La prostitución como falla cultural
Enviado por José Manuel Castorena Machuca
- Introducción
- Marco Teórico
- Desarrollo
- Otras formas de prostitución
- La prostitución en la actualidad
- La prostitución en México
- Prostitución en una visión jurídica
- Diferentes tipos de prostitución
- Prostitución desde una visión médica
- Prostitución desde una visión social
- Prostitución en diferentes Estados de México
- Causas de la prostitución
- Breve informe sobre la prostitución en otros países
- Testimonios
- Recomendaciones
- Conclusiones
- Bibliografía
- Anexos
Introducción
La explotación sexual de las mujeres es un problema de salud pública y de desigualdad de género, basado en relaciones de dominación y explotación, lo que conlleva una violencia de género al tener como objeto de intercambio mercantilista la sexualidad y el cuerpo de las mujeres y estigmatizarlas para casi todas su relaciones sociales y, en definitiva, una grave vulneración de los derechos humanos.
En el artículo 1 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, en la Conferencia Mundial de los Derechos Humanos celebrada en Viena en 1993, y en la Conferencia de Pekín, la violencia de género fue definida como "cualquier acto de violencia basado en el sexo que dé lugar o pueda dar lugar a un perjuicio o sufrimiento físico, sexual o psicológico de las mujeres, incluidas las amenazas de tales actos, la coerción o las privaciones arbitrarias de libertad, ya ocurran en la vida pública o en la privada".
El empezar definiendo el concepto de violencia de género no es casual, se trata de iniciar y terminar esta intervención con dicho significado puesto que, para Médicos del Mundo, la prostitución es una manifestación más de la violencia de género, es otra forma de violencia que se ejecuta principalmente, sobre las mujeres y niñas, con grave riesgo para su salud y, en consecuencia, para su calidad de vida, minando y conculcando su derechos por lo que, al ser Médicos del Mundo una organización cuyo objetivo básico es prestar, garantizar y proteger el derecho a la salud de todas las personas; no podemos, desde una perspectiva de los derechos humanos y, por tanto, desde la Vocalía que represento, dejar de sensibilizar a la sociedad y no denunciar cuando somos testigos de atentados a la misma.
En consecuencia y, de conformidad con la definición señalada, es violencia de género el maltrato en la pareja, las agresiones y abusos sexuales, el incesto, la violación, el acoso sexual en el trabajo, las mutilaciones sexuales, la prostitución, el tráfico de niñas y mujeres, el turismo sexual, las violaciones masivas como arma de guerra, la reclusión en el mundo doméstico, la imposición de roles y comportamientos y hasta la imposición de una manera de vestir. Según Belén Nogueiras, en su ponencia "Aspectos psicológicos de la violencia hacia las mujeres", una manifestación más de la violencia de género es la violencia sexual, entendida ésta como la imposición de una relación sexual no deseada libremente, de posturas, gestos, actos o formas de vestir: abuso y violación, insultos y acusaciones durante las relaciones sexuales; trato como si la mujer fuera un objeto; venganza, chantaje y amenazas si no quiere tener relaciones sexuales. Al respecto, podríamos preguntarnos ¿a qué nos suena todo esto?
La prostitución no es una institución femenina, es controlada por hombres y mantenida mediante la violencia; si bien a una pequeña escala local puede ser, a veces, un negocio consensuado sobre el que la mujer ejerce un cierto control, la realidad demuestra que se trata de un grupo minoritario, de apenas un 5%, donde la mujer tiene libertad de 3 consentimiento; libertad que, a estas alturas debemos entenderla en un concepto democrático y no hacer manidas, retorcidas y sesgadas interpretaciones de la misma porque no se encuentra ninguna de estas condiciones atenuantes en el estado actual y global de la prostitución, cuyo análisis es imposible sin la intrínseca relación con el tráfico, la globalización y el tráfico de personas con fines de explotación sexual. El mercado mundial del sexo es casi completamente coactivo, mantenido a base de altos niveles de violencia y basado en la completa subordinación de las mujeres.
Según Joni Seager, en su libro "Atlas del estado de la mujer en el mundo", la mayor parte del tráfico se ajusta a una de estas cuatro modalidades: según la primera, mujeres que ejercen la prostitución en su país son intercambiadas a otro país por sus chulos. Según la segunda, las chicas son vendidas por las familias pobres para la prostitución -en algunos casos lo saben y en otros se les dice que la chica será empleada doméstica o trabajadora en una fábrica-; una vez prostituida el escaso valor de la chica para su familia baja incluso más. Según la tercera, las mujeres son arrastradas al mercado sexual con falsas promesas; primero son contratadas como camareras o criadas y luego se le obliga a ejercer la prostitución. Finalmente y cuarto supuesto, existen evidencias importantes de un mercado esclavista que empieza con el secuestro de la mujer o la chica en regiones sumidas en la pobreza.
