curaciones rituales, religiosas y milagrosas. Paralela con la medicina clásica.

En el curso de la historia de Israel y de otros pueblos afectaron siempre las enfermedades; les cito algunas de ellas, donde no puedo entrar en los detalles explicativos, porque no es el tema que estoy tratando.

Hay enfermedades como:

A) Afasia

B) Apoplejía

C) Ulceras

D) Defectos físicos

E) Ceguera y sordera

F) Sarpullido

G) Cáncer

H) Tisis o tuberculosis

I) Disentería

J) Edema o hidropesía

K) Perturbaciones endocrinas

L) Epilepsia

M) Desórdenes femeninos

N) Fiebres

O) Gangrena

P) Gota

Q) Cojera

R) Lepra

S) Malaria

T) Desórdenes mentales y nerviosos

U) Parálisis

V) Plagas

W) Enfermedades de la piel

X) Viruela

Y) Insolación

Z) Síncope

AA) Enfermedades venéreas

BB) Gusanos

En nuestro diario vivir, nos encontramos con ésta lista interminable.

Al tratar con las personas, que tiene alguna de estas enfermedades, no es tarea fácil. El enfermo necesita de nuestra comprensión y sobre todo, cariño. La recuperación del mismo será positiva, salvando las dificultades; si vive en un ambiente de ternura y benevolencia. El factor de la sanidad natural, se expresa en diferentes formas, veamos una. Proverbios 17:22, conocemos que para las enfermedades del cuerpo y del alma, el remedio eficaz es el amor. El amor triunfa, cuando todo lo demás ha fracasado. El poder sanador del amor jamás se comprenderá completamente por los mortales. Fue el amor y la compasión, lo que envió al Señor a la cruz.

Cuando visitamos y cuidamos a un enfermo debemos hacerlo pensando como si nosotros tuviéramos lo mismo; es una forma de identificarse con sus sufrimientos.

Es necesario ser positivos en la comunicación, optimistas, mostrarles y engendrarles fe, hacerle saber que tenemos un Dios que todo lo puede, capaz de sanar toda clase de enfermedades y que se compadece de los que sufren.

La Benignidad quiere decir: que hay que tratar a otros de la misma manera que Dios nos ha tratado a nosotros.

El trato, es determinante, más aún con los niños se debe desarrollar la benignidad, ternura y cariño. La Benignidad y amabilidad es un lenguaje que pueden hablar los mudos y oír y entender los sordos, es algo positivo y activo.

Hay sanidad en la expiación por la Cruz de Cristo.

¿Qué podemos hacer para solucionar el problema de la soledad?

1. Jesús, clamó a Dios en la hora de la necesidad.

2. Desarrollar una actitud mental positiva basado sobre la fe en Dios, ayuda a vencer el problema.

  1. Aceptar la humanidad de otros, de modo que no seamos amilanados por su falta de comprensión o por sus ofensas.
  2. El pecado no confesado, ni abandonado nos esclaviza en nuestra soledad.

Declárelo a Dios para ser libre. Recuerde Hebreos 13.4.

Tristeza ( Mateo 5.4)

  1. La tristeza, por haber sido atrapado en algo deshonesto no tiene bendición.
  2. La tristeza, por haber fracasado con un designio egoísta no tiene bendición.
  3. El pesar por las consecuencias, más bien que por el pecado, es un pesar sin toque de Dios.

La tristeza, según Dios expresa constricción por el pecado.

B) Benignidad hacia los preocupados

Las circunstancias sociales, económicas y políticas actuales, nos introducen a una vida de ansiedad, preocupación y zozobra.

Con frecuencia en nuestras iglesias tenemos que ayudar a ésta clase de personas.

Muchos de ellos se enferman del corazón y los nervios debido a sus preocupaciones, actúan bruscamente, se irritan con facilidad, sé acomplejan y deprimen.

A ellos debemos ministrarles con Benignidad y ternura. La amabilidad conduce a considerar, obrar con buen tino, que es lo debemos hacer.

La amabilidad, significa siempre ayuda, saber apreciar a los demás, es el ser constructivo, es tratar de ver lo bueno que hay en los demás, es perdonadora y misericordiosa.

La benignidad es un delicado Fruto que todos debemos cultivar.

Estamos viviendo en los tiempos peligrosos de los postreros días. En vista de las densas tinieblas espirituales que están cubriendo el mundo entero, es urgente la necesidad de poner en práctica ahora, lo que las Sagradas Escrituras ordenan.

