- Justificación
- Literatura medieval
- Autores representativos de la literatura medieval
- Manifestaciones literarias de la literatura medieval (Géneros y corrientes)
- Poesía trovadoresca
- Tradiciones de origen celta
- Épica medieval
- Humanismo
- Autores representativos del Humanismo
- Conclusiones
- Bibliografía
Justificación
La razón por la cual he realizado este trabajo, es porque deseo obtener una excelente nota en el área de español y además porque quiero ampliar mis conocimientos referentes a la literatura medieval y humanista.
OBJETIVO GENERAL
El objetivo final de este trabajo es obtener una muy buena nota en el área de español, además de profundizar algunos temas vistos en años pasados, poniendo en practica lo aprendido en clase acerca de la forma de presentar trabajos escritos de calidad y cumpliendo con mis deberes escolares, exigiéndome a mi misma.
OBJETIVOS ESPECIFICOS
1. Mejorar mi forma de presentación de trabajos escritos, utilizando las técnicas adecuadas.
2. Ampliar mi vocabulario, aprendiendo palabras nuevas.
3. Aprender acerca de la importancia de movimientos como el humanismo y la literatura medieval a lo largo de la historia.
4. Conocer los beneficios que trajeron cada uno de estos movimientos para el mundo actual.
Literatura medieval
La "Literatura Medieval" es el conjunto de obras con valor literario que fueron escritas durante la Edad Media y, principal aunque no únicamente, en Europa. Literatura medieval es, de este modo, la que se escribió desde la caída del Imperio Romano hasta la llegada del Renacimiento, un espacio de tiempo de aproximadamente mil años. Espacialmente, este concepto abarca la literatura producida en lo que hoy es Europa: el ámbito mediterráneo, Francia, Alemania, Europa del Este, Escandinavia y las Islas Británicas, en términos generales.
Para empezar, la literatura medieval era frecuentemente de autoría anónima. La autoría, en sí misma, era mucho menos importante que ahora. Lo que era importante en la Edad Media era la obra, y no el autor. Éstos, muchas veces, se limitaban a re-escribir historias, embellecer leyendas y honrar a los autores clásicos o los Padres de la Iglesia. Poco se sabe pues, de autores individuales del Medievo.
La literatura religiosa fue la dominante, lo que no sorprende en una época en la que los estudios más frecuentes eran de orden teológico y el clero católico era el centro de la vida intelectual. Himnos litúrgicos, leyendas y vidas de santos (llamadas hagiografías) y comentarios de la Biblia fueron los géneros más ensayados.
Por otra parte, la literatura profana, sin ser tan productiva como la religiosa, mantuvo un digno papel secundario. Esta literatura fue hermana del despertar de las lenguas romances, y el tema del amor cortés fue tal vez el más repetido. Los poemas épicos, así como los cantares de gesta, le siguieron en popularidad y brindaron de hecho algunas obras inolvidables, tales como el "Beowulf", el "Cantar de los nibelungos" o el "Cantar del Mío Cid".
La escritura política creció de forma importante sobre todo en la Baja Edad Media y principalmente en las ciudades-república italianas. La literatura de viajes, muchas veces relacionada con las peregrinaciones y por tanto entroncada con la literatura religiosa, alcanzó también una gran popularidad.
La literatura española comienza con las primeras poesías en lengua romance castellano.
En el Imperio Romano la Unidad Lingüística la constituía el Latín y la Unidad Política estaba centrada en Roma. Después de la caída del Imperio Romano, las regiones fueron modificando su lengua, evolucionando y modificándose con influencias de los pueblos primitivos, las lenguas de los invasores y las características propias de cada zona. Así nacieron las lenguas derivadas del latín vulgar que se hablaba en las provincias, llamadas Lenguas Romances, entre las cuales están el castellano, el francés, el provenzal, el portugués, el sardo, el italiano, el catalán, el rumano. Durante varios siglos de la era cristiana los textos seguían escribiéndose en latín.
La obra más antigua en romance castellano que se conserva es el Poema o Cantar de Mio Cid, del Siglo XII (Hacia 1140).
