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Nociones preliminares por Allan Kardec (página 10)


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21. ¿Hay diferencia entre los buenos y malos Espíritus con respecto a venir pronto al llamamiento que se les hace?

"La hay muy grande; los Espíritus malos sólo vienen a gusto cuando esperan dominar y engañar; pero experimentan una viva contrariedad cuando están obligados a venir para confesar sus faltas; sólo desean marcharse, como cuando se llama a un estudiante para reprenderle. Pueden ser obligados por Espíritus superiores, como castigo, y para la instrucción de los encarnados. La evocación es penosa para los buenos Espíritus cuando se les llama inútilmente por cosas de ninguna importancia; entonces no vienen, o bien se retiran.

"Vosotros podéis decir que, en principio, los Espíritus, cualquiera que sean, no les gusta como a vosotros, servir para la distracción de los curiosos. Muchas veces no tenéis otra idea evocando a un Espíritu que el saber lo que os dirá, o preguntarle sobre las particularidades de su vida que no desea haceros conocer, porque no tiene ningún motivo para haceros sus confidencias. ¿Creéis que va a sentarse en el banquillo para

que os divierta? Desengañáos: lo que él no os hubiera dicho cuando vivía tampoco os lo dirá como Espíritu."

Observación. – La experiencia prueba, en efecto, que la evocación es siempre agradable a los Espíritus cuando se hace con un objeto formal y útil; los buenos vienen con placer para instruirnos; los que sufren encuentran consuelo en la simpatía que se les manifiesta; los que hemos conocido están satisfechos de nuestro recuerdo. Los Espíritus ligeros quieren ser evocados por las personas frívolas, porque esto les proporciona una ocasión de divertirse a sus expensas; están poco a gusto con personas graves.

22. ¿Los Espíritus, para manifestarse, tienen siempre necesidad de ser evocados?

"No, porque se presentan muchas veces sin ser llamados y esto prueba que vienen espontáneamente."

23. ¿Cuando un Espíritu se presenta por su propia voluntad, se está más seguro de su identidad?

"De ninguna manera, porque los Espíritus mentirosos emplean a menudo este medio para engañaros mejor."

24. Cuando por el pensamiento se evoca el Espíritu de una persona, aún cuando no haya manifestación por la escritura ni de otro modo cualquiera, ¿viene a nosotros?

"La escritura es un medio material para que el Espíritu pueda atestiguar su presencia, pero el pensamiento es el que le atrae y no la acción de escribir."

25. Cuando un Espíritu inferior se manifiesta, ¿puede obligársele a que se retire?

"Sí, no escuchándole. Pero, ¿cómo queréis que se retire cuando os divertís con sus torpezas? Los Espíritus inferiores se unen a los que les escuchan con gusto, como los necios entre vosotros."

26. La evocación hecha en nombre de Dios, ¿es una garantía contra la intervención de los Espíritus?

"El nombre de Dios no es un freno para todos los Espíritus perversos, pero detiene a muchos; por este medio siempre alejáis a algunos y aun alejarías a muchos más si la evocación fuese hecha desde el fondo del corazón y no como una fórmula ligera."

27. ¿Podrían evocarse nominalmente muchos Espíritus a la vez?

"Ninguna dificultad hay en esto, y si vosotros tuviérais tres o cuatro manos para escribir, tres o cuatro os responderían al mismo tiempo; lo que sucede cuando hay muchos médiums."

28. Cuando son evocados muchos Espíritus simultáneamente y sólo hay un médium, ¿quién es el que contesta?

"Uno de ellos contesta por todos y manifiesta el pensamiento colectivo."

29. ¿Podría el mismo Espíritu comunicarse a la vez con dos médiums diferentes, estando en sesión?

"Tan fácilmente como vosotros tenéis hombres que a la vez dictan muchas cartas."

Observación. – Hemos visto a un Espíritu contestar al mismo tiempo por conducto de dos médiums a las preguntas que se le han dirigido, al uno en inglés y al otro en francés, y las respuestas eran idénticas en el sentido; algunas eran la traducción literal la una de la otra.

Dos Espíritus evocados simultáneamente por dos médiums pueden establecer entre ellos una conversación; esta especie de comunicación no siendo necesaria para ellos, puesto que leen recíprocamente su pensamiento, se prestan a ello sólo para nuestra instrucción. Si son Espíritus inferiores, como aun están imbuidos de pasiones terrestres y de ideas corporales, puede llegar el caso que se disputen y apostrofen con palabras groseras, se echen en cara sus faltas, y aun se tiren los lápices, cestitas o planchitas, etcétera, el uno contra el otro.

30. El Espíritu evocado al mismo tiempo sobre diferentes puntos, ¿puede contestar simultáneamente a las varias preguntas que se le hacen?

"Sí, si es un Espíritu elevado.

– ¿En este caso se divide el Espíritu o tiene el don de ubicuidad?

"El sol es uno y sin embargo irradia alrededor y lleva lejos sus rayos sin subdividirse; lo mismo sucede con los Espíritus. El pensamiento del Espíritu es como una chispa que proyecta a lo lejos su claridad y puede ser apercibida en todos los puntos del horizonte. Cuanto más puro es el Espíritu, más irradia su pensamiento y se extiende como la luz. Los Espíritus inferiores son demasiado materiales; no pueden contestar sino a una sola persona a la vez, y si se les llama en otra parte tampoco pueden ir.

"Un Espíritu superior, llamado a un mismo tiempo en dos puntos diferentes, responderá las dos evocaciones si son tan formales y fervientes la una como la otra; en el caso contrario, da preferencia a la más formal."

Observación. – Lo mismo sucede con un hombre que, sin cambiar de puesto, puede transmitir su pensamiento por medio de señales vistas de diferentes lados.

En una sesión de la Sociedad Parisiense de Estudios Espiritistas en que se había discutido la cuestión de ubicuidad, un Espíritu dictó espontáneamente la comunicación siguiente:

"Preguntábais esta noche cuál era la jerarquía de los Espíritus para la ubicuidad.

Comparadnos a un aeróstato que se eleva poco a poco por los aires. Cuando toca a tierra sólo puede verle un pequeño círculo; a medida que se eleva el círculo se ensancha para él, y cuando ha llegado a cierta altura aparece a un número infinito de personas. Lo mismo sucede con nosotros; un Espíritu malo que aun está unido a la tierra queda en un círculo estrecho en medio de las personas que le ven. Aumenta en gracia, se mejora, y puede hablar con muchas personas; cuando llega a ser Espíritu superior, puede irradiar como la luz del sol, manifestarse a muchas personas y en muchas partes a la vez. Chaning."

31. ¿Puede evocarse a los Espíritus puros que han terminado la serie de sus encarnaciones?

"Sí, pero rara vez; no se comunican sino a los corazones puros y sinceros, y no a los 'orgullosos' y 'egoístas' ; es menester desconfiar de los Espíritus inferiores que toman esta cualidad para darse más importancia a vuestros ojos."

32. ¿En qué consiste que el Espíritu de los hombres más ilustres venga tan fácil y familiarmente al llamamiento de los hombres más obscuros?

"Los hombres juzgan a los Espíritus como ellos, y es un error; después de la muerte del cuerpo, las categorías terrestres no existen; no hay más distinción entre ellos que la bondad, y los que son buenos van por todas partes en donde puede hacerse bien."

33. ¿Cuánto tiempo después de la muerte puede tardarse en evocar a un Espíritu?

"Puede hacerse en el mismo instante de la muerte, pero como en este momento el Espíritu está aun en la turbación responde imperfectamente."

Observación. – Siendo la duración de la turbación muy variable, no puede haber plazo fijo para hacer la evocación; es raro, sin embargo, que al cabo de ocho días el Espíritu no se reconozca bastante para poder responder; algunas veces lo pueda muy bien dos o tres días después de la muerte; en todos los casos se puede ensayar con respecto.

34. ¿La evocación en el instante de la muerte es mas penosa para el Espíritu que la que se hace más tarde?

"Algunas veces es como si os quitasen el sueño antes de despertaros completamente. Sin embargo hay algunos que no son contrariados y aun les ayuda a salir de la turbación."

35. Un niño que muere a corta edad, ¿cómo puede su Espíritu responder con conocimiento de causa, si cuando vivía no tenía aun conciencia de sí mismo?

"El alma del niño es un Espíritu 'envuelto aún en los lazos de la materia' ; pero separado de ella goza de las facultades del Espíritu, porque los Espíritus no tienen edad; lo que prueba que el Espíritu del niño ha vivido ya. Sin embargo, hasta que esté completamente desprendido, puede conservar en su lenguaje algunas trazas del carácter de la infancia."

