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Perspectivas historiograficas sobre la identidad nacional cubana (página 2)


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De acuerdo con la perspectiva de Ibarra, la independencia y la raza, es decir, el deseo independentista y la integración racial de los cubanos negros fueron los elementos creadores de la identidad nacional, ya que según sus palabras, "blancos y negros mancomunados en un mismo ideal, hermandados en la lucha contra el colonialismo español, crearían nuevas relaciones sociales".[13] Esta visión de Ibarra, quizás tiende un poco a "idealizar" las condiciones raciales y sociales de la Cuba del siglo XIX y comienzos del siglo XX, pero sin embargo, presenta un acercamiento más real al proceso histórico, si lo contrastamos con los planteamientos de Enrique José Varona,[14] uno de los líderes independentistas cubanos del siglo XIX. Varona, uno de los intelectuales de la Revolución de 1895, planteaba en sus escritos la importancia de la "independencia" para Cuba y su sociedad, sin embargo, soslayaba el asunto de la "raza" planteando que:

A pesar de no haber contado Cuba con verdadera inmigración blanca, la raza de color apenas excede del 30 por ciento entre nosotros; y su estado no sufre comparación con el que presentaba en el continente aún muchos años después de la independencia. Su esfuerzo por elevarse en la instrucción y por morigerarse es una de las páginas más conmovedoras de nuestros anales, en los últimos veinte años. De su patriotismo hay ejemplos memorables desde el grito heroico de Yara hasta nuestros días".[15]

Los temas de la independencia y la raza también están presentes en otras manifestaciones del discurso nacional cubano. En el caso de la literatura, un ejemplo lo es el ensayo de Antonio Benítez Rojo "La cuestión del negro en tres momentos del nacionalismo literario cubano". Benítez Rojo, quien es profesor de Literatura Hispanoamericana en Amherst College, es un conocido novelista y ensayista cuyas obras han tenido amplia difusión.[16] El ensayo de Benítez Rojo se dedica a examinar brevemente la "tendencia binaria y cíclicamente violenta" sobre lo que se relaciona con el azúcar y el negro en el discurso nacional de Cuba, concentrándose en el tratamiento literario del negro.

Benítez Rojo plantea que el discurso nacional cubano se origina entre 1792 a 1812 y que desde su surgimiento aparece dividido en dos ramales, poder y resistencia, en torno a la cuestión del azúcar y de la esclavitud.[17] De acuerdo con dicho planteamiento, el discurso de poder se forma sobre la base de un programa criollo respaldado por la Corona española. Este programa era de "desarrollo a ultranza de la manufactura azucarera, libre importación de esclavos, la trata controlada localmente, la hegemonía de La Habana y la implantación de ciertas ideas moderadas de la Ilustración.[18] Simultáneamente se crea un discurso nacional de resistencia al poder azucarero-esclavista, que critica la hegemonía de La Habana, los privilegios al azúcar, la trata de esclavos y la negación de derechos al negro libre.[19]

De acuerdo con Benítez Rojo, desde su origen la identidad cubana aparece como una con un antagonismo en lo político, en lo económico y en lo social. En un lado el poder azucarero que apoyaba la esclavitud, la represión racial y la alianza de los criollos con los intereses españoles, y por otro lado los intereses de los subyugados (los esclavos) que deseaban su libertad y el acceso al poder (por cualquier medio posible). No obstante, de acuerdo con el autor, entre 1813 a 1844 los textos literarios del periodo van introduciendo cambios en la visión sobre la esclavitud, el negro y la nacionalidad. En ese "desarrollo" del discurso nacional es que se crea la idea de incluir al negro dentro de "nación cubana". Las obras literarias del periodo critican el statu quo de la sociedad de plantación, bien censurando las costumbres de la clase plantadora, mirando con simpatía al negro esclavo o libre o criticando abiertamente la esclavitud.[20]

Benítez Rojo destaca que es durante el periodo de desarrollo del discurso nacional que se presenta al negro como "cubano", como un ente social en "mayor o menor grado incluido dentro de la nacionalidad".[21] Si bien es cierto que el negro aparece en la literatura del periodo como un súbdito de segunda clase y dentro de un discurso racista, no por ello es menos cubano. Según el autor, esta visión promovió que el racismo y la problemática co-existencia entre negros y blancos fuesen percibidas como parte importante del entramado social cubano en los siglos XIX y XX.[22]

Antonio Benítez Rojo destaca otro periodo en la trayectoria del discurso nacional, que se desarrolló entre 1880 a 1898. En esa época las luchas revolucionarias contaron con una gran participación de negros y mulatos en los ejércitos revolucionarios.[23] Según el autor, estos sectores combatían movidos por la esperanza de fundar una nueva nación donde tendrían un lugar digno, cosa que no ocurrió ya que la emergente nación cubana continuó dividida injustamente entre blancos y negros del mismo modo que antes.[24]

En la historiografía cubana del siglo XX los temas de la independencia y la raza, como elementos formadores de la identidad nacional, han sido en cierto modo predominantes, pero ello no excluye que se investiguen otros elementos formadores. En los últimos años del siglo XX han surgido trabajos históricos que presentan perspectivas diferentes sobre la identidad nacional cubana y que analizan las influencias de otros sectores de la población en la creación de lo "cubano".

