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La casta de los banqueros – ¿Los mejores talentos? (página 2)

Enviado por Ricardo Lomoro


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7

Sinvergüenzas y bonus millonarios. Cara, yo gano. Cruz, usted pierde. Con estos mismos talentos ¿qué pasará el día después?

Obama en las alturas: "El principio del fin" (sic) ¿El fin de qué? ¿De la era de los excesos?

Ya lo dijo León Felipe: "La vida del hombre la mecen los cuentos, y los gritos de angustia los ahogan los cuentos.".

Nacionalización o bancarrota

Al momento de escribir este apartado (1/3/09), tenemos el siguiente "estado de situación":

El control estatal sobre la banca se abre paso, como salida a la crisis. En medio de la crisis financiera más acusada desde la Gran Depresión y con el sistema bancario al borde del precipicio, irrumpe un nuevo fantasma semántico: la nacionalización bancaria. Palabras mayores. Tras unos años con el péndulo justo en el lado contrario, a derecha e izquierda se abre paso la creencia de que nadie tiene una idea mejor para acabar con la pesadilla de la banca. Y los Gobiernos ya se han puesto manos a la obra.

Todas las crisis bancarias se solucionan de la misma forma: gastando. Pero las multimillonarias ayudas públicas de los últimos 20 meses no son suficientes. En los países anglosajones, que hicieron dogma de fe del libre mercado, la banca sigue caminando sobre el alambre. En Europa occidental, con Alemania a la cabeza, sucede algo parecido. Y las finanzas son el aparato circulatorio de la economía: si se hunden, la economía se colapsa. No es posible salir de la recesión mundial sin solucionar la crisis financiera.

El descalabro está haciendo saltar por los aires uno de esos anatemas: la idea de que la formidable intervención del sector público en la banca necesita una vuelta de tuerca adicional no hace sino ganar peso. La nacionalización -parcial o temporal, pero nacionalización al cabo- está cada vez más cerca, y hay expertos que aseguran que ya se ha producido. Al menos en parte. Los casos de Citigroup y Royal Bank of Scotland son los más sonados. "Es algo sencillamente increíble, y a la vez sencillamente inevitable", resume desde Baltimore (EEUU) la economista Carmen S. Reinhart.

"Se trata de un shock para la mentalidad americana, que asocia la nacionalización prácticamente al bolchevismo en un país en el que la iniciativa privada está en el ADN de los políticos, sean del color que sean, y de la gente, desde los que trabajan en los rascacielos de Wall Street a los que cuidan de los maizales en Iowa", afirma Ángel Cabrera, economista español que dirige una de las grandes escuelas de negocios norteamericanas, Thunderbird. "A muchos una nacionalización puede provocarles escalofríos, pero no hay una propuesta mejor para salir del pozo", apostilla.

Las crisis suelen engendrar paradojas. En EEUU, los republicanos son quienes mejor aceptan la nacionalización. En un ejercicio de pragmatismo, el ex presidente del banco central Alan Greenspan, el sumo sacerdote de la liberalización financiera de los últimos años, se manifiesta abiertamente a favor. La Administración de Obama, en cambio, es más remisa, y la nacionalización ha sido incluso descartada esta semana por las dos grandes figuras del equipo económico de Obama: Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal, y Tim Geithner, secretario del Tesoro, han rechazado esa vía ante el nerviosismo bursátil. "Obama sigue poniendo parches sin dar el paso definitivo", asegura Reinhart. "Pero una u otra forma de nacionalización es inevitable. Esperar a que el propio mercado solucione el problema es una locura", añade.

Pese a las reticencias ideológicas, con todo el dinero empleado en los últimos 20 meses parte de la banca está ya nacionalizada de hecho. Aunque no de derecho. EEUU controla directamente el 36% de Citigroup, que hace unos años era el mayor banco del mundo y ahora está ahogado por los activos tóxicos. Citi ha recibido en apenas cinco meses tres rescates públicos, y Wall Street lo considera ya parcialmente nacionalizado. Con Bank of America ocurre lo mismo. La Administración de Obama se resiste a hacerlo a las claras: usa acciones sin derecho a voto y obliga a buscar accionistas privados para que la cotización bursátil no se diluya.

Pero ése es el camino: EEUU ha iniciado ya pruebas de estrés al sistema financiero para identificar a los bancos con problemas. En caso de que necesiten más capital -y todo parece indicarlo así-, el Estado se lo facilitará a cambio de acciones. En Irlanda la nacionalización de algunas entidades ya es total. El Reino Unido ha subido la apuesta con una operación escoba para quedarse con la gran mayoría de los activos tóxicos de Royal Bank of Scotland, y podría hacer lo mismo con Lloyd's. Los expertos consideran que ambas entidades están al borde de la nacionalización. Alemania ha aprobado una ley para poder incluso expropiar bancos si es necesario. Y así ad infínitum.

"Lo peor es la incertidumbre, que los mercados no sepan si se va a producir o no. Pero al paso que vamos, la nacionalización -o como quiera llamarse- es sólo cuestión de tiempo, a no ser que queramos una década perdida, como en Japón", asegura el viernes el economista Charles Wyplosz. "La única manera de acabar con la tormenta es que los Gobiernos entren en los bancos, los limpien de una vez de la basura tóxica y los pongan a funcionar, como hizo Suecia en los años noventa", asegura este experto.

Aun así, las dudas son enormes. Por una parte, los accionistas pueden ver cómo su dinero se esfuma (y la Bolsa lleva ya un año y medio desastroso). Por otra, la factura puede ser altísima y dejar un déficit público inmanejable. Además, no está claro que los burócratas sepan llevar las riendas de los bancos. En Suecia, el saneamiento costó cuatro largos años, y no había un cataclismo financiero global.

El mayor problema son los activos tóxicos. "Los Gobiernos deben ponerles precio: si es demasiado bajo quiebran entidades, y si es alto la factura de los contribuyentes se dispara. Es un difícil problema de redistribución. Pero es la labor de los políticos, para eso les pagan", dice Wyplosz.

La crónica negra de lo que ha ocurrido en la banca en los últimos años podría resumirse así: "Al principio los bancos sabían lo que vendían, y los clientes lo que compraban. Después pasamos a una fase en la que los bancos sabían lo que vendían pero los clientes no sabían lo que compraban. Y desde hace tiempo ni los bancos ni los clientes tienen idea de nada". Ahora les llega el turno de comprar a los Gobiernos. Habrá que ver si saben lo que hacen.

Francia. Dos tandas de ayudas desde París

El Gobierno de Sarkozy ordenó la primera inyección a los bancos franceses en diciembre de 2008: 10.500 millones que se repartieron Crédit Agricole, BNP Paribas, Société Générale, Crédit Mutuel, Caisse d'Épargne y Banques Populaires. No fue suficiente. A mediados de enero, anunció una segunda tanda de ayudas, pero esta vez con duras condiciones y contrapartidas: los directivos deben renunciar a los bonus. Esta misma semana, la fusión entre Banques Populaires y Caisse d'Épargne ha venido auxiliada con una inyección de 5.000 millones por parte del Estado francés, que nombrará a varios ejecutivos en la cúpula del banco, entre ellos al presidente de la entidad fusionada: François Pérol, uno de los hombres de confianza de Sarkozy y hasta ahora con un cargo en el Elíseo.

Alemania. De la negativa a una ley de expropiación

Aún en diciembre de 2008, el Gobierno alemán era reacio a nacionalizar bancos. Berlín aludía a los pésimos resultados de los bancos públicos regionales, la mayoría de ellos tan afectados por la crisis y la mala gestión como la banca privada. Sin embargo, Alemania se hizo en enero con el 25% del Commerzbank, el segundo banco del país. En febrero, el Gobierno aprobó una ley que permitirá no sólo nacionalizar bancos, sino expropiar a los accionistas de aquellos institutos que dependen del dinero público para subsistir. La ley se redactó para atajar los continuos problemas del Hypo Real Estate, donde el Gobierno ha inyectado 87.000 millones para evitar la quiebra. El Gobierno justifica las intervenciones como "necesarias" para mantener a flote la banca y evitar la pérdida de las millonarias ayudas públicas.

Reino Unido. Control público a regañadientes

El Reino Unido está siendo uno de los países más activos en la intervención del Estado para salvar los bancos. Pero el Ejecutivo no quiere ni oír hablar de nacionalización: se ve forzado a reforzar el capital de los bancos, pero el control de las entidades no es un objetivo político. El Gobierno de Gordon Brown protagonizó la primera nacionalización, en el caso de Northern Rock. Y ha seguido siendo muy activo en los casos de Royal Bank of Scotland -esta misma semana ha asegurado 365.000 millones de euros en activos tóxicos- y de HBOS, que fusionó con Lloyd's. En ambos casos posee un buen porcentaje del capital y los expertos consideran que esos dos bancos están al borde de la nacionalización. Pero el Ejecutivo asegura que tarde o temprano esas entidades volverán al sector privado.

