- Introducción
- Un mundo en Europa
- Un mundo en Africa
- Hacia un mismo mundo
- La hegemonía del capital
- Conclusión
- Bibliografía
- Anexo
Cada vez que se hace mención a algún conflicto de un país africano por lo general las explicaciones de sus causas se abordan desde distintas ópticas; algunas tienden a ser unilaterales y simplistas. Otras no escapan a un sesgo euro centrista y positivista. Y por ultimo (las peores) aquellas ópticas en donde prima la unilateralidad, el simplismo, el sesgo euro centrista y además una mirada racista y xenófoba.
Asumir cualquiera de estas explicaciones nos aleja de la posibilidad de entender y comprender el fenómeno en su magnitud. Se podría decir, que si bien este tipo de abordaje es el que prevaleció como regla general, existieron (y existen) otras formas que intentan explicar las causalidades partiendo desde su complejidad sumando también la óptica de los sujetos que viven y constituyen ese conflicto.
Este trabajo intenta abordar el proceso de colonización en Ruanda por parte de los países imperialistas europeos, centrándose en particular en la administración belga que se desarrolla entre los años 1920 y 1940. Se intentará asumir la óptica para explicar este fenómeno de no basarse en simplismos, ni unilateralidades y sobre todo reconociendo su complejidad.
La presente monografía se divide en cuatro capítulos. La propuesta de la división es la siguiente;
El primer capitulo se titula "Un mundo en Europa" describe el auge del capitalismo en los países centrales y el surgimiento del imperialismo. Y a partir de este auge la necesidad que tienen las potencias de encontrar nuevos mercados para perpetuarlo, y por otro lado, las formas legales que fueron instituyéndose para hacer esto posible (conferencia de Berlín, reparto de África). Este capitulo se centra sólo en Europa.
El segundo capitulo se titula "Un mundo en África" y describe en principio cual era la situación precolonial en lo que hoy se conoce como Ruanda. Relata las características del territorio, y la composición socio étnica de los grupos que lo habitaban. Este capitulo se centra sólo en África y describe además, la forma de gobierno, de autoridad, las tradiciones ancestrales, las diferencias concretas entre hutus, tutsis y twas, y como estos grupos habían logrado una grado de cohesión social, que si bien no carecía de conflictos, vivían y compartían el territorio bajo cierta armonía.
El tercer capitulo se titula "Hacia un mismo mundo" y describe el proceso mediante el cual estos dos mundos se encuentran, utilizando como medio la colonización. Relata la forma en que los primeros colonizadores llegan al territorio, las reacciones de los nativos, la influencia de las misiones cristianas, la administración alemana y cierra con el traspaso de esta última hacia manos belgas a través del tratado de Versalles.
El cuarto capitulo se titula "la hegemonía del capital" y describe la forma en que el capitalismo ingresa definitivamente a Ruanda por medio de la administración belga que se instala en el país a partir de 1916 (formalmente). La idea del capitulo es analizar como se construyó la hegemonía belga concretamente y cuales fueron sus manifestaciones. Los argumentos y procedimientos que utilizaron los colonizadores para lograr su poderío, destruyendo lazos preexistentes de comunitarismo e instando a una polarización exacerbando las diferencias étnicas preexistentes.
La idea de la monografía es englobar a partir de sus capítulos distintos aspectos, priorizando un enfoque de parcialidad en cada uno de ellos y sintetizando en los últimos dos. De estos, el primero se ocupa de forma mas general del encuentro de dos mundos (dicotomía analítica que no se corresponde con la realidad) y sus consecuencias, mientras que el segundo intenta profundizar sobre los aspectos y formas de construcción de poder por parte de los colonizadores.
En cualquier caso, la óptica propuesta es intentar abordar la simultaneidad del fenómeno para comprender lo mejor posible su complejidad.
1.1 Capitalismo, el auge.
H
acia mediados del siglo XIX se produce en Europa la revolución industrial, es ésta fruto de un largo proceso y alcanza tal magnitud que abre una nueva era en la historia de la humanidad. A la cabeza del mismo se encuentran un puñado de países, que en proporción, representan una ínfima parte de la población mundial, entre ellos se encuentran Inglaterra, Francia, Bélgica, Alemania y los Países Bajos.
El auge produce grandes transformaciones que tiñen diversos planos: desde las estructuras económicas, las esferas sociales, los regímenes políticos, pasando por las cuestiones culturales, las innovaciones tecnológicas, etc. En un cortísimo periodo de tiempo (en términos históricos) se produce una drástica disminución de hambrunas y de la mortalidad provocando como contrapartida un crecimiento sostenido de la población, la misma obtiene un mejoramiento sustancial de sus niveles de vida, acompañado por un aumento en el ingreso por hombre ocupado.