Una perspectiva diferente, el progreso como elemento de formación de la identidad

En las últimas décadas del siglo XX, los trabajos históricos sobre el tema de la nacionalidad exploraron nuevos rumbos. Historiadores, sociólogos y antropólogos revisaron nociones y desarrollaron variadas perspectivas sobre la identidad nacional. En el caso de Cuba, un ejemplo de ello lo es el artículo "Identidad y nacionalidad: las raíces del separatismo cubano, 1868-1898"[25] de Louis A. Pérez, Jr.

Louis A. Pérez, quien se desempeña como profesor de Historia Latinoamericana en University of North Carolina en Chapel Hill, ha sido autor de varias obras sobre la historia de Cuba y sus relaciones con los Estados Unidos.[26]En su artículo, Pérez plantea la influencia de la cultura material estadounidense del siglo XIX entre los inmigrantes cubanos y sus efectos en la creación de la identidad nacional cubana. Los dos factores que enfatiza el autor son, la importancia de la emigración cubana a los Estados Unidos y el cómo esos inmigrantes regresan a Cuba y forman parte de la identidad nacional.[27]Para Pérez, "la experiencia en el Norte influyó de manera decisiva en la forma en que los cubanos imaginaron una nación propia", además de que "prácticamente garantizó la integración de los elementos de las estructuras normativas norteamericanas, en la formación de la nacionalidad".[28]

De acuerdo con el autor, el proceso de emigración cubana a los Estados Unidos coincidió con la época de auge industrial estadounidense (entre 1865 y 1900) y el desarrollo del consumo de mercancías para la conveniencia y comodidad, algo que transformó la vida norteamericana.[29] Ese materialismo norteamericano se apoderó de la imaginación de los inmigrantes cubanos, y allí la noción de "progreso" adquirió una forma visible y tangible.[30] Según Pérez, este proceso ocurría en los momentos en que los cubanos estaban reuniendo los elementos mediante los cuales se "distinguirían" de los españoles y se definirían como una entidad aparte. Es por ello que el contacto con el estilo de vida norteamericano sirvió para trazar distinciones entre cubanos y españoles y formar una identidad nacional.

Para Louis A. Pérez, la cultura material norteamericana pasó a ser para los cubanos un medio a través del cual se podía expresar la identidad nacional. Este concepto estaba insertado en la visión de los cubanos, que identificaba el origen de su descontento en las constricciones del colonialismo, y para lo cual el remedio era la independencia.[31] Así se desarrolló un "antagonismo" ideológico entre el "orden colonial" versus "la independencia y el progreso". Ello porque en la mentalidad cubana, Cuba era "moderna" y España "atrasada".[32] En dicha mentalidad, las posibilidades de bienestar material y prosperidad económica se fusionaban con la propuesta de instituciones democráticas y libertad. Según Pérez, "el genio particular cubano se hallaba en la adaptación, en la vehemencia con la que los cubanos adoptaban el cambio, y especialmente aquel cambio que se percibiera como capaz de mejorar su existencia".[33]

De acuerdo con los planteamientos de Pérez, los emigrados cubanos regresaron a Cuba como "abogados del progreso" y adoptaron nuevas estructuras de valores, nuevas sensibilidades y nuevas actitudes que contribuyeron a exacerbar su descontento con las actitudes y normas de la sociedad colonial. Fue por ello que quienes pugnaban por la nacionalidad desarrollaron un discurso en el que la invocación de la "civilización" como paradigma de "progreso", implicaba que los cubanos eran los civilizados y los españoles no. En ese discurso, el progreso y la identidad nacional estaban unidos y la negación de lo "español" era un medio de afirmar lo "cubano".[34]

Conclusión

La historiografía sobre la identidad nacional cubana es amplia, y si bien incluye varios textos del siglo XIX, su mayor parte lo conforman trabajos hechos en el siglo XX. En dicha historiografía, los movimientos políticos han impartido su huella, y por ello el nacionalismo y el discurso marxista de la Revolución Cubana están presentes en los textos sobre la nacionalidad.

