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Testimonios de una práctica estatal: precedentes, realimentación y proyecciones


Partes: 1, 2, 3, 4

  1. Como para empezar…
  2. Comenzando formalmente a trabajar…
  3. Nuestros "comienzos" en la Administración Pública…
  4. La vorágine: el retorno y el fallecimiento de Perón…
  5. De mayo de 1976 hasta la guerra del Atlántico Sur
  6. En la Subsecretaría de Deportes (del 14 de julio de 1982 al 9 de diciembre de 1983)
  7. Después de la disponibilidad, en el Instituto de Integración Latinoamericana de da Universidad Nacional de La Plata
  8. Nosotros y el proyecto de Alfonsín de trasladar la capital argentina
  9. De lo político – técnico a lo administrativo – docente
  10. Interregno y finalización de nuestra saga en el servicio público federal argentino
  11. A modo de "Fermentario" provisional y abierto

Desde que iniciamos nuestras comunicaciones escritas allá por el verano austral de 1977, ha sido una preocupación constante el título a asignar a las mismas. Se nos antoja que el título de la comunicación tiene similar potencial alegórico al que se asignaba y aun se asigna al mascarón de proa de los navíos.

En el final de este invierno austral de 2012, la autoridad competente ha resuelto la solicitud de jubilación que habíamos solicitado una vez cumplimentado los requisitos establecidos. Se dice que esta instancia comporta un sesgo traumático para el que la experimenta. En nuestro caso, ya acercándonos a esa instancia, nos ha parecido una oportunidad para compartir la experiencia que formalmente hemos finalizado.

En la presente comunicación la recursividad será recurrente. Sobre todo porque situados en el presente, casi todos los eventos a los que haremos referencia, son susceptibles de resignificación sea a la luz de conceptos que fueran acuñamos con posterioridad, o fueran conocidos por nosotros en etapas posteriores a los eventos analizados, o bien porque tomáramos conocimientos de informaciones adicionales a las que conocíamos otrora.

Cuando barruntamos la posibilidad de hacer una comunicación, se nos ocurrió circunscribirla a nuestra experiencia laboral formal iniciada en noviembre de 1968 y tan solo interrumpida en algunos meses de 1976, donde realizamos algunos trabajos temporarios o precarios.

Pero en tiempos ya cercanos a este precedente estábamos imbuidos de conceptos sistémicos e inmersos en el fenómeno de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (Tics), incluidas en estas sus derivaciones conceptuales, como la "Gestión de Conocimiento" (KM).

Es justamente a raíz de esa actualización conceptual, que entendimos que esa trayectoria laboral formal, estuvo precedida de las actividades previas a la misma particularmente en lo atinente a los aprendizajes certificados y no certificados.

Y además de los precedentes de la etapa laboral, esta se desarrolló concomitantemente con otras actividades con las que obviamente habrían de generarse influencias recíprocas.

Dicho con otros términos que si bien haremos abundantes referencias a nuestra trayectoria laboral, que consideramos formalmente concluida (aunque como decía un personaje de la radiofonía argentina de los 50s: "Vó no sabi lo que ti puede diparar el distino…"), haremos referencia a las actividades previas que en cierto modo condicionaron nuestro desempeño laboral, así como las simultáneas donde como se apuntó más arriba hubo influencias recíprocas.

Como por algún lugar hay que comenzar, lo haremos consignado las motivaciones conscientes por las cuales nos sentimos animados a compartir estos testimonios. Adscribimos a una Doctrina, que sostiene entre sus Principios que:"La cultura individual, cuando no cumple su función social, es un privilegio inadmisible en una comunidad justa y solidaria". Considerando nuestra etapa laboral, la etapa previas y las concomitantes, concluimos que era adecuado dar testimonio de las mismas en el entendimiento que podíamos hacer un aporte a quienes se interesaran por las cuestiones vivenciadas en la etapa que se ha cerrado formalmente.

Y en este punto podemos, sí, abocarnos al tema del título que hemos dado a la presente comunicación. Como se avanza en los desarrollos intelectuales por comparación o contraposición, declaramos que haremos énfasis en la "práctica del Estado". Y cuando decimos "práctica" pretendemos diferenciarnos de la o las "Teorías del Estado". Compartimos a quienes como el grupo "Digerati" han situado a la teoría en la categoría de las hipótesis. Aún cuando pueda considerarse extemporáneo el tema de la "Teoría del estado", sobre todo a nivel académico (nos referimos al caso argentino), nos da la impresión que mucho de lo que se escribe transita por el camino de lo que se conoce como "investigación bibliográfica". Sin olvidar que transitamos por lo testimonial, nos da la impresión, reiteramos, que los autores no han tenido la vivencia del trabajo cotidiana en las oficinas, talleres o demás ámbitos donde se desarrolla dicha actividad. A lo sumo se trata de testimonios de personalidades que han ocupado puestos como los de Ministros, Secretarios de Estado o los cargos de conducción de reparticiones públicas. Estos testimonios muchas veces comportan la justificación o la defensa de sus gestiones.

