No hay más que ver a Europa, el viejo continente, el que ha gestado la cultura y observar cómo se encuentra. Las drogas; rupturas conyugales; la incapacidad para establecer vínculos duraderos; una juventud que en un porcentaje bastante elevado flota sin asideros, entregada a un juego de placeres incesantes, que con bastante frecuencia conduce al vacío, a la falta de ideales. De ahí a la neurosis no hay mucho trecho.
La permisividad, en tanto, hace estragos en los países libres. Todo está permitido: éste es el nuevo slogan. Pero el hombre necesita tener límites, saber que se mueve entre una geografía por su propio bien. Uno de estos límites es no ir contra lo que es de ley natural; y ahí haríamos mención de la homosexualidad y de la fragilidad conyugal que observamos en nuestros días. Uno de los grandes logros del pensamiento se inicia en el siglo XIX con la llegada de las democracias. Es todo un proceso hacia la libertad. Pero en este recorrido se han producido una serie de fisuras que, no cicatrizadas a tiempo y no corregidas en su momento, lo que hacen es frenar el proceso de maduración individual y colectivo del ser humano.
Los hombres están así unidos mutuamente por lazos de solidaridad y co –responsabilidad. Dicha solidaridad y co- responsabilidad se expresa de un modo claro en los DERECHOS Y DEBERES que surgen en la comunidad social. Tanto los unos como los otros, sin ellos, manifiestan la dignidad dramática de la persona, porque sin ellos, disminuye tanto en su perpetua creación como en los medios que su actividad engendra a modo de entorno existencial, histórico y cultural.
Los DERECHOS constituyen las vías explícitas de las diversas manifestaciones sociales: históricas y culturales de la persona, contribuyendo a las dimensiones originales de una conciencia cada vez más clara de su proyecto y de las posibilidades de expansión de la comunidad social y política. Los DERECHOS, objetivamente surgen en el hombre en el horizonte de la persona revelan, a la manera de instancias imperativas, las estructuras objetivas de la LEY. Y, a través de ella, el plan divino, cuyo sello no es otra cosa que el orden querido por Dios.
Los DEBERES, por su parte, comunican inequívocamente el orden social y la dignidad a la cual está obligada la persona: reconocimiento y respeto .En otras palabras, los deberes develan el carácter de DONACION que, ontológicamente, trasunta la esencia de la persona.
El cosmo de Derechos y Deberes asume, de esta manera, una faz ética, la cual contribuye a dar a la comunidad una nueva tensión: LA AXIOLOGIA. La sociedad es un medio. El hombre es fin. Pero el hombre no puede encerrarse en sí mismo. Sólo podrá desarrollarse en la medida que se hace co-responsable de la realización y del destino de los demás hombres. Luego el hombre tiene responsabilidades que son "comunitarias".
De esta forma, la persona humana constituye un fin en si misma y debe realizarse responsablemente viviendo en sociedad. La sociedad debe ser apoyo y ayuda para la realización personal de sus miembros Los hombres están así, unidos mutuamente por lazos de solidaridad y co-rresponsabilidad. Todo hombre por ser persona tiene derechos y deberes.
DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA.
Dentro del conjunto de seres creados destaca la persona humana por una serie de características que le confieren un lugar de preeminencia. Por de pronto, la persona humana es racional: es decir dotada de la capacidad de presentar la situación de todo lo creado. Dicha aptitud se manifiesta en el conocer; capaz de aprehender las cosas, más allá de las apariencias sensibles, y de , juzgar acerca de las mismas y de su valor.
Para una mejor comprensión del tema recordemos la tesis de Santo Tomás, sobre el conocimiento, para él es un hacerse otro en tanto que otro. Ese otro no puede ser sino la persona humana, puesto que para Tomás es lo más alto que hay en la naturaleza. De aquí se desprende que la comunidad tiene su base ontognoseológica y onto-axiológica en el conocimiento Tomista.
En conclusión y sin forzar el pensamiento de Tomás, podemos afirmar que el conocimiento y la comunidad son términos Dialécticos para obtener la perfección de la persona.
Sin embargo, es preciso recordar que el mismo Aquinatense propone como principio intrínseco y extrínseco de los actos humanos a la ley que regula a éstos para alcanzar su último fin: EL BIEN.
No obstante lo dicho, sería una grave omisión no recordar que Dios nos a hecho libre para que le rindamos el debido homenaje que se debe a través del amor, lo cual se consigue si la persona humana es libre.
El hombre que se siente solo, abandonado, para nadie en sujeto; ni centro de iniciativas ni de libertad: es un simple objeto entre otros innumerables, más o menos anónimos. Por tal razón se puede estar terriblemente solo en medio de la multitud: no hay lugar donde el hombre esté más sólo que en la muchedumbre.
La vida moderna como es sabido tiende a eliminar de las relaciones interhumanas todo carácter de intimidad. Las conversaciones habituales de las oficinas, de los salones de la tecnología y de las distintas agrupaciones, incluso el en el ámbito familiar son, casi siempre, impersonales. Se habla de negocios, de política, de imponer determinados criterios, de cosas, de acontecimientos, de ideas abstractas etc.,y rara vez las personas se interpelan en verdad de hombre a hombre , de sujeto a sujeto.
Muchos nunca han sido alguna vez para alguien un sujeto, un ser único, no intercambiable; sin embargo, a poco andar son únicamente miembros de una ciudad, de una empresa, de una agrupación, de una familia.
Ahora bien, para lograr una comunicación directa ,y personal, con una o varias personas dentro de la comunidad, es preciso , como bien dice Ignace Lepp en la comunicación de las existencias, un "amor personal", capaz de dar a los humanos el sentimiento de ser algo único , de romper el marco de lo egoísta.(3)
En consecuencia el hombre debe descubrir la realidad de su propio YO a través de un acto de conciencia y de relación con los "otros" dentro de la comunidad, que le permitirá descubrir su existencia y la del otro.
Ciertamente, el YO es quién pone al OTRO, en cuanto TU. En un sentido Sartreano, el ser-el otro, es decir, lo que somos a los ojos de los demás.
En realidad, el hombre no se limita a conocer o reconocer la existencia del Otro, a saber que es conocido y reconocido por el Otro. Porque desde el momento en que se encuentra con el Otro, tiende hacia la inauguración de una experiencia totalmente diferente de cuanto había podido realizar, como por ejemplo, en la soledad, o en las relaciones objetivas con el mundo exterior. Lo que requiere es entrar en comunicación directa con él, sin pasar, por cierto, por ninguna objetivación.
Para encontrar al Otro en el terreno espiritual, es necesario que salga de mí, que me lance en cierta medida, que renuncie a algunos de los aspectos más atrayentes y a determinados placeres aún los más exquisitos de mi existencia. De esa manera, podré en cierto modo, lograr el enfrentamiento con el Otro. Ciertamente el Yo necesita del Otro, no puede prescindir de él, ya que gracias a las relaciones con ese Otro el hombre adquiere conciencia de ser más de lo que es. El hombre entonces se elige y puede elegir, puede construirse a sí mismo, y dar a su vida un sentido definido y a su acción, orientación generosa.
La influencia liberadora, le enseña al hombre a descubrirse y a ser verdaderamente libre. No tratamos aquí de una absorción de una personalidad joven (y que no se ha encontrado todavía a sí misma), por otra personalidad más dura. Se trata, simplemente, de que nuestro Yo se descubre en el contacto de otro Yo más evolucionado, cuya vocación y destino puedan ser radicalmente diferentes de los suyos. Lo importante no es ser "como él" ni llegar a ser "lo que él es", sino "ser nosotros mismos", ser yo en mi integridad y totalidad.
