José Martí como guía en la reeducación dentro de los centros penitenciarios cubanos (página 2)
Enviado por José Antonio Zuaznabar Hernández
Los altos valores humanos se agigantan en el Apóstol: su amor al hombre, a la patria y el odio infinito a la opresión se encaminan a su objetivo cimero: liberar a Cuba del yugo opresor y lograr la libertad de los oprimidos. Es así como a los veinte años públicos en Madrid su folleto "La República Española ante la República Cubana", una de las primeras obras donde se refleja su hondo sentimiento independentista.
El genio intelectual del Maestro no pasó por alto el papel de la educación en la formación del hombre. El 6 de Octubre de 1889, en el periódico La Nación, se planteó la necesidad del desarrollo intelectual del ser humano y ejerció su crítica concerniente al atiborramiento de las escuelas, que frenaban la creación e individualidad de los jóvenes. Al respecto escribió: "Educar no debería ser eso, ni echarle al hombre el mundo encima, de modo que no le quede por donde asomar los ojos propios: sino dar al hombre las llaves del mundo, que son la independencia y el amor, y prepararle las fuerzas para que lo recorra por sí, con el paso alegre de los hombres naturales y libres." Martí supo aprovechar la necesidad de un pueblo culto y preparado, libre de ignorancia, que es una forma de esclavitud. Valoró la importancia del conocimiento humano. La lealtad del pensamiento Martiano se manifestó desde nuestra profunda revolución educacional, que tuvo su comienzo en la campaña librada contra el analfabetismo, hasta nuestros días en que el sistema de enseñanza se perfecciona en aras del desarrollo multilateral de nuestros estudiantes: " La enseñanza ¿quien no lo sabe? Es ante todo una obra de infinito amor".
Cuba libre no bastaría para calmar sus profundos sentimientos humanistas y proclama la unión de los hombres, su igualdad y hermandad. Mi raza, título de su artículo publicado en el periódico Patria (1893), evidencia su sentir: "Todo lo que divide a los hombres, todo lo que los especifica, aparta o acorrala, es un pecado contra la humanidad".
Nuestra sociedad, no solo no contradice las aspiraciones más bellas y profundas del Maestro, sino que proclama la no distinción de razas, ni clases sociales, como principio básico. Ejemplo de ello es que en la toma de decisiones y dirección política del país intervienen ciudadanos de todas las razas pues "En Cuba hay mucha grandeza, en negros y blancos."
Tres documentos de suma trascendencia en nuestro proceso revolucionario se hallan redactados en el espíritu humanista del Maestro: La Constitución de la República y las dos Declaraciones de la Habana, fieles exponentes de una nación "con todos y para el bien de todos. Al proclamarse la primera constitución socialista del continente americano, ella ratificó la combativa fidelidad, jamás desmentida, en nuestra revolución al héroe de Dos Ríos, declarando en las primeras líneas…"nuestra voluntad de que la ley de leyes de la República esté presidida por este profundo anhelo al fin logrado, de José Martí: " yo quiero que la primera ley de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre."
Al establecer una análisis de diversos pasajes de la obra Martiana podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que todos sus pensamientos están dotados de fuertes sentimientos humanistas estos se nutren de los más altos y puros valores que rigen el desarrollo de la humanidad: Por ello destacamos el papel de la educación, el amor a la patria y al semejante, a la amistad, la libertad, la igualdad, la defensa de los pobres y la preocupación por la salud en la formación íntegra de las nuevas generaciones , lo que hoy se extiende a los reclusos que extinguen sanciones en los distintos centro penitenciarios del país y que han de ser incorporados a la sociedad como entes humanos y solidarios.
Lo anterior evidencia la utilidad e importancia que tiene la aplicación de estos principios en nuestra sociedad.
Tal es así que en un mismo territorio coincidieron dos grandes de la historia universal. Dos grandes pensadores fortalecieron sus idearios en la misma porción de tierra, pero en distintas épocas: 1870 y 1953. José Martí y Fidel Castro, porque como dice el maestro: "Debe hacerse en cada momento, lo que en cada momento es necesario."
La estancia de José Martí en Isla de Pinos fue una valiosa experiencia que enriqueció su ideario y le ayudó a madurar y consolidar su personalidad.
