El radioteatro infantil aportó un sólido factor a la inserción de la cultura, que ingresó en el género radiofónico a través de los intereses de la niñez. A la popularidad de temas, ámbitos, personajes y público que ingresaron en los numerosos ciclos adultos, se agregó la incorporación del público infantil, en su gran mayoría perteneciente a las clases media y baja. Además, todos los personajes protagonistas de estas series, representaban a ídolos populares y su renombre trascendía los difusos limites etarios.
Se considera a Francisco Mastandrea como el primer actor-director que realizó un radioteatro. Verdadero precursor del género, entre las numerosas obras que difundió, melodramas de llanto incontrolable, se destaca "La caricia del lobo". En las historias de Mastandrea abundan relatos de amores de las tres "T", triunfantes, truncos y trágicos; también, tramas lacrimógenas de relaciones frustradas, madres o novias abandonadas, fidelidades incólumes y traiciones crueles; todas experiencias encarnadas por actores y actrices que compartían sus alegrías y dolores con un público al que la radio había dotado de una sensibilidad alerta.
Cuando a comienzos de 1929 parecía agotarse una audición de música campera conducida por Roberto Torres y Francisco Mastandrea, este último inspirado en las novelas por entregas tan en boga en aquella época, crea "La caricia del lobo", una novela radian, la primera obra radiofónica que no concluiría en un solo dia o en el espacio de una audición. Hasta ese momento, se habían difundido programas unitarios de teatro radial y programas como el mencionado de Mastandrea, en los que se combinaban números de música folclórica con la representación de breves escenas o sketches de ambiente campero.
A Mastandrea se sumó poco después el español Juan Andrés Gonzales Pulido, director de una compañía teatral, quien impuso el radioteatro episódico con su creación "Chispazos de tradición".
Gonzales Pulido había nacido en España, en 1890. Allí estudio Filosofía y Letras, disciplinas en las que obtuvo el doctorado. Cursó después la carrera de Medicina, que dejó inconclusa para responder al llamado de su vocación literaria. Vino a la Argentina y se radicó en Buenos Aires, donde ejerció el periodismo.
Fue redactor de "La prensa", "La mañana", "Critica y la razón", entre otras publicaciones. Siempre estuvo latente su interés por el teatro y, particularmente, por las obras de contenido popular. La primera obra que escribió fue "El perdón del gringo", estrenada en 1914 en el teatro Nacional, conocido como "la catedral de género chico" y que alcanzó unas doscientas representaciones.
Pero su aporte a la cultura se debe, no tanto al teatro ni a las letras, como a la radio. Su habilidad expresiva, su abundante imaginación y su facilidad para llegar al gran público apelando a los sentimientos y a los conflictos cotidianos, le permitieron crear incontables radioteatros que impusieron en los oyentes a personajes típicos, amados y repudiados, y conmovieron la sensibilidad popular a través del radioteatro.
En un año, entre 1913 y 1932, se difundieron por Radio Nacional ciento diez piezas breves de su autoría, que eran los capítulos del ciclo "Chispazos de tradición", de poco menos de una hora, que se mantuvo en el aire hasta la muerte de González Pulido, en 1936.
Solía escribir en lugares insólitos, en el momento que su imaginación repentista o alguna espontánea ocurrencia lo requería. U n bar, una oficina, una sala de la radio, un pasillo, eran entonces un buen sitio para que sus ideas fueran tomando forma sobre el papel y aguardaran el momento de la representación en el estudio de la emisora.
En ocasiones, terminaba de borronear el capítulo del día apenas un par de horas antes de la salida al aire. En esos casos, que no eran los menos, llegaba apresurado al estudio, donde los actores, sin ensayo y sin lectura previa, daban vida a los personajes que González Pulido acababa de exhibir en el escenario de su frondosa imaginación.
Las tramas de "Chispazos de tradición" eran muy simples. En sus historias, todas de ámbito rural, se planteaban conflictos que enfrentaban el bien con el mal, la verdad con el engaño, la fidelidad con la traición, la nobleza con la hipocresía, la equidad con la injusticia, el amor con el odio. El relato radiofónico se desarrollaba con lenguaje llano, sin rebusques, de modo que el mensaje fuera entendido en forma inmediata por el público, porque así lo exigía el medio, cuyos secretos González Pulido conocía y dominaba como un experto. En el escenario sonoro estaban nítidamente diferenciados los personajes: por un lado, junto al protagonista, los que encarnaban los valores positivos; por el otro, junto al antagonista, los que asumían los valores negativos.
Y mientras el radioteatro cruzaba el espacio y se introducía en los hogares, la familia reunida en torno al receptor escuchaba expectante los diálogos cotidianos. Cada oyente adjudicaba un rostro y una figura en los personajes según las sugerencias que emanaban únicamente de la voz. En los momentos culminantes, los oyentes se exaltaban para respaldar o reprobar con sus emocionadas interjecciones la intervención de los actores. En cada emisión comenzaba y terminaba una historia, pero ninguno era el final definitivo. Los capítulos siguientes planteaban nuevas situaciones autónomas y al mismo tiempo, tramos parciales de un relato mayor que integraba el ciclo completo.
Chispazos de tradición:
Fue el primer paso del radioteatro argentino, emitido por Radio Nacional, creado por José Andrés González Pulido, un inmigrante español, quien por el año 1931 dará un extraordinario empuje al radioteatro. Fue uno de los más famosos y exitosos de Argentina. Tal era el éxito, que la revista Antena tenía una sección de cartas de lectores dedicada al programa, y en algunos negocios se vendían las partituras para canto y piano de los números musicales de "Chispazos".
Nos cuenta Carlos Ulanovsky, en su libro "Días de radio", que a partir de 1914, mucho antes de la aparición de la radio: «González Pulido fue un cultor y defensor del llamado género chico teatral y puso en escena las piezas más populares de Florencio Sánchez. Inspirada en un poema de Evaristo Carriego, su versión teatral de La costurerita que dio el mal paso superó con éxito las dos mil funciones. González Pulido bebió de estas fuentes, se inspiró en la payada, en el primitivo folletín, en el dramón circense, en el melodrama mazorquero y a todas esas formas las cruzó con el sainete. El resultado fue explosivo y exitoso. González Pulido debutó en Radio Prieto, pero recién al pasar a Nacional, a fines del 20, logra establecerse y destacarse en la elaboración de una receta muy particular. Historias de la vida sentimental, sencillas, candorosas y sobre todo desmesuradas, cortadas en capítulos para darles continuidad e intriga. Muy pocos días después de su presentación la compañía de González Pulido obtuvo el favor de quienes se dejaban cautivar por sus personajes —"gritones, oscuros, increíbles"— y recibió el rechazo de quienes sentían que "el gauchismo sangrante y cursi" ofendía sus oídos y gustos estéticos como antes sólo lo había hecho el sainete.»
