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Mujeres y nación mozambicanas


  1. Unas palabras para la introducción
  2. Las bases de la mozambicanidad
  3. Las dinámicas sociales y culturales vividas por las mujeres
  4. La recomposición identitaria
  5. Los caminos que están siendo recorridos
  6. Otras palabras para las conclusiones
  7. Referencias bibliográficas

Unas palabras para la introducción

En la sociedad mozambicana funcionan un conjunto de normas y símbolos aceptados socialmente que reconoce y transmite una posición e imagen de mujer. Sabiendo que este sistema de códigos es compartido por hombres y mujeres de varias generaciones, todo proyecto de emancipación social ha de acentuar sus indagaciones acerca de las mujeres: ¿quiénes son?, ¿cuáles han sido los factores que influyeron para ser lo que son?, ¿cuáles fueron sus papeles en la sociedad? y ¿qué lugar están ocupando en la nación? Los procesos de construcción de las posibles respuestas a es taos interrogantes constituyen una base fundamental para el reconocimiento de los aportes de las mujeres a la sociedad mozambicana.

En el presente texto se exponen algunas relaciones, desde la mozambicanidad, que sustentan la identidad de las mujeres mozambicanas y las determinaciones económicas, sociales y culturales que condicionan su vínculo con el proceso de producción, con la dinámica de la estructura social y con la reproducción de formas culturales autóctonas. Todo ello influye en la construcción de la identidad de las mujeres, crean y recrean las normas[1]y valores de la mozambicanidad[2]en tanto existe una representación históricamente afirmada de la mujer como ser materno que crea, protege y educa a otros.

Por eso mismo, a continuación se abordan algunos principios independentistas claves en la recomposición identitaria de las mujeres. El proyecto social de independencia abogó por la elevación de la autoestima de la mujer con la idea de que ella se reconozca a sí misma en un contexto socio económico, político y cultural propio, con una historia determinada; también como una individualidad que dispone de conciencia de pertenencia y diferenciación en el contexto del proyecto de nación.

Y se concluye haciendo alusión muy breve a los influjos que han tenido los estudios de las mujeres, los análisis de genero y la educación en la vida de las mujeres mozambicanas, su pertenencia a la nación mozambicana y su participación ciudadana en distintas esferas de la vida cotidiana.

Las bases de la mozambicanidad

Lo mozambicano es un todo que dentro de sí contiene, una variedad cultural, que se va integrando y tiende a la conformación de una unidad, un singular y que forma la identidad nacional, que a su vez caracteriza a lo colectivo. Ambas identidades interactúan con las colectividades de pertenencia y simultáneamente con las estructuras en su actuación como sujeto social.

La población mozambicana está constituida mayormente por las tribus bantu que vinieron de la región de los Grandes Lagos cuando las migraciones africanas ocurridas en los años 1000a.c hasta el siglo 3 o 4d.c. ocupando la región que hoy es Namibia, Sudáfrica, Malawi, Tanzania, Zambia, Suazilandia, Zimbabwe y Mozambique, sólo para mencionar algunos ejemplos de los países de la región austral de África[3]Estas poblaciones no dominaban la escritura, la transmisión de conocimientos era hecha de generación en generación –a través de los rituales, creencias, leyendas, proverbios, etc. Los hombres enseñaban a los varones a ir de caza, a la pesca y a la construcción, mientras que las mujeres se dedicaban a las actividades eminentemente domésticas, incluyendo la práctica de la agricultura de subsistencia.

Entre los grupos humanos que se afincaron en Mozambique se resaltan diez etnias que hablan 25 lenguas y comparten una diversidad cultural inconmensurable. Se destacan en la zona norte (Provincias de Cabo Delgado, Niassa, Nampula), los grupos yao, chonas y macondes; en la zona centro (Provincia de Zambezia, Sofala y Tete), los grupos makuas-lomwe, Cenas, ndaus; en la zona sur (Provincia de Maputo, Gaza e Inhambane), el gran grupo de los Tsongas que ocupa todo el sur de Río Save[4]Esta composición étnica, etnolingüística y cultural es importante al momento de comprender las redes de relaciones sociales que se establecieron en el proceso de constitución de la identidad nacional.

Además de las tribus originarias, la identidad mozambicana se nutre de una importante influencia árabe-musulmana que a lo largo de la costa norte del país, a partir del primer milenio, se expandió hacia el interior en dirección al Lago Niassa. Sus intereses y objetivos se circunscribían al interés comercial, no obstante, el legado principal fue la práctica de la religión musulmana que encierra una subcultura, el consumo de especies o condimentos alimenticios, y el uso de las telas indianas como parte de la indumentaria actual de la población mozambicana.

Por supuesto, la influencia portuguesa protagonista de la colonización que duró cerca de 500 años se constituyó en la principal fuerza exterior que impactó la estructura social[5]de los mozambicanos. La colonización produjo un proceso de aculturación[6]que con su impacto pretendió eliminar las identidades de base e imponer su cultura como la dominante. No obstante, la resistencia de las identidades autóctonas actuó como muro de contención, produciendo paulatinamente una mezcla o simbiosis, donde la portuguesa incidió sobre las distintas etnias y tribus, y éstas a su vez influyeron sobre el proyecto de los colonizadores. La complejidad y la diversidad de los grupos identitarios autóctonos no permiten hablar de una identidad nacional en el período de colonización.

