Descargar

La nueva polarización


  1. Las sociedades feministas
  2. La mentira noble
  3. Realidad deliberada o lavado de cerebro
  4. El mundo se convierte en un teatro
  5. Procesos de transición social
  6. El espectro de la política
  7. El espectro de la filosofía
  8. Solipsismo
  9. Guerra educacional
  10. Guerra religiosa
  11. El literalismo
  12. Teocracia o literalismo
  13. Fuente

Las sociedades feministas

Algunos escritos buscan demostrar que en épocas prehistóricas, en el norte de África, existieron sociedades feministas, con religiones de tendencia feminista, que eran benignas, pacificas, productivas y progresistas. Sin embargo, que bárbaros provenientes de Europa y Asia, alrededor del siglo XI a.C., las suplantaron por una nueva cultura machista de violencia y dominación. Algunos de estos textos concluyen que las sociedades basadas en el ethos femenino son superiores a las machistas, y que al lograr establecerlas de manera universal todo funcionaría bien.

Esta es una de las historias que se ofrece como una nueva realidad, como una prescripción para el futuro de todas las civilizaciones humanas. Sin embargo, esta historia que podría ser un manifiesto del feminismo, no ha sido aceptada por algunas líderes feministas. A pesar de ello, muchas personas la aceptan sin críticas y agradecidas, porque se trata de una buena historia.

Otras personas la justifican porque posiciona mejor a las mujeres en el mundo y desafía dramáticamente la realidad, igualmente espurea, sobre la que está construida toda sociedad machista. Sin embargo aunque esta historia se ofrezca como universal no ha alcanzado esa realidad. Apenas cuenta con seguidores que piensan que es interesante y que por ello se acepta como una subcultura más en el sistema de creencias. Por el colapso de las creencias florecen gran número de subculturas y nuevos sistemas de creencias, con tanta regularidad como un correo diario.

Para justificar una posición decente a las mujeres no es necesaria una situación tan importante. El trabajar por la igualdad de los sexos no arreglará todos los problemas.

En la era postmoderna mucha gente elige como opciones, endebles historias del pasado o promesas fáciles para el futuro. Para muchos la mejor manera de imponer una opción, es creando una nueva realidad con nuevas verdades absolutas.

La mentira noble

La mentira noble tiene un núcleo de cosas que la mayoría cree verdaderas, pero Sócrates no cree en está construcción de realidad, sino que piensa que es bueno que otros la crean. Son muchas las mentiras nobles creadas a partir de buenas intenciones políticas, siempre las hemos tenido y en la sociedad posmoderna surgen todo el tiempo. La más reciente es la historia de Gaia, un antiguo mito griego remozado y disfrazado por la ciencia, que nos propone ser respetuosos con la biósfera. Posee también un núcleo creíble y hasta obvio en algunos aspectos: La hipótesis de que los procesos biológicos sobre la tierra afectan las condiciones geoquímicas y climáticas y conservan las condiciones para la vida. Es la nueva creencia popular de que la tierra es un organismo viviente.

El mito griego considera la tierra como una diosa. La metáfora sugiere que la tierra como otros organismos superiores tiene su propia mente. Estas ideas, que no tienen nada de científicas, se están transformando en una nueva fe, en una ecoteología con doctrina, sacerdotes y sacerdotisas.

La lógica de la mentira noble

"Si la gente cree esto, hará otra cosa". Es la lógica que Platón llamó de la "mentira noble". Es la lógica usada para la creación de realidades. Es un método bastante dudoso para conseguir que las cosas se hagan. Requiere que haya mucha gente que crea en determinada realidad. Supone que esa gente hará lo que se desea al creer en esa realidad. Con frecuencia conlleva un cierto desprecio de la inteligencia de aquellos a quienes se quiere vender la historia. Aunque es una tontería arrogante en el mejor de los casos, y tan vieja como civilización occidental, se está llevando a la práctica como nunca antes.

