Comunicaciòn y transformaciòn en Organizaciones universitarias
- Resumen
- Antecedentes
- Enfoque teòrico
- Brecha del conocimiento
- Comunicación y distintos tipos de conocimiento
- Referencias bibliográficas
COMUNICACIÓN Y TRANSFORMACIÓN EN ORGANIZACIONES UNIVERSITARIAS. Díaz Díaz, Freddy. Universidad Nacional Experimental del Táchira. Decanato de Postgrado. .Convenio UNET-UNESR. Programa de Doctorado en Ciencias Administrativas.
Se trata de una investigación documental que se orientó en profundizar sobre la necesidad de cambio en las organizaciones universitarias sobre la base de la comunicación como eje transformador, presente en todas las funciones académicas. En este caso con énfasis en la función de extensión como la función responsable de la difusión del conocimiento como elemento de cambio y transformación. El contexto que identifica a cualquier institución de Educación Superior está caracterizado por un entorno complejo, donde el cambio ha sido lo permanente, producto de la nueva época que estamos viviendo. La paradoja entre el proceso de globalización y la nacionalización por la otra, se nos presenta abarrotado de nuevas tecnologías de la información y de la comunicación que nos muestran una sociedad distinta a la sociedad agraria e industrial que precedieron, a la que hemos dado en llamar sociedad informacional o del conocimiento. Ante este escenario observamos una universidad anclada en sus viejas estructuras académicas y administrativas que pretende ofrecer solución al desarrollo y progreso, montada en el mismo modelo para abordar la generación y difusión del conocimiento. Se concluye que la universidad para ponerse a tono con los nuevos tiempos requiere definir la visión integral de sus funciones académicas: docencia, investigación y extensión sobre un nuevo paradigma cuyo uno de sus mejores soportes es una comunicación oportuna como eje transformador que le permita, a través de la creación y difusión del conocimiento lograr la correspondencia entre lo que la sociedad demanda por una parte y la coherencia interna que debe reinar en la universidad. por la otra, en la búsqueda de la pertinencia social que aspira el contexto de las instituciones de Educación Superior, tratando de hacer compatible el discurso con la acción.
Palabras claves: comunicación, transformación universidad
Los cambios generados en la sociedad, motivados por fenómenos como la globalización y complementados a su vez por la aparición de nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, nos presentan una realidad caracterizada por una altísima complejidad que amerita ser abordada con una visión Holìstica.. Las transformaciones que deberán producirse para lograr el progreso y desarrollo de nuestra sociedad se fundamentan en el recurso organizacional más importante que es el conocimiento. Las universidades tienen como misión la generación y difusión de conocimientos para de esa manera poder cumplir la función social que se les ha encomendado. En atención a ello se requiere que las Instituciones de Educación Superior inicien un proceso de cambio institucional para estar en sintonía con los cambios que han originado esta nueva época caracterizada por esta nueva sociedad que se ha dado en llamar sociedad informacional o sociedad del conocimiento.
Estas transformaciones apuntan a cambios institucionales tanto en lo administrativo como en lo académico. En lo académico al ubicarnos en la visión Holìstica o sistémica del mundo, entendemos la necesidad de percibir el cambio desde una perspectiva no disciplinaria o reduccionista, sino desde una óptica interdisciplinaria, ojalà transdiciplinaria, y constructivista. Estos cambios organizacionales pasan por revisar la integración de las funciones académicas de la universidad: Docencia, Investigación y Extensión y la manera como ellas han sido concebidas para participar en la creación y difusión de conocimientos.
Particularmente pretendemos abordar del cambio institucional en la universidad como objeto de estudio, desde la comunicación. Entendida ésta como una estrategia fundamental para lograr la transformación de las instituciones de la Educación Superior. Se plantea, entonces, estudiar el proceso de producción y difusión del conocimiento en la universidades, a fin de proponer elementos teóricas que contribuyan a considerar el componente comunicacional como aspecto importante en los procesos de transformación que deben darse a nivel de las funciones académicas en las universidades como organizaciones o instituciones propiciadoras , a su vez, del cambio social.
