Mujeres que sufren violencia de pareja: estilo de apego a la relación actual (página 5)
Enviado por Cristian Mena Martineau
En síntesis, sería posible afirmar que, con anterioridad, la necesidad central de las mujeres entrevistadas era lograr que sus compañeros las aceptaran y fuesen más responsivos en lo emocional. En la mayoría de ellas, se aprecia una evolución de las metas, en tanto hoy, lo prioritario sería evitar el rechazo y, en algunos casos, alcanzar mayor nivel de autonomía e independencia.
3.2.- Necesidades de apego:
Respecto a las actividades que comparte con su pareja, algunas entrevistadas vislumbran cierto apoyo y compañía frente a algunas actividades específicas, generalmente ligadas a las responsabilidades laborales o cumplir ciertas labores domésticas. Otro grupo importante de mujeres señala que en el presente no existen actividades ni intereses comunes con sus parejas, si bien en otro tiempo fue distinto:
SRA. 01: "Hay varias cosas que hacemos juntos, compartimos en el trabajo, en el mismo trabajo mío que yo trabajo en la feria, lo hacemos juntos…"
SRA. 02: "// hace muchos años que no hacemos cosas en común. Antes él cocinaba los fines de semana, ahora no, que era lo que mis hijas más echaban de menos que los fines de semana estaba el papá, preparaba mariscos…"
SRA. 06: "No, en el, el- no, antes escuchábamos música juntos, veíamos televisión juntos, pero ahora no, no, / ahora el domingo estuvimos en el jardín, podando algunos arbustos, cosa que hacía mucho tiempo que no lo hacía…"
En relación a las demostraciones de afecto, la mayor parte de las mujeres reporta que, si bien con anterioridad buscaban la proximidad de sus esposos y convivientes, actualmente sienten un franco desagrado frente a demostraciones de afecto físico. Sólo una minoría señaló sentirse agradadas si sus parejas les demuestran cariño en momentos en que ellas sienten rabia:
SRA. 01: "Me agrada cuando de repente, yo ando enojá con él y me anda buscando… yo no quiero ni siquiera que él me hable . yo:: él me habla y yo:: no lo escucho, yo quedo muda, y empieza a hace- a secar detalles, si hay que encerar, él va a encerar, si hay que trapear, trapea…"
SRA. 05: "Ahora no, ninguna, ahora ninguna, nada, nada, como le decía es cero diálogo, cero comunicación, cero / cero todo, y: y ya no, no me llama la atención los gestos que él tenga hacia mi persona…"
SRA. 07: "yo me siento bien mientras tanto estamos conversa:ndo estamos haciendo a:lgo hh pero que el ya se- sea trate de hacerme cariño ya eso ya mí me molesta, me moleta mucho hh me pone, me pone mal genio."
Al ser consultada respecto a la sexualidad, la mujer señala que en ocasiones no desea tener encuentros con su pareja. Las entrevistadas manifiestan cierta anulación del deseo y actividad sexual, evidenciando rechazo al contacto con su compañero. Algunas de ellas acceden de manera ocasional.
SRA 03: "… porque ahora estamos en una situación que nosotros no tenemos relaciones sexuales, o sea yo decidí no y no! Y él: igual me mole:sta y empie:za y yo le digo que yo no quiero!… antes igual lo hacía por la fuerza, o porque y no:: los niños no se dieran cuenta, por que, por equis razón, o sea siempre, al final, porque que me dejara tranquila…"
SRA. 04: "… yo al Pablo yo de repente lo miro y: me dan ganas de tocarlo, de abrazarlo, de besarlo, por decirte. Pero con su:, con su: desconfianza hacia mí, e:, de repente cuando él me dice algo o me dice ¿será a lo mejor que fuiste ahí? ¿seguro? o sea, entonces, ese ¿seguro? me, me quita todas ganas, ¿me entiende?"
SRA. 06: "Mi propio deseo, ¿en sexual dice usted? no, es que a mí no me dan ganas nunca de estar con él (risa)… no, porque, no, para nada, no, porque yo me desilusioné mucho de él, mucho, mucho, mucho, mucho de él, entonces, eso mismo me hace… no, no siento deseos, yo trato de a él, de satisfacerlo, en lo que pueda, pero no-dejándome a un lado yo."
Algunas mujeres declaran sentirse atractivas físicamente para sus parejas y que éstos las desean:
SRA. 04: "Por ejemplo cuando me desvisto. él al tiro está tocando al tiro está tirando las manos, y: y oy! que soi bonita, que estai tan linda, que estai tan rica… o sea yo sé, yo sé por eso le digo que yo sé que él le me quiere… "
SRA. 06: "Físicamente es eso, él dice que yo tengo muy bonito cuerpo todavía, ya, que me veo bien con mi ropa interior, y yo pienso que esa es la parte que más le atrae…"
La mayoría de las entrevistadas señalan que con anterioridad no recibían el apoyo de su pareja al querer tener espacios de autonomía o actividades propias. Frente a esta necesidad, suelen no compartir detalles de lo que realizan, en tanto suelen recibir cuestionamiento por sus capacidades, devaluación o bien, un control excesivo de parte de sus parejas. En general, tienden a sentirse incómodas y experimentar molestia por esta actitud. Sin embargo, algunas significan esta actitud como una muestra de cariño, y piensan que es lógico que su pareja la fiscalice de ese modo.
