El diseño curricular en Medicina Veterinaria. Un enfoque histórico
Enviado por Douglas Hernández Marrero
- Introducción
- El diseño curricular en Medicina Veterinaria
- El diseño curricular de la carrera de Medicina Veterinaria y Zootecnia en las condiciones de la educación superior en Cuba
- Conclusiones
- Bibliografía
El diseño curricular en Medicina Veterinaria. Un enfoque histórico
La historia de la veterinaria, según Dunlop y Williams (1996), puede ser vista como una secuencia de metamorfosis. Sus orígenes se remontan dentro del desarrollo cultural, a épocas en las que para muchas sociedades los animales representaban un modo de vida integral: además de constituir un medio de transporte e instrumento de trabajo, proporcionaban alimento, vestimentas, combustible, recreo y compañía. A medida que aumentaba el valor de los animales fue mejorando la preocupación por su bienestar y por ende la atención que se les dispensaba.
La época de Louis Pasteur y con el advenimiento de la microbiología como nueva disciplina, trajo consigo una forma inédita de entender los vínculos entre salud humana y animal y de abordar la medicina comparativa y la investigación biomédica. Después llegó otra metamorfosis, marcada por la necesidad de luchar contra las epidemias animales, que a la postre llevaría a la creación de las facultades de veterinaria y los primeros Servicios Veterinarios oficiales. (Schwabe, 1984).
Por último, tras acompañar la diversificación e intensificación de la producción pecuaria y avícola, la profesión vive hoy la transición a una época en que cobran mayor protagonismo los animales de compañía y una serie de nuevos servicios especializados. Además, vivimos y trabajamos ahora en tiempos marcados por la mundialización, el advenimiento de enfermedades infecciosas emergentes y la reaparición de zoonosis. Los veterinarios se verán por ello confrontados a las necesidades y expectativas de la sociedad en materia de salud pública, investigación biomédica, protección del medio ambiente e inocuidad y seguridad del sistema mundial contemporáneo de producción de alimentos. (Delgado et al, 1999)
La Organización Mundial de la Salud define la salud pública veterinaria como "la suma de todas las contribuciones al bienestar físico, mental y social de los seres humanos mediante la comprensión y aplicación de la ciencia veterinaria". Los animales y la fauna salvaje tienen un papel cada vez más importante como origen de enfermedades que afectan al hombre. Ello inducirá un constante aumento de la demanda de veterinarios especializados en salud pública y exigirá que la profesión redoble esfuerzos para alentar a los estudiantes a hacer carrera en este ámbito y mejore su oferta de formación y experiencia en la materia dirigida tanto a estudiantes como a titulados en veterinaria.
La enseñanza veterinaria ha sido decisiva tanto para acompañar esos cambios como para generar los nuevos conocimientos e instrumentos que han servido para perfeccionar la formación de los profesionales y la prestación de nuevos servicios veterinarios; sin embargo, conviene señalar que la profesión ha actuado esencialmente de forma reactiva ante la sucesión de transformaciones y problemas que ha debido afrontar en el pasado. Esto último limitaría sin duda nuestra eficacia y la idea que nos hacemos de nuestras propias posibilidades. Nuestro mundo exige una nueva lógica que será decisiva para preparar y liderar la más profunda revolución que los veterinarios, como profesión, hemos vivido hasta ahora.
Es objetivo de este trabajo realizar un análisis histórico del desarrollo de los diseños curriculares en la medicina veterinaria y la influencia que han ejercido desde y hacia la sociedad en la cual han sido concebidos.
El diseño curricular en Medicina Veterinaria
En sentido general, una gran cantidad de escuelas de medicina, incluidas las de veterinaria, asumieron la creación de un currículo basado en los planteamientos de Abrahan Flexner (1865-1959), quien estableció para la educación médica en los Estados Unidos de Norteamérica y Canadá, un grupo de principios para el diseño curricular de dichas especialidades, dentro de los más conocidos se pueden señalar cuatro de ellos:
Un currículo no menor de 4 años
Dos ciencias de laboratorio (Básicas)
Dos de enseñanza clínica en hospitales
Vinculación escuela de medicina y universidad
Adopción de requisitos de ingreso en ciencias y matemática (Flexner,1910)
Los aciertos que se le reconocen a Flexner son vigentes hasta hoy, ya que sus recomendaciones permitieron una mayor integración de las ciencias básicas con las clínicas y estimularon el aprendizaje activo, limitando el aprendizaje memorístico a través de conferencias. En tal sentido, el propio Flexner, citado por Viciedo (2002), plantea:
"Los estudiantes no deben aprender sólo hechos, sino desarrollar pensamiento crítico y la habilidad de resolver problemas ( ) el educador debe enfatizar que en el caso de la medicina, el aprendizaje es una tarea para toda la vida."