Estos son los orígenes de una red sexual mundial donde los cuerpos de las mujeres son simple mercancía y donde el miedo a contraer el sida alimenta la demanda de chicas cada vez más jóvenes. El tráfico internacional de niñas y mujeres continúa, cada vez más, en su auge prosperando a base de las desigualdades económicas entre los hombres y mujeres a todos los niveles y entre distintas regiones a nivel mundial. Nuevos países y regiones entran en el comercio sexual conforme se desvanece su riqueza, y donde hay un hombre pobre, más pobre se encuentra la mujer; de ahí que el tráfico de mujeres se convierta en un vil negocio rentable y la inmigración, como recurso, resulte un destino para la esclavitud sexual, sin olvidar los estragos del turismo sexual; escenarios todos ellos que conducen a uno: la prostitución, donde los actores que mantienen este mercado son los proxenetas y los clientes, este último incivilizado alevosamente hasta tiempos recientes, porque no hay oferta sin demanda y es que cuando se habla de prostitución conviene precisar que mujer prostituida, es aquella que vive en una sociedad prostituyente, es decir, que posibilita que las mujeres se prostituyan y donde existen hombres que demandan esta prostitución. Intentaremos transmitir que la prostitución no es un trabajo, que no hay dignidad en su ejercicio del que se aprovechan muchas personas, que no son las que la ejercen, a costa de la salud mental y física (en muchos casos, para poder ejercerla las mujeres se vuelven o las vuelven drogodependientes), la baja autoestima, la pobreza, las condiciones sociales del país de origen que constriñen sus vidas, el consentimiento viciado de ellas, tan sólo por un beneficio económico que es fácil de obtener en un negocio de escasa inversión y demás circunstancias que conducen a que el 95% de las mujeres que la ejercen lo hagan sin el sentido de libertad al que debemos aludir siempre y no a la manida libertad alegada por un sector minoritario que pretende globalizar unos intereses muy personales perjudicando al inmenso resto; que no se puede legislar algo perjudicial socialmente y convertirse un Estado en cómplice de dicho perjuicio social por un grupo minoritario en el cual no pesan todas las circunstancias que inducen a la prostitución en la inmensa mayoría de los casos; que cualquier profesional del Derecho se cuestionaría la redacción del objeto contractual que supone el ejercicio de la prostitución, objeto que nadie quiere nombrar porque resulta un lenguaje desagradable y que es mejor obviar, cuando no se puede hablar de ella sin contar realmente en lo que consiste: felaciones (tragando o sin tragar el semen) , cunnilingus, beso negro, griego, lluvia dorada, coprofagia, penetraciones vaginales y anales de objetos, penetraciones en grupos, etc.; donde la necesidad de su existencia no obedece a una necesidad real de nadie, otro argumento de manida insistencia, puesto que las necesidades y carencias afectivas que puede tener un hombre, las puede tener también una mujer y porque las necesidades de la persona no pueden ser ilimitadas, no vamos a convertir toda fantasía–e incluso las perversiones- en un trabajo, o aceptarlas sin más, si no evolucionaríamos como Holanda, donde se ha formado un partido pedófilo y a la que dedicaremos un apartado especial en esta intervención por ser el máximo exponente del fracaso de la reglamentación de la prostitución.
Es por ello que la investigación documental y virtual que ahora se presenta tiene el objetivo de aportar un grano de conocimiento más al acervo cultural que ya existe sobre el tema y brindar una herramienta de defensa para detectar y prevenir la prostitución y ayudar de alguna manera positiva a este problema social…porque considero que todos educamos y para muestra es este documento donde van autores de libros y sitios web, investigadores, opiniones y experiencias de los protagonistas, porque hasta los estudiantes nos enseñan a enseñar mejor y nosotros como educadores a que sepan construir sus propios aprendizajes propiciando su aprendizaje por descubrimiento o perspicacia cultural y biológica.
Marco Teórico
La prostitución se define como el acto de participar en actividades sexuales a cambio de dinero o bienes. Aunque esta actividad es llevada a cabo por miembros de ambos sexos, es más a menudo por las mujeres, pero también se aplica a los hombres.
La prostitución puede ser tanto heterosexual como homosexual, y puede involucrar a travestidos y transexuales. El término genérico empleado para referirse a quien la ejerce es prostituto/a
La prostitución es la "actividad a la que se dedica quien mantiene relaciones sexuales con otras personas, a cambio de dinero", aunque suele considerarse del mismo modo cualquier otro tipo de retribución.
