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Mariátegui, Trotsky y Stalin

Enviado por Rafael Herrera Robles


Partes: 1, 2

  1. Síntesis
  2. Trotsky intérprete de la revolución en filosofía y arte
  3. Escritos de Mariátegui sobre la controversia de Trotsky con Stalin
  4. Primer artículo
  5. Segundo artículo
  6. César Vallejo
  7. Tercer artículo
  8. Max Eastman
  9. Andrés Nin
  10. Sorel
  11. Pierre Naville
  12. Henri Barbusse
  13. Colectivización del campo
  14. Las realizaciones nacionales
  15. Pinait Istrati
  16. Richard Bloch
  17. Esteban Pavletich, "el Trotsky del Apra"
  18. Notas

Síntesis

La burocracia stalinista difamó y calumnió a Trotsky como enemigo de la revolución para finalmente perseguirlo y asesinarlo. ¿Cuál fue la opinión de Mariátegui sobre Trotsky?

Mariátegui consideraba que Trotsky, conjuntamente a Lenin y Rosa Luxemburgo, con el ejemplo práctico de la revolución, han demostrado el carácter creador del marxismo que se desenvuelve y actúa de acuerdo a las condiciones concretas. Cuando se produce la disputa entre Trotsky y Stalin, en un inicio Mariátegui condena a Trotsky y al trotskysmo, pero cuanto más radical es la controversia, Mariátegui encuentra cada vez mayores atributos a Trotsky y al trotskysmo. Además de textos dispersos, existen tres artículos de Mariátegui que abordan de modo directo la controversia.

Palabras clave: Mariátegui, Trotsky, Stalin, Max Eastman, Andrés Nin, Pierre Naville, César Vallejo, Stephan Hart

Trotsky intérprete de la revolución en filosofía y arte

La burocracia stalinista difamó y calumnió a Trotsky como enemigo de la revolución para finalmente perseguirlo y asesinarlo. ¿Cuál fue la opinión de Mariátegui sobre Trotsky?

Mariátegui consideraba a Trotsky, conjuntamente a Lenin y Rosa Luxemburgo, como la encarnación del marxismo del pensamiento y la acción: "Marx inició este tipo de hombre de acción y de pensamiento. Pero en los líderes de la revolución rusa aparece, con rasgos más definidos, el ideólogo realizador. Lenin, Trotsky, Bukharin, Lunatcharsky, filosofan en la teoría y la praxis. Lenin deja al lado sus trabajos de estratega de la lucha de clases, su "Materialismo y Empiriocriticismo". Trotsky, en medio del trajín de la guerra civil y de la discusión de partido, se da tiempo para sus meditaciones sobre "Literatura y Revolución". ¿Y en Rosa Luxemburgo acaso no se unimisman, a toda hora, la combatiente y la artista?… Vendrá un tiempo en que, a despecho de los engreídos catedráticos, que acaparan hoy la representación oficial de la cultura, la asombrosa mujer que escribió desde la prisión esas maravillosas cartas a Luisa Kautsky, despertará la misma devoción y encontrará el mismo reconocimiento que una Teresa de Avila. Espíritu más filosófico y moderno que toda la caterva pedante que la ignora -activo y contemplativo, al mismo tiempo- puso en el poema trágico de su existencia el heroísmo, la belleza, la agonía y el gozo, que no enseña ninguna escuela de la sabiduría1".

En un primer escrito dedicado a Trotsky, Mariátegui elogia al protagonista de la revolución, creador del ejército rojo que llegó a comandar cinco millones de combatientes; y al pensador y filósofo: "…los penetrantes estudios de Lenin no abarcan sino las cuestiones políticas y económicas. Trotsky, en cambio, se ha interesado por las cuestiones de la revolución en la filosofía y el arte".

Así mismo critica Mariátegui a la prensa burguesa que presenta a Trotsky del uniforme y del tren blindado, que amenaza con una invasión napoleónica a Europa. "Y este Trotsky -razona Mariátegui-, en verdad no existe. Es una invención de la prensa. El Trotsky real, el Trotsky verdadero es aquel que nos rebela sus escritos. Un libro da siempre de un hombre una imagen más exacta y más verídica que un uniforme. Un generalísimo, sobre todo, no puede filosofar tan humana, tan humanitariamente".

Concluye Mariátegui en que el ejército rojo, como su ex generalísimo, es un caso nuevo en la historia. "Acaso mientras el generalísimo escribía un artículo sobre Romaín Rolland, los soldados evocaban a Tolstoy o leían a Kropotkin"2

Para Mariátegui Lenin era el máximo dirigente de la revolución rusa, reconociendo además sus aptitudes filosóficas. Un capítulo de "Materialismo y Empiriocriticismo" (1908): "La crítica del kantismo desde la izquierda y desde la derecha" se publicó en la revista Amauta3. Lo que no conoció Mariátegui fueron los apuntes de Lenin comentando su lectura de Hegel publicados póstumamente como "Cuadernos filosóficos".

