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Propuesta de otra realidad – análisis del caso Mérida (página 3)


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Intentemos digerir lo anterior. Decíamos que el primero que incorporó dimensiones, como si fueran ingredientes de un pastel, fue Einstein. Consideró que está entretejido el espacio de tres dimensiones con el tiempo, creando el concepto de espacio-tiempo como una entidad física unitaria. Con esto logró definir en términos geométricos a la fuerza de gravedad.

Siguiendo su ejemplo, el físico polaco, Theodor Kaluza, en 1921 sentó las bases para un nuevo y audaz enfoque de la física.

Kaluza, inspirado en Einstein, se propuso extender su trabajo para incluir el electromagnetismo en la formulación geométrica de una teoría de campos. Su solución fue brillantemente simple. Amplió la geometría lo suficiente para acomodar la teoría del campo electromagnético y lo hizo de un modo fascinante. Kaluza mostró que el electromagnetismo es en realidad una forma de gravedad, pero no la gravedad de la física familiar. Es la gravedad de una dimensión invisible del espacio.

Kaluza fue más lejos que Einstein y postuló que existe una dimensión adicional del espacio; según sus ideas habrían cuatro dimensiones espaciales y una temporal, o sea cinco dimensiones en total. En la actualidad se le conoce a este campo de fuerza de cinco dimensiones como campo gravitomagnético. A las partículas elementales que portan este campo se les conoce como gravitomagnetones o vortones GEM. Habíamos hecho ya referencia antes de los vortones; pues en efecto, este tipo de vortones (GEM) son una de las subclases de tales partículas.

Kaluza logró demostrar que ocurre una cosa hermosa desde el punto de vista de las matemáticas: El campo gravitatorio de este universo pentadimensional se comporta exactamente como la gravedad normal más el campo electromagnético. Lo que afirmó Kaluza con su atrevida conjetura era que si ampliamos nuestra visión del Universo a cinco dimensiones, entonces no hay más que un solo campo de fuerza, la gravedad. Por lo tanto, lo que llamamos electromagnetismo es tan sólo esta parte del campo gravitatorio que opera en la quinta dimensión, la nueva dimensión espacial que no habíamos reconocido. Por lo tanto, los fenómenos electromagnéticos y gravitacionales son expresiones directas de estas cinco dimensiones en conjunto. No existe una "quinta" dimensión como algo sólo e independiente, pues solamente adquiere sentido al coexistir con otras tres espaciales y una temporal. De tal forma entendamos que los fenómenos electromagnéticos y gravitacionales nos relacionan directamente con este nivel de pentadimensionalidad que la Realidad posee. Podemos pensar que en la manipulación del electromagnetismo está la llave para manipular la gravedad, y viceversa. El hacerlo implica manipular las cualidades del espacio y tiempo. En esta manipulación radica la clave de infinidad de aspectos que integran este libro.

En 1923, el Dr. Biefield, Profesor de Física y Astronomía de la Universidad de Dennison y compañero de estudios de Einstein en Suiza, en equipo con su protegido, Townsend Brown, desarrollaron ciertos experimentos que les llevaron a descubrir el efecto Biefield-Brown, y desarrollaron el concepto del espectro de energía electrogravitacional. Por medio de sus investigaciones, encontraron la forma de cómo se expresa el acoplamiento entre la electricidad y gravitación, obteniendo el hallazgo de que para cada fenómeno electromagnético, existe un análogo gravitomagnético. El sorprendente descubrimiento de ellos radica en que ciertos tipos de campos eléctricos pueden engendrar campos gravitatorios. Más adelante ampliaremos satisfactoriamente las características del efecto Biefield-Brown.

Al detenernos a reflexionar lo que hemos presentado, quizás nos quedemos con una fuerte duda: La teoría de Kaluza sigue siendo desconcertante en un aspecto fundamental: no vemos la cuarta dimensión del espacio. El espacio de nuestras percepciones es clara e inalterablemente tridimensional. De tal modo, si el espacio posee una cuarta dimensión, o hasta incluso más ¿dónde están?

Podríamos comenzar a detallar esto, refiriendo que se han creado multitud de modelos teóricos que describen al mundo desde un esquema de muchas dimensiones; inclusive algunas teorías hablan de 5 dimensiones, otras de 7, o 10. La teoría que es más fuerte y muy consolidada es la conocida como Teoría M, que ha convencido a los físicos de que el total es exactamente 12 dimensiones. Con esta superteoría se ha logrado calcular una gran cantidad de cosas, que han llevado a los físicos a obtener extraordinarias conclusiones. Una de ellas es que todo lo que conocemos existe dentro de una súper esfera inimaginable de 12 dimensiones, y esta esfera es nuestro Universo. Consideran también que esta hermosa burbuja, nuestro Universo, está rodeada en ese espacio multidimensional de nivel 12, por muchísimos más universos, todos fluyendo en un dinámico e infinitamente gran Súperuniverso, al cual llaman Multiverso. Eso quiere decir que cada uno de esos otros universos allá afuera existe como parte de una verdadera infinidad de Universos paralelos, algunos muy semejantes al nuestro y los demás totalmente diferentes en forma, composición y leyes básicas. Otra conclusión impactante de la Teoría M es que todo, absolutamente todo en nuestro propio Universo se encuentra íntimamente unido por un entramado de espacio, tiempo y energía.

Esta cuestión del nivel de dimensionalidad del universo es central en este estudio del Caso Mérida, como lo es la naturaleza de los campos cuánticos que ahí existen. La posibilidad que asoma al analizar los datos relacionados a la extraña aparición del SINH es que nos encontramos ante un contacto de tipo interdimensional. En esa ocasión, los tres jóvenes implicados establecieron un vínculo directo con algo que es buscado en las entrañas de las ecuaciones matemáticas, el corazón de los aceleradores de partículas y en las más extremas lejanías del universo. Ellos vivenciaron de manera cercana la maravillosa esencia de la realidad. Estuvieron ante un ser que haciendo una magistral manipulación de la geometría del espacio-tiempo, se expresó corporalmente para dejarnos de manera indirecta un mensaje hondo y claro…el de nuestra naturaleza multidimensional.

Bien, no nos alejemos de la pregunta realizada hace algunas líneas, la formularemos otra vez ¿Dónde están las dimensiones extras? He aquí una explicación. Desde 1921, año en el que Kaluza las propuso, la cantidad teórica de estas dimensiones extras ha crecido en número y hoy se cree que son doce. Nosotros solo somos concientes de cuatro, mientras que esas teorías consideran que las otras ocho se encuentran de algún modo "enrolladas" microscópicamente en una diminuta cuerda que se encuentra compactificada o doblada dentro de un pequeñísimo espacio de 10-33 cm (o sea igual a 0.000000000000000000000000000000001 centímetros) lo que, por su tamaño, hace muy difícil poder detectar las dimensiones de la cuerdecilla. En la escuela nos enseñaron que el espacio está constituido por puntos, o sea estructuras sin volumen y sin tamaño. Hoy podemos decir que bien, casi no tienen tamaño, hay algo muy cercano a esos puntos, pero que son cuerdas cerradas sobre sí mismas, unidas por sus extremos, como una especie de círculos, más pequeñas que lo imaginablemente diminuto. Un ejemplo nos ilustrará la proporción de estas cuerdas. Si un protón fuera tan grande como el Sistema Solar, entonces una de estas cuerdas sería en esa escala del tamaño de un árbol. Esa es su talla, pero su importancia está en que constituyen a todas las partículas fundamentales de la física cuántica. Existen pruebas muy firmes para pensar que estas son condiciones naturales en el Cosmos. Tal mecanismo de apretujamiento dimensional es conocido por los físicos como compactificación de Kaluza-Klein.

Si bien es esta una teoría muy interesante, la podemos aceptar también por que está ampliamente estudiada, con un profundo y sólido respaldo matemático. Pero quizás existan otras explicaciones, claro, siempre es posible seguir generando hipótesis, más lo importante de ellas es demostrarlas.

Quizás estas dimensiones extras están aquí directamente, en nuestro entorno, con nosotros embebidos en ellas, siendo posible que por la configuración estructural de nuestras mentes no las logramos ver; pero eso no quiere decir que no seamos capaces de experimentar o percibir sus efectos, posiblemente si podamos ser concientes de su concreta realidad.

Al incrementar el número de dimensiones con las cuales realizar sus cálculos y modelos, los físicos han procurado vincular entre sí a las diferentes fuerzas del universo. Primero se logró definir a la gravitación, luego se incluyó en el esquema al electromagnetismo, después se han formulado explicaciones de la naturaleza de las fuerzas nucleares débil y fuerte en esta descripción. Se considera que las partículas que trasmiten por el cosmos a todas estas fuerzas como una sola, son las partículas unitarias del campo vortón, vortones unitarios o simplemente vortones.