A pesar de las influencias político-discursivas, el tema de la identidad nacional cubana ha seguido dos vertientes, resaltando dos elementos formativos, el de la independencia y el de la raza. El elemento de la independencia ha sido uno de los más presentes a lo largo del tiempo, en la historiografía sobre la nacionalidad. Dicho elemento, y en ello estoy de acuerdo con Jeremy Adelman,[35]ha recalcado la lucha colectiva en pos de la liberación nacional respecto a la dominación española. En este proceso el sentido de identidad surge al reconocerse las diferencias entre cubanos y españoles.

Junto al elemento de la lucha independentista se encuentra el de la raza. Según se ha observado, el concepto de la incorporación de los negros y mulatos en la "nación" cubana, ha sido parte integral de la percepción de los cubanos como nación. Si bien es cierto que algunos textos señalan la continuidad del discrimen y otras prácticas contra la población de color, lo que si es notable es que el discurso sobre la nación, elaborado en el siglo XX, mantiene ese "paradigma", el del negro como parte formativa de lo "cubano".

La vertiente historiográfica que plantea a la independencia y a la raza como formadoras de la nacionalidad es la que observamos en el trabajo de Benítez Rojo, pero principalmente en el de Jorge Ibarra. Sin embargo, el tema de la identidad nacional cubana ha sido tratado desde otra perspectiva, la del exilio, el éxodo y la diáspora, brindándole así una mirada más allá de los elementos formativos internos de Cuba. El trabajo de Louis A. Pérez nos plantea que los emigrantes cubanos hacia los Estados Unidos traen al imaginario cubano el concepto de "la búsqueda del progreso", como elemento de la identidad cubana que los diferencia de los españoles. Si bien es cierto que el trabajo de Pérez no explica algunas áreas[36]lo cierto es que aporta mucho al tema de la identidad nacional cubana.

A mi parecer, el tema de la identidad nacional de cualquier país, debe continuar reinterpretándose en la medida en que surgen nuevos acercamientos y se consideran otros aspectos de la comunidad humana, aspectos que en ocasiones no están tan cercanamente relacionados con la "historia tradicional". Al igual que las percepciones de lo "nacional" se han transformado a lo largo del tiempo, la historiografía sobre la identidad nacional debe de ir ampliándose a la par, para incorporar las diferentes manifestaciones y aspectos de la nacionalidad.

Bibliografía

Adelman, Jeremy, "Comentarios al artículo de Louis A. Pérez", Op.Cit. Revista del Centro de Investigaciones Históricas, Num. 9, 1997.

Benítez Rojo, Antonio, "La cuestión del negro en tres momentos del nacionalismo cubano", Op.Cit. Revista del Centro de Investigaciones Históricas, Num. 9, 1997.

Diccionario de la Literatura Cubana, "Biografía de Jorge Ibarra Cuesta",

Ibarra Cuesta, Jorge, Ideología Mambisa, La Habana, Instituto Cubano del Libro, 1972.

Pérez, Louis A., "Identidad y nacionalidad: las raíces del separatismo cubano, 1868-1898", Op.Cit. Revista del Centro de Investigaciones Históricas, Num. 9, 1997.

Varona, Enrique José, "El fracaso colonial de España", Conferencia dada en Steinway Hall el 8 de diciembre de 1896, Nueva York, Imprenta América, 1897.

 

[1] Ejemplos de esto lo son los escritos del intelectual cubano Enrique José Varona, “El fracaso colonial de España” y “Cuba contra España”. En ellos, el autor presenta las diferencias entre el carácter del pueblo cubano y el pueblo español, como elementos que motivan la búsqueda de la independencia por parte de los cubanos.

[2] Entre los trabajos que han tratado el tema de la identidad nacional en Cuba, podemos mencionar a Walterio Carbonell, Cómo Surgió la Cultura Nacional, La Habana, 1961; Carlos Chain Soler, Formación de la Nación Cubana , La Habana, 1968; Sergio Aguirre, Nacionalidad y Nación en el Siglo XIX Cubano, La Habana, 1990; Sergio Aguirre, “De nacionalidad a nación en Cuba”, Universidad de La Habana, 196 (febrero-marzo de 1972); Sergio Aguirre, “Nacionalismo, nación y centenario”, Cuba Socialista, VII (febrero de 1967) y Enrique Ubieta Gómez, Ensayos de Identidad, La Habana, 1993.

[3] Jorge Ibarra Cuesta, Ideología Mambisa , La Habana, Instituto Cubano del Libro, 1972.

[4] Antonio Benítez Rojo, “La cuestión del negro en tres momentos del nacionalismo literario cubano”, Op.Cit. Revista del Centro de Investigaciones Históricas, Num. 9, 1997.

[5] Louis A. Pérez, “Identidad y nacionalidad: las raíces del separatismo cubano, 1868-1898”, Op.Cit. Revista del Centro de Investigaciones Históricas, Num. 9, 1997.