El calificativo a Trotsky de "intérprete de la revolución en filosofía y arte" por parte de Mariátegui se debe entender porque el estratega de la revolución permanente abordó, entre otras cosas, además de la dialéctica marxista, la problemática de la ciencia y las comunicaciones en el nuevo estado, los problemas de la vida cotidiana4 en la construcción socialista y sobre el arte y la cultura en la transición del capitalismo al socialismo. Lo último, particularmente en su obra, "Literatura y revolución", que tuvo difusión mundial. Mariátegui comenta este texto donde Trotsky expone que la nueva cultura socialista no tendrá carácter de clase y que no existirá una cultura "proletaria" en el mismo sentido que cultura burguesa o cultura feudal, porque el dominio de la clase obrera es diferente en tanto su finalidad no es perennizarse en el poder, sino extinguirse en el proceso de tránsito al socialismo, donde la cultura dejará de tener carácter de clase. Cuanto más avance el proceso de construcción socialista, más se irán extinguiendo las clases sociales, creando a la par una nueva cultura, superior a todas las culturas que lo antecedieron, pero tomando el legado progresivo de estas. En este proceso la clase obrera y clases populares dejarán su huella imperecedera. Mariátegui se adhiere a esta posición: "(Trotsky ha planteado ya, en sus justos términos, la cuestión del arte proletario5)". En algunos escritos Mariátegui utiliza el término "realismo proletario" para resaltar la complejidad de la vida, con sus grandezas y miserias, diferente al "realismo burgués" que idealiza a los personajes, cuyos héroes son presentados como intachables, portadores del bien y la virtud, consustancial con la política de la burguesía que esconde sus intereses privados -que han devenido contrarios al progreso- con una ideología justificatoria6. El "realismo proletario" que presenta Mariátegui es contrario al "realismo socialista" de la época de Stalin donde abundaban, además de personajes intachables, idealizados con todas las virtudes "revolucionarias", una desfiguración de los acontecimientos históricos para legitimar el dominio de una casta burocrática.

Escritos de Mariátegui sobre la controversia de Trotsky con Stalin

Se ha difundido la idea que los elogios de Mariátegui a Trotsky son anteriores a la pugna con Stalin. Un historiador honesto como Jorge Basadre no pudo sustraerse a esa versión (stalinista), señalando que en escritos anteriores a su muerte "… Mariátegui reiteró su adhesión a la revolución rusa y a la línea de la Unión Soviética, inclusive la que orientó Stalin. Acerca de esto no sería únicamente falsa sino también mezquina cualquier discusión7".

Es indudable la adhesión de Mariátegui a la revolución rusa, pero también lo son sus divergencias radicales con el estalinismo conforme ya hemos expuesto en capítulos anteriores. Incluso en el artículo de Mariátegui que acabamos de mencionar da cuenta de la discusión de partido (en vida de Lenin), y no obstante, sindica a Trotsky como el intérprete de la revolución en filosofía y arte.

Aníbal Quijano8, prestándose tesis del escritor chileno Moretyc9, dice que al principio, al enterarse de la pugna, Mariátegui defiende cautamente a Trotsky, para luego se pone de lado de Stalin.

El error de Aníbal Quijano es prestarse tesis ajenas. Como demostraremos a continuación, es todo lo contrario. Al inicio, Mariátegui condena a Trotsky y al trotskysmo, pero conforme la pugna era más cruenta, Mariátegui encuentra cada vez mayores atributos a Trotsky, desmereciendo por tanto a Stalin.

Primer artículo

En el primero de ellos, de enero del año 1925, "Trotsky y el Partido Bolchevique"6, es una condena a Trotsky y al trotskysmo. Mariátegui se hace eco de las acusaciones estalinistas presentando a Trotsky como menchevique, (de lo cual se rectifica en los artículos posteriores donde Trotsky es presentado equidistante de mencheviques y bolcheviques hasta 1917, año que se adhiere a los últimos), así mismo menciona que Lenin se opuso al ingreso de Trotsky a la redacción de "Pravda", desconociendo que Trotsky lo dirigió desde 1908 muchas veces con dinero bolchevique. Una de las demandas de la oposición trotskista es la democratización del partido y las instituciones, que a criterio de Mariátegui ha sido acogido por Stalin, por lo que no ve una ruptura definitiva. Mariátegui ve distanciamiento de Trotsky con la "vieja guardia" bolchevique y además dice que no conoce los secretos de una organización revolucionaria, lo cual lo hace cometer errores como la publicación inoportuna de su libro "1917", donde presenta a líderes, entre ellos Kamanev y Zinoviev, discrepando en temas fundamentales a la hora de la revolución. La conclusión de Mariátegui es de desaprobación a Trotsky: "Trotsky representa una fracción o una tendencia derrotada dentro del bolchevismo", terminando su escrito así: "No es la primera vez que el destino de una revolución quiera que esta cumpla su trayectoria sin o contra de sus caudillos. Lo que prueba a su vez, que en la historia los grandes hombres juegan un papel más modesto que las grandes ideas".