Esto es muy importante para el estudio del Caso Mérida, pues en realidad nosotros sostenemos la idea de que el SINH logrando manipular la fuerza de los vortones, logró abrir una puerta de acceso entre su mundo y el nuestro. Creó un hueco en la fina estructura del espacio tiempo que permitió que ello, el SINH, desde su nivel de dimensionalidad se lograra asomar al nuestro. Ese portal, esa rasgadura aún persiste en ese lugar, y aun que de manera parcial, pero aún existen rastros de su presencia en los momentos en lo que esto se escribe.

Además creemos que nuestros ancestros podían manipular la fuerza de los vortones, y como es lógico, pensamos que los demás seres de esta hiperrealidad de naturaleza multidimensional, también pueden. La comunicación entre niveles de realidad debe de ser lo más común, pero nosotros, desde hace mucho tiempo hemos perdido la capacidad para establecer el estado mental adecuado para, por lo menos, concebir eso posible. Hagamos un ejercicio cerebral para empezar a imaginar entonces esta posibilidad, la de una comunicación transdimensional.

XII. Portales Transdimensionales o Accesos a Otros Mundos

Hay quienes buscan negar la existencia de los OVNIS argumentando que es absurda la mera idea de naves que viajen desde otros mundos hasta el nuestro. El centro de su argumento es, que para cruzar las inmensas distancias que separan a las estrellas entre sí, se necesitarían viajes con una duración muy larga en tiempo. Dicen además estos detractores de los OVNIS que si tales naves llegaran a viajar a velocidades cercanas a la de la luz, entonces más absurda sería la misión de esos seres, por que se verían sometidos a efectos previstos por la teoría de la Relatividad, efectos que los llevarían a sufrir condiciones imposibles para la vida. El hecho es que si alguna nave se llegara a mover a velocidades cercanas a los 300,000 kilómetros por segundo, la cual es la velocidad de la luz en el vacío, entonces ciertos fenómenos conocidos como efectos relativistas se dejarían sentir: el viaje a bordo duraría pocos meses, pero al llegar al objetivo habrían pasado muchos años afuera, a lo cual se le conoce como contracción del tiempo. Eso, por un lado. Además, hay otro inconveniente, y es que la nave requeriría de gigantescas cantidades de energía para lograr tal viaje. Supongamos que esos problemas de alguna manera los extraterrestres se ajustaran para encontrarles solución. Pero algo muy difícil de eludir sería el hecho de que los tripulantes de la nave recibirían un baño de intensísimas y mortales radiaciones mientras viajan casi a velocidad-luz, lo cual aniquilaría a toda la tripulación y el viaje simplemente no se concluiría. Estos son en verdad grandes argumentos, fundamentados en ciertos resultados de la teoría de la Relatividad. Y en realidad a quien esgrima estas razones debe de dársele todo el apoyo. Ninguna raza inteligente en el cosmos intentaría tal absurdo. El viajar por el espacio casi a velocidad-luz es una tontería.

Mejor hay que intentar viajar desde un lugar hasta otro lugar distante de una forma más rápida, digamos que casi instantánea. Esto seguro parecerá una idea necia, pero en verdad no es así. Si nos hemos apoyado en la teoría de la Relatividad de Einstein para descartar la factibilidad del viaje a velocidad-luz, podemos con esa misma teoría comprender el viaje a velocidad instantánea. Me estoy refiriendo al uso de portales transdimensionales.

Cualquier civilización altamente avanzada desarrollaría los medios necesarios para viajar a través de portales transdimensionales. Esto es lo más lógico en virtud de los nuevos descubrimientos científicos. Hablar de portales transdimensionales es algo de lo que podemos sentirnos tranquilos, no es una locura o una fantasiosa idea de la ciencia-ficción; son algo natural y científicamente verdaderos.

Volvemos con el gran Einstein. Él y unos colegas encontraron en las ecuaciones de la teoría de la Relatividad General que podrían existir cierto tipo de cosas parecidas a caminos muy cortos entre diversos puntos del Universo. A estas cosas se les llamó Puentes de Einstein-Podolsky-Rosen, en honor a sus descubridores teóricos, pero son mejor conocidos como "agujeros de gusano" o portales transdimensionales. Para ilustra mejor lo que ellos encontraron, le pediré a usted que imagine una manzana y sobre de ella un gusano. Si el insecto se quisiera mover desde un punto situado sobre la cáscara hasta otro punto en el lado opuesto de la fruta, tendría que recorrer por la superficie de la manzana cierta distancia. Pero si el gusano perforara un agujero a través de la fruta, entonces lograría hacer un camino mucho más corto para ir desde el punto de partida hasta el punto de llegada. Ahora imaginemos que estamos en la Tierra y que deseamos ir desde la Cd. de México hasta Australia. Podemos hacer el viaje tomando un vuelo que nos lleve por encima de la superficie terrestre, pero por la forma de nuestro planeta, el avión recorrerá una trayectoria curvada y larga.

La otra alternativa sería hacer un túnel que atravesara directamente a la Tierra. Este camino tendría una longitud más corta que la recorrida por el avión. Esto resultaría similar a la perforación hecha por el gusano en la manzana. El gusano se movió por el espacio interno de la manzana y los valientes constructores de nuestro hipotético túnel en la Tierra también se tendrían que mover directamente a través de la tercera dimensión para realizar el agujero con el cual ir desde un lado al otro del mundo. Pero si pudiéramos construir un túnel a través de la cuarta, quinta u onceava dimensión espacial, lograríamos desplazarnos libremente desde un lugar del Universo hasta cualquier destino que deseáramos en fracciones de segundo. Incluso podríamos ir desde este Universo a cualquiera de los otros muchísimos Universos paralelos que existen. Debido a la posibilidad teórica de atravesar grandes distancias en el espacio-tiempo de forma casi instantánea, es fácil pensar que este es el medio a través del cual los OVNIS logran llegar desde sus lugares de origen hasta aquí, a la Tierra.

Posiblemente los portales son invisibles y bajo ciertas condiciones se logran hacer visibles a nuestros ojos. Pueden estar en cualquier parte, abrirse y cerrarse, algunos en el aire, otros pueden estar a nivel del suelo y posiblemente incluso estar fuera de la atmósfera, pero algo por seguro si podemos saber: existen como medio de comunicación y desplazamiento para los SINH. Esto es algo que debemos aceptar, las señales son muchas y un simple análisis lógico basado en los nuevos hallazgos científicos, nos permite respetar como verdadero todo esto.

Las teorías que respaldan esto, desde la famosa teoría de la Relatividad General, pasando por las teorías de Supersimetría, por las cinco teorías de Cuerdas, la de Supergravedad hasta llegar a la grandiosa y moderna teoría M, han provisto de resultados y conclusiones que permiten construir todas estas asombrosas posibilidades. De tal forma, los científicos le devuelven a nuestra visión del mundo todo lo mágico y maravilloso que tuvo en la antigüedad, dotándole además el sesgo para comprender esta visión.

Este proceso comenzó hace 100 años. En su momento, Albert Einstein formuló una teoría que para la mayoría de los científicos de su época sonaba totalmente descabellada, sin embargo logró ser presentada satisfactoriamente ante la comunidad de físicos. Era una teoría realmente nueva y auténtica, en la cual aparecía una sensatez a primera vista, y algo que tenía primero que ofrecer era ese aspecto de conexión con el conocimiento de la física ya previo. Era esa elegancia intrínseca, la cual no la hacía parecer algo simplemente suspendido en el aire, y en eso se distinguía de la pura especulación hueca.

De ese modo, las nuevas teorías son modelos matemáticos que describen al mundo físico de una forma fascinante, pero manteniendo esa tan importante conexión con el conocimiento previo, consiguiendo grandes trozos de entendimiento, profundo e impresionante.

Ahora, los físicos teóricos que hacen investigación de frontera, se han dejado adentrar más y más en el inextricable laberinto del Universo y han revelado la existencia de un nivel de realidad sumamente fluido. De acuerdo a las más recientes postulaciones del conocimiento científico, podríamos afirmar que la materia tiene solamente una tendencia a existir. No hay objetos como tales, más bien podríamos decir que existen sólo conexiones, elementos vivos y auto concientes de energía que cruzan y vinculan entre sí al Cosmos. Esta visión moderna es derivada de una manera natural por los físicos, desde la comprensión la bellísima teoría M, que describe un Multiverso de membranas de espacio y tiempo, multidimensionales e interconectadas.

Los portales transdimensionales son acepciones que hace tiempo dejaron nada más de ser especulaciones atrevidas, para transformarse hoy en conceptos aceptados. Los primeros portales transdimensionales fueron vistos -por medio de los ojos de las ecuaciones matemáticas-, en el corazón furioso de los terribles agujeros negros, esas exóticas cosas que quedan luego de que una gran estrella muere, esas incontenibles cosas que se tragan todo a su alcance con las insaciables fauces de una monstruosa fuerza de gravedad. En el centro de los agujeros negros existen cosas llamadas singularidades del espacio-tiempo. De tales singularidades se llegó a calcular que podían ser de varios tipos. Algunas singularidades inconmensurablemente destructivas y otras fantásticamente estables, más sin embargo inaccesibles para todos, pues las inimaginables mareas gravitacionales y los enormes chorros de radiación destruyen a todo lo que se acerque a los agujeros negros.

