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Mercado emergente y crisis financiera internacional


Partes: 1, 2, 3

  1. El fin de la Guerra Fría y el carácter de la globalización
  2. Enfoques sobre escenarios de Crisis
  3. México: La primera crisis en mercados emergentes
  4. La crisis asiática: "Segunda ola" de crisis financiera
  5. El cambio sistémico internacional y la crisis argentina
  6. Conclusiones

edu.red

PRIMERA PARTE

El fin de la Guerra Fría y el carácter de la globalización

"Desde sus oscuros orígenes en los textos franceses y estadounidenses de la década de 1960, el concepto de globalización hoy encuentra expresión en los principales idiomas del mundo". La globalización es una idea, un concepto, una determinada forma de ver el mundo. Si bien aun para algunos autores la globalización carece de definición precisa; la misma se ha convertido en un cliché. La gran idea de la globalización es justamente que lo abarca todo. "…abarca todo, desde los mercados financieros hasta Internet, pero ofrece muy poca condición de la comprensión humana contemporánea".

Quizás en realidad los cambios no sean tantos respecto a épocas donde la mundialización vía Imperio sometía territorios y economías. Pero para descubrir esta cuestión, haremos referencia al debate de la globalización, teniendo como marco que los clichés muchas veces logran captar elementos constitutivos de la experiencia vivida de una época determinada.

Un primer enfoque plantea a la globalización como la ampliación, profundización y aceleración de una interconexión mundial de la mayoría de los aspectos de la dimensión social contemporánea de la vida humana.- En el debate sobre la globalización Held identifica tres grupos intervinientes: los hiperglobalizadores, los escépticos y los transformacionalistas.

Los hiperglobalizadores sostienen que la globalización contemporánea define una nueva era en la cual los pueblos de todo el mundo están cada vez más sujetos a la disciplina del mercado global (Ohmae, 1990, 1995).

Los escépticos, por su parte, como Paul Hirst y Thompson postulan que la globalización es esencialmente un mito que oculta la realidad de una economía internacional cada vez más segmentada en tres bloques económicos importantes, en los cuales aun los gobiernos nacionales siguen siendo muy poderosos.

Para los transformacionalistas, (cuyos representantes principales son James Rosenau y Anthony Giddens), las pautas contemporáneas de la globalización se conciben como algo históricamente sin precedentes, de manera que los estados y las sociedades experimentan actualmente un proceso de cambio profundo, a medida que tratan de adaptarse a un mundo más interconectado pero a la vez incierto.

Una cuestión a destacar es que ninguna de estas tres escuelas explora directamente las posturas ideológicas o las perspectivas mundiales. Entre las mismas hay una gran diversidad de aproximaciones intelectuales y de convicciones normativas. Posturas ideológicas sobre la globalización se pueden encontrar en autores latinoamericanos. Por tanto, en principio esbozaremos estas tres escuelas antes mencionadas, y a continuación observaremos como se ve la globalización desde nuestro subcontinente

En lo referente a nuestro objeto de estudio, a partir de las remodelaciones de los fines y estrategias al interior del FMI, es que vemos como éste ha ido aumentando su poder y sus ámbitos de decisión en detrimento del poder y ámbitos de decisión de sus Estados parte.- Como han sostenido autores de esta escuela (Gill, Ohmae, Strange, Cox); la difusión global de la democracia liberal refuerza aun más este sentido de la "civilización global naciente", definida a partir de los estándares universales de la organización política y económica en proceso. Esta "civilización global" esta también caracterizada por mecanismos propios de gobierno global, ya sea que se trate del FMI o de sus disciplinas de mercado mundial, de manera que Estados y personas son cada vez más sujetos de nuevas autoridades, tanto públicas cuanto privadas, y de distinto orden, sean éstas locales, regionales o globales.

Lo que se debe tomar en cuenta es que para algunos de los hiperglobalizadores (Ohmae, John Gray) la globalización económica está generando un nuevo modelo, tanto de ganadores como de perdedores de la economía global. La globalización se puede vincular, de esta manera, con una creciente polarización entre aquellos que sacan sus frutos de la globalización y aquellos que no los sacan. En esta economía global se están desarrollando "lealtades de clase transnacionales cimentadas por la adhesión ideológica a una ortodoxia neoliberal" por parte de los ganadores.

No obstante el reconocimiento de esta polarización mundial, el poder económico y el poder político, para los hiperglobalistas, se está volviendo efectivamente tan desnacionalizado y difundido que los Estados-nación se están convirtiendo cada vez más en "una forma de transición de la organización para administrar los asuntos económicos.

Para esta escuela, la globalización implica la reconfiguración fundamental del marco de referencia de la acción humana.