Por otro lado, la revolución industrial proporciona un aceleramiento considerable de la producción, acompañado por una transformación en el transporte terrestre y marítimo. El elemento talvez mas significativo en estas transformaciones es la utilización del barco a vapor, que puede a partir de ese momento llevar una mayor cantidad de provisiones, mercancías y hombres a lugares cada vez más lejanos y en menor tiempo:
El considerable incremento demográfico de los países centrales, así como el rapidísimo proceso de industrialización que en ellos se registraba, conjuntamente con la elevación de los niveles medios de vida de esa población, y con el crecimiento de la población industrial, asociado todos ellos con trascendentales cambios tecnológicos en el transporte terrestre y marítimo posibilitaron el desarrollo y aprovechamiento de nuevos recursos productivos en otras regiones del mundo (Osvaldo Sunkel y Pedro Paz,1970:54).
Estos países europeos que forman ni más ni menos que el centro del capitalismo, progresivamente comienzan un proceso de transferencia de recursos productivos hacia nuevas áreas conocidas como periféricas[1]
Esta relación es la que origina el auge sin precedentes del comercio, sin precedentes por su cantidad y por la diversidad de bienes que se trafican. Como muestra de lo sostenido, según Sunkel y Paz (1970: 28) entre 1860 y 1913 el valor real de las exportaciones crece de 5 mil a 20 mil millones de dólares en términos brutos.
¿Cómo afecta la revolución industrial a los denominados países periféricos?, y ¿Qué consecuencias provoca? Por supuesto no se podría en esta monografía dar cuenta de todos los efectos que semejante fenómeno produce, pero si se pueden enunciar algunos puntos importantes.
Los países periféricos se incorporan al comercio internacional especializándose en un determinado sector económico ligado a la exportación[2]Este sector es estimulado primordialmente por el aporte externo de capitales, tecnología y con la incorporación de pautas racionales de la organización en la mano de obra.
Las actividades ligadas a la especialización se dan sobre la base de la explotación de recursos que el territorio posee y "beneficia principalmente al capital extranjero y a ciertos grupos sociales internos, a determinadas regiones del país y solo a algunas ramas de la actividad económica: el sector exportador (Osvaldo Sunkel, Pedro Paz, 1970:61).
1.2 Imperialismo como tener otros mundos.
B
ajo esta luz los mencionados sucesos históricos de envergadura mundial revisten ciertas características que se engloban bajo una categoría especial denominada: imperialismo.
Sucintamente podemos decir que imperialismo es la actitud y doctrina de quienes propugnan o practican la extensión del dominio de un país sobre otro, utilizando como medio la fuerza militar, la influencia económica o la injerencia política (o una combinación de las tres).
El tipo de relación surgida entre los países pueden ser formales o informales, la dominación de las potencias requiere además de la coacción (fuerza militar) cierto grado de revestimiento ideológico que pueda otorgarle consenso y por ende un mayor grado de legitimidad en su intervención.
El auge de los países centrales produjo un crecimiento inusitado del comercio internacional, por ello hacia finales del siglo XIX no disimularon sus pretensiones de expansión hacia los nuevos territorios,
Los países industriales, necesitaban una salida hacia el exterior para dar cauce a sus productos y a los capitales que se habían formado en la revolución industrial y, al mismo tiempo, solucionar, gracias a la emigración que ello traería consigo, el problema del excedente de población producido por extraordinario aumento demográfico del siglo (Arturo Colorado, 1991:7).
El crecimiento industrial y la concentración de capitales generó competencia entre las potencias imperialistas debido a la necesidad cada vez mas urgente de darle cauce a sus producciones, además de este hecho de índole comercial podemos mencionar otras posibles causas del imperialismo:
Económicas: Inglaterra, Holanda, Bélgica encuentran en otros continentes campos de inversión para sus capitales (ferrocarril, préstamos, instalaciones de puertos, etc.) Por otro lado estos mismos países buscan materias primas para sus industrias ya que los recursos del continente se agotaban.
Demográficas: Entre 1850-1914, en Europa, la población se duplicó, creando fuertes presiones sobre los recursos en ciertos países. En estos años se marchan de Europa cerca de 40 millones de personas (Sunkel y paz, 1970: 19).
Técnico-Políticas: Los barcos de vapor que han ampliado su capacidad y pueden ir más lejos, exigen el tener depósitos de carbón distribuidos por todo el mundo para poder avituallarse.