El amor no es un simple recibir del Otro, en su "ser otro"; el amor quiere positiva y deliberadamente que el Otro sea verdaderamente "el mismo", un yo que se adelanta y se ofrece como un Tu.
Habiendo triunfado de obstáculo y escollos, habiendo descubierto la verdadera naturaleza del amor y permanecido fiel a ella, el amor se convierte en cimiento de la unidad personal e interpersonal: "La unidad interior del Yo es consecuencia de haberse realizado el objeto del amor, que es la unidad entre los hombres. El amor, como la justicia, es virtud por excelencia, sin la cual ninguna sociedad es viable".(op. cit. ant. Ignace Lepp, p.109)(3)
Dado que todas las sociedades la familia es la que toca el individuo más cerca, es obvio que descubramos con mayor facilidad el papel que el amor desempeña en su seno. Sin embargo, también el Estado carece de cohesión si no está cimentado por eso amor que llamamos "patriotismo".
Sólo el amor eleva al individuo por encima de toda consideración de interés y obtiene que el amante se sacrifique por el amado, sacrificio que es con frecuencia una necesidad imperiosa para la vida de la sociedad.
El amor forma parte, de la espontaneidad humana y ninguna voluntad será capaz de hacernos amar a un ser al que no nos lleva un empuje espontáneo.
¿Hay por eso una negación de libertad en el amor? Si el amor no fuese libre por esencia, pertenecería a la esfera del instinto, de la carne, y no sería por tanto una función de nuestro Yo espiritual.
El amor auténtico nos dice Lepp "es siempre amor de un ser concreto, determinado, que responde a un nombre y que no puede ser reemplazado por otro". Si amamos, simultáneamente a muchas personas, nunca lo hacemos con el mismo amor; cada vez se renueva un amor cualitativamente diferente del anterior. Aun en el caso en que nuestro amor como el de Cristo y englobara a todos los hombres, no por eso sería impersonal.(3)
En estas reflexiones el lector puede observar la sorprendente analogía que se da entre Tomas de Aquino y un autor contemporáneo como lo es Ignace Lepp, de cuyo pensamiento hemos obtenido las reflexiones antes desarrolladas.
Para mayor precisión referimos al lector en primer lugar a la cuestión 20 Art. 1.de la primera parte y a la cuestión 26 de la 1 Sección de la 2 parte de la Suma Teológica que señala:
"Nadie desea más que el bien que ama, ni goza más que en el bien amado, ni odia más que lo opuesto." "El acto de amor tiende a un doble objeto, o sea al bien que quiere y al sujeto que quien quiere tal bien, pues propiamente amar a alguno consiste en querer el bien para él."(4)
El amor entendido como donación dentro de los supuestos onto-gnoseológicos y onto-entitativos de Tomás de Aquino, sólo se perfecciona en el orden existencia en una comunidad tan peculiar y fundamental como es la familia. En ella como en toda la concepción Tomista se dan las tensiones entre libertad, la ley y la mutua entrega.
El "nosotros" no es, en consecuencia, una resolución racionalista al principio de identidad; sino más bien, es la estructura analógica de la trinidad en la cual cada uno de sus miembros tiene como ley la donación mutua para llegar a ser lo que debe ser, sin reducirse el uno al otro.
La libertad deja a la persona en la plenitud de su desnudez, nadie puede sustituirla en su régimen ontológico y ético; de aquí su "responsabilidad", su aptitud para dar respuesta de sí misma.
La persona es libre, es decir, es un ser capaz de elegir y en definitiva de elegirse. Tiene voluntad, esto es, es capaz de determinarse a lograr o realizar lo que ha elegido. La persona es capaz de amar y de comunicarse en el amor con las demás personas. Por amor ha de constituirse una familia. y por ultimo, ya que es libre, la persona es responsable.
Lo ya expresado configura la dignidad de la persona, pero, para el cristiano hay, además, otras razones que le confieren a la persona su especial dignidad.
La persona humana ha sido creada por Dios a su imagen y semejanza, tiene un destino sobrenatural que realizar: llegar a su fin último que es Dios. Su alma es inmortal, ha sido redimida por el sacrificio del Hijo de Dios, Cristo. La persona humana por Dios, es elevada a la economía sobrenatural.
La persona humana tiene derecho a la existencia contingente y a la integridad física como consecuencia de su composición substancial; derecho a un nivel de vida digno como ser: alimentación, vestuario, etc. y derecho a la seguridad social para cubrir los riesgos de: enfermedad e invalidez, etc.
El fundamento de este derecho se encuentra en Dios. Para alcanzar el sustento y desarrollo de todos sus miembros, es necesario que los bienes de cada comunidad estén al servicio de todos y cada uno de sus componentes.
Así todo hombre por el sólo hecho de ser hombre, tiene derecho a participar suficientemente de los bienes de la comunidad, de acuerdo con el desarrollo de la propia comunidad política, teniendo en consideración su historia, su cultura y la compleja organicidad de su textura y futuro.
Bb.-(1) Maritain, Jacques. Lois Derechos del Hombre y la Ley Natural; p.Nº 31
(2)Rojas ,Enrique. Una teoría de la Felicidad, Edit. Espasa- Calpe. 1988.
(3)Lepp ,Ignace. La Comunicación de las Existencias. p. 109.
(4)Suma Teológica q.20 art 1º de la 1ª parte y q. 26 de la 1ª sección de la 2ª parte.
Estimado lector deseo incluir algunas reflexiones sobre el ensayo de Emmanuel Lévinas que lo publique en una revista de Filosofía en la Universidad Católica Raúl Silva Henríquez y que es una versión estenografica de cuatro conferencias. Estas fueron escritas con arduo trabajo y en profundidad en el verano del 2000 y que sigue siendo válida hasta nuestros días, ya que nos lleva a una aventura ética de la relación con otro hombre.
El Libro se titula
El Tiempo y el Otro reproduce la versión estenográfica de cuatro conferencias pronunciadas durante el curso de l946- l947, en el primer año de funcionamiento del Collège Philosophique fundado por Jean Wehl en pleno Barrio Latino.
La tesis principal que señala Lévinas en este libro es en pensar El Tiempo no como una degradación de la eternidad, sino como relación con aquello que, siendo de suyo inasimilable, absolutamente otro, no se dejaría asimilar por la experiencia, o con aquello que, siendo de suyo infinito, no se dejaría com-prender, si es que ese Infinito o ese Otro tolera que se le designe con el dedo mediante un demostrativo, como un simple objeto, y no exige un artículo determinado o indeterminado para tomar cuerpo.
Una relación con un In-visible cuya invisibilidad no procede de la incapacidad del conocimiento humano sino de la ineptitud del conocimiento en cuanto tal -de su in-adecuación frente al Infinito de lo absolutamente otro, del absurdo que en este caso resultaría un acontecimiento como la coincidencia.
El Tiempo significa ese siempre de la no-coincidencia, pero también el siempre de la relación- del anhelo y de la espera. Se trata de una relación sin términos, espera sin esperado, anhelo insaciable. Una distancia que es proximidad, suplemento o el bien de una socialidad original. Que la diacronía sea más que una sincronización, que la proximidad sea más preciosa que el hecho de darse, que la felicidad a lo inigualable sea mejor que la conciencia de sí.
Las descripciones que señala Lévinas esta "distancia – proximidad", sólo podrían ser aproximativas o metafóricas, ya que su sentido no figurado, su sentido propio y su modelo es la dia-cronía del tiempo.