Salvo un libro del músico D"Alessandro, que escribió sus memorias como empleado en la agencia previsional argentina de su tiempo; libro del que sabemos su existencia pero que no hemos podido consultar, no nos hemos encontrado con testimonios de trayectorias de trabajadores del Estado argentino.

Así las cosas, nos proponemos dar un testimonio, obviamente autobiográfico, y con todos los sesgos heurísticos habidos y por haber, de lo que hemos aprendido en nuestros sucesivos puestos de trabajo. Seremos reiterativos en el sentido de consignar que el principal activo de nuestra trayectoria laboral son las formidables oportunidades de aprendizaje, que hemos tenido. Es claro que todo testimonio es subjetivo. Uno no puede asegurar que todas las trayectorias sean iguales, atentos las irrepetibles variables de personalidad y de base (Galtung dixit) que cada persona posea. Como en el resto de las actividades hay aprendizajes formales e informales. En una de las oportunidades de aprendizaje formal que hemos tenido a través del Instituto Nacional de la Administración Pública entre 1994 y nuestra jubilación, tomamos conocimiento del instituto del "Exit Questionnaire" tal cual se aplica en el estado canadiense de Calgary. Allí, al retirarse un empleado se le invita a realizar un informe de las conclusiones obtenidas en su trayecto laboral. Algo de eso hay en este desarrollo, al estilo de la técnica de "entrevista profunda", en este caso "auto entrevista" utilizado en la investigación sociológica; sin olvidar aquella noción de "observación participante" que aprendimos en nuestros estudios de universitarios de grado y que décadas después nos enteramos que era un concepto acuñado por el antropólogo Broneslao Malinowky, cuyo libro "Teoría científica de la cultura" leído por primera vez en 1969,nos ayudó a comprender un poco más a la condición humana.

Y si bien nuestra incorporación laboral a las reparticiones estatales, se produjo en Noviembre de 1968; atento a lo manifestado respecto a los precedentes, nos hemos percatado con posterioridad que hubo bastante de lo que en Antropología Cultural" se conoce como "socialización anticipatoria".

Sin soslayar lo que luego se conocería como "saberes no certificados", al momento de nuestra incorporación a la formalidad laboral habíamos completado estudios primarios(a los que ingresamos en 1954, ya alfabetizados por nuestra madre), estudios secundarios, una incursión por un profesorado de Psicología y estábamos cursando el penúltimo grado de nuestra carrera universitaria de grado: Ciencia Política.

Cursamos nuestros estudios completos en una escuela pública de nuestro lugar natal: La Ensenada de Barragán. En el último año de ese ciclo, nos preparamos para iniciar los estudios secundarios, en el Liceo Naval de Rio Santiago, que funcionaba a poca distancia del domicilio donde vivía con mi familia, pero que comportaba una gran distancia sociocultural. También completamos nuestros estudios secundarios o medios en esa institución educativa de la Marina de Guerra Argentina. En el último año de nuestros estudios medios nos preparamos por nuestra cuenta para ingresar al Colegio Militar argentino. Nuestro examen de ingreso fue merecedor de una beca, pero a los pocos días de permanencia en ese instituto, decidimos "con los talones" abandonar el emprendimiento. Fue así que en pocas semanas recalamos en el instituto de Profesorado de Psicología "Terrero",de la ciudad de La Plata, donde cursamos el primer año, hasta que en Febrero de 1966, iniciamos el curso preparatorio para cursar nuestros estudios en grado en la Facultad de Ciencia Política de la Universidad del Salvador, en la ciudad de Buenos Aires. Para ese entonces esa Universidad estaba "de moda". Situación similar se asignaba al instituto donde cursamos los estudios medios al momento de nuestra permanencia. Eso implicaba que alguien sostenía que en esos momentos tenían alguna calidad académica.

Para ser coherentes con lo ya expresado en el sentido de relativizar aquello del "mejor profesor" o "la mejor materia", creemos que todos contribuyeron a la formación en este nivel. Por el interés que nos despertaron mencionamos a las asignaturas Finanzas Públicas a cargo del Contador Agapito Villavicencio y a Antropología Cultural a cargo de Sandra Sifreddi. Ambas disciplinas serían indicativas de nuestras inquietudes académicas a partir de entonces. Tan sólo a título de comentario, consignamos que tuvimos como Profesores a Cesar Belaunde en Economía, a Carlos Mujica en Teología y a Raúl Puigbó en Historia Económica y Social. Belaunde nos daría el soporte para nuestras no previstas actividades en la docencia media. Mujica, tomaría dimensión pública hasta su asesinato y Puigbó, era un personaje que en algún modo lo tomábamos a la chacota. Se trataba de uno de esos típicos intelectuales de denominado "nacionalismo criollo" que descreídos de la democracia republicana, creían en los militares como solución y colaboraron en sus aventuras de triste memoria para la sociedad argentina. Ese comportamiento público, ha neutralizado sus aportes académicos, que realizara hasta su fallecimiento hacia 2004. Puigbó era el director de la Facultad de Ciencia Política, al inicio de nuestra cursada, pero pidió licencia cuando el golpe de estado autodenominado "Revolución Argentina" para ocupar un cargo público. Como director había hecho aprobar un plan de carrera, que luego fue dejado de lado por quien lo reemplazara, el conocido y también controvertido personaje Mariano Grondona.