Al hablar de prostitución, se sobreentiende que la persona que la ejerce no aplica más criterio en la elección del cliente que el de recibir el pago correspondiente, es decir, que no existe ningún tipo de emoción ni relación afectiva. De modo que, en un sentido más genérico y coloquial de la palabra, se dice también que se prostituye, por extensión, cualquier persona que "vende" sus servicios profesionales (no sexuales) por una causa que no le importa o incluso que considera indigna, con el único aliciente de recibir un pago.
Algunos sinónimos de prostitución son lenocinio, trabajo sexual y comercio sexual.
Antecedentes
Se dice comúnmente que la prostitución es la más antigua de las profesiones; sin embargo, no se la ha encontrado entre los pueblos etnológicamente más antiguos. Tuvo origen y se desarrolló en la forma típica comercializada sólo en civilizaciones avanzadas y a la vez más complejas a nivel social y moral
El término «prostitución» proviene del latín prostitutio, que tiene el mismo significado que el actual y que a su vez proviene de otro término latino, prostituere, que significa literalmente "exhibir para la venta".
Una versión ampliamente extendida sobre el origen del término, aunque incorrecta, afirma que el término «puta» viene del verbo latino putare, "pensar".
LA PROSTITUCIÓN SAGRADA. En los pueblos del Oriente cercano y de la cuenca del Mediterráneo existía la prostitución sagrada. Se la encuentra también en algunas regiones de la India, donde las prostitutas, llamadas deva-dasis (siervas y esclavas de los dioses), eran cantoras y bailarinas y disfrutaban de particular instrucción. Las meretrices del culto, consideradas como mujeres sagradas, atestaban los patios de los templos y eran consideradas como transmisoras de las virtudes fecundativas. Su presentación revestía carácter de un acto social piadoso, en el cual las relaciones sexuales colectivas eran legítimas como cumplimiento de un ritual sagrado. En los templos, como en Babilonia, no faltaban los prostitutos varones. También en Palestina y en Siria la prostitución era de carácter religioso, y éste es el motivo de la severa condenación de esta práctica, designada como "fornicación con los dioses extranjeros", en el Pentateuco (cf Dt 23,18; Lev 21,7.9.14) y en los profetas. Sin embargo, la condición de prostituta no se consideraba infamante entre los hebreos.
La ley de Dios a Israel mandaba: "No profanes a tu hija haciéndola prostituta, para que la tierra no cometa prostitución y la tierra realmente se llene de moral relajada". (Le 19:29.)
La Ley prohibía que un sacerdote se casase con una prostituta, y si la hija de un sacerdote cometía prostitución, debía dársele muerte y después quemarla en el fuego. (Le 21:7, 9, 14.) El "alquiler de una prostituta" no se aceptaba como contribución para el santuario de Jehová, porque las prostitutas eran algo detestable a la vista de Jehová. (Dt 23:18.)
Rahab. Rahab es un ejemplo de una prostituta que expresó fe en Dios y fue declarada justa. (Snt 2:25.) Los espías que Josué envió a Jericó se alojaron en la casa de Rahab. (Jos 2:1.) No sería razonable suponer que lo hicieron movidos por un interés inmoral. A este respecto, C. F. Keil y F. Delitzsch hacen el siguiente comentario en su obra Commentary on the Old Testament (1973, vol. 2, "Joshua", pág. 34): "Entrar en la casa de una mujer de su condición no hubiese despertado mucha sospecha. Además, el hecho de que la casa estuviese junto al muro o sobre él les facilitaría la huida.
Prostitutas de templo. La figura de la prostituta de templo era una característica singular de la religión falsa. El historiador Herodoto informa que "la costumbre sin duda más ignominiosa que tienen los babilonios es la siguiente: toda mujer del país debe, una vez en su vida, ir a sentarse a un santuario de Afrodita y yacer con un extranjero". (Historia, I, 199.) Asimismo, había prostitutas de templo relacionadas con la adoración de Baal, de Astoret y de otros dioses y diosas que se adoraban en Canaán y otros lugares.
Los prostitutos de templo también formaban parte de la adoración degenerada. (1Re 14:23, 24; 15:12; 22:46.)
2. LA Prostitución PROFANA. La prostitución indiscriminada y comercializada, llamada también profana, florece muy pronto junto a la sagrada, pero se distingue de ella por una diversa mentalidad. En la prostitución sagrada la sexualidad se entiende como valor que se ejerce en dependencia de la divinidad, y el lucro derivado de las prestaciones va a beneficio sobre todo del templo; en la prostitución profana prevalece el uso arbitrario del cuerpo y el interés comercial, como ocurre hoy.
