"Alguna vez a la edad de 10 años aproximadamente, al nadar bajo la lluvia, corríamos, gritábamos y nos divertíamos de diferentes maneras; nos subimos a los barandales del puente del ferrocarril y corríamos sobre ellos, también sobre el tubo conductor de agua; por debajo del puente corre la quebrada El Venado que desemboca al rio Dagua; la quebrada creció (aumento su caudal) debido a la fuerte precipitación, cuando llegamos a casa, inmediatamente nos dieron látigo (nos castigaron con látigo) porque estábamos subiéndonos a los barandales del puente; una tía que vivía cerca del puente subió a nuestra casa y le dijo lo que hacíamos en el puente."
La cohesión de sus miembros se establece principalmente con base en el paisanaje y las actividades económicas, las cuales conforman un cosmos socio – cultural y simbólico que da unidad y autonomía:
"En ese mismo tiempo llego a la comunidad un proyecto que tenía relación con sostenibilidad alimentaria. En este trabajo estaban involucradas aproximadamente 15 familias encabezadas por los jefes de hogar de cada una de ellas, estos conformaban lo que se conoció como la asociación de usuarios campesinos. El proyecto consistía en realizar siembras de algunas especies vegetales nativas utilizadas para la alimentación y que por alguna razón estaban escaseando, entre las que podemos mencionar está el plátano, la guanábana, el borojò, la pepa de pan, chontaduro, maíz, etc. entre otros productos de pan coger. Cada uno de los beneficiarios tenía una gran cantidad de terreno y les quedaba muy difícil trabajarlo solo; para ello entonces, recuerdo que realizaban reuniones para organizar el trabajo y aunque yo no entendía nada de lo que hablaban, pronto entendí al ver que se reunían y primero trabajaban en un terreno, luego en otro y así sucesivamente hasta cubrir todos los terrenos, lo que es conocido tradicionalmente como la mano cambiada".
De esta misma manera se procedía cuando se trataba de la actividad minera, se hacía una mamuncia, donde los hombres cavaban los hoyos hasta llegar hasta llegar a la zona interna donde se hallaba el oro, luego subían la tierra y se trasladaba al lugar donde estaban las mujeres para el mazamorreo, para obtener el oro; finalmente, el producto se deposita en un recipiente de mate para luego ser vendido y repartido entre las familias o personas participantes en esta actividad económica. (Vivencias Hugo Rentería.)
Otra actividad económica como la agricultura y la minería que ocasionaba trabajos solidarios, era la pesca en la cual toda la población se unían para barrer, cuando llegaba la subienda la comunidad realiza faenas de pesca, para ello unas personas toman las atarrayas y trasmallos por las puntas extendiéndolas de lado a lado del rio, otros con ramas y vara delgadas golpeaban el rio para que los peces se dirijan hasta la red; al final se sacan los peces y se reparten entre todos aquellos que participaron de la pesca.
Y aunque alguna de estas actividades a veces se realizaban de manera individual como la cacería también, siempre se procuraba compartir con los paisanos carnes de animales, peces, plátanos, algunos frutales entre otros productos; la solidaridad en Córdoba era tan profunda y sentida que en muchas ocasiones se compartía de lo que se cocinaba en las casas en el día y en otras ocasiones el abuelo dividiendo el contenido de su plato para compartirlo con el visitante.
Culturalmente es un comportamiento solidario que caracterizó a nuestros abuelos, en donde existía un alto grado de responsabilidad sociosolidaria, una gran preocupación del uno por el otro, especialmente existía la pretensión de proteger a los menores, los cuales cada uno se sentía como hijo propio.
En resumen, las relaciones de paisanaje jugaron un papel fundamental en estas actitudes y comportamientos ya que fungió como cohesionador en las relaciones entre estas personas mediante los grupos solidarios. Haciendo de esta comunidad un grupo donde impera la solidaridad, la familiaridad, la crianza común y el compartir de la lucha cotidiana.
En la Córdoba de hoy, son muchas los aspectos que han cambiado en relación con lo antes mencionado, el tipo de comportamientos presentados por los abuelos y personas adultas de ese entonces ya no son tomadas en cuenta como ejemplos de conductas por las nuevas generaciones; hoy son otros los modelos que tenemos. Los modos de pensar son diferentes; valores como la responsabilidad, el respeto, la perseverancia, la solidaridad han perdido su importancia, precisamente la falta de respeto hacia la persona ajena y la propia, la poca insistencia para alcanzar las metas y sobre todo la falta de apoyo comunitario son las variables que marcan la pauta en el modo de pensar entre muchos de los habitantes de Córdoba. Todos estos cambios van corriendo paralelos a cambios en las actitudes asumidas por los estudiantes al interior de la Institución Educativa José María Córdoba.
Institución Educativa José María Córdoba.
La Institución Educativa José María Córdoba (IEJMC) de modalidad agropecuaria, es una institución pública ubicada en una zona de comunidades negras, más específicamente en Córdoba que hace parte del Consejo Comunitario de Córdoba, San Cipriano y Santa Helena; esta se encuentra a unos 20 minutos carretera despejada, de la ciudad de Buenaventura, Valle del Cauca; esta institución tiene sedes también en el Consejo Comunitario del Alto y Bajo Zaragoza.
Antes de los años 90", los niños cursaban la primaria en la escuela de Córdoba. Para cursar el bachillerato se veían obligados a viajar a la ciudad de Buenaventura y matricularse en algunos de los colegios de esta ciudad.
Esta institución surge por la iniciativa de un grupo de nativos, quienes ante la necesidad de tener en la comunidad una institución que ofreciera la educación la media iniciaron una gestión con ese mismo espíritu solidario, de asumir a todos los menores como hijos propios y con ese don de sentido de preocupación del uno por el otro; ya que los jóvenes que terminaban la primaria les quedaba muy difícil trasladarse a la zona urbana a continuar con sus estudios.
Cecilia Hurtado, habitante de Córdoba quien llegó de la localidad de Saija en el departamento del Cauca hace unas cuatro décadas, madre de siete hijos los cuales cinco de ellos estudiaron en la institución logrando graduarse tres de ellos. El primero de sus hijos Daniel estudio en la zona urbana de Buenaventura en el colegio Pascual de Andagoya; pero logro graduarse a pesar de las dificultades, como levantarse a las cuatro de la madrugada exponiéndose a los peligros disfrazados con la oscuridad, para tomar la flota que lo transportaba y así estar a la hora exigida en la Institución Educativa; pero también como problema estaba los recursos económicos para el transporte. Ella al respecto comentó: "Aquí estábamos con deseo de tener un colegio de bachillerato, porque había primaria pero bachillerato no había ( ) no era fácil que todos los muchachos tenían que viajar a Buenaventura."
Doña Cecilia, pensando en esta experiencia problemática, quiso tomar la iniciativa para que se creara una institución que enseñara el bachillerato y junto a la directiva de la junta de acción comunal y otros habitantes de la comunidad, lográndolo en el transcurso de un año y medio aproximadamente. Fue así como tres de los hijos de Cecilia lograron graduarse como bachilleres en esta nueva institución de Córdoba al lado de otros jóvenes habitantes de la localidad.
En el año de 1991 inicia labores como satélite del Instituto Técnico Industrial Gerardo Valencia Cano (ubicado en el casco urbano).
En sus inicios el colegio funcionaba en las instalaciones de la iglesia católica, amoblados con unos pupitres viejos donados por la escuela primaria existente en ese momento puesto que ya no los usaban; luego se pasó a la caseta comunal del corregimiento de Córdoba donde se estuvo por largo tiempo; los espacios de prácticas agropecuarias eran las fincas cercanas facilitadas por los vecinos de la zona, donde se aprendían las prácticas agrícolas tecnificadas a la luz de sus avances científicos; a la vez se tomaban en cuenta las practicas ancestrales aprehendidas de nuestros abuelos.
Poco tiempo después surgió una partida estatal para la construcción de la planta física del colegio gestionada por la junta comunal de ese entonces en cuya cabeza estaba el profesor y coordinador del colegio Manuel Dolores Sinisterra Murillo, gran líder, motivador y promotor de procesos comunitarios, y heredero de ese mismo vigor solidario ancestral vigente hasta la fecha e incorporado en el grupo comunal que lo acompaño.
Así mismo, entre muchas personas de la comunidad, padres de familia y estudiantes se logró adecuar el terreno que fue entregado por un habitante de la zona, y en esta misma dinámica se construyeron en 1993 los primeros cimientos de lo que hoy es la sede central de la institución agropecuaria José María Córdoba.
