Tampoco parece que disponer de un gran talento o gozar de muy buena salud sean el punto clave. Son cosas que pueden favorecer, que pueden crear un clima propicio para sentirse feliz, pero no siempre es así, pues todos hemos visto muchos ejemplos de personas muy inteligentes que han arruinado completamente sus vidas, o de otros que, por el contrario, con ocasión de la enfermedad han descubierto una nueva dimensión de su vida y han madurado y sido mucho más felices.
Por ejemplo, muchas veces sufrimos, o nos embarga como un sentimiento de desánimo, o de agobio, o de fatiga interior, y no hay a primera vista una explicación externa clara, porque no hemos tenido ningún contratiempo serio, ni tenemos hambre, ni sed, ni sueño, ni nos faltan la salud o las comodidades que son razonables.
Sin embargo, hay que pensar que es precisamente la decepción es la que nos brinda la oportunidad de mejorar y ser más felices. Igual que el dolor físico tiene la inestimable utilidad de avisar de que algo en nuestro cuerpo no va bien, esos dolores de que hablamos nos advierten de que algo en nuestro interior debe cambiar. Es positivo —además de natural— que notemos con intensidad el peso de nuestros errores: si no fuera así, sería muy difícil que nos corrigiéramos.
Quizá el aprendizaje más duro de la vida sea el de la decepción: aceptar que las cosas, empezando por la realidad de nosotros mismos, no son como las queríamos, como las pensábamos, o como nos las habían contado; que las cosas no son tan sencillas, que la vida no es tan fácil. Pero, como ha escrito Enrique Rojas[14]La conquista de la felicidad no es algo a lo que se llega de modo improvisado o casual; se alcanza tras un largo esfuerzo sobre nosotros mismos, es como una obra de ingeniería personal continuada.
d- Acertar en el estilo de vida
Vistos retrospectivamente, muchos pequeños objetivos que en un momento de nuestra vida nos parecieron importantes y seductores, ahora, pasado el tiempo, los vemos como algo insustancial y de poco valor.
Cuando somos engañados y dejamos de lado otros valores seguros para claudicar ante el espejismo del placer, o ante la inercia de la comodidad y el egoísmo, al final siempre acabamos por advertir —si somos sinceros con nosotros mismos— que aquello no nos condujo a nada.
Son estilos de vida que, en sus comienzos, suelen presentarse ante nosotros con gran esplendor, y son enormemente atractivos y seductores. Pero sus consecuencias, los efectos que producen en el interior de las personas, pocas veces se dan luego a conocer con la crudeza que realmente tienen (a las víctimas de un engaño suele costarles admitirlo).
Las personas que centran su vida en el placer o el egoísmo acaban por aburrirse de cada uno de los sucesivos niveles que van alcanzando, pues constantemente piensan en uno mayor y más excitante, en una cima más alta. Y esto es algo que sucede no sólo con los placeres propiamente dichos, sino también con la tendencia a rehuir el esfuerzo: cuando el hombre busca siempre el camino de mayor comodidad y menor exigencia, entonces su vida se va erosionando gradualmente: sus capacidades se van adormeciendo, su talento no se desarrolla, su espíritu se aletarga y su corazón se siente cada vez más insatisfecho, desencantado por lo fugaces que finalmente resultan sus efímeros logros.
Es cierto que la mayoría de la gente procura vivir conforme a unos principios, aunque estén un poco difusos, y que son pocos los que se plantean formalmente vivir centrados en el placer. Pero si esos principios son difusos, es fácil que esas personas acaben un poco a merced de los estados de ánimo, acudiendo a arreglos transitorios para las crisis que se presentan en sus vidas, buscando evadirse mediante gratificaciones fugaces que les hagan olvidar un poco que aquello no va bien. Pero cada vez que sube la tensión en sus vidas, todo aquello que no funciona sale a la superficie, y quizá entonces se muestran hipercríticos, malhumorados, pesimistas, ensimismados, y la levedad de sus valores y principios acaba por llevarles, casi inadvertidamente, a una vida muy centrada en la comodidad y el egoísmo.
