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Consumo de SPAs: Personalidad del hombre y la mujer colombiana Doc- III


  1. Conductas antisociales
  2. Ambientes comunitarios
  3. Cibergrafía

Ojeada a la personalidad del hombre y la mujer colombiana Doc- III

9.1. Pasos a seguir

En primer lugar se le recomendaría que se moviera en la casa, que no fuera a cerrar las puertas ni a buscar alcohol, que tolerara la eventualidad de que las SPAs existen y se recompense sin defenderse: tratándose de la marihuana, refugiarse es darle más poder de provocar miedo al otorgarle una realidad que no posee.

Si cumple la instrucción, el consumidor elimina una parte del miedo al fantasma, al ahorrarse una dosis de realidad que le correspondería al hacerlo actuar como si fuera a venir de un momento a otro. Pone obstáculos al cómo -si, inventa menos cosas espantosas-, ya que lo amargo crece a medida que se aproxima a su realización sorpresiva y mortal.

En segundo lugar, cuando ha logrado detener la fantasía terrorífica a las SPAs en el punto narrativo donde se presenta, se le animaría a criticarse: no debe creer en un personaje ficticio que recrea con temor; la operación ajustada es decirse que es sólo un miedo irreal que tiene una existencia imaginaria, que en lugar de dedicarle atención y desarrollo fantástico, debe evitar darle más vueltas porque es frágil como persona, y es muy posible que caiga en la tentación de creer y, de desear pensar en ello cómo se desenvuelve la adicción por una sustancia perjudicial.

En este estadio se lograría que cuando traiga la idea del alcohol, en lugar de trabajar para dibujar gráficamente el teatro del fantasma, la critique lógicamente como irrealidad. Se potencia la política del rigor del pensar contra la creatividad irresponsable de temores. Esto es aprender a pensar. A esto se le llama cambio de actitud y de emocionalidad, lograda mediante las experiencias y testimonios de los Mediadores que conducen a una percepción inequívocamente positiva. Su práctica ha conseguido reforzar aspectos pedagógicos y clínicos muy diversos.

En tercer lugar, se llegaría a una conclusión: que la persona necesita reconocer que tiene un problema, un defecto, al que debe prestar la suficiente atención si quiere que desaparezca.

9.1.1. El tener problemas

Tener un problema consiste en que ante una idea temerosa, como la aparición del alcohol, la desarrolla en lugar de detenerla, cuando podría hacerlo si quisiera, ya que se trata de una elección donde se juega vivir con temor o con placer, con animación placentera de su vida. Él tiene que elegir, mientras que Otros no tienen que preferir porque hace tiempo que han tomado partido por la tranquilidad psicológica o han aprendido que es mejor no dejarse llevar por el miedo.

No interesa en este punto tanto averiguar qué condiciona su actitud, porque no ha aprendido a hacerlo, o si lo ha aprendido porque lo olvida, lo cual tiene una importancia aclaratoria nada despreciable, como subrayar que él puede elegir en realidad. Hoy, muchos confían en la inefabilidad de una oratoria mentirosa, aullante, confesionalista y gastada. En la certeza de asambleas o conferencias improvisadas; en la bondad de soluciones que sólo tienen existencia en el posición de una calculada propaganda para Proyectos sin solvencia y, finalmente, en el embaucamiento de alocadas y demagógicas promesas. Existe un cierto pragmatismo del que nadie está listo para hablar de ello en público. "tenemos que romper el círculo vicioso en el que la prohibición ha implicado también la prohibición de pensar" (VI)

9.1.2. El gran problema de Colombia

Existió un personaje llamado Harry Anslinger y, fue con mucho el protagonista del siglo en Colombia. El 9 de julio de 1930 tomó posesión como Director del Federal Bureau of Narcotics de Estados Unidos, y en pocos años logró convertir en crimen lo que había sido un asunto médico y educativo: demostró que mientras el tabaco y el alcohol eran tolerados y regulados en la tradición del pragmatismo norteamericano, las demás SPAs eran el demonio y cayeron en manos de su otra gran tradición, la puritana.