Y luego en resolución del año 2007 logra la independencia del Instituto Técnico Gerardo Valencia Cano, quedando como Institución Educativa Agropecuaria José María Córdoba.
El colegio con modalidad técnica agropecuaria porque para ese entonces la mayoría de los nativos vivían de la agricultura, la pesca y cacería; entonces con el ánimo de aprovechar de mejor manera los recursos naturales se implanta esta modalidad en las técnicas agropecuarias.
Wilson Osorio, líder comunal en Córdoba quien también su hija estudio en el colegio y además sus nietos; expresa las razones de la modalidad del colegio: "la modalidad del colegio fue con el fin de que los muchachos explotaran y aprovecharan las fincas que tenían sus familias."
En esta institución, convergen estudiantes de zonas aledañas, o de otros consejos comunitarios como los de Citronela y bajo calima, e incluso algunos del casco urbano del municipio de Buenaventura; quienes vieron en esta institución buenas posibilidades para sus intereses futuros; es así como la señora Nelly Jaramillo Rosero, madre de un egresado con residencia en Buenaventura dice: "Lo matricule porque el colegio ofrecía la enseñanza agropecuaria, porque pueden terminar y tener una alternativa para trabajar mientras puedan continuar sus estudios universitarios."
A su vez provienen de diferentes zonas del pacifico afrocolombiano como Cauca, Choco, Nariño y Valle Del Cauca específicamente de poblaciones como: Timbiquí, Naya, Raposo, Guapi, Tumaco, Satinga,[12] entre otras.
Sus profesoras y profesores son de la zona urbana de Buenaventura en su mayoría, y unos pocos son oriundos de Córdoba, San Cipriano y Zaragoza; y algunos de ellos egresados como bachilleres de la misma institución.
Su plan de estudios está basado en los estándares elaborados por el ministerio de educación el cual va dirigido a todos los estudiantes del país sin importar sus condiciones étnicoculturales, a pesar de existir legislación para que las instituciones educativas puedan adaptar los planes de estudio a las condiciones socioculturales de los espacios donde ejercen su influencia educativa (Decreto. 1860/94 Art. 33 y 36.).
Los primeros profesores como Oscar Sinisterra, profesor de matemáticas, 1994, describe a los estudiantes como "respetuoso y muy buenos, salvo algunas excepciones de muy pocos estudiantes que a veces evidenciaban mal comportamiento. Pero en términos generales, los estudiantes de la época eran buenos seres humanos, muy contrarios a la media de lo que son hoy."
Así mismo, consideraba a los estudiantes como receptivos y con un buen sentido de la responsabilidad. En ese mismo sentido los profesores actuales describen al grupo actual de estudiantes como: "groseros especialmente los de los grupos inferiores (6º, 7º y 8º)" Profesora: Roslyn Minerva Obando, 2014.
Estos testimonios recogen la apreciación de los profesores de los inicios de la institución y los actuales y se puede apreciar el cambio entre una época y la otra.
Interacciones cotidianas de los estudiantes en sus contextos próximos
El objetivo de este capítulo es mostrar las dinámicas sociales dadas básicamente en el espacio escolar donde se presentan los comportamientos agresivos y/o violentos.
Hay conductas de los estudiantes que se asumen como propias de su edad y su condición y son validadas por su grupo de pares aunque no son aceptadas por los adultos: padres y/o docentes.
En este sentido, como lo plantea Berger y Luckmann (2003) en el transcurrir de la vida cotidiana de los involucrados se ha generado un proceso de legitimación de las formas comportamentales que se estudian en este trabajo.
Detrás de los comportamientos no aceptados presentados por los estudiantes de la Institución Educativa José María Córdoba, es posible reconocer la existencia de un proceso de transformaciones sociales que se viene presentando en estas comunidades, siendo la escuela el espacio que está dando pautas frente a las formas de asumirlos no sólo en su interior sino también en el espacio familiar.
Se empezará por mostrar las dinámicas comportamentales en las relaciones cotidianas que tienen los estudiantes, en sus contextos próximos, es decir en la Institución Educativa, en las familias y en los grupos de pares
Contexto escolar: La Institución Educativa
La Institución Educativa José María Córdoba es uno de los contextos donde se escenifican comportamientos agresivos físicos y/o verbales, producto de la carga simbólica aprehendida por los niños y jóvenes estudiantes en los diferentes contextos en los que interactúa: la familiar, la escuela y su grupo de pares.
A continuación se hará una descripción de algunos de los comportamientos dados en este espacio que comparten los estudiantes con profesores, directivos y otros, los cuales aparecen algunos registrados en Libro de disciplinas implementado por la institución para tal fin.
Comportamientos agresivos y/o violentos
Se revisó el llamado "Libro de Disciplina" de la institución Agropecuaria José María Córdoba del año lectivo 2013 en los meses de marzo, abril y mayo. En este libro se registran algunas de las situaciones que se consideran como "problemas" sucedidas durante el año lectivo.
Durante el período que nos ocupa se han podido comprobar 22 casos o dificultades disciplinarias, dentro de los cuales se pudieron evidenciar las violaciones al pacto de convivencia y se detectaron situaciones problemas como: formas de hablar grosera, agresión física, interrupción de clases, agresión verbal y porte de armas al interior de la institución; como se puede observar en la siguiente tabla.
Ilustración 2: Tipos de falta según caso (Fuente Libro de Indisciplina de la Institución Educativa José María Córdoba)
Ilustración 1
A continuación se hacen referencias a algunas de estas situaciones registradas en el libro y otras más recientes. Se han seleccionado situaciones que pueden considerarse representativas frente a la variedad de situaciones de agresivas y/o violentas que se presentan en la Institución Educativa.
Falta de respeto a los profesores y profesoras.
El estudiante José[13]está peleando con un niño. Otros niños observan y avivan para que la contienda continúe; al percatarse la profesora los separa para que no sigan peleando, tomando de las manos a José y este se sacude de una manera violenta y lanzando golpes a cualquier parte le pega un puño en un seno a la profesora Luz Marina, además José embate con frases ofensivas y vulgares a la profesora; esta lo traslada a la coordinación y le dice a la coordinadora que es un niño muy agresivo y además le solicita a la coordinadora de disciplina que debe presentarse con su acudiente pues no es la primera vez que es belicoso con los compañeros de estudio y los profesores.
Irrespeto al profesor y compañeros en la misma clase.
En la clase de ingles la estudiante Yesee de unos 13 años y que asiste al curso 8, muestra un desacuerdo sobre la actividad que el profesor realiza, y al manifestárselo al profesor lo hace de manera grosera usando frases que ofenden al profesor, el profesor coloca en el libro de disciplina que la estudiante presenta comportamiento inadecuado sobre la convivencia en cuanto al respeto con el profesor.
En la misma clase los estudiantes Felipe, Arnold y Jorge, presentan dificultades de comportamiento dentro del salón de clases, hablan constantemente sobre temas que nada tienen que ver con la clase, interrumpiendo continuamente al profesor y a sus compañeros y cuando el profesor les llama la atención responden de manera grosera, diciéndole al profesor que no le diga nada, además casi nunca entregan las actividades correspondientes; pero también Luis Fernando Valencia monta los pies sobre los pupitres haciendo un mal uso de ellos.
Enfrentamiento violento, agresión y asalto físico mutuo.
Los estudiantes Paula de unos 13 años que asiste al Programa Brújula[14]y Edier de grado sexto se pelearon. Todo se inició en la hora de recreo, cuando Edier, en compañía de otros niños, empezó a llamar con sobrenombres a Paola por un largo tiempo. Entonces la niña Paula le tiro una piedra y le haló la camisa a Edier. Edier le dio unos golpes en la cabeza, ante la mirada de otros estudiantes que observaban e incitan a uno y a otro a que siguieran peleando. Algunos de los estudiantes que observaron la pelea fueron y le contaron a la profesora quien los llevó a la coordinación de disciplina; allí los registraron en el "Libro de disciplina" solicitándoles que se comprometieran a no volver a pelear; la niña Paola se comprometió a no volver pelear, pero el estudiante Eder no quiso arrepentirse ni asumir compromiso.