Ideológicas: Algunos países europeos asumen una especie de proselitismo religioso, como objetivo se planea cristianizar a los indígenas del mundo. La legitimación básica de la conquista de los pueblos nativos es la convicción de la superioridad, no sólo mecánica, económica, y militar, sino moral de los europeos.
Darwinismo Social: Las sociedades económicamente más ricas, modernas y técnicamente avanzadas tienen derecho a seguir creciendo a expensas de las sociedades más retrasadas, considerándolas a estas como inferiores y arcaicas.
1.3 Repartiendo África en la conferencia de Berlín.
La apertura de África a la expansión de las potencias europeas comienza a finales del siglo XIX. Hacia 1835 los europeos habían trazado mapas de la mayor parte del noroeste del continente. Los territorios controlados más importantes tanto por su extensión como por su riqueza eran en aquel momento: Argelia, bajo el dominio de Francia; la Colonia del Cabo, controlada por el Reino Unido; y Angola, que estaba dominada por Portugal.
Sin embargo la presencia de europeos en el continente no superaba los 60.000, estos por lo general eran comerciantes, misioneros, administradores y militares. En 1891 todo el continente africano al sur del Sahara esta al menos nominalmente bajo el control de una de las potencias europeas (Pierre Bertaux, 1994:167).
Entre noviembre de 1884 y febrero de 1885 se produce la conferencia de Berlín, 12 representantes de naciones europeas más Estados Unidos y Turquía se reúnen como consecuencia de las gestiones del canciller alemán Otto Von Bismarck.
El objetivo formal de la misma era resolver los problemas que planteaba la expansión imperialista de las potencias y resolver la repartición de los territorios africanos. Luego de la conferencia solamente 2 países de aquel continente conservaron su independencia: Etiopia y Liberia.
Numerosos historiadores asumen que esta conferencia fue el motor inicial que le proporcionó el verdadero impulso al colonialismo exacerbado iniciado por Francia y Gran Bretaña en todo el mundo desde fines del siglo XIX. Por otro lado muchos de los conflictos que se pretendían solucionar con esta conferencia no hicieron sino agravarse en forma lenta pero continua, provocando tensiones territoriales, políticas y económicas entre las principales potencias europeas.
1.4 Leopoldo II, el rey imperialista.
L
eopoldo II era el segundo rey de los belgas, accede al trono en 1865. En 1876 realiza una conferencia en Bruselas que reúne expertos, exploradores y científicos de seis países europeos. Esta junta decide crear un organismo permanente: la asociación internacional africana, presidida desde ya por Leopoldo. Sus objetivos primordiales eran; promocionar la paz, la civilización, la educación, el progreso científico y erradicar la trata de esclavos en África, en aquella conferencia el mismo Leopoldo declaraba:
Los horrores de este estado de cosas, las miles de víctimas masacradas por el comercio de esclavos cada año, el número aún mayor de seres absolutamente inocentes que son brutalmente arrastrados a la cautividad y condenados de por vida a los trabajos forzados, han conmovido profundamente los sentimientos de todos los que, a todos los niveles, han estudiado con atención esta deplorable realidad; y han concebido la idea de asociarse, de cooperar, en una palabra, de fundar una asociación internacional para dar punto final a este tráfico odioso que es una desgracia para la edad en la que vivimos.
Por otro lado la conferencia de Berlín otorga el estado libre del Congo como propiedad de la Asociación internacional (es decir Leopoldo, como persona privada). El estado belga en ese momento carecía de recursos para financiar expediciones, debido a esta situación la manera de propiciarse fondos fue por medio de la concesión y el monopolio a las compañías expedicionarias privadas. Estas tenían garantizado por su aporte de capital y mano de obra el monopolio de la construcción de ferrocarriles, recibiendo también extensos territorios como retribución.[3]
En 1879 la asociación le encargó al explorador Stanley que abra una nueva vía de penetración a lo largo del río Congo. Además, el mismo Stanley debía encargarse de conseguir "contratos" con los jefes indígenas para que la AI (asociación internacional) explotase las regiones descubiertas, convirtiéndolas en "Estados libres". Hasta le propusieron como posibilidad de que pueda convertirse en soberano de algún territorio descubierto. Paralelamente, Bélgica creó la Asociación Internacional del Congo (AIC), una asociación con fines claramente comerciales para explotar el marfil y el caucho, entre otros productos, de las regiones colonizadas o a colonizar.
Leopoldo era reconocido por ese entonces como un hombre de negocios preocupado por temas humanitarios, y como el promotor de la política colonial de Bélgica. Bajo su política Bélgica fue colocada a la misma altura que Gran Bretaña, Francia o Prusia (Alemania).