Tan sólo al objeto de fastidiar a Grondona, un grupo de no más de siete alumnos (que teníamos las materias al día), reclamamos el derecho de seguir con el plan de Puigbó y como no se nos podía negar lo solicitado, pudimos completar nuestra carrera de grado, con ese plan que sólo cumplimentamos esas siete o seis personas, ya que el mismo había sido puesto en vigencia a nuestro ingreso. El año previo a nuestro ingreso a la carrera de grado, así como el curso de esta coincidió con la parte de nuestros mejores desempeños deportivos. Todavía no habíamos incorporados conceptos como el del "deporte como escuela de vida", postulado por Perón, o el "practicar deporte es vivir" expresado por Cesar Viale, que es previo al apotegma de Perón.

Hacia 1961, estando en el segundo año de nuestros estudios medios fuimos introducidos al mundo del deporte y en particular del atletismo por uno de nuestros benefactores, Isidoro Alcides Ferrere.

Atento estamos consignado a vuela pluma el estado de nuestros conocimientos al momento de nuestro ingreso a la formalidad laboral, nos parece relevante consignar que no obstante nuestra aparentemente comprobada capacidad psicomotriz para las carreras de medio fondo que se realizan en pista; de principio nos sentimos fuertemente atraídos por las carreras pedestres, particularmente las que se hacían en el interior de la Argentina.

Así desde fines de 1962 hasta la primavera austral de 1987, tuvimos oportunidad de múltiples aprendizajes, en esas justas deportivas, sus prolegómenos y sus efectos. En la "Autobiografía" que está en la red y que venimos actualizando desde su primera versión, consta el listado de ciudades o localidades recorridas para participar en estas manifestaciones que se pueden calificar no peyorativamente de "folclore". En anteriores comunicaciones hemos mencionado a nuestros "maestros" en el deporte. Ferrere (más arriba mencionado); Walter Cándido "Caldera" Lemos (una suerte de padre espiritual), Roger Ceballos, Ezequiel (Tapita" e Gráfico) Bustamante y Osvaldo Suárez. Aquí también cabe aquello respecto a otras personas del atletismo de fondo de que con seguridad también contribuyeron a nuestra formación. Con las vivencias de los entrenamientos, de las largadas, de las llegadas, del cortar la cinta, del llegar último, de los traumáticos abandonos, del récord, de los podios, ya sabíamos de que se trataba cuando llegaron a nuestro conocimiento aquellos dos apotegmas arriba mencionados. (Redacción de este segmento/ "capítulo" finalizada el 21 de setiembre de 2012)

En el segmento precedente, habíamos formulado consideraciones sobre es el estado de nuestros conocimientos, certificados y no certificados; explícitos e implícitos, con los que arrancamos nuestra vida laboral formal el 1ero. de noviembre de 1968, cuando contábamos con 21 años y cuatro meses de edad.

Lo que sigue nos sugiere a la fecha de redacción de la presente (primavera austral de 2012) formular un bucle, para referirnos a la "Teoría de la Comunicación" que formulara Shannon en 1947, y que nos viene resultando de suma utilidad, más allá de que como manifestamos más arriba entendemos que las teorías se han nivelado con las hipótesis.

Además de consignar que a la fecha de nuestra formalidad laboral ya habíamos incorporado a nuestra batería conceptual esta teoría, lo concreto que según ella, cada uno de nosotros cuenta con una herramienta de codificación. Dinámica, agregamos. Desde este mecanismo codificador encodificamos los mensajes que remitimos y decodificamos los mensajes que recibimos.

Así las cosas cada uno sabrá como decodifica este mensaje. No tiene sentido pedir que no se descontextúe, porque eso sería negar la validez de la teoría. Después de todo como Carrol, le haría decir a Alicia, cada uno asigna el significado que mejor le plazca a los conceptos que emite o recibe.

Tardamos décadas a conceptuar nuestro ingreso al mundo laboral formal como nuestro ingreso a la administración pública federal argentina.