Intervención de la máxima autoridad: El Consejo Directivo de la institución
Según el Manual de Convivencia de la Institución Educativa José María Córdoba, el Consejo Directivo, como instancia directiva de participación de la comunidad educativa y de orientación académica y administrativa del establecimiento, en él participan todos los representantes de los diferentes estamentos de la comunidad educativa. Es órgano decisorio, el cual tiene entre sus funciones principales:
"Servir de instancia para resolver los conflictos que se presentes entre docentes y administrativos con los alumnos de la Institución y Adoptar el Manual de Convivencia y el reglamento de la Institución." (Capitulo VIII, art. 124 y 126)Se presenta a continuación la descripción de una situación de agresión física en la que intervino el Consejo Superior
Riñas entre las niñas
Esta es una situación que se presentó finalizando el año 2015 entre dos jóvenes Karina y Susana, de unos 14 y 13 años, estudiantes del grado 9º y 8º respectivamente
En esta contienda, presentada entre las estudiantes en donde Karina golpea de forma inclemente a la Susana en la cabeza y la espalda, mientras alrededor se agolpan otros niños y niñas que alientan y consienten este acto, arengando a favor de la joven de sus afectos. Una de las niñas arengadoras, agarra a Susana tratando de separarlas pero a la vez, Karina quien nadie agarra, apuñetea con crueldad hasta que desiste por su propia voluntad, el continuar golpeándola. Otros estudiantes incluso graban con celulares y buscan persuadir a los que están separando, para que la pelea continúe.
Un instante después del altercado, son llevados ante la coordinación de disciplina de la Institución Educativa para tratar el caso y cada una de las estudiantes en contienda, acompañadas de sus madres, una de ellas con su padrastro, comparecen tratando de dar solución a este altercado. Pero lejos de conciliar la disputa continúo extendiéndose hacia los padres quienes entre palabrerío y palabrerío continuaron con el alegato enfrentándose entre ellas cada una defendiendo a sus hijas.
El coordinador de disciplina después de atender el caso, que es considerado como una falta gravísima, lo remitió al Concejo Directivo, quienes días después citan a las estudiantes y sus acudientes (madres de familia) a una reunión con miras a atender con mayor rigurosidad este asunto. Una vez ante el Consejo Directivo, el rector les hace contar a cada uno lo sucedido y las razones que las llevaron a asumir esta actitud. Después de escuchar a las estudiantes, se presenta una la discusión en torno a lo ocurrido que concluye en la exhortación por parte del Consejo Directivo a las estudiantes acerca del buen comportamiento, invitándolas a la conciliación; igualmente fueron informadas de la sanción la cual consiste en cinco días de suspensión y la participación en actividades ético-pedagógicas al interior de la Institución Educativa. La Institución Educativa asumió una posición punitiva, sancionando a las estudiantes, en esta sanción se incluyó también a algunos careadores y a algunas amigas de las peleadoras.
Una vez escuchada la sanción dada por el Consejo Directivo, las madres de las estudiantes continuaron discutiendo entre ellas, defendiendo nuevamente a sus hijas.
Otros participantes
Como se puede apreciar, en la descripción de estos comportamientos agresivos por parte de los estudiantes, existe una participación diferenciada de actores; entre los estudiantes, se encuentran en primer lugar aquellos que se pelean o agreden de forma verbal o física. En relación con cada uno de ellos puede observarse un grupo de amigas que se consideran incondicionales y que les apoyan cualquiera que sea la situación que enfrenten. Para el caso de "La riña entre niñas", por ejemplo, la filiación entre amigas está dada por rangos de edades, por referencia grupal o de grado.
Existen también los grupos de "careadores"[15] quienes promueven la pelea antes y durante el enfrentamiento; este grupo de estudiantes, parecen disfrutar con ver a los demás en situación de conflicto y están buscando permanentemente que cualquier discrepancias entre estudiantes concluya de forma agresiva, preferiblemente en agresión física.
Otros participantes en las acciones comportamentales son las madres y/o padres de familia al ser enteradas por parte de la Institución Educativa del conflicto protagonizado por algún o alguna de sus hijas y que amerita una intervención mayor del colegio. En el caso de "La riña entre niñas", acuden las madres con una actitud de defender a sus hijas enfrentándose entre ellas[16]quizás no dándose cuenta que están asumiendo un comportamiento similar que sus hijas.
"Pelea" y tipos marginales de interacciones.
La atención de los participantes está centrada solo en las acciones individuales de las personas implicadas directamente en la secuencia de actos de agresión que llamamos "pelea", pero existen otros modos de conducta adyacentes a la acción principal que están desdeñados por la atención prestada solo a este componente vertebral de la pelea. Para el caso de "la riña entre niñas", en donde sus protagonistas fueron dos niñas estudiantes de la Institución Educativa José María Córdoba, su enfrentamiento atrajo de diferentes maneras la atención de diversos actores de la comunidad de Córdoba que, antagonistas o no, hacen parte del entramado social institucional escenario obligado de la misma: estudiantes, profesores, padres de familia y directivos docentes.
Normalmente uno dice que si bien no todas las discrepancias terminan en agresiones, en una pelea si es posible identificar que se inició con alguna desavenencia surgida entre sus protagonistas alrededor de la cual ellos entran en una discusión sin tener la pretensión de llegar a situaciones graves. No obstante se observa que ese núcleo de discusión va en aumento cada vez más hasta llegar al punto en el que se inician las peleas y los enfrentamientos, se agreden verbalmente y se agarran a golpes. Esto es preocupante y parece que convierte en necesaria la idea de poner a un lado la sustantivación de la disputa como motor de la pelea y la conjetura de que detrás de esos enfrentamientos existen grandes motivos descritos como desavenencias y discusiones.
Dejar de lado esa conjetura nos permite preguntamos ¿existen otros modos de interacción que podrían estar asociados a esos "saltos catastróficos" en las interacciones rutinarias entre estudiantes? Y, desde otra perspectiva, conjeturar que tal vez exista una especie de alquimia social que todo lo convierte en peleas a golpes en medio de un coro infernal de agresiones verbales que parece no agotar nunca su inventiva. En el caso de que esto existiese, la metáfora de "arrojar una piedra dentro de un pozo de agua rutinariamente tranquila" sólo sería parcialmente útil: ella ya no se podría asociar a un "salto catastrófico" de las interacciones que cada vez más se observan; y quedaría limitada sólo a dinámicas continuamente crecientes.
Se configura así, una especie de estructura social del comportamiento de los estudiantes. Lo que por ahora hemos podido observar es que alrededor de los enfrentados surgen otros actores, quienes invierten esfuerzos para que el altercado no termine, son los llamados "careadores"; estos personajes, quienes hacen parte del estudiantado, son una especie de instigadores que seducen a los contrincantes para que la pelea no termine. Estos careadores estimulan a que la pelea continúe en el momento, pero existen otro tipo de careadores que aun después de terminada la pelea empiezan a generar intriga y a maquinar cómo hacer que la pelea permanezca; este personaje llevan y traen razones entre los contendientes haciendo aumentar el odio entre los adversarios.
Otros estudiantes que hacen parte de la estructura comportamental en la institución son los amigos íntimos, por así llamarlos, ya que comparten como compañeros muchas cosas, estos son una especie de aliados en la hora de los conflictos, entre ellos existe un apoyo reciproco e incondicional a la hora de enfrentamientos con sus pares antagónicos.
Los adultos representados en los padres, profesores y directivos tienen su participación en el momento que llegan a las agresiones graves o muy graves, pocas veces intervienen cuando las agresiones son leves.
Los profesores son una especie de mediadores entre los estudiantes enfrentados, pero cuando no logran solucionar los casos los remiten a los directivos quienes llaman a los padres de familia, los padres acuden en una actitud de defender a sus hijos enfrentados; y la participación de los directivos es tomando acciones punitivas como suspender o expulsar del plantel educativo, cuando las agresiones llegan a ser graves o muy graves; aun así los conflictos entre estudiantes continúan en aumento.
"Pelea": el significado entre los estudiantes.
Para algunos estudiantes de la Institución Educativa José María Córdoba los comportamientos agresivos verbales y/o físicos significan el no sentirse inferior al otro antagónico; el no sentirse inferior a su vez otorga el honor de ser respetado por defender su dignidad y no ser considerado como un tonto o cobarde. El testimonio de James, que en el momento de la entrevista cursaba el grado 9º, de 14 años, Alberto le venía provocando e incitando a pelear, tratándolo de cobarde, hasta que se enfrentaron y hubo la pelea
" él hace rato me está cansando, pero yo no le he parado bolas y me di cuenta que él dijo que yo era un bobo y un miedoso, y además que yo le tenía miedo a él, entonces lo busque para que peleáramos, para mostrarle que yo no soy ningún bobo ni ningún miedoso".