Probablemente se remontan a Solón (hacia el 600 a. C.), en Grecia, las primeras reglamentaciones de las casas comerciales de prostitución, llamadas "dicteria" o "burdeles", algunas particularmente lujosas para clientes de las clases sociales más elevadas, y otras más económicas para una clientela menos acomodada.
La prostitución profana, tanto femenina como masculina, se estructuraba según una jerarquía. La categoría más elevada de las prostitutas entre los griegos era la de las heteras, dotadas de notables cualidades físicas y culturales, que gozaban de particular influencia en hombres políticos.
En Roma inicialmente las prostitutas pertenecían a la clase más baja (prostibula). Después de la segunda guerra púnica (218-201 a.C.) comenzaron a difundirse las cortesanas, que eran llamadas meretrices (las que ganaban). Al numeroso grupo de las meretrices pertenecían cantadoras, tocadoras, mimas y bailarinas. La cultura romana consideraba útil su presencia para satisfacer el desahogo sexual y por la tasa especial debida al fisco; pero, a diferencia de la mentalidad griega, la prestación de las prostitutas era considerada infame; por eso no podían adornarse con los indumentos reservados a las matronas y tenían que vestir una túnica corta de color oscuro.
Después del advenimiento del cristianismo algunos emperadores, sobre todo Teodosio (347-395) y Justiniano (482-565), dictaron leyes severas contra los explotadores de la prostitución, los proxenetas, que habían llegado a prostituir a niñas de menos de diez años de edad. Pero las prescripciones no tuvieron los efectos esperados.
En la Edad Media la historia de la prostitución es una sucesión de tentativas de represión y de reglamentación. En su mayoría, la concesión de los "burdeles" era tolerada y se regulaba por sanciones fiscales, que provocaban codiciadas ganancias. Toda reunión numerosa, como las ferias y los mercados, veía acudir legiones de meretrices; las mujeres públicas acompañaban a los ejércitos.
En el renacimiento se difundieron las cortesanas -llamadas así porque vivían junto a las cortes-, que repetían el fenómeno de las heteras griegas, exaltadas y cantadas por los literatos. Desde el siglo XVI las autoridades comenzaron a preocuparse por la difusión de las enfermedades venéreas, por lo cual se prescribía a las prostitutas visitas sanitarias periódicas, prescripciones que se acentuaron en los siglos siguientes.
La reforma protestante y la contrarreforma difundieron una mentalidad más severa contra la prostitución; muchos burdeles fueron cerrados, aunque la prostitución no fue legalmente suprimida. Precisamente en Francia por el mismo período comienza a difundirse la "galantería"; a menudo las damas de corte son cortesanas particularmente influyentes: piénsese en la Pompadour -la favorita de Luis XV (17101774)-, que protegió a filósofos y escritores.
Se argumenta que, con la progresiva conquista romana de las antiguas zonas griegas, aumentó la cantidad de esclavos y esclavas de dicho pueblo. Al ver los romanos que las mujeres (a las que al parecer usaban mayoritariamente como prostitutas) eran conocedoras de la ciencia y la política, las calificaron como pensadoras o, en latín, putas. Aunque no deja de tener cierto encanto, esta versión contradice la propia historia de Roma, que no sometió a las ciudades-estado griegas a una conquista súbita, sino a una progresiva absorción.
Por otra parte, aunque en la Grecia clásica las hetairas tenían gran preeminencia, en general el papel de la mujer en la cultura griega era muy secundario. Además, prostitutio y putare no tienen raíces comunes.
Puta, como equivalente de «prostituta», se debe tan sólo a una contracción vulgar del término original. Curiosamente existía en el panteón romano una diosa menor de la agricultura llamada Puta, aunque es pura coincidencia. En este contexto, «puta» es un vulgarismo relativamente moderno, desconocido para los romanos.
Terminología
A lo largo de la historia ha existido una gran cantidad de términos tanto para referirse a la prostitución como a las personas que la practican, a los clientes, a los lugares y a las actividades relacionadas. Los distintos países de habla hispana usan distintos términos coloquiales como sinónimo de prostituta, con mayor o menor carga negativa, existiendo una gran cantidad de términos en cada variante dialectal del español, algunos empleados históricamente, y otros aún en uso.
El término coloquial más extendido en los países de habla hispana para referirse a una prostituta es puta, palabra que conlleva una fuerte connotación despectiva. De hecho, y debido a que suele emplearse como insulto, su uso ha sobrepasado el de la descripción de una profesión, y en muchos países se usa para adjetivar de forma grosera otro elemento, al estilo del término inglés fucking.