Pero cuanto más la controversia se acentuaba, Mariátegui con mejor información, cambia de postura, encontrando cada vez mayores atributos a Trotsky y sus seguidores.

En enero de 1927, para el tercer aniversario de la muerte de Lenin, en una traducción especial para la revista Amauta, Mariátegui le rinde homenaje publicando el retrato de Lenin escrito por Trotsky con el siguiente encabezamiento: "En el tercer aniversario de la muerte de Lenin, nos parece oportuno ofrecer a los lectores de Amauta uno de los más sugestivos y vigorosos estudios escritos por León Trotsky sobre el gran jefe de la revoluyción11".

Segundo artículo

El segundo artículo es de febrero de 1928, cuando Trotsky había sido expulsado del partido bolchevique. Mariátegui reseña que muerto Lenin, Trotsky se destacaba por encima de los demás dirigentes, pero le faltaba conexión con el aparato del partido, ya que antes de 1917, el líder ruso se había mantenido equidistante del menchevismo y bolchevismo. Prosigue Mariátegui: "Lenin apreciaba inteligente y generosamente el valor de la colaboración de Trotsky, quien a su vez, -como lo atestigua el volumen en que están reunidos sus escritos sobre el jefe de la revolución-, acató sin celos ni reservas una autoridad consagrada por la obra más avasalladora para la conciencia de un revolucionario. Pero si entre Lenin y Trotsky pudo borrarse casi toda distancia, entre Trotsky y el partido mismo la identificación no pudo ser igualmente completa. Trotsky no contaba con la confianza total del partido, por mucho que su actuación como comisario del pueblo mereciese unánime admiración…"

Termina diciendo que Trotsky es cosmopolita y que "Zinoviev lo acusaba en otro tiempo en un congreso comunista, ignorar y negligir demasiado al campesino. Tiene, en todo caso, un sentido internacional de la revolución socialista, Sus notables escritos sobre la estabilización del capitalismo lo colocan entre los más sagaces críticos de la época. Pero este mismo sentido internacional de la revolución, que le otorga tanto prestigio en la escena mundial le quita fuerza momentáneamente en la práctica de la política rusa. La revolución rusa está en un periodo de organización nacional… Es lógico que en esta etapa, la revolución rusa esté representada por los hombres que más hondamente sienten su carácter y sus problemas nacionales". Stalin, dice Mariátegui es de esos hombres12.

César Vallejo

Es necesario mencionar que antes del tercer escrito de Mariátegui, el poeta César Vallejo, desde París, escribió un incandescente artículo contra Stalin, del cual dijo: "Que lastimosa orgía de eunucos repetidores del marxismo… Su primera desgracia es amputarse de raíz sus propias posibilidades creadoras relegándose a la condición de simples panegiristas y papagayos de "El Capital". Sobre el trotskysmo, Vallejo dijo: ". la insurrección trotskista constituye un movimiento de gran significación histórica. Constituye el nacimiento de un nuevo espíritu revolucionario dentro de un estado revolucionario. El nacimiento de una nueva izquierda dentro de la izquierda, que por natural evolución política, resulta a la postre de derecha. El trotskysmo desde este punto de vista, es lo más rojo de la bandera roja de la revolución y, consecuentemente lo más nuevo y ortodoxo de la nueva fe"13.

Posteriormente Vallejo se afilia al Partido Comunista Español (de orientación estalinista). Si bien es cierto que dejó de criticar de modo lapidario a la persona de Stalin, no se rebajó en cantarle loas como lo hicieron otros artistas, recibiendo a cambio algunos títulos y medallas. Luego de un pequeño periodo de pleitesía a Stalin, mantuvo su autonomía política respecto al estalinismo, y siguió considerando a Trotsky como dirigente bolchevique y una de las mejores inteligencias del marxismo. Durante la guerra civil española, cantó la gesta heroica de los combatientes, cantó al soldado ignoto de la revolución, pero también criticó la falta de consecuencia de los frentes populares –de España y Francia– entre otras cosas, porque se confabulan con el imperialismo para legitimar el colonialismo.

Tercer artículo

Un mes después del artículo de Vallejo, aparece el tercer artículo de Mariátegui, cuando Trotsky ya había sido desterrado de Rusia. "Nunca admitió el espíritu revolucionario, -escribió Mariátegui-, la posibilidad de que esta revolución concluyera como la francesa, condenando a sus héroes"

Repite Mariátegui en parte su artículo anterior, diciendo que entes de 1917 Trotsky estaba equidistante del menchevismo y bolchevismo, que entre Lenin y Trotsky se habían borrado casi todas las controversias, que a la muerte de Lenin Trotsky sobresalía por encima de los demás dirigentes pero no contaba con la confianza del partido.