A Chispazos de Tradición le cupo ser la primera compañía radioteatral que realizó giras por los barrios y ciudades del interior del país. Este ejemplo luego cundió y representó uno de los rasgos distintivos de estos conjuntos, que, irradiados los primeros episodios de cada novela, comenzaban a recorrer los teatros brindando una adaptación de la obra radiofónica, de esta manera llegaban a públicos que jamás habían accedido a una espectáculo teatral, no sólo porque estas compañías se aventuraban hasta los más apartados pueblitos del interior, sino también, porque el arte que ellos cultivaban era el que realmente provocaba el interés y la más franca adhesión del público masivo.
Nos cuenta Ulanovsky, en el libro ya citado, que: «El radioteatro llegó velozmente al corazón de los oyentes y modificó horarios, ritmos y costumbres. La compañía de teléfonos observaba que a la hora del radioteatro disminuía la cantidad de llamados. Grandes tiendas como Harrod's tuvieron que colocar altoparlantes para que la clientela no dejara de ir. Los empresarios cinematográficos de todo el país exigieron a la radio que cambiara el horario porque la pasión por Chispazos estropeaba la asistencia a la función de la tarde. Los anunciantes del ciclo, los cigarrillos Condal, se opusieron firmemente y apenas si consintieron a autorizar la instalación de parlantes en algunos pocos cines.»
Era tal la identificación de la gente con los personajes, que el malo, Caín, interpretado por el actor Rafael Díaz Gallardo, recibía cientos de llamadas telefónicas a su casa para aborrecerlo. Tuvo que borrarse de la guía.
Sigue relatando Ulanovsky, que «la contracara de Caín era Churrinche (el nombre de un pájaro), protagonizado por el actor salteño Mario Amaya, un inocente a ultranza, un muchachote puro corazón que en todas las fotografías públicas aparece vestido de gaucho y con una flor en la oreja.» Cada tanto, Churrinche, cansado de las injusticias de su hermano Caín le propinaba un sopapo que lo tiraba al piso, lo que entusiasmaba a los radioescuchas.
A sus giras acudían abigarradas multitudes que buscaban ponerse en contacto con los ídolos de la radio. Era inmenso el cariño que este conjunto despertaba, y hubo un momento en que llegó a ser lo más popular de todo el país.
La gran repercusión de Chispazos no evitó la aparición de criticas a los argumentos y los personajes, publicadas particularmente en revistas. Las objeciones se referían al escaso nivel cultural de las obras, el inapropiado lenguaje de sus protagonistas y la deformación de la realidad nacional.
Ricardo Gallo comenta en su libro "La radio, ese mundo tan sonoro": "El esplendor de Chispazos de tradición, apoteótico e invidente de casi todos los hogares, tiene en realidad una vida corta y, del mismo modo que su ascenso había sido fulminante, su caída será precipitada"
González Pulido no fue insensible a esas críticas, y planteó claramente la diferencia y realidad, la ficción que él mismo inventaba y la realidad que conocía muy bien. Da vuelta, a su favor, las objeciones de los críticos: los personajes de su radioteatro exponen una realidad mejorada. Lejos de mostrar miserias, vicios y bajezas humanas, como él observó en la realidad, presentan cuadros de mayor virtud y nobleza. Detrás de esta polémica, se percibe la tensión entre lo culto y lo popular; lo popular, que avanza empujado por el interés de la gente y la apertura del medio radiofónico a públicos amplios sin distinción de clases o niveles sociales; lo culto, oponiendo todavía resistencia a una invasión incontenible.
Alberto Migré:
Porque si hablamos de radioteatros y telenovelas no se puede evitar hablar de él, un hombre que dejó su sello en la historia de la radiofonía y televisión de nuestro país con más de 700 historias de amor sumando ambos formatos.
Nació en el barrio de Almagro el 12 de septiembre de 1931. A los 15 años escribió su primer radioteatro La sombra de la bailarina que protagonizaron Chela Ruiz y Horacio Delfino en Radio Libertad, lugar donde además fue cadete, telefonista y redactor de prensa. Sus comienzos en ese medio con la Pandilla Marylin, integrando elencos infantiles junto a Juan Carlos Altavista, Nelly Prince y Luis Brandoni, entre otros, ya vislumbraba su futuro.
Su carrera como actor fue derivando lentamente hacia la escritura, cuando estudió Letras en la facultad. En 1948 formó su propia compañía en Radio Libertad donde dirigía a los actores y era cabeza de elenco.
Migré impulsó el resurgimiento del radioteatro durante tres años, siendo parte de la denominada "edad de oro" de la radiofonía argentina. En radioteatro se destacó con: Silvia muere mañana, Esos que dicen amarse; 0, 5, 97, da ocupado; Amelia no vendrá, Miedo a quererte tanto y Las solteras, algunas de ellas convertidas posteriormente en telenovelas.
Su mejor momento fue en 1950, cuando ingresó a los hogares de todos con sus historias de barrio y calles porteñas, retratando sentimientos y problemas cotidianos, con sus personajes de clase media, de gente común, donde la identificación con ese "otro" protagonista de la historia, era inevitable para cualquiera que se pusiera a seguir los capítulos del autor. Desde ya, que "el amor", siempre fue el hilo conductor de sus creaciones.
Migré se caracterizó por ser un descubridor de talentos y un creador de un estilo clásico cruzado por las pasiones, el suspenso, las traiciones, los engaños, pero principalmente por el romance más allá de las diferencias de edades y de clases sociales.
Siempre fue un hombre crítico y durante sus últimos años de vida expresó su malestar por la excesiva competencia por el rating que se había apoderado de la pantalla chica. Renegaba por la extensión desmedida de las novelas por la simple razón de medir bien en audiencia. Sobre el tema alguna vez declaró: "En la década del "60 las telenovelas duraban 22 capítulos de media hora; era una delicia, tenías un plan, desarrollabas una historia con un ritmo y pautas precisas y después te ponías a pensar en otra historia".
También decía que habían desaparecido las telenovelas de autor. Que la marca registrada al ver un producto había desaparecido, que la televisión se había convertido en una acumulación de formatos enlatados con muy poca producción nacional. Migré vivió una fuerte transformación del medio que jamás aceptó y que lo llevó a quedar fuera de la nueva dinámica y formas de consumo culturales.
