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Cola vestigial

Enviado por Jesús Castro


Partes: 1, 2

    En la teoría evolucionista biológica, algunos autores definen el "atavismo", o la "regresión filogenética", como la reaparición, en organismos actuales o pretéritos, de características morfológicas y/o funcionales propias de supuestos antecesores evolutivos. Aquí el término "regresión" es sinónimo de "retrocesión" o "retroceso" y quiere significar una vuelta hacia atrás en cuanto al surgimiento de rasgos evolucionarios, es decir, la antítesis del "progreso, progresión o avance" filogenético. No debe confundirse, el concepto de "atavismo", con los conceptos de "estructura vestigial" y "conducta vestigial".

    NOTA:

    Las nociones de ATAVISMO, CONDUCTA VESTIGIAL Y ESTRUCTURA VESTIGIAL son puramente evolucionistas, de manera que fuera del ámbito de la teoría evolutiva estos conceptos carecen de significado. Por un lado, los llamados "órganos vestigiales" se conciben como restos de estructuras morfológicas que alguna vez fueron útiles en los ancestros de una especie y que sin embargo persisten visiblemente atrofiados, en mayor o menor medida, en todos los individuos de la especie en cuestión; un típico órgano vestigial, según los evolucionistas, es el cóccix, presente en todos los seres humanos normales (ver artículo G074, "hipótesis vestigial", páginas 9 y 10). En la misma línea, se entiende por "conductavestigial" al residuo notoriamente mermado de un mecanismo funcional que se dio plenamente en una o más especies de ancestros de la especie considerada, la cual presenta el vestigio en todos sus individuos; un ejemplo, muy esgrimido por los evolucionistas, es el fenómeno denominado "carnedegallina", igualmente común a todos los humanos normales (ver artículo G074, "hipótesis vestigial", páginas 17 a 20).

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    Por otro lado, los "atavismos" (morfológicos y/o funcionales) son, según los evolucionistas, características de especies ancestrales que aparecen de forma esporádica en algunos individuos de especies derivadas posteriores cuando se reactivan genes que supuestamente estaban dormidos y consecuentemente no presentaban manifestaciones genotípicas. Como ejemplos de estos tipos de vestigios incidentales se citan anomalías congénitas tales como el rostro peludo en el hombre, la cola vestigial en el hombre y las mamas vestigiales igualmente en el hombre; empero también hay muchas otras referencias a diferentes especies de animales, no sólo en el hombre. El denominador común de todos estos vestigios denominados "atavismos" es que son raros en la especie que se considere, y sólo se manifiestan en un número ínfimo de individuos de la especie en cuestión.

    Filogenia.

    La Filogenia o Filogenética es la parte de la biología que estudia la supuesta evolución de las especies de forma global, en contraposición a la Ontogenia, que estudia la hipotética evolución a nivel de individuo. Por consiguiente, esta disciplina, al ampararse en el supuesto evolutivo, queda completamente vacía de contenido (o caída en el absurdo) dentro del paradigma creacionista no evolutivo. El desarrollo de los conocimientos en el campo de la genética ha permitido estudiar las diferencias y similitudes en las cadenas de ADN de las diferentes especies, y la Filogenética se ha apoderado de estos estudios comparativos para fabricar sus argumentos evolucionarios. Como consecuencia, la actual ciencia materialista supone que las especies evolucionan debido a mutaciones del ADN y que los individuos mutantes pueden ser inviables para sobrevivir o bien pueden ser capaces de desarrollarse e incluso de adaptarse mejor al medio que la especie de la que proceden.

    NOTA:

    Las moléculas de ADN son agrupaciones complejas de muchísimos átomos, que contienen las instrucciones para el ensamblaje de cada individuo vivo. Algunos aspectos o fenómenos relacionados con el ADN han sido interpretados por la ciencia materialista como evidencias a favor de la evolución de las especies. Así, por ejemplo, las mutaciones, que inevitablemente se producen en dichas macromoléculas, y las similitudes genéticas (analogías), que sin falta pueden detectarse subjetivamente entre las cadenas de los ácidos nucleicos (ADN y ARN) pertenecientes a diferentes especies, han hecho que los evolucionistas se apresuren y envalentonen simplistamente en cuanto a proclamar a los cuatro vientos las supuestas "pruebas inequívocas" de sus creencias.

    La Filogenia ha bebido con presteza el caldo procedente de esas "pruebas inequívocas" y ha "refinado" (en base a ellas) su mapa ficticio de la genealogía de la vida o "árbol filogenético", que conecta a unos seres con otros según las supuestas relaciones de "especie-madre" a "especie-hija", o viceversa, que se derivan de las hipótesis evolucionarias. El sostén de la teoría filogenética proviene fundamentalmente de la interpretación evolutiva del fenómeno de las mutaciones, de las supuestas "homologías" fenotípicas (similitudes morfológicas macroscópicas) y genotípicas (similitudes morfológicas microscópicas o del ADN interespecífico), del concepto erróneo de ADNbasura y de la burda atribución evolucionaria que se ha hecho del papel biológico que juegan los pseudogenes.

