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El menemismo

Enviado por Matías López


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Génesis del menemismo: "Del triunfo eleccionario al Swiftgate" (1988-1991)
  3. Auge del menemismo: "de la convertibilidad a la reelección" (1991-1995)
  4. Final del menemismo: "segundo período presidencial" (1995-1999)
  5. Conclusión
  6. Anexo
  7. Bibliografía

Introducción

Desde que era chico, siempre estuve interesado en conocer, en entender, lo sucedido en la década de 1990. Tal vez porque nací en ella, tal vez porque crecí en una sociedad que fue resultado de esta. Sin tener claro el porqué, me decidí a averiguar lo acontecido. Es así que al presentárseme la posibilidad de realizar este trabajo monográfico sobre ella, no tuve duda alguna, éste era el tema sobre el cual quería realizarla.

Durante este trabajo monográfico contaremos y trataremos de encontrar una explicación a los sucesos políticos, sociales y económicos ocurridos durante su presidencia (1989-1999). Una vez explicados, buscaremos probar cómo la aplicación del modelo neoliberal en su más perfecta forma, cumpliendo con todos los planteos realizados por los economistas, políticos y empresarios para formarla, dieron como resultado la destrucción del aparato productivo del país, un endeudamiento crónico y, fundamentalmente, la marginación de los sectores populares, alcanzando niveles de pobreza y desempleo nunca antes vistos en la historia de nuestro país.

No nos cabe ninguna duda de que estos fueron ciertos, pero lo importante de la cuestión es el cómo. También debemos entender que Menem fue el primer presidente constitucional desde Perón en lograr ser electo en dos períodos de forma consecutiva. ¿Cómo fue posible su reelección con estos hechos planteados anteriormente? Las miserias del país existieron durante toda su presidencia, o solo formaron parte del final. Son hechos discutibles. Sin embargo, aquí intentaremos explicar, bajo nuestro punto de vista, por qué llegamos realmente a esa situación.

Siguiendo con la temática de demostrar cómo el país quedo sumido en la miseria, haremos en el final del trabajo una pequeña síntesis, ya que se aparta de nuestro tema de origen, de la caída del sucesor de Menem, Fernando De la Rúa. ¿Era posible en el momento en que asumió dar un giro a la situación que se veía venir? ¿Quién tiene un mayor grado de responsabilidad en la agitación social que se vivió en diciembre de 2001, el que generó el problema? ¿O el que no supo, no pudo o bien no quiso cambiar la situación? Sabemos que no es el tema central de este trabajo, pero sería interesante ver la caída de este modelo y no sólo su inicio.

CAPÍTULO 1

Génesis del menemismo: "Del triunfo eleccionario al Swiftgate" (1988-1991)

LLEGADA DE MENEM AL PODER

Si bien había muchos posibles comienzos para esta monografía, hemos decidido comenzar por el año 1988. En este contexto encontramos al Gobierno de Raúl Alfonsín debilitado, por un lado por su falta de acción (las medidas que intentó llevar a cabo fueron votadas en contra en la Cámara de Diputados, donde había perdido la mayoría luego de las elecciones de septiembre del año anterior), y por el proceso inflacionario cada vez mayor que se estaba viviendo.

La mayor fuerza opositora al Gobierno de turno era la del Partido Justicialista, liderado por el jefe del partido, Antonio Cafiero, quien junto a otros diputados había formado el "Peronismo renovador", una rama del peronismo que tenía como objetivo readecuarlo a la nueva realidad histórica y al nuevo contexto democrático. Es decir, planteando un modelo estricto respecto a la institucionalidad republicana y de distanciamiento de las grandes corporaciones (o grupos económicos).

En julio de 1988 se realizaron las elecciones internas del PJ, en ellas confrontaron el ya mencionado Cafiero, y el gobernador de La Rioja, Carlos Menem (quien también formaba parte del grupo renovador, pero con tendencias mucho más conservadoras). Para triunfar en las elecciones, Menem tejió alianzas con diversos sectores del partido, que iban desde el sindicalismo hasta antiguos militares de tendencias de extrema izquierda o derecha. Estos grupos, que habían sido dejados de lado por Cafiero, le permitieron a Menem el triunfo, por lo cual fue consagrado candidato a Presidente de la Nación.

