Resumen
El estudio del antimperialismo martiano adquiere gran relevancia para el presente y futuro de la Revolución Cubana; aún más, para comprender la urgencia de la unidad latinoamericana y los principios que deben ser rectores de ésta. Sin descubrir los determinantes del fenómeno imperialista avizora sus peligros y aboga por la oposición mediante la lucha de los pueblos desde el Río Bravo hasta la Patagonia. José Martí ha legado, a través de su ideario y su praxis, una concepción antimperialista que tiene aún mucho que aportar tanto para Nuestra América como para la Otra América. El objetivo que se plantea cumplir el presente trabajo es comprender, a través del análisis del pensamiento económico martiano y la evolución de su ideario, el antimperialismo en José Martí; esencialmente, con sus propuestas de desarrollo para América Latina, contrarias al modelo imperialista que comenzaba a emerger de las entrañas del capitalismo en los Estados Unidos de América.
Introducción
La faceta antimperialista en el ideario martiano está presente en los discursos, en los textos y en la propia trayectoria de la vida del apóstol. Martí ejerció su antimperialismo para oponerse a la ocupación norteamericana del territorio latinoamericano no solo en forma física, sino también en defensa de los valores, tradiciones e historia de Nuestra América. Desde muy joven sufre el dominio extranjero de su amada Patria, lo que considera una ofensa al decoro nacional.
Sobre las raíces del pensamiento antimperialista de José Martí, título de la última conferencia de Juan Marinello (27 de enero de 1977 en el Liceo de Guanabacoa), parte una interrogante esencial que también se toma como punto de partida en el presente trabajo: "¿cómo es posible que un meditador confesadamente idealista llegue a ser en su tiempo, por encima de todos los pensadores americanos de la época, un antimperialista sincero, fervoroso y consecuente?"
Elementos de tipo objetivo y de orden subjetivo han de ser explicativos, de lo que Marinello denominaría las fuentes y las raíces del pensamiento antimperialista de José Martí. Como elementos objetivos más directos señala el hecho de que sea Martí, de todos los pensadores y libertadores americanos de su tiempo, quien tiene oportunidad de conocer más profundamente la realidad americana, especialmente la de México, la de Venezuela, la de Guatemala y la antillana integrantes de lo que denominará Nuestra América.
Durante doce años en la otra América, los Estados Unidos, alcanza la madurez de su pensamiento antimperialista mediante el estudio de la historia y del sistema político estadounidenses, así como su economía y la sociedad en su conjunto. Descubre que la injusticia al interior de la sociedad norteamericana hacia la masa negra, india o china, es una actitud que se expande hacia el exterior del propio país en el desprecio y odio hacia los pueblos latinoamericanos, convirtiéndose así en una amenaza directa y abierta.
Aún más determinante en su condición de precursor de la lucha antimperialista es el ser el primero que entiende de manera distinta el destino y la integración del hombre latinoamericano, el cual debe ser estimado independientemente de su raza y su origen. Es el primero que da importancia y relieve al aporte cultural, especialmente literario, de las razas autóctonas de América.
"La historia de América, de los incas acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra. Nos es más necesaria. Los políticos nacionales han de reemplazar a los políticos exóticos. Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas. Y calle el pedante vencido; que no hay patria en que pueda tener el hombre más orgullo que en nuestras dolorosas repúblicas americanas". (Martí, J. "Nuestra América")
También encontramos el hecho de que desde muy joven Martí es un defensor de lo que él llama la unidad y la universalidad del hombre.
"Peca contra la Humanidad el que fomente y propague la oposición y el odio de las razas". (Martí, J. Obras Completas, tomo 6, p.22)
Para el Apóstol la unidad del hombre, su libertad y su universalidad deben ser defendidas a toda costa y frente a todo enemigo, determinantes subjetivos e idealistas en el desarrollo de su pensamiento antimperialista, puesto que el imperialismo es al mismo tiempo un agresor de estas tres condiciones esenciales.
Es también el precursor del establecimiento de la necesaria diferencia y augurar el conflicto entre las dos porciones en que divide el continente señalando la esfera económica como el factor que acrecentará esta división. Avizora, de esta manera, el establecimiento de una dependencia al poder económico de los Estados Unidos de la América nuestra y comprende los resultados negativos que esto lleva implícito.