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    Árbol filogenético.

    De acuerdo a la figura superior, un "árbol filogenético" es un esquema arborescente que muestra las supuestas relaciones evolutivas entre varias especies u otras entidades que se cree que tienen una ascendencia común. A diferencia de los árboles genealógicos, en los que se utiliza información proporcionada por los familiares o por documentos que se tienen por fidedignos, para los árboles filogenéticos los evolucionistas se valen de su peculiar interpretación del registro fósil, así como de la comparación estructural (macroscópica) y molecular (microscópica) de los organismos.

    Tanto los árboles genealógicos como los filogenéticos tienen un tronco y ramas, pero en los últimos se muestran las hipotéticas relaciones evolutivas entre especies y no entre individuos. Los árboles filogenéticos se construyen, pues, tomando la teoría de la evolución como un hecho científico indiscutible; dando por verdadero que todos los organismos son descendientes de un ancestro común: la "protocélula". Así, para los evolucionistas filogenéticos, todos los organismos, ya sean vivos o extintos, se encuentran emparentados de algún modo a través del árbol filogenético.

    La teoría filogenética se sostiene básicamente por medio de la interpretación evolutiva del fenómeno de las mutaciones biológicas, de la creación del concepto de "homologías"fenotípicas (interpretación evolucionaria de las similitudes morfológicas macroscópicas) y genotípicas (ídem con respecto a las similitudes morfológicas microscópicas o del ADN interespecífico), a la introducción de la noción errónea de ADN-basura y a la burda atribución evolucionaria que se ha hecho del papel biológico que juegan los pseudogenes.

    La refutación de esas 4 tergiversaciones de la realidad biológica supone erradicar a la filogenia evolutiva del ámbito de la ciencia fidedigna, y eso es precisamente de lo que nos ocuparemos a continuación.

    Mutación biológica.

    En el "Diccionario de la lengua española" (Vigésima segunda edición; Real Academia Española, 2003; Espasa Calpe, SA, 2003; Edición electrónica, Versión 1.0) encontramos que las palabras MUDAR y MUTAR son sinónimas y ambas provienen del vocablo latino "mutare", el cual tiene muchas acepciones; pero las definiciones que más nos interesan son las siguientes: "Dar o tomar otro ser o naturaleza, otro estado, forma, lugar, etc. Variar, cambiar. Dejar el modo de vida o el afecto que antes se tenía, trocándolo por otro".

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    En el mismo diccionario se define la palabra MUTACIÓN como "Acción y efecto de mudar o mudarse. Alteración producida en la estructura o en el número de los genes o de los cromosomas de un organismo, transmisible por herencia.

    Fenotipo producido por aquellas alteraciones". Estas últimas acepciones se refieren, evidentemente, al concepto de MUTACIÓN BIOLÓGICA: Alteración producida en la estructura o en el número de los genes o de los cromosomas de un organismo, transmisible por herencia. Fenotipo (aspecto corporal a simple vista) producido por aquellas alteraciones".

    En Genética y Biología, una "mutación" es una alteración o cambio en la información genética de un ser vivo, que se presenta súbita y espontáneamente y que se puede transmitir o heredar, o no, a la descendencia. Dicha alteración genética produce un cambio en una o varias características del individuo, las cuales son más o menos ostensibles a simple vista (repercusión sobre el Fenotipo). La unidad genética capaz de mutar es el "gen", el elemento básico de información hereditaria, que forma parte del ADN. En los seres multicelulares, las mutaciones sólo pueden ser heredadas cuando afectan a las células reproductivas.

    Históricamente hablando, la noción de "mutación" se barruntaba entre los agricultores y ganaderos, quienes observaron que de vez en cuando se producían algunos fenómenos extraños relacionados con la procreación de determinados ejemplares de su posesión. Se percataron de que ciertos individuos (animales o vegetales) presentaban manifestaciones distintas a las esperadas en alguno de sus caracteres, y aprovecharon esta circunstancia para mejorar las razas de animales domésticos o sacar el mejor partido de las plantas cultivadas.