La realidad de la vida es muchas veces dura y dolorosa, y cualquier esfuerzo nuestro por hacerla más habitable es siempre una aportación importante, para nosotros y para los demás. Cada vez que nos sacudimos la inercia y mantenemos el pulso de los valores y principios que nos inspiran, estamos contribuyendo —vayamos a favor o en contra de la corriente— a nuestra felicidad y a la de los demás. Lo que no podemos es abandonarnos en el regazo cálido y adormecedor de las inercias de la vida y luego quejarnos de su amargura.
e- El riesgo del autoengaño
La lectura de testimonios históricos, como el caso de Hitler, nos brindan ejemplos asombrosos y extremos del modo en que un hombre puede llegar a encerrarse en un mundo propio, hasta trasladarse por completo al reino de lo imaginario. Aquel triste y trágico episodio de la historia del siglo XX nació marcado por el autoengaño de negar la existencia de principios morales superiores que limitaran el poder y la persecución de sus inmorales objetivos, y puede servirnos para detenernos un instante y hablar de ese gran peligro del autoengaño, que, en diversa medida, nos acecha a todos en pequeñas cosas del acontecer ordinario de cada día.
El hombre, al ser batido por la adversidad, se siente con frecuencia tentado a huir. Sin embargo, cualquier vida es difícilmente gobernable si no hay un constante esfuerzo por estar conectado a la realidad, si no se permanece en guardia frente a la mentira, o frente la seducción de la fantasía cuando se presenta como un narcótico para eludir la realidad que nos cuesta aceptar.
La tentación de lo irreal es constante, y constante ha de ser la lucha contra ella. De lo contrario, a la hora de decidir qué hay que hacer, no nos enfrentaremos con valentía a la realidad de las cosas para calibrar su verdadera conveniencia, sino que caeremos en algún género de escapismo, de huida de la realidad o de nosotros mismos. El escapista busca vías de escape frente a los problemas. No los resuelve, se evade. En el fondo, teme a la realidad. Y si el problema no desaparece, será él quien desaparezca.
El autoengaño puede presentarse en formas muy variadas. Hay personas, por ejemplo, que caen en él porque necesitan continuas manifestaciones de elogio y aprobación. Su sensibilidad al halago, al continuo "tiene usted razón" sin tenerla, hace desplegar a su alrededor servilismos capaces de idiotizar a cualquiera. Son personas difíciles de desengañar, pues exigen que se les siga la corriente, que se mienta con ellos, y acaban por enredar a los demás en sus propias mentiras. Son presa fácil de los aduladores, que los manejan a su antojo, y aunque a veces adviertan que se trata de una farsa, no suele bastarles para salir de ella.
La verdad, y en especial la verdad moral, no debe acogerse como una limitación arbitraria al obrar libre de las personas, sino, por el contrario, como una luz liberadora que permite dar una buena orientación a las propias decisiones. Acoger la verdad lleva al hombre a su desarrollo más pleno. En cambio, eludir la verdad o negarse a aceptarla, hace que uno se inflija un daño a sí mismo, y casi siempre también a los demás. La verdad es nuestro mejor y más sabio amigo, siempre dispuesto y deseoso de acudir en nuestra ayuda. Es cierto que a veces la verdad no se manifiesta de forma clara, pero hemos de esforzarnos para que no resulte que esa falta de claridad sólo se da en nuestro pensamiento, al que aún no hemos impulsado lo necesario en búsqueda de la verdad.
2.4- EDUCAR DESDE LA COHERENCIA
Romano Guardini[15]El factor más eficaz para educar es cómo es el educador; el segundo, lo que hace; el tercero, lo que dice. Son importantes los consejos que se dan, o las cosas que se mandan, pero mucho antes está lo que se hace, los modelos que presentan, las cosas se valoran, cómo unos y otros se relacionan entre sí. Y hay personas que en esto son auténticos maestros, mientras que otros, por el contrario, son un verdadero desastre.
La vida familiar es la primera escuela de aprendizaje emocional. El modo en que los padres tratan a sus hijos (ya sea con una disciplina estricta o con un desorden notable, con exceso de control o con indiferencia, de modo cordial o brusco, confiado o desconfiado, etc.), tiene unas consecuencias profundas y duraderas en la vida emocional de los hijos, que captan con gran agudeza hasta lo más sutil.
