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Reflexiones sobre el diagnóstico y las estrategias de intervención en niños con retraso mental (página 2)


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A partir de la segunda mitad de este la tendencia pedagógica para organizar la ayuda a los niños retrasados mentales se hizo más importante a través de escuelas y aulas especiales. Un aporte significativo lo realizó el médico y pedagogo francés Eduardo Seguin (1812 – 1880); según su opinión "… el idiota es una criatura que no sabe nada.[1]"Físicamente, no puede, intelectualmente no sabe, y psíquicamente, no desea.[2]"él podría y sabría, si tan solo quisiera, pero el mal está en que, ante todo, no quiere.[3] ".

De esta forma, la revolución burguesa en Francia ejerció una gran influencia en el desarrollo de los puntos de vista humanistas acerca de los débiles mentales.

Por otra parte, la teoría del psiquiatra alemán Emile Kraepelin (1856 – 1926) constituye la cima de las tendencias anatomo-morfológicas y etiológicas en el desarrollo del estudio sobre los débiles mentales; al comienzo del siglo XX, fue el primero en incluir (1915) todas las formas de debilidad mental en un grupo, bajo la denominación común: retención del desarrollo psíquico, e introdujo el término "oligofrenia" (del griego oligo – poca inteligencia).

A principios de este mismo siglo el interés despertado hacia los niños hizo que surgiera la paidología, que es la síntesis particular de datos sobre el desarrollo físico y psíquico de estos, que fueron acumulados por fisiólogos, psicólogos, pedagogos y sociólogos, trayendo como consecuencia la creación de la psicometría por el psicólogo Alfred Binet y el psiquiatra T. Simon.

Después de la Gran Revolución Socialista de Octubre surge una nueva actitud ante los niños  retrasados mentales. El  papel  más destacado le corresponde, precisamente, a L. S. Vigotsky (1896 – 1934) al que pertenece el análisis crítico de todo cuanto había acumulado la ciencia en este sentido. Sus ideas y teorías sirven de base todavía hoy como paradigma en la atención a niños con dificultades.

Casi siempre se ubica el diagnóstico con respecto a la intervención en un primer plano, sin tener en cuenta que la primera necesidad del diagnóstico está representada en la búsqueda de vías y estrategias de intervención adecuadas.

Expresado en otros términos, el diagnóstico se realiza para intervenir, esto constituye su objetivo fundamental, por tanto la ausencia de relación con el aspecto interventivo, hace que pierda su significado.

Por otra parte, todo lo que acontece durante y como resultado del proceso de intervención, retroalimenta, ejerce una función de control, de diagnóstico, lo verifica, modifica o rechaza y, en esencia, lo dinamiza, lo activa. La idea rectora se resume en considerar el proceso de intervención como un continuo diagnóstico.

En el análisis de esta relación, los autores del presente artículo comparten el criterio de otros investigadores acerca de la identificación de tres momentos del diagnóstico:

1.       Diagnóstico inicial, antes de la intervención, determinación del "repertorio de entrada", del desarrollo actual.

2.       Diagnóstico durante la intervención, evaluación continua, cambio de estrategias, cambios en el diagnóstico, diagnóstico de la zona de desarrollo próximo.

3.       Diagnóstico evolutivo como resultado de las acciones interventivas "repertorio de salida".

Lo expuesto hasta aquí, permite resumir las ventajas del enfoque del diagnóstico a través de la intervención:

  • Se logra materializar en el diagnóstico la orientación centrada en el principio del desarrollo.
  • Se estudia al niño mientras se enseña (simultáneamente).
  • Permite el diagnóstico de las potencialidades, del tipo y forma de las vías de acceso (estilos de aprendizaje e interacción), garantizando un enfoque genético-experimental.
  • El diagnóstico alcanza su carácter de proceso, no lineal, de yuxtaposición, sino como proceso integrativo.
  • Constituye una orientación positiva, optimista, dinámica, cualitativa, integral en la explicación de la estructura del desarrollo.
  • Determina con más rigor, exactitud y confiabilidad, cuáles son las necesidades educativas especiales.
  • Implica un proceso de construcción interactiva, sistémica, donde la escuela, la familia y la comunidad constituyen elementos activos del proceso.

Las valoraciones e ideas que analiza Vigotsky sobre la necesidad de un adecuado reconocimiento de la "Estructura del Defecto" en la Psicología Especial, constituye un aporte interesante para la orientación del diagnóstico de las desviaciones en el desarrollo.

