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Consumo cultural en El Gran San Salvador:

Enviado por jcgrande_ues


Partes: 1, 2

  1. Origen de la ciudad como referente cultural hegemónico del país
  2. Datos poblacionales y área urbanística
  3. La oferta del consumo cultural mediatizado de los capitalinos
  4. La Ciudad: El Consumo Simbólico y los lenguajes que ofrecen los medios masivos de comunicación
  5. Referencias

Origen de la ciudad como referente cultural hegemónico del país

La ciudad de San Salvador, capital de la República de El Salvador, en Centro América, fue la primera ciudad de españoles que se fundó el 1 de abril de 1525, por decisión del Capitán Gonzalo de Alvarado, recogiendo con ello una rica tradición histórica, socioeconómica, cultural prehispánica y actualmente transcultural en virtud de las migraciones internas.

La ciudad, desde sus orígenes, era una localidad de españoles y criollos que por ley debían estar separados de los pueblos indígenas de los alrededores. Desde un principio su desarrollo urbano estuvo relacionado con la dinámica social, política, simbólica y económica de estas concentraciones, localidades que hoy conforman el área metropolitana y que en realidad eran poblaciones mayoritariamente ladinas.

Dichas poblaciones desde el comienzo generaron flujos en los procesos de articulación entre la cultura española e indígena, ente todo debido a la cercanía e interacciones que socialmente se generaron y que, en gran manera, contribuyeron a dinamizar los procesos de transculturación, el mestizaje y, en el ámbito religioso y cultural, el sincretismo, expresado en la organización de instituciones para religiosas como las cofradías, hermandades, mayordomías, etc. las cuales se encargan, desde entonces y hasta nuestros días, de organizar los eventos populares que van desde las profesiones de la Semana Santa, las romerías, fiestas patronales, ferias, carnavales, etc.

Ejemplo de lo anterior es la celebración, conocida hasta nuestros días como "la bajada", la cual viene celebrándose desde el cinco de agosto de 1880, como parte de las fiestas patronales de la ciudad, en honor al Salvador del Mundo y que era organizada por una cofradía llamada en ese tiempo como "La Cofradía de la Transfiguración". Con los años ésta festividad pasó a ser denominada oficialmente como fiesta popular de acuerdo con un decreto de esa época, ya que en realidad la procesión era organizada por el pueblo y no por la iglesia católica que se resistió vanamente a aceptar la realidad del sincretismo religioso y la popularidad pagana que conlleva.

El sincretismo religioso se manifestó como un flujo mutuo entre las diversas poblaciones vecinas y San Salvador, no fue un fenómeno aislado, limitado a ciertos sectores o barrios de la época. Este fenómeno, a pesar del choque cultural y la consecuente transculturación, le dio un gran impulso cultural y comercial a las poblaciones, creando nuevas instituciones sociales lo cual demuestra que, desde un principio la transculturación, como proceso histórico de contacto social de dos culturas antagónicas, implantó una nueva orientación social y, desde luego la internalización de nuevos simbolismos, tradiciones y consumos materiales e intangibles.

Desde sus orígenes, la ciudad fue el punto de concentración de elites, en todos los sentidos, ya que fue el espacio donde fluyeron las ideas progresistas, las ideas del contrato social, de los derechos humanos universales que impulsaron las luchas independentistas de esos años (1811, 1821). Es precisamente en febrero de 1841 que la Asamblea Constituyente funda la Universidad de El Salvador como una institución estatal, obviamente destinada a formar elites intelectuales y funcionarios públicos de alto nivel, al tiempo que servía de espacio para la investigación y extensión cultural, así como para generar críticas y alentar debates sobre los problemas nacionales.

Los cambios que experimentó la ciudad fueron de toda índole, incluyendo los arquitectónicos, tal como lo atestigua la construcción de la Plaza Morazán en 1882, del Paseo Independencia en 1990, al mejor estilo parisino, y muchos más que fueron diseñados con fines recreativos y contemplativos. Así por ejemplo, a pesar de los múltiples terremotos que en su historia han prácticamente devastado a la ciudad (1854, 1873 1965, 1986, 2001), ésta siempre se ha venido transformando sin cesar.