Estados Unidos. Republicanos a favor, demócratas en contra

El intervencionismo público en la economía ha sido una constante en EEUU desde el estallido de la crisis financiera, con la Administración de Bush y con Barack Obama. Pese a que los expertos -encabezados por los premios Nobel Joseph Stiglitz y Paul Krugman- recomiendan ahora la nacionalización parcial y temporal de las grandes entidades con problemas, Washington se resiste a esa posibilidad. Varios congresistas y senadores republicanos se han manifestado a favor del control del Estado en la banca. Pero el Gobierno sigue con su hoja de ruta: aplicar planes de estrés a las grandes entidades para observar sus necesidades de capital, mientras estudia una solución para Citigroup (donde controla ya el 36%) y Bank of America, a un paso de la nacionalización.

El ocaso y la herencia: En el mundo financiero son estatizados los que claman por ser estatizados, porque la opción que les queda es la desaparición. Hay acciones de los bancos que "valen" menos que un periódico (Citigroup US$ 1,20) o que una cajetilla de tabaco (Bank of America US$ 3,63).

Una dura prueba de resistencia (Stressed)

Los reguladores financieros estadounidenses parecen estar emprendiendo lo imposible. En sólo dos meses esperan poder comprobar los balances contables de los 19 bancos más grandes del país para ver cómo resistirá su capital si la economía se deteriora más.

Quienes conocen este tipo de pruebas de resistencia afirman que reunir datos y elaborar modelos para proyectos de esta escala podría llevar un año o más. ¿Cómo entonces conseguirá el Estado realizar esta hazaña con tanta rapidez? Basándose en las previsiones de los bancos. Es casi como dejar que el corredor sostenga el cronómetro.

Ciertamente, los reguladores inspeccionarán las previsiones y los banqueros serían poco listos si maquillasen descaradamente las cifras. Pero tendrán cierto incentivo para hacerlo un poco por los bordes.

Después de todo, los bancos que suspendan la prueba de resistencia se verán obligados a obtener capital en los mercados o a aceptar inversión preferente convertible del Estado, que exigirá un dividendo del 9%. La primera no es una opción al alcance de la mayoría de los bancos, y desde luego no para los que suspendan la prueba. Esto último comporta todo tipo de injerencia estatal.

Tasar activos complejos y prever su comportamiento en una variedad de condiciones de mercado es precisamente lo que los banqueros no hicieron bien en estos últimos años. Y el valor de gran parte de sus activos -los que los contables denominan de Nivel 2 y especialmente los de Nivel 3- está sujeto a interpretación.

Lógicamente, los reguladores pueden contrastar entre sí las valoraciones que los bancos hacen de diferentes activos para ver si en general son congruentes. Pero tendrán que confiar mayoritariamente en los cálculos que los banqueros hagan sobre activos ilíquidos y únicos, como el capital riesgo.

Bancos con problemas como Citigroup y Bank of America parecen destinados a suspender la prueba; de hecho, para que la administración pública obtenga alguna credibilidad, probablemente necesitarán hacerlo. Otros, como JPMorgan, deberían superar el obstáculo con facilidad. Pero los intermedios podrían estar terriblemente tentados de engañar al menos un poquito a los reguladores.

Fariseos y puritanos: cuentos y cuentas (Juego de números)

Por más cuentas que hago no me cuadra la liquidación…

El primer plan de rescate a los bancos con dinero de los contribuyentes, aprobado por el congreso de USA, costará la indimensionable cifra de 700.000 millones de dólares, más los 500.000 millones, que ya se le había entregado a la banca, más los miles de millones que entregaron los gobiernos de Europa a los bancos en crisis en ese continente.

Pero para tratar de dimensionar, sólo en algo, las cifras involucradas, se puede realizar el siguiente cálculo:

El planeta tiene 6.700 millones de habitantes; si se dividen "sólo" los 700.000 millones de dólares entre los 6.700 millones de personas que habitan el planeta, equivale a sacarle 104 dólares a cada uno.

Según los últimos números de Nouriel Roubini (2/3/09): "Entre garantías, respaldo de liquidez y capitalización, el gobierno estadounidense ha entregado entre US$7 billones y US$9 billones (millones de millones) para ayudar al sistema financiero. De hecho, el gobierno ya controla una buena porción del sistema bancario".

De ser así, ya estaríamos por los 104.000 ó 143.000 dólares per cápita. Pecata Minuta.

Parece que realmente hay un pequeño problema en la distribución de la riqueza.

Según los políticos, la mayor amenaza para la seguridad mundial ya no es el terrorismo, sino la inestabilidad provocada por la crisis. ¿Qué ha hecho Obama para lidiar con la amenaza?

Rodearse de gente que contribuyó a crear esta crisis, como Timothy Geithner, Laurence Summers, los banqueros, y encontrar una fórmula para rescatar el sistema que ellos dominan y controlan. Todos los millones que Occidente está volcando para salvar sus instituciones financieras no sirven de nada frente a una crisis mucho mayor: hay mil millones de personas al borde de la muerte por inanición. Ésa es la crisis verdaderamente grave, y ese dinero no hace nada por ellos.

Lo que más me sorprende, además, es que los analistas y "grandes bonetes" nunca mencionen que todas las medidas que ha tomado Obama son exactamente las contrarias que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) recomiendan a los países pobres para salir de sus crisis.

Los "exageradores" de las tendencias iniciadas, continuando con la miopía de la crisis, promueven un "sistema bancario en las sombras". Eufemismo "a la page": "alivio cuantitativo". Evidencia: "la caja negra". ¿Otro falso final de la exuberancia irracional?

Inestabilidad tiene un significado técnico: subordinación a EEUU. Los nietos de nuestros nietos -vivan donde vivan- continuarán pagando esta "deuda eterna".

A la espera de disturbios sociales.

SuperObama y la "compaña". contra los banqueros (¿Could they do it?)

(De aquí en adelante, el subrayado de los artículos periodísticos es mío. Su objetivo es destacar los párrafos fundamentales o facilitar al lector -en su caso- una lectura más rápida)

– Reinventado Wall Street: Obama tiene que cambiar las reglas del juego si quiere que vuelva a funcionar (El Confidencial – 21/1/09)

(Por María Igartua)

Ahora empieza lo bueno, al menos eso dicen. A partir de esta tarde, Estados Unidos tendrá nuevo presidente y en esta ocasión la investidura del cuadragésimo cuarto ocupante del Despacho Oval genera una expectación especial dada la profunda crisis económica y financiera por la que atraviesa el país. Barack Obama viene con su "yes we can" bajo el brazo y el optimismo se respira en cada rincón del territorio. Lo que está por ver es si, finalmente, es capaz de devolver a los mercados la confianza por la que apostaban los analistas el mismo día de su elección el pasado 4 de noviembre.

El día de los comicios presidenciales que pasarán a la historia, Wall Street hizo un paréntesis tras los fuertes recortes registrados días antes y descontó la victoria de Obama antes de que se cerraran los colegios electorales. En esa sesión firmó la mayor subida durante una jornada electoral de los últimos 24 años gracias a los bancos y al sector energético. Los analistas veían en el cambio el revulsivo necesario para devolver la confianza a los inversores, un intangible crucial para el buen funcionamiento de los mercados financieros, algo que el nuevo presidente parecía irradiar por los cuatro costados.

Sin embargo, tres meses después de aquel día, la situación sigue prácticamente igual. Wall Street no continuó con la esperada remontada. No obstante, noviembre, diciembre y enero podrían considerarse un bypass. Irradiar optimismo no es suficiente mientras no se pongan medidas sobre la mesa, con lo cual desde mañana comienza la verdadera batalla del nuevo gobierno por sacar a Estados Unidos del atolladero.

"Obama es la esperanza. Se han puesto sobre la mesa todas las medidas para salir del círculo vicioso" ha explicado a Cotizalia.com Jesús Sánchez-Quiñones. Ahora hay que ponerlas en marcha aunque "también es importante el cambio de mentalidad, de confianza, que puede traer este hombre".

Se acabó la era de los bancos y llegó la de la regulación

Aunque los cambios son muchos y las propuestas del equipo de Obama alcanzan a todos los ámbitos de la economía, Wall Street es un foco de interés importante. No basta el "cuando se solucione el resto el mercado se solucionará". Lo cierto es que el parqué neoyorquino necesita un giro de 180º. Obama va a tener que reinventar Wall Street tras dos siglos de historia.

En primer lugar, la bolsa de Nueva York, con todos los agentes que intervienen en sus operaciones, va a tener que conseguir mostrar una ética más sólida y acabar con los conflictos que existen entre los ratings de las agencias de calificación y los encargados de garantizar la seguridad de las inversiones, que son la base del sistema. De hecho, parte de la culpa de la crisis crediticia viene provocada por estas agencias que calificaron con triple A sin ver el peligro que suponían esos bonos.

Además, la mentalidad propia de Wall Street, vigente desde la reforma de Franklin Roosevelt en los años ´30, de ensalzar a los bancos por encima del bien o del mal, tiene que dar paso a la contratación de reguladores especializados que se ocupen, precisamente, de evitar que esos bancos se metan en problemas, como ha ocurrido en la crisis actual, donde los gigantes de Wall Street, tal y como se conocían, han pasado a mejor vida.

