La práctica pre-profesional y práctica comunitaria en la formación del técnico superior en enfermería (TSE)
Enviado por Nitza Bonne Gali
El presente trabajo aborda aspectos que fundamentan la práctica pre-profesional y comunitaria del Técnico Superior en Enfermería. Se realiza una reseña acerca del decursar histórico de la formación de este profesional y se ofrece además la valoración del estado actual del proceso formativo, profundizando en las principales limitaciones que existen.
1.1 Fundamentos epistemológicos de la práctica pre-profesional y comunitaria en la formación del Técnico Superior en Enfermería.
El proceso formativo de los profesionales de salud, debe estar en correspondencia con los cambios sociales que acontecen en la actualidad, en vínculo con el proceso de reestructuración económica, política, social e ideológica de una nación, y con las necesidades que exigen de transformaciones sociales y culturales: nueva posición o enfoque que enfatiza en la asimilación de los conocimientos, habilidades, valores requeridos para un actuar eficiente en el contexto donde ejercerán su labor profesional.
Se considera que el desarrollo científico en la actualidad, requiere de nuevos enfoques desde diferentes investigaciones teóricas, dirigidas al logro de una mayor sensibilidad y motivación hacia la profesión del Técnico Superior en Enfermería, así como promover sus potencialidades y actitudes para el cumplimiento de los objetivos en su práctica pre-profesional, y consolidar una postura humanista. De ahí la necesidad de un proceso formativo, que abarque su actuación desde lo curricular en vínculo con lo comunitario y laboral.
Los procesos formativos que se desarrollan de manera permanente, durante toda la vida del ser humano, tienen una dinámica que es personal y se conforman por medio de los aprendizajes sistematizados en el conjunto de relaciones sociales que establece el sujeto consigo mismo y con los miembros de su entorno, y como parte de ellos, se connota la relación entre la educación y el desarrollo, proceso en el cual el aprendizaje se constituye en el mecanismo principal de la educación, que posibilita el desarrollo de una formación integral como proceso y resultado de todo el sistema de influencias educativas.
De modo que, contextualizado a procesos educativos, formar es "ascender a la universalidad a través del trabajo y de la reflexión filosófica, partiendo de las propias raíces, educar a alguien en una materia o actividad" (Prieto, 1994: 23). En esta dirección, por las razones antes expuestas, la formación adquiere un significado especial, cuando se concreta en las prácticas pre- profesionales vinculados a la sociedad, lo cual demanda un redimensionamiento de su función social.
Como aspectos importantes de la formación, a partir de los criterios de autores como Rojas (2004), Mendoza (2004), Estrabao, Macías (2003), Flores /1969, Ferry (1990) y otros, se determina que esta es un proceso de socialización, a través del cual, se aprende y se construyen nuevos conocimientos, y se perfeccionan cualidades personales, valores morales, actitudes y comportamientos, que permiten estimular el desarrollo de potencialidades, aptitudes y destrezas, que deben estar presentes en la formación de los profesionales, especialmente en el Técnico Superior en Enfermería.
Desde esta perspectiva, se evidencia, que el proceso de formación que tiene lugar en los instituciones de salud en Ecuador, está orientado a la apropiación de conocimientos, habilidades, actitudes, valores, éticos-morales, entre otros, a partir de los contenidos referidos a los Syllabus, de modo que se alcancen niveles superiores que les permitan convertirse en profesionales de calidad a lo largo de su profesión.
Se toma en consideración la posición de los investigadores como la venezolana Pinilla R, E(2013) y los ecuatorianos Ortiz Ocaña, A (2005), Regalado E, L (2012), Fabara G, F (2013), los que enfatizan en el proceso de formación y su papel en la autotransformación de los implicados en dicho proceso, y que si bien realizan un estudio desde el proceso docente, no revelan elementos esenciales de la formación asociados al papel de la práctica pre-profesional, ni advierten como aspecto significativo lo relacionado con las carreras de estos técnicos.
En este sentido, se asume de investigadores cubanos como Brizuela T. G. y González B. C (2004), su valoración acerca del proceso formativo como una actividad dirigida de forma consciente, organizada, no espontánea que se desarrolla e integra a tareas de los centros superiores, para que ejerza la efectividad necesaria, con calidad y correcta práctica profesional, (éticas y humanas), y que constituyan los paradigmas en que se basa la formación. Se comprende entonces, que formar es preparar a los ciudadanos para la vida, para su desempeño en la sociedad, a través de la instrucción y la educación, constándose el desarrollo de las destrezas, valores, capacidades, habilidades y actitudes necesarias para asumir roles en la sociedad.