Los escépticos de la globalización, por su parte, afirman que los niveles contemporáneos de interdependencia económica de ninguna manera carecen de precedentes históricos; reconocen, en cambio, un incremento en los niveles de internacionalización, o sea, un incremento de las interacciones entre economías aún predominantemente nacionales (Hirst, Thompson). Al afirmar esta escuela que la globalización es un mito; se basan, no obstante, en una concepción economicista del sistema internacional, identificando la globalización solo con un mercado global perfectamente integrado. Para este grupo de intelectuales, la actividad económica está experimentado más que una globalización, una regionalización, con tres centros de poder definidos: América del Norte, Asia-Pacífico y Europa. La economía de hoy está considerablemente menos integrada en comparación con la época de los imperios mundiales, la economía global se ha vuelto mucho menos global desde un punto de vista geográfico.

Los gobiernos no son las víctimas pasivas de la internacionalización, sino por el contrario sus arquitectos. Robert Gilpin considera que la internacionalización es en gran parte un producto derivado del orden económico multilateral buscado, e iniciado, por Estados Unidos al fin de la Segunda Guerra Mundial.

Otros autores de esta escuela explican la reciente intensificación mundial del comercio y la inversión extranjeros como una nueva fase del imperialismo XXXV. Occidental, en la cual los gobiernos nacionales, como agentes del capital monopólico están profundamente implicados. Entre los intelectuales marxistas que forman esta escuela (Callinicos, Gill, Amin) la globalización se entiende como la extensión del monopolio del imperialismo capitalista, o alternativamente, como una nueva forma de capitalismo globalizado.

Esta escuela también observa que la internacionalización no ha ido acompañada por una erosión de las desigualdades Norte-Sur, sino, al contrario, por la constante y creciente marginalización de muchos de los países del denominado Tercer Mundo; a medida que se intensifican los flujos de comercio e inversión al interior del Norte más rico, dejando de lado al Sur más pobre.- Held sostiene que: "la posición escéptica es un reconocimiento de las pautas profundamente arraigadas de la desigualdad y la jerarquía en la economía global, que en términos estructurales solo ha cambiado marginalmente a lo largo del último siglo.

Hirst sintetiza el mito de la globalización de la siguiente manera: "La globalización casi siempre refleja una explicación racional políticamente convincente para la puesta en marcha de estrategias económicas ortodoxas neoliberales que no son populares. Los países objeto de análisis de este trabajo han sido casos testigo de la argumentación de Hirst. El FMI ha utilizado como argumento a la globalización para sus recomendaciones de estrategias económicas ortodoxas neoliberales, manifestadas en las denominadas reformas estructurales, las cuales generan reacciones populares.

La tesis de la escuela transformacionalista sostiene que la globalización es una fuerza impulsora decisiva detrás de los rápidos cambios sociales, políticos y económicos que están reformando a las sociedades modernas y al orden mundial (Giddens, Castells). Para los propulsores de esta perspectiva, los procesos de globalización contemporáneos no tienen un precedente histórico, de modo que los gobiernos y las sociedades actúan en este nuevo mundo en el cual ya no hay una clara distinción entre factores internacionales e internos.

La globalización es por tanto concebida como "una poderosa fuerza transformadora que es responsable de una dispersión máxima de las sociedades, las economías, las instituciones de gobierno y el orden mundial.

La globalización es concebida como un proceso histórico contingente, pero muy contradictorio para las sociedades humanas actuales. La globalización está asociada con nuevas pautas de estratificación en las que Estados, sociedades y comunidades se interconectan en el orden global.

Lo que caracteriza al sistema es una reconfiguración de las relaciones de poder globales. A medida que la división Norte-Sur cede paso a lo que los autores de esta escuela denominan una "nueva división internacional del trabajo", de tal manera que la "pirámide familiar de la jerarquía de centro-periferia ya no es una división geográfica de la economía mundial, sino más bien una división social

Es difícil que puedan existir las redes sin alguna clase de apoyo infraestructural. Las infraestructuras pueden o no ser necesariamente físicas, reglamentaria o simbólicas. Por ejemplo, en el terreno financiero, hay un sistema de información mundial para las conciliaciones bancarias, regulado por un régimen de reglas, normas y procedimientos comunes que funcionan por medio de su propio lenguaje técnico.

