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Antropologia

Enviado por samidejsj


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    Indice1. Introducción 2. El debate posmoderno, como modo de pensar 3. La mundialización-globalización, como contexto 4. Latinoamérica, como lugar de encuentro y posibilidad 5. Bibliografía

    1. Introducción

    Todas las épocas o periodos de la historia de la humanidad han sido marcados por una doble toma de conciencia: una con respecto al pasado inmediato que las ha forjado y otras con respecto al futuro que está por construirse. Con este presupuesto, pretendemos dar paso a un tema de gran importancia en nuestra época actual. En el marco del "Debate Posmoderno" queremos ofrecer una visión sobre el impacto cultural que ha generado el fenómeno de la Mundialización-Globalización en el mundo y más específicamente en el contexto de Latinoamérica. Dicho fenómeno tiene sus raíces en el pasado y su visión en el futuro. Con frecuencia, se habla de la crisis europea e inclusive hay quienes se refieren a ella como la crisis de la civilización occidental. En general el mundo contemporáneo se nos presenta a diario en medio de tensiones políticas, económicas y militares, a través de luchas de liberación nacional y de pugnas de estrategias por la hegemonía del poder mundial. Como parte de este proceso de agitación individual y obedeciendo a causas históricas y culturales, irrumpe el grupo de países asiáticos, africanos y latinoamericanos identificados por la denominación de países de Tercer Mundo o Países No Alineados, como para significar por encima de las muchas diferencias, y de las características y condiciones propias de cada uno de los países una vocación histórica de reafirmación nacional frente al predominio de los países desarrollados. Una crisis histórica y cultural se dio en el siglo XV con el Renacimiento, otra se produce en el siglo XX con la emergencia de nuevas sociedades y con los signos de limitación del racionalismo europeo. Con el Renacimiento surge el antropocentrismo y el nuevo humanismo que hace del hombre el sujeto más importante de toda acción y reflexión. La conciencia del hombre moderno trataba de sustituir los valores místicos y teológicos de la Edad Media por el nuevo de la razón. En el siglo XX la crisis histórica y cultural se presenta ante las contradicciones del sistema capitalista y un aparente agotamiento del racionalismo moderno. Una nueva situación parece surgir con el neocapitalismo, en primer lugar, y la conciencia de las nuevas sociedades emergentes, por la otra. El tema central de este trabajo es el impacto cultural que ha generado la Mundialización-Globalización en el mundo y de manera muy especial, en el escenario de América Latina. Su presencia resalta o subyace, explícita o implícita, a lo largo de esta introducción y de esta investigación. Su desarrollo lo asumimos, en esta ocasión, a través de tres escenas fundamentales: El Debate Posmoderno, como modo de pensar, La Mundialización-Globalización, como contexto y Latinoamérica, como lugar de encuentro y posibilidad. Cabe aclarar que no pretendemos enaltecer estos fenómenos ni tampoco satanizarlos, simplemente nuestro análisis está enfocado a mostrar los diferentes puntos de vista desde los cuales se pueden mirar, según los diferentes críticos y estudios del tema. Como tampoco es de nuestro interés agotar las posibilidades de reflexión que este problema antropológico nos plantea, quizás sea sencillamente un acercamiento tímido y escueto, a una crisis histórica y a una posibilidad humana. Tal vez las preguntas y los cuestionamientos, al finalizar este trabajo sean mayores que los que podamos tener al inicio de este, no importa, será nuevamente una posibilidad más de volver sobre nosotros mismos y reflexionar sobre la posibilidad de pensar y vivir en una aldea global, que tiene como mayor fortaleza, no la unidad sino la diversidad.

