Acerca de la noosfera o la esfera de las ideas en el pensamiento de Edgar Morín (página 2)
Enviado por Ariel Charry Morales
Tradicionalmente se ha distinguido entre lo natural y lo artificial, entre naturaleza y cultura, afirmándose que cultura es todo aquello que produce el hombre y, todo aquello que piensa el hombre. Obviamente que el mundo humano sin ideas, sin creencias, sin concepciones filosóficas, científicas, cosmológicas, sería un mundo de negación de lo humano y, no solamente el ser humano crea su propia realidad social (el ser humano organiza la sociedad), sino que a su vez el hombre se ve ordenado de acuerdo a la propia organización social. En ese sentido vale hablar de una co–construcción social de la realidad (Cfr. Morin, 1992; p. 24). Pero el conocimiento no está sometido irrestrictamente a una cultura. Gracias a que esto es así, las comunidades, las sociedades cambian. Por esto "los individuos no son todos, ni siempre, incluidas las condiciones culturales más cerradas, máquinas triviales que obedecen impecablemente al orden social y a las conminaciones culturales" (Ibíd., p. 25), de tal suerte que nuevos conocimientos, como ha ocurrido hasta hoy, pueden modificar una cultura, pueden modificar el trayecto de la historia humana. El hombre interpreta la realidad pero también puede cambiarla, como también ha cambiado la interpretación de esa realidad. Se da una influencia cultural permanente, los elementos culturales externos inciden más directa o indirectamente sobre los individuos.
Como señala García Canclini (1997, p. 142),
La noción de público es peligrosa si la tomamos como un conjunto homogéneo y de comportamientos constantes. Lo que se denomina público en rigor es una suma de sectores que pertenecen a estatus económicos y educativos diversos, con hábitos de consumo cultural y disponibilidad diferentes para relacionarse con los bienes ofrecidos en el mercado. Sobre todo en las sociedades complejas, donde la oferta cultural es muy heterogénea, coexisten varios estilos de recepción y comprensión, formados en relaciones dispares con bienes procedentes de tradiciones cultas, populares y masivas. Esta heterogeneidad, se acentúa, en las sociedades latinoamericanas por la convivencia de temporalidades históricas distintas.
Sobre estas bases, la estética de la recepción cuestiona que existan interpretaciones únicas o correctas, como tampoco falsas de los textos literarios. Toda escritura, todo mensaje, están plagados de espacios en blanco, silencios, intersticios, en los que se espera que el lector produzca sentidos inéditos. Las obras, según Eco, son "mecanismos perezosos" que exigen la cooperación del lector, del espectador, para completarlas. Por su puesto, las obras suelen incluir instrucciones más o menos veladas, dispositivos retóricos, para inducir lecturas y delimitar la actividad productiva del receptor.
Dentro de la cultura hay elementos homogéneos, hay significados establecidos y aceptados por consenso, por comunidades especificas que así lo determinan, pero en el transcurso del tiempo también se dan asimetrías que posibilitan el enriquecimiento cultural o la modificación de significados. Por lo demás, la cultura se modifica en razón no sólo del conocimiento de lo cultural, sino también por el hecho de que los diversos discursos sociales se entretejen y permite que esta modificación se produzca. La cultura cambia desde el interior del discurso de la cultura, pero también gracias a los discursos que le son exógenos. De todos modos la interpretación de lo cultural, de lo social, de la obra de arte, del texto literario no es infinitamente arbitraria, por el contrario hay poderes que establecen directrices, pautas en la significación de las interpretaciones que se determinan más legítimas, se da un conflicto o pacto de poderes entre diferentes estamentos sociales. Se trata de lo que muy bien denomina García Canclini como la comunidad hermenéutica posible, en una sociedad y en un momento histórico dado.
Morin habla de las determinaciones o de los determinismos que pesan sobre el conocimiento y explicita la dinámica de estas tensiones que implican sistemas, intersecciones y subsistemas, esto es, determinismo de grupos, clases, sectas y élites. Pero estos determinismos sociales o externos se completan con los determinismos internos al mismo conocimiento, que de acuerdo con Morin son mucho más categóricos. Los individuos nacen marcados culturalmente (imprinting cultural), esto ocurre bajo condicionamientos, educación o manipulación donde se impone, gobierna o controla los pensamientos, ideas y discursos que circulan en el contexto social. Estas marcas culturales se imprimen en el mismo cerebro desde los primeros años de edad, incluso desde el proceso mismo de gestación, de tal forma que la marca cultural se fija en lo más profundo de la anatomía de los individuos para condicionar su modo de actuar y de conocer.