Desde esta perspectiva, este proceso de formación tiene plena correspondencia con la carrera del Técnico Superior en Enfermería, y se vincula al contexto sociocultural, porque contribuye a la solución de los problemas de salud de los comunitarios, por tanto, exige de concepciones teóricas y metodológicas, en torno al sentido humanista y cultural de esta profesión, como expresión de una formación profesional.
En tal sentido, autores como Sánchez, L. (2003), Gallegos, R. (2008), Fuentes H. (2004 – 2007 – 2008 – 2009) entre otros, asumen que la formación profesional es esencial en las universidades, que supera el cientificismo positivista que ha dominado durante largo tiempo y que requiere de la transformación integral de los futuros graduados, aunque no enfatizan en las prácticas comunitarias pre- profesionales.
Se considera que la formación profesional se vincula a la realidad social y cultural del medio, al cual se han referido autores como Díaz, M. (2002), Sánchez, L. (2003) y Perera, H. (2005), quienes consideran, que no existe transformación educativa desvinculada del mejoramiento del ser humano, del reconocimiento del desarrollo de las potencialidades transformadoras humanistas, todo lo cual resulta de interés en la formación del Técnico Superior en Enfermería.
Lo anterior, corrobora los fundamentos requeridos para el desarrollo de las prácticas pre-profesionales, las que permiten integrar dominios cognitivos y procedimentales, lo que revela el principio de la vinculación de la escuela con la vida. No obstante, los puntos divergentes de estos análisis concuerdan en que no siempre tienen en cuenta lo axiológico a partir del desarrollo de valores identitarios con respecto a la carrera y los generales como egresado que responda a las exigencias sociales.
El proceso formativo del Técnico Superior en Enfermeríavisto de esta manera, adquiere gran significación en el mundo actual desde la perspectiva de las innovaciones y transformaciones que demanda dicha formación, así como el dinamismo y la constante contraposición de paradigmas políticos, económicos y sociales.
Desde esta óptica, permite el cumplimiento de categorías esenciales de la pedagogía como la instrucción, la educación y el desarrollo, que expresan cualidades en los sujetos que se desarrollan como síntrabajo de lo cognitivo, lo axiológico y lo actitudinal, consideraciones compartidas y asumidas en la presente investigación, por cuanto, se trata de disponer las partes de un todo en el proceso formativo para adiestrar, desarrollar o habilitar a los sujetos de modo ascensional.
Estos criterios profundizan en la dimensión humana del proceso formativo, porque el hombre se debe preparar para perpetuar su existencia en la sociedad, es por eso, que si se tipifica el sentido general de la formación y su especificidad en la esfera socio-humanista, entonces, habría de considerarse la formación de profesionales de la salud, como el proceso social para un posterior desempeño en el ámbito socio-comunitario.
Investigadores cubanos como Horruitiner, P. (2006), García, (2010), entre otros, reconocen, desde su contexto, el término de práctica laboral, el cual es actualizado desde las transformaciones ocurridas en la formación del profesional de la educación por la práctica laboral investigativa; en este particular la autora considera, que si bien el contexto y la formación difieren desde la teoría; se coincide en aseverar la esencia sistémica de este proceso de desarrollo que distingue al Técnico Superior en Enfermeríacomo ente desarrollador y movilizador de soluciones profesionales en su contexto de formación.
Se trata de la consideración del saber del Técnico Superior en Enfermería, como categoría que se construye en el desarrollo de la práctica, en la interacción con los saberes del técnico y los requerimientos del contexto. Esto se debe al carácter sistémico e integral y la preparación de este profesional con una formación humana del mismo.
En el desarrollo de las prácticas pre-profesionales, se integran dominios cognitivos y procedimentales, en correspondencia con el principio de la vinculación de la escuela con la vida. No obstante, es aun necesario profundizar en la formación de lo axiológico a partir del desarrollo de valores identitarios con respecto a la carrera y los espacios comunitarios en correspondencia con las exigencias sociales. De esta forma el proceso formativo del Técnico Superior en Enfermería, adquiere gran significación con independencia de la contraposición de paradigmas políticos, económicos y sociales, que puedan presentarse en el mundo actual.
En este sentido, este proceso formativo se sustenta en el cumplimiento de categorías esenciales de la Pedagogía, ya que en su aplicación se verifican la instrucción y la educación, las cuales se evidencian en los sujetos como síntrabajo de lo cognitivo, lo axiológico y lo actitudinal. De hecho la conjugación de los aspectos anteriores, posibilita el adiestramiento de los sujetos de modo que se verifique en ellos un ascenso profesional permanente, lo que da cuenta de la dimensión humana del proceso formativo de los profesionales de la salud, en su desempeño en el ámbito socio-comunitario.