    NOTA:

    El hecho de que algunas de las aparentes mutaciones o variaciones observadas por agricultores y ganaderos en sus especímenes vegetales o animales pudieran ser usadas para el beneficio humano, merced a una actuación artificial que favoreciera la incorporación de nuevas características convenientes, confundió a Darwin, quien tuvo como primera escuela la vida rural, entre animales domésticos, granjeros, campos de cultivo, perros y caballos. A sus 8 años de edad, justo después de la muerte de su madre, ingresó oficialmente en su primer centro de estudios infantil. La autobiografía de Darwin recuerda esta etapa, caracterizada por la aparente lentitud para el aprendizaje, en contraste con el interés por conocer los detalles de la variabilidad de las plantas que poblaban los jardines de su escuela y de su casa. De hecho, fueron las plantas los primeros motivos de la imaginación de Charles; y en cierta ocasión le aseguró a otro niño que él podía producir plantas de diversos colores regándolas tan sólo con líquidos de distinto color.

    Habiendo rehusado la carrera de médico y de clérigo, con el consiguiente disgusto paterno, CharlesDarwin medró como coleccionista de plantas e insectos y fue adquiriendo cada vez más relevancia como científico naturalista en los círculos intelectuales de Inglaterra. Cuando contaba 22 años de edad, su reputación era notable.

    El 29 de agosto de 1831, Darwin se encontró en su domicilio familiar con un paquete enviado desde Londres que contenía una noticia impactante; había sido recomendado al almirantazgo para ocupar el cargo oficial de naturalista y compañero del capitán Fitz Roy en un viaje científico de dos años a la Tierra del Fuego, para luego regresar por el Oriente. El barco, el "Beagle", zarparía a finales de septiembre de 1831 y el puesto de naturalista no incluía salario, pero si todas las facilidades durante el viaje y un nombramiento oficial. Darwin obtuvo el dinero para el viaje de su padre, a instancias de su tío.

    Por complicaciones imprevistas, el barco finalmente zarpó el 27 de diciembre de 1831, desde Devonport. La misión principal del viaje, como el mismo Darwin narró, era completar el estudio de las costas de la Patagonia y de la Tierra del Fuego (estudio comenzado bajo las ordenes del capitán King, de 1826 a 1830); levantar los planos de las costas de Chile, Perú y de algunas islas del Pacifico; y por último, hacer una serie de observaciones cronométricas alrededor del mundo. El viaje fue proyectado para dos años, pero duró cinco.

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    En Junio de 1834, el Beagle navegó en el Pacífico y subió por la costa oeste de América del Sur. Darwin tenía mucho tiempo para leer y el hacerlo le ayudó a soportar los largos lapsos de inactividad a bordo, pero, por otra parte, cayó bajo la influencia de libros de autores que atacaban las viejas creencias y de intelectuales materialistas, así como de expertos en ciencias naturales que profesaban el escepticismo, como Lyell, de quien devoró ávidamente la nueva edición de los "Principios de Geología". Precisamente, tiempo después, escribió que los "Principios de geología" de Lyell habían cambiado su forma de mirar el mundo, siendo una inspiración fundamental para "El origen de las especies".

    Charles tuvo la oportunidad de adentrarse hacia los Andes y descubrir bosques petrificados a una altitud de 3600 metros sobre el nivel del mar, así como una inmensa capa de conchas marinas fosilizadas. Para él, esto era una evidencia clara de que la superficie terrestre cambiaba en el tiempo. Pensó que fósiles y estratos dejaban ver claramente que toda la vida, así como la estructura misma de la tierra, cambiaba constantemente.

    Después de cartografiar la costa chilena por casi un año, Fitz Roy anunció que el Beagle navegaría hacia el oeste, a través de los océanos Pacífico e Índico. Esto significaba que Darwin estaba por encontrarse con un inimaginado mundo natural, probablemente el más espectacular de cuantos había visto, el lugar adonde habría de cambiar su destino como naturalista y concebir una nueva biología: las Islas Galápagos. La última carta enviada por Darwin desde Lima, a su primo William, anticipaba: "tengo más interés por las islas Galápagos que por ninguna otra parte del viaje".

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    Las Islas Galápagos, descubiertas en 1535, fueron originalmente llamadas "Las Encantadas" por los españoles, ya que consideraban que flotaban en el mar. De hecho, las islas emergieron en el Océano Pacífico como consecuencia de la actividad volcánica. El archipiélago de las Galápagos es un pequeño grupo de islas al oeste del Ecuador, que se extienden desde las 600 millas marinas (la más cercana al continente americano) a las 750 millas (la más lejana al continente). Darwin arribó primero a la Isla Chatman, parecida a una fábrica con hornos debido a sus numerosos cráteres y su tierra caliente; la presencia de las tortugas gigantes contrastaba con la tremenda aridez lugar, y el naturalista inglés comentó: "estos inmensos reptiles, rodeados de lava negra, arbustos y cactus de grandes dimensiones me parecieron verdaderos animales antediluvianos".