Se avizoró desde ese momento la necesidad de inculcar en los estudiantes el "aprender a aprender", de manera que les permita la solución de problemas nuevos o viejos, con enfoques novedosos y creativos, que se manifiestan en la realidad objetiva dentro de la sociedad y que se les presentarán en su vida como profesionales.
Pese a las recomendaciones y principios expresados por Flexner, se hace sumamente difícil deshacerse de las concepciones academicistas que imperaron y aun imperan en una buena parte de las universidades en el mundo, las que han influenciado el proceso de formación de profesionales por muchos años. Los cambios registrados en la sociedad, en la naturaleza, el desarrollo vertiginoso de las ciencias y el descontento con este tipo de prácticas de enseñanza han llevado a la necesidad de modificar los planes de estudios veterinarios. Los veterinarios tienen, dados éstos cambios, nuevas obligaciones, oportunidades y aportaciones que hacer de suma importancia en aras de mejorar la salud pública, detectar y atajar la transmisión de enfermedades zoonóticas, preservar la calidad de los alimentos y recursos hídricos y fomentar la salud de los animales salvajes y el ecosistema; debido fundamentalmente, a la dependencia recíproca existente entre el hombre, los animales y el medio ambiente, que se manifiesta en los actuales problemas de salud de alcance mundial y que requieren de planteamientos más holísticos, colectivos y resolutivos al servicio de soluciones lógicas y prácticas (Osburn; Scott y Gibbs, 2009). Definiéndose el papel que debe jugar el médico veterinario en los momentos actuales y sentando las pautas necesarias no sólo para el cambio curricular; sino para una nueva concepción de la medicina veterinaria en sentido general. Aunque se debe señalar que la concepción que se propone, es afín con los principios asumidos por el sistema de educación superior de nuestro país desde hace más de dos décadas, en lo referente a la formación de un profesional de perfil amplio con un fuerte componente zootécnico y preventivo, además del tradicional perfil clínico del médico veterinario zootecnista que se forma en las universidades cubanas. El rol del médico veterinario implica, además, cambios esenciales en la enseñanza y aprendizaje de la veterinaria con respecto a los complejos aspectos culturales, políticos y biológicos del comercio internacional de animales, dado por el creciente incremento de este tipo de actividad humana en los últimos años, en la cual se manifiestan una serie de complejas sutilezas que le son inherentes y que su solución se ofrece desde el desarrollo de habilidades que hoy se forman en el estudio de las ciencias sociales y económicas (Brown, 2009).
La Organización Mundial para la Sanidad Animal, anteriormente, Oficina Internacional de Epizootias (O.I.E), entiende que la enseñanza veterinaria mundial es una de las claves para mantener y mejorar los servicios veterinarios a nivel del orbe y se ha pronunciado por la necesidad de desechar la concepción academicista del proceso de formación de los médicos veterinarios del futuro, dado que con el desarrollo de las ciencias en la actualidad y el surgimiento de nuevas situaciones y problemas dentro de la sociedad en el contexto mundial, se requiere que los profesionales asuman nuevos roles ante las nuevas tareas y esferas de actuación a las que tendrán que enfrentarse desde un perfil del profesional de carácter novedoso. Ante estas prerrogativas la OIE ha creado un instrumento para evaluar la calidad de los servicios veterinarios donde tiene un carácter prioritario el desarrollo de las competencias profesionales y la formación continua de los veterinarios dada la complejidad de los cambios que se avizoran en un futuro no lejano (Vallat y Pastoret, 2009). Tales cambios según Vallat (2009), responden a la necesidad de mejorar la salud pública veterinaria en el contexto mundial, teniendo en cuenta los componentes de la salud pública veterinaria en el momento actual, los que son enumerados por el autor como:
1. La medicina de los animales destinados a la producción de alimentos y sus componentes veterinarios únicos;
2. la producción de alimentos, su inocuidad y seguridad;
3. el bienestar y protección de cada especie animal, en particular de los animales de granja;
4. la sanidad de los animales salvajes y de los animales exóticos;
5. la sanidad del ecosistema, la integridad ecológica, la gestión de recursos renovables y las relaciones entre sanidad del ecosistema y salud humana y animal;
6. la transmisión de enfermedades entre animales, incluidos los animales de compañía, y entre los animales y el hombre;
7. la comprensión de los agentes patógenos y sus diversos modos de transmisión y diseminación;
8. el manejo de eventuales situaciones de emergencia que afecten a alguno de estos componentes (Vallat, 2009).