Realidad deliberada o lavado de cerebro

Sócrates y sus amigos propusieron una alternativa para obtener la lealtad de los guardianes de la república. Es una de las alternativas más antiguas usadas en la construcción de una realidad deliberada. Consiste en intentar persuadir primero a gobernantes y guerreros y luego al resto de ciudadanos de que la educación e instrucción recibidas, y cuyos efectos creen sentir, no son más que un sueño. Que la realidad en que han nacido y han sido formado y educados, sus armas y todo cuanto les pertenece, se lo ha entregado la madre patria, que habitan y que deben considerar como madre nodriza y defender si alguien la ataca. Y considerar a los demás compatriotas como hermanos, nacidos y formados a semejanza de ellos por la misma patria.

La realidad deliberada, y luego llamada lavado de cerebro, ofrece la mentira noble como una solución al problema político clásico, de cómo conseguir que los jóvenes eliminen su tendencia natural a la autoconservación y se ofrezcan gustosos a arriesgar la vida en enfrentamientos contra otros jóvenes, no tan distintos a ellos.

El mundo se convierte en un teatro

Los creadores de realidades sociales deben tener las habilidades de contar, escribir y actuar historias con distintas variables de dirección escénica. El mundo se convierte cada vez más en una especie de teatro, a medida que más gente se da cuenta de que la realidad puede ser creada, y más grupos competitivos ofrecen nuevos argumentos de competencia. La gente con aspiraciones políticas trata de conseguir un buen papel. Shakespeare previó esto en la dimensión en que está sucediendo, cuando dijo: "todo el mundo es un escenario".

En el colapso de las creencias miles de autores ofrecen sus versiones de lo que está sucediendo: una revolución, el reino de un dios, la nueva era, un escenario.

Procesos de transición social

Hay tres procesos principales que están dando forma a la actual transición social:

El primero consiste en la ruptura de las antiguas formas de creencias. El resultado es una especie de mercado de creencias sin regulaciones, donde se ofrece toda clase de sistemas de creencias para consumo público.

El segundo es el surgimiento de una nueva polarización acerca de la naturaleza de la verdad social, en base a conflictos de clases, razas y nacionalidades. Esta polarización es evidente en la controversia política, en las batallas sobre educación y en la aparición de nuevas disciplinas intelectuales.

El tercero trata del nacimiento de una cultura global, con una concepción del mundo verdaderamente mundial.

Sobre el primer proceso de transición social se dijo algo en la anterior monografía, sobre el segundo proceso damos ahora una corta introducción.

Segundo proceso: una nueva polarización política

La nueva polarización no es una ruptura entre distintas clases de creencias, sino entre aquellos que realmente creen y aquellos que apenas tienen creencias. Opone a los fundamentalista ya sean religiosos, científicos, ideológicos o de tradiciones culturales, contra los llamados relativistas, humanistas seculares o liberales religiosos.

Esta polarización es casi tan abarcadora y explosiva como la rivalidad Este-Oeste, entre las naciones que fueron comunistas y las capitalistas, y como la tensión Norte-Sur entre pueblos que habitan estos extremos terrestres. No reemplaza las creencias y no las vuelve obsoletas. Sólo las transforma, les da una profundidad, una urgencia emocional, y un sentido nuevo.

Esta polarización tiene una dimensión de inconfundible carácter global. Aun en las pequeñas ciudades en donde los habitantes disputan entre sí cómo manejar las escuelas, existe un sentimiento generalizado que opaca los temas locales y las rivalidades; éste indica que todos los órdenes sociales están incorporándose a algo mucho más grande.

En este mundo posmoderno si no nos gusta el argumento, podemos intentar la creación de uno nuevo y buscar que alguien más quiere tomar parte en él.

En general las controversias acerca de cuál es el argumento real, o si existe tal argumento, se han convertido en un rasgo familiar de la política contemporánea. Producir situaciones nuevas y confusas, para identificar entre la confusión un determinado patrón o una nueva polarización política.

El espectro de la política

En la era moderna, todos hemos aprendido a ver la política como un espectro que corre de la izquierda a la derecha o viceversa. La visión popular tiene en un extremo al revolucionario desorbitado que vive arrojando bombas y, en el otro, al conservador tieso que defiende al gobierno, esté éste bien o mal. Ese espectro político tiene diversos matices, pero la tendencia manifiesta en todos los países es la de una polarización básica, particularmente en los que tienen un sistema bipartidista. Gilbert y Sullivan lo resumieron en forma admirable en su canción:

¡Cómo se las ingenia la Naturaleza, para hacer que cada niño y cada niña, que nace en este mundo, sea un pequeño liberal, o un pequeño conservador!