De Souza(2000) ha planteado que nuestra realidad mundial está caracterizada por un cambio de época y no por una época de cambios, se apoya para ello en Castells.(1995) quien afirma que una época histórica cambia cuando se transforman de manera cualitativa y simultánea las relaciones de producción, las relaciones de poder, la experiencia humana y la cultura. .A pesar de los grandes cambios sufridos en la sociedad por ésta nueva época, las universidades han planteado sus trasformaciones de manera lenta y es nuestro criterio que aún permanece anclada en el tiempo; respondiendo a estructuras curriculares y administrativas que no se compadecen con la nueva realidad que hoy enfrentamos. Al considerar algunos pasajes que muestran la evolución histórica de nuestras instituciones universitarias podemos observar que conservan muchas de sus características iniciales y que los mayores cambios que se han logrado o tendrán que lograrse responden a modalidades que tiene que ver con las nuevas tecnologías informacionales y fundamentalmente comunicacionales.
La universidad, tal como hoy la conocemos, surgió en la época medieval, concretamente a mediados del siglo XII, aunque su apogeo se produce en el siglo siguiente. Las universidades surgieron dentro de un contexto socioeconómico y cultural que les imprimió sus rasgos fundamentales. Las circunstancias sociales prevalecientes del siglo XII y XIII, dieron lugar a la creación de las primeras universidades, algunas de las cuales simplemente brotaron, sin que se pueda determinar con precisión quien las fundó ni cuándo exactamente se constituyeron. (Tunnermann 2000).
La palabra universidad , deriva de la voz latina "universitas" de origen romano que significa el conjunto de los seres particulares o elementos constitutivos de una colectividad distinta de los individuos que la integran.. En el lenguaje legal del derecho romano, "universidad"era la unión organizada de gentes con intereses comunes y estatus jurídico independiente. En la edad media la palabra servía para designar a los gremios, corporaciones o fraternidades integradas por personas dedicadas a un mismo oficio, entre quienes cabía distinguir los maestros de los aprendices. En principio existe una semejanza entre la situación de aparición de las universidades y la de las corporaciones de comerciantes y artesanos. Posteriormente, el término universitas sirvió para referirse a la institución como tal y sólo tardíamente para aludir a la universalidad de la enseñanza de todas las ramas del conocimiento.
Napoleón reorganiza la universidad como un monopolio y una dependencia del Estado, con una intención puramente utilitaria y profesionalizante, según los ideales educativos politécnicos que profesaba. El modelo napoleónico, tan imitado por América Latina a raíz de la independencia, rompió la idea unitaria de la universidad medieval y la sustituyó por un conjunto de escuelas profesionales separadas, carentes de núcleo aglutinador. La investigación dejó de ser cometido de la universidad y se reservó exclusivamente a las academias
La universidad colonial respondió a una concepción y a un propósito muy bien definido, lo que le permitió ser una institución unitaria. Toda su actividad giraba en torno a la idea de Dios y su preocupación básica era salvar al hombre. La universidad latinoamericana que surgió del injerto napoleónico , según Sánchez citado por Tunnermann, produjo profesionales , cuyo número y calidad no correspondió a las necesidades de la sociedad, que fueron profesionistas hábiles pero no universitarios en el sentido completo de la palabra.
La universidad republicana tampoco logró ampliar la base social de la matrícula estudiantil, que siguió siendo representativa de las clases dominantes. Al permanecer intactas las estructuras fundamentales de la sociedad, perduró la naturaleza elitista de la institución durante el siglo XIX.
La universidad moderna, que introduce la ciencia y la investigación en el quehacer universitario, surge del modelo que Guillermo Humboldt quien la diseñó, a petición del emperador de Prusia, para la Universidad de Berlín. La estrecha relación entre docencia e investigación en que se inspira el esquema influye luego en la organización de muchas otras universidades de diferentes partes del mundo y fue un elemento clave para el enorme desarrollo científico que se produjo, a partir de entonces, en Alemania. La universidad alemana devino en una comunidad de investigadores que usa principalmente la mayéutica socrática, es decir el aprendizaje que se produce como resultado de la incorporación activa del estudiante en el quehacer científico, bajo la dirección de un maestro investigador.