Pero el avance de las investigaciones, a lo largo de las décadas ha permitido el ir entendiendo que además deben de existir portales transdimensionales fuera de los agujeros negros. Portales que formen parte natural de las cosas, sin tener que ver nada con estrellas muertas y con terribles gravedades. Simplemente se cree que son puertas naturales que den acceso a otros niveles de la realidad, algunas serían puertas muy pequeñas y otras de considerable tamaño. Imaginémoslas como dobleces en la membrana de nuestro entorno de cuatro dimensiones, con giros y curvas en dimensiones superiores, conectando un punto aquí con otro allá.

Pero también puede haber puestas interdimensionales hechas por medios artificiales.

Si una civilización alienígena, de este o de cualquier universo, deseara viajar a muy distantes lugares, como ya lo explicamos no recurrirá al viaje espacial en velocidad-luz. Harían saltos transdimensionales. El salto es exactamente lo que su nombre indica. Si en la misma estructura del espacio-tiempo de cuatro dimensiones es imposible viajar igual o más rápidamente que la luz para llegar a las estrellas, entonces estos seres alienígenos encontrarían el método para salirse de la estructura restrictiva del espacio-tiempo común, para penetrar en el poco conocido dominio del hiperespacio, donde distancia y tiempo carecerían de sentido.

Naturalmente, se requería una gran cantidad de energía para entrar en este espacio sobre el espacio, así como muchos y complicados cálculos para asegurar nuevamente la entrada en el espacio-tiempo, en el punto adecuado. El resultado del consumo de tal energía e inteligencia haría posible atravesar distancias inmensas en un tiempo cero. Sólo gracias al salto son posibles los viajes entre estrellas y entre universos.

XIII. Vortones y Portales

"Las estrellas, cual polvo, me envuelven

en nieblas vivientes de luz,

y me parece contemplar todo el espacio"

En la arena estelar

Isaac Asimov

Un lugar de un mundo sólido y real, hasta aquí he presentado por medio de la física teórica un Universo complejo, conformado por campos de fuerzas, por muchas dimensiones, con extrañas partículas y con una red evanescente de sucesos, en la que las relaciones y potencialidades son formadas por ultramicroscópicas estructuras como pequeños círculos, que vibran armónicamente como si de cuerdas de un instrumento se tratara. Nos hemos enterado por medio de este viaje que existe un nivel de la realidad con una escala de lo inimaginablemente pequeño que define a lo infinitamente grande.

Es obvio pensar que el Cosmos abriga infinitas formas de vida inteligente y que muchas de ellas están plenamente deseosas de conocer a las jóvenes civilizaciones planetarias, que como nosotros apenas asomamos a la claridad de que existimos en un Súperuniverso.

Esta es una nueva e inmensa visión para cualquiera de nosotros.

Se ha descrito ya la fascinante naturaleza de los vortones. Son esta extraña suma de electricidad, magnetismo, gravedad y fuerzas nucleares. Debemos aclarar que aún no se les ha detectado directamente, o más bien no las han creído aún detectar, pues los intentos para lograrlo se están realizando apoyados en ideas preconcebidas que nublas la interpretación de los físicos de partículas y campos.

Por medio de sensores especiales localizados a bordo de satélites que orbitan la Tierra, se pretende encontrar la expresión de cierto tipo de vortones que ya mencionamos, los vortones GEM que son portadores de la fuerza gravitomagnética, esa extraña fusión en la quinta dimensión del electromagnetismo y la gravedad.

La confirmación física de este tipo de fuerza no solo permitirá reconocer el genio de Einstein y Kaluza, sino que nos acercará más a la construcción de los principios de una nueva tecnología. Pero, ¿para qué nos será útil el gravitomagnetismo cuando lo sepamos controlar? La misma pregunta surgió, muchas veces, en el siglo XIX cuando Maxwell, Faraday y otros estaban explorando el electromagnetismo. ¿De qué utilidad podría ser el electromagnetismo?

Hoy estamos rodeados por los beneficios de comprender al electromagnetismo: Focos, computadoras, televisión, lavadoras de ropa, láseres, internet, radares, y la lista continúa. Entonces, ¿para qué será útil el gravitomagnetismo? ¿En qué formas manipularemos a los vortones GEM?

Me atrevo a afirmar que este tipo de fuerza ya la hemos usado desde hace mucho tiempo, sin darnos cuenta de su origen. Posiblemente pueblos ya extintos conocían esta verdad, pero como ellos lo comunicaron su conocimiento con un lenguaje diferente al nuestro, apoyados quizás en su visión religiosa o mágica, nosotros no nos hemos dado cuenta de tal alternativa. Sería bueno que revisemos entonces algunas cosas que han resultado de los trabajos de investigación de sabios que pertenecen a otras ramas científicas, y es probable que nos percatemos de que ellos dieron de lleno con los vortones.

XIV. Orgones y Multidimensionalidad del Universo

"La Fuerza, mi joven discípulo, es la energía

que fluye en todos los seres vivos…

la Fuerza es lo que mantiene

unida a la Galaxia y da vida a todo"

Star Wars,

Una Nueva Esperanza

George Lucas

ste libro es en esencia una presentación de los hechos y la formulación de posibles explicaciones sobre la naturaleza de los encuentros entre personas y Seres Inteligentes No Humanos. Pues en este estudio ahora haremos entrar de manera directa las ideas y hallazgos de un señor llamado Wilhelm Rich: Gran pensador y científico de enorme valor del siglo XX. Muchos lo vemos como un genio y otros como un loco.

Muy joven, él se inscribió en la Facultad de Medicina de la Universidad de Viena en 1918. Al año siguiente conoció a Freud y en enero de 1920 fue nombrado miembro de la Sociedad Psicoanalítica de Viena. En 1922 terminó sus estudios de Medicina y los de Psiquiatría en 1924.

De 1925 a 1927 escribe sus primeras y controversiales obras. La inortodoxia y brillantes de sus ideas y hallazgos lo caracterizó y entre sus revolucionarios descubrimientos se encuentra el del Orgón, partícula que aseguró haber aislado como fuerza pura, subatómica y primaria. Esto lo logró durante la cuarta década del siglo XX, cuando construyó un dispositivo al que nombró cámara orgónica, construida a base de capas alternadas de materia orgánica e inorgánica (placas de madera y de metal), para que en su interior la energía de los orgones se intensificara, moviéndose estos en trayectorias espirales y resonantes. Si una persona se sometía a la irradiación en una cámara orgónica –aseguraba él– la energía bloqueada de su cuerpo volvía a fluir, revitalizando sus sistemas vitales. Para él, el orgón es la energía vital de todo organismo. Según afirmó, además, es de color azul, medible y omnipresente. Toda materia viva es creada por y produce esta energía. El objetivo de Reich era hacer fluir la energía en el cuerpo de sus pacientes. Enfermedades como el cáncer, para él no eran más que acumulaciones de "orgones negativos", o sea, estos serían el equivalente termodinámico de las "frigorías", unidades de medición del la cantidad de frío, lo opuesto a las calorías, unidades de energía térmica. Rich experimentó con enfermos terminales de cáncer con la intención de ayudarlos. Creó el Instituto del Orgón, como también una editorial conocida como Orgonon, y un centro de investigación, hogar del acumulador de orgones. La demostración de la existencia de la energía biológica llevada a cabo primero por Wilhelm Reich es el descubrimiento más importante de los últimos siglos en las Ciencias Naturales y sin embargo ha pasado casi desapercibido. ¿Cómo es esto posible? ¿Fue él nada más que un fraude, o quizás sufrió una terrible conjura? ¿Eran divagaciones sin sentido de una febril mente o fue la anticipación de un genio a su tiempo? ¿Sufrió él la incomprensión generalizada o una campaña de silenciosos idiotas?

La existencia de una energía vital omnipresente tampoco es un tema nuevo; más bien sin darse cuenta de ello, Rich lo redescubre y actualiza, por decirlo de algún modo, por que las antiguas culturas como la china, la griega y la hindú lo habían planteado con énfasis aunque sin tener que utilizar –obviamente- las metodologías de comprobación de la ciencia contemporánea. Que quede claro, por ejemplo que los conceptos energéticos de la Medicina Tradicional China no están circunscriptos al caso particular de las enfermedades del ser humano, pues esta disciplina, al igual que la teoría de los Orgones, postula la organización energética del Cosmos, del medio ambiente terrestre y los seres vivos en general, incluyendo las relaciones entre estos y los tipos de bio-sistemas como forma de entender la génesis de gran variedad de trastornos. Veremos más adelante que estos principios de energías de la vida y campos de organización son reencontrados actualmente en otros modelos científicos muy fundamentados.

Reich encontró que los orgones fluyen en la atmósfera, en los ríos y mares, como además también lo hacen por canales muy definidos en el suelo. Es decir, en el agua y en el aire se mueven de manera libre, subiendo y bajando, serpenteando o con trayectorias espirales. Pero encontró que en el suelo se mueven por ciertas líneas rectas, como si recorrieran una especie de red o entramado. Estos canales son justamente las líneas Ley. Reich no sabía nada de los trabajos previos sobre líneas Ley, pero por su parte dedujo su forma y naturaleza.

