- Introducción
- Parámetros introductivos
- Tabla de contenido
- Metodología usada en el trabajo de investigación
- Conclusión
- Recomendaciones
- Bibliografía
Introducción
No cabe duda, que los avances en genética y biología molecular están revolucionando la práctica de la medicina legal y forense, una disciplina que permite aplicar los conocimientos médicos a la investigación y el esclarecimiento de las muertes presuntamente violentas o sospechosas de criminalidad, y en la búsqueda e identificación del agresor.
Hoy por hoy, las huellas genéticas, constituyen una auténtica revolución en lo que se conoce como criminalística biológica, o sea, el estudio de los vestigios exclusivamente orgánicos, como pelos, manchas de sangre, semen, saliva y pelos dejados por el agresor en el lugar del delito y que permiten reconocerle.
Muerte violenta, es debida a causas externas, que generan fallecimientos de las personas. Se debe a un mecanismo suicida, accidental u homicida, exógeno al sujeto. La muerte se debe a mecanismos traumáticos o a fuerzas extrañas que irrumpen violentamente en el organismo.
CAPITULO I.
Parámetros introductivos
1.1.- SELECION Y DELIMITACION DEL TEMA.
Muerte Violenta por Causa Conocida.
1.2.-PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.
Investigar una muerte violenta, es un proceso complejo, que depende de numerosos factores, e incluso de datos aportados por profesionales disímiles, incluso hay casos en los que no se puede determinar con claridad, ni con la muy de moda Autopsia Psicológica, por todo lo antes expuesto, en psiquiatría forense lo primero que se debe desarrollar al hablar de suicidio es el diagnostico del mismo.
Existen diferentes problemáticas para el diagnostico de Suicidio. En primer lugar en psiquiatría forense no existe un seguimiento a priori de los casos, se parte en la mayoría de las veces de un hecho consumado, se tiene que evaluar clínicamente a un individuo que no ha sido su paciente, segundo no toda muerte suicida sigue una evolución rectilínea, con un proceso previo de enfermedad o dificultades que conllevan a crisis que culminan coherentemente con la auto agresión, En muchos casos esta conducta aparece en forma explosiva en personas en las cuales no existen antecedentes biográficos, ni médicos de problemas o trastornos psiquiátricos.
PROPOSITOS.
1.3.- PROPOSITO GENERAL.
1.- Determinar los diferentes elementos, que intervienen en una Muerte Violenta por Causa Conocida.
1.4.- PROPOSITOS ESPEFCIFICOS.
1.- Aplicar los métodos inductivos y deductivos, en el hecho de muerte violenta por causa conocida.
2.- Analizar los diferentes tipos de Muerte Violenta por Causa Conocida.
3.- Conocer las características médicos jurídicas de la consecuencias de la Muerte Violenta por Causa Conocida.
1.5.- JUSTIFICACION.
Las muertes violentas, se dividen en tres grandes grupos; muertes homicidas, Muertes suicidas y Muertes accidentales.
No siempre existen elementos indicadores, también pueden existir elementos distorsionadores, consistente en la intervención de terceras personas a posteriori de los hechos, esto se observa sobre todo ante la necesidad de ocultar el suicidio, para los sobrevivientes evitar ser juzgados o cuestionados en dependencia de su religión o legislación,
CAPITULO II.
Tabla de contenido
MUERTE VIOLENTA POR CAUSA CONOCIDA.
2.1.- MUERTE VIOLENTA.
El concepto de muerte violenta, se debe entender en un sentido amplio del término e incluye cualquier fallecimiento que tenga su origen en un factor externo al individuo, ya sea de origen accidental o voluntario. El suicidio o auto eliminarse, la intoxicación, por ejemplo, según expertos, se incluye evidentemente en este concepto de muerte violenta por lo que, cuando un paciente ingresa cadáver en un servicio de urgencias o fallece en el mismo, y se sospecha o se tiene la certeza de que una intoxicación es la causa de la muerte, hay la obligación de comunicarlo a la fiscalía o autoridad competente, para proceder a la autopsia médico-legal.
SUBITA.- Se presenta en individuos con un estado aparente de salud, también se le conoce como muerte de cuna. Esta puede estar dada por un infarto masivo del miocardio o por un reflejo vagal.
REAL.- Es secundaria a una patología en fase terminal.
APARENTE.- O mejor conocida como catatonia, es un episodio psicótico, en el que el paciente aparenta estar muerto. Anteriormente se le conocía como catalepsia y para los fines medico legales no tiene valides, ya que compete a la psiquiatría. Aunque desde el punto de vista legal, la muerte aparente puede tener repercusiones en el medico, ya que si este certifica una defunción en un caso como este.
2.2. LAS MUERTES VIOLENTAS
Las muertes violentas representan un capítulo abierto al estudio desde todos los ángulos profesionales. En su génesis, producción y consecuencias participan causas médicas, sociales, económicas, culturales, emocionales y otras que, en conjunto, trazan un cuadro sumamente complejo.