El modelo alemán fue imitado por las universidades norteamericanas comenzando por la Universidad de John Hopkins en 1876, que se inició como una universidad consagrada únicamente a los estudios de postgrado. El aporte mas sobresaliente de la universidad norteamericana a la organización de las universidades en el mundo es la introducción del departamento como unidad académica básica, en sustitución de la cátedra aislada y unipersonal. La departamentalización surge en la Universidad de Harvard en 1739, cuando un profesor decidió impartir una sola asignatura y especializarse en ella en vez de asumir, como era lo usual hasta entonces, todas las artes liberales (matemáticas, filosofía natural y moral, geografía, astronomía, etc.).
En 1918, el movimiento de Córdoba fue la primera confrontación entre una sociedad que comenzaba a experimentar cambios de su composición interna y una universidad enquistada en esquemas obsoletos. La protagonista de este movimiento fue la clase media en su afán por lograr acceso a la universidad, hasta entonces controlada por la vieja oligarquía terrateniente y el clero. Esta reforma incorporó la extensión universitaria y la difusión cultural entre las tareas normales de la universidad latinoamericana y propugnó por hacer de ella el centro por excelencia para el estudio objetivo de los grandes problemas nacionales. Se requiere para el logro de esta función académica de extensión un componente fuerte en lo que respecta a la comunicación.
Al hacer un balance crítico de la Reforma de Córdoba, podemos decir que es hasta nuestros días, la iniciativa que mas ha contribuido a dar un perfil particular a la universidad latinoamericana.. Se dice que, a pesar, de no haberse logrado la transformación de la universidad en el grado que se aspiraba se dieron pasos muy importantes en tal sentido. Sus efectos, en el ámbito universitario, se centraron mas que todo en lo que podemos denominar la organización jurídica y formal de la universidad, referidos específicamente a la autonomía y al cogobierno, no así en lo referente a la estructura académica de la misma, que prácticamente continuó obedeciendo al patrón napoleónico de facultades profesionales separadas.
La universidad contemporánea, según Tunnermann (cit), se nos presenta en el marco de una de las paradojas que caracterizan a nuestra época relativa a la conciencia cada vez mayor de la globalidad de los problemas que enfrenta la humanidad, hasta el punto de hablarse de la emergencia de una sociedad mundial y, a la vez, el surgimiento de un nuevo nacionalismo expresado en la reivindicación del derecho a los pueblos a su identidad y autonomía.
Es importante destacar que los últimos años del siglo que recién finalizó y en los momentos actuales se han caracterizado por los profundos cambios que se han dado en el escenario internacional, con la aparición del fenómeno de la globalización. Este concepto no se reduce al aspecto puramente económico; en realidad, es un proceso multidimensional que comprende aspectos vinculados a la economía, las finanzas, la ciencia y la tecnología, las comunicaciones, la educación, la cultura, la política, etc. Partiendo de los cambios que se han generado y tomando en consideración que los avances tecnológicos están modificando profundamente la naturaleza de la actividad productiva; que obligan a la universidad contemporánea a adecuarse a dichos cambios, se plantea lo expuesto por el SELA en la persona de Arriola(1994)quien expresa que anteriormente el desarrollo dependía de la cantidad de energía, de recursos naturales, de capital, pero que hoy en día depende sobre todo de la capacidad de conocimiento y de la información disponible para actuar sobre el proceso de trabajo.
El cambio como objeto de estudio, ha venido recibiendo una atención cada vez más creciente por parte de muchos especialistas en los últimos tiempos. Al tema, en cuestión, se le han dedicado muchos libros y artículos, se ha incorporado como capítulo independiente en obras dedicadas a la enseñanza de la administración y el comportamiento organizacional y se ha incluido como obligatorio en cursos de maestría en administración de empresas.
Según Stoner (1995), las organizaciones emprenden programas de cambio al menos por tres razones: a) Los cambios en el entorno amenazan la sobrevivencia de la organización b)Los cambios en el entorno ofrecen nuevas oportunidades para progresar y c)La estructura y forma de funcionamiento de la organización está retrasando su adaptación a los cambios del entorno.