Fidel llegó al presidio Modelo con la conformación de un pensamiento que maduró con la reclusión forzosa en Isla de Pinos, donde las ideas se hicieron más coherentes…, fue una prisión fecunda. Fidel Castro no permitió que las ideas del apóstol no murieran en el año de su centenario y se convirtió, junto a sus compañeros del asalto al cuartel Moncada, de Santiago de Cuba, en el continuador de los idearios de José Martí.
Martí fue un guía, un organizador de las fuerzas revolucionarias, un hombre que también encontró en la poesía una forma honrada de hacer llegar sus visiones: "Pero la poesía tiene su honradez, y yo he querido siempre ser honrado."Fue un hombre de su tiempo y de todos los tiempos. Su pensamiento político tiene plena vigencia en la actualidad: "Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes."quien no se equivocó cuando dijo: "Hagamos por sobre la mar, a sangre y a cariño, lo que por el fondo de la mar hace la cordillera de fuego andino." Después de estar confinado en Isla de Pinos, Martí es desterrado a España, pero su pensamiento y su corazón estaban en la Mayor de las Antillas: "Escasos como los montes, son los hombres que saben mirar desde ellos, y sienten con entrañas de nación, o de humanidad. Y queda, después de cambiar manos con uno de ellos, la interior limpieza que debe quedar después de ganar, en causa justa, una buena batalla."
En Isla de Pinos Martí enriqueció su ideario y maduró y consolidó su pensamiento. En Isla de Pinos, Fidel erigió en programa político y social del proceso insurreccionar y escribió la base para el desarrollo de la Revolución: La historia me absolverá. En el buque El pinero, en su viaje en busca de la libertad, se creo oficialmente el movimiento 26 de Julio.
En el centenario del natalicio de Martí, los revolucionarios que encabezaba Fidel, se alzaron en armas y atacaron el Moncada y cuatro días antes de cumplirse el aniversario 60 de la caída en combate del Héroe Nacional de Cuba, los jóvenes de la generación del centenario eran liberados y se preparaban para nuevas acciones, porque como expresara el Apóstol: "Se pierde una batalla por cada día que se pasa en la inacción."
Todo Estado moderno, de una u otra forma, presta considerable atención a sus adolescentes y jóvenes, para ello concibe y desarrolla numerosas acciones en su beneficio en los más disímiles aspectos relacionados con la vida de este sector o grupo poblacional.
Durante la juventud se verifican procesos biológicos, psicológicos, sociales, económicos, culturales, políticos e ideológicos de considerables implicaciones históricas. En ese tiempo, que generalmente se extiende entre los quince y los veinticuatro años de edad, el individuo hace suyos los valores que promueve y defiende la sociedad, define su identidad personal, se asume como miembro de la sociedad, adquiere capacidades y habilidades para desempeñar los roles adultos (entre ellas la calificación u obtención de un oficio), desarrolla un proyecto de vida y asegura su independencia personal y de la familia de origen. Tan preciada etapa de la vida concluye cuando la persona es capaz de ordenar y conducir su vida de forma independiente.
Las personas no transitan del mismo modo por la juventud, para unas resulta relativamente fácil y gratificante, mientras para otras, con menos posibilidades físicas, intelectuales y / o materiales, el recorrido no resulta tan halagüeño. Es por ello que el Estado y la sociedad en su conjunto tratan de asegurar las máximas posibilidades de formación e inserción de la juventud en la sociedad, de la forma más integral posible, en áreas básicas para la vida como son la educación, el trabajo, la salud y la recreación.
A esta estrategia de acción coordinada de la sociedad, encaminada a crear las condiciones necesarias para la formación e incorporación de las jóvenes a la vida social activa a través de la labor mancomunada de las entidades responsabilizadas, contando para ello con la participación de los propios beneficiados, es a lo que se denomina política de juventud.Además de promover el desarrollo personal, la política cubana de juventud constituye un instrumento de lucha por el mantenimiento y desarrollo de la hegemonía de las clases trabajadoras cubanas, quienes detentan el dominio real del aparato estatal, por lo que promueve como objetivo fundamental la participación efectiva de la juventud en la solución de sus propios problemas, en el ejercicio del poder y en la conducción del desarrollo de la sociedad.
Enfocada de este modo la política cubana de juventud, más que un programa de servicios, es una acción integral con un carácter educativo, transformador, destinada a incorporar a la juventud como agente activo a los procesos que el pueblo debe librar para preservar lo logrado y hacer realidad el proyecto revolucionario.