En su propuesta de diferenciación de los llamados "defectos primarios, secundarios, terciarios", destaca la necesidad de determinar lo que representa el defecto nuclear de base, primario, que en el caso de la deficiencia intelectual, sensorial, estaría más cerca del daño biológico; de aquí los trastornos que poseen un carácter secundario y que se van construyendo o formando a partir de la interacción entre el defecto nuclear, de base o primario y sus condiciones ambientales, entre este defecto y la cultura.

El proceso de intervención, como ningún otro, brinda la posibilidad de tratar de estudiar y de diagnosticar al niño en la actividad; para tal afirmación se parte de lo ya descrito por A. N. Leontiev, P. Y. Galperin y otros: el mecanismo de formación ontogenético de los procesos y propiedades psíquicas se produce a través de las actividades prácticas, externas que organiza el adulto para convertirse en actividades intelectuales.

Por lo tanto a través del proceso de intervención no solo se hace posible el registro de lo que el niño puede hacer solo, de forma independiente, sino que también se registra y determina cómo es capaz de asimilar, interiorizar, utilizar y transferir la orientación.

Cuando se está en presencia de deficiencias intelectuales, el aspecto hasta aquí analizado con respecto a la unidad diagnóstico-intervención, cobra mayor importancia.

En todos los casos de retraso mental la participación del equipo multidisciplinario de los Centros de Diagnóstico y Orientación (CDO) es imprescindible. El niño es sometido a un profundo estudio que parte de una investigación previa del estado psíquico y el rendimiento desde el punto de vista pedagógico. El estudio al que es sometido abarca:

  • La investigación del estado físico del menor.
  • La investigación neurológica.
  • La investigación psicopatológica o psiquiátrica.
  • La investigación psicológica.
  • La investigación pedagógica.
  • La investigación del lenguaje.

De esta forma se podrá arribar a un diagnóstico integral médico-pedagógico-psicológico y social, precisar el grado de retraso mental y ofrecer recomendaciones pedagógicas al respecto. A partir de aquí se orienta  la ubicación del alumno en una u otra institución especial, es decir, en un aula para retrasados mentales leves, o para retrasados mentales moderados o moderados agravados o a instituciones del Ministerio de Salud Pública para retrasados mentales severos y profundos. En el caso de niños pequeños con retraso mental marcado serán remitidos al círculo infantil o salones especiales para niños con trastornos neuropsíquicos.

Es necesario enfatizar que un retrasado mental puede funcionar por debajo de su techo psicológico cuando la dinámica biológico-social, dada por condiciones sociales infraestimulantes, disarmónicas, etc., no propician ni generan desarrollo y compensación, sometiendo al niño al aislamiento de la deficiencia y agravando su condición discapacitante.

Todo lo contrario ocurre cuando, a pesar de un compromiso lesional del SNC, existen condiciones socio-ambientales favorables, estimuladoras, las cuales se convierten en factores potenciales y reales generadores de desarrollo, que llevan a un funcionamiento que se pudiera considerar en ocasiones por encima de su techo psicológico; por lo tanto, uno de los retos es no solo evaluar lo externo, sino los mecanismos internos de la diversidad de respuestas y comportamientos.

Se reitera la necesidad de diferenciar estos elementos en el proceso de diagnóstico, ya que solo a partir de este análisis se podrá orientar la intervención con la suficiente riqueza de contenido, concreción, predicción y claridad que permita una evolución efectiva.

El reconocimiento de esta delimitación en el diagnóstico de las deficiencias intelectuales, es un instrumento que permite diferenciar y fundamentar, al mismo tiempo que revela todas las características psicológicas, sin atribuir mecánicamente su condición de desventaja a los rasgos de sus características primarias. Si bien se puede reconocer una base lesional como factor biológico, la conformación de esas características clínico-psicológicas (trastornos secundarios) se va produciendo en el curso del desarrollo de interacción de esa deficiencia con el manejo que las condiciones socio-ambientales (donde nace, crece y se desenvuelve el sujeto); hacen de esa deficiencia y a su vez, imponen al sujeto una forma típica, particular e individual de reaccionar ante su propia deficiencia.

Un diagnóstico adecuado debe aclarar no solo el elemento biológico que puede constituir muchas veces el factor etiológico fundamental, sino muy especialmente, los mecanismos de interacción y factores causales o desencadenantes que han favorecido la aparición de toda una serie de manifestaciones clínico-psicológicas y que siempre son la resultante de un proceso interactivo de los factores biológicos y sociales, aunque no siempre resultan convergentes en la deficiencia el plano de carácter biológico y el de carácter cultural. ¿Por qué ocurre esto?

Primero, porque independientemente del alcance de las afectaciones biológicas, el sujeto puede lograr un mayor o mejor desarrollo, una compensación en dependencia de las condiciones favorables donde se inserta el portador de deficiencia.