El "movimiento del tiempo, es entendido como trascendencia al Infinito de lo "completamente Otro", no se temporaliza de forma lineal no se asemeja a la rectitud de la flecha intencional.
Su forma de significar, marcada por el misterio de la muerte, se desvía para penetrar en la aventura ética de la relación con otro hombre.
La trascendencia temporal no se describe en este ensayo de l948 más que mediante esbozos que son preparatorios. Sin embargo su guía es la analogía entre la trascendencia que significa la diacronía y la distancia de la alteridad de los demás. Así como la insistencia en el vínculo-incomparable al que une los términos de una relación que atraviesa el intervalo de esta trascendencia.
1.- Levinas Emmanuel. El Tiempo y el Otro. Paidós I.C.E.-U.A.B. Pensamiento Contemporáneo.26.año l993 Barcelona. Buenos Aires. pp.139. Traducción. José Luís Pardo Torío.
El objetivo de las conferencias ya mencionadas, consiste en mostrar que el tiempo no remite a un sujeto aislado y solitario, sino que se trata de la relación misma del sujeto con los demás. No se trata de nuestra idea del tiempo, sino del tiempo mismo. Para sostener esta tesis el autor analiza en profundidad la noción de soledad. Se trata de afirmar que el ser no es una noción vacía, que posee su propia dialéctica y que nociones como soledad o colectividad aparecen en un cierto momento de esta dialéctica, que la soledad y la colectividad no son únicamente nociones psicológicas, como la necesidad que podemos tener de los demás como una presencia, un pensamiento o una anticipación de los demás implicada en tal necesidad.
Al remontarnos a la raíz ontológica de la soledad, el autor nos señala, que la soledad misma puede superarse. Pero sin embargo las relaciones que podamos señalar conducen a la desaparición de lo otro. Por ello, se tropieza con el problema del sufrimiento y de la muerte; el fenómeno de la muerte la soledad se asoma al límite de un misterio.. Misterio que no debe entenderse en forma negativa como lo desconocido, sino de su significación positiva. Esta noción permite localizar en el sujeto una relación que no se reduce al puro y simple retorno a su soledad. Ante la muerte, que será misterio y no necesariamente nada, no se produce la absorción de un término por la otra; finalmente muestra, el modo en que esa dualidad que se anuncia en la muerte se convierte en relación con los demás y en tiempo.
La vida cotidiana es una preocupación por la salvación. Siempre estamos rodeados de otros seres y cosas con las cuales tenemos relaciones, mediante nuestros sentidos, mediante la empatía o el trabajo en común, estamos con otros. Pero yo no soy el Otro. Soy en soledad. Los seres podemos intercambiarse todo menos su existir. Ser es, en este sentido, nos señala Levinas "aislarse mediante el existir".
El existir rechaza toda relación, y multiplicidad solo se refiere a nadie más que al existente, por tanto la soledad no aparece como un aislamiento actual, ni como la incomunicabilidad de un contenido de conciencia, sino como la unidad indisoluble entre el existente y su acción de existir. El existir se contempla siempre en el existente. Este existir no debe olvidarse de sí, no puede ser solo razón, requiere de la luz. "La luz es aquello merced a lo cual hay algo que es distinto de mí, pero como si de antemano saliese de mí y el objeto iluminado es al mismo tiempo hecho de estar iluminado, que encontramos como si saliese de nosotros". Su trascendencia está envuelta en la inmanencia. En el conocimiento y en el goce vuelvo a encontrarme conmigo mismo, pero la exterioridad de la luz no basta para la liberación del yo cautivo en sí.
La razón y la luz por sí mismas consuman la soledad del ente en cuanto ente, realizan su destino de ser absolutamente el único punto de referencia.
La intencionalidad de la conciencia permite distinguir al yo de las cosas, objetos, pero no hace desaparecer el solipsismo,(la estructura misma de la razón), por que su elemento la luz, nos hace dueños del mundo exterior, pero no, es capaz de encontrarnos un interlocutor. La objetividad del saber racional no elimina en absoluto el carácter solitario de la razón. La objetividad de la luz es la propia subjetividad.
La trascendencia del espacio no puede suponerse real más que si está fundada en una trascendencia sin retorno al punto de partida, es retornar a la situación concreta en la que se ofrece la luz en el goce, es decir, en la existencia material.
Todo goce es a la vez sensación, es decir conocimiento y luz. En absoluto desaparición de sí, nino más bien olvido de sí y una suerte de abnegación primordial.
La muerte es la imposibilidad de tener un proyecto. Esta cercanía de la muerte indica que estamos en relación con algo absolutamente otro, algo que no tiene alteridad, algo cuya existencia misma esta hecha de alteridad. Por eso la muerte no confirma mi soledad sino al contrario, la rompe. En la muerte, el existir del existente se aliena. En verdad lo Otro, que así se anuncia no posee existir, es misterioso, incognoscible, refractario a toda luz. La relación con otro no es una relación idílica y armoniosa, le reconocemos al mismo tiempo, como semejante a nosotros y exterior a nosotros, la relación con otro es una relación con un Misterio.
Con su exterioridad, o mejor dicho, con su alteridad, propiedad del espacio reduce al sujeto a sí mismo mediante la luz que constituye todo su ser.
Así Levinas, va demostrando el acontecimiento de la muerte, como misterio, por que no puede ser anticipado, aprehendido, no puede caber en un presente o, si lo hace, entre en él como lo que no tiene cabida.
El problema no consiste en arrancar a la muerte una alteridad, sino el poder acogerle, en conservar en el yo, la libertad adquirida en la hipóstasis (2).
El acontecimiento de la hipóstasis, es la salida de sí mismo, implica un desgarramiento del existir. El presente desgarra y renueva: comienza, es el comienzo mismo.
Ahora bien, al sujeto que le sucede un acontecimiento que no asume, ya nada puede sobre él, pero con lo que se enfrenta irremediablemente es con los demás, el cara a cara con los otros, el encuentro con un rostro en el que el otro se da y al mismo tiempo se oculta. Lo otro "asumido" son los demás.
Levinas le reserva al presente cierto poder sobre el porvenir: la duración es creación. Para criticar esta filosofía sin muerte no podemos situarla en el interior de la corriente de la filosofía moderna, que hace de la creación el atributo principal de la criatura. Se trata de mostrar que la propia creación presupone una apertura a un misterio. La identidad del sujeto es incapaz por sí misma de ofrecernos esa apertura. Para sostener esta tesis Levinas insiste en el " existir anónimo e irremediable que constituye una especie de universo pleno, en la hipóstasis que conduce al poder de un existente sobre el existir (3) pero no queda encerrado en su identidad que su trascendencia espacial no destruye, se trata de mostrar sus condiciones ontológicas, condiciones que radican en el hecho( no en la acción), de un sujeto en relación con el misterio que supone, la dimensión misma que se abre a un sujeto encerrado en sí. Por ello es profunda la creación, renovación ligada al presente. Más que renovación de nuestros estados anímicos, de nuestras cualidades el tiempo es esencialmente un nuevo nacimiento.
2.- Op. Cit. Levinas. cita N.1.
3.- Op. cit.Levinas cita N.1. Soledad e hipóstasis. Primera conferencia. La soledad es la unidad misma del existente, el hecho de que hay algo en el existir a partir de lo cual tiene lugar la existencia". El sujeto esta solo por que es uno. La conciencia es una ruptura de la vigilia anónima del hay que constituye ya una hipòstasis, que remite a una situación en la que un existente entra en relación con su existir. No podemos explicar por qué se produce: no hay una física de la Metafísica, simplemente mostrar el significado de la hipóstasis.
