Lo estatal y privado en las transformaciones urbanas en Guantánamo de 1899 a 1930.
Enviado por Mariurka
- Resumen
- Introducción
- Influencia de los alcaldes, estadounidenses y principales grupos de inmigrantes en las transformaciones urbanas de la ciudad de Guantánamo de 1900-1930
- Bibliografía
Resumen
La gestión pública y privada de 1899 a 1930 coadyuvó a la dinamización de la vida cotidiana al posibilitar desde sus posiciones sociales y económicas la construcción y reconstrucción de espacios e inmuebles que formaron parte de los cambios gestados a escala urbana. De ahí que el objetivo sea: analizar la influencia pública y privada en el proceso de transformaciones urbanas en la ciudad de Guantánamo de 1899 a 1930.
La presencia interventora en la ciudad en la ciudad de Guantánamo abrió nuevos caminos para las inversiones en esferas claves de la economía. Al mismo tiempo, se gestó un fuerte flujo migratorio debido a las demandas de trabajo estimuladas por la Base Naval, que propicio un crecimiento espacial con el surgimiento de nuevos barrios y expansión de otros, debido al asentamiento poblacional.
Palabras clave: transformación urbana, intervención pública y privada, administración, inmigración
La ciudad es un ente que debe su existencia a la confluencia de múltiples procesos. Su análisis nos conduce a entender la significación que cobra para los diferentes grupos humanos que la habitan el contenido social, económico y cultural que las condicionan. En este sentido y como resultado de dichos contenidos a cada época histórica le corresponde un tipo específico de ciudad, que debe encontrar en la administración local un espacio que refleje las políticas públicas trazadas.
Esta se convierte en un nodo fundamental para entender al interior de su organización los cambios que le aseguran dinamismo y perdurabilidad en el tiempo. En dichos cambios los procesos de estructuración y crecimiento espacial, la renovación de la infraestructura y las modificaciones arquitectónicas son parte de los elementos visibles de las transformaciones urbana que se gestan gracias a las intervenciones públicas y privadas que se han llevado a cabo.
Durante la administración de los alcaldes que transitaron por Guantánamo, se pusieron en práctica disposiciones jurídicas, económicas y políticas que fortalecieron el crecimiento de la ciudad en los primeros 30 años de la República Neocolonial. El General Pedro Agustín Pérez (Periquito Pérez) fue nombrado alcalde provisional en enero de 1899. (Foto 1)
Pedro Agustín Pérez
Para su designación, el gobernador provincial Leonard Wood no solo tuvo en cuenta el alto grado militar, sino su condición de jefe de los independentistas; lo que constituía una garantía para las obras que se iban a emprender en el territorio. Este fue electo por decisión popular en 1902. Como parte de su gestión en la alcaldía, intervino para mejorar la situación social que tenía la demarcación. Con el apoyo de la Cruz Roja y las autoridades, desarrolló acciones de saneamiento en las áreas urbanas y estableció el servicio de salud. En 1900 creó la primera Junta Municipal de Educación, en la que trabajó su esposa, Juana Pérez, y la maestra Elena González. La misma estuvo integrada por el secretario Pablo Morlote Correa y otros vocales.
( ( con la colaboración del ingeniero Eduardo Chibás Guerra, Periquito presentó a las autoridades yankees el proyecto inicial del acueducto de Guantánamo, obra que fue aprobada y ejecutada. También organizó una Junta de Ayuda a los hijos y esposas de los caídos en la contienda y destinó recursos en alimentos y de diversos tipos a los sufridos familiares.[1]
En 1902, los guantanameros que poseían mejores condiciones y posición social, disfrutaban de una vida lánguida y familiar. Sin embargo, Pedro A. Pérez se enfrentó a una horrenda situación como consecuencia de los efectos de la guerra y de la devastación colonial. El 21 de abril de 1903 presentó su renuncia debido a contradicciones con las autoridades norteamericanas. Ese día, los concejales eligieron al Coronel Emilio Giró Odio.
Emilio Giró Odio
Pero no fue hasta el 1ro de junio en que asumió funciones como nuevo alcalde. Su administración no pudo resolver los problemas que padecía la población, aunque durante su mandato se demolió el Cuartelillo. Cuando renunció en 1906, volvió a ser Alcalde el General Pedro A. Pérez, ocupando el cargo hasta diciembre de 1908.