"…cuando un pueblo fuerte da de comer a otro, se hace servir de él". (Martí, J. Obras Completas, tomo 6, p.160)
Desarrollo
En 1875 José Martí manifestaba la necesidad de buscar en cada situación y tiempo histórico, las leyes de su desarrollo cuando planteaba:
"…cada país crea su especial Economía. Esta ciencia no es más que el conjunto de soluciones a distinto conflictos entre el trabajo y la riqueza: no tiene leyes inmortales: sus leyes han de ser, y son, reformables por esencia. Tienen en cada país especial historia el capital y el trabajo… A propia historia, soluciones propias". [1]
Para Martí el desequilibrio económico es la base de todos los desequilibrios sociales, así lo hace saber en el "Boletín" de la Revista Universal cuando plantea:
"se estanca la riqueza y se aumenta este desequilibrio económico de las fortunas mexicanas: excesivamente ricos los unos, los otros excesivamente pobres". [2]
Otros aspectos de gran importancia son sus críticas a la corrupción y al afán de riquezas y de obtener dinero fácil, al respecto planteó:
"debiera sin dudas negarse consideración social y mirarse como a solapados enemigos del país…a los que practican o favorecen el culto a la riqueza: pues así como es gloria acumularla con un trabajo franco y brioso, así es prueba palpable de incapacidad y desvergüenza, y delito merecedor de pena escrita, el fomentarla por métodos violentos o escondidos, que deshonra al que los emplea, y corrompen la nación en que se practican". [3]
La esencia del pensamiento económico martiano en relación con la evolución de su pensamiento antimperialista puede resumirse en las ideas expuestas a continuación.
Plantea tres medios para el fomento económico nacional: la agricultura, el comercio y la industria:
En el artículo Progreso de Córdova 9 señala las bases de la descolonización económica de América Latina como complemento de la independencia política, señala la agricultura como base para el desarrollo de una industria nacional. Este análisis responde a las características de la región en aquella etapa y no a influencias fisiócratas en el pensamiento martiano ya que él consideraba imposible el desarrollo agrícola sin el desarrollo industrial que condujera a un comercio próspero de los productos industriales.
Crítica al proteccionismo y al liberalismo económico:
El profundo sentido ético de su crítica al proteccionismo se pone de relieve en estas palabras:
"…la tarifa proteccionista…favorece una industria ambiciosa, y por sustentar los falsos beneficios de un reducido número de empresarios mantiene la vida cara, las fábricas sin trabajo suficiente, el comercio desigual…y el desasosiego que precede a las guerras." [4]
Hace evidente el desmedido afán de riquezas de los capitalistas que hasta nuestros días han continuado utilizando medidas proteccionistas como parte de su estrategia para el intercambio desigual entre los pueblos. Martí, consideraba el libre cambio no en el sentido liberal:
"El libre cambio es la prenda de amistad entre los pueblos, como las reciprocidades entre ellos la garantía de la justicia". (Martí, J. Obras Completas, tomo 6)
Abogó por ampliar y multiplicar el comercio exterior sobre la base del intercambio equivalente, digno, sano e inteligente, que favoreciera las inversiones extranjeras sin que ello implicara la penetración política.
Plantea la unidad de lo económico, lo político y la ética:
La dialéctica entre lo económico y lo político alcanza su más alta expresión en su accionar en la Conferencia Monetaria de las Repúblicas Americanas de 1891, en cuyo informe plantea: "quien dice unión económica, dice unión política" para referirse a las pretensiones norteamericanas de unidad monetaria, en este evento su actividad política y militante alcanza un alto sentido patriótico, independentista y latinoamericanista. Además considera necesario hacer más morales y seguras las relaciones económicas, articulando así en su pensamiento estos elementos.
Plantea la unidad del desarrollo económico y la justicia social y la responsabilidad del Estado para asumir tales propósitos:
Para Martí la utilidad de la virtud en el desarrollo social y el mejoramiento humano, implica que se aprenda la virtud en la historia de la humanidad, las relaciones sociales y la cultura heredada. Abogó además por la distribución equitativa y justa de las riquezas, en los documentos del Partido Revolucionario Cubano planteó:
"ancha en la tierra en Cuba inculta y clara es la justicia de abrirla a quien la emplee…Cuba tendrá casa para mucho hombre bueno, equilibrio para los problemas sociales y raíz para una república, que más de disputas y de nombres, debe ser de empresa y trabajo". [5]
Sabía que el desarrollo económico y la justicia social no podían ser espontáneos y que el Estado debía asumir la responsabilidad de tales propósitos, esta concepción martiana superó el liberalismo económico que primaba como ideal en sus tiempos.