¡Qué tremendo determinismo pesa sobre el conocimiento! Nos impone qué hay que conocer, cómo hay que conocerlo, lo que hay que conocer. Manda, prohíbe, traza las rutas, establece balizas, alza las alambradas de espinas y nos conduce allí donde debemos ir. (Morin, 1992; p. 27)
La familia, la escuela, las instituciones son mecanismos que multiplican y refuerzan las ideas y creencias dominantes. La misma cultura es un mecanismo de control y las creencias e ideas arraigadas permiten que los individuos se autorregulen. La realidad social es una construcción humana, pero es una construcción susceptible de ser acomodada, amañada, manejada por ciertos sectores dentro de un espacio y época determinada. Más aún, "desde la infancia estamos culturalmente hipnotizados", lo que produce que individuos de sectores populares y, también reconocidas personalidades y hombres de ciencia miren cosas que no son, porque de hecho de lo que se trata es de fenómenos culturales de alucinación colectiva. Esta es la razón por la que un grueso de la población o un numero amplio de personas ve terrorismo allí donde hay liberación, ve liberación allí donde hay invasión, ve bonanza allí donde hay pobreza, ve seguridad y prosperidad allí donde hay delincuencia y estancamiento, ve futuro allí donde hay incertidumbre e impotencia. "La alucinación que hace ver lo que no existe se une a la ceguera que oculta lo que existe."
Dentro de la sociología del conocimiento Morin señala que la marca cultural (imprinting) se acompaña de la normalización que "se manifiesta de forma represiva o intimidatoria", es la encargada de poner en cintura a los individuos o grupos, es la que manda a callar o liquidar físicamente a quienes quieren subvertir el orden de lo dado. Ciertamente, en algunas sociedades avanzadas este método represivo no se utiliza, pero se usa otro tipo de mecanismos para mantener a raya a los individuos que quieren salir del redil, hay diferentes formas de intimidación, diversidad de presiones en la forma de pensar o, tergiversación y descalificación de las ideas. También el silencio de las ideas y pensamientos novedosos es una estrategia poderosa.
En las sociedades circulan dos tipos de normas: las explícitas y las implícitas. Estas últimas son las que más se hacen sentir, se manifiestan en todas partes, en las empresas los empleados acurdan sus propias dinámicas laborales sin salirse de manera notoria de lo institucionalmente establecido; en la calle hay acuerdos ciudadanos implícitos pero, las instituciones y los órganos de gobierno tienen sus propios acuerdos intrínsecos que hacen sentir a toda costa. La normalización, "mantiene, impone la norma de lo que es importante, válido, inadmisible, verdadero, erróneo, estúpido, perverso. Indica los límites que no se pueden franquear, las palabras que no se pueden proferir, los conceptos a desdeñar, las teorías a despreciar" (Morin; 1992; p.p. 29, 30). En consecuencia la marca cultural y la normalización son los mecanismos que aseguran la permanencia y estabilidad de las estructuras que dirigen y organizan el conocimiento y, a su vez, son dichas estructuras las que aseguran que se produzca lo contrario. En las sociedades predominan los procesos de reproducción. Mientras se busca la permanencia de las estructuras culturales y del conocimiento, es necesario aceptar que, quiérase o no, en un momento dado se producen cambios pausados, transformaciones o incluso revoluciones, como también lo postula Kuhn.
Transformación de la cultura y el conocimiento
Morin no niega la transformación de la cultura y el conocimiento, cambio que es visible en la historia de las ideas y de la ciencia. Va a considerar tres elementos que debilitan la marca cultural y suavizan la normalización, estos son, el diálogo cultural, el "calor" cultural y la expresión de desviaciones. Hoy en día se hace referencia al diálogo de saberes, a las comunidades científicas, al acuerdo y consenso en el conocimiento. Si se habla de acuerdos es porque hay desacuerdos, diferencias, ópticas distintas, posturas filosóficas, intereses en el conocimiento que promulgan un nuevo paradigma frente a paradigmas obsoletos en razón a descubrimientos recientes o a construcciones más convincentes. "Los respectivos dominios de fecundidad de los paradigmas rivales se ven puestos a prueba hasta que una diferencia, amplificada y estabilizada por los circuitos académicos, decide la victoria de uno de ellos. (Prigogine, 1983; p. 274)
Es bien sabido que la actividad de hacer ciencia e investigación científica se desarrolla dentro de parámetros normales (Kuhn), en otras palabras, dentro de un miramiento efectivamente conservador, lo que le permite afirmar a Prigogine que "las comunidades científicas provocan crisis de forma sistemática, pero es en cierta manera de forma involuntaria" (1983; p. 275). Casualmente los sistemas de acreditación académica a nivel nacional e internacional buscan la estandarización de dichos procesos, hay una gran preocupación por la homogeneización y la unanimidad por el cómo se hace investigación y ciencia. De todos modos, la dialógica cultural se presenta en muchas sociedades sustentada sobre la diversidad individual o de grupos de investigación que postulan puntos de vista divergentes, concepciones y teorías; son sociedades pluralistas en las que circulan muchos discursos pero, que de todos modos predominan los más acreditados en cada uno de los campos y contextos respectivos.