Todo lo referente a la manera de cómo estas redes terrestres cubren al planeta y hacen que cierta energía fluya por ellas, lo encontró Rich cuando comenzaba a indagar la forma de hacer uso de esas energías. Sus trabajos se vieron abruptamente interrumpidos por sus acérrimos detractores, dejando muchas cosas sin aclarar.

Podríamos en este punto tratar de víncular a los orgones con los vortones.

Primero, los orgones se encuentran en una mayor concentración en todos los seres vivos. Un organismo viviente requiere de una gran cantidad de recursos físicos para funcionar. Se ha descubierto que entre más complejo sea el ser vivo, más cantidad de orgones también necesita para sostener su existencia.

Por otro lado, los orgones parecen ser algo intrínseco a vida, y por lo tanto, también a los medios que la sustentan.

De esto deducimos que los SINH también están constituidos por orgones, por que es evidente que los SINH por definición son algún tipo de forma de vida; y por lo tal, en sus mundos de origen también hay orgones.

Ante esto, es evidente que los orgones son un tipo de partículas presentes universalmente. Siguiendo con esta línea de análisis podemos considerar que todos los SINH de cuya existencia se tiene conocimiento, son seres cuya biología puede ser muy diferente a la nuestra pero esencialmente están formados por enormes cantidades de orgones, esto en virtud a que no son seres simples y elementales.

Ahora, eso que técnicamente es llamado morfología topológica del espacio-tiempo de la Tierra, o la forma de cómo está curvo, arrugado o rizado el espacio y el tiempo entorno a nuestro planeta, es lo que considero que define a toda la red de líneas Ley del mundo. Es decir, la manera de cómo están conformados los campos eléctrico, gravitacional y magnético de la Tierra, define físicamente los caminos o líneas del campo gravitomagnético. Esto lo podemos expresar de este modo: el campo gravitomagnético tiene pliegues, algo así como dobleces por los cuales corre con mayor intensidad la compleja fuerza de este campo cuántico. Serían estos pliegues unas estructuras no nacidas del azar, sino definidas por precisas ecuaciones correspondientes a la geometría de cinco dimensiones de esta fuerza. Estos dobleces simplemente serían, según este modelo, lo mismo que las líneas Ley. Sobre este encauce lógico, y sabiendo que una fuerza de origen orgónico fluye por las líneas Ley, entonces podemos concluir que entre los vortones GEM presentes en tales pliegues de espacio-tiempo existe una íntima relación con los orgones de las líneas Ley.

Si alguien ya se perdió y no quiere releer para terminar de entender, entonces aquí pongo este esquema analítico: Existe un campo de fuerza cuántico de cinco dimensiones generado por la Tierra, el cual tiene por su propia forma natural vértices, pliegues, y por ellos corren los vortones de tipo GEM. Los pliegues de tal campo son significativamente iguales por su posición en la Tierra con todas las líneas Ley que se conocen. Si se encontraron en las líneas Ley grandes cantidades de orgones corriendo como un chorro continuo, entonces hallamos en esto una equivalencia obvia: los orgones y los vortones GEM son lo mismo.

Ante esta afirmación podemos detenernos un momento. Hagámoslo con el afán de justificar que, con ella nos quedarán claras muchas cosas que hemos venido tratando de relacionar. A partir de aquí podremos hacer grandes avances en nuestro estudio del Caso Mérida.

La formación de los orgones es algo que consideramos natural a la manera de cómo las dimensiones se curvan, dando diferentes configuraciones del espacio-tiempo. Los orgones sencillamente son algo que emerge de las fuerzas que consisten al Cosmos. Estas maravillosas partículas están aquí a nuestra disposición. Seguramente siempre han sido utilizados por nuestros ancestros en todos lados del orbe, realizándolo por medio de emplazar sus santuarios, avenidas, observatorios y templos en puntos y líneas Ley. Por esto, nuestros antepasados llamaban a sus emplazamientos sagrados con nombres como Lugares de Poder, Vías del Espíritu y Caminos de Luz.

Si continuamos con esta línea de pensamiento, podremos seguir asociando hechos con teorías, y encontrarnos con formulaciones de este tipo: pensemos que esta vasta red de conductos naturales de nuestro planeta es una estructura a su vez común en el resto del universo, algo así como un sistema de circulación de fuerza de vida y un medio de transferencia de información, que a modo de complejo entramado posee una estructura multidimensional intrínseca a la geometría del espacio-tiempo.

Hemos hablado mucho de la multidimensionalidad del universo, y hasta incluso hemos dicho en cierta parte del libro que según la teoría M, existen fuera de nuestro universo otros universos, un número infinito de ellos en realidad, moviéndose allá afuera. Hemos incluso considerado los portales interdimensionales. Bueno, llegó el momento de extender nuestra visión. De dónde pueden venir los SINH, y por lo tanto, los OVNIS. Pues bien, siempre hemos tendido a creer que naturalmente vienen de otros planetas, en esta galaxia o quizás de otra más lejana. Ya comenzamos a ver que pueden venir de otro universo. Quizás todavía nos parece algo difícil de creer. Posiblemente podríamos aceptar la existencia de portales interdimensionales o agujeros de gusano, llámeseles como quiera, que comuniquen diversos sectores de este universo, pero pensar en serio que existan universo paralelos al nuestro, llenos de gentes, es algo que resultaría difícil para más de uno. ¿Doce dimensiones? ¡Bah!, dirán quizás. Pues de seguro cambiarán de pensar, pues de una forma u otra los convenceré de que sí existen también estos universos aparte del nuestro en cantidades infinitas. Incluso, les aseguro vamos a quedar con algo parecido a un dolor de cabeza luego de asimilar lo que describiré, amables lectores. Sólo avancemos hacia el siguiente capítulo.

XV.Universos Paralelos y múltiples razas de SINH

"No son sólo un producto de la ciencia ficción:

los otros universos son consecuencia directa

de las observaciones cosmológicas"

DR. MAX TEGMARK

a revisamos las teorías relacionadas a la descripción de la naturaleza multidimensional del Universo. Hemos desarrollado una justificación para la idea de que el SINH del Caso Mérida es un visitante desde un nivel de realidad diferente al nuestro.

Ahora fundamentaremos la teoría de que el SINH de este caso es un habitante de un universo paralelo. En realidad ambas teorías son en verdad la misma, pero expresando aspectos diferentes del concepto en sí. La mera posibilidad de que nuestro asombroso visitante pertenezca a un universo paralelo, es una idea para nada absurda, ya que esta se explica mediante una de las muchas consecuencias de las recientes observaciones que se han realizado en el ámbito de la Cosmología -esa área de la Astronomía que estudia al Universo en su conjunto-. Nos referimos al concepto de los universos paralelos, y esto no es sólo una mera metáfora.

La idea de universos paralelos se refiere directamente a la existencia de realidades alternas a la nuestra con sus propias y muy diferentes leyes físicas.

La existencia de realidades alternas o universos paralelos trae consigo la percepción de que el tiempo y el espacio son aún más complejos de lo que explican algunas teorías más clásicas o difundidas.

Si desarrollamos esta idea, lograremos darle mucha más claridad, y la podremos comprender mejor. Así pues, hagámoslo. Comencemos con el hecho de que el espacio, ante todo, parece tener un tamaño infinito. Si esto es así, entonces podemos pensar lógicamente –de acuerdo a las leyes de probabilidad– que en alguna parte allá afuera, cualquier cosa que sea posible en un momento dado se convierte en real, sin importar cuán improbable sea. Si el universo es infinito en tamaño, entonces también lo es en la cantidad de partículas de materia que contiene. Comencemos esta descripción imaginando que más allá del alcance de nuestros telescopios hay otras regiones del espacio que son idénticas a las nuestras. Esas regiones son un tipo de universo paralelo. Los científicos pueden incluso calcular qué tan lejos están estos universos, en promedio. Y eso es física bastante sólida. La presencia de tales universos explicaría varios aspectos extraños del nuestro. Incluso podría responder preguntas fundamentales acerca de la naturaleza del tiempo y del mundo físico.