    Durante los 36 días de estancia en las islas, del 17 de septiembre al 20 de Octubre de 1835, Charles colectó y observó, como nunca antes y como nunca después, no sólo la intrigante geología de un lugar volcánico en medio del mar sino también el comportamiento de una cantidad enorme de animales, tanto como los que se podrían ver en la selva, pero en un escenario muy diferente: un mar que competía por el azul del cielo, un terreno que era árido y ardiente, aunque tranquilo y extraño, lleno de una maravillosa diversidad de vida animal, al alcance fácil de la observación minuciosa de un naturalista y de la mano hábil de un colector cuidadoso; un escenario digno, según Darwin, para desvelar "misterios de misterios" o la aparición de nuevos organismos en la tierra.

    Iguanas terrestres y marinas, tortugas de distintos tamaños y características, peces nunca antes descritos, cormoranes únicos con las alas atrofiadas, pingüinos ecuatoriales, focas, pájaros bobos de pico blanco y patas azules, leones marinos, cangrejos de color escarlata, una enorme variedad de pinzones con sus diferentes e intrigantes picos, albatros, alcatraces, conchas marinas, cientos de especies de plantas y muchas con flores; todo ello en un escenario donde las distancias separaban a las islas tan sólo 50 ó 60 millas; pero la diversidad de formas de organismos similares resultaba en variaciones muy alejadas unas de otras.

    Ahí, en ese escenario de maravillas naturales, ante esa "grandiosa visión de la vida", Darwin seguramente decidió que la inmutabilidad de las especies era insostenible ante un mundo orgánico en constante cambio. Para él, ahora, el bello relato bíblico del Génesis dejaría de ser creíble, al menos literalmente. El mundo lleno de organismos tan diversos, que se revelaba ante sus ojos y que sólo existía ahí, no le parecía que pudiera haber sido hecho en un solo acto de creación. Desde este momento, el origen de las especies era una pregunta abierta en la cual pensaría, estudiaría y resolvería, a su manera, en los próximos 22 años.

    Darwin mismo escribió sobre su breve estancia en las Galápagos: "fue el origen de todas mis visiones". El Beagle se había convertido, por tanto, en el arca de un nuevo Noé darwiniano, pues en su camarote, y mas allá del mismo (sobre la cubierta), apenas cabían los cientos, y miles, de especímenes colectados. El Beagle zarpó de las Galápagos el 20 de Octubre, en un viaje de 3200 millas con rumbo a Tahití y Nueva Zelanda. Recién comenzado el año de 1836, Darwin llegó a Sydney y vio que "era uno de los ejemplos más claros del poder de la nación inglesa. En veinte años, y en un país con menos recursos que América del sur, se ha hecho mucho más de lo que se hizo en tierras sudamericanas en veinte siglos". No obstante, añadió una observación completamente diferente a la anterior, al percatarse de que la población aborigen disminuía de forma alarmante como resultado de las enfermedades traídas por los marinos europeos, el excesivo consumo de alcohol y la extinción de la fauna silvestre. Charles apuntó hacia una interpretación que posteriormente daría pábulo ideológico a la aplastadora maquinaria del nazismo: "el más fuerte destruye al más débil, así en la vida animal como en la humana".

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    En definitiva, Darwin vio a animales y plantas de granja y se dio cuenta de que el hombre había favorecido características y había manipulado algunas especies para su propia ventaja. Al ver muchas especies distintas en la tierra y al ver semejanzas entre éstas, postuló que la naturaleza maneja a los individuos de la misma manera que el hombre a los animales de granja. Supuso que así como el hombre realiza una selecciónartificial con los cultivos y con los animales domésticos, la naturaleza hace lo mismo mediante la denominada " selección natural". Este simplismo en las apreciaciones, y el confundir la realidad con la apariencia, ha sido, y es, un sarampión intelectual de difícil erradicación, el cual, en el caso de Darwin, se ha materializado en la "teoría de la evolución de las especies biológicas", con un instrumento moldeador basado en la hipotética "selección natural" (el fuerte destruye al débil).

    El "Atlas de la Creación" de Harun Yahya, de junio de 2007, edición española, explica, en sus páginas 636 y 637: «Cuando Darwin hizo conocer sus conjeturas, las disciplinas de la genética, microbiología y bioquímica no existían aún. Si hubiesen estado presentes, se habría dado cuenta fácilmente que su teoría era totalmente anticientífica y posiblemente no hubiera presentado esos supuestos carentes de sentido. La información que determina las especies ya existe en los genes de éstas y es imposible que la selección natural produzca nuevas especies a través de la alteración de los mismos. Además, el mundo de la ciencia de aquellos días tenía una comprensión muy somera e imperfecta de la estructura y funciones de la célula. Si Darwin hubiese tenido la posibilidad de ver la célula con un microscopio electrónico habría testimoniado la gran complejidad y la estructura extraordinaria de sus orgánulos. Habría contemplado con sus propios ojos que un mínimo de variaciones en ese sistema tan complejo e intrincado impediría su concreción, cristalización o materialización. Si hubiese conocido las biomatemáticas, se habría dado cuenta que ni siquiera una simple molécula de proteína, y muchísimo menos toda una célula, podría haber pasado a existir de manera casual.