Tras el triunfo de la Revolución en 1959, y hasta los años ochenta, el Estado revolucionario fue construyendo una política de juventud caracterizada por su creciente integralidad, la universalidad de sus acciones y su amplio marco legal en términos de derechos para adolescentes y jóvenes. Sin embargo, durante el último decenio del siglo XX, producto de la crisis económica originada por la desaparición de los países socialistas de Europa del Este y la Unión Soviética -nuestros tradicionales aliados y socios comerciales-, y del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto al país por los gobiernos norteamericanos; se operó la modificación negativa de las formas de inserción social de los jóvenes desarrolladas desde la segunda mitad de los años setentas. En dicho período, el tránsito de la juventud a la edad adulta se desenvolvió en condiciones objetivas difíciles. Muchos jóvenes vieron afectados sus proyectos personales de vida, los que debieron ser postergados y muchos cayeron en detrimento convirtiéndose en personas proclives al cometimiento de delitos y manifestaciones de corrupción que ocasionaron su internamiento en los centros destinados a tales efectos en el país.
Las contingencias enunciadas se expresaron a través de un fenómeno que había crecido de modo considerable, se trataba de la desvinculación del estudio y el trabajo, que situó a los jóvenes prácticamente al margen de la sociedad, propiciando el desarrollo de conductas antisociales.Tal situación constituye uno de los principales retos que el Gobierno cubano debía enfrentar, máxime cuando representa un problema humano de alta prioridad, ante un contexto internacional y una coyuntura política caracterizada por la agresividad norteamericana, decidida a dar al traste con el proyecto revolucionario cubano. Conflicto en cuya solución la juventud desempeña un papel de primera magnitud, lo que en los umbrales del nuevo milenio se hacía cada vez más evidente.
La gradual recuperación de la economía permitió llevar a cabo a partir del año 2000 una profunda transformación social que se expresa en lo que se dio en llamar los Programas de la Revolución (más de ciento cincuenta), que abarcaron importantes espacios de la realidad nacional y esferas decisivas para la existencia y desarrollo de los jóvenes. Dichas acciones constituyen una alternativa a la política social y de juventud que se venía haciendo en el país.
Como en otras etapas de la Revolución, la educación constituyó la principal línea de acción y el hilo conductor de la nueva política de juventud que se pone en marcha a partir del año 2000. La labor en esta dirección no solo incluyó la reforma de las concepciones educacionales, también comprendió cambios en materia de cultura, ideología y política; así como de promoción de la juventud a planos de acción política de primer nivel.
Por consiguiente, los Programas de la Revolución son el resultado de la preocupación por la situación de determinados sectores sociales en difíciles circunstancias de vida y de un elevado número de jóvenes desvinculados del estudio y el trabajo, y, por ende, al margen de la realidad nacional, los cuales habían sido afectados por la crisis económica y el nuevo ordenamiento nacional. Esta percepción se fundamentaba en los resultados de los distintos estudios realizados, entre ellos, por el Ministerio del Interior, acerca de la población penal juvenil; las entrevistas de los integrantes de las Brigadas Universitarias de Trabajo Social con la población de los barrios marginales de la capital, y la caracterización de los jóvenes desvinculados realizada por la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC). Para ello se crea un grupo de trabajo con miembros del Buró Nacional de la UJC y de su Comité Nacional, quienes han sido dirigidos de forma directa y expedita por el presidente Fidel Castro. Este equipo se ocupó de coordinar con los Ministerios y demás organismos del Estado la ejecución de las acciones contempladas en cada caso.
En general los programas concebidos son de tres tipos: los estratégicos generales, de largo alcance, encaminados a renovar los procesos de inserción social de las nuevas generaciones vinculados fundamentalmente a la educación y la cultura. Los destinados al rescate de los jóvenes desvinculados del estudio y el trabajo, cuyo ejemplo más conocido es el atinente a los Trabajadores Sociales. Los orientados a los grupos en desventaja social, en condiciones de riesgo y/o en precariedad económica. Este es el caso de las madres solas, los ex reclusos, la tercera edad, los minusválidos, y otros. Los principales programas relacionados con la juventud tienen que ver con: El empleo. La formación de Trabajadores Sociales, la labor de atención y desarrollo social, y la prevención social; así como la transformación de las prisiones en escuelas. Los programas atinentes al establecimiento de servicios de salud con altos niveles de atención y calidad. Los nuevos planes y programas se distinguen por una estrecha complementariedad e interdependencia entre ellos, los cuales consideraran a la juventud como objeto y sujeto de beneficios y protagonista de la extensión de estos a los demás jóvenes y al resto de la población. La formación del relevo generacional, en particular en el orden político, constituye un fin esencial de estos programas. Esto ha de contribuir a que los jóvenes se erijan en actores sociales al tiempo que ejercen sus derechos ciudadanos a través de una elevada participación.