A esto hay que hay que sumar un cambio legislativo destinado a proteger a los inversores en fondos y hedge funds para evitar que se vuelva a producir un caso como el del Bernard Madoff. Acabar con el todo vale y limpiar la reputación de los mercados tan dañada por la crisis.

En definitiva, la confianza no llega con el mero hecho de un cambio en el poder, la confianza se consigue demostrando que ese cambio es posible y Barack Obama va a tener que luchar por reformar profundamente los mercados si quiere que la máquina vuelva a funcionar de nuevo.

– Wall Street no será la misma después de Obama: tiene la oportunidad de rehacer el mercado (El Economista – 21/1/09)

(Por Ainhoa Giménez)

Bueno, pues Barack Obama ya es oficialmente presidente de EEUU, por si no se habían enterado. Más allá del batacazo con el que le recibió la Bolsa de Nueva York para recordarle que se enfrenta a la peor crisis económica y financiera desde la Gran Depresión, Wall Street se enfrenta a enormes desafíos durante su mandato.

Ningún presidente de la era moderna desde Franklin Delano Roosevelt ha tenido una oportunidad como ésta de rehacer prácticamente todos los elementos del mercado.

En efecto, Obama y su equipo tienen el poder absoluto para decidir quién vive y quién muere (como Bear Stearns y Lehman Brothers), así como las reglas que deberán cumplir los supervivientes. La reforma de Roosevelt ha durado casi 70 años. "Si la nueva administración, con la ayuda de Wall Street, puede construir algo que dure la mitad, creo que sería un gran éxito", opina David Weidner en MarketWatch.

Habrá errores, claro. Algunos ya se han cometido: Weidner señala que un presidente que promete el cambio no puede montar un equipo con algunas de las caras más agotadas de Washington. Pero lo importante es el futuro, y ahí es importante la teoría de Kennedy de que la responsabilidad del poder no se limita al Despacho Oval, sino que también reside en las empresas.

Eso significa que Wall Street tiene que afrontar una regeneración ética, por ejemplo, eliminando los conflictos entre las agencias de rating y los emisores de valores que son los cimientos del sistema. Con un sistema que no prime los buenos tiempos sobre los malos, es decir, las tendencias alcistas sobre las bajistas. "El mercado necesita un giro de 180 grados respecto a un modelo que incentiva a los bancos a contratar antiguos reguladores de Wall Street con el único propósito de no tener problemas regulatorios, hacia una estructura que recompense a los bancos por obedecer las normas y ayudar a los reguladores", opina este columnista.

Ahí entrarían los hedge funds, que deberían aceptar que los reguladores supervisen los riesgos no para los fondos en sí, sino para el conjunto del sistema. "Deben crearse nuevas leyes para proteger a los inversores en esos vehículos privados y el sector debe darles la bienvenida porque repararán su dañada reputación".

Otro asunto capital es el de las retribuciones, donde ya empezamos a ver novedades. Hay nuevos bonus que se anulan -puede hacerse porque se mantienen en depósito o devolviéndose después de cobrados- si los beneficios de ayer se convierten en pérdidas hoy. Otros bancos están entregando a sus ejecutivos esos valores invendibles (tóxicos) que ellos mismos consideraron apropiados para los fondos de pensiones o para otros clientes. Ahora serán para ellos mismos. De momento, estas ideas se han aplicado sólo en Suiza, y habrá que ver si EEUU es capaz de adoptarlas.

Cambiar los reguladores

Pero las reformas no terminan en Wall Street. La estructura de los reguladores de Washington ha demostrado ser un desastre, así que hace falta cambiarla. Y no se trata sólo de la estructura: hacen falta personas honradas que la manejen. A juicio de Weidner, eso significa que ni Timothy Geithner puede ser secretario del Tesoro ni Mary Schapiro presidenta de la SEC, hasta que no cumplan sus obligaciones tributarias, incluyendo las multas. Además, la SEC que apoyar a su personal, que muchas veces ha visto bloqueadas sus investigaciones, y mantenerse al margen de las presiones del poder que libraron a Madoff de una investigación en serio.

Asimismo, este articulista opina que la protección del inversor debe recaer en Washington, que tiene que asumir los poderes de la Financial Industry Regulatory Authority, una entidad de autorregulación del sector y que debe ser pagada por la propia industria cuando pase a manos públicas.

Y falta lo más importante: "Si vamos a dar dinero a los bancos, deberíamos gestionarlos en nuestro propio beneficio. Y si los gestores actuales se oponen, deberíamos echarlos. Como gestores, nosotros no podríamos hacerlo peor". Weidner va más allá y lanza una propuesta temeraria: "Si hay que rescatar a los bancos, ningún ciudadano americano debería ser llevado a la quiebra por un banco".

– Obama arremete duramente contra Wall Street (Expansión – 30/1/09)

Les acusa de malgastar el dinero concedido por el Gobierno para ayudas empresariales.

En una declaración de una dureza sin precedentes escuchada de boca del presidente de Estados Unidos contra los banqueros de Wall Street, Barack Obama llamó ayer "sinvergüenzas" a los ejecutivos de las firmas financieras que se han vuelto a repartir millonarias primas después de que sus empresas recibieran enormes cantidades de fondos públicos para su salvación.

"Es el colmo de la irresponsabilidad. Es vergonzoso", afirmó con rotundidad el recién llegado a la Casa Blanca. Obama ha dado ordenas a su Secretario del Tesoro, Timothy Geithner, para que transmita esas opiniones a los empresarios en reuniones cara a cara.

El Jefe de Estado estadounidense ha asegurado que "ahora no es el momento" para que los directivos de Wall Street se apunten esas bonificaciones en plena crisis financiera y recesión económica. "El pueblo estadounidense entiende que estamos en un gran agujero del que tenemos que salir, pero no le gusta la idea de que haya gente que está cavando un agujero más grande", ha advertido Obama.

El demócrata ha repartido responsabilidades ante el momento histórico al asegurar que "todos nosotros vamos a tener responsabilidades para conseguir que esta economía se ponga de nuevo en marcha". Obama ha manifestado que la intención de su Administración será realizar un gran esfuerzo por salir del bache y regresar al crecimiento económico, por lo que pide al sector privado que realice el mismo esfuerzo.

– Obama abronca a Wall Street (Cinco Días – 30/1/09)

El presidente de EE UU dice que los bonus de unos18.400 millones de dólares (14.225 millones de euros) con los que los banqueros se han recompensado la labor en 2008 son "el colmo de la irresponsabilidad"

(Por Ana B. Nieto – Nueva York)

El interventor del estado de Nueva York hizo público que según los datos de su departamento, la banca de Wall Street ha concedido a sus empleados bonus por un valor estimado de 18.400 millones como compensación a su trabajo en 2008. Aún siendo una cantidad un 44% más baja que en 2007, es la sexta más alta en la historia y es similar a la de 2004, un año muy distinto económicamente. Según el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, la palabra que Obama utilizó para describir la situación fue "indignante".

Pero el presidente tenía más que añadir. A última hora del día y tras una reunión con su equipo económico Obama recibió a los medios para reafirmar su confianza en la próxima puesta en marcha de un estímulo económico y un plan para que vuelva fluir el crédito. Aquello no fue más que un preámbulo del rapapolvo.

Enérgico y sin andarse con más rodeos, Obama dijo que los bonus le parecían "el colmo de la irresponsabilidad. Una vergüenza". El presidente recordó que en 2008 la mayoría de las entidades estaban al borde del colapso y pidieron dinero a unos contribuyentes que se han encontrado en la difícil situación de prestar esa ayuda "para evitar que el sistema se les cayera encima".

Aunque algunos responsables de banca ya han renunciado a sus bonus y se han rebajado el sueldo, Obama dijo ayer que el Gobierno "va a tener que hablar con la gente de Wall Street que están pidiendo ayuda para que muestren control, disciplina y algún sentido de la responsabilidad".

De acuerdo con el nuevo inquilino de la Casa Blanca, los americanos "entienden que estamos en un gran agujero y tenemos que salir de él pero no les gusta la idea de que haya gente que esté cavando un agujero aún más grande cuando les estamos pidiendo que lo cierren".

La bronca de Obama coincide con la preparación por parte del gobierno de una estrategia para dinamizar el crédito algo que se concretará en una nueva ronda de ayudas a la banca con los 350.000 millones de dólares del TARP, el Plan de Henry Paulson de ayuda a las entidades financieras. La profundidad de la crisis económica y el aumento del paro además de la gestión previa del TARP han hecho que este plan sea cada vez más impopular. Los bonus no son más que leña a este fuego.

"Habrá tiempo para tener beneficios y para tener bonus, pero ese momento no es ahora", sentenció Obama quien además añadió que el secretario del Tesoro ha tenido que llamar la atención a una institución para que no comprara un jet privado justo cuando estaban recibiendo dinero del TARP. Se trata de Citigroup, un banco que negociaba la compra de un avión de 50 millones de dólares cuando ha sido uno de los mayores receptores de dinero público. "Nosotros no deberíamos hacer esto porque ellos deberían saber lo que tienen que hacer", explicó el presidente

– Obama quiere "domar" a Wall Street (El Mundo – 1/2/09)

La regulación del nuevo presidente de EEUU controlará la remuneración de las entidades rescatadas.