Las condiciones infraestructurales tienden a facilitar la institucionalización de las redes, flujos y relaciones globales. La institucionalización abarca la regulación de las pautas de interacción y su reproducción en espacio y tiempo. "Pensar en términos de institucionalización de las pautas de conexión global es reconocer las formas en las cuales las redes y las relaciones globales se regularizan y se arraigan en las practicas y las regulaciones de los actores

Estas dos dimensiones de infraestructura e institucionalización se vinculan con una tercera dimensión que es dada por los aspectos del poder56. Por poder se entiende la habilidad de actores estatales o no de mantener o transformar sus circunstancias y concierne a los recursos que apuntalan su capacidad y a las fuerzas de la estructura del sistema internacional que modelan su ejercicio e influyen en él. De esta manera, y siguiendo a Waltz, la estructura es vista como un conjunto de condiciones limitativas que actúa como selector.

La estructura es vista como causa y efecto en sí misma. Las conductas de los actores y los resultados de la aplicación del poder por esos actores se encontraran por tanto en la estructura del sistema mismo. Encontramos como elementos tangibles a: La población, el territorio, los recursos materiales y la capacidad industrial, la capacidad agrícola, el poder militar y la capacidad de movilización.

Dentro de los elementos intangibles encontramos: dirección y personalidad, eficiencia burocrático organizadora, tipo de gobierno, coherencia de la sociedad, reputación, ayuda extranjera y dependencia y accidentes. Los autores nos alertan que los elementos tangibles pueden presentar características intangibles.

Por sistema entendemos: "una organización completa, establecida jerárquicamente con partes diferenciadas que desempeñan funciones específicas".

El poder de un actor estatal o no, nunca existe de manera aislada.

Siempre es en referencia a algo o a alguien y con base en algo o alguien. Por tanto, el poder debe ser visto como un fenómeno de relaciones. (Giddens, 1979; Roseneau, 1980). El poder expresa al mismo tiempo y de una sola vez las intenciones y los propósitos de los actores y las instituciones y el relativo equilibrio de los recursos que pueden desplegar unos respecto de otros.

La estratificación tiene tanto una dimensión social como una espacial de jerarquía y desigualdad. "La jerarquía se refiere a las asimetrías en el control, el acceso y la interconexión en las redes e infraestructuras globales, mientras que la desigualdad denota los efectos asimétricos de los procesos de los procesos de globalización. Estas categorías proporcionan un mecanismo para la identificación de las relaciones distintivas del dominio y control globales en diferentes períodos históricos.

También hay diferencias en las formas de interacción dominantes dentro de cada época de la globalización. Es posible distinguir entre los tipos de interacción dominantes, imperialista o coercitivo, cooperativo o competitivo, pacífico o conflictivo, y los elementos de poder, sean estos tangibles o intangibles, y la preponderancia entre los mismos.

El sistema social mundial, teniendo en su interior el complemento del sistema interestatal político antes mencionado, ha permitido echar las bases de un sistema que en su propia síntesis y expresión genera las desigualdades y las diferencias entre centros desarrollados y periferias subdesarrolladas.

Ya por los años cuarenta, el autor inglés Karl Polanyi63, había señalado que el propio Estado liberal había sido una creación del mercado autorregulado, porque la clave del sistema institucional del siglo XIX se encontraba en las leyes que gobernaban la economía de mercado64, en otras palabras, la economía mundo capitalista.

En el último tercio del mencionado siglo, había nacido para este autoringlés, la institución que organizaría la conexión entre organización política y organización económica, la haute finance. La cual permitirá asegurar una relación de relativa estabilidad internacional gracias a los beneficios financieros tanto de la paz como de la guerra. Es en la haute finance que encontramos el antecedente de la banca internacional, factor considerado principalmente como el impulsor de la denominada "globalización financiera.

Como sostiene Bernal-Meza: "El siglo XIX había sido el origen del desarrollo contemporáneo de la expansión transnacional. Las primeras empresas globales surgieron, en los países desarrollados, en el escenario de la crisis del último tercio, ligadas al crecimiento de los flujos financieros mundiales y al surgimiento del capitalismo corporativo. La crisis se refleja en las políticas imperialistas de las grandes potencias. Imperialismo, multinacionales y proceso de transnacionalización frutos vinculados históricamente por el capitalismo.

Nótese que un siglo después nos encontramos en la misma situación descripta. La política imperialista de las grandes potencias es reflejo de la situación de crisis, en un contexto de multinacionales y transnacionalización en constante crecimiento.

Este desarrollo nos permite sostener que las tres hipótesis principales que han sostenido los autores latinoamericanos antes nombrados sobre la globalización.

La existencia de la globalización es posible sólo y dentro de un sistema mundial. Un sistema mundial cuya característica estructural es el modo de acumulación dominante (capitalismo-liberalismo); es decir; la instancia económica y no la instancia política.

El hecho que existan, al interior del sistema-mundo, distintas unidades políticas se explica por la naturaleza del orden mundial: una organización también estatal pero cuyo vínculo fundamental es económico y no político.