De Souza (2002), plantea que es necesario pensar filosóficamente el cambio y el desarrollo, ya que sin comprender por que, ni con que propósito iniciamos un proceso de cambio, nos faltarán criterios para saber si lo estamos conduciendo hacia un fin determinado, y nos faltarán argumentos para convencer a otros de que el esfuerzo es necesario y relevante. Expresa este autor que al observar muchos de los procesos de cambio institucional en América Latina, pareciera que el cambio, que solo es un medio, se ha transformado en un fin en si mismo. Se pregunta, entonces, por que deben cambiar las universidades: para ser mas eficientes, para ser mas competitivas, para mejorar la calidad, para hacer la reingeniería de su arquitectura organizacional o para hacer la planificación estratégica. Todas estas interrogantes se refieren únicamente a los medios. Tal vez la respuesta más sencilla es: para reconstruir su relevancia en la sociedad, por que la sociedad está experimentando un cambio de época. El cambio en cuestión en la universidad se percibe como una búsqueda de un equilibrio entre la coherencia interna y la correspondencia con lo que demanda el contexto, es decir conocer cuanto se corresponde el discurso universitario con la acción.
La universidad actual es esencialmente productora de conocimientos. La universidad es un sitio para producir saberes. Es un espacio para producir conocimientos y realizar investigación científica. La universidad es un sitio para la producción intelectual y la producción intelectual según Fuenmayor (1.995 ),va mas allá de la simple producción de conocimientos y de la investigación científica, por que la creación intelectual incluye elementos que no derivan de la investigación científica . La creación artística y literaria también es función universitaria, es labor creativa y es fundamental en la universidad.
La búsqueda del conocimiento, su transmisión y aplicación dan origen a las tres funciones básicas de las instituciones universitarias: investigación, docencia y extensión Si bien en determinados momentos de su desenvolvimiento histórico una de esas funciones ha prevalecido sobre la otra lo cierto es que el ideal reside en una equilibrada integración de las mismas, de modo que las tres estén siempre presente en todas las tareas de la actividad universitaria.
Las funciones de la universidad, según Tunnermann (cit), adquieren una nueva dimensión frente a la revolución socio-científica, provocada por el papel central de la ciencia en la sociedad post-industrial. De esta manera, la masificación de la educación superior y los efectos de la revolución científico-técnica representan los fenómenos que mas contribuyen a forzar el cambio de las actuales estructuras y dar un nuevo sentido a las funciones universitarias. Por otra parte, la propia evolución del pensamiento contemporáneo, que apunta hacia una integración de las disciplinas más que a una diferenciación excesiva de éstas, refuerza la búsqueda de nuevas estructuras académicas que permitan el cultivo interdisciplinario de la ciencia y su orientación hacia la transdisiplinariedad de la misma.
Las actuales estructuras académicas responden a la educación superior elitista; por lo mismo, les es imposible, sin una profunda transformación, hacer frente a la al fenómeno de la masificación. Son, en general, demasiado rígidas, poco diversificadas y carentes de adecuados canales de comunicación entre sus distintas modalidades y el mundo de la producción y el trabajo. La homogeneidad de sus programas no les permite atender la gama de habilidades, intereses y motivaciones de una población estudiantil extensa y heterogénea; su excesiva compartímentalización contradice la naturaleza esencialmente interdisciplinaria del conocimiento; su apego a los sistemas formales les impide servir con eficacia los propósitos de la educación permanente. Por lo que la universidad requiere un urgente transformación a tono con las necesidades de la sociedad.
La comunicación interpretada como un subsistema dentro del sistema universitario es un componente fundamental, tomando en consideración que su presencia es requerida en el abordaje de sus tres funciones académicas esenciales. La Docencia como función académica orienta mucho de su tiempo a la transmisión de conocimientos, exigiendo herramientas comunicacionales que garanticen la eficiencia de este proceso, para así, en parte, contribuir a resolver el gran problema de masificación que caracteriza la Educación Superior. La Extensión difícilmente podrá lograrse de no contar la universidad con sistemas de comunicación que difundan con eficacia el conocimiento que la universidad genera para dar respuesta a las grandes necesidades de la sociedad y contribuir a lograr el desarrollo y progreso de los pueblos. La investigación es la función académica que mayor compromiso tiene en la creación de conocimientos, se produce en ambientes altamente exigentes en cuanto a sistemas comunicacionales se refiere. Su eficacia se mide en función de las publicaciones que se produzcan. Por su naturaleza misma requiere la consulta y confrontación de fuentes serias y de elevada validez que le aseguren confiabilidad a los datos e información que maneja para transformarlos en conocimiento.