En sus escritos hay algo que Morin realiza con frecuencia y es la utilización de lo que él llama "metáforas" (p.p. 38, 39), este autor es muy dado a transponer o yuxtaponer conceptos de las ciencias naturales en general y, de la física actual en particular. Ciertamente,
Debemos aprender, no a juzgar la población de conocimientos, de prácticas, de culturas producidas por las sociedades humanas, sino a entrecruzarlos, a establecer comunicaciones inéditas entre ellos, que nos pongan en condiciones de hacer frente a las exigencias sin precedentes de nuestra época (Prigogine, 1983; p. 280)
Aunque siempre ha existido y debe existir una interacción entre las ciencias, se hace necesario mantener ciertos límites para conservar el rigor conceptual de cada una de las disciplinas del saber científico. En algunas ocasiones Morin es muy ligero en este tratamiento, así nos habla de "el calor cultural" y nos dice:
El calor es una noción que ha invadido el universo físico. Allí donde hay calor, es decir agitación de partículas o átomos, el determinismo mecánico debe dejar paso a un determinismo estadístico y la estabilidad inmutable debe dejar paso a inestabilidades, turbulencias o torbellinos. Del mismo modo que el calor se ha convertido en una noción capital en el devenir físico, igualmente hay que dejarle un sitio capital en el devenir social y cultural, cosa que nos conduce a considerar, allí donde hay "calor cultural", no un determinismo rígido, sino condiciones inestables y cambiantes. Al igual que el calor físico significa intensidad/multiplicidad en la agitación y los encuentros entre partículas, igualmente el "calor cultural" puede significar la intensidad/multiplicidad de los intercambios, enfrentamientos, polémicas entre opiniones, ideas, concepciones. Y, si el frío físico significa rigidez, inmovilidad, invarianza, entonces se ve bien que la suavización de las rigideces e invarianzas cognitivas sólo la puede traer el "calor cultural" (Morin, 1992; p. 33)
Si bien es cierto que se entiende lo que quiere decir y lo que quiere significar con el concepto de "calor", metafóricamente hablando, que retoma de la física en directa connotación con el segundo principio de la termodinámica para de esta manera acuñar su concepto de "calor cultural", nos parece de todos modos que este tratamiento conceptual es muy flexible. Los conceptos dentro de cada disciplina tienen su propio significado y referencia que nos permite saber con precisión y certeza de qué se trata, por lo mismo es impropio copiar literalmente palabras y conceptos, lo que bien puede degenerar en algunos casos en confusión. Sin embargo tenemos que admitir que una fusión de contenidos científicos (a semejanza de las fusiones musicales), si se es cuidadoso, casi siempre ofrece buenos resultados. En la medida en que el hombre ha participado en el proceso musical desde tiempos remotos, recordando que en los primeros sonidos musicales se preocupó por imitar los sonidos de la naturaleza (dicho sea de paso, obedece a una secuencia o a un orden de sincronía magistral denominada la secuencia de Fibonaci, tomado este nombre de quien estableció el número phi como el orden perfecto establecido por la naturaleza en todas sus manifestaciones). La música no se aparta de ella, ya que de no ser así no se logra la armonía, ritmo y afinación.
Los músicos si no saben de la secuencia por su empirismo, de todos modos no la descartan en sus composiciones, de lo contrario no se conseguiría su fin que es ser agradable al oído y al espíritu.
Vemos como los grandes músicos han hecho aportes a la música, desde la época barroca (Bach), pasando por el renacimiento y el clasicismo construyendo formas evolucionadas de la música (Operas y Sinfonías). Para esta época se fusionaron los instrumentos de viento y los de cuerda creando la gran orquesta sinfónica o filarmónica.
En el siglo XIX, más exactamente en 1840, la familia de los saxofones (inventados por Adolf Sax) viene a revolucionar la música popular en Europa y América. ¿Cómo se da esta situación? A finales del siglo XIX con el apogeo de las bandas de vientos, los músicos venían trabajando ritmos europeos (valses, mazurkas, polcas, etcétera), que tienen una particularidad y es la poca instrumentación de percusión, pero se encuentran en América con descendientes afroamericanos que tocaban instrumentos de percusión con sabor tropical (procedencia de Guinea, Congo y demás países del África Tropical), y se "fusionan" dando como resultado los ritmos hoy conocidos como blues, reggae, salsa y el resto de ritmos antillanos.
En ciudades como New Orleans en la época de la gran recesión (1930), se da este fenómeno de fusión de instrumentos europeos (vientos) con instrumentos de origen afroamericano (percusión), cuyo resultado es la música contemporánea de gran riqueza musical denominada "jazz" en Norteamérica y bossa nova y samba en Brasil.
A finales del siglo XX con la incursión de la tecnología en las grabaciones musicales han aparecido ritmos nuevos como el reggaetón y otros que musicalmente no revisten gran calidad. La evolución es necesaria pero pasa lo mismo que con la clonación, no se debe abusar de ella.
Por lo demás, estamos de acuerdo que dentro de la sociedad existe una dinámica cultural cambiante; se presentan procesos sociales y culturales que modifican algunos o muchos de los componentes de una cultura, pero como no son procesos necesariamente radicales, esto permite que muchas estructuras se mantengan e incluso que se perpetúen durante décadas.