En lo actual, algunas se sienten capaces de manifestar esta necesidad, logrando consolidar estos espacios; otras se sienten validadas en este ámbito, por haber recibido admiración y reconocimiento del entorno:
SRA 04: "Porque no tengo-, hh ten- tengo h amigas, tengo de too, pero como yo le he dicho mi pareja es muy machista y es muy des- de esas personas que: me está llama:ndo, que qué estai hacie:ndo o si llama, yo no estoy, aonde esta:bai y a qué fui:ste, me entiende? Es una persona muy aprensiva entonces no me deja sel …"
SRA. 05: "… ahora ya me- como que me cansó eso / porque mucha explicación a, a cambio de nada, porque él nunca él me ha dado explicación donde sale, con quién sale, con quién está, hh entonces no: estas actividades que estoy haciendo, bueno esto de venir acá es un bien para mí para sentirme yo bien y: / y valorizarme como persona."
SRA. 07: " e mal po, mal porque dice que por qué tengo que salir sola / o sea él todavía su mente está con, con que si yo salgo sola se supone que yo salgo con otra persona, hh no, no voy a nada bueno o sea eso lo que él, eso es lo que él piensa."
Es posible apreciar un nexo importante entre la emergencia de las necesidades de apego y la ocurrencia de episodios de violencia. Al respecto, un gran número de entrevistadas declara no encontrar contención emocional en sus esposos y convivientes frente a problemas de salud física; más bien son descritos como intolerantes frente a la fragilidad, angustia o vulnerabilidad que ellas muestran:
SRA. 01: "Hay momentos que él no piensa en que uno se siente mal, hay momentos en que uno no- que él piensa que hh que él no más tiene problemas de salud, yo también los tengo yo le digo… que ya- ya te dio la flojera, ya estai tirá ya!… yo un día caí a la cama, él para él, eso para él e:: eso es para él una cosa para él terrible! y esa es la violencia que él dice… no p! es que te parai o te paro, / y ahí vienen los problemas y si yo le grito, se altera mucho más / que yo me altero, yo le grito, yo no le hablo, yo le grito! …"
SRA. 03: "… a él le molesta que yo me ponga a llorar, o sea él es una cosa que // se, / se enferma, se ataca que yo me ponga a llorar y: yo m- yo m- yo antes era súper llorona… y él se burlaba de mí… y se enojaba., sea me decía como podís ser tan to:nta, que llora:i y: y nadie te está haciendo na: para que tu tis llorando… y despué: dicidí no llorar frente a él…"
SRA. 06: "… yo le decía, si todo te parece mal de mí… te puedes perfectamente ir… y él decía no es que no yo no me voy a ir… y yo le decía pero ¿por qué no?, no porque no po, me decía, yo se lo pedía por favor, se lo suplicaba… ya, m entonces yo me ponía a llora:r e y le decía ándate de aquí ya no te soporto, ándate de aquí, y ahí me tomaba del pelo, me tiraba contra la pared, me arrastraba del pelo, porque yo lloraba, yo le decía te lo suplico, ándate de aquí, ándate, por favor ándate, ándate, hh ya no te aguanto más, pero todo eso llorando, y: ya no te soporto, quiero que-, ya no te soporto quiero que te vayas… entonces, le: y ahí era cuando me decía ¿y pa` qué estai llora:ndo?, y yo le decía pero es que yo me siento mal, le decía, como que no puedo reaccionar de otra forma ¿qué? entonces eso le molestaba…"
COMENTARIO:
Si sien, en los inicios de la relación las entrevistadas y sus parejas compartían muchas actividades, en la actualidad, es posible apreciar que existen pocos intereses y actividades comunes que ellas puedan compartir con sus parejas. En este sentido, ha existido una evolución respecto a este tema.
Al ser consultadas sobre las demostraciones de afecto que les agradan, de parte sus parejas, la mayoría de las entrevistadas señaló que sentir desagrado cuando sus parejas buscan la proximidad. Sólo algunas reportaron que se sienten cómodas cuando sus compañeros buscan la cercanía, principalmente en los momentos que ellas sienten rabia. Es posible deducir que esta emoción y la conducta de acercamiento de sus compañeros se encuentren relacionadas con la ocurrencia de un episodio reciente de conflicto, pudiendo interpretarse como una manifestación de arrepentimiento y disposición a complacerla, propio de la fase de "luna de miel" del ciclo de violencia. Puede hipotetizarse que sólo bajo estas condiciones, la mujer se sienta con permiso para manifestar molestia o disconformidad, mientras el hombre, más que acoger la molestia de ella e intentar calmarla, se centra complacerla y contener su agresividad, con el propósito de ser perdonado y así revertir la asimetría de poder:
Dado que la gran mayoría señala que no sentir deseo sexual hacia su compañero, es posible inferir que la necesidad de contacto físico placentero está relacionada con la conducta de su pareja; incluso más, unas pocas entrevistadas señalan con frecuencia que su falta de ganas se relaciona con las experiencias de maltrato experimentadas de parte de sus esposos y convivientes.
