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La Quiebra de las Democracias, Juan Linz (Crítica del libro) (página 2)

Enviado por Veronica Barufaldi


Partes: 1, 2

2.2 Sobre el Autor

Juan José Linz nació en Bonn (Alemania) en 1926, de padre alemán y madre española, se trasladó de niño a Madrid para realizar sus estudios secundarios, completando los superiores en Salamanca y Madrid.

Se licenció, con premio extraordinario, en Ciencias Políticas (1947) y en Derecho (1948) por la Universidad Complutense de Madrid. Obtuvo el grado de Doctor en Sociología en la Universidad neoyorkina de Columbia (1959) con una tesis sobre "The Social Basis of Political Parties in West Germany".

Enseñó en la Universidad Complutense de Madrid desde 1947, para pasar a la Universidad de Columbia en 1960 y a la de Yale en 1968, hasta su jubilación. Al mismo tiempo, ha enseñado en la Escuela de Organización Industrial de Madrid (1959), en la Universidad de Stanford (1966), en la Autónoma de Madrid (1968), en el European University Institute de Florencia (1979), Max Weber Visiting Professor en la Universidad de Heidelberg (1983), en el Institut des Sciences Politiques de París (1994), Eric Voeglin Visiting Professor en la Universidad de Munich (1996), Georg Simmel Visiting Professor en la Umboldt Universität de Berlín (1997). Así mismo, ha pronunciado conferencias y participado en seminarios en universidades de todo el mundo y en la mayor parte de las españolas.

Entre sus distinciones más importantes se pueden destacar las siguientes:

Comendador de la Orden de Isabel la Católica, 1986

Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, 1987

Miembro de la American Academy of Arts and Sciences, 1976

Foreign Member to the Academia Europea, 1995

Corresponding Fellow of the Royal British Academy, 1998

Miembro correspondiente del Instituto de Estudios Políticos de Madrid, 1962 Miembro de Honor de la Federación Española de Sociología,1992

Premio Europa en Fiuggi (Italia), 1982

Premio CEOE a las Ciencias, 1992
Premio Helen Dinnerman de la WAPOR, 1993

Premio Johan Skytte de Ciencia Política de la Universidad de Uppsala (Suecia), 1996

Doctor Honoris Causa de las universidades de Granada (1962), Georgetown (1987), Autónoma de Madrid (1992), Philipps-Universität de Marburg (1992) y Oslo (2000)

Entre sus actividades científicas y asociativas destacan las siguientes: Presidente de la World Association of Public Opinión Research, 1974-76 Miembro del Council for European Studies desde su fundación y Presidente en el bienio 1973-74

Miembro del Comité Ejecutivo de la International Sociological Association (1974-1982) y de su Comité Científico (1974-78)

Presidente del Comité de Investigación en Sociología Política de la ISA y la IPSA (1971-1979), del que fue miembro fundador en 1960

Además de innumerables artículos y capítulos en libros, Juan José Linz es autor de varias obras.

2.3 Distribución del libro

El libro está distribuido en cinco capítulos y cada uno de ellos tiene subtemas. A continuación los presentaré con una muy breve visión general de cada uno:

Capítulo 1; Introducción (11-31)

Describe como todo cambio político afecta la vida de muchos y a lo largo de la historia aparentemente este conglomerado de personas sabe lo que está ocurriendo y sus reacciones o acciones que toman influyen en el desenlace final. Es importante resaltar que las personas tienen a identificar el orden socioeconómico con el político y debe existir un equilibrio. La legitimidad del régimen, gobierno o instituciones ayuda a que el cambio no sea violento.

Capitulo 2; Elementos de la Quiebra (32-92)

Revolución y caída de regímenes

Legitimidad, eficacia, efectividad y quiebra de una democracia

Sistema de Partidos y la Inestabilidad de la Democracia

Oposición Leal, Desleal y Semileal

Crisis. Pérdida De Poder, Derrumbamiento Y Toma De Poder.

Instauración Y Consolidación De Un Régimen Democrático Y Su

Estabilidad Futura

Incorporación De Aquellos Que No Formaban Parte De La Coalición

Fundadora Del Régimen.

La legitimidad como problema para un liderazgo democrático

Habla de la importancia de obtener estabilidad y legitimidad en el régimen tan pronto como este comience a consolidarse. Describe la existencia y función de la oposición. Establece la lealtad que pueden tener los partidarios de un régimen anterior a su cartera política o al Estado en sí más que al régimen.

Capítulo 3. El proceso de la caída de la democracia (93-131)

Problemas Insolubles y Crisis

Violencia Política Y Su Impacto

Pérdida del Monopolio y la violencia organizada

Crisis Democráticas Y Estados Multinacionales

Crisis, El Sistema De Partidos Democráticos Y Formación De Gobierno

Abdicación De La Autenticidad Democrática

Excursus Sobre Democracias Presidenciales Y Parlamentarias

Habla sobre los problemas a los que puede enfrentarse un régimen o gobierno y las causas por las cuales pierde legitimidad el régimen. Habla del uso de la fuerza como medio de mantener el régimen y de la reorganización de los partidos de acuerdo a su conveniencia o replanteamiento de objetivos. Da a conocer que no en todas las democracias los procesos son iguales.

Capitulo 4. El Fin De La Democracia (132-150)

Perdida de poder, vacío de poder y preparación para una transferencia de poder o un enfrentamiento.

Fin De Un Régimen Democrático

Habla de los problemas insolubles y de las alternativas que se dan para intentar remediarlos. Los posibles actos que hubieran evitado llegar a que un problema sea insoluble y la confusión entre apoyar al régimen o no. También nombra las formas en las que la democracia deja de existir.