El año 1989 fue bastante particular para el país, por un lado, había un clima de enorme expectativa por las elecciones que se realizarían en el mes de mayo, para elegir al sucesor del Gobierno, ya totalmente desacreditado de Alfonsín. El otro aspecto clave fue la hiperinflación, que se desató luego de la devaluación del Austral (la moneda del país durante el período comprendido entre los años 1985-1991), realizada en febrero de ese año, y que supuso la pérdida del poder adquisitivo para aquellos ahorristas que habían invertido en el sistema financiero utilizando la moneda local (por ejemplo en el caso de los plazos fijos). Esto además supuso un período de aumentos drásticos del dólar y consecuentemente de los precios. Esta situación llevó a la economía a su descontrol, ya que los índices inflacionarios se dispararon. Llegando en el mes en el que se desarrolló el acto eleccionario ser del 78,4%[1] .

Este contexto, en el cual la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores hacía crecer la pobreza, le permitió a Menem triunfar en los sufragios obteniendo el 47,49%[2]. Cabe destacar que el eje de la campaña del hasta entonces gobernador de La Rioja fue la promesa de un salariazo acompañado de un proceso de revolución productiva.

El traspaso presidencial estaba previsto para el 10 de diciembre de ese año, sin embargo ante los problemas de conflictividad social (ola delictiva, saqueos, etc.), Alfonsín no tuvo otra alternativa que adelantar el cambio de mando, por lo que este se produjo el 9 de julio.

MENEM EN LA PRESIDENCIA, PRIMEROS AÑOS E INFLUENCIA EXTERNA

Aquí haremos una pausa en el relato cronológico de los hechos sucedidos, y retrocederemos nuevamente a comienzos del año "89, ya que es este el punto que nos permitirá entender las políticas llevadas a cabo por el gobierno argentino durante toda la década.

Como dijimos, nos ubicamos a principios del "89, el lugar: Washington D.C., capital de los Estados Unidos. Aquí se reunieron los representantes del Departamento de Estado del país norteamericano, del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional (FMI de aquí en más), los ministros del en ese entonces llamado G-7 (Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania, Reino Unido, Italia y Francia), y los presidentes de los bancos privados más poderosos del Mundo. Estos llegaron a un acuerdo conocido como "Consenso de Washington". Este establecía:

Estas "sugerencias" fueron conocidas como "postulados del Consenso de Washington", y aquellos países que no cumpliesen con estos aspectos, no recibirían ayuda de los organismos internacionales de crédito. Estas ideas, además, eran la síntesis de la llamada "Economía de libre mercado" o neoliberalismo económico.

Volviendo al ámbito local, nos situamos nuevamente en el traspaso de poderes. Menem asumió en un contexto desastroso: inflación mensual de tres dígitos, cambio compulsivo de dólares por australes, saqueos, salarios reales bajísimos, violencia social y niveles record de pobreza. Ante este contexto, y con la necesidad de un cambio urgente, Menem aprovechó su oportunidad, y aduciendo que la única posibilidad de mejorar la situación era entrar en "la economía popular de mercado", avalando la apertura del país hacia el Nuevo Mundo Globalizado, y pregonando las privatizaciones como la manera de terminar con el déficit fiscal. En otras palabras, comenzó a hacer suyas las políticas sugeridas en el consenso de Washington. De esta manera, Menem designó sucesivamente en el Ministerio de Economía, a dos de los más importantes ejecutivos de Bunge y Born[3]Miguel Roig (quien falleció a poco de asumir en su cargo), y Néstor Rapanelli. A su vez tejió alianzas con Álvaro y María Julia Alsogaray, quienes durante años habían pregonado una política privatista.

De esta manera, poco a poco, Menem se iba apartando de sus promesas electorales de campaña, características del peronismo tradicional. A su vez, Menem también designó a alguien que resultaría clave en los años posteriores, Domingo Cavallo asumió como Canciller. Cavallo era uno de los hombres clave en el gobierno; su presencia era vital en el gabinete, ya que contaba con una imagen muy favorable entre los bancos y el FMI tras haber estatizado la deuda privada en tiempos de la dictadura militar. De hecho, había sido el propio Cavallo quien había sugerido a los organismos internacionales de crédito que limitaran sus préstamos al por entonces gobierno de Raúl Alfonsin.

Los dos años iniciales en la gestión Menem tuvieron el claro objetivo de sacar al país de la crisis inflacionaria y de inestabilidad. Para ello, y ante la falta de oposición del radicalismo en el congreso, Menem envió los proyectos de ley de Emergencia Económica (que contemplaba una serie de recortes en el gasto público y permitía despedir empleados estatales) y Reforma del Estado (que establecía la metodología con la que se transferirían las empresas estatales a grupos privados). A su vez, a través de Rapanelli, se impusieron una serie de ajustes y congelamiento de precios y una devaluación. Estas medidas en conjunto resultaron de "shock" y permitieron palear la inflación por un lapso muy breve. Sin embargo al poco tiempo los precios se dispararon nuevamente, y se entró en una nueva hiperinflación (que duró hasta marzo de 1990), y que supuso el fin del plan BB[4]y la asunción de un tercer ministro de economía en tan solo (seis) meses: Erman González.