A pesar de las destrucciones causadas por la naturaleza, la traza urbana, la organización barrial, las vecindades o mesones, las formas de organizaciones religiosas y paganas, las construcciones, el uso del espacio libre y del tiempo, propiciaron las condiciones sobre las cuales se construyeron y desarrollaron los nuevos escenarios simbólicos y las identidades propias de la modernidad.

En ese marco, la migración rural hacia la ciudad, que para 1918 ya contaba con 149.826 habitantes, según el censo de la época, contribuyó también a configurar no sólo el panorama habitacional, sino que a redefinir las nuevas visiones socioculturales y los estilos de vida, tan es así que entre los procesos que contribuyeron a moldear la nueva mentalidad urbana están la ampliación del aparato burocrático vinculado al beneficiado y exportación del café y las consecuentes vías de comunicación que facilitaran el transporte de dicho producto, como por ejemplo el ferrocarril y los puertos marítimos.

Sin embargo, de acuerdo con Mario Lungo Uclés (1992), lo que realmente propició el desarrollo de los procesos urbanos de la actual ciudad de San Salvador fue el desarrollo de la manufactura y el comercio, que permitió la incorporación de gran parte de la población emigrada y de la necesaria ampliación del aparato estatal y de las actividades económicas relacionadas siempre con el café. Esto explica el crecimiento y el afianzamiento de San Salvador, sobre las otras ciudades del territorio salvadoreño, convirtiéndose, hasta nuestros días, en el centro político administrativo y comercial de la nación y en el referente cultural y simbólico de la identidad salvadoreña.

En concreto, la consolidación de la identidad nacional como fenómeno de masas se lleva a cabo a través de un proceso paulatino, sostenido, en el que fue esencial la afirmación de San Salvador como ciudad capital, rectora del desarrollo nacional en todos los sentidos y por lo mismo hegemónica sobre las identidades locales de las restantes ciudades, villas y municipios del país.

Por otro lado, ya en las primeras décadas del siglo XX, la ciudad continuó construyendo nuevas imágenes y símbolos culturales. Los 12 barrios históricos y la organización que les acompañaba, tales como los gremios de artesanos, las cofradías, clubes de servicio, equipos deportivos, etc. eran el punto de encuentro y de reconocimiento de los diferentes sectores sociales.

Esto permitió desarrollar sentidos de pertenencia, de territorialidad, de cohesión social e identidad social, alimentadas por los distintos referentes gremiales, políticos y religiosos que hicieron posible enfrentar incluso los distintos desastres naturales, como los frecuentes terremotos (el de 1917 prácticamente no dejó en pie ninguna casa en la población de Mejicanos), que han asolado el área metropolitana desde el periodo de su fundación y aún antes de ello.

Con la llegada de los emigrantes del interior del país, en distintas épocas, fundamentalmente del área rural, y que se ubicaron en las zonas periféricas, se generaron grandes problemas, tales como el hacinamiento residencial, la construcción de vecindades , mesones, condominios multifamiliares, la precariedad e insuficiencia de los servicios médicos, educativos, recreativos y de infraestructura social en todos los sentidos. Precisamente por la fuerte emigración hacia la ciudad, la población comenzó a crecer en proporción alarmante desde 1930.

Sobre los cambios arquitectónicos experimentados en la ciudad, a través de los años, estos han sido prácticamente permanentes debidos ante todo a factores naturales derivados de catástrofes o provocados accidentalmente. Para el caso, el incendio de la iglesia catedral en el año de 1951 dio paso a la actual y moderna construcción de concreto armado. Dichos factores han impulsado históricamente la construcción de nuevas edificaciones ante la destrucción de otras.

Por otro lado, durante la primera mitad del siglo XX, San Salvador recibió la confluencia de distintos grupos sociales, lo cual sacudió las estructuras políticas y económicas y hasta militares, generando con ello nuevos procesos de integración social y organización política, lo cual incluían, desde luego, las tendencias culturales predominantes en las potencias europeas, en Estados Unidos y en gran medida de México. Esto incluía los estilos, las modas, la música y, en menor escala, el consumo de los medios masivos de comunicación, fundamentalmente la radio y en cierta medida los periódicos, entre ellos: La Prensa Gráfica, El Diario de Hoy y el Diario Latino.