Sin embargo, el proceso de mundialización actual tiene componentes esencialmente distintos (en términos de actores), pero no por ello diferentes en la lógica que fundamenta su gestión: la acumulación permanente; así como los recursos a la ideología para imponer las políticas necesarias, como instrumentos para impulsar el mismo.

Tomando en cuenta lo hasta aquí señalado, optamos por designar el concepto de mundialización para identificar el proceso económico que da cuenta de las nuevas formas que está asumiendo la acumulación capitalista y el concepto de globalización para comprender tanto a éste como al complejo de ideas que se integran en una particular concepción del mundo.

Una vez finalizado el siglo XX corto (1914-1989), según terminología del historiador inglés Eric Hobsbawn, se dará inicio a una década en la cual el Internacionalismo liberal democrático estará a la orden del día y se verá materializado en la idea de "democracia y capitalismo".

El discurso oficial estadounidense tomó como bandera la lucha por la democracia en el hemisferio y ésta llegó a su máxima expresión, durante los años de la Administración Clinton, en los cuales la política exterior norteamericana pasó de la contención.

La genuina revalorización de la democracia en nuestra región facilitó la articulación entre las fuerzas políticas y sociales latinoamericanas democráticas y los funcionarios norteamericanos. De aliado de las dictaduras en los sesenta y setenta, Estados Unidos pasó a ser un socio importante -y en algunos casos indispensables- para el logro de un objetivo democrático compartido.

Charles Kigley se preguntaba si los cambios en el nuevo sistema internacional de posguerra fría requerían una revisión de nuestros paradigmas y sugería que las transformaciones recientes en la política mundial han creado un ambiente favorable para la reconstrucción del realismo inspirado en el idealismo wilsoniano.

Con la caída del Muro de Berlín se daba fin a un proceso comenzado en 1947, la Guerra Fría, se fechaba como nacimiento de la misma un discurso del presidente norteamericano Harry Truman en ese mismo año. Con el fin de la Guerra Fría y del orden bipolar, surgirán nuevas teorías para las relaciones internacionales.

Aparecerán Francis Fukuyama y el "Fin de la Historia", Samuel

Huntington con "El Choque de Civilizaciones, y otras teorías que intentaban preservar el momento unipolar que estaba comenzando, o bien, saber si era el momento para el neoidealismo en las relaciones internacionales.

Al momento de las crisis de México y de S. E. de Asia, la economía de

Estados Unidos se encuentra en expansión. La administración Clinton infravalora al principio las caídas en México y Asia. Una vez que se demostraba que estas caídas eran verdaderos giros en el crecimiento de estas economías, decidirá intervenir. Había en Estados Unidos por aquel entonces una agenda de cooperación en pos del capitalismo y la democracia y la voluntad política de ayudar a estas economías. A esto debe sumarse factores geopolíticos de importancia en ambos casos, analizados en los respectivos capítulos y procesos de integración ya iniciados en los dos casos, uno formal como TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) con México y uno más informal el APEC (Asia Pacific Economic Corporation) que incluye países con costas en el Pacífico de Asia y América Latina.

El internacionalismo liberal ha sido efectivo ejecutando tareas económicas más que políticas, esto más allá de los resultados de esa liberalización en sí misma. Este internacionalismo hizo de las denominadas tareas negativas del liberalismo112 su bandera y su mayor logro. Fue el triunfo del libre mercado, se logró establecer una sociedad económica transnacional.

Pero en las tareas positivas113 del terreno político no logró ejecutar con éxito sus proposiciones. Los dilemas de la seguridad internacional son muchos y caros, el surgimiento de nacionalismo va en contra del orden liberal, y hay una delgada línea entre autodeterminación-autogobierno114 e intervención.

Muchas de las misiones positivas en el terreno político llevadas a cabo por el internacionalismo liberal después de 1945 fueron desarrolladas como parte esencial en la guerra contra la amenaza totalitaria. Según Hoffman fue una notable fusión entre realpolitik e internacionalismo liberal.

En este orden de ideas, se daba un acercamiento a la tesis kantiana de la "paz perpetua" en donde las democracias liberales no van a la guerra. Las guerras entre Estados es sólo uno de los perfiles del sistema internacional de pos Guerra Fría, lo que estaba en juego ahora era la naturaleza misma del Estado y cuando esa naturaleza era justificativa para intervenir o no.

El impulso no intervensionista se vio reforzado por la desaparición de la amenaza soviética y fue racionalizado a partir del argumento que la extensión del liberalismo político resultaría de la extensión del liberalismo económico a escala global.

