- Resumen
- Introducción
- Globalización: un término internacionalizado
- Efectos de la globalización
- Actitud de América Latina
- Pérdida de identidad y de valores
- Impacto de la globalización
- Bibliografía
Resumen
La globalización es un proceso histórico de integración mundial en los ámbitos político, económico, social, cultural y tecnológico, que ha convertido al mundo en un lugar cada vez más interconectado, en una aldea global.
como tal, la globalización fue el resultado de la consolidación del capitalismo, de los principales avances tecnológicos (revolución tecnológica) y de la necesidad de expansión del flujo comercial mundial. En este sentido, las innovaciones en las áreas de las telecomunicaciones y de la informática, especialmente con el internet, jugaron un papel decisivo en la construcción de un mundo globalizado.
La ruptura de las fronteras generó una expansión capitalista en la que fue posible llevar a cabo transacciones financieras y expandir los negocios, hasta entonces limitados por el mercado interno, hacia otros mercados, distantes y emergentes. De este modo, podemos observar cómo el proceso de la globalización ha modificado la forma en que los mercados de los diferentes países interactúan.
No obstante, el impacto ejercido por la globalización en aspectos de la economía (mercado laboral, comercio internacional), la política (instauración de sistemas democráticos, respeto de las libertades y los derechos humanos), así como en otras facetas de la vida de los países, como el acceso a la educación o a la tecnología, varía en función del nivel de desarrollo de cada nación.
Entre las ventajas de la globalización podemos mencionar:
Contribuye a la disminución de la inflación.
Aumento de inversiones extranjeras, implica potencia en el área de comercio internacional, y propicia mejores relaciones con otros países, así como enriquecedores procesos de intercambio cultural.
Desarrollo tecnológico.
Y las Desventajas podemos señalar:
Se han dirigido muchas críticas al fenómeno de la globalización, señalando algunas de sus deficiencias, como, por ejemplo, el hecho de que la riqueza se concentra en la mayoría de los países desarrollados y apenas 25% de las inversiones internacionales van a las naciones en desarrollo, lo cual repercute en un aumento del número de personas que viven en la pobreza extrema. En este sentido, algunos economistas sostienen que, en las últimas décadas, la globalización y la revolución científica y tecnológica (responsables por la automatización de la producción) son las principales causas del aumento del desempleo.
Por otro lado, los autores críticos de la globalización también sostienen que esta puede traer como consecuencia la pérdida de las identidades culturales tradicionales en favor de una idea de cultura global, impuesta por el influjo de las grandes potencias sobre el resto del mundo.
PALABRAS CLAVES
Globalización
Impacto
Economía
Política
Social
Desarrollo
Cultura
Identidad
Capital
La globalización es un fenómeno reciente, que marcará profundamente el futuro económico del mundo, y que afectará a los países en desarrollo de una manera decisiva. Muchos autores y pensadores sobre el destino de la civilización, han venido repitiendo incesantemente que el mundo se está acercando cada vez más, que las comunicaciones van a tener un gran impacto en los patrones de vida de los países, que el acceso a la información va a determinar el desarrollo de las naciones, que el mundo se ha transformado en una aldea global y que el conocimiento será el mayor recurso de las naciones.
La realidad, es que la globalización económica ya no es una teoría, o un posible camino de la economía y el mercado, sino un hecho concreto que está cambiando por completo las estrategias económicas de todas las naciones, redefiniendo las relaciones internacionales y creando nuevos y poderosos patrones culturales.
El propósito económico que inspiró la globalización es, sin lugar a duda, el de crecimiento económico de la clase empresarial, pero no hay evidencia de que la cuestión de desarrollo del ser humano tiene parte importante en el movimiento, ahora precipitadamente a flote en todas partes del mundo. Como tal, la globalización puede ser una buena estrategia para la acumulación de riquezas, pero esas riquezas son ante todo para unos pocos y no integra ninguna política proyectada para el desarrollo integral de una comunidad o una población.
PERO ¿DE QUÉ SE ESTÁ HABLANDO CUANDO SE MENCIONA EL TÉRMINO "GLOBALIZACIÓN"?