El pensamiento griego anterior a Sócrates vinculaba la idea de justicia a la de orden: es injusto cuando vulnera o desequilibra el orden a que pertenece. Platón moralizó su concepto al considerarla como un bien- superior, incluso a la felicidad- y una virtud. Tanto él como Aristóteles vieron en la justicia una función primordial del poder político.
Los juristas romanos entendieron la justicia, en principio , de manera marcadamente subjetiva. Partiendo de que lo justo (iustum) era lo que se acomodaba al derecho (ius), reputaban justa la voluntad de acatarlo. Sobre esta voluntad, de ser perseverante , construyeron el concepto de justicia. Así dijo Ulpiano que tal es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno su derecho, es decir, lo suyo.
Este postulado (suum cuique tribuere), junto con otros dos (honeste vivire- vivir honestamente – y alterum nom laedere – no dañar a los demás-) constituía para los juristas romanos el fin esencial del derecho. Naturalmente, en toda esta concepción subyace la impresión de las fronteras entre norma jurídica (ius), norma moral (boni mores) y norma religiosa (fas), problema que afectará para siempre al concepto de justicia. Sin embargo, el legado de Roma a este respecto fue decisivo: vinculó las ideas de derecho y de justicia y trazó una definición de ésta (dar a cada uno de lo suyo) que ha prevalecido sustancialmente a lo largo de los siglos.
El pensamiento cristiano abordó la cuestión de la justicia, aunque en la Biblia dicho concepto se refiere, en general, a la fidelidad del hombre a la Alianza y , en definitiva, a la santidad.
Todo ello no ha sido obstáculo para que dicho pensamiento haya estudiado y enlazado la importancia esencial de la justicia en el sentido que aquí nos interesa, y ello desde los puntos de vista teológico – como virtud- , filosófico y jurídico.
El cristianismo afirma, ante todo, la primacía de la caridad sobre la justicia, postulado de raíz evangélica, que ha sido recordado actualmente por Juan Pablo II al manifestar que "no basta con la justicia" y proclamar la necesidad de una "civilización del amor".
Desde dicho postulado, ha construido una doctrina filosófico- jurídica de la justicia, a la que contribuyeron poderosamente San Agustín y Santo Tomás de Aquino. El pensamiento de este último fue asumido y desarrollado por la Escuela española de Salamanca de los siglos XVI y XVII.
Los puntos esenciales del tomismo a este respecto pueden sintetizarse, muy sumariamente, de este modo:
1.- Adoptar como idea básica de la justicia la norma moral de dar a cada uno lo suyo, formulada, como hemos visto, en el mundo romano.
2.- Recoge esencialmente la clasificación aristotélica de la justicia- aunque con mayores puntualizaciones -, distinguiendo entre una justicia general o legal (que se refiere a lo que es debido a la comunidad y fundamenta la potestad ordenadora de la actividad de las personas hacia el bien común en lo que es de su esfera) y una justicia particular (que versa sobre lo que es debido a cada persona). Esta última se subdivide en justicia distributiva (lo que la comunidad debe a cada persona, idea que entraña la de participación en los bienes colectivos) y justicia conmutativa (lo que cada persona debe a otra)
3.- Evidencia la íntima relación existente entre las ideas comunidad, la ley, bien común y justicia. La justicia es principio superiora que debe atenerse la ley positiva emanada de la autoridad comunitaria, y la finalidad de esta ley debe ser el bien común; y
4.- Esclarece la relación que media entre justicia, ley natural y ley divina.
La Justicia, en general, es el orden de las relaciones humanas o la conducta del que se adapta a este orden. Podemos distinguir dos principales significados:
1.- el significado según el cual la Justicia es la conformidad de la conducta a una norma. y
2.- aquel por el cual la justicia constituye la eficiencia de una norma (o de un sistema de normas), entendiéndose por eficiencia de una norma una determinada medida en su capacidad de hacer posibles las relaciones entre los hombres. En el primer sentido, se adopta este concepto para juzgar el comportamiento humano o la persona humana (y esta última por su comportamiento). En el segundo significado se lo adopta para juzgar las normas que regulan el comportamiento mismo.
En síntesis la Justicia debe realizarse, en las relaciones entre un individuo y otro: uno vende, otro compra; éste realiza un trabajo y aquél le paga un jornal. En estos casos se da la justicia conmutativa, es decir, de intercambio. Otro campo es, entre las autoridades y los súbditos. Se ejerce especialmente cuando se reparten equitativamente y con la debida proporción los beneficios y los cargos entre los miembros de la sociedad. El favoritismo, que atiende no al valor de las personas, sino a otras consideraciones, ha constituido y constituye una lacra de ciertos regímenes. La justicia en este tipo de relaciones entre gobernantes y gobernados se conoce como distributiva. Otro de los campos es, entre los individuos y toda la sociedad, para que todos sus miembros puedan vivir y desarrollarse de acuerdo con su dignidad, es decir, para lograr el bien común. En este caso, la justicia adquiere el carácter de social.
El último campo de la justicia es a nivel internacional, hay diversas formas de aplicación de la justicia, tanto en el aspecto conmutativo como en el distributivo y social.
Contra ella se peca también de diversas formas, como, por ejemplo cuando los países ricos se aprovechan de los avances científicos- técnicos, de los precios de las materias primas y del poder bélico, o de la industria de armamentos, perjudicando grandemente a naciones más pobres.
La justicia es, por último, una virtud eminentemente social, porque regula las relaciones entre los hombres. Su ausencia provoca el imperio del despotismo y del abuso. Por eso , ella es imprescindible para crear el clima social en que se desarrolla el bien común.
Análisis del significado de lo bueno, lo malo y la felicidad
Iniciaremos el análisis de "lo bueno", que es un adjetivo, partiendo del bien. Bien en general es todo lo que posee valor, precio, dignidad, mérito, bajo cualquier título que lo posea. Bien, en efecto, es la palabra tradicional para indicar lo que en lenguaje moderno se denomina valor. Un bien, es un libro, un caballo, un alimento, cualquier cosa que se pueda vender o comprar; un bien, es también la belleza o la dignidad, la virtud humana o una acción virtuosa en particular, un comportamiento aprobable. De acuerdo con esta extrema variedad de significados, el adjetivo "bueno" tiene igual variedad de aplicaciones. Podemos hablar de "un buen destornillador" o de "un buen automóvil", como también de "una buena acción" o de "una persona buena". Asimismo decimos "un buen plato" para indicar alguna cosa que coincide con nuestro gusto o "un buen cuadro" para indicar un cuadro logrado.
En esta esfera de significado general , de acuerdo con el cual la palabra se refiere a todo lo que tiene un valor cualquiera, es posible recortar la esfera del significado específico, de acuerdo con el cual la palabra se refiere particularmente al dominio de la moralidad, o sea de los mores, de la conducta, de los comportamientos humanos ínter subjetivos , y designa, por lo tanto el valor específico de tales comportamientos .Con este segundo significado, o sea como bien moral , el bien es objeto de la ética , y el registro de sus diferentes significados históricos debe ser hecho, precisamente, con referencia a la voz ética.
La ética, en general, es la ciencia de la conducta. Existen dos concepciones fundamentales de esta ciencia, a saber: 1.) la que considera como ciencia del fin al que debe dirigirse la conducta de los hombres y de los medios para lograr tal fin y derivar, tanto el fin como los medios, de la naturaleza del hombre;
2.) la que considera como ciencia del impulso de la conducta humana e intenta determinarlo con vistas a dirigir o disciplinar la conducta misma.