También se presentan convulsiones sociales que producen multiplicidad de eventos que rompen con la rigidez cultural. Dentro del contexto histórico se puede observar que la dialógica cultural, que el debate de las ideas, que la polémica entre concepciones u opiniones no es algo que siempre se haya aceptado de buena voluntad, incluso se ha llegado a no aceptar.
El predominio de ideas, de visualización del universo, en determinadas épocas, se impuso a sangre y fuego de tal forma que el fanatismo religioso, en primerísimo lugar, y el científico en segundo lugar, han sido nefastos en todas las culturas. El cristianismo retoma el estandarte del Imperio Romano cambiando uno de sus principios pilares, el de movimiento o secta humilde por el de Iglesia Católica Soberana; es el nuevo imperio que impone su verdad única e incuestionable, de tal forma que el modelo de "Iglesia" es una estrategia para reclutar adeptos, incrédulos y sobre todo para reclutar a quienes han perdido la esperanza, y así han ido propagando por todo el mundo un credo con ropaje de sagrado, verdadero y universal. Como refiere Morin:
La escuela de Atenas fue cerrada en el 529 como consecuencia del triunfo absoluto, en el Imperio romano, de una religión que imponía su Verdad incontestable; la tradición crítica fue suspendida durante algunos siglos, y la dialógica de las ideas tuvo que acurrucarse en el interior de la Fe (1992, p. 34)
De otra parte, Morin afirma la posibilidad de expresión de las desviaciones, la que se presenta por razones genéticas, sociales o aleatorias ya que en todo grupo familiar o comunal regularmente se dan diferencias de opinión como de interiorización y aceptación de las normas y leyes de una población o comunidad. Esos individuos o pequeños grupos que tienen una opinión divergente son los "desviantes potenciales" y los sujetos de las desviaciones, protagonistas de grupos marginales o, en el peor de los casos ¿o mejor?, de grupos que se rebelan socialmente. Aquí la marca cultural (imprinting) y la normalización son fuerzas de presión poderosas en contra de cualquier posibilidad de reproducción de ideas nuevas, ideas que para que puedan extenderse por toda la red social requieren en principio de lo que denomina Morin, de un "micro caldo de cultivo". Hay que empezar a persuadir a individuos y pequeños grupos de intelectuales para que diseminen las nuevas ideas en la esfera social y la desviación se convierta en tendencia y, ésta a su vez, en ortodoxia. Cuando las nuevas ideas se imponen éstas se institucionalizan y se convierten en norma, es decir, la normalización y la marca cultural se actualiza, donde lo que era marginal se interioriza en la sociedad convirtiéndose en la novedad cotidiana.
El proceso de formación de una tendencia es al mismo tiempo el de la legitimación cultural de esa tendencia: la concepción nueva se vuelve respetable y respetada, se institucionaliza, establece su regla, incluso su comienzo de normalización, en su esfera de influencia. De este modo, la "mentalidad científica", en un principio marginal y desviante, muy prudente, incluso astuta, respecto de los poderes ligados de lo espiritual y lo temporal, progresivamente se autonomizó y enraizó a la vez en el seno de la sociedad, creando sus asociaciones e instituciones y, en dos siglos, la ciencia se ha convertido en la nueva ortodoxia del conocimiento del mundo, pero una ortodoxia de nuevo tipo, puesto que comporta en su seno el debate y el conflicto de ideas. (Morin: 1992, p. 35)
Un caso típico en este sentido es la situación de Einstein cuando en 1905 siendo aún un desconocido, y él mismo aferrado a lo normativo de la física clásica, publicó en una revista científica, Annalen der Physik, tres artículos memorables; el primer artículo confirmaba la teoría del átomo mediante la explicación del movimiento browniano; el segundo razonaba el efecto fotoeléctrico partiendo de la hipótesis cuántica de Max Planck; y el tercero, formulado en el ensayo "Sobre la electrodinámica de los cuerpos en movimiento", desarrollaba la teoría especial de la relatividad. Allí aparece por primera vez la famosa fórmula E=mc2, que establece la equivalencia de masa y energía y la velocidad límite de la luz. Transcurrirán once años antes de que fuera mundialmente reconocido, gracias a que en 1916 da a conocer la Teoría General de la Relatividad, que rompe con la mecánica de Newton y la geometría de Euclides. Este acontecimiento abre de par en par las puertas a la física de la relatividad (especial y general) y a la física cuántica, dándose un trascendental rompimiento epistemológico en el siglo XX, constituyéndose en un hito de la ciencia, que rápidamente pasa a asimilarse y encuadrarse dentro de la nueva norma.