Algunos padres, por ejemplo, ignoran habitualmente los sentimientos de sus hijos, por considerarlos algo de poca importancia, y con esa actitud desaprovechan excelentes oportunidades para educarles.
Otros padres se dan más cuenta de los sentimientos de sus hijos, pero su interés suele reducirse a lograr, por ejemplo, que su hijo deje de estar triste, o nervioso, o enfadado, y recurren a cualquier medio (incluido el premio material inmerecido o inadecuado, y a veces hasta el engaño o el castigo físico), pero rara vez intervienen de modo inteligente para dar una solución que vaya a la raíz del problema.
Otro tipo de padres, de carácter más autoritario e impaciente, suelen ser desaprobadores, propensos a elevar el tono de voz ante el menor contratiempo. Son de esos que descalifican rápidamente a sus hijos, y saltan con un « ¡No me contestes!» cuando su hijo intenta explicarse. Es difícil que logren el clima de confianza que exige una correcta educación de los sentimientos.
Hay, por fortuna, muchos otros padres que se toman más en serio los sentimientos de sus hijos, y procuran conocerlos bien, y aprovechar sus problemas emocionales para educarles. Son padres que se esfuerzan por crear un cauce de confianza que facilite la confidencia y el desahogo. Y saben hablar en ese plano de igualdad al que se refería aquel alumno mío: se dan cuenta de que con el simple fluir de las palabras se alivia ya mucho el corazón de quien sufre, pues exteriorizar los sentimientos y hablar sobre ellos con alguien que esté dispuesto a escuchar y a comprender, es siempre de gran valor educativo. Manifestar los propios sentimientos en una conversación confiada es una excelente medicina sentimental.
Los niños que proceden de hogares demasiado fríos o descuidados desarrollan con más facilidad actitudes derrotistas ante la vida. Si los padres son inmaduros o imprevisibles, crónicamente tristes o enfadados, o simplemente personas distantes o sin apenas objetivos vitales, o con vida caótica, será difícil que conecten con los sentimientos de sus hijos, y el aprendizaje emocional será forzosamente deficiente.
Padres imprevisibles son aquellos que tratan a sus hijos de manera arbitraria. Quizá cuando están de mal humor los maltratan, pero si están de buen humor les dejan escapar de sus deberes o su responsabilidad en medio del caos; y así está claro que será difícil que logren nada.
Si el reproche o la aprobación pueden presentarse indistintamente en cualquier momento y lugar, dependiendo de si les duele la cabeza o no, o si esa noche han dormido bien o mal, o si su equipo de fútbol ha ganado o perdido el último partido, de esa manera se crea en el hijo un profundo sentimiento de impotencia, de inutilidad de hacer las cosas bien, puesto que las consecuencias serán difícilmente predecibles. Por eso suelen fracasar aquellos padres que alternan imprevisiblemente el exceso de benignidad con el de severidad.
Práctica democrática
3.1- LA DEMOCRACIA. ASPECTO HISTÓRICO. CONCEPTO
a- Antigua Atenas
La palabra griega "democracia" ("el gobierno del pueblo") fue inventada por los atenienses para definir un sistema de gobierno de la ciudad en el cual las decisiones eran tomadas por la asamblea de ciudadanos, y no por un rey o emperador como en otras ciudades o imperios de la antigüedad.
Sin embargo la mayor parte de la población de Atenas estaba integrada por esclavos, y ni estos ni las mujeres eran considerados ciudadanos. Por esta razón la democracia ateniense tiene pocas similitudes con la democracia moderna, íntimamente vinculada a la abolición de la esclavitud y a los derechos humanos.