"Las riquezas injustas…que excitan la ira de los necesitados, de los defraudados, viven siempre del goce del privilegio sobre las propiedades naturales…" (Martí, J. Obras Completas, tomo 12)
"Todo acto equitativo en provecho de la masa laboriosa contribuye a afirmar la seguridad pública". (Martí, J. Obras Completas, tomo 6, p.151)
Aboga por la racionalidad en el consumo como factor indispensable para el logro del equilibrio económico entre las naciones y en los pueblos:
Martí asiste al nacimiento de una nueva cultura económica capitalista basada en el consumismo, son muchos sus trabajos y crónicas acerca de la cotidianidad que marca este comienzo, sobre todo basado en las exposiciones universales que revelan todas las posibilidades que tiene el consumidor, en sus obras plantea el advenimiento de un nuevo modo de distribución y consumo con el consecuente cambio de patrones y estilos de vida.
Propone una estrategia de desarrollo económico para América Latina unida:
Denota la comprensión de la necesidad y el carácter histórico y evolutivo de un proceso que conoceríamos como globalización; sin que baste para ello solo el aspecto económico, sino la valoración del ser humano sin diferencias ni discriminaciones al plantear:
"los pueblos todos deben reunirse en amistad y con la mayor frecuencia dable, para ir remplazando, con el sistema de acercamiento universal, por sobre la lengua de los istmos y la barrera de los mares, el sistema muerto para siempre, de dinastías y grupos". [6]
En el presente, la globalización capitalista y neoliberal impone modelos económicos a los países subdesarrollados que distan de promover la unidad, amistad y la eliminación de las desigualdades. Sin embargo, en la esencia del pensamiento martiano es la unidad latinoamericana la clave para el progreso de la América nuestra y la trinchera para promover nuevos y más justos modelos de desarrollo económico.
"…de la nulidad que éramos, y de los vicios e incapacidad de un pueblo criado a lomo de hombre, volveremos ya diestros en el arte de poblar, de crear por la asociación, de levantar entre todos, y para todos, lo que sólo vale por el esfuerzo de todos…" (Martí, J. Obras Completas, tomo 2, p.290)
En el libro titulado "Guatemala", escrito y publicado en México en 1878 insiste en la necesidad de la unión entre los países latinoamericanos para enfrentar la ambición del vecino del norte.
"Los pueblos que no se conocen han de darse prisa por conocerse, como quienes van a pelear juntos… los árboles se han de poner en fila para que no pase el gigante de las siete leguas. Es la hora del recuento y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado como la plata en las raíces de los Andes".
"Nuestra Patria es una, empieza en el Río Grande, y va a parar en los montes de la Patagonia" (Martí, J. Cuadernos Martianos, Nuestra América)
Para Nuestra América Martí proyecta un modelo de progreso económico que chocaría con los procesos políticos que a finales del siglo XIX y principios del siglo XX llevaron el capitalismo mercantil colonial al capitalismo subdesarrollado latinoamericano.
La política desarrollada en México, Guatemala y Venezuela (estando en estos países entre los años 1875 y 1876, 1877 y 1878, y la primera mitad del año 1881, respectivamente), es analizada por el apóstol con la certeza de que representa un obstáculo para el progreso económico.
El caudillismo, mal enraizado con posterioridad a la separación de la metrópoli, es encarnado en la figura de Porfirio Díaz en México; gobierno que abre el camino a un sector de la burguesía mexicana plegado a los intereses norteamericanos. En sus artículos "Alea jacta est", "La situación" y "Extranjero", publicados el 7, el 10 y el 16 de diciembre de 1876 respectivamente rechaza la dictadura establecida, señala el peligro que representa y la necesidad de enfrentarla:
"Es que una facción quiere a toda costa levantar a su caudillo a la presidencia definitiva de la república; es que una falange de partidarios azuza a su jefe y le extravía; es que un grupo de voluntades desordenadas han hecho garra en el corazón destrozado del país" ("Alea jacta est", p.98).