Todas estas sociedades, tanto la de los bantu, como la de los musulmanes y la de los colonizadores portugueses, tenían su propia organización, su estructura de poder estratificada, su arte, su forma de organizar y distribuir la producción, incluyendo una jerarquización dentro del contexto social, clases, status o diferencias sexuales: léase hombre o mujer. Por otro lado, es importante hacer referencia a los objetivos y formas de penetración utilizados por cada uno, pues según sus objetivos la interacción variaba; especialmente los portugueses quienes impusieron su cultura mediante estrategias de asimilación[7]entre los pueblos asentados en estos territorios del continente africano.

En Mozambique, la población nativa estuvo concentrada básicamente en las zonas rurales, fundamentalmente mujeres, niños y ancianos, y las zonas urbanas eran habitadas preferentemente por los blancos y/o asimilados. Los hombres nativos se trasladaban a las ciudades para la prestación de servicios -como domésticos y/o obreros- a los blancos. En esta organización estructural y regional, las mujeres eran casi ignoradas, a pesar de que siempre constituyeron la mayoría de la población, y se le reforzó la importante función de producción y educación de los niños dentro de la familia.

Esta organización social fue transmitida de generación en generación y combinadas unas con otras a lo largo de los siglos, por el intercambio y la recreación de normas y valores acordes a las nuevas condiciones del desarrollo económico, social y político. Estos procesos fueron conformando las bases de una identidad de la sociedad mozambicana que, a partir de su unicidad geográfica, -la superficie, la localización, las fronteras, la ubicación poblacional, la división territorial, su estructura social, la historia, la política, la lengua, el papel y lugar que ocupa la mujer-, sean de interés para la comprensión de lo mozambicano como un colectivo con identidad nacional propia y diferenciada.

Políticamente el gobierno en esta sociedad era realizada en términos tribales y por una jerarquía tribal, estructura que el sistema colonizador procuró mantener para introducir la auto-explotación al servicio del señor -el colonialismo portugués-. El jefe mandaba a pagar una especie de impuesto que se denominó vasallaje, generalmente en especie, debido a que la mayoría de estas poblaciones tenían como medio de producción la agricultura. En caso de la muerte del jefe su sucesión nunca era hecha por una mujer, siempre era por un hombre, como forma de validar la superioridad masculina.

Cada uno de los elementos constitutivos de la identidad lo ha hecho de manera diferenciada desde los comienzos y durante cinco siglos de explotación colonial. Unos contribuyeron a crear la conciencia de la diferencia entre colectivos, otros revelaron la mismidad entre ellos, pero ambos participaron en la creación de una conciencia de pertenencia. La identidad no se manifiesta objetivamente como producto de hechos históricos vividos y de compartir el mismo espacio socio-cultural o un conjunto de características, aunque estas sean fundamentales, también contiene una toma de conciencia a nivel de la subjetividad individual.

Las dinámicas sociales y culturales vividas por las mujeres

La vida cotidiana alberga todo el quehacer del sujeto, tanto en los espacios domésticos como en los públicos, y se demuestra en la forma en que mujeres y hombres interactúan socialmente. El proceso subjetivo es uno de los más difíciles de alcanzar porque es el más largo y complicado, en tanto requiere de una socialización global que comienza por una extensión del saber científico en todas las esferas –económica, política, social y cultural- de la vida del país.

Formar parte de una identidad se asienta según Piqueras (1996:241): "en la conciencia de compartir una serie de rasgos o características, lo que implica formar alguna especie de comunidad, donde los rasgos en los que se basan las diferencias o marcas del grupo", ofrecen un sello cultural distintivo. La referencia cultural[8]se presenta como una creación humana y se ha construido según el medio y las condiciones en la que los individuos se forman; de allí extraen las claves y contenidos valorativos y explicativos para su realización como sujetos sociales, que además, les permite interactuar con el resto de las personas que integran su mundo cultural.

Algunos elementos de la cultura de la sociedad mozambicana han marcado la conformación de un sujeto nacional, por ejemplo, la lengua como instrumento de comunicación verbal y simbólica, la educación colonial impregnada de la religión, los cultos, la cancionística, el baile, el lobolo como una práctica cultural y costumbrista[9]así como los ritos de iniciación, en tanto institución educativa, la familia y las relaciones que en ella se desarrollan.

Las lenguas silenciadas. La expresión verbal/simbólica es uno de los elementos fundamentales en la interacción social de los sujetos. La lengua pasa a ser un referente no menos importante en la formación de la identidad porque a través de ella los sujetos se comunican y se transmiten las normas y valores que son el patrón de la pertenencia a una determinada comunidad. Además, la lengua comparte los mismos referentes simbólicos que posibilitan el diálogo interactivo entre un grupo social y otro.

La prevalencia de las lenguas que se hablan apenas en los espacios no oficiales constituye una de las señas identitarias singulares en los estudios de la identidad nacional del país. Esta particularidad no es solo objetiva, dentro de la colectividad ofrece un impacto subjetivo que se traduce en los referentes simbólicos, incluyendo los rasgos y costumbres compartidas por las personas de un mismo grupo lingüístico, que no son perceptibles, y ni siquiera evaluados en tanto representaciones en esa comunidad, pero que son elementos reguladores y orientadores del comportamiento individual y/o colectivo. En ocasiones la diversidad lingüística puede ser una característica fraccionadora, pero es esa diversidad la que fecunda una unicidad identitaria que es singular en su pluralidad interna

Es importante referir que para la conformación de la identidad nacional lingüística se adoptó el portugués como lengua nacional, lo cual impide la intervención de la mayoría de la población en determinados debates públicos. Para su implementación se requiere de un aprendizaje casi obligatorio para todos los sujetos, y que su uso fuera obligatorio comenzando por las escuelas, oficinas de trabajo, y otros. A fines del siglo XX, la lengua portuguesa era una de las lenguas de la formación de la identidad nacional hablada por el 50.2% de la población mientras el 54% de la población mozambicana era monolíngüe[10]Por lo que esta seña identitaria entre la población mozambicana es incipiente en su comprensión colectiva y requiere de un análisis en su complejidad histórico-social[11]