Lo concreto que en virtud de nuestra condición de oficial de la reserva, emergente de nuestra condición de graduados del Liceo Naval, nos incorporamos en forma voluntaria, a la convocatoria que hiciera por entonces la Marina de Guerra, para cubrir posiciones para las que escaseaban los oficiales de carrera egresados de la Escuela Naval Militar. Facilitó esta incorporación o convocatoria, nuestro compañero del Liceo, José Boucau (que pasa a integrar la lista de benefactores, que tanto me han ayudado en mi vida laboral).El recordado "Pepe" Boucau, se había incorporado varias veces desde nuestro egreso del Liceo y se desempeñada en la División Reservas. Junto con otros tres oficiales de la reserva fuimos incorporados a la Escuela de Mecánica de la Armada, entidad que cobraría triste notoriedad a partir del golpe de estado de 1976.

Allí permanecimos hasta que la Armada decidió desconvocarnos el 31 de octubre de 1969. El reglamento de ese instituto que formaba personal subalterno de la Marina, previa que debía haber un ayudante del Jefe de Batallón de Marinería e Instrucción Militar. Y allí fuimos asignados. Nuestra tarea con mayor carga horaria fue ejecutar el cumplimiento de las condiciones de tiro de los alumnos de la institución. De esa tarea conservamos un zumbido en los oídos, que desde entonces nos acompaña. Otras múltiples tareas rutinarias o puntuales, del tipo que se le hacían cumplir a los oficiales de menor graduación completaban nuestra carga de trabajo. Por nuestra condición de deportista también participamos intensamente en las actividades de la Federación Deportiva militar Argentina. El hecho de vivir en las instalaciones de la escuela facilitaba nuestros entrenamientos deportivos. Asimismo nos permitía una intensa interacción con oficiales, suboficiales, alumnos, conscriptos y persona civil, en que se desagregaba el elenco de la Escuela. Utilizamos la biblioteca de la Institución, como la de la Escuela de Guerra Naval (que funcionaba en el mismo ámbito físico), para consultar bibliografía para nuestros estudios (fue durante nuestra permanencia allí, que obtuvimos nuestro grado universitario).En esa Escuela de Guerra, desarrollaba tareas de lo que luego se denominaría "educación a distancia", el capitán retirado Carlos María Giavedoni, que ya había nuestro profesor en el Liceo. Una de las personalidades que hemos tenido trato directo y que mas impresión nos causaran. Y así como en el Liceo este oficial nos regalara con viejos libros de artillería de la Escuela Naval, aquí nos proporcionó, antiguas publicaciones de la mencionada Escuela que eran de interés para nuestros estudios. En la Biblioteca de la Escuela de Mecánica, recordamos haber leído las obras de Nicolás Ruiz Guiñazú y una recopilación de los documentos diplomáticos argentinos hasta 1947 de Carlos Silva

Atento nuestra "desconvocatoria" comportaba para nosotros, quedarnos sin empleo, el director de la Escuela en la que habíamos prestado servicios, Capitán Jorge Gualberto Aguado, tuvo la deferencia, atento nuestro desempeño, de lograr que se prolongara nuestra convocatoria por un periodo de alrededor de mes y medio a bordo de Buque oceanográfico "Capitán Cánepa". En este navío de investigación, formamos parte de la campaña "Pesquería XIV". Durante la misma, que sólo tuvo escala en Puerto Deseado (donde recordamos haber visto el film "El graduado"), nuestra tarea consistió en estar permanentemente en el puente de mando haciendo cálculos inherentes a la navegación. Tanto como para dar alguna consistencia a nuestra flamante graduación universitaria, llevamos a la travesía como única lectura, a la obra de Julien Freund, "La esencia de lo Político", que formaba parte de la bibliografía que nos proporcionara en la Facultad, el profesor y sacerdote Rafael Braun, que venía de graduarse en Lovaina en nuestra especialidad.

Al finalizar la travesía, el comandante de la nace Capitán Ventura Reverter, consignó en nuestra foja de navegación: "Apto para navegar sólo a vista de costa con buen tiempo", lo que en la jerga de la Marina parece que era un elogio

El mencionado Capitán Aguado, me había prometido que si estaba en sus posibilidades me ayudaría a obtener un empleo cosa que habría de cumplir al gestionar mi ingreso a la rama civil de la Administración Pública, hacia mediados del 1971, cuando la Armada se haría cargo de la subsecretaria de Marina Mercante.

Es obvio que al desembarcar del "Capitán Cánepa", nos habíamos quedado sin empleo. Más, a los pocos días, por intermedio de Pablo Rivera con quien habíamos sido compañeros de Facultad, y con diferencia de un año, habíamos cursado el Liceo, me ofrecía, dado que no era de su interés, unas horas de clase de Derecho en un colegio secundario.

Debemos confesar que en nuestras charlas de la Facultad, nadie consideraba que al egresar iría a dar clases a un secundario. En honor a la verdad, pensábamos que estábamos para "otra cosa". Como consecuencia de esa postura de suyo despectiva, ignorábamos que el "Estatuto de Docente", reconocía que título habilitante para ejercer materias como Derecho, Economía e Instrucción Cívica, a quienes tuviesen el grado universitario en Ciencias Políticas. Y fue así que iniciamos nuestras incursiones como docente en varios establecimientos privados (casi todos administrados por sacerdotes o monjas católicas) situados en San Miguel, Caseros, Palomar y el barrio porteño de Coglhan. En los dos años subsiguientes (1970 y 1971) esa sería nuestra fuente de ingresos.