"…ese militarismo nos irrita: esa falta de respecto a la patria exalta nuestra indignación. Tenemos leyes hechas, caminos precisos, vías directas para venir al Gobierno de la patria: como los grandes afectos, nuestro amor a la ley no se ha hecho sentir aquí sino en el momento en que la hemos visto irrespetada y vulnerada: cada hombre es un sacerdote de esa religión que no hemos querido respetar". (Obra citada, p.99)
"Una revolución es necesaria todavía: la que no haga Presidente a su caudillo, la revolución contra todas las revoluciones: el levantamiento de todos los hombres pacíficos, una vez soldados, para que ni ellos ni nadie vuelvan a serlo jamás". (Obra citada, p.99)
"Se levanta un hombre solo sobre la gran voluntad múltiple de todos los hombres; mi voluntad ingobernable se ve gobernada por una altanera voluntad; mi espíritu libérrimo siente contenidos todos sus derechos de libre movimiento y pensamiento; la sangre de mi alma se detiene obstruida en su curso por la sonrisa satisfecha de un jinete feliz y vencedor". (Extranjero, p.101)
"…leí aquel decreto inolvidable en que un hombre se declara, por su exclusiva voluntad, señor de hombres…" (Obra citada, p.102)
En el período en el que se encuentra en Guatemala, Martí, quien se desempeñaba como profesor, es visto por los sectores conservadores del país como un enemigo. Esto se debe a su pensamiento y enseñanzas de conjunto con su condena al intento golpista de la reacción contra el presidente y caudillo Justo Rufino Barrios.
En carta a Valero Pujol con fecha del 27 de noviembre de 1877, se refiriere a su situación política en Guatemala:
"Vivir humilde, trabajar mucho, engrandecer a América, estudiar sus fuerzas y revelárselas, pagar a los pueblos el bien que me hacen: éste es mi oficio". (Martí, J. Obras Completas, tomo 7, p. 112)
En 1878 por la hostilidad y arbitrariedades del presidente guatemalteco decide abandonar el país. Venezuela es gobernada, de igual manera, por un caudillo: el general presidente Antonio Guzmán Blanco. El 21 de julio de 1881 publica en la Revista Venezolana un elogioso trabajo dedicado a Cecilio Acosta, quien se caracterizaba por su oposición a Guzmán Blanco. Para el día 27 se le comunica que debe abandonar el país.
Se conforma de esta manera en el pensamiento de José Martí el modelo del caudillo dictador que tan amargas páginas escribirá en la historia de América. José Martí elabora una estrategia de desarrollo para América Latina que parte de la necesidad de la independencia económica. El centro de su estrategia es un modelo agroindustrial y el convencimiento de que sin una adecuada infraestructura educacional y científico – técnica no era posible alcanzar el desarrollo.
Critica el monopolio:
"…el monopolio está sentado, como un gigante implacable, a la puerta de todos los pobres del mundo". (Martí, J. Obras Completas, tomo 10, p. 84)
Nadie como él, describió y criticó la sociedad norteamericana puérpera del imperialismo; en Escenas Norteamericanas caracteriza el surgimiento de los monopolios como un gigante implacable que aplasta a los pobres y amenaza la independencia de Nuestra América, el surgimiento de una nueva oligarquía que pretende devorar las riquezas de los pueblos mediante la exportación de capitales.