Se sabe que hubo en la Península Ibérica manifestaciones anteriores de poesías primitivas, de las que ha quedado poca documentación escrita. Generalmente eran algunas poesías amorosas cantadas por trovadores, en lengua galaico-portuguesa o en romance castellano, también villancicos y las cancioncillas mozárabes o muwassahas en hebreo y jarchas, de las que quedan algunos testimonios en trozos poéticos de Yehudá Haleví y de Todros Abulafia.
La literatura de este tiempo estaba compuesta básicamente de escritos religiosos y trabajos seglares. Al igual que en la literatura moderna, es un tema de estudio amplio y complejo, que abarca desde los escritos más sagrados, hasta los más profanos.
4.1. CARACTERISTICAS DE LA LITERATURA MEDIEVAL
CARACTERISTICAS
La literatura fue el reflejo de la sociedad medieval y de su mentalidad. Las principales características de la literatura medieval son:
• La importancia de la transmisión oral: Gran parte de la literatura se difundía mediante la recitación, dado que la población era analfabeta en su mayoría.
• El carácter anónimo de sus autores: Al principio, sobre todo, la literatura surge de la colectividad y luego va siendo modificada por los juglares o quienes la transmiten.
• La finalidad didáctica o moralizante: La influencia religiosa determina que, en muchos casos, la literatura se utilice para influir en los oyentes. Otras veces, la literatura sirve de propaganda de los valores de un rey o de un pueblo, como ocurrirá con los cantares de gesta.
• El uso del verso: Hasta bien entrada la Edad Media (siglo XIV), el verso será el modo usual de escribir, dada su facilidad para la recitación.
La literatura hispánica desarrolla dos tendencias durante la Edad Media:
Una literatura de carácter popular, de la que son buena muestra las propias jarchas, los cantares de gesta (siglos XII y XIII) o los romances (siglo XV).
Una literatura de carácter culto, escrita con frecuencia con ánimo de enseñar, como las obras del llamado mester de clerecía (siglos XIII-XIV), los cuentos del infante don Juan Manuel (siglo XIV) o la producción de los poetas mayores del siglo XV: Jorge Manrique, Juan de Mena y el marqués de Santillana.
Estas tendencias configuran los rasgos básicos que definen la literatura en la Edad Media: la transmisión oral de gran parte de las obras, el carácter anónimo de muchos textos y el didactismo, pues con frecuencia los autores escriben con el objeto de transmitir valores cristianos y ofrecer modelos de comportamiento. Para alcanzar mejor este cometido.
Autores representativos de la literatura medieval
Los autores representativos de la literatura medieval son:
GONZALO DE BERCEO
El riojano Gonzalo de Berceo se educó en el monasterio de San Millán de la Cogolla ("en Sant Millán de Suso, fue de niñez criado") y llegó a ser un clérigo secular que trabajó primero como diácono (1221) y luego como preste o presbítero (1237), maestro de los novicios y, según Brian Dutton, notario del abad Juan Sánchez en el citado monasterio de San Millán de la Cogolla. Tuvo un hermano que, como él, era también clérigo. Recibió una educación muy esmerada, pues se formó entre 1222 y 1227 en los recientemente creados estudios generales (un antecedente medieval de las modernas universidades) de Palencia, los primeros que hubo en España y fundados por el obispo don Tello Téllez de Meneses que Berceo nombra en sus obras; allí había cuatro cátedras: Teología, Derecho Canónico, Lógica y Artes (gramática), por lo que el futuro poeta recibió una formación novedosa y muy superior a la de los otros eclesiásticos de su mismo nivel. Sin embargo, a principios del siglo XIII, el monasterio de San Millán atravesaba un periodo de decadencia de su antiguo esplendor, que el poeta intentó combatir con sus escritos; debió fallecer ya a mediados el siglo XIII, después de 1264.