Entre la administración de Emilio Giró Odio y Pedro A. Pérez, se realizó por el Ayuntamiento el presupuesto ordinario de ingresos y gastos de los años fiscales de 1905 a 1906 y de 1906 a 1907. De 1905 a 1906[2]se explican las consignaciones por ingresos y gastos relacionados con los de 1903-1904 y la recaudación y gastos para el año fiscal en curso, lo que se registró de la siguiente manera:
los ingresos se hicieron, principalmente, de la contribución territorial correspondiente a la lista de cobranzas de las fincas urbanas y rústicas; del impuesto industrial, los que aumentaron por las altas ocurridas en el ejercicio económico, según las listas cobratorias y los ingresos hechos por la Empresa de la Red Telefónica; de la industria que ejerció ocasionalmente en las vías públicas; de los impuestos sobre concesiones municipales de servicios de carácter público; y de las recaudaciones provenientes del matadero, como lo estipulaba la Secretaría de Hacienda.
Los gastos se consignaron hacia la sanidad y beneficencia, mejorando la atención al barrido de las calles, la recogida y la extracción de la basura e inspección sanitaria, en la que se incluyó limpieza de letrinas; se asignaron, también, para la administración, custodia y conservación del patrimonio municipal, mejorándose los servicios del mercado, el matadero y el cementerio. De igual modo, se favorecieron: el alumbrado, con el aumento de faroles en algunas Dependencias Municipales, la conservación y arreglo de la vías públicas, aumentándose el arreglo de varios lugares y puentes, además de destinarse un importe para el ingeniero Eduardo Chibás por el estudio y plano de la pavimentación y cloacas de la cabecera, y de los tres tramos alrededor del Parque Martí con arreglo a ese mismo estudio.
El presupuesto ordinario de ingresos y gastos de los años fiscales de 1906 a 1907[3]se destinó al estado demostrativo de las obligaciones pendientes de pagos por concepto de: registro y desinfección de calles y cloacas, recogida y extracción de la basura, inspección sanitaria, asistencia médica, medicina a pobres, socorro a vecinos, mercado, matadero, cementerio, alumbrado de calles y paseos, alumbrado de dependencias municipales, fomentos de parques y arbolados, reparaciones mayores de propiedades municipales, obras de nueva construcción, publicaciones oficiales, administración de servicios de agua, etcétera. Ello evidencia cómo, de modo paulatino, Guantánamo iba adquiriendo una imagen urbana más higiénica y organizada.
En 1909 fue electo el Comandante Juan Martí Alayo. Este solo se destacó por la aplicación del Artículo 23 de la Ley Orgánica de los Municipios[4]aprobada por el Gobernador General Magoon. La misma permitió la suspensión de los Distritos, estableciéndose la división de los municipios en barrios. Al suprimirse los distritos, el municipio quedó dividido en 33 barrios: 8 urbanos y 25 rurales.
La Ley Orgánica[5]de los Municipios sustituyó a la Ley Municipal española del 2 de octubre de 1877. En ella se separaron las funciones deliberantes y administrativas, para que el Ayuntamiento, por una parte tuviera su propio Presidente, y por otra, actuase el alcalde como jefe de la Administración Municipal, el que se elegiría a través del voto popular. Se divide en ocho títulos y tres capítulos. En los capítulos se destaca lo referente a la creación, función, segregación y supresión de términos municipales, los derechos y deberes de los habitantes de los Términos Municipales y la organización del Gobierno Municipal.
En mayo de 1909 se discutió y aprobó el Reglamento para el Abasto de Agua de la ciudad. El 19 de julio se aprobaron las regulaciones dispuestas en las Ordenanzas de Construcción. Juan Martí renunció al cargo a poco de ser electo, sustituyéndole, primero el señor Pedro Beruff, y después el señor Manuel Serrano Zayas en 1910.
Estos cambios se produjeron sin mediar un proceso electoral, lo que mostró la inestabilidad política existente. El 4 de agosto de 1910 se aprobó el Reglamento Interior del Ayuntamiento de Guantánamo. En él se recoge el modo de funcionamiento del ayuntamiento y de las sesiones, las discusiones, las comisiones, las atribuciones del presidente, vicepresidentes, los concejales y adjuntos, los secretarios y comisiones; además, se establecen las disposiciones generales. Este derogó los acuerdos que se habían tomado sobre lo dispuesto hasta la fecha.
En 1912, la Alcaldía fue ocupada, por elección popular, por el Doctor Joaquín Ros. Este concedió a los Hermanos La Salle el cementerio antiguo para construir el edificio escolar. En el año de su elección, se publicó en varios números del periódico La Voz del Pueblo, un decreto aprobado el 14 de diciembre por la Cámara Municipal y firmado por el Dr. J. Ros, alcalde de la ciudad,[6] en el que se exigía el completamiento de los lotes vacíos o solares yermos y la reconstrucción de los edificios ruinosos, que se ubicaban en el perímetro urbanizado, lo que se logró gracias a la presión ejercida por el Ayuntamiento. En él se ofreció un plazo de un año a los propietarios para hacer lo dispuesto en el artículo primero de las Ordenanzas de Construcción. De no cumplirse con el plazo asignado se pondrían a la venta en subasta pública.