Capítulo 5. Proceso De Reequilibramiento (151-167)

El Reequilibramiento De Sistemas Democráticos Como Problema

Restauración Y Reinstauración De La Democracia

Derecho A La Desobediencia, Rebelión Y Pasión En Defensa De La Democracia

Determina que el reequilibramiento cambia al régimen pero no toca la legitimidad de la democracia en sí o de las instituciones. Da las condiciones que posibilitan el reequilibramiento, destacando la importancia del liderazgo y establece que es necesario que el electorado este dispuesto a aceptar la transformación. Habla también de las condiciones para restablecer una democracia.

3.- Resumen

Todo cambio político afecta millones de vidas, removiendo un espectro de emociones, desde el miedo a la esperanza.

Hay ciertos acontecimientos históricos que parecen repetirse en los distintos países donde hay un resquebrajamiento del sistema político y los participantes, parecer tener conciencia de aquella cadena de acontecimientos y se expresa esta conciencia colectiva mediante actitudes compartidas entre dichos individuos, actitudes de resignación, tragedia, impotencia, etc.

La verdadera dinámica del proceso político esta constituida por la actuación de los que están interesados en el mantenimiento de un cierto sistema político democrático y los que no están dispuestos a defenderlo o incluso pretender derrocarlo.

Democracia es la libertad legal para formular y proponer alternativas políticas con derechos concomitantes de libertad de asociación, libertad de expresión y otras libertades básicas de la persona; elecciones libres a intervalos regulares y libre creación de partidos políticos.

Un odio profundo al orden socioeconómico lleva a negar legitimidad al sistema político.

La consolidación de instituciones políticas legítimas cobra más importancia para asegurar un cambio social continuado, lento y no violento.

A lo largo de la historia podemos comprobar que las revoluciones por parte de la izquierda no han causado la caída de regímenes democráticos, sin embargo no podemos negar que en algunos casos si han tenido un papel decisivo en su debilitamiento.

La violencia política es un indicador importante y a la vez una causa contribuyente a la ruptura. La percepción que tiene la sociedad y su nivel bajo de tolerancia con respecto a la violencia política contribuyen al derrumbamiento.

La creencia en su legitimidad asegura la capacidad de un gobierno para hacer cumplir una decisión.

Existe una relación entre el apoyo a los partidos y el apoyo al régimen; y se evidencia la legitimidad mediante la opinión pública y el resultado favorable en las elecciones.

Los intelectuales son los principales responsables de formular, elaborar y transmitir la fórmula de legitimidad. La legitimidad de la democracia se basa en que para un determinado país existe un determinado régimen para un determinado momento histórico y ningún otro tipo de régimen funcionaría.

Otras dos dimensiones que caracterizan un sistema político cobran importancia: si eficacia y su efectividad.

La efectividad es la capacidad para poner en práctica las medidas formuladas, con el resultado deseado.

La eficacia se refiere a la capacidad de un régimen para encontrar soluciones a problemas básicos con los que se enfrenta todo sistema político que son percibidos como satisfactorios por los ciudadanos concientes.

La percepción de la eficacia de un régimen tiende a estar sesgada por el compromiso inicial con su legitimidad.

Los regímenes y gobiernos tienen que servir objetivos colectivos pero éstos están muy lejos de ser tema de acuerdo.

Es importante tener en cuenta que los actos constituyentes de un nuevo régimen en términos de medidas políticas son decisivos para su consolidación.

A veces es más importante neutralizar a la oposición que satisfacer a aquellos que han concedido legitimidad al nuevo régimen. Tal falta de efectividad debilita la autoridad del Estado, y como resultado, su legitimidad.

La falta de efectividad puede animar la resistencia ilegitima a las decisiones del gobierno siendo crucial para la autoridad del régimen el mantenimiento del orden al momento deponer en práctica las decisiones.

Los mismos factores estructurales que explican las democracias afectadas por continuas crisis también explican sistemas de partidos múltiples extremos, polarizados y centrífugos. Sin embargo los sistemas de partidos son el resultado no sólo de factores estructurales, sino de factores institucionales, tales como leyes electorales, actuaciones de élites políticas y sociales, la difusión de ideología; pueden también ser considerados como un factor independiente o por lo menos interviniente en la crisis de las democracias.

Cuando el formato de dos partidos está sujeto a una distancia ideológica máxima y una competencia centrífuga o se deshace o prepara el camino aun enfrentamiento que toma la forma de guerra civil.

La experiencia de un gobierno no democrático y el temor que produce lleva a una gran mayoría de votantes a continuar dando su apoyo al centro como una posición segura, la que mejor garantiza la supervivencia de la democracia existente, a pesar de su decepción con su actuación.

Al aproximarse la ruptura, los partidos antisistemas tienen que actuar claramente como oposición desleal, y los que les flanquean tienen que actuar como partidos semileales cuando en centro se debilita al enfrentarse con una derrota electoral o con problemas insolubles o pierden la voluntad de gobernar.

Se propone una cierta tipología de la oposición según las acciones que puede tener frente al régimen en el que se encuentra: oposición leal, desleal y semileal.

La oposición leal es la que se caracteriza por aceptar al régimen y a sus normas. Participa dentro del sistema político y espera su acceso al poder por medios electorales.

La oposición semileal es la que busca incorporar fuerzas al sistema político mediante negociaciones secretas, y cuando existe una crisis contribuye al debilitamiento del régimen.

La oposición desleal es la que ataca al sistema político y su misión es desestabilizarlo.

Las principales directrices para explicar la revolución son las basadas en la estructura del poder, concepciones alternativas de justicia, la organización de la fuerza, la dirección de la guerra, formación de coaliciones, la legitimidad del estado, entre otras.

El gobierno y sus actos (toma de decisiones, habilidad, capacidad), son los procesos políticos los que dan lugar, refuerzan y dan confianza a la oposición desleal y contribuyen a que surja una oposición semileal de conducta cambiante.

Los procesos de la creación de un régimen democrático que tienen implicaciones a largo plazo son la redacción de una constitución y el programa inicial con un orden de prioridades.

La intención de abarcar muchos problemas complejos cuya solución ha sido demorada por décadas desbordan los recursos de un liderazgo con poca experiencia administrativa, información limitada y recursos financieros.