El desarrollo de la informática y la posibilidad de integración con las telecomunicaciones, ha producido todo un cambio en lo relativo al almacenamiento, recuperación, transmisión y uso de la información, soporte universal del conocimiento. Bajo tales circunstancias, los medios y los procesos de comunicación acostumbrados, son cuestionados por el planteamiento teórico y práctico de la comunicación interactiva, instaurada a partir del uso de la telemática, cuestión que ha provocado que la computadora, concebida originalmente como máquina de cálculo haya pasado a ser además, una máquina de comunicar , y que dentro de los procesos de comunicación, se implemente la interactividad como un proceso que favorece la construcción colectiva del conocimiento y la masividad del acceso a uso de la información. García (2002)
Ante este panorama y considerando que uno de los propósitos fundamentales de los sistemas educativos , de cara al siglo XXI, es encontrar los medios que favorezcan su calidad, es pertinente repensar estrategias de redimensionamiento de la universidad con base en las potencialidad de la comunicación; a través de la telemática en general y de las redes globales de información, en particular; así como el establecimiento de modelos de gestión de conocimiento, que permitan conceptualizar a las instituciones de educación superior, como verdaderas industrias de la información.
Garcìa (cit), refiere que Van Ginkel afirma que en su misión de responder a las demandas de su entorno e interconectarse con este, la función principal de la universidad del futuro, en relación con la investigación y desarrollo, sería gestionar y dirigir el flujo de conocimientos, o sea desarrollaría menos su propia investigación al provecho de la gestión y difusión de la investigación realizada en centros científicos debidamente dotados. Se acercaría, de esa manera, a los modelos de gestión e innovación tecnológica, mediante la creación de unidades interfaces u oficinas de transferencia de resultados de investigación. Esta visión se fundamenta en el sentido crítico que actualmente expresamos cuando afirmamos que la academia ha venido actuando en un monólogo frente al sector empresarial y público, en cuanto a investigación se refiere. Ello se deriva de la falta de ambientes comunicacionales y acceso a la información en la relación universidad-empresa.
En relación a la investigación científica, se identifican claramente dos segmentos importantes: la producción científica en términos de producto de información y la incorporación a redes de conocimiento mundial. Es importante concebir cualquier resultado del trabajo de investigación en términos de un producto de información, capaz de ser llevado a soportes electrónicos, para su difusión en el mercado de conocimientos., es decir garantizar su comunicación. Al referirnos al otro segmento podemos expresar que en términos de competencia y pertinencia, no se puede considerar hoy día una investigación relevante que no sea el resultado de un mutante mundo interconectado y globalizado, por el impetuoso avance de las redes de información electrónico. Será un imperativo de la transformación que se pretende en la universidad del presente siglo, el mostrar una comunidad científica integrada a las mas importantes redes del conocimiento universal. La excelencia científica se medirá entonces, por la direccionalidad nacional o internacional del flujo de conocimientos que se observe en una determinada temática de investigación en red.
Plantea Tunnermann (cit), que las demandas de la sociedad contemporánea están reforzando en todas partes el cambio de las estructuras académicas tradicionales, al comprobarse su ineficacia ante la nueva problemática. Se halla así en curso un movimiento de renovación de la educación superior, a escala mundial, cuya tónica mas sobresaliente sería la gran flexibilidad estructural y curricular que propicia como requisito indispensable para una rápida adaptación a los procesos sociales y científicos, caracterizados por su constante cambio.
En los últimos años se habla del surgimiento de un nuevo tipo de economía o de sociedad llamada sociedad del conocimiento, sociedad informacional o sociedad del aprendizaje. Esta se distingue de las anteriores por que en ella el conocimiento desempeña un papel esencial. Drucker, nombrado por Nonaka (1999), plantea que en la nueva economía el conocimiento no solo es otro recurso además de los tradicionales factores de producción (tierra, trabajo y capital), sino el único recurso válido en el presente. Su argumento es que el hecho de que el conocimiento se ha vuelto "el recurso" en vez de ser solo un recurso, es lo que hace que la nueva sociedad sea única en su clase.
Sostienen estos autores que el conocimiento es la fuente del poder de mas alta calidad y la clave para el cambio que se dará en el poder.. El conocimiento dejó de ser un elemento mas del poder del dinero y del poder de la fuerza muscular, para convertirse en su esencia, es por ello es que se ha hecho cada vez mas ardua la batalla por controlar el conocimiento.
