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La comunicación educativa en el proceso de formación profesional por competencias (página 2)


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DESARROLLO

  1. 1.1. Aproximación teórico-conceptual de la comunicación

    Considerada indistintamente como arte, ciencia y técnica en diversos momentos históricos y en distintas circunstancias, la comunicación como proceso humano constituye una necesidad fundamental para el hombre, en tanto individuo y ser social, representando ésta última condición el elemento clave para entender la dialéctica presente en dicho proceso, supeditada en consecuencia a la naturaleza y propósito de las relaciones sociales.

    Vista desde distintas ópticas disciplinares o enfoques metodológicos tales como los planos sociológico, psicológico, lingüístico, biológico, antropológico, económico y político, la comunicación encierra en sí misma, y por propia definición originaria, el medio y fin del vínculo social por excelencia del ser humano con sus congéneres de raza o especie biológica, mediante relaciones que pueden ser de colaboración, cooperación o dominación, bien por autoridad, liderazgo o posición en la pirámide estructural de la sociedad de clases.

    En este mismo orden de ideas, el término ha sido usado indistintamente como sinónimo de otros de menor alcance como información, aspecto que en opinión del autor no es fortuito ni casual, sino que obedece a la intencionalidad del sistema social en que se desarrolla tal equivalencia.

    En tal sentido Aparici (2004), afirma que "informar  no implica comunicar, pero en todo acto comunicativo se informa de algo. Comunicar implica, de  alguna manera,  un acto de concienciación. De toma de conciencia. De intercambio. De relaciones de iguales", afirmación en la que subyace una innegable vinculación práctica entre ambos términos, pero sin llegar a la equivalencia, pues corresponden a dimensiones diferentes en la relación entre humanos, y aunque pueda existir diferencias de status o clase social, en la interacción social debe verse la comunicación como una relación recíproca, mientras que la información es unidireccional, desde el ser informado-dominante hacia el desinformado-dominado.

    Subyace así en el planteamiento del referido autor, que en relaciones de tipo vertical, basadas en la transmisión de órdenes para ser obedecidas disciplinadamente, es donde el jefe "informa" al subordinado acerca de las acciones que debe ejecutar. Es el caso de las jerarquías militares, relación en que el elemento "autoridad" presente elimina toda posibilidad de relación entre iguales, concienciación o intercambio señalados, dando pie a una vinculación ajena a la condición humana y social del jefe y el subordinado. Similar situación se presenta en la relación televisión-televidente, en la cual éste último sólo es un espectador-receptor de la "información" suministrada por la televisión o cualquier otro medio, en el cual la participación del receptor es pasiva y sin posibilidad de intercambio, por lo tanto desigual, aunque sí permite lo que Aparici (ob. cit.) denomina sometimiento y vampirización de la conciencia humana, según los intereses de los emisores del mensaje.

    Por su parte Cabezas y Otros (2006), afirman que la comunicación "es una forma de transmisión de significados al transmitir información, ideas, emociones, sentimientos y habilidades, a través de símbolos, palabras, imágenes, figuras y gráficos, entre otros", hecho que ratifica la anterior percepción en torno a que la información constituye sólo una dimensión, que junto a otras no menos importantes, tributan para desarrollar el proceso de la comunicación, como interacción integral entre iguales.

    Así mismo, Ojalvo y Otros (s/f), al referirse a la comunicación desde la óptica marxista, la considera como "una condición vital para el desarrollo de la sociedad y de los individuos, el cual está indisolublemente ligado a la actividad material, productiva del hombre con sus semejantes", consideración que alude al contexto en que se origina y desarrolla la comunicación como proceso social, mediante el cual se genera además otro proceso tendiente al desarrollo individual, en dependencia de las actividades económico-sociales en que los hombres se desempeñan, dadas determinadas relaciones histórico-sociales de producción. Es decir, la comunicación parte de las relaciones de los hombres con sus pares y constituye a la vez una necesidad y condición, para que la persona logre su plenitud intelectual y espiritual en esa misma interacción.

    Se aprecia entonces que la comunicación como proceso social, se constituye en un elemento fundamental tanto para la formación como para el funcionamiento de la propia personalidad, que posee una intencionalidad por ser siempre motivada, e implica el intento de influir sobre los otros a partir del efecto de las propias necesidades (Cabezas y Otros, ob. cit.), bien como mecanismo de dominación o como medio de cooperación y colaboratividad entre individuos o grupos de éstos.