Estados Unidos optó por abandonar la intervención directa a cambio de la aplicación de un fuerte poder cooptivo, materializado en las distintas agendas, regímenes internacionales y organismos internacionales en los cuales tenía la mayor proporción de voto de acuerda a sus aportes. El poder cooptivo pasó a estar en el lugar del poder activo.

Una variedad de temas económicos también ha puesto trabas en el camino a la visión de Wilson. Al enfrentarse a la falta de justicia social en la distribución de la riqueza o de los beneficios económicos y de los recursos entre y dentro de los Estados, el liberalismo internacional se mantuvo casi en silencio. Cuando levantó su voz lo hizo a favor de los tipos más extremos de laissez-faire que dan primacía a la eficiencia sobre la equidad, tienden a mantener el statu quo mientras mantienen su confianza en la teoría del derrame.

La nueva economía transnacional ha restringido el poder de los estados, los privó de dar respuesta al denominado caos desde abajo, y de programarlas políticas necesarias en ámbitos como al educación y la salud. También, han resultado más permeables a los problemas como el tráfico de drogas y el armamentístico. Todas estas cuestiones ponen en peligro la gobernabilidad global. Hoffman concluye que: "el liberalismo -exitoso en reducir el poder del Estado- ha creado un nuevo poder que es anónimo pero formidable. Si bien a partir de la formulación de la teoría de la Interdependencia Compleja, se puso en discusión al Estado como actor central de las relaciones internacionales, al incorporar a otras instituciones –corporaciones consenso. Un Estado era legitimado y viable si reflejaba el deseo de los individuos de formar una nación libre de cualquier opresión por parte de otras naciones. De esta manera autodeterminación es vista como corolario de autogobierno liberal, esta convicción transformó la visión de armonía internacional en una en la cual se reflejaba dentro de cada Estado-nación regímenes liberales. Para transnacionales, instituciones intergubernamentales, organizaciones no gubernamentales, etc. que influyen sobre las acciones y toma de decisiones estatales, sigue siendo el Estado el principal actor dentro del sistema internacional, aun no se ha creado una nueva institución. Pero evidentemente, a pesar de las críticas que se le realizan al Estado en este mundo "globalizado", como el culpable de muchos de los males que aquejan a las economías nacionales –Consenso de Washington, sigue siendo el Estado el que formula las políticas sociales, de desarrollo y exteriores para su sociedad, y es quien da las respuestas ante los ciudadanos que reclaman día a día por las consecuencias de la aplicación de políticas económicas impuestas desde los foros internacionales, cuyo impacto en el ámbito social demostraron ser profundamente inequitativas y excluyentes.

El sistema internacional sigue siendo estatocéntrico. La respuesta continua pasando por el estado. Recordemos que ante los ataques del 11/9 la respuesta pasa nuevamente por el Estado. La administración Bush tuvo tres desafíos: cómo responder a los responsables de los ataques, cómo reducir la vulnerabilidad ante potenciales ataques y cómo comprometerse con el mundo para bajar el número de futuros atacantes. Y la base de toda esta respuesta está en el Estado. Iván Auger sostiene en referencia a Estados Unidos que: "para lograrlo, entre otras cosas, se convirtió al Keynesianismo, y la dogmática neoliberal fue súbito olvidada. El presidente Bush dijo que se podía gastar a cargo del déficit fiscal en caso de guerra, de emergencia o de recesión. Para cerrar este período el 11 de septiembre de 2001 no sólo demostró la vulnerabilidad de los Estados Unidos sino el fracaso de la combinación entre unilateralismo y aislacionismo, bases del programa del presidente Bush.

Tras los primeros años de fuerte apogeo, la crisis del internacionalismo liberal se hizo presente ya pasados los mediados de los noventa. Este proceso se cerró con los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. En el sistema internacional, más allá del multilateralismo o el unipolarismo, los procesos de integración o el aislacionismo, se vuelven continuamente al Estado. Porque ni el multipolarismo ni el unipolarismo existen sin el Estado como así tampoco los procesos de integración o el aislacionismo, pues ambos siempre son producto de una decisión de Estado.

SEGUNDA PARTE

Enfoques sobre escenarios de Crisis

  • Crisis como concepto y tipologías

Se define "como crisis a un momento de ruptura en el funcionamiento de un sistema, un cambio cualitativo en sentido positivo o negativo.

La comprensión de una crisis se funda en el análisis del estado de un sistema: la fase previa al momento en que se inicia la crisis, la fase de crisis propiamente dicha, y por último, la fase en que la crisis ha pasado y el sistema ha asumido un cierto modelo de funcionamiento que no es ya el anterior a la crisis.