Sobre el trotskysmo Mariátegui dijo: "La opinión trotskista tiene una función útil en la política soviética. Representa, si se quiere definirla en dos palabras, la ortodoxia marxista, frente a la fluencia desbordada e indócil de la realidad rusa. Traduce el sentido obrero, industrial, de la revolución socialista. La revolución rusa debe su valor internacional, ecuménico, su carácter de fenómeno precursor del surgimiento de una nueva civilización, al pensamiento de Trotsky y sus compañeros reivindican en todo su vigor y consecuencias. Sin una crítica vigilante, que es la mejor prueba de la vitalidad el partido bolchevique, el gobierno soviético correría probablemente el riesgo de caer en un burocratismo formulista mecánico".

Pero Mariátegui también pensaba que "… ni Stalin ni Bukharin andan demasiado lejos de suscribir la mayor parte de los conceptos fundamentales de Trotsky y sus adeptos".

Termina el artículo así: "Trotsky, desconectado personalmente del equipo stalinista, es una figura excesiva en el plano de las realizaciones nacionales. Se le imagina predestinado para llevar en triunfo, con majestad napoleónica, a la cabeza del ejército rojo, por toda Europa, el evangelio socialista. No se le concibe, con la misma facilidad, llenando el oficio de ministro de tiempos normales"14

Sobre Stalin, "el eslavo puro", (supuestamente) entendido en problemas nacionales, es un eco de la propaganda stalinista que Mariátegui no logró procesar, al igual que la acusación a Trotsky, de que ignora al campesinado.

Lenin, ya cercano a su muerte, se dio cuenta del peligro de la burocratización y de la degeneración de la revolución, por lo que en cartas a la dirección del Partido Bolchevique pedía destituir a Stalin de los cargos de Comisario de las nacionalidades y de secretario general del partido, lo que no pudo concretarse porque Stalin se había afianzado en el poder15. Según Lenin, Stalin trataba con prepotencia (chauvinismo gran ruso) a las nacionalidades no rusas, lo cual, sumado a los manejos en el seno del partido, constituía un peligro para la revolución.

La afirmación de que Stalin y Bujarin no andan lejos de suscribir las demandas de Trotsky y sus seguidores, en parte se debe al cambio de orientación de la burocracia stalinista desde una posición derechista, que permitió derrotas como la revolución china (1925-1927), hacia una posición ultra izquierdista, inmerso en el cual se destaca el inicio de la planificación de la economía (1928-1929), la misma que había sido una de las principales propuestas de Trotsky y sus seguidores, que en 1924 fuero rechazada y calificada como "la cumbre de la utopía".

Mariátegui al igual que Trotsky, no compartía los métodos ultra izquierdistas y burocráticos de la planificación, entre ellos en lo referente a la colectivización forzosa del campo. No obstante, cuando Mariátegui escribió el artículo que comentamos, en amplios sectores de la izquierda internacional se hacían conjeturas – a decir del biógrafo de Trotsky, Isaac Deutscher-, sobre un eventual regreso de Trotsky a Rusia, cuestión que no sucedió, sino todo lo contrario, las divergencias se acentuaron.

Max Eastman

Los documentos que tenía Mariátegui sobre la pugna debieron ser escasos si tenemos en cuenta que en su mayor parte eran considerados "secreto de estado". Conoció "Curso Nuevo" de Trotsky (en edición francesa) y seguramente documentos públicos de la Tercera Internacional, pero no los debates internos.

Max Eastman, notable escritor norteamericano, -por aquel tiempo cercano a Trotsky-, en su libro "Después de la muerte de Lenin", cuya primera versión fue en inglés (1925) dio a conocer cartas de Lenin a la dirección del Partido Bolchevique en las que pedía destituir a Stalin del cargo de secretario general del Partido y de encargado de las nacionalidades no rusas, lo que posteriormente se conocería como "testamento político" de Lenin, donde también calificaba a Trotsky como el "bolchevique más capaz", criticándolo por su tendencia a ver las cosas de manera administrativa y no política. Además elogiaba la inteligencia de Bujarin y lo criticaba por su falta de visión dialéctica. El libro de Eastman atrajo la ira del Stalin y los que lo rodearon, quienes conminaron a la cúpula dirigente, en especial, a la "oposición", a desmentir la existencia de un "testamento político" de Lenin, porque desestabilizaría el gobierno. Todos accedieron, forzando a Trotsky hacer lo mismo como principal líder de la oposición, lo cual, dice el historiador Isaac Deutscher15, fue dado a conocer en el ámbito del movimiento revolucionario mundial.

Mariátegui16 probablemente conoció en forma fragmentaria el libro de Eastman, por lo que no hace mención al "testamento político" (cartas) de Lenin, pero si hace alusión al autor (Eastman) como "revisionista" y "hereje" dentro del campo revolucionario, diferente al "revisionismo" de Henri de Man, surgido en el campo reformista. Eastman, dice Mariátegui, intelectual "supertrotskysta", lanza duras críticas contra algunos líderes rusos, en especial contra Stalin.