La formación universitaria según Horruitiner, P. (2008), se distingue por la importancia que se le asigne a la práctica pre-profesional, para el desarrollo del futuro desempeño profesional, y que aparece considerada como habilidad en la malla curricular del Técnico Superior en Enfermería, aunque en la práctica esta no es asumida en el desarrollo de este proceso. No obstante, en este proceso se destacan tres elementos que se imbrican en este accionar: la formación, el contexto y la profesión, que son a su vez bases para la transformación del técnico como ente desarrollador y movilizador de las soluciones profesionales en su contexto de actuación.
En tal sentido, se reconoce el valor de la teoría de la actividad a partir de presupuestos de la filosofía marxista – leninista, la que coloca a la práctica en el centro del proceso cognoscitivo. La sistematización de los estudios del particular, valoran la actividad desde el punto de vista filosófico, considerada como la existencia, desarrollo y transformación de la realidad social, al penetrar en todas las facetas del quehacer humano.
Dicha actividad, se identifica como una contradicción entre el sujeto y el objeto, de manera que el sujeto de la actividad se contrapone al objeto y lo transforma en un producto de esta, de ahí que se considere, la interacción dialéctica sujeto-objeto, cuyo resultado se expresa en un determinado conocimiento de la realidad aprehendida en dicho proceso.
De lo anterior, es posible enfocar la actividad práctica, como aquella que designa la actividad material adecuada a los fines del sujeto, se da entonces una relación sujeto – objeto, donde lo ideal y material se convierten en recíproco. Desde esta perspectiva, se considera la relación que establece el Técnico Superior en Enfermería como sujeto de acción, con su objeto que es la reflexión sobre su práctica pre- profesional.
De manera que asumir las prácticas comunitarias pre-profesionales desde la formación, significa viabilizar la relación que debe establecerse entre el hospital – Instituto Superior Tecnológico – comunidad, en la formación del Técnico Superior en Enfermería. De esta forma, las prácticas pre-profesionales, expresan la naturaleza sociocultural, interactiva y subjetiva de las relaciones que se establecen entre todos los actores involucrados, para promover el aprendizaje y por consiguiente, contribuir a la satisfacción de las necesidades sociales en los diversos contextos formativos.
Lo anterior permite reconocer, el papel de los Institutos Superiores Tecnológicos en Ecuador, en la formación del perfil de un profesional, basado en el desarrollo de competencias que proporcionen al futuro profesional; el saber, saber hacer, ser y convivir, como componentes necesarios para un desempeño laboral eficaz y eficiente en un mundo cambiante y globalizado, lo cual constituye según estudios de (Marchesi, 2001) el primer gran reto al que se enfrenta la educación en la esfera de la salud.
Por consiguiente, se considera que el proceso formativo desde los centros docentes de salud en Ecuador, deberá proveer a los sujetos de determinados saberes de la profesión (aprendizajes), para la solución de los problemas profesionales, dados a partir de la apropiación y aplicación de determinados contenidos, pero sin obviar, la significación que tienen las prácticas comunitarias para su futuro desempeño en la sociedad.
El vínculo con el contexto comunitario es importante, porque contribuye a la solución de los problemas de salud de la comunidad. Por tanto, debe ser una exigencia en la formación del técnico desde su enfoque humanista, lo que exige del replanteo de una concepción formativa más integradora y de criterios teóricos y metodológicos que orienten el proceso formativo para lo cual resulta imprescindible connotar el desarrollo como elemento distintivo de progreso y perfeccionamiento de la labor del TSE.
En la teoría del desarrollo profesional de Donal A. Shon (2003) alude que la formación es un espacio de congruencia entre la acción verbalizada y la práctica, sobre el problema. Otros investigadores como el Dr. C. Justo Chávez Rodríguez (2005) presta atención a la formación profesional, como resultado de la educación profesionalizada, el autor reconoce las dicotomías y carencia de consenso teórico en la literatura pedagógica relacionadas con la formación y sistematización.
Lo anterior, corrobora el valor de la práctica comunitaria, mediante la cual se integran los dominios cognitivos y procedimentales para resolver los problemas de Atención primaria de salud, de la comunidad, lo que se expresa en los principios de la vinculación de la escuela con la vida y de la teoría con la práctica y su carácter de extensión social, solo así la universidad puede cumplir con su encargo social.
La concepción leninista del conocimiento destaca la idea de que el conocimiento va de la contemplación viva al pensamiento abstracto y de este a la práctica como criterio valorativo de la verdad. Por ello, en esta teoría, queda explícito el papel de la práctica como criterio de la verdad y base para la solidez del conocimiento.
