La Multiculturalidad: una perspectiva desde el conflicto (página 2)
Enviado por Jos� Trujillo Vargas
Al hablar de ciudadanía, debemos tener en cuenta tres premisas básicas:
- La persona sólo se puede comunicar con el Estado a través de la ciudadanía y este a su vez sólo puede entrar en contacto con la persona a través de la misma.
- La ciudadanía no es solamente una categoría mediadora, sino que también conforma un tipo de actividad dentro de un espacio que se denomina como "esfera pública". Esto significa que la persona, al actuar en la esfera pública, actúa como ciudadana, no como persona.
- La ciudadanía exige un tipo de comportamiento uniforme. Esto supone que la persona, al actuar en la esfera pública como ciudadana, debe seguir unas pautas de conducta y unas reglas de comportamiento determinadas. Salirse de estas pautas homogéneas y uniformes es salirse del "comportamiento ciudadano", del modelo de "buen ciudadano", lo cual significa, algunas veces, actuar en la ilegalidad o, cuando menos, alegalidad.
Por lo tanto, no toda la población de un Estado es ciudadana, a saber, aquella que es residente pero que no posee la ciudadanía. La condición de residente o habitante no implica estar vinculado ni jurídica ni políticamente con el Estado. La diferencia principal es que el ciudadano tiene unos derechos políticos que el residente o habitante no posee necesariamente.
Hoy en día existen dos concepciones que determinan la adquisición de ciudadanía: o bien la identidad es la que determina la adquisición de derechos de la ciudadanía (ius sanguinis; a través de la sangre se transmite la ciudadanía), o bien se codifica la persona con derechos (la persona adquiere antes derechos) y a través de ellos adquiere una identidad nacional (ius soli; el nacimiento en un territorio es el que otorga la ciudadanía).
Resulta de una gran paradoja histórica que la ciudadanía, considerada como una de las categorías simbólicas de nuestra época moderna, como sinónimo de emancipación, síntesis empírica del principio normativo de la igualdad y como superación de las desigualdades basadas en el nacimiento característico de la Edad Media, se esté convirtiendo en un símbolo de injusticia y de desigualdad, de privilegio que adquiere precisamente el valor que pretendía históricamente superar: hoy en día, el criterio de acceso a los bienes que produce la sociedad está basado en el nacimiento (nacionalidad).
Desde el punto de vista del inmigrante, la ciudadanía es percibida como uno de los privilegios más preciados. Al hablar de criterios de adquisición de la ciudadanía, lo que estamos discutiendo son criterios de acceso a un "título nobiliario".
3.- DEMOCRACIA Y MULTICULTURALIDAD: la inmigración como nuevo factor de desigualdad.
La desigualdad puede ser entendida como el hecho de que las diferencias entre las personas sean el resultado de relaciones de poder y que se generen situaciones de desventaja para poder salir de dichas situaciones.
Un inmigrante no vive en una democracia, puesto que no tiene el control sobre su destino ni tiene acceso a los mismos canales de participación que los ciudadanos. Es paradójico el hecho de que existan personas que vivan dentro de nuestro territorio de forma permanente y que no puedan beneficiarse de los bienes de la democracia como cualquier ciudadano. En este sentido, ser inmigrante equivale a no tener poder (referido al poder del demos, de la democracia).
No es democrática una sociedad donde las personas que viven no tienen las mismas oportunidades de acción pública y de acceso a servicios públicos por razones que no dependen de su voluntad.
El lenguaje de los derechos debe ser usado como un medio para gestionar el proceso de multiculturalidad y no como una finalidad.
El hecho de que personas con un mismo sistema de derechos no sean tratadas de forma igual, ni puedan acceder, ni se sientan plenamente representadas en las diferentes esferas públicas por razones que no dependen estrictamente de su voluntad, sino por causas, rasgos y propiedades de nacimiento, es contradictorio a un verdadero sistema de valores plurales y democráticos.
Cuando se identifican zonas de conflicto debido a causas directamente de discriminación, las políticas de la diferencia o de discriminación positiva están justificadas. Sin estas políticas que compensen las desigualdades estructurales en las que se encuentran los ciudadanos procedentes de la inmigración, entonces deberemos admitir que existen grados de beneficios de la democracia según el color de la piel, el origen, etc.