En otro artículo, Mariátegui hace mención al libro de Eastman "La Ciencia de la Revolución" (edición en inglés), en el cual critica a los marxistas no haberse desembarazado de la dialéctica, que identificaba con "hegelianismo". El problema, dice Mariátegui, es que Eastman no ha podido desembarazarse del utilitarismo y pragmatismo ingles, particularmente el representado por William James, por lo que para el intelectual norteamericano, la revolución se reduciría a un tecnicismo17.

En la década del treinta, cuando Eastman se apartó del marxismo, dijo que Stalin se hizo del poder por su pragmatismo, por su "sentido común", rasgo que carecía Trotsky porque no se había liberado de su idealismo (dialéctica). Trotsky se burló del que antes era su exaltado propagandista, diciendo sobre el sentido común: "Esta forma inferior de la inteligencia, necesaria en cualquier condición, es también suficiente en ciertas circunstancias…", en un medio social estable para practicar el comercio, mantener una familia, formar un sindicato, etc. Pero para cuestiones más complejas como la crisis, la guerra, la revolución y contrarrevolución, "se precisan facultades más altas de la inteligencia, cuya expresión filosófica ha sido dada, hasta ahora, por el materialismo dialéctico18".

Andrés Nin

Entre el 15 y 28 de marzo de 1928, se realizó en Moscú el IV Congreso de la internacional Sindical Roja, asistiendo, entre los delegados peruanos, Julio Portocarrero y Armando Bazán. Alberto Flores Galindo señala: "Comenzaba en 1927 la segregación del trotskysmo y se pidió a un grupo de delegados, entre los que estaban Portocarrero y Bazán, firmar un documento contra Andrés Nin, un militante español vinculado a la Oposición de Izquierda. Todos aceptaron firmar, menos Portocarrero y Bazán, argumentando que sólo conocían una versión del problema19…" Esto, concluye Flores Galindo, fue motivo para una discusión entre los representantes peruanos y el argentino Vittorio Codovilla que defendía la posición estalinista.

Andreu Nin (Terragona, 1892 – Madrid, 1937) desde su juventud fue activo militante revolucionario. Se adhirió a la Oposición de Izquierda Internacional liderado por Trotsky. Funda el Partido Obrero Unificado Marxista (POUM) participando activamente en la guerra civil contra el fascismo. Intenta organizar el poder de los trabajadores para construir el socialismo, por lo que fue detenido por el gobierno del frente popular, muriendo a manos de un sicario estalinista en 1937. Paralelamente en Moscú, en juicios infames, el estalinismo condena a muerte a la plana mayor bolchevique consolidando su poder contrarrevolucionario.

Sorel

Alberto Flores Galindo señala que "Mariátegui nunca negó los aportes de Trotsky y hasta el final de su vida mantuvo una visión favorable a Sorel; por el contrario, criticó las tempranas desviaciones burocráticas de la Unión Soviética y se mostró contrario al autoritarismo. El Partido Socialista, así como se vinculaba con la tercera internacional, mantenía también relaciones con los primeros grupos trotskystas franceses, con Pierre Naville y los redactores de La Veritè20".

La influencia del anarcosindicalismo en Mariátegui es incuestionable, por lo que, sobre todo en sus primeros años, otorgaba más importancia a las organizaciones gremiales que a las políticas. Por eso el Partido Socialista recién se funda en 1928 luego del fracaso de los procesos revolucionarios en China y Méjico por ausencia de organizaciones políticas (partidos) de clara orientación socialista. Acrecienta su polémica con el estalinismo de la Tercera Internacional y con Haya de la Torre originándose una ruptura en su pensamiento político. En esas circunstancias Mariátegui vuelve hacer un deslinde con el sindicalismo revolucionario del cual Sorel fue su máximo exponente, en el mismo sentido que lo había hecho en conferencias pronunciadas luego de su regreso de Europa (1923), señalando que el sindicalismo cumplió una función revolucionaria antes de la primera guerra mundial (1914-1919) contra el espíritu reformista de la socialdemocracia, pero a la postre, luego del triunfo de la revolución rusa, el sindicalismo entró en crisis como movimiento. La parte revolucionaria se adhirió a las filas marxistas y otra parte fue al reformismo21.

No obstante esa crítica, Mariátegui siguió reivindicando a Sorel contra el espíritu "racionalista", evolucionista y reformista en el movimiento obrero, reivindicando la teoría del mito, que para Sorel se concretizaba en la acción por medio de la huelga general que supere todas las barreras de cambio, mientras en Mariátegui el mito es la esperanza, la idea fuerza que sirve de derrotero a la humanidad, que desemboca en la revolución social, y a diferencia de los mitos religiosos que ponen metas celestiales, el mito socialista tiene metas terrenales.