El nuevo ministro, anunció la eliminación en las restricciones cambiarias, la suspensión en los controles de precios y la creación del llamado "Plan BONEX" que consistió en el canje de los plazos fijos a bonos con fecha de vencimiento en 1999, a un valor muchísimo menor que lo que había sido depositado. Esta medida perjudicó en gran forma a los pequeños y medianos ahorristas, y además provocó una fuerte recesión que incluyó la cancelación de los créditos bancarios, y una serie de medidas restrictivas por parte del Estado.

Paralelamente a estas medidas, se produjeron las primeras ventas y concesiones de empresas estatales al sector privado. Estas fueron las de ENTEL, Aerolíneas Argentinas, los canales de televisión, los ferrocarriles y la concesión de áreas para la explotación petrolera de empresas multinacionales.

Luego del final de la hiperinflación, hubo un cierto período de calma con índices no mayores al 15% mensual. Sin embargo, el precio del dólar que había sido liberado, comenzó a declinar, y el déficit aumentó, obteniendo como resultado una corrida contra el austral a principios de 1991.

En medio de todos estos hechos, el 3 de diciembre de 1990 se produjo el último alzamiento militar "carapintada". Durante el cual los rebeldes tomaron numerosos objetivos, incluso el Edificio Libertador, lugar donde opera el Estado Mayor del ejército. Menem, aprovechando la posibilidad para demostrar que no iba dar lugar a las negociaciones como sí había hecho su predecesor, ordenó reprimir a los sediciosos. Orden que fue llevada a cabo por quien luego sería el Jefe del Ejército, Martín Balza. Si bien hasta hoy no están del todo claras las razones por las cuales se produjo el alzamiento, muchos especulan con que se debía a la visita de George Bush al país para incluir a Argentina dentro del modelo neoliberal, ya que los carapintadas tenían una tendencia nacionalista, y no estaban de acuerdo en incluir a Argentina en el proceso de Globalización, querían evitar que esto sucediera.

Sumado a este hecho, semanas más tarde, el 28 de diciembre, Menem dictó el indulto a las cúpulas de las Fuerzas Armadas que se encontraban en prisión por los crímenes cometidos durante la última Dictadura militar.

Con la visita de Bush se confirmaba la política de total subordinación a la potencia mundial, algo que según quien sería Canciller a partir de 1991 serían "relaciones carnales". Mediante esta idea, Menem rompió con la histórica neutralidad Argentina, y envió fragatas que sirvieron como sustento logístico en el Conflicto del Golfo Pérsico.

Durante este tiempo cobró notoriedad el primer hecho de corrupción, de los tantos que se harían públicos durante la década. El hecho conocido como "Swiftgate" o caso Swift consistió en un pedido de coimas por parte de funcionarios argentinos a la empresa norteamericana, que recurrió al embajador estadounidense Todman y que movilizó al presidente de dicho país George Bush, quien como ya mencionamos, había visitado el país pocos días antes. Este hecho hizo que el presidente Menem, de relación cercana al país norteamericano, generase una renovación en su gabinete. En este contexto, Cavallo asumió el rol de Ministro de Economía, y Guido di Tella en el de Relaciones Exteriores.

Este sería el comienzo de la profundización del modelo neoliberal y del fin del problema inflacionario en el país.

CAPÍTULO 2

Auge del menemismo: "de la convertibilidad a la reelección" (1991-1995)

EL REACTIVAMIENTO ECONÓMICO

Nos encontramos en 1991. Con el cambio de gabinete, resultante del primer hecho de corrupción que saliera a la luz durante el gobierno de Menem, el ya mencionado Domingo Cavallo había sido nombrado Ministro de Economía. Su objetivo principal debía ser terminar con la inflación, y a partir de ese momento, comenzar con la apertura económica pregonada por el gobierno. Por otro lado, el nuevo Canciller sería Guido Di Tella, quien intentaría mostrar una imagen de Argentina como "país de Primer Mundo", con una política de subordinación total a las naciones potencia, y en especial a los Estados Unidos.