Se incluyen en este importante grupo:
-Suicidio y lesiones autoinfligidas.
–Homicidio y lesiones provocadas intencionalmente por otras personas.
Suicidio y homicidio son muertes violentas voluntarias. La única diferencia es que la intención aniquiladora se dirige contra otro o contra el mismo sujeto. En una y otra determinación parecen tener profundo peso los factores culturales, emocionales y ambientales en su más amplia acepción.
2.3. CONCEPTO MEDICO DE MUERTE.
Fenómeno biológico, que se desarrolla de manera individual en el ser vivo y que conduce la cesación de la vida, considerando como vida un conjunto de procesos biológicos, que se mantienen en equilibrio constante. La muerte según sea la naturaleza y la intensidad de la causa que la provoca tiene una duración distinta y esta se va rompiendo el equilibrio integrado del organismo.
2.4. FASES DE LA MUERTE SEGÚN, GISBERT CALABUIG.
1ª fase: MUERTE APARENTE.
Es aquella en que desaparecen aparentemente los fenómenos vitales. Disminuye los latidos cardiacos, la respiración, la tensión, hasta llegar a estar inconsciente. El sistema nervioso, esta en menor densidad y con menos reflejos.
2ª fase: MUERTE RELATIVA.
Prolongación de la agonía, se suspenden de forma efectiva y duradera las funciones nerviosas, circulatorias, respiración y siendo posible todavía mediante maniobras de reanimación, la recuperación en algunos casos.
3ª fase: MUERTE INTERMEDIA.
Se produce una extinción/desaparición progresiva e irreversible de la actividad biológica de los diferentes órganos y tejidos.
4ª fases: MUERTE ABSOLUTA.
Desaparición total / absoluta de cualquier actividad biológica del organismo.
2.5. PRUEBAS INSTRUMENTALES.
A partir de este momento, se pasa al diagnostico de muerte. El cual se determina mediante la objetivación o determinación de una serie de fenómenos que puede comprobarse mediante instrumentos. Signos que se originan por cese de las funciones vitales o signos que aparecen al establecerse los fenómenos cadavéricos.
2.6. SIGNOS DE LA MUERTE VIOLENTA.
SIGNOS CADAVÉRICOS DE LA MUERTE VIOLENTA.
Temperatura.
El descenso de la temperatura corporal es uno de los primeros síntomas de la muerte. El ritmo del enfriamiento depende de múltiples factores: clase de vestido, tiempo atmosférico, complexión física, causa de la muerte, etcétera. Existen dos métodos para calcularlo.
a) Durante las cuatro primeras horas, la temperatura desciende medio grado cada hora; entre cuatro y doce horas después de la muerte, la temperatura baja un grado cada hora, y a partir de las doce horas, oscila entre diversos valores hasta equipararse con la temperatura ambiente.
b) El segundo método se basa en la fórmula de Glaister, cuyo fundamento consiste en medir la temperatura del recto, pues las zonas del cuerpo expuetas al medio ambiente sufren antes el descenso de la temperatura, y restar ese valor de la temperatura media del recto en un sujeto con vida: 37,2 grados.
ACIDEZ.
El grado medio entre acidez y basicidad es de 7. El cuerpo humano es ligeramente alcalino (Ph 7.3), si bien el Ph del estómago es menor debido al ácido clorhídrico necesario par digerir las proteínas.
Tras la muerte, el Ph o factor reactivo de la sangre desciende hasta 7. Pero en el supuesto de no disponer del instrumento idóneo para medir dicha variación, la prueba ha de realizarse con papel tornasol aplicado en el interior del párpado de abajo. Si el color rojizo del papel tornasol se vuelve de color azul, el Ph es alcalino, no ácido, y es síntoma de vida en el individuo examinado. En los recién nacidos no es posible efectuar esta prueba porque el ojo humano no produce lágrimas hasta transcurrido un mes desde el alumbramiento. Tampoco es válido este método cuando la persona sufre conjuntivitis.
DESHIDRATACIÓN.
La pérdida de agua es otro signo definitivo del óbito. Si la muerte ha sobrevenido no mucho después de la herida, la epidermis se cuartea dejando al descubierto la capa más profunda de la piel, conocida como dermis, cuyo plasma se volatiliza. Este fenómeno provoca un acartonamiento de la piel. Cuando la muerte no ha ocurrido de forma casi inmediata, la sangre coagulada forma una costra más suave sobre la herida.
Otro de los efectos de la deshidratación cadavérica se produce en el ojo, de aspecto vidrioso, sin brillo ni transparencia en la córnea. Con los ojos cerrados, la sequedad se retrasa. En el caso de los ahorcados, la lengua se deshidrata y ennegrece.
LIVIDEZ.
Las livideces son manchas de color rojo, de tono vino o violáceo, asentadas en el decúbito del muerto tras dejar el corazón de bombear la sangre. La falta de oxígeno en las zonas antes irrigadas por el sistema circulatorio provoca la destrucción del tejido epitelial, su palidez tan característica en la cara.