En los años consecutivos a 1881 la idea del progreso económico en Martí adquirirá tres importantes cualidades según Rafael Almanza: su condición de instrumento de lucha contra el colonialismo económico imperialista; su visión pos-liberal de las relaciones económicas internacionales, que le convierten en precursor del Nuevo Orden Económico Internacional; y lo que es decisivo, la vinculación definitiva del progreso económico con la justicia social y su alianza estratégica con el proletariado económico. No habría independencia verdadera sin progreso económico. El proyecto que propone para Latinoamérica, además de estar en oposición a los designios del imperialismo y ser un arma contra él, tenía un carácter intrínsecamente distinto al del desarrollo norteamericano y europeo: la abundancia debía estar equitativamente distribuida y la libertad debía ser real, no meramente jurídica. [7]
Su proyección sienta sus bases, en cierta medida, en las concepciones reformistas y críticas de Henry George, quien en su obra Progress and Poverty (1879), declaraba que todo hombre tiene derecho material a aplicar su trabajo al cultivo de la tierra, mientras que la propiedad privada monopolista de la tierra anula ese derecho, pues cada año los terratenientes aumentan de manera injusta sus ingresos en forma de renta, lo que trae como consecuencia un mayor dominio entre los ricos y los pobres, ya que la renta se eleva con el progreso de la sociedad y los ingresos del obrero disminuyen relativamente. (Citado de Sánchez Garrido, Maithe. La República Martiana) Sobre éste expresa Martí:
"Solo Darwin en las ciencias naturales ha dejado en nuestros tiempos una huella comparable a la de George en la ciencia de la sociedad". (Martí, J. Obras Completas, tomo 11, p. 146)
Dos razones, fundamentalmente, llevan a Martí a aceptar el georgismo. Primeramente el haber provocado un gran movimiento reformador entre las masas trabajadoras en Estados Unidos. En segundo lugar, uno de los problemas más graves que padecía América Latina era la explotación monopolista de la tierra; el convencimiento de que la tierra era la fuente original de toda riqueza lo lleva a proclamarse contra el latifundio.
La reflexión económica de José Martí lo conduce hacia una posición antimperialista militante. Rafael Almanza define cuatro momentos en el pensamiento antimperialista martiano:
1. Correspondiente a los años 1882-1885, en el que aparecen sus dos vertientes principales: la crítica de las proyecciones internacionales del imperialismo y de la tiranía de los monopolios dentro de Estados Unidos. Martí comprende las consecuencias que se derivarían del tratado de reciprocidad proyectado entre Estados Unidos y México; luego, en 1885, denuncia abiertamente la táctica de estos tratados como un nuevo método de colonización, esta vez económico. Al mismo tiempo, en 1884, "descubre" el monopolio y los cambios que introduce en la economía y la vida social y política norteamericana: constata el fin de la libre concurrencia y la creciente esclavización del obrero y del ciudadano.
2. Correspondiente al año 1888 siendo esencial la denuncia de la subida al poder de la oligarquía financiera y el descubrimiento de que la política proteccionista, a la que se atribuyen los males económicos de la nación, simple instrumento de los monopolios: a partir de ese momento el liberalismo económico de Martí retrocede, pasa a tercer plano, y prevalece en él la proyección popular y antimonopolista.
3. Correspondiente a los años de 1889 a 1891 el que se distingue porque en el anterior prima la denuncia de la vertiente interna del imperialismo y en éste, la internacional. Retoma su preocupación sobre la penetración colonialista en Asia y África, erigiendo, en contraste, a Latinoamérica como la vanguardia de los pueblos pobres del mundo en trance de liberación y de progreso. En los artículos, cartas y documentos sobre la Conferencia Internacional Americana y la Conferencia Monetaria Internacional expone su nueva visión acerca de las relaciones económicas internacionales, propone una política económica internacional antimperialista y precisa los peligros que significa para América Latina la unión económica con Estados Unidos, establece nexos dialécticos entre economía y política. Al mismo tiempo, se solidariza con la lucha obrera antimonopolista en Estados Unidos, y se adhiere a la idea de las nacionalizaciones, refiriendo con simpatía la posibilidad de la estatificación de las industrias monopolizadas.
4. Correspondiente a los años de 1892 a 1894, propone el desarrollo cubano como instrumento de lucha contra el imperialismo y por el equilibrio económico y político mundial. Publica dos artículos en Patria que serían sus últimas reflexiones sobre la economía norteamericana:
"El Norte ha sido injusto y codicioso ha pensado más en asegurar a unos pocos la fortuna que en crear un pueblo para el bien de todos: ha mudado a la tierra nueva americana los odios todos y todos los problemas de las antiguas monarquías…" (Martí, J. Obras Completas, tomo 2, p.367)
Estos cuatro momentos permiten comprender que el análisis martiano del imperialismo naciente tiene como objetivo supremo servir de instrumento a la elaboración de una estrategia de lucha contra el colonialismo español y contra el peligro que ya se advertía, el neocolonialismo norteamericano. Además de la presencia en Martí de la conciencia de lo que representaba, desde el punto de vista económico, el fenómeno imperialista para Latinoamérica y las formas de enfrentar este proceso desde estos países, en especial desde Cuba. Propone el desarrollo cubano como instrumento de lucha contra el imperialismo y por el equilibrio económico y político mundial.