Pierre Naville

Maville (1904-1993), conforme lo nombra Mariátegui, pero su nombre es Pierre Naville, perteneció al primigenio grupo surrealista con sede en Francia, junto a André Breton, Louis Aragón y Paul Eluard, entre otros, que reclamando autonomía del arte apoyaban la revolución. Naville ingresa al Partido Comunista francés en 1926 dirigiendo la revista "Clarte". En 1927 es expulsado y se adhiere a la Oposición de Izquierda. Dirige la revista "La Veritè". En el Segundo Manifiesto del Surrealismo es injuriado por André Breton. Mariátegui, que seguía con atención la trayectoria de las vanguardias en arte, particularmente del surrealismo, defiende a Naville: "Breton extrema la agresión personal contra Maville"… que es presentado como "el hijo arribista de un banquero millonario a quien el demonio de la ambición ha guiado en su viaje, desde la dirección de la revista del suprarrealismo hasta La Lutte des Classes, La Veritè y la oposición trotskista"

"Me parece -prosigue Mariátegui- que en Maville hay mucho más serio. Y no excluyo la posibilidad de que Breton se rectifique mas tarde acerca de él -Si Maville corresponde a mi entera confianza- con la misma nobleza con que, después de una larga querella, ha reconocido a Tristán Tzara la persistencia en el empeño atrevido y en el trabajo severo"22.

Este escrito fue publicado en marzo de 1930, un mes antes de fallecer Mariátegui y es notoria la defensa que hace a Naville, que en 1938 estuvo entre los fundadores de la IV Internacional. A la postre, también Breton se unió a Trotsky, que estaba desterrado en Méjico, en la defensa de la creación artística contra la tutelaje burocrático stalinista y capitalista.

Henri Barbusse

En un escrito anterior Mariátegui había demostrado su confianza en Naville, al criticar el libro "Jesús" de Henri Barbusse, que con mentalidad positivista, "ochcentista", deja de lado veinte siglos de historia del cristianismo, supuestamente para quedarse con el "auténtico" cristianismo. En esta ocasión Mariátegui comparte la ironía de Naville que preguntaba: "Porque Pablo eligió a Jesús como ejemplo y porque Jesús tuvo necesidad de Barbusse veinte siglos después de su muerte, mas bien que de Pablo, su contemporáneo, para predicar su verdadera doctrina y restablecer el sentido de su acción, es algo que no se sabrá jamas23".

Mariátegui estimaba a Barbusse como proselitista del socialismo, pero a su entender, el notable intelectual francés –del que recordemos escribió una apología a Stalin- no comprendía en su real dimensión lo que es el marxismo24.

Mahatma Gandhi, legendario líder de la India, pretendía liberar a su pueblo por medios pacíficos. Cuando Barbusse dijo que si Lenin hubiese estado en lugar de Gandhi, hubiera hecho lo mismo, Mariátegui -que también admiraba a Gandhi-, critica a Barbusse diciendo que ninguna revolución se ha hecho sólo con ayunos y oraciones25.

Colectivización del campo

En el mes de julio de 1929 Mariátegui escribe un comentario al libro "Rusia a los doce años26", del escritor español Alvarez del Vayo, centrando su atención en la "socialización" del campo, presentándolo como una de las demandas trotskistas, que "Stalin parece haber hecho suyas en parte". El autor (Alvarez del Vayo), hombre sin partido y sin "doctrinarismo", razona Mariátegui, no oculta su admiración por Trotsky y al mismo tiempo evidencia la sencillez en la vida cotidiana de Stalin y demás líderes rusos, estando lejos del boato como lo pintan los ideólogos burgueses.

Alvarez del Vayo critica la "ofensiva contra el kulak", categoría en la que se englobaba a la mayor parte de estratos campesinos, proponiendo como alternativa "el fomento de la explotación colectiva de la tierra, con máquinas y métodos que aumenten su rendimiento". Mariátegui comparte esta opinión, que era la crítica del trotskysmo a la política stalinista en el campo.

Las realizaciones nacionales

Emilio Choy comentando el artículo de Mariátegui sobre "El Exilio de Trotsky"27 se equivoca al repetir (en 1970) el argumento estalinista de que Trotsky estaba contra las realizaciones nacionales, sin reparar que según Mariátegui, Stalin y Bujarin, hacen suyas en parte las demandas trotskystas para Rusia. Por otra parte, para 1970, ya era demasiado conocido la polémica en el mundo entero. Recordemos que Trotsky en el Prólogo a su obra "La Revolución Permanente", criticaba al estalinismo por impartir consignas iguales para todos los países, sin tener en cuenta las peculiaridades nacionales. Sucede que el Perú se había convertido en uno de los más poderosos bastiones del estalinismo en América y gran parte de la intelectualidad se había hecho algo así como una profesión de fe criticar al trotskysmo, la mayor parte de veces sin ninguna coherencia.