El estado belga modifica a partir de 1880 su forma de intervención colonial: abandona toda responsabilidad sobre el territorio congoleño, como lo confirmará el artículo 62 de la Constitución belga votada en 1885. Constituye la explotación de los recursos de la región en monopolio "estatal", y envía un ejército de 16.000 hombres para dominar la región y convertirla en un inmenso campo de trabajos forzados: Leopoldo impuso personalmente altas cuotas de producción de caucho en el Congo, obligando la población indígena a cumplirlas con violencia. Para aumentar el ritmo de producción, los soldados del ejército belga cobraban primas en función de las cantidades suplementarias de caucho recolectado, lo que les incitaba a endurecer cada vez más los métodos de presión sobre los trabajadores.[4]
Paralelamente se fundan varias ciudades, se establecen nuevas comunicaciones ferroviarias y fluviales de un extremo a otro del Congo y en territorios circundantes, no obstante "los africanos no son asociados en ningún aspecto, mas que como asalariados, a esta valoración del país. La doctrina oficial sostiene que automáticamente todos se beneficiaran al final de la prosperidad del territorio, único objetivo que hay que perseguir" (Pierre Bertaux, 1994: 232).
2.1 Un país con "mil colinas".
Ruanda esta situada en el corazón de África, en una región conocida como "los grandes lagos" a unos 1000 kilómetros tanto del mar índigo como del atlántico. Es un país pequeño, con grandes contrastes físicos y bellezas naturales indiscutibles: montañas, lagos, islas, colinas, bosques, etc. A Ruanda se la conoce como el país de la eterna primavera, pero "como sucede con todo país que se encuentra enclavado territorialmente, Ruanda depende de sus vecinos Uganda, Tanzania, Burundi, Zaire e incluso Kenia. Esta situación lo deja en una situación vulnerable" (Yarisse Zoctizoum, 1997:375).
En el periodo anterior a la colonización europea la organización y base económica del África central había pasado de la caza y la recolección a una esencialmente agrícola. Se originó así un crecimiento de la población que fue estableciéndose de a poco en pequeñas aldeas. Además gracias a la utilización de herramientas de hierro comenzaron a derrumbar partes de la zona forestal para construir casas de barro con techos de paja, en este periodo la ganadería pasa a formar parte de su supervivencia.
2.2 Pastores, agricultores y jornaleros.
E
l territorio de los "grandes lagos" siempre fue compartido por tres grupos étnicos: los hutus, agricultores que representan el 85% de la población. Los twas que representan el 1% de la población y son seminómadas, jornaleros y cazadores. Y por ultimo los tutsis que son pastores y guerreros, representan el 14% de la población total[5]
De acuerdo al origen de los grupos, la teoría mas aceptada por arqueólogos e historiadores sostiene que los twa eran los habitantes autóctonos de la región; luego llegaron los hutu que portaron consigo el hierro, la agricultura y la ganadería y los últimos en llegar fueron los tutsis.
La base de la diferenciación histórica asumió un criterio fisiológico: los twa eran pigmeos, median 1.50 centímetros, de nariz grande, de piel muy oscura y con abundante pelo corporal. Los tutsis median 1.80 a 1.90 centímetros, delgados, de piel no muy oscura y de delicados rasgos. Por ultimo los hutus median 1.70 centímetros, son de piel mas oscura que los tutsis, de labios gruesos y nariz ancha.
Desde los comienzos de la historia de Ruanda los tutsis han encontrado siempre en las planicies buenos pastos para sus ganados, "según los historiadores, a pesar de su numero limitado, los tutsis sometieron a las otras etnias y así unificaron el país durante algunos siglos, instituyendo una monarquía feudal encabezada por un rey" (Yarisse Zoctizoum, 1997:377).
"Tradicionalmente era el estatus el que determinaba el rango y los privilegios entre las etnias; la relación patrón-cliente servia a los tutsis como mecanismo social para someter a las masas hutus, quienes eran sus clientes y vasallos. Entregaban parte de sus cosechas a los tutsis a cambio de protección y ganado vacuno que solo podían tener en usufructo." (María Molpeceres, 2007: Párr. 16)
En el siglo XIX cuando los primeros europeos tocaron suelo ruandés, notaron que había una jerarquía organizada establecida, una política centralizada y una economía basada en la agricultura y la ganadería.[6]
2.3 Hutus, tutsis y twas: conflicto armónico.
Con el pasar del tiempo los hutus se mezclaron con los tutsis y los twas. Los hutus disponían de una organización política avanzada: se dividía por departamentos, tenían un jefe y poseían un desarrollo tecnológico avanzado. Los hutus no solo impusieron a los tutsis sus productos agrícolas, sino también su propio idioma: el kinyarwanda, luego adoptado también por los twas.