Este fenómeno se inicia nada más sobrevenir la muerte. Si la persona murió boca arriba, antes de media hora ya se observa la lividez en la nuca. De forma general, la lividez es visible entre las dos horas y seis después de la muerte. Durante las primeras doce horas, la lividez es móvil; es decir, si un individuo muere en posición decúbito prono, cuyas manchas están localizadas inicialmente en el tórax, abdomen y delantera de los muslos, la lividez se traslada de lugar según sea la nueva situación del cuerpo.
Sin embargo, cuando ha transcurrido más de doce horas desde la muerte, la lividez antigua ya no desaparece, si bien mengua en intensidad debido a la nueva distribución de la sangre. Después de veinticuatro horas, la lividez es inmóvil sea cual sea la posición del cadáver por haber coagulado la sangre. Este signo cadavérico es de gran importancia a la hora de investigar un asesinato, cuyo autor pretenda confundir a los detectives elaborando una trampa.
HIPÓSTASIS.
Se denomina así la lividez observada en las vísceras (cerebro, pulmones, hígado, intestinos, riñones), provocada por la misma causa de la lividez del tejido cutáneo.
RIGOR MORTIS.
Tras el fallecimiento, los músculos del organismo se relajan durante cierto tiempo. Después sobreviene la rigidez cadavérica por la coagulación de la miosina, una proteína capaz de contraer los músculos durante la vida de las personas. El progresivo endurecimiento de los músculos del cadáver sigue un curso descendente: cara, boca, cuello, tronco, extremidades y pies. Según Niderkorn, la rigidez se denomina precoz cuando aparece antes de tres horas; normal cuando sucede entre tres horas y seis; tardía cuando el plazo abarca hasta las nueve horas después de la muerte y muy tardía cuando es preciso dejar transcurrir más de nueve horas. Los cadáveres cuyos ojos y boca no hayan sido cerrados antes de aparecer la rigidez postmortem, ya no podrán ser manipulados hasta después de cuarenta y ocho horas.
Es importante hacer hincapié en dos de los efectos más conocidos en tanatología. El primero es la frecuente eyaculación de los ahorcados, debido a la contracción de las vesículas seminales, y el segundo es cierto eructo provocado por un escape del aire contenido en el estómago, tras las presiones abdominales como consecuencia de la contracción del diafragma y la expansión de los pulmones. Nada de salir corriendo en ambos supuestos.
Entre las circunstancias modificativas de la rigidez cadavérica, cabe destacar: la edad (aparece antes en niños y ancianos); la causa de la muerte (aparece antes en homicidios, accidentes de tráfico, suicidios con cianuro y enfermedades de cáncer, tuberculosis, etcétera); la musculatura (aparece antes cuanto menos musculosa sea la complexión del cadáver) y la ropa y el clima (aparece antes cuanto más frío sea el medio ambiente).
ESPASMO.
El espasmo cadavérico se diferencia del rigor mortis porque siempre se produce antes o durante la violenta muerte súbita: suicidio con arma de fuego, ahorcamiento, intoxicación con salfumán, infarto de miocardio, etcétera. La señal del espasmo se localiza en la posición del cuerpo o en la región facial (rictus de dolor, angustia, miedo).
2.7. SIGNOS FISIOLÓGICOS DE LA MUERTE VIOLENTA
FUNCIÓN NERVIOSA.
La función nerviosa revela la actividad del cerebro, cuya importancia ocupa el primer escalón en la observación tanatológica. En el mundo hay pacientes con respiración asistida y con válvulas artificiales, pero aún la ciencia no ha llegado a fabricar un remedio para el cerebro roto. Cinco minutos sin oxígeno en la corteza cerebral provoca la pérdida irreversible de la conciencia; quince minutos basta para dañar definitivamente la función motora de los núcleos. Media hora sin riego sanguíneo en el bulbo raquídeo arrastra al individuo a la muerte cerebral, cuyo diagnóstico se realiza mediante un electroencefalograma.
Desde el punto de vista jurídico, la muerte cerebral se considera definitiva cuando el encefalograma plano tiene una duración de treinta minutos.
FUNCIÓN RESPIRATORIA.
Cuando cesa la función respiratoria, la sangre no recibe oxígeno y las células del cerebro y del corazón mueren. Esto sucede después de una intoxicación con curare, estricnina, etcétera, o de un traumatismo muy grave.
El diagnóstico del paro respiratorio se obtiene colocando un espejo en la boca de la persona; intentando oír la respiración o efectuando sucesivas radiografías del tórax.
FUNCIÓN CIRCULATORIA.
Sin sangre no es posible vivir. Es un elemento necesario para transportar oxígeno y nutrientes al tejido celular. La sangre del sistema venoso es sometida a un proceso de regeneración en los riñones antes de regresar al corazón, donde es bombeada de nuevo hasta el rincón más alejado del organismo humano. Cuando este ciclo ha sido impedido por una herida o enfermedad, la vida entra en bancarrota amenazando con la muerte más o menos inmediata.