En algunos casos, las entrevistadas señalan que en ocasiones han accedido a tener encuentros sexuales a la fuerza, siendo posible que no consideran su necesidad de abstenerse como legítima, incluso sentirse culpables por no desear a sus parejas.
En base a los reportes, se puede suponer también que los desacuerdos en esta dimensión, podrían desencadenar interacciones violentas, en la medida que sus parejas puedan sentirse rechazados, con la consecuente activación del temor a la infidelidad. De todas formas, queda de manifiesto que algunos hombres intentan coercionar a sus compañeras con el fin de mantener la proximidad y tener encuentros sexuales.
Dentro de las metas de apego, las entrevistadas, en gran proporción, sienten la necesidad de alcanzar mayores espacios de autonomía personal. Reportan que sus compañeros no las apoyan en este tema, tendiendo a fiscalizar y ejercer un control excesivo sobre ellas, probablemente motivado por los celos y temor a la posibilidad de que le sean infieles. Pese a que una minoría interpreta estas actitudes como demostraciones legítimas de cariño, la mayoría de las mujeres siente rabia y disconformidad respecto a éstas, por lo cual no comparten detalles de sus actividades y proyectos, en tanto suelen recibir cuestionamiento por sus capacidades y devaluaciones. En lo actual, algunas se han sentido capaces de manifestar esta necesidad, a partir de lo cual han logrado consolidar estos espacios y ser reconocidas por el entorno.
Respecto al nexo entre la ocurrencia de episodios de violencia y algunas dimensiones del apego, es posible inferir que frente a momentos de fragilidad emocional o malestar físico, las entrevistadas tienden a no pedir ayuda, para no preocupar a los otros. Cuando se sienten cansadas o enfermas, sus parejas muestran enojo, situación que probablemente tenga que ver con una dificultad de ellos para flexibilizarse y asumir el rol de entregar cuidados. Este hecho constituye un desafío para lo establecido en la relación, pudiendo desencadenar episodios de violencia. En la mayoría de los casos, es posible evidenciar una evolución de esta dinámica, en tanto hay quienes se han enfrentado y cuestionado a sus compañeros, lo que indicaría una disminución del temor a ser agredidas y una evolución positiva en la imagen del self, que espera un trato más respetuoso. Otras, en cambio, reaccionan evitando la proximidad, situación que desencadenaría rabia en ellos, que se traduce en episodios de violencia. Es posible inferir que el patrón común en ambos casos está dado porque las entrevistadas no esperan recibir apoyo de sus parejas en la actualidad.
3.3.- Grado de satisfacción de las necesidades de apego y condiciones que la posibilitan:
Los relatos aluden a que las entrevistadas sienten que sus parejas no logran satisfacer las necesidades de apego y no se constituyen en figuras que les proporcionen contención en situaciones de vulnerabilidad como estrés, enfermedad o embarazo. Tal como se analizó en el punto anterior, algunas mujeres reportan la existencia de episodios de maltrato, frente a esas situaciones:
SRA. 02: "Pero: durante los embarazos… me venían vómitos por ejemplo… y me decía, ¡Cómo vai a ser tan chancha, mira tay vomitando! limpia ahí!/ Y me hacía limpiar!, me tomaba así del pelo! y me tiraba así abajo!, y- y yo llegaba ahí al suelo y / yo de rodillas con cualquier trapo limpiaba…"
Todas las entrevistadas señalan que en algún momento al menos, han podido plantear sus metas afectivas al compañero. Algunas de ellas reportan que sus esposos y convivientes no han estado disponibles ni han brindado acogida en momentos de angustia o bien, la ayuda que entregan es evaluada como tardía:
SRA. 01: "… él me ve llorando da media vuelta y salió… se va! se va! él me ve alterada da la media vuelta… va a buscar por ejemplo, a mi pri:ma o a una veci:na a una persona cercana… pero siempre llega con alguien en esos momentos, nunca llega solo, siempre busca un apoyo en otra persona…"
SRA 03: "…yo lo que tengo como bien grabado en mi mente fue el día que yo tuve mi primer hijo, él: decidió:, yo sea, yo llegué a la casa aquí con los dolores y él no me acompañó al hospital, / yo me vine sola al hospital…"
SRA. 07: "No, no se da cuenta deso, él no se da cuenta de que yo pueo estar mal…"
Otras de ellas señalan que en un comienzo sus parejas se daban cuenta de algunas necesidades de ellas, y proporcionaban ayuda en estas circunstancias pero que, en el transcurso de la relación, ellos han dejado de satisfacer estas necesidades. En el presente no esperan responsividad de parte de ellos:
SRA. 05: "… cuando yo tuve pasando por una pena como gra:nde de seis mese fue cuando yo perdí a mi hermano, / él estuvo:: incondicionalmente conmigo… él estuvo conmigo él es decir el cien por ciento, pero ahora último no no no lo he sentío…"
SRA. 06: " ah! no, en eso fue bien poco, / honestamente, fue bien poco, como le digo, al principio más que nada, hh y cuando yo estuve hospitalizada, hh ahí fue cuando yo sentí que realmente, en ese se las jugó, / ya? pero, él es muy cambiante, entonces, no: no puedo decir que es algo estable…"
Al pedir que comparen su relación actual con una relación ideal, las entrevistadas perciben que en esta última se sentirían tranquilas, que podrían encontrar apoyo, mucha comunicación y afecto. Recuerdan haberse sentido solas y sin apoyo en esas situaciones, lo que, probablemente, habría generado daños profundos al apego:
SRA. 01: "Bueno, sería / otra cosa p!, uno viviría en paz, viviría: como le dijera yo, e:: en una camino de flores, que uno nunca va a terminar con un camino de flores! e: fuera otra cosa muy distinta a- a lo que un está pasando porque e: o lo que yo he pasao… es que para mí una pareja ideal sería una pareja que nunca tuviera un detalle, nunca un problema, sería todo conversable, sería vivir en paz, sería una armonía muy grande… los pensamientos serían casi todos iguales…"
SRA 03: "…yo le digo, porque lo único que yo quiero es que tú me dejes tranquila, y más se enoja ya y se pone celo:so que yo ando con otra perso:na, y habla por teléfono a cada ra:to, que do:nde estoy: y, y que me va a segui:r…"
SRA. 07: " no sé yo, yo si yo tuviera a otra persona, / yo sería lo más cariñosa con él, o sea trataría de tenerlo o sea ser una persona no sé: a lo mejor excesivamente quererlo demasiado si yo tuviera otra persona, / sí, es que- o siempre claro que siempre y cuando él me demostrara también que realmente él me quiere, que, que se preocupa, que esto que lo otro, ese sería mi, mi, esa sería mi relación yo, yo trataría de aferrarme…"
COMENTARIO:
Consensualmente, las entrevistadas relatan que en momentos de fragilidad emocional como embarazo, enfermedad o angustia, los otros no han brindado el apoyo y los cuidados esperados. Es posible suponer que la emergencia de tristeza o angustia en la mujer, gatille rabia en su pareja, en tanto los contactaría con su propia fragilidad. Frente a este hecho, las entrevistadas sienten que su pareja no logra satisfacer su necesidad de ser acogidas.
Si se consideran estas características, es plausible suponer que ellos sólo logran ver sus propias necesidades, y tienen dificultades para empatizar, tolerar y acoger la fragilidad emocional de ellas. Por su parte, estas mujeres no manifestan sus necesidades, en tanto pueden sentir que no les corresponde recibir acogida en frente a la angustia o vulnerabilidad.
A partir de la comparación realizada entre su relación actual con una ideal, es posible pensar que sus parejas frustran las necesidades de tranquilidad y seguridad, y que se constituyen en fuente de tensión, preocupación y desorganización emocional. Conjuntamente, es necesario tener en cuenta que un grupo importante de entrevistadas considera sus experiencias en la relación actual como insatisfactorias. Así, es probable que sus necesidades en la relación puedan ser un tanto desmedidas o poco realistas, al requerir altos niveles de intimidad emocional y cercanía, como condiciones que posibilitarían la satisfacción de sus metas de apego. Estas expectativas elevadas, suelen verse frustradas en la realidad, situación que ha sido descrita como característica del estilo de apego ansioso, donde la necesidad de seguridad se encuentra más activada y accesible.
En contraste con lo anterior, una menor proporción de mujeres tiende a satisfacer su necesidad de evitar el rechazo, tratando de mantener distancia, limitando tanto la cercanía como la intimidad emocional con sus compañeros quienes, adicionalmente, son vistos de manera negativa. Respecto a este ultimo grupo, sería posible caracterizar sus metas de apego como propias de un estilo evitativo-temeroso.
4.- PLANES Y ESTRATEGIAS ASOCIADOS A LA SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES DE APEGO
Cabe considerar que las situaciones frente a las cuales se activa el sistema de apego, tienen relación con amenaza a la integridad física o psíquica, pérdida de la seguridad, angustia, vulnerabilidad o malestar físico. Frente a estas coyunturas, la emergencia de las metas de apego indica, necesariamente, que éstas no se encuentran satisfechas. En este sentido, los planes asociados a la satisfacción de estas necesidades tienen que ver con el diseño y planificación de una serie de procedimientos conductuales o estrategias destinadas a alcanzarlas.