Para el año de 1962 ya existían 21 estaciones radiofónicas de tipo comercial, es decir privadas, y una estatal. Fue el periodo y en los años siguientes en que se pusieron de moda las radionovelas y los concursos musicales. En 1958 surge el Canal 4 y en 1969 aparece el Canal 2. En 1969 aparece la Televisión Educativa conformada por los canales 8 y 10. Todos estos canales transmitían en blanco y negro, hasta que en 1973 el canal 6 introduce el color. Hasta a mediados de 1970 estos medios de comunicación no transmitían todo el día, pues la programación estaba restringida a horas del mediodía, en la noche y los fines de semana

El paulatino proceso de expansión fue uniendo poco a poco la ciudad de San Salvador con los pueblos vecinos, producto del mejoramiento de las vías de acceso hacia la ciudad de Santa Tecla, y desde luego a la ciudad de Soyapango, hasta llegar a constituir lo que hoy conocemos como el Gran San Salvador, o Área Metropolitana de San Salvador (AMSS) , ya que no sólo fueron construidas áreas residenciales para los sectores hegemónicos, sino también para las capas medias emergentes, entre ellas las colonias Guatemala en la zona este, la Costa Rica en el sur y La Rábida en el norte, entre otras.

Entonces, los primeros cincuenta años del siglo XX fueron el escenario de los procesos socioculturales, de expansión comercial, arquitectónica y económicos que poco a poco definieron las identidades urbanas de la actualidad, al tiempo que fueron segmentando los diferentes sectores sociales, el lugar residencial en que se asentaron y la forma en que se apropiaron de la cultura y el uso del tiempo libre disponible en cada periodo y hasta nuestros días.

Ya desde las décadas de 1950 del siglo XX, la ciudad definitivamente es el centro cultural, educativo, financiero, comercial, industrial, político y poblacional más importante del país. Precisamente por ello, la fuerte migración proveniente del interior del país, acentuada en la década de los ochenta debido a la guerra civil, comenzó a poblar las ciudades vecinas, al grado que localidades como Soyapango, Ilopango, Cuzcatancingo, Mejicanos, Apopa, Santo Tomás, etc. empezaron a crecer sin planificación técnica.

Sus áreas urbanizadas sucumbieron a niveles insostenibles ya en los inicios del siglo XXI, de acuerdo a lo que estas podían ofrecer en cuanto a la disponibilidad de áreas residenciales y de servicios públicos básicos y aceptables. Esto explica el desorden urbanístico que se observa en estas ciudades en la actualidad, incluyendo los pocos espacios recreativos y de entretenimiento y las reducidas vías de acceso de que se disponen como forma de interconexión urbana, exceptuando actualmente el llamado anillo periférico.

En todo caso, la ciudad y el área metropolitana, como referente histórico y de identidad simbólica de los salvadoreños ha cambiado sustancialmente desde 1525 y continuará cambiando y complejizándose en la medida que crece en extensión territorial, áreas urbanizadas o de "turismo ecológico" (como es el caso del parque Balboa y el del Bicentenario ) y el número de habitantes, los cuales demandarán más y mejores servicios sociales, seguridad policial y espacios para el estudio, los deportes, el ocio y recreación; y desde luego, fuentes de que les permitan vivir dignamente para tener acceso a los bienes culturales que una ciudad que pretende ser medianamente moderna debe ofrecer a sus ciudadanos como parte de los derechos culturales inalienables.

Datos poblacionales y área urbanística

Actualmente, la Republica de El Salvador, el país más pequeño de Centro América, tiene una extensión de 21,040.79 kilómetros cuadrados. Según el VI Censo de Población y Vivienda del año 2007 tiene una población de 5, 744,113 habitantes, distribuidos en 14 departamentos y 261 municipios.

El Área Metropolitana de San Salvador (AMSS), donde se asienta la capital, es considerada de tamaño medio por el número de habitantes y la extensión de 610 kilómetros cuadrados. Está conformada por 14 ciudades interconectadas y estrechamente unidas geográficas, urbanística y culturalmente.

Como núcleos residenciales del Gran San Salvador, los municipios de Apopa, Ayutuxtepeque, Cuscatancingo, Ciudad Delgado, Ilopango, Nejapa, Mejicanos, San Marcos, San Martín, Soyapango, Tonacatepeque, Antiguo Cuscatlán Santa Tecla y Santo Tomás, se unieron a la ciudad capital en una unidad urbanística con personalidad propia, pero también con problemas sociales, de seguridad y de infraestructura comunes.