Observación. – La influencia corporal que se hace sentir más o menos tiempo sobre el Espíritu del niño se hace igualmente notar algunas veces sobre el Espíritu de aquellos que mueren en estado de locura. El Espíritu, por sí mismo, no es loco, pero ya se sabe que ciertos Espíritus creen durante algún tiempo estar aun en este mundo; no es, pues, extraño, que en el loco el Espíritu se resienta aun de las trabas que durante la vida se oponían a su libre manifestación, hasta que esté completamente desprendido. Este efecto varía según las causas de la locura, porque hay locos que recobran toda la lucidez de sus ideas inmediatamente después de su muerte.

Evocaciones de los animales

36. ¿Puede evocarse el Espíritu de un animal?

"Después de la muerte del animal, el principio inteligente que estaba en él, está en un estado latente; al momento es utilizado por ciertos Espíritus encargados de este cuidado para animar nuevos seres, en los cuales continúa la obra de su elaboración. De este modo en el mundo de Los Espíritus no hay Espíritus de animales errantes, sino únicamente Espíritus humanos.

Este contesta a vuestra pregunta.

– ¿En qué consiste, pues, que ciertas personas, habiendo evocado a los animales han obtenido contestación?

"Evocad a una peña y os responderá. Hay siempre una turba de Espíritus dispuestos a tomar la palabra para todo."

Observación. – Por la misma razón si se evoca un mito, o un personaje alegórico, responderá, es decir, responderán por él, y el Espíritu que se presentará tomará el carácter y las maneras. Uno tuvo un día la idea de evocar a 'Tartufo' y 'Tartufo' vino en seguida; hizo más, habló de Orgon, de Elmira, de Damis y de Valeria, de quienes dio noticias; en cuanto a él, imitó el hipócrita con tanto arte como si Tartufo hubiese sido un personaje real. Más tarde dijo ser el Espíritu de un actor que había hecho este papel. Los Espíritus ligeros se aprovechan siempre de la inexperiencia de los que preguntan; pero se guardan de dirigirse a aquellos que saben que son ilustrados para descubrir sus imposturas y que no creerían sus cuentos. Lo mismo sucede entre los hombres.

Un caballero tenía en su jardín un nido de jilgueros por los que se interesaba mucho; un día desapareció el nido; persuadido de que nadie de su casa era culpable de este delito, como él era médium, tuvo la idea de evocar a la madre de los pequeñuelos; vino, y le dijo un muy buen francés: "No culpes a nadie, y sosiégate sobre la suerte de mis pequeños; ha sido el gato que saltando ha hecho caer el nido; lo encontrarás en la yerba, lo mismo que los pequeños que no han sido comidos". Averiguado, se encontró exacto. ¿Es menester por esto sacar en consecuencia que fue el pájaro el que contestó?

Seguramente que no; sino un Espíritu que conocía la historia. Esto prueba cuanto debe uno desconfiar de las apariencias y cuán justa es la respuesta anterior: "Evocad una roca y os responderá". – Véase más arriba el capítulo de la "Mediumnidad en los animales", núm. 234).

Evocación de las personas vivientes

37. La encarnación del Espíritu, ¿es un obstáculo absoluto para su evocación?

"No, pero es preciso que el estado del cuerpo permita al Espíritu el desprenderse de la materia en este momento. El Espíritu encarnado viene con tanta más facilidad cuanto más elevado es el mundo en que se encuentra, porque los cuerpos son allí menos materiales."

38. ¿Puede evocarse el Espíritu de una persona viviente?

"Sí; puesto que puede evocarse un Espíritu encarnado. El Espíritu de un viviente puede también en sus momentos de libertad presentarse, sin ser evocado; esto depende de su simpatía por las personas con las cuales se comunica." ("Véase número 115", la historia del hombre de la caja de polvo).

39. ¿En qué estado está el cuerpo de la persona cuyo Espíritu se evoca?

"Duerme o dormita; entonces es cuando el Espíritu es libre."

– ¿Podría despertarse el cuerpo mientras que el Espíritu está ausente?

"No; el Espíritu está obligado a volver a 'entrar en él' ; si en este momento está hablando con vosotros, os deja y algunas veces os dice el motivo."

40. ¿El Espíritu ausente del cuerpo, ¿cómo es advertido de la necesidad de su presencia?

"El Espíritu de un cuerpo viviente nunca está completamente separado; a cualquiera distancia que se transporte, está unido a él por un lazo fluídico que sirve para llamarle cuando es necesario; este lazo no se rompe sino con la muerte."

Observación. – Este lazo fluídico ha sido apercibido a menudo por médiums videntes. Es una especie de rastro fosforescente que se pierde en el espacio y en la dirección del cuerpo. Ciertos Espíritus han dicho que en esto se reconocen aquellos que pertenecen al mundo corporal.

41. ¿Qué sucedería si durante el sueño y en ausencia del Espíritu, el cuerpo fuese herido mortalmente?

"El Espíritu sería advertido y volvería a entrar antes que la muerte se consumase."

– De este modo, ¿no podría suceder que el cuerpo muriese en la ausencia del Espíritu, y que éste, a su vuelta, no pudiese volver a entrar?

"No; esto sería contrario a la ley que rige la unión del alma y del cuerpo."

– ¿Pero si fuese el golpe dado súbitamente y de improviso?

"El Espíritu sería avisado antes que se diera el golpe mortal."

Observación. – Preguntado el Espíritu de un vidente sobre este hecho, respondió: "Si el cuerpo podía morir en ausencia del Espíritu, esto sería un médium muy cómodo de cometer suicidios hipócritas".

42. ¿El Espíritu de una persona evocada durante el sueño, es tan libre de comunicarse como el de una persona muerta?

"No; la materia influye siempre poco o mucho."

Observación. – Una persona en este estado a la que se dirigía esta pregunta, contestó: "Estoy siempre encadenado a la bala que arrastro tras de mí".

– En este estado, ¿podría ser impedimento al Espíritu para venir, el que estuviese en otra parte?

"Sí; puede suceder que el Espíritu esté en paraje que se complaciera en permanecer allí, entonces no viene a la evocación, sobre todo cuando es hecha por alguno que no le interesa."

43. ¿Es enteramente imposible evocar el Espíritu de una persona despierta?

"Aunque difícil, no es absolutamente imposible, porque si la evocación 'llega' , puede suceder que la persona se duerma; pero el Espíritu no puede comunicarse, como Espíritu, sino en los momentos en que su presencia no es necesaria para la actividad inteligente del cuerpo."

Observación. – La experiencia nos prueba que la evocación hecha durante el estado de vela puede provocar el sueño, o al menos una absorción vecina del sueño, pero este efecto no puede tener lugar sino por una voluntad muy enérgica y existen lazos de simpatía entre las dos personas; de otro modo la evocación 'no tiene resultado'. En el mismo caso en que la evocación podría provocar el sueño, si el momento es inoportuno, no queriendo dormir, la persona opondrá resistencia, y si sucumbe, su Espíritu estará turbado y responderá difícilmente. Resulta de esto que el momento más favorable para la evocación de una persona viviente es el de su sueño natural, porque siendo libre, su Espíritu puede venir al que le llama de la misma manera que podría ir a otra parte.

Cuando la evocación se hace con el consentimiento de la persona y que ésta procura dormirse con este objeto, puede suceder que esta preocupación retarde el sueño y turbe al Espíritu; por esto el sueño no forzado es el preferido.

44. Una persona viviente evocada, ¿tiene de ello conciencia al despertar?

"No; vosotros lo sois más a menudo que creéis, Sólo su Espíritu lo sabe y puede algunas veces dejarle una vaga impresión como de un sueño."

– ¿Quién es el que puede evocarnos si somos seres obscuros?

"En otras existencias podéis haber sido personas conocidas en este mundo o en otros, y además vuestros parientes y vuestros amigos igualmente en este mundo o en otros. Supongamos que tu Espíritu haya animado el cuerpo del padre de otra persona; pues bien: cuando esta persona evoque a su padre, será tu Espíritu el que será evocado y responderá."

45. ¿El Espíritu evocado de una persona viviente responde como Espíritu o según las ideas de cuando está despierto?

"Esto depende de su elevación, pero juzga más sanamente y con menos preocupaciones, absolutamente como los sonámbulos; es un estado parecido a poca diferencia."

46. ¿Si el Espíritu de un sonámbulo en el estado del sueño magnético fuese evocado, sería más lucido que el de otra persona?