En la práctica comunitaria pre-profesional se producen los modos de actuación profesional que el futuro egresado, requiere asimilar y desarrollar durante su vida profesional, se dimensiona de otro modo la manera de aprender desde la confrontación, con los problemas profesionales y del intercambio de experiencias con profesionales, en un espacio socio laboral; donde se aprende desde el conocimiento en la acción y la reflexión que se produce constantemente, lo que supera el enfoque tradicional de algunas disciplinas en el espacio áulico y el tradicionalismo pasivo-receptivo del aula y la clase.
En tal sentido, el análisis de la actividad pre profesional en estudios realizados por Benjam (l986) e Imbernón (l994) relacionan el carácter situado y contextualizado del conocimiento profesional con los contextos y experiencias de enseñanza, se considera que el conocimiento que se construye sobre la toma de decisiones y la asunción de importantes cuotas de responsabilidad, parte de la formación activa, personal, colaborativa y significativa, los modos de actuación se aprenden frente a situaciones cambiantes y desafiantes, el autoaprendizaje, la significación de la tarea y la transformación del propio estudiante que la realiza.
Desde esta perspectiva, se revela la relación que se establece entre el contexto y su teoría, entre el contexto y la formación, y cómo el contexto especifica el lugar y significación de las prácticas comunitarias, lo que corrobora el principio pedagógico de la escuela con la vida.
Su importancia se refleja en la actividad práctica pre profesional como proceso social, que solo puede ser asumido por el hombre en su gestión activa, con la participación directa en el proceso social del trabajo, para conformar un determinado tipo social de personalidad, que otros especialistas justifican el valor del saber en uso para la práctica pre-profesional.
Estas reflexiones contribuyen a la comprensión de las diferencias esenciales entre conocimientos y saberes como elementos que resultan de vital importancia en su distinción para la formación del Técnico. Se considera de gran utilidad conceptual y metodológica las reflexiones de Andrés Gorz (2004) sobre la distinción entre saberes y conocimientos, el autor delimita los "saberes" como certezas más precisas o prácticas, parte de experiencias y prácticas que se vuelven evidencias intuitivas y costumbres y el conocimiento como comprensión más global o analítica, contenidos formalizados, objetivados, que no pueden, por definición, pertenecer a las personas.
En este sentido tiene implicaciones metodológicas, porque constituye por sí misma, la atención al contenido profesional que aporta a la formación del Técnico Superior en Enfermería, como un proceso integrador, donde se expresa también lo académico, el cual aporta los elementos cognitivos y socioculturales del objeto de la profesión, en forma de teorías, regularidades, principios, leyes, conocimientos, saberes, mensajes éticos, valores, mientras que la práctica utiliza estos conocimientos, para poder corroborar nuevas herramientas procedimentales necesarias para solucionar los problemas profesionales del entorno profesional.
La práctica comunitaria pre-profesional cumple en su condición con el contexto formativo, con el desempeño real y con las vivencias, experiencias, eventos, situaciones, significados construidos por sus actores en la práctica pre-profesional y el desempeño real, muestra las posibilidades del practicante ante los problemas presentes, es decir, es una actividad laboral que aporta un contenido profesional a la formación del Técnico y tiene sus requerimientos metodológicos como forma de organización del proceso formativo.
El Dr. C. Carlos Álvarez de Zayas (200l) precisa su importancia y define que el objetivo es laboral, lo cual posibilita que se promuevan los modos de actuación del egresado, cuando ha sabido conjugar conocimientos y habilidades en la actividad y donde luego lo investigativo, se convierte en el modo de enfrentarse a resolver los problemas de las comunidades donde interactúa.Estas reflexiones, aportan elementos metodológicos importantes para el cambio de estilo en la concepción de la formación, porque se debe privilegiar la práctica pre profesional como parte fundamental de la formación profesional de este, en vínculo con la realidad comunitaria, sus situaciones y problemas.
En consecuencia, en el Modelo de Atención Integral de Salud del Ecuador, se fundamenta la participación comunitaria como un medio y fin para el mejoramiento de las condiciones de vida de la población, donde este técnico tiene una participación activa. En el perfil del Técnico Superior en Enfermería, se destaca el encargo de formar un "Técnico (a) capacitado (a) para desempeñarse dentro de su práctica social, comunitaria y brindar una atención de calidad al ser humano y a la comunidad en todos los niveles de sus procesos, fundamentada su acción en un pensamiento multiprofesional de equipo y con visión holística del ser humano y su medio socio-cultural". (Malla curricular: 2014:5)
Se delimita así, no solo su esencia sino su contenido fundamental, valores y principios que sustentan su trabajo, los cuales deberán concretarse en su actuación en la comunidad. Sin embargo, la carrera no asume los referentes teóricos del Manual de Atención Integral de Salud como parte de los contenidos de los syllabus, hasta el 2015, aspectos necesarios para una formación profesional humanista.