El Sr. Manuel Salas Álvarez fue elegido en 1920 y reelecto para un segundo período que no llegó a completar al perder trágicamente la vida en 1925. Durante su administración pavimentó el Parque 24 de febrero y contribuyó en la construcción del Mercado Municipal (Plaza). Formó parte del cuartelazo encabezado por algunos militares seguidores de José Miguel Gómez, lo que conllevó a que fuera separado del cargo; pero, al impedir que miembros del Ejército se llevaran 70 mil pesos pertenecientes a las arcas municipales, el presidente Mario García Menocal (1913-1921) lo restituyó en su cargo.
Manuel salas Álvarez
Fueron muchas las obras que se hicieron en la ciudad durante el mandato de Manuel Salas Álvarez, entre ellas: la Casa de Socorro, la Biblioteca Municipal, la pavimentación y transformación del Parque Martí, el alumbrado de los barrios más extremos de la ciudad, la reconstrucción con acero y concreto del Puente Santa Isabel (Aguilera), más de 30 cuadras de calles y logró la inscripción de las posesiones del municipio en los Registros de la Propiedad. Es importante resaltar la existencia, en 1921, de la Compañía de Urbanización y Ensanche de Guantánamo que se dedicaba a la venta de solares.[7]
Esta alcaldía fue testigo de la distribución del presupuesto ordinario de ingresos y gastos, realizada por el Ayuntamiento, del año fiscal de 1922 a 1923. En este se consignó el reintegro al Estado por sanidad, personal de servicio de higiene y salubridad pública y por concepto de beneficencia dirigidos al personal de la casa de Socorro y a los efectos y utilidades de la misma; además de las cuotas anuales asignadas a los establecimientos comerciales y de servicios según su nomenclatura.
En 1924 se constituyó el Centro de Propiedad Urbana de Guantánamo, sito en Los Maceo # 2 Norte. El mismo tenía como objeto, según el artículo 2 del reglamento, "la defensa de la propiedad urbana, a cuyo fin realizará cuantas gestiones sean convenientes para su desarrollo y mejoramiento y combatirá las disposiciones o acuerdos que las perjudique directa o indirectamente, estableciendo al efecto los recursos legales correspondientes." [8]
De dicha sociedad no se encontraron registros de recursos legales impuestos por los asociados; pero sí se constató en el expediente, que dentro de sus funciones era prioridad la asesoría gratuita a cuestiones administrativas presentadas por los asociados; además, veló porque se cumplieran las disposiciones legales correspondientes al urbanismo.
En 1925, Manuel Salas Álvarez fue asesinado por el antagonismo entre caciques políticos que se disputaban la jerarquía oficial de la localidad. Fue sustituido reglamentariamente por el Sr. Eugenio Luque hasta que tomó posesión el nuevo Alcalde Electo, el Doctor Emilio Bustillo Jaén, en 1927, quien desempeñó el cargo hasta 1933. A Bustillo le tocó el beneficio de la prórroga de Machado, por lo que su mandato se extendió hasta el 24 de febrero de 1933. Fue considerado el alcalde "más constructivo" que tuvo Guantánamo. Su prestigio se debía a dos méritos esenciales: su labor como médico de los pobres y desvalidos y su quehacer como alcalde emprendedor.
Eugenio Luque
Emilio Bustillo Jaén
La gestión administrativa del Doctor Emilio Bustillo Jaén permitió que se abriera el tráfico, se construyera el asilo Cornelio Pérez, se terminara el nuevo edificio del Ayuntamiento, el Palacio Municipal y el puente de Tiguabos. Igualmente mandó que se le pusiera piso y alumbrado moderno al Parque Martí, se hiciera un panteón para los veteranos; adquirió un carro fúnebre., un carro de bomberos, una ambulancia que perteneció al Dpto. de Incendio, instrumentos para la Banda Municipal; y se amplió el servicio de alumbrado público.