(Por Pablo Pardo)

Wall Street ha logrado que Obama, no drama -como le llamaban los asesores del presidente durante la campaña electoral por su sangre fría- pierda su eterna amabilidad. Ha bastado para ello una cifra: 20.000 millones de dólares (15.200 millones de euros). Es la cantidad que los banqueros de Wall Street se han dado a sí mismos en concepto de bonus en 2008. Y es la cantidad que ha hecho que el presidente de Estados Unidos lanzara un rotundo "es vergonzoso" al valorarlo el jueves por la noche, en una reunión con los medios de comunicación en la Casa Blanca, acompañado del secretario del Tesoro, Tim Geithner, y del vicepresidente, Joe Biden.

Es una cifra espectacular. No sólo por su magnitud, sino también porque el año pasado las empresas de Wall Street perdieron 47.200 millones de dólares (36.000 millones de euros), según desveló el viernes el alcalde de Nueva York (y ex empleado de Salomon Brothers, un mítico broker que ahora es parte de Citigroup), Michael Bloomberg. En otras palabras: la retribución variable de Wall Street equivale al 47,2% de las pérdidas de los bancos.

Con semejantes cifras, el argumento de que esa remuneración es necesaria para que los bancos atraigan el talento, queda por los suelos. No sólo porque queda claro que no hay relación entre resultados y salarios, también porque los talentos de Wall Street se han hecho multimillonarios mientras sepultaban al mundo en la mayor crisis económica de las últimas siete décadas. Obama censuró a las empresas financieras por autoconcederse esas cantidades "en un momento en el que la mayor parte de esas instituciones estaban al borde del colapso y estaban pidiendo a los contribuyentes que les ayudaran a sostenerse en pie". Y concluía: "Es el colmo de la irresponsabilidad".

Fue un ataque "calculado y preciso", según The New York Times. Y un mensaje directo a la comunidad financiera de EEUU. Los banqueros deben "mostrar cierta contención" dijo Obama. Pero, con el nuevo presidente y con la arrolladora mayoría demócrata en el Congreso, la contención les va a ser impuesta. Se acabó el culto a la autorregulación que siguió George W. Bush. Obama está a punto de lanzarse a una drástica reforma de su sistema financiero. Su plan es cerrar el proyecto antes del 2 de abril, cuando viaje a Londres para tomar parte en la cumbre del G-20 en la que deberán continuarse las discusiones iniciadas en Washington el 20 de noviembre para reformar el sistema financiero internacional.

La reforma de Obama tiene ya un borrador. Se llama Un marco para la estabilidad financiera, y es un documento elaborado, precisamente, por el presidente del Consejo Asesor para la Recuperación de Obama y ex máximo responsable de la Reserva Federal, Paul Volcker. El informe es un documento de trabajo del G-30, un grupo de expertos presidido por Volcker, y entre cuyos miembros están Geithner, el Nobel de Economía Paul Krugman y los españoles Jaime Caruana y Guillermo de la Dehesa. Si se suman las propuestas de Volcker a las que la Administración está filtrando, quedan claros los ejes del plan de Obama para domar a Wall Street:

– Regulación de las agencias de calificación de riesgos, para que sean independientes de sus clientes.

– Obligación de los hedge funds de registrarse en la SEC (regulador de la Bolsa de EEUU). Hasta ahora, lo decidían voluntariamente.

– Control de la remuneración de las empresas financieras, al menos de las que recibieron ayuda pública.

Supervisión de los derivados, en particular de los credit default swaps, unos productos que equivalen a seguros contra suspensiones de pagos y que causaron parte de las turbulencias del pasado otoño.

Es una agenda ambiciosa, pero ambigua. Por ejemplo, el G-30 propone la consolidación de las agencias reguladoras, algo en lo que también trabajaba el Gobierno Bush, pero ahora no está claro si Obama va a seguir por ese camino. También queda en el aire, al menos por ahora, la regulación de los fondos de capital riesgo. Pero, dejando al margen los detalles, está claro que Obama quiere meter en cintura a Wall Street.

La inversión más ruinosa posible no ha sido dar el dinero a Bernard Madoff, sino inyectar capital público en los bancos estadounidenses. Ese es el resultado del análisis llevado a cabo por el semanario Time, al constatar la caída del valor de los 8 mayores bancos del país, en los que el Estado ha invertido directamente 165.000 millones de dólares (126.000 millones de euros) desde noviembre. El resultado es que, en tasa anualizada (es decir, proyectando los resultados actuales al conjunto del año) el contribuyente ha obtenido una rentabilidad negativa del -1.096%. Esto se debe a que, pese al dinero público (y a los más de 400.000 millones de dólares de garantías del Estado sobre sus activos, que no han sido incluidas en el cómputo de Time), las acciones de esos bancos han seguido desplomándose.

Esas cifras son el mejor resumen de una situación marcada por dos factores. Uno, la banca de EEUU está en quiebra. Y dos, el programa de rescate de las entidades no ha servido de mucho hasta la fecha. Así que ahora la nueva Administración está debatiendo nuevas medidas, que le van a costar muchísimo más a los contribuyentes. Una de ellas es nacionalizar los bancos, algo a lo que se opone Robert Rubin, que fue secretario del Tesoro con Bill Clinton y es el mentor de todo el equipo económico de Obama, menos Volcker. La otra, que en los últimos días parece que ha ganado posibilidades, es crear un banco malo que compre todos los activos tóxicos de los bancos -es decir, los bonos que no pueden vender porque nadie quiere- y así permita a las entidades sanear sus balances.

El problema es que crear un banco malo tiene casi tantos riesgos como nacionalizar las entidades. El más obvio, el coste para el contribuyente. Los activos que el Tesoro podría comprar ascienden a unos tres billones de euros, es decir, el PIB de Alemania y Francia juntas. No sólo eso, lo más probable es que, aunque al final la Administración logre vender todos esos títulos, lo haga con unas pérdidas que podrían rondar el billón de euros (es decir, el PIB de España). Si esas cifras acaban haciéndose realidad, acaso los contribuyentes de EEUU recuerden con nostalgia la rentabilidad negativa del 1.096% de su primer paquete de rescate.

> El nuevo gobierno

Tim Geithner: "La gente cree que el Plan Paulson ha hecho mucho por las grandes entidades financieras y muy poco por el pequeño negocio y las familias que sufren para llegar a fin de mes".

> Los escándalos

15.200 millones de euros recibieron el año pasado los ejecutivos de Wall Street en concepto de "bonus" según el informe del fiscal de cuentas del estado de Nueva York, Thomas DiNapoli.

1,2 millones de dólares se gastó el ex consejero delegado de Merrill Lynch, John Thain, en reformar su despacho.

– Obama limitará a 500.000 dólares el sueldo de directivos de empresas rescatadas (Expansión – 4/2/09)

(Por G. Martínez. Nueva York)

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama anunciará hoy una propuesta para reducir los sueldos de los primeros ejecutivos de los bancos o las empresas que estén rescatadas o participadas por el Gobierno.

Se espera que el texto fije una remuneración máxima de 500.000 dólares, sin retribución variable en efectivo y sin que puedan recibirse privilegios a cargo de la compañía, como el disfrute de aviones privados. El único ingreso extra que podrían obtener sería el del dividendo ordinario de las propias acciones de la entidad. Además, los primeros ejecutivos deberán tener más en cuenta la opinión de los accionistas sobre la retribución.

Sin embargo, según informa el diario The New York Times todavía no está claro cómo definirá la ley el concepto de empresa rescatada. Es decir, si el tope salarial afectará solamente a aquellas compañías que tengan que ser rescatadas de forma excepcional (tipo el banco de inversión Bear Stearns o la aseguradora AIG), o a todas las compañías que acepten dinero de los 800.000 millones de dólares del TARP (Programa de Rescate de Activos Problemáticos, conocido como Plan Paulson).

Eso sí, el Gobierno impuso la congelación salarial de los altos cargos. Está por ver si el Ejecutivo cambiará de opinión en lo que respecta a las compañías privadas. En los meses que han pasado desde que se votó la iniciativa, se ha comprobado que la crisis se agrava por momentos, y el Ejecutivo mantiene grandes diferencias con la banca a cuenta de la falta de crédito pese al plan de rescate.

Una iniciativa que ya puso en marcha Alemania. Berlín decidió en octubre limitar el sueldo de los ejecutivos de los bancos rescatados a 500.000 euros anuales. El mismo tope que, según los diarios estadounidenses, anunciará hoy Barack Obama.

– Retribuciones de escándalo (Expansión – 4/2/09)

(Por Y. Blanco / E. Calatrava)

. Desde que se implantó el sistema capitalista, la avaricia ha perseguido a los gestores de las grandes multinacionales, a los que se ha acusado de maximizar sus propios ingresos, en detrimento de los de la empresa y de los accionistas a quienes representan, al margen de los principios básicos del gobierno corporativo. Una imagen que recuerda a la del Tío Gilito, el pato tacaño de Walt Disney, que simbolizaba a un hombre de negocios cuya afición era nadar entre monedas de oro.