Recordemos las últimas palabras de la cita anterior de Morin: "en dos siglos, la ciencia se ha convertido en la nueva ortodoxia del conocimiento del mundo, pero una ortodoxia de nuevo tipo, puesto que comporta en su seno el debate y el conflicto de ideas". En mi opinión Morin no deja de tener razón, pero para que su crítica no se pierda en un juicio reconciliador y se vaya al traste su "calor cultural", y al mismo tiempo para no caer en una actitud filosófica radical de señalar que "lo que está cayendo empujadlo", al decir de Nietzsche, y a semejanza de la música, (cuando la música de vanguardia, la música que rompe con lo establecido la cantan, la bailan los papás y los abuelos y se escucha en los grandes salones, es hora de cambiarla); la verdadera ciencia siempre tendrá un toque "marginal y desviante", por eso la física cuántica tuvo tanta oposición en un comienzo, tampoco se ha dicho la última palabra al respecto, pero una gran ganancia obtenida es la flexibilidad del conocimiento y por eso mismo es importante observar cómo el llamado pensamiento complejo ha permeado poco a poco todos los saberes y discursos de la ciencia, incluso hasta elementos de la cotidianidad. Siempre se están descubriendo nuevos "ritmos" de ciencia, conocimiento no oficial. Esto será una lucha permanente porque el sistema, siempre busca institucionalizar todo lo que se le opone; a semejanza del mito de Zeus:
Desde el origen (Caos, Gaia, Eros), las Musas exponen la cuenta del mundo, el aparecer de las potencias divinas –elementos naturales-, sus alianzas, rivalidades, luchas…; así las montañas, los ríos, los mares…, y el hombre entre las cosas, se van articulando en una dinámica que culmina con el orden de Zeus. En esta progresión se instaura un mundo-verdadero que encuadra con exactitud la tensión orden-obediencia. Este orden es ratificado simbólicamente por los dos primeros matrimonios de Zeus, el rey y padre del mundo.
La primera esposa de Zeus es Metis, la Astucia, que obra con engaños y disimulos, una divinidad que "sabe más cosas que cualquier dios u hombre mortal". Metis encarna toda la esfera de lo imprevisible, la aleatoriedad constante, el peligro de una permanente creatividad-error incontrolable. Y Zeus, el poder, el orden, contrae matrimonio con Metis, con lo imprevisible, con la aleatoriedad. Por esta unión lo real siempre está acompañado, amenazado, por la aleatoriedad, por el peligro de una inestabilidad destructora. "Lógicamente", el poder debe eliminar la posibilidad a–lógica en el sistema. Así Zeus devora a Metis –su matrimonio es el primer paso para el control de la aleatoriedad, el segundo paso será su aniquilación. El poder anula el peligro de lo imprevisible absorbiéndolo –no marginándolo, sino integrándolo es su propia realidad. Desde ese momento la aleatoriedad, la prueba constante representada por Metis, forma parte de la existencia del poder: nada es imprevisible fuera de los límites de lo posible-real del sistema cuyo centro es Zeus. (…).
El segundo matrimonio de Zeus con Themis, símbolo del orden estable, de la fijeza irrevocable. Etimológicamente Themis se refiere a la construcción, designando la base, el fundamento, los cimientos. En su evolución, Themis significa el fundamento que fija los derechos de un grupo social bajo la autoridad de un jefe: los vere-dictos. Las themistes constituyen los límites legales de lo que se puede hacer. (Lorite Mena, 1982; p.p. 435, 436)
Como toda regla tiene su excepción, en algunos casos se aceptan las ideas nuevas cuando proceden de personas o individuos geniales, a pesar de no encontrarse dentro de los parámetros de la norma; no es fácil, de todos modos ha de contar con la aprobación de alguna autoridad o de una comunidad científica, en otras palabras, la oficialización de la originalidad en una comunidad determinada contrarresta o suprime la idea de desviación. Tal es el rechazo, tal es la intención de rechazo a la idea de desviación que las entidades oficiales de ciencia y tecnología agregaron el concepto de "innovación" (CT&I) a su razón social y la hicieron parte de su misión, además como concepto medible y evaluable cuantitativamente. Estas políticas sobre ciencia y tecnología no son nuevas, en Europa se vienen consolidando desde 1964, incluso desde antes:
Los trabajos pioneros de compatibilización metodológica de los datos de C&T a nivel internacional fueron comenzados en 1957, cuando el Comité de Investigación Aplicada de la Agencia de Productividad Europea, de la Organización para la Cooperación Económica Europea, inició una serie de encuentros de especialistas para discutir cuestiones metodológicas. Dichas reuniones generaron avances significativos en la compatibilización de los datos de I+D, produciendo cinco ediciones del Manual Frascati. (Jaramillo, H.; Albornoz, M., 1997; p. 368)
En Colombia 30 años más tarde se comienza a estructurar una política de C&T acorde con los lineamientos internacionales, así encontramos definiciones generales de sistema de investigación, en los autores antes mencionados (p.p. 7, 9), como la siguiente: "llamamos "Sistema nacional de investigación e innovación" al conjunto de instituciones y estructuras que gobiernan los procesos de creación y difusión del conocimiento y de la innovación"; y luego agregan que una de las funciones de este sistema es, "la producción de conocimientos "certificados", es decir, validados por la comunidad científica". En la página siguiente señala que "los avances científicos se dan a menudo en un contexto interdisciplinario en el que las fronteras disciplinarias tradicionales ya no constituyen la primera referencia".