Además, se pavimentaron algunas calles de norte a sur: dos cuadras de Prado, una de Luz y Caballero, ocho de Pedro A. Pérez, cinco de Calixto García, ocho de Aguilera, dos de Emilio Giró, nueve de Crombet, cuatro de Donato Mármol, una de Serafín Sánchez, dos de Agramonte y dos de Martí; al mismo tiempo fueron terraplenadas y zanjeadas diecinueve cuadras de Paseo, dieciocho de Ahogados, nueve de la calle 6 Sur, cuatro de Oriente, nueve de San Gregorio, cinco de Luz y Caballero y cuatro de Calixto García. [9]
Como se aprecia, los alcaldes se dedicaron fundamentalmente al logro de la higiene de la ciudad, a la pavimentación de calles, la construcción de aceras y de nuevos edificios públicos, el desarrollo del servicio de alumbrado eléctrico, la construcción de paseos públicos, el fomento de parques modernos, el mejoramiento de los puentes, la mejoría del servicio de agua, la reorganización de la ciudad en barrios, la reconstrucción de edificios ruinosos, la construcción de edificaciones en solares yermos. Todo ello trajo como consecuencia el cambio de la imagen de la ciudad, una mayor higiene y organización.
En todo este entramado de presupuestos, regulaciones y gestiones administrativas, la presencia estadounidense se hizo presente, aumentando su influencia en el territorio desde 1903 con la toma de parte de la bahía guantanamera. Los Estados Unidos renuncian a los derechos otorgados sobre Bahía Honda, a cambio de la ampliación de la Base Naval en Guantánamo. De este acontecimiento se publicó en el Periódico La Voz del Pueblo:
"Si los indicios son fidedignos, dice "La Última Hora" se solicitará de Cuba que permita una extensión de terreno sin cultivar, adjunta a la estación de Guantánamo por la propia Bahía Honda, cuyos derechos de posesión están registrados a favor de los Estados Unidos." [10]
"El ingeniero en obras públicas, señor Guerrero (…) ha confeccionado un mapa de Guantánamo (…) con ese mapa a la vista proseguirán ahora las negociaciones sobre la ampliación de la carbonera en Guantánamo".[11]
Con la implantación de la Base Naval, se dio cumplimiento a unos de los apéndices de la constitución: la Enmienda Platt, que otorgaba el derecho al imperialismo norteamericano de intervenir en los asuntos internos del país y a la instauración de un régimen de ocupación. De acuerdo con lo pactado en el Convenio, era necesaria la adquisición de los terrenos de propiedad privada que se encontraban en el área de la Base Naval. Las fincas "El Cuero", "El Ocujal", "El Boquerón", "El Cuzco", "Punta de Caracoles" y "Mata Abajo", debían pasar a manos del Estado cubano para ser entregado a los Estados Unidos en el arriendo de tierras y aguas a que se refería el Convenio. De la misma manera, debían pasar los 24 Cayos que estaban en la bahía. Los trabajos de medición comenzaron en mayo de 1903.
Con el establecimiento de "la base naval yankees, celebrado como un "hecho de relevancia en la Historia de Cuba" por los periódicos locales como La Publicidad, Los Debates, La Voz del Pueblo, La Defensa y El Nacionalista, que aplaudían la existencia de ese enclave militar, al plantear que la cantidad de obreros cubanos que laboraban allí, más la presencia de miles de marines en las calles, comercios y burdeles de Guantánamo y Caimanera, representaban un estímulo considerable al progreso económico local, sobre todo para el comercio privado.[12]
Las visitas de los marines y oficiales a la ciudad dejaban jugosas ganancias, por lo que la Cámara de Comercio aprovechó para gestionar el incremento de las actividades en función de que se generaran mayores dividendos.
Las visitas de los marines de franco (liberados del servicio militar por unas horas o hasta por un fin de semana), que invadían libremente la ciudad buscando esparcimiento, es una de las imágenes más fuertes que ha marcado el período por las secuelas que dejaban a su paso por bares, clubes, parques, comercios y prostíbulos. ( ( Al descender del tren, se desplegaban por las calles principales que rodeaban la estación ferroviaria, sin que las aceras les fueran suficientes para su incontenible e impetuoso paso: pero no solamente se dedicaban a visitar burdeles( ([13]
Los marines en los días de franco generaban una gran circulación de dinero y de puestos de trabajo. Los norteamericanos les proporcionaban a los dueños de los establecimientos buenos ingresos; sin embargo, la situación no cambiaba para la población nativa, los problemas sociales y de otra índole aumentaban la pobreza. Con la presencia del enclave militar se incrementó de forma gradual la prostitución. Quizás este fue el pretexto para las visitas de los francos a Caimanera y Guantánamo; pues los marines estaban sometidos a un reglamento militar que les impedía el contacto con la población civil por mucho tiempo. Al llegar los días de franco saciaban sus deseos sexuales en los burdeles de la zona de tolerancia.