Continúe usted imaginando algo más extraño: ¿Habrá en algún lugar muy lejano, muy distante una copia de usted leyendo este libro? ¿Existirá alguien que no es usted, pero que vive en un planeta llamado Tierra, con fértiles campos y brumosas montañas, además de que ese mundo tenga extensas ciudades, en un sistema solar con tantos planetas como tiene el nuestro? Imagine por un momento que la vida de esa persona ha sido, en todos aspectos, idéntica a la suya, pero quizás esa persona decida ya no leer más este libro, mientras usted, el que habita en este planeta, sigue leyendo. Esta forma de plantear la idea del alter ego es rara y aparentemente poco plausible. Pero vamos a tener que aceptarla, pues las observaciones astronómicas la apoyan. El modelo más sencillo y popular predice que usted tiene un gemelo en una galaxia ubicada a una distancia en kilómetros igual a un número que se escribe con un 1 seguido por 25 ceros, desde aquí (la notación matemática para esta cantidad es escribiendo 10 a la 24 Km o 1024 Km.). Imaginarse esto es un importante esfuerzo. Ejemplificando más diremos que 10 a la 11 Km (1011 Km) es igual cien mil millones de kilómetros. Podremos tomar como referencia que 4.06 por 10 a la 13 Km (4.06 por 1013 Km), es simplemente la distancia a la estrella más cercana a nosotros. O pensemos que decir que 1.89 por 1019 Km, es la distancia a la galaxia de Andrómeda, la más cercana a la nuestra. La manera de expresar estas cantidades y distancias puede ser algo difícil en primera instancia, por eso mejor les daremos un trato diferente a estas distancias, refiriéndolas por medio de una más adecuada equivalencia, llamada año-luz. Un año luz es la distancia que recorre la luz durante un año en el vacío del espacio, y eso es aproximadamente igual a diez millones de millones de kilómetros (en realidad son 9,454,436,981,280 de kilómetros). Quizás así nos quede más evidente que hablar de que un individuo exactamente igual a nosotros está ahora viviendo a una distancia de 1024 Km, lo cual es igual a 100,000,000,000,000 años-luz.

Hablar de esta increíble distancia, es hablar de una distancia tan enorme que excede la escala astronómica, pero eso no le resta realidad al gemelo de usted.

Esta tan impresionante estimación se deriva de la teoría elemental de las probabilidades, y además sólo nos apoyamos en el postulado que el espacio es infinito -o al menos suficientemente grande- y que está según las observaciones hasta ahora realizadas, casi uniformemente poblado con materia. Sepa usted que en el espacio infinito tienen lugar de manera natural incluso los eventos más improbables. Allá afuera, a todo nuestro alrededor hay una verdadera infinidad de planetas habitados, de los cuales no uno, sino muchos contienen personas con la misma apariencia, nombre y recuerdos de usted, viviendo todas las variantes posibles de las elecciones de su vida. ¿Qué le parece esto? ¿Alucinante acaso? pues prosigamos.

En un espacio tan extraordinariamente enorme, en realidad inimaginablemente grande existen nuestros otros yoes, pero probablemente no los veremos jamás. Y esto es por que han transcurrido apenas 14,000 millones de años desde que comenzó la expansión del Big Bang, y durante todo ese tiempo la luz de los objetos más distantes ha estado viajando hacia nosotros. Esto nos lleva a determinar que los objetos visibles más distantes se encuentran hoy a la sorprendente distancia de unos 4 por 1023 kilómetros, o lo que es igual a 42,000 millones de años-luz, la distancia que la luz ha sido capaz de viajar desde que comenzó el Big Bang (nota: la distancia es mayor a 14.000 millones de años-luz porque la expansión cósmica ha alargado las distancias), siendo esta la distancia que define nuestro universo observable, llamado también volumen de Hubble o simplemente nuestro universo, centrado en nuestro propio planeta. Por definición, los universos de sus otros yoes son esferas del mismo tamaño, centradas en sus planetas. Este es simplemente el ejemplo más sencillo de universos paralelos, donde cada uno es apenas una pequeña parte de un multiverso más amplio.

Para muchos una definición así del "Universo" los llevaría a la idea de que el Multiverso pertenezca eternamente al reino de la metafísica, pero en realidad las fronteras de la física se han ido expandiendo siempre, cada vez más para incorporar conceptos abstractos y que en algún momento fueron metafísicos, como los invisibles campos electromagnéticos, las superposiciones cuánticas o la curvatura del espacio. Y es que de tal manera en los últimos años se agregó a esta lista el concepto del Multiverso, según lo afirma así el Dr. Max Tegmark, de la Universidad del Sur de California.

La pregunta no es si existimos en un Multiverso, sino cuántos niveles tiene. Los cosmólogos han descrito hasta cuatro tipos diferentes de universos paralelos, siendo el primero nombrado sencillamente Multiverso Nivel I, y es el tipo más simple de universo paralelo. Es simplemente una región del espacio que está demasiado lejos de nosotros como para haber sido vista todavía. Ya se dijo que lo más lejos que podemos observar es lo definido por el volumen de Hubble (42.000 millones de años-luz). Consideremos que cada uno de los universos paralelos Nivel I es básicamente igual al nuestro, pero en ellos todas las diferencias provendrán de las variaciones posibles en el arreglo, distribución o estados energéticos iniciales de la materia.

Meditemos un poco en estas ideas. Un Multiverso de este tipo sería el de naturaleza menos controvertida. Quizás, en el futuro distante sus descendientes con un telescopio suficientemente poderoso logren observar esos extraordinariamente lejanos mundos, en donde habitan los alter ego de usted. Un poco de análisis nos hará ver que el Multiverso Nivel I parece muy obvio. Topamos con la pregunta ¿Cómo podría el Universo no ser infinito? ¿Terminará abruptamente? En tal caso, ¿qué hay más allá? Ante esto la teoría de la Relatividad General de Einstein cuestiona esta intuición. Afirma que el espacio podría ser finito si tuviera una curvatura convexa o una estructura descriptiva de su forma con partes del mismo interconectadas. Un universo esférico, en forma de dona o de cilindro doblado sobre sí mismo como un nudo tendría un volumen con límites pero sin bordes.

Datos cosmológicos apoyan la idea de que el espacio continúa más allá de los confines de nuestro universo observable. El satélite norteamericano WMAP midió recientemente las fluctuaciones de cierta energía que baña al universo casi por igual, la radiación de fondo de microondas. Las fluctuaciones indican que el espacio es muy grande o ciertamente infinito. Además, los telescopios orbitales WMAP y el 2dF Galaxy Redshift Survey han encontrado que el espacio en grandes escalas está lleno con materia uniformemente, significando que las otras regiones muy lejanas, que son los otros volúmenes de Hubble se parecerán básicamente al nuestro.

Así, suponiendo que el patrón continúe, el espacio más allá de nuestro universo observable bulle de planetas, estrellas y galaxias, y claro, de una inconmensurable cantidad de formas de vida. Vida que posee en verdad casi una infinidad de posibles formas y características. Vida que ha tomado sendas de evolución y desarrollo más allá de nuestra imaginación. Son seres vivos que evidentemente están estableciendo vínculos, extraños pero reales con nosotros desde hace mucho tiempo.

Los seres que vivan en universos paralelos Tipo I, experimentan las mismas leyes físicas que nosotros, pero con distintas condiciones iniciales. Según las teorías actuales, los procesos primordiales del Big Bang esparcieron la materia con cierta aleatoriedad, generando todos los arreglos posibles con probabilidad diferente de cero. Ese supuesto refuerza la estimación de que la copia idéntica a usted más cercana vive en un volumen de Hubble que en muchas cosas puede ser diferente al nuestro pero que por lo menos tiene un planeta con una luna y un sol a su vez idénticos al nuestro, situado esto a unos 25 volúmenes de Hubble de distancia y que si esperamos encontrar todo un volumen de Hubble idéntico al nuestro, debemos de pensar que a una distancia de 10115 kilómetros, deberemos de encontrarlo –algo así como 2.5 por 1091 veces más grande que nuestro propio volumen de Hubble, o sea que tenemos que imaginar que hacemos una hilera de universos, uno al lado del otro, comenzando con el nuestro, y que después de poner una cantidad de universos diferentes en un número de 25 con 90 ceros seguidos –un número en verdad gigantesco-, encontraremos que el último de esa fila será en todo, absolutamente en todo igual al nuestro, desde la posición y energía de cualquier partícula hasta la configuración de cualquier conjunto de galaxias, así como en la secuencia de acontecimientos que han ocurrido en cada punto de ese universo, así es, será en plena forma idéntico al nuestro en todo. Y si continuamos la hilera, poniendo un universo al lado de otro, prolongando la hilera, después de otros tantos 2.5 por 1091 universos encontraremos por fuerza otra vez otro idéntico al nuestro, y si continuamos el proceso de alineación de universos, con diferentes combinaciones de configuración en ellos, seguiremos encontrando más universos iguales entre si, ocurriendo esto de tanto en tanto de acuerdo a un arreglo predecible por las leyes de la probabilidad. Pues bien, pensemos que si esta es la posibilidad matemática de encontrar copias idénticas de nosotros mismos, entonces, ¿Cuál es la posibilidad real de encontrar seres obviamente diferentes a nosotros? La respuesta es clara, se necesita una pizca solamente de inteligencia humana para darnos cuenta de que en una vastedad tan extraordinariamente enorme de espacio, allá afuera, están poblando el Cosmos todas las razas imaginables de seres, algunos en estados primitivos de evolución biológica y otros poseyendo cualidades increíbles en sus cuerpos y sus mentes.

Un Súperuniverso rebosante de posibilidades, combinaciones y de personas con todo tipo de pensamientos y deseos.