    1.2. La Comunicación Educativa

    Referida también por algunos autores como Comunicación Pedagógica, constituye una ciencia emergente que intenta analizar las diferentes formas, medios, limitaciones y consecuencias, entre otras, de la interacción que se da en el ámbito educativo, fundamentalmente en el marco institucional del aula, partiendo de la premisa de que "cualquier hecho educativo requiere mediaciones comunicativas y no hay situación comunicativa que no tenga una influencia educativa, en algún sentido" (Ojalvo y Otros, ob. cit), lo que a su vez está en estrecha correspondencia con los diferentes enfoques teórico-metodológicos que abordan ambos procesos: la educación y la comunicación.

    Para Márquez, J. L. (2002), "la labor que realizan los profesores en el marco pedagógico, es esencialmente un proceso de comunicación", afirmación que ha ameritado de una atención especial por parte de las diferentes tendencias pedagógicas, en aras de facilitar el proceso de formación integral del estudiante. El mismo autor añade, en relación al desempeño docente, que "para desarrollar con efectividad la tarea de instruir y educar a las nuevas generaciones no basta con un adecuado conocimiento de las ciencias que imparten, también es imprescindible el dominio adecuado y científicamente fundamentado de la comunicación" (Márquez, J. L., ob. cit.), aspecto que resalta la importancia otorgada por las nuevas tendencias pedagógicas y la ciencia educativa contemporánea en general, a la adecuada transmisión del mensaje en tanto suministro de conocimientos, como al conocimiento mismo transferido al estudiante por sus profesores, esto es, que para la pedagogía contemporánea es tan determinante las cosas que se dicen como la forma, medios y contexto en que se dicen las cosas.

    Por otra parte, entendiendo la educación como proceso de obtención de conocimientos, desarrollo de habilidades y destrezas, así como la formación de valores en un individuo, que les permitan comprender para transformar la realidad concreta en que vive, es oportuna la aseveración de Pintos Cubo (2004), cuando señala que "necesitamos información para entender la realidad…una parte de la información la obtenemos de forma directa, por nuestras experiencias desde que nacemos, pero la mayor parte de la información necesaria para la vida nos llega de otras personas, a través de la comunicación".

    Ahora bien, y como ya se reseñó anteriormente, si existe una evidente correspondencia entre lo que se transmite y la manera cómo se produce tal transmisión, necesarios es comprender que en la interacción docente-discente, el estilo de comunicación adoptado por el docente se corresponde con el enfoque pedagógico que éste asuma durante el proceso de enseñanzaaprendizaje, habida cuenta de la autoridad que detenta como rector de dicho proceso, es decir, en la forma en que se relacione con sus estudiantes y permita que éstos interactúen con él, pues como afirman Cabezas y Otros (2006, ob. cit.), "el estilo de dirección que desarrolla el docente en su actividad, establece las pautas de interacción del mismo con sus estudiantes. De esta interacción se derivan los tres tipos básicos de estilos de dirección asumidos por los profesores" y que serán obviamente determinantes del modelo o enfoque pedagógico adoptado.

    Al respecto es oportuno acotar que dichos estilos se corresponden con las teorías que sobre el liderazgo, vinculadas a la empresa, organizaciones políticas y trabajo grupal, se desarrollaron fundamentalmente durante la segunda mitad del siglo XX, cuya aplicación en el ámbito educativo obedece al rol de líder que por extensión del término se asigna al educador, básicamente planteado por muchas de las tendencias pedagógicas contemporáneas. Así Ojalvo y Otros (ob. cit.), refieren por analogía los estilos autocrático, democrático y laissez-faire, en dependencia con el tipo de comunicación adoptado por el profesor en su desempeño docente.

  2. La Comunicación Educativa: fundamentación teórica

    Al referirse a los cambios curriculares necesarios en el país, el documento sobre las Políticas y Estrategias para el desarrollo de la Educación Superior en Venezuela (MECD, 2001), señala que la formación integral universitaria "involucra la revalorización tanto de las áreas del pensamiento social, político y humanístico, como de los logros en términos de competencias, actitudes y valores intelectuales y éticas", lo que, en criterio del autor, representa un reconocimiento oficial de las instancias ministeriales venezolanas al enfoque de formación por competencias, como alternativa válida para la obtención del nuevo profesional-ciudadano requerido.

    Es propicio señalar al respecto que pese a continuar siendo un enfoque controversial, la formación profesional por competencias cobra cada vez más terreno e importancia en el ámbito educativo, con énfasis en la educación superior, habida cuenta de sus innegables aportes metodológicos al diseño curricular y su interacción con la sociedad, pues genera la posibilidad de estructurar los diseños curriculares de las diferentes profesiones con las generalidades y especificidades necesarias para el proceso de solución de problemas sentidos por las comunidades.