Berceo fue el más importante representante del mester de clerecía. Depuró el idioma castellano, en su variedad dialectal riojana, para lo cual trasvasó numeroso vocabulario desde el latín (cultismos) y recurrió a fórmulas de la literatura oral tradicional y del mester de juglaría. En su trabajo como notario eclesiástico, y con la intención de paliar la decadencia del monasterio, llegó incluso a falsificar documentos para conseguir que los reacios campesinos pagaran sus contribuciones al mismo.
Sus obras narrativas y didácticas en verso tratan siempre sobre tema religioso, y están constituidas fundamentalmente por hagiografías, esto es, biografías de los santos, en especial aquellos a los que se rendía culto en los monasterios con los que estuvo vinculado: la Estoria de sennor San Millán, la Vida de Sancta Oria, virgen y La vida del glorioso confesor Santo Domingo de Silos, por ejemplo. Su obra maestra es, sin embargo, los Milagros de Nuestra Señora. Otras obras suyas son El duelo que fizo la Virgen María el día de la Pasión de su fijo Jesu Cristo, Del sacrificio de la Misa, De los signos que aparecerán ante del Juicio, el Martiryo de Sant Laurencio, los Loores de Nuestra Señora y tres Himnos, dedicados a Jesús, el Espíritu Santo y la Virgen.
No se muestra como un narrador original, ya que traduce ampliando obras escritas anteriormente en latín (amplificatio); su originalidad y carácter artístico debe apreciarse en el tratamiento de los temas, en el estilo, los detalles costumbristas y adaptaciones a la mentalidad medieval y campesina que añade a dichos relatos.
El ámbito de creación de su obra es culto, aunque se reviste de una apariencia popular y utiliza elementos tradicionales; la estrofa que emplea para la versificación es la cuaderna vía o tetrástrofo monorrimo: cuatro versos alejandrinos o de catorce sílabas separados cada uno en dos mitades de siete sílabas por una cesura que coincide con final de palabra y grupo fónico, impidiendo toda sinalefa, y con una única rima consonante en todos sus versos.
Sus obras se pueden dividir en dos grupos:
Vidas de santos: Vida de San Millán, Vida de Santo Domingo de Silos, Poema de Santa Oria y Martirio de San Lorenzo.
Obras doctrinales: De los signos que aparecen antes del Juicio Final y Del sacrificio de la misa.
Obra destacada: Los Milagros de Nuestra Señora
Los Milagros de Nuestra Señora es la obra más importante de Gonzalo de Berceo. Comienza con una introducción alegórica en la que el autor se presenta a sí mismo en una naturaleza idealizada, descanso del hombre, que simboliza las virtudes y perfecciones de la Virgen.
A continuación, se suceden veinticinco milagros realizados por la Virgen a favor de personas que sienten una gran devoción por ella. Berceo no inventa, sólo pretende difundir en lengua romance los relatos ya existentes sobre la Virgen, los cuales él modifica con libertad.
ARCIPRESTE DE HITA
Fue clérigo y ejerció de arcipreste en Hita, actual provincia de Guadalajara. Se conocen muy pocos datos de su biografía, apenas su nombre y el de uno de los protagonistas de su libro, Ferrán García, en un documento de un cedulario que se conserva en la catedral de Toledo. Los aspectos pseudobiográficos de su obra hicieron que algunos eruditos tratasen de deducir ciertos aspectos de la vida del autor. Nació probablemente en Alcalá de Henares —aunque Emilio Sáez y José Trenchs han postulado la jienense Alcalá la Real—, hacia 1283. Debió cursar estudios en Toledo, Hita, Alcalá de Henares o alguna localidad de esta zona y seguramente fue encarcelado por orden del arzobispo de Toledo Gil de Albornoz. Sin embargo, filólogos como Spitzer, M.R. Lida y Battaglia han cuestionado el rigor de muchos de estos supuestos. Igualmente fue un gran aficionado a la música, como lo prueba su conocimiento de la materia a través del léxico muy especializado que maneja. Escribió, que se conozca, una única obra, el Libro de buen amor, quizá redactada en la cárcel. Se ha estimado que su muerte ocurrió antes de 1351, pues en ese año ya no era arcipreste de Hita, cargo que para dicha fecha ocupaba un tal Pedro Fernández.