En España podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que estamos en la fase del lenguaje de los derechos. Por lo tanto, el discurso político y social debe articular políticas de igualdad y no políticas de la diferencia.
3.1.- Estereotipos, prejuicios y gestores de opinión (medios de comunicación).
Los prejuicios pueden ser entendidos como el conjunto de creencias y de implícitos que acompaña a una concepción del mundo determinada y que tiene una función explicativa sobre las interpretaciones que damos a las cosas. De ahí que enfrentarse a los prejuicios, las preconcepciones y los estereotipos sea una actividad arriesgada puesto que puede provocar reacciones emocionales y llegar a poner en duda, de alguna forma, una parte integral de la persona, la que ayuda a tener una concepción coherente de vida.
Dentro de nuestro contexto de interpretación, los prejuicios que se producen en torno al proceso de multiculturalidad no son un obstáculo, sino un indicio de que el proceso mismo está teniendo lugar y que está presionando a la estructura básica.
Existen dos tipos de argumentos explicativos: unos sociales y otros estructurales. El primer argumento nos dice que la procedencia de los estereotipos es eminentemente social, mientras que el segundo localizaría la producción de estereotipos en las mismas estructuras institucionales. Con este segundo se tendería a legitimar estructuralmente muchos de los estereotipos sociales que se basan en premisas tales como que el inmigrante es visto como fuente de inseguridad (feo, sucio, apestoso, tonto, hereje, pecador, sospechoso… culpable).
Los discursos alternativos deben acompañar los procesos de cambio que produce la multiculturalidad y no hacer llamadas inútiles de resistencia al cambio, de donde se nutren los estereotipos. Estos discursos deben articularse con la intención de fomentar no sólo una visión pluralista de las culturas, sino también una visión cultural de las diferentes religiones que existen y denunciar también públicamente los discursos que mantiene la misma estructura en sectores tan importantes como la educación, como la visión negativa histórica de "moros y cristianos", por poner un ejemplo simbólico importante.
Significar que los medios de comunicación son los principales canales de mediación entre el racismo institucional y el racismo social. Los medios simplemente retroalimentan los estereotipos. Fomentan no sólo su creación, sino que contribuyen de forma directa a su consolidación y mantenimiento a lo largo del tiempo. Supeditados a la lógica de mercado de noticias, suelen generalizar el proceso mismo de multiculturalidad y particularizar tan sólo los efectos negativos para la ciudadanía y las estructuras.
Los medios deberían constituir un discurso que incidiera en socializar a la ciudadanía sobre este proceso y contribuir a generar mentes multiculturales. Seguir un discurso que favorezca la acomodación de los inmigrantes y de los ciudadanos en las diferentes esferas públicas, en lugar de proporcionar argumentos que justifiquen las zonas de conflicto y que lo interpreten como fuente de inestabilidad, de inseguridad y de amenaza a nuestro orden social y político.
4.- LAS POLÍTICAS PARA GESTIONAR EL PROCESO DE MULTICULTURALIDAD.
Para gestionar el proceso de multiculturalidad debemos ante todo distinguir dos niveles básicos: el nivel de acceso a nuestras fronteras, y el nivel de la coexistencia, una vez los inmigrantes han pasado "el filtro" de las políticas de acceso.
Un Estado no puede dejar abiertas sus fronteras sin controlar en alguna medida el proceso, ni tampoco puede pretender conseguir tener unas fronteras impermeables.
Los argumentos que se dan siempre se sitúan entre uno de los dos extremos y marcan la "frecuencia" en la que se sitúa un Estado. ¿En qué frecuencia de este dial nos situamos? La variación depende de qué respuestas damos a cada una de estas dos preguntas: ¿quiénes entran? y ¿cuántos entran? El "quiénes" es el criterio cualitativo y significa básicamente tipos de nacionalidades y culturas, recursos económicos, formación educativa y profesional: ¿a quiénes dejamos entrar? El "cuántos" es el criterio cuantitativo y significa cantidad de personas: ¿a cuántas personas dejamos (podemos dejar) entrar?, ¿100?, ¿2000?.