    Hoy por hoy, el permanente avance científico y técnico, cuya máxima expresión quizás lo representen las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), que identifican a la sociedad postindustrial como la Sociedad de la Información, la obsolescencia de los conocimientos y aptitudes laborales y profesionales se produce en tiempo muy breve, razón por la cual la sociedad contemporánea de comienzos del siglo XXI amerita de una herramienta metodológico-curricular que facilite la inserción y reinserción de conocimientos y destrezas en los profesionales, a la vez que desarrolle en el educando una actitud favorable a la formación permanente y a la deconstrucción-reconstrucción de sus competencias profesionales, en relación a las variaciones de los problemas que confronta la sociedad cambiante.

    Por otra parte, el enfoque de la formación profesional por competencias aporta un modelo propio al currículo mediante el cual se enfocan, como eje para el diseño y punto de partida del mismo, los problemas del entorno que deberán resolver los profesionales una vez formados, caracterizándose dicho modelo fundamentalmente por "utilizar recursos que simulan la vida real, ofrecer una gran variedad de recursos para que los estudiantes analicen y resuelvan problemas, enfatiza el trabajo cooperativo apoyado por un tutor y aborda de manera integral un problema cada vez" (Segredo P., 2005), aspecto que en criterio del autor del presente trabajo, amerita de la utilización de efectivos y eficientes procesos de interacción social a través de la comunicación, bien en el ámbito escolar como en la interacción con el entorno para la detección y búsqueda de solución a los problemas de la sociedad, que en definitiva sustenta el enfoque marxista de la comunicación señalado al comienzo, al requerir de una adecuación interna del individuo en desarrollo en función a su vínculo con la realidad concreta que desea conocer para transformar.

    Por su parte Cejas Y. y Castaño O. (2004), quienes definen la competencia laboral como una dimensión conceptual más amplia que la competencia profesional, pues la primera incluye a la segunda, señalan que desde la perspectiva del diseño curricular la competencia se define "como una estructuración didáctica de los contenidos del proceso docente educativo … en función de lo que el futuro técnico tiene que saber, hacer, ser y actuar en situaciones reales de trabajo", lo que invariablemente conduce a una integración del sistema escolar con el sector productivo durante el proceso de formación, estableciendo obvias diferencias de la práctica laboral entre un joven estudiante y un experimentado profesional graduado.

    En razón a lo anterior puede aproximarse la estrecha relación que existe entre la comunicación como concepto general, y la educativa en particular, con la formación profesional por competencias como enfoque pedagógico, habida cuenta de la necesaria imbricación e interdependencia para su respectivo desarrollo. Es decir la comunicación aplicada en los planos conceptual, procedimental y actitudinal de la formación del individuo, y en los indispensables vínculos de éste con su desempeño laboral, hecho que indefectiblemente constituye un requisito sine qua non para demostrar que se es competente en un contexto político, social, económico y cultural determinado.

  3. La Formación Profesional por Competencias: un enfoque pedagógico
  4. Importancia de la Comunicación en la Formación Profesional por Competencias: una primera aproximación al tema

Como se refiriera en el acápite anterior, la comunicación es de tal importancia para la formación profesional por competencias, que en los diseños curriculares así elaborados se le considera un eje transversal, es decir una competencia que atraviesa horizontal y verticalmente al currículo. Así por ejemplo no puede olvidarse la existencia del conjunto de postulados que conforman la llamada teoría de las competencias comunicativas, desarrolladas durante las últimas décadas del siglo XX, las cuales coinciden con el enfoque pedagógico antes descrito en cuanto a sus dimensiones cognitivas, motrices y volitivas-axiológicas.

Para Zuanelli Sonino (1981), citado por Hugo A. Cardoso V. (1999), la competencia comunicativa es entendida como "el conjunto de precondiciones, conocimiento y reglas que hacen posible y actuable para todo individuo el significar y el comunicar", la cual se pone en marcha cuando el emisor, al establecer una interacción mediante el diálogo con el receptor, pone en funcionamiento todos o algunos de los distintos componentes de la comunicación, tales como serían los elementos de la lingüística, la paralingüística, la kinésica, la proxémica, la pragmática y las condiciones socioculturales del contexto que hacen posible tal interacción, en tiempo y espacio.

Igualmente como se reseñó antes, en la sociedad contemporánea signada por la globalización de los procesos de información y la velocidad de transmisión de la misma, es de vital importancia que los profesionales ya formados o en proceso, desarrollen conocimientos, habilidades y actitudes que no sólo comprendan sino que faciliten la interacción a través de la comunicación con diversos lugares del globo y en tiempo real, es decir se requiere cada vez más de construir competencias acordes con el desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación, como elemento neurálgico de la sociedad contemporánea.

Hoy por hoy la toma de decisiones basadas en la información, contextualizadas en un mundo de cambios vertiginosos y dinámicas relaciones internacionales, parece inconcebible formar profesionales no aptos o incompetentes para desarrollar competencias comunicativas. En consecuencia es absolutamente comprensible que la comunicación en todas sus formas: verbal y no verbal (paralingüística, motriz, visual), constituya un eje transversal del currículo por competencias, pues de ella depende y a la vez representa la multiplicidad de situaciones a las cuales el futuro profesional debe hacer frente y para las cuales debe estar preparado.