El diagnóstico del paro circulatorio se hace con el auxilio de un fonendoscopio o mediante un electrocardiograma. Un ECG EEG plano representa la muerte, si bien es importante resaltar la siguiente eventualidad: la muerte cerebral provoca la paralización del corazón, pero éste puede ser activado mediante ventilación mecánica. Son los casos de supervivencia vegetativa a través de la respiración artificial.
SIGNOS DE LA AGONÍA
Toda muerte violenta puede ocurrir de forma rápida o no. En uno y otro supuesto, los signos se conocen como docimasia de la agonía, cuyo estudio es de gran interés a la hora de analizar las circunstancias envolventes del suceso.
DOCIMACIA HEPÁTICA.
Si alguien ha muerto de forma rápida, dicha eventualidad se confirma por la presencia en el hígado de gran cantidad de glucógeno. Sólo en los casos de muerte lenta, el glucógeno almacenado como reserva de energía es utilizado durante la agonía, y por lo tanto, en la autopsia apenas se descubre una pequeña cantidad en el hígado.
DOCIMASIA SUPRARRENAL.
En las muertes rápidas existe adrenalina depositada en la glándula suprarrenal por tratarse de una hormona de gran importancia en las situaciones de miedo, angustia y excitación.
Si la muerte ha sido lenta, la glándula suprarrenal se halla vacía porque la adrenalina sirve para metabolizar el glucógeno durante la agonía.
DOCIMASIA PERICÁRDICA.
Cuando la muerte sobreviene por agonía, en el saco pericárdico existe mayor cantidad de líquido; más de 15 centímetros cúbicos.
DOCIMASIA PULMONAR.
Cualquier gestante sólo puede respirar después del parto, nunca en el claustro materno. La docimasia pulmonar consiste en determinar si la criatura muerta nació sin vida o falleció después. La existencia de oxígeno en los pulmones es una evidencia de la respiración. La manera de saberlo es introduciendo los pulmones en un recipiente lleno de agua. Si dichos órganos no flotan, será un signo inequívoco de la muerte intrauterina.
2.8. PROCESOS DE DESTRUCCIÓN DEL CADÁVER.
En tanatología es de interés fundamental conocer los procesos de autolisis y putrefacción, respectivamente.
El proceso de autolisis o destrucción por sí mismo del cadáver se caracteriza por la pérdida de las células tras sobrevenir la anoxia, la acidez, la desnutrición, el descenso de la temperatura, etcétera. Es un fenómeno producido en el citoplasma celular tras la destrucción de la membrana de los lisosomas y posterior liberación de lisozima. El frío contribuye a retardar los efectos de la autolisis.
El proceso de putrefacción se caracteriza por la decidida intervención de los gérmenes del cuerpo humano, si bien también participan otros procedentes del exterior. En el primer caso, los microbios endémicos del intestino y bronquios, fundamentalmente, cuya existencia permanece más o menos controlada durante la vida de las personas, adquieren una gran virulencia y proliferación segregando una sustancia capaz de destruir los tejidos gracias a la detención de los mecanismos inmunológicos.
El proceso de putrefacción consta de cuatro fases, cuyo desarrollo no sucede necesariamente de forma consecutiva, sino de manera superpuesta en muchas ocasiones porque no todo el organismo se descompone uniformemente.
FASE CROMÁTICA.
Aproximadamente al cabo de veinticuatro horas del fallecimiento, aparece en el cadáver la denominada mancha verde abdominal, concretamente en la fosa ilíaca derecha, a la altura del ciego. Se trata de la sulfohemoglobina o mezcla del ácido sulfhídrico de la flora bacteriana y la sangre. Según sean las condiciones del medio ambiente, la irrupción de la mancha abdominal puede retrasarse; en invierno, desde luego.
La mancha abdominal no debe confundirse con la mancha verde del esternón, característica de la muerte por ahogamiento. Tanto en los ahogados como en los recién nacidos, la coloración verdosa se presenta antes en la cara y en la cabeza.
FASE DE HINCHAZÓN.
El cuerpo humano aumenta de tamaño debido a la producción de gases por la acción de los microbios. Los gérmenes aerobios agotan el oxígeno del cadáver y ceden paso a los microbios anaerobios, productores de gases como ácido carbónico, amoníaco, ácido sulfúrico e hidrógeno, inflamables durante los primeros días. Durante ese período, el cadáver desprende un olor fétido. La cara se hincha y se vuelve de color negro, hasta el punto de hacer irreconocible en muchos casos a la persona fallecida. La denominada "red vascular de putrefacción", constituida por los vasos sanguíneos y linfáticos, cubre por completo de azul todo el cuerpo, desde los cabellos hasta las uñas de los pies.
Los gases microbianos hacen más perceptible el aumento de tamaño en los testículos y en las mamas. En los órganos internos producen vesículas y en la piel forman ampollas.
FASE COLICUATIVA.