Al introducir en el nuevo régimen cambios simbólicos al principio son recibidos con entusiasmo pero no constituyen el tipo de cambios básicos que atraen a grandes sectores de la sociedad. En estas medidas políticas yacen las raíces de la oposición desleal y la latente ambivalencia hacia el régimen que puede manifestarse años mas tarde en el momento de una crisis sería. Estos problemas parecen ser intratables en la fase de consolidación porque la identidad del estado esta en juego.

Un régimen democrático nuevo puede contar con la lealtad incondicional de aquellos que se oponían al régimen anterior. El número que sigue considerando al antiguo régimen como legitimo es pequeño.

El periodo de consolidación es en gran medida una lucha por conseguir el poyo de los sectores de la población relativamente poco comprometidos.

El establecer un alto dintel para la participación más allá del nivel electoral y excluir a la oposición de principio de muchos campos, probablemente hará que la cooperación futura en situaciones de crisis sea difícil.

La legitimación es la primera tarea de un liderazgo democrático.

Las democracias establecen su legitimidad basándose en la lealtad al Estado o Nación más que con un régimen concreto y rechazan en principio la identificación partidaria con el Estado lo cual representa un serio problema.

Una solución podría ser la democratización o penetración en términos de lealtad democrática de estos sectores institucionales.

Las opiniones de los intelectuales tienen gran influencia para convencer y justificar los actos de revelación o dominación de las clases opresoras u oprimidas.

Las universidades, periodistas y escritores forman la opinión pública en las sociedades que garantizan la libre expresión.

En los regimenes En los casos en que los intelectuales apoyan la creación del régimen democrático pronto adoptan posturas críticas y se retiran del proceso político.

El carácter cotidiano de la política democrática contrasta con el potencial para grandes transformaciones históricas llevadas a cabo en otras sociedades que sirven como puntos de referencia utópicos que encuentran eco entre los estudiantes y ciertos sectores de gente educada o semieducada que las simplifican para movilizar apoyo contra el sistema.

Todo sistema político, una vez establecido y con cierto grado de legitimidad, cuenta con la obediencia pasiva de la mayor parte de los ciudadanos y con represión a los actos de violencia de la oposición desleal.

Un régimen democrático puede sobrevivir mientras que la fuerza electoral o la representación parlamentaria de la oposición desleal no sean mayoría y, que los partidos leales estén de acuerdo en la conveniencia de que el sistema continué.

El derrumbamiento es el resultado de procesos iniciados por la incapacidad del gobierno de resolver problemas para los cuales las oposiciones desleales se ofrecen como solución.

Cuando se dan problemas insolubles cada vez más va aumentando el numero que niegan legitimidad al sistema y apoyan a la oposición desleal tratando de encontrarles solución.

Algunos problemas son estructurales que quizá ningún régimen pueda resolver.

Los problemas insolubles de un régimen sin a menudo la obra de sus élites.

En un mundo económicamente cada vez más interdependiente la solución de ciertos problemas está más allá de la capacidad de tomar decisiones de muchos gobiernos nacionales.

Los problemas estructurales no resueltos minan la eficacia y la legitimidad del régimen, pero muy rara vez son causa inmediata de su caída. Solo cuando se agudizan y exigen una respuesta inmediata pueden ser insolubles.

No son características técnicas del problema, sino el contexto político en el cual se plantean, los condicionamientos del régimen y las alternativas que ofrece la existencia de una o más oposiciones desleales, lo que en último término pone en macha el proceso del derrumbamiento.

Algunas de las consecuencias deslegitimadotas de la violencia pueden encontrarse en el campo de las decisiones tomadas como respuesta a la violencia.

Todas estas decisiones pueden minar o reforzar la legitimidad, eficacia y efectividad de un gobierno en relación con distintos sectores de la sociedad y del espectro político.

La capacidad de tomar estas decisiones con resultados positivos depende en gran medida de la legitimidad, efectividad y eficacia previa tanto del gobierno como del régimen.

Cuando la violación de las leyes y la violencia con intención política son toleradas por un liderazgo con un número de seguidores considerable y no son condenadas por grandes sectores de la sociedad un régimen tiene que responder y no puede ignorar las implicaciones políticas de su decisión.

Una característica principal del Estado moderno es el monopolio de la fuerza legítima en manos de la policía y el ejército, bajo la dirección de autoridades políticas. El gobierno pierde legitimidad cuando la decisión de usar la fuerza no puede ser tomada solo por las autoridades políticas.

Otro problema es cuando los gobiernos democráticos ponen en duda la lealtad de las fuerzas armadas e intentan combatir la amenaza creando fuerzas armadas no gubernamentales. Es un problema tolerar la formación de fuerzas paramilitares, no importa su fin, ya que adquieren mas fuerza a medida que pasa el tiempo y crean sus propias ideologías.

El significado político de violencia depende mucho de la respuesta a la violencia por parte de las instituciones que debe sancionarla.

Tomar acción excusando o condenándola puede ser causal de pérdida de legitimidad.

Un régimen democrático necesita una superioridad numérica en las fuerzas de seguridad interna ya que requiere de una respuesta masiva pero moderada. Necesita proteger a los líderes políticos y a la oposición.

Para que un régimen democrático pueda reequilibrarse se necesita una respuesta inteligente a estos desafíos, incluyendo en algunos casos una redefinición de los límites tolerables de las libertades civiles.

El mayor enemigo de los derechos de nacionalidad es la teoría moderna de nacionalidad. Al hacer al Estado y al gobierno idénticos en teoría, reduce prácticamente a condición de súbdito a todas las demás nacionalidades que pueden existir dentro de sus fronteras. Es importante intentar mantener el orden en las distintas naciones dentro del Estado para así conseguir estabilidad. Buscar maneras y formas de mantener contentas a las minorías es una buena solución. Es muy importante que se dé el amor al Estado en vez de una identificación nacional.