Asimismo se comprende que como concepción pedagógica humanista, la formación profesional por competencias implica formar y desarrollar la persona de profesionales-humanos para interactuar con una sociedad humana, razón por la cual el proceso de enseñanza-aprendizaje debe sustentarse en un modelo orientado a "la participación activa de los educandos; que los considera como sujetos de la educación y ya no como objetos-receptáculos; y plantea el aprendizaje como un proceso activo de construcción y de re-creación del conocimiento" (Kaplún, M. 1997), aspecto que resulta fundamental para este enfoque pedagógico pues las competencias que implican el saber, saber hacer, ser y convivir, deben ser reconstruidas permanentemente en función a los cambios que el contexto político, social, económico y cultural genere en cada momento histórico y espacio ambiental.

El mismo Kaplún M. (ob. cit.) señala que la comunicación requerida para un enfoque educativo humanista, es obviamente la que pueda entenderse y definirse como "diálogo e intercambio en un espacio en el cual, en lugar de locutores y oyentes, instaura interlocutores", tanto hacia el interior del aula como en las relaciones de profesores y estudiantes con la sociedad, de la cual se extraen los problemas educativos y se devuelven soluciones científico-técnicas en procura del desarrollo y mejoramiento del nivel y calidad de vida de las comunidades.

De todas estas consideraciones se desprende y evidencia la singular importancia de la comunicación para la formación profesional por competencias, no sólo como medio para la transmisión y recepción de conocimientos, sino fundamentalmente como esencia del mismo enfoque pedagógico, por su carácter dialógico e integral para la formación de todas las capacidades y habilidades personales del individuo, así como integrador de la actividad educativa con los problemas de las comunidades en un contexto espacial e histórico dado.

CONCLUSIONES

En correspondencia con los análisis anteriores, se plantean las siguientes reflexiones a manera de conclusiones del presente trabajo:

  • La comunicación es un proceso natural e indispensable entre los seres humanos, por constituir en elemento de interacción e interrelación social y formación de la propia personalidad individual, a través de la información que se percibe en la relación con el entorno y su internalización que contribuye así en la construcción de la propia conciencia. En este orden de ideas, la emergente Comunicación Educativa como disciplina científica aborda dicho proceso natural de interacción social como elemento fundamental y determinante en el proceso formativo que implica la educación.
  • El enfoque de Formación Profesional por Competencias, tendencia pedagógica también emergente, propone un abordaje integral e integrador de las potencialidades humanas a ser desarrolladas por la institución educativa considerando para ello el contexto político, social, económico y cultural, en un ámbito físico y momento histórico dado, mediante el vínculo con la comunidad como campo laboral para el desempeño del futuro profesional. En consecuencia, la interacción entre individuos y/o grupos de éstos es permanente para el desarrollo y evidencia de que se han logrado las competencias profesionales en los aspectos o dimensiones conceptual, procedimental y actitudinal, en procura de lograr el saber, el saber hacer, el ser y el convivir como propósitos finales de la pedagogía contemporánea.
  • Es tan evidente la importancia de la comunicación educativa para el proceso de formación profesional por competencias, que dicho enfoque pedagógico contempla invariantemente el eje transversal "comunicación" en los diseños curriculares orientados bajo sus lineamientos y principios fundamentales. Es propicio acotar que no es sólo como praxis pedagógica que se le otorga tal importancia, sino además como un elemento de formación integral y permanente del docente y el estudiante, que atraviesa vertical y horizontalmente al currículo, construyendo dicha competencia tanto en su forma verbal como no verbal, recurriendo a los elementos gestuales, visuales, paralingüisticos, kinésicos, que permiten diversas formas de comunicación más allá del lenguaje la escrito o hablado.

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Autor:

Albano A. Zambrano Q.

Nacimiento: Venezuela, en Guanare, Estado Portuguesa (18-04-62).

Reseña: Economista Agrícola (UNELLEZ) Barinas, Venezuela, 1987; estudios de Maestría en Gerencia de Mercados (no culminados); tesista de la maestría en Ciencias de la Educación Superior por la Universidad de Matanzas "Camilo Cienfuegos", Cuba (2005-2008); Profesor del Instituto Universitario Tecnológico de Barlovento, (IUTB) en Higuerote, estado Miranda, desde 1995; Investigador en temas de: Mercadeo Agrícola, Desarrollo Endógeno, Currículo Universitario y Formación Profesional por Competencias en las carreras del área agroalimentaria.

Origen: Venezuela, Higuerote, estado Miranda, 14 de junio de 2008.

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