Estas dos concepciones, que se han entrelazado en forma diferente tanto en la Antigüedad como en el mundo moderno, son fundamentalmente distintas y hablan dos lenguajes diferentes. La primera, en efecto, habla el lenguaje del ideal al que el hombre se dirige por su naturaleza y , en consecuencia, de la " naturaleza" ,"esencia" o " sustancia" del hombre.
La segunda, en cambio, habla de los "motivos" o de las "causas" de la conducta humana o también de las "fuerzas" que la determinan y pretende atenerse al reconocimiento de los hechos.
La confusión entre estos dos puntos de vistas heterogéneos fue posible por el hecho de que ambos se presentan por lo común en la forma aparentemente idéntica de una definición del bien. Pero el análisis de la noción del bien demuestra de inmediato la ambigüedad que oculta, ya que bien puede significar lo que es (por el hecho de ser) o lo que es objeto de deseo, de aspiración, etc., y estos dos significados corresponden justo a las dos concepciones de la ética señaladas anteriormente.
En efecto, es propia de la primera concepción la noción del bien como realidad perfecta o perfección real, en tanto que es propia de la segunda la noción del bien como objeto de apetencia. Ya que cuando se afirma " El bien es la felicidad" ,la palabra " bien " tiene un significado por entero diferente al que adquiere en la afirmación " El bien es el placer" .La primera aserción ( en el sentido en que se hizo, desde Aristóteles a Santo Tomás ,por ejemplo) ,significa : " La felicidad es el fin de la conducta humana, deducible de la naturaleza racional del hombre" , en tanto que la segunda aserción significa: " El placer es el móvil habitual y constante de la conducta humana".
En síntesis lo bueno, Ethos, como calificativo, es cuando se aplica a una persona, indica la dimensión ética global. Tenemos que tener en cuenta, que el predicado "bueno", no puede quedar en el formalismo de un juicio puramente estimativo, sino que ha de ser "llenado" con lo que realmente deba ser considerado como bueno.
El concepto de "moralidad" puede también ser equiparado al ethos. Pero con tal de que se tenga una idea correcta de moralidad. Esta no puede identificarse con la sumisión a la costumbre reinante en la sociedad o en el grupo, ni con la norma y sanción legales.
El ethos, coincide con la categoría de moralidad si ésta designa el estado o situación moral de la persona.
Precisando más diríamos que el ethos se identifica con la empresa de la moralización de cada persona y que consiste, según Aranguren en: 1) poseer el valor moral e intelectual suficiente para someter a crítica y revisar no sólo las pautas del código reinante, sino los principios en que se inspiran; 2) poseer la suficiente inteligencia práctica y la necesaria fuerza moral para crear nuevas pautas de comportamiento.
Según lo expuesto anteriormente, podemos definir al ethos como la personalidad moral del hombre. Y afirmar que el carácter, éticamente considerado, es la personalidad moral; lo que al hombre le va quedando de suyo a medida que la vida pasa: hábitos, costumbres, virtudes, vicios, modo de ser; en suma ethos.
La tarea moral consiste en llegar a ser lo que se puede con lo que se es. Y el ethos es lo que da unidad a la vida moral. Esta unidad moral constituye la personalidad ética.
Adviértase, sin embargo, que la personalidad moral no se da de una vez; va sucediendo poco a poco. El ethos, carácter o personalidad moral, va siendo definido a través de cada uno de los actos humanos.( Ética personal, Marciano Vidal y Pedro R. Santidrian.Vol. I.)
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Pitecto: máximas para alcanzar la felicidad
LUIS GONZÁLEZ ÁLVAREZ
Manual o máximas, ética latinoamericanas
Colombia
(Síntesis)
"No desees nada con pasión; porque si deseas cosas que no dependen de ti, es imposible que no te veas frustrado; y deseas las que de ti dependen, advierte que no estas bastante instruido de lo que es necesario para desearlas honestamente. Por lo cual, si quieres hacer bien acércate a ellas de manera que puedas retirarte cuando quieras. Pero todo esto se ha de hacer con medida y discreción (…). Cuando se te ofrece algún objeto enojoso, acostúmbrate a decir en ti mismo que no es lo que parece, sino pura imaginación. Luego que hayas hecho reflexión, examina el objeto por la regla que ya tienes para ello. Considera si es cosa que depende de ti; porque si no depende dirá que no te toca (…). Por ejemplo: cuando manejas una olla de barro piensa que es una olla de tierra la que manejas, y que puede quebrarse fácilmente. Porque, habiendo hecho esta reflexión, si acaso se quebrase, no te causan alteración. Asimismo, si amas a tu hijo o a tu mujer, acuérdate que es mortal lo que amas, y por este medio te libraras del impensado sobresalto cuando la muerte te los arrebate (…).
Si te hallases embarcado y el bajel viniese a tierra, te seria permitido desembarcar para buscar agua; y asimismo, nadie te impediría el coger las conchuelas que te hallares en tu camino; pero te convendría tener la vista siempre en el bajel, atendiendo a cuando el piloto te llamase y entonces seria menester dejarlo todo de modo que no te hiciese embarcar atado de pies y manos como una bestia. Lo mismo sucede en la vida. Si Dios te da mujer e hijos, permitido te es amarlos y gozar ellos. Pero si Dios te llama, conviene dejarlo sin mas pensar, y correr ligeramente a la nave. Y si ya eres viejo, guárdate de alejarte y de no estar prevenido cuando seas llamado (…).
Nunca pidas que las cosas se hagan como quieras; mas procura quererlas como ellas se hacen. Por este medio todo te sucederá como lo deseas (..).
Acuérdate que conviene que representes la parte que te ha querido dar el autor de la comedia. Si es corto tu papel, represéntate corto; si largo, represéntate largo. Si te manda hacer el papel de pobre, hazlo naturalmente lo mejor que pudieres. Y si te da el de príncipe, el de cojo o el un oficial mecánico, a ti te toca el representarlo y al autor el de escogértelo (…).
Ten cada día delante de los ojos la muerte, el destierro y las otras demás cosas que la mayor parte de los hombres ponen en el número de los males. Pero ten cuidado particularmente de la muerte, por este medio no tendrás ningún pensamiento bajo ni servil, ni desearas nunca nada con pasión (…).
Por opinión que tenemos de las cosas que nos tocan podemos conocer lo que desea la Naturaleza. Cuando el criado de tu vecino rompe un vidrio decimos, luego, que aquello sucede ordinariamente; conviene comportarse de la misma manera cuando te rompa el tuyo, y quedar tan mesurado como cuando se rompió el de tu vecino. Aplica esto también a las cosas mayores. Cuando el hijo o la mujer de tu vecino se mueren, no hay quien no diga que eso es natural; pero cuando nos sucede tal accidente nos desesperamos y gritamos diciendo: "¡Ay, cuan desgraciado soy! ; !Ah, cuan miserable!" Pero deberás recordar en este suceso lo que sientes cuando a otro le acontece la misma cosa (…).
El aplicarse demasiado a las cosas corporales, es señal de un alma baja, como es ser continuo en ejercicios de comer y beber mucho, el darse demasiado a las mujeres y gastar mas tiempo del que es menester en las demás funciones del cuerpo. Todo esto se ha de hacer de prisa y como de paso. Al espíritu se han de dar todos nuestros cuidados".
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SENTIDO DE LA NORMA MORAL.
La norma es la expresión o formulación de los valores. Su sentido ha de entenderse como expresión de los valores morales. Una norma de moralidad puede presentarse en forma negativa: prohibición: "no mentirás "o positiva," dirás siempre la verdad.