De acuerdo con datos de la Oficina de Planificación del Área Metropolitana (OPAMSS), aproximadamente el 27 por ciento de la población total del país y el 59 por ciento de la urbana residen en el Gran San Salvador. En San Salvador, 9 de cada 10 personas viven en condiciones urbanas. Esto implica que 1.566,629 personas habitan oficialmente el Área Metropolitana de San Salvador y que el 45 por ciento del producto interno bruto (PIB) del país, también tiene su origen en las ciudades antes mencionadas, hasta el año 2008.

En la práctica, como parte del Gran San Salvador, ya puede incluirse también a las ciudades de Quezaltepeque, Santo Tomas, Santiago Texacuangos y el cantón Lourdes-Colón. Oficialmente dichas poblaciones no pertenecen al área metropolitana, aún cuando están muy cerca geográficamente, pero se estima que pronto lo harán ya que la Ley de Desarrollo y Ordenamiento Territorial del AMSS no lo prohíbe y, lo que es más, con ello se vería favorecido con ciertos servicios y proyectos conjuntos. Esto implicaría, como contraparte, que la población de la zona metropolitana crecería significativamente en varios miles, lo cual también traerá otros problemas, entre ellos el de la seguridad ciudadana.

Como unidad urbanística, paradójicamente, y tal como se le puede observar actualmente, el Gran San Salvador prácticamente comenzó a tomar forma moderna de núcleo residencial emergente, a partir de los primeros años de la década de los sesenta aproximadamente, y cobra impulso a partir de la guerra civil de la década de los años 80. Contribuyó también a ello la crisis económica del sector agrícola, la enorme migración del campo hacia la ciudad y la concentración de diversos recursos humanos del sector burocrático, comercial y de servicios en la ciudad capital.

Como producto del consumo de bienes y servicios, se produce 1 mil 500 toneladas métricas diarias de basura solo en San Salvador , 53 mil toneladas de basura ingresan mensualmente en el relleno sanitario de Nejapa, provenientes de los 14 municipios ; sin embargo, 16 mil toneladas al mes quedan fuera del sistema de recolección, según datos de MIDES.

Asimismo, más de 500 mil vehículos circulan a diario por las estrechas, dañadas y desordenadas calles de los distintos e interconectados municipios, según cálculos oficiales hasta el año 2008. La disposición final de los desechos sólidos y el pesado tráfico vehicular constituyen, entre otras dificultades, un serio problema por resolver.

Además de los problemas mencionados anteriormente, el desmejoramiento de barrios y colonias en cuanto a sus calles sin mantenimiento adecuado , la saturación de los maltrechos drenajes para aguas lluvias, el deficiente alumbrado público, la inadecuada construcción y mantenimiento de zonas de esparcimiento, la débil seguridad ciudadana, etc. son tareas que requieren una acción concertada de las municipalidades, además de los fondos económicos que, a decir verdad, son insuficientes y en muchos casos precarios. La concentración poblacional, incluyendo la flotante, y la precariedad de recursos económicos de los municipios genera toda una gama de problemas comunes difíciles de resolver por el momento.

Para tener un panorama del área Metropolitana del Gran San Salvador, presentamos a continuación un cuadro resumen de la estructura actual y la fecha en que se les concedió el título de ciudad, para fines ilustrativos:

Cuadro 1

Ciudad

Ciudad desde

Población

Extensión Km.2

Mejicanos

11 / 9 / 1948

140,751

22.21

San Salvador

1 / 4 / 1525

316,090

72.25

Santa Tecla

8 / 8 / 1854

121,908

112.20

Antiguo Cuzcatlán

27 / 3 / 1987

33,698

19.41

Apopa

7 / 6 / 1921

131,286

51.84

Tonacatepeque

6 / 2 / 1878

90,896

24.32

Cuscatancingo

31 / 3 / 1903

66,400

5.40

Ayutuxtepeque

1 / 10 / 1971

34,710

8.41

Ciudad Delgado

17 / 9 / 1968

120,200

33.40

San Martín

26 / 10 / 1946

72,598,

55.84

Soyapango

21 / 1 / 1969

241,403

29.72

Ilopango

29 / 6 / 1971

103,862

34.63

San Marcos

12 / 10 / 1976

63,209

14.61

Nejapa

1 / 11 / 1959

29,498

83.36

Fuente: Elaboración propia con base a datos del VI Censo de Población y Vivienda del año 2007 (Digestyc) y el Diccionario Geográfico de El Salvador (Inst. Geográfico Nacional).