Al respecto, las entrevistadas relatan distintos planes y estrategias. De este modo, algunas de ellas reportan llevar a cabo más de un plan o estrategia.
En primer término, algunas mujeres reportan que en momentos de angustia, tienden a buscar espacios donde pudiera esta sola para poder llorar o pensar en otras figuras significativas (por ejemplo: los padres). Esta estrategia podría ser descrita como un intento por autorregularse en lo emocional, y alcanzar mayor tranquilidad. En contraste, la posibilidad de acudir a sus parejas en dichos instantes implicaría un riesgo, en tanto significa exponerse al cuestionamiento, rechazo o amenaza a la integridad. Otra posibilidad es que esta conducta descrita, sea consistente con una visión negativa y devaluada de sí mismas, al no sentirse merecedoras de manifestar sus estados emocionales a los otros:
SRA. 01: Yo cuando estoy en:- mal: en: anímicamente, yo:: prendo la radio o prendo la tele, /y me empiezo a relaja::r, a relaja::r y pedir y: tratar de dormir. De hecho yo duermo un par de horas, nin que sean veinte minutos, yo me relajé y ya disperté de otra manera.// º(Eso son-) el:"
SRA. 03: "En estos momentos es como me cierro en mí misma, pienso mucho, como que me retraigo sea, estoy como sola siempre estoy pensando, estoy sola en mis cosas y yo misma me me ayudo yo misma, hh sea yo me puedo caer y yo misma me, me levanto, sea yo me misma me digo no podís ser así tenís que salir adelante…"
SRA. 05: "// ¿qué se me ocurre hacer? e/ no sé en situación de pena, de pena dice usted de? hh no se me ocurre- no sé po e tener, contar con dinero hh y y viajar ((risa)) irme donde mis- adonde mis papás, que me que me abracen, me aprieten fuerte así y decirles cuánto lo amo cuánto los necesito…"
SRA. 06: "Cuando yo me siento mal, bueno, aparte de llorar, yo lloro todo lo que quiero llorar, después prendo una vela blanca, me trato de relajarme, yo digo, tengo que estar bien por mis hijos, salgo a mirar las plantas, le hago cariño a mi perro, y después yo digo, no, tengo que estar bien, tengo que estar bien…"
Otras entrevistadas dejan entrever que en los momentos en que se han sentido emocionalmente sobrepasadas, han sido capaces de agredir verbalmente a sus compañeros. Con esta conducta han logrado cortar la duración de algunos episodios abusivos para así lograr sentirse un poco más tranquilas y seguras:
SRA. 02: "Si yo le contesto cuando estoy en momentos difíciles, le contesto, e, // no me quedo callada, y a veces he gritado más fuerte que él, porque: me di cuenta que así me daba resultado que él se quedaba callado, entonce:s, tomaba cualquier cosa, lo tiraba, tomaba un plato, lo tiraba contra otro plato, cosa que hiciera harta bulla, y al hacer harta bulla, se asustaba, y me decía ya ya te estai volviendo loca, ya te estai volviendo loca, ya te voy a dejar que te quedís tranquila y me dejaba tranquila y se iba a acostar y yo después lloraba mucho, lloraba mucho y se me quitaba."
Algunas de las mujeres manifiestan que, con anterioridad, su estrategia se caracterizó por intentar cambiar la conducta del otro, lo cual habría conllevado un alto desgaste emocional. En el presente, la estrategia implica cierta sobreadaptación a las situaciones de abuso emocional y físico, que se traduce en un comportamiento pasivo, dócil y complaciente con sus parejas, con la finalidad de lograr una mayor aceptación, evitar el conflicto y sentirse tranquilas:
SRA. 03: "O sea…// yo he hecho todo, todo lo posible para que la relación de nosotros funcione, hh ha accedido a todo lo que él se le ha ocurrío, todas las cosas, mi forma de ser he cambiado, porque a él le molestaba…."
SRA. 06: "Lo que yo hago, nunca he cambiado de, de, de siempre de tener todo limpiecito, de tenerle sus cosas limpias, o listo, todo listo, de hacer una comidita rica para el fin de semana, que estemos todos reunidos, que le sirvo, que no se levante todavía, que hace frío, yo le llevo el desayuno…"
SRA. 07: "Mire yo he tratado desde de de, de mejorar la relación de de ¿cuanto se llama? tratando de dar lo mejor en la casa, de ser siempre: o sea preocupada de todo, be-, todas esas cosas, pero… claro, de todo así, e de mi tal como si me invitan, no salir, / m todo eso o sea rechazar toda clase de invitación, toda clase, para no moles- para que él no se moleste."
