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Literatura argentina: notas y entrevistas (página 2)


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En sus aforismos, Porchia no sólo nos ofrece máximas de vida, sino que también plantea su personal filosofía acerca de Ia situación del hombre en el mundo y con respecto al Ser Supremo. "Dios mío, casi no he creído nunca en ti, pero siempre te he amado" –escribió. Esta afirmación tiene relación con aquel otro aforismo en el que dice que busca su existencia, pero la busca fuera de él mismo. Las reminiscencias bíblicas están presentes en sus sentencias; en una de ellas se evidencia su concepcion acerca de la condición humana: "Casi no he tocado el barro y soy de barro". En esta realidad encuentra asimismo otra imagen como vía de expresión: "El Iodo, apartándolo del lodo, no es más lodo". Este aforismo implica la idea de la posibilidad de una redención.

ReIacionado con el tema de Dios, encontrarnos el de la culpa, inherente a la religión católica. Porchia sostenía que el mal no lo hacían todos, pero acusaba a todos; como forma de enfrentar ese destino cierto, él se proponía una máxima de vida: "Mis culpas no irán a otras manos por mi culpa. No quiero otra culpa en mis manos".

En Ia obra aparecen el paraíso y el infierno, vistos desde su original perspectiva creativa; él dice: "Quien hace un paraíso de su pan, de su hambre hace un infierno". AI igual que en otras sentencias, postula el ideal de austeridad que caracteriza su libro.

Acerca de la condición del hombre, afirma que "Hasta el más pequeño de los seres !leva un sol en los ojos"; lo difícil es poder ver ese sol en todos. La bondad tampoco es una garantía de felicidad para Porchia, pues -a su criterio- "Si eres bueno con este, con aquel, éste, aquel dirán que eres bueno. Si eres bueno con todos, nadie dirá que eres bueno".

La palabra, medio por el cual se expresa, es observada en relación con eI contenido que encierra. El aforista sostiene que las palabras son siempre las mismas y que son ellas Ias que duran; sin embargo, aquello que dicen nunca es lo mismo, y lo que dicen no dura.

Dios, los hombres, el amor, el desdén, el bien, el mal, la fe y el escepticismo son algunos de los temas abordados en estos aforismos que tuvieron resonancia en el ambito literario extranjero de su tiempo.

En Argentina y eI exterior

La obra de Porchia aparece en el estudio de Daniel Freidemberg sobre la poesía del cincuenta. En esas páginas, eI ensayista describe al ítaloargentino como "una soIitaria figura que, por edad y por la publicación de su unico Iibro (Voces, 1943) es muy anterior: eI inclasificable aforista Antonio Porchia (1886-1968), autor de brevísimas reflexiones donde los más severos mecanismos intelectuales desatan vertiginosas indagaciones. no ajenas a la concepción de lo 'surreal’, tal como lo entendieron los fundadores de ese movimiento".

A criterio de sus editores, la atención que Ie dispensaron personalidades foráneas hizo que la obra de Porchia alcanzara una relativa difusión: "el espaldarazo de Andre Breton (y el de Roger Caillois) promovió el reconocimiento de Porchia en su propio país".

Roger Caillois tradujo este libro al francés en 1949; el aforista se lo había dedicado. Por su parte, Andre Breton afirmó, en su libro Entretiens 1918-1952: "Debo decir que el pensamiento mas ductil de expresión española es, para mí, el de Antonio Porchia, argentino".

La obra fue editada en reiteradas oportunidades, en castellano y también en otros idiomas. En Belgica, en 1962, el aforista fue incluido por Femand Verhesen en una selección de autores argentinos que tradujo al francés con el titulo de Poésie vivante en Argentine. No obstante -afirma Alberto Luis Ponzo-, el escritor no era conocido en España.

Voces tuvo también ediciones en América del Norte. En Estados Unidos, W. S. Merwin tradujo y publicó en 1969 una selección a la que tituló Voices. En el prólogo que encabeza este libro, refiriéndose a algunos aforismos, encuentra que tienen estrechas afinidades con frases de las escrituras budistas y taoístas, mientras que otras no sólo recuerdan a Kafka, sino también a Lichtenberg y a Blake.

El libro de Porchia cumplirá en 1993 sus primeros cincuenta años de vida. Estimamos que es una ocasión propicia para que quienes no conocen la obra de este ítaloargentino se beneficien con Ia lectura del magnífico texto, al que siempre se recurre en procura de orientación y goce estético.

(EL TIEMPO, Azul, 1992)

En el centenario de su nacimiento

Así·era Alfonsina Storni

En 1992, el 29 de mayo, se cumplen cien años del nacimiento de la escritora. Nació en un cantón suizo de habla italiana, pero sus padres ya habían emigrado, años antes, a la provincia de San Juan. Su infancia y adolescencia transcurrieron en diversos puntos de nuestro país, en una situación económica difícil, que la obIigó a desempeñar trabajos como los de costurera a domicilio o empleada en una fábrica de gorras. Se recibió de maestra rural.

Colaboró en La Nación, Atlántida, Caras y Caretas y La Nota. Integró los grupos Iiterarios "Anaconda", "La Peña" del Tortoni y el círculo que se reunía en la confitería Richmond de la calle Florida. Escribió teatro para niños y adultos, obras en prosa y poesía. Fue con este último género con eI que logró una fama perdurable, avalada por el Premio Municipal y el Segundo Premio Nacional otorgados a Languidez.

Gravemente enferma, puso fin a sus días el 25 de octubre de 1938, en Mar del Plata.