Esta polarización expresa profundas diferencias psicológicas entre los seres humanos. Tal vez, estas diferencias existan en toda sociedad, moderna o antigua. De todos modos, la forma específica que tomó la polarización, y que mejor conocemos, es producto de la Revolución Industrial. Con esa forma se modeló la política de la mayoría de los gobiernos en todos los niveles, desde el nacional hasta el local. Asimismo, generó el estancamiento del conflicto capitalista-comunista que dominó durante décadas la política internacional.

El espectro de la filosofía

Otro espectro no político, sino filosófico, se está tornando visible, tan visible que sería más difícil no notar su presencia. También lo identificamos comúnmente como un espectro que va de conservador a liberal, pero no en lo político sino en lo filosófico. Este espectro tiene en un extremo a los fundamentalistas, aquellos que sostienen con firmeza un conjunto de verdades que postulan como de la realidad cósmica. Estos ciudadanos que poseen una seguridad envidiable pueden ser fundamentalistas religiosos o científicos a ultranza, ideólogos marxistas o verdaderos creyentes en Gaia. La epistemología produce sus propias alianzas inesperadas. Existe todo tipo de posiciones intermedias; algunas de ellas moderadas y la mayoría sólo confundidas.

Cerca del otro extremo se ubican los relativistas y constructivistas que sostienen que toda verdad es una invención humana. Ellos dicen que lo que exista fuera de uno mismo, permanece, en esencia, desconocido.

Solipsismo

Existe aún otra posición que solíamos llamar solipsismo. Solipsismo se define como la creencia metafísica de que lo único, de lo que uno puede estar seguro, es de la existencia de su propia mente. Y la realidad que aparentemente la rodea es incognoscible y puede no ser más que parte de los estados mentales del propio yo. De esta forma, todos los objetos, personas, etc., que uno experimenta serían meramente emanaciones de su mente. Y por lo tanto, la única cosa de la que se podría tener seguridad es de la existencia de sí mismo.

El torbellino de la reacción posmoderna, que se aleja de las antiguas certezas, ha arrastrado a cierta gente hacia una concepción del mundo todavía más radical que la de los constructivistas. Se pueden oír muchas voces que declaran que lo que encontramos allí afuera es lo que ponemos allí. Y más precisamente, lo que yo pongo allí, es apenas mi pequeño yo, creando así con gran euforia mi propio universo. Solíamos llamar a esto solipsismo; ahora lo llamamos espiritualidad de la Nueva Era. Según Shirley MacLaine, es el mundo quien, en apariencia, nos ha creado a todos.

Guerra educacional

A pesar de tantas variaciones, en la era moderna, emerge una polarización básica. Un Gilbert y Sullivan posmoderno podría decir que ahora todos somos pequeños objetivistas o pequeños constructivistas, y nos resulta imposible ponernos de acuerdo en asuntos tales como la política educacional, es decir, qué creencias y valores se deben enseñar en la escuelas públicas.

Los conflictos, sobre temas concretos dentro de la realidad social, han desatado furiosos incendios en las comunidades norteamericanas más comunes. En pequeñas ciudades donde una conferencia sobre epistemología no conseguiría auditorio suficiente para llenar un pequeño salón. Uno de esos lugares es Lolo, Montana. En una pequeña comunidad rural cerca de la frontera de Idaho, la gente se dividió en dos fracciones opuestas y se trenzó en una agria y larguísima batalla sobre los contenidos que se enseñaban en las escuelas locales.

Algunos padres temían que sus hijos estuvieran recibiendo:

• Perspectivas globales en lugar de patriotismo.

• Razonamiento moral o clarificación de valores en lugar de los tradicionales principios cristianos y norteamericanos.

Consideraban que esas ideas eran subversivas, y quienes las enseñaban, enemigos de la sociedad. Una maestra que perdió su trabajo durante la disputa en Lolo dijo que finalmente entendía lo que deberían haber sentido las personas durante la era de McCarthy o los años de Hitler.