El prohibicionismo es una estrategia simplista: hay que disminuir la oferta de la droga como sea, para que la gente no pueda comprarla. Y, en efecto, el Tío Sam ha invertido unos 105 mil millones de dólares y unos 17 millones de horas-hombre en impedir que la droga llegue a las calles. El efecto principal de esta política es, por supuesto, subir el precio de la cocaína, la heroína, la marihuana y sus parientas sintéticas; pero el efecto inevitable del mayor precio es, por supuesto, estimular la oferta.

En otras palabras, de las prohibiciones sabemos que en la medida en que existan bienes y servicios apetecidos por el público, pero declarados ilegales, existirán estímulos y oportunidades para que prosperen múltiples modalidades de criminalidad. El ejemplo de las SPAs, demuestra que mientras más se ahonda el prohibicionismo, más se profundiza el poder del crimen organizado ligado a los narcóticos.

Sin duda, las SPAs producen graves daños a la salud, pero es la prohibición del consumo de una sustancia más que la sustancia la principal fuente del problema. En esa dirección, lo fundamental es comprender la ecuación de ganadores y perdedores que generan la perpetuación de la prohibición y, el afianzamiento de la criminalidad organizada.

Ciertas autoridades e innegables instituciones, de hecho han venido capitalizando en beneficio propio no una, sino toda una suerte de ataques morales. Uno de los temas más comunes, es la inutilidad de muchas de las instituciones que tratan el "vicio" de las SPAs y corrigen a los consumidores; existen errores de concepción, hay fallas en el espacio físico en que funcionan, carencia de personal profesional y técnico necesario, falta de procedimientos terapéuticos y ausencia de estrategias de Prevención y resocialización.

9.1.3. ¡Y el debate!

El debate moderno sobre la política contra las SPAs tiene un largo historial, que data de la era en que Milton Friedman hacía un llamado a la legalización en los años setenta. "¿Cuál es el propósito de invertir cientos de millones de dólares en la lucha contra las drogas, llevando a algunos Países hacia la guerra civil, fortaleciendo a los grupos guerrilleros y paramilitares, desencadenando una enorme violencia y corrupción sobre sociedades enteras; si los líderes de los Estados Unidos pueden esquivar de manera sencilla los interrogantes acerca del uso de psicotrópicos por parte de sus propios jóvenes y legalizarlos?"

La estrategia es cada vez más ineficaz, la lucha como la conocemos hace décadas, es un clamoroso fracaso, pero no para los traficantes, ni para el sistema financiero que termina absorbiendo todas esas descomunales fortunas. Tal vez los grandes traficantes se susurran con ironía, mientras cuentan sus ganancias: "Que no vuelvan nunca la droga una sustancia controlada, que sigan creyendo que el problema se resuelve fumigando la hoja".

En esencia, las personas y los Países encargados por sí, de remediar con castigos morales, capitalizan la influencia misma, como derecho a intervenir por medios represivos en esferas antes ajenas a la represión. Por otra parte, los Países no pueden convertirse en el refugio de centenares de delincuentes reconocidos internacionalmente. Es necesario procesarlos y despojarlos de sus bienes. Pero al mismo tiempo hay que reconocer, que los narcotraficantes tienen cierta aceptación en algunos sectores de la población.

Existe un límite de resistencia racional y emocional. Por el colectivo se entrega todo cuando sus dirigentes son justos, probos e inteligentes en el sentido de la practicidad de la palabra. Para unos y otros, para gobernantes y gobernados, el miedo a reconocer la quiebra de los viejos estímulos, aceptar la defunción de procedimientos equivocados y, más miedo aún, a desechar románticos métodos administrativos, no es un motivo insignificante. Se debe examinar con una evaluación a sangre fría, lo que ha funcionado, lo que ha fracasado y sigue decayendo.

La evaluación es un juicio agradable-desagradable que se realiza sobre objetos sociales, que es estable y que se puede recuperar de la forma en que la memoria lo permita. También sabemos que aquellos niños de ambientes culturales más desfavorecidos y deprimidos tienden a mantenerse o perder inteligencia física y emocional, en comparación con los de los ambientes más favorecidos. Esto puede invertirse si se ponen las condiciones adecuadas para mejorar el nivel emocional y motivacional junto al ambiente.