En esta actividad docente, que interrumpiríamos a fines de 1975, cuando sólo dábamos clases en un establecimiento de Villa Urquiza al que nos habíamos incorporado en 1973, tuvimos la oportunidad de abrevar nuevos conocimientos en Derecho y perfeccionar los de Economía. Recordamos que debíamos estudiar al menos con dos clases de anticipación, los contenidos de las materias pues en algunas no teníamos conocimiento alguna de ellas. Por esa época había gran demanda de graduados universitarios atento la carencia de docentes secundarios diplomados. En varias ocasiones tuvimos que declinar ofrecimientos.

Entre diciembre de 1970 y noviembre del año siguiente, a los efectos de conciliar nuestro entrenamiento deportivo y nuestra actividad docente, merced a los buenos oficios del sacerdote José Sojo, uno de nuestros benefactores, vivimos en el Colegio Máximo, de la Compañía de Jesús, en San Miguel. La biblioteca de ese instituto era y es uno de los centros de documentación más importantes de Argentina. Recordamos entre las innumerables obras leídas, al número de la revista "Project", dedicado a la exposición de Osaka de 1970 .Fue en esa voluminosa biblioteca, que por primera vez accedimos a las hasta entonces desconocidas Actas del Primer Congreso Nacional de Filosofía que se había reunido en Mendoza en 1949. Allí hicimos nuestra lectura de algo que nos resultaba casi ininteligible: el mensaje de Clausura del entonces presidente Perón. A partir de entonces luego de ya innumerables lecturas, hemos tomado ese texto como una de nuestras referencias ideológicas más relevantes.

Con posterioridad a la redacción del párrafo precedente, recordamos algo que en ese momento no teníamos en mente: Se trata de la lectura de un artículo de Arturo Enrique SAMPAY, en la revista de la Universidad Nacional de Cuyo, de Argentina, de 1952. Quedamos vívidamente impresionados por la perspectiva que daba el autor acerca de las trayectorias que debería tener un servidor público. Así señalaba que un miembro del "Civil Service" inglés, bien podía ser destinado a trabajar en la administración de un cementerio y luego ir rotando con distintas agencias públicas, para que de ese modo tenga una idea panorámica y a su vez detallada, de las implicancias de dicho servicio. De algún modo ese artículo se iría correspondiendo con la trayectoria que hasta donde pudimos pretendemos haber dado a nuestro paso por el servicio público federal argentino

Y como señalamos más arriba nuestro ingreso a la Administración Pública "civil", se produjo paradójicamente cuando oficiales de la Armada en actividad, se hicieran cargo de la Subsecretaria de Marina Mercante. Si bien nuestro ingreso formal, se produjo en enero de 1972(recordamos mediante los buenos oficios del capitán Aguado) ya desde julio de 1971, luego de las entrevistas previas, concurrimos a ponernos en contacto con las tareas a desarrollar, hasta tanto se formalizara nuestra designación, cosa que ocurrió el 31 de diciembre de 1971.Aunque no fuese rentada(ignorábamos entonces que existía la figura del "legitimo abono", que nos hubiese posibilitado el cobro y el reconocimiento de esas actividades previas),lo cierto es que fuimos tomando contacto con documentación y sobre todo con personas con experiencia, que constituyeron una fuente adicional de conocimiento.

(El fragmento precedente fue terminado de redactar el 25 de setiembre de 2012)

Manifestábamos en el segmento precedente, que por ese entonces, no considerábamos que nuestra incorporación a la Armada, comportaba nuestro ingreso a la administración pública federal argentina, como lo asumiríamos mucho tiempo después. Y sin perjuicio de aquello que expresamos respecto a los mejores profesores o las mejores materias, al rememorar nuestra trayectoria como servidor público, hay como una suerte de "plus " en estos primeros tiempos en la por entonces creada Dirección Nacional de Promoción Naviera de la Subsecretaria mencionada. Va de suyo que uno va conociendo muchas personas en estos menesteres. Pero de esos momentos iniciales no podemos dejar de mencionar a René Colombres Garmendia y a Manuel Márquez. Se trataba de personas ya maduras, con muchos años de permanencia en los cuadros administrativos, que compartieron con nosotros sus conocimientos, y nos aconsejaron, de tal manera que si les hubiésemos hecho caso en todo lo que nos sugirieron, es altamente probable que nos hubiéramos evitado más de un disgusto a lo largo de nuestra trayectoria laboral. René era un pintoresco tucumano, de una familia tradicional de esa provincia (Tenía veneración por la figura de su tío Ernesto Padilla), sumaba a sus consejos, un peculiar humor. Sugería que uno debía firmar todos los informes que elevase. Que deberíase esperar ocho años antes de animarse a firmar dictámenes técnicos. Y sobre todo se refería al "bicho" del transporte y a sus efectos cuando ese "bicho" picara en uno. Cosa que con sólo mirar nuestro listado de comunicaciones escritas a partir de 1977, nos sucedió.