    2. El debate posmoderno, como modo de pensar

    Posmodernidad Y Modernidad Del Mundo Hacia América Latina

    1. Posmodernismo y Modernismo

    La forma de pensar que hoy empieza a imponerse en este nuevo milenio podría clasificarse como una nueva conciencia posmoderna, de acuerdo con el sentido más extendido de Posmodernidad. Este movimiento apareció primero en el mundo del Arte, más concretamente en el campo de la arquitectura. Los criterios por los cuales se rige es el juicio estético, es decir, que son las directrices que generan el pensamiento de los hombres actuales. Sus manifestaciones pueden apreciarse en la vida cotidiana, en la moral, en la política e incluso en la ciencia. La Posmodernidad como idea surge contrastando con la categoría de la modernidad, concebida en los términos de etapa histórica llena de fe en progreso, en los valores de la razón y la tecnoindustria, de la erradicación de las trabas para la superación humana, una fase de gran desarrollo del gran capital, pero también de una utopía socialista. Esto procesos socioeconómicos encaminan a una sociedad como la de América Latina a construir proyectos culturales que intentarían renovar las prácticas simbólicas con un sentido experimental. La modernidad alude al proceso de la humanidad durante los últimos siglos, encaminando grandes transformaciones en el mundo a través de un progreso evolutivo, en medio de una universalidad en la historia que busca un nivel de vida mejor y de una unidad entre los pueblos y el optimismo de frente a la eficiencia de la ciencia. La razón de la modernidad es señalar un instrumento para la liberación del hombre y su búsqueda del valor de la democracia. Habermas, define la modernidad como proyecto de la Ilustración que asume la idea de progreso como su paradigma fundamental. Esta idea de progreso implica el optimismo lógico de la creencia en el desarrollo infinito de la razón, lo mejor de la vida humana. La modernidad nació de la integración del mundo clásico pero superándolo a la vez; "por ello la idea de progreso lleva implícita la de evolución, de superación, lo cual nos conduce a la convicción de que lo nuevo siempre es mejor y lo último mejor que lo primero." Una de las primera expresiones de esto es Francia, esta manifestación comenzó en 1769, y trato sobre pintura y escultura, esto luego influyó en los productos de la industria. Su continuidad se dio hasta mediados del siglo XIX en donde se internacionalizan; en el siglo XX los Americanos toman el protagonismo del progreso, hasta que esta idea comienza a desilusionar, este criterio se presentara probablemente en los países tercermundistas en este nuevo siglo. Si la modernidad consagra como valor lo "último" ¿cómo podremos definir Posmodernidad? la mejor forma de definirla, es decir que la Posmodernidad es lo que está después de lo último, la modernidad. Los modelos modernos a la hora de concebir evoluciones sociales son historicidad, esto se presenta desde la modernidad, hasta los inicios de la dialéctica de Hegel, que siempre nos invitan a pensar en un final feliz. Pues bien, sea porque ese final ya ha llegado a su fin, o porque no puede llegar, o porque nos cansamos de esperar que llegara, el mundo ha tomado un nuevo paradigma sociocultural, esto nos lleva a caracterizar esa situación como un paso más adelante, que se denomina Posmodernidad. Habermas, deja servida una polémica en la que defiende el fin de la modernidad y los que opinan que el proyecto moderno aún no esta agotado. Lo cierto es que hay un cambio en los distintos ámbitos, estos son: lo político, lo social, lo económico e industrial. Estos síntomas culturales nos permite hablar de una nueva conciencia, de una "Conciencia Posmoderna."