Finalmente, una mujer manifestó de manera explícita que, frente a momentos de gran aflicción ha planificado e intentado suicidarse, como estrategia para regular el malestar anímico relacionado con el maltrato vivenciado:
SRA. 02: "Nada. / No hago nada… [no hacer nada (risa)] e cuando he tenido momentos así difíciles me pesa la vida … pienso en suicidio de repente y ahora pensé mucho en suicidio la última vez que estuve mal, me so- me s-, me, me: // me:: sacudió mucho el intento de suicidio que tuve hh que ya quería ya terminar todo ésto. Yo nunca me había sentido tan- / tan como en- / como le explicara?, oscurecida, yo creo que tenía- no tenía luz, no me quedaba luz, y quería morirme." (Relata de manera muy pausada).
DISCUSIÓN
La presente investigación tuvo como propósito conocer las particularidades de los estilos de apego a la relación actual de mujeres que sufren violencia en su relación de pareja actual. Esta decisión se fundamentó en que, en nuestro contexto, la violencia contra las mujeres representa un porcentaje considerablemente mayor, en comparación con otro tipo de agresiones al interior de la familia (Corsi, 1994; Ravazzola, 1997).
Al analizar los resultados, es posible concluir que, respecto al curso de la relación en términos de evolución del apego, las entrevistadas reportan que antes de conocer a sus parejas actuales se sentían solas y emocionalmente vulnerables, frente a lo cual ellos habrían insistido en buscar la cercanía y alcanzar un mayor grado de compromiso. Del mismo modo, en ese entonces tendían a entregar apoyo en momentos de necesidad.
Por otra parte, el inicio de las experiencias abusivas coincide con el inicio de la convivencia, esto es, en momentos donde se ha alcanzado mayor intimidad y compromiso. Así, la conducta agresiva de sus parejas es explicada desde el temor al abandono o la infidelidad que ellos presentarían, o es atribuida a factores externos. Con el transcurso de esta relación, las entrevistadas fueron culpándose por el origen de estos episodios y adaptándose a las expectativas del compañero. Específicamente respecto a las vivencias de maltrato, no se observó reinterpretaciones de las experiencias de maltrato, en la gran mayoría de estas mujeres.
En términos generales, la evaluación del comienzo de la relación tiende a ser positiva, conteniendo elementos idealizados de la pareja y la relación. Cabe señalar que dichas características han sido observadas en personas con estilo ansioso (Bartholomew, Henderson y Dutton, 2001).
Por otra parte, las entrevistadas señalan que la mayoría de los aspectos negativos de la relación como celos y control excesivo suelen mantenerse en la actualidad. En este sentido, fue posible constatar la emergencia sistemática de relatos negativos, y emociones de rabia hacia ellos, condiciones que han sido descritas como propias de los estilos de apego ansioso (Collins y Read, 1994).
En relación a las creencias, actitudes y expectativas sobre sí misma, es posible señalar que en un comienzo, las entrevistadas experimentaron una evolución negativa en la imagen personal, caracterizada por la pérdida de algunas cualidades positivas. Algunas incluso, se caracterizaban de manera muy negativa y dudaban de sus propias percepciones e ideas. Sin embargo, en el último tiempo, algunas de estas mujeres han evidenciado un cambio de la visión de su self, hacia una valoración más positiva, con sensación de ser competentes y merecedoras de un trato más respetuoso. Cabe hacer notar que en algunos casos han escalado en las interacciones violentas con sus parejas, manifestando así sus malestares.
En términos de actitudes hacia sí mismas, frente a la angustia, vulnerabilidad o desorganización emocional, las entrevistadas intentan distraerse solas o piensan en figuras significativas como sus padres o amigos, pero sin acudir a ellos. Frente a estas circunstancias, su pareja no aparece representada como una figura responsiva ni disponible.
Se evidencian expectativas positivas de sí mismas, en tanto piensan ser capaces de de concretar proyectos personales ligados al logro, autonomía y mejorar de su autoestima. Muchas de ellas piensan que su relación actual no continuará en el futuro. Frente a este escenario, no contemplan la posibilidad de rehacer sus vidas, en tanto anticipan la ocurrencia de hechos y conductas negativas.
De acuerdo a lo señalado por las entrevistadas, al inicio de la relación tenían una visión del otro más positiva, la que ha evolucionado hacia una mayor negatividad, en tanto la representación actual ha logrado incorporar características defectuales que antes no se percibían. Cabe precisar que, respecto a la visión del otro en términos formales, existe desacuerdo, en tanto algunas mujeres mantienen un modelo más bien rígido del compañero, mientras otras han logrado visualizar sus cambios conductuales, dependiendo si el contexto es público o privado.
Respecto a la actitud hacia su pareja, la gran mayoría de las entrevistadas manifestó sentirse incomoda ante la posibilidad de depender afectivamente del otro. Al respecto, se apreció evolución tendiente a un mayor distanciamiento emocional, disposición que se atribuye a las experiencias de maltrato vivenciadas. A su vez, en momentos de tensión, tienden a oscilan entre distraer la atención para evitar el conflicto y, eventualmente, escalar en la dinámica de violencia, situación que deja entrever un cambio hacia una actitud de mayor simetría y actividad.