Manuel Márquez era, muy medido y circunspecto. Había ingresado como oficinista civil en la Prefectura Nacional Marítima en 1944, a llevaba mucho tiempo en el área de las relaciones internacionales de la Marina Mercante. Cuando falleció en ejercicio de sus funciones en 1987, con seguridad era el servidor público argentino, que a más reuniones técnicas internacionales había concurrido. Por el trato afable recibido por esa época, debo mencionar al Capitán retirado de la Armada Jorge Zimmerman, su don de gentes se hizo evidente, cuando la situación política, dejo en evidencia que pensábamos diferente . Hay otros personajes muy queribles y muy pícaros, que nos enseñaron las "pillerías" que se hacían y se siguen haciendo en la Administración pública. Nos disculparan si no los mencionamos por un cierto sentido del pudor, pero los recordamos a menudo con una sonrisa.

Lo cierto que luego de algunos tanteos respecto a las tareas a realizar, fuimos asignados al Grupo de Asuntos Internacionales de esa Dirección de Promoción Naviera, cuyo Jefe era el señor Márquez, ya mencionado y con quien ya trabajaba la que pasaría a ser una de las personas de mi estrecha amistad: Liliana Cristina Arias, quien recientemente se jubilara del servicio público, luego de una dilatada trayectoria iniciada en 1964.

Como lo que venimos relatando en forma sucinta y necesariamente selectiva, nuestra vida laboral se completaba con la enseñanza en los colegios secundarios arriba apuntada, lo mismo que la actividad deportiva.

Hacia fines de 1971, comenté a mi compañero y "padrino "de primera comunión Carlos "Indio" Mayer acerca de la buena impresión que me había causado la lectura de una suerte de solicitada publicada por un diario de Buenos Aires, por un denominado "Movimiento del Nuevo Proyecto". Mi amigo se ofreció para ponerme en contacto con algunos de sus miembros que eran personas de su conocimiento. Es así que hicimos nuestra primera incursión política formal, con este grupo que a medida que los iba tratando nos enteramos que estaba integrado por empresarios emparentados con familias tradicionales del país. Lo que más me atraía de ese grupo, era su propuesta de superar las antinomias entre peronistas y antiperonistas. Por esos tiempos(repito por esos tiempos) creíamos que el peronismo había sido una suerte de "edad de oro " de la Argentina, pero que sobre todo a partir de fines de 1964,cuando el gobierno del presidente Illia, consiguió detener el regreso de Perón a país en Rio de Janeiro, era una etapa superada. La evolución de la situación política que conduciría al regreso de Perón a la Argentina, superó lo declarado en los documentos y el "Movimiento" fue absorbido por esa dinámica. Antes de que ello ocurra, tuvimos la oportunidad de conocer a través de una charla que dio al grupo el doctor Pedro J. Frías, mostrándonos en la ocasión un libro titulado "Proyecto Nacional", cuyo autor era Ángel Monti, de que habíamos leído su libro "El Acuerdo Social" a instancia de Carlos Leiba, ayudante de Félix Herrero, en la materia Política Económica que tuviéramos en nuestros Estudios de grado universitario. Me alejé en los mejores términos de esa experiencia, con la intención de dedicarme a mis actividades deportivas como actividad excluyente extra laboral. Ínterin tuve la oportunidad de conocer en este grupo a otras de las dos personalidades, que mas me han impactado hasta hora, de las que tuviera trato directo. Me estoy refiriendo a José Manuel Saravia (hijo) y a Enrique Olivera. Nuestra intención de abocarnos al deporte no prosperó, el retorno del General Perón a la Argentina en noviembre de 1972, nos habría de impactar sobremanera.

Recursividad mediante, volvamos a nuestro puesto de trabajo en el Grupo de Asuntos Internacionales de la Subsecretaria de Marina Mercante. Atento los numerosos ingredientes que consignaremos a vuela pluma, procede recordar aquello de la propiedad conmutativa en el sentido que"el orden de los factores no altera el producto".

Márquez había queda muy impresionada por lo que percibiera en la Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo (en adelante UNCTAD) que tuviera lugar en Nueva Delhi en 1968.Las cosas que nos relatara sobre el contexto nos causarían gran impresión. Así, nos contó que le llamaba la atención que toda la documentación que se iba generando en la Conferencia, estaba escrita a máquina y no en las fotocopiadoras que ya existían en ese nivel de reuniones. Al preguntar a un interlocutor indio, éste lo llevó a una suerte de hangar donde había cientos de mujeres escribiendo a máquina, y otras tantas esperando alrededor, para que cuando una dejara de escribir y se levantara otra fuera a reemplazarla.