Precisar los límites de la zona de tolerancia, bayú[14]o el Bayamo, como la población lo denominaba, es difícil. Sin embargo, muchos coinciden en creer que se ubicaba, de norte a sur, desde la calle Crombet hasta Pintó; y de oeste a este, desde Moncada hasta la orilla del río Guaso, en un espacio donde estaban incluidos tramos de las calles Agramonte, Serafín Sánchez, José Antonio Saco, Sol y Oriente. Se piensa, además, que los prostíbulos se podrían encontrar encubiertos bajo otras apariencias; como clubes, por sólo citar un ejemplo.
Los burdeles se legalizaban como casas de huéspedes. Cada matrona debía entregar semanalmente una planilla con los datos personales de sus "huéspedes", que de esta forma quedaban registrados o legalizados. Un número considerable de prostitutas se dedicaban de forma clandestina al negocio en las cafeterías, bares o fondas (que en esencia eran burdeles), donde trabajaban como meseras.
La zona de tolerancia provocaba el rechazo de muchas personas, las que evitaban pasar cerca para no despertar rumores que atentaran contra la moral de la familia, y para evitar cualquier incidente que pudiera ocurrir en un lugar donde todo se toleraba: violencia, inmoralidades, escándalos públicos, y se convirtió en centro de riñas y grandes algarabías. De esto se publicó con el título "Orden oportuna" en La Voz del Pueblo
Por la policía se ha librado una severa orden a los dueños de burdeles y mesalinas que radican en la zona de tolerancia para que coloquen persianas y biombos en sus ventanas y puertas […] para no lastimar el puritanismo de los transeúntes. […] Tiempo hace que debió dictarse esta orden, pues si bien es sabido que allí se anida la "corrupción tolerable" no debe permitirse que el desenfreno tome márgenes de escándalos, haciéndolo más público de como desgraciadamente existen. [15]
A pesar de ello, se fue desarrollando una relación cada vez más estrecha entre algunos comerciantes y los dedicados al negocio de la prostitución; por lo que aumentó el auge de la "zona de tolerancia". Sin embargo, no en todas las ocasiones esta relación era favorecida, porque la balanza solo se inclinaba a los dueños del negocio de prostitución, durante el período de visita de los francos.
[…] Todos los que se dedican a cualquier comercio o industria creyeron ver el cielo abierto con la llegada de esos huéspedes que aunque por algunas horas, había á (sic) su retirada, de dejarnos una estela de preciados billetes de banco. Mas no ha sido así. Excepción hecha de los burdeles, cafetines y limpiabotas los demás, se han quedado suspirando en espera de mayor contingente de tropas.[16]
El enclave militar estadounidense hizo que Guantánamo tuviera una peculiaridad que no ocurrió en otra parte del país, pues desde los inicios de su implantación, la ciudad comenzó a acoger una doble dosis de penetración cultural e ideológica foránea. Por un lado, la que existía de manera general en el país, y por otro, la que llegaba de manera más directa por causa de la presencia de la Base Naval.
El hecho de que existiera la Base Naval en la bahía de Guantánamo con muchas personas vinculadas y con un intenso tráfico mercantil trajo consigo que la moneda norteamericana circulara a la par que la cubana; pero también existía una notoria intención de americanizar la ciudad, lo que provocaba actitudes marcadas de algunos pobladores que trataban de imitar los paradigmas culturales estadounidenses. [17]
A través del enclave militar penetraban al territorio guantanamero todo tipo de artículos que recibían divulgación a través de los medios de comunicación:
Las películas norteamericanas comenzaron a invadir nuestros cines, se adquirían periódicos, revistas, libros, partituras, grandes lotes de automóviles, equipos electrodomésticos, materiales de construcción, entre muchas cosas más. La presencia de este enclave signó un modo de vida notorio en la ciudad.[18]
A finales de la década del 30, ante una inminente guerra mundial, arribaron flotas militares estadounidenses que estuvieron aproximadamente 4 meses ancladas en la bahía. Esto, naturalmente, tuvo su impacto en la ciudad. Como consecuencia, fueron varios los mensajes y cartas enviados a algunas personalidades del Estado cubano.
Aun cuando el proceso de norteamericanización se manifestó en toda la Isla, el hecho de que Guantánamo poseyera dentro de su territorio la Base Naval, hizo que este tuviese sus peculiaridades. Desde los inicios de la implantación de este enclave militar, la ciudad comenzó a recibir de manera muy directa una fuerte penetración cultural e ideológica, pues los marines transmitían el modo de vida estadounidense en la urbe, y, con ello, el incremento considerable de flagelos sociales ya abordados. Sin embargo, predominó una cultura de resistencia por encima de la influencia ejercida, que no se manifestó en un rechazo radical a los estadounidenses, sino en la manera en que se asumió, se actualizó y se metabolizó la penetración durante el proceso de intercambio.