Otros términos actuales o históricos para referirse a las prostitutas de sexo femenino son "dama de compañía", "cortesana", meretriz, cuero, loba…
El término «loba» como equivalencia de «prostituta» viene de los ritos producidos en febrero en honor al dios Fauno Luperco. Eran llamadas lobas u originalmente lupas las que ejercían la prostitución sagrada con los sacerdotes de este dios, los luperci, en el Ara Máxima. De aquí deriva también «lupanar», que se emplea para referirse al prostíbulo (burdel o «casa de citas», es decir, el sitio al que llegan el cliente a pagar por los servicios de una prostituta).
En el caso de los hombres se les puede denominar «prostituto», «chichifo», «chulo» o «gigoló». En España el término «puto», aunque inusual, mantiene su significado original de «prostituto masculino», pero en Iberoamérica se usa normalmente para referirse en sentido homofóbico a cualquier varón homosexual,11 no necesariamente al varón que presta servicios sexuales a cambio de dinero. En España se usa también la palabra chapero para describir al prostituto joven y gay.
Antecedentes
La prostitución ha sido calificada eufemísticamente como la "profesión más antigua del mundo", ya que se conoce prácticamente desde que existen registros históricos de algún tipo, y en prácticamente todas las sociedades.
Un argumento que discute la antigüedad de la práctica más allá de los registros históricos conocidos, desde el punto de vista socioeconómico, afirma que el intercambio de favores sexuales a cambio de bienes materiales requiere de un cierto tipo de acumulación capitalista o asimetría en el acceso a ciertos recursos, o bien una diferenciación social, que probablemente no se dieron entre los primeros grupos humanos hasta que la tecnología no rebasó cierto umbral.
Sin embargo, desde un punto de vista puramente biológico, en las últimas décadas la investigación científica ha descubierto ejemplos de actitudes en animales que pueden equipararse a la prostitución en los seres humanos: algunas especies de pingüinos intercambian sexo por piedras adecuadas para la construcción de nidos, y entre los chimpancés enanos existe un sistema social bien establecido en el que, entre otras interacciones, las hembras ofrecen sexo a cambio de comida, y como mecanismo de resolución de conflictos. Así, teniendo en cuenta que casi hasta la Revolución industrial la economía mundial era básicamente agraria, y que la mayor parte de los bienes se consiguen por intercambio, la expresión sobre la antigüedad de la prostitución resulta bastante defendible.
En cualquier caso, la prostitución ha ido evolucionando junto con las formas sociales, aunque ha mantenido una imagen cada vez más estigmatizada con el paso del tiempo en la mayoría de culturas.
En el mundo antiguo
Cercano Oriente
Una de las formas más antiguas de prostitución de la que existen registros históricos es la prostitución religiosa, practicada inicialmente en sumeria. Ya desde el siglo XVIII a. C., en la antigua Mesopotamia se reconocía la necesidad de proteger los derechos de propiedad de las prostitutas. En el Código de Hammurabi se hallan apartados que regulan los derechos de herencia de las mujeres que ejercían dicha profesión14
Los antiguos historiadores Herodoto y Tucídides documentan la existencia en Babilonia de la obligación para todas las mujeres, al menos una vez en su vida, de acudir al santuario de Militta (la Afrodita griega, o Nana/Anahita) para practicar sexo con un extranjero como muestra de hospitalidad, a cambio de un pago simbólico.
La prostitución estaba bien presente en Cerdeña y Sicilia, así como en varias culturas fenicias, en las que se practicaba como rito religioso en honor de Astarté. La práctica de la prostitución se extendió por todos los puertos del Mar Mediterráneo, presumiblemente en alas de las expediciones comerciales fenicias.
En Israel la prostitución era común, a pesar de estar expresamente prohibida por la ley judía. Profetas como Josué y Ezequiel se oponían a la misma con vehemencia. Existía también como forma religiosa en el reino de Canaán, con la característica de que un porcentaje significativo de quienes la ejercían en los templos eran hombres
La historia bíblica de Judá y Tamar (Génesis38:8-9) proporciona una representación de la prostitución tal como se practicaba en la sociedad judía. La prostituta ejerce su oficio al lado de una carretera, esperando a los viajeros. Se cubre la cara, lo que la marca como una prostituta disponible (en claro contraste con la costumbre en las sociedades de Oriente Medio actuales, en las que las mujeres honestas deben permanecer con la cara cubierta frente a desconocidos). Exige como pago un cordero, lo que representa un precio bastante elevado en una economía eminentemente basada en el pastoreo; solo los más acaudalados podrían permitirse pagar cantidades equivalentes por un solo encuentro sexual. Aunque en la historia la mujer resulta no ser una auténtica prostituta, sino Tamar, la nuera viuda de Judah que pretendía engañarle para quedar embarazada, el hecho de que logre fingir dicha profesión de forma exitosa permite asumir que dichas costumbres eran las esperables con respecto a la prostitución en la época.