Para una conceptualización más precisa se requiere analizar otros tres aspectos:

1-la identificación del origen y de las causas del acontecimiento que ha dado inicio a la crisis, y en particular, si se trata de un factor interno, interméstico o externo del sistema, de tiempo reciente o de largo alcance;

2-La disponibilidad de tiempo para dar respuesta a la situación de crisis y en particular de qué carácter es considerada y

3- indagar qué miembros están presentes y qué juegos realizan esos miembros en el sistema. Así visto, "Cada sistema se funda en un conjunto de relaciones más o menos estrechamente ligadas entre sus variados componentes, de modo que un cambio en un componente del sistema genera cambios en todos los restantes. Sin embargo, mientras que en los sistemas mecánicos es posible valorar con cuidado el efecto y la extensión de variaciones similares, y hasta medirlas, en el ámbito de los sistemas sociales se está todavía lejos de esto. Para valorar, en sentido amplio, la incidencia de una crisis sobre un sistema social, sea como fuere se requiere ante todo definir el estado de equilibrio de este sistema.

En lo que respecta al análisis de la crisis financiera, éste no se puede realizar sino se tiene en cuenta dos cuestiones: Primero, es de carácter internacional. Segundo, las crisis financieras se han convertido en estructurales. Las conmociones -o crisis- en la estructura que consecuentemente no produzcan un verdadero mejoramiento en la distribución de este sistema serán fundamento para continuar con nuevas conmociones. De esta manera, explotación económica y conmoción económica se enmarcarían como infraestructura y estructura.-

Estas conmociones del sistema hoy en día son identificadas con la palabra "crisis". Hay tipologías de crisis y hay fases de crisis. Las crisis en un sistema pueden considerarse fisiológicas cuando tocan el funcionamiento y provocan su adaptación; y patológicas cuando tocan la estructura del sistema y provocan su mutación.

Las crisis funcionales pueden ser a su vez de dos tipos: crisis de sobrecarga cuando el sistema tiene que hacer frente a más demandas que aquellas que las que puede responder o crisis de carestía cuando el sistema no alcanza a extraer de sus adentros o del ambiente los recursos suficientes para su funcionamiento.

"La sobrecarga puede derivarse del mero número de las demandas, de la intensidad de las demandas, de la fuerza de los componentes portadores de demandas y del tiempo disponible para las respuestas. La carestía está estrechamente ligada al tipo de apoyo que el sistema alcanza a dominar, apoyo que representa el índice principal con el cual prever el monto de recursos que el sistema puede extraer y movilizar. Otras crisis de funcionamiento se consideran a partir del modo en que el sistema selecciona la información, busca cambiar sus fines y procura cambiar el ambiente interno y externo. La fase en la cual el sistema ha alcanzado un nuevo equilibrio, estable o inestable, marca el fin de la crisis, pero no necesariamente su solución. La crisis puede estar simplemente adormecida, retirada pero latente, y por consiguiente manifestarse nuevamente en una fase sucesiva. Si esta cuestión se repite muchas veces, es probable que haya una patología escondida en la estructura del sistema, a corto o mediano plazo ese sistema mutará.

Las crisis de funcionamiento se vienen repitiendo desde hace una década en el sistema internacional. Todo pareciera indicarnos que el proceso que se está desarrollando en este sistema es el que comentamos en el párrafo anterior. Las crisis se producen en el sistema financiero internacional hasta que se alcanzan nuevos equilibrios, sean estos estables o inestables, pero la crisis continúa estando. Y la crisis repetida de funcionamiento, que se da en economías estructuralmente dependientes, se está transformado en patológica durante el transcurso de la última década. Mientras tanto, en el corto plazo el mundo tambalea de una a otra crisis, y todas ellas implican de manera crucial el problema de generar suficiente Demanda "México, Tailandia, Malasia, Indonesia y Brasil: un país en desarrollos tras otro ha experimentado una recesión que, ha descubierto que las respuestas convencionales de política económica sólo han servido para empeorar las cosas.

Roberto Lavagna nos plantea que las grandes crisis internacionales pueden ser calificadas como crisis de oferta o crisis de demanda. En las crisis de oferta, no hay capacidad instalada suficiente, no hay factores de la producción suficientes para satisfacer la demanda existente dentro de las mejores técnicas de producción conocidas. Esta situación de demanda Otro fenómeno común también en las crisis internacionales es el de la crisis en la crisis , mediante el cual a una crisis de una cierta intensidad y de cierta duración puede superponerse una nueva crisis.

Excedente está ligada a la escasez de ahorro e inversión y a las subidas de precios ligadas con presiones inflacionarias propias de toda situación en la que la demanda supera la oferta. Se llega a este desequilibrio por cuanto la masa de ahorro disponible no es suficiente, globalmente considerada, para mantener la inversión necesaria para ampliar la capacidad de producción.