Las ciudades de Quezaltepeque, con 52.643 habitantes; Santo Tomas, 63,209 habitantes; Santiago Texacuangos, con 19.428 habitantes y el cantón Lourdes-Colón, con 96,989 habitantes; todos según el Censo de 2007, tal como lo mencionamos anteriormente, prácticamente ya forman parte aunque de manera no oficial del AMSS. Estos cuatro municipios tienen una población en conjunto de 232,369 habitantes. Si sumamos la población de estas localidades, la población total del Gran San Salvador rondaría entonces 1, 799.998 personas que demandan más y más servicios de todo tipo.

A lo anterior agregamos que la población flotante es de aproximadamente, en el Departamento de San Salvador, de unas 250.000 personas y en el de La Libertad de 100,000 según el último censo, lo cual indica entonces que más de 350 personas se están moviendo continuamente en el Gran San Salvador, en periodos sumamente cortos.

En el ámbito demográfico, de acuerdo con el Censo de 2007, se conoce que el 54.7 por ciento de los habitantes del área metropolitana son mujeres, es decir, por cada 100 mujeres hay 87 hombres, lo cual es uno de los más bajos según el valor nacional. Asimismo, existen 4 mil 743 habitantes por kilómetro cuadrado en la ciudad capital (Soyapango tiene 8, 523), aunque en todo el Departamento de San Salvador la densidad poblacional es de 1,737 habitantes y en el de La Libertad es de 401. El rango de edad es de 61.5 por ciento de menores de 30 años y el 28.4 por ciento entre 30 y 60 años, de acuerdo con informes oficiales.

La oferta del consumo cultural mediatizado de los capitalinos

En lo referente a medios de comunicación existen cuatro periódicos de circulación nacional que tienen su sede en la capital de la República con tirajes que sobrepasan en el caso de La Prensa Grafica y El Diario de Hoy los 60 mil ejemplares diariamente, aumentando a unos 75 mil los fines de semana. Estos periódicos tienen como grupo objetivo básicamente los sectores altos y medios del país y sin duda son los más influyentes política, económicamente y en introyectar consumos culturales y de bienes tangibles de todo tipo.

También existe el periódico "Más", el cual es un medio vespertino cuyo grupo objetivo son los sectores populares de las clases bajas urbanas; sin embargo, Diario El Mundo y el Co-Latino son rotativos que aunque tienen tirajes menores (no sobrepasan los 30 mil ejemplares diariamente, pero aumentan a unos 45 mil en los fines de semana), poseen un sector de lectores relativamente cautivos, fundamentalmente entre algunos estratos medios como el de empleados e intelectuales. En el ámbito deportivo, destaca la circulación diaria del periódico "El Grafico", el cual, al parecer, tiene bastante aceptación entre todos los sectores sociales del país, particularmente los jóvenes hombres.

Asimismo circulan muchas revistas escritas de institucionales diversas que publican contenidos científicos y culturales como los de la UCA (La Revista ECA es la más emblemática) y otras de algunas universidades privadas como la Tecnológica y Francisco Gavidia, con tirajes reducidos (mil como promedio cada una) y algunos periódicos institucionales como "El Universitario " de la Universidad de El Salvador (UES), "Orientación" de la Iglesia Católica, "Jerusalén" de tendencia evangélica, además de muchos otros que son ocasionales y de tirajes también reducidos. Los dos principales periódicos del país, también incluyen, cada cierto periodo (semanal, quincenal o mensual), revistas especializadas (séptimo sentido, Motor, el Economista, Mujeres, Campus, Gente…) las cuales se insertan gratuitamente en los ejemplares cotidianos.

Evidentemente, la lectura de periódicos, en mayor o menor medida entre segmento y segmento, constituye un elemento característico de las capas medias urbanizadas, en la medida que el nivel escolarizado y los ingresos se los permite.

Además, la necesidad de estar informados, conocer opiniones de líderes mediáticos, el entretenimiento, etc. son elementos prácticamente indispensables en el desarrollo del estilo de vida y laboral del hombre moderno del Gran San Salvador, del cual las capas medias forman parte en la actualidad, independientemente del nivel alcanzado en términos de lo que pudiera interpretarse en su sentido más amplio como modernidad tardía.