Contrariamente a lo que se podría esperar, según Margarita Canseco, esta situación fortaleció la conciencia nacional y antiimperialista, porque algunos de los diferentes factores culturales existentes en la población encaminaron sus actividades de desarrollo instructivo, literario, artístico o filosófico con un verdadero sentimiento nacional, a pesar de que algunas instituciones sirvieron de forma consciente a la consolidación de una cultura ajena, que se empeñaba en desconocer y despreciar la cubana.[19]
Por ejemplo, entre los inmigrantes de diversas nacionalidades que llegaron y se instalaron en la ciudad, se encontraban: instrumentistas, cantantes, compositores, artistas plásticos, pedagogos, que generaron un relevante dinamismo cultural. Se podría hacer referencia aquí a la obra artística del español Gonzalo Escalante. Se intensificaron acciones musicales que calaron hondo en la población a través de las fiestas carnavalescas o los espectáculos teatrales.
La élite social fomentó una nada desdeñable actividad de aficionados a diversas manifestaciones artísticas, proliferando las academias privadas de música, pintura y dibujo. Entre ellas se destacaron en la enseñanza de la música: la academia Gallart, incorporada al "Conservatorio Pastor", Santa Cecilia y la de Rodríguez Silva, incorporada a la "Academia Hubert de Blanck" de La Habana. También existió la academia de dibujo, pintura y colorido, dirigida por Gonzalo Escalante. De igual modo, los intelectuales guantanameros como Regino E Boti, Juan Francisco Borrell, María Pepa Lamarque, José Antonio Pubillones, Santiago Fabre Polam, desde sus aportaciones artísticas y literarias, contribuyeron a forjar esta cultura de resistencia.
Las demandas de trabajo emitidas por la Base Naval propiciaron el incremento poblacional de inmigrantes europeos y de otras regiones del mundo. Este aumento poblacional se produjo al margen de las restricciones, aprobación y/o reembarque que llevaron a cabo los gobernantes. Durante las tres primeras décadas del siglo XX fueron aprobadas diferentes leyes que facilitaron el fenómeno inmigratorio. Las mismas aparecen relacionadas en el texto de Bernarda Sevillano: Trascendencia de una cultura marginada. Presencia haitiana en Guantánamo, en este orden:[20]
El General Leonard Wood dictó la orden # 155 del 15 de enero de 1902. Su objetivo era evitar la entrada al país de braceros que ofrecían su mano de obra barata, a fin de proteger los ingresos de los productores azucareros norteamericanos.
En 1906, las presiones de modificación de la orden al gobierno de Estrada Palma, propiciaron que se dictara una ley que autorizaba la entrada de familias dispuestas a dedicarse a las labores agrícolas. Lo que ayudó a resolver la demanda de mano de obra en el campo y se fomentó el poblamiento rural.
En mayo de 1912, el Presidente de la República de Cuba, José Miguel Gómez, dictó el decreto 743 (Reglamento para la Ejecución de la Ley de Inmigración, Colonización y Trabajo). Con este se autorizaba a empresas y productores particulares a introducir colonos inmigrantes.
El 14 de enero de 1913, a solicitud de la Nay Bay Company, se le autoriza la inmigración antillana a través del decreto 23. Con este se iniciaba legalmente la entrada de esta fuerza de trabajo.
El desarrollo de la Primera Guerra Mundial facilitó un espacio económico más activo. En Cuba se incrementó la producción azucarera, lo que trajo la necesidad de introducir mano de obra barata y legalmente autorizada, por lo que entró en vigor, el 3 de agosto de 1917, una ley migratoria[21]aprobada por el Congreso. Con esta se permitía la entrada de braceros o trabajadores hasta dos años después de terminada la guerra.
En el año 1921 se observó un decrecimiento como efecto de la crisis económica de la postguerra. Muchos centrales suspendieron sus labores, empeorando así la situación de los jornaleros, por lo que el gobierno dictó el Decreto 1404. Este ordenaba el reembarque de los inmigrantes, los que se habían convertido en una "carga" para el Estado.
Estas legislaciones estaban relacionadas con la política de saneamiento de la Isla, como consecuencia de la guerra, para impedir la competencia del azúcar cubano en el mercado norteamericano. A pesar de la existencia de dichas regulaciones migratorias, la emigración ilegal siempre se mantuvo a la par de la legal. Se generó un gran movimiento inmigratorio del campo y de otras regiones del país, así como extranjera. En menor medida llegaron inmigrantes españoles, anglo-antillanos, haitianos, hindúes y chinos, en busca de mejoras económicas y empleo.