Enfocándonos en el plano económico, una de las primeras medidas tomadas por el nuevo ministro fue enviar al Congreso de la Nación la llamada Ley de Convertibilidad. Esta establecía que el cambio oficial sería de diez mil Australes equivalentes a un Dólar. Además, a partir de 1992 comenzaría a circular el peso convertible (llamado así por la ley), una nueva moneda que constaba de la quita de cuatro ceros. Es decir, que la paridad cambiaria pasaría a ser de un peso convertible igual a un dólar estadounidense. Para que esto fuese posible, sin embargo, debían existir igual cantidad de pesos en circulación que dólares en las reservas del Banco Central. De este modo, el Estado perdía la capacidad de emitir moneda, herramienta que le había permitido en décadas anteriores reducir su déficit.

Sin embargo, la medida tuvo un éxito inmediato; la inflación, salvo en un cierto comienzo, se frenó totalmente, y creció el consumo, gracias a que la clase media empezó a obtener financiamiento en cuotas a bajas tasas de interés, algo que se era imposible en tiempos de hiperinflación[5]Además, el Estado gozó de algunos años de superávit fiscal, producto tanto de un aumento de la recaudación impositiva, así como también de las privatizaciones.

Todos estos efectos llevaron a que el desempleo cayera un 2% entre mayo de 1990 y el mismo mes del año siguiente[6]A su vez, la pobreza se redujo sensiblemente; (en mayo del 90 era del 42,5%, y en el mismo mes del año 94 había llegado al 16,1%[7]. Durante este lapso, además, el Producto bruto interno (PBI), creció entre 1991 y 1994 en valores inusuales[8]El propio ministro Cavallo llegó a comunicar a través de la Cadena Nacional, que Argentina había conseguido el "tercer crecimiento más alto del Mundo"[9]. Todo esto llevó a que se considerara a este proceso como el "milagro argentino".

En el plano de las políticas internacionales, la total subordinación del país hacia Estados Unidos llevó a la participación de Argentina en el conflicto del Golfo Pérsico. Para esto fueron enviadas dos fragatas, que sirvieron como apoyo logístico para el ejército norteamericano. Esta intervención rompió con la histórica neutralidad del Estado argentino en conflictos bélicos que no eran de su competencia.

Además, se cree que esta fue la causa por la cual se registraron dos atentados terroristas de carácter antisemita: el primero a la embajada de Israel (1992), y el segundo a la AMIA (1994). Entre ambos ataques se registraron en total 115 muertos[10][11]Estos ataques fueron llevados a cabo por grupos islámicos, según se cree como represalia por haber intervenido en el Golfo Pérsico. De todas maneras, hoy en día la justicia no ha dado su veredicto sobre estos casos, por lo que no se puede aun establecer quiénes fueron los reales responsables del gravísimo hecho.

A partir del año 1993 comenzaron los problemas para el gobierno menemista. Durante los años previos, la apertura económica y la sobrevaluación del peso generaron una situación en la cual los productos de origen nacional no podían competir en el mercado con los importados, que resultaban mucho más baratos, ya que se producían a bajo costo, y pagaban aranceles muy bajos. Situación similar a la que se había vivido durante la última dictadura militar. La consecuencia de esto fue el comienzo del cierre de fábricas en el país. De este modo, el desempleo superó el 10%, un hecho sin precedentes hasta ese entonces. Lo extraño de este proceso es que sucedió en el contexto de un crecimiento económico y de reducción de la pobreza.

Otro motivo del aumento del desempleo fueron claramente las privatizaciones. La mayoría de las empresas vendidas por el Estado a grupos privados, eran de carácter deficitario. Para solucionar este problema, las nuevas compañías (como por ejemplo las de teléfonos: Telefónica y Telecom) optaron por tomar la solución más sencilla: el despido masivo de personal, como método de reducción de costos. En un primer momento, sin embargo, no hubo demasiados inconvenientes con esta situación, ya que el cobro de indemnizaciones les permitió mantener sus condiciones de vida sin demasiado perjuicio; lo que explica el hecho del tan marcado aumento del desempleo sin modificar el índice de pobreza.

Ante esta situación, lo ideal hubiese sido optar por una devaluación gradual de la moneada, como método para potenciar la competitividad de la industria local, sin perder la estabilidad económica lograda.