OBRA: El Libro de Buen Amor
El Libro de Buen Amor es una composición extensa y variada de 1700 estrofas, cuyo hilo conductor lo constituye el relato de la autobiografía ficticia del autor, quien es representado por don Melón de la Huerta.
El libro se caracteriza por su gran variedad: de contenido (ejemplos, narraciones amorosas, serranillas, elementos didácticos, composiciones líricas, etc.); métrica (además de la cuaderna vía utiliza estrofas de dieciséis versos, estrofas zejelescas, etc.); de tono (serio, festivo, religioso, profano, etc.).
DON JUAN MANUEL(1282-1348)
Escalona, actual España, 1282 – Córdoba, 1348) Escritor medieval castellano. Hijo del infante don Manuel y sobrino de Alfonso X el Sabio, heredó el título de gobernador general del reino de Murcia y participó activamente en las luchas políticas de su tiempo.
Así, apoyó en un principio a Fernando IV durante su minoría de edad, para pasarse después al bando de Alfonso de la Cerda cuando éste fue proclamado rey. A su caída, volvió junto a Fernando IV, y tras la muerte de éste participó en las luchas nobiliarias sobre la regencia del menor Alfonso XI (1327-1337), quien le había prometido el gobierno del reino de Toledo; cuando el regente incumplió la promesa, le retiró su favor y abogó por el infante don Juan.
Juan Manuel se casó tres veces: con la infanta Isabel de Mallorca, con Constancia de Aragón y con Blanca, heredera de la casa de Lara, con lo que consiguió incrementar considerablemente su fortuna y su prestigio nobiliario. Posteriores problemas con el rey lo alejaron por un tiempo de la política y se refugió entonces en la labor literaria.
Fue uno de los hombres más cultos de su época y contribuyó de forma importante a dar un impulso decisivo a la prosa castellana. Basándose en fuentes latinas, creó una obra personal, de intención didáctica, de gran unidad lingüística y estilística. Sus obras iban dirigidas a formar a los jóvenes caballeros nobiliarios, instruyéndolos en una moral práctica destinada a darles recursos para desenvolverse en la vida de la corte.
OBRA: El conde Lucanor
El Conde Lucanor (1282-1340) es la obra principal de Don Juan Manuel, sobrino de Alfonso X el Sabio, quien la escribió en el siglo XIV y quien afianzó la prosa literaria en castellano. El libro está formado por 50 ejemplos con la misma estructura: El Conde Lucanor pide consejo a su ayo Patronio, sobre problemas que se le plantean. Éste le narra un cuento que le ofrece la solución. Cada narración acaba con una moraleja que resume la lección aprendida.
FERNANDO DE ROJAS
Nació en La Puebla de Montalbán (Provincia de Toledo), hacia 1470, en el seno de una familia de judíos conversos que reaparece en posteriores procesos inquisitoriales por mantener el judaísmo a escondidas de la Inquisición. De Rojas ayudó a miembros de su familia, los llamados Porcos o criptojudíos (Anusim en la literatura rabínica) afectados por las persecuciones de la Inquisición. Su familia habría sido perseguida y él mismo ha aparecido en documentos como acusado por la Inquisición, documentos que demuestran que fue el autor de La Celestina.
Estudió leyes en la Universidad de Salamanca, según él mismo afirma en La carta del autor a un amigo suyo, que precede el texto de su obra. Parece documentado que hacia 1496-97 habría obtenido su grado de Bachiller en Leyes.
Hoy día no se duda de que sea el autor de La Celestina, que habría escrito con pocos más años que su protagonista, Calisto, que cuenta con veintitrés. Fernando de Rojas rondaría los veinticinco. El autor reveló su nombre y lugar de nacimiento en un famoso acróstico al principio de la segunda edición del año 1500. No se le conoce ninguna otra obra ni es mencionado por ninguno de sus contemporáneos.