Estas razones corroboran, que las prácticas pre-profesionales durante el proceso formativo del Técnico Superior en Enfermería,que de forma consciente se instrumenta en la institución educativa que se toma como población, tiene como encargo formar un técnico dentro de su práctica social y comunitaria para dar una atención de calidad y calidez a la población.
A consideración de esta investigación, las prácticas pre-profesionales son asumidas como el contexto de naturaleza formativa tendiente a la apropiación de manera activa y consciente de conocimientos, valores, habilidades generales y específicas de la actividad profesional, y constituyen actividades teórico-prácticas que preparan al estudiante para promover el conocimiento en el ámbito de la salud familiar y comunitaria, al ejecutar acciones que estimulen la participación, el cuidado y promoción de salud, desde el respeto y la consideración del marco cultural donde se vive y se desarrolla.
1.1.1 La práctica comunitaria del Técnico Superior en Enfermería.
La educación en el trabajo tiene varias modalidades en la Atención primaria de salud. La modalidad fundamental, son las acciones en el terreno y constituye el escenario perfecto que permite promover y prevenir, lo que contribuye a que los técnicos se formen a través de la educación en el trabajo, donde el individuo sano o enfermo constituye el principal recurso, de modo que se promueva en la comunidad una salud socio comunitaria.
En este sentido, estudios más actuales valoran que los técnicos y enfermeros comunitarios, "se vuelven mediadores entre la comunidad y el mundo académico, con el objetivo de fortalecer la construcción colectiva del conocimiento, a partir de los actores comunitarios y los profesionales. (Zúñiga, R 2003:133). De esta forma, se destaca la interrelación entre lo sociológico y psicológico con lo formativo que es meramente pedagógico.
Desde lo sociológico, para Zúñiga, R. (2003) Betancourt, Z. (2011) resulta de vital importancia la relación que se establece entre la sociedad y el hombre, de modo que al aludir al proceso de las prácticas pre profesionales del técnico, se revela durante las prácticas comunitarias de este estudiante en formación, una Atención primaria de salud, cuando asume un conjunto de estrategias, métodos y actividades orientadas a mejorar el estado de salud de una población definida.
La Constitución Ecuatoriana, desde una visión integral de la salud (Capítulo segundo, Art. 32) reconoce la salud como un derecho fundamental que tiene que ser garantizado por el Estado y cuya realización se vincula al ejercicio de otros derechos que sustenta la Política del Buen Vivir.
El Manual de Atención Integral de Salud documento que sustenta los fundamentos de la Atención primaria de salud, parte del enfoque biopsicosocial, multidisciplinario e intercultural, como alternativa para responder de manera más efectiva a las necesidades de las personas, familias y comunidades, lo cual contribuye a mejorar su calidad de vida
La salud como indicador del desarrollo social, implica un esfuerzo consciente de los individuos y los grupos sociales, en función del mejoramiento de las condiciones de vida, de la generación de oportunidades, adquiere un papel de cohesión social y puede constituirse en una de las fuerzas que juega un papel constructivo en el proceso de desarrollo social
Se reconoce así, que la concreción de los modos de actuación del Técnico Superior en Enfermería se desarrollan en la comunidad; asumida como "el escenario inmediato donde se desarrolla la vida de las personas, familias, y donde interactúan y se procesan las condiciones sociales, económicas y ambientales, generando potencialidades o riesgos para la salud." (Manual, 2008: 140).
Desde esta óptica, la comunidad es el espacio privilegiado para la acción de los sujetos sociales en función de la generación de condiciones sociales y ambientales saludables, de ahí, la importancia que cobran las prácticas comunitarias de los estudiantes durante su formación.
Varios investigadores como AnderEggs, E.(1990) Nisbet (2000), Broom y Seiznick (2002) en relación con la categoría comunidad, privilegian los vínculos interpersonales que se establecen y se derivan de la interacción social.
Estas ideas según la autora, permiten comprender la naturaleza de las relaciones que se potencian entre el Técnico Superior en Enfermería y la comunidad, advirtiéndose lazos de complementariedad procedimental entre los tránsitos de aprendizajes individuales, colectivos entre los profesionales y propiamente comunitarios.
La idea anterior, encuentra concreción, en el desarrollo de las prácticas comunitarias de salud. Al respecto se han consultado investigaciones de Laperriere, H. (2003), Barbero J M y Cortés F (2005), Hernández, J (2007), Roldán A (2009), Fourcade, M (2010), Roldán Tonioni, A (2011), López, F. (2012), entre otros, los que la reconocen como acciones dirigidas a mejorar el bienestar social.