Las religiones impuestas. La religión es uno de los elementos usados culturalmente para imponer lo nuevo que ha llegado con la presencia extranjera. La religión musulmana que se expandió en las zonas de comercio árabe, introdujo sus particularidades culturales que de una u otra forma impactaron en la vida de estos pueblos; contribuyendo a crear una fuerte discriminación sexual. En esta religión, la mujer ni siquiera participa en los cultos, sólo el hombre es el que entra a la Iglesia y cuando hay un fallecimiento la mujer no puede asistir al entierro apenas por ser mujer, aunque ella sea el único familiar más cercano vivo[12]

En cuanto a la religión católica, esta tiene algunas peculiaridades pues ha servido de instrumento para la colonización ideológica; creó entre los pobladores la idea de que su cultura es salvaje y representa el atraso social con relación a la cultura del colonizador, la occidental. La adopción de las costumbres ajenas era el reflejo de la civilización. La Iglesia católica tenia una misión especial, que era la de transformar cultural e ideológicamente la sociedad y sus relaciones sociales, incluyendo las costumbres y la cultura en general, con vista a una asimilación de la civilización occidental portuguesa. La Iglesia católica muy lejos de atenuar la situación de la discriminación sexual dentro de una estructura fuertemente jerarquizada, la empeoró, ya que las mujeres aunque podían asistir a los cultos religiosos no tenían derecho a ascender a puestos elevados. Ello servía de trasfondo para encubrir el carácter selectivo del sistema educativo que se pretendía imponer en esta sociedad, porque la religión enseñaba la obediencia divina como forma de legitimar la inferioridad de los negros.

También la religión justificaba la subordinación de la mujer ante el hombre, proclamando que esta es parte de la costilla del hombre[13]las expectativas de ellas, se resumían en unirse en matrimonio con el hombre, su dador de la formación corpórea, al cual hay que respetar infinitamente, pues sólo así tendría el reino de Díos.

Para validar esta alianza entre el sistema colonial y la iglesia católica, el gobierno portugués y la Santa Sede -en 1940- firmaron un acuerdo diplomático que se denominó Concordata. En 1941 surgió otro documento el estatuto misionero[14]Estos dos importantes acuerdos misioneros institucionalizaron y dieron una mayor dinámica a la colaboración entre el estado colonizador y la Iglesia católica.

En Mozambique, el estado colonial transfirió a la Iglesia la responsabilidad sobre la llamada enseñanza "rudimentaria" para la población negra, se comprometió a dar apoyo financiero a las misiones y a las escuelas católicas, como forma de fomentar la penetración religiosa en la cultura nacional, para forzar la transformación identitaria de la sociedad mozambicana. Así, la Iglesia católica pasa a ser el instrumento ideológico-cultural del colonialismo, introduciendo la estratificación en la sociedad, la discriminación social y de las mujeres, sobre la base de la obediencia al orden establecido. En ella se valida religiosamente la función femenina de procreadora y educadora de los futuros servidores de los colonizadores jefes y de los hombres en general. A la mujer se le predicaba la paciencia y la fidelidad; otorgando a la religión el papel de colonizadora mental, tanto de los indígenas[15]en particular, y de una forma severa, de la mujer, sujeto clave en la socialización primaria.

Los procesos educativos excluyentes. El sistema de enseñanza en la escuela pública, con influencia de la lengua y la religión impuestas por el colonialismo portugués, quedó definido para los blancos y los asimilados mientras que las escuelas misioneras fueron destinadas a la población nativa, en su mayoría organizadas para los varones que podrían acceder a diversas posiciones según las conveniencias del colonizador[16]En el caso de las muchachas que ingresaban y proseguían sus estudios, se pre-destinaban para ser monjas. Este sistema educativo representaba el modelo de la cultura colonial, basada en la discriminación social, sexual y en la unidad entre la enseñanza y la religión. Las escuelas oficiales y particulares sólo se encontraban en los centros administrativos, destinados para blancos y asimilados de alto rango social, mientras que en la zona rural se encontraban básicamente las escuelas misioneras que tenían como disciplina más importante el catecismo[17]

La organización de la propia enseñanza no beneficiaba a los nacionales y mucho menos a las mujeres. La enseñanza primaria estaba subdividida en indígena[18]o rudimentaria y civilizada. Se trata de dos tipos diferentes en relación con los objetivos, la estructura, la competitividad y las condiciones en que se realizaba su actividad; ambos encerraban un gran sentido discriminatorio desde su propia filosofía como punto de partida.

Los programas que eran administrados en las escuelas para indígenas eran diferentes de los de los colonos. En ellos, se dificultaba el acceso a niveles superiores con la imposición de dos niveles primarios y con la edad para el ingreso a los niveles subsiguientes –una condición de admisión difícil de cumplir por parte de los nativos-; además las disciplinas principales para los indígenas eran la moral cívica y el catecismo mientras que para los niños blancos eran la matemática, la historia, la gramática de la lengua portuguesa y otras asignaturas científicas, pero nunca la religión.

A las niñas se le imponía la práctica de los trabajos manuales tales como la costura, la culinaria y, si acaso, eran orientadas para ser monjas. Las mujeres en el sistema de educación colonial-religiosa quedaron reducidas a reproductoras de los bienes para la subsistencia, reproductoras de los esclavos para el colono, con votos de obediencia a todos los mandamientos divinos sin trascender el marco del hogar.