Mucho se ha escrito acerca de la producción literaria de Alfonsina. Por eso, aunque siempre existe la posibilidad de realizar un nuevo aporte sobre su obra, preferimos abocarnos, en este aniversario, a un tema diferente: su aspecto físico y su personalidad, los cuales estaban muy ligados, Para ello, recurrimos a los testimonios que sobre sí misma dejó la poeta, y también aI que brindó, en Chile, Gabriela Mistral. Con unos y otros, intentaremos formarnos una idea de Alfonsina, para recordarIa en el centenario de su nacimiento.

Evocación de la poeta

Alfonsina nos ha dejado testimonios acerca de sus primeros años. En estos recuerdos, describe un alma que ya reniega de las ataduras, que desea vivir en contacto con la naturaleza: "Crezco como un animalito -dice-, sin vigilancia, bañándome en los canales sanjuaninos, trepándome a los membrillares, durmiendo con la cabeza entre pámpanos. A Ios siete años aparezco en mi casa a las diez de la noche, acompañada de la niñera de una casa amiga donde voy después de mis clases y me instalo a cenar".

En esos años evidencia una imaginación desbordante, Ia misma que aparecerá en su literatura: "A los ocho, nueve y diez años miento desaforadamente: crímenes, incendios, robos, que no aparecen jamás en las noticias policiales. Soy una bomba cargada de noticias espeluznantes. La propia exuberancia de las mentiras me salva". Pero esta etapa llegará pronto a su fin, pues la escritora recuerda: "En la raya de los catorce años abandono".

En sus recuerdos aparece también la iniciación literaria, y la repercusión que ella tuvo en el seno de su familia: "A los doce años escribo mi primer verso, Es de noche: mis familiares ausentes. Hablo en él de cementerios, de mi muerte. Lo doblo cuidadosamente y lo dejo debajo del velador, para que mi madre lo lea antes de acostarse. EI resultado es esencialmente doloroso: a la mañana siguiente, tras una contestación mía levantisca, unos coscorrones frenéticos pretenden enseñarme que la vida es dulce". Sin embargo, la jovencita no se deja vencer por los obstáculos: "Desde entonces, los bolsillos de mis delantales, los corpiños de mis enaguas, están Ilenos de papeluchos borroneados que se me van muriendo como migas de pan".

Alfonsina habla de sí misma en un soneto que tituló "A la mujer que aparece en mis retratos". En éI puede observarse la oposición entre aquello que la poeta ve en su imagen natural, y lo que aparece en sus retratos, con los que no está conforme. Mediante la Iectura del poema, podrá captarse la idea que la escritora tiene de su rostro, y el desagrado con que lo ve malamente reproducido en las fotografías.

Julieta Gómez Paz comenta que "AI verse así, engañosa y torpemente aludida por un rostro que no era el suyo, se decidió a encarar a la usurpadora" en los versos que transcribimos:

Subterránea mujer de mis retratos

de rostro oscuro y lacia cabellera,

perdida tengo en ti mi primavera

que, aunque segunda, reflorece a ratos.

¿Por qué conmigo haces malos tratos?

¿Por qué me vuelves torpe la manera?

muñón deforme la nariz reidera,

los discretillos ojos garabatos…?

Te he dado vida y me odias despiadada.

No te pedía que me hicieras nada:

una mujer común que tiene acento.

Pero al bromuro o sepia te me enconas,

y ya fuera de ti, gritas, pregonas,

contra tu pobre madre a todo viento.

Gabriela Mistral la describe

En 1926, Gabriela Mistral publicó en El Mercurio de Chile un retrato de la escritora, En esas líneas, recuerda la expectativa que tenía y qué sucedió aI conocer a Alfonsina. Habla no sólo de su físico, sino también de sus condiciones espirituales, en tono afectuoso y admirativo.

"Me habían dicho 'Alfonsina es fea' -comienza Ia evocación- y yo esperaba una fisonomía menos grata que la voz escuchada por teléfono, una de esas que viene a ser algo así como el castigo dado a la criatura que trajo excelencia interior. Y cuando abrí la puerta a Alfonsina me quedé desorientada y hasta tuve la ingenuidad de preguntarle '¿Alfonsina?’ -sí, Alfonsina-, y ella se ríe con una buena risa cordial". Seguidamente, la poeta chilena describe a la autora de Ocre, comenzando por su cabello: '"Extraordinaria la cabeza, pero no por rasgos ingratos, sino por un cabello enteramente plateado que hace el marco de un rostro de veinticinco años. Cabellos más hermosos no he visto: es extraño como lo fuera la luz de la luna a mediodía. Era dorado y alguna dulzura rubia quedaba todavía en los gajos blancos"'. El rostro de Alfonsina también parece atractivo a Gabriela Mistral, quien lo describe con estas palabras: "EI ojo azul, Ia empinada nariz francesa, muy graciosa, y la piel rosada, le dan alguna cosa infantil que desmiente la conversación sagaz de mujer madura". La riqueza interior se trasluce en Ia apariencia fisica, dando origen a este comentario: "Pequeña de estatura, muy ágil y con el gesto, la manera y toda ella, jaspeada (valga la expresión) de inteligencia".

Pasa luego a ocuparse del carácter de la escritora argentina, con quien pasó algunos días: "No se repite, no decae, mantiene a través de un día entero de compañía su encanto del primer momento."Siete días pasamos con ella. Confieso que temia el encuentro, sin dejar de desearlo, porque tengo el anhelo de las casas mejores de este mundo".