"Sin duda respondería con más facilidad porque esta más desprendido; todo depende del grado de independencia del Espíritu y del cuerpo."

¿El Espíritu de un sonámbulo podría responder a una persona que le invocase a distancia, al mismo tiempo que respondería verbalmente a otra persona?

"La facultad de comunicarse simultáneamente sobre dos puntos diferentes no pertenece sino a los Espíritus completamente desprendidos de la materia."

47. ¿Se podrían modificar las ideas de una persona en el estado de vela, obrando sobre su Espíritu durante el sueño?

"Sí, algunas veces; el Espíritu no está ya unido a la materia por lazos tan íntimos; por esto es más accesible a las impresiones morales y es tas impresiones pueden influir sobre su manera de ver en el estado ordinario. Desgraciadamente sucede muy a menudo que al despertarse, la naturaleza corporal le conduce a hacerle olvidar las buenas resoluciones que ha podido tomar."

48. El Espíritu de una persona viviente ¿es libre de decir lo que quiere?

"Tiene sus facultades de Espíritus y por consiguiente su libre albedrío, y como tiene más perspicacia, es también más circunspecto que cuando está despierto."

49. ¿Podría obligarse a una persona, evocándola a decir lo que ella quisiera callar?

"He dicho ya que el Espíritu tiene su libre albedrío, pero puede ser que como Espíritu dé menos importancia a ciertas cosas que en el estado ordinario; su conciencia puede hablar con más libertad. Por lo demás, si no quiere hablar, puede siempre evadirse de las impertinencias marchándose, porque no puede detenerse su Espíritu como se retiene su cuerpo."

50. ¿El Espíritu de una persona viviente no podría ser obligado por otro Espíritu a venir y hablar del mismo modo que tiene lugar con los Espíritus errantes?

"Entre los Espíritus, que estén muertos o vivos, no hay supremacía sino por la superioridad moral, y debéis creer bien que un Espíritu superior jamás prestaría su apoyo a una fea indiscreción."

Observación. – Este abuso de confianza sería en efecto una mala acción, pero no podría tener resultado, puesto que no se puede arrancar un secreto que el Espíritu quisiera callar, a menos que, dominado por un sentimiento de justicia, confesase lo que en otras circunstancias callaría.

Una persona quiso saber, por este medio, de uno de sus parientes, si el testamento de este último estaba en su favor. El Espíritu contestó: "Sí, mi amada sobrina, y muy pronto tendrás la prueba". En efecto, la cosa era real, pero pocos días después, el pariente destruyó su testamento y tuvo la malicia de hacerlo saber a la persona, sin que supiese que había sido evocado. Un sentimiento instintivo le condujo, sin duda, a ejecutar la resolución que el Espíritu había tomado según la pregunta que se le había hecho. Hay bajeza en pedir al Espíritu de un muerto o de un vivo, lo que uno no se atrevería a pedir a su persona; y esta bajeza por lo mismo no tiene por compensación el resultado que se promete.

51. ¿Puede evocarse un Espíritu cuyo cuerpo está aun en el seno de su madre?

"No; sabéis bien que en este momento el Espíritu está en una turbación completa."

Observación. – La encarnación no tiene lugar definitivamente sino en el momento en que el niño respira; pero desde la concepción el Espíritu designado para animarle, está sobrecogido de una turbación que aumenta cuando se aproxima el nacimiento y le quita la conciencia de sí mismo y por consecuencia la facultad de responder. (Véase Libro de los Espíritus: Vuelta a la vida corporal; unión del alma y del cuerpo, núm. 344)

52. ¿Un Espíritu mentiroso podría tomar el puesto de una persona viviente que se evocase?

"Esto no es dudoso y sucede muy a menudo, sobre todo cuando la intención del evocador no es pura. Por lo demás la evocación de las personas vivientes sólo tiene el interés de un estudio psicológico; conviene abstenerse siempre que no pueda tener un resultado instructivo."

Observación. – Si la evocación de los Espíritus errantes no siempre da resultado, para servirnos de su expresión, esto es mucho más frecuente para los que están encarnados; entonces sobre todo es cuando los Espíritus mentirosos toman su puesto."

53. La evocación de una persona viviente ¿tiene inconvenientes?

"Nunca deja de tener peligro; esto depende de la posición de la persona, porque si está enferma puede aumentar sus sufrimientos."

54. ¿En qué caso la evocación de una persona viviente puede tener más inconvenientes?

"Debe abstenerse de evocar a los niños de muy corta edad, a las personas gravemente enfermas, a los ancianos achacosos, en una palabra, puede tener inconvenientes todas las veces que el cuerpo está muy debilitado."

Observación. — La brusca suspensión de las facultades intelectuales durante el estado de vela, podría también ofrecer peligro si la persona se encontraba en este momento en la necesidad de tener toda su presencia de espíritu.

55. ¿Durante la evocación de una persona viviente, experimenta su cuerpo fatiga por consecuencia del trabajo al que se entrega el Espíritu aunque ausente?

Una persona en este estado y que pretendía que su cuerpo se fatigaba, respondió a esta pregunta: "Mi Espíritu es como un globo cautivo atado a un poste; mi cuerpo es el poste que se estremece por las sacudidas del globo."

56. ¿Puesto que la evocación de las personas vivientes puede tener inconvenientes cuando se hace sin precaución, el daño existe también cuando se evoca a un Espíritu que no se sabe si está encarnado y que podría no encontrarse en condiciones favorables?

"No; las circunstancias no son las mismas; no vendrá si no está en disposición de hacerlo. Y, además, ¿no os he dicho que preguntéis antes de hacer una evocación, si podéis hacerla?"

57. Cuando nosotros experimentamos en los momentos más inoportunos, una irresistible pasión de sueño, ¿dimana de que nos evocan en alguna parte?

"Sin duda esto puede tener lugar, pero lo más a menudo es un efecto puramente físico, sea que el cuerpo tenga necesidad de descanso, sea que el Espíritu tenga necesidad de libertad."

Observación. – Una señora conocida nuestra, médium, tuvo un día la idea de evocar al Espíritu de su nieto que dormía en la misma habitación. La identidad se hizo constar por el lenguaje, las expresiones familiares del niño y por el relato muy exacto de muchas cosas que le habían sucedido en su pensión, pero una circunstancia vino a confirmarlo. De repente la mano de la médium se paró en medio de una frase, sin que fuera posible obtener nada más; en este momento, el niño medio despierto hizo muchos movimientos en la cama; algunos instantes después, volviéndose a dormir, la mano marchó otra vez continuando la conversación interrumpida. La evocación de las personas vivientes, hecha en buenas condiciones, prueba de la manera más patente la acción distinta del Espíritu y del cuerpo y por consiguiente la existencia de un principio inteligente, independiente de la materia. (Véase la "Revista Espiritista" de 1860, págs. 11 y 81, muchos ejemplos notables de evocación de personas vivientes).

Telegrafía humana

58. Evocándose dos personas recíprocamente, ¿podrían transmitir sus pensamientos y establecer una correspondencia?

"Sí; y esta telegrafía humana un día será el medio universal de correspondencia."

– ¿Por qué no ha de ser desde ahora?

"Ya lo es para ciertas personas, pero no para todo el mundo; es menester que los hombres 'se depuren' para que su Espíritu se desprenda de la materia, y esta es también una razón para hacer la evocación en nombre de Dios. Hasta entonces está circunscrito 'a las almas elegidas' y desmaterializadas, lo que encuentra raramente en el estado actual de los habitantes de la Tierra."

CAPÍTULO XXVI PREGUNTAS QUE PUEDEN HACERSE A LOS ESPÍRITUS

Observaciones preliminares. – Preguntas simpáticas o antipáticas a los Espíritus. – Preguntas sobre el porvenir. – Sobre las existencias pasadas y futuras. – Sobre los intereses morales y materiales. – Sobre la suerte de los Espíritus. – Sobre la salud. – Sobre las invenciones y descubrimientos. – Sobre

los tesoros ocultos. – Sobre los otros mundos.