    1. Categorías Sociológicas.

    Queremos comenzar con una pregunta ¿Qué es el individuo?, el momento actual que vivimos es la consecuencia actual de la desaparición de la persona, en el sentido de Descartes como sujeto lógico, esto debido a las políticas contractualistas y en la perdida del ser como ser humano. Prueba de ello es que en la política no se lucha por ideales sino por sectores del electorado hasta el extremo de que en los partidos no hay diferencias ideológicas. La persona en sentido moderno, se afirma en oposición a los otros, y en relación dialéctica construida con las leyes que rigen el destino de los estados, dando posibilidad a la violencia y a la trasgresión de la ley. El individúo, hoy no vive en la creación del consenso sobre la normalidad, está dado como un hombre que se dedica a vivir de la estadística y a copiar sin buscar ser el mismo. No es que sea el final del sujeto en sentido apocalíptico, sino que ese ideal de modernidad, al igual que el de progreso, ya ha sido realizado. La persona hoy sigue funcionando al igual que la sociedad sigue progresando, pero es dado por su propia dinámica y no como una idea de solución a un proyecto que nos diera una luz clara para donde seguir. Ya no se puede hablar de una acción social responsable, sino más exactamente de acontecimientos estadísticos. El ideal de persona es la propia conquista de su liberación; se puede decir que hoy en día esa liberación está concluida, se ha alcanzado la máxima expresión en: liberación de las ciencias políticas, la liberación sexual, la "liberación de los niños", "la liberación de la conciencia", y de todas las artes. Después de esto no nos queda sino una figura de la sociedad bastante deforme, puesto que todos los limites se han rebasados sin encontrar donde detenerse, es ya una anomalía de sociedad. Es evidente que el traspaso de los límites es dado por un exceso de conformismo que se traduce en un hiperdimensionismo tan saturado como vacío, en donde se ha extraviado la esencia de lo social y del cuerpo. Ya no hay límites, es como si el cuerpo quisiera engullir el medio. Esta sobre dimensión no solo afecta a las persona sino que afecta a en su raíz a la sociedad cultural. Es traducido en un mundo sin limites en la información, en los servicio de bienes. Curiosamente esta disponibilidad infinita conduce a un estado característico de nuestra cultura: el aburrimiento, y no precisamente el aburrimiento romántico sino al aburrimiento integral al que se llega por el hecho de poder hacerlo todo, por el hecho de haber recorrido todo espacio que ocupa un proyecto voluntario; se podría decir hoy es una acción sin destino. Ese ocuparnos de las cosas sin responsabilizarnos de ellas es lo que nos conduce a crecer desaforadamente y a no satisfacernos de todo lo que conseguimos. A esto hay que sumarle la falta de proyectos, estado característico de la desilusión que no lleva al aburrimiento. La consecuencia primordial es el terror y el terror es la consecuencia de la superación por medios violentos, esto nos encamina a una revolución que tiene sentido en el mundo moderno; el terror es más violento que la violencia como efecto total, esto es dado gracia a una anomalía, fundamentada en una libertad sin limites, que nos conduce a una arbitrariedad absoluta en donde no hay iguales y nos deja sin proyecto de sociedad. Todos somos rehenes de nuestro destino, ese destino no está en nuestras manos sino que está en manos de nuestro sistema que se basa en la manipulación. La dialéctica del esclavo ha sido cambiada por la del rehén, esta es un relación que se fundamenta en el chantaje. Es triste decir, que lo obsceno en la Posmodernidad es no saber donde ni cuales son los límites y seguir excediéndolos. Lo sexual se traduce a lo pornográfico. Cuando excedemos los limites aparece lo obsceno como una figura social; con la desaparición de escena ya no hay espectadores, ni actores, sino mirones, ya no hay realidad sino apariencia, ya no hay valor de uso y valor de cambio, el valor de uso fue una ilusión de la modernidad; hoy sabemos que no hay más que simples y eternos intercambios. Es un revuelto de todo: política, sexo, arte, ciencia, deporte, dialéctica, pero todo dado para que produzca un rendimiento o un interés particular. La trasgresión llego hasta la verdad. Nuestra realidad social como un escenario, nos mantiene en una ilusión, dejándonos involucrar de los distintos ámbitos pero sin participar de ellos. Es como si desapareciera la quimera y rigiera la desilusión, esta característica es la base de nuestra cultura moderna. Aparece en la escena un consumismo desaforado, basado en el placer desordenado y en definitiva el culto a las apariencias como única forma posible de realidad, es el juego infinito de las apariencias y del culto al cuerpo, convirtiéndonos en cosas y además desechables o reemplazables, sin tomar en cuenta la destrucción del ser. Esto lo acompaña la falta de memoria, en donde nos fundamentamos para olvidar fácilmente nuestros compromisos, tanto con la sociedad, como con las personas. Otro gran problema, es la valoración de la información, porque no hay referencia para ello, lo único que cuenta es la rapidez de los procesos. Esta rapidez vertiginosa con que la información se distribuye afecta a todos los ámbitos de la vida y es lo que a hecho concebir una estética de la velocidad. Es probable que la velocidad no nos lleve a ningún destino, y nos guié a una era del vacío. En fin en esta época todo vale, pero es entonces cuando realmente se puede decir que nada vale realmente, es la era de lo "light", se terminó la era del ser para comenzar la era del estar.