En casos de crisis las tensiones dentro y entre los partidos se hacen explicitas y se reorganizan, en casos de gobiernos con coaliciones de múltiples partidos los problemas son mas serios y reconsideran sus compromisos. Los partidos menores de los extremos exploran coaliciones alternativas.

La existencia de una autentica fuerza política en el centro con capacidad de coalición y suficiente fuerza parlamentaria puede hacer que funcione el sistema, sin embargo puede llevar a una eficacia limitada del mismo y a la erosión interna del partido dominante del centro.

La imposibilidad de llegar a soluciones en sistemas multipartitos lleva a la transferencia de decisiones al electorado. En las sociedades donde los partidos han penetrado al electorado y forman una subcultura el resultado puede no ser muy distinto al de las elecciones anteriores a la crisis. La preferencia por partidos democráticos se basa en el rechazo de los extremos. Los cambios más o menos importantes y las nuevas alianzas pueden hacer que el sistema siga funcionando. Si el ciclo se repite varias veces se pierde eficacia y legitimidad del régimen.

Una de las consecuencias de la perdida de cohesión entre los partidos que forman coaliciones para apoyar al régimen es el esfuerzo para eliminar temas conflictivos del campo de la política de partidos, transformándolos en asuntos legales o técnicos. El fin es ganar tiempo. Surgen cuestiones de constitucionalidad sobre ciertas leyes y decisiones que pasan al Tribunal Constitucional. La legitimidad de dejar que sea el poder judicial el que tome las decisiones políticas en una democracia es siempre dudosa.

Otro procedimiento es sustituir a los representantes de los partidos por expertos en cargos políticamente comprometidos escudándose tras la naturaleza técnica de las decisiones. Asignándose cada vez mas puestos en el gobierno a ministros que no pertenecen a ningún partido les permite a los partidos aludir responsabilidades de las decisiones. Los líderes de los partidos delegan sus responsabilidades en líderes de segunda fila con una limitada capacidad.

Un caso especial de abdicación y pérdida de autenticidad democrática es el intento de líderes políticos de conseguir el apoyo del mando militar ofreciendo puestos en el gobierno. Es una manera de pedir un explícito voto de confianza pero a la vez indica que la lealtad implícita de las fuerzas armadas está en duda. Esto aumenta las divisiones ideológicas internas en el cuerpo de oficiales y por ultimo forzará una decisión sobre la legitimidad del gobierno o inclusive el régimen.

Existen varias diferencias entre democracias presidenciales y parlamentarias. Los presidentes son elegidos por elección directa con su propia legitimidad democrática y una posición totalmente distinta en el sistema político. En los gobiernos parlamentarios es el parlamento quien los elige. El gobierno presidencial tiene un aspecto de cero-suma, mientras que el parlamentario ofrece la posibilidad de dividir los resultados. Otra diferencia es que en sistemas presidenciales no existe un ente moderador, como en el parlamentario que esta función la puede tomar el jefe de estado o rey.

Problemas insolubles, una oposición desleal dispuesta a explotarlos, el deterioro de autenticidad democrática entre los partidos que apoyan al régimen y la perdida de eficacia, efectividad y legitimidad llevan a una atmósfera generalizada de tensión, a una sensación de que hay que hacer algo que se refleja en un aumento de la politización.

Es típico que se haga un esfuerzo para fortalecer el poder del ejecutivo, algunas veces proponiendo enmiendas constitucionales.

Una segunda alternativa es intentar extender la base del régimen incorporando por lo menos parte de la oposición desleal o cooptando a su liderazgo para formar una nueva coalición. Esto conduce a una transferencia del poder.

Una tercera alternativa seria permitir que continuara el proceso de polarización e ignorar las amenazas de la oposición desleal y de los elementos semileales en una situación de preguerra civil hasta que una de las fuerzas desleales intentara llegar al poder. Los líderes democráticos entonces solo tienen dos opciones: retirarse encargando su poder a las fuerzas armadas o hacer un llamamiento a la nación y movilizar las fuerzas organizadas para ampliar su base de autoridad. En una sociedad muy polarizada esta segunda opción significa guerra civil.

En una sociedad en la cual los lideres democráticos han experimentado tal perdida de poder, si el ejercito no es capaz de asumir el papel de poder moderador y la oposición desleal transmite señales ambiguas la pauta de transferencia de poder es la mas probable.

El proceso de toma de poder de forma legal o semilegal se inicia cuando alguno de los partidos o lideres que no están en absoluto dispuestos a derrocar a las instituciones democráticas sienten que los lideres antirégimen pueden ser cooptados sin peligro para el sistema. Su conducta se basa en el supuesto de que pueden ser los participantes dominantes en la nueva coalición. Los poderes neutros no rechazan por completo esta opción aunque esta genera sospechas entre la clase política y se llega a considerar que los lideres se venden. Una vez que se llega a este punto los lideres antisistema sienten urgencia de llegar al poder. Recriminaciones entre los líderes pueden dividir el partido entre revolucionarios y pragmáticos.

Los oportunistas que apoyan al partido pueden considerarlo una mala inversión y las fuerzas que apoyan al régimen pueden volver a ganar confianza y unirse.

La reducción de la arena política y el papel importante que juegan pequeños grupos de individuos es característico de esta fase final en el proceso de derrumbamiento de una democracia.

La entrada en el gobierno de grupos considerados por ciertos sectores como semileales o desleales puede causar una reacción anticipada bajo la forma de una protesta revolucionaria legitimada como defensa de la democracia.

El final de un régimen democrático es también el principio de un nuevo régimen, un proceso que tiene problemas y pautas propias que requieren modelos descriptivos.

El fin de una democracia presenta una serie de pautas distintas. Las principales son:

Desplazamiento anticonstitucional de un gobierno por el uso de la fuerza.

La subida al poder mediante una combinación de estructuras ademocráticas de autoridad que atraen a parte de la clase política del régimen democrático anterior.