Se produce cuando la piel se desprende espontáneamente y el plasma sanguíneo aflora al exterior. Este mecanismo se inicia entre una y dos semanas después de la muerte.
FASE ESQUELÉTICA.
Comienza más tarde de la fase colicuativa o al mismo tiempo. Consiste en la destrucción de los tejidos blandos hasta dejar al descubierto los huesos, cuya pulverización es irremediable.
COADYUVANTES DE LA PUTREFACCIÓN.
Además de los microbios endémicos del cuerpo humano, en la putrefacción del cadáver pueden coadyuvar otros insectos y animales. Son los siguientes:
INSECTOS
Son conocidos como "escuadrones de la muerte" o ejércitos de moscas, hormigas, escarabajos, arañas, etcétera.
ANIMALES.
Las ratas y otros roedores también pueden devorar cadáveres. Los perros asimismo son capaces de hincar el diente a sus dueños fallecidos. Suelen comenzar por la boca. La hiena es otro conocido carroñero. En el mar, en los ríos y en las costas, los tiburones, las barracudas, las morenas, los salmonetes, los cangrejos, entre otros, pueden devorar cualquier cadáver. Finalmente, son numerosas las aves capaces de comer carne humana putrefacta. Los buitres son los más conocidos. En Colombia, los gallinazos (aves carroñeras), se han puesto las botas en más de una ocasión con los cadáveres abandonados por el hampa o la narcoguerrilla.
2.9. OTROS FACTORES CONDICIONANTES.
En el proceso de putrefacción influyen el medio ambiente, la complexión de la persona fallecida y las causas de la muerte.
a) En ambientes polares, la putrefacción se detiene por completo, y en ambiente menos frío o muy cálido y sin humedad, puede sobrevenir la momificación.
b) Las personas delgadas y las mujeres tardan más en pudrirse.
c) Los fallecidos por tuberculosis, cáncer o accidentes son proclives a retardar el proceso de putrefacción. Cuando los enfermos han sido tratados con antibióticos, sulfamidas, etcétera, la putrefacción se demora como resultado de la acción antimicrobiana de dichos agentes.
2.10. MUERTE POR ARMA BLANCA
En los casos de fallecimiento por heridas de arma blanca, se determinarán las circunstancias de los hechos para esclarecer si hubo homicidio o suicidio.
INDICIOS DE SUICIDIO.
a) No se usan elementos punzantes, sino cortantes o cortopunzantes.
b) Con instrumentos cortantes es habitual la sección de las venas de la cara anterior de los brazos. Si el suicida es diestro el brazo afectado será el izquierdo y viceversa. Las lesiones en la muñeca suelen ser varias y en paralelo. Pueden afectar al tendón.
c) En los suicidios por degüello se perciben cortes a modo de prueba o tentativa. El suicida acostumbra a colocarse delante de un espejo para fijar convenientemente la zona del corte. El espejo aparece salpicado de sangre debido a la elevada presión de la arteria carótida. Es un sistema empleado raramente.
e) Los instrumentos cortopunzantes aparecen clavados en la región precordial con la intención de perforar el corazón. En Japón, la forma corriente de suicidio entre los miembros de la Yakusa (sociedad secreta del crimen organizado), consiste en el harakiri o perforación del abdomen con un sable de un lado a otro.
INDICIOS DE HOMICIDIO.
a) Las heridas se hallan en cualquier parte (cabeza, tronco o extremidades).
b) Las heridas situadas en los dedos, manos, brazos y antebrazos de la víctima suelen ser heridas de autodefensa.
c) En los accidentes de tráfico, los ocupantes delanteros del vehículo siniestrado pueden tener heridas cortantes en la cara y en el cuello, causadas por los fragmentos del parabrisas roto.
2.11. MUERTE POR INCENDIO.
Las personas muertas como resultado de una quemadura de tercer grado, cuyo esqueleto, vísceras y tejido cutáneo han quedado carbonizados, presentan las siguientes características generales, sin perjuicio de otros indicios propios de los diferentes tipos de quemaduras:
a) Menor volumen del cuerpo por la completa carbonización de los cartílagos y algunos huesos frágiles.
b) Aspecto rejuvenecido cuando no existe un gran deterioro del cuerpo.
c) Tacto muy duro.
d) Lesiones externas, similares a las ocasionadas por arma blanca tras resquebrajar la piel.
e) Color negro.
f) Encogimiento de las piernas y brazos, en la denominada "posición del boxeador", debido a la carbonización de los músculos flexores y extensores. Los músculos esqueléticos contienen dos tipos de fibras nerviosas, cuya función por separado es la de contraerlos o distenderlos. La primera función es más potente, y definitiva por la lesión irreversible del cerebro como encargado de limitar la acción del músculo.
g) Existencia de monóxido de carbono en el ventrículo o en el tejido miocárdico (en las muertes por incendio).
h) Signos de quemadura en la tráquea y bronquios (en las muertes por incendio).
i) Partículas de ceniza en el estómago (en las muertes por incendio).
j) Traumatismo craneal (incendio con derrumbamiento del techo).
k) Desaparición de los órganos genitales externos en el hombre (en la mujer se conserva el útero).