El reino era comandado por un Nwani, es decir el rey; a través de un tributo pagado a él basado en la entrega de tierras. Las grandes familias tutsis tenían el poder de la realeza, el ganado era el fundamento de su organización, este contribuyó como un elemento de jerarquización social. Los tutsis no trabajaban la tierra, eran guerreros. "de esta manera antes de la administración belga ninguna etnia se definía como tal, se identificaban según sus oficios" (Yarisse Zoctizoum, 1997:377).
La centralización política impuesta por el nwani se apoyaba en tres jefaturas sin distinción de origen étnico: los jefes del ganado, los de la tierra y los del ejército. Esta estructura política fortalecía el poder y la cohesión del reinado. Por otro lado existía un contrato personal y desigual entre las distintas etnias llamado ububake: la distribución de la propiedad del ganado. Funcionaba de la siguiente manera: el nwani era propietario de todo el ganado y otorgaba el usufructo de este a algunos de sus súbditos, estos podían transmitirlos a otros creando así una forma de relación de vasallaje. Esta forma de relación sin embargo era un elemento de le estructura económica que ayudaba tanto a la realeza como a los clientes, se sostenía bajo principios comunitarios (Michaela Fusaschi, 2000: 38).
El territorio se dividía en distritos llamados ibikingi, que eran protegidos por el jefe de la armada escogido directamente por el nwani, según sus necesidades y bajo un estricto código militar. El jefe tenía un cargo muy importante, su objetivo no solo era proteger y defender el territorio sino también inculcar valores a la sociedad. Cada distrito tenia una capital en la cual dirigía la madre reina.
El nwani era el jefe supremo, tenía poder sobre todo Ruanda. Era la encarnación de la divinidad siendo "caído del cielo" representaba al pueblo ruandés y por ende era la representación de Ruanda como tal. Se puede decir que no existía un estado "natural" (al estilo hobbesiano) de luchas tribales, desorganizadas y salvajes como cierta visión de la época euro centrista sostenía, con más precisión se puede decir que había distintos niveles de autoridad: autóctonos, regionales, políticos, religiosos, con una "cultura de control profundamente enraizada" (Pamela Leech, 2002: 323).
Además de la posesión del ganado, el poder de la dinastía tutsi se sustentaba a partir de rituales y tradiciones orales. Entre ellos esta el ubwiiru que es un texto secreto, solo accesible para la realeza que le marcaba los códigos de autoridad y reinado.
La organización socio étnica, las estructuras clánicas que agrupaban a diversos linajes y el uso de una sola lengua contribuyeron a formar una nación excepcional en África central, que se reforzaba por tener una identidad en común en donde cada uno cumplía una función. Por supuesto, como toda sociedad jerárquica existían contradicciones, se podría decir que antes de la colonización hubo un proceso de diferenciación étnico, sin embargo el proceso de apropiación de las tierras de cultivo y pastizales (fuente de conflictos) constituyo también un proceso de integración y socialización de las etnias (Pierre Bertaux, 1994: 160).
3.1 Colonización y colonialismo.
No se podrá comprender la revolución industrial y el capitalismo, en tanto y en cuanto se los considere como algo propio de algunos países aislados de Europa noroccidental. La realidad muestra que estos procesos vinculan países y regiones entre si, con sus respectivas áreas coloniales y países dependientes. Dichas vinculaciones "contribuyeron de manera importante al proceso mismo de la revolución industrial a través de la generación y extracción de un excedente, la apertura de mercados y el aprovechamiento de los recursos naturales" (Sunkel y Paz, 1970:45) y además, "esa expansión de la economía capitalista significa asociar los países de la periferia no solo creando importantes corrientes comerciales sino también a través de considerables aportes tecnológicos" (Sunkel y Paz, 1970:45).
La colonización fue una de las formas que asumió ese vínculo. Puede decirse que si bien fue un hecho muy común en todos los pueblos del mundo durante la historia humana, se ha tomado la costumbre de tomar el vocablo "colonial" a las relaciones que se establecieron durante el siglo XIX entre los estados europeos y lo pueblos de ultramar que pertenecían a otras razas, "relaciones institucionalizadas bajo la forma administrativa de dependientes de una metrópoli europea. El componente racial, por no decir racista, es muy sensible en estos casos, tanto de parte de los colonizados como de los colonizadores" (Pierre Bertaux, 1994: 187).