Observaciones preliminares

No podría encarecerse bastante la importancia que debe darse al modo de hacer tas preguntas, y más aun a la naturaleza de ellas. Dos cosas deben considerarse en las que se dirigen a los Espíritus: la forma y el fondo. Con respecto a la forma deben ser redactadas con claridad y precisión, evitando las preguntas complejas. Pero hay otro punto no menos importante: es el orden que debe presidir para su colocación. Cuando un asunto requiere una serie de preguntas es necesario que se encadenen con método, de manera que dimanen naturalmente las unas de las otras; los Espíritus responden a ellas con mucha más facilidad y con más claridad que cuando se hacen al acaso, pasando sin transición de un objeto al otro. Por esta razón es siempre útil el prepararlas con anticipación, sin perjuicio de intercalar durante la sesión las que provengan de las circunstancias. Además de que la redacción debe ser mejor cuando se hace con calma, este trabajo preparatorio es, como lo hemos dicho ya, una especie de evocación anticipada a la que el Espíritu puede haber asistido y disponerse a responder. Se notará que muy a menudo el Espíritu responde anticipadamente a ciertas demandas, lo que prueba que ya tenía de ellas conocimiento anticipado.

El fondo de la cuestión requiere una atención aun más seria, porque la naturaleza de la pregunta provoca a menudo una respuesta justa o falsa; hay algunas a la que los Espíritus no pueden o no deben responder por motivos que nos son desconocidos; es, pues, inútil, insistir; pero lo que se debe evitar, sobre todo, son las preguntas hechas con el fin de poner su perspicacia a prueba. Cuando una cosa existe se dice que deben saberla; pues precisamente porque vosotros conocéis la cosa o que tenéis los medios de comprobarla vosotros mismos, es por lo que no se toman el trabajo de responder; esta sospecha les incomoda y no se obtiene nada satisfactorio. ¿No tenemos todos los días ejemplos entre nosotros? Hombres superiores que tienen conciencia de lo que valen, ¿se ocuparían en contestar a todas las preguntas necias que tuviesen por objeto el someterles a un examen, como a los estudiantes? El deseo de hacer un adepto de tal o cual persona no es un motivo para los Espíritus de satisfacer una vana curiosidad; saben que la convicción llegará pronto o tarde y los medios que ellos emplean para conducirle no son siempre los que nosotros pensamos.

Suponeos un hombre grave ocupado en cosas útiles y formales, incesantemente atormentado por las pueriles demandas de un niño, y tendréis una idea de lo que deben pensar los Espíritus superiores de todas las simplezas que se les dice. No se sigue de esto que no pueden obtenerse de parte de los Espíritus noticias útiles y sobre todo muy buenos consejos, pero ellos contestan más o menos bien, según los conocimientos que ellos mismos poseen, el interés que nosotros merecemos de su parte y el afecto que nos tienen y, en fin, según el objeto que se proponen y la utilidad que ellos ven en el asunto; pero si todo nuestro pensamiento se limita creerles más aptos que a los otros para darnos una reseña útil sobre las cosas de este mundo, no pueden tener por nosotros una profunda simpatía; desde entonces sólo hacen apariciones muy cortas, y a menudo, siguiendo el grado de su imperfección, atestiguan su mal humor por haberles incomodado inútilmente.

Ciertas personas piensan que es preferible el abstenerse de hacer preguntas y que conviene esperar la enseñanza de los Espíritus sin provocarlas; esto es un error.

Los Espíritus dan, sin que quepa duda, instrucciones espontáneas de muy grande importancia y que se haría muy mal en descuidar, pero hay explicaciones que muchas veces se esperarían mucho tiempo si no se solicitasen. Sin las preguntas que hemos propuesto, el Libro de los Espíritus y el Libro de los Médiums estaría aun por hacer, o sería menos completo, y una multitud de problemas de gran importancia estaría por resolver. Las preguntas, lejos de tener el menor inconveniente, son de muy grande utilidad al punto de vista de la instrucción, cuando se las sabe poner en los límites que se requieren. Tienen otra ventaja, ayudan a descubrir a los Espíritus mentirosos que, siendo más vanos que sabios, raramente sufren con ventaja por su parte la prueba de las cuestiones de una lógica cerrada por las cuales se les empuja hasta sus últimas trincheras. Como los Espíritus verdaderamente superiores no tienen nada que temer de semejante prueba, son los primeros en provocar explicaciones sobre los puntos obscuros; los otros, al contrario, temiendo tener que habérselas con mayores fuerzas, ponen gran cuidado en evitarlas; así es que recomiendan en general a los médiums que tratan de dominar y a los cuales quieren hacer aceptar sus utopías, el que se abstengan de toda controversia con respecto a sus enseñanzas.

Si se ha comprendido lo que hemos dicho hasta ahora en esta obra, puede ya formarse una idea del círculo en el cual conviene concretar las preguntas que se pueden dirigir a los Espíritus; sin embargo, para más seguridad, damos a continuación las respuestas que se han dado sobre los principales asuntos que las personas poco experimentadas generalmente están dispuestas a preguntar.

Preguntas simpáticas o antipáticas a los Espíritus

1. ¿Los Espíritus responden de buen grado a las preguntas que se les hacen?

"Según las preguntas; los Espíritus formales responden siempre con placer a los que tienen por objeto el bien y los medios de haceros adelantar. No escuchan las preguntas frívolas."

2. ¿Basta que una pregunta sea formal para obtener la respuesta?

"No, esto depende del Espíritu que contesta."

¿Pero una cuestión formal no aleja, acaso, a los Espíritus ligeros?

"No es la pregunta la que aleja a los Espíritus ligeros, es el carácter del que la hace."

3. ¿Cuáles son las preguntas particularmente antipáticas a los Espíritus buenos?

"Todas aquellas que son inútiles o que se hacen con un objeto de curiosidad y de prueba; entonces no responden y se alejan."

– ¿Hay preguntas que sean antipáticas a los Espíritus imperfectos?

"Sólo hay las que pueden hacer descubrir su ignorancia o su superchería cuando procura engañar; de todos modos contestan a todo sin cuidarse de la verdad."

4. ¿Qué hemos de pensar de las personas que no ven en las comunicaciones espiritistas más que una distracción y un pasatiempo, o un medio de obtener revelaciones sobre lo que les interesa?

"Estas son las personas que gustan mucho a los Espíritus inferiores, que, como ellas, quieren divertirse y están contentos cuando las han mixtificado."

5. Cuando los Espíritus no contestan a ciertas preguntas, ¿es por efecto de su voluntad o bien porque un poder superior se opone a ciertas revelaciones?

"Lo uno y lo otro; hay cosas que no pueden revelarse y otras que el mismo Espíritu no conoce."

– Insistiendo con fuerza, ¿el Espíritu llegaría a responder?

"No; el Espíritu que no quiere responder tiene siempre la facilidad de marcharse.

Por esto es menester esperar cuando se os dice, y sobre todo no os empeñéis en querer hacernos responder. Insistir para obtener una contestación que no se os quiera dar, es el medio seguro de ser engañado."

6. ¿Todos los Espíritus son aptos para comprender las preguntas que se les hacen?

"Lejos de esto, los Espíritus inferiores son incapaces de comprender ciertas cuestiones, lo que no les impide el contestar bien o mal, como tiene lugar entre vosotros."

Observación. – En ciertos casos, y cuando es útil, sucede con frecuencia que un Espíritu más elevado viene en ayuda del Espíritu ignorante y le indica lo que debe decir.

Se conoce esto por el contraste de ciertas respuestas, y además porque a menudo el mismo Espíritu conviene en ello. Esto sólo tiene lugar con Espíritus ignorantes de buena fe, pero nunca con los que hacen gala de un falso saber.

Preguntas sobre el porvenir

7. ¿Pueden los Espíritus hacernos conocer el porvenir?

"Si el hombre conociera el porvenir descuidaría el presente.

"Este es un asunto sobre el cual insistís siempre para obtener una respuesta precisa; es un gran mal, porque la manifestación de los Espíritus no es un medio de adivinación. Si os empeñáis en querer una respuesta se os dará por un Espíritu duende; os lo decimos a cada momento." (Véase El Libro de los Espíritus, "conocimiento del porvenir, número 868").

8. ¿No hay, sin embargo, algunos acontecimientos futuros que se han anunciado espontáneamente y con verdad por los Espíritus?

"Puede suceder que el Espíritu prevea cosas que juzga útil hacer conocer, o que tenga misión de hacéroslo saber; pero hay mucho que desconfiar de los Espíritus mentirosos que se divierten en hacer predicciones. Sólo el conjunto de circunstancias puede hacer apreciar el grado de confianza que merecen."

9. ¿De qué clase de predicciones se debe desconfiar más?

"De todas aquellas que no tienen un objeto de utilidad 'general'. Las predicciones personales casi siempre pueden ser consideradas como apócrifas."

10. ¿Cuál es el objeto de los Espíritus que anuncian espontáneamente acontecimientos que no tienen lugar?