La democracia ateniense estaba basada en la selección de representantes por sorteo y las decisiones en otros casos por mayoría. La asamblea compuesta por todos los ciudadanos varones de Atenas votaba directamente. Los electos no tomaban las decisiones — los atenienses consideraban que dar el poder de tomar decisiones a los representantes electos era retirárselo al pueblo, convirtiendo el estado en una oligarquía. La democracia significaba (y para algunos aún significa) la igualdad ante las decisiones y ante la elección de decisiones y no la elección de personas encargadas de decidir (ver democracia representativa). Existían pocos mecanismos de control del poder de la asamblea o límites al mismo, con la notable excepción llamada Graphe Paranomon (también votada por la asamblea), que hacía ilegal aprobar una ley que era contraria a otra.
Por otra parte, la democracia moderna tiene sus propias limitaciones en comparación al modelo antiguo, ya que para la mayor parte de los ciudadanos se reduce a votar, y el hecho de votar se limita a una única ocasión cada cierto número de años, los votantes sólo pueden elegir sus representantes en los ámbitos legislativo o ejecutivo (con la ocasional excepción de algún referéndum) y son esos representantes y no los votantes quienes tienen el poder de decidir los asuntos de estado. Sin embargo, en su época y para las sociedades euroasiáticas, no se había alcanzado nunca una proporción tan grande gente interviniendo en el gobierno, de modo que esa ampliación de personas participando del poder político era efectivamente visualizada como una democracia.
Durante la edad dorada de la Atenas clásica, en el siglo V a. de C., en el que fue la ciudad-estado hegemónica en la Hélade, los atenienses promovían la democracia en el exterior. Ello condujo a la adopción de formas de gobierno democráticas o quasi-democráticas en varias ciudades aliadas o dependientes de Atenas. Sin embargo, el siglo V a. de C. vio la división del mundo griego a causa de las Guerras del Peloponeso, en las que Atenas se enfrentó a una liga de ciudades dirigida por Esparta. Esparta venció y la democracia fue abolida en todas las polis griegas que la habían adoptado. Aunque los atenienses restauraron su democracia en menos de un año, no se encontraban ya en situación de promoverla en el exterior y la democracia comenzó su declinar.
Posteriormente, pero también en el periodo conocido como mundo antiguo, la República Romana elegía a sus dirigentes y aprobaba leyes mediante asambleas populares. Sin embargo, el sistema había sido manipulado en favor de los ricos y los nobles, por lo que no se suele considerar a la República Romana como una democracia.
b- La antigua Roma
La democracia romana era similar a la ateniense, aunque concediese a veces la ciudadanía a quienes no eran de origen romano. El estoicismo romano, que definía a la especie humana como parte de un principio divino, y las religiones judía y cristiana, que defendían los derechos de los menos privilegiados y la igualdad de todos ante Dios, contribuyeron a desarrollar la teoría democrática moderna.
La República romana degeneró en el despotismo del Imperio. Las ciudades libres de las actuales Italia, Alemania y Países Bajos siguieron aplicando algunos principios democráticos durante la edad media, especialmente, en el autogobierno del pueblo a través de las instituciones municipales. Los esclavos dejaron de constituir una parte mayoritaria de las poblaciones nacionales. A medida que el feudalismo desaparecía, surgía, a su vez, una clase media comercial y rica que disponía de los recursos y tiempo necesarios para participar en los asuntos de gobierno. Resultado de esto fue el resurgimiento de un espíritu de libertad basado en los antiguos principios griegos y romanos. Los conceptos de igualdad de derechos políticos y sociales se definieron aún más durante el Renacimiento, en el que se vio potenciado el desarrollo del humanismo, y más tarde durante la Reforma protestante en la lucha por la libertad religiosa.
3.2- Origen y etimología
El término democracia proviene del antiguo griego (d?µ???at?a) y fue acuñado en Atenas en el siglo V a. C. a partir de los vocablos d?µ?? («demos», que puede traducirse como «pueblo») y ???t?? (krátos, que puede traducirse como «poder» o «gobierno»). Sin embargo la significación etimológica del término es mucho más compleja. El término «demos» parece haber sido un neologismo derivado de la fusión de las palabras demiurgos (demiurgi) y geomoros (geomori). El historiador Plutarco señalaba que los geomoros y demiurgos, eran junto a los eupátridas, las tres clases en las que Teseo dividió a la población libre del Ática (adicionalmente la población estaba integrada también por los metecos, esclavos y las mujeres). Los eupátridas eran los nobles; los demiurgos eran los artesanos; y los geomoros eran los campesinos. Estos dos últimos grupos, «en creciente oposición a la nobleza, formaron el demos». Textualmente entonces, «democracia» significa «gobierno de los artesanos y campesinos», excluyendo del mismo expresamente a los ilotas (esclavos) y a los nobles.