    El avistamiento de la información genética, arrojó la teoría de la evolución a una gran crisis. La razón era la increíble complejidad de la vida y la invalidez simplista de los mecanismos evolucionistas propuestos por Darwin. Esos cambios deberían haber arrojado la teoría de Darwin en el basurero de la historia. Sin embargo, no sucedió eso porque ciertos círculos materialistas insistieron en revisarla, renovarla y elevarla a un plano científico. Estos esfuerzos tienen sentido solamente cuando se comprueba que por detrás de la teoría se ubican intenciones ideológicas, antes que preocupaciones científicas.

    El estudio pormenorizado de la célula fue solamente posible después de la invención del microscopio electrónico. Con los microscopios primitivos de la época de Darwin, solamente podía observarse la superficie exterior de la célula.

    La célula es una maravilla de la creación que asombra a los científicos. Al ser examinada con un microscopio electrónico, se puede observar en su interior una estructura muy activa, semejante a la que se ve en las colmenas. Los millones de células que mueren todos los días en el cuerpo son reemplazadas por nuevas. Y miles de millones de ellas trabajan permanentemente en unión y armonía para mantener la condición vital del organismo. Sería algo sin sentido considerar que las células adoptaron esa actividad organizada por sí solas. Es Dios quien creó la perfección y el orden en las células, cuyo interior no se puede observar sin la ayuda de un microscopio electrónico. En cada detalle de la vida resulta demasiado evidente la creación incomparable y el conocimiento infinito de nuestro Creador, como para que alguien lo oculte con éxito.

    La teoría de Darwin se tambaleó debido al descubrimiento de las leyes de la genética en el primer cuarto del siglo XX. Independientemente de ello, un grupo de científicos, que estaba determinado a permanecer leal a Darwin, se esforzó por presentarse con soluciones. Confluyeron en una reunión organizada por la Sociedad de Geología Norteamericana en 1941. Genetistas como G. Ledyard Stebbins y Theodosius Dobzhansky, zoólogos como Ernst Mayr y Julián Huxley, paleontólogos como George Gaylord Simpson y Glenn L. Jepsen y matemáticos genetistas como Ronald Fisher y Sewall Right, después de largas discusiones, acordaron la manera de "remendar" el darwinismo.

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    Este cuadro científico se centró en la cuestión del origen de las variaciones provechosas o útiles que supuestamente hacían que los organismos vivos evolucionaran, cuestión que el propio Darwin fue incapaz de explicar, dejándola simplemente a un lado al apoyarse en Lamarck. Pero la idea que se presentaba ahora era la de "mutaciones azarosas y beneficiosas". A esta nueva componenda la denominaron " Teoría de la Evolución Sintética Moderna", la cual es el producto de agregar el concepto de "mutación" a la tesis de la "selección natural" de Darwin. En corto tiempo, dicha teoría pasó a ser conocida como "Neodarwinismo".

    En las décadas siguientes, se harían desesperados intentos por demostrar el neodarwinismo. Ya se tenía constancia de que las mutaciones, o "accidentes genómicos", que ocurren en los genes de los organismos vivientes siempre habían resultado experimentalmente dañinos. Los neodarwinistas habían intentado establecer al menos un caso de "mutación útil" por medio de miles de experimentos, y todos ellos finalizaron en un completo fracaso. Por otra parte, buscaban probar que los primeros organismos vivientes podrían haberse originado azarosamente, bajo unas condiciones terrestres primitivas "propuestas" por la teoría, pero también dichos experimentos culminaron en fracaso. La frustración era el resultado de todos estos ensayos, que intentaban demostrar que la vida pudo generarse por casualidad. Los cálculos de probabilidad demostraban que ni siquiera pudo haberse formado así una sola proteína (el "ladrillo" con el que se edifica la vida). Y la célula –que supuestamente emergió por casualidad bajo condiciones terrestres primitivas no controladas, según los evolucionistas– no pudo ser sintetizada ni siquiera por los laboratorios más sofisticados del siglo XX.