Al estar basada fundamentalmente en la lógica económica y en la expansión del mercado, la globalización rompe los compromisos locales y las formas habituales de solidaridad y de cohesión con nuestros semejantes. Las élites que actúan a nivel global tienden a comportarse sin compromisos con los destinos de las personas afectadas por las consecuencias de la globalización. La respuesta a este comportamiento por parte de los que quedan excluidos de la globalización es el refugio en la identidad local donde la cohesión del grupo se apoya en el rechazo a los
externos.
Así, la cuestión central del modelo "globalización" parece ser, si los países latinoamericanos pueden alcanzar un proceso de desarrollo integral mientras persiguen un proceso de puro crecimiento, o si tendrán que buscar otro modelo para asegurarse de un progreso más auténtico.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) la define como la interdependencia económica creciente en el conjunto de los países del mundo, provocada por el aumento del volumen y de la variedad de las transacciones transfronterizas de bienes y servicios, así como de los flujos internacionales de capitales, al mismo tiempo que por la difusión acelerada y generalizada de la tecnología.
Dos cuestiones aparecen como clave en esta visión de la globalización: el concepto de interdependencia que oculta los procesos de explotación, dominación y apropiación presentes en la lógica del capital mundial, y el quedarse en la forma de manifestación del fenómeno o proceso sin interesarse por los actores políticos y económicos que lo impulsan, en este caso las multinacionales, los estados desde los que se impulsan globalmente y los organismos e instituciones supranacionales, que actúan en el ámbito mundial como garantes y creadores de consenso para las medidas económicas y políticas que acompañan a la globalización neoliberal.
Por otro lado la globalización podría definirse no sólo como una extensión de las relaciones sociales a nivel mundial sino como una intensificación de las mismas que han puesto en contacto de manera directa todos los puntos del planeta. No se trata pues, de movimientos o vínculos que "cruzan las fronteras" sino de relaciones de inmediatez, donde lo local es de por sí realización de aconteceres distantes.
Globalización: un término internacionalizado
El término globalización comprende un proceso de creciente internacionalización o mundialización del capital financiero, industrial y comercial, nuevas relaciones políticas internacionales y la aparición de la empresa transnacional que a su vez produjo como respuesta a las constantes necesidades de reacomodo del sistema capitalista de producción nuevos procesos productivos, distributivos y de consumo deslocalizados geográficamente, una expansión y uso intensivo de la tecnología sin precedentes. De cierta manera el movimiento es antagonista al comercio internacional. Lo que se exporta hoy en día no son sólo los productos manufacturados, sino el capital y las ganancias. Y esta pérdida de ganancias también es una pérdida de capital, lo que más empobrece a un país es la fuga de sus inversiones al exterior. El país que recibe la inversión se beneficia de los salarios de los empleados y, en algunos casos una actividad comercial secundaria; pero las ganancias se reservan por los dueños, en forma de capital para inversión en otras partes.
Anteriormente, los productos nacionales se intercambiaban porque ningún país tenía todo los recursos o productos que necesitaba o quería. En ello, hay una lógica inherente que tiene su explicación en la simple necesidad de satisfacer las necesidades básicas y avanzadas de la población. Hoy, el intercambio de capital es un proceso económico, político y social que ha sido retomado con mayor énfasis en los países en desarrollo, como premisa específica para lograr un crecimiento económico y erradicar la pobreza. Pero este fenómeno en ningún momento fue concebido como modelo de desarrollo económico, y mucho menos de desarrollo social, sino como un marco regulatorio de las relaciones económicas internacionales entre los países en cuestión.
El despliegue mundial del capital no prescinde del Estado aunque el Estado tiene un papel en ello. Pero para los partidarios de la globalización, los principales actores o hacedores de la historia económica, son las transnacionales y su gran capital con sus estructuras e instituciones supranacionales; los sujetos, organizaciones, movimientos y pueblos no hacen sino presenciar los acontecimientos y ocupar el lugar que les fijan las estructuras del mercado y el capital global; la historia no se construye por ellos, se presencia, se les impone una ideología según la cual no hay alternativa al neoliberalismo y a la globalización.