El interlocutor le dijo que esa era una forma de dar trabajo que las fotocopiadoras hubieran anulado.

Después contaba que veía a filas de hombres caminado a la vera de un camino. Unos venían y otros volvían. Al preguntar por esa situación los funcionarios indios le contestaron que esa era una forma de mantener a la gente ocupada.

Circunscribiéndonos a lo específico de este puesto de trabajo, vale consignar el singular mundo de la Marina Mercante (El "Shipping" como se le dice en la jerga).Se trata de un ámbito muy diversificado que gira alrededor de las embarcaciones que surcan mares, ríos y lagos. Los puertos, las vías navegables, los astilleros y las reparaciones navales también forman parte del Shipping. Hay tantos tipos de embarcaciones como aplicaciones susceptibles de empleo. Hay cuestiones laborales, comerciales y financieras. Todo es muy peculiar. Y obviamente la actividad se desdobla, aunque con límites difusos entre la navegación en un mismo país y la navegación entre distintos países.

Ya era una característica estructural de la Argentina que mas del 90% de su comercio exterior se transporta por agua.

En la época que estamos reseñando había una clara intención por parte del sistema de las Naciones Unidas, en ponerle mano a una actividad que databa de siglos y que ameritaba según esos organismos internacionales un encuadramiento en el concepto de desarrollo. Dado que los fletes implicaban perdida de divisas para los países en desarrollo, la UNCTAD creó una comisión de "Invisibles", donde encuadraba a los fletes marítimos y aéreos internacionales, las remesas de regalías de diverso tipo, el turismo y los seguros y reaseguros. Esa actitud era respaldada por la emisión de documentos, los cuales comportaban el aprendizaje de ese material de trabajo. Nuestro jefe nos daba la oportunidad de participar en las negociaciones de convenios internacionales bilaterales de transporte por agua. Así participamos en los convenios que en ese periodo se celebraron con Chile, Cuba, y Uruguay. Además se nos enviaba como oyentes a reuniones previas de otras negociaciones internacionales, recordando una con Venezuela y otra acerca de un convenio de cruces transversales de lanchas. Recordamos que se nos encargó un trabajo sobre seguimiento del Convenio de Transporte por agua de la extinguida Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, convenio que no se llegó a ponerse en vigencia. Se nos encomendó la realización de un estudio previo para instalar balsas automóviles en el lago Lácar para hacer accesible el paso Hua Hum. Y también recordamos nuestra participación en la Comisión que procuraba establecer un enlace entre el Continente Argentino y la Isla Grande de Tierra del Fuego, sin tocar territorio chileno. Fue en esa instancia que nos enteramos de las posibilidades de los vehículos de "colchón de aire" (hovercarft).En esa comisión de nivel interministerial, conocimos al embajador Ross, diplomático de distinguida trayectoria. Si bien en nuestros estudios habíamos tenido conocimiento de miembros del servicio exterior argentino como los embajadores Berazategui y Prat Gay; nuestro puesto de trabajo nos permitió conocer varios miembros de ese cuerpo y nos llamó la atención el tipo de preparación que tenían así como sus maneras de trato.

Acabamos de mencionar nuestra toma de razón sobre la existencia de la tecnología del "colchón de aire". Otra oportunidad que tuvimos de enterarnos de esas nuevas tecnologías, fue cuando el creador de la tecnología de las portagabarras o portabarcazas (Lash, Bacat, Seabee), Jerry Golman llegó a Buenos Aires a difundir su idea. Tuvimos la oportunidad de oír una de sus conferencias en el Centro Argentino de Ingenieros. La idea además de sencilla aparecía de gran potencial. Se trataba de un barco de grandes dimensiones que llevaba en su interior numerosas embarcaciones que con su escaso "calado"(O sea que necesitaban poca profundidad para flotar) podían internarse por los sistemas fluviales, mientras el barco "madre", esperaba en el lugar que las profundidades le permitían. En los papeles( que luego aprenderíamos que "aguantan cualquier cosa"), dicha tecnología permitiría reutilizar toda la red de puertos fluviales que había ido perdiendo sentido por la aplicación de tristemente conocido plan "Larkin", cuyo texto conocimos en esa época, y que implicó la desestructuración de la red ferro tranviaria y el cabotaje marítimo – fluvial para favorecer a los intereses del automotor y los caminos pavimentados y puentes. La referida tecnología no llegó siquiera a ponerse a prueba, según nos dijeron por oposición de los gremios marítimos, que pretendían que cada barcaza era una embarcación distinta y necesitaba tripulación distinta, con lo cual la economía de la tecnología quedaba sin sustento…