3.3- VALORES DEMOCRÁTICOS
La democracia es más que un sistema de gobierno, pues está comprendida de valores y principios que estimulan las estructuras de la sociedad y se reflejan en la vida cotidiana de todos y todas, que implica la conciencia ciudadana y la libertad para actuar y asumir una responsabilidad, ofreciendo garantías, respeto y tolerancia.
Tanto los gobernantes como los ciudadanos y las ciudadanas deben asumir los principios de la democracia.
3.3.1- ¿Cuáles son los valores democráticos?
Los valores democráticos son:
a. Integridad
Significa el tipo de vida que una persona lleva en concordancia con su estado de conciencia. Esta palabra implica rectitud, honradez: alguien en el que se puede confiar. Por ejemplo, aquella persona que siempre cumple con la promesa hechas.
La recompensa por la «integridad» demostrada enriquece, pues las personas que están alrededor se dan cuenta de que pueden «confiar» en ellas y en sus acciones; de esta manera se convierten en personas dignas de confianza.
b. Honestidad
Cualidad de una persona razonable, justa, que no miente, que es decorosa y decente, que cumple con sus obligaciones y responde con claridad ante las demandas de la ley del Estado.
Cuando se carece de honestidad, surge la incertidumbre, la desconfianza y el debilitamiento de los lazos sociales.
c. Libertad
El ser humano es capaz de decidir por sí mismo. Esta condición le permite optar, elegir entre distintas alternativas, es considerada como sinónimo de autonomía.
d. Respeto
En la democracia es de vital importancia el respeto a las leyes, pues éstas constituyen parámetros de conducta para los ciudadanos y para la acción del Estado. La ley es objetiva, va más allá de los intereses personales.
e. Transparencia
Es la capacidad de dejar a los demás mirar su interior sin sentir invadida su intimidad. Es necesaria para crear confianza en la democracia, condición que permite a una sociedad trabajar buscando objetivos comunes.
Además de estos encontramos múltiples valores que, en definitiva, son necesarias a la hora de vivir una democracia propiamente dicha. Algunos de ellos son: el servicio, la solidaridad, el compromiso cívico, la responsabilidad, participación, pluralidad, etc., que conjugándolas forman un hombre democrático, coherente e íntegro.
3.4– PARTICIPACIÓN Y DEMOCRACIA (DEMOCRACIA PARTICIPATIVA)
De acuerdo con Pasquino[16]la participación puede definirse como aquel conjunto de actos y de actitudes dirigidos a influir de manera más o menos directa y más o menos legal sobre las decisiones de los detentadores del poder en el sistema político o en cada una de las organizaciones políticas, así como en su misma selección, con vistas a conservar o modificar la estructura del sistema de intereses dominante.
La participación implica una actitud activa manifestada en una serie de comportamientos ante o en relación a la vida política y las decisiones tomadas por el poder político. Además de ello, implica también un proceso relativamente espontáneo y autónomo.
La participación supone un valor democrático en sí mismo considerado, en la medida en que constituye una expresión de la autonomía y de la libertad del ser humano. Ella tiene como objeto principal la democratización del espacio público.
Pero también el ejercicio de la participación puede llevar a excesos que perjudiquen en vez de favorecer el desarrollo democrático. Pero la existencia de excesos en determinadas circunstancias no puede impedir la ampliación de campos y la intensificación de niveles de participación. La participación no debe ser necesariamente identificada ni con a actuación de grandes masas, ni mucho menos con su movilización; una participación y un conocimiento básico de los hechos políticos, y asimismo unas reglas de procedimiento.