De todos modos no se ha cerrado la discusión sobre lo que se entiende por investigación interdisciplinaria, ir más allá de las "fronteras disciplinarias", o multidisciplinariedad, o transdisciplinariedad; a pesar de que se suscribió una "Carta de Transdisciplinariedad" en 1994. Se considera que la interdisciplinariedad trata de la transferencia de métodos entre disciplinas. Como la pluridisciplinariedad o multidisciplinariedad, la interdisciplinariedad desborda las disciplinas pero sus objetivos aún permanecen dentro de la trama de las investigaciones disciplinares. En 1970 Jean Piaget introduce el término de "transdisciplinariedad", que implica aquello que está al mismo tiempo entre las disciplinas, a través de las diferentes disciplinas, y más allá de cada disciplina individual. Por esto mismo, su objetivo es la comprensión del mundo actual, para lo cual su objetivo fundamental es alcanzar la unidad del conocimiento global. Las confusiones no están superadas y hoy más que nunca autores de las distintas disciplinas, ya de las ciencias empíricas o naturales como de las ciencias humanas o sociales, interactúan con conceptos que ajustan a sus necesidades y propósitos. En la filosofía por ejemplo se presenta un caso controversial con relación a Salvoj Zizek, mundialmente reconocido como un prestigioso pensador pero no falta quienes lo toman con una actitud de incredulidad, a tal punto de llegar a afirmar que;
Su prosa parece una divertida parodia de la jerga posmodernista que entrelaza citas de Hegel con reflexiones sobre Matrix o Friends– pero no es parodia. Podría ser un talentoso performance artist, pero es leído como filósofo. Su cabeza es una prodigiosa licuadora que mezcla frenéticamente psicoanálisis, Mayúsculas, marxismo, comillas y cultura popular para producir una mermelada de provocaciones y punch lines. Su jalea de contra intuición ha sido extraordinariamente exitosa. (Blog de J. Silva Herzog)
Sin embargo, esta situación es de vieja data, en la misma Grecia antigua está presente, "en la época de Platón y Aristóteles, se fijan límites que canalizan el pensamiento en las direcciones socialmente aceptables. En particular, la distinción entre pensamiento teórico y actividad técnica queda fijada." Esto, luego de haber señalado Prigogine:
Sabemos pocas cosas sobre la filosofía de Jonia y de la Magna Grecia, pocas cosas sobre las relaciones entre el desarrollo de las hipótesis teóricas y la actividad artesanal y técnica florecientes en estas ciudades. Se dice que a consecuencia de una reacción religiosa y social hostil, algunos filósofos fueron acusados de ateísmo, expulsados o asesinados. Esta historia de "puesta en orden" pone en evidencia la importancia de los temas del testimonio y del riesgo –del martirio- en los relatos sobre la génesis y la amplificación de las innovaciones conceptuales. Explicar el éxito de la ciencia moderna, será también explicar el porqué los practicantes de la ciencia moderna no fueron perseguidos de forma masiva, y su aproximación teórica, ahogada en provecho de una organización sistemática del saber, según las categorías conformes a las expectativas colectivas. (Prigogine, Stengers: 1983; p. 42)
Esta situación no sólo ha sido propia de la ciencia sino también de las artes en toda su expresión en el trascurso de los siglos. Un caso que merece especial mención es el del artista Pirro Ligorio y su Bomarzo: Jardín de los Monstruos construido en 1552 en la región del Lacio (Italia), se trata de un escultor y arquitecto contemporáneo y amigo de Miguel Ángel Buonarroti. Se cuenta que este parque fue construido por encargo del conde jorobado Pier Vicino Orsini. Es importante destacar que el artista al desconocer intencionalmente conceptos centrales del arte oficialmente aceptado, pasa desapercibido en la historia, independientemente del motivo que lleva a la construcción del parque (muerte de Julia Farnese, esposa de Orsini) y de haber terminado la Basílica de San Pedro tras la muerte de Miguel Ángel. Un concepto fuerte que prima en las ciencias, en las artes y en la práctica es el de simetría, se trata de un concepto matemático asociado directamente con los conceptos de proporción, orden y justicia, ingredientes claves de lo que se considera en última instancia belleza y bien supremo.