En ambos casos se hace siempre relación a un valor que en sí mismo es mucho más rico de lo que expresa el enunciado verbal de la norma, especialmente en su forma negativa. Y, sin embargo, aun el más perfecto cumplimiento de los valores morales se halla sometido a la norma. Tal es, por ejemplo, el caso del ciudadano o del héroe que prendado de la hermosura de la verdad prefiere morir a incurrir en la menor deslealtad. Es, pues, el valor moral el que da la norma y el que constituye el verdadero objeto del acto moral.(Marciano Vidal op, cit. p. 61.)
Una norma moral no es una restricción arbitraria de la libertad humana, sino un llamamiento que el objeto portador del valor dirige a la libertad para moverla a salvaguardar y cultivar el valor y, por tanto, preservarse así misma.
Una norma que no estuviera fundada sobre un valor y no estableciera un deber "valioso" estaría privada de toda fuerza moral obligatoria. Aun las órdenes a preceptos que pudieran ser distintos de lo que son- preceptos positivos- han de implicar , como su sentido último, la invitación a cultivar o a atender un valor.
El sentido de la norma viene dado por el valor – si no existe un valor fundado la norma, ésta pierde " sentido" ; decimos :carece de " valor" – Pero valores, no de un modo " intuitivo " ,sino a través de un modo discursivo o a través de las experiencias.Esta es la condición humana.(op.cit. ant, pp.61,62.)
AMBIVALENCIA DE LA NORMA.
Si entendemos el sentido de la norma como una expresión, tenemos que admitir en ella una ambivalencia. Esta ambivalencia es la de ser:
* Expresión del valor = iluminación o invitación del valor (toda norma expresa o invita a la práctica del valor)
* Ocultamiento del valor = ya que ninguna norma puede recoger todo el contenido del valor. Además de no poder recoger todo el sentido del valor, lo "desvirtúa" un poco ( en cuanto que interviene la expresión como un " velo" delante del valor).
LA NORMA Y LAS NORMAS.
La norma moral tiene que encontrar sus formulaciones en normas o en principios. Estos principios pueden tener diversas formas de expresión:
Pueden tener una formulación: a) negativa o positiva; b) general o particular; c) hipotética o categórica, con sus propias ventajas y desventajas.
Estas formulaciones están condicionando el sentido de la norma y su vinculación con el valor moral. Hay debajo de todas estas formulaciones toda una "pedagogía moral" a tener en cuenta.
Un destacado moralista señala a modo de ejemplo, sobre la dialéctica entre norma general y particular. "En las normas particulares se encierra un grave peligro: el de no prestar atención a los valores particulares que en ellas se traducen y tomarlas de un modo puramente formal, o sea, como fórmulas rígidas y sin vida… Quien sólo se fija a una moral muerta por no ser más que legalista" (Häring)
Recordemos que lo moral, dimensión de la persona, está abierta a la alteridad es decir (la primera trascendencia). Solamente la alteridad es capaz de constituir a la persona como fin-en-sí, librándola de ser considerada como medio. Es lo mismo que decir, únicamente es valor absoluto la persona cuando se admite en ella la alteridad. Ser para los demás.
La persona abierta a Dios. La apertura de la persona puede culminar en la apertura a Dios. Esta es la "trascendencia" definitiva del hombre .Trascendencia de que es cualitativamente diferente de las trascendencia de alteridad = ser para los demás, pero que se apoya necesariamente sobre ella.
Esa trascendencia la apoyamos en una visión simplemente natural y desde la filosofía del hombre. Nos situamos, pues, frente al hombre capaz de trascenderse a sí mismo, pero desde sí mismo.
LA LEY POSITIVA: DETERMINACION DE LA NORMA
Y DEL VALOR MORAL.
Hemos hablado de la " norma moral" y de su significado Ahora nos preguntamos cuáles son estas normas o leyes que rigen el comportamiento ético así como su clasificación .Recordemos que la persona esta abierta a la alteridad y a la trascendencia es la norma y el lugar adecuado de la moralidad. La naturaleza racional del hombre va descubriendo la norma en sí y en toda la creación .El es para sí mismo la norma. Rectamente entendido vale aquí el principio de Protágoras de que " el hombre es la medida y la norma de todas las cosas".
Esto quiere decir, en otras palabras, que el hombre ha de estar atento a descubrir en sí lo que ha venido llamando ley natural, que no es otra cosa que su estructura misma racional y humana.
1.) Ley o norma natural: es la misma naturaleza humana racional del hombre, no es más que la razón del hombre en cuanto descubre lo que es bueno o malo para sí mismo. El hombre tiene consciencia de su propio fin y de las diversas tendencias de su naturaleza, esto hace que pueda dirigirse a sí mismo.
* La razón no crea la ley natural, sino que la descubre paulatinamente y progresivamente, haciéndola suya. En este sentido, hay un principio de ley natural: la primacía absoluta del Bien y que dice así: hay que hacer el bien y evitar el mal.
* Luego viene una serie de preceptos primarios, que corresponden a las tendencias fundamentales de la naturaleza humana: respeto a la vida , respeto a la verdad , etc. Por fin se puede hablar de unos preceptos secundarios que no son sino conclusiones de los primarios.
*Como características de esta ley natural se enumeran las siguientes: inmutabilidad, obligatoriedad universal, cognoscibilidad universal.
2.-LA LEY POSITIVA . es aquella que ha sido promulgada exteriormente por medios de signos sensibles. Dicho de otra manera: entendemos por ley externa la manifestación oral o escrita de una exigencia que proviene por ley externa la manifestación oral o escrita de una exigencia que proviene de se coherencia con la norma moral general.
¿Cuáles son sus propiedades?
Tiene carácter secundario, es decir, tiene un sentido de disposición hacia la ley interior, no es una ley inscrita en el corazón, sino escrita.
* Tiene que ser expresión de la norma y del valor moral. La ley exterior tiene unas características que la configuran: a) como iluminación de los valores; b) como explicitación de los valores; c) como invitación a ayudar a practicarlos. Estos criterios permiten una auténtica formulación legal.
*Tiene que tener, como al interior, una tendencia a no prescribir muchas cosas.
*Por último debe ser practicada desde el interior de la persona. De lo contrario, se cumple el principio que "la letra mata" .Esto significaría caer en la mera legalidad y fingimiento.
Resumiendo: La ley positiva o exterior explícita y aplica a las situaciones concretas los valores morales .Son necesarias por la misma condición racional y social del hombre. Se han de respetar y acatar como concreción de "valores morales".
La conciencia en una realidad decisiva para la vida de cada hombre y para la vida en toda la comunidad. El fondo insobornable de la persona está en su conciencia. Donde acontece la autenticidad más profunda del hombre es en su conciencia; aquí es donde el hombre se encuentra consigo mismo y es aquí donde define su mismidad más genuina. La gran dignidad del hombre radica en su conciencia.
La palabra "conciencia" proviene del latín " conscientia" (= saber con: cum- scire ). Este "saber con" en un saber compartido (testigo del hecho o testigo de la interioridad). Este compartir el saber puede aparecer en varias direcciones: como acusación, como disculpa, como ayuda, como garantía, etc.
Se habla de una conciencia psicológica que es "ser consciente" – es un darse cuenta- , lo que expresa la complejidad de "vivir" su propia existencia. La conciencia no es una función del ser, sino su misma estructura (estructura consciente: organizativa, que comprende a la vez ser objeto y sujeto de su propia vivencia)
*No existe una conciencia pura, que sea el objeto de una percepción pura. Tenemos conciencia al tener "contenidos" de conciencia.