2.12. MUERTE POR ELECTROCUCIÓN.
La electricidad como causa de accidente se debe a la corriente doméstica, a la catenaria de los ferrocarriles y metro, a los motores eléctricos, a los rayos, etcétera. En ciertos países, como EEUU, algunos condenados mueren por descargas eléctricas.
Cuando la electricidad penetra en el cuerpo, cada órgano presenta una resistencia diferente: máxima en los huesos y mínima en la sangre y nervios. Entre las dos clases de corriente eléctrica, alterna y continua, la primera es más peligrosa por cuanto puede originar contracciones tetánicas y graves lesiones óseas y musculares. El corazón es muy sensible a la corriente alterna de 60 ciclos.
Las quemaduras eléctricas provocan sendas úlceras de color negro, una en la herida de la entrada y otra en la de salida. No sangran apenas. El calor de una descarga eléctrica se halla en función de la intensidad de la corriente (se mide en amperios); la resistencia (cuanto menos sea, más rápida será la electrocución sin quemadura) y la duración. Cuando la corriente es de alto voltaje, la misma puede ocasionar incrustaciones procedentes del conductor metálico. Cuando la descarga eléctrica no provoca la muerte, sí puede producir una trombosis con infarto primero y gangrena después. También son afectados los músculos, el riñón y los ojos. Las cataratas son un fenómeno tardío, pero irremediable.
ENTRE LAS CAUSAS DE LA MUERTE POR ELECTROCUCIÓN. destacamos las siguientes:
a) Lesión del sistema nervioso cesando la respiración, la circulación y la presión arterial.
b) Interferencia del ritmo cardíaco.
c) Contractura de los músculos torácicos y asfixia.
2.13. MUERTE POR FULGURACIÓN.
El rayo es otra de las causas relacionadas con la muerte por quemadura. Presenta las siguientes características:
a) Chamuscamiento del pelo.
b) Quemadura local no muy importante por la escasa resistencia eléctrica del cuerpo mojado. El rayo lo cruza rápidamente.
c) Parálisis de los vasos capilares en la trayectoria del rayo porque la sangre es buena conducta de la electricidad. La red vascular semeja un helecho.
d) Proyección de la víctima a varios metros de distancia. Generalmente, hay traumatismos óseos, etcétera.
e) Aumento brusco de la temperatura hasta unos 300 grados. El efecto consiste en provocar la rotura del vestido y en incrustar en el cuerpo cadenas, relojes, pulseras, anillos y cualquier objeto fundible.
f) Predisposición a la muerte por fulguración de las personas desnutridas, fatigadas y amorfas. La gente nerviosa y en estado de alerta consigue sobrevivir en determinados casos.
2.14. MUERTE POR ASFIXIA.
Desde el punto de vista médico forense, la muerte por asfixia engloba diversos traumatismos: inhibición, ahorcamiento, estrangulación, sofocación, sumersión, bien por entrada de líquido en las vías aéreas o bien por la falta de oxígeno en las células.
Los principales signos de la muerte por asfixia son:
a) Isquemia cerebral.
b) Petequias en diversas zonas del cuerpo.
c) Cianosis, fundamentalmente en la cara, labios, orejas y uñas.
d) Equimosis subconjuntival.
e) Piqueteado hemorrágico en cuello, cara, nuca y espalda.
2.14. MUERTE POR INHIBICIÓN.
Se produce como resultado de un traumatismo físico o una alteración emocional (tensión en espectáculos o situación de riesgo). Los niños y ancianos son los grupos más vulnerables porque en ellos predomina el sistema parasimpático. Son individuos vagotónicos, con ritmo cardíaco lento. Los nervios vagotónicos actúan sobre todo por la mañana y después de comer. De ahí la prohibición de bañarse tras ingerir alimentos para evitar el contraste entre la temperatura del cuerpo y el agua más fría. En el bando contrario, los adultos nerviosos e hipertensos corren menos peligro de morir por inhibición.
ANATOMÍA DE LA INHIBICIÓN.
a) Zona de la laringe, dotada de muchos nervios vegetativos, cuya estimulación produce una impresión primaria o normovolémica. Por eso es necesario el uso de anestesia antes de proceder a la colocación de un tubo para la respiración artificial.
b) Región epigástrica o plexo solar, situada tras el estómago, entre el hígado y el páncreas.
c) Órganos genitales. Las contusiones causadas en el cuello uterino útero durante un aborto.
d) Área perianal. La dilatación anal brusca puede ocasionar una impresión repentina. De ahí la administración de anestesia antes del tratamiento proctológico.
2.16. MUERTE POR AHORCAMIENTO.
La muerte se produce por la presión de un lazo en el cuello hasta comprimir totalmente las venas yugulares, la arteria aorta, la tráquea, el esófago y la médula espinal como resultado de la rotura de las vértebras. Cesan las funciones vitales del sistema nervioso, corazón y pulmones.