Recordemos que en 1924 Trotsky y sus seguidores, destacando Preobrajensky, habían propuesto iniciar la planificación de la economía, siendo desechado por el estalinismo como la "cumbre de la utopía". Era la burocracia stalinista quien estaba contra las realizaciones nacionales con proyección al socialismo, sin plantear (en 1924) ninguna alternativa. En 1929 Stalin se vio forzado planificar la economía inmersa en una gran crisis que se pudo evitar si la planificación comenzaba en 1924 como era la propuesta de Trotsky.

Una cosa es iniciar la construcción socialista en un país, conforme a la propuesta del marxismo, para que concluya en el ámbito internacional, y otra es la tesis estalinista del socialismo en un sólo país, al margen del devenir mundial. Hablar de capitalismo en un solo país es una aberración y lo es en mayor grado el socialismo en un sólo país.

Pinait Istrati

En un artículo de marzo de 1930, Mariátegui hace alusión a la actitud crítica del escritor Pinait Istrati, -al que halaga como artista y como hombre- que a raíz de un "proceso festinado y una condena injusta" por parte de la burocracia rusa contra el suegro de Víctor Serge (prominente líder trotskista), por vivir con más holgura que sus vecino de edificio, ha criticado (con ayuda de alguien anónimo según Mariátegui) en tres gruesos volúmenes al conjunto del régimen soviético, en una actitud propia de un revoltoso que por un "lío de casa de vecindad" juzga al conjunto de un régimen político28.

En este artículo, Mariátegui entiende que el estado soviético lucha contra el burocratismo ya que Stalin ha hecho suyas parte de las demandas trotskystas.

Richard Bloch

Frente a los pensaban que la asunción de Stalin al poder significa restauración capitalista, Mariátegui no cree, por lo que critica a Richard Bloch como "abstractista y romántico", por pensar que Rusia con Stalin además de retroceder al capitalismo, marcharía hacia posiciones dictatoriales como la de Primo de Rivera en España y de Mussolini en Italia29.

Esteban Pavletich, "el Trotsky del Apra"

Esteban Pavletich (Huánuco, 1906 – Lima, 1981) fue por algún tiempo (1928-1930) secretario personal del legendario patriota nicaragüence Augusto César Sandino que dirigía la resistencia armada contra los invasores yanquis. Según su testimonio, cuando se da la ruptura entre Haya de la Torre y Mariátegui, el último lo escribió una carta: "me escribió y me dijo personalmente que no rompiera todavía con el Apra que yo podía ser el Trotsky del Apra en el Perú. Me decía"regresa y ya veremos a dónde va a parar Haya de la Torre y el caudillismo hayista30".

Notas

1.- Mariátegui: "Defensa del Marxismo", p. 44.

2.- Mariátegui: "Trotsky", incluido en "La Escena Contemporánea".

3.- Lenin: "El kantismo criticado desde la derecha y desde la izquierda". Amauta N° 22, Lima, abril de 1929.

4.- Trotsky: "Prólogo: Dos concepciones" al libro "La revolución permanente"

5.- Mariátegui: "Signos y Obras", p. 92.

6.- Mariátegui: "Elogio de "El Cemento" y del Realismo Proletario". Incluido en "El Alma Matinal".

7.- Basadre, Jorge: "La Vida y la Historia", Lima, 1975, p. 233-234.

Alberto Flores Galindo, en su obra conjunta con Manuel Burga: "Apogeo y Crisis de la República Aristocrática", hacen suya esta idea de Basadre. Sin embargo Flores Galindo en su obra "La Agonía de Mariátegui", no lo menciona, reconociendo las divergencias de Mariátegui con el estalinismo y al mismo tiempo los elogios de Mariátegui a Trotsky.

8.- Quijano, Aníbal: "Reencuentro y Debate: Una Introducción a Mariátegui". Mosca Azul Editores, Lima, 1981.

9.- Moretyc: "José Carlos Mariátegui: Su Vida e Ideario. Su Concepción del Realismo". Santiago de Chile, 1970.

10.- Mariátegui: "Trotsky y el partido bolchevique", incluido en "Figuras y Aspectos de la Vida Mundial", volumen I.

11.- Trotsky: "Lenin", revista "Amauta" N° 5, enero de 1927.

12.- Mariátegui: "Trotsky y la Oposición Comunista", incluido en "Figuras y Aspectos de la Vida Mundial", tomo II.

13.- Vallejo, César: "Ejecutoria del arte socialista". Revista "Variedades", Lima, 6 de octubre de 1928

"Las lecciones del marxismo". Revista "Variedades", Lima, 12 de enero de 1929.