La pelea o esta forma de comportamientos agresivo, para los jóvenes de esta institución no es solo ganar o perder, es mostrar disposición ante los adversarios para defender el honor propio y el del grupo de amigos al cual se pertenece es adepto. Los estudiantes implicados en estas situaciones estos comportamientos de enfrentamiento enfrentarse con sus pares antagónicos de forma agresiva, lo hacen porque sienten la necesidad de demostrar ante sus pares espectadores que no se van a dejar de nadie así les toque perder la pelea en el momento; para ellos lo importante es presentarse y hacerse ver como alguien respetado en el grupo y/o ante los demás.
Algo similar comentó Daniel, quien cursaba el grado 7º " lo que pasa es que si uno no pelea se la van a montar y cada rato van a decir que uno es tonto o un miedoso; además hasta los amigos lo sacan del parche "
Algunos de los motivos que inducen a los estudiantes a participar de esta pauta comportamental está dada precisamente por lo que plantea el estudiante entrevistado número uno Alberto, quien expresa el temor de no ser aceptado luego por el grupo de pares más íntimo o por lo que puedan decir los demás pares antagónicos y aquellos que no son antagónicos o íntimos. Además la participación de algunos estudiantes motivados por querer ser "el más"[17], o y en esa lucha por querer ser el más entre el grupo de pares, hace que participen dentro de las situaciones los comportamientos agresivas no aceptados, generando genera los enfrentamientos entre pares contrincantes. Un par de motivos como el querer ser más que el otro y el no ser sacado del grupo de amigos motiva a la participación en la norma comportamental.
Contextos familiares.
Para el caso de las familias del grupo de estudiantes seleccionados para este trabajo de la IEJMC, se evidencia que son familias monoparentales[18]en su mayoría conformadas por la madre y los hijos. En estos casos se ve una tendencia al cambio en relación a la estructura de las familias tradicionales, en donde la familia ya no es extendida[19]y con ello el sentido solidario en la crianza de los menores también se ha transformado. Quienes están encargadas de la custodia de los hijos son mayoritariamente las madres y la causa frecuente de la uniparentalidad es la separación de los cónyuges o padres, entre otras causas menos frecuentes como la viudez y los nacidos fuera de la unión libre o matrimonio (madres solteras).
A nivel general la composición habitacional tiene que ver con el número de personas que ocupan la unidad de vivienda; Gutiérrez (citada por Angulo, 1995) afirma que en el complejo cultural negroide hay una característica particular: la familia extensa, constituye el prototipo cultural de este complejo en su unidad habitacional y en la unidad de vivienda generalmente habitan los padres, los hermanos y puede estar el padre real o padrastro, otros familiares cercanos de la madre y en muchos casos los hijos de esta. Situación que como se mencionó anteriormente es contraria en el contexto actual de la población de Córdoba.
El sustento económico en las familias de los estudiantes está compartido entre el padre y la madre, quienes en la medida de las posibilidades aportan para el sustento y crianza de los hijos; pero las mamás están encargadas, además de la crianza, de los aspectos espirituales, éticos y morales. Ellas deben trabajar para ayudarse económicamente; los padres, quienes trabajan eventualmente apoyan con un mínimo aporte para el sustento de los hijos en común. (Esto es otro aspecto que manifiesta el cambio a través del tiempo en Córdoba; para la generación de los recursos económicos existía la solidaridad, donde todos participaban; pero actualmente el sustento se da por esfuerzos individuales. A esto se le suma la paulatina desaparición de las familias extendidas, llegando gradualmente a la conformación de familias monoparentales en la jurisdicción del poblado de Córdoba.
En pocos casos los padres varones se hacen cargo total del sustento económico, es más, en algunos casos son los mismos jóvenes quienes trabajan para su propio sustento. Las madres en su búsqueda del sostén económico, pierden un poco de acierto en la crianza y en la formación de los niños y jóvenes, dejando de estar pendiente de los sucesos o hechos que puedan influenciar a sus hijos.
Los jóvenes también realizan trabajos y ocasionalmente ayudan con el sostén de la casa. Como se ve en lo expresado en el testimonio de Jerson. Estudiante entrevistado de catorce años quien vive con su madre su padre murió cuando él tenía cinco años de edad, el a la vez que estudia realiza trabajos eventuales y con eso satisface sus necesidades y ocasionalmente ayuda económicamente en casa.
"Algunas veces porque compro ropa y mi descanso y cuando mi mamá no tiene pues me toca dar a mí la plata que cojo la gasto en mí, la mayoría de las veces compro mis cuadernos, yo mismo es que los compro."
Amenazas, gritos y agresiones; relaciones en el contexto vivencial familiar de los estudiantes de la IEJMC
Al interior de las familias de los estudiantes objeto de este estudio se presentan unas dinámicas comportamentales que llaman poderosamente la atención, en el sentido que se le atribuye en este trabajo: es decir las dinámicas socio familiares han revelado que existen al interior de las familias tratos agresivos.
En el contexto vivencial familiar de los estudiantes de la IEJMC, se encuentran objetivadas una serie de agresiones como amenazas, agresiones verbales y físicas, a modo de gritos y golpes con objetos duros o con látigos.
Como resultado de la encuesta sobre relaciones entre padres e hijos que se aplicó a estudiantes se reflejó que en su mayoría a los estudiantes sus padres los han amenazado con golpearles y castigarles, de la misma manera se les ha gritado con tonos amenazantes; también en las familias han utilizado frases para ofenderles y tratar de minimizarlos haciéndoles sentir mal; solo a uno de ellos nunca le han dicho frases para ofenderle y hacer sentir mal, sin embargo, once de los jóvenes manifiestan que algunas veces se le ha dicho este tipo de frases con estas intenciones y también a tres de ellos siempre los ofenden y les llaman tontos, perezosos o algún tipo de nombres como ese, con intenciones de hacerles sentir mal.
Angulo, (1995) nos dice al respecto que "estas amenazas son muy frecuentes en esta sociedad, principalmente las amenazas con castigo físico como el encierro, el látigo etc." (p.49).
Las características de las agresiones "no violentas tipo uno", de acuerdo a la escala táctica de conflicto, que fueron indagadas para este trabajo son: amenazas con golpear que en realidad no se consuman, gritos, maldiciones, calificar de tonto, perezoso y echarlos de casa. Así lo testifica living, niño que vive con su padre y su madre está muerta, expresa claramente en este nivel de agresión las amenazas hechas por su padre: "Aunque algunas veces le hablan feo a uno, Simón[20]le habla feo a uno para decirle las cosas."
Dentro de este nivel de agresión, a los jóvenes objeto de este estudio les han amenazado y gritado algunas veces y también se les calificado de tontos o perezosos o calificativos como estos.
Así mismo y entrando en tipo de agresión que se considera no violenta desde el punto de vista del contacto físico, dentro de la escala, los estudiantes expresaron que casi siempre les dan palmadas en la parte inferior del cuerpo, en la misma parte inferior, son golpeados con cinturones, palos, ganchos para ropas, cables y objetos duros.
Estudiante del lado octavo, tiene catorce años, vive con la madre y es castigada porque pierde algunas materias en el colegio o porque no ayuda con los quehaceres domésticos esta estudiante deja en evidencia este tipo de agresión no violenta en las familias de los estudiantes: " a veces las mamas lo castigan a uno por cosas que no deberían, también a veces le dan látigo muy feo; le dan muy duro, a veces con palo, con correa y hasta con puño".
Pero, no solamente han sido agredidos en la parte inferior del cuerpo, también los jóvenes manifiestan haber recibido bofetadas (golpes con la mano abierta) en la cabeza y en las orejas y recibido golpes en otra parte del cuerpo con cinturones, palos, ganchos para ropa, cables para electricidad, y otros objetos duros; pero aunque pocos de los estudiantes dijeron haber sido dejados inconscientes con un golpe y haber sido golpeados con puños y patadas no deja de ser preocupante que esto haya sucedido así sea con dos de ellos, porque según la escala táctica esto son agresiones graves que se traducen en maltrato físico llegando a hacer uno de los actos característicos de las relaciones entre los padres e hijos de este estudio.
Otros actos característicos entre padres e hijos que se repiten algunas veces al interior de las familias de los estudiantes de acuerdo con la descripción hecha por lo estudiantes es el de haber sido golpeados lo más fuerte posible y haberles causado lesiones como ronchas[21]quemadas o heridas a propósito. Como lo confiesa Daisy, niña que vive con sus dos padres quienes son cristianos evangélicos. Ella reveló lo siguiente: "mi papa una vez me pego y me saco una roncha, y da más de cuatro latigazos, pero mi mama nada más eran dos latigacitos y ya".