La compara con otros americanos, resultando Alfonsina favorecida por sus cualidades poco comunes: "Toda la fiesta de su amistad Ia hace su inteligencia. Poco emotiva. Llega esto a ser ventaja, porque de andar en tierras de América, Ia efusión acaba de cansar como un paisaje abundante, Profunda cuando quiere, sin trascendentalismos: profunda porque ha sufrido y lleva como pocas la cavadura de la vida. Alegre, sin esa alegría de tapiz coloreado de las gentes excesivas; con una alegría elegante, hecha de juego. Muy atenta a quien está a su lado, con una atención hecha de pura inteligencia, pero que es una forma de afecto.

Informada como pocas criaturas de la vida, dando el comentario oportuno de las cosas más diversas, mujer de gran ciudad que ha pasado tocándolo todo e incorporándoselo, Alfonsina es de los que conocen por la mente tanto como por la sensibilidad, cosa muy latina. Sencilla, y hay que repetir que con una sencillez también elegante, pues andan ahora muchas sencilleces desgarbadas que empaIagan tanto como el preciosismo, su enemigo. Una ausencia igual de ingenuidad y pedantería. Una seguridad de sí misma que en ningún momento se vuelve alarde…".

Dos visiones

A partir de los fragmentos transcriptos, podemos comprobar que Alfonsina no se sentía hermosa. Sus encantos radicaban, mas que en la belleza física, en su temple y en su original personalidad -parecía pensar ella-; por eso, cuando se describe en el soneto, no habla de belleza, sino de una segunda primavera que "reflorece a ratos", de una "manera" que sólo se vuelve torpe en las fotografías, de su "nariz reidera", de Ios "discretillos ojos". Cuanto afirmamos se halla corroborado por el tercer verso del primer terceto. en el que se define como "una mujer común que tiene acento".

La descripción que realiza Gabriela Mistral, en cambio, poco tiene que ver con esta imagen que nos brinda Storni. Para la chilena, la poeta tenia un atractivo singular, que vuelve cualidades aquello que podría ser considerado negativo, Observamos que eso se da a lo largo de la evocación, por ejemplo, con el cabello plateado, con su poca emotividad, con su alegría sin excesos. Gabriela Mistral parece fascinada por esa. mujer a la que imaginaba distinta, y no vacila en destacarlo generosamente.

Los textos que transcribimos brindan la posibilidad de detenernos un momento a pensar acerca de Alfonsina como mujer, una mujer del siglo XX que desafió las convenciones y que vivió de acuerdo a lo que sentía, Ella se veía de una forma; Gabriela Mistral la vio de otra, ¿Quién tendría la verdad? Quizás tanto una como la otra, sólo que se veían desde perspectivas distintas: una desde la raíz de su obra y la chilena desde Ia exterioridad de dicha obra.

Leer a alguien antes de conocerlo, suele influir en nuestra apreciación acerca de esa persona; Alfonsina estaba presente en sus poemas y esa presencia vigorosa fue la que deslumbró a la chilena. No queremos decir con esto que la personaIidad de Alfonsina no fuera interesante, sino que se complementaba con el mensaje transmitido por los textos que creaba.

Y creemos, finalmente, que ella puede haber sido de muchas formas -como se vio y como la vieron, en su juventud y en la madurez-, pues ése es el sino del ser humano: cambiar durante Ia vida, año a año, ante personas diferentes y en la soledad. Así también cambia su obra, cada vez que un lector la aborda. Tanto las visiones de Alfonsina como los ecos que despierta su lírica se unen, formando, al fin, la verdadera mujer, la que se prodigó en versos memorables, la que se hizo a sí misma, con esfuerzo, y llegó a ser una de las tres grandes poetas de América.

(EL GRILLO, Buenos Aires, 1992)

El 14 de diciembre último falleció en Buenos Aires

SiIvina Ocampo: Ia búsqueda de Ia esencia

EI surgimiento de la vocación artística puede evidenciarse en las formas mas diversas: a veces, el autor no encuentra su modo de expresión, se mueve vacilante entre diversas artes sin lIegar a identificarse plenamente con ninguna de ellas. Esto es lo que Ie sucedía a Silvina Ocampo cuando sintió que necesitaba expresarse esteticamente; dotada para la plastica y las letras, "dibujaba lo que no podia escribir y escribía lo que no podia dibujar". Finalmente, optó por la ficción, y así comenzó un largo camino que Ie deparó innumerables satisfacciones.

En el año 1937 publicó Viaje olvidado, que inauguró una época de la narrativa femenina argentina. Le siguieron, entre otros, Espacios métricos (1945), Las invitadas (1961) y Amarillo celeste (1972). Su obra abarca poesia, cuento y teatro. Entre los autores que mas gravitaron en su concepción artística, recordaba a William Shakespeare, Ronsard, Kafka y John Donne; sus primeros escritos fueron redactados en ingles, frances o castellano, indistintamente, aunque en nuestro idioma no se sentia tan suelta como en los anteriores.

La evocamos a partir de los cuentos de un libro suyo de 1987, titulado Y así sucesivamente, compuesto por veintitrés textos sobre muy variados asuntos. Sin embargo, hay algo que los unifica: la autora efectua en ellos -a nuestro entender- una indagación acerca de la esencia misma del ser humano, de aquello que permanece oculto. AI presentarlo con otra carnadura, puede hacernos pensar en un relato fantástico, mas no se trata de un hecho sobrenatural, sino de la develación de la interioridad del hombre.

Veamos, por ejemplo, el cuento titulado "EI rival". "Tenia los ojos, mas bien dicho Ias pupilas, cuadradas, la boca triangular, una sola ceja para los dos ojos", así describe el narrador testigo a un misterioso personaje, con quien compartirá momentos alucinantes. Su proceder era incomprensible; encerrado en un mutismo tenaz, reaIiza junto con el narrador y una mujer un largo viaje por el pais. Llamaba Ia atención en éI su firme oposición a la caza, afición que consideraba por demas sádica. En Misiones se produce un incidente: el personaje desaparece. Inutil es esperar su regreso, se ha perdido en la inmensidad de la selva. Horas mas tarde, el narrador advierte un jaguar; "avanzaba como avanza el agua, sinuosamente. Lo primero que vi fueron sus ojos, las pupilas cuadradas".