Innovar o perecer es el reto que hoy día enfrentan las universidades. La universidad en este siglo debe asumir el cambio y el futuro como consubstanciales de su ser y quehacer, si realmente quiere ser contemporánea. El cambio exige de las universidades una predisposición a la reforma permanente de sus estructuras, programas y métodos de trabajo. El paradigma de la universidad actual responde a la sociedad industrial, que está en proceso de profunda mutación, pero que deberá sustituirla la sociedad del conocimiento o la sociedad informacional.
A partir de las últimas décadas del siglo XX los cambios que han ocurrido en la universidades han desplazado el interés por la cultura y el conocimiento general, universal o meramente profesional y técnico, por el de la ciencia y la tecnología, tanto por el especializado, como por el conocimiento mas complejo y transdiciplinario Este cambio se ha observado unido a sucesivas modificaciones organizacionales, conceptuales, ideológicas, funcionales, pero sobre todo se han concentrado en sus aspectos económicos y de mercado. Esto refleja la importancia que están adquiriendo las universidades, en la medida que han podido emprender alteraciones significativas en sus estructuras para hacer su labor intelectual del trabajo académico fundamentado en la producción y difusión de conocimientos a través de las funciones de docencia, investigación y extensión.
En la medida que la producción de conocimientos se presenta de forma cada vez más desigual y no equitativa, y que esto se ha relacionado con la nueva expresión de la riqueza, también la distribución de los conocimientos, de la ciencia y la tecnología se encuentra distribuida de manera desigual, en detrimento de los países atrasados. Las brechas entre los países derivadas de la posesión, uso y beneficio de los conocimientos, se perfilan como los nuevos indicadores de valoración de las brechas en el crecimiento económico, el desarrollo y la sustentabilidad mundial. Didriksson.(2000)
Indica este autor que la idea de las universidades como fábricas de conocimiento, como instituciones emprendedoras o innovadoras en ciencia y tecnología, se ha establecido como el paradigma organizacional de estos tiempos, sin descuidar que el otorgamiento de los títulos de tercero y cuarto nivel constituyen el medio mas utilizado para ingresar a segmentos laborales mas dinámicos y competitivos.
Brunner (2000), al referirse a la brecha del conocimiento cuando anuncia los desafíos y retos de la educación superior, plantea que por primera vez las sociedades compiten en un mercado global, donde América Latina representa mas de un 8% de la población pero solo un 4% de los ingenieros y científicos que trabajan en investigación y desarrollo experimental, un 2 % del comercio de tecnologías de información y menos de un 2 % de las computadoras conectadas a Internet. Expresa el autor que el desarrollo de la naciones se ha vuelto cada vez más dependiente de las infraestructuras de comunicación y sin embargo, América Latina posee sólo 20 % de líneas telefónicas, y un 10 % de computadoras, por igual número de habitantes en comparación con los países desarrollados.
En el plano del conocimiento nuestra región latinoamericana produce menos ciencia que España o Suiza y sólo Brasil, entre los países latinoamericanos, supera el gasto en investigación y desarrollo experimental de la empresa Microsoft. En resumen la globalización, la revolución tecnológica y la creciente importancia del conocimiento en todas las esferas de la vida amenazan con ampliar la brecha que existe entre las naciones.
La investigación realizada en un 10 % de las universidades de la región, suele estar dispersa, mal financiado y sub equipada. Las comunidades científicas son pequeñas y su productividad es insuficiente para superar la brecha que nos separa del mundo desarrollado. Lo anterior se refleja en una débil participación regional dentro del esfuerzo científico mundial, nuestros investigadores intervienen apenas en un 17 % de las áreas activas del conocimiento .Brunner (cit).
Plantea el autor que el mundo desarrollado y el mundo en desarrollo progresan aceleradamente hacia nuevas formas de organizar la producción, distribución y uso del conocimiento avanzado, tratando de dar respuesta a cuales son las principales innovaciones que pueden advertirse y que tiene que ver con: las interfaces, la comunicación y la competencia.
