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Perspectivas historiograficas sobre la identidad nacional cubana


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. La independencia y la raza como formadoras de la identidad nacional
  3. Una perspectiva diferente, el progreso como elemento de formación de la identidad
  4. Conclusión
  5. Bibliografía

Introducción

El desarrollo de la identidad nacional ha sido un tema de gran relevancia en la historiografía y la literatura de todos los países a lo largo de la historia. En Hispanoamérica, el tema de la identidad nacional fue particularmente importante durante el siglo XIX, a partir del periodo de independencia. El espíritu nacionalista y el interés por lograr la unidad política en los países convirtieron a la identidad nacional en uno de los principales elementos discursivos en la política de Latinoamérica. En el siglo XX, el tema de la identidad nacional fue importante para la historiografía de los países hispanoamericanos, pero como un tema de estudio para analizar sus manifestaciones y consecuencias en la política, la sociedad y en las mentalidades de los pueblos.

En el país de Cuba, el tema de la identidad nacional fue desarrollado "modestamente" a finales del siglo XIX, por intelectuales y políticos de la época, vinculados en su mayoría con el ideal de la independencia.[1] Es durante el siglo XX, que la historiografía cubana aborda el tema con mayor amplitud y desde perspectivas diversas.[2] Muchos de los acercamientos al tema de la identidad nacional están, en cierta forma, influenciados por visiones políticas particulares, sin embargo aportan miradas variadas a la historiografía de la "nacionalidad" en el Caribe.

En este ensayo es de mi interés analizar tres textos que estudian la formación de la nacionalidad cubana, pero que a la vez resaltan elementos formativos particulares en ella. Estos textos son los ensayos Ideología Mambisa de Jorge Ibarra,[3] "La cuestión del negro en tres momentos del nacionalismo literario cubano" de Antonio Benítez Rojo[4]e "Identidad y nacionalidad: las raíces del separatismo cubano, 1868-1898" de Louis A. Pérez.[5] Estos escritos son una pequeña muestra de la historiografía cubana del siglo XX sobre la nacionalidad y presentan unas visiones particulares sobre la identidad del pueblo cubano a fines del siglo XIX.

La independencia y la raza como formadoras de la identidad nacional

En la trayectoria histórica de la nación cubana es importante reconocer el rol de las luchas por la independencia del país, como elemento de cohesión entre los diferentes sectores de la sociedad. Este factor, la independencia, es destacado por algunos historiadores como formativo de la identidad nacional y como uno que permite integrar a los grupos marginales de la sociedad cubana. En esta línea de análisis se plantea que el factor de "la raza" estuvo estrechamente vinculado con la independencia, en especial durante la Guerra de Independencia Cubana del 1895.

En la historiografía cubana del siglo XX varios autores sostienen la relación entre independencia y raza como formadoras de la identidad nacional. Entre estos autores se destaca Jorge Ibarra con su ensayo Ideología Mambisa. Ibarra, quien cursó estudios superiores en los Estados Unidos y Cuba,[6] fue miembro activo en las luchas del Directorio Revolucionario 13 de marzo y luego del triunfo de la Revolución, ocupó varios puestos educativos en Cuba.[7] Este autor analiza el tema de la formación nacional cubana desde una perspectiva marxista y su texto abarca diversos temas de la historia cubana del siglo XIX, entre ellos las relaciones económicas, sociales y raciales. Para el autor, la sociedad colonial cubana mantuvo con la esclavitud un ambiente que obstaculizaba la asimilación total del negro en la sociedad criolla, impidiendo así la formación de una "comunidad nacional de cultura".[8]

De acuerdo con Ibarra, a partir de 1868, las luchas liberadoras y el romper los lazos de servidumbre esclavista, son los que crean nuevas relaciones sociales en la comunidad, sentando las bases para la formación de la nación cubana.[9] El autor plantea que fue en la región de Oriente donde las condiciones socio-económicas[10]propiciaron la creación de una solidaridad nacional y que la comunidad tuviese mayor confraternidad y arraigo.

Para el autor, los movimientos independentistas cubanos del siglo XIX, no habían tenido el éxito que alcanzó la Revolución de 1895 debido a que sus proyectos libertadores no lograron integrar totalmente a los sectores marginales de la sociedad. De acuerdo con Ibarra, "el grado de cohesión necesario para que la comunidad nacional se transforme en nación, parece ser dado en Cuba por la integración de los grupos étnicos africanos a la sociedad civil".[11] Fue precisamente esto lo que hizo la revolución de 1895, al integrar a los negros en el ejército revolucionario y extender la condición de ciudadanos de la República de Cuba en armas a los "parias" de la sociedad esclavista, "que se encontraban desvalidos de todo derecho bajo el régimen de segregación", estrechando en esa forma los lazos de "confraternidad y solidaridad" entre los grupos constitutivos de la nación.[12]

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