    La teoría neodarwinista también es derrotada por los registros fósiles. Nunca se ha encontrado en ninguna parte del mundo alguna "forma transitoria" que supuestamente pudiera exhibir prueba de una evolución gradual de los organismos vivos –de especies primitivas a especies avanzadas– como pretendían los neodarwinistas. Al mismo tiempo, la anatomía comparada revelaba cada vez más que las especies que se supusieron que evolucionaron una de otra, en realidad tenían rasgos anatómicos tan distintos que por tal motivo nunca pudieron ser antecesores o descendientes una de otra.

    Todo esto indica que el neodarwinismo de ninguna manera ha sido una teoría científica sino, más bien, un dogma ideológico o una especie de "religión falsa". Michael Ruse, filósofo científico canadiense y firme evolucionista, confesó en una reunión: "Por cierto, no hay ninguna duda acerca de que en el pasado –y pienso que también en la actualidad– la evolución ha funcionado para muchos darwinistas como algo con elementos que son, digámoslo, análogos a una religión secular… A mí me parece que está muy claro que en algún nivel muy básico el evolucionismo, como teoría científica, se encierra en un tipo de naturalismo…". A esto se debe que los paladines de la teoría de la evolución aún la sigan defendiendo, a pesar de todas las evidencias en contra. Sin embargo, una cosa en la que parece que no se ponen de acuerdo es en cuál de los distintos modelos propuestos para la "evolución" es el "correcto"».

    El libro "La vida… ¿cómo se presentó aquí? ¿Por evolución, o por creación?", reeditado por la Sociedad Watchtower Bible And Tract en 2006, páginas 99-113, explica:

    «Las mutaciones… ¿[son] base para la evolución? La teoría de la evolución se halla ante otra dificultad. ¿Precisamente cómo se supone que haya sucedido la evolución? ¿Cuál es un mecanismo básico o fundamental que supuestamente haya hecho posible que un tipo de organismo vivo haya evolucionado hasta formar otro? Los evolucionistas dicen que diversos cambios dentro del núcleo de la célula desempeñan su parte en esto. Y entre estos cambios descuellan los cambios "accidentales" conocidos como mutaciones. Se cree que las partes particulares implicadas en estos cambios por mutación son los genes y los cromosomas de las células sexuales, puesto que las mutaciones que tienen lugar en ellos pueden ser pasadas a los descendientes del organismo implicado.

    "Las mutaciones […] son la base de la evolución", declara The World Book Encyclopedia. De manera similar, el paleontólogo Steven Stanley llamó las mutaciones "la materia prima" de la evolución. Y el genetista P. C. Koller declaró que las mutaciones "son necesarias para el progreso evolutivo".

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    Sin embargo, lo que la evolución requiere no es sólo cualquier clase de mutación. Robert Jastrow señaló que se necesita "una lenta acumulación de mutaciones favorables". Y Carl Sagan añadió: "Las mutaciones —cambios súbitos en la herencia— se propagan. Suministran la materia prima de la evolución. El ambiente selecciona las pocas mutaciones que favorecen la supervivencia, y el resultado es una serie de lentas transformaciones de una forma de vida en otra, el origen de nuevas especies".

    También se ha dicho que las mutaciones pueden ser una clave del cambio rápido que exige la teoría del "equilibrio puntuado". En la revista Science Digest, John Gliedman escribió: "Los revisionistas de la evolución creen que las mutaciones en genes regulativos clave pueden ser precisamente los "martillos neumáticos" genéticos que su teoría de saltos significativos exige". Sin embargo, el zoólogo británico Colin Patterson declaró: "El razonamiento superficial anda sin restricción. No sabemos nada acerca de estos genes maestros regulativos". Pero aparte de tales razonamientos con poco fundamento, por lo general se acepta que las mutaciones que supuestamente están implicadas en la evolución son cambios accidentales menores que se acumulan a través de un largo espacio de tiempo.

    ¿Qué origen tienen las mutaciones? Se cree que la mayoría de ellas ocurren en el proceso normal de la reproducción celular. Pero los experimentos han demostrado que también pueden ser causadas por agentes externos tales como la radiación y ciertas sustancias químicas. ¿Y con cuánta frecuencia suceden? La reproducción del material genético de la célula es sorprendentemente consecuente. Hablando en sentido relativo, cuando se considera la cantidad de células que se dividen en un organismo, las mutaciones no ocurren con gran frecuencia. Como señaló un comentario de la Encyclopedia Americana, la reproducción "de las cadenas de ADN que componen un gen es notablemente exacta. Los "errores de imprenta" o errores al copiar son accidentes de poca frecuencia".