Dar ejemplo

La actual coyuntura económica ha vuelto a cuestionar si el sueldo de los superejecutivos está sobredimensionado y si, en un caso como éste, los primeros espadas deben ser los primeros en dar ejemplo, y ajustarse el cinturón de sus ganancias en línea con las necesidades de la empresa y las exigencias de los accionistas.

En el último año, algunos mostraron su intención de renunciar a parte de su salario y predicaron con el ejemplo. Otros malgastaron el dinero de sus empresas, como los ejecutivos de la aseguradora AIG, que gastaron más de 440.000 dólares (344.630 euros) en un lujoso hotel de California después de que el Ejecutivo estadounidense saliera al rescate de la compañía; mientras que un tercer grupo sacó partido a la situación y se aumentó el sueldo.

Citigroup, otra de las entidades financieras que ha recibido fondos públicos, ha tenido que dar marcha atrás en sus planes de adquirir un nuevo jet privado último modelo. Y el consejero delegado saliente de Merrill Lynch, John Thain, ha tenido que poner de su bolsillo los 1,2 millones de dólares que empleó en reformar su despacho con muebles de lujo, coincidiendo con la compra por Bank of America, auspiciada desde el Gobierno para evitar su bancarrota. El propio Thain ya había protagonizado un escándalo sonado, al incrementar su salario de 83 millones de dólares, pese a las pérdidas de 5.600 millones de dólares que perdió el banco en un año.

Lamentablemente, el caso de Thain no ha sido un hecho aislado en Wall Street. Otros ejecutivos de su banco, como su antecesor Stean O"Neill, o Charles Prince, ex presidente de Citi -famoso por su frase de triste recuerdo "mientras la música suene tú tienes que bailar"- se han beneficiado de paracaídas dorados, justo antes de bajarse de un avión que caminaba directo a estrellarse.

De hecho, el debate sobre unos incentivos asimétricos y cortoplacistas que han metido a la banca americana en el callejón sin salida en el que se encuentra no ha hecho más que empezar. La presencia pública en muchas entidades de ambos lados del Atlántico está poniendo fin a esta orgía retributiva a pasos agigantados.

Otros dos sectores que han situado sus salarios entre los mayores de la historia, en plena vorágine de deuda barata y abundante, han sido el capital riesgo y los hedge fund. Sólo apostando a la baja en previsión de la crisis subprime, se calcula que John Paulson, uno de estos ejecutivos, pudo ganar más de 5.000 millones de dólares.

No en vano, el Congreso americano, les obligó a él y a otros especuladores del parqué, como el magnate húngaro George Soros, a declarar sobre su actuación e influencia en la crisis financiera. De hecho, los llamados osos de la bolsa (famosos por apostar a su caída) están bajo la vigilancia de la Administración Obama y se espera un cambio regulatorio en ambos sectores, que cambie su fisonomía.

En las empresas no financieras, la tendencia fue similar, aunque más moderada. Según un estudio de Associated Press sobre las 500 compañías del índice Standard & Poors, parecido fue el caso de Rick Wagoner, cuya compañía, General Motors, anunciaba despidos de 74.000 empleados mientras él se subía el salario un 64%. No extraña que cuando él y otros ejecutivos del motor fueran a pedir ayudas públicas al Gobierno de EEUU, alegando que están al borde de la bancarrota, Obama les pidiera al menos que dejaran el jet privado aparcado la próxima vez y cogieran un taxi.

Una gran polémica que no cesa

No es la primera vez que la polémica persigue a los primeros ejecutivos por altas retribuciones. Michael Eisner estuvo en el ojo del huracán durante su reinado en Disney.

Aunque su sueldo base era de 750.000 dólares anuales, el consejo acordó pagarle un bono anual según el incremento de los beneficios por acción de la compañía, a condición de que no ganara más de 20 veces su salario y de que el beneficio por título creciese un 7,5% anual. Un ejemplo en España lo encarnó Juan Villalonga, que embarcó a Telefónica en una carrera de adquisiciones, como las de Lycos y Endemol, que tuvieron un efecto al alza en la acción en pleno apogeo de la burbuja de Internet, pero que finalmente se tornaron en castigo a medio plazo.

Otro de estos ejecutivos fue Jean Marie Messier, el consejero delegado de Vivendi, que convirtió una empresa de medio ambiente en un gigante mediático y que terminó con los pies en la calle. Eso sí, con una indemnización de 20 millones por despido.

– Obama se planta ante la banca con límites a los sueldos (Expansión – 4/2/09)

(Por Gemma Martínez. Nueva York)

Wells Fargo se ha quedado sin viaje a Las Vegas. La entidad financiera, la segunda mayor de EEUU por préstamos hipotecarios, había programado una convención anual para su división hipotecaria, de 12 días, en dos hoteles de lujo de la capital del juego (Wynn y Encore).

El banco, que compró a su rival Wachovia con fondos del Gobierno y que está en pérdidas, ha cancelado el viaje que iba a empezar mañana por la presión que ha recibido de los políticos y de la opinión pública.

La decisión de Wells Fargo, participado por Warren Buffett, es un símbolo de que los tiempos han cambiado para la banca estadounidense, sobre todo ahora que el país tiene un nuevo presidente, Barack Obama. El demócrata introdujo ayer nuevos límites a los sueldos de los altos ejecutivos de los bancos y prohibió los gastos lujosos. Estos requisitos, que no se aplicarán con retroactividad, sólo serán de obligado cumplimiento, en principio, para las instituciones que reciban ayudas extraordinarias por parte del Gobierno.

Con este término, la Administración se refiere a casos como el de la aseguradora AIG (que tuvo que ser rescatada por el Tesoro haciéndose con la mayoría del capital) o el de los bancos Citi y Bank of America, a los que el Gobierno ha tenido que otorgar garantías para sus activos.

Las entidades a las que el Tesoro sólo ha aportado dinero (tomando participaciones minoritarias) no estarán sujetas a la ley, aunque Obama quiere que asuman estas prácticas de forma voluntaria, igual que el resto del sector. "El éxito debe ser recompensado, pero no el fracaso. No toleraré las grandes retribuciones en épocas de crisis", indicó Obama.

Medio millón

Ningún alto ejecutivo de los bancos podrá cobrar más de 500.000 dólares de retribución anual y este importe no podrá incluir remuneración variable alguna en metálico. Sí tendrá derecho a recibir acciones, además de esos 500.000 dólares, pero no podrá venderlas mientras el Tesoro está en el capital. Las opciones sobre acciones estarán prohibidas.

Así, estos límites afectarían a Ken Lewis, presidente de Bank of America, el primer banco del país. En 2007 -último dato conocido-, cobró un total de 24,8 millones, según Forbes. Este importe incluyó un sueldo base de 1,5 millones. El resto fueron acciones, opciones y otros incentivos. Ahora, sólo cobraría 500.000 dólares, aunque recibiría las acciones a las que tiene derecho como parte de su retribución y que en 2007 se valoraron en 11,06 millones de dólares. No podría venderlas.

Los expertos creen que es positivo que se establezcan límites salariales a los ejecutivos de las entidades rescatadas. "Así el Gobierno se asegura un vínculo con los ejecutivos, que son responsables de gestionar el riesgo y la solvencia de las entidades en dificultades", afirma Lucjan Orlowski, profesor de la escuela de negocios John Welch.

Para Charles Geisst, profesor de Manhattan College y autor del libro Cien Años de Wall Street, los sueldos hasta ahora eran "desproporcionados en un sector que genera unos beneficios sobredimensionados". Gary Wolfram, de Hillsdale Collage, cree que la opinión pública respalda a Obama."Pocos quieren recompensar a los que dirigen empresas que han fallado", señala.

El presidente confirmó que la semana que viene explicará cómo piensa ejecutar el plan de rescate para la banca que heredó de George W. Bush. Obama está teniendo dificultades para sacar adelante en el Senado su otro gran proyecto, el plan de estímulo, que incluye medidas proteccionistas que el presidente ahora prefiere suspender.

– Obama anuncia límites a los sueldos en las entidades que reciban ayuda federal (The Wall Street Journal – 5/2/09)

(Por Laura Meckler, Valerie Bauerlein, Alex Roth y Paulo Prada)

El presidente estadounidense, Barack Obama, propuso el miércoles una serie de estrictos límites a las remuneraciones de los ejecutivos de las empresas que reciban "asistencia excepcional" del gobierno. Las normas constituyen el intento de la Casa Blanca para asegurarse de que las instituciones financieras que reciban dinero del gobierno lo inviertan responsablemente.

Las reacciones

Rusty Cloutier, presidente de MidSouth Bancorp Inc., un banco de Louisiana, dijo que los límites a los salarios de los ejecutivos "marcan el principio de un camino que podría acabar mal". Ninguno de los ejecutivos del banco, que recibió US$20 millones del Programa de Alivio de Activos en Problemas (TARP por sus siglas en inglés), está cerca de ganar US$ 500.000, insiste.