Se asumen presupuestos aportado por Roldán A (2011) referidos al entorno de las prácticas comunitarias de salud, donde se construyen ideas, a partir de momentos vivenciales, entre la práctica enfermera y la práctica en salud pública, para la promoción de la salud y prevención de la enfermedad en la población. Desde esta óptica, la finalidad es integrar los conocimientos teóricos a la práctica para el desarrollo del saber ser y saber hacer, en plena correspondencia entre la educación, la salud y la sociedad.
Otro concepto importante, asociado a las prácticas comunitarias de salud en la formación del Técnico Superior en Enfermería, es la Atención primaria de salud, la cual se revitaliza desde distintas miradas y posiciones entre las que destacan, la orientación por la especialidad médica que la atiende, que tiene correspondencia con la medicina interna en la comunidad, por el enorme incremento en su capacidad resolutiva y, en algunos casos, con altos grados de valoración de la calidad de la atención prestada.
Los estudios internacionales, ejemplo la Organización Mundial de la Salud, aluden al potencial de estos aportes para mejorar el estado de salud de las poblaciones, cuestión significativa en el análisis que se sigue, ya que enfatiza en el valor de planificación de la práctica comunitaria y el carácter de intervención.
No obstante, la valoración positiva de estos aportes que se identifican con el propósito de esta investigación, adolece de una proyección y valoración del tratamiento a los modos de actuación profesional que los sujetos vinculados al desarrollo de estas prácticas, pueden potenciar desde su actuación, pero más importante aún, en su incorporación a la formación profesional desde el aprendizaje de la Atención primaria de salud.
Por su parte, la atención primaria orientada a la comunidad, es considerada como la práctica unificada en la Atención Integral de Salud, referida a la atención clínica individual y familiar con la atención a la salud comunitaria, consideraciones que apuntan hacia la necesidad de profundizar en un elemento puntual en el papel del Técnico Superior en Enfermería.
En el contexto latinoamericano el investigador colombiano Giovanni Apráez (2010), asocia la Atención primaria de salud a prácticas fruto de cooperación internacional gubernamental y no gubernamental, definidos como "agentes comunitarios de salud"; (Ruiz de Adana, R, 2011:8). La profundización en los estudios realizados en los países de América, ejemplo México, Perú, Colombia (2011, 2013),advierten una sistematización de los estudios en estos últimos años, e incluso se expresan diferentes definiciones de trabajo comunitario de enfermería, o enfermería comunitaria, esta última es valorada, como una especialidad de enfermería que tiene que ver con la atención de familias y grupos sociales principalmente fuera del espacio hospitalario.
En otros casos, es utilizada como sinónimo de enfermería de salud pública, resaltando el espacio de trabajo de la enfermera en el primer nivel de atención. En Perú es considerada una propuesta teórico-metodológica de trabajo con poblaciones humanas colectivas, que se encuentren dentro o fuera de hospital, formen o no parte de un sistema de servicios de salud pública, donde se resalta el interés de los servicios privados de salud por la salud colectiva de sus clientes.
De esta forma, se sistematiza de los estudios anteriores, el aporte de una metodología, "donde revelan la integración de los elementos de la Atención primaria de salud desde su diversidad, con las exigencias del entorno comunitario, y cómo estos imponen a la práctica de los servicios médicos nuevas exigencias, ya que se desarrolla de acuerdo con un ciclo de gestión que se inicia con un análisis de la situación de salud y la prioridad de las necesidades más relevantes" (Manual Chile, 2005. 127). Pero no se refieren al Técnico Superior en Enfermería.
En tal sentido, existen posibilidades de integrar, desde la Atención primaria de salud, las prácticas comunitarias, a partir de un diagnóstico comunitario que revele el enfoque sociocultural, que se requiere desde lo sociológico para la profundización de la comunidad, donde no se obvien, las necesidades más relevantes, a partir del cual se está en condiciones, de planificar la intervención más adecuada que será posteriormente implementada y evaluada.
Karl Sidney, en la década del 1950, expresó, al referirse a la atención primaria orientada a la salud de la comunidad, que es entendida "por la práctica unificada de la Atención primaria de salud donde se ofrece atención a lo individual, familiar desde la salud comunitaria" (1956: 56), también interpretada como la salud pública comunitaria.
Otros estudios lo declaran como "Capacitación de Servicio en Salud Social y Comunitaria y se emplea con el apoyo de tutores y facilitadores a través de las herramientas teórico-prácticas adquiridas, en la intervención comunitaria, al desarrollar prácticas de atención integral y de calidad para y con la comunidad". (Fourcade, Marta 2010:59).
La presente investigadora asume la definición que se formula en el Manual de Atención Integral de Salud en el Ecuador (2008) acerca de la Atención primaria de salud el cual precisa que " es la estrategia eficaz para mejorar la accesibilidad y la equidad en la utilización de los servicios y en los resultados en salud, para dar respuesta a las necesidades de salud de la población, la orientación a la calidad, la justicia social, la sostenibilidad y la participación" (MAIS. 2008, 140), a partir de considerar rasgos como: necesidades sociales de salud de la población y nivel de contextualización, válidas para ejercer una práctica comunitaria eficiente.