Las tradiciones más arraigadas. El culto a los antepasados se realizaba de forma fiel, pues se les atribuye la predestinación de la vida de los individuos, incluso la muerte. Las relaciones íntergenéricas son bastante estratificadas y jerarquizadas, de forma que cada sujeto tiene un lugar específico en dichas celebraciones, reservando para la mujer un lugar secundario. Además, una mujer no debe orientar las ceremonias para los muertos, aunque ella tenga mayor edad que el hombre de la familia allí presente. Esta adoración a los familiares muertos -a partir de una serie de normas que una mujer debe obedecer-, para a su vez transmitir a sus hijos, era una forma de culto a la normas familiares y constituye un fuerte indicador del valor que se le atribuye a la familia, así como de los fuertes lazos que existen entre el pasado, el presente y la predicción del futuro. Ellas debían ser respetadas por la mujer para no crear situaciones catastróficas. Los cultos ayudan a unir las familias, alentando el respeto por las personas mayores, la jerarquía sexual y validando la estructura política tradicional; de allí que la mujer difícilmente podía revelarse ante las relaciones discriminatorias ya montadas desde los antepasados, además se tenía la creencia de que ellos ejercen gran autoridad, y que cuentan con poderes especiales[19]para influir en el curso de los acontecimientos o controlar el bienestar de sus parientes vivos, lo que proporcionaba un equilibrio social.

Las ceremonias a los antepasados, para hacer una petición o para agradecer una dádiva de estos, las orientaba el jefe de la familia (que por cierto es el varón mayor). En estas ceremonias el jefe se sienta en un tronco de árbol y las mujeres en el piso y si acaso en las esteras o piel de animal[20]como forma de graficar de manera objetiva la jerarquía, de las relaciones de género ante los antepasados. Ello crea en la subjetividad de la propia mujer, un conformismo imperceptible. Así se confirma el planteamiento que Simmel hace con relación a las mujeres y las costumbres en el sentido de que: "la mujer aspira hacia las buenas costumbres…la moralidad en la mujer es algo así como la piel de la sustancia femenina"[21]. Ellas lo cumplían de una forma religiosa sin tener en cuenta que esta era una manera de discriminación.

El baile, es otra forma de manifestación cultural donde se pone de manifiesto la estructuración de las relaciones sociales, y especialmente las diferencias de género. Los hombres siempre representaban la fuerza, los guerreros, etc., mientras que las mujeres se limitaban al papel de acompañante, dando los aplausos y moviéndose eróticamente mientras que los hombres tocaban el tambor, alzaban las flechas, intercambiaban las formas de lucha…[22], todo era una demostración de fuerza ante la mirada inocente e inocua de la mujer. En estas poblaciones el papel protagónico del sexo masculino está muy bien delimitado, desde la estructura política administrativa hasta en los juegos.

Tanto en las danzas como en las canciones, la normatividad del ser mujer y hombre en los mozambicanos se presenta de forma nítida, conformando la identidad de los sujetos, en tanto pertenecientes a esa cultura. La mujer aparece como el centro de todos los reproches sociales a que se hacen referencia, tanto en la canción como en la danza, desde ser amante del hombre infiel o la esposa del hombre anti -social, hasta el rol de madre de la niña o niño mal educado / ladrón. Todo se le recrimina a ella.

La recomposición identitaria

El proceso de independencia nacional actuó como elemento catalizador en la construcción de la identidad nacional, pues aceleró la formación de una conciencia social de pertenencia, basada en la idea de la independencia y soberanía nacionales, y que se concretó en obras, proyectos y acciones de grupos que integraban diversas generaciones[23]Es dentro de este mundo cultural que las mujeres mozambicanas pueden crear nuevas formas identitarias en correspondencia con su sistema económico-social objetivado, en un proceso dialéctico que desafía cualquier pretensión de otorgar la inmovilidad a las distintas expresiones culturales y étnicas. La formación de la identidad mozambicana en su carácter procesal se ha subdividido en varias etapas[24]la identidad nacional está constituida por la cultura, las historias que son inimitables e irrepetibles, que se van enriqueciendo dialécticamente en el tiempo; es un espacio sociopsicológico de pertenencia, la identificación con un conjunto de rasgos, significados, representaciones referidas a las personas de un mismo pueblo, que se relacionan las unas con las otras biográficamente. La identidad es el resultado de la lucha de un pueblo por su independencia y soberanía y se concreta en obras, proyectos y acciones de grupos, de diferentes generaciones de personas[25]

La fase pos independencia nacional que comienza desde el 25 de Junio de 1975 con la instauración de un gobierno legítimo en Mozambique y para la ciudadanía mozambicana, hasta 1989 fue el momento en que se vislumbran los resultados del nuevo proyecto político, social y económico, concebido por el partido FRELIMO[26]

El proceso de la independencia nacional posibilitó la aceleración del proceso de formación de la identidad nacional y legitima las heterogeneidades existentes al interior de la sociedad mozambicana, abriendo un nuevo frente de lucha contra las discriminaciones sociales que se heredaron de la cultura colonial y de la patriarcal, léase, las étnicas, tribales, raciales, regionales, de sexo, entre otras.