"Lo más a menudo es para divertirse de la credulidad, del miedo o de la alegría que causan; después se ríen de la contrariedad. Estas predicciones engañosas tienen, sin embargo, algunas veces, un objeto más formal, y es el de poner a prueba a aquel a quien se hacen, a fin de ver el modo como toma la cosa y la naturaleza de sentimientos buenos o malos que hacen nacer en él."

Observación. – Tal podría ser, por ejemplo, el anuncio de lo que pueda lisonjear la concupiscencia o la ambición, como la muerte de una persona, la perspectiva de una herencia, etc.

11. ¿Por qué los Espíritus formales, cuando hacen presentir un acontecimiento, ordinariamente no fijan la techa, esto es, impotencia o voluntad por su parte?

"Lo uno y lo otro; pueden en ciertos casos hacer 'presentir' un acontecimiento; entonces es una advertencia que os hacen. En cuanto a precisar la época, a menudo no lo deben, y muchas veces no lo pueden, porque ellos mismos no lo saben. El Espíritu puede prever que una cosa tendrá lugar, pero el momento preciso puede depender de los acontecimientos, que aún no se han cumplido y que sólo Dios sabe. Los Espíritus ligeros que no tienen escrúpulo en engañaros os indican los días y las horas sin que les inquiete el resultado. Por esto toda predicción 'circunstanciada' debe seros sospechosa.

"Repito, nuestra misión es la de haceros progresar; ayudándoos tanto como podemos. El que pida a los Espíritus superiores la prudencia, nunca será engañado; pero no creáis que perdamos nuestro tiempo en escuchar todas vuestras necedades y en deciros la buena ventura; dejamos esto para los Espíritus ligeros que se divierten como los niños traviesos.

"La Providencia ha puesto límites a las revelaciones que pueden hacerse al hombre. Los Espíritus graves guardan silencio sobre todo lo que está prohibido hacer conocer. Insistiendo para obtener una respuesta os exponéis a las bellaquerías de los Espíritus inferiores, siempre dispuestos para aprovechar las ocasiones de tender la red a vuestra credulidad."

Observación – Los Espíritus ven, o presienten por inducción los acontecimientos futuros; ven que se cumplirán en un tiempo que no cuentan como nosotros; para precisar la época, les sería necesario que se identificaran con nuestro modo de calcular la duración, lo que no siempre juzga necesario; de aquí toma a menudo origen la causa de muchos errores aparentes.

12. ¿Hay hombres dotados de una facultad especial que les hace entrever el porvenir?

"Sí, aquellos cuyas almas se desprenden de la materia; entonces el Espíritu ve; y cuando es útil, Dios les permite revelar ciertas cosas para el bien; pero entre ellos hay muchos impostores y charlatanes. Esta facultad será más común en el porvenir."

13. ¿Qué hemos de pensar de los Espíritus que se complacen en pronosticar la muerte de alguno en día y hora fija?

"Estos Espíritus son bromistas de mal género que no tienen otro objeto que divertirse por el miedo que hacen. Nunca debe hacerse caso de lo que digan."

14. ¿En qué consiste que ciertas personas sean advertidas por presentimiento de la época de su muerte?

"Muchas veces su propio Espíritu lo sabe en sus momentos de libertad, y al despertar conserva la intuición. Estas personas, estando preparadas, no se asustan ni se conmueven. No ven en esta separación del cuerpo y del alma sino un cambio de situación o, si queréis, para ser más vulgar, el abandono de un vestido grosero en cambio de otro de seda. El miedo de la muerte disminuirá a medida que se arraigarán las creencias espiritistas."

Preguntas sobre las existencias pasadas y futuras 15. ¿Los Espíritus pueden hacernos conocer nuestras existencias pasadas?

"Dios permite algunas veces que sean reveladas según el objeto; si es para vuestra edificación y vuestra instrucción, serán verdaderas, y en este caso la revelación se hace casi siempre espontánea y de una manera enteramente imprevista; pero no lo permite nunca para satisfacer la vana curiosidad."

– ¿Por qué ciertos Espíritus no rehúsan nunca el hacer esta clase de revelaciones?

"Estos son Espíritus bromistas que se divierten a vuestras expensas. En general vosotros debéis mirar como falsas, o al menos sospechosas, todas las revelaciones de esta naturaleza que no tengan un objeto eminentemente formal y útil. Los Espíritus burlones se complacen en Iisonjear el amor propio con pretendidos orígenes. Hay médiums y creyentes que aceptan como moneda corriente todo lo que se les dice sobre este punto, y que no ven que el estado actual de su Espíritu en nada justifica el rango que pretenden haber ocupado; pequeña vanidad, con la que se divierten los Espíritus burlones lo mismo que los hombres. Seria más lógico y más conforme a la marcha progresiva de los seres el que hubiesen subido y no descendido, lo que sería más honroso para ellos. Para que pudieran creerse esta especie de revelaciones sería preciso que se hicieran espontáneamente por diferentes médiums extraños los unos a los otros, ignorando lo que se hubiese revelado anteriormente; entonces parece que hay una razón evidente para creer."

– Si uno no puede conocer su individualidad anterior, ¿sucede lo mismo con la clase de existencia que ha tenido de la posición social que ha ocupado, de las cualidades y defectos que han dominado en nosotros?

"No; esto puede ser revelado, porque de ello podéis sacar provecho para vuestro mejoramiento; pero, por otra parte, estudiando vuestro presente, vosotros mismos podéis deducir vuestro pasado." (Véase El Libro de los Espíritus: "Olvido del pasado, núm. 392").

16. ¿Puede sernos revelada alguna cosa sobre nuestras existencias futuras?

"No; todo lo que os digan ciertos Espíritus con este objeto sólo será una burla; y esto se comprende: vuestra existencia futura no puede decretarse antes, puesto que será lo que vosotros mismos habréis merecido por vuestra conducta sobre la Tierra, y por las resoluciones que habréis tomado cuando seréis Espíritus. Cuanto menos tendréis que expiar, más feliz será, pero saber cómo y en dónde será esta existencia, repito que es imposible, salvo el caso especial y raro de los Espíritus que sólo están en la Tierra para cumplir una misión importante, porque entonces su ruta está de algún modo trazada con anticipación."

Preguntas sobre los intereses morales y materiales

17. ¿Pueden pedirse consejos a los Espíritus?

"Sí, ciertamente; los Espíritus buen os jamás rehúsan ayudar a aquellos que les evocan con confianza, principalmente por lo que concierne al alma; pero rechazan a los hipócritas, 'aquellos que parece que quieren pedir la luz y se complacen en las tinieblas'."

18. ¿Los Espíritus pueden dar consejos sobre las cosas de intereses privados?

"Alguna vez, según el motivo. Esto depende de aquellos a quienes uno se dirige. Los consejos concernientes a la vida privada, se dan con más exactitud por los Espíritus familiares, porque unen a una persona y se interesan por lo que la concierne; es el amigo, el confidente de vuestros pensamientos más secretos; pero a menudo les fatigáis con preguntas tan descabelladas, que os dejan. Seria también absurdo el pedir cosas íntimas a Espíritus que os son extraños, lo mismo que si para esto os dirigierais al primer individuo que encontraseis en la calle. Vosotros no deberíais olvidar jamás que la puerilidad de las demandas es incompatible con la superioridad de los Espíritus. Es también preciso tomar en cuenta las cualidades del Espíritu familiar que puede ser bueno o malo, según sus simpatías por la persona con quien se comunica. El Espíritu familiar de un hombre malo es un mal Espíritu, cuyos consejos pueden serle perniciosos, pero que se alela y cede el puesto a un Espíritu mejor, si el hombre se mejora a sí mismo. A los semejantes, sus semejantes."

19. Los Espíritus familiares, ¿pueden favorecer los intereses familiares por las revelaciones?

"Pueden, y lo hacen algunas veces según las circunstancias, pero estad seguros que los Espíritus buenos nunca se prestan a servir la ambición. Los malos hacen reflejar a vuestros ojos mil atractivos para estimularla y en seguida mixtificaros por la decepción. Sabed también, que si vuestra prueba es de sufrir tal o cual vicisitud,

vuestros Espíritus protectores pueden ayudaros a soportarla con más resignación y endulzarla algunas veces; pero en el interés de vuestro porvenir no le es permitido el libraros de ella. De la misma manera que un buen padre no concede a su hijo todo lo que desea."