9.1.4. ¡Pero… con conocimientos y ganas!

También la acumulación de conocimientos es importante, así como las ganas de aprender, las habilidades y competencias para solucionar problemas, la observación meticulosa del ambiente para sacar conclusiones adaptativas para uno mismo, las expectativas ante la vida, a lo largo de toda la vida, no sólo en la Primera Infancia (Craig, 1997). La memoria es un elemento importante que sustenta a la inteligencia. Los fallos o problemas en la memoria afectan de modo importante a la inteligencia, al menos a nivel de su evaluación mediante pruebas objetivas. Por ello, de nuevo, vemos que el ambiente interacciona con la inteligencia, como con otras variables y que, junto al aprendizaje, son de gran importancia. Al mismo tiempo, la relación entre la inteligencia y la personalidad es recíproca (Anastasi, 1990); esto es, no sólo las características de personalidad afectan al desarrollo intelectual sino que el desarrollo intelectual también afecta al desarrollo de la personalidad.

La base para intervenir en forma restrictiva la mentalidad ajena, es que determinadas SPAs provocan el embrutecimiento moral e intelectual, siendo por eso mismo "estupefacientes". Lo característico de este argumento fue basarse en  cuerpos químicos precisos.

Al defender la moralidad y la salud pública, el argumento objetivo se apoya en pasar por alto que las condiciones pegadas a la satisfacción de un deseo, determinan con evidencia sus características. La realidad sociológica en materia de SPAs es una consecuencia, y no una premisa, de su estatus social.

Hay necesidad de llegar a la adopción de programas de reducción del impacto, que busquen minimizar el daño asociado con la producción de sustancias ilegales, su distribución y su uso y, aminorar también el daño generado por algunas de las políticas diseñadas para controlar las sustancias prohibidas.

El mercado ilegal y el microtráfico emprenden el camino de la criminalidad, de la compulsión deliberada, de las violencias, del pillaje, de la corrupción; se está agotando la actividad del hombre, su originalidad, su creatividad y por ende, su personalidad autóctona. Sé está creando dependencia hacia una serie de durmientes que sólo impiden que el hombre y la mujer se hagan más creativos.

El análisis de todos estos males sólo encuentra pobres medidas, a un problema que toca tantos temas en una sociedad: desde la salud hasta el crimen fanático, pasando por el hacinamiento en las cárceles, la deforestación, la minería corrupta, la discriminación y el desplazamiento forzado. Se le debe dar prioridad en la agenda política, a la responsabilidad estatal y social. Napoleón señaló que "cuanto más religioso es un País, más crímenes se cometen en él", un juicio que le calza perfectamente a Latinoamérica, a las teocracias islámicas y a varios pueblos y villorrios colombianos.

La historia enseña que ninguna sustancia adictiva desapareció o dejó de consumirse a causa de su prohibición. Enseña también que mientras subsista una contravención hay muchas más tendencias a comportamientos irracionales.

"Neurocientíficos y evolucionistas son quienes explican mejor el comportamiento irracional. Las respuestas emocionales primitivas tienen las claves de la supervivencia: el miedo hace que la sangre llegue a los músculos; la sorpresa permite que los ojos reúnan más información sobre lo inesperado.

"La vida emocional se desarrolla en la zona del cerebro llamada sistema límbico, concretamente en la amígdala, donde se originan el deleite y el asco, el miedo y la ira. Hace millones de años se sumó a estos el neocórtex, que permitió a los huma nos programar, aprender y recordar. El deseo sexual procede del sistema límbico; el amor del neocórtex. Cuantas más conexiones haya entre el sistema límbico y el neocórtex, más respuestas emocionales son posibles" (VIII). Y, esto no se impulsa o refrena con prohibiciones, miedos, castigos y violencias morales.

La piedra angular de la IE, es la conciencia de uno mismo, de ser inteligentes a la hora de sentir. Los científicos hacen referencia al metahumor, que es la capacidad de reconocer lo que se siente. El verdadero interés de estas disquisiciones es ilustrar el mecanismo del contagio moral, que parece basado en el derecho y la razón civil pero que desencadena una suspensión general de la juridicidad y el raciocinio en favor de métodos simplemente difamatorios y arrasadores. Se tiene por evidente que las campañas de Prevención Primaria contra las SPAs no sólo están justificadas, sino que son lo único viable y eficaz para la autoridad política.