Estas crisis de oferta no han sido muy recientes en los últimos años al menos en lo que respecta al seno de las economías desarrolladas. La razón básica se debe al rápido e incesante cambio tecnológico que determina las nuevas técnicas de producción que permiten aumentar la productividad, entendida como más producción por unidad de capital disponible.

En las crisis de demanda, hay capacidad instalada no utilizada, hay factores de la producción disponibles, existe una oferta excedente frente a la demanda solvente que se manifiesta en el mercado. Se llega a esta situación luego de períodos de redistribución regresiva, o sea, menos igualitaria entre países y al interior de los países.

Dentro de este grupo de crisis de demanda se colocan las situaciones de inestabilidad financiera de la pasada década. Lo que nos permite afirmar, siguiendo a Lavagna que, siempre detrás de una crisis financiera hay una crisis de demanda.

La crisis de demanda se dan por la no existencia de una demanda solvente. Puede haber una demanda potencial pero no hay una demanda solvente. La demanda potencial no tiene impacto directo sobre los mercados. Resulta necesario distinguir crisis de liquidez de crisis de solvencia.

Tomando en cuenta que ambas se encuentran dentro del tipo de crisis de demanda. Al respecto, otros planteos proponen que la "crisis de liquidez" resultan de un déficit de recursos en el corto plazo para atender el compromiso de pagos externos pero de una posición sólida visto desde el largo plazo. A su vez, la iliquidez resultaría del pánico infundado de los acreedores (Calvo y Fernández Arias, 2000)128 .Las crisis de solvencia se ven como una imposibilidad estructural en el largo plazo de poseer capacidad de pago, es decir, presentan un alto nivel de endeudamiento acumulado. Un shock externo temporario (por ejemplo, la suba de las tasas de interés internacional) puede producir problemas de liquidez en el corto plazo, y uno más prolongado, de solvencia. Las crisis de liquidez pueden transformarse en crisis de solvencia.

En la década del "90 las crisis tuvieron mucho más que ver con cuestiones directamente vinculadas al funcionamiento de los mercados de capital y a sus efectos en las políticas domésticas en parte por la indudable incidencia de las políticas monetarias de los países centrales (Hopenhayn y Vanoli, 2002).

"La crisis de México, de los países del este de Asia, de Rusia, de Brasil, de Turquía y de la Argentina, si bien recogen elementos vinculados a crisis cambiarias tradicionales , presentan factores que están estrictamente vinculados a la naturaleza de los mercados y con las distorsiones que genera el mal uso de recursos externos abundantes, tanto por el destino que se dé a estos recursos (consumo e inversión para el mercado interno o para exportaciones), como para sus condiciones de tasa de interés y plazo (las crisis se asocian, en general, con el peso de los créditos de corto plazo).

Las crisis de los años noventa, han presentado los siguientes patrones, de acuerdo a Chudnovsky, López y Pupato131:

– Caídas fuertes en el PBI, que se traducen en aumento de desempleo y del nivel de inequidad en la distribución del ingreso

– Drásticos descensos en la tasa de inversión doméstica

– Significativas devaluaciones de la moneda nacional que, salvo en el caso de México, no se traducen en aumentos, sino en descensos de las exportaciones

– Prevalencia de altas tasas de interés real

– Fuerte depreciación de los activos financieros

– Aumento de los préstamos incumplidos en las carteras bancarias

– Altos costos fiscales, derivados esencialmente del rescate del sistema financiero, que agravan el deterioro de las cuentas públicas, ya impactadas negativamente por la propia contracción del nivel de actividad.

Para comprender con más claridad cómo las crisis impactan en los mercados de capitales, es menester entender el funcionamiento de dichos mercados.

Lester Thurow, sostiene que si se analizan las crisis financieras, la cuestión no es: ¿por qué los mercados quiebran?. Si no, ¿cómo los precios del mercado han alcanzado esos niveles insostenibles?. Básicamente, ¿cómo no pueden advertir los seres humanos inteligentes que los activos están sobrevaluados?. La respuesta para Thurow está en la codicia humana. La gente sabe lo que va ocurrir pero no puede resistirse.

A medida que los precios suben en una burbuja, hay una cantidad de dinero para hacer en el corto plazo de manera más rápida, aún cuando todos sepan que los precios son demasiado altos y que finalmente deben caer.

Todos se lanzan a los mercados pensando que serán suficientemente astutos de salir antes de que llegue el fin. Si alguien sale demasiado pronto se pierde una cantidad posible de ganancias.

2. Mercados de capitales y volatilidad

La función básica del sistema financiero y de los mercados de capitales es la de conectar a los ahorristas con excedentes de capital, con aquellos que necesitan capital para realizar sus inversiones. Esta asignación de recursos implica un correcto funcionamiento del sistema de precios (tasas de interés).