Hay varios tipos de ahorcamiento, según halla sido la suspensión del cuerpo: completo, incompleto, simétrico, blando, etcétera.
FASES DEL AHORCAMIENTO.
a) Período de inicio: Se caracteriza por una sensación sofocante en la cabeza, destellos luminosos y zumbidos en los oídos. Las piernas cuelgan pesadamente, sin dolor ni disnea. Sobreviene la desaparición de las sensaciones y la pérdida del conocimiento aproximadamente diez segundos más tarde.
b) Período intermedio: Se producen convulsiones en las extremidades y muecas de agonía.
c) Período final: Culmina entre ocho y doce minutos después del ahorcamiento. En esta fase aparecen los signos de la muerte; cesan las funciones respiratoria y circulatoria y se relajan los esfínteres.
SIGNOS EXTERNOS DEL AHORCAMIENTO.
a) Surco del lazo.
b) Estiramiento del cuello.
c) Inclinación de la cabeza hacia el lado contrario del nudo.
d) Ojos desorbitados y derrame sanguíneo.
e) Congestión del rostro.
f) Otorragia.
g) Palidez en la cara.
h) Lengua sobresaliente.
i) Emisión de heces fecales.
j) Livideces en las extremidades inferiores.
k) Heridas menos graves en codos, manos, rodillas, piernas y pies, debido a los golpes originados por los espasmos contra las paredes u otros objetos cercanos.
l) Erección y eyaculación por la contracción de las vesículas seminales.
m) Micción.
SIGNOS INTERNOS DEL AHORCAMIENTO.
a) Manchas de hemorragia en el cerebro, típicas en las muertes por asfixia.
b) Enfisema o infiltración gaseosa subpleural.
c) Mucosidad sanguinolenta en los conductos bronquiales, en la tráquea y en la faringe nasal.
d) Equimosis o moratones en el tejido prevertebral.
e) Desgarro en la túnica interna de las arterias carótidas.
f) Rotura de la laringe.
g) Congestión del estómago e intestinos, cuyas mucosas están cubiertas de sangre.
h) Cerebro congestionado.
i) Sección de la médula espinal.
2.17. MUERTE POR ESTRANGULACIÓN.
Desde el punto de vista del procedimiento mecánico, el estrangulamiento es la constricción externa del cuello por cualquier sistema diferente al utilizado en la suspensión del cuerpo.
Si bien algunos signos de la estrangulación y ahorcamiento son similares, la maniobra, situación y condiciones del estrangulamiento tienen sus propias características, detectables en la inspección ocular.
MECANISMOS DEL ESTRANGULAMIENTO.
a) Oclusión de las vías respiratorias.
b) Cierre de los vasos sanguíneos.
c) Lesiones nerviosas.
SIGNOS EXTERNOS DE LA MUERTE.
a) Excoriaciones o heridas en forma de media luna en el cuello de la víctima, provocadas por los dedos del agresor.
b) Marca del surco generado por un agente constrictor (soga, cinturón, toalla enrollada, cable, etcétera). La señal tiene forma horizontal y se halla en el nivel de la laringe. El grosor del surco es indicativo del tipo de agente utilizado.
c) Inyección sanguínea de las células conjuntivas.
d) Coloración azulada e hinchazón del rostro por congestión de la sangre.
SIGNOS INTERNOS DE LA MUERTE.
a) Presencia de fluido sanguinolento en las fosas nasales y en la boca.
b) Desplazamiento de la lengua.
c) Restos de sangre en las glándulas salivales.
d) Luxación o fractura de los cartílagos.
e) Rotura de la túnica interna de la arteria carótida.
f) Espuma en abundancia en laringe, tráquea y bronquios.
g) Enfisema pulmonar por congestión de las vías respiratorias.
h) Mancha lívida en la faringe.
i) Insuficiente aporte de sangre al cerebro.
j) Dislocación o fractura de las vértebras cervicales.
OTRAS SEÑALES EN EL ESTRANGULAMIENTO.
a) Desgarro en la ropa y heridas en la víctima como signo de lucha y resistencia (en caso contrario se ha de analizar si las vísceras conservan restos de droga, medicamento u otro producto adormecedor).
b) Restos de semen en el caso de mujeres y niños estrangulados, para determinar si también hubo violación.
2.18. MUERTE POR SOFOCACIÓN.
Este tipo de muerte se produce cuando la imposibilidad de arribar el aire a los pulmones no tiene como causa la constricción del cuello ni la penetración de ningún líquido en la tráquea y bronquios. Por lo tanto, no tiene ninguna relación con el ahorcamiento, estrangulación y sumersión. La sofocación se produce por la mera falta de oxígeno. Entre los mecanismos capaces de impedir tal circunstancia, cabe destacar los siguientes:
a) Confinamiento en recintos herméticamente cerrados.
b) Enterramiento.
c) Taponamiento de la nariz y la boca.
d) Oclusión de los conductos aéreos por atragantamiento.
e) Compresión del tórax.