Establecimiento de un nuevo régimen autoritario basado en una nueva alineación de las fuerzas sociales y la exclusión de todos los actores políticos del régimen democrático anterior.

La toma de poder por una oposición desleal bien organizada con una base de masas en la sociedad que no lo comparten con los miembros políticos del régimen anterior.

La toma de poder no tiene éxito incluso contra un régimen debilitado y que requiere una lucha prolongada (guerra civil).

Según Pareto, todos los estados de equilibrio tienen un aspecto dinámico, no son inherentemente incompatibles con el cambio (progreso) y no son siempre deseables o valiosos desde la perspectiva de todo el mundo. Todos los estados están en un proceso constante de ajuste.

El reequilibramiento es compatible con cambios de régimen dentro del tipo de regímenes democráticos. El reequilibramiento puede ser una quiebra o una transformación profunda de un régimen pero no de la legitimidad democrática y de las instituciones básicas.

El nuevo régimen puede establecerse ilegalmente pero debe ser legitimado después por un proceso democrático y tiene que operar desde aquel momento de acuerdo con las normas democráticas.

Condiciones que posibilitan el reequilibramiento:

La disponibilidad de un liderazgo no comprometido por la perdida de eficacia y legitimidad del régimen existente en la crisis, y dispuesto a crear un nuevo régimen con nuevas instituciones que sería legitimado por futuros procedimientos democráticos.

Este liderazgo debe ser capaz de conseguir ser aceptado por aquellos que siguen siendo leales al régimen existente así como los desleales.

El liderazgo del régimen que ha perdido poder, eficacia, efectividad y legitimidad tiene que ser capaz de aceptar este hecho y facilitar la transferencia de poder en vez de oponerse a ella.

La disposición de los líderes anteriores a dejar de lado sus objetivos e intereses anteriores para poder salvar la esencia de la democracia.

Tiene que darse cierto nivel de indiferencia y pasividad en el conjunto de la población durante el desenlace final de la crisis.

El modelo de reequilibramiento solo es posible cuando la oposición semileal es capaz de controlar y neutralizar a la oposición desleal que pone en duda no solo ese régimen concreto o el gobierno, sino el sistema democrático.

El reequilibramiento reproduce cuando el electorado está dispuesto a aprobar la transformación o el cambio de régimen.

Según Pareto los cambios requeridos pueden llegar al limite entre democracia y soluciones semiautoritarias si el nuevo régimen impone ciertos límites a las libertades o declara fuera de la ley a algunos partidos.

Cuando un periodo autocrático ha permanecido muchos años en el poder y la persecución de lideres democráticos fue tal que ya muy pocos retornan al poder político y son nuevos líderes los que llevan aun nuevo régimen se podría decir que no es un caso de restauración sino de instauración.

La restauración plantea algunos problemas especiales creados por la necesidad de superar tensiones entre los partidos que han contribuido a la caída del régimen, de eliminar suspicacias de actos pasados semileales y de evitar que se afirmen posturas ideológicas que contribuyeron a la crisis.

Al aplicarlo que hayan aprendido de la experiencia anterior evita algunas de las dificultades que pueden surgir en el periodo de consolidación de regimenes democráticos nuevos y que contribuyeron a la crisis anterior.

El proceso de restablecimiento variará dependiendo de la naturaleza del régimen establecido después de la caída de la democracia.

La rebelión contra regimenes democráticos es un conflicto sobre formulas de legitimidad. Ya sea de origen o de ejercicio.

Los participantes desleales a un régimen democrático son aquellos a los que se les ha concedido poder por procedimiento democrático: el gobierno elegido legalmente es la fuente de peligro para la continuidad y el funcionamiento de las instituciones democráticas.

Es muy poco probable que esta interrupción por medios violentos, aunque sea en defensa de la democracia, lleve al establecimiento o reequilibramiento de un régimen democrático.

Desde esta perspectiva, la caída de la democracia no es imputable a los actos de una oposición desleal sino a los gobernantes que no han sabido mantener la legitimidad o legalidad.

Una condición para el éxito de la democracia es que el campo efectivo de decisiones políticas no debería ampliarse demasiado y que no toda función del Estado debería estar sujeta a un procedimiento político democrático.

La vana esperanza de hacer más democráticas a las sociedades por vías no democráticas ha contribuido demasiado frecuentemente a crisis de regimenes y en última instancia ha preparado el camino a gobiernos autocráticos.

4.- Análisis

4.1 Análisis Estructural

A diferencia de otros libros que he leído de política, Juan Linz no escribe a manera de ensayo. Utiliza subtítulos en cada capítulo, lo que colabora a la comprensión de la materia.

Sin embargo, la lectura puede llegar a resultar pesada hasta cierto punto, inclusive confusa. El autor utiliza ejemplos para ilustrar sus puntos de vista o comprobar la veracidad de los mismos. Esto no permite al lector extraer de una manera objetiva y clara lo que el autor intenta decir y en muchos casos es necesario releer los párrafos.

A excepción de los ejemplos, el lenguaje utilizado es comprensible y directo. Permite captar la idea de inmediato y analizar el punto de vista propuesto.

Un problema que encontré en ésta edición fue el tamaño de la letra del libro. Considero que una fuente un poco más grande hubiera optimizado la lectura convirtiéndola en mas amena.

Muchas veces Linz utiliza citas de otros autores sobre el punto a tratar y luego no explica las mismas llevándonos a considerar la cita como acertada para nuestro autor, sin embargo, hubiera sido oportuna una mayor extensión al tratar aquellos temas; esta situación se da en general. Linz parece asumir que el lector es alguien que conoce mucho sobre temas políticos y por momentos omite explicar ciertos conceptos o situaciones que, a i parecer, merecen mayor análisis.

4.2 Análisis del Contenido

En esta obra, Juan Linz intenta exponer lo que a su criterio son las causas de la quiebra de la democracia.