Lo que algunos padres encontraban subversivo era que los valores no se basaban en una infalible certeza de lo verdadero y lo correcto, sino que eran propuestos por seres humanos falibles en la vida de todos los días. Ese es un tema bastante común en los libros de texto de las escuelas públicas. En un libro de economía doméstica que avivó la llama de la disputa se leía la siguiente afirmación:

Los valores son subjetivos. Varían según la persona. Se puede entender mejor a la gente y congeniar con ella teniendo una mente abierta con respecto a los juicios de valor que se emitan.

Otro texto decía: No se puede recurrir a una enciclopedia o a un libro de texto para encontrar valores, porque estos provienen del propio fluir de la vida.

Un manual de actividades para la clarificación de valores indicaba a los maestreos que tal aprendizaje ni siquiera podía ser evaluado con notas: Se alienta a los maestro para que evalúen si una actividad en particular se está haciendo bien, pero esto nunca puede ser trasladado a una evaluación de los alumnos… No hay respuestas incorrectas y evaluar con notas sólo serviría para ahogar la confianza, la honestidad y la buena disposición a mostrarse tal cual son.

Los críticos fundamentalistas dicen furiosos que los materiales que se acercan peligrosamente a enseñar que no existe lo correcto, ni lo incorrecto son subversivos. Dentro de la concepción fundamentalista del mundo, no pueden existir valores sin un origen y una autoridad absolutos. Los críticos dicen que cualquier instrucción basada en razonamientos morales, puramente humanos, tiene una inclinación socialista amoral.

Los fundamentalistas han producido sus propios libros de texto basados en el absolutismo.

Se han escrito muchos buenos libros sobre el peligro del Humanismo Secular. Ahora llega el libro que hace algo para proteger la mente de sus niños de este mal. Escape From Sugarloaf Mind es una historia de aventuras plena de fuerza, para niños desde el jardín de infantes hasta los primeros años de la escuela secundaria.

Este libro contraataca y neutraliza en forma efectiva la filosofía humanista enseñada en la Clarificación de Valores… Allí donde la Clarificación de Valores enseña el relativismo moral, Escape From Sugarloaf Mind enseña destrezas para tomar decisiones basadas en los valores morales absolutos de Dios.

Las controversias sobre este tema han desgarrado a muchas comunidades y han llegado también a los más altos niveles del gobierno. Durante la administración Reagan, algunos funcionarios propugnaron una cruzada de toda la Casa Blanca contra toda clase de enseñanza de valores relativistas. Es todavía una preocupación principal para organizaciones nacionales tales como Citizens For Excellence in Education, quienes apoyan la enseñanza de valores absolutos, y People For the American Way, quienes abogan por el razonamiento moral.

Guerra religiosa

Paralelos a estas guerras educacionales corren los conflictos sobre la fe religiosa. La Iglesia Bautista del Sur ha librado una tumultuosa batalla, nacida de la cruzada de algunos de sus miembros, para imponer a todos los bautistas un único grupo de doctrinas religiosas severamente definido.

Los antiguos bautistas están sorprendidos de ver desarrollarse esta batalla en el seno de su iglesia. Durante siglos, el credo bautista lideró la libertad de religión y la llevó a la práctica. Sus congregaciones eran organizaciones democráticas independientes, cuyos miembros eran guiados por el viejo dogma librepensador del sacerdocio del creyente. Había un dicho que decía que si se encontraban dos bautistas en el mismo cuarto, se expresarían tres opiniones.

El literalismo

Pero luego, una facción dentro de la iglesia comenzó a imponer en forma tenaz una doctrina sobre la verdad literal de la Biblia. Una infalible y certera verdad. Esta posición se conoce como infalibilidad o literalismo. Bill Moyers, criado como bautista sureño, entrevistó al principal portavoz de esta doctrina, el Reverendo W. A. Crismell, de la primera Iglesia Bautista de Dallas, para una serie de programas televisivos titulada Dios y la Política.

MOYERS: Usted se autodenomina un literalista. ¿Cómo definiría esa posición?