Durante sus últimos años Migré fue presidente de Argentores, la asociación que nuclea a los autores en Argentina y en el 2001 fue nombrado Ciudadano Ilustre de Buenos Aires.
Gravemente enfermo del corazón y a los 74 años falleció de un paro cardíaco mientras dormía, en Buenos Aires.
Alguno de sus radioteatros:
"Altanera Evangelina Garré", Con Graciela Araujo, Blanca Largota, Osvaldo Pacheco y Atilio Marinelli.
"Permiso para imaginar", ciclo de historias unitarias. Radio Belgrano.
El octavo no mentir. Con Carlos Girini.
"No quiero vivir así", con Hilda Bernard y Oscar Casco. Radio El Mundo.
10 horas de amor y espanto. Con Carlos Girini.
Silvia muere mañana. Con Carlos Girini.
"Alguien para querer", con Hilda Bernard y Osvaldo Siro. Radio El Mundo.
Cuatro calles y el cielo . Con Carlos Girini.
Lo mejor de nuestra vida… nuestros hijos. Ciclo de historias unitarias. Con Delia Villar y Julio César Barton. Radio El Mundo.
Sin marido. Con Carlos Girini.
Que pequeño que era tu nombre. Con Carlos Girini.
El teleteatro Palmolive del aire. Ciclo de historias unitarias, con Mabel Landó. Radio El Mundo.
Más cerca, más tuyo. Con Carlos Girini.
El desafío. Con Carlos Girini.
El divorcio. Con Carlos Girini.
Tal como somos. Con Carlos Girini.
Desamparada. Con Carlos Girini.
Cuando el amor es mentira. Con Carlos Girini.
Un marido para Diana Gálvez. Con Carlos Girini.
El precio de ser otra. Con Carlos Girini.
Mi mujer recibe anónimos. Con Carlos Girini.
Decálogo de Alberto Migré:
1) Contar historias que rescaten nuestra cultura y nuestra identidad.2) Dar realismo a las escenas.3) Manejar bien la relación autor-actor.4) Permitirles a los personajes que sueñen.5) Elegir buenos actores.6) Crear acertadas combinaciones entre personajes.7) Tener buena relación entre el productor y su equipo.8) No copiar obras de afuera.9) Saber que un libro de televisión (y de radio) es una pequeña pieza literaria.10) Elegir bien los títulos. No excluir a los hombres.
Este decálogo, que él respeto en todas sus creaciones, recomienda rescatar la cultura y la identidad propias. El concepto de "cultura", en la expresión de Migré, comprende a la cultura popular, a aquella en la que se mueve la vida cotidiana de la gente común, desprovista de poder y de riquezas ostentosas.
Si en algunas de sus obras intervienen personajes de la cultura elitista, de la aristocracia y el refinamiento, funcionan como contrastes o como presencia de contacto revelador de un proceso que va borrando fronteras sociales.
Alberto Migré
La picaresca popular en el radioteatro:
Wimpi, seudónimo que utilizo Arthur García Núñez, uruguayo que llegó a Buenos Aires a comienzos de siglo XX, cursó la escuela secundaria, inició estudios universitarios en la carrera de Medicina, que nunca terminó. Después de una gira aventurera por el Chaco, regresó a Montevideo, donde se dedicó a la actividad periodística gráfica. Hacia 1946 se estableció definitivamente en la capital argentina.
Continuó con su labor en la prensa escrita y se insertó en la radiofonía, además de continuar con una perseverante producción literaria, solo interrumpida por su prematura muerte, en 1956, a los cincuenta años de edad.
Fue quien introduce la picaresca en el radioteatro. Con absoluta originalidad, como todo lo que creó, inventó esta serie de programas breves, unificados y centrados en su protagonista, "La pícara Chimbela" nombre del personaje y del ciclo.
Los capítulos de "La pícara Chimbela" se difundían las noches de los martes y viernes, en 1951, por Radio Splendid. De estructura muy simple, la gracia estaba en el contenido y la forma de los diálogos entre Chimbela y Astor. Intervenía, además, un locutor que narraba las situaciones que no se dramatizaban y aportaba algunas acotaciones complementarias. En ciertos episodios, se sumaban otros personajes circunstanciales.
El ciclo constituía una seria. Cada capítulo tenía sentido en si mismo pero la situación continuaba en el día siguiente, hasta completar la serie. La estructura de cada emisión se ajustaba a este esquema, con algunas excepciones:
Presentación comercial.
Introducción del locutor.
Dialogo de Chimbela y Astor.
Remate del locutor.
Cierra comercial.
Hombre de gran cultura basada en abundantes y sólidas lecturas, reunía las condiciones del autodidacto. Fue autor de relatos, novelas, textos radiofónicos y de ensayos de diversa índole, que, en muchos casos ahondaban en cuestiones filosóficas. En esta última categoría se inserta el ensayo "La risa", tema abordado con absoluta seriedad por un espíritu humorista.
Entrevista a Osvaldo Medici:
Destacado y querido autor de radioteatros con títulos tales como "Cada domingo una historia", "Pensión de artistas "El viejo varieté", "El amor, la muerte y yo", "Lo que nunca conté" y "Conventillo, tango y malvón", merecedor de los Premios ARGENTORES 1998, 1999, 2000 y 2001 como mejor radioteatro.
– ¿Por qué elegiste o que fue lo que te incentivo a trabajar en radioteatro?
Bueno eso lo supe de toda la vida, yo de chico vivía en un pueblito de la ciudad de Córdoba y estaba el auge del gran radioteatro. Siempre me gusto escucharlos, tenía 7-8 años y siempre soñaba con ser actor y poder escribir. Yo decía que algún día me iba a ir con un circo, porque los circos en aquel momento hacían una parte de espectáculos y al final se hacia la obra de teatro y yo esperaba ansioso ese momento. Cuando vine a Buenos Aires, a los 12 años, entre a primer año y estudie para perito mercantil, pero nunca soñé con nada que no fuese radio. Y en ese momento estaba tan en auge el radioteatro que yo fui a una compañía en 1951, donde tuve la suerte de que ese año y esa obra la escribía un gran autor, Juan Carlos Chiappe. Yo trabaje en esa obra y fui creciendo, teniendo papeles más importantes y Chiappe, como yo sabía escribir a máquina, me pedía que le escriba las obras para mandar a otras ciudades. Y ahí fue donde yo aprendí la técnica de lo que era el radioteatro.
– ¿Qué aspectos hay que tener en cuenta para escribir un radioteatro?