Otro problema que comenzaba a aparecer era el del déficit. El Estado importaba (gracias a la apertura económica ya mencionada) más de lo que importaba, y había gastado el dinero ganado a través de las privatizaciones. Esto generaba una pérdida de divisas, y por ende una reducción de las reservas. Como era indispensable mantener a estas para la aplicación de la convertibilidad, se procedió a pedir préstamos internacionales a los organismos internacionales de crédito, y particularmente al FMI. De esta manera, a partir de este año y hasta el final de la convertibilidad, se comenzó a pedir préstamos, que se otorgaban a altas tasas de interés, con el fin en primer lugar, de mantener el déficit en cero, y en segundo lugar, de pagar préstamos anteriores.

LA REELECCIÓN Y EL COMIENZO DE LA CRISIS

En el plano político, la victoria en las elecciones legislativas, con la cual el PJ aumentó el número de diputados, le sirvió a Menem para medir el apoyo con el que contaba. A partir de ello, empezó a analizar la posibilidad de presentar una reforma constitucional para lograr la reelección. Para ello, negoció con la UCR, principal fuerza opositora, el denominado "Pacto de Olivos".

Mediante este, el radicalismo aceptaba una reforma con la cual los mandatos se acortaban de seis a cuatro años, y permitían un segundo período consecutivo, además de la instauración de un sistema de elección directa y utilizar un sistema de segunda vuelta (ballotage). A cambio de esto el peronismo aceptó una serie de reformas tales como la autonomía de la Capital Federal (que pasaría a llamarse Ciudad Autónoma de Buenos Aires)[12], la creación del consejo de la magistratura, la presencia de un senador por la minoría, la inclusión de tratados internacionales y de los derechos humanos, ente otros.

Si bien lo negociado en el pacto permitía incluir aspectos positivos, que ayudasen a la división de poderes, el sector de la sociedad que era opositor al gobierno de turno se sintió traicionado, y el radicalismo (la segunda fuerza del país hasta ese entonces), perdió un gran caudal de votos.

Durante el año 1994 se dio lugar al llamado Congreso General Constituyente, reunido en la ciudad de Paraná, y que aprobó la reforma constitucional. A su vez, diversas provincias hicieron lo propio con sus constituciones locales, propuestas por los gobernadores, también con el objetivo de lograr sus propias reelecciones.

Manteniéndonos en el plano político, en las elecciones de representantes del Congreso Constituyente, ante la caída del radicalismo, surgió una nueva fuerza que pasaría a ser la principal oposición de aquí en más: el denominado "Frente Grande". Un partido compuesto por socialistas, peronistas disidentes y demócratas cristianos, entre otros. Sus principales integrantes, que años más tarde formarían parte del gobierno de la Alianza, eran Carlos "Chacho" Álvarez, y Graciela Fernández Meijide.

En el aspecto social, la situación comenzaba a tornarse preocupante. Si bien seguía reduciéndose la pobreza, el desempleo seguía aumentando. De todas maneras, las fuertes sumas de dinero pagadas a modo de indemnizaciones, permitían a las familias desempleadas mantener en cierta forma, su nivel de vida.

En lo económico, la situación comenzaba a verse complicada. A partir de febrero de ese año, y por consejo de la Reserva Federal de los Estados Unidos, las bancas privadas y los organismos de crédito, habían aumentado notoriamente las tasas de interés. Para contrarrestar la situación, Cavallo lanzó un severo plan de ajuste, que se conoció como "Segunda reforma del Estado". Esta consistió en privatizar los últimos servicios del Estado (como por ejemplo el Correo), y la distribución de ciertos gastos a los distritos provinciales.

A fines del 94, se desató el "Efecto tequila"[13], la incertidumbre que causó, y la desconfianza de los inversores internacionales, desató una fuerte corrida bancaria en el país. Como consecuencia, la economía mostró su vulnerabilidad; se agravó el déficit fiscal y la desocupación aumentó de manera drástica (ya en el 95 llegó al 22%[14]). De este modo, se desató la primera recesión desde el comienzo de la convertibilidad.

Para solucionar la crisis, el gobierno menemista recurrió a lo que comúnmente se conocen como "recetas ortodoxas"[15], estas consistieron en una reducción del presupuesto nacional, recortes en los salarios públicos, aumento de la recaudación impositiva y una serie de préstamos del FMI y el Banco Mundial. De esta manera, el país salió de la recesión a finales de año. Sin embargo en el aspecto social la situación se mantuvo en decaimiento. A esta altura, tanto el desempleo como la pobreza se mantuvieron en ascenso, hasta el final del gobierno de Menem.