*Al ser conciencia de algo, tiene un campo de acción, a pesar de la gran variedad de excitaciones que actúan sobre nuestros órganos sensoriales, y sólo nos damos cuenta de un número limitados de experiencias actuales.
*La conciencia es una posibilidad formalizadora de los contenidos de conciencia y que tiene carácter de "elasticidad" o "movilidad": se contrae, recibe, refleja, baraja, – certera o erróneamente – los contenidos de conciencia.
* Expresa la tonalidad unitaria de la persona, nos presenta fenómenos psíquicos como míos y al mismo tiempo como unidad. La conciencia nos patentiza la unidad del pensar y de la voluntad, de la tonalidad vital y de toda la vida afectiva.
* La conciencia hace, pues, referencia al "yo".
La conciencia moral y la psicológica no son lo mismo, por razones de su objeto, pero no son contradictorias. La psicológica tiene un objeto de contemplación: es una conciencia "feliz"; en cambio la conciencia moral mira al objeto en sus aspectos dramáticos: es una conciencia "mala" .Quizá habría que hablar mejor de que la conciencia moral añade a la conciencia psicológica el aspecto de compromiso; ahí estaría la diferencia. En otras palabras la conciencia psicológica es una conciencia-testimonio (que solamente atestigua la presencia de las funciones en el yo), mientras que la conciencia moral es una conciencia -juez (añade la función testifical o valorativa)
Veamos algunas condiciones de una actuación perfecta de la conciencia en cuanto norma interiorizada de moralidad.
Para que la actuación de la conciencia sea perfecta se requiere que obre con rectitud, con verdad y con certeza.
Conciencia recta y viciosa.
Recta: cuando la conciencia actúa con la autenticidad de la persona. Para ello se precisa que la persona obre de una manera prudente y trate de encontrar eco en Dios en el interior. Puede darse conciencia recta que sea verdadera y conciencia recta que sea al mismo tiempo errónea.
* Viciosa: es la conciencia de la persona que no es sincera con ella misma. En este caso la conciencia actúa de una manera precipitada y a veces de un modo malicioso.
Conciencia verdadera y falsa (errónea).
* Verdadera: la que está de acuerdo con la verdad objetiva. Hay una adecuación de la verdad personal (rectitud) con la verdad objetiva (verdad).
*Falsa (errónea):la conciencia que no está de acuerdo con la verdad objetiva (tanto en sus principios como en sus conclusiones)
La conciencia errónea puede ser:
* Venciblemenre errónea (= culpablemente errónea): cuando el error puede ser vencido o superado.
* Invenciblemente errónea (= inculpablemente errónea): cuando el error no puede ser vencido o superado.
1.- Rectitud de conciencia:(conciencia recta). Es la cualidad fundamental de la conciencia moral. Es la norma necesaria de moralidad de los propios actos .Existe una obligación moral de seguir el dictamen de la conciencia recta; o existe, por lo mismo, el derecho a seguirla, pero a veces estos derechos de la conciencia recta pueden quedar recortados socialmente cuando se trate de conciencia recta pero errónea.
2.- Verdad de conciencia (conciencia verdadera). La segunda cualidad de la conciencia es la de perseguir y adaptarse a la verdad objetiva. Hay conciencia verdadera perfecta cuando se da la adecuación entre la verdad subjetiva con la objetiva. Existe, por tanto el deber de buscar la verdad objetiva para poder actuar con conciencia recta y verdadera.
(Ética :Marciano Vidal y otros. p81)
3.- Certeza de conciencia (conciencia cierta). La tercera cualidad de una perfecta actuación de la conciencia es la certeza.- La conciencia moral debe obrar con certeza; debe ser una conciencia cierta. Hay que obrar con conciencia cierta. Por eso existe una obligación de buscar y formar una conciencia cierta, porque es regla de moralidad.
*No se puede actuar con una conciencia dudosa. En efecto, la conciencia prácticamente dudosa nunca es regla legítima de actuación moral; hay que deponer la duda antes de obrar.(op.cit.ant.p.82)
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La Ética de Aristóteles o la búsqueda de la felicidad
Tomado de Ética para Jóvenes, de José Hernán Albornoz.(Síntesis)
LA ETICA DE ARISTOTELES O LA BUSQUEDA DE LA FELICIDAD. Referencia sobre Aristóteles.
Aristóteles es el pensador más extraordinario que ha dado la humanidad. Nos asombra no sólo la vastedad de sus conocimientos, sino muy especialmente la profundidad y penetración de su pensamiento. De él dijo Augusto Comte que era "el príncipe eterno de los verdaderos pensadores". Por su parte, el filósofo español Rafael Cambra dice que Aristóteles es "el fruto intelectual más granado de aquella civilización refinada, especialmente idónea para la filosofía, verdadera edad dorada de la cultura humana" (6.Aristóteles ingresó a la Academia de Platón a los 17 años, y allí permaneció durante veinte años. En esta Institución se nutrió en las fuentes más puras del pensamiento de su época. Tiempos después fundó su propia escuela que se conoció con el nombre de "Liceo". En su Liceo trabajó sin descanso en la creación de la más vasta obra científico-filosófica de la antigüedad.
Dada la finalidad de este libro, sólo nos ocuparemos de estudiar su pensamiento ético, el cual sea de paso, descansa sobre los supuestos fundamentales de su metafísica, y se orienta a la consecución del sumo bien, el cual sólo puede alcanzarse a través de la política.
"Aristóteles asignó gran importancia a los problemas éticos, a tal punto que hasta nosotros han llegado tres libros de ética de su autoría. Ellos son: La Ética Eudemia, la Ética Nicomaquea y la Gran Ética. Además, un opúsculo sobre las Virtudes y los Vicios. Los calificativos de "eudemia"y "nicomaquea", seguramente derivan de sus editores, su amigo Eudemo de Rodas, y su hijo Nicómaco. Por su parte, la Gran Ética, parece tener su origen en una edición hecha en el siglo III a.C. con el fin de reconciliar sus ideas con las de Platón.
La Ética de Bienes.
"A la ética de Aristóteles se le conoce con los calificativos de ética de bienes, de fines, eudemonista, y ética material.
"A continuación examinaremos un grupo de textos tomados de la Etica Nicomaquea, con el fin de comprender mejor su doctrina.
1.- "Todo arte y toda investigación científica, lo mismo que toda acción y elección, parecen pertenecer a algún bien; y por ello definieron con toda pulcritud el bien los que dijeron ser aquello a que todas las cosas aspiran" (1.Etica Nicomaco).
2.-"Siendo como en gran en número las acciones y las artes el de la construcción naval, el navío; el de la estrategia, la victoria, y el de la ciencia económica, la riqueza."(2 ibiden anterior)
"3.-"Si existe un fin de nuestros actos querido por sí mismo, y los demás por él; y si es verdad también que no siempre elegimos una cosa en vista de otra-sería tanto como remontar al infinito, y nuestro anhelo sería ruin y miserable-, es claro que ese fin será entonces no sólo el bien sino el bien soberano. Con respecto a nuestra vida, el conocimiento de ese bien es cosa de gran momento, y teniéndolo presente, como los arqueros al blanco, acertaremos mejor donde conviene. Y así, hemos de intentar comprender en general cuál pueda ser, y la ciencia teórica o práctica de que depende"(ibiden anterior)
"4.- "En cuanto al hombre por lo menos, reina acuerdo casi unánime, pues tanto la mayoría como los espíritus más selectos llaman a ese bien la felicidad, y suponen que es lo mismo vivir bien y obrar bien que ser feliz. Pero la esencia de la felicidad es cuestión disputada, y no la explican del mismo modo el vulgo y los doctos"(op.cint anterior).