Entre los primeros puntos que señala establece que, a pesar de no ser totalmente obsoletos, los factores económicos, sociales, culturales, históricos, etc; no influyen de manera relevante en la caída del régimen. La visión de Linz es más englobante. Para él las causas principales que debilitan la democracia no surgen de los dominados, sino de los dominantes; nace de la pérdida del poder.

Según Lipset, El factor económico, la eficacia y la legitimidad son factores primordiales que hay que mantener y cuidar para evitar que se llegue a la caída del régimen.

Para él, cuanto mas prospera es una nación, mayores son sus posibilidades de mantener una democracia.

El desarrollo económico permite una serie de avances en la sociedad que permite el mantenimiento o, por lo menos, la estabilidad de la democracia. Entre estos, encontramos la educación y la disminución de la diferencia social.

Al mejorar la economía, las diferencias existentes entre las clases sociales se vuelven menores, mejorando así la calidad de vida de más ciudadanos. Una de las bases de la democracia es la igualdad.

Este acercamiento de condiciones de vida lleva a los ciudadanos a sentir que el régimen es eficaz y así este adquiere mayor legitimidad.

Sobre la educación, parafraseando a Lipset puedo decir que cuanto más elevada es el nivel de instrucción es más probable que se crea en valores democráticos y se apoyen prácticas democráticas.

Un ejemplo de esto podemos utilizarlo analizando a Latinoamérica, donde aun existe un analfabetismo generalizado en varios países y nos encontramos que en naciones en las que más de la mitad de la población es analfabeta solamente una, Brasil, puede considerarse democrática.

El aumento de la riqueza y de la instrucción ayuda también a la democracia, ya que los estratos inferiores recibirán presiones contrapuestas que reducirán la intensidad de su adhesión a determinadas ideologías y harán que tiendan a apoyar menos a los extremistas.

Dejando de lado por al desarrollo económico y a las clases sociales, quisiera referirme a la legitimidad y a la eficacia.

Para Linz, la legitimidad es la creencia de que las instituciones existentes son las mejores posibles.

Esta creencia asegura la capacidad de un gobierno para hacer cumplir una decisión. Los gobiernos democráticos necesitan esta creencia. Consta en respetar las normas por el simple hecho de creer en ellas.

Para Lipset, por su parte, la legitimidad implica la capacidad de un sistema político para generar y mantener la convicción de que la instituciones políticas existentes son las mas convenientes o apropiadas para la sociedad.

Como podemos ver, en este punto ambos autores coinciden. Luego Lipset aumenta: El nivel de legitimidad de los sistemas políticos democráticos contemporáneos depende, en gran medida, de los medios con que se hayan resuelto los temas clave que han dividido históricamente a esa sociedad.

Linz, en cambio, considera que un régimen o gobierno, por el mero hecho de existir tiene cierto grado de legitimidad.

Para nosotros, la legitimidad es la autoridad de amplio alcance de la que dispone un gobierno.

Es autoridad es reforzada ya que el pueblo cree en ella y obedece sin la necesidad del uso de la fuerza.

Existen cuatro tipos de legitimidad, que son por procedimientos, por hábito, por identidad histórica y por resultados; sin embargo, Linz en su libro tan solo hace referencia a la legitimidad por resultados (ganar las elecciones) y por procedimientos (cuando se cree en el régimen y en la eficacia del sistema).

Al hablar de legitimidad, nuestro autor habla también de eficacia y eficiencia. Una acción es efectiva cuando un fin buscado se consigue y, es eficaz cuando el fin buscado no se obtiene pero el resultado obtenido satisface deseos o motivos que no son el motor de la acción. También es eficacia la capacidad que tiene el régimen para encontrar soluciones satisfactorias a los problemas.

Lipset, en cambio, solo habla de eficacia y su concepto parece englobar eficacia y efectividad.

Él se basa en la creación o instauración de u nuevo régimen para sus explicaciones y señala que, una vez establecida una estructura social nueva, si el nuevo sistema no es capaz de satisfacer las expectativas de los grupos importantes (por razones de eficacia) durante un periodo bastante largo para crear legitimidad sobre la nueva base, podría surgir una nueva crisis.

Juan Linz, corroborando con Lipset dice que las circunstancias que rodean la instauración de un régimen y su consolidación inicial cobran una gran importancia cuando y si éste se enfrenta con crisis serias.

En todo caso, lo que nos queda más que claro es que para el mantenimiento de una democracia es importante que el régimen inicie su ciclo con un cierto grado de legitimidad que debe ser alimentado a lo largo del tiempo con el objetivo de mantener el régimen.

No hay manera posible de mantener un régimen en el cual no se crea o no se confíe, especialmente un régimen democrático que tiene como principio básico "el poder radica en el pueblo". Si el pueblo no apoya al régimen, la democracia estaría acechando a sus propios principios.

Otro punto importante al que se refiere Linz en su libro es en cuanto a la oposición.

Señala que aunque la eficacia es medida por los resultados, a veces es necesario neutralizar a los enemigos potenciales del régimen. Esto es considerado por él más importante que satisfacer a aquellos que han concedido legitimidad al nuevo régimen basándose en sus expectativas.

Los regimenes democráticos se enfrentan a problemas más graves que los no democráticos, ya que la oposición puede acoger sus derechos de libertad de expresión y prensa para irse contra el mismo régimen que le concede dichos derechos.

En estos casos los líderes democráticos tienen que probar su habilidad de mantener el poder y el status quo haciendo combate a la oposición.

La misma democracia, que tiene como principio al pluralismo, crea obligatoriamente la oposición como parte de los derechos de los individuos y, los gobernantes del régimen, tienen que aprender a manejarla o controlarla.

Para Lipset, los sistemas políticos que niegan a la oposición el acceso al poder político, salvo a través de medios revolucionarios, también impiden que se desarrolle la legitimidad, ya que están violando uno de posprincipios de la democracia y, a la vez, están alimentado una sublevación, que, de acuerdo con el régimen democrático, es legítima.