"Sabanas de tierra" es una narración en la que asistimos a Ia consustanciación de un hombre con lo que él mas ama. Es de subrayar -en lodos los cuentos, pero muy especialmente en éste- Ia riqueza de imagenes forjadas por Silvina Ocampo para transmitir una idea Su literatura tiene mucho de dibujo, de colores vividos ensambIándose. EL cuento esta protagonizado por un jardinero que se vuelve parte del paisaje; notemos la belleza de Ias frases que describen este singular momento: "EI jardinero sintió su mano abrirse adentro de la tierra, bebiendo agua. Subía el agua lentamente por su brazo hasta el corazón. Entonces se acostó entre infinitas sabanas de tierra. Se sintió crecer con muchas cabelleras y brazos verdes".

Cuando Ie preguntaron cuáles eran los temas constantes que definían su obra, la escritora señaló "el amor, el tiempo, la confusión de sentimientos, complicaciones en las relaciones humanas". Hay otros temas -comentó- que no quisiera abordar. pero que vienen inevitablemente a su encuentro: "Los de la venganza, de los celos, del dominio de un ser sobre otro ser, el engaño, la naturaleza".

El tema de la venganza aparece en el primer relato del volumen. "lnauguración del monumento" refiere las vidas de dos chicos criados en el mismo pueblo. Domingo Alopex y el general Drangulsus. La historia comienza en el momento en que Alopex asiste a la inauguración de la estatua con su hijita de cinco años. Al comenzar la narración encontramos un elemento anticipatorio, pues uno de los presentes afirma: "Con esta estatua va a suceder lo mismo que con la de Mitys en Argos. ¿Lo recuerda? La estatua de Mitys mató aI hombre que lo habia asesinado".

"La pista de hielo y fuego" nos habla de la incomunicación en la pareja. Tan estériles durante el matrimonio como lo fueron en el noviazgo, los dialogos se suceden, dejando en los interlocutores una sensación de vacio, de falta de sentido. Ante Ia imposibilidad de establecer un vínculo cierto, marido y mujer deciden dedicarse a su profesión sin abandonarla un instante, esperando que la muerte los libere de tan angustiosa situación.

Una fantástica cura para este problema se encuentra en el cuento titulado "EI sombrero metamórfico", un mágico sombrero que podia solucionar todos los inconvenientes. "Se dijo que bastaba probarse una vez el sombrero para lograr la cura de una sinusitis. de una angina o de un glaucoma. Tambien se dijo que curaba los males de amor; conseguía enamorar a quien se lo probara, si miraba en el espejo una fotografía del elegido".

Estos son algunos de Ios cuentos que nos dejó Silvina Ocampo. Tanto en ellos como en los restantes advertimos una preocupación por el ser humano -su innegable protagonista-, un afán de dilucidar los motivos de las reacciones a veces inesperadas, de colocar bajo la lupa hechos aparentemente cotidianos, pero que nos revelan en nuestra mas desnuda soledad.

(EL TIEMPO, Azul, 2 de enero de 1994)

Bomarzo, una ópera argentina

Novelista y cuentista relevante, Manuel Mujica Láinez estuvo vinculado al cine y al teatro, tanto como escritor como en su labor de traductor o asesor. Seguimos al respecto la cronología elaborada por Jorge Cruz, a la que incorporamos datos provenientes de nuestra investigación en archivos de teatros, museos y diarios.

La primera intervención de Mujica Lainez en el cine data del año 1945; en esta fecha colabora como asesor literario en la realización del filme Cuando en el cieIo pasen Iista. La película, dirigida por Carlos Borcosque, fue estrenada el 29 de noviembre de dicho año. En 1946 realiza la adaptación cinematográfica de Capitán Pérez, un cuento de Carlos Octavio Bunge; dirigió el filme Enrique Cahen Salaberry; se lo estrenó en el cine Monumental el 7 de febrero.

En 1981 se estrena la versión cinematográfica de tres cuentos de Misteriosa Buenos Aires, obra publicada en 1950. La pelicula fue titulada De la misteriosa Buenos Aires y reúne los cuentos "EI hambre", "La pulsera de cascabel" y "El salón dorado". Fue estrenada el 10 de septiembre (vispera del cumpleaños del escritor) en los cines Ideal II y Grand Splendid. La dirigieron Alberto Fischerman, Ricardo Wulicher y Oscar Barney Finn. EI guión fue escrito por Ernesto Schóo y los tres directores. Luis Maria Serra compuso la musica y la protagonizaron Aldo Barbero, Eva Franco, Julia von Grolman y elenco. Este filme ganó la primera mención en el XXIII Festival Internacional de Karlovy Vary, Praga, que tuvo lugar entre el 3 y el 15 de julio de 1982.

EI aporte del autor de Los Idolos al cine no puede compararse con su importancia en el ambito teatral, en el que destaca la ópera Bomarzo, de la que nos ocuparemos mas adelante. Estuvo ligado al drama como autor y también como traductor. En 1964 se estrena Les femmes savantes de Moliere en el Teatro Comedia Nacional Argentina. En 1967, el Teatro Liceo ofrece Les fausses confidences, de Marivaux, traducido por el escritor. Un año despues, se estrena Sueño de una noche de verano de William Shakespeare, en la versión de Mujica Lainez y Guillermo Whitelow; se representó en el teatro Caminito, dirigida por Cecilio Madanes. En 1982, finalmente, se presenta Fedra, de Racine, traducida diez años antes.