"Los pueblos de América son más libres y prósperos a medida que más se apartan de los Estados Unidos". (Martí, J. Obras Completas, tomo 6, p.27)
Sus reflexiones sobre la "otra" América, las huelgas obreras en el país norteño, y sus relaciones con la nuestra son expuestas en las crónicas que escribiera desde Nueva York para La Opinión Nacional, de Caracas y se recogen en las Escenas Norteamericanas en sus Obras Completas, donde analiza el advenimiento del imperialismo norteamericano.
"El desdén del vecino formidable, que no la conoce, es el peligro mayor de nuestra América; y urge, porque el día de la visita está próximo, que el vecino la conozca, la conozca pronto, para que no la desdeñe. Por el respeto, luego que la conociese, sacaría de ella las manos. Se ha de tener fe en lo mejor del hombre y desconfiar de lo peor de él. Hay que dar ocasión a lo mejor para que se revele y prevalezca sobre lo peor". (Martí, J. Cuadernos Martianos, Nuestra América)
En el texto "Salvar el honor de la América inglesa. Estados Unidos dentro del programa revolucionario de José Martí", parte de su libro "Las dos Américas" Pedro Pablo Rodríguez señala: "[…] no parece aventurado afirmar que la estrategia revolucionaria trazada por Martí no solo quería impulsar la salvación de nuestra América sino también la de Estados Unidos, en la misma medida en que la estrategia trataba de evitar la materialización de los rasgos imperialistas en ese país, su transformación en la Roma americana. Para el cubano no se trataba solamente de salvar a nuestra América de ser absorbida por la expansión imperialista sino de salvar también a la propia república norteamericana del dominio sobre ella de tales intereses".
"Ni ha de suponerse, por antipatía de aldea, una maldad ingénita y fatal al pueblo rubio del continente, porque no habla nuestro idioma, ni ve la casa como nosotros la vemos, ni se nos parece en sus lacras políticas, que son diferentes de las nuestras; ni tiene en mucho a los hombres biliosos y trigueños, ni mira caritativo, desde su eminencia aún mal segura, a los que, con menos favor de la Historia, suben a tramos heroicos la vía de las repúblicas; ni se han de esconder los datos patentes del problema que puede resolverse, para la paz de los siglos, con el estudio oportuno y la unión tácita y urgente del alma continental. (Martí, J. Cuadernos Martianos, Nuestra América)
El testamento político de José Martí, por tanto, inevitablemente debía tener un marcado carácter antimperialista. En carta inconclusa a su amigo Manuel Mercado escribe (Martí, J. Cuadernos Martianos, Nuestra América)"…ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber (…) de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso (…) de la anexión de los pueblos de nuestra América, al Norte revuelto y brutal que los desprecia. (…) "Viví en el monstruo y le conozco las entrañas…"
Conclusiones
José Martí no descubrió, pues no era posible que ocurriera aún, las bases determinantes del fenómeno imperialista; tarea que correspondió a Lenin a la luz de los hechos. El gran mérito de Martí está en que, sin conocer el origen del hecho, por sus experiencias, le da universalidad a sus peligros, y llama a los pueblos americanos a pelear contra su acción. Lo que le gana la denominación de idealista práctico, cualidad que le convierte en una figura orientadora de su tiempo y del nuestro "…testigo de su época y adivinador de la época futura (…) un hombre que ve el futuro de una manera tan aguda que descubre realidades que han de seguir a su muerte, realidades de sentido histórico innegables" (Citado de Marinello, Juan: Sobre las raíces del pensamiento antimperialista de José Martí).
Su advertencia del futuro, que señala y orienta el porvenir de su patria y de toda la América, y en cierto momento de un modo universal también se constituye en enlace de su pensamiento con el pensamiento marxista-leninista, sin que se llegue a catalogar a Martí como un marxista:
"Con los pobres de la tierra
Quiero yo mi suerte echar"
No reconoce la existencia de la lucha de clases; pero advierte sin embargo que la razón está de parte de los oprimidos del mundo (Obra citada).