CRAIG G. J. (1997). Desarrollo psicológico (7ª ed.). México: Prentice-Hall Interamericana.

ANASTASI, A. (1990). Psychological testing (6th. ed.). Nueva York: Maxwell MacMillan.

Conductas antisociales

Existen ciertas conductas antisociales y criminales que son intrínsecamente abominables, siendo que el elemental hecho de tipificarlas podría sugerir su no ejecución a los perversos, y ofendería gravemente la convivencia de los justos. Sin prejuicio de castigar y exigirles reparación a los contraventores de actos tales, los propios actos resultan ser tan odiosos que la política a seguir, es expulsarlos del orden simbólico, excluirlos de la palabra en general y, exigirles reparación y justicia, puesto que esta ha de estar al servicio de los valores imperantes en la cultura.

Debo afirmar que la prohibición en materia de SPAs, está ya completamente definida, en una parte de la localidad, desde el momento en que triunfa la orientación Paulina: "entregarse a las SPAs es igual que pactar con el diablo".

La esencia de este argumento es, que lo indeseable se combate con penas, y que definir lo indeseable corresponde en cada caso a quien manda. De ahí que el resultado sea irrisorio, pues lo decisivo es conservar el principio normativo mismo. Aplicada a las SPAs, esta orientación no pretende disuadir a quienes consumen las prohibidas sino a los demás.

El Autor de este Artículo, hace más de 50 años viene estudiando sobre Programas de Promoción en Prevención hacia el fortalecimiento de los factores protectores con miras a lograr la reversión de los elementos de riesgo, del consumo de SPA por parte de la juventud y de la población en general. El Estado siempre ha respondido con modelos ligeros, simplistas, moralistas. Desde carteles y frases, hasta la cárcel; pero, por razones nobles o maliciosas la legalización, la despenalización o, la regulación continúan siendo algo imposible de considerar, sus costos y beneficios pueden ser vistos a la luz de un estatu quo pernicioso, hipócrita y disfuncional. La prohibición y/o la penalización de cualquier adicción del ser humano nunca han mostrado mayores resultados. Solo han servido para hacer mucho más rentable el negocio.

Ambientes comunitarios

La contribución con la Promoción de la Prevención hacia el fortalecimiento de los riesgos, debiera darse con toda la amplitud del ámbito comunitario. Hacer la Prevención desde una perspectiva comunitaria tiene claras ventajas, como que se puede incidir en más factores de riesgo en distintos niveles, podemos conseguir una mejor consistencia en los mensajes, poder conseguir una mejor difusión al disponer de más canales. (Pentz, 1999). Por ello, es muy importante que en este tipo de programas haya una buena planificación, coordinación, puesta en práctica y medios para el mismo. Habitualmente un Programa de Prevención incluye otros subprogramas, o programas que a su vez funcionan independientemente, como la Prevención escolar, la familiar, la laboral, pero que si se coordinan dentro de un programa comunitario pueden funcionar sinérgicamente todos entre sí. De ahí la relevancia de adecuarse todo Programa a las necesidades concretas de esa comunidad y de las personas que tienen mayor problema de consumo de SPAs, haciendo que: analicen sus hábitos en el ámbito de la comunicación con sus hijos; evalúen el interés que muestran por los asuntos de sus hijos; ¿cómo son los castigos?: ¿son consistentes?, ¿demasiado duros?, ¿demasiado blandos?; examinen qué tan rígidas son las normas en el hogar; evalúen el funcionamiento de la pareja y el ejemplo que da; analicen las expresiones de afecto que tienen en la familia; reflexionen sobre la cantidad y la calidad de tiempo que pasan en familia. ¡Revisen sus emociones!

La filosofía estatal es heredada; se convierte en un aparato burocrático y censor, inventando técnicas para modificar el pasado. Deberían parar de jugar al gato y al ratón y, tomar de raíz y en serio el tema de las drogas.