Quien decide el criterio es el Estado, que selecciona criterios de acuerdo a cómo interpretan el impacto que puede tener el proceso de multiculturalidad sobre la comunidad política que gobierna.
No es democrático el uso de criterios para discriminar entre personas utilizando propiedades que no dependen de sus voluntades. La selección de personas vulnera simplemente cualquier principio de la democracia.
Todos los Estados consideran que la pregunta por el cuántos es prioritaria sobre el quiénes. Ahora bien, esto que parece ser aceptado como axioma esconde una cierta hipocresía, ya que no es posible contestar a la pregunta sobre cuántos entran sin tener que enfrentarse también al quiénes entran.
Los recursos económicos son quizá los más corrientes. A una persona con recursos económicos suficientes, que viene a un país para generar más recursos, nadie le pondrá inconvenientes en la frontera, todo lo contrario. O bien las personas que simplemente vienen como pensionistas a retirarse en nuestras costas e islas, sin ninguna aspiración laboral, tampoco tendrán apenas obstáculos para pasar el filtro de acceso.
Es un hecho que cada Estado tiene más propensión a admitir unas nacionalidades porque siente afinidad cultural con sus países de origen, sea por sus rasgos religiosos y/o lingüísticos.
El hecho de que los Estados contesten a la pregunta sobre el quiénes utilizando argumentos de afinidad cultural, religiosa y lingüística no deja de tener una cierta dimensión racista, en tanto se selecciona a las personas por razones que no dependen de su voluntad, sino atienden a cuestiones relacionadas con su nacimiento.
También existen argumentos demográficos que abogan por cuestiones basadas en lo que se viene llamando los "límites de la tolerancia", es decir un Estado puede "tolerar" una cantidad de inmigrantes hasta cierto "límite", el que no tenga un impacto tan grande sobre nuestra propia identidad comunitaria que la haga variar hasta el extremo de hacerla desaparecer.
En este sentido, toda política de control de flujos de inmigrantes es una política regulativa que implica que el proceso mismo tiene una influencia de cambio sobre nuestras sociedades. Ahora bien, también supone una visión unilateral del proceso, en el sentido que implica que todo el peso del cambio estuviera sólo en los inmigrantes, los portadores de multiculturalidad.
La gestión del proceso de multiculturalidad significa tener que administrar una contradicción aparente fruto de dos intereses confrontados: el interés de los inmigrantes y el de los Estados.
4.1.- Políticas de acomodación de la inmigración y de la ciudadanía
Podemos identificar tres modelos distintos a la hora de abordar y establecer respuestas político-educativas ante la diferencia:
Constituye la propuesta más reduccionista. Su fin es la homogeneización, es decir, la incorporación de los diferentes a la cultura mayoritaria. Para ello deberá ejercitar la opresión ahogando las voces de los oprimidos por pertenecer a una cultura, grupo étnico, clase social, etc, planteando un enfrentamiento entre los "buenos" o aquellos que pertenecen a la cultura hegemónica y los "malos" o aquellos que pertenecen a la cultura minoritaria.
- Asimilación.
Bajo este modelo nos encontramos ante un planteamiento más amplio, donde se reconocen las diferencias y éstas aparecen como un valor de cualquier sociedad. Sin embargo, esta valoración de las diferencias se realiza siempre desde una determinada posición reproduciendo el status quo. Como dice Torres (2003, 115) "puede servir incluso para acrecentar los niveles de marginación, para eclipsar y/o aplazar medidas de solución más urgentes".
- Pluralismo o integración.
- Acomodación o multiculturalismo.
Para este modelo la diferencia aparece como una riqueza y la igualdad incluye el derecho de cada persona para escoger ser diferente y ser educada en la propia diferencia.
Como dice Santos Guerra (2003), el interculturalismo no ignora los conflictos sino que los afronta, considerándolos ocasiones de encuentro y de diálogo.
Al hablar de "integración" suponemos tres premisas que precisamente intentan superarse con el término "acomodación". En primer lugar, unidireccionalidad. Suele darse por implícito al hablar de integración que son los inmigrantes quienes deben aceptar modificaciones para incorporarse en nuestra sociedad. La integración se convierte en la mayoría de las ocasiones en una asimilación disfrazada de términos políticamente correctos como respeto, incluir los "otros" en un "nosotros" y demás abstracciones que no tienen ningún potencial modificador de la realidad, sino que se convierten en puro barroquismo tranquilizador de conciencias.