Nuestro trabajo nos permitía leer no sólo publicaciones de las Naciones Unidas afines al tema, sino revistas o periódicos que nos daban panoramas actualizados de lo que estaba ocurriendo en el mundo en materia de transporte. Consideramos que la gran oportunidad de aprendizaje nos la dio el mencionado Márquez, cuando nos encomendó organizar el archivo del Grupo. Recordamos que nos dijo que teníamos dos posibilidades: La de tomar eso como un castigo, ya que implicaba varios meses trabajando en un sótano; o la oportunidad de aprender mucho sobre transportes. Escogimos la ultima alterativa, y pasamos casi seis meses, fichando y obviamente leyendo la documentación, de la que nos quedó marcada, el Informe sobre el transporte en América Latina de la Comisión Económica para América Latina(CEPAL)y un informe sobre los ferrocarriles Patagónicos. Recordamos en orden a la documentación con que nos formábamos en ese tiempo, cuando llegó la edición en "papel biblia" del Instituto para la Integración de América Latina (INTAL), el documento final de la conferencia de Medio Ambiente que había finalizado en Estocolmo (1972).De ese tipo de documentación también recordamos el Informe para la Década del 70 de las Naciones Unidas.

Ya nos referimos a nuestra compañera de trabajo de entonces Liliana Arias. Un día pasó por su escritorio su señor padre, una persona muy dinámica, que trabajada en otra agencia pública. Es muy recurrente, según lo que hemos vivenciado, que haya servidores públicos, que sean hijos, nietos o sobrinos que otros empleados públicos: No conocemos estadísticas al respecto, pero esa característica es ostensible. Mas aun, que los matrimonios entre empleados que según nuestra percepción era de menor magnitud que la otra clase de parentescos. Estas relaciones parentales dan lugar a una transmisión informal pero eficiente de conocimientos administrativos. Por eso luego de esa visita paternal, Liliana me dijo (Y lo recordamos como si fuera en este instante):"Mi papá me trajo la ley de Procedimientos Administrativos que acaba de salir y me dijo que esto es muy importante". Corría el año 1972.Desde entonces hemos tomado en cuenta esa norma (que había sido emitida por un gobierno de facto) en tanto fija las reglas básicas del funcionamiento de la Administración Pública Nacional argentina. Hasta el momento (primavera austral de 2012) esa norma sigue vigente; y curiosamente no conocemos (no digamos que no han existido) que se hayan hecho cursos para que todos los empleados (Exceptuados cursos específicos impartidos por la Escuela de Abogados del Estado) tengan una instrucción acerca de la aplicación de esa norma básica. He allí pues una muestra de cómo hemos percibido que se transmiten conocimientos específicos a través de canales informales.

(El fragmento precedente fue terminado de redactar el 15 de octubre de 2012)

Sonará a letanía, pero insistiremos a lo largo de este relato acerca del carácter testimonial del mismo. Este fragmento comprende del segundo semestre de 1972 a principios de mayo de 1976. El 17 de noviembre de ese año (en pocos días se cumplirán 40 años), teníamos 25 años y cuatro meses de edad. Al menos en nosotros el retorno a la Argentina del General Perón, habría de causarnos un impacto que implicaría un cambio al rumbo que le intentábamos imprimir a nuestra existencia. Cada coetáneo, que aun quede sobre este valle de lágrimas sabrá cómo vivió ese traumático episodio. En nuestro caso nos aprestábamos a comenzar la carrera de Derecho y el evento hizo que dejáramos de lado esa iniciativa. Antes del retorno, entendíamos que el peronismo había sido una suerte de "edad de oro" que había vivido el país, y el frustrado retorno de Perón en diciembre de 1964, había sido como el cierre de su etapa. Además como ya habíamos optado por las soluciones no violentas, no nos caía bien el hecho que Perón alentara a quienes habían optado por la lucha armada. Pero presenciar lo más cerca de Ezeiza posible(ayudado por los conocimientos que nos habían dado nuestras recorridas atléticas), ese retorno fue algo para nosotros tan conmovedor, que nos hizo cambiar esa nuestra opinión sobre que el peronismo era algo bueno del pasado y lo encontramos como algo vigente. Con la perspectiva del tiempo, la vida es como un caleidoscopio, advertimos un acontecimiento que habría de contribuir nuestra inmersión en la etapa que se iba a abrir en la Argentina. Nuestro amigo Pascual Losada, quien habíamos conocido en una carrera pedestre en 9 de Julio en noviembre de 1970, era un miembro del Sindicato del Seguro, y vivía en Trenque Lauquen. En ese entonces fue designado en la sede central de ese sindicato en Buenos Aires, y dado su preferencia por las carreras pedestres, se le ocurrió que nosotros fuésemos a representar deportivamente a la rama deportiva de los empleados del seguro que se nucleaba en la Asociación Deportivas Interseguros y Capitalización(ADISYC).Se podrá percibir como se conectaba nuestra actividad deportiva con el quehacer sindical. Esta actividad, así como el ejercicio de la docencia media, y aun nuestra vida familiar, y nuestra seguridad laboral: Todo quedaría en una especie de segundo plano, ante la intensidad con que nos involucramos en ese momento.

Partes: 1, 2, 3, 4
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