En las elecciones de 1995, Menem llegó fortalecido; el haber salido de la crisis le permitió dar una imagen fuerte ante la opinión pública. Esto le permitió ganar las elecciones por un amplio margen, con el 49,94%[16] de los votos. Cabe destacar que en segundo lugar terminó el FrePaSo (partido de coalición formado principalmente por miembros del Frente Grande).

Otro fenómeno que habría acentuado el triunfo electoral fue el fenómeno conocido como "voto cuota". Este tenía que ver con la incertidumbre de la clase media a que sucedería si llegase un nuevo presidente al poder, ya que una gran cantidad de gente había contraído deudas en dólares (en su mayoría producto de la compra en cuotas, de allí el nombre, de productos), favoreciéndose por la convertibilidad.

Si bien Menem cerró 1995 con un triunfo rutilante, a partir de los meses siguientes, se haría notorio el declive de su gobierno.

CAPÍTULO 3

Final del menemismo: "segundo período presidencial" (1995-1999)

EL SEGUNDO MENEMISMO

Para 1996, la crisis generada por el "efecto tequila" ya había terminado. Sin embargo, se habían fugado al exterior grandes cantidades de divisas, y el PBI había caído un 2,8%[17] el año anterior. A partir de ese año, sin embargo, comenzaría un nuevo período de crecimiento, aunque no tan fuerte como el de comienzos de la década.

Pese a la recuperación del crecimiento, el desempleo se mantuvo elevado, y la pobreza alcanzó el 26,7%[18]. A su vez, el endeudamiento en el exterior había crecido fuertemente, llegando a ser a esa altura, superior a los noventa y nueve mil millones de dólares[19]

El fuerte impacto de esta coyuntura, fue aun mayor para Cavallo, que se encontraba fuertemente presionado por las medidas de ajuste que había decretado, y era el apuntado como consecuencia del malestar social que vivía la población. Tampoco era apoyado por los gobiernos de las provincias, ni siquiera los peronistas, ya que las fuertes políticas de recorte habían impactado duramente en las economías regionales, obligando a estos gobiernos a reducir sus gastos, a través de la privatización de bancos locales o bien transfiriendo las jubilaciones al Estado Nacional.

A su vez, el ministro perdía respaldo dentro del propio gobierno, ya que en ciertas medidas que intentó aplicar, debió confrontar con grupos dentro del círculo del presidente, que veían perjudicados sus intereses. Finalmente, en el mes de julio, tras denunciar entre otros al poderoso empresario Alfredo Yabrán y al ministro del interior, Carlos Corach, Menem decidió relevarlo de su cargo. De esta manera asumió un nuevo ministro, hasta ese momento presidente del Banco Central, Roque Fernández.

El nuevo ministro, de clara tendencia liberal, tuvo como único objetivo durante su permanencia en el cargo, ajustar las cuentas fiscales. Para ello tomó medidas como la suba del IVA al 21%, reducción de empleados públicos y recortes al presupuesto nacional. También procedió a la privatización de los últimos bienes en propiedad del estado, como eran los aeropuertos o el Banco Hipotecario.

El conjunto de estas medidas, afectaron seriamente la popularidad del presidente, quien buscaba mantener el caudal de votos recibidos el año anterior para las elecciones legislativas de 1997.

Párrafo aparte merecen las nuevas formas de protestas que aparecieron durante el año. La primera fue la "carpa blanca" que docentes afiliados a distintos gremios instalaron frente al Congreso en forma de protesta, reclamando un aumento de los fondos destinados a la educación. Además, los maestros que se encontraran en la carpa estaban en ayuno. La medida fue muy popular, tanto así que durante los más de tres años que la carpa estuvo instalada, los docentes recibieron más de tres millones de visitas, y apoyo público de personalidades que apoyaban las ideas de centro izquierda, como Eduardo Galeano o León Gieco, entre otros.

Otro de los nuevos métodos fue el piquete[20]Esta forma de protesta, que se utiliza hasta hoy en día, comenzó a utilizarse tras una pueblada en la ciudad neuquina de Cutral Có. Los reclamos eran realizados por antiguos empleados de la petrolera YPF, que tras su privatización, comenzó a despedir al personal, dejando a gran parte del pueblo sin trabajo. Rápidamente, y ante la atención brindada por los medios de comunicación, este tipo de protesta se extendió por todo el país. Los reclamos de los piqueteros solían ser sencillos: no exigían más que ropa, alimentos y en algunos casos trabajo; en síntesis, ayuda para poder salir de la grave situación en que se encontraban.