SIGNOS DE LA MUERTE POR CONFINAMIENTO.
a) Elevado grado de humedad desprendida por el asfixiado.
b) Amoratamiento de la cara de la víctima.
c) Uñas rotas por haber intentado abrir un agujero en la puerta, ventanas o paredes del recinto herméticamente cerrado (armario, baúl, submarino, mina, etcétera).
d) Ojos inyectados en sangre.
e) Hemorragias nasales.
f) Sangre de color rojo oscuro, por falta de oxígeno.
g) Manchas en el pericardio, pleuras y cuero cabelludo interno.
h) Enfisema pulmonar.
SIGNOS DE LA MUERTE POR ENTERRAMIENTO.
a) Equimosis por la sufusión de la sangre.
b) Heridas abiertas por el impacto de los materiales (escombros, montaña de arena, basura, lodo, cargas de cereales o harina, etcétera).
c) Signos genéricos de la asfixia. Ver Muerte por asfixia.
d) Restos del material causante en las vías respiratorias (de no hallarse tal presencia cabe suponer la simulación de la muerte por sepultamiento).
SIGNOS DE LA MUERTE POR OCLUSIÓN DE LAS VÍAS RESPIRATORIAS.
a) Huellas de lucha cuando la sofocación ha sido provocada por la mano de un criminal.
b) Presencia de una tira de esparadrapo, bolsa de plástico, almohada, cadena de joyería, etcétera, tanto en homicidios como en accidentes de niños, ancianos o personas borrachas o drogadas, sin control suficiente para contrarrestar una eventual negligencia.
SIGNOS DE LA MUERTE POR ATRAGANTAMIENTO.
a) Rasguños en el cuello, producidos por la víctima en su afán de librarse del objeto causante (bolo alimenticio, espinas, huesos, monedas, chupetes, dentaduras postizas, etcétera).
b) Lesiones en la boca por el intento de sacar el objeto con las manos.
c) Máscara equimótica.
d) Enrojecimiento de la membrana conjutival.
SIGNOS DE LA MUERTE POR COMPRESIÓN DEL TÓRAX.
a) Presencia del agente causante (escombros, vigas, árboles, sacos cargados y cualquier otro elemento que impida el movimiento de inspiración y espiración de los pulmones).
b) Congestión de varias zonas del cuerpo.
c) Cianosis.
d) Edema pulmonar.
f) Dilatación del corazón.
g) Bajo contenido de oxígeno en la sangre arterial.
2.19. MUERTE POR SUMERSIÓN.
Esta clase de muerte se produce por la penetración de un elemento líquido en las vías respiratorias. La sumersión puede ser intencionada (asesinato y suicidio) o accidental (nadadores negligentes, borrachos, gente desvalida, etcétera). En el caso de una persona que no sabe nadar, el mero impacto contra el agua es suficiente para originar la muerte por inhibición si no es socorrida de inmediato. Cuando el agua invade los pulmones tras provocar la explosión de los alveolos, no hay salvación posible.
SIGNOS DE LA MUERTE POR AHOGAMIENTO.
a) Cuerpo mojado (si no ha transcurrido mucho tiempo).
b) Temperatura fría del cadáver.
c) Contracción de los músculos erectores del pelo, escroto y pezones.
d) Piel blanca y arrugada en la palma de las manos.
e) Livideces sonrosadas (no rojas), debido a la mezcla de sangre y agua.
f) Fenómeno de saponificación. Ver el capítulo de Tanatología.
g) Lesiones provocadas por animales marinos, escolleras, arrecifes, etcétera (si las heridas fueron ocasionadas en vida, las mismas aparecerán coaguladas).
h) Presencia de espuma dentro de los bronquios (visible en la boca y fosas nasales entre doce y veinticuatro horas después de la muerte por la presión de los gases del intestino y subsiguiente expansión del diafragma).
i) Existencia de microorganismos en la sangre.
j) Embolia cerebral.
2.20. INVESTIGAR LA CAUSA DE LA MUERTE.
Las causas de la muerte con que puede encontrarse un médico legista en su investigación pueden ser:
Patológicas: En ellas intervienen factores de orden médico como enfermedades, anómalas fetales, accidentes obstétricos, compresión craneana, etc. Pueden ser consecuencia de ineficacia o tratamientos médicos ya sea por la formación técnica carente de una base real y concreta o por el escaso interés por las enfermedades fetales o casos obstétricos.
Culposas: Estas tienen un interés médico legal más directo. Se trata de casos de imprudencia o negligencia de la madre a consecuencia de lo cual se produjo el fallecimiento. La hemorragia umbilical es la más importante (pérdida sanguínea por los vasos del cordón luego de cortarlo). Estas causas recaen directamente sobre la madre del recién nacido y se deben fundamentalmente a razones de orden económico y social, la negligencia no es sino consecuencia de una falta, deficiencia u orientación maternal.
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