DR. CRISWELL: Si. Pienso que la Biblia es veraz literalmente. Del principio al fin.

MOYERS: ¿Doctrinalmente?. DR. CRISWELL: Si. MOYERS: ¿Científicamente?

DR. CRISWELL: Si. MOYERS: ¿Históricamente?. DR. CRISWELL: Históricamente, Si.

MOYERS: ¿En todo sentido?. DR. CRISWELL: En todo sentido.

MOYERS: Y, cuando habla de liberales, ¿quiere usted decir que son quienes no creen que Adán y Eva sean necesariamente figuras históricas sino que son representativos de la raza humana?

DR. CRISWELL: Correcto.

MOYERS: ¿Y son gente que no cree necesariamente que ocurrieran milagros, sino que son parábolas?

DR. CRISWELL: Correcto.

MOYERS: Eso es un liberal. DR. CRISWELL: Eso es correcto, correcto, correcto.

MOYERS: Usted quiere decir un liberal teológicamente hablando.

DR. CRISWELL: Exacto. Porque cuando el hombre entra en ese camino, no pasa mucho tiempo hasta que deja a un lado su Biblia y toma en cambio los libros de psicología, sociología y ciencia política y sólo Dios sabe qué más. Hay que regirse estrictamente por la Biblia y lo que ésta dice y, si uno se aleja de ella, caerá en todas esas otras cosas.

El Dr. Criswell y sus seguidores armaron una campaña muy bien organizada para quedarse con la denominación e imponer esa verdad en todos los servicios, publicaciones e instituciones de enseñanza. Los literalistas consiguieron mayoría en varios de los principales Comités y lograron forzar la renuncia del presidente y del deán de la facultad en el Seminario Teológico Bautista Sureño. El nuevo director del directorio del Seminario anunció que, a partir de ese momento, todos los nuevos miembros de la facultad deberían creer que la Biblia no tiene errores.

Esta batalla continúa y muchos de los antiguos líderes eclesiásticos, a quienes la mayoría tomaríamos por conservadores duros, están doloridos y atónitos porque los literalistas los consideran un hato de liberales blandos. Se preguntan por qué esto le está sucediendo a ellos y por qué ahora. Su agonía, lo sepan o no, es parte de los dolores de nacimiento en un mundo posmoderno.

Teocracia o literalismo

Teocracia es una forma de gobierno en la que los líderes gubernamentales coinciden con los líderes de la religión dominante, y las políticas de gobierno son idénticas o están muy influidas por los principios de la religión dominante. Normalmente el gobierno afirma gobernar en nombre de Dios o de una fuerza superior, tal como especifica la religión local.

El literalismo es una contra-revolución. Los literalistas se rebelan contra la complejidad y el pluralismo del mundo contemporáneo, contras las disputas constantes entre diferentes grupos con diferentes visiones de la realidad, contra la incesante demanda a los individuos para que tomen decisiones. Están persiguiendo una civilización sin incertidumbres.

En Estados Unidos

Tienen una ideología política a la que llaman reconstrucción. La reconstrucción es popular entre los fundamentalistas religiosos de diferentes iglesias. Su agenda es bastante simple y se ocupa sólo de lo que su nombre sugiere: reconstruir la civilización norteamericana y hacer de la verdad literal de la Biblia el credo público. Todas las leyes y las políticas públicas estarían basadas en los pasajes apropiados de las Escrituras.

Los reconstruccionistas, quienes no parecen haber oído hablar de la hermenéutica, o interpretación de textos, operan sobre la conmovedora e ingenua presunción de que no existirán conflictos políticos acerca de qué versículo aplicar para cada tema. De esa manera, se presume que no hay posibilidad alguna de que alguien ejerza una tiranía política al ser el intérprete oficial. El gobierno se limitará a fundamentar sus políticas sobre cualquier tema, exploración espacial, biotecnología, tasas de la reserva federal, política energética,… o lo que sea en una sencilla lectura del Libro Sagrado.