En El Salvador, actualmente existen 45 estaciones de televisión, tanto de cobertura nacional como locales. Solo en el AMSS tienen su sede 15 canales de televisión privados y uno estatal (canal 10) que tienen su sede en Santa Tecla. Estos transmiten en frecuencia VHF, Con un promedio de 22 horas diarias contando con una programación variada, incluyendo religiosos. Cinco de ellos son cristianos (canales 8, 17, 25, más el 57 y 98 en señal de cable) y el resto su programación variada incluye telenovelas, deportes, noticieros, música, cartoons, películas, realities, etc.

Actualmente hay 71 compañías de Tv por cable o satelital en todo el país, de las cuales 20 operan únicamente en el área Metropolitana. Sin embargo, existen tres empresas de televisión por cable o satelital (Annet-tigo, Claro TV, Sky, en la ciudad de Apopa existe otro sólo para dicha ciudad y zonas adyacentes) las cuales acaparan el mayor porcentaje de suscriptores que cobran en promedio unos 25 dólares mensuales con derecho a recibir más de 198 canales de los diversos países del mundo, según el paquete contratado. Hasta el año 2011, el 52 % de hogares ubicados en el gran San Salvador tienen Tv por cable o satelital.

En términos generales, siete de cada 10 salvadoreños prefieren la televisión que otros medios, tanto para divertirse como para darse cuenta de lo que pasa en el país, según diversas encuestas. Y entre los sectores medios del área metropolitana de San Salvador, prácticamente el 100 % tiene televisión y ven, en promedio, 3.5 horas al día, predominando el visionado de telenovelas (68%) películas, (82 %) y deportes (64 %).

Sin duda la televisión es el hábito social más difundo entre las capas medias capitalinas, sobresaliendo el visionado de cable y al ser empleados públicos o privados en su gran mayoría, las horas de la noche son las preferidas. Cabría pensar entonces que los sectores medios salvadoreños intelectualizados, están bastante influenciados por la televisión y que, por lo mismo, sus saberes son fragmentados en muchas de las temáticas o problemáticas que preocupan a las científicos, escritores, artistas y los humanistas de los principales centros de educación nacional como son las universidades o centros de investigación.

Ver televisión, como sabemos, es una actividad paralela o simultánea de un proceso complicado mediático- comunicacional.

No obstante, ésta actividad a manudo se realiza de manera imperceptible o no son advertidas por los sujetos-audiencias en la medida que conllevan un alto grado de automatismo y rasgos individuales; sin embargo, precisamente por los rasgos individuales de los sectores medios salvadoreños (relativa capacidad económica, nivel de estudios, etc.) estos son discriminativos y selectivos como producto de las mediaciones que les acompañan por lo que se ven "obligados" a ser activos en cuanto al consumo de determinados medios, preferencia por ciertos canales y la consecuente programación.

Y es que la televisión, ya sea a través de programas de noticias nacionales e internacionales, o de cualquier formato, ha inaugurado una verdadera proliferación indiscriminada como referente de lo real. Esto supone un avasallamiento informativo de datos e imágenes, y la dependencia de ellos para sobrevivir en un mundo real. Son la construcción masiva de representaciones que estos logran del acontecer cotidiano y del devenir humano, por ello es que se habla de un efecto CNN en el ámbito político y otras áreas.

Creemos que las capas medias capitalinas, intelectualizadas o no, ven las informaciones televisivas no tanto por lo novedoso, sino por su exuberancia, su fragmentación, su mediada proliferación. Sin embargo, también es importante plantear que aún existen importantes sectores medios, ante todo el académico, para quienes la imagen televisiva debe confinarse únicamente a la subjetividad, a la fantasía, al divertimiento y a la imaginación.

Hemos de agregar que el uso bastante generalizado del servicio de televisión por cable, el cual también aumenta cuando el salario es mayor, refleja el predominio de la televisión como medio de entretenimiento, información y educación. Es más, para muchos hogares es sinónimo de cierto estatus, si tomamos en cuenta que los hogares en nivel de pobreza prácticamente no pueden acceder a dicho servicio, aunque tal parece que la tendencia es hacia el aumento de usuarios, lo cual no implica la compra del servicio automático de ciertos canales denominados "premiun", que exigen un pago extra mensual que puede oscilar entre 5 y 10 dólares, además de la cuota mensual contratada, que oscila en promedio en unos 25 dólares o más, según el número de canales disponibles.