Se encuentran objetivados en el ambiente familiar de los estudiantes las situaciones descritas anteriormente, es decir que parte de su universo simbólico, derivado del proceso social en el que se encuentran inmersos, se halla invadido de gritos, amenazas, agresiones, etc.
El castigo con látigo
El látigo en este trabajo tiene una mención especial ya que es una de las formas de castigo utilizadas por los padres de los estudiantes para corregir los comportamientos con los cuales no están de acuerdo los adultos de esta comunidad.
Se debe decir al respecto que existe una constelación de castigos que tiene como centro de gravitación el látigo. A través de ella el látigo se asocia a un séquito grande y terrorífico de castigos físicos que ejercen sus honorables oficios de ser instrumentos de la inculcación de la voluntad de la madre y de sus esperanzas, en los cuerpos a medio hacer de sus hijos; en ella aparecen los "golpes con la mano": palmadas o puños; "otros golpes" en los que intervienen la mano: arañazos, azotones y halar los cabellos, "patadas"; "contusiones con piedras" (esta forma de castigo físico se representa generalmente cuando se le agota otra forma más usual de castigo, por ejemplo, hay una madre que manifiesta que siempre castiga a su hijo con látigo, pero como el niño sale corriendo, entonces le tire piedras y palos); "contusiones con palos" (en algunos casos se presenta de igual forma que la explicación anterior, pero en otros pocos, el palo se toma como el instrumento primario del castigo – el garrote-); "contusiones con la correa"; "otras contusiones" (golpes con toda clase de objetos voladores como zapatos, chanclas, mangueras, peinetas); "encierro", "echado de la casa", "penitencias". Son varios los testimonios al respecto de lo anterior como este de Aura una madre de familia que castiga a sus hijos así como la castigaron a ella; quien menciona la forma como la castigaban. Pelear mucho "cuando era joven, yo era muy "peliona", yo peleaba mucho, peleaba con mis compañeros. Muchas quejas le ponían a mi mamá de mí, mi mamá me castigaba, en fin, mi mamá me daba con palo, con chancla; en el monte hay bejuco que le dicen chaldé, con ese también me daba, mejor dicho, con lo que ella consiguiera me daba; mi mamá lo que conseguía por ahí era con lo que me daba, hasta meao me echaron."
Esta constelación de castigos se amplía cuando el látigo sufre un proceso de transubstanciación y sustituye su existencia material por una existencia simbólica. En esta nueva y diferente existencia tiene efectos reales de soporte de otro círculo de castigos: los castigos sensoriales. Nombrar el látigo en una amenaza verbal se convierte en el lazo que conecta de manera casi mágica estos dos mundos: basta con lanzar la "amenaza de usar el látigo para castigar" para que se produzcan efectos de contención en los niños o en los jóvenes y ellos se sometan a castigos como "aguantar hambre-sed, frio, sueño", a la "falta de descanso" o a la "inmersión en un mar de gritos y ruidos sofocantes". Ya no se requiere mostrar materialmente el látigo que se tiene a la mano, sino que basta con que aparezca a través de una palabra: "látigo". Se le muestra en esta forma particular al niño cuando viola una norma y éste inmediatamente entiende y opera como un gas paralizante.
Finalmente, tanto en una o en otra existencia, el látigo es soporte de un tercer círculo de castigos: los castigos simbólicos (como regaños, insultos, amenazas, terror y miedo, abandono, aislamiento e incomunicación, faltas de recreación, manipulación y desafecto).
El trabajo realizado por la socióloga Eliana Sofía Angulo Valencia, "El uso del látigo como forma principal de castigo y corrección del niño en el contexto intrafamiliar afroamericano de Buenaventura (1995)", muestra que en las familias del Pacifico afrocolombiano, específicamente en el contexto afro-bonaverence, tradicionalmente se tienen "el látigo" como instrumento de corrección de complejo de conductas que los adultos consideran incorrectas ("mañas", "robos", y un etcétera muy grande y que forma una especie de código de la hermandad de los adultos) y que las intenta arrancar de raíz en la conducta de los niños y jóvenes.
El "látigo" tiene una enorme aceptación como instrumento que está a la mano, convirtiéndose en una de las interacciones entre adultos y niños, utilizado para intervenir en los procesos de socialización que se dan de generación en generación, siendo este aceptado por toda esta comunidad. Lo que en términos sociológicos se le entendería como la institucionalización del látigo como instrumento de corrección en el contexto social afrobonaverence.
Lola madre entrevistada da fe con su testimonio del arraigo del látigo en esta comunidad de Córdoba "A nosotros nos castigaban y no nos pasó nada; el látigo no faltaba en la casa."
El uso del látigo –dice la autora–, se ha transmitido de generación en generación, siendo la madre la encargada de infringir este castigo ya que ella es la responsable en gran medida de la formación y educación de los hijos, puesto que "las madres permanecen más tiempo en la unidad de vivienda, ejerciendo la labor socializante ".
La existencia de una valoración del látigo como algo "inevitable" es un punto de partida que nos lleva a pensar en el castigo del látigo como una carga cultural transmitida históricamente a través de los procesos de legitimación mediantes los procesos sociales en los contextos afros como el de Córdoba.
En el contexto social de Córdoba existe una forma de socialización impositiva y autoritaria. Esta forma de inculcar la moral de manera impositiva autoritaria, consigna en el ambiente simbólico de este contexto social, unas formas violenta de socialización; es decir que en el caso específico de los niños de este contexto, entienden que para que el otro entienda o acepte su punto su vista, lo haría sometiéndolo de manera agresiva.
Estas son las consecuencias objetivas de la acción. El castigo con látigo une a todo el grupo, aunque sea de esta manera, en alcanzar un objetivo común cual es inculcar una disciplina moralmente asertiva.
Por otro lado, pero en el mismo sentido, esta forma pudo funcionar en otro contexto temporal, pero en la actualidad por distintas circunstancias se deben buscar modos alternativos para enseñar la disciplina moral.
En la búsqueda de la comprensión de estos comportamientos de los estudiantes objeto de este estudio, se podría conjeturar algunas aseveraciones.
Nuestros padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos; estaban convencidos que el castigo con látigo era lo que había que hacer para corregir aquellas actuaciones negativas de los niños y jóvenes en cuanto a sus comportamientos; cualquier mal hábito, malas mañas, o desobediencias; el látigo era el instrumento de corrección adecuado para ello. "Pedro Moreno el que quita lo malo y pone lo bueno"
Desde el punto de vista simbólico el látigo representa la corrección de estas actitudes negativas, según el dicho anterior, también pone lo bueno en el ser objeto de corrección.
Pero desde el punto de vista del interaccionismo simbólico de Mead, el látigo seria, un instrumento alegórico, que va más allá de una presencia física; este instaura en el ser, en este caso, de los niños y jóvenes de la Institución Educativa José María Córdoba, una serie de significados que pueden determinar su conducta. Que para este caso del castigo con látigo se trata de un asalto violento con el cual se busca cambiar algunas mañas, consideradas malas o no aceptadas por los adultos de esta sociedad que infringen el castigo.
Basados en el argumento de George Herbert Mead, en el proceso social de la conducta en el contexto social de Córdoba, los comportamientos agresivos de los estudiantes no son genéticamente emergentes, sino que han surgido de entre las relaciones sociales entre los padres y sus hijos. Tomando desde luego como punto de partida los actos característicos hallados en la escala táctica de conflictos aplicada a los estudiantes, la cual revelo que algunas actuaciones entre los estudiantes y sus padres esta mediada por agresiones de los padres hacia sus hijos, a través del castigo con látigo y su séquito de variaciones.
En otras palabras el castigo con látigo que es considerado por muchos en el contexto social de Córdoba y otros, como un elemento de corrección de las malas mañas y hábitos de los niños y jóvenes; ha provocado la emergencia social de conductas agresivas y violentas, mediante un proceso social de experiencias sociales vividas de imposición de adultos hacia los jóvenes.
Controversias sobre los comportamientos agresivos y violentos: a manera de esbozo
Los estudiantes sostienen relaciones entre sí, con sus familiares, profesores y con otras personas adultas con quienes socializan y de quienes aprehenden conductas que son producto de estas dinámicas de socialización. Son los adultos los encargados de la socialización de los niños y jóvenes, como lo plantea Durkheim, aunque este proceso también se lleva a cabo en la relación entre pares, en espacios como la Institución Educativa y la calle.
" para que haya educación [22]es necesario que estén en presencia una generación de adultos y una generación de jóvenes, y una acción ejercida de los primeros sobre los segundos" (Durkheim, 1979, p. 65).