Sin embargo, Cloutier opina que el gobierno debería tratar los fondos TARP como cualquier banco trata un préstamo. Muchos bancos aceptaron estos fondos para fortalecer su capital, no porque estuvieran en una situación delicada. "¿Acaso les digo a mis clientes que no recibirán el préstamo si se llevan a sus esposas a pasar un fin de semana en Nueva York?", preguntó. "No, nos aseguramos de que pueden devolvernos el dinero y les extendemos un préstamo en función de eso", aseveró el ejecutivo.

El anuncio de estas normas se produce en medio de un sentimiento de hostilidad generalizado en contra de las remuneraciones excesivas de los ejecutivos. Wells Fargo & Co., por ejemplo, canceló apresuradamente el martes la celebración de una conferencia de empleados en Las Vegas después de que reguladores en Washington criticaran los planes. Goldman Sachs Group Inc. canceló una conferencia de fondos de cobertura en Miami, explicándoles a sus clientes que podría haberle causado problemas de imagen. Muchos de los grandes bancos, como Bank of America Corp. y Wells Fargo no quisieron hacer comentarios sobre el plan de Obama.

Sin embargo, no todos los ejecutivos bancarios están escandalizados con la idea. El gobierno debe "tener autoridad para limitar los excesos", dice Steve Foster, presidente de LCNB Corp., un banco de Ohio.

En la Casa Blanca, el presidente estuvo acompañado por el secretario del Departamento del Tesoro, Timothy Geithner, que presentará nuevos detalles del nuevo paquete de rescate financiero la semana que viene, una estrategia cuyo costo superará con toda seguridad los US$ 350.000 millones que quedan en el TARP.

Las normas más severas no sólo se aplican a las firmas cuya situación es tan delicada que necesitan cuantiosos fondos del gobierno, como American International Group Inc. (AIG), Bank of America y Citigroup Inc.

El gobierno dijo que más ejecutivos de las firmas que reciban "asistencia excepcional" estarán sometidos a las normas existentes respecto a bonificaciones y jugosos paquetes de indemnización. Bajo las reglas actuales, los cinco ejecutivos de mayor rango están obligados a devolver sus bonificaciones si más tarde surgen pruebas de que la compañía cometió un error contable. Ahora, estas normas serán aplicadas a los 25 ejecutivos más prominentes.

Además, todos los bancos tendrán que seguir normas más estrictas de transparencia, lo que afectará sus gastos en temas como los servicios de aviación, renovaciones de oficinas, capacitación, eventos e indemnizaciones. Las normas no se aplicarán retroactivamente a las compañías que ya han recibido ayuda.

La intención del presidente es iniciar un esfuerzo a largo plazo para instituir un "marco prudente" para la compensación de los ejecutivos que promueva la gestión de riesgo y el crecimiento a largo plazo a la vez que evite futuras crisis financieras, dijo un funcionario del gobierno.

– Sarkozy quiere restringir los bonus para los operadores (Expansión – 6/2/09)

(Por Ben Hall, George Parker y Adrian Cox)

La presión política sobre las compensaciones para los ejecutivos aumentó en Europa el jueves después de que Nicolas Sarkozy, el presidente de Francia, señalase que se impondrían restricciones a los bonus de los operadores.

Sarkozy excluyó un límite para los principales ejecutivos de las empresas que reciben ayuda estatal, exponiendo que Francia necesitaba "a los mejores gestores" pero aseguró que quería que se produjeran cambios en una metodología de pagos que permitía a los operadores asumir riesgos excesivos.

"Estoy más sorprendido por el sistema de bonus para los operadores que por los pagos para los mandatarios de los bancos. Eso es lo que tenemos que cambiar", declaró.

El movimiento se produce un día después de que Barack Obama, el presidente de EEUU, describiera el fondo de bonus de Wall Street para 2008 -con un valor de 18.400 millones de dólares (14.333 millones de euros)- como "vergonzoso" e impusiera restricciones, incluido un límite para los pagos a los ejecutivos de los bancos que soliciten un rescate del gobierno en el futuro.

Sarkozy defendió su política económica en una entrevista en televisión con el objetivo de contrarrestar la creciente hostilidad pública hacia el paquete gubernamental de apoyo a los bancos, con un valor de 360.000 millones de euros, y el enfado por la falta de medidas de estímulo que sostengan el consumo de los hogares.

Entretanto, los bancos británicos fueron advertidos por Lord Mandelson, el ministro británico de Negocios y Empresas, de que corrían el riesgo de alimentar la ira pública repartiendo bonus percibidos como "exorbitantes".

El gobierno británico desea evitar hacerse cargo de la política de remuneraciones de los bancos británicos -incluidos RBS y Lloyds Banking Group, nacionalizados parcialmente- pero ha anunciado límites en los pagos para los ejecutivos y está presionando entre bastidores para que se rebajen los bonus.

El gobierno francés ha endurecido progresivamente su enfoque hacia los pagos en los bancos que reciben dinero público. A cambio de un paquete de 10.500 millones de euros de capital estatal en diciembre, les exigió que refrenaran las indemnizaciones por despido y que sólo ofreciesen opciones sobre acciones a la directiva si también podían recibirlas el resto de empleados, algo a lo que los bancos han accedido. Pero, a cambio de un segundo paquete de 10.500 millones de euros el mes pasado, Sarkozy obligó a los directivos a renunciar a los bonus de 2008, a diferencia de EEUU.

Hasta el momento, París ha evitado restricciones más severas en los pagos por miedo a disuadir a los bancos -que disfrutan, por lo general, de una posición más sólida que sus rivales de EEUU, Reino Unido y Alemania- de aceptar capital estatal. Sarkozy se ha esforzado para que los bancos acudan, y garantizar así que no tienen excusas para restringir el crédito a empresas y hogares. El gobierno también ha insistido en que los fabricantes de coches Renault y Peugeot-Citroën renuncien a los bonus a cambio de ayuda.

En Francia y otros países, los reguladores europeos tienen que debatirse entre retener a los banqueros con talento de las instituciones a las que están apoyando y disuadirles de asumir riesgos, o recompensar a aquellos que generan pérdidas. Se espera ya que los pagos de bonus para el pasado año caigan un 50% a consecuencia de las provisiones por valor de miles de millones de dólares y la caída del mercado.

"La nacionalización es una cosa pero los gobiernos no desean que estas instituciones quiebren por completo, y lo harán a menos que cuenten con el talento suficiente para cambiar las tornas", explicó Paul Griffin, abogado de Norton Rose. "Está haciendo grandes gestos pero, en realidad, habla de un pequeño cuadro de empleados".

Entre las ideas que están meditando los reguladores europeos se incluye un movimiento para escalonar los pagos de bonus durante varios años al tiempo que reducen el porcentaje que se paga en líquido -e incluso recuperan los bonus para los banqueros cuyas operaciones acabaron generando pérdidas-.

Alemania impuso un límite salarial para los bancos que solicitasen capital estatal cuando creó un fondo de rescate bancario por valor de 500.000 millones de euros en octubre.

La Comisión Europea está trabajando en el tema de las remuneraciones para los ejecutivos de servicios financieros.

(The Financial Times Limited 2009. All Rights Reserved)

– Estudiarán a bancos británicos (BBCMundo – 8/2/09)

En vista del creciente interés mundial sobre qué papel jugaron los bancos en la actual crisis económica, el Tesoro de Gran Bretaña lanzará un estudio independiente para examinar cómo se administran esas instituciones financieras y cómo se les paga a sus ejecutivos.

Uno de los temas clave del estudio será hasta qué punto los incentivos monetarios animan a los banqueros a tomar riesgos.

El ministro de Finanzas, Alistair Darling, dijo entender el malestar del público por los excesos de las bonificaciones de los bancos y advirtió que sus directores deberían actuar responsablemente.

Los bancos británicos, muchos de los cuales recibieron grandes sumas de dinero de los contribuyentes, están a punto de anunciar el nivel de bonificaciones que distribuirán entre sus empleados.

Se informa que uno de estos, el Banco Real de Escocia (RBS, por sus siglas en inglés), prepara un pago de unos US$ 1.500 millones en bonificaciones apenas meses después de recibir un enorme paquete de ayuda de las arcas públicas.

El RBS confirmó que estaba en conversaciones con el gobierno sobre las bonificaciones, aunque no dio detalles sobre las cifras.

Añadió que tenía obligaciones contractuales con muchos de sus ejecutivos pero que, al mismo tiempo, intentaba hacer lo correcto.

Siguiendo el ejemplo

John McFall, parlamentario laborista y presidente de la Comisión del Tesoro de la Cámara de los Comunes, recibió la medida con beneplácito.

"Hay algunas personas en el sector financiero que creen que pueden mantener un bajo perfil por unos años y reanudar las prácticas de antaño. Creo que hemos tenido una experiencia tan catártica que no se puede volver al estándar del pasado", afirmó.

El corresponsal de asuntos económicos de la BBC, Joe Lynam, dice que la medida del Tesoro británico sucede después de que el presidente de Estados Unidos Barack Obama ordenara establecer un límite a los salarios ejecutivos de las empresas que recibieron ayuda del gobierno.

Por otra parte, en Francia las grandes instituciones financieras y las autoridades bancarias elaboran un código de ética que limitará las bonificaciones de los corredores de bolsa.