Las experiencias de Cuba en la reeducación dentro de los centros penitenciarios es uno de los temas que acaparará hoy la atención. Para comprender la reinserción a la sociedad de sancionados a privación de libertad y las posibilidades que tienen de estudiar y adquirir un oficio, es obligado conocer el trabajo de transformación realizado a partir de los programas sociales impulsados por el Estado cubano desde hace ocho años, denominados de la batalla de ideas. En la isla caribeña, convertir las prisiones en escuelas pasó de ser una aspiración soñadora y utópica a consolidarse como una realidad, pues ante todo prima una esencia humanista que persigue reeducar.
La génesis de esta labor se remonta al mismo triunfo de la Revolución Cubana, en enero de 1959, cuando fue fomentada la superación de los reos a través de las facultades obreras en prisión, y desde el año 2000 alcanzó una nueva etapa, con la puesta en marcha de la llamada Tarea 500.
Sin perder su rigor y disciplina, las autoridades cubanas han reconocido que el sistema penal cubano ya no se basa en el mero encierro y en ocasiones las rejas son mentales, como avalan experiencias en un centro de la capital cubana, donde son aprovechadas las ventajas de las decenas de cursos que para diferentes niveles educacionales trasmite la televisión, conjugado con mejora de condiciones laborales y de vida tanto de reclusos como de sus guardianes.
Trabajadores sociales participan allí con los presos en dinámicas grupales, psicoterapias y clases, para perfeccionar las relaciones humanas, la tolerancia y la conducta en general.
Igualmente es imposible soslayar la ubicación de bibliotecas en las cárceles, una fuente de saber muy bien agradecida.
Conclusiones
José Martí sintió a lo todo lo largo de su intensísima vida de revolucionario la inmensa parábola del racismo en cuba, de uno a otro de su extremos, desde la realidad tenebrosa hasta la luminosidad ideal. Martí cuya misión histórica consistió en elaborar y darle al pueblo cubano la ideología que debía capacitarlo para ganar su libertades, constituirse y sostenerse como república democrática y progresista hubo de considerar el problema de las razas como uno de los más fundamentales e ineludibles de la formación de Cuba, que era entonces " País de yerros seculares y hábitos de perezoso señorío".Tuvo Martí que librarse del peso de los prejuicios e intereses , que hacia gravitar unas razas sobre otras , incapacitándolas a todas para la integración nacional; buscar el en ideario de su época las almas con que distribuir los riesgos y prejuiciosos mitos; anticiparse al porvenir trazando las perspectivas hacia una positiva solución social de los conflictos racistas, donde las disonancias se troncaron en sinfonía.
No hay duda que Marti reconoció toda la parábola del pensamiento revolucionario de su época en el campo social, desde el análisis de la subyugación de unas razas por otras hasta el ocaso social de los racismos.
La vigencia del pensamiento martiano trasciende en a batalla actual, los programas de a revolución son un ejemplo latente del pensamiento y la acción de nuestro Héroe Nacional José Martí.
El hombre da pasos por salir del mundo globalizado y unipolar en que vive y sumarse a la integración latinoamericana como única vía posible para lograr su verdadera independencia.
Bibliografía
Bosch, Juan: De Cristóbal Colon a Fidel Castro, El Caribe, Frontera Imperial, tercera edición, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana 2003.
Colectivos de Autores: El Águila contra el Cóndor, Ediciones verde Olivo, Ciudad de La Habana, 1999. Anexo
Di Cagno, Vittorio: Martí Jurista, Centro de Estudio Martianos, la Habana 2003.
José Martí: Pensamiento Político, municipio de La Habana. Oficina del Historiador, Emilio Roig de Leuchsering, 1953 p. 43, 51.
Martí Jurista, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2003 p.52
Roig de Leuchsering, Emilio: José martí, Pensamiento Político, municipio de La Habana, Oficina del Historiador, 1953.
Autor:
José Antonio Zuaznabar Hernández
Yanet Berrio Rodríguez
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