En 1975, año de la independencia, el gobierno y el Partido FRELIMO concibieron una estrategia dirigida a cambiar la situación existente en la sociedad. La población mozambicana pasa a ser propietaria de su destino, se trazan proyectos y se emprende un proceso de emancipación conducente al logro de la satisfacción de las necesidades del pueblo. En este esfuerzo se destaca la labor de Samora Moisés Machel, primer presidente del Mozambique independiente. Bajo su dirección se realizaron importantes cambios en la esfera social, como por ejemplo: la nacionalización de la enseñanza, la salud, la vivienda, la tierra, los servicios eléctricos, el transporte, etc. Se abre el acceso de todos los grupos mozambicanos a estos servicios y desde el poder estatal y partidista se trazan las líneas de orientación de trabajo, para responder a las necesidades de la sociedad.

En el ámbito de la transformación socio-cultural se trató de explicar a la población la necesidad de un cambio en las relaciones sociales, de crear un clima de igualdad entre mujeres y hombres mozambicanos, sin distinción de etnia o sexo. La discriminación de la mujer y su práctica, culturalmente aceptada, fue centro de los análisis, desde las estructuras centrales hasta la base, enfocando desde luego aquellas costumbres o prácticas que favorecen la inequidad (el lobolo, la poligamia[27]los ritos de iniciación y los casamientos heredados o ceremonias de viudez[28]

La participación de la mujer en la vida del país se tornó en un objetivo a perseguir en la nueva sociedad que emergía, proclamando como palabra de orden su emancipación junto con la liberación social de lo mozambicano. El Partido FRELIMO en su proyecto político, social, económico y cultural, ensayado durante los años de la lucha de liberación nacional en las zonas liberadas, había incorporado la perspectiva de género como uno de los renglones básicos para la construcción de una sociedad más justa, autónoma e independiente, en la cual los sujetos gozaran de los mismos derechos y deberes ante la ley y ante las normas y valores que se pretendían implantar[29]

La formación de la conciencia del ser mujer es, desde este momento, el mecanismo político, ético y epistémico fundamental para la introducción de los cambios sociales. De ella depende la emancipación social de la población, y en particular de las mujeres, pues la integración imponía una previa preparación o mejor una formación profesional para poder participar en la ejecución de actividades económicas, políticas, sociales y culturales.

Esas transformaciones se llevaron a cabo paralelamente con el desarrollo social, político, cultural y económico del país. Las relaciones sociales sufrían una transformación más profunda, con vista al desarrollo de la identidad nacional mozambicana. En este proceso de construcción social se han de tener presentes las consecuencias y/o el impacto en las poblaciones objetos y en la sociedad en general, para que no se presente como mero producto de consumo entre los sujetos sociales, sino como una consecuencia de la propia dinámica social creada ante los efectos del colonialismo.

Los programas trazados para impulsar el cambio social se dirigen a la transformación del lugar y papel de mujeres y hombres mozambicanos, en la vida económica, social-política y espiritual del país. Se aspira al establecimiento de relaciones de equidad entre el hombre y la mujer, iniciando un proceso de modificación de normas y creación de nuevos valores donde va a regir la vida en la comunidad.

En este proceso ha sido imprescindible el impulso de la ciencia y de la transformación social a través de la reorganización de las instituciones de socialización y su masificación, incluyendo la secularización del pensamiento. No bastaba con que las costumbres y hábitos fuesen aceptados simplemente por tener la autoridad de la tradición. La aspiración a una nueva forma de vida precisaba cada vez más de un fundamento racional. Ello ha implicado un cambio profundo en el marco objetivo y en las subjetividades en el escenario social.

Así al pensar la revolución, el ámbito de las mujeres constituye un espacio de cambio por excelencia no sólo por la potencialidad de estas, en tanto agentes sociales en las esferas económicas o políticas, sociales o culturales, sino porque han podido constituirse en actoras principales del proceso de transmisión/socialización y creación de nuevos valores. Los presupuestos de libertad, igualdad y participación han servido de catalizadores en este proceso de cambio político y social de largo alcance, en el que se incluye la transformación de la vida colectiva de las mujeres en esta sociedad. Ello no indica una vinculación a la tradición, sino más bien una revisión constante de los modos de vida en busca de otras formas de interrelación entre los sujetos.

La necesaria emancipación de las mujeres como sujetos sociales pasa a ser el centro del proyecto y de los programas de reconstrucción nacional en los cuales las mujeres, en particular, pasan de ser un simple objeto a ser sujetos activos que se van integrando al trabajo a favor del desarrollo social, político, económico y cultural del país, lo que va modificando su estatus de subordinación. El discurso continuaba centrado en la emancipación de la mujer, basada en el reconocimiento de sus deberes y derechos, en la reclamación de los mismos en caso de ser necesario, así como en la igualdad de oportunidades sociales con relación al hombre que históricamente había ocupado un lugar privilegiado.

Ya cercano el fin de siglo, apenas cinco años después de registrada la independencia nacional, en 1980, en la Constitución de la República se plasmaron mayores posibilidades de integración de las mujeres con vistas a lograr una formulación jurídica equitativa para su participación. También se reconoció el derecho femenino de asociarse atendiendo a sus intereses como grupo social. Se revisó la legislación que las discriminaba y se crearon locales de refugio transitorio en los lugares de residencia para socorrer a las mujeres sometidas a violencia doméstica[30]

Se tomaron medidas desde la esfera gubernamental que reconocían la posibilidad de que las mujeres asumieran un papel que traspasara las fronteras de su tradicional intervención en la familia. La principal tarea que se llevó a cabo para impulsar el proyecto de emancipación social femenina fue la alfabetización inicial, dentro de un proyecto más amplio de carácter nacional que luego se ha ido complementando con un trabajo dirigido a lograr cambios en la mentalidad de toda la sociedad mozambicana, de modo que contribuyan a la desaparición de las ideas tradicionales discriminatorias y subordinantes.