Se le sabe establecido en la localidad de Talavera de la Reina, población de la que algunos autores piensan que fue alcalde y casado allí. Su condición de converso influye en el argumento de su obra, que a decir de la mayoría de los críticos es obra de alguien de esta condición: se ha dicho que la ausencia de fe firme justificaría el pesimismo de La Celestina y la falta de esperanza patente en su dramático principio.
Murió en 1541 en Talavera de la Reina, entre el 3 y el 8 de abril. Sus restos fueron enterrados en el convento de la Madre de Dios de esa ciudad y en los años 80 fueron trasladados a la Colegiata de Santa María la Mayor de Talavera. Se conserva su testamento, fechado ese día 3, muy detallado, que ha sido el deleite de los críticos al poder estudiar su abundante biblioteca. Dejó los libros de derecho a su hijo, que también fue abogado, y los de literatura profana a su esposa. En el inventario de su biblioteca, y eso es lo extraño, solo figura un ejemplar de La Celestina (cuando murió había al menos 32 ediciones de la obra) y ninguno de la Segunda comedia de La Celestina y de la Tercera parte de la tragicomedia de Celestina, publicadas en vida de Rojas.
OBRA: La celestina
La Celestina es el título por el que se conoce la Comedia o Tragicomedia de Calisto y Melibea, la cual fue publicada en dos versiones diferentes: una en 1499, que constaba de 16 actos; y otra, en 1508, que tiene 21 actos. Pertenece al género de la comedia humanística, género inspirado en la comedia latina, que estaba destinado a ser leído y no representado.
La obra cuenta cómo Calisto, joven noble, entra en un jardín para recobrar su halcón perdido, y allí conoce a Melibea, de la que se enamora y la que le rechaza inicialmente. Calisto, por consejo de su criado Sempronio, contrata los servicios de Celestina para alcanzar los favores de la muchacha. Aquélla consigue con sus trucos concertar una cita entre Calisto y Melibea y, como premio, recibe del enamorado una cadena de oro. Sempronio y Pármeno, criados de Calisto y socios de Celestina en el negocio, reclaman su parte. La anciana se niega al reparto y ambos la asesinan, crimen por el que son ajusticiados. Sus compañeras, Elicia y Areúsa, deciden vengarse por lo sucedido en las personas de los amantes contratando a Centurio. Una noche, estando Calisto con Melibea, al oír los ruidos provocados por Centurio y sus acompañantes, el amante resbala de una escala y muere. Melibea, desesperada, se arroja al vacío desde una torre de la casa de su padre, Pleberio, quien cierra la obra con un lamento por su hija muerta.
El rasgo más llamativo de la obra es su realismo psicológico, al retratar el ambiente burgués y la sociedad en crisis de la época. Se refleja una nueva clase de criados y su relación meramente económica con sus amos. Se pone en evidencia la crisis de los ideales heroicos y religiosos frente a la importancia que adquiere el dinero.
Manifestaciones literarias de la literatura medieval (Géneros y corrientes)
Las primeras manifestaciones literarias conocidas datan del siglo X. Gracias a la tradición oral pudieron ser transmitidas en el tiempo.
LÍRICA
• Jarchas mozárabes: Composiciones breves de tema amoroso escritas en mozárabe. Son recitadas por los juglares.
• Poesías trovadorescas: Composiciones cultas, de autor conocido, escritas en provenzal.
• Cantigas galaico-portuguesas: Poesías de autor conocido, por ejemplo Ayras Nunes, que pueden ser de tres tipos: de amigo, de amor y de escarnio y maldecir.
NARRACIÓN EN VERSO
MESTER DE JUGLARÍA:
Juglares que cantaban relatos épicos, conocidos como cantares de gesta. Destaca El Poema de Mío Cid. El mester de juglaría es una corriente literaria que aparece en la península después de la lírica. Los juglares eran personas que recorrían los pueblos y villas cantando y recitando relatos épicos. Solían acompañarse de instrumentos musicales y a veces realizaban juegos acrobáticos para divertir y entretener al público.