Yo tenía los personajes, me ilusionaba como era cada uno de ellos, hasta en lo físico. Si la protagonista era linda, morocha, rubia, alta. Y que luego el relator debía contar todo eso y que ponga la belleza de todo lo que te rodea. Entonces cuando tenía los personajes definidos, ahí recién se llamaba a los actores, que por lo general el único problema que existía era que tuviera la voz adecuada para representar cada personaje. Había que tener en cuenta también la vocalización. Antes para entrar a la radio tenías que tener una muy buena vocalización, que se entendiera, y poner los puntos y comas donde van, incluso algunas comas imaginarias. El radioteatro fue siempre una escuela.
– ¿El radioteatro tiene leyes que no pueden ser violadas?
No es que tiene leyes que no pueden ser violadas, pero tenías que escribir adecuadamente a la época y además en su momento existía la asesoría literaria. Cuando vos escribías una obra que se iba a transmitir, una semana antes tenías que llevar los libretos (una semana de libretos por lo menos) y la síntesis de lo que ibas a escribir. Entonces cada día que llegabas a la radio, tenías tu libreto sellado por la asesoría literaria y lo podías transmitir. O sea que marcaba todo, teníamos que cuidarnos de eso al momento de escribir, de no poner palabras fuertes. Por ejemplo, recuerdo que una vez cuando yo debuté en Radio Libertad, escribí una obra que se llamaba "Quien es el culpable" y el primer capítulo, llego y en el libreto había un papel que decía "pasar por la asesoría literaria" y allí me dijeron que si bien les había gustado mi obra, había una palabra un poco fuerte; era que en un momento había puesto ciega y debería haber puesto no vidente. Eso te da la pauta de cómo eran de cuidados los radioteatros en aquel entonces.
– ¿Cómo te imaginabas a los personajes?
Los veía. Yo me reía con ellos, sufría con ellos. Había días que me posesionaba tanto al momento de escribir que me ponía a llorar. Creaba en mi cabeza imágenes y situaciones para plasmarlas en la hoja del libreto.
– ¿Crees que hay determinados actores para determinados personajes?
Sí. Hay que tener muy en cuenta la voz. Yo siempre hice de galán, que tiene matices pero es una persona cariñosa, con una voz que le sale amablemente, pero por ejemplo, Jacinto Herrera tenía una voz tan particular que siempre hacia de traidor. Las personas que trabajaban en radio en su mayoría ya tenían definidos que tipo de personajes podían representar por el tipo de voz que tenían.
– ¿Por qué crees que el radioteatro perdió la gran popularidad que tuvo en décadas anteriores?
Yo creo que perdió el auge que tuvo en décadas anteriores porque de a poco fue ganando popularidad la televisión. Al principio, la gente no creía que la televisión iba a ser tan importante, entre esos estuve yo, y mucha gente amiga mía que trabajo conmigo en su momento confió y se fue a trabajar en la televisión y así empezaron a trabajar allí y les fue muy bien por ejemplo Nelly Trenti que actualmente es locutora en el programa de Mirtha Legrand era compañera mía de radio. Entonces el radioteatro perdió fuerzas porque con la televisión ya había cosas que le fueron ganando. Primero que era la novedad, y después comenzaron las telenovelas, mucha música, se podía ver a los actores a diferencia del radioteatro y esos aspectos fueron matando al radioteatro.
– ¿Crees que para los oyentes en general hay temas mucho más atrapantes que otros?
Si, desde luego. El amor y el drama siempre encabezaron los temas más atrapantes para los oyentes, por lo menos en la época que yo trabaje en radioteatro. Por ejemplo "Nazareno Cruz y el lobo", "El león de Francia", eran fantasías que las escribían tan bien (En este caso Chiappe y Roberto Valenti) que la gente se enganchaba muchísimo e incluso iba al teatro a ver esas mismas obras.
– ¿Por qué crees que los oyentes se ensimismaban tanto al momento de oír un radioteatro?
Porque eran muy atrapantes las obras. La gente no salía a cierta hora para poder oír un radioteatro determinado. En el tiempo de "Nazareno Cruz y el lobo" (yo en esa obra trabaje) y la gente estaba tan enganchada que cuando se llevó al teatro, no había función que no se llenara la sala, por lo menos dos veces por día (en aquel momento no había teatros, eran salas de cine).
– Si tuviste la oportunidad de llevar algúna de tus historias al teatro. ¿Cómo era la reacción de los espectadores al poder ver en vivo aquellas historias que seguían día tras día en la radio?
Yo lleve al teatro "Seré yo culpable", acá en Argentina y en Paraguay. La gente iba al teatro y esperaba a la salida de la obra para saludar a los personajes. Aquel que era galán o protagonista recibía aplausos, halagos. Mientras que el traidor era abucheado como si fuese la vida real y no un personaje representado.
– ¿Crees que el radioteatro puede volver al auge que tuvo durante muchos años?
No. Yo creo que ya no. Porque cambio la mentalidad de la gente. Se sigue mucho a la televisión. Quizás algún tipo de radioteatro cómico, o sketch, pero el auge que tuvo décadas anteriores no.
Foto con Osvaldo Medici el día de la entrevista
Entrevista a Juan Carlos Dido:
Profesor universitario, locutor nacional, periodista y escritor. Actualmente es catedrático de la Carrera de Locución en la Universidad Nacional de La Matanza y miembro del Centro de Estudios Avanzados en Humanidades y Ciencias Sociales. Es Magíster en "Comunicación, Cultura y Discursos mediáticos", Licenciado en Gestión Educativa y Profesor en Letras. Autor de libros como "Fábulas folclóricas", "La Fábula Argentina, estudio y antología" y "Radioteatro y Cultura popular"
– ¿Por qué elegiste o que fue lo que te incentivó a escribir sobre radioteatro?
Porque yo soy hombre de radio. Hace 30 años que trabajo en radio, empecé como locutor y ahora soy docente de Comunicación. Y dentro de la radio me interese en radioteatro porque es el género específicamente radiofónico, el único genero radiofónico, todos los demás son contenidos adaptados para la radio, pero el único que constituye una estructura que utiliza y respeta el lenguaje radiofónico es el radioteatro. Y además de ser un contenido de la radio, es un lenguaje que permite la creación estética, el radioteatro es una obra de arte literaria. En el se cruzan la literatura, o sea el texto escrito, el espectáculo, porque es una representación y la industria cultural, por eso me interesó.
– ¿Crees que el radioteatro tiene leyes que no pueden ser violadas?