En cuanto a las manifestaciones culturales, se impregnaban nuevas visiones, principalmente con relación a la crianza de los niños y las niñas, y al papel de los ritos de iniciación en tanto institución que es responsable de transmitir la educación tradicional[31]Estas tareas han sido desarrolladas con toda la sociedad, pero en particular, con el sujeto femenino que continuaba siendo el protagonista en la transmisión de las normas y valores sociales[32]

Es aquí, donde la batalla hubo, hay y habrá que librarla para que los mozambicanos gocen de una sociedad justa tal y cual se añora y se plantea en todos los programas de desarrollo social.

Los caminos que están siendo recorridos

Los estudios de género en Mozambique experimentan una situación similar a la antes descrita, en cuanto a su juventud y factores que determinan su emergencia nacional. Hace apenas algunos años fue creado el Departamento de Género del Centro de Estudios Africanos adscripto a la Universidad Eduardo Mondlane. En el mismo se han desarrollado, sobre todo, investigaciones de género asociadas a disciplinas como la historia, el derecho, la psicología y la antropología, evidenciándose una carencia de la perspectiva sociológica en esos estudios. Por otra parte, la combinación de los estudios de género y el sistema educacional también constituye un tema que no tiene antecedente a nivel nacional.

La conceptualización de los estudios en torno a la mujer en Mozambique sigue siendo motivo de debate y de discusión, pues todavía no se ha logrado integrar un discurso que oriente las actividades de enseñanza, difusión e investigación hacia la comprensión de la situación del sujeto femenino y su potenciación. Hay por supuesto, una reflexión sobre la situación social de la mujer mozambicana que se refiere básicamente a su protagonismo en la lucha anticolonial, al papel que ella desempeñó en la economía, antes y después de la revolución, a los derechos de la mujer y su rol en la familia, por solo mencionar algunos temas. Los escasos estudios que sobre la identidad nacional y de la mujer se han realizado en Mozambique se ubican en disciplinas como la psicología, el derecho, la historia y el discurso político de diversas instituciones gubernamentales (Ministerios de Salud, Educación, Acción Social) y no gubernamentales (Organización de la Mujer Mozambicana, Mujer y el Desarrollo, y otras).

El hecho de que la mujer mozambicana haya sido históricamente destinada al espacio doméstico, y que su accionar en la esfera pública aún sea limitado, impulsa la selección del sistema educativo como trasfondo de esta investigación, pues su conversión en sujeto social independiente comienza con la adquisición de un saber consciente; ello le permitirá participar activamente en la reconstrucción social, le impone la superación de los límites de la alfabetización e incluso adquirir la capacidad de indagar sobre si y su entorno social. Y la sitúa en condiciones de enfrentar la transmisión de los estereotipos sexistas cargados de tabúes y todas las normas discriminatorias que inconscientemente aíslan a la propia mujer en el escenario de la construcción de la identidad femenina no subordinada ante el hombre.

Si hace más de un siglo la ilustración femenina se convirtió en el eje del debate del movimiento feminista que, reconocía su importancia como vehículo para la emancipación de la mujer; en Mozambique, sólo después de la independencia, la educación se asumió como uno de los principales recursos para garantizar la materialización del proyecto de liberación nacional y, en particular, el de la mujer mozambicana. La educación se transformó en un medio para concientizar a la mujer en su doble condición de explotada: como mozambicana y como mujer; y en un espacio social para la participación pública que cuestionaba la centralidad de la mujer en la vida doméstica. Sólo después de 1975, año en que se proclama la independencia nacional, es que se observa en el país una tendencia al incremento de la intervención femenina en el sistema educacional.

El logro de la alfabetización de las mujeres en la sociedad mozambicana constituye un reto para garantizar la participación de las ciudadanas en la vida social y económica del país[33]este escenario le ha permitido redefinir su identidad reconociendo las diferencias que existen entre el hombre y la mujer pero sin devaluarse ante la normatividad patriarcal que es la causa de la desigualdad. Así, ha sido importante para el la vida colectiva de las mujeres entrelazar los nudos teóricos que constituyen la base de la identidad de las mujeres: el sistema educativo como instrumento para la elaboración de una conciencia identitaria de igualdad y equidad en las mujeres y en los hombres; entre las mujeres y entre los hombres.

Otras palabras para las conclusiones

El proceso de independencia mozambicano trajo beneficios en la emancipación social y en particular de las mujeres. Por eso mismo, para entender su configuración identitaria conviene recurrir no sólo a los fundamentos básicos de la conformación socio-cultural de la nación mozambicana, sino hacer alusión el proceso de independencia nacional, donde algunos valores fueron rescatados y otros fueron eliminados con vistas a la preparación de las mujeres como sujetos sociales, partícipes, y necesarias, en las tareas de la reconstrucción nacional, tanto objetiva como subjetivamente.

La imbricación entre identidad nacional e identidad de las mujeres no es mera expresión de una simple voluntad científica, sino de una realidad que ha vivido las mujeres en una democracia joven y en las condiciones de Mozambique, exponiendo algunas características que condicionan la subordinación femenina de la mozambicana. Mostrar la relación entre esos procesos constituye una novedad en el pensamiento académico contemporáneo, en particular en el ámbito académico mozambicano.

Aunque el debate se desplaza hacia la vida pública de mujeres ocupadas en la enseñanza, la reflexión sobre el ámbito doméstico no se desconoce, dada la importancia que se le confiere como espacio de socialización de una cultura doméstica nacional. La familia es la entidad social más importante en los territorios que forman la nación mozambicana, en ella se socializa una cultura que también se proyecta como una cultura de género.