En relación a interfaces expresa que una parte significativa de la revolución del conocimiento, se está produciendo no dentro de los departamentos tradicionales sino en torno a los múltiples nuevos puntos de contacto que se crean entre las instituciones del saber y su entorno externo, llámese empresas, gobiernos, laboratorios industriales, agencias de innovación, oficinas consultoras o centros de información y distribución del conocimiento. Expresa el autor que estudios recientes internacionales muestran que las universidades exitosas han adoptado nuevas formas de organizar su trabajo, sobre la base de responder a demandas; establecer proyectos y equipos que se congregan y disuelven con flexibilidad; emplear aproximaciones inter o transdisciplinarias; estimular la generación de patentes e, incluso, apoyar con capital de riesgo iniciativas que podrían generar un retorno comercial
De esta forma la universidad deja de ser una institución puramente erudita, sin abandonar sus funciones tradicionales, para convertirse en una institución productiva, caracterizada por poseer un rico y variado conjunto de vínculos con la economía y la sociedad que la rodean.
Comunicación es el nombre del gran cambio que se está dando en el mundo académico. No solo se extienden las formas tradicionales de educación a distancia, vía correspondencia, radio y televisión, sino que adicionalmente, se emplean las redes electrónicas para crear, transmitir y entregar conocimientos. Se estima que en Estados Unidos más de tres mil instituciones ofrecen cursos en línea, 33 de los estados poseen, al menos, una universidad virtual. Más de un 50 % de los cursos emplea correo electrónico como medio de comunicación y al menos un tercio de la red para distribuir materiales y recursos de apoyo.
El otro elemento innovador es la competencia. El conocimiento humano, medido a la manera de los bibliometristas, demoró 1750 años en duplicar por primera vez su volumen. La siguiente vez lo hizo en 150 años, luego en 50 años y hoy se duplica cada cinco años. Se estima que el año 2020 aumentará al doble cada 73 días. Esto implica que junto con crecer el conocimiento se fragmenta y se especializa. Las revistas científicas han aumentado de 10.000 en 1990 a mas de 100.000 en la actualidad. Actualmente se emplean pulsaciones de energía electromagnética para incorporar y transmitir mensajes que antes se enviaban por medio de la voz, la imagen y el texto.. Diariamente aparecen más de tres millones de nuevas páginas electrónicas en la Red. Los usuarios de Internet pronto alcanzarán a mil millones de personas. En tales condiciones resulta difícil que la universidad pueda mantener su monopolio sobre la información o que pueda erigirse, ella sola, en la institución central de sistema intelectual de una nación. Mas bien, las instituciones de educación superior están aprendiendo a competir, y en ocasiones a colaborar dentro de este nuevo escenario. Nosotros seguimos apegados a un modelo introvertido, de transmisión analógica, renuente a la diferenciación y flexibilización, que considera a cada institución aisladamente y no como parte de una red, temerosos de la competencia y con sospechas con respecto a la colaboración público-privada. Brunner(cit)
Al concebir la universidad como organización responsable de la creación y difusión del conocimiento , como su principal producto, nos inquieta como debe ser administrada y nos obliga a conocer de ella criterios tales como: Eficacia en cuanto a la selección, distribución y organización de los recursos utilizados de tal manera que sea apropiados a los resultados que se obtengan.. Eficiencia para conocer la relación entre el uso que se hace de los recursos institucionales en beneficio de su principal producto y Pertinencia para comprobar que los objetivos propuestos por la institución corresponden a los requeridos por la sociedad.
La universidad como organización creadora de conocimiento se contextualiza en la llamada hoy sociedad del conocimiento, sujeta al fenómeno de la globalización y de la competitividad, con abundante tecnología de la información y comunicación, en el marco de una educación con gran tendencia a su masificación. Para lograr la verdadera pertinencia social de la universidad; de tal manera de contribuir a alcanzar los grandes desafíos establecidos por la UNESCO como son: el desarrollo, la protección del ambiente y la cultura de paz , necesitamos llenar la brecha que nos separa, superando limitaciones que identifican la universidad de hoy tales como: baja producción y desigual distribución del conocimiento, poca reflexión para conocer el proceso de nuestro propio conocimiento, conocimientos obsoletos, conocimiento fragmentado, investigación dispersa, estructura organizacional tradicional ineficiente, exiguo contacto con el entorno, elevado desperdicio de recursos y talentos y temprana especialización, entre otros.