– Los bonus de los banqueros, en el disparadero (Expansión – 9/2/09)

(Por Juan Javier Andrés)

Los suculentos sueldos variables de los ejecutivos ya son historia tras recibir una lluvia de críticas. La banca mundial, que ha recibido dinero de los estados, se ve obligada a recortar esta parte de la remuneración de sus directivos.

John Thain, máximo responsable de Merrill Lynch, sugirió a finales del año pasado cobrar un bonus de diez millones de dólares (7,57 millones de euros), aduciendo que logró la supervivencia del banco de inversión con su venta a Bank of America.

Semejante petición provocó una agria polémica en la que incluso intervino el fiscal general de Nueva York, Andrew Cuomo. Este cargo vino a decir que dicha remuneración estaba injustificada, teniendo en cuenta que hasta entonces el banco llevaba perdidos hasta septiembre 11.768 millones de dólares. Thain dio su brazo a torcer y Merrill Lynch eliminó el bonus de sus altos ejecutivos. No ha sido una excepción.

Más de una quincena de grandes bancos, entre los que figuran Citi, UBS, Bank of America y Royal Bank of Scotland, han seguido esta tendencia después de un convulso ejercicio para la banca mundial en el que sus resultados y sus acciones han caído en picado, han declarado pérdidas superiores a un billón de dólares (763.000 millones de euros) por activos tóxicos y, en muchos casos, han necesitado el dinero público para evitar la quiebra.

Iniciativa

Los gobiernos están tomando la iniciativa para limitar estas prácticas que, por ejemplo, durante los últimos cinco años, llegaron a poner 3.000 millones de dólares en bonus en manos de los principales ejecutivos de las entonces cinco grandes firmas de Wall Street (Goldman Sachs, Morgan Stanley, Bank of America, Bear Stearns y Lehman Brothers).

La administración de Barack Obama ha establecido que ningún alto ejecutivo de las entidades rescatadas por el Estado podrá cobrar más de 500.000 dólares (390.600 euros) al año y este importe no podrá incluir remuneración variable alguna en metálico. "Es necesario que Wall Street se imponga moderación, disciplina y responsabilidad", dijo el presidente estadounidense.

La eliminación de la remuneración variable para los principales ejecutivos de los bancos es otra de las grandes consecuencias de la crisis. Aunque en 2007 ya hubo algunos bancos, como Morgan Stanley o Société Générale, que optaron por esta vía tras registrar fuertes pérdidas o descenso de los beneficios, la tendencia se ha agudizado durante el año pasado 2008. Más de quince bancos dejarán de dar esta retribución, lo que afectará a más de un centenar de ejecutivos, entre los que están Vikram Pandit, consejero delegado de Citi; Lloyd Blankfein, máximo responsable de Goldman Sachs; Josef Ackermann, su homólogo de Deutsche Bank, y John Varley, primer ejecutivo de Barclays, entre otros.

En conjunto, estas entidades desembolsaron más de 600 millones de euros a sus principales ejecutivos en 2007, según sus memorias anuales. Por ejemplo, Blankfein se embolsó 26,98 millones de dólares (21 millones de euros) en 2007, y Thain, de Merrill Lynch, obtuvo 15 millones de dólares (11,71 millones de euros).

A la mitad

Además, el bonus del resto de banqueros se verá reducido en, al menos, la mitad, según algunas estimaciones. Credit Suisse, segundo banco suizo, reducirá esta parte del sueldo en un 55% para estos ejecutivos. En el caso de Deutsche Bank, mayor entidad bancaria de Alemania, el recorte podría rondar, de media, un 60%, según Bloomberg, después de que haya presentado sus mayores pérdidas desde la Segunda Guerra Mundial, 3.900 millones de euros. Para los banqueros de UBS, mayor banco suizo y una de las entidades europeas más golpeadas por la crisis, la disminución podría alcanzar el 80%.

Además, Santander y BBVA han recortado también la retribución variable de sus principales ejecutivos.

Salvo excepciones, los grandes bancos mundiales están registrando caídas de beneficios e incluso pérdidas, un argumento para eliminar esta parte del sueldo. UBS, el banco europeo más golpeado por la crisis, no dará el bonus a su presidente y los doce miembros de su comité ejecutivo en un año en el que previsiblemente registró abultados números rojos -entre enero y septiembre, perdió más de 7.800 millones de euros-.

A esto se suman las condiciones que han impuesto los Estados para inyectar capital en los bancos. Una es la eliminación del bonus. Así ha pasado, por ejemplo, con los bancos británicos RBS, Lloyds TSB y HBOS, el holandés ING o el alemán Commerzbank. "No habrá recompensas por el fracaso, no habrá bonus en metálico este año para sus consejos de administración", dijo Gordon Brown, primer ministro británico.

Ahora, la banca trata de hacer cambios. Credit Suisse ha lanzado un sistema de remuneración variable para sus 2.000 banqueros de inversión ligado a la evolución de los activos tóxicos. UBS ha fijado que los bonus de los directivos se bloqueen durante, al menos, tres años, antes de ser pagados, y sólo los recibirán si los resultados están garantizados.

– El límite salarial no frenará a los ejecutivos de Wall Street (The Wall Street Journal – 11/2/09)

(Por Jason Zweig)

De todos los decretos que salen continuamente de Washington, sólo hay uno que siempre funciona: la ley de las consecuencias involuntarias.

La semana pasada, el gobierno de Obama impuso un tope de US$ 500.000 en la remuneración en efectivo para los ejecutivos financieros cuyas firmas reciban ayuda federal. Eso puso el sello oficial estadounidense en la indignación del público.

En 2008, Wall Street perdió más de US$ 35.000 millones y desató billones (millones de millones) más en pérdidas en todo el mundo, pero se recompensó con US$ 18.400 millones en bonos en efectivo. Esto va contra el sentido común que dicta que los buenos resultados, no los malos, deberían ser recompensados. La mayoría de los dueños de perros son lo suficientemente sensatos como para no darle a Fido un premio después de haber mordido el dedo de una persona.

Desafortunadamente, aunque esta medida castiga con justicia a los tontos de ayer, podría crear sin proponérselo a los culpables de mañana. El Departamento del Tesoro dijo que el tope de salarios busca "asegurarse que la compensación de los altos ejecutivos en la comunidad financiera esté estrechamente ligada no sólo con los intereses de los accionistas… sino con los de los contribuyentes que proveen asistencia a esas compañías".

Ojalá fuera así de sencillo. "La búsqueda de formas de saltarse esto", dice un experto en compensación en Wall Street, "comenzó minutos después del anuncio".

De partida, los límites parecen aplicarse únicamente a "altos ejecutivos" como el presidente ejecutivo, el director financiero y demás, y no a muchas de las personas que pueden ganar los salarios más jugosos de Wall Street, como los corredores, gestores de fondos de cobertura y los científicos locos que se inventaron todos esos derivados que casi destruyen al sistema financiero mundial. Dejar la compensación de esta gente intacta mientras se reducen los pagos de quienes deben supervisar no va a hacer que el mundo de las inversiones sea más seguro.

La tercerización es otra forma de eludir el tope de las compensaciones. En 2003 y 2004, los gerentes de la gigantesca dotación de la Universidad de Harvard fueron duramente criticados por ganar más de US$ 35 millones por cabeza. Pronto dejaron sus cargos para fundar sus propias firmas, las cuales fueron rápidamente contratadas por la dotación y recibieron como pago un porcentaje de los activos gestionados en vez de efectivo y bonos. Esa nueva forma de pago frenó en seco las críticas, aunque es improbable que los gestores hayan ganado menos. Tampoco disminuyó el riesgo. Una de las firmas que nacieron a partir de este episodio, Sowood Capital de Jeff Larson, colapsó en 2007, endosándole una pérdida a Harvard de US$ 350 millones.

Las firmas de Wall Street podrían fácilmente seguir el ejemplo de Harvard, escindiendo una operación de corretaje o colocación en bolsa como una nueva compañía y reteniendo una participación controladora a cambio de una parte de las ganancias y las pérdidas. Los directivos de la nueva firma ya no enfrentarían límites en su compensación, pero el capital de los accionistas en la firma original, incluyendo el aporte de los contribuyentes, podría correr aún más riesgos que antes.

Finalmente, el nuevo grupo de reglas del Departamento del Tesoro permiten que los "altos ejecutivos" de Wall Street reciban incentivos en la forma de acciones preferentes que no pueden ser cobradas hasta que los contribuyentes recuperen su dinero. Sin embargo, no hay una regla en contra de cobrarlo todo en ese momento.

Por lo tanto, los gestores pueden verse tentados a asumir mayores riesgos con la esperanza de acelerar su pago en acciones preferentes. Si fracasan, el Tío Sam se tendrá que tragar las pérdidas. "Es la opción clásica de los corredores", dice George Wilbanks, director gerente de la firma de reclutamiento de ejecutivos Russell Reynolds Associates: "cara, yo gano. Sello, usted pierde". Agrega que "ese es mi mayor temor. Que la gente no mida las consecuencias para llegar a esa meta".