"La esclavitud de los hombres
Es la gran pena del mundo"
Está diciendo para su tiempo, y sobre todo para el nuestro, que estamos en el deber de terminar la esclavitud de los hombres (Obra citada).
El alcance universal del pensamiento económico martiano se expresa en su capacidad para captar las tendencias del desarrollo de la época que le tocó vivir y su vigencia en los momentos actuales. Es el antimperialismo la expresión del sentido ético más profundo del pensamiento económico martiano.
Sin dudas un referente obligado para el trabajo de formación de valores espirituales relacionados con la sociedad socialista, ya que sin haber planteado la necesidad de una nueva sociedad impulsó la lucha cubana y latinoamericana para lograr la emancipación e independencia para el bien de todos.
El ideario martiano encontró realización práctica, nuevamente, en el año del centenario de su natalicio, 1953, mediante el accionar de una nueva generación de cubanos encabezados por Fidel Castro. La Revolución Cubana al conectar el pensamiento martiano con el marxista, como elementos brinda a Cuba la oportunidad de haber dado la revolución más profunda, más trascendente y más radical de toda la historia americana (Obra citada).
El pensamiento revolucionario y antimperialista avanzado de José Martí ha servido de soporte para la lucha del pueblo cubano y de todos aquellos que se han sumado a la batalla por la definitiva independencia de los pueblos de América. Su legado antimperialista tiene vigencia ideal y práctica para la realización de procesos revolucionarios tanto al sur como al norte del continente.
Notas
1 Martí, J. Boletín. Revista Universal de México. 14 de agosto de 1875. En Martí en la Universidad IV. Ed. pueblo y Educación 1997, pp. 303 citado en Cabrera Elejalde, Olga Rosa. (2012) Valores y cultura económica en la obra martiana
2 Martí, J. Progreso de Córdoba. Revista Universal de México, octubre 21 de 1875. En Obras Completas. Ed. Nacional de Cuba. La Habana 1963T 6, pp. 348
3 Martí, J. La religión en los Estados Unidos. La Nación, Buenos Aires, 17 de mayo de 1888. OC. T 11, p 426.
4 Martí, J. La Nación. Buenos Aires (4 – 5 – 1887) O.C. T. 11, p 173
5 Martí J. El Partido Revolucionario Cubano. Editorial Ciencias Sociales. La Habana. 1975. pp. 98.
6 Martí, J. Informe a la Conferencia Monetaria de la Repúblicas Americanas. OC. T 6, p 151.
7Almanza, Rafael. En torno al pensamiento económico de José Martí, Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 1990, p. 411
Referencias Bibliográficas
Almanza, R. (1990). En torno al pensamiento económico de José Martí. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales.
Martí, J. (1997) Cuadernos Martianos: Nuestra América. La Habana: Editorial Pueblo y Educación
Martí Pérez, J. (1975) Obras Completas. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales
Rodríguez, Pedro Pablo (2002). De las dos Américas. Ediciones Paradigmas y Utopías. Centro de estudios martianos. La Habana, Cuba
Fuente: Internet
Cabrera Elejalde, Olga Rosa. (2012) Valores y cultura económica en la obra martiana
Fernández Verdecia, Arnoldo: Formación y evolución del pensamiento económico antimperialista de José Martí: sus nexos con el desarrollo
Manzanares Blanco, Noel. (2004). Aproximación al antimperialismo martiano. Portal de la Cultura de la Provincia de Camagüey, Cuba. Portal Web: www.pprincipe.cult.cu
Marinello, J. (2006). Sobre las raíces del pensamiento antimperialista de José Martí: Conferencia pronunciada en el Liceo de Guanabacoa el 27 de enero de 1977. La Jiribilla: Revista digital de cultura cubana. No 287.
Sánchez Garrido, Maithe. La República Martiana: http://www.monografias.com/trabajos24/republica-martiana/republica-martiana
Valenzuela, Teresa (2010) El antimperialismo de José Martí: [email protected]
Autor:
Diana Rosa Rodríguez González
Tercer Año de Psicología
Grupo 2
Facultad de Psicología
2012-2013