Observación. – Nuestros Espíritus protectores pueden en algunas circunstancias, indicarnos el mejor camino, sin que por esto nos conduzcan con la mano; de otro modo perderíamos toda iniciativa y no nos atreveríamos a dar un paso sin su socorro, y esto sería en perjuicio de nuestro perfeccionamiento. Para progresar, el hombre necesita a menudo adquirir la experiencia a sus expensas; por esto los Espíritus prudentes, aconsejándonos, nos entregan muchas veces a nuestras propias fuerzas, como lo hace un hábil preceptor con sus discípulos.

En las circunstancias ordinarias de la vida, nos aconsejan por la inspiración y de este modo nos dejan todo el mérito del bien, como nos dejan toda la responsabilidad de la mala acción.

Sería abusar de la condescendencia de los Espíritus familiares y comprender mal su misión, el preguntarles a cada instante sobre las cosas más vulgares como lo hacen ciertos médiums. Algunos de estos por cualquier cosa toman el lápiz y piden consejo sobre las cosas más sencillas. Esta manía denota la pequeñez de las ideas, al mismo tiempo hay la presunción de creer que siempre se tiene un Espíritu a sus órdenes, no teniendo otra cosa que hacer que ocuparse de nosotros y de nuestros pequeños intereses. Es además, aniquilar su propio juicio y reducirse a un papel pasivo, sin provecho para la vida presente y con seguridad perjudicial para el adelantamiento futuro.

Si hay puerilidad en preguntar a los Espíritus por cosas fútiles, no la hay menos de parte de los Espíritus que se ocupan espontáneamente de lo que se pueden llamar detalles caseros; pueden ser buenos, pero seguramente son muy terrestres.

20. Si una persona deja al morir sus negocios en confusión, ¿puede pedirse a su Espíritu el que ayude a ponerlos en claros y se puede también preguntar sobre el haber real que ha dejado, en el caso que este haber no sea conocido, si es en interés de la justicia?

"¿Vosotros olvidáis que la muerte es salir de los cuidados de la Tierra? ¿Creéis vosotros que el Espíritu que es feliz por su libertad venga voluntariamente a volver a tomar su cadena y a ocuparse de cosas que ya no le pertenecen, para satisfacer la ambición de sus herederos que pueden haberse alegrado de su muerte con la esperanza de que les sería más provechosa? Habla de justicia; pero la justicia está en la decepción de su codicia; es el principio de los castigos que Dios reserva a su ambición por los bienes de la Tierra. Por otra parte, los enredos que algunas veces deja la muerte de una persona hacen parte de las pruebas de esta vida, y no está en el poder de ningún Espíritu el libraros, porque están en los decretos de Dios."

Observación. – La contestación anterior contrariará sin duda aquellos que se figuran que los Espíritus no tienen otra cosa que hacer que el servirnos de auxiliares lúcidos para guiarnos, no hacia el cielo, sino sobre la Tierra. Otra consideración viene en apoyo de esta respuesta. Si un hombre ha dejado durante su vida sus negocios en desorden por incuria, no es verosímil que después de la muerte tenga por ello cuidado, porque debe ser feliz de haber quedado libre de las incomodidades que le causaban, y por poco que esté elevado les dará menos importancia como Espíritu que como hombre. En cuanto a los bienes desconocidos que ha podido dejar, no tienen ningún motivo de interesarse por sus ávidos herederos que seguramente no se acordarían de él, si no esperasen sacar algún provecho, y si aun está imbuido de las pasiones humanas, puede tener un placer pernicioso por su contrariedad.

Si por el interés de la justicia y de las personas que afecciona, un Espíritu juzga útil hacer revelaciones de esta clase, lo hace espontáneamente, y para esto no tiene necesidad de ser médium, ni valerse de otro que lo sea; conduce al conocimiento de las cosas por circunstancias inesperadas, pero esto no es por las preguntas que se le hacen, atendido que esta pregunta no puede cambiar la naturaleza de las pruebas que se deben sufrir; sería más bien a propósito para agravarlas, porque casi siempre es un indicio de avaricia, y prueba al Espíritu que se ocupan de él por interés. (Véase 295).

Preguntas sobre la suerte de los Espíritus

21. ¿Pueden pedirse a los Espíritus noticias sobre su situación en el mundo de los Espíritus?

"Sí, y las dan con gusto cuando la pregunta se hace por simpatía o el deseo de serles útil, y no por curiosidad."

22. ¿Pueden los Espíritus describir la naturaleza de sus sufrimientos o de su felicidad?

"Perfectamente, y esta clase de revelaciones son una gran instrucción para vosotros, porque os inician en la verdadera naturaleza de las penas y de las recompensas futuras; destruyendo las ideas falsas que os hacéis con este motivo, sirven para reanimar la fe, y vuestra confianza en la voluntad de Dios. Los Espíritus buenos son felices cuando os describen la felicidad de los elegidos; los malos pueden ser obligados a describir sus sufrimientos, a fin de provocar el arrepentimiento entre ellos; algunas veces encuentran también en esto una especie de consuelo; es el infeliz que exhala su queja con la esperanza de la compasión.

"No olvidéis que el objeto esencial, exclusivo del Espiritismo, es vuestro mejoramiento, y para conseguirlo está permitido a los Espíritus el iniciaros en la vida futura, ofreciéndoos ejemplos de los que podéis aprovecharos. Cuanto más os identificaréis con el mundo que os espera, menos hallaréis a faltar el que vosotros habitáis ahora. En suma, este es el actual objeto de la revelación."

23. ¿Evocando a una persona cuya suerte es desconocida, puede saberse por ella misma si existe aún?

"Sí, si la incertidumbre de su muerte no es una 'necesidad' o una prueba para aquellos que tienen interés en saberlo."

– Si es muerta, ¿puede hacer conocer las circunstancias de su muerte de una manera que se pueda comprobar?

"Si ella da a esto alguna importancia, lo hará; de otro modo hace poco caso."

Observación. – La experiencia prueba que en este caso, el Espíritu no está de ninguna manera excitado por motivos del interés que se puede tener por conocer las circunstancias de su muerte; si tiene intención de revelarlas, lo hace por su propia voluntad; sea por conducto medianímico, sea por visiones o apariciones, y entonces puede dar las indicaciones más precisas; en caso contrario un Espíritu mentiroso puede engañar perfectamente y divertirse haciendo buscar inútilmente.

Sucede a veces que la desaparición de una persona cuya muerte no puede hacerse constar oficialmente, pone trabas a los negocios de familia. Sólo en casos muy raros y excepcionales hemos visto a los Espíritus poner el camino de la verdad según la demanda que se les ha hecho; si ellos quisieron hacerlo, sin duda lo podrían, pero, a menudo, esto no les es permitido si estos inconvenientes son pruebas para aquellos que estuviesen interesados en eximirse de ellas.

Es, pues, el artificio de una esperanza quimérica el procurar por este medio la posesión de herencia, y lo más positivo es el dinero que se gasta con este objeto.

No faltan Espíritus dispuestos a lisonjear semejantes esperanzas, y que no tienen escrúpulo en inducir a que se gestione, dándose uno algunas veces por muy satisfecho, salvándose con un poco de ridículo.

Preguntas sobre la salud

24. ¿Los Espíritus pueden dar consejos sobre la salud?

"La salud es una condición necesaria para el trabajo que debe uno hacer en la Tierra; por esto se ocupan de la salud con gusto; pero como entre ellos hay ignorantes y sabios, tanto para esto como para lo demás, no conviene dirigirse al primero que llega."

25. Dirigiéndose al Espíritu de una celebridad en medicina, ¿se puede tener más seguridad en un buen consejo?

"Las celebridades terrestres no son infalibles y muchas veces tienen ideas sistemáticas que no siempre son justas y de las que la muerte no les libra en seguida. La ciencia terrestre es muy poca cosa con respecto a la ciencia celeste; sólo los Espíritus superiores tienen la última; sin que tengan nombres conocidos para vosotros, pueden saber mucho más que vuestros sabios en todas las cosas. La ciencia sola no hace a los Espíritus superiores, y os asombraríais del puesto que ocupan ciertos sabios entre nosotros. El Espíritu de un sabio puede, pues, no saber más que lo que sabía en la Tierra, si no ha progresado como Espíritu."

26. ¿El sabio, cuando es Espíritu, reconoce sus errores científicos?

"Si ha llegado a un grado bastante elevado para quedar desembarazado de su vanidad y comprender que su desarrollo no es completo, los reconoce y los confiesa sin que le cause pena; pero si no está bastan te desmaterializado, puede conservar alguna de las preocupaciones de que estaba imbuido en la Tierra."