El hecho de incluir a los inmigrantes en alguna esfera pública no necesariamente implica cambio estructural del contenido o de los límites de la esfera pública. Por lo tanto, no toda política de inclusión es una política de acomodación.
La segunda premisa encauza con el hecho de que no estamos hablando de relaciones horizontales, de relaciones entre inmigrantes e inmigrantes y ciudadanos, sino de relaciones verticales, de relaciones de los inmigrantes con los ciudadanos pero en el marco de nuestras instituciones públicas.
Como tercera premisa decir, que siempre que se habla de inmigración suele darse por supuesto también una sociedad de acogida con entidad abstracta. Se asume de qué hablamos cuando nos referimos a "sociedad de acogida", como si dicha sociedad fuera la misma para todas las personas y todos los territorios del Estado. El término "acomodación" habría que concretarlo refiriéndonos a una entidad real: las instituciones públicas, los diferentes espacios públicos que conforman cada institución.
Teniendo en cuenta estas tres premisas, las políticas de acomodación son políticas de gestión del proceso histórico de multiculturalidad. La pregunta básica en este nivel es: ¿cuáles son los argumentos que se dan para incluir/excluir a los inmigrantes del espacio público? Aquí ya no es el cuántos ni el quiénes, sino el cómo lo hacemos, el cómo se produce esta coexistencia entre inmigrantes, instituciones y ciudadanía.
Las dificultades de gestionar esta nueva realidad explicarían que las reacciones que tengan los ciudadanos sean el miedo y el rechazo, sobre todo si se sienten además legitimados por una estructura legal que separa al inmigrante del ciudadano y estereotipa negativamente su imagen y conducta, y por unos discursos políticos que constantemente les criminaliza. Gestionar esta desorientación es uno de los objetivos básicos de las políticas de acomodación.
Ante un tema que despierta tantas emociones, en muchas ocasiones una de las únicas alternativas que tiene el ciudadano, ante la dificultad de gestionar sus emociones, es el racismo, el cual expresa más miedos, confusiones y desorientaciones internas que convicciones xenófobas propiamente dichas.
Al hablar de integración, sea cual sea su significado, siempre existe un único destinatario: los inmigrantes. La acomodación, por el contrario, tiene como unidad de análisis la relación entre los inmigrantes y los ciudadanos con las diferentes estructuras institucionales (esferas públicas). Son esas zonas públicas de interacción las que interesa gestionar. La definición de acomodación recoge una serie de características básicas tales como:
- Una política de acomodación se basa en el consenso político.
- Las políticas de acomodación son políticas pragmáticas. Al hablar de pragmatismo se hace referencia a la capacidad que una persona o un actor puede tener para gestionar la diferencia que se produce entre las expectativas que se le quiere dar a una acción y los instrumentos reales que tiene a su alcance para llevar a cabo esta finalidad.
- Una política de acomodación es una política que implica ausencia de discriminación en los criterios que sigue para su diseño. La acomodación no es sólo, aunque también, acceso a los derechos (civiles, sociales, políticos), sino sobre todo igualdad de oportunidades en la práctica del acceso a las diferentes esferas públicas.
- El objetivo básico de una política de acomodación es que los inmigrantes y los ciudadanos se sientan autónomos. Por el momento, el inmigrante tan sólo tiene su esfera privada para expresar su autonomía. En las diferentes esferas públicas no es autónomo.
- Una política de acomodación apunta a la subjetividad de las personas. En último término quienes deben decir si están o no acomodados son los propios inmigrantes y ciudadanos.
- Una política de acomodación se justifica con argumentos imparciales. La regla de la imparcialidad nos dice que los principios que legitiman una política deben poder ser aceptados por todos, los inmigrantes y los ciudadanos. Una política de acomodación se convierte así en una práctica que incluye todos los puntos de vista posibles.
- Una política de acomodación supone gestión de identidades culturales. Nuestra reacción no debe ser la de fomentar discursos defensivos para "proteger" nuestra identidad, supuestamente amenazada, sino la de proceder a la acomodación de todas las identidades.