Con el transcurso del tiempo, el programa neoliberal se convirtió en un modelo económico, político y social cuyo basamento teórico lo componen tres grandes premisas: Primero, la producción y el crecimiento de los bienes y servicios producidos van acompañados de un proceso de destrucción de las fuentes de producción de toda la riqueza. Segundo, concibe al mercado como el centro de la actividad económica y acepta la existencia de fuerzas autorregulatorias hacia la armonía de los intereses de todos. Tercero, los desequilibrios económicos son causas de la intervención en el mercado; por tanto, debe eliminarse la posición suprema del Estado respecto de éste y hacerlo un garante de la acción irrestricta de las fuerzas de la oferta y demanda.
En conclusión, la globalización es un fenómeno de carácter internacional, cuya acción consiste principalmente en lograr una penetración mundial de capital financiero, comercial e industrial, desarrollándose de forma multipolar. La exportación e importación de productos se realizan, en muchos casos, entre diferentes ramas de la misma empresa y de este modo no hay necesidad de compartir muy extensamente sus ganancias. Es precisamente esa penetración, que conlleva hacia una competencia internacional de acceso a mercados, la que permite el crecimiento y expansión ilimitada de las empresas transnacionales por todo el mundo, las mismas que a la vez cuentan con el respaldo incondicional de sus respectivos estados nacionales. La limitación de mercados y la necesidad de inventar mejores procesos de producción, distribución y consumo hacen necesaria una transformación de la manera como se desarrolla la producción, incluyendo componentes de tecnología y deslocalización geográfica con el objeto principal de reducir los costos.
Varios estudios han concluido que la globalización ha beneficiado tanto a los países pobres como a los países ricos. Pero tales estudios tradicionalmente no se interesan en los índices de desarrollo integral, sino en cifras sobre actividad comercial global e ingresos totales. Y lo que no se calcula, principalmente en los estudios es el
impacto provocado por el cambio de los agentes de control del comercio de la esfera local a la internacional, donde los que toman las decisiones no son políticos responsables a los electorados. Son más bien los que administran las bancas de capital, naturalmente con su interés principal en realizar ganancias sobre sus amplias inversiones. Es decir, no son representativos del pueblo y tampoco no son responsables al pueblo, ni son fácilmente asequibles por el público; supone sólo que siempre se encontrarán lejos de la vista del público, refugiados en las pequeñas salas de juntas de las distintas capitales del mundo empresarial.
Por el carácter poderoso que posee el capital entre un mundo sumamente materialista, imprevisor y ciego a los valores humanos y espirituales, un capitalismo cada vez más prepotente por la caída del comunismo y la obsequiosidad de los líderes políticos, la gente de todas las clases sociales y en todas partes del mundo se ve resignada y conforme con las intenciones de los que manejan estos grandes capitales. Como tal, los intereses de las poblaciones regionales y locales, se ven más y más desplazados fuera de las comunidades local y nacional hacia el exterior del país, alejándose cada vez más del alcance de la pobre e impotente población local.
Con la presencia de estos grandes sistemas globales, es natural que haya una cierta pérdida de autonomía local. Como manifestación del despojo de poder político de los países pobres, se nota la tendencia de funcionarios y políticos a sucumbir ante la tentación de dar concesiones e incentivos a los inversionistas en cambio de ciertas gratificaciones, tanto en los países industrializados como en los en vías de desarrollo. La creación de condiciones favorables para la inversión, la compra de valores y la extracción de ganancias, sobre todo de las empresas públicas que, por su poca rentabilidad, padezcan de escasez de capital, dejan los políticos susceptibles a sobornos y grandotas maniobras de corrupción, muy difíciles de detectar. Y los posibles beneficios financieros y políticos también son grandes porque las cantidades de las inversiones en juego son generalmente enormes.