Se presentan diferencias en relación a las expectativas hacia la pareja, por cuanto algunas mujeres esperan que el compañero cambie, en tanto otras no creen que esto vaya a ocurrir. En este mismo sentido, se observa desesperanza frente a la posibilidad de que la pareja satisfaga las necesidades de protección y apoyo en momentos de aflicción.
Existen disparidad de creencias respecto a la relación de pareja, por cuanto muchas entrevistadas la caracterizan como fluctuante e inestable, mientras otras la evalúan de forma negativa y algunas, incluso, han apreciado una evolución positiva. Pese a esta diferencia, existe mayor uniformidad respecto al regular grado de satisfacción que presentan con la relación. En este sentido, las actitudes hacia la relación se caracterizan por la escasa disposición a emprender acciones o hacer esfuerzos adicionales en pos de mejorarla. En términos de las expectativas, se observa un marcado desacuerdo, en tanto algunas mujeres no esperan que ésta cambie y otras creen que se terminará inexorablemente.
Respecto a las metas y necesidades de apego, algunas mujeres han decidido continuar en la relación con sus parejas por temor a sufrir algún daño o porque la posibilidad de plantear un término es potencialmente riesgosa frente a compañeros que presentan temor al abandono, situación que podría desencadenar en violencia. En este sentido, se deja entrever que las necesidades de apego serían la búsqueda de seguridad y tranquilidad. Al respecto, procuran mantener distancia con ellos, evitando o rechazando sus demostraciones de afecto, incluido el comportamiento sexual, características propias del estilo evitativo temeroso. Es preciso agregar que las conductas que caracterizan este patrón vincular, pueden constituirse en factores que contribuyan a desencadenar episodios de agresión de parte de sus parejas.
En otros casos, se observa que las metas prioritarias corresponderían más bien a las de un estilo ansioso, destacándose una gran necesidad de cercanía e intimidad emocional, temor al abandono y la soledad, como razones que las impulsarían la decisión de continuar la relación.
En general, ha habido ocasiones en que han podido manifestar sus necesidades en momentos de vulnerabilidad, no recibiendo la ayuda esperada. En la actualidad, frente a situaciones de angustia, enfermedad, querer realizar actividades personales o alcanzar mayores espacios de autonomía, algunas entrevistadas tienden a no comunicar sus estados emocionales, evitando la intimidad emocional, por anticipan el rechazo o agresión de parte de su compañero, quien es descrito con poca capacidad para flexibilizarse y asumir un rol de entregar apoyo y contención cuando ellas lo demandan. Paralelamente, tienden a percibir que no merecen satisfacer sus metas de apego en esta relación, aunque no siempre ocurre con otras figuras significativas.
Respecto a los planes y estrategias asociados a la satisfacción de las necesidades, algunas mujeres reportan que en momentos de angustia, tienden a buscar espacios de tranquilidad y soledad, no recurriendo a sus compañeros, por considerarlos una fuente de rechazo o riesgo para su integridad.
En momentos de rabia y malestar emocional, algunas mujeres han llegado a agredir a sus parejas, con lo cual han logrado limitar en gran medida algunas conductas agresivas de sus parejas, con la finalidad de alcanzar mayor tranquilidad y seguridad.
Con anterioridad, la estrategia más frecuente fue intentar cambiar la conducta del otro para satisfacer su necesidad de seguridad. En el presente, sin embargo, se evidencia un desgaste que se traduce en sobreadaptación y cierta resignación a las condiciones de la relación abusiva, para evitar el conflicto y sentirse tranquilas.
En términos globales, al comparar las particularidades de las entrevistadas, se puede apreciar una evolución en distintas dimensiones que definen y caracterizan el estilo o calidad de apego particular, considerando la teoría previa. Muchas de ellas aparecen en términos descriptivos como ansiosas, pero dado el empoderamiento que muchas de ellas han experimentado, se aprecia un proceso de cambio que tiende a una mejoría de la imagen de sí mismas, devaluación del otro (incorporación de elementos defectuales) e incomodidad con la cercanía, características que pudiesen corresponder a los estilos seguro y temeroso, respectivamente.
En comparación con hallazgos anteriores, se confirma la presencia de los estilos de apego ansioso y temeroso en personas que son agredidas por sus parejas tal como lo comprobaron estudios realizados por Babcock y cols. (2000), Ballard (2004), Bartholomew (1990), Bartholomew y Horowitz (1991a), Bond y Bond (2004), Feeney (1999), Gheler (1995), Henderson, Heinzl y Bartholomew (1994), Henderson y cols. (1997), Henderson, Bartholomew, Trinke y Kwong (2005), Kesner y McKenry (1998), y Roberts y Noller (1998).