En la acción que ejercen los adultos sobre las/los niños y jóvenes, los segundos reaccionan, produciendo una dinámica social bidireccional, en lo que indica que los jóvenes no actúan por simple imitación sino que todas sus conductas son fruto de un proceso social.
Los comportamientos agresivos y/o violentos de los estudiantes que generalmente no son aceptados por los adultos, pueden generar reacciones opuestas entre estos. Los adultos pueden censurar, castigar o escarmentar dichos comportamientos, de diferentes maneras e intensidades.
En el ambiente escolar, la reprobación puede ir desde el llamado de atención verbal hasta la sanción otorgada por un consejo de disciplina[23]en el interior de la familia puede ir desde un llamado de atención verbal hasta la agresión física.
El esbozo de controversia en torno a los comportamientos agresivos y/o violentos de las/los estudiantes se plantea primeramente en la aceptación o no, de estos comportamientos por parte de los adultos. Surge entonces una pregunta: ¿se debe aceptar estos comportamientos agresivos y violentos de los estudiantes? Pero no se trata solo de aceptar o no dichos comportamientos, se trata también de preguntarse, ¿Cuál ha sido la participación de cada uno de los actores en los procesos de formación social de estos comportamientos?
A pesar de la no aceptación de los comportamientos agresivos y/o violentos, se dan algunas excepciones como es el caso de la señora Marianne, afrodescendiente proveniente del Departamento del Choco madre adulta, de una de Karina participantes en el caso que hemos denominado "la riña entre niñas, quien cuenta con aproximadamente treinta años de edad, y tiene alrededor de cinco años de vivir en Córdoba, manifiesta que si su hija es atacada nuevamente por la otra, "ella tiene que defenderse". Es una actitud de aprobación que indica estar de acuerdo, en una situación específica, con dichos comportamientos agresivos, generándose una situación controversial, ya que es evidente la censura de estos comportamientos, no sólo por las madres, sino por la comunidad de Córdoba, como se deja ver en los testimonios de la mayoría de entrevistados. Por su parte, la Institución Educativa es radical, no acepta este tipo de comportamientos por ningún motivo, por eso presenta en y describe en el Manual de Convivencia, en sus capítulos IV, V y VI los "Actos contra la sana convivencia" en la escuela, las "Faltas y sanciones" y los Procedimientos disciplinarios". Del capítulo IV pueden destacarse los artículos 60 y 85.
En segunda instancia, como esbozo controversial, se puede plantear las formas de asumir o enfrentar estos comportamientos por parte de los adultos representados en este caso por los profesores en la Institución Educativa y los padres en los hogares de las/los estudiantes; dicha forma de asumir y enfrentar de los adultos, se refleja en gran parte, en las formas de castigo utilizadas.
Una de las mayores controversias que se presentan entre la escuela y la familia está relacionada con las maneras de sancionar las conductas agresivas y/o violentas de los/las estudiantes.
La Institución Educativa hace una clasificación de las faltas que se contemplan en el Manual de Convivencia capítulo V (Anexo 4) en faltas leves, faltas graves y faltas gravísimas; las prohibiciones 73 y 97 que hacen referencia al tema que nos ocupa se ubican como faltas graves. En el artículo 116 y el artículo 117 presentan las faltas gravísimas.
La escuela, ha diseñado un procedimiento con el fin de sancionar y evitar que se repitan estos comportamientos, dicho procedimiento se encuentra plasmado en el Manual de Convivencia en el artículo VI "Procedimiento disciplinario, aplicación de correctivos y debido proceso", el cual empieza diciendo en el numeral primero: "Una vez identificada una falta y antes de proceder a aplicar la sanción respectiva, todo estudiante en cada instancia, debe ser notificado y escuchado para su respectivo descargo con derecho a la defensa y al debido proceso." En este capítulo se describe el procedimiento para faltas, graves y gravísimas.
Esta forma de procedimiento para la sanción de las faltas que se utiliza en la escuela donde no se recurre al castigo físico y que se supone respeta los derechos de los y las involucrados, está siendo difundida por la escuela a través de la enseñanza de los derechos fundamentales, los derechos de los niños y del estudiante que se encuentran en el Manual de Convivencia; de igual manera al educadora de las nuevas generaciones de padres, espera incidir en las familias. Sin embargo estos procedimientos aún no se están implementando de forma rigurosa, asumiéndose en la práctica otras dinámicas que siguen enmascaradas en la intención de un debido proceso.
Por el contrario muchos adultos, en las familias siguen asumiendo castigo físico ante conductas agresivas de los menores, siendo el látigo el instrumento más utilizado y de mayor significación para este propósito.
Anteriormente tanto la escuela como las familias infringían castigos físicos para penar las conductas violentas y/o agresivas, hoy en día aunque las familias en Córdoba continúan castigando físicamente, la escuela está asumiendo otra postura, donde ya no acude al castigo físico para escarmentar estos comportamientos. Este cambio de postura en la escuela ha logrado que algunos padres asuman la misma actitud en las formas de no utilizar el castigo físico para reprender los comportamientos violentos, como lo expresa Aura una madre de familia de Córdoba proveniente de Timbiquí, quien despues dé reconocer que castiga físicamente a sus hijos afirma que: "Es maltrato pegarles a los hijos de esa manera, porque a los hijos no debe castigársele de así sino hablándole bien, educarlos".
Debido a esta forma adoptada por la escuela los estudiantes reclaman a los adultos en sus familias el que no se les castigue físicamente: como lo expresa Daisy del grado octavo una de las estudiantes entrevistadas que tenía en el momento de la entrevista trece años de edad.
"No, a punta de látigo no se cambia, creo que se debe aconsejar al niño, pero el castigo no solo existe con el látigo, se debe dar una disciplina; no darle recreo, no dejarlo ver televisión, no dejarlo salir de la casa, etc. aunque supuestamente le están dando a entender con el castigo con látigo, que no hagan cosas malas, así no se corrigen a los niños."
La mayoría de los adultos de esta comunidad que no aceptan los comportamientos agresivos y/o violentos de los estudiantes, se preguntan ¿por qué se portan de esta manera?; los padres expresan diferentes causas con fundamentos a priori, e incluso estableciendo culpas a otros adultos y a los mismos niños y jóvenes.
Doña Ester quien es una madre de familia con aproximadamente 55 años de edad, de ascendencia mestiza, proveniente de la parte céntrica del Departamento del Valle desde unos 25 años, preocupada por los actos comportamentales en los cuales se encuentran involucradas la menor de sus hijas y su nieta quienes estudian en la institución; al respecto dice:
" yo no sé, estos muchachos tienen un comportamiento muy difícil; yo con esas que tengo aquí, eso es "juete", consejo de todo. Ellas han cambiado un poquito o algo; pero esas niñas no escuchan, no escuchan lo que uno les dice. Y es que por las buenas o por las malas y esas muchachas no escuchan nada. Y así están todos los niños hoy en día: una grosería impresionante. Yo no sé , yo digo que será la comida que se comen. ¡Hay, es que no! Cuando uno no dice nada, pues vamos y vengamos; pero es que yo soy brava con Mariana. Yo no sé si usted se dio cuenta que se agarró en la escuela a pelear, y no es porque yo no le doy duro y consejo. "Juete" que le doy a Mariana. Entonces, ¡hay!, yo no sé qué decir sobre eso. No es tanto en la casa; porque, como le digo, le ando dando duro y no. O las amistades también influyen mucho en el comportamiento de ellos y que lo que las amiguitas hacen y todo ellas también quieren hacerlo. Y como uno no deja, entonces, allí el problema, porque no más es lo que ellos quieran".
Estos adultos no se miran como coorresponsables en la génesis de estas conductas. Los seres humanos como seres eminentemente sociales, somos coautores de los fenómenos que resultan de los procesos sociales, por lo tanto, en el caso de los comportamientos agresivos y violentos del grupo de estudiantes de la Institución Educativa José María Córdoba, se podría suponer que los adultos, a pesar que no comulguen con estos comportamientos, hacen parte del proceso social generador de las conductas. Pero de alguna manera se sienten ajenos a las posibles alternativas de solución; piensan que la participación de ellos se limita solo a castigarlos con látigo, ponerlos a practicar deporte para el aprovechamiento del tiempo libre o acudir a ayudas basadas en las orientaciones religiosas, como lo expresan algunas de las madres entrevistadas. En términos generales mantener a los niños ocupados en alguna actividad para que no tengan tiempo de verse envueltos en choques agresivos y violentos.