"De la lectura de los anteriores textos podemos comprender que la ética de Aristóteles es una ética de bienes porque él supone que cada vez que el hombre actúa lo hace en búsqueda de un determinado bien. Como son muchos los bienes que el hombre aspira alcanzar a lo largo de su existencia, puede darse perfecta cuenta que éstos no son todos de la misma jerarquía, esto es, que unos son más elevados que otros.
"A los bienes que se proponen alcanzar la felicidad, se dedicó a indagar en qué consiste ésta, para lo cual examinó todas las opiniones emitidas por los pensadores que le precedieron..
"Un examen minucioso de esas opiniones acerca de la felicidad, le permitió descartar esas mismas opiniones, y reforzar su propia tesis de que la felicidad consistía en la posesión de la sabiduría.
"Partió de la tesis de que el bien y la felicidad son concebidos por los hombres a imagen del género de vida a que cada cual le es propio. La multitud y los más vulgares ponen el bien supremo en el placer, y por esto aman la vida voluptuosa.
"El placer causa deleite corporal por medio de la percepción sensorial, y no es bien perfecto del hombre si se le compara con los bienes del alma.
Otros hombres apuntan al honor, la felicidad es para ellos "el premio a la virtud". Y el honor parece ser sobre todo el premio a la virtud. Pero el honor depende más de quien lo da que de quien lo recibe, mientras que el fin de la vida debe ser alguna cosa que nos sea propia. El honor se otorga a alguien por alguna excelencia suya, y por ello es un signo y testimonio de la excelencia que tiene el honrado, por lo tanto el honor es una consecuencia de la felicidad, pero ésta no puede consistir principalmente en el honor.
"La felicidad podría consistir en la fama o la gloria, porque por ella los hombres alcanzan en cierto modo la eternidad. Pero la fama o la gloria pueden ser falsas. La fama o la gloria dependen de los admiradores, por lo cual no tiene consistencia propia, luego la felicidad no puede consistir en la fama o la gloria.
"La felicidad podría consistir en la posesión de riquezas. Las riquezas ejercen un fuerte domino sobre el afecto del hombre. Con el dinero se compran casi todas las cosas. Además, mientras más riquezas se poseen, más se desean. Pero si se examina más detenidamente, podemos distinguir que existen dos tipos de riquezas. Las naturales, que sirven para satisfacer las necesidades vitales como el alimento, la vivienda, los vestidos, los vehículos, etc. También existen las riquezas artificiales, inventadas por el hombre para facilitar los cambios, y hacer posible el comercio, estas son el dinero" (op.cit Etica Nicomaco)
"Resulta evidente que la felicidad del hombre no puede consistir en las riquezas naturales porque estas se buscan con una finalidad ulterior, y que en el orden natural todas están hechas para el hombre y se ordenan al hombre. Por su parte, las riquezas artificiales no se buscarían si con ellas no se compraran las cosas necesarias para la vida, esto es, las riquezas naturales." Op.cit ant.
"La felicidad podría, entonces, consistir en la posesión del poder.
"la cosa que más rehuyen los hombres es la servidumbre, a la cual se contrapone el poder, luego el poder de gobernar a los demás es un bien. El poder no es un bien perfecto porque es "incapaz de ahuyentar la angustia de las preocupaciones ni evitar los aguijones del miedo". Además, el poder sirve para el bien y para el mal, por consiguiente la felicidad podría consistir en el buen uso del poder mediante la virtud, más que en el poder mismo. Otra de las desventajas que tiene el poder para ser la felicidad consiste en que al igual que las riquezas, puede ser arrebatado por otros hombres.
"Para algunos, en efecto, la felicidad parece consistir en la virtud; para otros en la prudencia; para otros aún en una forma de sabiduría, no faltando aquellos para quienes la felicidad es todo eso o parte de eso, con placer o no sin placer, a todo lo cual hay aún quienes añaden la prosperidad exterior como factor concomitante" (op. Cit anterior).
4.-¿ En qué consiste la felicidad?
"La felicidad es el bien más final que pueda existir; aquello que es apetecible siempre por sí y jamás por otra cosa. La felicidad es algo autosuficiente porque el bien final debe bastarse a sí mismo.
"La felicidad es la actividad de la parte mejor del hombre, la que posee la razón y que piensa. Es la actividad y obrar del alma en consorcio con el principio racional.
"El acto de un hombre de bien es hacer todo ello bien y bellamente, y como cada cosa se ejecuta bien cuando se ejecuta según la perfección que le es propia.
De lo anterior se sigue que el bien humano resulta ser una actividad del alma según su
perfección; y si hay varias perfecciones, según la mejor y más perfecta.
La felicidad debe ser una actividad virtuosa, habitual, "pues así como una golondrina no hace verano, ni tampoco un día de sol, de la propia suerte ni un día ni un corto tiempo hacen a nadie bienaventurado y feliz"(op.cit Etica Nicómaco).
"El hombre feliz es el que vive bien y obra bien, porque virtualmente hemos definido la felicidad como una especie de vida dichosa y de conducta recta"(op.cit anterior).
"La felicidad debe ser algo firme y de manera alguna fácilmente mudable. Porque de los actos de virtud, los más valiosos son también los más duraderos" (op.cit anterior).
"En suma qué impide declarar feliz a quien obra conforme a la virtud perfecta, y que está provisto además suficientemente de bienes exteriores, y todo esto no durante un tiempo cualquiera, sino durante una vida completa?". (Ética a Nicomaco).
El libro X de la Ética Nicomaquea, concluye que: "Si la felicidad es pues, la actividad conforme a la virtud, es razonable pensar que ha de serlo conforme a la virtud más alta, la cual será la virtud de la parte mejor del hombre. Ya sea ésta la inteligencia, ya alguna otra facultad a la que por naturaleza se adjudica el mando y la guía y el cobrar noticias de las cosas bellas y divinas; y ya sea eso mismo algo divino o lo que hay de más divino en nosotros, en todo caso la actividad de esta parte, ajustada a la virtud que le es propia, será la felicidad perfecta. Y ya hemos dicho antes que esa actividad es contemplativa.
La actividad contemplativa es, en efecto, la más alta de todas, puesto que la inteligencia es lo más alto de cuanto hay en nosotros, y además, la más continua, porque contemplar podemos hacerlo con mayor continuidad que otra cosa cualquiera.
"Si aceptamos que el placer debe estar mezclado con la felicidad, el más deleitoso de los actos conforme a la virtud es el ejercicio de la sabiduría. El sólo afán de saber, la filosofía, encierra deleites maravillosos por su pureza y por su firmeza, y por supuesto, el saber adquirido, produce un goce mayor que el de su mera indagación. Además, la sabiduría la contiene como propio un placer que aumenta con la actividad" (op.cit anterior).
En conclusión, la felicidad consiste en la actividad de la inteligencia según la virtud que le es propia. Como Aristóteles es ante todo un hombre realista, presupone que para que un individuo pueda dedicarse a la actividad contemplativa debe disponer de bienes exteriores que le permitan satisfacer sus propias necesidades, porque por ejemplo, un hombre que viva en la miseria jamás podrá tenerse por feliz.
Autor:
Carlos Emilio Maurin Fernández
Profesor de Filosofía: U-Católica de Chile
Magíster en Educación Esp. Gestión- USACH
Post grado Educación de Adultos.C.P.E.I.P. y O.E.A.
Año 2010.
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