En resumidas cuentas, un inmigrante y un ciudadano están acomodados cuando no tengan necesidad de justificar las tensiones y los conflictos que tienen al relacionarse con las diferentes esferas públicas por cuestiones vinculadas con su nacionalidad, color de la piel, condición jurídica, o por considerar que se favorecen más a unos que a otros.
5.- CONSTRUYENDO MENTES MULTICULTURALES.
La interculturalidad es un proyecto político alternativo para la reorganización de las relaciones interculturales vigentes, pero también es un proyecto cultural compartido y un proyecto social que busca la relación de las culturas, a partir de la puesta en práctica del principio de reconocimiento recíproco (Fornet-Betancourt 2002, en Haro Rodríguez, 2003).
La acomodación no es un debate que concierne sólo a los inmigrantes, sino también a los ciudadanos. Igualmente se puede señalar que no son multiculturales tan sólo las sociedades, sino también las personas.
El multiculturalismo no es una realidad de diseño que se pueda construir desde arriba, por decisiones de la élite política o de la academia, sino desde abajo, por la propia ciudadanía y los diferentes actores que trabajan cotidianamente en la gestión del proceso.
Una mente multicultural es aquella que tiene una visión pluralista del mundo, que rechaza las concepciones unilaterales y etnocéntricas, que deja de pensar en términos universales y que en casi todos sus razonamientos siempre existe un contexto y tiene localizadas las acciones que supone.
Todo ello será posible a través de un proyecto multicultural en donde desde instituciones como la escuela se apueste por reformas en donde se recojan cuestiones en torno a: integración de contenido, proceso de construcción de conocimiento, reducción de prejuicios, igualdad pedagógica…
6.- CONCLUSIONES.
"Islam y terrorismo se han convertido en sinónimos. Tras los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, podría parecer una asociación natural. Sin embargo, no hay nada más alejado de la verdad. No se puede culpar al islam de los actos de los terroristas contra el World Trade Center, en Nueva York, y el Pentágono, en Washington, como no se puede culpar al cristianismo por las cámaras de gas o al catolicismo por las actividades de los terroristas irlandeses" (Sardar, Z., y Abbas Malik, Z., 2005: 168).
Muchas veces hemos oído hablar (hoy por ejemplo en una charla con un conciudadano mío) que los inmigrantes no se adaptan, que no cumplen las leyes, y a veces no nos paramos a pensar que el hecho por ejemplo de ser indocumentado esta fuera de la ley o el hecho de tener los papeles en regla no asegura ni mucho menos la consideración de ser ciudadan@. ¿Cómo podemos llegar al grado de cinismo de pedir a unas personas que acaten nuestras leyes sin más, cuando día a día se les está negando el derecho a ser personas plenamente reconocidas?
Ni que decir tiene que el Estado que salvaguarda todos los derechos de sus ciudadan@s no emplea el mismo modus operandis con quienes, a ojos legales, ni tan siquiera tienen derecho al voto.
Todo ello emana de la idea de que quien nace en un territorio determinado es ciudadan@ del mismo, o quien desciende de un ciudadan@ también es considerado como tal.
Por otro lado, hay que significar que l@s inmigrantes que acceden a nuestro país no lo hacen por "gusto", en la mayoría de los casos, ya que vienen aquí a intentar labrarse un futuro con el cual poder satisfacer las necesidades de todos aquell@s familiares que dependen de su sustento.
Cuando existe inmigración de personas que intentan buscar un mejor futuro, esto es debido en gran parte a la descompensación de capital y la nefasta distribución del mismo que existe entre unas personas o grupos y otras y entre unos países y otros.
Queramos o no, toda la humanidad es un poco responsable de la repartición de los bienes que existe en el mundo, así que una manera de paliar nuestra "parte de culpa" debe ser posibilitar un trato equitativo y de igualdad hacia todas aquellas personas que intentan lo que cualquiera de nosotr@s haría en su lugar, y que antaño hicimos, mejorar sus condiciones de vida y la de los suyos.