Benita, Madre de familia afrodescendiente quien vino del Cerrito Valle Del Cauca desde muy niña fue criada por su tía en Córdoba y se encuentra criando sus propios hijos en Córdoba quienes estudian en la Institución Educativa. Ella declara:
"Yo digo que con reuniones, con el diálogo con todos los muchachos Es más, yo digo una cosa y por eso es que yo decía, "están arreglando la cancha, los parques". Es decir, mantener a los muchachos ocupados en actividades que generen cosas buenas. Debería de haber algo que ellos también se motivaran. Todo el tiempo colegio, colegio eso aburre. Que la gran mayoría alce sus pesas, a muchos les gusta eso: practicar un deporte para que socialicen. En vez de estar peleando que practiquen un deporte."
Se debería entender que como seres eminentemente sociales, estamos inmersos en un proceso social en el que participamos todos y que aportamos activos [24](Kliksberg, 2005) que quedan objetivados, y que luego pueden ser aprehendidos, generando cualquier circunstancia comportamental. Los adultos son un elemento importante en las dinámicas o procesos sociales de esta comunidad, y en consecuencia aportan desde el punto de vista sociológico en la generación de estas conductas.
El colegio José María Córdoba y los hogares de los estudiantes fungen como instituciones educativas donde los estudiantes aprehenden y escenifican los comportamientos agresivos y violentos, en estas instituciones se encuentran los adultos quienes asumen diferentes formas de castigos en busca de la corrección de estas conductas violentas. En los hogares los adultos utilizan tradicionalmente el látigo y su séquito de variaciones para intentar reprender a los menores; en la institución educativa los adultos con la investidura institucional, no pueden utilizar el látigo o cualquier otro castigo físico, por lo que tiene otras formas de escarmentar los comportamientos agresivos ocurridos al interior de la institución. Después de un breve trabajo psicológico, en algunos casos en la Institución Educativa se sancionan los estudiantes con suspensiones de asistencias a clases y en los casos extremos con la expulsión total de la institución. Los padres de familia expresan que los métodos utilizados en el colegio no son muy efectivos puesto que los comportamientos agresivos y violentos continúan. Al respecto Benita nos comenta:
"Y en el colegio, a ninguno le vale psicólogo. Eso por encima del psicólogo usted ve la agresión, la pelea. No tienen nada que ver, que tu machetazo[25]Hoy en día eso no importa en el colegio."
La mayoría de adultos todavía están convencidos que el castigo con látigo es lo mejor que existe para corregir estos tipos de comportamientos agresivos y violentos, expresiones como: "A nosotros nos castigaban y no nos pasó nada" (Lola,) son el reflejo de que aún se sigue utilizando esta herramienta para "corregir" las conductas de los niños y jóvenes en el contexto social de Córdoba.
Existe un consenso entre los adultos, niños y jóvenes de esta comunidad, en que estos comportamientos son inaceptables, entonces, si los mismos jóvenes aceptan que sus actuaciones son inadecuadas, ¿Cuál es esa fuerza invisible que los impulsa a actuar de manera agresiva y violenta?
Lo anteriormente expuesto no deja de ser contradictorio, se asume en este trabajo, que existen objetivados en el entorno social del que estos actores hacen parte, unos elementos simbólicos en relación con los comportamientos agresivos con los cuales los actores adultos, niños y jóvenes interactúan mediante un proceso social (Mead 1993).
La Institución Educativa José María Córdoba, como escenario donde se desarrollan los comportamientos agresivos y/o violentos de los estudiantes, es el punto de partida para plantear la discusión frente a la problemática.
Esta institución como representante del Estado actúa basado en unos lineamientos estatales que guían sobre cómo se debe llevar un debido proceso en el tratamiento de la agresividad y violencia de los niños y jóvenes que se encuentran bajo su tutoría; en dicho proceso, una vez un adolescente comportamientos agresivos, se le realizan seguimientos acompañados por orientadora escolar. Uno de los objetivo de este proceso es lograr que se reduzcan los actos agresivos y/o violentos al interior de la institución; pero lejos de lograr esto, los adolescentes continúan en esta actitud comportamental tal como se ve reflejado en el "libro de disciplina" de la Institución Educativa.
Conclusiones y Recomendaciones
Conclusiones
Como resultado de las encuestas y entrevistas a estudiantes, padres y madres de familia y de las observaciones realizadas en la Institución Educativa José María Córdoba, es posible concluir que existe una relación entre los comportamientos agresivos y/o violentos presentados por los estudiantes en la Institución Educativa y las dinámicas sociales o formas de socialización presentadas en el interior de sus familias especialmente y en los otros contextos como los grupos de pares e incluso la escuela, en el contexto familiar de los estudiantes se encuentran objetivados unos activos sociales derivados de la relaciones con los mayores responsables de su socialización, dichos activos son gritos y golpes en distintas intensidades o niveles y en distintas zonas del cuerpo, también con distintos objetos como ganchos de ropas, palos, chanclas y especialmente con látigo.
Por otro lado y de acuerdo al postulado durkheimiano de la influencia de las generaciones adultas sobre las más jóvenes en el proceso de socialización, se puede concluir también que los mayores de la institución escolar como de la institución familiar subsidiarios directos de la socialización de los estudiantes son responsables de los comportamientos presentados por estos colegiales. Esta responsabilidad se ve reflejada en las dinámicas que utilizan para evitar los comportamientos agresivos y/o violentos de sus hijos y alumnos, por un lado los padres y madres utilizan el látigo para agredir y evitar comportamientos violentos y/o agresivos y por otro los profesores aunque no agreden físicamente, sancionan estos comportamientos con suspensiones y expulsiones de centro educativo, despues de un debido proceso. Es decir que las mismas formas violentas que utilizan los adultos en las familias mediante el castigo con látigo para evitar los comportamientos agresivos de los y las jóvenes, son las ocasionan que estos jóvenes sean violentos y/o agresivos, "toda conducta repetida puede reproducirse sin economía de esfuerzo" (Berger & Luckmann, 2003).
Otra conclusión a la que se pudo llegar es que la institución educativa José María Córdoba es un espacio donde los estudiantes reproducen todo aquellos que fue internalizado [26]en el contexto familiar y fuera de este; así todo lo objetivado en el contexto familiar se traslada fuera de este, puede ir al grupo de pares, la calle y la escuela; y si estos modos conductuales se reproducen constantemente en todos estos contextos están totalmente institucionalizados, reproduciéndose sin economía de esfuerzos.
En este trabajo se pudo exponer que existen unos procesos sociales donde se gestan estos comportamientos. Este proceso inicia en los contextos proximales donde los estudiantes inician sus procesos de socialización, específicamente en el contexto proximal familiar; en este contexto, los estudiantes se enfrentan con elementos objetivados a través de los proceso de socialización. La encuesta para medir los niveles de violencia y/o agresividad de los jóvenes con sus padres o tutores, nos corrió la cortina dejando ver algunos de los elementos objetivados en las familias, que son aprehendidos por los estudiantes; se halló que los gritos, amenazas, los azotes con la mano u objetos y especialmente con el látigo, son elementos reales que siguen presentándose en las familias de Córdoba. Aunque los adultos que usan esta formas de castigos lo hagan convencidos que esta es la mejor forma de corregir los comportamientos que se consideran inapropiados como los agresivos y/o violentos.
Los adultos de esta comunidad encargados de la educación de los menores, no están de acuerdo con la forma de actuar de los estudiantes, se pudo deducir en esta investigación que estos son directamente responsables aunque no sean consiente de la posición que ocupan en los procesos de socialización con los menores.
Otras circunstancia importante hallada en el transcurso de este trabajo, está relacionado con la solidaridad económica practicada por la comunidad de Córdoba hace mucho, pero que se ha perdido en la actualidad, esta solidaridad fue un elemento fundamental en la construcción y cohesión social de los cordobeses, el proceso social de la solidaridad económica, instalo en el contexto social de Córdoba un ideal simbólico de ayuda mutua entre congéneres.
El látigo es un instrumento utilizado para la corrección de los comportamientos inadmisibles como los agresivos y violentos de los niños y jóvenes estudiantes de contexto social de la IE JMC, este es el líder de otros elementos utilizados para el mismo objetivo, es decir que existen unas variadas formas corregir estas conductas inaceptables, pero el látigo es el principal. Los niños y jóvenes presentan comportamientos violentos, pero los adultos utilizan formas correctivas para que los menores no sigan siendo violentos; entre esas formas llama la atención el látigo y su sequito de variaciones; según la teoría interaccionista, este tipo de interacciones lejos de solucionar la problemática de los comportamientos agresivos la agrava, porque como proceso de socialización estimula las acciones violentas. Es decir que estos comportamientos emergen en el seno de las relaciones que los estudiantes sostienen en sus contextos proximales especialmente en la familia, la institución y otros espacios que fungen como escenarios donde se desarrollan y se institucionalizan estas acciones.