[6] Diccionario de la Literatura Cubana, “Biografía de Jorge Ibarra Cuesta”, http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/01159629211030412970035/254i.htm, p.1. Ibarra se graduó de escuela superior en la Williston Academy de East Hampton en 1950. Además, cursó un año de economía en la Universidad de Pennsilvania y se graduó de Doctor en Derecho en la Universidad de Oriente en Cuba en 1960.

[7] Loc.cit. Ibarra desempeñó labor en el Consejo Provincial de Cultura (1960-1961) en la provincial de Oriente y fue profesor de historia en la Escuela Provincial de Instrucción Revolucionaria en esa provincia. Además, trabajó como investigador y redactor de textos de historia en la Dirección Política del MINFAR (1964-1967).

[8] Ibarra, op.cit., pp. 12-21.

[9] Ibid., p.21.

[10] Ibid., pp. 36-37. Entre los factores socio-económicos que menciona el autor están, el carácter relativamente benigno del trabajo esclavo, la alta concentración de la población criolla libre (negros, mulatos y blancos) con relación a la población española y a la africana esclava. Según Ibarra, estos factores propiciaron directamente una alianza política de clases contra el poder colonial.

[11] Ibid., p.49.

[12] Ibid., p.50.

[13] Ibid., pp.50 y 65. Según Ibarra, la dirigencia independentista intentó combatir el racismo en su proyecto de consolidación nacional, ya que su éxito dependía de la “asimilación de toda la población en la nación”.

[14] Enrique José Varona, “El fracaso colonial de España”, Conferencia dada en el Steinway Hall la noche del 8 de diciembre de 1896, Nueva York, Imprenta América, 1897.

[15] Ibid., pp. 21-22.

[16] Benítez Rojo, op.cit., p.285. Entre las obras del autor se encuentran la novela El Mar de Lentejas, publicada originalmente en Cuba en 1979 y la recopilación de ensayos titulada La Isla que se Repite: el Caribe y la Perspectiva Posmoderna, publicada en 1989.

[17] Ibid., p.275.

[18] Ibid., pp. 275-276.

[19] Ibid., p.276. Benítez Rojo señala que la parte más radical de este discurso aspiraba a lograr la independencia por medio de una rebelión general de esclavos al estilo de Haití.

[20] Ibid., pp. 277-278.

[21] Ibid., p.278.

[22] Loc.cit.

[23] Loc.cit. La población negra, ya libre de la esclavitud en la década de 1880, conformó cerca de la mitad de los mandos militares y políticos y una evidente mayoría entre el total de combatientes.

[24] Benítez Rojo, op. cit., pp. 279, 281 y 282. El autor opina que luego de la Revolución Cubana de 1959, los negros y los mulatos cubanos mejoraron a largo plazo sus condiciones laborales, sociales y educacionales al precio de no agruparse públicamente como negros y de no aspirar seriamente al poder político. Sin embargo, en los años 1990’s, los beneficios de los negros han ido reduciéndose y la condición actual del negro en Cuba dista considerablemente de ser la misma que la del blanco, a pesar de que la mayoría de la población es negra y mulata.

[25] Pérez, op.cit.

[26] Ibid., p.199. Entre sus libros más conocidos se encuentran, Cuba Between Empires, 1878-1902 (1983), Cuba Under the Platt Amendment, 1902-1934 (1986) y Cuba and the United States: Ties of Singular Intimacy , publicado en 1990.

[27] Ibid., pp.186 y 187.

[28] Ibid., p.187.

[29] Ibid., p.189.

[30] Ibid., pp.189 y 190. Según el autor, el materialismo norteamericano contribuía a socavar algunas de las hipótesis sociales más fundamentales del orden colonial. Ello porque los bienes materiales podían brindar felicidad y esto no se limitaba a las clases privilegiadas. Según Pérez, algo que impresionó a los cubanos fue la aplicación de la tecnología a la comodidad de todos los días y la aplicación de la ciencia y la industria a la satisfacción de las necesidades.

[31] Ibid., p.191.

[32] Estos argumentos eran expresados en el siglo XIX por los patriotas como Enrique José Varona. Véase, Varona op.cit., pp. 20 y 22.

[33] Pérez, op.cit., p.193.

[34] Ibid., p.194.

[35] Jeremy Adelman, “Comentarios al artículo de Louis A. Pérez”, Op. Cit Revista del Centro de Investigaciones Históricas, Núm. 9, 1997, p. 195.

[36] Adelman, op.cit., El autor señala que en el artículo no se especifican qué sectores sociales y culturales cubanos fueron los que experimentaron e interpretaron los símbolos de la modernidad y el progreso norteamericanos. Esto es importante, ya que de ello dependería el significado y la percepción que tendrían sobre el concepto del progreso.

 

 

Autor:

Luis A. Reyes Rodríguez

Mayo 2006

Partes: 1, 2
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