Todo lo comentado en este apartado, queda reflejado en la letra de la comparsa carnavalesca, gaditana, Araka la kana,(la cual simboliza a una charanga de Uruguay) del autor Juan Carlos Aragón Becerra (2006). Uno de sus pasodobles reivindica a la cultura hegemónica, en este caso la española, respeto hacia las minorías étnicas, en este caso referidas a los inmigrantes que provienen de los países latinoamericanos. Desde la posición de los inmigrantes sudamericanos, describe la situación que los mismos encuentran en su día a día en las calles de las ciudades españolas, invitándonos a hacer un recorrido histórico desde una perspectiva menos común de la que, generalmente, estamos acostumbrados a realizar.
"Con todo mi cariño vaya el pasodoble a la poca vergüenza de algunos de ustedes, me parece mentira que los españoles presuman de sus colonizadores y de sus víctimas nunca se acuerden.
Con todo mi cariño y toda mi tristeza, a esa poca vergüenza quiero recordar que cuando a América del Sur llegó Colón con una cruz y con la espada en que se convirtió, nos dejó su tan "católico" legado, cuatro siglos explotados. Nos trataron como esclavos mientras nos cambiaban la lengua. Nos violaban, nos asesinaban y cuando volvían se traían el oro y la plata o ya no se acuerdan.
Y me parece mentira que después de tanta y tanta explotación cuando llega un "sudaca" mendigando plata diga un español: – peste de los inmigrantes, "sudaca", tunante, gentuza asquerosa…, "indio" lárgate de aquí que este no es tu país y ya España rebosa.
Todos los que hablan así, luego piden para sus hijos una educación religiosa.
No se te olvide nunca españolito, racista, maldito, que si a tu país llegan de Sudamérica cientos de miles pobres inmigrantes, es solamente para buscar el medio de sobrevivir, y tus abuelos lo hicieron antes" (Aragón, 2006).
Claro está que en el punto donde nos encontramos, hablar de igualdad sólo es posible si se llevan a cabo políticas de discriminación positiva en favor de aquellos no-ciudadan@s que por razones que no tienen nada que ver con su voluntad, parten en desventaja en relación a los cidudan@s. El principio básico de que favorecer la igualdad no es sinónimo de tratar de la misma manera a todo el mundo, sino más bien darle a cada cual lo que necesita, vendría como "anillo al dedo" al discurso que estamos tratando.
Todos estos dilemas sobre la gestión de la multiculturalidad cobran hoy día un especial auge en Europa, en tanto en cuanto es la zona geográfica desde donde y hacia donde se producen mayor cantidad de migraciones.
"Europa se enfrenta hoy a algo diferente: a una repolitización de lo privado. La reivindicación es estar presente en la esfera pública, de forma más permanente o más explosiva, empezando por los estilos de vestir, alimentación, programas escolares o fiestas oficiales. Pero queriendo ir más allá. Ya no se trataría entonces de integrar a la inmigración, sino de proceder a su acomodación política a partir de sus especificidades culturales. Se marcarían, así, tres fases en el tratamiento de la cuestión: asimilación, integración y acomodación. Las posibilidades y consecuencias de pasar de la segunda a la tercera fase son aún poco claras. Especialmente cuando en los últimos años se dan percepciones negativas de la multiculturalidad: como amenaza a los valores democráticos o a las identidades nacionales; como fuente de inestabilidad e inseguridad, o como un tipo de conflicto irresoluble. Tras estas percepciones están, obviamente, los impactos del 11-S en Nueva York (2001), del 11-M en Madrid (2004) y del 7-J en Londres (2005). Pero también está el auge de partidos que asocian inmigración con amenazas a lo propio. Hoy la integración está dejando de ser una palabra mágica (al igual que la interculturalidad). Queda atrás la pretensión de que su invocación debía solucionarlo todo. Se trata de un término que ha devenido polisémico: hay muchas formas de definirlo, de relacionarlo con valores morales y políticos distintos, y de entender si sólo afecta a los que llegan" (Zapata, R., 2006).
BIBLIOGRAFÍA:
- BORJA, J. (1998). "Ciudadanía y globalización: el caso de la Unión Europea" Revista Digital La Factoría nº 7.
- ARAGÓN BECERRA, J. C. (2006). Comparsa Araka la Kana. Carnaval de Cádiz.