Según el Plan de Dios, sobrevendrán acontecimientos, difíciles sobre la redondez de la tierra, y los corazones de las multitudes se va a secar por el temor y la expectación. Sólo el trato benigno puede ayudarlos a salir de éste pantano, para que puedan encontrar en Cristo, la columna firme en que aferrarse. (En Santiago 3.17, habla de la sabiduría espiritual).

Los preocupados, deben anhelar la sabiduría genuina, es necesario que la pidan y que la busquen en Dios. Él realiza una obra secreta en el interior de sus corazones por medio de su Espíritu Santo.

Nosotros estamos involucrados en un glorioso y espiritual mandato, de ganar almas para el Reino de los Cielos, para obedecer y cumplir, precisamos cultivar algunas virtudes esenciales, una de esas virtudes es el Fruto Benignidad.

Si somos conscientes de la tremenda responsabilidad que pesa sobre nuestros hombros, vamos a buscar la sabiduría del cielo, precisamos el discernimiento especial del Espíritu, para poder ayudar a las complejas preocupaciones del ser humano. Dios puede capacitarnos dándonos una inteligencia aguda para poder orientar a los agobiados por las penas de la vida, Jesús tenía esa capacidad de penetración en la intimidad espiritual de los hombres y podía solucionarlo en el momento. Isaías 50.4 – Marcos 9.23.

Que la Benignidad y ternura de Cristo nos capa-cite para que sea una bendición a los corazones hechos trizas por la pena y el dolor.

Bs.As. 1/03/99. Argentina

CONCLUSION:

En el idioma Hebreo, Benignidad se dice:

Medibut-leb = ser benigno.

En el idioma Griego, Benignidad se dice.

Como adjetivo:

  1. CHRESTOS = Placentero, benigno.
  2. EUPEITHES = Dispuesto a la Obediencia.

Como verbo:

3. CRESTEUOMAI = Ser Benigno.

BENIGNIDAD COMO FRUTO:

Es el milagroso toque, el misterioso vínculo del Espíritu, que nos hace agradables a los demás; es ese carisma, esa indefinible fuerza que hace que otros confíen en nosotros para que podamos extenderles una mano de amor y misericordia.

Es poder bajo control completo. El Espíritu Santo expresa por medio del creyente la virtud de ser un verdadero caballero y una verdadera dama bajo toda circunstancia.

Es el propósito del Espíritu en este Fruto de producir en el creyente una madurez sazonada, una suavidad de todo lo que es desagradable y rudo.

Bs.As., 2/03/99. Argentina.

Mensaje basado en parte sobre los apuntes del Pastor DIONICIO MEDINA (Del Uruguay) e ISUM del 18/07/91.

 

FRUTO – BONDAD

INTRODUCCIÓN:

Es la consideración por los demás, el deseo de hacer el bien sin mirar a quién, tener caridad. Misericordia, generosidad, altruismo.

Los hermanos que recibieron el Fruto del Espíritu Santo, son personas generosas, por que Dios se manifiesta a través de ellos con Su Don y Fruto, tienen inclinación, disposición, servicio, sin esperar recompensa de los demás y los que no recibieron el Fruto de Dios, empiecen a rogar a Dios, y cuando lo reciban, entonces será más fácil que el Señor empiece a usarlos ampliando, perfeccionando su ministerio.

La esencia de Dios es DAR: San Juan 3.16; Hechos 20.35. Nuestra bondad, debe ser en el Espíritu y actitud. Gálatas 6.9.

Con la bondad nos daremos a los demás; como se dio Cristo, Esteban, Pablo y los Apóstoles, entonces el fluir del Espíritu Santo será abundante por intermedio de nosotros.

Todos los dones, talentos, capacidades y ministerios que el Señor nos ha dado son para el beneficio de la Iglesia, para el perfeccionamiento, crecimiento y edificación de la Iglesia.

Según las oportunidades que se nos presente, será necesario hacer el bien a todos, no solo a los creyentes y amigos, sino a todos nuestros semejantes, Gálatas 6.10; Mateo 5.44.

En esto los hijos de Dios debemos ser semejantes al Padre Celestial, cuyo amor abarca a la humanidad entera, prodigando su amor y cuidados infinitos sobre aquellos que le aman y adoran y a los que diríamos son de la familia, pero por ahora están viviendo en otro barrio.

Me expreso de la siguiente forma:

Sembremos el bien mientras podamos, como uno puede y nos permitan, haciendo lo más correctamente, y cuando podamos.