Por eso es importante identificar cuales son los espacios donde la participación sea a favor del crecimiento democrático y no sea causa de retroceso. Los espacios en donde puede haber una participación justa son, por ejemplo, en las elecciones o en el referéndum de una ley, etc.
Con ellos se plantea "la participación democrática", que en gran medida a veces resulta un tanto impreciso y susceptible su concepción debido a las interpretaciones en función del contenido otorgado al mismo por los diferentes autores.
Para algunos, la democracia participativa resulta equiparable en la práctica a la democracia. La democracia participativa no supone tanto la participación directa en el acto final de la adopción de decisiones políticas, sino participación en los procesos de decisión que conllevarán posteriormente a las acciones definitivas.
3.5- PRACTICA DE LOS VALORES DEMOCRÁTICOS. NECESIDAD
En Paraguay, luego de la transición de un estado de gobierno dictatorial, despótico, absolutista e imperialista, por así decirlo, en donde la opinión pública era la menos importante y hasta nula, cuyo representante de aquella gran desventura paraguaya por un periodo no menor que 35 años, mantuvo al país en un estado de "retraso mental" del cual hasta hoy se hace difícil salir pues las secuelas de los actos de vandalismos practicados por aquellos que deberían haber conducido al país al progreso y no al retroceso como lo hicieron, marcó profundamente los vivencias en valores y democracias. Ha creado una mentalidad arraigada en la idea de inferioridad, de pesimismo y desolación durante un largo periodo después de la caída de aquel sistema de gobierno unipersonal y acaparador.
Pero tampoco buscamos restar méritos a aquel gobierno que de algún modo ha traído al país algunos progresos técnicos y materiales, pero la deshumanización es mayor a cualquier sistema materialista con que se haya intentado cubrir el retroceso intelectual, moral, espiritual, estructural, en gran parte de la población paraguaya. Los sueños trucados, la esperanza perdida, los ideales apagados y los pensamientos cercenados, fueron otras de las grandes descompensaciones sufridas.
El sistema de gobierno actual, Democracia Representativa y Participativa, ha intentado paliar en, por los menos una parte, todo aquel desnivel socio-político y educativo imperante en ese entonces. La política de gobierno actual es la igualdad en los derechos, libertad en las opiniones y compromiso social y personal a la que cada ciudadano democrático está llamado a vivir y a manifestar dentro de su contexto social y personal.
Aunque muchas de las personas de la generación pasada actualmente opinen que en aquellos tiempos la vida era mucho mejor a la actual, seria difícil concebir un estado de derecho sin libertad y oportunidades, en las que cada uno pueda explorar sus propias ideas y vagar en ella sin temor a ser tachados de conspiradores o revolucionarios; una sociedad en la vivir es un derecho y no un obstáculo, donde la felicidad se hace patente en cada uno y el compromiso social es en verdad una luz para los que andan tras ella; una sociedad que vive en democracia es una sociedad que cuenta con las posibilidades de progresar, de recoger los frutos de una buena cosecha que aquello que se había cultivado con sangre y muerte, con sudor y lagrimas, con pérdidas y sacrificios, pero donde se pudo ver la luz al final del camino.
Quizá pensemos que no es la democracia que esperamos, pero es la que tenemos y esta hay que vivirla, y hacer de ella el sueño que esperamos.
Una democracia no la hace ni los representantes gobierno solo, ni el pueblo solo, sino en la conjugación de ambos, con los valores como cimiento, con la educación como pilares y el desarrollo como meta.
Por ello la gran necesidad de vivenciar cada uno de los valores, reflejadas en las actitudes de todo el pueblo, en la manifestación del compromiso mutuo y la gran satisfacción de ser libres.
Ahora podemos hablar de una esperanza sincera, un sueño con fundamento, los ideales y pensamientos abiertos, con miras al bien y la realización social del Paraguay.
Conclusión
Al iniciar el esbozo de este trabajo había planteado la situación en las que nos pone como docentes, o futuros docentes, el curriculum de la educación paraguaya y la gran importancia que conlleva todo eso dentro de nuestro inicio de formación profesional como educadores de toda una sociedad y una cultura.
Todo aquello encuentra su sentido en importancia de la práctica de los valores y de la coherencia de vida y la necesidad de las prácticas democracias.