No en vano, cuando en física a fines del siglo XIX aparecen los principios de la termodinámica, aporte singularmente importante en la historia y en la sociología del conocimiento humano, hay una tremenda preocupación por ajustar todo al concepto de orden y a considerar que la irreversibilidad es "tan sólo una ilusión", en otras palabras, la segunda ley de la termodinámica afirma que la entropía o el desorden, en un sistema aislado nunca puede decrecer, por consiguiente la entropía del universo crece hacia un máximo. La irreversibilidad rompe con la simetría del universo y; como bien señala Prigogine (1996a; p. 25), "la naturaleza nos presenta a la vez procesos irreversibles y procesos reversibles, pero los primeros son la regla y los segundos la excepción", así pues, en el universo existe el orden pero predomina el desorden, donde descubrimientos posteriores permitirán hablar de los conceptos de inestabilidad y caos. Ciertamente es el mito del orden absoluto (que se contradice con el tercer principio de la termodinámica), el que postuló la construcción de sistemas teóricos que se constituye en "el ideal de inteligibilidad formulado por Whitehead (…): que todos los elementos de nuestra experiencia puedan incluirse en un sistema coherente de ideas generales" (Tomado de Prigogine 1996a; p. 32). La ciencia, es una de sus condiciones, aparte de construirse con rigor matemático y lógico debe estar enmarcada dentro de un sistema, ¿es acaso una exigencia estrictamente metodológica?, seguramente que sí, pero no deja de tener un sustrato mítico; por eso mismo hay tanta prevención y rechazo hacia la teorización a-sistémica.
El reino de los seres de espíritu
A lo largo de la historia de la filosofía el problema de la realidad es uno de esos problemas epistemológicos cardinales, se ha hecho referencia a diferentes concepciones. Acaso en sí misma y autónoma o la realidad está en directa relación con el sujeto que la conoce; se trata de la realidad de la esencia o de la realidad de la existencia. Se habló de la realidad que está más allá del fenómeno, del ser, de la sustancia, de la cosa en sí, que está más allá de la forma de presentarse a la conciencia del sujeto; real entendido como lo inverso de irreal. Pero desde Kant el concepto de real tuvo un profundo cambio, éste autor acepta que lo real se produce gracias a las condiciones materiales de la experiencia pero ciertamente la mera experiencia fenoménica no es suficiente para conocer la realidad ya que no se trata de un simple reflejo, así pues se trata de auscultar lo fenoménico para captar su esencia, y en este proceder, de alguna manera, lo que se tiene es una realidad construida.
El ser humano no es un sujeto pasivo, por el contrario, conoce, construye y transforma la realidad, creó lenguajes, signos, símbolos, códigos, creencias y desde luego ideas que median entre los sujetos, la sociedad y la naturaleza. El hombre ha construido el mundo de los artefactos (máquinas), el mundo urbano (sociedad), el mundo cultural (simbólico), el mundo del conocimiento (ideas), pero esos mundos no están en discusión, lo que está en cuestión es la "vida de las ideas".
Nos comunicamos y nos entendemos por medio del lenguaje, éste vehículo nos permite expresar conocimientos, sentimientos e imágenes, tanto de nosotros mismos como de nuestro entorno. Estamos de acuerdo que el mundo de las ideas (noosfera) donde predomina el pensamiento mítico, las leyendas, los espíritus o ánimas, los dioses, es un mundo propio de grupos humanos arcaicos y en consecuencia se reconoce la evolución y transformación de las ideas como de las sociedades humanas. Surgirá la noosfera de las religiones monoteístas y finalmente la noosfera de las ideas del pensamiento filosófico, científico y técnico, esto simultáneamente con el mundo de las artes a las que más recientemente se les añadirá las artes visuales (TV, cine).
Ahora bien, por supuesto que muchas obras, incluyendo las científicas y de manera especial las obras literarias, crean su propio mundo, que por cierto es la intención del autor y es una de sus principales cualidades artísticas; ya sea que parta de sucesos acaecidos o que sean producto de su imaginación, pero su gran habilidad es darle vida propia y autónoma al relato que se crea o re-crea, pero eso no quiere decir que la narración poética o novelada cobre vida y existencia en alguna dimensión del espacio-tiempo (Cfr. Morin, 1992; p. p. 117, 118).
Para Morin existen diferentes tipos de noosferas que responden a un contexto cultural propio pero que de alguna manera se comunican entre sí y se engloban dentro de una noosfera planetaria. Entendiendo que las ideas surgen y han surgido alrededor del mundo con su marca cultural propia, en un mundo globalizado, es más que evidente y razonable que hablemos de un pensamiento e ideas planetarias; la información y los medios de información están a la orden del día. Pero también, como bien anota Morin, no porque haya un gran flujo de comunicación o intercomunicación tenemos las respuestas adecuadas, por el contrario, como ya lo señalamos en relación con la marca cultural (imprinting) y la normalización, la gran cantidad de ideas que entran en circulación generan separación y confusión en la relación hombre-mundo, hombre-hombre. En estas circunstancias la paradoja es: "lo que hace que nos comuniquemos es al mismo tiempo lo que lo impide" (Morin, 1992; p. 118). Esta sentencia de Morin es bastante válida, desde lo cotidiano hasta lo más elaborado de la comunicación.