¡Preste atención! A esta regla de oro, que es uno de los resúmenes de La Ley y los Profetas. Mateo 7.12.

Cuando estemos en la presencia del Señor, frente al "Tribunal de Cristo", seremos juzgados por nuestras verdaderas obras, llamadas buenas por nosotros, siendo galardonados por las mismas, de tal manera como dice La Biblia, "Un baso de agua que demos en nombre del Señor Jesús, no perderá su recompensa".

Del Fruto Bondad, en este mensaje les hablaré con los siguientes puntos principales:

  1. Los pensamientos deben ser bondadosos.
  2. Las palabras deben ser bondadosas.
  3. Las acciones deben ser bondadosas.

4. La bondad debe ir en aumento.

  1. Los pensamientos deben ser bondadosos.

Leo Filipenses 4.8.

De este pasaje Bíblico inferimos:

"Lo que el hombre es , es producto de sus pensamientos"

En este caso La Bondad, como Fruto del Espíritu Santo, proviene de Dios, y nace en las mentes generosas de los verdaderos creyentes., Isaías 32.8.

Esta clase de pensamiento es bendecido, Salmo 41.1

En nuestra naturaleza suceden variadas cosas, entre ellas el dar y recibir. Una alma bondadosa, de buen nombre que recibió esta virtud, piensa en dar y en continuar dando, es semejante a un manantial que brota ininterrumpidamente.

El ejemplo clásico es:

Así como no se puede detener la corriente de un río, y más aún cuando este es caudaloso o está llegando después de una lluvia intensa, comparativamente, es imposible detener la corriente de los buenos pensamientos que fluyen como manantiales inagotables, como corrientes de un río caudaloso, y cuando recibió la lluvia del Espíritu Santo, llega tronando las muchas aguas de pensamientos puros, honestos y justos.

Para que esto suceda nuestra mente debe ser rendida completamente a Cristo.

1ª Corintios 2.16.

Si tenemos la mente de Cristo, debemos actuar como ÉL, durante su ministerio pensó constantemente en otros, ÉL había venido para servir y no para ser servido, esta es la gran enseñanza que aprendimos del Señor, pensar en los pecadores, los enfermos, los pobres, los ancianos, los huérfanos, los fracasados, deben estar siempre en nuestro corazón para mostrarles nuestro cariño, amor y comprensión.

Les doy la nota de prevención de otro ejemplo clásico; decimos:

"No podemos impedir que las aves vuelen sobre nuestras cabezas, pero sí que hagan nido"

El enemigo de nuestras almas, Satanás es muy sutil en sembrar pensamientos morbosos y perjudiciales, cuando vengan estos pensamientos, es necesario combatirlos.

Una idea se combate con otra idea, un pensamiento malo combatimos con otro bueno, cuando un pensamiento pesimista nos aguijonee, no nos detengamos en él, resistámoslo, expulsémoslos en el nombre de Jesús.

Nuestros pensamientos deben ser nobles, altruistas y positivos. Proverbios 21.5.

Si tenemos buenos pensamientos en relación a Dios, la vida y nuestros semejantes, llegaremos a ser generosos de bendición y útiles.

2. Las palabras deben ser bondadosas

Nuestros pensamientos, se vinculan por medio de las palabras con nuestros semejantes, palabras habladas o con señales que se utiliza en el lenguaje para los sordos y en general, hasta un silencio es una palabra muy profunda, de esa manera nos comunicamos expresando lo que sentimos o queremos. Por eso; grandes pensamientos, requieren palabras específicas, significativas para luego plasmarse.

Jesús dijo: "De la abundancia del corazón habla la boca" Lucas 6:45.

En nuestra vida diaria sostenemos muchas conversaciones, hablamos abundantemente, la mayoría de las palabras que pronunciamos los cristianos genuinos son buenas y correctas. Todo pensamiento bondadoso lo podemos trasmitir por medio de palabras. Si brota una idea nueva en el corazón podemos buscar el término adecuado para ilustrarla. La gran fábrica del lenguaje es el pensamiento. La mente siempre encuentra la manera de dar a conocer sus ideas.

Al escoger las palabras es necesario tomar en cuenta su influencia sobre el corazón y el alma. Las palabras bondadosas y generosas mejoran el alma; pero las palabras pobres, mezquinas e hirientes, la perjudican. Aquel que se expresa en palabras amargas, escandalosas, egoístas y falsas, puede llegar a envenenarse con ellas. La lengua es un miembro muy traicionero. Una lengua desenfrenada causa grandes males Santiago nos dice que "la lengua es un miembro pequeño", pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡Cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad.