Linz plantea que la falta de efectividad puede también animar la resistencia ilegítima a las decisiones del gobierno, siendo en este contexto central para la autoridad del régimen en mantenimiento del orden en el momento de poner en práctica las decisiones.

La oposición, justificándose en sus derechos democráticos, puede llegar a utilizar la fuerza para legitimar su lucha y así, causar una transferencia de poder. En este caso, se debería de aplicar el hecho de que el electorado deposita en el Estado la capacidad de tomar las decisiones (usar la fuerza) necesarias para mantenerla seguridad interna, sin embargo, se estaría violando un principio democrático a la libre expresión. Por otro lado, el Estado no debe utilizar la fuerza bajo ningún medio, ya que el que manda es el pueblo.

Es importante resaltar que cuando la eficacia y la legitimidad son tan bajas que debilitan los cimientos de la democracia los factores constitucionales que fomentan el multipartidismo contribuyen a que haya menos posibilidades de que el sistema sobreviva.

Para continuar con mi análisis voy a citar a William H. Riker refiriéndose a la racionalidad.

"Dada una situación social en la que existen varias alternativas que implican diferentes resultados, y suponiendo que los participantes pueden ordenar estos resultados en una escala subjetiva de preferencias, casa participante escogerá la alternativa que conduzca a su resultado mas preferido".

El contexto de esta definición descansa sobre el análisis que hacen las personas o los partidos al momento de tomar una u otra decisión.

Aristóteles asegura que el gobierno debe estar manejado por la clase media. Argumenta señalando que los pobres tomarán decisiones que los beneficien a ellos y que, puedan inclusive, llegar a perjudicar a los ricos y viceversa en el caso de que los gobernantes sean los ricos. La clase media, en cambio, es in intermedio entre ambos bandos, y tiene a establecer cierto equilibrio.

Siguiendo a Aristóteles, puede clarificarse que en ciertos casos los partidos pueden originarse respondiendo a las necesidades de los distintos grupos pertenecientes a una sociedad y, siguiendo a Riker, estos grupos escogerán al partido cuy ideología más los represente o les convenga.

Para Linz, Los sistemas de partidos son el resultado no solo de factores estructurales sino también de factores institucionales y, según el, pueden ser independientes o intervinientes en la crisis de la democracia.

Para nuestro autor, el pluralismo (que viene determinado por varios factores que no considero necesario mencionar) obliga al electorado a tener que obligatoriamente escoger una posición o acoger una ideología.

Según él, la experiencia de un gobierno no democrático (previo al régimen actual) y el temor que les produce lleva a una gran mayoría de votantes a continuar dando su apoyo al "centro" como una posición segura, la que mejor garantiza la supervivencia de la democracia existente, a pesar de su decepción con su actuación. Aquí nos remitimos al concepto citado de Riker.

Al electorado se le dan las opciones y ellos se ven obligados a elegir la mejor de las opciones, la que le convenga, o, en última instancia, a la "menos peor".

Según Shively, este movimiento hacia la democracia se da por cuatro razones: La gente está cansada de los regímenes autoritarios, la existencia de presiones internacionales que favorecen al régimen y lo establecen como condición para recibir algún beneficio, el deseo del pueblo de tener protección contra los abusos del estado y respeto a los Derechos Humanos y, por último, el deseo de tener un desarrollo económico.

Para Riker, otro factor que influye en la toma de decisiones es el factor suma y el suma-cero.

El factor suma implica, en competencias, la suma de un todo. Los beneficios a los que se pueden llegar entre ambos, como un grupo colegiado. Suma- cero, en cambio, se refieren a la lucha donde uno gana y otro irremediablemente pierde.

En los juegos de tres o mas partidos, el conflicto se complica cuando este consiste en suma-cero, ya que se puede llegar a alianzas o acuerdos.

En los juegos de dos partidos, se escoge una estrategia, los plurales, no solo se busca la estrategia, sino los compañeros.

El mayor problema que puedo llegar a encontrar es cuando los partidos forman coaliciones y se disponen a ganar las elecciones o la legitimidad para llegar al poder y son movidos o motivados por intereses personales. Una vez que ellos llegan al poder y no gozan de legitimidad (por haber llegado por la fuerza y/o no satisfacer expectativas del conglomerado social), lo mas probable es que se produzca una nueva revuelta donde los partidarios del antiguo régimen (o uno nuevo) intentan luchar para conseguir una nueva transferencia del poder. Así, se puede originar una guerra civil.

Es muy importante que una vez que el régimen ya haya caído se intente (a parte de construir un grado alto de nivel de legitimidad inmediata) incorporar a la oposición del régimen anterior al actual. Esto es importante porque, según Linz, se goza de su apoyo incondicional y hay que aprovecharlo como fuente de legitimidad.

Es importante también, como ya mencioné anteriormente, mantener contenta a la oposición dándole cierto acceso al poder. De esta manera, se reduce un poco la oposición desleal y se procura mantener un cierto grado de estabilidad en el régimen.

Linz asegura que la caída de la democracia no es algo que sucede e la hora y fecha en la que el régimen deja de existir, al contrario, aquel momento no es mas que el fin de un largo proceso que pudo haber iniciado al mismo momento de la consolidación del régimen.

Problemas insolubles, una oposición desleal dispuesta a explotarlos para desafiar el régimen, el deterioro de la autenticidad democrática entre los partidos que apoyan al régimen y la perdida de eficacia y legitimidad llevan a una atmósfera generalizada de tensión, a una sensación de que hay que hacer algo que se refleja en un aumento de politización.

Se incrementa el nivel de ruptura entre los partidos, se forman alianzas, se replantean los objetivos, se hacen negociaciones secretas y todo esto deriva en el fin de la democracia y el traslado del poder a un grupo que supo ganarse la legitimidad o que se impone.

Una vez que cae el régimen, surge uno nuevo que necesita luchar por mantener suponer, apoyándose en la legitimidad. Si no llega a satisfacer expectativas pronto lo más probable es que esto desemboque en una nueva crisis.