En medio del clima de conflictividad social reinante, Menem enfrentó un problema de carácter político. Sustentándose en la notoria debilidad del gobierno, Eduardo Duhalde, vicepresidente de Menem durante su primer mandato y gobernador de la Provincia de Buenos Aires entre 1991 y 1995, lanzó su candidatura presidencial. Para lograr apoyo, empezó a utilizar un discurso con el cual se distanciaba del gobierno actual, realizaba viajes en busca de apoyo a los Estados Unidos y Europa, y comenzó a anunciar planes de gobierno.

Menem tampoco pasaba por su mejor momento en lo referente a la opinión pública. Los medios de comunicación mostraban continuamente informes sobre negocios ilícitos, que generalmente relacionaban a altos funcionarios o gente cercana al presidente. Muchas de estas denuncias, además, eran hechas por Cavallo, quien secretamente utilizaba este método para lograr popularidad con el objetivo final de ser electo presidente en el año 1999. Tal vez el caso más famoso que saliera a la luz fue la venta clandestina de armas a Croacia y a Ecuador, en la cual no solo resultaban implicados varios ministros, sino también el propio presidente, y el jefe del Ejército Gral. Martin Balza (quien había llegado al cargo tras lograr el apoyo del mandatario durante el último alzamiento carapintada).

Lo que agravó aún más la venta de armas fue que en el conflicto bélico entre Ecuador y Perú de 1995, Argentina había sido elegida como garante de la paz entre ambas naciones.

Curiosamente, semanas después de revelado este hecho, se produjo una explosión en la fábrica de armas ubicada en la ciudad cordobesa de Río Tercero. Si bien nunca se logró comprobar de forma fehaciente, se cree que la explosión habría sido causada de manera intencional, como manera de destruir pruebas.

Poco a poco Menem perdía su respaldo. En lo económico el país si bien había recuperado en crecimiento del PBI, sufría de un endeudamiento crónico, causado por el déficit fiscal y por la necesidad de hacer frente a los compromisos adquiridos ante los organismos de crédito. En lo social se vivía un contexto de conflictividad, sumado al creciente desempleo y el aumento del índice de pobreza. Políticamente ya ni siquiera contaba con el apoyo dentro de su propio partido, que se había volcado a favor de Duhalde y de su objetivo de ser el presidente a partir del año 1999.

Aprovechando el contexto de deterioro del gobierno de turno, las dos principales fuerzas opositoras, el FrePaSo (Frente País Solidario) y la UCR conformaron la llamada "Alianza por el trabajo, la justicia y la educación". Un partido que uniría a ambas fuerzas con el objetivo de desplazar al justicialismo del poder.

Así fue como en las elecciones legislativas de 1997, la Alianza triunfó ampliamente, obteniendo el 46,97%[21] del total de los votos, y superando por casi dos millones de votos al PJ. Esta elección supuso la primera derrota del justicialismo desde el año 1985. También sirvió para demostrar la marcada pérdida de poder que sufría a estas alturas el gobierno menemista.

Sin embargo, el resultado de las elecciones no fueron totalmente negativos para Menem, ya que su opositor, y probable candidato a las futuras elecciones, Eduardo Duhalde había resultado debilitado luego de la derrota. Con este resultado, el presidente empezó a hacer notoria su intención de lograr un tercer mandato consecutivo.

El año 1998 fue también bastante duro en el aspecto económico, ya que el país entro nuevamente en recesión. Muchos de los factores tuvieron que ver con causas externas, tales como la suba de las tasas de interés, la falta de créditos internacionales, la baja del precio de los productos agrícolas en el mercado mundial y principalmente el derrumbamiento de la economía de Brasil, que devaluó el Real. El contexto interno tampoco resultaba favorable, ya que a partir de esta crisis se vivió un proceso de transnacionalización de las grandes empresas, como fue el caso del gran grupo económico Bunge y Born, que decidió la venta de todas sus empresas locales y se retiró del país. Por ese entonces además, la Argentina tenía una deuda que duplicaba a la existente apenas cuatro años antes, en 1994.

La gestión Menem entraba en el año 1999 más débil que nunca, sin embargo, el presidente no renunció a sus deseos de lograr otro mandato si no hasta que la justicia lo declaró ilegal. Sin embargo, durante los meses previos no había hecho otra cosa que atacar a Duhalde, el candidato de su partido, por lo que el PJ llegaba terriblemente debilitado a las elecciones de 1999.

Por el lado de la oposición, el candidato de la Alianza sería el hasta entonces jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Fernando De la Rúa, quien se había impuesto en las elecciones internas de la Alianza por sobre Fernández Meijide.