Viajes a Bomarzo

Cuando se le preguntó acerca de las constantes en su obra, Manuel Mujica Lainez contestó: "Mi Buenos Aires natal y la evolución y decadencia de su vieja clase representativa; las evocaciones históricas internacionales (Bomarzo, EI unicornio, El laberinto, EI escarabajo); y el desquite, a través de la ironía, sobre la severa tarea que la historia me impuso (Cronicas reales, De milagros y de melancolías, El viaje de los siete demonios)".

María Emma Carsuzán comenta la inclinación del escritor por los temas históricos; dice que hay un "aspecto serio, profundo, de la personalidad de Mujica Lainéz que él pretende velar tras la apariencia de esa elegancia malgre tout, un poco frivola de los caballeros porteños de fin de siglo. Es el aspecto del lector asiduo, infatigable, además del de investigador de la historia y de observador estudioso de todas las manifestaciones del arte".

Jorge Cruz, autor de un interesante libro sobre Manucho nos recuerda que, en 1958, el escritor visitó por primera vez Bomarzo, cerca de Viterbo, en Italia, y quedó impresionado por el "parque de los monstruos", algo alejado del castillo que data del siglo XII. "Lo que presentí entonces y fue mi clave futura es que cada uno de esos monstruos representaba, como un símbolo, un momento de la vida del duque Orsini, que los había mandado a esculpir", dijo a a Cruz. "En mi libro he intentado la reconstrucción novelesca de su vida, teniendo por guías a esos monstruos".

En la novela, el duque Orsini, de catorce años, relata: "Soñé que estaba en un parque rocoso, poblado de enormes esculturas. Era el parque de Bomarzo. Yo no podia entenderlo aún, pero ése era el parque futuro de Bomarzo, mi obra peregrina. Y en medio de los monstruos, los dragones, los titanes, que emergían de la fronda, experimentaba un alivio maravilloso, Me perdía entre ellos, como en una floresta encantada y, aunque los demás temían a su ejército fantasmal, yo los amaba, amaba a mis monstruos de piedra, porque sólo rodeado por su guardia, por sus zarpas, por sus fauces, por sus colosales esqueletos agrietados, sería capaz de seguir viviendo, viviendo, viviendo eternamente".

Premios, puestas en escena

En el año 1963, Mujica Lainez recibe el Primer Premio Nacional de Literatura (1960/2) por la novela. Al año siguiente se Ie otorga, por Ia misma obra, el Premio Kennedy de Literatura (1959/63), compartido con Julio Cortázar.

No era la primera vez que recibía un premio nacional, ni sus meritos eran desconocidos para los lectores. Varios años antes, Romulo Quintana lo habia definido como un "escritor de sobresaliente jerarquia". En el diario La Nueva Provincia, de Bahía Blanca, el 9 de junio de 1946, Manuel Galvez afirmó que se trataba de un "escritor de la nueva generacion, dotado de talento y dueño de una prosa admirable".

En 1964 se estrena la cantata Bomarzo, con música de Alberto Ginastera, en Washington. Al año siguiente, dicha cantata se presenta en el Teatro Colon, de Buenos Aires. La dirigio Maurice Le Roux, fue interpretada por el baritono Víctor de Narke y narrada por Luis Medina Castro. Dos años despues, viaja a los Estados Unidos para el estreno de la opera homonima, en el Lisner Auditorium de la Universidad George Washington, en Washington. Por ese entonces, se excluye Bomarzo del programa del Colon. Este hecho no debe haber sorprendido al escritor, quien ya aludia a esa posibilidad en su novela: "Como éstas son las memorias sinceras de un señor cautivo del Diablo y no una novela pornografica -aunque no se de qué modo las clasificara la imprevisible censura actual-", dice Orsini, al relatar un pasaje escabroso.

En 1968 -anota Cruz- Mujica Lainez realiza un nuevo viaje a los Estados Unidos para asistir al estreno de la opera en Nueva York, en el State Theatre del Lincoln Center. En el mes de mayo, Radio Excelsior emite Bomarzo, episodio radial en un capitulo de ciento veinte minutos. En ese mismo año es nombrado Comendador de la Orden al Merito, de Italia.

En abril de 1972 se estrena la opera en el Teatro Colón, interpretada por la Orquesta, Coro y Ballet Estables del Teatro. Tito Capobianco estuvo a cargo de la produccion y puesta en escena, Antonio Tauriello dirigió la orquesta; Tulio Boni, el coro; Maria Ruanova, el ballet, y Vicente La Ferla fue el director musical de escenario. La música es de Alberto Ginastera y la coreografia fue realizada por Oscar Araiz.

Deformidad, eternidad

En el protagonista de la opera encontramos ecos de un personaje que Mujica Lainez habia forjado en 1950. En "La casa cerrada (1807)", uno de los cuentos de Misteriosa Buenos Aires, un soldado se confiesa: había matado a un "ser horrible (…) Se trataba, indudablemente, de un hombre. De hombre tenia la cabeza barbuda, pero su cuerpecito diminuto era el de un niño, con excepción de las manos grandes, cubiertas de vello, obscenas".