27. ¿Podría un médico, evocando a sus enfermos que murieron, obtener aclaraciones sobre la causa de su muerte, las faltas que pudo haber cometido en el tratamiento, y adquirir de este modo mayor experiencia?

"Lo puede y le sería muy útil, sobre todo si se hacía asistir por Espíritus ilustrados que supliesen la falta de conocimientos de ciertos enfermos. Pero para esto sería preciso que hiciese este estudio de una manera formal, asidua, con objeto humanitario y no como un medio de adquirir sin pena saber y fortuna."

294. Preguntas sobre las invenciones y los descubrimientos

28. ¿Los Espíritus pueden guiar en las averiguaciones científicas y en los descubrimientos?

"La ciencia es la obra del genio; no debe adquirirse sino por el trabajo, porque sólo por el trabajo el hombre adelanta en su camino. ¿Qué mérito tendría si para saberlo todo no tenía más que preguntar a los Espíritus? A este precio el imbécil puede ser sabio. Lo mismo sucede con las invenciones y descubrimientos de la industria. Otra consideración: cada cosa debe venir a su tiempo y cuando las ideas están en disposición de recibirle; si el hombre tuviese este poder, trastornaría el orden de las cosas, haciendo que viniese el fruto antes de la estación.

"Dios ha dicho al hombre: Tú sacarás de la tierra tu alimento con el sudor de tu frente; admirable figura que pinta su condición aquí abajo, debe progresar en todo por el esfuerzo de su trabajo; si se le diesen las cosas hechas, ¿para qué serviría su inteligencia? Sería como un estudiante que otro le hace lo que le corresponde hacer a él."

29. ¿El sabio y el inventor no están nunca asistidos por los Espíritus en sus investigaciones?

" iOh! esto es muy diferente. Cuando ha llegado el tiempo de un descubrimiento, los Espíritus encargados de dirigir la marcha, buscan el hombre capaz de conducirlo a buen fin, y le inspiran las ideas necesarias, de manera que le dejan todo el mérito, porque estas ideas, es menester que las elabore y las ponga en obra. Así sucede con todos los grandes trabajos de la inteligencia humana. Los Espíritus dejan a cada hombre en su esfera; de aquél que sólo es a propósito para cavar la tierra no le harán el depositario de los secretos de Dios; pero sabrán sacar de la oscuridad el hombre capaz de secundar sus designios. No os dejéis pues, arrastrar por la curiosidad o ambición por un camino que no es el objeto del Espiritismo y que terminaría para vosotros en las más ridículas mixtificaciones."

Observación – El conocimiento más esclarecido del Espiritismo, ha calmado el ardor de los descubrimientos que en el principio se habían lisonjeado algunos de hacer por este medio. Hasta se habían pedido a los Espíritus recetas para teñir y hacer crecer el pelo y curar los callos, etc. Nosotros hemos visto muchas gentes que creían haber hecho su fortuna y sólo han recogido procedimientos más o menos ridículos. Lo mismo sucede cuando se quiere con la ayuda de los Espíritus, penetrar los misterios del origen de las cosas; ciertos Espíritus tienen sobre estas materias, su sistema, que no vale más que el de los hombres, y es muy prudente el no acogerle sino con la más grande reserva.

Preguntas sobre los tesoros ocultos

30. ¿Pueden los Espíritus hacer que se descubran los tesoros ocultos?

"Los Espíritus superiores no se ocupan de estas cosas, pero los Espíritus burlones, a menudo indican tesoros que no existen, o pueden también hacer ver que hay uno en un paraje, mientras que está a la parte opuesta; y esto tiene su utilidad para demostrar que la verdadera fortuna está en el trabajo. Si la Providencia destina riquezas ocultas a alguno, las encontrará naturalmente; pero no de otro modo."

31. ¿Qué hemos de pensar de la creencia de los Espíritus guardianes, de los tesoros ocultos?

"Los Espíritus que aún no están desmaterializados se aficionan a las cosas. Los avaros que han ocultado sus tesoros pueden aun vigilarlos y guardarlos después de la muerte, y la perplejidad en que están de verlos llevar es uno de sus castigos, hasta que comprenden la inutilidad para ellos. Hay también Espíritus de la tierra encargados de dirigir las transformaciones interiores y de los que por alegoría se han hecho los guardianes de las riquezas naturales."

Observación. – La cuestión de los tesoros ocultos está en la misma categoría que la de las herencias desconocidas; bien loco sería el que contase con las pretendidas revelaciones que pueden hacérsele por los bromistas del mundo invisible. Hemos dicho que cuando los Espíritus tienen o pueden hacer semejantes revelaciones, las hacen espontáneamente, y no tiene necesidad de médium para esto. Aquí tenéis un ejemplo:

"Una señora acababa de perder a su marido después de treinta años de matrimonio, y se encontraba en vísperas de ser expulsada de su domicilio, sin ningún recurso, por sus hijastros, a los que había hecho de madre. Su desespero llegaba a su colmo, cuando una tarde se le apareció su marido y la dijo que le siguiera a su gabinete; allí le enseñó su secreter que estaba aun con los sellos del embargo, y por un efecto de doble vista, le hizo ver el interior; le indicó un cajón secreto que ella no conocía y cuyo mecanismo le explicó, añadiendo: 'he previsto lo que sucedería, y he querido asegurar vuestra suerte; en este cajón están mis últimas disposiciones; os cedo el usufructo de esta casa y una renta de . . . ' ; después desapareció. El día que se quitaron los sellos nadie pudo abrir el cajón; entonces la señora contó lo que la había sucedido. Lo abrió siguiendo las instrucciones que le había dado su marido, y se encontró el testamento conforme a lo que le había sido anunciado".

Preguntas sobre los otros mundos

32. ¿Qué grado de confianza puede haber en las descripciones que los Espíritus hacen de los diferentes mundos?

"Esto depende del grado de adelantamiento 'real' de los Espíritus que dan estas descripciones; porque vosotros comprendéis que los Espíritus vulgares son tan incapaces de daros noticias con respecto a esto, como un ignorante entre vosotros para describiros todos los países de la Tierra. Muchas veces dirigís preguntas científicas sobre estos mundos a Espíritus que no las pueden resolver; si son de buena fe, hablan de ellos según sus ideas personales; si son Espíritus ligeros, se divierten dándoos descripciones extravagantes y fantásticas, tanto más que estos Espíritus que no están desprovistos de imaginación en la erraticidad como en la Tierra, sacan de esta facultad la narración de muchas cosas que nada tienen de real. Sin embargo, no creáis en la imposibilidad absoluta de tener sobre estos mundos, algunas aclaraciones, los mismos Espíritus buenos se complacen en describiros aquellos que ellos habitan, a fin de serviros de enseñanza para mejoraros, y convidaros a seguir el camino que puede conduciros a ellos; es un medio de fijar vuestras ideas sobre el porvenir y no dejaros en la vaguedad."

¿Qué comprobación puede haber para la exactitud de estas descripciones?

"La mejor comprobación es la concordancia que puede haber entre ellas; pero acordáos que tienen por objeto vuestra mejora moral y que por consiguiente podéis ser informados mejor sobre el estado moral de sus habitantes que sobre el estado físico o geológico de estos globos. Con vuestros conocimientos actuales, ni aun podríais comprenderlo; este estudio no serviría para vuestro progreso en la Tierra, y cuando estaréis allí tendréis toda la posibilidad de hacerlo."

Observación. – Las cuestiones sobre la constitución física y los elementos astronómicos de los mundos, entran en el orden de las investigaciones científicas de las que los Espíritus no deben ahorrarnos el trabajo; sin esto, un astrónomo encontraría muy cómodo el hacerles hacer sus cálculos, con lo que se guardaría muy bien de convenir sin duda. Si por la revelación podan los Espíritus ahorrar el trabajo de un descubrimiento, es probable que lo hicieran en favor de un sabio bastante modesto para reconocer abiertamente el origen, más bien que en provecho de los orgullosos que los niegan, y a los que por el contrario conducen a menudo las decepciones de amor propio.

CAPÍTULO XXVII DE LAS CONTRADICCIONES Y DE LAS MIXTIFICACIONES

De las contradicciones

Los adversarios del Espiritismo, no se descuidan de echar en cara a los adeptos del Espiritismo, que no están acordes entre ellos; que no todos participan de las mismas creencias; en una palabra, que se contradicen. Ellos dicen: Si la enseñanza se os ha dado por los Espíritus, ¿en qué consiste que no es idéntica? Un estudio formal y profundo de la ciencia es lo único que puede reducir este argumento a su justo valor.