Giordano Bruno, el valiente filósofo y poeta renacentista italiano avistó esta inmensa Realidad, y la plasmó en su obra Del Universo infinito y los mundos, en la que nos dice como veía un Cosmos de proporciones infinitas, con mundos por doquier en los que otras humanidades vivían y se preguntaban quién más viviría en las estrellas brillantes de sus propios mundos. El concebía un Universo insuflado por un Poder de Vida, capaz de crear y vivificar todo, uniendo su creación con nexos de energía y forma.

Bruno murió en la hoguera a manos de la Inquisición, después de ocho años de encarcelamiento por cargos de herejía y blasfemia. Pero aún así, esas temerosas y crueles mentes de la Iglesia no pudieron acallar la rotundidad de la percepción de Giordano Bruno, así que sirva como humilde honra este trabajo para él como para Wilhelm Rich.

Si los multiversos Nivel I implican mundos paralelos muy lejanos, más allá incluso de los dominios de los astrónomos, nos encontramos con otros tipos de multiverso. Hemos dicho que se consideran cuatro tipos y que de ellos sólo tomaremos los conceptos de los Niveles I, II y III. Estos siguientes niveles del multiverso (Niveles II y III) están justo alrededor de usted.

El Multiverso Nivel II es del tipo que desde el capítulo XI, "Vortones, Teoría de Cuerdas, los SINH y muchas dimensiones" ya comenzamos a describir. Recordemos que la existencia del Multiverso Nivel II es determinada a partir de los resultados de la teoría M. Dice que nuestro Universo es una hipermembrana rodeada en la 12va dimensión por muchísimos más universos que poseen todo tipo de formas. Algunos son idénticos al nuestro y otros poseen configuraciones extrañas. Unos tienen leyes físicas semejantes a las nuestras y hay otros que tienen leyes básicas totalmente diferentes.

Este tipo de Multiverso implica la necesidad de muchas dimensiones, alguna de ellas compactificadas, como además de la existencia de estructuras esenciales llamadas supercuerdas y p-branas. El concepto físico de los universos paralelos de Nivel II se encuentra firmemente apoyado en las observaciones subatómicas y astronómicas. Además los principios matemáticos con los que se ha construido la teoría M son muy firmes y poseen varias décadas de ser estudiados y analizados por cientos de científicos de prestigiosas universidades del mundo. A las aseveraciones a las que ha llegado la teoría M se les conoce como predicciones teóricas. Por lo tanto podemos aceptar libremente la existencia de un Multiverso Nivel II como algo cierto. Nos queda ante esto el ir incluyendo en nuestra interpretación del Mundo la verdad de estos otros universos, los del Tipo I y II, y aprender a convivir con todas sus consecuencias.

El multiverso Nivel III surge de la famosa y controvertida noción de los mundos múltiples de la mecánica cuántica: la idea de que los procesos cuánticos aleatorios ocasionan que el universo se ramifique en múltiples copias, una por cada posible resultado.

A principios del siglo XX, la teoría de la mecánica cuántica revolucionó la física al explicar el reino de lo atómico, que no obedece las reglas clásicas de la mecánica newtoniana. No obstante los evidentes éxitos de la teoría, sigue muy vivo el debate sobre lo que esto significa realmente. La teoría especifica el estado del universo por medio de una forma de ecuación denominada función de onda. De acuerdo con la ecuación de Schrödinger, este estado cuántico gira en un espacio abstracto de dimensiones infinitas, llamado espacio de Hilbert.

Lo difícil es cómo relacionar esa función de onda con lo que observamos. Existen algunas formas de obtener resultados con este tipo de ecuaciones, algunos siendo resultados extraños y desconcertantes. Por ejemplo, miremos la proposición aportada por Schrödinger, uno de los padres de la mecánica cuántica. Al concepto aportado por él se le conoce como Gato Cuántico de Schrödinger. Él consideró que sería posible crear una situación paradójica, ambivalente con los principios de la mecánica Cuántica. Imaginó un experimento consistente en tener dentro de una caja a un gato. En el interior de dicha caja se encontraría un átomo radioactivo que en algún momento emitirá radiación. Dicha radiación podrá ser detectada por un detector Geiger que, al momento de detectar la radiación, dispara un mecanismo especial que destapa una botella llena de gas venenoso que matará al gato. Ahora bien, de acuerdo con la interpretación de la mecánica Cuántica, el átomo, mientras no se observa, se encuentra simultáneamente en dos estados, excitado y desexcitado. En consecuencia, ¡el gato está a la vez vivo y muerto! Sólo en el momento de observar si la emisión radioactiva sucedió o no en el interior de la caja se decide la suerte del gato. Esto naturalmente contradice nuestro sentido común, por lo que parece incorrecta la apreciación cuántica. Sin embargo, todavía podríamos preguntarnos: si es que existen las superposiciones de estados, ¿por qué no las observamos?, ¿por qué no observamos un gato muerto y vivo al mismo tiempo? Muchos resultados a estas ecuaciones cuánticas legítimas corresponden a situaciones contrarias a la intuición, como la de que un gato esté a la vez vivo y muerto. Esto es lo que se denomina una superposición cuántica.

En 1957 Hugh Everett III, mostró que la teoría cuántica pura no plantea ninguna contradicción. Everett determinó que la teoría Cuántica predice que una realidad clásica se va bifurcando en superposiciones de muchas realidades, en la que los observadores experimentan subjetivamente esas bifurcaciones sólo como una leve aleatoriedad, cuyas posibilidades concuerdan exactamente con las debidas al viejo postulado del colapso de las posibilidades. Esa superposición de mundos clásicos es el multiverso Nivel III.

La interpretación de los mundos múltiples de Everett ha confundido a físicos y a legos durante más de cuatro décadas. Pero la teoría es más fácil de entender si distinguimos simplemente que la idea describe una situación en la que en una dimensión existe toda una realidad en la que el gato se mantiene con vida por que no se ha activado aún el mecanismo que libera el gas venenoso, mientras que en otra dimensión se encuentra todo un universo en el que el gato ha muerto por la liberación del gas. Un extraño proceso sólo nos permite percibir nuestro propio universo como de Nivel I, y nos referimos al proceso llamado decoherencia, el cual preserva la unitaridad cuántica, impidiéndonos así que se perciban copias paralelas Nivel III de uno mismo.

Constantemente el universo está sufriendo procesos naturales que están creando estados en los cuales cada partícula se encuentra poseyendo la posibilidad de estar con diversos estados cuánticos, lo cual implica que constantemente el universo se encuentra ante la situación de "decidir" tomar una alternativa u otra de las diversas en las que se encuentra. Si un electrón en cualquier lugar del universo puede estar en un estado A o en un estado B, ocurre que el universo asume no dejar a un lado una posibilidad para desarrollar la otra, sino que toma ambas a la vez. Eso conduce a una situación en la que el electrón se encuentra en un universo siguiendo la alternativa A, mientras que un universo paralelo asume la alternativa B. Se crean dos universos, independiente uno del otro, cada uno con todo un desarrollo en el que no interfieren entre sí. Ante esto se cree que la cantidad de universos paralelos Nivel III esta en función a la cantidad de partículas elementales que pueden estar contenidas en un volumen de Hubble y a la cantidad de posibles estados cuánticos que en total pueden asumir, o sea, la cantidad de posibles alternativas que son definibles por ello. La cantidad en cuestión se cree que es de por lo menos de 10118 universos paralelos Nivel III, siendo cada una ramificaciones cuánticas.

Desde la perspectiva de cada uno de los individuos que son de alguna manera copias cuánticas de usted, ocurre que cada uno no está consciente de los otros yoes existentes en los otros universos Nivel III.

Por extraño que parezca, esa misma situación acontece en verdad, en la que cada universo de Nivel III, existe en otra bifurcación cuántica de un espacio de Hilbert con infinitas dimensiones.

Imaginemos por lo tanto este vastísimo escenario, repleto de una extraordinariamente grande cantidad de universos con todas las combinaciones y posibilidades, tantas como para existir prácticamente casi cualquier cosa imaginable. Simplemente disponemos de 10118 formas diferentes de imaginarnos cualquier tipo de realidad. Quizá nos iremos acostumbrando poco a poco a las rarezas de nuestro Cosmos y aceptaremos que son parte de su belleza. Quizás nos vayamos haciendo a la idea de que en este inmenso mar de universos existen todo tipo de civilizaciones ávidas con seguridad de querer establecer algún tipo de contacto con nosotros. Quizás ellos ya lograron la manera de viajar de un universo a otro, a través de atajos que nosotros apenas estamos comenzando a imaginar. Quizás nuestro conocido amigo el SINH llegó a nosotros desde su propio universo.

Existimos en un Súper universo constituido por infinidad de universos, una suma de multiversos de niveles I, II y III, e incluso de un multiverso Nivel IV, el cual, por cuya complejidad conceptual mejor omitiremos mencionar, pues son características es casi imposible explicarlas sin recurrir a complejas matemáticas, pero que sin embargo también debe de ser por lo menos mencionado y considerado en el hiperconjunto de universos total que constituyen a la Creación. Simplemente podríamos llamar a esta suma de multiversos de todos los tipos con el término Súper Universo.