Grecia clásica
Cliente y prostituta ilustrados en una copa de vino de la antigua Grecia.
En la Grecia clásica, la prostitución era practicada tanto por mujeres como por hombres jóvenes. El término griego para la prostitución es porne, derivado del verbo pernemi (vender), lo que ha generado una acepción moderna bien evidente. Las prostitutas podían llegar a ser mujeres independientes e incluso influyentes. Estaban obligadas a vestirse con ropas distintivas y pagar impuestos. Existen ciertas similitudes entre las heteras griegas y las oiran japonesas, figuras complejas en una situación intermedia prostitutas y cortesanas, de forma similar a las tawaif hindúes. Algunas prostitutas de la Grecia Antigua, como Lais de Corinto o Lais de Hyccara, eran famosas tanto por su agradable compañía como por su belleza, y cobraban sumas extraordinarias por sus servicios.
Solón fundó el primer burdel (oik'iskoi) de Atenas en el siglo VI a. C., y con los beneficios mandó construir un templo dedicado a Aprodites Pandemo (o Qadesh), diosa patrona de dicho negocio. Sin embargo, el proxenetismo estaba terminantemente prohibido. En Chipre y Corinto se practicaba un tipo de prostitución religiosa en un templo que contaba con más de un millar de prostitutas (hierodules, Gr: ?e??d???e?), según Estabón.
Cada categoría especializada de prostitución tenía su propio nombre: había chamaitypa'i, que trabajaban en el exterior (tumbadas); perepatetikes, que encontraban clientes mientras caminaban y luego se los llevaban a sus casas para realizar el trabajo; gephyrides, que trabajaban cerca de puentes. En el siglo V a. C., Ateneo nos informa de que el precio de un servicio era de un óbolo, un sexto di dracma, lo que equivalía al salario medio de un día.
La prostitución masculina era común en Grecia. Generalmente era practicada por jóvenes adolescentes, un reflejo de las costumbres pederastas de la época. Los jóvenes esclavos trabajaban en burdeles en Atenas, mientras que un muchacho libre que vendiera sus favores se arriesgaba a perder sus derechos políticos una vez alcanzase la edad adulta.
Antigua Roma
En la Roma antigua, la prostitución era habitual y había nombres distintos para las mujeres que ejercían la prostitución según su estatus y especialización; por ejemplo las cuadrantarias, llamadas así por cobrar un cuadrante (una miseria); las felatoras, practicantes expertas de la felación, etc. En esa sociedad, así como también en la antigua Grecia, las prostitutas comunes eran mujeres independientes y a veces influyentes que tenían que llevar vestidos de color púrpura que las diferenciaban de las demás mujeres, y que debían pagar impuestos. De esta manera, las hetairas griegas eran personajes que en cierto modo son comparables a las geishas japonesas por su condición entre prostitutas y cortesanas.
Mesoamérica
Entre los aztecas las prostitutas eran llamadas "contento/a, satisfecho/a, feliz" que probablemente era una forma eufemística (del náhuatl o "tener lo necesario, estar feliz"). Ejercían al lado de los caminos o en edificios llamados Cihuacalli, en los que la prostitución estaba permitida por las autoridades políticas y religiosas. Cihuacalli es una palabra náhuatl que significa "casa de las mujeres". Las mujeres recibían mercancías usables como dinero a cambio de favores sexuales, y tenían un bajo estatus social.
Edad Media
La Biblia también hace numerosas referencias a la prostitución común. En la Edad Media la prostitución se desarrolló de manera considerable en Europa. Los burdeles eran frecuentemente regentados por los propios municipios. A raíz de la Reforma y de la aparición de epidemias de infecciones de transmisión sexual en el siglo XVI, la prostitución se vio sometida a cierto control, un control en el que únicamente tres hombres podían tener relaciones con una mujer al día.
El Renacimiento
Del siglo XVIII hasta la actualidad
Interior de un burdel, pintura de Henri de Toulouse-Lautrec.
En los Estados Unidos la prostitución fue declarada ilegal en casi todos los estados entre 1910 y 1915. Sin embargo es un negocio floreciente.