    1. La Posmodernidad como Conciencia

    Este planteamiento que nos hace esta nueva era, es de una manera particular de pensar. Su principal característica es la del pensamiento fragmentado y no fuerte, es decir, un subjetivismo integral. El debilitamiento del ser necesariamente nos conduce a un debilitamiento del pensar, como consecuencia de esto se fortalecen las estructuras retóricas del pensar en detrimento, de las estructuras del rumiar. El utilitarismo se convierte en el único criterio valido para regir nuestra vida. Desaparece la razón y comienza el juego de las fachadas. Es la era de la seducción y en ella no se encuentra ningún fundamento de la verdad, es decir reina las apariencias, la fascinación, y el juego de manipular al otro y nunca dejar determinar nada. Lo femenino como un arma de seducción. El destino que la razón había definido en todos los campos ha sido sustituido por la seducción; hoy es el único reto y sus huellas pueden encontrarse en los distintos ámbitos de la vida. Cada vez lo más estético es el único criterio, pero es que lo estético no convence, como la razón, lo estético solamente seduce. En la ciencia también es dura la posición del pensamiento, puesto que se a colocado como manifiesto esta forma de pensar. El desorden que caracteriza el mundo de hoy abarca también la materia física. El universo mecanicista (de Descartes) ha dejado el paso a un universo mucho más estable. Retomar las teorías del albur y creer que si algo pierde su equilibrio causara un daño descomunal e irreparable. Los sistemas cerrados desaparecen abriendo un espacio a los sistemas que interactúan unos con los otros, dando como resultado la impredecibilidad de los sucesos. La razón moderna converge en la idea de lo absoluto, ese absoluto que, al modo hegeliano, está al final de todo proceso de desarrollo y que puede ser considerado como dios, como verdad última, como sociedad civil, etc. Muerto el absoluto no quedad sitio para la razón, solo para la sinrazón; por eso, cada suceso ya no tiene sentido y se convierte en un evento puro, sin secuelas. Es el desvanecimiento del sentido, el sentido es el sin sentido.

    3. La mundialización-globalización, como contexto

    1. El concepto de "Mundialización" es sin duda uno de los que siguen suscitando actualmente los debates más vivos y contradictorios. Aceptado por algunos como una realidad ineludible o incluso natural de nuestro tiempo, denigrado por otros porque lo entienden como una uniformización del mundo impuesta por la única verdadera potencia actual, Estados Unidos.

      Hoy por hoy, es en el campo económico donde principalmente el fenómeno de la Mundialización aparece como más patente, y una forma de sus marcas visibles es la desregulación económica y financiera que no cesa de afectar a los países pobres, empobreciéndolos todavía más. Existen súper industrias y multinacionales de toda clase que se han liberado desde hace decenios de la tutela de Estados y constituyen, actualmente, un poder gigantesco en el que más de un Estado debe contemporizar. Es cierto que la gran potencia económica sigue siendo Estados Unidos y la Mundialización aparece claramente según sus detractores, como una especie de americanización del mundo, pues ante otros países pretende imponer su modelo social, su visión del mundo y su lengua, es decir, se intenta sustituir al otro a través de la cultura. La Mundialización entendida como una americanización del globo aspira, por un lado, a la hegemonía económica y por el otro a la hegemonía política, llamada comúnmente como imperialismo americano.

    2. Aproximación al concepto

      Sin embargo, dicha hegemonía se realiza también en el terreno cultural. Puesto que no es necesario demostrar la importancia de la lengua inglesa en las relaciones internacionales, el ingles se sigue convirtiendo en la lengua común de los cinco continentes. Este simple hecho pone de manifiesto que la mundialización afecta íntimamente la cuestión intercultural. Más que los siglos anteriores, el siglo XX ha visto establecerse la mundialización, que pone en contacto culturas muy distintas. La diversidad cultural está sometida a la dinámica de está mundialización que algunos acusan de uniformización. Asistimos a un continuo movimiento de difusión de los modelos de producción y consumo a escala planetaria, ligada a mundialización de las tecnologías e intercambios, además de unas profundas mutaciones económicas, sociales y culturales que conllevan un replanteamiento de los modelos de integración social.