- HARO RODRÍGUEZ, R. (2003): "Educación intercultural: nuevos retos y propuestas para la práctica educativa" en Curso "Educación Intercultural: PEC, PCC y Programación de aula". Torre Pacheco
- SANTOS GUERRA, M. A. (2003). "El lecho de Procusto. Organización escolar y atención a la diversidad". En II Congreso nacional de atención a la diversidad: Educar para la convivencia en un mundo diverso. Ayuntamiento de Elche.
- SARDAR, Z., y ABBAS MALIK, Z. (2005): ISLAM para todos. Barcelona: Paidós.
- TORRES SANTOMÉ, J. (2003): "La educación multicultural. Modelos para afrontar la diversidad". En II Congreso nacional de atención a la diversidad: Educar para la convivencia en un mundo diverso. Ayuntamiento de Elche.
- TRUJILLO VARGAS, J. J. (2004): "El discurso de la calidad total o el como maniatar el proceso de enseñanza aprendizaje" en
- TRUJILLO VARGAS, J. J. (2004): "La escuela de hoy, la escuela de mañana. Atención a la diversidad, ¿retórica o una posibilidad para el cambio?" en – /trabajos42/la-escuela/la-escuela.shtml
- TRUJILLO VARGAS, J. J. (2007): "La educación en los derechos humanos como plataforma para la convivencia pacífica" en /trabajos46/educacion-derechos-humanos/educacion-derechos-humanos.shtml
- ZAPATA, R. (2004) Multiculturalidad e inmigración. Madrid: Síntesis.
- ZAPATA, R. (2006): "¿Se toma en serio la multiculturalidad?", periódico La Vanguardia.
Para finalizar este trabajo me gustaría plantear una serie de supuestos prácticos dignos de ser tratados a través de un proceso de mediación intercultural e igualmente formularé una serie de cuestiones que nos posibilitarán deducir cuánto sabemos a cerca de otras culturas y en qué grado nos sirve nuestra información (o desinformación) sobre las mismas, cuando emitimos juicios de valor en cualquier asunto que concierne a estas.
SUPUESTOS PRÁCTICOS
En un colegio público de Granada con servicio de comedor para todos los alumnos / as, hay alumnos /as inmigrantes cuyos padres son musulmanes, la religión practicada por los mismos, no permite que sus hijos / as coman productos cárnicos que no sean provenientes de alguna carnicería halal (la cual contiene carne de animales que han sido sacrificados siguiendo el rito islámico, el cual dice que los animales deben ser sacrificados en nombre de Alah y mirando hacia la Meca). Y los padres de los niños y niñas cristianos/as no están de acuerdo con el hecho de que a sus hijos se les ofrezca un menú y a los niños y niñas musulmanes otro diferente. ¿Cómo abordarías este conflicto multicultural? ¿Qué posibilidades existen para llegar a un consenso y así posibilitar una solución al mismo?
- En un comedor de un colegio…
- En un aeropuerto…
Un pasajero de un vuelo hacia las Islas Canarias, al ver que su compañero de viaje es una persona marroquí, llama a una de las azafatas y exige que le cambien de sitio por qué en ningún caso quiere viajar al lado de esta persona debido a que, según sus palabras: – los moros huelen mal. ¿Qué se podría hacer para que el viajero tuviera una actitud más empática y asertiva?
PREGUNTAS EN TORNO A LA RELIGIÓN MUSULMANA
- ¿Cuántas oraciones realizan al día los musulmanes y qué sentido tienen para ellos?
- ¿A qué se llama carne halal y que importancia tiene la misma en la religión musulmana?
- ¿Qué es un hijab?
- ¿Cómo se llama el dios al que veneran y cuál es su profeta?
- ¿Qué significa ser musulmán y en cuantos pilares se basa su religión?
José Jesús Trujillo Vargas
Realizando el segundo curso de doctorado a través del departamento de pedagogia social de la UNED (UNIVERSIDAD A DISTANCIA), licenciado en psicopedagogía, diplomado en educación fisica, máster en mediación social e intercultural. Ahora mismo soy técnico en prevención e intervención en violencia familiar en Ciudad Real a través de un programa tutelado por la Dirección General del Menor de la Junta de Castilla la Mancha.
España, Alcázar de San Juan (Ciudad Real), 3 de Octubre de 2007
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