Pese a lo anterior, es necesario precisar que la mayoría de las evidencias extranjeras han sido obtenidas en una cultura anglosajona (principalmente EE.UU. y Canadá) que dista mucho de nuestras condiciones sociales económicas y culturales. Por ejemplo, lo más frecuente en dicho contexto, es que las agresiones adopten una forma similar a la de violencia común en la pareja. Sin embargo, en nuestro país tendería a predominar el terrorismo patriarcal, considerando que aun existe gran adhesión a los estereotipos de género tradicionales.
Es necesario recordar que, dentro de los criterios de inclusión de la muestra, se consideró que las entrevistadas estuviesen asistiendo a un proceso terapéutico, con un total de, por lo menos, 4 sesiones. Adicionalmente, se aprecia que las mujeres consultantes a estos centros suelen tener algún grado de conciencia sobre el problema o motivación por "hacer algo", condición generada, en parte, por las numerosas campañas contra la violencia intrafamiliar organizadas y promovidas por los últimos gobiernos. Todos estos elementos podrían estar confluyendo en hacer posible un cambio de actitud o mayor empoderamiento, tal como se evidenció en la mayoría de los relatos,
Por otra parte, no sería adecuado pretender explicar la permanencia de estas mujeres en la relación de violencia, solamente a través del apego. Es necesario considerar que las variables sociodemográficas descritas en la caracterización de la muestra, y otros factores como el género, presentar una condición socioeconómica difícil, tener o no un trabajo remunerado, contar o no apoyo de redes o de la familia de origen, pueden facilitar o dificultar aun más la posibilidad de que una mujer pueda decidir manera libre y autónoma qué hacer respecto a su vida afectiva.
Por otra parte, los hallazgos del presente estudio deben ser considerados como parte de una primera aproximación al tema, que utilizó una metodología exploratoria y descriptiva, que no busca generalizar al resto de la población ni construir explicaciones causales. A diferencia de lo que ocurre con otras evaluaciones del apego, las evidencias emanadas de esta investigación no obedecen a un procedimiento de medición estandarizado, tal como ocurre en entrevistas cualitativas como la Entrevista del Apego en Adultos (AAI) y la Entrevista de Relación actual (CRI), entre otras, en que determinadas cualidades, criterios y verbalizaciones sean traducidas a nomenclatura numérica y luego a categorías cualitativas.
Es importante insistir en que los estilos de apego global no fueron parte de los objetivos del presente estudio, en tanto se relacionan más con el vínculo durante la infancia Cabe recalcar, entonces, que estos resultados no debieran extrapolarse a la relación con las figuras de cuidado.
Durante el proceso de análisis, se evidenciaron algunas falencias del entrevistador. Entre ellas, se cuenta no haber profundizado con mayor detención en algunos contenidos y emociones de las mujeres durante la entrevista. A su vez, las preguntas diseñadas originalmente apuntaban a conocer determinados temas, pero en el transcurso del análisis se verificó que, en muchos casos, las respuestas de las entrevistadas proporcionaban información relacionada con una dimensión distinta a la que se estaba consultando. Además, hubo preguntas no siempre correspondieron al tópico que se pretendía evaluar, y otras que resultaron reiterativas.
En términos de implicancias clínicas, el presente estudio podría entregar algunos lineamientos generales para la psicoterapia. En estos casos resulta aun más relevante el establecimiento de una alianza terapéutica con la paciente; del mismo modo, la revisión de interacciones específicas y las explicaciones relacionadas con éstas podría promover la reflexión y generación de reinterpretaciones de la experiencia que constituyan un cuestionamiento a las creencias, actitudes y expectativas de sí misma, el otro y la relación, que se encuentran instaladas, y que estarían contribuyendo, en parte, a la mantención de la dinámica abusiva. El foco sería promover que estas mujeres logren mejorar la imagen negativa de sí mismas, a través de una mayor conciencia de sus propias necesidades, donde logren verse como sujetos de derecho, capaces de decidir y de ser respetadas. Paralelamente, es importante focalizarse en la relación con los demás, donde resulta indispensable promover la capacidad de evaluar las consecuencias de los propios actos, interpretar la experiencia desde la perspectiva de otras figuras significativas, para así generar una visión realista de los otros, capaz de integrar aspectos positivos y negativos.
En relación a las proyecciones, el presente estudio puede constituir un precedente de futuras investigaciones que logren indagar en el estilo de apego de ambos miembros de parejas que sufren violencia, tal como lo hicieron Crowell y Owens (1998).
Por último, es indispensable considerar algunas dimensiones éticas de la investigación a la hora de aproximarse al estudio de personas que se encuentran en situación de violencia y evaluar los factores de riesgo. En este sentido, estudiar a ambos miembros de una pareja que presente violencia del tipo "terrorismo patriarcal" podría constituir un altísimo peligro a la integridad física de quien se encuentra en situación desventajosa.
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