Países comunistas
Durante el siglo XX muchos países comunistas manifestaron que la prostitución no existía dentro de sus fronteras, a pesar de la prostitución presente en Cuba en donde reciben el apodo de «jineteras». El gobierno cubano aduce la presencia de la prostitución como resultado del embargo económico norteamericano y las políticas de turismo adoptadas tras la caída del muro de Berlín. Esto sucedió aun cuando el combate a la prostitución fue una de las razones de la revolución.
Desarrollo
Tipos de prostitución
Tradicionalmente la prostitución se ha ejercido en sitios destinados exclusivamente a este fin, llamados «burdeles». Estos han sido habitualmente casas regentadas por una persona, en las que hay mujeres u hombres, según la orientación del lugar, y habitaciones privadas donde se atiende a los clientes.
La oferta de servicios sexuales se hace también en la calle, así como en algunos bares y clubes nocturnos. En las últimas décadas, con el aumento y diversidad de medios de comunicación y publicidad, los métodos de oferta han llegado a las cabinas de teléfonos públicos (fotos con teléfonos), anuncios en prensa e Internet, y hasta anuncios en la TV (éstos generalmente sólo a altas horas de la noche). Finalmente, también se realizan servicios a domicilio y en algunos hoteles
Prostitución callejera
"Jineteras", prostitutas callejeras en La Habana, Cuba.
En esta modalidad, la prostituta, generalmente vestida de manera provocadora con piezas de ropa ajustada o reveladora, busca clientes mientras se encuentra en un lugar público como una esquina o una plaza, o mientras camina por secciones determinadas de una gran avenida. Por lo general las ofertantes que usan este método esperan a que el cliente haga el esfuerzo de iniciar el contacto y la consecuente negociación. Usualmente una vez establecido contacto y los términos comerciales acordados, las actividades -de breve duración- se realizan en el vehículo del cliente, en algún lugar apartado o en algún hotel de baja categoría cercano al sitio de encuentro.
Este tipo de prostitución es considerada como una de las que conlleva más riesgos para la prostituta, pues se exponen al ataque de delincuentes o pervertidos violentos. También, se considera que es la que conlleva más riesgos de tipo sanitario para quienes la practican.
Escort
Se denomina así a quien ofrece su compañía en un lugar o evento determinado (generalmente formal, por ejemplo un baile, un cóctel o una boda), aparentando la existencia de una relación sentimental, para después proporcionar el servicio sexual requerido.
Gigoló
Se denomina así al varón que ofrece sus servicios sexuales a mujeres usualmente mayores que él.
Establecimientos
Locales nocturnos. Otra modalidad involucra a prostitutas que solicitan clientes en negocios abiertos al público. En algunos casos en el establecimiento no hay ninguna relación formal entre la prostituta y el local. Por hábito y al correrse la voz, el sitio se convierte en una especie de bar de solteros, a donde los clientes van a sabiendas de la alta concentración de prostitutas, y viceversa. En otros casos, el local y la prostituta tienen una relación establecida entre ambos; a cambio de un salario mínimo o de una comisión en los tragos que le invitan, ella debe cumplir con un mínimo de normas de la casa, como por ejemplo ir a "trabajar" un mínimo de días a la semana y cumplir con un horario mínimo, o recibir un mínimo de tragos al mes invitados por los clientes. En ambos casos la prostituta termina su jornada en cuanto consigue un cliente dispuesto a contratar sus servicios. Con frecuencia en los bares en donde la relación local-prostituta equivale a la relación entre un patrón y su trabajador(a), el cliente debe pagar una "multa" para que la joven pueda excusarse del trabajo -la idea es que, al marcharse, ella deja de generar invitaciones a tragos de los clientes, y al haber menos chicas, el bar pierde atractivo a lo largo de la noche, por lo cual se reduce la clientela. En ambos casos -relación libre o formal entre el local y la prostituta- ella se beneficia de un entorno de trabajo más seguro, mientras que el bar se beneficia de la atracción que ejercen ellas haciendo que aumenten la clientela y el consumo de bebidas.
Burdeles
Salones de masaje. En esta modalidad, son los "masajistas", mujeres u hombres, los que además de los servicios de masajes se avienen a prácticas sexuales a cambio de dinero, ya sea como parte de un trato particular o como parte de la oferta del local. Las relaciones sexuales generalmente se realizan en los mismos apartados en los que se practican los masajes, aunque es posible efectuar tratos para llevar el servicio fuera del local. En estos casos, al igual que en los bares, el local recibe una penalidad para que el masajista pueda retirarse o se considera como "comisión de servicio", por los que el local establece una tarifa mayor.