Con todo esto nos queda clara la idea de la comunicación física entre niveles dimensionales, es lo más común en el Multiverso, y que nosotros, seguramente en algún oscuro momento del pasado perdimos la capacidad para mantener el estado mental necesario para concebir –por lo menos- que eso es posible. En el siguiente capítulo hablaremos de por qué creo que hemos perdido esa capacidad, y describiré la profunda relación que posee esto con el fenómeno OVNI.

XVI. Modelo Holográfico del Cerebro

Pues, bien, nos encontramos con el extraño hecho de no somos concientes de la existencia de esta multidimensionalidad, y esto ocurre porque hemos sido educados totalmente para que nuestra mente sólo pueda establecer relaciones de percepción y comprensión de fenómenos nada más de tres dimensiones espaciales. Interpretamos una aproximación pobre de la realidad. Percatémonos de que no somos seres de tres dimensiones nada más. Quizás esta limitante ocurre porque las características que parecen intrínsecas a los procesos físicos del cerebro humano, en realidad han sido sociológica y fisiológicamente manipuladas a la fuerza; es decir, nuestra mente humana, con sus enormes capacidades está regida por ciertos procesos para la captación, procesamiento e interpretación de datos que nos permiten tener acceso a sólo cierto nivel cognoscitivo. El entorno al cual llamamos categóricamente "realidad" es únicamente un pequeño aspecto de Toda la Realidad existente. La actitud científica prevaleciente enfoca todos sus esfuerzos nada más a lo que es considerado objetivamente verdadero, olvidando que en esencia, el Objeto creador de la ciencia es en verdad primero un Sujeto. Este principio dialéctico deja de ser una abstracción para convertirse en un eslabón siempre olvidado, casi nunca pensado en el moderno pensamiento científico. Creemos firmemente que el universo es desde una primera instancia interpretable cabalmente por nuestras mentes humanas. La verdad es que los procesos de elaboración del conocimiento se basan no en leyes absolutas, sino en trozos de comprensión parcial que los seres humanos vamos adquiriendo con un elevado esfuerzo. Existen niveles de vibración de la luz y del sonido, así como rangos de temperatura, de presión y de velocidad, o campos eléctricos y condiciones químicas que existen en nuestro entorno, pero que únicamente si nos confiamos en nuestros sentidos primarios, son totalmente ajenas a nuestros sentidos.

Literalmente esos planos de la realidad no existirían para nosotros, sino es que, por medio de estados de conciencia especiales e instrumentos de medición hacemos que aquellos sean convertidos en versiones analógicas comprensibles para nuestra mente, y así solo las percibimos como representaciones conceptuales. Los ámbitos de una realidad de muchas dimensiones son apenas incorporados en nuestro acervo de conocimiento por medio de las experiencias místico-religiosas de algunos pueblos y tradiciones arcaicas.

Estos planos de realidades que parecen totalmente ajenos a nosotros, son realidades que pueden ser descritas con cierto grado de precisión pero que al tratar de explicarlas las desvinculamos del elemento del sujeto conciente que pretende describir esos niveles. Es decir, los sujetos, la gente, somos parte natural de la realidad, pero en nuestro afán de construir una descripción precisa del mundo pretendemos hacerlo sólo desde decir cómo son las cosas por sí mismas sin que nosotros tengamos nada que ver con ellas, como si fuéramos unos fantasmagóricos espectadores que no interactuaran con el mundo físico. Es como si hablar de la naturaleza de la luz, de la mente, de la electricidad, de la vida orgánica, de la gravitación o de cualquier cosa nosotros simplemente las estuviéramos viendo sin tener nada que ver con ellas.

Esto es un vicio conceptual del pensamiento moderno, el cual es actualmente trascendido por medio de brillantes modelos que ofrecen una más completa descripción del mundo. Cada vez más, los seres humanos hemos aprendido a utilizar nuestra mente con menos ataduras impuestas por la costumbre o el poder establecido.

Por ejemplo, la idea de que la mente y la realidad son un holograma interactivo es profunda y esclarecedora.

Para por aclarar esta afirmación, amable lector, permítame de forma breve explicar el concepto de holograma:

Un holograma es genéricamente el método de obtención de imágenes fotográficas tridimensionales. Las imágenes se crean sin lente alguna. Los principios teóricos de la holografía no se remiten nada más hacia la obtención de imágenes grabadas; más bien se refieren al concepto de estructuras nombradas matriciales, mucho más complejas. Estos principios fueron desarrollados por el físico británico de origen húngaro Dennis Gabor en 1947, lo cual le valió la concesión del premio Nobel.

Bueno, un holograma se diferencia básicamente de una fotografía normal en que no sólo registra la distribución de intensidades de la luz reflejada, sino también la de fases. Esta capacidad para diferenciar ondas con fases distintas se logra interfiriendo un haz de luz láser de referencia con unas ondas reflejadas30 también de luz láser. Al final del proceso, se obtiene una placa fotográfica, en la que se encuentran plasmados patrones de interferencias que asemejan un complicado patrón de estructuras oscuras y claras que aparentemente no guardan ninguna relación con la imagen normal del objeto original. Sin embargo, si se ilumina esta placa holográfica bajo luz coherente, se hará visible una imagen tridimensional del objeto grabado, de manera que incluso si se contempla esta imagen holográfica desde diferentes ángulos, el objeto también se ve desde distintos ángulos.

Una muy importante aplicación la constituye el almacenamiento de datos digitales, que se pueden grabar como puntos brillantes y oscuros en las placas holográficas. Un holograma puede contener miles de millones de datos en un espacio realmente reducido, permitiendo almacenar datos. Iluminándola mediante un haz de láser con diferentes ángulos se pueden recuperar selectivamente las distintas páginas o datos cifrados en el holograma. Además si fracciona en múltiples pedacitos toda la placa donde se ha grabado un holograma, veremos increíblemente que cualquier pedazo de ella tiene la facultad de poder reproducir entera la misma imagen.

Estas fantásticas cualidades de los hologramas son tomadas en plena consideración por el Karl Pribram, neurólogo de Stanford, siendo que él vio en el holograma un modelo apasionante de la forma como el cerebro almacena, y hasta procesa e interpreta la información cognoscitiva. Pribram pensó que si la información se encuéntrala distribuida en vez de localizada –como se creía- en el tejido cerebral, entonces el cerebro tal vez sea en verdad algo que funciona como un holograma. Esto fuera así, tal vez el cerebro se ocupa de interacciones bioinformáticas, lográndolo a través de interpretar frecuencias bioeléctricas en toda su extensión. Al trabajar con esta idea, Pribram fue encontrando lo que parecían estrategias de cálculo realizadas por el cerebro para sentir y conocer. Parece que para poder ver, oler, degustar, oír, etc., el cerebro lleva a cabo una serie de operaciones de cálculo complejas sobre las frecuencias de los datos que recibe. Los colores, a textura, o un olor amargo, por ejemplos, son solamente frecuencias cuando ingresan al cerebro. Si esto fuera cierto, podríamos pensar que, estos procesos matemáticos tendrían muy poca relación, o quizás ninguna, en términos de sentido común, con el mundo real tal y como lo percibimos. Imaginemos que entonces el cerebro es por lo tanto un holograma, esto nos llevaría a considerar que por lo tanto todo el código de interpretación y memoria se encuentra en cualquier punto de la materia cerebral. Siguiendo con este razonamiento, la mente física no es una cosa, más bien sería una compleja serie de relaciones de energía codificada abstracta. Sabemos que el cerebro decodifica las huellas almacenadas en su memoria, entonces parece hacerlo –dice Pribram- de un modo semejante a como la proyección de un holograma decodifica la imagen original. Como la configuración grabada en la placa holográfica no tiene dimensiones espacio-temporales, resulta comprensible entender que de igual forma el cerebro graba la información en sí mismo, y veríamos cómo el cerebro holográficamente hablando, lograría trascender restricciones que el mundo habitual podría de otro modo imponerle a sus procesos de conciencia.

Esto resulta apasionante, más si lo enriquecemos con que la psicología Gestalt se fundamenta sobre el siguiente principio: Según lo que percibamos "ahí afuera", encontraremos que es lo mismo que existe en nosotros mismos, dentro, en nuestra conciencia. Eso implicaría –deducimos aquí- que los procesos de interpretación del mundo son isomórficamente iguales que el mundo mismo, o sea, que si el cerebro físicamente funciona como un holograma, es que él es un holograma, es un reflejo de la realidad con la que interactúa, entonces uno, el individuo interpretante y conciente es también un holograma y por lo tanto ¡El Mundo mismo es en si un holograma! Si la naturaleza de la realidad es holográfica, entonces el mundo realmente es algo en el que su materialidad concreta es en verdad una gran ilusión.