Asimismo, destaca que debe estar basada en métodos prácticos, científicamente respaldados y socialmente aceptados, que estará al alcance de todos los individuos y familiares de la comunidad, de ahí la importancia para la formación del Técnico Superior en Enfermería, quien requiere a través de la instrucción y la educación, profundizar en estos documentos valiosos para el dominio y aplicación durante sus prácticas pre-profesionales y comunitarias.
Otros estudios revelan que no podría haber una atención a los problemas de salud de la comunidad, sin una sistemática Atención primaria de salud de los individuos que la componen al señalar que "No se trata de oponer sino de complementar". (Peray B, 2003. 38). Desde esta perspectiva, se enfatiza enla correlación dialéctica entre atención a sanos y enfermos de la comunidad, desde una dinámica social, que conjuga armónicamente en la individualidad y la colectividad, potenciándose por consiguiente, el carácter profundamente humano, que dimana de la práctica comunitaria de salud, de donde se revela el enfoque psicológico, todo lo cual constituye una importante orientación a tener presente en todo proyecto pedagógico para las prácticas comunitarias de salud.
La práctica comunitaria de salud, a partir de fundamentos psicológicos y pedagógicos, es valorada como proceso inherente a la conducción por sujetos profesionales o en vía de formación profesional, como es el caso del estudiante en formación que se estudia, tiene un sustento psicológico que da cuenta de las exigencias que en este orden tipifican, tanto la actuación de los conductores de dicha actividad, como de aquellos que constituyen objetos de la misma, como es la población comunitaria.
En correspondencia con estos preceptos resulta significativo valorar en el contexto de formación, que se integran los procesos psicológicos que caracterizan al sujeto como individualidad y las contribuciones de su interacción social con el resto de la comunidad como expresión de la subjetividad social.
Por consiguiente, se reconoce en la teoría de Vygotsky, el desarrollo de los procesos psíquicos como resultado de la interacción con el medio socio histórico y cultural; y la mediación que se produce en este caso, entre técnico de salud y pobladores, tan importante en el proceso de transformación de sus conductas y actitudes. (L, S, Vygotsky, 1996).
En este sentido, los estudios del enfoque histórico cultural de Vygostky, revelan una intención marcada desde lo psicológico, respecto a la categoría desarrollo. Consecuentemente, el mismo es fruto de la interacción social con el medio y con otras personas, que representan los agentes mediadores ente el individuo y la cultura. Tales interacciones, tienen un carácter educativo implícito o explícito, se producen en diferentes contextos específicos no formales, incidentales y formales, como son la familia, los grupos sociales, los grupos en particular, aspectos medulares en la investigación que se realiza, donde los TSE asumen una actitud transformadora en los contextos comunitarios que realizan sus prácticas pre- profesionales.
El desarrollo de la práctica comunitaria del Técnico Superior en Enfermería, constituye un proceso formativo que implica nuevos aprendizajes como mediadores para el desarrollo integral de la personalidad del técnico, de modo que las influencias pedagógicas aportadas por los docentes primero y luego por los factores comunitarios, incidan en la apropiación de los saberes en el interior de los procesos psíquicos, todo lo que se revierte en conocimientos para la vida.
Se comparte la posición asumida por Morgan L (1999) el cual alude a que " los trabajadores de salud, se vuelven mediadores, porque traducen, transforman y modifican el significado de los contenidos que ellos traen, porque se aproximan a las culturas y estilos de vida", (1999:32), y los obliga al desarrollo de una buena comunicación oral y una práctica ética, que involucra espacios donde participan diferentes actores, técnicos de salud, pobladores y directivos de la comunas.
Al hacer un análisis más pertinente sobre estos criterios, resulta necesario valorar la concepción y desarrollo de estas prácticas desde los fundamentos del proceso formativo profesional, donde se destacan los estudios de Fuentes, Homero (2008) y Horruitiner, P (2010) quienes apuntan hacia la necesidad de la instrucción del estudiante durante su formación desde los primeros años de la carrera, y así lograr el imprescindible nexo con los modos de actuación de esa profesión; desde sus aspectos más simples y elementales, hasta aquellos más complejos que demandan mayor nivel de preparación. Solo de ese modo, se aseguran las habilidades necesarias para los modos de actuación como futuro profesional.