La relación entre imperialismo y colonialismo es muy estrecha: colonialismo es la forma que utiliza el imperialismo para ejercer su dominio sobre amplios territorios, podemos decir que uno consecuencia de otro. El colonialismo se refiere no solo al poder ejercido sino también a la instalación permanente de los colonizadores en un lugar determinado. ¿Cuál es la relación que existe entre colonización y colonialismo?
Según Arturo Colorado (1991:4):
La edad de colonización va del siglo XV al XVIII y el colonialismo desde el siglo XIX hasta el XX. Tanto la colonización como el colonialismo corresponden a dos sistemas socioculturales basados en la dominación: la aculturación forzada y la enculturación. La primera se refiere al contacto entre dos universos culturales diversos que crean una transformación, y la segunda dependen de un contacto interno, es decir, se refiere al proceso por el cual un individuo adquiere los usos, creencias y tradiciones de la sociedad en la que vive.
Por reciente que sea el fin de la época colonial, tenemos suficiente perspectiva para establecer algunos caracteres de una época que marco el destino de este continente que se pueden agrupar en tres espectros:
1) Contacto de las civilizaciones negro-africanas con las civilizaciones de Europa occidental;
2) Redistribución geográfica de la población africana en función de las nuevas actividades económicas y administrativas.
3) La colonización europea (salvo África del sur, Kenia y Rhodesia) no ha sido una colonización de población blanca.
Este contacto fue fatal para las civilizaciones africanas, significó el fin de sus formas tradicionales, a partir de ese momento sus costumbres, hábitos, ritos y lazos sociales toman un camino hacia la extinción o cambian rotundamente.
3.2 Nada será lo mismo: Alemania y los padres blancos.
El primer explorador que llegó al territorio de los grandes lagos fue un británico llamado John Speke. Fue en el año 1858, este explorador estaba a la búsqueda de nuevos recursos, fruto de la casualidad se encuentra con esta tierra desconocida: Ruanda.
El nwani Kigeri IV ya tenía conocimiento sobre los "hombres blancos", si bien no había visto a ninguno sabía como eran y que buscaban: marfil, pieles y esclavos. En las décadas que siguieron los contactos fueron esporádicos, puede decirse que en un principio las potencias europeas estaban recién estableciendo sus prioridades.
En la mencionada conferencia de Berlín de 1890 se firmó un tratado en donde se especifica la división de los territorios: así a Alemania le pertenecía todo lo existente desde la costa del África oriental hasta los grandes lagos, desde ese momento las campañas de exploración se intensificaron[7]por toda la región.
En 1896 el alemán Hans Ramsay quien era el capitán de la base militar de Udjidji[8]establece contactos con el entonces nwani Juhi V Musinga. Consagran un fuerte vínculo que le permite a los alemanes apoderarse del territorio sin necesidad del uso de la fuerza, ni de apoyo militar. En ese sentido "la colonización alemana por breve que haya sido, parecía deber ser tan eficaz como ruda; se proponía hacer de los africanos, administrados disciplinados y económicamente rentables. Reanudaba la tradición de los caballeros de la orden teutónica" (Pierre Bertaux, 1994: 189).
Sin duda, el motor principal de la colonización fue el comercio, como muestra de esto es que los primeros establecimientos instalados fueron depósitos mercantiles. La vía privilegiada por los estados europeos para hacerse presente en el territorio se dio por medio de las compañías mercantiles, estas eran las pioneras de la colonización. Pero, detrás de estas llegaron además misioneros, militares y administradores.
Es a partir de 1900 que comienzan a instalarse en Ruanda los misioneros de la societé des missionaires d afrique pares blancs[9]Como primer objetivo establecieron su residencia en la capital de la realeza con el fin de evangelizar a los dirigentes. Es en este mismo año que se funda la primera misión, debido a la densidad de la población gobernada por un solo jefe era un terreno fértil para que el pueblo fuera evangelizado.
La época colonial ha dado una nueva fisonomía a África. Esta fisonomía ha influido fuertemente sobre las misiones, aunque en el fondo las misiones han intentado desarrollarse fuera de la esfera política, han cooperado a veces con las potencias coloniales y han gozado de algunos beneficios suyos (Fidel Gonzáles Fernández, 1996:213).
En 1903 es cuando se da definitivamente la entrada de los alemanes y los padres blancos en el territorio ruandés. Los primeros le imponen al nwani la aceptación de los misioneros en el centro del país. Si bien en un principio existía una resistencia pasiva a las misiones (quienes asistían a ellas se les llamaba ibigome, "rebeldes"), paulatinamente esta fue cediendo y la aceptación, sin que deje de haber resistencia, se condijo con el creciente numero de personas presentes en ellas.