La lengua está puesta entre los miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es Inflamada por el Infierno. Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a semejanza de Dios. De una misma boca proceden la bendición y la maldición. Hermanos, esto no debe ser así. ¿Acaso alguna fuente echa por la misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos míos ¿puede acaso la higuera producir aceitunas y la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce" Santiago 3:5.12.

Ya que la lengua, humanamente hablando, es un miembro indomable ¿quién lo puede dominar? Sin duda que el glorioso Espíritu Santo. Cuando el divino Consolador llena nuestra lengua, ella llega a ser un instrumento de paz y bendición. Nuestro lenguaje es cambiado totalmente, nuestras palabras pronunciarán siempre lo bueno y agradable al Señor.

La señal física externa del bautismo en el Espíritu Santo es hablar en otras lenguas, Hechos 2:4. Y creo que una de las razones por las cuales Dios escogió las lenguas, es que cuando el hombre le entrega la lengua al Señor; que es el miembro más ingobernable que tenemos, esto revela un total quebrantamiento, una completa sumisión a él. Es por la acción interior del Espíritu que nuestro vocabulario se vuelve bondadoso y apacible. Cuanto más llenos estemos del Espíritu Santo, nuestras palabras exaltarán más a Cristo.

Para el bien de nuestras almas, y para provecho de nuestros semejantes, permitamos que el divino Espíritu tome total control de nuestro vocabulario. Una boca consagrada puede ser una inagotable fuente para pregonar las incomparable verdades del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo.

3. Las acciones deben ser bondadosas

La bondad es el amor en acción. La bondad es una expresión del amor, el cual hace que el alma sea noble y caritativa, inspira al sacrificio y a las acciones loables nunca falla. Si queremos ser generosos debemos tener un corazón tierno y amante. El egoísta no su interesa por nadie, sólo por el yo. El odio se niega a dar buenas dádivas; la indiferencia se olvida de hacerlo, la avaricia seca las fuentes de la generosidad. Pero el amor siempre está buscando la forma de hacer el bien a otros. Nunca secansa. Jamás desespera.

El amor se sacrifica, no calcula los costos, actúa y hace todo lo que puede.

La historia del "Buen Samaritano" es una de las lecciones más elevadas del amor. El sacerdote y el levita vieron al hombre herido y moribundo junto al camino y pasaron de largo. El sacerdote con su religión, y el levita con sus leyes, no pudieron ayudar al hombre maltratado. Pero el Samaritano, con su corazón lleno de compasión, se acercó al herido; con ternura y misericordia vendó sus heridas; y luego le llevó al mesón y cuidó de él. ¡Bondad maravillosa! ¡Caridad espontánea!

¡Compasión genuina! Tenía un gran corazón, por eso estaba preparado para realizar cualquier tarea encomiable, cualquier obra generosa.

Dios no necesita tanto grandes mentes, ni grandes capacidades, él necesita grandes corazones, corazones rendidos, corazones quebrantados, por los cuales pueda circular libremente el torrente de su bondad.

Nuestras acciones son producto de nuestros pensamientos. A los pensamientos mezquinos, corresponderán acciones mezquinas; a los pensamientos grandes, grandes acciones.

Es imprescindible cultivar un alma bondadosa. El amor y la dulzura emanan de un corazón generoso.

Dios nos ha creado seres sociales, pertenecemos a una familia, a una comunidad. Ningún hombre vive para sí, cuando procura hacer esto fracasa. Los santos verdaderamente, no son los anacoretas y ermitaños que se refugian en grutas y monasterios para vivir en paz y santidad. Los santos genuinos viven entre los hombres y hacen que el mundo sea mejor por medio de su vida y ejemplo. La vida en sociedad es ambiente favorable para la bondad.

Al estar en contacto con nuestros semejantes podemos hacer el bien, sembrar la generosidad y el cariño. Jesucristo "anduvo haciendo bienes", tenía un alma bondadosa. Toda su vida fue un continuo dar. Y al final, se dio a sí mismo en la cruz, para que con su sacrificio expiatorio, la humanidad tuviera oportunidad de salvarse.

Si tenemos realmente un alma generosa vamos a desear servir, ayudar, e incluso sacrificarnos por nuestros semejantes. Las grandes multitudes están hambrientas y sedientas del Señor. Y así como Cristo alimentó a las multitudes, les predicó y sanó; él nos ha puesto a nosotros entre las desorientadas muchedumbres de hoy para que las alimentemos, les prediquemos el mensaje de la esperanza, la salud y la victoria.