Segundo, cada individuo elabora, construye, de una forma particular, típica, singular, personal, el cuadro de su comportamiento. Puede ser más o menos vulnerable al daño biológico, como también puede serlo a la influencia social.

Por todo lo anterior, lo más importante y esencial para el diagnóstico es penetrar, descifrar, interpretar no solo, al decir de Vigotsky "la estructura muerta" de los diferentes síndromes, sino ante todo, las leyes de su interconexión dinámica, sus vínculos, relaciones, su interdependencia; sin lugar a duda, el análisis de la estructura del defecto contribuye a ello, pero desde el criterio de los autores en una dimensión mucho mayor: como estructura del desarrollo.

La intervención en casos de retraso mental leve y moderado, e incluso moderados agravados, se realiza en escuelas especiales a través de programas de diferentes asignaturas que responden a los objetivos generales de un plan de estudio. La enseñanza se despliega a lo largo de tres ciclos, que se suceden a continuación del grado preparatorio. Estos ciclos abarcan:

  • 1er Ciclo: de 1ro a 4to grado.
  • 2do Ciclo: de 5to a 6to grado.
  • 3er Ciclo: de 7mo a 9no  grado

En el grado preparatorio, el niño recibe Nociones Elementales de Matemática, Lengua Materna, Conocimiento del Medio, Artes Plásticas, Educación Laboral, Educación Musical, etc. y a través de ellas el maestro descubre y trabaja sobre las deficiencias en la organización psíquica de cada niño y despliega una actividad pedagógica planificada para su corrección o compensación.

El desarrollo de la integración perceptiva motriz, la percepción de la forma, el tamaño y el color, la lateralidad, la direccionalidad, la orientación espacial y  corporal, el comportamiento, la regulación postural y el desarrollo de habilidades en el trabajo con conjunto como base para el aprendizaje matemático, el desarrollo de habilidades motrices entre otros, son algunos de los aspectos que se desarrollan y aseguran el nivel de partida para la entrada del niño en el primer ciclo.

A partir de primer grado el niño enfrenta el estudio de asignaturas como Matemática, Lecto-escritura, Ciencias Naturales, Conocimiento del Medio, Educación Física, entre otros. Dichos programas se hacen más o menos complejos en dependencia del grado de retraso mental, es decir, si es para un aula de ligeros o si es para moderados o moderados agravados. Para estos últimos, los objetivos se simplifican considerablemente. Por supuesto, estos programas están sometidos al estudio y perfeccionamiento continuo. La Educación Laboral es una de las asignaturas del plan de estudio de la educación para retrasados mentales que posibilita más la solución del problema de la adaptación social de los alumnos, pues a través de ella se logra la formación de hábitos laborales y habilidades que le proporcionan una preparación para el trabajo, con el fin de incorporarlos como productores de bienes materiales a la vida social. El maestro de Educación Laboral tiene la responsabilidad de educar al alumno en la formación de hábitos laborales correctos, en la organización del puesto de trabajo, la aplicación de las normas de seguridad e higiene del trabajo y en el cumplimiento de la disciplina laboral.

La preparación laboral de los alumnos con retraso mental consta de tres etapas:

Primera Etapa: Trabajo manual que comprende los grados de primero a cuarto. En esta primera etapa los alumnos adquieren hábitos y habilidades laborales elementales, mediante el trabajo con cartón, papel, cartulina, plastilina, madera, metal, productos naturales y de desecho.

Segunda Etapa: Orientación laboral, que comprende los grados quinto y sexto. En esta etapa los alumnos desarrollan las capacidades, hábitos y habilidades simples de trabajo; además, realizan trabajo socialmente útil. En quinto grado los varones se incorporan al taller de metales y las hembras al taller de confecciones y en sexto van a la carpintería y construcciones.

La incorporación de los  alumnos a las diferentes áreas de trabajo permite determinar en la tercera etapa de preparación laboral, el taller, en el cual el alumno recibirá su preparación profesional.

Tercera Etapa: Esta etapa de preparación profesional comprende los grados séptimo, octavo y noveno. En ella los alumnos adquieren la preparación de un oficio determinado y realizan prácticas de producción relacionadas con el perfil laboral, con el objetivo de que se identifiquen con el colectivo de trabajadores de ese centro y se familiaricen con las actividades productivas y el proceso productivo que tiene lugar en la fábrica o el taller.

Una vez concluida la tercera etapa y con ella la estancia del joven en la escuela, y en coordinación con el Comité Estatal del Trabajo y otras instituciones, se garantiza su inserción laboral en correspondencia con la preparación recibida hasta ese momento.