Imbricar la identidad de género con lo nacional, en un espacio social concreto desde una perspectiva sociológica implica considerar que la Sociología como parte de las ciencias humanas puede captar de una manera más integral la relación que existe entre género y nacionalidad, vincular historia pasada y presente, comparar en cuanto al antes y el después de la mujer mozambicana; además de trascender la cotidianidad de lo vivido por las mujeres y trazar estrategias de desarrollo futuro.

Referencias bibliográficas

Piquera, A. (1996). La identidad valenciana. Ed. Escuela Libre. Madrid

 

 

Autor:

Vitoria Langa

Doctora en sociología de la Universidad de La Habana; investigadora y profesora de la Universidad Eduardo Modlane; asesora del Ministro de Ciencia y Tecnología de la República de Mozambique.

[1] Se refiere a las normas sociales como un conjunto de reglas o pautas a las que se ajustan las conductas. La norma social constituye un orden de valores orientativos que sirve para regular y definir el desarrollo de comportamientos comunes, a los que otorga cierto grado de legitimidad y consentimiento La aplicabilidad de la norma está asegurada por las expectativas de sanciones positivas, así como por el miedo o la prevención a las negativas, lo que es consecuencia del grado de predominio de las costumbres de cada época y del nivel de interiorización de reglas o pautas a lo largo del proceso de socialización.

[2] Se usa el término mozambicanidad para referirse a la cultura autóctona, y mozambicanización para designar la toma o asimilación de valores de culturas foráneas.

[3] Ver Estudios Mozambicanos #9 Ed. Centro de Estudos Africanos. Universidade Eduardo Mondlane. Maputo, 1991, pp 85-90 y Historia de Moçambique V.II Ed. Tempo sob autorizaçao da Universidade Eduardo Mondlane. Maputo, 1988 p 30

[4] Ver Estudios Mozambicanos #9 Ob. Citada p 30

[5] En este caso, la estructura social permite comprender la forma en que grupos e individuos se organizan y relacionan entre sí y con los distintos ámbitos de una sociedad. En sociología, la estructura es un instrumento para analizar la realidad social. Para Spencer, la estructura social sería la “trama de posiciones e interrelaciones mutuas mediante las cuales se puede explicar la interdependencia de las partes que componen la sociedad”. El sociólogo estadounidense Talcott Parsons elaboró su teoría del sistema y organización social en términos de estructura y función: la estructura, según Parsons, comprende los elementos del sistema relativamente constantes y estables, que serían: los roles (padre, maestro, etc.), las colectividades (familia, partido político, fábrica, etc.), las normas (los modelos) y los valores. Véase Funcionalismo. Y ella está “latente” en la realidad pero a modo de un “orden oculto”, es decir, que sus partes sólo pueden ser interpretadas y explicadas a partir de los sujetos sociales.

[6] Proceso por el cual el contacto continuo entre dos o más sociedades diferentes genera un cambio cultural; puede producirse de dos formas diferentes: el caso en el que las creencias y costumbres de ambos grupos se fusionan en condiciones de igualdad dando lugar a una única cultura, y el caso en el que una de las sociedades absorbe los esquemas culturales de la otra a través de un proceso de selección y modificación. Este cambio suele producirse a causa de una dominación política o militar que por lo general provoca notables alteraciones psicológicas y una gran inquietud social.

[7] Proceso por el cual los negros podían recibir un carné que los identificaba como ciudadanos, mientras que los demás tenían el carné de indígenas.

[8] Conjunto de rasgos distintivos, subjetivos y objetivos, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o grupo social en un período determinado. El término cultura engloba además modos de vida, ceremonias, arte, invenciones, desarrollo tecnológico, sistema de valores, derechos fundamentales del ser humano, tradiciones y creencias.

[9] Conjunto de reglas sociales que definen el comportamiento de las personas en una sociedad y cuya violación tiene como consecuencia una gran desaprobación o un castigo.

[10] De acuerdo con los resultados de la encuesta demográfica nacional de 1991. Ver Inquérito Demográfico e de Saude 1991. Ed. Instituto Nacional de Estadística. Maputo 1998.

[11] Material sobre la lengua

[12] Ver Historia de Mozambique. V #1. Ob. Citada. pp. 10-30.

[13] Ver Santa Biblia El Antiguo Testamento, Reina – Valera. 1995. Génesis. Página 3. “Esta sí es hueso de mis huesos y carne de mí carne! Será llamada “Mujer”, porque del hombre fue tomado”.

[14] En su art. # 68 decía “o ensino indígena obedecerá a orientacao estabelecida pela constituicao política, será para todos efeitos considerado ensino oficial e regular-se-a pelos plaanos e programás adaptados pelos governos das colonias. Aqueles planos e programás terao en vista a perfeita nacionalizacao e moralizacao dos indigenas e a aqisicao de hábitos e aptidoes de trabalho de harmonia com sexo, condicoes e conveniencias das economias regionais, compreendendo na moralizacao e abandono da ociosidade e preparacao de futuros trabalhadores rurais e artífices que produzam o suficiente para as suas necessidades e encargos sociais”.Ver Ferreira, de S. E. Educacao e Discriminacao na Colónias Portuguesas Ed. Dafrica. Cadernos SIPE1. Lisboa S.A.

[15] Designación dada por los colonos portugueses los nativos de Mozambique.

[16] Ver Golias, Manuel. Sistema de Ensino enm Mozambique. Passado e Presente. Editora Escolar. Maputo, 1993.