    3. Mundialización y Cultura

      La globalización, se entiende como la apertura y la puesta en comunicación de sistemas diversos que adquieren de esta manera nuevas propiedades emergentes y que pueden alcanzar a veces una dimensión planetaria. Es la sociedad abierta y global. No se trata solamente de apertura de sistemas económicos a los cuales el término de globalización se refiere casi siempre en la actualidad, sino también de sistemas políticos, culturales, sociales, científicos y tecnológicos, genéticos y ecológicos. La globalización no es nueva en la historia de la humanidad, siempre se ha producido, con consecuencias comparables, a cuando ha habido grandes e imprevistos avances tecnológicos en el campo de las comunicaciones y del desarrollo de la industria, la economía, la política y todo lo que gira en torno al avance de la sociedad. El término globalización se refiere a una intensificación sin precedentes y una aceleración de un flujo cada vez mayor de las comunicaciones y el movimiento de gente, tecnología, dinero, bienes, imágenes e ideas a través de las fronteras nacionales. Esta interacción más allá de las fronteras vincula –de hecho o potencialmente– a individuos, organizaciones, países y culturas. Sin embargo, la interdependencia que resulta de esos vínculos es frecuentemente asimétrica. En su sentido más pleno, la globalización es un proceso que surge de dos desarrollos históricos mutuamente conexos. Uno es el avance en las tecnologías de las comunicaciones, la información y el transporte. El otro es la implementación de políticas liberales y la apertura de mercados locales al flujo internacional de bienes, servicios, tecnología y, en especial, de capital. Estos son desarrollos polifacéticos, que involucran actividades económicas, ecológicas, socioculturales y políticas interconexas que penetran todas las esferas de la vida diaria. Max Weber señala una visión que se haya trascendida por procesos mayores y más globalizadores, bajo cuya dinámica se formó en Occidente, en los últimos dos siglos, el tipo de sociedad moderna, característica de los países de Europa Occidental y Estados Unidos. El motor del actual proceso de globalización es la globalización económica. Entenderemos mejor esta economía global en su contexto histórico. La ola actual de globalización económica es fundamentalmente distinta de la primera ola que ocurrió aproximadamente entre 1870 y 1914. Durante aquel primer período, la reducción de barreras en las transacciones internacionales condujo primariamente a mayores intercambios de artículos y productos. En este segundo y actual período, más allá del aumento de los intercambios, la globalización económica desemboca en una mayor articulación entre las economías nacionales de mercado. Se da a través del crecimiento de la inversión extranjera directa, el aumento de empresas de responsabilidad compartida, y la integración sin precedentes de los mercados financieros internacionales. Con el mayor flujo de información (comercio electrónico), este mercado de capitales goza de tal apertura que le permite operar más allá de las regulaciones nacionales. El aumento de capital de corto plazo dentro del flujo global de capital internacional genera mayores posibilidades de inestabilidad económica y social (por ejemplo, la crisis asiática). La decisión de abrir el mercado nacional y local, por parte de quienes definen las políticas gubernamentales, se implementa a través de políticas fiscales (sobre el presupuesto, la tasa de cambio y los impuestos). Históricamente, los gobiernos que sufren una escasez crítica de capital financiero se han visto en la necesidad de tomar tales medidas, debido a los condicionamientos que las instituciones financieras bilaterales y multilaterales ponen a sus préstamos. Tales condiciones llamadas "políticas de ajuste estructural económico" han exigido que los gobiernos adopten políticas fiscales asociadas con la globalización. Pero si esas políticas de ajuste estructural no van acompañadas de políticas sociales apropiadas (alivio a la pobreza, cuidado de la salud, educación) llevan con frecuencia a excluir a los pobres de los beneficios del crecimiento económico e incluso a su mayor empobrecimiento. Más aún, junto con la mayor apertura en el flujo de bienes y capital, vemos contradicciones en las políticas nacionales de países industrializados que promueven la globalización. Por ejemplo, las políticas de migración de muchos países, que restringen el movimiento poblacional a través de la frontera, son contrarias a la creciente liberalización del mercado de capital financiero, bienes y servicios. Además, algunas políticas nacionales protegen el empleo doméstico mediante medidas que favorecen productos que ya no resultan competitivos a nivel internacional.