De los inmigrantes, el 20% eran obreros de la Base Naval y el 10% del ferrocarril. También trabajaron en el Central Soledad y en la siembra de caña y recogida de café. Según el historiador José Sánchez Guerra, se "calcula que entre 1902 y 1934 llegaron a Guantánamo 26000, aproximadamente, y se quedó en el 50% después de terminar los contratos a los que estaban sujetos por las compañías empleadoras.[22]
La inmigración caribeña fue influyente no solo en la socialización de una buena educación cívica y moral, sino también en la manera de construir las viviendas, al utilizar la madera y la hojalata en los diseños. Además, la presencia jamaicana, unido a la permanencia de la Base Naval, propició un intercambio comercial de ciertos materiales y técnicas de construcción que han sido localizadas en Guantánamo, y en menor medida, en algunos barrios de Santiago de Cuba como: "chapas de metal troqueladas que imitaban las más bellas cornisas, frisos, pretiles y hasta capiteles( ("[23]
Un aspecto significativo que identificó a estos grupos era el nivel de instrucción que poseían. Los jamaicanos, generalmente, sabían leer y escribir y conocían un oficio.
"El total dominio del idioma inglés les facilitó la comunicación con los dueños de los centrales, que eran estadounidenses. Por tanto, los antillanos ocuparon importantes puestos laborales ya que entre otras funciones hacían de intermediarios entre los dueños y los asalariados."[24]
El uso de la lengua no solo le facilitó la comunicación a este grupo, sino también lo convirtió en la mano de obra idónea para los trabajos que se realizaban en el enclave militar.
El flujo y reflujo de inmigrantes fue un proceso que se caracterizó en las primeras décadas del siglo XX, a partir de las condiciones que presentó, por la acentuada división entre las clases sociales, lo que propició que los inmigrantes negros, mulatos y blancos se mantuvieran separados entre sí.
En esta etapa, la emigración catalana no tuvo gran significación, pero en el segundo período sí se reconoce su presencia. Los que migraban desde diversos lugares de origen se asentaban en sitios donde se encontraban coterráneos, parientes, amigos, que los ayudaron a encontrar trabajo o los ubicaron en sus negocios. Estos trajeron sus experiencias, sus ideas políticas y su sensibilidad artística. Se mezclaron con la población criolla y de otras procedencias, agrupándose en diferentes sociedades de recreo y actividades lucrativas. Lograron hacerse de una buena reputación. Entre los que "se establecieron en Guantánamo sobresalieron muchas familias cuyos varones poseían notables habilidades"[25] para los oficios.
Se dedicaron al comercio y a la industria minorista. La posición económica de los catalanes posibilitó que se insertaran como protagonistas en la red comercial que se estableció en la localidad. De ahí que favorecían la prestación de servicios públicos, que eran aprovechados por los estadounidenses que visitaban la ciudad y por el resto de los pobladores.
La inmigración China, por su parte, se integró al movimiento citadino poniendo a funcionar servicios de fondas, posadas y hoteles, entre las que se destacaron: "la fonda La Gran Vía de Antonio Lu y Hno., la posada Federal de Chan Lay y Cía., ambas ubicadas en las calles Emilio Giró y Moncada, la fonda La Oriental de Lam Womg Chang en Aguilera y Sol; y el Hotel Venus de Julián Joo, cito en la calle Pedro A. Pérez % Crombet y Emilio Giró"[26]. El núcleo fundamental de dicha inmigración estuvo en la calle Moncada. Los chinos se destacaron en la vida comercial de la localidad. La apertura de los comercios se presentaba como verdaderos acontecimientos sociales.
Los inmigrantes que se instalaron en la ciudad se vincularon con el resto de la población para consolidar núcleos familiares que desde las iniciativas privadas posibilitaron el fortalecimiento de una conciencia de lo urbano y al mejoramiento de la imagen citadina a partir de: su vinculación a diferentes renglones de la economía en la ciudad, la transmisión de diferentes prácticas culturales y de la vida cotidiana que se imbricaron para aportar a la identidad local, la conformación de Sociedades Culturales con un marcado interés por la creación y mantenimiento de una estrategia de supervivencia y cooperación en los marcos de su comunidad étnica y cultural. Por ejemplo, los jamaicanos establecieron en 1927la Unión Nacional para el Adelanto de la Raza Negra (UNIA) y la Sociedad Feminista La Cruz Negra (1930); los catalanes se agruparon en el Block Nacionalista Cataluña e integraban diferentes Sociedades encomanditas, y los chinos se agruparon en la Sociedad Republicana China.