3.3 Los alemanes se repliegan.
El nwani Juhi V Musinga accedió al trono a partir de un complot organizado por Kangojera, la madre reina esposa del anterior nwani. Musinga era su hijo. El legitimo heredero al trono por su edad era mibamkwe pero este es asesinado por el complot de la madre reina. Su hijo Ndunguste lo seguía por linaje, sin embargo también por el complot, debió exiliarse.
En 1910 es asesinado el padre Loupias en un confuso episodio que abrió una crisis en el reinado de Musinga. Uno de los acusados del asesinato, era miembro de la realeza y cuestionaba el poder de Musinga, huye del reino y va en busca de Ndunguste. Ndunguste virtud de la crisis, organiza una rebelión contra el poder central. Entre 1911 y 1912 organiza un ejército e intenta ocupar la ciudad real, pero Musinga y su ejército lo impiden.
El ejército alemán apostado en aquellos territorios ofrece su ayuda a Musinga, ya que veía con peligro el crecimiento de los rebeldes. Musinga acepta la colaboración alemana, derrotan a Ndunguste, su ejército es disipado pero la intervención termina con un baño de sangre. Independientemente de este hecho, los colonizadores no pretendían intervenir en la organización política y territorial del país en tanto no. La política alemana en la colonia consistía en una forma de poder y control indirecto que solo modificaba algunos aspectos de la monarquía ruandesa propiciando cambios que buscaban la centralización, las posiciones jerárquicas de los hutu y el incremento de poder de los jefes tutsi.
Si bien el gobierno alemán se había propuesto una política mundial (Weltpolitik) con el fin de procurar ubicación a su producción industrial, en el territorio de los grandes lagos este objetivo no pretendía ser llevado a cabo en el corto plazo. Se consideraba que los protectorados debían ser el campo de acción de compañías privadas; no tenían intención de invertir fondos públicos.
Entre 1904 y 1905 la administración alemana construye ferrocarriles, mas por interés estratégico que económico, abre pozos de agua e instala algunos colonos alemanes respaldados por el ejercito.
Luego de 22 años de colonización, debido a la crisis económica en Europa que hizo estallar la primera guerra mundial, los alemanes tienen que retirarse definitivamente en 1916.
Ruanda, el país de los nwani , de la tierra y los ancestros se iba alejando cada vez más de su pasado y sus tradiciones. La llegada de los europeos trajo también al cristianismo, la violencia y la ruptura con los lazos sociales previos.
3.4 Los belgas en Versalles.
Finalizada la primera guerra mundial y luego del retiro de los alemanes de Ruanda, el nuevo mandato pasa a manos de los belgas. El tratado de Versalles fue un tratado de paz firmado entre Alemania y los países aliados, firmado el 28 de junio de 1919.
En el capitulo XIII del tratado se estipulaba la expropiación de todos los territorios alemanes en el exterior y su repartición entre las naciones vencedoras: África Oriental Alemana o Tanganica pasa en su mayor parte a Gran Bretaña, con la excepción de Ruanda y Burundi concedidas a Bélgica y el puerto de Kionga, devuelto a Portugal.
En 1924 los nuevos territorios belgas se convirtieron formalmente en Ruanda-Urundi, cuando la Sociedad de Naciones emitió un mandato que le garantizaba el control total de la zona con la condición de que Bélgica contribuya al desarrollo de los territorios y los "prepare" para la independencia. Un comunicado belga hacia el gobierno central en aquel periodo sostenía que "nosotros practicamos en Ruanda y Urundi una política de protectorado colonial".
¿Cuál era el fundamento de aquel protectorado? Esta política se basa en el mantenimiento de las instituciones indígenas y "que los europeos actúen como guías y educadores. Excluye la administración directa y es perfectamente realizable en países en los cuales la organización es antigua y donde la clase dirigente ostenta talentos políticos evidentes" (Michaela Fusaschi, 2000: 109).
4.1 El Dominio belga.
Hegemonía es un concepto desarrollado por el marxista Antonio Gramsci[10]Este tenía como objetivo tratar de comprender las dinámicas que existen al interior de los grupos que componen una sociedad. Indaga sobre los mecanismos que estructuran las relaciones entre ellos y las formas de dominación resultantes de tal interacción. La hegemonía como concepto intenta superar cierta visión restringida, ligada al economicismo, donde se le concede importancia tan solo al lugar estructural que ocupa un grupo en la reproducción económica.
La hegemonía se puede entender como "alianza de clase", donde la clase dominante "logra articular sus intereses (cediendo hasta donde sea necesario) con intereses parciales de fracciones de las clases subalternas (o fracciones dominadas de las clases dominantes) de modo de integrarlas en su propuesta ideológica" (Javier Balsa, 2006: 17).