    4. Globalización
    5. Globalización y Cultura

    En nuestro tiempo existe una conciencia creciente de la interdependencia de todos los pueblos en una herencia común. La globalización de la economía y de la sociedad avanza a ritmo acelerado, impelida por el desarrollo en los campos de la tecnología, la comunicación y la empresa. Aunque este fenómeno pueda comportar muchos beneficios, puede ocasionar también injusticias a escala masiva: programas de ajuste económico y fuerzas de mercado, desentendidos de su consecuente impacto social, especialmente sobre los pobres; "modernización" homogeneizante de culturas en formas que destruyen culturas y valores tradicionales; creciente desigualdad entre naciones y –dentro de una misma nación– entre ricos y pobres, entre poderosos y marginados. En justicia debemos oponernos a todo eso, trabajando por construir un orden social basado en genuina solidaridad, donde todos puedan ocupar el puesto a que tienen derecho en el banquete del Reino. (Congregación General XXXIV, Decreto 3, numeral 7). La Compañía de Jesús ha reconocido que la globalización es un proceso dinámico de resultados ambivalentes: puede aumentar el potencial para un desarrollo humano más amplio y puede también empobrecer al pueblo en una escala masiva. La gente tiene la vivencia de la globalización desde diversas perspectivas, con comprensiones y juicios diversificados. Algunos mantienen expectativas eufóricas de prosperidad (como se expresó, por ejemplo, en el Foro Económico Mundial de Davos). Otros ven este proceso con pesimismo, como el causante de todos los males sociales (como, por ejemplo, las organizaciones que protestaron contra la existencia de la Organización Mundial del Comercio, en Seattle). El rechazo a la globalización surge con frecuencia de la preocupación de que las culturas locales queden malogradas por los valores occidentales asociados a la expansión de las políticas de libre mercado. La gente percibe la globalización como la imposición de una forma ajena de vida y se siente impotente al no tener ninguna voz en las decisiones sobre políticas. Cuando la frustración pesa más que la esperanza de desarrollo humano, la globalización aumenta el potencial de tensiones sociales. Si las políticas económicas no toman en cuenta las fuentes de tales tensiones sociales, corren el riesgo de exacerbarlas. Por otra parte, la globalización puede también despertar un sentido contrapuesto de potencial hacia nuevas formas de ejercer la libertad y la responsabilidad para mejorar las condiciones materiales de vida. Más aún, la gente va tomando conciencia de que, con este potencial, emerge en su vida cotidiana algo así como una identidad global, que coexiste de alguna manera con su cultura local. De ahí, la necesidad de entender la globalización en relación a las culturas locales. Pero además, la globalización es desigual tanto en la manera en que influye sobre las culturas locales como en la manera en que queda afectada por su encuentro con cada cultura local. Es desigual porque los procesos ocurren en cada país a velocidades distintas y porque hay también variación en el rango y profundidad de su influencia. Queda afectada por cuanto, al tiempo que impacta a la gente, queda a la vez moldeada por ella, tanto si la respuesta es reacia como si es receptiva. Carlos Marx, describe en un reportaje sobre "los futuros resultados del dominio británico en la India". "Inglaterra tiene en la India una doble misión que cumplir: una destructiva y otra renovadora la destrucción del antiguo orden social asiático y la creación de las bases materiales de un ordenamiento social occidental en Asia. Típico en la primera constatación es una comparación entre el Informe Pearson y la declaración aprobada en diciembre de 1980 sobre "estrategia internacional de desarrollo para la tercera década de desarrollo de las Naciones Unidas". Pese a que la Comisión Pearson estaba integrada por especialistas y banqueros occidentales, y a que el documento de NN UU fue elaborado con la participación mayoritaria de representantes de estados del Tercer Mundo, ambos documentos reflejan en sus bases ideológicas el mismo