Démonos prisa en decir primeramente que estas contradicciones, de las que ciertas personas hacen un grande aparato, en general son más aparentes que reales; que a menudo tienden más a la superficie que al fondo de la cosa y que por consiguiente, no tienen importancia. Las contradicciones provienen de dos orígenes: los hombres y los Espíritus.

Las contradicciones de origen humano se han explicado suficientemente en el capítulo de los "sistemas", num. 36, al que nos remitimos. Todos comprenderán que en el principio, cuando las observaciones eran aun incompletas, se originaron opiniones divergentes sobre las causas y las consecuencias de los fenómenos espiritistas, opiniones cuyas tres cuartas partes han caído ante un estudio más formal y más profundo. Con muy pocas excepciones y aparte de algunas personas que no quieren abandonar fácilmente las ideas que han abrigado o creado ellas mismas, se puede decir que hoy hay unidad en la inmensa mayoría de los espiritistas, al menos en cuanto a los principios generales, a excepción puede ser, de algunos detalles insignificantes.

Para comprender la causa y el valor de las contradicciones de origen espiritista, es menester haberse identificado con la naturaleza del mundo invisible, y haberlo estudiado en todas sus fases. En un principio, puede parecer extraño que los Espíritus no piensen todos del mismo modo, pero esto no puede sorprender al que se haya hecho cargo del número infinito de grados que deben recorrerse antes de llegar a lo último de la escala. Suponerles una apreciación igual de las cosas, sería suponerles también en un mismo nivel; pensar que todos deben ver justo, sería admitir que todos han llegado a la perfección, lo que no es así ni puede ser, si se considera que no son otra cosa sino la humanidad despojada de la cubierta corporal. Pudiendo manifestarse los Espíritus de todas clases, resulta de esto que las comunicaciones llevan el sello de su ignorancia o de su saber, de su inferioridad, o de su superioridad moral. Es preciso distinguir lo verdadero de lo falso, lo bueno de lo malo, según las instrucciones que hemos dado.

Es menester no olvidar que entre los Espíritus hay, como entre los hombres, falsos y semi-sabios, orgullosos, presuntuosos y sistemáticos. Como sólo es dado a los Espíritus perfectos el conocerlo todo, para los otros, así como para nosotros, hay aún misterios que explican a su modo, según sus ideas, y sobre las cuales pueden hacerse opiniones mas o menos justas, que su amor propio se empeña en hacer prevalecer y que desean reproducir en sus comunicaciones. El mal consiste en que algunos de sus intérpretes han admitido con demasiada ligereza opiniones contrarias al buen sentido y en haberse constituido los editores responsables. De este modo las contradicciones de origen espiritista no reconocen otra causa que la diversidad en la inteligencia, los conocimientos, el juicio y la moralidad de ciertos Espíritus, que aun no son aptos para conocerlo y comprenderlo todo. (Véase Libro de los Espíritus, "Introducción", § XIII; "Conclusión , párrafo IX)..367

Algunos dirán, ¿para qué sirve la enseñanza de los Espíritus, si no nos ofrece más certeza que la enseñanza de los hombres? La respuesta es muy fácil. No aceptamos con igual confianza la enseñanza de todos los hombres y entre dos doctrinas, damos la preferencia a aquella cuyo autor nos parece más ilustrado, más capaz, más juicioso, menos accesible a las pasiones; lo mismo debe hacerse con los Espíritus. Si en el número no los hay más adelantados que la humanidad, hay también muy crecido número que han ido más allá y éstos pueden darnos instrucciones que en vano quisiéramos recibir de los hombres más instruidos. Es menester que nos dediquemos a distinguirles de la turba de Espíritus inferiores, si uno quiere ilustrarse, y esta distinción conduce al conocimiento profundo del Espiritismo. Pero estas instrucciones tienen también un límite, y si a los Espíritus no les es dado el saberlo todo, con mucha más razón debe suceder lo mismo con los hombres. Hay, pues, cosas que se preguntarían en vano, sea porque les está prohibido revelarlas, sea porque las ignoran ellos mismos, y sobre las cuales sólo pueden darnos su opinión personal; los Espíritus orgullosos dan estas opiniones personales como verdades absolutas. Insisten sobre todo en querer decir lo que debe estar oculto, como el porvenir y el principio de las cosas con el fin de darse la importancia de estar en posesión de los secretos de Dios; en estos puntos sobre todo es en donde hay más contradicciones. (Véase el capítulo precedente).

He aquí las respuestas dadas por los Espíritus a las preguntas siguientes relativas a las contradicciones:

1. ¿Comunicándose el mismo Espíritu en dos centros diferentes, puede sobre un mismo asunto transmitir respuestas contradictorias?

"Si los dos centros difieren entre sí de opiniones y de pensamientos, la respuesta podrá ser disfrazada, porque están bajo la influencia de diferentes columnas de Espíritus: la respuesta no es la que es contradictoria, sino el modo como se da."

2. Se concibe que una respuesta pueda ser alterada; pero cuando las cualidades del médium excluyen toda idea de mala influencia, ¿en qué consiste que los Espíritus superiores tengan un lenguaje diferente y contradictorio sobre un mismo asunto con personas perfectamente formales?

"Los Espíritus realmente superiores no se contradicen nunca, y su lenguaje es el mismo siempre, con las mismas personas. Puede ser diferente según las personas y los lugares; pero es menester tener cuidado, que a menudo la contradicción sólo es aparente; está más en las palabras que en los pensamientos; porque reflexionando se ve que la idea fundamental es la misma. Además el mismo Espíritu puede responder diferentemente sobre la misma cuestión, según el grado de perfección de los que le evocan, porque no siempre es bueno que todos tengan la misma contestación, puesto que no están tan adelantados. Es exactamente como si un sabio y un niño te hicieran la misma pregunta; ciertamente contestaría al uno y al otro de manera que pudieran comprenderte y satisfacerles, la contestación, aunque diferente, tendría sin embargo el mismo fondo."

3. ¿Con qué objeto los Espíritus formales parece que quieren acreditar con respecto a unas personas, ideas y aun preocupaciones que combaten respecto a otras?

"Es menester que nos hagamos comprender Si alguno tiene una convicción bien fija sobre una doctrina aunque sea falsa, es menester que le separemos de esta convicción, pero poco a poco; por esto nos servimos muchas veces de "sus términos" y parece que abundamos en las mismas ideas, con el fin de que no se ofusque de repente y cese de instruirse por nosotros.

"Por lo demás, no es bueno contradecir bruscamente las preocupaciones; éste sería el medio de no ser escuchado por esto los Espíritus hablan muchas veces según la opinión de aquellos que les escuchan con el fin de conducirles poco a poco a la verdad. Apropian su lenguaje a las personas, como tú mismo lo haces si eres orador un poco hábil; por esto no hablarán a un chino o a un mahometano como a un francés o a un cristiano, porque estarían seguros de ser rechazados.

"No puede tomarse por contradicción lo que muchas veces sólo es una parte de la elaboración de la verdad. Todos los Espíritus tienen su tarea señalada por Dios; la cumplen con las condiciones que juzgan convenientes para el bien de aquellos que reciben sus comunicaciones."

4. Las contradicciones, aun aparentes, pueden poner dudas en el Espíritu de ciertas personas. ¿Qué comprobación puede haber para conocer la verdad?

"Para discernir el error de la verdad, es menester profundizar estas respuestas y meditar mucho tiempo formalmente; debe hacerse todo un estudio. Para éste como para estudiar las demás cosas, es necesario el tiempo.

"Estudiad, comparad, profundizad; os lo decimos sin cesar, el conocimiento de la verdad se adquiere a este precio. ¿Cómo queréis llegar a la verdad cuando lo interpretáis todo según vuestras ideas limitadas que vosotros tomáis por grandes? Pero no está lejos el día en que la enseñanza de los Espíritus será uniforme por todas partes, así en los detalles como en las cosas principales. Su misión es de destruir el error, pero esto no puede venir sino sucesivamente."

5. Hay personas que no tienen ni el tiempo ni las aptitudes necesarias para un estudio formal y profundo, y que aceptan lo que se les enseña sin examen. ¿Hay inconveniente para ellas en comunicarle los errores?

"Que practiquen el bien y que no hagan mal, esto es lo esencial; para esto no hay dos doctrinas. El bien es siempre el bien, que lo hagáis en nombre de Allah o de Jheo-vah, porque sólo hay un Dios en todo el Universo."

6. ¿Cómo Espíritus que parecen desarrollados en inteligencia, pueden tener ideas evidentemente falsas sobre ciertas cosas?

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