Comenzamos a darnos cuenta de por que en nuestro entorno pueden existir aspectos de la realidad que simplemente no percibimos, y que menos podemos concebir. Así que si a esta descripción matemática, psicológica y neurofísica de la mente la aceptamos, veremos más claramente que las propuestas de David Bohm, discípulo protegido en otros tiempos por Einstein, son ciertas. El ofreció la idea de que el universo sea interpretado como un Cosmos Holográfico. Lo plantea esto a partir de pensar que lo que vemos normalmente es un orden ex – plicado, des –plegado de las cosas. Bohm consideró que en realidad hay un orden subyacente en todas las cosas, y que ese orden es como el padre de una realidad de segunda generación. A este otro orden lo llama orden im-plicado. Este orden implicado encierra en sí nuestra realidad, de un modo muy semejante a como el ADN presente en el núcleo de la célula encierra en sí toda la vida en potencia y dirige el curso de su despliegue. De alguna manera, considera Bohm, la esencia del cosmos está de alguna manera "enrollada", o empaquetada dentro de la estructura misma del espacio y del tiempo.

De estas tesis, la del Cerebro Holográfico de Pribram y la del Orden Implicado de Bohm, obtenemos una teoría holográfica que afirma que nuestros cerebros constituyen matemáticamente la realidad sólida mediante la interpretación de frecuencias provenientes de una dimensión que trasciende el espacio y el tiempo. El cerebro es por lo tanto un holograma que interpreta un universo holográfico. Somos realmente participantes en la realidad, observadores que afectan a lo observado. Y esta participación del cerebro podría se utilizada por las conciencias extraterrestres para sus tecnologías. Vistos a esta luz, el fenómeno OVNI no es sino producto de esa matriz ubicua y simultánea. Los cerebros individuales son pedazos de un holograma más grande. Bajo ciertas circunstancias, incluso condiciones creadas ex profeso, los seres inteligentes no humanos tendrían acceso a toda la información presente en el sistema cibernético total y a la posibilidad de que sus mentes logren directamente, por simple acto de voluntad, la manipulación sencilla y llana de los campos de vortones que entrecruzan y sustentan al espacio-tiempo. En la fenomenología OVNI existen miríadas de casos en los que interviene el factor "casualidad". Pues bien, esto obedecería al principio de la sincronicidad, o sea, a una red de coincidencias que parece testimoniar la existencia de alguna relación o intención superior, encajando perfectamente en el modelo holográfico. Tales coincidencias cargadas de sentido que acompañan siempre a los avistamientos de OVNIS o de SINH – como por ejemplo el que coincidieran en el mismo lugar y momento David Espada, Carlos Escalante y José Alonso Herrera justo ahí con una mini videocámara para vivir y grabar el encuentro con un SINH-, derivarían de la naturaleza estructurada, intencional y organizadora de la realidad matriz.

Considerar una realidad matriz, constituida por muchas dimensiones, estructurada de manera holográfica, con un orden coherente e implícito, vivificada por complejos campos de vortones e integrada por una vastísima red de intervinculación, es más consistente que aceptar la versión fría, plana y supuestamente objetiva que nos otorga el pensamiento científico tradicional.

XVII. Explosiones Gamma de la Tierra

Volvamos aquí con las líneas Ley, los vortones GEM, y también hablemos de Chen Ho.

La Tierra está constituida por una extensa y compleja red de energía, y esta energía toma forma y expresión en nuestro nivel de experiencia directa. Esta red está constituida por las líneas Ley, cuyos campos de fuerza son intrínsecos a nosotros. Estas fuerzas, nacidas de la estructura multidimensional del Mundo son a su vez la causa de fenómenos científicamente aceptados como además de aquellos que son estudiados por disciplinas parapsicológicas y espirituales.

El SINH del Caso Mérida, por la forma de cómo lo vemos en el video, nos llega a quedar claro que definitivamente no andaba caminando por ahí, y que ni siquiera actuó escondiéndose inmediatamente tras el poste al notar a los muchachos jugando. No, más bien se le ve, "emergiendo" de una manera extraña, como materializándose casi. Las posibilidades son simples de deducir, considerando para esto que o se teletransportó directamente a ese lugar, o posiblemente estaba saliendo a través de un portal interdimensional. La presencia de la extraña actividad magnética y de potente radiación ambiental nos lleva a considerar seriamente estas dos explicaciones. La formulación de tales hipótesis se respalda en las evidencias, evidencias que no podemos soslayar por nada.

La primera aseveración, el que el SINH llegó por medio de una distorsión artificial del espacio-tiempo, se puede fundamentar en la prueba tangible, mensurable de la extraña energía que ahí está. Los niveles de radiación los referimos ya en el capítulo VI y hemos establecido una relación entre el lugar del encuentro con el SINH, con la ruinas de Chen-Ho y con la especial actividad de la red energética manifestada especialmente durante el ingreso del equinoccio.

Reitero mi intención. Hasta aquí nos hemos dirigido hacia una dirección: lograr crear un clara relación entre la actividad de los OVNIs, la de los SINH y los especiales campos de fuerzas que integran a nuestro planeta, para construir y proponer con estos elementos un esquema amplio y complejo, esquema al cual –según nuestra teoría- pertenecen además las antiguas culturas del mundo. Dejaremos evidente que la expresión física de la energía vortónica de la Tierra además de ser observable en los sacbés o líneas Ley como una posible expresión de los campos gravitomagnéticos, también puede tener unas manifestaciones muy desconcertantes. Esta afirmación nace a partir de una serie de descubrimientos realizados, unos obtenidos por la NASA y los otros por nosotros como equipo de investigación.

Lo relacionado a los descubrimientos obtenidos por la NASA, comienza cuando esta Agencia declara públicamente en febrero de 2005, estar sorprendida desde hacia unos años atrás por impresionantes hallazgos concretados por el satélite Compton Gamma Ray Observatory (CGRO). Este telescopio orbital, mientras estuvo en funciones, detectó fuentes de rayos gamma muy intensos; algunas de estas fuentes son objetos exóticos extragalácticos, muy distantes de la Tierra. Pero además de esas fuentes registró chorros de fotones muy energéticos que son extrañamente emitidos desde la misma Tierra. El CGRO fue diseñado para detectar las intensas explosiones de rayos gamma que son emitidos desde el espacio profundo por agujeros negros, cuásares y las estrellas de neutrones. Estos poderosos y lejanos estallidos de energía son creados por extremas reacciones astrofísicas, muy lejos de nuestro Sistema Solar, más sin embargo el CGRO también logró encontrar extraños pulsos gamma de muy corta duración pero con una intensidad considerablemente elevada emitidos desde la superficie de la Tierra hacia el espacio.

Esto fue considerado desde un principio como algo absurdo, ilógico, pero las lecturas indicaban eso. Esto ha sido confirmado aún en la actualidad por las observaciones del nuevo satélite de imagen espectroscópica Reuven Ramaty High Energy (RHESSI) de la NASA, el cual ha mostrado que aproximadamente al día se emiten por lo menos cincuenta intensos destellos de radiación gamma (Terrestrial gamma-ray flashes o TGFs) desde diversas partes de nuestro planeta todos los días, teniendo estos destellos gamma una duración aproximada de un milisegundo. Las causas de estos TGFs son todavía desconocidas, pero los científicos creen que son causadas por el ascenso de electrones a través de estrechos campos eléctricos que emergen desde la superficie y que se dirigen hacia la parte superior de las nubes. Las observaciones aportadas por el RHESSI, aunque reportan una cierta cantidad de TGFs todos los días, sobre ese valor se cree que la cantidad real sería de por lo menos cinco mil TGFs al día. Ante esto, David Smith, profesor adjunto de física de la Universidad Santa Cruz de California declaró que: "Las energías que nosotros vemos en los TGFs son tan parecidas a los rayos gamma emitidos por agujeros negros y estrellas de neutrones distantes, pero su origen aquí nos resulta algo totalmente desconocido". Algo interesante debe de ser aclarado respecto a este tipo de fenómenos, y es que la intensidad de estos chorros de rayos gamma emitido por los TGFs –los emitidos desde la Tierra hacia arriba- no tiene la energía suficiente para producir daños a las personas, son destellos muy rápidos y proporcionalmente potentes, pero no se piense que son capaces de crear condiciones poco saludable en la Tierra. Simplemente son complejos y extraños eventos cuánticos que poseen un significado cualitativo. Las emisiones de TGFs son incapaces aparentemente de crear daños a nuestros organismos, pero son lo suficientemente fuertes como para ser detectables, más lo importante del asunto es que no existen mecanismos identificados como los responsables directos de estos fenómenos. Su origen es un misterio.

Los procesos de decaimiento radioactivo son algo inherente a nuestro entorno terrestre pero no conocemos algún modo de cómo la naturaleza pueda engendrar estos localizados y potentes chorros. Pero ante esto, que quede claro: no se inquiete nadie, no están siendo disparados mortales rayos gamma desde el suelo hacia nosotros, pero sí está ocurriendo algo que nos resulta nuevo como a la vez extraño, pues estos fotones de alta energía emitidos no tienen en verdad ninguna explicación de aceptación mayoritaria. Para lo cual nosotros hemos desarrollado toda una profunda hipótesis que pretende dar explicación a este fenómeno, haciéndolo dentro del contexto que asume la existencia de las líneas Ley y de los campos de partículas vortónicas.

 

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