Pero además si nos ponemos a reflexionar respecto a todo los temas ya expuestos por los compañeros referente a la Crisis existencial o falta de un proyecto de vida. Características de los jóvenes de hoy, Abuso sexual, Aborto, Prostitución, Falta de comunicación con los mayores (desarraigo familiar y/o social), Alcoholismo, Drogadicción, Suicidio, Liderazgo y empatía. Manejo de conflictos, Opción sexual, etc. nos damos cuenta que todo ellos es por una crisis de valores y por una falta de sentido en sus vidas y por lo general las consecuencias que ellas traen suelen tener un gran impacto dentro de la persona, dentro de la comunidad, dentro de la sociedad, dentro del país y también a nivel mundial.
Pero como todo tiene su fundamento en el sujeto, con libertad, autonomía, razón, el que el mundo sea cada vez mejor es también subjetivo. La práctica de valores, llevar una vida sin contradicciones, buscar una sociedad mas democrática es lo que hará de este mundo, de este país, de esta sociedad y del propio sean cada vez mejores.
Pero el rol del docente desde esta perspectiva viene por partida doble, es decir, que no solamente debe vivenciar esos valores sino también enseñar a vivir esos valores dentro y fuera del ambiente escolar. Por ellos la importancia de que el educador no ceda el paso a la pasividad o al relativismo sino que esté en un constante reflexionar sobre sus acciones, sus conocimientos, sus actitudes y si es necesario, pulirlas todas las veces que sea necesario y desde ahí educar, formar, guiar, a los educandos.
"Dar ejemplo no es la única manera de influir en los demás" (Dra. Ana María Polo)
Bibliografía
1- ABC Estudiantil 2001/2. Nros. 18, 20, 21, 22 y 23
2- Carreras Llorenç y otros, "Cómo educar en Valores" 8ª Ed. 2001. Pág.19 – 24
3- CETUC, Revista de Investigación y Reflexión Filosófica y Teológica. Año V. 2001. Pág.4 – 6
4- Formación Ética y Ciudadana. Brígido Aguilera Vera. Primer curso. Año 2002. Pág. 166 – 175
5- Ministerio de Educación y Cultura. Ciencias Sociales y sus Tecnologías. Plan Común. Tercer curso. Unidad 3. Año 2007. Pág. 124
6- Ministerio de Educación y Cultura. Ciencias sociales y sus Tecnologías. Plan Común. Primer Curso. Año 2007. Pág. 92
7- Páginas Web: ; www.wikipedia.com; www.wikiwik.com; www.labla.org
Anexos
1. Experiencias previas
a. De este listado de valores, elige 7 y ordénalas según lo consideres importante:
Vida 1. ____________________________
Libertad
Autonomía 2. ____________________________
Respeto
Responsabilidad 3. ____________________________
Generosidad
Solidaridad 4. ____________________________
Confianza
Verdad 5. ____________________________
Paciencia
Fidelidad 6. ____________________________
Amistad
Liderazgo 7. ____________________________
Compromiso
b. Has un listado de 5 valores que más se observan en la actualidad con sus respectivos antivalores.
VALOR ANTIVALOR
1.________________________ _________________________
2.________________________ _________________________
3.________________________ _________________________
c. Has un listado de antivalores que más observas en el presente y colócale sus antivalores.
ANTIVALOR VALOR
1.______________________ _________________________
2.______________________ _________________________
3.______________________ _________________________
d. Anota 3 valores que consideras que posees.
1.________________ 2._______________ 3.________________
d. Anota 3 valores de la persona quien esta a tu lado.
1._________________ 2._________________ 3._______________
2. Informe de Entrevistas realizadas
Juan Gavriel Sarabia Barreto
[1] Filósofo griego considerado como uno de los más grandes tanto de la filosofía occidental como universal y como precursor de Platón y Aristóteles. Afirmaba insistentemente, lo, único que sabía, era que no sabía nada. Su divisa reproducía la máxima "conócete a ti mismo".