COMUNICACIÓN Y DISTINTOS TIPOS DE CONOCIMIENTO:
En el mundo occidental la única forma de pensar en las organizaciones es considerarlas como máquinas de procesamiento de información. Este punto de vista está muy arraigado en las tradiciones de administración occidentales, desde Taylor hasta Herbert Simon, y obliga a pensar que el conocimiento es explícito (formal y sistemático) .El conocimiento explícito puede expresarse con palabras y números, y puede transmitirse y compartirse fácilmente en forma de datos, fórmulas científicas, procedimientos codificados o principios universales. El conocimiento se considera el código de computadora, una fórmula química o un juego de reglas generales.
Las empresas niponas tienen una idea muy distinta de lo que es conocimiento .Consideran que el que se expresa en palabras y números es sólo la punta del iceberg. Para ellos el conocimiento es principalmente tácito (algo no muy evidente y difícil de expresar o comunicar) .este tipo de conocimiento es muy personal y no es fácil de plantear a través de lenguaje formal, por lo que resulta difícil transmitirlo y compartirlo con otros. La intuición, las ideas y las corazonadas subjetivas son parte de él. Además, este tipo de conocimiento tiene su raíces en lo mas profundo de las acciones y la experiencia individual, así como en los ideales, valores y emociones de cada persona La diferencia entre el conocimiento explícito y el tácito es la clave para entender la forma diferente en la que los occidentales y los japoneses tratan con el conocimiento. Aunque los gerentes occidentales están más acostumbrados a trabajar con el conocimiento explícito es necesario reconocer el conocimiento tácito y su importancia por varias razones:
Primero, porque genera un nuevo punto de vista acerca de la organización, es decir, en vez de concebirla como una máquina para el procesamiento de la información se le considera un organismo viviente .Incluye ideales, valores y emociones, así como imágenes y símbolos, que a pesar de ser elementos cualitativos y un tanto vagos son necesarios para entender la forma como los japoneses conciben el conocimiento. Ellos, los japoneses, asumen que el conocimiento tácito no es fácil comunicarlo, plantean que el aprendizaje mas importante proviene de la experiencia lo que contrasta con la premisa, tan arraigada en occidente , de que el conocimiento puede ser enseñado a través de la educación y la capacitación Segundo: Una vez que se acepta la consecuencia del conocimiento tácito se empieza a considerar de otra manera la innovación., ya que se trata de un proceso de autorrenovación personal e institucional. El compromiso de quienes conforman la empresa, su identidad con ésta y con su misión se hacen indispensable. Tercero: Los ejecutivos occidentales necesitan abandonar su esquema de conocimiento y empezar a centrarse en cosas altamente subjetivas como la intuición y las experiencias.
En este momento, la universidad como organización que ha venido ganando presencia y prestigio con el auge científico y tecnológico de la época, se ve sometida a fuertes presiones y demandas desde diferentes sectores de la sociedad, desde el Estado, desde el sector productivo y desde los demás niveles del sector educativo.
La universidad por el potencial científico y tecnológico que concentra en su seno y por los cuantiosos recursos económicos que la sociedad invierte en su creación, desarrollo y consolidación, está llamada a ofrecer su decisivo aporte a la sociedad, como su obligación, y aún mas en los momentos en que nuestro país atraviesa una de sus peores crisis en los diferentes ordenes :político, económico, social y cultural; crisis que tiene lugar, a su vez, en un escenario mundial caracterizado por la multiplicidad y velocidad de los cambios, todo lo cual exige un reordenamiento de sus estructuras académicas y administrativas.
Se puede concluir entonces que en este cambio de época, caracterizado por una paradoja entre la globalización por una parte y la nacionalización por la otra, la sociedad exige de las universidades conocimientos para afrontar los cambios y lograr el desarrollo y progresos de los pueblos. Para ello la universidad como organización requiere renovarse en sus estructuras académicas y administrativas que le permitan abordar sus funciones con éxitos, aprovechando para ello los recursos que ofrecen las nuevas tecnologías de la información y comunicación, A la alta dirección universitaria le corresponde revisar su visión y definir un adecuado sistema de comunicación que le permita entre otras cosas afianzar su rol, de organización generadora y difusora de conocimientos capaz de garantizar que tanto la docencia, la investigación y la extensión cumplan su cometido.
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FREDDY E. DÌAZ DÌAZ
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SAN CRISTÒBAL