Las leyes en general se hacen para ser violadas, lo que pasa es que yo creo que en este aspecto hay transgresión más que violación, entonces hay transgresiones que no tienen ningún valor, cuando es transgresión por sí misma. Pero la transgresión valiosa es creativa, sin transgresión no hay progreso en ningún área y particularmente en la estética. Las corrientes literarias, artísticas fueron progresando y creciendo transgrediendo las anteriores, hasta que esos nuevos se institucionalizan, entonces se convierten en un nuevo paradigma, hasta que llega otro. En el radioteatro pasa lo mismo, pasa que como no ha tenido una historia tan larga no se han producido esas transgresiones que han dado origen a distintas escuelas, pero como ha habido evolución en el radioteatro, significa que sí hubo transgresiones, y yo a este tipo le llamo "transcreaciones", cuando no es una transgresión inútil.
– ¿Por qué crees que el radioteatro perdió la gran popularidad que tuvo en décadas anteriores?
Por varios motivos. Uno de ellos, al que se le da todo el peso es a la aparición de la televisión. Con ella, la radio recibe un "sopapo", no solamente el radioteatro si no la radio como medio, hasta que poco a poco fue recuperando a su público. Cuando apareció la televisión la radio vio que era una competencia muy firme, porque el poder de la televisión es mayor al de la radio por ser un medio audiovisual y la radio solo auditivo (y la audición no es el mejor sentido perceptivo). Pero si la radio estimula la imaginación, sobre todo a través del radioteatro. Pero de todos modos se redujo el público de la radio con la aparición de la televisión, hasta que después fue recuperándolo. Y en la televisión, el radioteatro seria la telenovela. Y la telenovela se fue imponiendo como genero principal dentro de las emisoras, así como el radioteatro fue el contenido principal de las radios hasta el año 1960 aproximadamente, la telenovela lo fue de la televisión. Otro de los motivos fue una cuestión de orden económico, mantener elencos de radioteatro en las emisoras es muy costoso, se necesitan actores, productores, sonidistas, escritores, guionistas, técnicos, y estudios especiales, en la época gloriosa del radioteatro todas las emisoras tenían un estudio auditorio donde trasmitían ya que era un espectáculo en vivo. Y la otra causa es el cambio en los gustos del público. Pero el radioteatro no está muerto, está mal herido pero no está muerto.
– ¿Pensas que para los oyentes en general hay temas mucho más atrapantes que otros?
Sí, eso pasa en todas las artes. En el radioteatro, como pasa en las telenovelas, hay un tema dominante que es el amor. Con todas las posibilidades que da el amor: como finales felices, final infeliz, triángulo amoroso, infidelidades, traiciones, ese sería el tema fundamental. Radioteatro y teleteatro son formatos muy bien adaptados para lo que se llama lo romántico. Pero no es el único tema, hay otros también como pueden ser la solidaridad, la muerte, el valor de la vida, que fueron tratados y se siguen tratando actualmente.
– ¿Por qué crees que los oyentes se ensimismaban tanto al momento de oír un radioteatro?
Porque era un espectáculo que tiene como única pantalla la imaginación del oyente y del comunicador. En el radioteatro el oyente reconstruye en su cabeza lo que el medio le está dando, así sea el ambiente, los personajes, la escena, el valor de los conflictos y es un medio muy caliente porque requiere y exige la participación del destinatario, del oyente. Y esto es la fuerza de la radio, lo que atrapa.
– Muchas historias de radio fueron adaptadas y representadas en el teatro. ¿Sabes cuál era la reacción de los espectadores al ver en vivo aquellas historias que seguían día tras día por la radio?
Claro, esto sucedía en la época de oro del radioteatro. En aquel momento se juntaban todas las familias y las distintas generaciones a escucharlo (nietos, hijos, abuelos) y no lo entendían como una obra de ficción, lo entendían como la vida de un grupo de personas, como si se instalara un micrófono en la casa de una familia, dentro de un ámbito familiar determinado y se transmitiera directamente lo que allí pasara. La gente no distinguía entre la ficción y la realidad y creían que eso que escuchaban era lo que realmente le ocurría a la familia. Entonces cuando iban al interior a representar la obra de radioteatro (que era todo un acontecimiento) las personas no veían actores, veían las personas que formaban esa familia. Al punto de que cuando terminaba la obra, el que era el malo de la obra lo esperaban y "lo cascaban", le gritaban, mientras que aplaudían al personaje que hacía de bueno, y eso da la idea del realismo que daba el radioteatro para las personas que tenían como único medio de comunicación pública la radio.
– ¿Crees que el radioteatro puede volver al auge que tuvo durante muchos años? ¿De qué manera?
Al auge, al esplendor que tuvo no, me parece muy difícil. Justamente por las mismas razones de su decadencia. Pero sí que va a renacer, que van a incorporarse obras de radioteatro en las emisoras. Particularmente a través de la FM y a través de las radios universitarias que son las que se encuentran en mejores condiciones de crear radioteatros, ya que en las Universidades donde se dictan las carreras de Comunicación Social y Locución, tienen todo aunque no sea en el nivel profesional estricto. Tienen actores, guionistas, escritores, operadores y tienen los elementos que se necesitan para el radioteatro sin costo prácticamente, porque ya se hace como una especie de práctica y de aprendizaje como parte de la carrera correspondiente. Así que yo creo que va a renacer, aunque no tenga el esplendor que tuvo en la época de oro.
Foto con Juan Carlos Dido el día de la entrevista
Entrevista a Inés Mariscal:
Autora, Miembro de la Sociedad General de Autores de la Argentina -ARGENTORES- entidad a la que ingresa en 1963 y premia su producción en Radio y Teatro con los reconocimientos: Estímulo. Trofeo. Edición de Libro. Medalla de Oro y Premio anual (1965-1973).
– ¿Por qué elegiste o que fue lo que te incentivo a trabajar en radioteatro?
Comencé mi carrera artística como actriz, egresada del Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica –ISER- en el año 1961. Por concurso ingresé posteriormente al Elenco "Las Dos Carátulas " (El Teatro de la Humanidad) de Radio del Estado, hoy Radio Nacional.Actué en Radioteatro desde el comienzo y la Asesoría literaria de la emisora me convocó para escribir adaptaciones de obras. Así comencé el apasionante mundo de las imágenes sonoras, el arte purísimo de la palabra y la creación de personajes.
– ¿Qué aspectos hay que tener en cuenta para escribir un radioteatro?
Contar una historia que importe. Respetar tiempo y forma de emisión. Valorizar cada escena. Destacar el aspecto emocional de la vida. Profundizar el sentido humanitario. Destacar belleza y arte, entre otros.
– ¿El radioteatro tiene leyes que no pueden ser violadas?