A manera de conclusión: auto-eco-organización de las ideas
Los conceptos de estructura y sistema (punto de vista sistémico) están presentes en el pensamiento de Morin de forma más explícita o implícita y para el caso de las ideas es bastante evidente para que las mismas se articulen o engranen con toda precisión en los mundos físicos, biológicos y humanos. Cabe recordar con Morin que las filosofías idealistas exaltan la preponderancia de las ideas pero éstas se quedan en un supramundo, aisladas, desconectadas, escindidas y alejadas de cualquier posibilidad de relación o interacción con el resto de esferas existentes. Las ideas para Morin son en tanto que tienen ser, realidad y autonomía, esto por cuanto ser es estar organizado/ser-organizador y en consecuencia auto-organizarse, donde simultáneamente esto implica auto-eco-organización. En estas condiciones las ideas logran un estatus de autonomía, de autonomía/dependencia en su situación de relación con los espíritus/cerebros que son quienes producen las ideas que se enmarcan dentro de condiciones culturales específicas.
El espíritu/cerebro y la cultura condicionan, ecoorganizan, constriñen, liberan a la noosfera, la cual condiciona, ecoorganiza, constriñe, libera al espíritu/cerebro y la cultura. Cada una de estas instancias es al mismo tiempo ecosistema de las otras dos, de donde sacan alimento, energía, organización, vida. (Morin, 1992; p. 126)
La interacción sistémica nos permite visualizar y comprender cómo la realidad antroposocial (la realidad humana) devine del mundo natural y éste a su vez del cosmos (cosmosfera) en una relación apodíctica de inserción/articulación. En esta interacción de autonomía/dependencia, tenemos que así como lo biológico/cerebral se alimenta de la biosfera, la noosfera se alimenta de los espíritus/cerebros y cuya recursividad nos permite afirmar la condición de seres vivientes de los componentes de la esfera de las ideas: las ideas mismas. Su existencia es metabiológica, pero en conexión directa con lo biológico. Morin incluso hace referencia a las moléculas de ADN y ARN y señala que a pesar de las grandes diferencias con la noosfera encontramos, paradójicamente, que entre noosfera y biosfera hay una gran proximidad por cuanto "una y otra son memorias, engramas, programas" (Ibíd., p. 129)
La articulación dinámica de la psicosfera, sociosfera y noosfera implica un juego complejo de elementos articulantes que da pie para lo complementario/antagonista/incierto. Este complejo trinitario se complementa mutuamente, así tenemos que las sociedades someten o domestican a los individuos a través de mitos e ideas, pero los mitos e ideas domestican a su vez a las sociedades y, de otra parte, es posible que los individuos domestiquen sus ideas y sus mitos (Cfr. Ibíd., p. 127). Esto es propio de la historia de las sociedades y que seguramente será una constante de las sociedades del futuro. Morin le da tal autonomía a la noosfera que nos dice:
Los mitos y las ideas exploran el mundo, viajan por el mundo, lo cultivan, se esfuerzan por hacer su nido en él y, finalmente, elaboran las visiones del mundo, las imágenes del mundo, las concepciones del mundo (Ibíd., p. 127)
Es decir que las transacciones con el mundo no se dan solamente a través del individuo y la sociedad, sino que la noosfera dialoga directamente con el mundo. Estoy de acuerdo que es a través de la noosfera (esfera de las ideas) que el ser humano se cuestiona por las cosas de la naturaleza y la sociedad, que es a través de ella que el hombre se sumerge en los misterios y lo desconocido, pero sin perder de vista que el hombre es el intermediario de dichos viajes de búsqueda y descubrimientos. Desde el punto de vista de Morin habría que decir que la noosfera es el instrumento de los hombres para producir nuevas ideas pero, que a su vez, el hombre es el instrumento de la noosfera para regenerarse, alimentarse, transformarse y ensanchar sus fronteras, esto porque "… la vida de los seres de espíritu se regenera sin cesar. Los dioses se regeneran mediante el culto, el rito, la fe, el amor" (Ibíd., p.129)
Morin tiene razón y es bastante frecuente observar que cuando algunas personas o grupos de personas (fanáticos con respecto a ciertas creencias) identifican la noosfera con el mundo mismo y confunden la realidad con sus mitos e ideas, muchos llegan a morir y otros dan su vida convencidos de la infalibilidad de sus ideas, y aquí, en estos sujetos o dentro de estos sectores humanos tendríamos que reconocer casi que la plena autonomía de la noosfera.
Sin embargo, la autonomía de la noosfera nunca es total y soberana, siempre está presente la influencia recíproca de los componentes de la antroposfera, y la autonomía de ésta esfera siempre es abierta/dependiente tanto en su origen, desarrollo como en su ejercicio. Por esto es pertinente la afirmación de Morin: "sí, el lenguaje habla, el mito piensa (pero ello no debe hacer olvidar que habla cuando un humano habla, que piensa con el pensamiento de un sujeto)" (Ibíd., p.128). El ser humano produce las ideas y él es el vehículo de su manifestación, pero las ideas también producen al hombre en tanto que lo moldean, le determinan conductas y a partir de las ideas se sumerge en la realidad del mundo.
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Autor:
Ariel Charry Morales
Filósofo
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