Cada una de las áreas, anteriormente enumeradas, tiene repercusiones sociales y ambientales de vasto alcance, por lo que se han de considerar y comprender en un marco local, regional y mundial, dentro de los diseños curriculares de las diferentes carreras de medicina veterinaria.
El desarrollo del academicismo, que durante años influyó de manera determinante en la formación de los profesionales, se transmite de una generación a la siguiente, de manera que la mayoría de nuestros docentes tienen la tendencia a desarrollar un proceso de enseñanza y aprendizaje similar al que les fue impartido cuando eran estudiantes. Este proceso lleva, según Walsh (2009) a que a nivel mundial existan claustros de profesores muy capaces en cada una de las disciplinas dentro de las carreras; pero con una escasa o nula experiencia en los enfoques generales de la didáctica, la pedagogía y las ciencias de la educación en sentido general, que les permitan lograr los cambios necesarios a efectuarse en el currículo veterinario.
El mismo autor reconoce la existencia de pocos docentes veterinarios que hayan adquirido las competencias necesarias para estructurar y organizar el diseño curricular y resalta la importancia de adoptar un enfoque de arriba abajo para el cambio curricular con el objetivo de realizar mejoras importantes en dependencia de las necesidades sociales. Plantea que el currículo debe basarse en un conjunto bien definido de competencias en las principales áreas del conocimiento, así como en un sistema de habilidades y actitudes profesionales que todo estudiante debe haber alcanzado y demostrado al momento de graduarse, menciona dos etapas en la implementación del cambio curricular: definir el conjunto de competencias a dominar por los estudiantes y crear un currículo que permita al estudiante las oportunidades necesarias para adquirir y demostrar el dominio de tales competencias.
Actualmente, algunas escuelas de veterinaria están incorporando nuevas teorías para mejorar la preparación de los futuros profesionales para la práctica veterinaria, planteando la sustitución de la enseñanza convencional, basada en los profesores, por planes de estudios centrados en los estudiantes. En estos últimos se propicia la participación activa de los estudiantes y los profesores no se limitan a impartir conocimientos, sino que ayudan a su profundización; además, la formación se imparte en circunstancias multidisciplinarias, mucho más pertinentes para los futuros profesionales. Se ha implementado la creación de pasantías especializadas, en las que se reflejan la importancia que se concede a las competencias prácticas y se presta una mayor atención a otras competencias de índole más general, como la comunicación y la gestión del conocimiento. Esas teorías educativas deben corresponderse con las expectativas de los estudiantes de veterinaria, tanto actuales como futuros, y prepararlos mejor para la práctica de la profesión, (Jaarsma et al, 2009).
La concepción del diseño curricular por competencias es una de las que más se ha difundido a nivel mundial, sobre todo por universidades del primer mundo. Uno de los currículos de mayor reconocimiento es el del Real Colegio de Cirujanos Veterinarios del Reino Unido (RCVS), donde se ha basado el diseño curricular en la definición y desarrollo de "Day-one competency" o "competencias del primer día", que no es más que un grupo de competencias del recién titulado, en las que se concretan una serie de habilidades y conductas que son el resultado de todo un proceso de formación y que el recién egresado debe dominar para comenzar su vida como profesional (Andrews, 2009). En este sentido Welsh et al (2009) describen una metodología aplicada en el 2007 para la definición e implementación del sistema de competencias a dominar al primer día. Éste proyecto se constituyó en cuatro etapas durante su desarrollo:
Desarrollo de un listado provisional de "habilidades del primer día", propuesto por el claustro, y las "competencias del primer día".
Someter el listado provisional al criterio de expertos.
Colección y revisión de los resultados de la opinión de los expertos para la elaboración de la lista definitiva.
Elaboración de un manual de habilidades y competencias del primer día en soporte electrónico y papel impreso para su empleo por parte del claustro y los estudiantes.
Los antecedentes de este tipo de diseño en el Reino Unido se remontan a la década del noventa del anterior siglo, cuando las facultades de medicina establecieron un grupo de competencias esenciales y generales para los graduados de ciencias médicas, las que se publicaron en un documento denominado: "Tumorrow`s Doctors" y que reorientaba el curso de las competencias prácticas de los estudiantes de medicina (General Medical Council, 2003). En 1998 se establece el Supporting Independent Learning in Veterinary Extramural Rotation (SILVER) donde se identifica la estructura y dirección que se necesitaba para el aprendizaje de los estudiantes fuera de la universidad, fundamentalmente en las condiciones de las clínicas y consultorios veterinarios ubicados fuera de las áreas docentes, y ya en el 2001 el RCVS crea un documento denominado "Essential Competencis Required of the Veterinary Surgeon" donde se constituyen las habilidades y competencias requeridas para un nuevo tipo de graduado veterinario con otro punto de vista de las ciencias veterinarias, donde se reconocen con mayor fuerza la prevención de enfermedades y la producción zootécnica (RCVS, 2006).