Otras formas de prostitución
A veces se usa el término prostitución en el sentido mucho más amplio de mantener relaciones sexuales con un fin distinto de la reproducción o el placer de una de las partes, incluyendo formas (principalmente históricas) de prostitución religiosa, en las que se practica sexo en cumplimiento de preceptos religiosos específicos. La llamada «prostitución religiosa» desapareció paulatinamente del mundo occidental durante el Imperio romano, aunque ha seguido practicándose en otras culturas hasta fecha reciente, y ha visto un repunte con la aparición de religiones alternativas en Occidente.
También entrarían en esta definición más genérica el uso del sexo como forma de espionaje, y los casos de hombres y mujeres manteniendo relaciones con personas famosas a fin de vender la historia a la prensa del corazón a cambio de fama y/o dinero. En estos dos casos se usa la equiparación con la prostitución con un ánimo evidentemente peyorativo.
Prostitución masculina
Es una forma de la prostitución que se refiere a varones que prestan servicios sexuales. En diferentes culturas e idiomas este fenómeno social tiene diferentes nombres populares como el gigoló (si el prostituto busca sólo clientes femeninos) y "chapero" o "taxiboy" (si busca clientes de su mismo sexo) entre otros. "Prostituto", al contrario de su contraparte femenina "prostituta", es menos usual.1 Prostitutos que ofrecen servicios a clientes de su mismo sexo, pueden considerarse ellos mismos como heterosexuales, pues muchos de ellos mantienen relaciones heterosexuales aparte de su trabajo de prostitución e incluso muchos de ellos están casados.2
Considerado con la prostitución femenina, la masculina ha sido menos estudiada, mientras numerosos investigadores concluyen que ambos casos tienen diferencias y comportamientos notables.
Si bien la prostitución masculina tiene muchas referencias históricas desde el mundo antiguo como la prostitución masculina en Grecia, en la actualidad esta se ha venido relacionando especialmente con el llamado turismo sexual.
Términos
Debido a que el tema ha sido un tabú en el mundo hispanohablante, muchos de los términos para referirse a los prostitutos en diferentes países iberoamericanos han sido tomados de otros idiomas, por ejemplo "gigoló" del italiano y "taxiboy" del inglés. Del mundo anglosajón se han impuesto términos como "escorts", "rentboys" y "call-boys". En España se dice "chapero", "prostituto", "puto" y "gigoló". En Argentina y en menor medida en Chile se conocen como "taxiboy". En Cuba se dice "pinguero". En Ecuador se dice "cachero" y "puto". En Perú se dice "flete", "gigoló" y "gigolón". En México es "chichifo". En Colombia se dice "prepago", "puto", "tinieblo". En Venezuela se dice: "puto", "prepago", entre otras.
El término "taxiboy" se refiere a un varón que se para en determinada calle o parque a esperar clientes en coche que lo abordan y contratan los servicios. En las grandes ciudades dichos lugares son identificados por los clientes potenciales quienes reconocen en las maneras de vestir y las actitudes al "taxiboy". El término "rentboy" viene del hecho que el hombre "renta su cuerpo", pero dicho término es menos conocido en países hispánicos.
El término "escort" se ha popularizado en Internet, pues numerosos negocios de prostitución masculina publican sus servicios en dicho medio. La palabra "gigoló" se refiere exclusivamente a prostitutos que prestan sus servicios a mujeres
Prostitución masculina en las culturas
Antigüedad
La mayoría de las civilizaciones antiguas presentan evidencias de prostitución masculina. La práctica de vender favores sexuales por parte de varones o mujeres en el mundo antiguo está atestiguada por la Biblia, especialmente en el Antiguo Testamento. Los prostitutos de la Grecia Antigua eran por lo general esclavos, debido a que quien se dedicaba a la prostitución perdía sus derechos civiles y políticos. Tanto la antigua Grecia como el Imperio romano vieron la existencia de burdeles de prostitución masculina. En la Edad Media del mundo Islámico, ejercer como prostituto era visto como cosa de personas de rango social inferior como muchachos y esclavos, mientras que quienes frecuentaban burdeles de prostitutos eran considerados pecadores y por lo tanto dicha práctica no era tolerada.
Estados Unidos
Evidencias históricas muestran prácticas de prostitución masculina durante el siglo XVII en lo que hoy es el territorio de los Estados Unidos. Con el crecimiento urbano y el avance de las comunidades de gays durante el siglo XIX, la prostitución masculina comenzó a ser más aparente y esta incluía los baños públicos, burdeles (por ejemplo el Paresis Hall en el distrito Bowery de Nueva York) y los bares de prostitución masculina en donde hombres que vendían licor eran solicitados sexualmente y recibían comisiones por ello.5
Asia
Página siguiente |