En sus memorias, Orsini escribe: "Cuando nací, el Esculapio hogareño que tuvo a su cargo la tarea de facilitar mi ingreso en el mundo destacó una anomalia en mi espalda, provocada por Ia corvadura y desviación de mi columna vertebral hacia el lado izquierdo. Luego, al crecer y definirse mi cuerpo, se tuvo Ia certidumbre de que aquello era una giba, corcova, joroba, llámesela como se la quiera llamar -ya lo he dicho, ya lo he dicho-, deformación a la cual se sumó otra, en la pierna derecha, que me obligó a arrastrarla levemente y que el Esculapio en cuestión no pudo advertir en el primer instante".

Aunque el protagonista de la ópera no está en condiciones físicas y psicológicas tan desfavorables, algo lo aproxima a este joven de la colonia: tanto uno como el otro causan vergüenza a su familia, son motivo de oprobio para quienes debieran comprenderlos. Y algo los distancia: mientras que el "ser horrible" muere en 1807, Pier Francesco goza de vida ilimitada. Refiriendose a sus mayores y a sus hermanos, el duque exclama: "¡Y que equivocados estaban los cuatro Orsini en lo que a eso concernía, pues quién iba a sugerirles la extravagante idea inverosimil de que algun dia (ahora) yo escribiria sobre ellos, en tanto que ellos estarian muertos, bien muertos, reducidos a polvo, con cuatro siglos de muerte y de olvido encima y sin nadie mas que yo para recordarlos!".

Vida eterna Ie auguró el astrólogo; vida etema Ie ha dado Mujica Lainez en esta novela memorable.

(LA NUEVA PROVINCIA, Bahía Blanca, 1998)

ENTREVISTAS

María Esther de Miguel: el oficio de escribir

El nombre de María Esther de Miguel es conocido para los lectores; la recuerdan por su larga trayectoria como cuentista y novelista, que le valió premios como los otorgados por el Fondo Nacional de las Artes, la Municipalidad de Buenos Aires y la Fundación Konex. Desarrolla una vasta actividad en el campo de la cultura; entidades como la Sociedad Argentina de Escritores y el Fondo Nacional de las Artes cuentan con su inteligencia y su voluntad de difundir los reales valores de nuestros creadores. Nos recibió en su departamento, en la Capital Federal, donde mantuvimos el diálogo que transcribimos a continuación:

¿Cuándo escribió su primer cuento?

-No recuerdo bien la fecha. Creo que fue alrededor de 1960. Te estoy hablando de mi primer cuento publicado; se titulaba "La fotografía", y salió en La Nación. Recién llegaba a Buenos Aires -soy de Larroque, un pequeño pueblo en la provincia de Entre Ríos- y lo mandé al diario, acompañado por una carta a Margarita Caprile. Para mi sorpresa, antes de un mes estaba publicado.

Pero antes ya había escrito mucho.

-Sí, tengo una anécdota muy simpática: a los once años apareció en la revista Figuritas -una especie de Billiken-, una composición de la "alumna María Esther de Miguel". Esto causó un gran revuelo en mi familia y en la escuela, ya que lo había mandado sin decir nada a mis padres ni a mi maestra. Tan chica, era independiente…

¿Sobre qué tema escribió?

-Sobre las Malvinas, un tema que también trato en mi último libro, Dos para arriba, uno para abajo.

¿Se considera ligada a alguna generación literaria?

-En todo caso, sería a la generación del 60, pero la afinidad fue más de compañerismo que literaria. Nos unía la actitud política y estética: nuestra postura ante la aparición de las obras de Sartre, ante el peronismo.

¿Quiénes eran los escritores de esa generación?

-Bueno, podría nombrar a muchos, siempre haciendo la salvedad de que hay notorias diferencias de edad; algunos son mayores y otros más jóvenes que yo. Diría que mis compañeros de generación son Beatriz Guido, Federico Peltzer, Abelardo Castillo y Elvira Orphée, entre otros.

¿Ha vivido de la literatura?

-Nunca he vivido de mis creaciones; para subsistir, he trabajado en Tribunales, fui periodista… en fin, tareas que no tenían que ver con la creación.

¿En qué trabaja actualmente?

-En la actualidad, estoy en el Fondo Nacional de las Artes y colaboro en los diarios La Nación, La Gaceta de Tucumán y otros más del interior. Hasta hace poco colaboré en El Cronista Comercial, pero tuve que dejar de hacerlo.

Desde los inicios de la literatura universal, desde el Ion de Platón, se discute si la creación es fruto de la inspiración o del trabajo, ¿cuál es su idea al respecto?

-Creo que la escritura es una tarea, un oficio, no te hablaría de inspiración, que suena muy antiguo; sí de intuición, de un relámpago que invade al creador, que le llega como un ramalazo. Los medios son disímiles: una palabra, una escena, una frase… Son más que sugerencias, pero luego hay que sentarse y escribir; ahí viene la parte de tarea de la escritura: hay que dejar de lado muchas cosas que a una le gustan, a nivel familiar y a nivel de diversiones, y hay gente que eso no lo comprende.

Además, conspira contra el escritor la situación en que se encuentra el país.

-Por supuesto, no te olvides de que muchos de nosotros hemos sido, durante innumerables años, escritores de sábados y domingos. Y de sábados y domingos retaceados. Durante la semana, hay que trabajar, y los fines de semana, la familia y los amigos quieren que estés con ellos, lo que también es razonable, ¿no?

¿Reconoce influencias en sus cuentos?

-No influencias, aunque puedo nombrarte autores que me interesan mucho: Borges, Guimaraes Rosa, Faulkner… Creo que, esencialmente, soy una francotiradora; escribo según los temas que estoy tratando; por eso, podrás comprobar las grandes diferencias que existen entre mis libros. Tengo un amplio registro de voces y modulaciones; mis obras son hijas de la voz que necesitan. Esto no tiene que ver con el paso de los años, sino con la necesidad de dar distintos envases a las formulaciones.