Otro tipo de experiencia dentro del diseño curricular por competencias se manifiesta en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Sídney, en Australia; donde según Taylor (2009) se le asigna un papel de vital importancia a los objetivos pedagógicos, los cuales definen el plan de estudios y determina lo que el estudiante debe estar en condiciones de demostrar para la obtención del título de graduado. El autor resalta la importancia de formular adecuadamente los objetivos, de manera que se establezcan los vínculos necesarios entre el plan de estudios y los contenidos de cada una de las disciplinas o materias a impartirse, además plantea que los objetivos deben ser claramente enunciados, encaminando al estudiante hacia un aprendizaje de mayor calidad, debido a que se evidencia lo que se espera del alumno y a la vez se ofrece un margen para desarrollar los propios intereses del estudiante. En éste caso en particular se establece una especie de simbiosis entre el diseño curricular en base a objetivos de aprendizaje y al basado en competencias, ya que se define claramente el papel de los objetivos y se mantiene el término de competencias técnicas que se declaran como un complemento para el aprendizaje.
La Universidad de Sídney en el año 2005 publicó un grupo de atributos que debían apropiarse los graduados y que se definían en tres líneas fundamentales como se observa en la figura (1).
Fig. (1) Esquema de los atributos para el graduado según University of Sydney (2005).
Estos atributos del graduado constituyen un elemento de fundamental importancia en los procesos de acreditación de diferentes escuelas de veterinaria en el mundo, ya que contribuyen a la creación de instrumentos para medir la calidad de los recién graduados y de las instituciones formadoras. Tal como lo reconoce la Asociación de Colegios Médicos Veterinarios de los Estados Unidos de América (Association of American Veterinary Medical Colleges) según Willis et al (2007). Por otra parte esta concepción va dirigida a desarrollar actitudes como escolar, como ciudadano y de aprendizaje continuo durante toda su vida elementos de gran importancia en la formación de valores necesarios en cualquier comunidad humana.
Windsor (2009), en un estudio realizado con el objetivo de determinar si las innovaciones curriculares creaban incentivos para la incorporación de jóvenes veterinarios graduados a las labores en áreas rurales, propone una estrategia para lograr la motivación de los estudiantes a incorporarse al trabajo de campo. El autor reconoce como de vital importancia elementos relacionados con el desarrollo de habilidades específicas de la profesión y el trabajo de los actores del proceso de enseñanza y aprendizaje tales como:
La aplicación de las habilidades en Patología, Epidemiología y Medicina Interna en la producción animal, la sanidad y alimentos inocuos y el bienestar animal y humano.
El entendimiento de la importancia de la salud pública veterinaria en la práctica laboral.
El trabajo del profesor conjuntamente con el profesional no docente para favorecer las condiciones de aprendizaje de los educandos de manera que se evidencien los problemas a resolver como sería el caso de:
El manejo en la comunidad rural de la industria ganadera
El uso de medicamentos
El bienestar animal
El diagnóstico de enfermedades
La vigilancia y control de enfermedades
La sanidad alimentaria
La preparación para situaciones de emergencia
El control de zoonosis
La contribución y apoyo de las instituciones no docentes relacionadas con la profesión.
El proceso de comunicación que debe establecerse entre el estudiante y su supervisor (profesor o profesional no docente vinculado al proceso).
En este último aspecto resulta importante que el estudiante aproveche las experiencias positivas del trabajo con profesionales vinculados directamente a la producción. De manera que tome de éste toda una rica experiencia laboral llena de matices diversos, en ocasiones contradictorios y que se deben apreciar con pensamiento crítico, extrayendo de éstas situaciones los elementos positivos y corrigiendo los posibles vicios negativos de la práctica profesional. En esta interacción se benefician ambos actores del proceso, sí de ambas partes, se logran expresar vínculos positivos de colaboración; los profesionales no docentes refrescan todo el sistema de contenidos que adquirieron cuando eran estudiantes y además adquieren nuevos durante el proceso de intercambio y discusión que se establece entre estudiantes, profesores y ellos como actores determinantes del proceso de enseñanza y aprendizaje. Se reconoce como actores del proceso de enseñanza y aprendizaje, no sólo a los que tradicionalmente se conocen: profesores y estudiantes; sino, además, a otras entidades u organizaciones, tal es el caso de las empresas pecuarias, instituciones gubernamentales, centros científicos y profesionales no vinculados a la docencia con gran prestigio en la profesión (Walsh; Osburn y Christopher, 2001; Collins y Taylor, 2002).