En la perspectiva tradicional, el desarrollo se consigue básicamente mediante la infusión de capital en una comunidad y la generación de oportunidades y de actividad económica y comercial entre la población. Tradicionalmente, no importaba tanto la clase, como el volumen de actividad. Tampoco importaba qué producía una sociedad; sólo que produzca algo y que se fije una etiqueta de precio en lo que se produce. Tradicionalmente, esto constituía la medida de progreso y de desarrollo de un país. Según este modo, el grado de desarrollo se mide de acuerdo con indicadores de actividad económica que no tienen necesariamente que ver con el beneficio que brinda al ser humano o con las señales de bienestar humano; el valor que uno asigne a las actividades económicas es más bien una cuestión de preceptos morales y existe una jerarquía de valores que tradicionalmente se quedan muy afuera de cualquier intento de evaluar el desarrollo en los países.
Entre las consecuencias de la globalización es la vulnerabilidad del sistema agrícola a la adquisición y dominio por intereses ajenos a las comunidades campestres. La adquisición de esta industria efectivamente pone en riesgo el sustento de muchos campesinos y la diversidad de sus culturas en materia de comidas y las economías alimenticias locales.
Actitud de América Latina
A pesar de todo, los países de América Latina siguen buscando alinearse con los grandes bloques comerciales como estrategia preferida para salir de la pobreza. Parece que ahora no hay mucho interés en asociarse con países vecinos o con otros países pobres, con la posible excepción del MERCOSUR, sino con países adinerados. En el caso colombiano, los políticos encargados de fomentar las exportaciones han tenido su mirada principalmente en el NAFTA. La razón que se expresa no es que crean que se abrirán los mercados a los productos colombianos, sino que de este modo, el campo colombiano estará abierto a la inversión de capital por parte de las empresas multinacionales y, a lo mejor, estas nuevas empresas se organizarán para crear nuevas exportaciones. La conclusión que se impone es que las multinacionales aumentarán la magnitud y volumen total del comercio en el país y eso importa más que lo que se produce.
Un estudio de la situación mexicana demuestra que las cifras globales no siempre sostienen la tesis de gran crecimiento y mejores condiciones para la gente de este país como resultado del acuerdo NAFTA. Y los informes anecdotales indican que el índice de desarrollo humano no se ha mejorado con su inclusión en el NAFTA.
Pérdida de identidad y de valores
No hay precedentes muy exactos para indicar lo que se puede esperar en estos países a consecuencia de las grandes olas mundiales. Sin embargo, la historia moderna tiene un antecedente algo parecido en el área de la cultura popular y empresarial. La hegemonía norteamericana en las industrias cinematográfica, comunicaciones, ciencias y tecnología y el comercio, tal vez presten un ejemplo aleccionador. En ese caso, muchas de las poblaciones del mundo han querido asimilar para sí el en sus costumbres y modo de vida, adaptándose a los americanismos en muchos de sus aspectos. Las sociedades latinoamericanas han cedido también a este ascendiente arrollador norteamericano. Es decir, se han adaptado, hasta cierto punto, a la cultura empresarial e institucional preponderante de los Estados Unidos, a algunos de sus preceptos fundamentales en la educación —muchos de los textos que se usan al nivel superior son textos norteamericanos, algunos traducidos, otros no—, a los valores sociales y culturales sobre la familia, a los pasatiempos preferidos, a las actividades de diversión y a muchos de los valores y creencias seculares, ahora muy generalizados entre las poblaciones latinas. Pero es tal vez lamentable que existen notables lagunas en la adopción de esa cultura empresarial. En la administración de empresas en América Latina y sobre todo en la administración pública, no hay la misma precisión o efectividad en la atención al público. Por ejemplo, en muchas empresas no saben contestar al teléfono con exactitud, no dan información precisa y correcta y, en suma, no atienden al público con la misma puntualidad que se espera en otros países.