Pero algo permanece, algo que nos hace reconocer en las narraciones a una misma creadora.

-Sí, la sintaxis; la sintaxis permanece. La melodía siempre es la misma; cambian las fiorituras con que la adorno.

¿Lee novelas?

-Soy una ávida lectora, ya sea por obligación o por placer. Últimamente, me están interesando las reediciones; leo a Madame de Stäel, a Montaigne, a Octavio Paz… Y releo contínuamente a Borges y a Cervantes, cuyo Quijote aprendí a comprender y valorar en su cabal sentido.

En cuanto a los personajes, los hay realista y fantásticos; le interesan ambas condiciones del ser de ficción.

-Busco el vuelo hacia la fantasía, hacia lo mítico, en obras como En el otro tablero y En el campo las espinas. En otros libros, como en el último, me intereso por los seres realistas. Trato de recuperar la cosa coloquial, los tics, y para ello debo basarme en la realidad. He llegado inclusive a buscar fotos de los lugares que describo en mi narrativa, de modo que nada quede librado al azar, desde el punto de vista de la documentación. Creo que los escritores fallan cuando parten de un esquema mental, en lugar de partir de la vida misma.

Usted ha recibido la Estatuilla de Platino en la categoría Novela, otorgada por la Fundación Konex; nos gustaría que nos dijera qué es lo que más la atrae de ese género.

-La novela me interesa porque es una posibilidad de crear mundos, implica una cosmovisión. Me brinda la posibilidad de moverme, aunque atendiendo siempre a la estructura. Pienso siempre en la estructura cuando leo, y también cuando escribo. Me gusta poder crear un mundo que se abrirá y se cerrará cuando yo así lo disponga. Además, me obliga a documentarme; me ha sucedido cuando escribí, por ejemplo, sobre personajes que sufrían de úlcera. Tuve que averiguar cuáles eran exactamente los síntomas, y cuáles los remedios que se les administraban; de otro modo, mi obra hubiera tenido serias fallas de contenido.

Tiene casi terminada una novela. ¿Cómo la titulará?

-Creo que finalmente se llamará Ceybas City; narra la historia de un pueblito a través de tres familias. En ellas observo las maldades y las abnegaciones que caracterizan al ser humano, pero con un toque de humor. Trato de ver las cosas con humor.

Y del cuento, ¿qué le interesa?

-Del cuento me atrae la brevedad; esa noción de principio, medio y fin. Me atrae la condensación que todo cuento debe tener -a mi entender- en el final, que debe ser inesperado.

¿Usted sabe cómo terminarán sus cuentos antes de empezar a escribirlos?

-Generalmente, sí. Lo tengo pensado incluyendo el desenlace, pero a veces el personaje me supera y tengo que cambiar mis planes.

¿Está escribiendo cuentos ahora?

-Sí. A mí me pasa algo singular: los cuentos se me ocurren en serie, agrupados bajo un mismo tema. Como los de las Malvinas, en Dos para arriba uno para abajo. Ahora me estoy dedicando al humor negro; son cuentos "malditos", muy cortos, que ya andan por la media docena. Y cuando uno quiere acordarse, ya tiene armado un nuevo volumen.

(Publicado parcialmente en LA VOZ DEL INTERIOR, Córdoba, 1988)

Graciela Scheines: Para. leer a Bioy Casares

Graciela Scheines es licenciada en Letras por la Universidad Nacional del Sur y doctora en Filosofía y Letras por la Universidad de Buenos Aires. Fue docente en ambas casas de altos estudios e investigadora del Instituto de Literatura Argentina de la universidad capitalina. Es autora de Juguetes y jugadores -premio de Ensayo Coca Cola, 1981-, Los juegos de la vida cotidiana y El viaje y la otra realidad, publicado por Editorial Felro hace muy poco tiempo. Sobre esta última obra conversamos, para LA CAPITAL.

¿Cómo conociste a Adolfo Bioy Casares?

-Yo me desempeñaba como investigadora en el Instituto de Literatura Argentina, donde trabajaba bajo la dirección del profesor Pagés Larraya. Habia elegido la obra de Bioy y, despues de un tiempo, el profesor Pagés me dijo que la próxima etapa era entrevistar al autor. Averigüé su número de telefono y comencé a llamarlo; cada vez que me comunicaba, alguien iba a preguntar y me contestaba que había salido de viaje. Imaginate cómo me sentía.

¿Qué hiciste entonces?

– Le envié mi libro Juguetes y jugadores -mi tesis de doctorado, dirigida por Eugenio Pucciarelli- y una cartita, diciéndole a qué hora y qué día iba a llamarlo, aclarándole que precisaba una sola entrevista. Llame ese día, y me atendió. No fue una única entrevista: fui, durante un año a verlo casi todas las semanas.

Me imagino que habrás aprovechado para dilucidar muchos puntos de tu ensayo.

– Sí. Hablamos sobre su obra. Yo la tenia muy trabajada; había analizado sus cuentos y novelas fantásticas. Pero también encontramos otros temas en común.

¿Sobre literatura?

– Mas precisamente sobre un escritor. Yo soy de Bahia Blanca. En el año '30, Ezequiel Martinez Estrada compró una chacra en Goyena, con el dinero del Premio Nacional de Literatura, otorgado a Radiografía de la Pampa. Mi padre, Gregorio Scheines, era muy amigo de Martinez Estrada y su esposa, Agustina; cuando yo era chica pasábamos los veranos en la chacra de ellos. Cuando el ensayista enviaba cartas, para que mi padre nos las leyera, las firmaba "Tío Ezepiel", pues yo aún no sabia pronunciar correctamente su nombre. Como Bioy Casares conoció mucho a Martinez Estrada, pudimos compartir anécdotas familiares, y se dio un intercambio muy grande. Por otra parte, Bioy tiene una gran afinidad con mi padre: yo diria que es una afinidad de tipo generacional, han compartido lecturas, amigos, personajes de la literatura… Ellos sólo se conocian por carta, pero había un contexto que los aproximaba.