El propio Windsor (2009), reconoce una tendencia que se está dando a nivel mundial, que es la no incorporación de recién graduados al trabajo en áreas rurales y las dificultades para reemplazar a los veterinarios próximos a la jubilación que trabajan en el campo. El autor en su artículo identifica deficiencias en el diseño curricular y problemas sociales que influyen en esta situación; en una encuesta aplicada por él a un grupo de recién graduados, se expresa que de los cinco años de estudios, sólo el 30% se dedica a la práctica veterinaria rural, por lo que plantean que el tiempo planificado no satisface el desarrollo de las competencias necesarias. En este caso, además, ésta situación se agrava por la desmotivación por la labor en el 80% de los encuestados, que implica el no aprovechamiento de la "Práctica Rural General". En este sentido la situación cubana no se aleja mucho de la que se manifiesta en Australia y otros países donde los profesionales veterinarios nos desean ejercer en áreas rurales debido, entre otros factores a la escasa remuneración económica del profesional en el ministerio de la agricultura, la lejanía de los centros urbanos, las malas condiciones de trabajo y el poco reconocimiento social de su actividad profesional.
En la estrategia, que propone el profesor australiano, se plantea que el currículo debe tener como objetivo influenciar, motivar, e inspirar a los estudiantes para lograr un mejor aprendizaje y en este sentido el estudiante recibe como parte del programa: literatura especializada, la programación de prácticas laborales y la atención tutorial, suplementado con un portafolio en soporte electrónico que contiene alrededor de 70 casos donde se expresan los contenidos a evaluar durante el curso de una forma contextualizada. Emplean el estudio de casos no solamente para lograr el aprendizaje de los contenidos de la carrera sino, también la comunicación como actividad, la investigación y no menos importante, la concientización de la necesidad social del trabajo veterinario en áreas rurales. Este diseño se apoya, además en pasantías o visitas por diferentes instituciones que tienen relevancia en la salud animal, reconociendo el papel de las instituciones no docente en el proceso de formación.
Turnwald y Walkington, (2009) proponen un modelo de cuatro etapas para preparar, aplicar y evaluar los cambios a introducir en el programa de la carrera de medicina veterinaria. La aplicación de cada etapa se expone por los autores a través de un estudio de casos; los mismos fueron realizados en el Virginia Maryland Regional College of Veterinary Medicine. Las etapas se presentan en la figura 3.
El modelo empleado es una adaptación de un modelo de cambio curricular desarrollado por Walkington para carreras de ingeniería, el cual tiene como indicadores principales los siguientes elementos:
1. El cambio curricular es un recorrido, no una copia, éste no es lineal, y está cargado de incertidumbre.
2. Tanto los caracteres individuales como colectivos tiene un lugar dentro del proceso.
3. Tanto el sistema de arriba abajo como el de abajo arriba son requeridos para la implementación de la estrategia.
4. El éxito sostenido sólo se logra a través de la comunicación con toda la comunidad.
5. Toda persona involucrada es un agente para el cambio, con una variedad de contribuciones.
6. Los cambios curriculares requieren cambios contextuales que sean aceptados y sostenidos.
7. La evaluación es un componente necesario para el cambio curricular. (Walkington, 2002).
Las competencias biomédicas, técnicas y clínicas básicas;
habilidades no tanto técnicas como sociales;
conocimientos tanto fundadores como especializados.
Figura (2) Modelo para la implementación de los cambios curriculares (Turnwald y Walkington, 2009).