Lo que quieren los reconstruccionistas es una sociedad libre de errores y de elecciones… y creen que esto es posible. Consideran que la verdad es otorgada por Dios y está más allá de cualquier construcción humana, pero al mismo tiempo disponible en cualquier momento en laBiblia. Están unidos en una inconmovible oposición ante cualquier sugerencia de que los valores y las creencias, y las Sagradas Escrituras, sean creaciones humanas.

En Irán

Traslademos la escena a Irán y podremos ver la misma polarización. Las noticias provenientes de Irán a fines de la década del 80 informaban sobre persecuciones religiosas. En este caso, una persecución cruel y violenta contra los miembros de la fe baha"i. Una desagradable historia que, en esencia, mostraba otro conflicto entre visiones del mundo, una absolutista y otra relativista, e ilustraba con nitidez algunos de los preceptos generales de la teoría social del constructivismo.

Peter Berger y Thomas Luckemann escriben en The Social Construction of Reality que, en una sociedad dominada por una visión del mundo única y absolutista, la tradición monopolista y sus administradores expertos se sostienen con una estructura de poder unificada. Aquellos que ocupan posiciones de poder y pueden tomar decisiones están dispuestos a utilizar su poder para imponerle a la población, que está bajo su autoridad, definiciones tradicionales de la realidad. Las conceptualizaciones del universo potencialmente competitivas se hacen desaparecer tan pronto como aparecen. O se las destruye físicamente: todo aquel que no adore a los dioses debe morir, o se las integra a la tradición… También puede ocurrir que se las segregue a la competencia dentro de la misma sociedad y, así, sean inocuas en lo que concierne al monopolio tradicional.

El gobierno iraní probó un poco de los tres métodos establecidos: Algunos de los Baha"is fueron torturados y ejecutados. A otros, los funcionarios públicos, los integraron por medio de un edicto que los obligaba a renunciar a su religión si deseaban conservar sus puestos. A los demás los volvieron inocuos: el Estado les retiró la protección de las leyes, les quitó sus propiedades y, de diversas formas, se encargó de empujarlos hacia el fondo de la escala social y económica. Muchos huyeron del país como refugiados, ya que el gobierno iraní había dejado de entregar visas de salidas.

El conflicto entre el gobierno islámico y la minoría Baha"i surgió entre sistemas de pensamiento opuestos. El gobierno representaba el ala fundamentalista del Islam. La fe Baha"i era y sigue siendo una religión abierta y humanista, que cree en la unión de todas las naciones y las razas; sus enseñanzas postulan la abolición de los extremos de riqueza y pobreza, la implantación de la educación universal, la igualdad entre los sexos, y una búsqueda de la verdad sin límites que amalgame el cuestionamiento filosófico y la ciencia moderna. Tiene un enfoque especialmente posmoderno en lo que se refiere a la religión y el Estado: considera sagradas por igual a las escrituras de la mayoría de las religiones del mundo, incluyendo el Islam, e insta a sus miembros a obedecer las leyes de la sociedad a la que pertenezcan, cualquiera que sea. Por supuesto, un hatajo de alborotadores.

El gobierno iraní ni siquiera reconoce a la fe Baha"i como una religión. Un funcionario iraní le dijo a un escritor norteamericano que, sería ilegal reconocer como religión a cualquier secta que esté reconocida como tal en el Corán. Un argumento cuya lógica complacería al autor de . De esta manera, el gobierno queda absuelto de toda culpa por persecución religiosa.

Pero tengamos en cuenta que el gobierno necesitaba que esto se supiera públicamente. Veamos el porqué: los líderes iraníes están preocupados por cómo perciben el país las otras naciones. La tolerancia religiosa tiene una cierta validez como norma global, una norma que recibe alabanzas poco sinceras aun del vocero de una teocracia rígida que está en pleno proceso de violarla.

El tratamiento que recibieron las Baha"is por parte del gobierno iraní tuvo algo de las viejas persecuciones religiosas, pero este aspecto muestra que algo nuevo está sucediendo.

El conflicto no estuvo limitado al territorio iraní, sino que sucedió dentro del contexto de una sociedad global con ciertas normas de pluralismo y tolerancia religiosa, aunque de institucionalización débil.

Fuente

La Realidad Emergente de Walter Truett Anderson

 

 

Autor:

Rafael Bolívar Grimaldos