Todo acto de creación es propiedad de su artífice. El radioteatro tiene un formato que lo configura, sea el libreto unitario o episódico. El autor de un Radioteatro puede generar climas renovadores pero siempre dentro del esquema correspondiente, digo, si su obra va a ser un Radioteatro, no puede escribir otro tipo de asunto más que un Radioteatro.
– ¿Cómo te imaginabas o imaginas a los personajes?
Al escribir vuelco los personajes que me visitan, son mis habitantes y suelo conocerlos desde siempre, a veces, ocupan el presente y vienen desde mi niñez.
– ¿Crees que hay determinados actores para determinados personajes?
Es posible. De hecho hay personajes inolvidables que así lo confirman, Catita, por ejemplo o tantos otros. De todas maneras un buen actor como tal, está en condiciones de interpretar todo tipo de personajes.
– ¿Por qué crees que el radioteatro perdió la gran popularidad que tuvo en décadas anteriores?
Las nuevas formas de comunicación hicieron posible otras maneras de recreación. De todas maneras, está visto, el género Radioteatro se mantiene y gana su espacio toda vez que un medio lo difunde.
- ¿Crees que para los oyentes en general hay temas mucho más atrapantes que otros?
Sí. Pero, indiscutiblemente los grandes temas tienen que ver salvando el amor, las figuras del odio, la venganza, los celos, es decir los límites que llevan a la lucha del hombre por demostrar su ego y deseo de poder.
- ¿Por qué crees que los oyentes se ensimismaban tanto al momento de oír un radioteatro?
Simplemente porque las historias que se contaban eran asuntos fundamentales en su tiempo. Además, la radio y el teatro fueron el sostén recreativo de una gran época de nuestra sociedad. Luego, el cine, la televisión.
- Si tuviste la oportunidad de llevar alguna de tus historias al teatro. ¿Cómo era la reacción de los espectadores al poder ver en vivo aquellas historias que seguían día tras día en la radio?
El público siempre amó a los actores. Cuando una obra de radioteatro subía a escena, la sala estaba generalmente colmada con sus fieles oyentes. El aplauso era cerrado y muchos de los asistentes traían regalitos para sus admirados personajes.
– ¿Crees que el radioteatro puede volver al auge que tuvo durante muchos años?
El Radioteatro es un género que siempre está y estará vigente. La radio es el mundo sonoro que nos pertenece. El más directo y cercano. El radioteatro es la maravilla de la palabra, sus tonos, su lenguaje, arte purísimo. Con la demostración de "Las Dos Carátulas" por Radio Nacional desde hace más de 65 años de transmisión ininterrumpida hasta nuestros días, con la puesta de obras de repertorio nacional e internacional de teatro queda claro que también el Radioteatro puede volver a transmitirse en todas las emisoras del país y constituirse en una herramienta de cultura nacional e innegable más allá de toda competición con ciclos del pasado.
Entrevista a Mabel Loisi:
Autora, actriz y directora de obras de teatro y radioteatro.Actualmente es la presidente del Consejo Profesional de Radios de Argentores.
– ¿Por qué elegiste o que fue lo que te incentivo a trabajar en radioteatro?
Lo heredé de mi padre, Vicente A. Loisi, quien escribía y actuaba en la radio.
– ¿Qué aspectos hay que tener en cuenta para escribir un radioteatro?
Convocar a la vida misma, ficcionada. A veces la realidad supera la ficción y hay que transformarla.
– ¿El radioteatro tiene leyes que no pueden ser violadas?
Los tiempos han cambiado esas leyes. Antes, las protagonistas siempre eran vírgenes. Cuando Juan Carlos Chiappe puso en una novela una protagonista violada, no funcionó.
– ¿Cómo te imaginabas o imaginas a los personajes?
Inventando la historia los personajes aparecen solos.
– ¿Crees que hay determinados actores para determinados personajes?
No. Hay actrices y actores para cualquier personaje. Si no, no son actrices ni actores.
– ¿Por qué crees que el radioteatro perdió la gran popularidad que tuvo en décadas anteriores?
Nunca hay un solo factor. Un funcionario en la época de Onganía, fundió las emisoras, borró los elencos y sacó la ficción. Los autores emigraron a la televisión y los actores también.
- ¿Crees que para los oyentes en general hay temas mucho más atrapantes que otros?
La historia de amor nunca falla. Pero tiene que estar bien contada.
- ¿Por qué crees que los oyentes se ensimismaban tanto al momento de oír un radioteatro?
Porque se identificaban con los personajes. Evita Duarte se vestía y peinaba antes de escuchar conciertos por la radio.
- Si tuviste la oportunidad de llevar alguna de tus historias al teatro. ¿Cómo era la reacción de los espectadores al poder ver en vivo aquellas historias que seguían día tras día en la radio?
Todos mis radioteatros, con algunas excepciones, fueron al teatro. El público aplaudía de pie las escenas impactantes y además tenían la oportunidad de conocer el final de la historia.
– ¿Crees que el radioteatro puede volver al auge que tuvo durante muchos años?
Sí. Yo escribí para Eduardo Rudy, Oscar Casco, Susy Kent, Hilda Bernard. Transmitíamos a las 9 de la mañana y fue un éxito en 1983/84. La audiencia de las DOS CARATULAS (TEATRO EN RADIO) sigue vigente desde el año 1950. Se renueva el oyente y la radio será inmortal.
Entrevista a Ivonne Fournery:
Autora, actriz nacional, egresada de la Escuela Nacional de Arte Dramático de la República Argentina en 1968. Actualmente tiene el puesto de Vocal en el Consejo Profesional de Radio de Argentores.
– ¿Por qué elegiste o que fue lo que te incentivo a trabajar en radioteatro?
Hasta que yo tenía 11 años, no existía la televisión en el país. Por lo tanto, toda mi infancia estuvo marcada por la radio. Mi tía Rosa escuchaba todas las novelas existentes (ya sé: es una exageración; pero eran muchas). Me llevaban al cine, a la calesita, a la plaza, al teatro, iba al colegio pero nada me deslumbraba como escuchar las novelas con mi tía, o Tarzanito, o Los Pérez García, o el Radio Cine Lux. Y más tarde, Las dos carátulas o las transmisiones radiales de las obras de teatro desde el escenario. Todo me lo imaginaba: todo. Hasta el más pequeño de los detalles.
– ¿Qué aspectos hay que tener en cuenta para escribir un radioteatro?