Cualquier modelo de cambio curricular supone elementos que favorecen y frenan el proceso, por lo que resulta imprescindible que los cambios sean realizados con total transparencia, respetando las opiniones de los involucrados en el proceso pero; manteniendo claros los principios por los que se realiza el nuevo proceso de diseño. Steele, Steyer y Nowalk, (2001) plantean que los cambios se deben ir implementando de manera paulatina, firme y sostenida, evitando, en la manera de lo posible, la "resistencia al cambio" que genera la ruptura abrupta de los paradigmas anteriores, y propiciando un proceso de adaptación de las personas a las nuevas condiciones del proceso. Varios autores reconocen la complejidad del cambio curricular y se puede realizar una generalización de los elementos que favorecen o entorpecen éstos cambios. De manera general favorecen el proceso, un liderazgo positivo, un manejo centralizado del currículo, el nivel científico y la cultura de la escuela, una adecuada comunicación, los cambios a pequeña escala y el apoyo de agencias de acreditación y de otorgamiento de licencias. Frenan o ponen barreras al proceso, el liderazgo negativo, la estructura tradicional de departamentos y la inercia de algunas facultades o escuelas (Kanter, 1991; Swanson y Anderson, 1993; Guze, 1995; Green, Dezendorf y Lyman, 2005; Willis, et al, 2007; Turnwald, Meldrum y Sponenberg, 2008)
En correspondencia con lo anterior Halliwell, (2009) expresa que, "aunque el cuerpo docente es el principal responsable de tal estado de cosas, la clarividencia y la visión de futuro requieren planteamientos coordinados en los que intervengan asociaciones de veterinarios tanto nacionales como internacionales. Dado que, una vez que todas las partes hayan integrado la idea de que el cambio es indispensable, su aplicación práctica estará abocada al fracaso a menos que exista un programa unificado en el que participen establecimientos universitarios, organismos de homologación y acreditación, gobiernos, colegios profesionales y el mundo de la medicina veterinaria empresarial. Todas esas instancias tienen una función que desempeñar, y cualquiera de ellas puede bloquear fácilmente todo avance ( ).La enfermedad no conoce fronteras, y la fuerza de una estrategia se mide por la solidez de su eslabón más débil". Este autor hace énfasis en que todo cambio curricular no es sólo responsabilidad de las escuelas veterinarias, y que las instituciones no docentes deben asumir parte en la responsabilidad de perfeccionar la profesión, asumiendo las concepciones más actualizadas tanto de la veterinaria como de las ciencias pedagógicas.
En la actualidad existen varios conceptos que se encuentran estrechamente relacionados y que están comenzando a influir en el pensamiento médico y en la concepción de los planes de estudios de la medicina veterinaria. La idea de "Un sólo mundo – una sola salud – una sola medicina" propone una visión más global de los problemas de salud a los que se enfrenta la sociedad. La dependencia recíproca entre el ser humano, los animales y el medio en el que viven nunca ha sido tan importante como ahora. Entre los problemas sanitarios mundiales que más acuciantes resultan hoy en día destacan: la brusca aparición y propagación de enfermedades zoonóticas, la contaminación de alimentos, aguas y suelos, la perspectiva del terrorismo biológico y la degradación de recursos y hábitat (Hueston, 2008). Este tipo de visión presupone la introducción de soluciones con un marcado carácter inter y transdisciplinario para los problemas de salud.
Los conceptos de una sola medicina y una sola salud no son nuevos, en el siglo XIX, el fisiólogo alemán Robert Virchow, citado por Kahn , Kaplan y Steele (2007), plantea:
" .la medicina humana y animal no están divididas por una línea, ni deben estarlo. El objeto es diferente, pero la experiencia obtenida constituye la base de toda la medicina".
Es el fisiólogo canadiense Wiliam Osler quien por primera vez empleó el término de "One Medicine" en lengua inglesa, pero no es hasta 1984 en que el epidemiólogo y parasitólogo veterinario Calvin Schwabe reintroduce el concepto en su libro Veterinary Medicine and Human Health, integrando entonces el concepto de "One Health". Schawabe como especialista en epidemiología y conocedor a fondo de las enfermedades zoonóticas y comunes entre hombres y animales propone, dado el incremento de enfermedades infecciosas emergentes en humanos provenientes de los animales, la necesidad de entender los sistemas biológicos, el conocimiento del proceso de la enfermedad y su epidemiología y el diagnóstico y manejo de enfermedades, tanto individual como en grandes poblaciones de animales; y en consecuencia trabajar en el control y prevención de las enfermedades infecciosas. Bajo esta concepción el veterinario constituye la primera línea de defensa contra las enfermedades zoonóticas y comunes a hombres y animales.
En 1997 el Instituto de Medicina de los Estados Unidos definió el concepto de "Salud Global" como, "los problemas de salud, consecuencias y preocupaciones que trascienden las fronteras nacionales, influenciados tal vez por circunstancias o experiencias en otros países y que son mejor dirigido por acciones y soluciones cooperativas". La OIE y la AVMA (American Veterinary Medical Association) (2008) promueven el desarrollo de estos conceptos como parte de una estructura que logre sistemas de salud, tanto humana como animal, competentes alrededor de todo el mundo. Esto incluye los esfuerzos colaborativos de múltiples disciplinas trabajando en conjunto, local, nacional y globalmente para obtener una salud óptima en las personas, animales y el medio ambiente; implicando un cambio en la cultura de la profesión médica, humana y veterinaria, que se expresa en la reestructuración de los currículos de las diferentes escuelas de veterinaria con el objetivo de lograr un egresado más competente y adecuado a las nuevas condiciones históricas.