Los relatos épicos que difundían los juglares se denominan cantares de gesta. Estos cantares eran generalmente anónimos y estaban formados por series de versos irregulares en los que se contaban las hazañas de un héroe, batallas y conquistas de estos personajes heroicos.
En la zona de Castilla, y en lengua romance se recitaban y cantaban estos poemas épicos o cantares de gesta.
Los juglares, bardos o trovadores de la Edad Media, eran hombres o mujeres que eran a la vez poetas, recitadores, músicos (ejecutaban a veces la vihuela, la trompa o el tambor), bailarines, cantores, titiriteros, etc. y ofrecían sus recitales en las plazas públicas, en Palacio o en mesones, para entretener a los presentes, y su público pertenecía a las distintas clases sociales.
El oficio de juglar era propio de las gentes de baja posición social, se vestían con ropas de colores vistosos. A veces eran meros repetidores de los poemas, a los que en ocasiones agregaban variaciones imaginativas. De todas maneras servían de crónicas, y en ellas se hacía exaltación de los valores humanos, la exaltación del héroe, buen señor y mejor vasallo, con gran sentido del honor y de la justicia, en los temas históricos, realistas y de carácter popular.
Los Cantares de Gesta eran largas composiciones poéticas en versos de arte mayor, frecuentemente alejandrinos, aunque con una métrica irregular, descuidada, de entre 12 a 18 sílabas, lo que llevó posteriormente a dividirlos en dos hemistiquios, lo que evolucionó posteriormente en los romances octosilábicos.
El Cantar de Mio Cid
El Poema de Mio Cid es la obra en poesía épica medieval en romance castellano, más antigua que se conserva. Es un monumento literario, que fue conocido en 1779, cuando Tomás Antonio Sánchez descubrió y publicó el manuscrito.
Dicho manuscrito era una copia que databa de 1307, y al que faltaban una hoja al comienzo y dos en el interior. Este códice fue escrito en hojas de pergamino y constaba de 3730 versos.
Don Ramón Menéndez Pidal, el famoso filólogo español reconstruyó y restauró las partes faltantes e hizo profundas investigaciones acerca de la obra y de la evolución histórica de la gramática y el vocabulario del Cantar de Mio Cid y lo ha dividido en tres cantares.
El Mio Cid o Poema o Cantar de Mio Cid (Mio Cid: Mi Señor -del árabe) es de autor anónimo y se supone que sus autores pueden haber sido dos juglares de Medinacelli. El copista que lo transcribió en 1307 d. de C. (mayo de 1345 de la era española) es Per Abbat (Abad Pedro) según consta en el códice hallado.
MESTER DE CLERECÍA.
Fue la escuela literaria española de los siglos XII y XIII que se entendía como un oficio de hombres cultos. La oposición entre mester de clerecía y mester de juglaría proviene de la segunda estrofa del Libro de Alexandre (primera mitad del siglo XIII):
En estos versos se afirma un arte poética: combinación estrófica llamada 'cuaderna' (del latín quaterna, 'cuatro cada vez') cuya vía es un curso rimado consonante de cuatro versos a sílabas contadas (isosilabismo): alejandrinos divididos en dos hemistiquios de siete sílabas cada uno. La estrofa citada permite entrever que el mester de juglaría no respeta la métrica (es anisosilábico) y, por tanto, carece de maestría y es hablar con pecado (con error). Es Gonzalo de Berceo quien lleva a su máxima expresión el uso de la cuaderna vía, de procedencia francesa. Junto con Berceo debe citarse, por la regularidad métrica (que no se cumple en otros autores), el Rimado de Palacio de Pero López de Ayala (1332-1407).
El Libro de Alexandre es el primer texto en el que se utiliza este estilo. Es un extenso poema, sobre Alejandro Magno, de más de diez mil versos del que se han conservado dos manuscritos, uno de finales del siglo XIII, que se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid, y otro del XV, que está en la Biblioteca de París. No se sabe cuándo se escribió pero suele datarse en la primera mitad del siglo XIII.