Stephan Hart en su libro "Religión, política y ciencia en la obra de César Vallejo", dice que inicialmente el marxismo del poeta tuvo como emblema a Marx, Lenin y Trotsky, para luego cambiarlo por la fórmula Marx, Lenin, Stalin, -supuestamente sustentado en el libro de Vallejo "Rusia en 1931: Reflexiones al pie del Kremlin"- fórmulas que Vallejo hubiese sido el primero en rechazar porque, como veremos luego, para el poeta, no interesaba "quién vale más que el otro", ni "quien tiene más talento o más energía", sino su obra en bien de la revolución. Aclaremos además que para Vallejo -en el periodo que Hart lo sindica de estalinista-, Trotsky (en el destierro) seguía siendo uno de los "jefes" bolcheviques. (Expondremos en otra ocasión, con más amplitud, la visión de Hart sobre Vallejo y el marxismo). Lo que es evidente en la obra citada de Vallejo, es de que Stalin no es criticado como en los artículos anteriores, sino presentado como jefe de un estado revolucionario. Tampoco aparece la palabra trotskysmo.

Stephan Hart resalta cuando una obrera antes de salir de un auditorio toma el libro "El leninismo teórico y práctico" de Stalin, presentando el hecho como una de las pruebas de que Vallejo se habría convertido en el "más fiero" defensor de Stalin. Por esa época, Stalin presentaba a Trotsky como enemigo de la Unión Soviética que se alineaba junto a los contrarrevolucionarios en el mundo. En ninguna parte Vallejo avala tamaña falsificación. Tampoco en ninguna parte del escrito de Vallejo aparece la fórmula Marx, Lenin, Stalin como afirma Stephan Hart, sino al contrario, se evidencia que Vallejo prosigue presentando a Trotsky entre las máximas referencias doctrinarias en el seno del marxismo y del "bolchevismo".

De la edición de 1965 del mencionado libro (Lima, Editorial Gráfica Labor), en la página 146 Vallejo alude a la violencia: "Una revolución sin terrorismo -ha dicho Trotsky- no es una revolución". Y en líneas siguientes Vallejo afirma que para Marx y Lenin el fracaso de la Comuna de París (1871) se debió a la falta de energía de sus líderes para retener el poder, reafirmando así la posición de Trotsky. En las páginas 177 y 188 Vallejo cita textualmente la opinión de Lenin y Trotsky sobre el papel del capitalismo de estado en la economía soviética. Aparece así claramente la fórmula Marx, Lenin, Trotsky que Hart oculta, para hacer apología a la persona de Stalin.

La alusión más resaltante a la figura de Stalin es en la página 128 (nota a pie de página): "Políticamente, los grandes hombres (Lenin, Stalin, Trotsky, etc.) no son objeto de esa idolatría individualista y endiosadora de que gozan los buenazos gobernantes burgueses". En el mismo párrafo Vallejo refiere que ha sondeado la opinión de la gente acerca de lo que piensan de los "jefes bolcheviques" Stalin y Trotsky, señalando que en cuanto a individuos, no interesa a nadie, tampoco se preguntan "quién vale más que otro". "Lo que existe e interesa a todos es la teoría y la acción de cada uno en función del interés revolucionario". Este también, dice Vallejo, es el caso de Lenin.

Hart oculta que no obstante Trotsky había sido desterrado de Rusia, Vallejo lo presenta como uno de los "jefes" bolcheviques.

En el mismo libro (página 216), Vallejo expone su concepción sobre la "base" y la "superestructura" según el marxismo: "Cuando Marx afirma que la base de la sociedad humana es la economía, no pretende que esta sea superior a la política, al derecho o al arte. Lo que hace es simplemente constatar un hecho, una realidad. Es como cuando se constata que la base del cuerpo se halla en los pies, con esto no se pretende afirmar que los pies son superiores o inferiores a la cabeza, al tronco o a los brazos".

Esta afirmación es contraria a la visión estalinista (presentada como "leninista") en la que la "superestructura" es "reflejo" de la economía, marginando a la voluntad humana, olvidando que el proceso económico es una relación social con la intervención del conjunto del saber humano. Por lo demás, Vallejo en la cita anterior reivindica la visión de totalidad en la interpretación de los acontecimientos, en la que todas las parte, si bien cumplen diversa función, son imprescindibles.

Para el marxismo, cuanto más se desarrollen sus potencialidades creadoras expresadas en la ciencia, en la técnica, en la organización social, más se independiza el ser humano de las condiciones naturales y más control tiene sobre sus condiciones de vida o, en otras palabras, más control tiene de su devenir.

En lo que Vallejo hace concesiones a Stalin y al estalinismo (p.149), es cuando atribuye el burocratismo a funcionarios subalternos sobrevivientes del antiguo régimen zarista, a los que "Stalin y sus compañeros deberían extirpar cuanto antes" (p. 149) Pero al mismo tiempo pide estar vigilantes porque el burocratismo puede ir "fortificándose y polarizándose en núcleos capaces de adquirir luego tendencias clasistas, con intereses y mentalidad particulares, diversos y hasta contrarios a los de la colectividad de base" (p. 154)

Partes: 1, 2
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