Bajo la concepción de "Un sólo mundo – una sola salud – una sola medicina" Soulsby y Walsh, (2009) consideran que se sientan las bases de un plan de trabajo para colmar las lagunas que a escala mundial presenta la profesión veterinaria; un plan que en los próximos decenios sirva a la profesión para desarrollarse y asumir sus responsabilidades ante al mundo. Tras delimitar los ámbitos que deberían abarcar los conocimientos de todo estudiante de veterinaria, los autores hacen hincapié en la necesidad de ampliar la enseñanza veterinaria para dar cabida en ella a las responsabilidades sanitarias mundiales de los futuros profesionales y, por último, ofrecen pistas sobre los métodos didácticos que pueden facilitar la inclusión en los planes de estudios de una serie de temas sanitarios de dimensión mundial.
El concepto de "Un solo mundo de medicina veterinaria", según King, (2009), sirve de vehículo a la idea de profesionales dotados de los conocimientos teóricos y prácticos, las capacidades y la mentalidad que se requieren para trabajar con éxito en las muy diversas carreras, actividades y responsabilidades que definen a nuestra profesión. Un aspecto inherente a tal objetivo es la existencia de un cuerpo de veterinarios bien formados, entendiendo por ello, a profesionales que reúnan los siguientes atributos:
Definiendo los conocimientos fundadores como: "la esencia del concepto de "Un solo mundo", representan el acervo básico de saberes que trasciende las fronteras de disciplinas y especialidades y se traduce en una mentalidad común a escala planetaria, gracias a la cual los veterinarios toman conciencia del mundo que los rodea, asumen activamente las numerosas funciones y responsabilidades de la profesión y afrontan las crecientes incertidumbres de nuestro mundo contemporáneo." El mismo autor expresa que "un veterinario bien formado debe además estar dotado de un espíritu inquisitivo para pensar, aprender y cuestionar lo aprendido y animado por la pasión y la curiosidad intelectual de descubrir las conexiones entre los ámbitos de la atención clínica, la salud pública, la producción alimentaria mundial, los ecosistemas y la investigación básica y aplicada".
El propio King expresa en un gráfico (Fig. 3) los cinco ámbitos fundamentales en los que debe trabajar e intervenir el médico veterinario en el contexto actual. Planteando la necesidad de equilibrar los servicios profesionales y recursos en torno a estos cinco temas y prestar especial atención a sus áreas de intersección, ya que en ellas surgirán probablemente nuevas oportunidades.
Un aspecto central en los planteamientos de King es la necesidad de la transformación de las disciplinas científicas vistas desde un perfil más amplio de sus propios límites socialmente conciliados y la responsabilidad que incumbe al conjunto de facultades de veterinaria de elaborar un plan de estudios amplio, equilibrado e imparcial, que sea exponente de la totalidad de puntos de vista que conviven en el mundo académico y no se circunscriba a una sola disciplina, como es el caso de la medicina clínica.
Pese a la gran velocidad a la que se produce hoy conocimiento científico aun se mantiene la tendencia a la especialización, y en contraposición a esta tendencia Kottak, (2007), propone sentar bases comunes que trasciendan la especialización y la diversidad de disciplinas científicas, de manera que sirvan para crear un tronco común universal, que ofrezca un terreno de encuentro y un referente colectivo para relacionar a los veterinarios con el mundo que los rodea. El mismo autor reconoce la importancia de que el profesorado veterinario no sólo participe en la confección de planes de estudios, sino que debe desempeñar un papel decisivo en el proceso a través del cual, implícita o explícitamente, se transmita a los estudiantes y nuevos veterinarios las normas y los valores aceptados de la profesión y se ayude a definir nuestros límites, ya sea de obra o de pensamiento.
Fig. (3) Ámbitos fundamentales en los que debe trabajar e intervenir el médico veterinario en el contexto actual (King, 2009)
De esta manera es que las facultades de veterinaria ayudan a definir líneas de conducta y a determinar lo que es aceptable e inaceptable en el ejercicio de la profesión. Aunque esta función de las instituciones, proporciona una fuerza unificadora alrededor de criterios aceptados por la comunidad científica y profesional; puede constituirse en una limitante al momento de tomar nuevos paradigmas que posibiliten un salto en la formación y desarrollo de las próximas generaciones de profesionales. En tal sentido desde la década del 70 del pasado siglo Bronowski (1972).afirmó:
"Uno de los factores que explican la reticencia de los científicos de diversas disciplinas o profesiones a compartir reflexiones y conclusiones es la falta de una visión de conjunto de su propia ciencia en particular".