El hecho de drogarse y que es una enfermedad adictiva, no puede tratarse como a un agente infeccioso susceptible de ser combatido con antibióticos; es una manera totalmente deliberada de desafiar la dificultad de vivir, de afrontarse así mismo en sus concepciones, valores, actitudes, emociones, hábitos que pueden conducir, de la noche a la mañana a la compulsión que es el soporte de la conducta adictiva.

Si en algún foro público un defensor de la prohibición al consumo de SPAs agota estas razones y, dice de inmediato que ningún País puede cambiar de política en este campo sin traicionar compromisos internacionales ratificados, se verá abocado a serios problemas con la modernidad y la posmodernidad.

Las campañas terapéuticas y sus comunidades, fueron el invento de un solo País -coincidente de modo cierto con su ascenso al estatuto de superpotencia planetaria- que se exportó al Tercer Mundo mediante una política de sobornos y amenazas. Una vez creado el problema, algunos gobiernos comprendieron las distintas rentas políticas y económicas que se derivan de mantener las campañas tal como se tienen hoy en día, convirtiéndose en gran parte del problema.

PENTZ, M. A. (1999). «Prevention aime at individual: An integrative transactional perspective». En B. S. McCrady y E. E. Epstein (Eds.), Addiction.

Tiembla la mano, no hay autoridad, no quiere llegarse al muladar que produce y reproduce. Esto es lo que nos está sucediendo con el problema de eso que llamamos genéricamente la droga. Le hemos aplicado el principio del bien y el mal en esa forma que se adjetiva como maniqueísmo, en la que no puede haber sino buenos y malos, sin que nos detengamos a analizar, en forma razonable y objetiva, las causas del fenómeno, su desarrollo y sus reales consecuencias.

Para algunos, el mundo se divide hoy entre los buenos, aquellos que predican la prohibición del consumo de la droga, utilizando para implantarla el poder del Estado y los malos, los que han caído en la drogadicción y quienes deseamos afrontar el problema por fuera del simplismo prohibicionista. Y es así, como les sucedía a los cortesanos del cuento árabe del rey desnudo, que resulta poco menos que imposible decir la verdad: la lucha contra el flagelo de la droga, tal como está planteada, es un estruendoso fracaso que no se nos permite reconocer en su patente realidad.

Los cultivos de marihuana, coca y amapola son más rentables que cualquier cultivo legal, utilizando un argumento norte-sur similar al que se usa hoy en el debate acerca del calentamiento global; ¿por qué los Países Iberoamericanos son los que deben detener la producción y el suministro de SPAs ilegales cuando el acaudalado del norte, no hace nada por enfrentar el problema de la demanda entre su juventud? Y, ¡más bien la legaliza dándole patente de recreativa y/o medicinal!

Pero, ¿es la amapola una planta maligna? Si de ella se extraen también la morfina, que alivia terribles dolores; la anestesia, que tantas vidas salva, la amapola es sin lugar a dudas un regalo del Gran Arquitecto del Universo. Nada es sólo remedio, nada es sólo veneno; toda planta es un regalo eterno y siempre puede haber un uso generoso y un uso dañino de sus infinitas propiedades.

Se ha podido comprobar que en el consumo de SPAs, los valores no cumplen de manera articulada y dinámica la función de dirigir y encauzar la acción social, presentándose una disociación entre el código normativo y su aplicación a la praxis cotidiana.

Debe quedar claro, sin embargo, que en la mayoría de los casos el consumidor se muestra verbalmente solidario con los valores y hábitos sociales que niega con su práctica compulsiva, y que este rompimiento aparece en él como algo impensable y doloroso, como una carga que se le impone, señalándole el camino de la repetición y el fracaso.

Cibergrafía

vi. http://www.cabred.edu.ar/img/noticias/Cabred%202011%20doc%20segundo.doc

vii. http://www.interamericanusa.com/articulos/Ger-Talen-hum/Int-emoc-2.htm

viii. http://www.interamericanusa.com/articulos/Ger-Talen-hum/Int-emoc-2.htm

 

 

Autor:

Francisco Castro Amórtegui. Ps. Ped.