En ciertos casos, se da un reequilibramiento de la democracia, que se da cuando hay un cambio en la estructura de la misma pero las instituciones democráticas se mantienen intactas, inclusive la legitimidad de las mismas puede permanecer inmune a las críticas del régimen en general.

Quisiera concluir destacando que la restauración de la democracia se da cuando, luego de su sustitución por otro régimen que duró varios años, la sustitución de los viejos líderes democráticos por nuevos se lleva a cabo y se defienden nuevas ideologías.

En estos casos las personas o líderes conocen ya los errores cometidos en el pasado e intentan no cometerlos. El régimen democrático que existió anteriormente es mejorado y reestructurado para evitar que las mismas causas lleven nuevamente al fin del mismo.

4.3 Opinión Personal

Según mi criterio, de todas las características determinantes para mantener o para la caída de la democracia mencionadas en la obra, la más importante es la legitimidad y eficacia.

Si un pueblo no cree en sus instituciones o sus líderes, es muy poco factible que estos obedezcan voluntariamente. Cuando se da esta situación de desobediencia, a los líderes no les queda otra opción que obligarlos a hacerlo por medio de la coerción.

La utilización de la violencia dentro de un régimen democrático implica una violación a los mismos principios del régimen, ya que no hay libertad. A mi opinión, un régimen democrático cuyos gobernantes utilizan la violencia o la fuerza como medio de legitimación y para mantenerse en el poder deja de ser un régimen democrático propiamente dicho.

Entre los medios de obtener legitimidad, claro está que la eficacia que tengan los líderes en satisfacer las necesidades de los gobernados es la más observable e inclusive talvez la mas efectiva. Esta es la legitimidad por procedimientos.

Los gobernados, al observar que están recibiendo beneficios, confían en el régimen y en sus gobernantes. Los consideran los adecuados y se disponen a protegerlo y obedecerle.

Considero que la legitimidad por procedimientos, dada la reacción social que acarrea, es la más difícil que corromper y permite proyectar un plazo mas o menos largo de estabilidad del régimen. Esto es, mientras siga existiendo eficacia en el gobierno, habrá estabilidad.

Pienso yo que este tipo de legitimidad tiene también otros beneficios para el gobierno. Considerando que está realizando bien su labor, y, que las necesidades (o la gran mayoría de ellas) están siendo satisfechas, las masas sociales se vuelven más tolerantes ante los errores que el gobierno pudiera cometer.

De los otros tipos de legitimidad revisados en clase, creo que los más débiles son la legitimidad por hábito y la legitimidad por resultados.

La legitimidad por hábito consiste en que la población se acostumbre a al gobierno, dado que éste ha estado ahí durante mucho tiempo. Creo yo, que en el momento inmediato en el que aparezca una oposición u otra opción, el gobierno caerá y no tendrá mayor apoyo.

La legitimidad por resultado, por su parte, no tiene mayor repercusión a largo plazo. Es cuando por medio de las elecciones se llega al poder y, al ser estas un medio legítimo propio del régimen democrático, se convierte en un medio de legitimar al gobierno.

Creo yo que este tipo de legitimidad es cuestionable, ya que , hoy en día, inclusive las elecciones han perdido su legitimidad y en muchas ocasiones son consideradas corruptas, lo que indicaría que el gobernante supuestamente electo no lo es realmente, o por lo menos se siembra la duda.

Lo importante de este tipo de legitimidad (considerando las elecciones legales y no corruptas) es mantener esa legitimidad obtenida utilizando algún otro medio, por ejemplo, la legitimidad por procedimientos.

Creo yo, que es muy importante para mantener un régimen que sus órganos o instituciones funcionen de manera adecuada y considero que mucha influencia tienen las relaciones que existan entre ellas.

Linz en su libro nombra a las instituciones, pero se refiere a ellas tan solo relacionándolas con la gente y no en como se relacionan entre si ni a su estructura y funcionamiento.

Considero que la relación que pueden llegar a tener las instituciones entre si, en gran parte pueden llegar a repercutirse en el comportamiento de la masa social ante las mismas.

Un régimen en el cual el poder ejecutivo con el legislativo tienen muchas divergencias generalmente desemboca en que cada uno de ellos tome partidarios, considerando al que tiene una opinión distinta como contrincante.

Esto se da, por ejemplo, actualmente en el Ecuador. Los problemas entre el congreso y el presidente han llevado a los ecuatorianos a tomar una u otra postura y, en algunos casos, la falta de tolerancia existente hacia el contrincante (alimentada por los mismos líderes del congreso o por Correa) lleva a las personas a tomar medidas de acción inclusive violentas unos contra otros.

El poder judicial también tiene un papel importante dentro del régimen. Un poder judicial que no sea justo es una terrible contradicción.

Un tema no tocado por Linz es la corrupción. La corrupción a nivel institucional en una democracia podría ser considerada, a mi parecer, como la peor de las corrupciones y ciertamente su existencia le hace imposible al régimen funcionar.

La búsqueda de intereses personales por parte de los gobernantes que, supuestamente representan a la nación entera y, en un régimen en el cual supuestamente la soberanía radica en el pueblo; simplemente producen una ruptura del sistema y una crisis ciertamente insuperable.

5.- Bibliografía

LINZ, Juan José; La Quiebra De Las Democracias; Alianza Editorial; Primera edición, cuarta reimpresión. 1996. Madrid, España. 169 pp.

Almond, Dahl, Downs, Lipset, Mosca, (sic); Diez Textos Básicos De Ciencias Políticas; Editorial Ariel Ciencia Política; Segunda Edición; 2001; España.

ARISTÓTELES; Ética Nicomaquea – Política; Editorial Porrua S.A.; 1985. México. Versión Española e introducción de Antonio Gómez Robledo.

Verónica Barufaldi Peña

2007-04-04

Guayaquil, Ecuador

Partes: 1, 2
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