Desde esta perspectiva, se revela un principio básico de la formación, que es el vínculo entre el estudio y el trabajo, el cual constituye, una de las dos ideas rectoras en las que se sustenta el Modelo de formación en la educación superior cubana. Si ese vínculo no se establece, el estudiante no es capaz de comprender adecuadamente el porqué de cada una de las materias estudiadas durante su carrera, asimilándolas entonces desde una óptica teórica, sin relación con la actividad laboral. Estas razones, afectan a mediano plazo lo afectivo motivacional de su formación profesional, e impide que el estudiante que se forma como técnico se convierta en un agente activo y consciente de ese proceso.
Se considera necesario tener en cuenta en el proceso formativo de este estudiante, rasgos que tipifican su esencia y contribución como profesional de la salud, tales como: utilizar varios contextos formativos, perfeccionar su función educativa, contribución a la preparación para la solución de problemas preventivos de salud y medio ambientales. Sin embargo, resulta insuficiente el contenido de estas prácticas, si no se atienden los fundamentos de la Atención primaria de salud, por lo que en el orden pedagógico se advierte la necesidad de un diseño de estas prácticas, que de forma integral prepare a los futuros profesionales.
Las prácticas comunitarias de salud, se encuentran en gran parte del ejercicio de la medicina de cabecera tradicional, especialmente en el medio rural, en la cual el cuidado y responsabilidad de la atención a comunidades definidas, recaía en unos servicios asistenciales mínimos integrados, en su núcleo básico, por los médicos de cabecera y las enfermeras. Esta investigación asume y enfatiza en la sensibilización del Técnico Superior en Enfermería, para que se solidarice con los comunitarios durante su desempeño pre profesional, al contribuir a la atención, y prevención de las enfermedades a través de sus prácticas comunitarias.
Por tanto, la práctica comunitaria de salud, es considerada como un proceso de formación del profesional, en el cual se revelan, de manera integrada, todas las exigencias que en el orden pedagógico tipifican el proceso formativo, del Técnico Superior en Enfermería de educar, orientar, prevenir y promocionar salud, bienestar a enfermos y sanos. (Placencio. M, 2014,32).
Para lograr estos propósitos, es necesario, como aspecto indispensable, la apropiación integrada de contenidos y métodos que dinamicen los modos de actuación del técnico, en correspondencia con los problemas de salud detectados, a los que debe dar solución en el contexto formativo; de manera que se desarrolle el pensamiento teórico, los sentimientos y los valores en los estudiantes; solo así, se promueve una cultura científico – humanística, que los prepare para su futuro desempeño profesional.
Así, la labor del técnico en la comunidad, se orienta a promover y preservar la salud de la población, donde la promoción, prevención, educación, coordinación y continuidad del cuidado de la salud, se desarrollan con un enfoque integral, lo que confirma la necesidad de perfeccionar su formación, de manera que pueda utilizar las fuerzas dinámicas de esta para el cambio.
El desarrollo de las prácticas comunitarias de salud, puede ser considerada como una pericia procedimental de promoción y movilización de recursos humanos, en este caso el Técnico Superior en Enfermería, orientada al diagnóstico, conocimiento y cambio actitudinal de la comunidad.
Los referentes teóricos de la Metodología de la Atención primaria de salud orientada a la comunidad, son compatibles con otras metodologías de trabajo comunitario, ya que trata principalmente de reorientar los servicios de salud. Desde esta óptica, en Ecuador el Manual de Atención Integral en Salud, concreta las formas de intervención en la comunidad. "Por tanto se requiere contemplar la reorientación de estos servicios desde la formación con enfoque pedagógico, de modo que se transforme en acciones a nivel individual, grupal y comunitario". (Montaner, (2012. 8). Estas razones permiten determinar antecedentes y una reseña histórica acerca del objeto y el campo que posibilite arribar a características.
1.2. Evolución histórica de las prácticas pre-profesionales y comunitarias en la formación del Técnico Superior en Enfermería.
Los antecedentes que se connotan en el análisis, se refieren a que no es hasta mediados del siglo XIX que se desarrolla la enfermería moderna (en Alemania-1936), como un programa oficial de formación de gran importancia en los servicios de salud, sin embargo, se demostraban dificultades que obstaculizan su desarrollo, muchos de los cuales perduraron durante años.
En el contexto latinoamericano, a partir de 1890, se crea en Argentina la primera Escuela de enfermería en Latinoamérica, luego en Cuba en 1900, en Chile en 1905, en México en 1907, en el Perú en 1909, y Uruguay en 1912, dado que en estos lugares ya existía una actividad manufacturera incipiente y pequeños núcleos fabriles.
Para 1923 se crea la primera escuela en Brasil, bajo el Ministerio de Salud y los auspicios de la Fundación Rockefeller, con el objetivo principal de preparar enfermeras para los servicios de salud pública. Posteriormente en Chile, en 1927 se funda una escuela de enfermeras sanitarias.
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