    ¿Son útiles, o dañinas? Si las mutaciones provechosas son una base de la evolución, ¿qué proporción de las mutaciones son provechosas? Entre los evolucionistas se manifiesta amplio acuerdo sobre este punto. Por ejemplo, Carl Sagan declara: "La mayoría de ellas son dañinas o mortíferas". P. C. Koller declara: "La mayor proporción de las mutaciones son perjudiciales al individuo que lleva el gen mutado. En experimentos se halló que, por cada mutación de éxito o útil, hay muchos miles que son perjudiciales". Entonces, sin contar cualesquiera mutaciones "neutrales", las dañinas sobrepasan a las que supuestamente son provechosas en la proporción de miles contra una. "Resultados como éstos se han de esperar de cambios accidentales que ocurran en cualquier organización complicada", declara la Encyclopædia Britannica. Por eso se dice que las mutaciones son responsables de centenares de enfermedades cuya base está en los genes.

    Debido a la naturaleza dañina de las mutaciones, la Encyclopedia Americana reconoce lo siguiente:

    "El hecho de que la mayoría de las mutaciones son dañinas al organismo parece difícil de conciliar con el punto de vista de que la mutación sea la fuente de materia prima para la evolución. Ciertamente los mutantes que se ilustran en los libros de texto de biología son una colección de fenómenos y monstruosidades, y la mutación parece ser un proceso destructivo, más bien que constructivo". Cuando mutantes de insectos fueron colocados en competencia con insectos normales, el resultado siempre fue el mismo. Como declaró G. Ledyard Stebbins: "Después de una cantidad mayor o menor de generaciones, los mutantes son eliminados". No podían competir, porque no eran formas mejoradas, sino degeneradas y en desventaja.

    En su libro The Wellsprings of Life (Las fuentes de la vida), Isaac Asimov, escritor sobre asuntos científicos, confesó: "La mayoría de las mutaciones llevan a peor condición". No obstante, entonces aseguró: "Sin embargo, al cabo las mutaciones hacen que el curso de la evolución adelante y vaya en ascenso". Pero ¿es cierto que hacen esto? ¿Habría de considerarse beneficioso cualquier proceso que resultara en daño más de 999 veces de cada 1000? Si usted quisiera construir una casa, ¿contrataría para ello a un constructor que, por cada trabajo correcto, presentara miles defectuosos? Si el conductor de un automóvil tomara miles de malas decisiones por cada buena decisión al viajar, ¿desearía usted viajar con esa persona? Si un cirujano hiciera miles de movimientos equivocados por cada movimiento acertado al operar, ¿quisiera usted que ese cirujano le hiciera una operación?

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    El genetista Dobzhansky dijo en cierta ocasión: "Difícilmente se puede esperar que un accidente —un cambio al azar— en un mecanismo delicado lo mejore. Rara vez puede suceder que el meter un palillo en la maquinaria del reloj pulsera de uno, o meter un palo en el radiorreceptor de uno, haga que el aparato funcione mejor". Por eso, pregúntese: ¿Parece razonable que todas las células y los órganos, extremidades y procesos tan sorprendentemente complejos que existen en los organismos vivos fueran construidos por un procedimiento que destruye?

    ¿Producen algo nuevo las mutaciones? Aunque todas las mutaciones fueran provechosas, ¿podrían producir un organismo nuevo? No; no podrían hacer eso. Una mutación sólo podría resultar en la variación de una característica que ya estuviera en el organismo. Suministra variedad, pero nunca produce nada nuevo.

    The World Book Encyclopedia da un ejemplo de lo que pudiera suceder cuando hay una mutación provechosa: "Una planta que estuviera en un área seca pudiera tener un gen mutante que le diera raíces mayores y más firmes. La planta tendría mejor probabilidad de sobrevivir que otras de su propia especie porque sus raíces podrían absorber más agua". Pero ¿ha aparecido algo nuevo? No; todavía es la misma planta. No está evolucionando para formar otra cosa.

    Las mutaciones pudieran cambiar el color o la textura del pelo de alguien. Pero el pelo siempre será pelo. Nunca se transformará en plumas. Las mutaciones pudieran alterar la mano de una persona. La persona pudiera tener dedos anormales. A veces hasta pudiera haber una mano con seis dedos o con otra malformación. Pero la mano siempre es mano. Nunca se transforma en otra cosa. Nada nuevo está llegando a existir, ni puede jamás llegar a existir.

    Los experimentos con la mosca del vinagre [son devastadores para la teoría evolucionista]. Pocos experimentos relacionados con la mutación pudieran igualar los muchos que se han efectuado con la común mosca del vinagre, drosofila o drosófila (Drosophila melanogaster). Desde principios del siglo XX, los científicos han expuesto millones de estas moscas a la acción de los rayos X. Esto aumentó la frecuencia de las mutaciones a más de cien veces lo que era normal.