[2] El término estoicismo proviene del lugar en el que Zenón comenzó a dar sus lecciones en el año 301 a.C., a saber, la Stóa poikilé (en griego St?a, stoa, pórtico), que era el "Pórtico pintado" del ágora de Atenas. Los estoicos proclamaron que se puede alcanzar la libertad y la tranquilidad tan sólo siendo ajeno a las comodidades materiales, la fortuna externa, y dedicándose a una vida guiada por los principios de la razón y la virtud (tal es la idea de la imperturbabilidad o ataraxia).
[3] Tomas Hobbes: Filósofo materialista mecanicista, pensador, político: El "estado de naturaleza" el hombre vive una guerra de todos contra todos. «El hombre es un lobo para el hombre» (Homo homini lupus)
[4] Max Ferdinand Scheler: Filósofo alemán. Durante toda su vida desenvolverá de forma original su interés por los problemas éticos y de la vida del espíritu. La teoría más llamativa y esencial de este filósofo alemán se conoce como la "Teoría de los valores", con su nuevo planteamiento de la ética fundada en la doctrina de los valores.
[5] Reforma Joven. Ciencias Sociales y sus Tecnologías. 2º curso Vol. 2. Plan Común. 2008. Pág.262
[6] Filósofo español. Su pensamiento, plasmado en numerosos ensayos, ejerció una gran influencia en varias generaciones de intelectuales.
[7] Raciovitalismo: Teoría de José Ortega y Gasset que plantea una forma de vida radical de acuerdo con la razón y con la realidad
[8] Ciencias Sociales y sus Tecnologías. Segundo Curso. Vol. 2. Unidad 8. Pág. 264
[9] Emmanuel Kant: nació en 1724 y murió en 1804, filósofo alemán, considerado por muchos como el pensador más influyente de la era moderna.
[10] Hábitos operativos, infundidos por Dios en el alma para disponerla a obrar según el dictamen de la razón ilustrada por le fe. Por ejemplo: amor, fe, esperanza, caridad.
[11] Jean Paul Sartre (1905 – 1980), filósofo y escritor francés, principal propulsor del existencialismo y el dualismo; literato de gran trayectoria, para una mejor representación de su pensamiento incursionó en el teatro y en la novela.
[12] Filósofo griego, de la escuela estoica, que vivió parte de su vida como esclavo en Roma. Más que un filósofo, fue un moralista
[13] Autor de A Theory of Cognitive Dissonance (1957), obra en la que expone su teoría de la disonancia cognitiva, que revolucionó el campo de la psicología social, y que ha tenido múltiples aplicaciones en áreas tales como la motivación, la dinámica de grupos, el estudio del cambio de actitudes y la toma de decisiones, etc. En su teoría, señala que en la mente de los sujetos se puede distinguir una serie de conocimientos o elementos (cogniciones) "… es decir todo lo que una persona sabe acerca de sí misma, de su conducta y de sus circunstancias" y que algunos de estos conocimientos pueden ser contradictorios, no sólo desde el punto de vista lógico, sino también desde el psicológico, entre sí, p. ej., la idea de que el código de la circulación ha de ser respetado puede estar en contradicción con el conocimiento de que en este momento me estoy saltando un semáforo rojo.
[14] Enrique Rojas Montes (Granada, 1949) es un psiquiatra español. Sus trabajos de investigación se centran en tres temas: las depresiones, la ansiedad y los trastornos de la personalidad.
[15] Teólogo católico alemán. Estudiante de química y de economía en Tubinga y en Berlín, cursó los estudios eclesiásticos y fue ordenado sacerdote. Fue profesor de dogmática en Bonn (1922), de filosofía católica en Berlín (1923) y maestro en el arte de la interpretación; ejerció una considerable influencia en la juventud católica alemana después de la I Guerra Mundial. Su cátedra fue suprimida en 1939 por el régimen nacionalsocialista.
[16] Gianfranco Pasquino (Italia) Profesor de Ciencia Política en la Universidad de Bolonia y Presidente de la Conferencia Política Italiana, fue Senador en 1983. Actualmente es miembro del Comité de asuntos constitucionales en Italia. (www.lablaa.org (biblioteca virtual)
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