objetivo: crecimiento cuantitativo orientado hacia la creación de una moderna sociedad industrial. Los aspectos socio-culturales se mencionan en el número 42 solo en una frase subordinada, pero en el "Informe de la Comisión Norte-Sur", en la que estaban representadas personalidades destacadas de Norte y Sur, no se los menciona, salvo en la introducción del presidente de la comisión, Willy Brandt. Otro aspecto que es bueno señalar sobre los efectos de la globalización, es el de los campesinos mayas en Chiapas, México, son caracterizados como no productivos porque rinden sólo dos toneladas de maíz por acre. Sin embargo, la producción de alimentos completa es de 20 toneladas por acre cuando se consideran también sus frijoles y sus calabacitas, sus verduras y los árboles frutales. En Java pequeños agricultores cultivan 607 especies en los jardines de sus casas. En el África Sub- Sahariana las mujeres cultivan 120 plantas diferentes, un solo jardín hogareño en Tailandia tiene 230 especies y los jardines africanos contienen más de 60 especies de árboles. Las familias rurales en el Congo comen hojas de más de 50 especies diferentes de árboles de sus parcelas. Un estudio en Nigeria oriental vino a descubrir que las huertas hogareñas ocupaban solamente el 2 % de la tierra cultivable del grupo familiar y equivalían a la mitad del total de la producción agrícola. En Indonesia el 20 % del ingreso de la familia y el 40 % de la provisión de alimentos domésticos proviene de huertos hogareños administrados por las mujeres. Mientras las mujeres y los pequeños campesinos alimentan al mundo mediante la biodiversidad se nos dice insistentemente que sin ingeniería genética y sin globalización de la agricultura el mundo se morirá de hambre. En contra de toda la evidencia empírica que muestra que la ingeniería genética no produce más alimentos y en los hechos a menudo lleva una declinación productiva, se promueve constantemente como la única alternativa a nuestro alcance para alimentar a los hambrientos. Es por eso que preguntamos, ¿Quién alimenta al mundo? la industrialización y la ingeniería genética de los alimentos y la globalización del comercio en la agricultura son recetas para crear hambre, no para alimentar al pobre. En vez de reconocer que los intereses comerciales se construyen sobre la naturaleza y la contribución de otras culturas, la ley global ha elevado a los altares el mito patriarcal de la creación de nuevos derechos de propiedad sobre las formas de la vida, del mismo modo como el colonialismo usó el mito del descubrimiento como base para hacerse de las tierras de otros como colonias. La economía global de libre mercado ha llegado a ser una amenaza a la sustentabilidad, y la misma sobre vivencia de los pobres y de las demás especies está en juego, no como un efecto lateral o como una excepción, sino de un modo sistemático a través de la reestructuración de nuestra visión del mundo desde sus bases más fundamentales. La sustentabilidad, la donación y la supervivencia han sido puestas fuera de la ley económica en nombre del la competitividad y de la eficiencia del mercado. La búsqueda de la satisfacción de las necesidades básicas fortalece la identidad cultural, ya que la reorientación de los vínculos económicos exteriores hacia una producción para el consumo interno se vincula al esfuerzo y la preocupación por lograr la cohesión social interna y el bienestar común. La durabilidad de este planteamiento debe atribuirse a la posición asumida por los gobiernos de los países en desarrollo en relación con su propia tradición e historia, e incluso con una gran parte de su propia población, una relación que está impregnada de una visión idealizada, orientada según las tendencias de desarrollo occidentales. Esto se debe también a las instituciones de desarrollo de los países industriales occidentales, "que están más interesados en la realización y la aplicación técnica para alcanzar éxitos que en los valores culturales, las tradiciones y los diagnósticos etnológicos, los que no se quiere preservar o movilizar para nuevos desarrollos, sino superar".

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