En el caso de la dispersión de la cultura norteamericana que anduvo chocando a una gran parte del mundo a través de los últimos tres o cuatro décadas, ésta ha producido un impacto algo desolador en los pueblos que, en algunos casos, se ven casi despojados de sus culturas y valores tradicionales e insatisfechos por no haber empapado a fondo la nueva cultura mundial. En el Salvador en la década del noventa, se decía que la gente se consideraba los pobres parientes de los norteamericanos; allí usaban palabras y modismos ingleses sin saber lo que decían y obraban más o menos de acuerdo con las reglas impuestas por la cultura empresarial pero no sabían exactamente porqué.
La cuestión más importante entonces parece ser: ¿cuál será el impacto de la globalización en la vida económica, política, social, cultural de los países latinoamericanos y cuál será el impacto sobre los valores y creencias de estas poblaciones? La respuesta a estas preguntas no se sabe con certeza, pero una consideración filosófica sobre el tema puede ser útil.
Es probable que las sociedades menos desarrolladas serán las menos preparadas para enfrentar todos los cambiosbruscos e imprevisibles que promete la globalización con seguridad. Si un país no disfruta de un sistema democrático sólido, bien definido y apoyado por la población, es probable que sea más vulnerable a las influencias del exterior que los con sistemas democráticos más fuertes y estables. Lo mismo para la economía. Un país que no tiene una economía generalmente fuerte, equilibrada y estable, se encontrará probablemente muy vulnerable a la imposición de expectativas de la comunidad internacional. Igualmente, es probable que un país que no tiene un sistema de educación y de investigación útil y práctico, un adecuado servicio médico y seguridad social, todo designado para satisfacer las necesidades de la población, será más vulnerable a la imposición de normas extranjeras que una sociedad desarrollada y estable en estos aspectos fundamentales.
La razón por eso es que el desarrollo y la estabilidad tienen que ver con un progreso y maduración interna de una comunidad. El desarrollo no se puede imponer desde el exterior. Los cambios sí se pueden pero el legítimo desarrollo no. El progreso intelectual o profesional de una persona tampoco se puede imponer del exterior. Los libros, la formación, las clases, las conferencias pueden prestar ideas y pistas para el desarrollo intelectual, pero no pueden hacer crecer la capacidad intelectual ni por sí mismos, la habilidad profesional de una persona.
Lo mismo es cierto por lo que se refiere al individuo. En ningún caso el desarrollo de una persona se puede imponer desde el exterior; el desarrollo es un proceso que ocurre por dentro y se logra con base en la experiencia, los ensayos y fracasos, la imaginación de la persona. Y una persona con facultades y capacidades bien desarrolladas, resiste mejor a las influencias malas y destructivas que una persona bien desarrollada en todos los sentidos.
Igualmente, si una comunidad no ha progresado económica, social y políticamente mediante un proceso de crecimiento y transformación gradual, y si no ha definido e internalizado sus valores y creencias fundamentales dentro de un proceso de estudio, debate y discusión serio, la colocación de industrias multinacionales en su territorio no va a contribuir nada al verdadero desarrollo de esta comunidad. Va más bien a permanecer primitiva, débil, subdesarrollada y propensa a toda clase de cambio desestabilizador del exterior.
La anterior discusión tiende a corroborar el pensamiento de la Iglesia sobre la importancia de una política de desarrollo ordenado dentro de las sociedades. Así pues, la conclusión que se impone con toda claridad a partir de estas consideraciones, es que las sociedades latinoamericanas tienen una obligación para asegurarse de su propio desarrollo integral, empezando desde los principios en muchos casos y mediante un proceso de construcción metódico, ordenado e integral que toque sobre todas las etapas del desarrollo humano, desde las más básicas hasta las más elevadas.
ROMERO,Alberto(2002)Globalización y Pobreza. Universidad de Nariño. Colombia
LANNI Octavio (2006)Teorias de la Globalizacion. Siglo xxi S.A. Mexico
Autor:
Yhony Aragon Mamani
"UNIVERSIDAD NACIONAL SAN AGUSTÍN DE AREQUIPA"
FACULTAD CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
ESPECIALIDAD: CIENCIAS SOCIALES
ASIGNATURA: economia
PROFESORa: Juliana bautista lopez
GRADO / SEMESTRE : CUARTO/ VII
AREQUIPA – 2015