En realidad es uno solo. Pero es inmenso y adopta miles de formas. Ese único, inmenso aspecto es que en la radio todo es sonido. Y eso debe alcanzarte para rearmar el mundo: tenés que recrear la vista, el olfato, el gusto Claro que para eso había un mago muy especial que se llamaba "el relator". Gracias a él podías oler los jazmines de los patios de las casas, el sabor de los manjares, saber cómo estaban vestidos los invitados a la fiesta, si cantaban o no los pajaritos en ese atardecer en la plaza por no decir de dónde, cómo y por qué venía la protagonista cuando llegaba corriendo al living de su casa.
– ¿El radioteatro tiene leyes que no pueden ser violadas?
La única es la que te acabo de contar en la respuesta anterior. Y de ella depende todo lo que puedas imaginarte. Te pongo una cualquiera: en el primer capítulo de una novela, los personajes repetían mucho (¡y ahí había que arreglárselas para que sonara natural!) para que la audiencia uniera los nombres y las voces de los personajes. Un ejemplo muy obvio: "¡¿Qué hacés, María, tanto tiempo que no nos veíamos?!" "Vos porque te olvidás de todo, Kitty ¡si nos habíamos visto la semana pasada!" Cuando hay un cambio en el espacio o el tiempo, una breve cortina musical permite al Relator informarte de qué se trata No son leyes, en realidad: son recursos. Pero los autores talentosos pueden ingeniárselas para saltar por encima de cualquier regla.
– ¿Cómo te imaginabas o imaginas a los personajes?
Aquí tengo que abrir la pregunta en dos respuestas. Cuando yo escuchaba la novela, a medida que iban pasando los días (iban de lunes a viernes durante un mes) los veía con mayor claridad, con más detalles. Y al escribirlas tomaba un actor o una actriz que yo admiraba y los ponía a actuar (tenía a mi disposición todas las actrices y todos los actores del mundo); ese recurso me ayudaba mucho.
– ¿Crees que hay determinados actores para determinados personajes?
En realidad, respondí de algún modo en la pregunta anterior. Pero para completar la idea yo diría que cualquier buen intérprete puede hacer cualquier personaje. Sin embargo, con la voz como único recurso es evidente que hay timbres sonoros que hacen que determinados intérpretes son más o menos adecuados que otros. Allí toma mucha importancia el tema de los registros: sopranos, mezzosopranos, contraltos, tenores, barítonos o bajos ayudan a que la audiencia se familiarice con mayor rapidez con los personajes. Con respecto a las edades no haya barreras. Una maravillosa actriz norteamericana, Helen Hayes, hizo el rol de Julieta a los 50 años, cuando el personaje de Shakespeare tiene sólo 13.
– ¿Por qué crees que el radioteatro perdió la gran popularidad que tuvo en décadas anteriores?
Hubo varias razones. Una de ellas, los criterios de los productores. Migré siempre contaba que cuando llegó la TV, la consigna de los que manejaban las cosas por aquel entonces era: la música y las noticias para la radio; las novelas para la televisión. Suena un poquito exagerado pero ¿quién podría discutírselo a Migré? Por otro lado, económicamente no se podía comparar un autor, un elenco, un sonidista, un operador de sala, con un locutor, una locutora o la reproducción de discos? Yo estoy convencida de que hoy en día, contando conflictos de hoy en día, la ficción podría llegar a ser muy popular. No como en la época de oro, por supuesto, pero es llamativo que de toda aquella ficción hayan sobrevivido sólo los sketches y Las dos carátulas. Por cierto: unos pocos renglones para Las dos carátulas. Son adaptaciones de teatro argentino o universal, que hace 65 años ininterrumpidos que siguen en Radio Nacional.
- ¿Crees que para los oyentes en general hay temas mucho más atrapantes que otros?
Volvemos al concepto del talento: un guión bien escrito y bien interpretado siempre atrapa. Por otro lado, las historias pueden ser más interesantes que otras pero una cosa es qué se cuenta (la anécdota) y otra cómo se la cuenta (la realización). Más allá de esta generalidad, y no teniendo novelas actuales para ejemplificar, vemos por el cine y las series televisivas que los crímenes seriales, los vampiros y los sucesos de la actualidad suelen llamar más la atención que otras problemáticas. (No entiendo por qué, pero estoy convencida de que un buen sociólogo sabría contestar esa pregunta).
- ¿Por qué crees que los oyentes se ensimismaban tanto al momento de oír un radioteatro?
Me alcanza con cerrar los ojos para verme sentadita en la alfombra escuchando una novela cualquiera. Lo hago y me doy cuenta de que había que estar muy concentrada para atrapar toda esa magia. Hoy, te diría que se trata de un ritual.
- Si tuviste la oportunidad de llevar alguna de tus historias al teatro. ¿Cómo era la reacción de los espectadores al poder ver en vivo aquellas historias que seguían día tras día en la radio?
Nunca tuve ese privilegio. Pero calculo que más de uno se podía sentir sorprendido por la diferencia entre lo que había imaginado y lo que veía. Sí me fue dado asistir a las grabaciones en vivo de las obras de teatro que yo adaptaba para Las dos carátulas (se graban los jueves a las 8 de la noche en Radio Nacional, y vale la pena verlas). Es inimaginable la emoción que se experimenta. Claro que el fenómeno es diferente, porque aunque los actores no se desplazan ni tienen vestuario ni luces ni escenografía, la vivencia está más vinculada con el teatro, porque es emocionante comprobar cómo a pesar de la limitación de los micrófonos los cuerpos de los intérpretes ponen mucho más que la voz Pero basta con cerrar los ojos para sentir que estás escuchando radio.
– ¿Crees que el radioteatro puede volver al auge que tuvo durante muchos años?
Ya te lo contesté en una pregunta anterior. Pero dejame agregar que -contra toda racionalidad- nunca perdí, pierdo ni perderé la esperanza.
Entrevista a Hilda Oates:
Autora y actriz argentina. Actualmente, miembro de la Comisión de Asuntos Sociales en Argentores.
– ¿Por qué elegiste o que fue lo que te incentivo a trabajar en radioteatro?
A fines de la década del 50 y a comienzo de los años 60 escuchaba "Los Perez Garcia" un radioteatro emitido por radio El Mundo, que comenzaba con el sonido de llamada telefónica, atendía Raul y decía: "Si amigos, esta es la casa los Perez Garcia".De aquel elenco recuerdo, el personaje de Cachito lo interpretaba Emilio Conte, era el hijo de Luisa y Tito; Luisa era la hija de Don Raul luego aparece el personaje de Alicia, la hermana de 5 años de Cachito interpretado por Laura Boven. Posiblemente ese radioteatro debe haber sido el disparador para el mundo de mi imaginacion; como también los radioteatros que escuchaban en mi casa al medio día por las emisoras de Radio Porteña, Belgrano, Municipal y Del Pueblo.