Recomendaciones
A manera de recomendaciones se puede decir que la Institución Educativa José María Córdoba como institución académica debe atender la problemática de los comportamientos agresivos y violentos de algunos de sus estudiantes desde distintos ámbitos; realizando una serie de estudios pertinentes para el análisis y comprensión de estos comportamientos, no es conveniente que se quede aplicando métodos rígidos para una supuesta solución de los comportamientos. Esta institución está cumpliendo un papel solo de transmisor de conocimientos y aunque esto es parte de su misión, también lo es formar a las personas de acuerdo a los principios éticos y valores universales, en coordinación con las familias a la cual pertenecen los estudiantes; a de decirse con respecto a esto que esta parte de la misión institucional no se ha cumplido cabalmente.
La Institución Educativa José María Córdoba surge como una problemática de la comunidad, quienes ante la necesidad de solucionar el acceso a la educación secundaria de sus hijos, disminuir sus costos, especialmente en transportes se unieron para que en Córdoba existiese un colegio de bachillerato, ¿Cómo esta misma institución que surgió como resultado de un trabajo comunitario solidario, no pueda atender esta nueva problemática comportamental? La solución a la problemática educativa de ese entonces, nació de las ideas solidarias; así mismo podría utilizarse la misma dinámica para enfrentar los problemas de comportamientos atendidos en este trabajo, quizá con la dinámica de la economía solidaria y del paisanaje.
Hasta ahora la institución ha enfrentado estos problemas de comportamiento, pero las formas utilizadas han sido poco efectivas; es el momento de plantear procedimientos alternativos, con argumentos distintos que complementen los existentes. Los métodos utilizados para afrontar los comportamientos son rígidos y es posible que con el paso del tiempo no estén acordes; porque se trata de problemáticas derivada de lo social, por ello debe existir una reflexión constante a partir de la investigación que permita el análisis permanente, llegando a una comprensión atinada.
En este sentido se recomienda afrontar esta problemática desde un grupo interdisciplinar donde además de la opción psicológica se tenga otra perspectiva como como la sociológica.
Se recomienda también continuar con el avance de la construcción del espacio social veredal del poblado de Córdoba y sus alrededores.
Además se recomienda profundizar con las controversias generadas a partir de las percepciones derivadas de los comportamientos agresivos y violentos de los estudiantes a nivel institucional (familias y escuela), como a nivel generacional (adultos y jóvenes) y las que se puedan originar en términos culturales.
Ahondar en el conocimiento de la historia social que se tiene de las comunidades de los pueblos del pacifico es otra de las recomendaciones; particularmente de las poblaciones radicadas alrededor del rio Dagua, especialmente las relaciones de paisanajes dadas entre las personas; así mismo ahondar el estudio de los comportamientos de los estudiantes en las escuelas de la región.
Como una forma más concreta de interacción, proponer el regreso de ciertas prácticas ancestrales de relacionamiento entre adultos y menores, como la preocupación por el otro, especialmente la preocupación por los menores en las relaciones de paisanaje.
Profundizar el tema del paisanaje dado entre los pueblos aledaños a las riveras del rio Dagua.
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Anexos 1. Fotografías
Fotografía 1
Fotografía. 1. Institución Educativa José María Córdoba. Antes del inicio de la jornada escolar. Tomada por José Hugo Rentería. 17/feb/2014. Fuente: Archivo del autor.
Fotografía 2
Fotografía. 2. Niñas del bachillerato grados octavo y noveno, en una pelea, Fuera de la institución pero uniformadas, donde se agreden física y verbalmente, ante la mirada de los careadores y espectadores que alientan la pelea. Impreso de pantalla de un video grabado. 21/ago./2015. Fuente: Archivo del auto.
Fotografía 3
Fotografía. 3. Enfrentamiento entre dos niños del bachillerato en el pasillo del segundo piso de la Institución Educativa, igualmente ante la mirada de los careadores y espectadores.18/ene/2014. Tomada por José Hugo Rentería. Fuente: Archivo del autor
Fotografía 4
Fotografía. 4. Agresión física entre estudiantes de la primaria, donde también son alentados por otros de sus compañeros.18/ene/2014.Tomada por José Hugo Rentería. Fuente: Archivo del autor
Anexo 2. Encuesta para la medición de niveles de agresión y violencia en las familias
Tabla 1 Agresión no violenta.
Tabla 2 Agresión física
Tabla 3 Agresión grave
Tabla 4 Agresión muy grave.
Anexo 3. Entrevistas biográficas
Preguntas orientadoras de la entrevista biográfica a estudiantes.
¿Con quién vives en casa?
¿Cómo es la relación con tus familiares en casa?
¿Con quién te llevas mejor en la familia?
¿Con quién te llevas mal?
¿Qué significa para usted una familia?
¿Qué consejos te dan en la casa?
¿Cuántos hermanos tienes?
¿Qué hacen tus hermanos?
¿Quién te apoya para estudiar?
¿Alguien en su familia le pone condiciones?
¿Qué actividades realizas con tus amigos?
¿Con quién te llevas mejor: con los niños o con las niñas?
¿Has tenido algún problema con tus amigos?
¿Los temas que hablas con tus amigos?
¿Qué significa un amigo?
¿Sus amigos todos viven con sus familiares?
¿Todos tus amigos estudian?
¿Algún amigo que haya dejado de estudiar?
¿Cómo se lleva con sus maestros?
¿Con cuáles de los maestros te llevas mejor?
¿Algún momento negativo con el profesor?
¿Qué significado tiene la institución para usted?
¿Qué es lo que más le llama atención del colegio, de la institución?
¿Qué pasa con la recocha?
¿Crees que institución es importante para usted y la comunidad?
1. Entrevista biográfica a un estudiante
Entrevista a un estudiante 1
Un niño que vive en la casa paterna
P: ¿Con quién vives en casa?
R: Con mi tío, mi abuela, mi papá y nadie más.
P: ¿Cómo es la relación con tus familiares en casa?
R: Nos llevamos bien. Cuando se requiere alguna colaboración están ahí, y mi tío Jesús es el que más le colabora a uno.
P: ¿Su papá no?
R: Hay veces, mi abuela también. El que más colabora es mi abuela y mi tío Jesús.
P; ¿Con quién te llevas mejor en la familia?
R: Con mi tío Jesús.
P: ¿Con quién te llevas mal?
R: Con mi abuelo.
P: ¡Su abuelo!
R: Sí.
P: ¡Pero su abuelo no vive ahí!
R: No.
P: Nosotros hablamos de que usted vivía con un tío, con su papá y con su abuela en la casa, ¿y su mamá?
Ella falleció.
P: ¿Hace mucho?
R: Sí.
P: ¿Qué significa para usted una familia?
R: Que se lleven bien en todo lo que hagan, que en una colaboración hablen todos para ver qué opinión deben tomar Para no usar la violencia.
P: ¿Alguna vez han usado la violencia para solucionar problemas?
R: No, por ahora no.
P: ¿Significa que más adelante tal vez? No, ojala que no vaya a pasar eso. Aunque algunas veces le hablan feo a uno, Simón le habla feo a uno para decirle las cosas.
P: ¿Qué consejos te dan en la casa?
R: Mi abuela me dice que me porte bien, que estudie para ser alguien en la vida, "que uno no puede estar siempre matando, robando a alguien".
P: ¿Cuántos hermanos tienes?
R: Cuatro, tres.
P: ¿Con usted son cuatro?
R: Sí.
P: ¿De padre y madre?
R: Dos de papá y los demás de mamá.
P: ¿Qué hacen tus hermanos?
R: Uno que no sale de la casa y otro que se mantiene donde mis tíos.
P: ¿Por qué no sale?
R: No sé por qué no sale de la casa.
P: ¿Quién te apoya para estudiar?
R: Mi abuela y Patricia y hay veces Mari, una profesora de inglés. Me la llevo bien con ella.
P: ¿Alguien en su familia le pone condiciones?
R: No, hay veces que Simón le dice a uno que hay un trabajo para hacer.
P: ¿Qué actividades realizas con tus amigos?
R: Mantenemos juntos, vamos a jugar con las maquinitas.
P: ¿Con quién te llevas mejor: con los niños o con las niñas?
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