No basta solamente tener buenas intenciones. Los pensamientos y palabras deben ser traducidos en acciones. La bondad de Jorge Muller le llevó a servir a los huérfanos de Inglaterra, dependiendo exclusivamente de la ayuda divina. La bondad de Florentina Nightingale fue la que operó para que dejara a su país y fuera a servir a los heridos de la guerra de Crimea, "la dama de la lámpara", como se le llamó, ha quedado en la historia como una heroína de la fe por su generosidad, bondad y altruismo, Bernabé, hijo de consolación, era un varón bueno, "lleno del Espíritu Santo y de fe" Hechos 11.24, que vendió su propiedad para ayudar a los santos necesitados de la iglesia primitiva.

Dorcas fue una sierva fiel del Señor que "abundaba en buenas obras y en limosnas que hacia" Hechos 9.36.

Recordemos que nuestra vida es muy breve en comparación con la eternidad; somos como la flor del campo, como la neblina que pasa, como un fugaz pensamiento. ¡Tan breve es nuestra existencia! Por lo tanto, mientras vivamos, hagamos todo lo posible por sembrar buenas acciones. No hay tiempo para acciones egoístas. Mientras nuestros pulmones respiren y la sangre circule por nuestras venas; hagamos el bien, ayudemos, prediquemos, testifiquemos. Demostremos que Cristo mora en nuestro interior a través de una vida práctica pletórica de acciones nobles.

Tanto egoísmo, envidia, codicia y avaricia hay en este mundo. ¡Cuántas almas tumbadas y fracasadas por las acciones rastreras de sus intereses mezquinos! El egoísmo marchita y contrae el alma. En cambio, la bondad, la ensancha y eleva.

4. La bondad debe ir en aumento

La bondad, cual la corriente de un Impetuoso río, debe ir en aumento. Muchos nos caudalosos; como el Amazonas, nacen de una insignificante vertiente que fuego crece, crece hasta transformarse en un ancho y profundo caudal. Así debe ser el fruto de la bondad. El apóstol Pablo dice que: "no nos cansemos, pues, de hacer el bien; pues que a su tiempo segaremos, si no desmayamos" Gálatas 6.9.

La bondad es una creciente virtud, nunca llegaremos a la meta. Según crecemos en la plenitud del Espíritu, así debemos crecer en bondad y generosidad. Existen personas que se cansan de hacer el bien. Pero debemos dar, dar y dar, en todo tiempo, hasta que lleguemos al cielo. Constantemente. Un alma noble desea dar y continuar dando. Como fue ejemplificado anteriormente. Sería una calamidad tratar de atajar la corriente de un río o impedir que el agua brote del manantial.

El dar es parte del plan de Dios para todo cristiano que quiera servir efectivamente al Señor. El genuino hijo de Dios anhela enriquecer su alma con el propósito de dar más y hacer más el bien.

Dios quiere que abundemos en bondad: "Pero estoy seguro de vosotros, hermanos míos, de que vosotros mismos estáis llenos de bondad" Romanos 15.14.

"El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas" Mateo 12.35.

El corazón del hombre bueno es como un cofre lleno de preciosas joyas. Es una bendición estar con el generoso; sus palabras, pensamientos y acciones son siempre consoladores y alentadores. Su actitud abierta y servicial es un incentivo para aquellos que le rodean.

"El que siembra generosamente, generosamente también segará" 2ª Corintios 9.6. Cuanto más generosos, más bendiciones recibimos.

Los cristianos debemos ser activos y militantes en el ejercicio de la bondad. A nuestro alrededor existe un sinfín de oportunidades para practicar la generosidad cristiana. Somos la sal de la tierra para dar sabor de Cristo. Somos la luz del mundo para Iluminar con los benefactores rayos del sol de justicia.

Una humanidad enferma, indigente y desesperada, necesita urgentemente nuestra ayuda, Si mucho tenemos, mucho podemos dar.

Ayudar y orar por un enfermo, dar de comer al hambriento, extender un vaso de agua al sediento, vestir al desnudo, visitar a los presos; son actos de bondad que serán recompensados con creces por el Señor.

No nos cansemos, pues, de hacer el bien en todas las oportunidades posibles. Esforcémonos por crecer en utilidad y al fin de nuestra carrera recibiremos esas inconmensurables palabras de nuestro divino redentor quién nos dirá: "Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor"

Mateo 25:21.

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