– ¿Qué aspectos hay que tener en cuenta para escribir un radioteatro?
Como Dramaturga, creo en mi imaginación la historia, después la doy vuelta, la suba, la bajo tantas veces sea necesarias, es un ejercicio constante, los personajes dicen lo que ellos quieren y sienten, los dejo fluir aunque no esté de acuerdo. Ellos van y bien tantas veces, hasta que los siento firmes. Todo este proceso lo hago en un cuaderno con lápiz entonces recién ahí voy a la computadora. La radio es el teatro de la imaginación.
– ¿El radioteatro tiene leyes que no pueden ser violadas?
El radioteatro es un género narrativo compuesto por sonido y palabras. Tenemos al Relator, presenta a los personajes, los espacios donde se de desarrollan las escenas y en que tiempo transcurren. El Operador acentúa la música y los efectos especiales; los estados de tención, de alegría y tristeza originando un estado de ensoñación entrelazando la realidad con la fantasía, abrir y cerrar puertas, pasos, corridas, lluvia, truenos, etc. Efectos Combinados es la música de fondo que ayuda a definir el inicio o el final del radioteatro, también puede ser la cortina musical de la obra.
– ¿Cómo te imaginabas o imaginas a los personajes?
Plantar o parar los personajes desde lo psicológico, lo social y lo físico. Hay un personaje protagónico y un antagónico, están los personajes secundarios que son necesarios para desarrollo de acción.
– ¿Crees que hay determinados actores para determinados personajes?
El actor interpreta cualquier personaje, depende del director que lo realice bien; no existe actores para un personaje, el actor interpreta cualquier pequeño o grande personaje.
– ¿Por qué crees que el radioteatro perdió la gran popularidad que tuvo en décadas anteriores?
El único medio de comunicación era la radio, luego llego la tv en blanco y negro, después la tv en color, la computadora, Internet, los celulares con los menasjes de textos, la tablets y los celulares con mil funciones, el mundo cambio; hay muchas personas que escuchan radio como yo, los radioteatros que están en el aire en la actualidad son muy pocos.
- ¿Crees que para los oyentes en general hay temas mucho más atrapantes que otros?
En estos tiempos al oyente le interesa, la política, el dólar blue y el pronóstico.
- ¿Por qué crees que los oyentes se ensimismaban tanto al momento de oír un radioteatro?
Porque la historia era muy buena para esa época, la mujer en general estaba en su casa no salía a trabajar. .
- Si tuviste la oportunidad de llevar alguna de tus historias al teatro. ¿Cómo era la reacción de los espectadores al poder ver en vivo aquellas historias que seguían día tras día en la radio?
Lleve del radioteatro para niños al teatro, fue a la inversa de tu pregunta y muy buena las experiencias siempre teatro lleno en el interior, en estas dos últimas décadas no se ha popularizado el radio teatro para niños.
– ¿Crees que el radioteatro puede volver al auge que tuvo durante muchos años?
Solo Dios lo sabe. Roguemos que sí.
Fotos con Hilda Oates, Ivonne Fournery, Mabel Loisi e Ines Mariscal
el día de la entrevista en Argentores
Desde su aparición, la radio y el radioteatro en la Argentina estuvieron vinculados con la cultura. Los destinatarios iniciales fueron un pequeño grupo de ciudadanos con capacidad para acceder a las emisiones. Pero el medio se extendió aceleradamente, abarató en forma notable sus costos y, complementado por la sencillez de su código, se convirtió en un medio de comunicación popular, condición que no abandonó desde entonces.
Entre los contenidos radiofónicos, el radioteatro fue en género en el que fue pionero nuestro país. Heredero directo del circo criollo y del melodrama, asimiló en su estructura personajes, historias, ambientes, mitos, factores identitarios de una sociedad de masas insuflada de tradiciones y experiencias culturales, y les dio expresión a través de un recurso artístico-tecnológico en el que el público se reconocía como el protagonista infaltable.
Amparándolos en un mismo nivel expresivo y simbólico, el radioteatro mostró la realidad de todas las clases sociales, de los diversos ambientes, urbanos y rurales, de sus actores y conflictos, de sus creencias y prejuicios, sus miserias y grandezas, haciendo de la realidad una ficción sonora creíble y compasiva.
En lo personal, y como consecuencia de haber analizado los antecedentes históricos, el marco teórico y la actualidad del radioteatro, puedo concluir mi trabajo de investigación sosteniendo que si bien en Argentina no se está viviendo otra época de oro del radioteatro, como se vivió en épocas anteriores, no está muerto, ni desaparecido, ni olvidado. Con la aparición y el desarrollo de la televisión y de nuevas tecnologías (y también de la mentalidad de la gente), comenzó una etapa de decadencia. Sin embargo, su llama no llegó a apagarse. Cuando tomó conciencia de sus heridas, inició una lenta y firme recuperación. Algunas lograron cicatrizarse y otras, que aún están abiertas, seguramente cerrarán. La vida del radioteatro se encuentra en estado latente. No son muchas las condiciones que se requieren para su revitalización, y aunque creo que será difícil remontarlo, no es imposible.
"Días de Radio" – Carlos Ulanovsky – Editorial EMECÉ
"Radioteatro y cultura popular" – Juan Carlos Dido – Editorial MAIPUE
https://www.youtube.com/watch?v=Th9FMlgCW1s https://www.youtube.com/watch?v=yhRoixX4HbQ
http://hdobry.users4.50megs.com/archivos/Tea2Investigacion21.htm
http://www.diasdehistoria.com.ar/content/d%C3%AD-del-radioteatro-argentino.
http://www.monografias.com/trabajos55/el-radioteatro/el-radioteatro2
"Los cambios de la programación radiofónica cuando aparece la televisión" – Damián Fraticelli. Documentación, revistas, diarios, folletos, imágenes y experiencias propias de reconocidos autores y guionistas pertenecientes a "Argentores".
Decidí trabajar con esta bibliografía, ya que presenta mucha información acerca de lo que necesito investigar, cuenta con imágenes que me servirán de apoyo y ejemplos que me guiaran para entender mejor algunos aspectos a investigar. A medida que desarrolle el trabajo, iré incorporando nuevas bibliografías que serán presentadas al final del trabajo.
Autor:
Daniela Negro
Facultad?de Ciencias Económicas y Empresariales
Lic.?Relaciones?Públicas
Cátedra: Medios II
Trabajo Práctico
Nº de inscripción en el Registro de la Propiedad Intelectual: 5262617
Sitio de Internet: www.edu.red
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