Estaban dadas determinadas condiciones para que la ciudad de Guantánamo pudiera llevar adelante las transformaciones urbanas necesarias. Existía el dinero requerido, propiciado por un arduo proceso inversionista favorecido por la inyección de capitales foráneos y del país. Existió disposición por parte de los alcaldes de la ciudad por hacerla avanzar, pues cada uno contribuyó de una manera u otra a la renovación de la urbe. La presencia de los marines en la ciudad dejaba también jugosos dividendos a los comerciantes, pero a su vez, catalizaron el incremento de males sociales como la prostitución, el juego y la vagancia. Los grupos de inmigrantes de varias regiones contribuyeron no solo al desarrollo económico de la ciudad, sino además participaron en el proceso de reformas citadinas de diferentes maneras y favorecieron un interesante proceso de interrelaciones culturales.
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Autor:
MsC. Mariurka Maturell Ruiz
(Profesora Auxiliar)
Institución: Universidad de Guantánamo, Cuba, Guantánamo
[1] Colectivo de autores. S?ntesis hist?rica municipal Guant?namo. p. 58.
[2] Provincia Oriente. Ayuntamiento de Guant?namo. Presupuesto ordinario de ingresos y gastos para el a?o econ?mico de 1905 a 1906. Imprenta La Voz del Pueblo. 1905. Pp. 6-9 y de 10-19.
[3] Ayuntamiento de Guant?namo. Presupuesto extraordinario de ingresos y gastos para el a?o Fiscal de 1906 a 1907. Imprenta La Voz del Pueblo. 1906. p. 13.
[4] Ley Org?nica Municipal, 29 de Mayo de 1908. Aprobada por el Gobernador Charles E. Magoon.
[5] Comprende ?ntegramente todas las manifestaciones de la vida p?blica local, es la primera ley de esta naturaleza, dictada como complementaria de la Constituci?n cubana. Plantea y propone resolver todos los problemas impl?citos en la transici?n del viejo r?gimen colonial al Estado Republicano.
[6] La Voz del Pueblo. A?o XVI. No. 235.17 de julio de 1912.
[7] La Voz del Pueblo. A?o XIV. Agosto de 1921.
[8] Gobierno de la Provincia de Oriente. Orden Publica 291. Sociedad Centro de Propiedad Urbana de Guant?namo. 1924. Archivo Hist?rico Provincial de Santiago de Cuba, expediente Sociedades de Propietarios, legajo 2654 A.
[9] Alberto Soler Zunzarren. Guant?namo, Historia. Gu?a General de las Condicionantes Actuales y los Recientes Progresos. 1947. p. IV- V.
[10] La Voz del Pueblo. A?o XIV, N0 30. Enero de 1912.
[11] La Voz del Pueblo. A?o XIII, NO 273. 4 de febrero de 1912
[12] Jos? S?nchez Guerra, Margarita Canseco Aparicio. El eco de las voces. La prensa en Guant?namo de 1902 a 1962. p. 11.
[13] Marilis de Dios Noris. ?Efectos de la presencia de marines yanquis en la ciudad de Guant?namo (1903-1952)?. p. 54.
[14] El vocablo bay? significa relajo.
[15] La Voz del Pueblo. 11 de enero, 1911, p.2.
[16] La Voz del Pueblo. 6 de febrero, 1911, p.1.
[17] Marilis de Dios Noris. ?Efectos de la presencia de marines yanquis en la ciudad de Guant?namo (1903-1952)?. p. 52.
[18] ?dem
[19] Margarita Canseco. La estirpe de Orfeo, artistas guantanameros. p. 16.
[20] Bernarda Sevillano Andr?s. Trascendencia de una cultura marginada. Presencia haitiana en Guant?namo. pp. 12-18.
[21] Es en este a?o en que el presidente de la Rep?blica Mario Garc?a Menocal, sanciona dicha ley de inmigraci?n votada y se inicia una etapa de auge de entrada de extranjeros en el pa?s.
[22] Jos? S?nchez Guerra. Los anglo-caribe?os en Guant?namo, p. 17.
[23] Donati?n, Ileana. Et al. Las huellas de un genio. p. 30
[24] Jorge Nelson Andrews Thomas. La Comunidad anglocaribe?a en Guant?namo. p. 1
[25] Irina Fontanet Gil. Catalanes en el Oriente de Cuba. p. 74
[26] Recareco Crespo E. Gu?a pr?ctica y datos de la ciudad y T?rmino de Guant?namo. 1939. p. 16