La campaña realizada para las elecciones fue aún más fortalecedora para la Alianza, que tras prometer mantener la paridad cambiaria (por esos días ya estaba latente el temor de una devaluación) logró convencer a la clase media, y sumó adeptos al criticar fuertemente los hechos de corrupción, utilizándolos como eje central de los anuncios publicitarios. También postulaban ideas de centro izquierda, y prometían crear puestos de empleo, lo que generaba una gran ilusión en la población.

Para el PJ la cosa no fue fácil, Duhalde se vio obligado a presentarse como el candidato que seguiría las políticas de Menem, hecho que le hizo perder credibilidad. Además, no mostraba una imagen sana, ya que al haber pertenecido al gobierno durante el primer mandato, la población lo interpretaba como "más de lo mismo".

Finalmente, en las elecciones celebradas el 24 de octubre de 1999, se impuso con el 48,37%[22] de los votos la fórmula Fernando De la Rúa – Carlos "Chacho" Álvarez, que el 10 de diciembre asumían rodeados de un clima de enorme expectativa popular. Así se ponía fin a una década de gobierno menemista, que había dejado al país en una crisis severa, con niveles record de desempleo, altísima pobreza, endeudamiento escandaloso y una sensación de impunidad reinante.

Conclusión

Durante este trabajo hemos repasado los principales hechos del gobierno menemista, hemos tratado de hacer un análisis de ellos, y hemos llegado a determinar la situación destructiva en la que acabó el país al finalizar el mandato de Menem.

Al analizar la información, me resultó chocante ver la poca importancia que se le dio desde el gobierno a la situación social, que se encontraba en una creciente desmejora.

Si bien es inobjetable que las medidas tomadas por el gobierno de Menem detuvieron casi de forma total la inflación, que era el principal problema que había afectado a la clase media argentina durante toda la década de 1980, las consecuencias fueron fatales. La paridad cambiaria, que dio una sensación de riqueza irreal en un principio, terminó por generar una situación explosiva, ya que el Estado carecía de la posibilidad de emitir moneda, con lo que solucionar el problema de la falta de dinero, y además se veía continuamente obligado a financiarse a través de créditos internacionales que dieron como resultado el colapso económico apenas 2 años después de terminado el período.

Como ya hemos planteado antes, la solución ideal hubiese sido una devaluación gradual de la moneda, que le permitiese a la industria nacional poder ser competitiva en el mercado, ya que había en un principio, logrado un fuerte aumento de su capacidad de producción y de la calidad de los productos, gracias a las importaciones de maquinarias que se hicieron con la convertibilidad.

Como mencionamos en la introducción, ahora haremos una breve conclusión sobre el colapso de este proceso, que sucedió en el 2001. Aquí dejaré de lado la formalidad de la escritura en plural, y haré una conclusión bien personal respecto a este tema.

Es claro que en el 2001 vivimos el final de un proceso neoliberal que dejó como resultado la destrucción total del aparato productivo del país, y una deuda externa tan grande que la única posibilidad fue declarar el default.

Cabe aclarar que esta es una interpretación exclusivamente económica, para analizar lo social, que es aún más importante no me siento totalmente capacitado, pero yo calificaría la situación vivida durante esos años y que explotó en 2001 como algo inmoral. No parece creíble que en un país donde lo único que se siguió produciendo luego de las privatizaciones y el cierre de empresas sean alimentos, la población haya pasado hambre durante los meses previos al colapso económico.

El desempleo y la pobreza masiva son factores graves, pero la indigencia ya es algo que afecta a la dignidad humana.

Al comenzar a escribir esta monografía dije que al finalizarla diría quien tuvo un mayor grado de culpa en la Crisis del 2001, si Menem o De la Rúa. Sería simplista si dijese que Menem fue el generador de esta y De la Rúa no supo cómo solucionarla. De la Rúa, por más que sea discutida su idoneidad para haber ejercido el cargo de presidente, sabía muy bien que la salida tenía que ser la devaluación monetaria, sin embargo, se negó sistemáticamente a llevar a cabo esta medida para no ir en contra de lo prometido en su campaña. Las consecuencias de no hacerlo fueron gravísimas como se pudo ver durante el 19 y 20 de diciembre del año 2001. De todas maneras, creo yo que Menem tuvo el mayor grado de responsabilidad en el triste desenlace.

Anexo

edu.red

Cuadro que muestra la evolución de la pobreza y el desempleo desde mayo de 1989 (mes en que Menem gana las elecciones) hasta el mismo mes de 2002.

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