A esta concepción, sin negarla, Gramsci agrega que: "hegemonía no es una simple mezcla o alianza del dominio y el consenso (sino hegemonía social, propia no del gobierno político o dominio directo, sino relativa al consenso espontáneo dado por las grandes masas de la población a la dirección de la vida social impuesta por el grupo dominante" (Cuadernos 1933: 36-37).
La supremacía del grupo social se manifiesta de dos maneras, como dominio y como dirección intelectual y moral. La construcción de la dirección intelectual y moral utiliza los llamados "aparatos" ideológicos, presentes tanto en la esfera de la sociedad civil como en el estado, se articulan en un accionar disperso en su forma pero "con un sentido unitario en su contenido" (Daniel Campione, 2007:77).
Existen aparatos religiosos difundidos por las iglesias, aparatos escolares, familiares, jurídicos, políticos y culturales. El aporte fundamental de la hegemonía sostiene que para que un grupo se imponga sobre otros, además de la dominación ejercida por la coerción, es necesario que además sea dirección, esta tiene componentes materiales y espirituales. La clase hegemónica debe ser una clase principal de la estructura de la sociedad.
La situación colonial existente a principios del siglo XX en Ruanda (como en otros países periféricos) originó un proceso por el cual una minoría extranjera domina y luego se convierte en dirección por sobre una mayoría autóctona, materialmente inferior. Como consecuencia la sociedad es étnicamente dividida, son divisiones fundadas y concretas, pero utilizadas y exacerbadas por la potencia colonial para su construcción hegemónica.
Con la inserción progresiva del modo de producción capitalista en Ruanda, se modifica sustancialmente la estructura económica, social y cultural de la región. Junto con esto el proceso de construcción del estado colonial toma como modelo el estado nación europeo. Los europeos buscaban establecer una estructura de autoridad jerárquica, dado estos propósitos "la aristocracia tutsi les pareció como caída del cielo, pues era como un eco de su convicción de la "sangre azul" europea, la noción sobre la cual la clase superior era de un tipo superior a las masas" (Pamela Leach, 2002: 324).
La clase dominante se impone a través de las distintas manifestaciones del poder; económico, político, militar y por medio de formas simbólicas que crearon, transformaron, hicieron creer e hicieron circular para que su propia ideología se imponga y así legitimar el nuevo orden. La comunicación (parte esencial de la construcción hegemónica) empleada por los belgas contribuyó a la reorganización de un territorio, un poder, un lenguaje y una religión, creando un universo social ligado a la "modernidad" mientras que paralelamente se iban eliminando las redes sociales de pertenencia, parentesco y cooperación ancestrales.
El poder [11]utiliza diversas fuentes para manifestarse, si bien en la practica funciona con gran homogeneidad, de forma analítica y para fines meramente descriptivos podemos dividirlo de cuatro maneras: poder económico, poder político, poder coercitivo y poder cultural (o simbólico), que son las partes fundantes (y necesarias) para la construcción hegemónica.
Poder económico: Ligado a producción y reproducción material de los grupos, clases e individuos. Las explotaciones económicas, la división de la mano de obra, sus ritmos de trabajo y la propiedad de medios productivos. La forma en que se regularizan y obtienen el conjunto de bienes y actividades que produce y distribuye la riqueza en una sociedad determinada.
Poder político: Ligado a la coordinación y regulación de los grupos, clases e individuos a través y por las instituciones del estado. Este entendido como sistema de autoridad. Su control efectivo es potestad del aparato judicial que determina acciones y comportamientos de acuerdo a los principios del estado, la comunidad y el mercado. El estado puede utilizar la coerción física para imponer tales principios o como resguardo de un determinado orden. Además es garante de la reproducción de un statu quo determinado, es decir que el poder político esta relacionado a algún grupo social fundamental en la sociedad en donde se desenvuelve.
Poder coercitivo: Ligado a la capacidad para forzar la voluntad de los grupos, clases e individuos. La institución por excelencia de este poder son las fuerzas armadas.
Poder cultural o simbólico: Ligado a la transmisión y recepción de elementos significativos que forman parte de la vida social. Dentro de las instituciones paradigmáticas del poder se encuentran la iglesia, la escuela, el estado con sus instituciones, y los medios de comunicación.
La propuesta de dividir lo que podríamos considerar las "manifestaciones del poder" de forma analítica y esquemática asociada al concepto de hegemonía, tiene como objeto considerar cada uno de ellos en torno al periodo histórico comprendido entre 1920 y 1940 en Ruanda, momento en que Bélgica asume el control del territorio.
4.2 Brazos de la Hegemonía.
Página siguiente |