Por su parte, en el ámbito de la radiodifusión sólo en el área metropolitana transmiten varias emisoras privadas entre AM. y FM las cuales incluyen en su programación fundamentalmente música, noticieros, deportes y variedades. Se sabe que, aproximadamente, las capas medias del área metropolitana del Gran San Salvador, escuchan radio "muchas veces" durante el día, incluyendo un 18 % que se informa con noticias y un 9% que le pone atención a los programas de opinión, lo cual evidencia que este medio tiene un alto grado de penetración cultural.

Escuchar radio y generalmente cualquier emisora que en determinado momento llene el requisito de entretener, se somete también a la misma lógica de todo consumo mediático. En su orden, y por las características de cada medio, del momento determinado, condición económica, edad, sexo, tipo de trabajo, etc., la radio ocupa el segundo lugar de preferencias entre los capitalinos, seguido de los periódicos diarios. Esta es la lógica del mercado de los medios en el ámbito mundial, tanto en los países desarrollados como en los de desarrollo medio, como es el caso de El Salvador.

Es lógico que la radio ocupe una alta preferencia entre los capitalinos, dada las características materiales, su costo, accesibilidad y el contenido de la programación, que es fundamentalmente entretener mediante la música o cometarios ligeros. Además, la alta oferta de emisoras comerciales de entretenimiento es otro factor que incide mucho para que este medio sea muy aceptado, aún entre aquellos sectores supuestamente intelectualizados o académicos.

Está claro que la radiodifusión sigue siendo muy útil, por la programación musical, el periodismo de precisión, los consejos de todo tipo, comentarios diversos, etc. para los distintos sectores sociales a escala mundial y en el Gran San Salvador la situación no es diferente.

Cuadro 2

Emisoras de Radio con Sede en el Gran San Salvador

(Hasta 2008)

Frecuencia y Propiedad

Cantidad

Número de emisoras

36 emisoras

Dial AM.

5 emisoras

Dial FM.

31 emisoras

Comercial / privadas

27 emisoras

Estatales

2 emisoras

Religiosas (católicas y evangélicas)

4 emisoras

Nota: En el país existen 196 emisoras de radio en Fm y 71 en AM.

Fuente: Monitores publicitarios de El Salvador (2008).

Por otro lado, en toda la zona metropolitana existen decenas de ciber-cafés (muchos sin estar registrados legalmente) que cobran $ 0.50 la hora como promedio, ya sea para consultar el Internet, "chatear" o simplemente divertirse. Sin embargo la brecha digital sin duda sigue siendo muy alta entre las distintas capas sociales de la población capitalina, pero evidentemente es menor respecto al acceso y los usos de internet con relación a las ciudades del interior del país, pues la mayoría de abonados se encuentran en el área metropolitana de San Salvador.

Cuadro 3

Usuarios de Internet a escala nacional hasta el año 2009

Datos sobre el uso de la informática

Cantidad

Crecimiento anual

30.8 %

Usuarios con conexión en casa

10.8 %

Usuarios que utilizan tecnología ISDN

23.0%

Cantidad de Ciber- cafés en San Salv.

Más de 100

Nota: la tecnología ISDN es aquella que permite el acceso a internet a través de teléfonos móviles.

Fuentes: Elaboración propia, retomando diversas publicaciones de la Prensa Gráfica y El Diario de Hoy hasta el año 2010, según sitio web exitoexportador.com

Vale agregar, como dato que refleja la exclusión social, que en todo el país, sólo el 0.7 % tiene acceso a Internet; sin embargo, el 10.8 % de la población puede acceder a una computadora en el Gran San Salvador, donde se concentra la población con mayores posibilidades de acceder a las tecnologías de la información y la comunicación.

Asimismo, según el censo referido de 2007, en los departamentos de San Salvador y La Libertad se concentra el 84% del total de cuentas de correo electrónico del país.

Dada la brecha tecnológica, consultar Internet aún no es una práctica masiva en muchos sectores capitalinos, incluso ni en las capas altas, aunque es más frecuente, por razones obvias, entre el sector dedicado a las actividades académicas. A lo anterior hemos de agregar que no todos los sectores, principalmente las capas medias-bajas, no poseen computadora.