Diálogos, cuentos

¿Cuáles son, a tu criterio, las ideas que vertebran tu ensayo?

– Son dos. Primeramente; destaco la forma original en que trata el cuento fantástico; esta forma es muy diferente a la tradicional. El cuento fantástico; que tuvo su epoca de oro en el siglo XIX, es definido por Todorov o Caillois mas o menos así: "En un ambiente cotidiano, familiar, lentamente empieza a filtrarse lo sobrenatural, o irrumpe violentamente". En Bioy no ocurre así; el personaje viaja a una tierra lejana o a la quinta de un amigo; y allí vive una aventura fantástica. Luego surge el problema de si.pueden volver o no. Algunos vuelven, aunque marcados; otros, no pueden regresar, quedan atrapados en la realidad sobrenatural.

¿Cuál es la segunda idea vertebradora?

– Busco las obsesiones del autor en novelas y cuentos. Estas obsesiones se dan con diversos matices. Por ejemplo, casi siempre aparecen medicos, hospitales, especialidades geneticas. Cabe destacar que los hospitales aparecen camuflados; los médicos están al margen de la medicina oficial; son casi, brujos. No están sustentados en la medicina oficial; trabajan en lugares perdidos de la Patagonia, siempre disimulados tras una apariencia. Encontraremos clinicas psiquiatricas en las que se realizan experiencias genéticas; se intenta producir personajes en serie con evolución muy rapida, que crecen a una velocidad muy superior a lo normal. Es constante la voluntad de vencer barreras casi metafísicas. Se da el viaje en el tiempo, la búsqueda de la eternidad.

¿Cuál fue el grado de incidencia de Bioy en tu trabajo?

– No modificó nada, aunque sí agregamos algo. Nosotros habíamos mantenido un diálogo muy rico, en el que yo le hacía preguntas desde dentro de su obra; fragmentos de estas conversaciones fueron incluidas en el volumen. Algunas veces, el escritor confirma mi teoría; otras, aporta datos de su infancia, recuerda algún juego de su niñez.

Tambien incluiste cinco cuentos.¿A qué obedece esta decisión?

– Estos cuentos fueron elegidos entre los dos; fueron un regalo del autor. El me dijo que quería leer mi trabajo; se lo llevé y me dio su opinión: "Mire, Graciela. ¿Ve mi escritorio? Está lleno de carpetas y monografías sobre mi obra, llegadas desde distintos países, pero yo prefiero su ensayo; en él hay aire, frescura, originalidad". Te aclaro que no manejé bibliografía; lo encaré como un juego. No leí lo que otros escribieron sobre el mismo tema, sino que busqué, yo sola, características, temas recurrentes.

Los cinco cuentos no fueron el único regalo del escritor, ¿no?

– Me hizo otro regalo: me sugirió que su nombre apareciera en la tapa, junto al mío, y así fue editada la obra.

(LA CAPITAL, Rosario, l3 de octubre de 1988)

Domingo Bravo, escritor santiagueño

· Domingo Bravo es conocido en .el norte de nuestro país por sus méritos de estudioso del quichua, al que ha dedicado su vida entera; tres de sus trabajos han sido premiados y publicados por la Universidad Nacional de Tucumán.

Pero también ha sido maestro durante largos años; esta etapa es evocada en su Cuaderno de Impresiones, reeditado recientemente por la Editorial Herca de su provincia. En el año 1942 Domingo A. Bravo escribió a introducción a esta obra; allí nos dice que ha compuesto su libro "con retazos de vida". Son recuerdos de sus años de maestro, en las escuelas Domingo Carrizo, de Rio Hondo; Felix Frias, de la ciudad de Frias; Almafuerte, de La Banda. y la Escuela Normal Doctor Jose Benjamin Gorostiaga, de la misma ciudad, ubicadas todas ellas en la provincia de Santiago del Estero. En alguna oportunidad el autor se refiere a la década del 30, pero no podemos decir a ciencia cierta si todos los recuerdos provienen de ese período. En las páginas encontramos la descripcion de las condiciones en las que se brinda enseñanza en el interior del pais. La pobreza aflige tanto a los alumnos como a sus maestros. En "Compensación" encontraremos la pintura de las afrentosas circunstancias por las que atraviesa el docente a quien se adeudan varios meses de sueldo. Pero no todo es tristeza y escepticismo en estos relatos, pues los ilumina una misma ternura; el amor por los alumnos. que hace llevadera la vida ingrata de quien se ha dedicado a elIos. En estas narraciones aparece el maestro como el guia espiritual, el asistente social, el reemplazante de un padre que no está ya en este mundo… Todas las tareas son las suyas, y todo se espera de él. Reconocido en nuestro medio por su actividad literaria y periodistica, Domingo Bravo nos hace lIegar, en este libro, un calido mensaje de amor y de superación, pero nos dirige tambien un lIamado de atención que no debe ser desoído. De la educación de un pueblo depende su futuro.

Bravo es, además, poeta, autor de "versos santiagüeños", como gusta decir. Sobre estas diferentes facetas de su personalidad, versó la entrevista que mantuvimos para "La Cultura. en EL TIEMPO".

¿Por qué ha titulado su libro Cuaderno de Impresiones?

Partes: 1, 2, 3, 4
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