En un mercado eficiente los precios incorporan toda la información económica financiera relevante y los riesgos asociados que implican expectativas inciertas sobre el futuro (Stiglitz, 2002).

Un mercado eficiente, debe ser una buena correa de transmisión de rendimientos y riesgos aceptables en función de los rendimientos esperados y separar aquellos riesgos que no desean asumir. Lo expuesto debería redundar en un mercado continuo y líquido (Hopenhayn y Vanoli, 2002).

Cuando ocurre una crisis se produce una situación de distorsión, donde el riesgo se dispara, desaparece la liquidez, no existen precios representativos y resulta imposible realizar transacciones en los mercados financieros y de capital.

Lo anteriormente expuesto, a su vez, puede traducirse en situaciones de pánico financiero, fuga de capitales, fuga de depósitos, corridas bancarias, fuerte caída de la actividad económica y episodios de alta tasa inflacionaria unidos a crisis cambiarias, como ocurrió en la crisis de la década del "30, en la década de los "80 para Latinoamérica y en la pasada década del "90 para México, economías del S. E. Asiático, Rusia, Brasil, Turquía y a inicios del siglo XXI en Argentina.

En lo que respecta a las causas de estas "crisis", se reconocen dos tipos de factores. Un grupo está constituido por factores exógenos, y un segundo grupo constituido por factores endógenos.

Factores exógenos:

– cambios abruptos en las políticas monetarias de los países centrales

– transmisión por contagio133

– Fallas en los mercados de capitales. Sobre todo las asimetrías de información.-

Al respecto Hopenhayn y Vanoli expresan: "Estos cambios, que en general reflejan los ciclos de crédito que acompañan los vaivenes económicos, se manifiestan a través de las tasas de interés y la disponibilidad de los créditos. En estos casos, la crisis deviene tanto por el aumento del peso de los servicios financieros como por el racionamiento de créditos, que afecta el balance de pago y el sistema financiero de los países que entran en crisis.

Factores endógenos:

Este fenómeno puede producirse por devaluaciones cambiarias. Un claro ejemplo fue en el S. E.

– deficiencias en políticas macroeconómicas

– fortaleza del sistema financiero y del mercado de capitales

– Imprudencia en el manejo de la deuda pública y privada.

-Hopenhayn y Vanoli nos recuerdan: "En muchos casos, cuando los países tuvieron problemas por mayores dificultades de acceso al crédito y mayores costos, optaron por reducir el plazo de las colocaciones, convertir la deuda en monedas fuertes, y colocar deuda a tasa variable. México en 1994, y Brasil, en 1998, esto generó una concentración de vencimientos, mayor costo fiscal, percepción de un mayor riesgo de percepción de la deuda, pérdida de reservas, todo aquello que antecede a la devaluación de la moneda y al incumplimiento o default. La acumulación de déficit y el nivel de endeudamiento generan, a su vez, una salida de capitales que se va acelerando y desemboca en el desbarranque de la moneda, el crédito y la actividad económica en general. A esta situación que se describe debe sumarse Argentina en el 2001.

En el mercado de capitales el proceso de expansión retracción más reciente parte de la siguiente secuencia:

Fase expansiva:

– Baja tasa de interés y rentabilidad en los mercados centrales

– Búsqueda de oportunidades de inversión de corto y largo plazo en los mercados emergentes

– Fuerte expansión del flujo de capitales

– Apertura comercial con financiamiento fácil de los desajustes del balance de pagos, de los déficits públicos y de la revalorización de las monedas nacionales ancladas formalmente (por ejemplo Hong Kong y Argentina) o de hecho al dólar (el resto de las economías del S. E. de Asia).

– Fuerte desequilibrio externo, y en algunos casos también un fuerte desequilibrio fiscal.

Fase contractiva:

– Desconfianza de los inversores de corto plazo, con retiro de capitales o ingreso sumamente limitado e insuficiente

– Crisis en un país emergente considerado de los grandes

– Efecto "contagio" sobre el resto de la franja de países en desarrollo y la consecuente retracción de capitales y programas de ajustes que causan la caída del producto y del comercio.

Lo anteriormente planteado introduce varios interrogantes: Los mercados son de por sí inestables; o bien los hombres no dejamos que funcione correctamente en su distribución la mano invisible de Adam Smith. La cuestión es que lo que se ha creado es un sistema económico estructuralmente inestable.

Debemos también recordar que muchos estudiosos han puesto el acento sobre la relación entre capital financiero e industrial. La articulación directa entre y uno otro en su forma más clásica la encontramos en Rudolf

Partes: 1, 2, 3
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