La psicóloga Elke Weber, de la Universidad de Columbia, tiene una perspectiva diferente. Ella no cree que los gerentes serán irresponsables ahora para acelerar su pago en acciones preferentes, pero ese riesgo podría crecer rápidamente a medida que las firmas se acercan al punto en el que se puedan quitar al Tío Sam de encima.

El fiasco financiero es una gran consecuencia involuntaria. La transformación de activos en valores supuestamente debía repartir el riesgo a personas dispuestas a manejarlo, pero a cambio terminó concentrándose en manos de gente que no lo entendía.

Wall Street implosionó en gran medida debido a que los internos, los corredores estrella y los genios locos, se apoderaron del manicomio. Pagarle menos a los guardias, no conseguirá que los internos vuelvan a sus celdas.

– Merkel critica las bonificaciones millonarias de los ejecutivos bancarios (El Confidencial – 14/2/09)

La canciller alemana, Angela Merkel, y varios miembros de su gobierno han criticado con suma dureza el previsto pago de bonificaciones millonarias correspondientes al año 2008 a altos ejecutivos bancarios, en medio de la crisis financiera y económica mundial. "Resulta incomprensible que los bancos, a los que el estado ha tenido que ayudar, paguen en muchos casos enormes bonificaciones", afirma Merkel en una entrevista que el semanario alemán Der Spiegel ha adelantado hoy y publicará en su próxima edición del lunes.

La jefa del gobierno alemán advierte de que este tema será abordado por los asistentes a la cumbre del G20 en Londres a principios de abril. "El sistema de bonificaciones debe ser clarificado a nivel internacional y estar ligado directamente al éxito de los bancos", afirma la canciller. A las críticas se suma en el mismo semanario el ministro alemán de Exteriores, Frank Walter Steinmeier, quien declara que "la pérdida de la realidad y el cinismo de algunos directivos me conmocionan una y otra vez. Los altos directivos deben ser ejemplares, en los buenos y en los malos tiempos".

Por su parte, el titular de Interior, Wolfgang Schäuble, señala en la revista que el bien común vive también de la moderación del individuo y que "esos excesos son expresión de una pérdida de la realidad y amenazan el consenso básico de esta sociedad". La ministra alemana de Justicia, Brigitte Zypries, expresa su sorpresa en Der Spiegel por el hecho "de que las bonificaciones formen prácticamente parte del salario fijo y se paguen incluso cuando la empresa está al borde del precipicio". Y el responsable de la cartera de Trabajo, Olaf Scholz, declara su absoluta incomprensión hacia esa práctica, ya que "donde los trabajadores ven recortada su semana laboral y renuncian a salario no se pueden pagar bonificaciones alegremente".

Finalmente, la ministra alemana de Agricultura y Consumo, Ilse Aigner, considera que el pago de dichas bonificaciones ha sido uno de los detonantes de la crisis y afirma que "cuando los clientes bancarios deben asumir pérdidas no se puede premiar a los responsables de las mismas".

– Codicia en Wall Street (Expansión – 14/2/09)

(Por John de Zuleta)

¿Recuerdan la profética película de 1987 Wall Street? El protagonista, Gordon Gekko, interpretado por Michael Douglas, proclama su famoso aserto: "La codicia es buena, la codicia está bien, la codicia funciona, la codicia clarifica, la codicia salvará a Estados Unidos".

Aparentemente, muchos actores de Wall Street estaban de acuerdo. De lo contrario, ¿cómo se puede explicar la comercialización y venta de las hipotecas subprime, los abultados bonus de final de año o el derroche en el gasto?

El ascenso y caída de John Thain es ilustrativo. De ser el líder de Goldman Sachs a pasar a dirigir la Bolsa de Nueva York y tratar de ser el salvador de Merrill Lynch. Su reciente despido después de que la empresa perdiera 15.000 millones de dólares (11.600 millones de euros) en el último trimestre de 2008, subraya las subidas y las últimas bajadas de Wall Street.

¿Cómo será recordado John Thain? Como el alto ejecutivo que, tras incorporarse a una institución con problemas financieros, hizo que redecoraran su despacho por la friolera de 1,2 millones de dólares (930.000 euros), incluida una alfombra oriental de 80.000 dólares (62.000 euros). ¿Y cómo acaba la historia de Merrill Lynch? En una urgente venta a Bank of America que todavía se tambalea como consecuencia de los activos tóxicos que envenenaron su adquisición. Al menos están aún con vida y no cayeron en las garras de JPMorganChase, como Bear Stearns, ni desaparecieron bajo las aguas como Lehman Brothers.

La batuta de Washington

Wall Street ya no es lo que era. Puede que sea el epicentro de la deteriorada economía norteamericana, pero el poder se ha mudado a Washington. Los bancos ahora dependen de la ayuda del Gobierno y la gente espera a ver si el plan de estímulo de Obama hace que la recesión no termine en depresión. Los optimistas aún creen posible que los negocios puedan recuperarse en la segunda mitad de este año, pero las reglas del compromiso han cambiado.

Washington lleva la batuta. Cuando Citigroup propuso comprar un nuevo jet corporativo, un Dassault 7X, por 33 millones de euros, el Gobierno dijo que se olvidaran. Hacía tan solo unas semanas que los líderes de las tres grandes compañías de automóviles tuvieron que ir en coche desde Detroit hasta Washington, pues su anterior visita en un jet corporativo fue un escándalo a ojos del Senado.

Austeridad es el nuevo mantra. Como dijo Obama, si admiras las pinturas de Picasso, no tienes por qué colgarlas en la pared de tu salón; simplemente, vete a un museo a verlas. Los excesos más simbólicos de la última década, jets corporativos y yates gigantes, están ahora a la venta a precio de ganga.

Europa en boga

Después de que hace años se le descartara como el Viejo Continente, Europa y su amable capitalismo ahora están en boga. Los países europeos tienen cobertura médica total, respaldo espléndido para el desempleo, generosos despidos, estudios universitarios gratis y ayudas del Gobierno más directas para las empresas con problemas.

Los últimos resultados de algunos bancos muestran una morosidad que crece con rapidez, pero no hay activos tóxicos en su balance y las reservas anticíclicas, denominadas genéricas, han provisto a los bancos de un buen colchón para mantener su solvencia en tiempos difíciles. Por el contrario, en Estados Unidos, los reguladores han fracasado ya que, en este caso, la autoregulación no armonizaba con la innovación financiera.

Y la SEC (versión norteamericana de la CNMV) y las agencias de rating han estado dormidos. La avaricia de los Gekkos, al final, no ha salvado a Estados Unidos; más bien al contrario, ha estado hundiendo a Wall Street.

– Ley de estímulo incluye cláusulas más estrictas sobre compensación a ejecutivos (The Wall Street Journal) – 15/2/09)

(Por Deborah Solomon y Mark Maremont)

El gigantesco paquete de estímulo que el Congreso de Estados Unidos aprobó el viernes incluye una adición de último minuto que restringe las bonificaciones para los empleados con mayores sueldos en las firmas que reciben dinero estatal, incluyendo aquella que ya lo recibieron, mucho más severo que los límites previos impuestos por el gobierno de Obama.

La restricción más estricta prohíbe que cualquier compañía que reciba fondos pague a sus empleados que más devengan bonos equivalentes a más de un tercio de su compensación total anual. Eso podría reducir severamente los paquetes de compensación en los grandes bancos, en donde los principales funcionarios usualmente reciben salarios modestos, pero grandes bonificaciones.

A medida que se supo el viernes sobre el nuevo límite, insertado en la ley por el senador demócrata Christopher Dodd, aumentó la consternación en Wall Street y en el gobierno de Obama, el cual se opuso a ella.

Al gobierno le preocupa que esta medida genere una ola de bancos que devuelvan el dinero del gobierno y descarten ayuda futura, minando la efectividad del programa de ayuda. Tanto el secretario del Tesoro, Timothy Geithner y Lawrence Summers, quien dirige el Consejo Económico Nacional llamaron a Dodd para que reconsiderara su posición, dijeron fuentes al tanto.

En contraste a los límites a la compensación de ejecutivos anunciadas recientemente por la Casa Blanca, las del proyecto de estímulo, el cual será firmado y convertido en ley por el presidente Obama, no aplica sólo a los altos ejecutivos, sino que podría tocar a los corredores y directores de departamento. Las reglas se aplican a cualquier compañía que haya recibido ayuda bajo los programas de rescate desde que estos comenzaron en octubre.

El número de los empleados afectados se incrementa en una escala descendiente, dependiendo de cuánto dinero federal reciba la firma. Más de 350 bancos han recibido fondos del gobierno. Además, el gobierno le ha dado ayuda a la aseguradora American International Group Inc., a las automotrices General Motors Corp. y Chrysler LLC, y a Citigroup Inc. y Bank of America Corp.

En su conversación con Dodd, Geithner y Summers también expresaron su preocupación por otra cláusula que insertó que permite que los bancos y otros que han recibido dinero paguen sus préstamos de manera más sencilla. La cláusula estipula que los bancos ya no tendrán que recaudar nuevo capital privado para reemplazar los fondos del gobierno y así pagar su deuda. Algunos funcionarios del gobierno temen que el resultado sea que los bancos pierdan sus amortiguaciones de capital y por lo tanto sean más reacios a prestar.

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