Con el objetivo de prepararlos para la vida y lograr una mayor integración al medio, las instituciones pertenecientes al Ministerio  de Salud Pública y en coordinación con el Ministerio de Educación, trabajan con los niños adolescentes y jóvenes con retraso mental severo o profundo con vistas a:

En estas instituciones se han creado talleres protegidos donde elaboran objetos artesanales variados que son comercializados con gran aceptación. Además cultivan parcelas de autoconsumo y de plantas ornamentales y se dedican a la cría y recría de animales domésticos. Por supuesto, a estas actividades se incorporan teniendo en cuenta las posibilidades de cada uno, el sexo y sus intereses.

En la provincia Granma, según el censo realizado acerca del estudio sociogenético existen  10134 personas con retraso mental, de ellas 447 corresponden al municipio Manzanillo (257 con retraso mental leve y 220 con retraso mental moderado),  para estos últimos se crearon 13 centros que permiten su inserción sociolaboral.

Como puede verse, la intervención en casos de retraso mental depende fundamentalmente del grado de retraso, aunque en sentido general el objetivo esencial apunta hacia la preparación laboral en todos los casos.

Si bien es importante en casos de trastornos intelectuales la detección temprana, el diagnóstico y la intervención, no es menos importante la prevención. En casos de dificultades en el aprendizaje resulta necesario profundizar en la preparación de los maestros como una vía para evitar la aparición del problema, y como vía para erradicar el problema. Sin embargo, en casos de retraso mental la propaganda que realiza el Ministerio de Salud Pública a través de los medios de difusión masiva para evitar los factores de riesgo durante el embarazo; las consultas de genética para la planificación familiar, la interrupción oportuna del embarazo etc. resultan imprescindibles para evitar las causas del retraso mental.

En Cuba existe un amplio programa de Salud que, en coordinación con el Ministerio de Educación, está dirigido a la prevención de los problemas intelectuales y que cuenta con la colaboración del resto de los ministerios y organismos estatales, asociaciones y empresas que en la medida de sus posibilidades y en plena coordinación con los ministerios rectores (Educación y Salud) coadyuvan al logro de las metas instructivas-educativas y mención especial merece el apoyo de la familia, de la comunidad y de la sociedad en general.

Conclusiones                              

La tarea del diagnóstico no puede limitarse, como muchas veces se hace, a constatar qué factor nocivo actuó, qué pudo lesionar la estructura funcional del cerebro en cualquiera de las etapas de formación y desarrollo del individuo (pre, peri y postnatal) o cuáles son las características de las distintas funciones psíquicas elementales y superiores o caracterizar la dinámica familiar. El verdadero enfoque científico del diagnóstico requiere del descubrimiento del cómo, por qué, a través de qué eslabones mediatizadores y con ayuda de qué mecanismos neuropsicológicos las condiciones del medio en interacción con los componentes biológicos han condicionado  todo el cuadro clínico-psicológico-pedagógico-social que presenta el sujeto objeto de estudio.

Bibliografía              

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Bell Rodríguez, Rafael.– Convocados por la diversidad / Rafael Bell Rodríguez, Ramón López Machín: Ed. Pueblo y Educación.– La Habana, 2002.

Caballero Delgado, Elvira.– Diagnóstico y diversidad. Selección de lecturas / Elvira Caballero Delgado: Ed. Pueblo y Educación.– La Habana, 2002.

López Machín, Ramón.– Educación de alumnos con NEE. Fundamentos y actualidad: Ed. Pueblo y Educación.– La Habana, 2000.

Nieves, María Luisa.– El diagnóstico como proceso de evaluación-intervención. Una nueva concepción. Congreso Pedagogía 95.– La Habana, 1995.

Rico Montero, Pilar.– Hacia el perfeccionamiento de la escuela primaria / Pilar Rico Montero: Ed. Pueblo y Educación.– La Habana, 2000.

Trujillo Aldama, Ligia.– Fundamentos de defectología / Ligia Trujillo Aldama: Ed. Pueblo y Educación.– La Habana, 1986.

Vigotsky, L. S.– Obras completas, Tomo V / L. S. Vigotsky: Ed. Pueblo y Educación.– La Habana, 1995.

Zamsky, L. S.– Historia de la oligofrenopedagogía / L. S. Zamsky: Ed. De libros para la educación.– La Habana, 1981.

 

 

 

 

 

Autor:

Lic. Prof. Asistente Elba Rosa Figueredo Vila

Juana Mayra Rosabal Salgado

MSc. Prof. Asistente Luis Enrique Labrada Estrada

[1] E. Seguin,  La educación,  la higiene  y  la  terapia moral  de  los  niños retrasados mentales, San Petersburgo, 1903,      p. 27.

[2] Idem.

[3] Idem.

Partes: 1, 2
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