    Después de todas esas décadas, ¿qué mostraron los experimentos? Dobzhansky reveló un resultado: "Los mutantes patentes de drosofila, con los cuales se efectuó parte tan grande de la investigación clásica en genética, son casi sin excepción inferiores a las moscas de tipo silvestre en viabilidad, fertilidad, longevidad". Otro resultado fue que las mutaciones jamás produjeron algún organismo nuevo. Las moscas del vinagre tenían alas, patas y cuerpos mal formados, y otras distorsiones, pero siempre siguieron siendo moscas del vinagre. Y cuando las moscas mutantes fueron combinadas unas con otras para reproducción, se halló que después de algunas generaciones comenzaron a surgir algunas moscas normales. De haberse dejado en su estado natural, estas moscas normales con el tiempo habrían llegado a ser las sobrevivientes, en vez de que sobrevivieran las mutantes, que eran más débiles, y se conservaría la mosca del vinagre en la forma en que originalmente había existido.

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    El código hereditario, el ADN, es notable por la manera como puede reparar las lesiones genéticas que haya recibido. Esto ayuda a conservar el tipo o género de organismo para la cual está codificado. La revista Investigación y Ciencia relata que "la vida de un organismo y su continuidad de generación en generación" son conservadas "por enzimas que continuamente reparan" las lesiones genéticas. Esta publicación declara: "En concreto, las lesiones importantes de la molécula del ADN pueden inducir una respuesta de emergencia mediante la cual se sintetizan mayores cantidades de enzimas reparadores".

    Así, pues, en el libro Darwin Retried (Darwin bajo nuevo juicio) el autor relata lo siguiente acerca de Richard Goldschmidt, respetado genetista que falleció recientemente: "Después de muchos años de observar mutaciones en moscas del vinagre, Goldschmidt cayó en la desesperación. Los cambios —se lamentó él— eran tan irremediablemente micros [pequeños] que si en un solo espécimen se combinaran mil mutaciones, todavía no habría una nueva especie".

    [¿Qué hay de la] Geómetra del abedul[?]. En la literatura evolucionista suele hacerse referencia a una mariposa nocturna llamada "geómetra del abedul" como ejemplo moderno de la evolución en progreso. The International Wildlife Encyclopedia, una enciclopedia sobre la vida animal, declaró: "Éste es el más sorprendente cambio evolutivo de que el hombre ha sido testigo". Después de declarar que Darwin se sintió molesto por no poder demostrar la evolución de siquiera una especie, Jastrow, en su libro Red Giants and White Dwarfs (Gigantes rojas y enanas blancas), añadió: "Si él lo hubiera sabido, había disponible un ejemplo que le habría suministrado la prueba que necesitaba. El caso era uno extremadamente raro". Por supuesto, el caso era el de la geómetra del abedul.

    ¿Qué le sucedió, precisamente, a esta mariposa? Al principio, la forma clara de esta mariposa era más común que la forma oscura. Este tipo más claro de la mariposa se confundía bien con los troncos de color claro de los árboles, y por eso tenía mayor protección del ataque de los pájaros. Pero después, debido a años de contaminación procedente de las áreas industriales, los troncos de los árboles se oscurecieron. Ahora el color claro de las mariposas les fue un factor adverso, puesto que los pájaros podían notarlas más fácilmente, y se las comían. Por consiguiente, la variedad más oscura de esta mariposa, de la cual se dice que es una forma mutante, sobrevivió mejor debido a que para los pájaros era difícil verla contra los árboles cuya superficie había sido ennegrecida por el humo. Rápidamente, la variedad oscura llegó a ser el tipo dominante.

    Pero ¿estaba evolucionando esta mariposa para transformarse en otro tipo de insecto? No; todavía era exactamente la misma geómetra del abedul, excepto que tenía coloración diferente. Por eso, la publicación médica inglesa On Call (De guardia) se refirió al empleo de este ejemplo para tratar de probar la evolución como un uso "de fama indeseable". Declaró: "Ésta es una excelente demostración de la función del camuflaje, pero, puesto que empieza y termina con geómetras del abedul y no se forma ninguna especie nueva, es completamente irrelevante como prueba para la evolución".

    La afirmación desacertada de que esta mariposa nocturna está evolucionando es similar a varios otros ejemplos. Como ilustración: Puesto que algunos gérmenes han resultado resistentes a los antibióticos, se alega que está aconteciendo evolución. Pero los gérmenes más resistentes todavía son el mismo tipo de organismo, y no están evolucionando para ser otro. Y hasta se reconoce que el cambio quizás no se deba a mutaciones, sino al hecho de que algunos gérmenes eran inmunes desde el principio. Cuando los otros fueron matados por las drogas, los inmunes se multiplicaron y se hicieron dominantes. Como dice Evolution From Space (Evolución desde el espacio): "Sin embargo, dudamos que en estos casos haya implicado algo que no sea la selección de genes ya existentes".

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