El establecimiento de paradigmas, cohesiona a los miembros de las comunidades científicas, les condiciona un modo de ver el mundo y les predetermina patrones conceptuales a partir de los cuales investigan la realidad. Claramente, esta visión del mundo está estrechamente vinculada al contexto socio cultural más amplio donde se produce la ciencia, sin embargo, esta noción se limita a sus componentes filosóficos y científicos, quedando sin resolver aquellos problemas que se escapan al marco establecido por el paradigma en el que se refugia dicha comunidad científica. De igual modo, cuando se considera los valores que comparten los miembros de las comunidades, se refiere a la preferencia por la exactitud, las determinaciones cuantitativas, la sencillez, coherencia y probabilidad de las explicaciones y sólo de pasada menciona como un valor la utilidad social de la ciencia.(Núñez, 1994)
De manera similar, los veterinarios pueden asumir también a una perspectiva estrecha de su propio trabajo y resultar incapaces de sacar, el máximo provecho de sus esfuerzos, por lo que una visión no parcializada de las ciencias veterinarias y su relación con otras ciencias es la que debe prevalecer en los planes de estudio; la adhesión al concepto de "Un solo mundo de medicina veterinaria" podría resultar de gran ayuda para vencer este obstáculo (King, 2009).
En tal sentido Zamri-Saad et al (2009) examinaron los planes de estudios de cinco escuelas veterinarias del sudeste asiático para determinar si incorporaban adecuadamente los problemas de la sanidad animal y la salud pública mundiales en sus programas. En dos de ellas, la duración de los estudios es de cinco años; en las tres restantes de seis. En total, esas escuelas dedican entre 145 y 224 horas/crédito a las tres materias fundamentales. Por lo general, los planes de estudios veterinarios contemplan adecuadamente la sanidad animal y la salud pública mundiales. En la mayoría de ellos, se consagra aproximadamente un 3% del total de horas/crédito a esos temas, así como entre el 6% y el 10% a otras materias conexas. La mayoría de las escuelas del sudeste asiático cuenta con másteres en salud pública veterinaria, en los que se hace un particular hincapié en la sanidad animal y la salud pública, pero que suelen estar dedicados a asuntos de interés local. Asimismo, se organizan reuniones científicas regionales e internacionales sobre problemas zoosanitarios y de salud pública para los estudiantes universitarios y de posgrado.
Stoddard y Glynn (2009) realizan un estudio sobre la inclusión de los conceptos relacionados con la salud pública veterinaria en los currículos de las facultades y escuelas de veterinaria en varias universidades en los Estados Unidos de América. Los autores hacen énfasis en la necesidad de incluir en los diseños curriculares temas sobre la educación sobre enfermedades y de cómo afectan éstas a los seres humanos, así como la posibilidad de efectuar entrenamientos en las áreas de salud y la clínica de varias especies. En este último aspecto plantean que se requiere de una visión no tradicional de la clínica más enfocada hacia el diagnóstico temprano de patologías que pudieran afectar a la población animal y humana.
Klosterman, Kass y Walsh, (2009), en el primero de dos artículos relacionados con dos maneras de concebir la enseñanza de la clínica, ofrecen datos y análisis muy completos sobre cada una: por un lado, proporcionar a los alumnos experiencia con un gran número de especies (lo que da a menudo en llamarse competencia omniclínica o clínica general); por el otro, centrarse en unas pocas especies (a veces solamente una). En este estudio realizado en dos universidades de los Estados Unidos de América (College of Veterinary Medicine at the Ohio State University y Shcool of Veterinary Medicine at the University of California, Davis) los autores no observan diferencias de importancia en la calidad de los graduados entre ambos programas de estudios. Manifiestan una preocupación de gran relevancia relacionada con las posibilidades de empleo posterior de los graduados; y reconocen que los estudiantes preparados en un sistema en el que se preparan en clínica general deben estar mejor preparados para asumir la especialización posgraduada en cualquier área de las especialidades clínicas o en las diferentes especies. Aunque los autores en sus recomendaciones plantean que los planes de estudio deben corresponderse con las necesidades sociales dadas en cada región, cualquiera sea de los dos programas u otras variantes que se ofrezcan por las diferentes escuelas o facultades.
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