[17] Golías, Manuel Ob. Citada pp. 15-20.

[18] Destinado a los mozambicanos que no gozaban de la ciudadanía portuguesa o los llamados asimilados se caracterizaba por estrictamente delimitado, no respetaba las materias sino el catecismo como disciplina nuclear; estaba enteramente en las manos de las misiones católicas. Esto surgió como consecuencia de la aplicación del estatuto misionario (Cf. Decreto-Ley #31027,de 5/5/1941) que confió enteramente esta enseñanza al personal misionario y auxiliares (articulo 66); la intervención del Estado se limitaba al establecimiento de los programas y a la concepción de certificados de exámenes. La enseñanza para los indígenas”fue creada en 1930 por el Diploma Legislativo #238 de/5/1930. Comprendía 3 ramos: a)La enseñanza primaria rudimental; b)La enseñanza profesional; La enseñanza normal. Más iformaciones ver Sistema de encino em Moçambique de Manuel Golias. Obra citada.de pp. 43- 82

[19] Porque se considera que los muertos están en contacto permanente con el Dios, pues tienen la facilidad de hablar directamente y ser escuchado, y es por ello que sirven de intermediarios entre El y sus familiares.

[20] Estudios Mocambicanos numero 9. Ed. Centro de estudios africanos, Universidade Eduardo Mondlane, Maputo, 1991 pp 85-90

[21] G. Simmel Cultura Femenina y otros Ensayos. Ed. Copyright Revista de Occidente, Madrid, 1934 p14

[22] Ver Historia de Moçambique v#1. Ed. Centro de estudios africanos, Universidade Eduardo Mondlane, Maputo pp. 30-45

[23] Ver Torre, Carolina de, en Memorias del Encuentro" Cuba: Cultura e Identidad Nacional". Ciudad de la Habana Cuba, 23 y 24.de Junio de 1995. Ed. Unión de escritores y artistas de Cuba. (UNEAC) Universidad de la Habana 1995. La obra citada y Neumann, Bernard en la Identidad Personal, Ed. Sur Buenos Aires, 1973. Este autor decía que para la comprensión de la individualidad se da a partir de las circunstancias históricos sociales que conmueven fundamentalmente la fe en la “autonomía de la personalidad”. Para él la personalidad es algo que se va conformando a lo largo de un desarrollo cultural en estrecha relación con las estructuras. De ello se puede entender que la identidad en Neumann es la autonomía individual que no aparece sola sino que está interrelacionada con las estructuras sociales de la sociedad del propio individuo. Ob. citada p 27

[24] Etapas del proceso de formación de la identidad de la mujer mozambicana que se lo dividió n un antes de la independencia, después de la independencia, y luego la década de los noventa que es el período que se centra el estudio, debido a que en este período se operan fuertes cambios en la sociedad mozambicana. Primero la introducción del multipartidismo, el mercado libre, la entrada de capitales extranjeros etc..

[25] Ver de la Torre, Carolina M. Ob. citada. Pp. 145-162

[26] Frente de Liberación de Mozambique; en portugués: Frente de Libertação de Moçambique.

[27] Las prácticas de la poligamia siguen siendo una representación del poder masculino. Desde el punto de vista económico es ventajosa porque garantiza la reproducción de la fuerza de trabajo, considerando a las propias esposas y a los niños como fuerza de trabajo. De esta forma es un compañero inseparable de la subordinación de la mujer. Según documento #6 da Conferencia Extraordinaria da OMM p 65 Ob. Citada, señala que: “Un conjunto de problemas sociales que afectan a la mujer, evidente en la poligamia, ha sido uno de los temas que suscitó mayor debate en la fase del levantamiento popular, particularmente en las zonas rurales. La poligamia es practicada por un número considerable de hombres en todas las provincias del país, no obstante, su acción permanente ya es posible observar una tendencia regresiva en muchas regiones del país”.

[28] El casamiento heredado se caracteriza por el hecho que después de la muerte del marido la viuda debe casarse con un hermano u otro familiar de él, de modo a que ella, los hijos o hijas, así como los bienes, continúen siendo una posesión de la familia del marido. En los casos en que la viuda no acepte esta situación, ella pierde el derecho sobre los hijos y bienes, además de que debe restituir el dinero del lobolo. Generalmente, ella no puede casarse de nuevo sin el permiso de la familia del esposo fallecido, a quien ella pertenecía después del proceso de lobolo. Pero en el caso en que se muera la mujer, el viudo hace las ceremonias de viudez con otra mujer aunque no es obligatorio que se case con ella. Las ceremonias de viudez están envueltas en una atmósfera de superstición y dogmatismo cuyos rituales no son públicos, apenas lo que se ve es el corte del pelo con cuchilla a la viuda o viudo y como pernoctan con el marido o esposa muerta, también se toman medicinas tradicionales para la limpieza de los muertos. P. 26 de Documentos da Conferencia Extraordinaria. Ob. Citada.

[29] Ver Programa del Gobierno de la Republica Popular de Mozambique. Maputo 1975

[30] Ver Proyecto de la Constitución de la República de Mozambique, 1980 p.20

[31] Es por ello que en la II Conferencia de la Organización de la Mujer Mozambicana (OMM) se discute su eliminación porque afectaba la subjetividad femenina.

[32] Ver Resolución de la II Conferencia de la Organización de la Mujer Mozambicana. Ed. Partido FRELIMO. Maputo, 1976 p.5-32

[33] Ver Historia de Mozambique v.#1. Ed. Centro de estudios africanos, Universidade Eduardo Mondlane, Maputo. pp. 15-30