En lo que respecta a la posesión de equipos computacionales ciertamente los costos siguen siendo elevados, ya que un equipo clonado, por ejemplo, cuesta unos 600 dólares en efectivo dependiendo de la marca, los programas instalados y sin el mantenimiento.

Es importante recalcar que el equipamiento de tecnologías computacionales puede permitir mayores ventajas productivas y de asimilación para los sectores académicos y estudiantiles, por ejemplo. Debido al todavía limitado equipamiento en lo hogares, presumimos que hay limitaciones para elaborar tareas académicas y que, por lo tanto, poseer dicho equipamiento constituye un anhelo de estos sectores, en el caso de los que no los poseen.

Esto explica también, porqué los hogares con Internet, instalado permanentemente mediante un contrato con un proveedor sean pocos, relativamente confirmando con ello la brecha digital, la cual aumenta cuando el salario obviamente es más bajo, de allí que la alternativa sea visitar los ciber-café, cuando se necesita de ésta herramienta tecnológica.

En el mismo orden, la telefonía móvil se encuentra plenamente extendida y ya es difícil encontrar teléfonos públicos pre pagados o de monedas en las zonas de la ciudad, debido a que realmente ya no son necesarios. Prácticamente el 99 % de hogares de las capas medias poseen teléfonos fijos en sus hogares, de acuerdo con datos de las distintas empresas de telefonía.

En el mismo orden, según datos de la Superintendencia de Electricidad y Telecomunicaciones para el año 2010, en El Salvador existen 7, 513, 654 teléfonos móviles en uso (se tienen 124 teléfonos móviles por cada 100 habitantes) y 1, 137 mil con aparatos fijos. Sin duda, la mayoría de estos usuarios residen en el área metropolitana. Vale decir que el país es cubierto por 4 empresas de telefonía (Telemovil, Telefónica, Telecom y Digicel), además de las de conexión satelital.

El costo por llamar durante un minuto ronda entre los 8, 15 y 20 centavos de dólar, el cual varía con los paquetes de "ofertas", que incluyen hablar "gratis" los fines de semana, horas nocturnas o días de asueto, entre otros, siempre y cuando se hable hacia los Estados Unidos y Canadá (para cobrar allá) que es donde residen más de 2.3 millones de salvadoreños, según el Ministerio de Relaciones Exteriores.

Se advierte que hablar a través del teléfono, "sólo por hablar" (puede ser móvil o fijo) es una actividad bastante común prácticamente en todos los sectores bajos, medios y altos. Esto tiene su lógica, porque la tendencia actual es a hacer más uso de los equipamientos tecnológicos, sacrificando a veces los ingresos para cubrir otras demandas tangibles.

Hemos de agregar que el acto interactivo de llamar a través del teléfono, por necesidades no laborales estrictamente, indica que se valora mucho el acto comunicativo con familiares, amigos o compañeros de otra actividad no laboral. Esto podría interpretarse también como una fuerte tendencia adictiva hacia el uso del teléfono cuando "se habla sólo por hablar", para demostrar cierto estatus cuando se habla a través de un celular (máxime si es de tercera generación), e incluso cierta forma de evadir o reafirmar controles formales propios de un hogar o el centro de trabajo.

Por otro lado, en cuanto al entretenimiento fuera de casa, en el área metropolitana funcionan 35 salas de cine privadas que cobran en promedio 4 dólares por exhibición, la mayoría de ellas ubicadas en los diversos mega centros comerciales y con instalaciones modernas que incluyen visionado en tercera dimensión.

En la regularidad para asistir al cine, se advierte una relativa poca disposición, aunque no siempre. Probablemente esto sea así porque dados los equipamientos tecnológicos como el DVD, y la inseguridad ciudadana, el entretenimiento a través del cine se ha traslado a casa y más aún cuando la televisión por cable y la consecuente suscripción a determinados canales de cine que están codificados (canales premium), hacen posible ver películas que por alguna razón uno no puede encontrar en las salas de alquiler, legales o piratas, que abundan en el Gran San Salvador. Entonces, básicamente asistir al cine se reserva para los estrenos y en los fines de semana, pero no siempre en un mes.

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