El libro es un poema épico sobre Alejandro Magno —personaje sobre el que se escribieron muchas historias durante la edad media— que se inicia con su infancia y acaba con su muerte. La finalidad es ensalzar al héroe y tiene gran erudición, sin embargo, cae en anacronismos tales como que Alexander forma parte de los Doce Pares de Francia o que Aquiles se esconde en un convento de monjes.
El Libro de Apolonio es también otra obra primeriza en cuaderna vía, de más de dos mil versos, compuesta en la primera mitad del siglo XII en la que se narran las gestas del rey Apolonio de Antioquía que, al descubrir que ha cometido incesto, huye, pasa mil penalidades y pruebas, y al final se reconcilia con todos sus familiares. Es una obra dinámica y delicada, cuyo tema procede de la tradición popular europea.
La cuaderna vía prospera hasta finales del siglo XIV, con oscilaciones entre versos de 14 y versos de 16 sílabas, dado el vigor en español del octosílabo. Por otra parte, la rigidez de la cuaderna vía hizo que muchos poetas abandonasen el alejandrino en busca de otras combinaciones métricas. Lo fundamental del mester de clerecía es, por tanto, la tendencia hacia una composición isosilábica, cualquiera que sea el metro elegido.
Características del mester de clerecía:
Ausencia de asuntos heroicos. A diferencia del mester de juglaría, los autores de éste tratan asuntos religiosos, ascéticos. Únicamente una obra en esta corriente desarrolla un tema épico.
Finalidad didáctica. Las obras del mester pretenden dar a conocer al pueblo hechos que le sirvan de ejemplo; para ello utilizan como base obras filosóficas y religiosas antiguas.
Lenguaje claro y artístico. Utilizan un lenguaje sencillo e inteligible para los no letrados pero a la vez culto. Esta dualidad de intenciones la vemos porque aparece un lenguaje familiar y cultismos de tipo léxico y semántico. Se intenta elevar el romance a lengua culta.
Empleo de la cuaderna vía. Esta estrofa está formada por cuatro versos alejandrinos que riman todos entre sí. Hay rima de arte mayor y consonante. Una de las características de la cuaderna vía es la regularidad métrica y otra es la organización por estrofas frente a las tiradas de variables extensiones en el mester de clerecía. Tiene en cada estrofa una sola rima. En el siglo XIII aparecen los versos alejandrinos aunque hay versos menores de 12 y mayores de 16.
Muchas obras se basan en escritos anteriores claramente identificables. Para el autor no es importante el tema a tratar sino el saber manejar la retórica y el aspecto formal de la retórica. Los recursos más naturales en la retórica son: amplificatio frente al abreviatio. Estos recursos nos hacen comprender mejor la obra.
Entre los representantes principales, se pueden mencionar a Gonzalo de Berceo y al Arcipreste de Hita, Juan Ruiz.
PROSA
Hasta el siglo XII toda la prosa literaria estaba escrita en latín. Tras el impulso y madurez que la lengua castellana adquirió durante ese siglo con la labor de Alfonso X el Sabio -que reinó entre 1252 y 1284- y la Escuela de Traductores de Toledo, aparecen algunos textos narrativos escritos en lengua romance: colecciones de cuentos, como el Libro de Calila e Dimna, o recopilaciones de sentencias, como el Poridat de Poridades.
Destaca Alfonso X el Sabio, que dirigió la Escuela de Traductores de Toledo e impulsó el castellano al rango de lengua oficial y de cultura.
• Los cuentos: Aparecen con intención didáctica. Destaca el Libro de Calila e Dimna.
Todas las narraciones de estos cuentos tienen la misma estructura:
Introducción: El Conde Lucanor tiene un problema y le pide consejo a Patronio.
Núcleo: Patronio cuenta un cuento que se asemeja al problema planteado.
Aplicación: Patronio aconseja la manera adecuada de solucionar el problema, en relación con el cuento narrado.
Moraleja: Se termina con dos versos en los que el autor resume la enseñanza de la narración.
En la obra se utilizan cuentos de diferentes procedencias (árabes, clásicos, etc.). En todos los cuentos es patente la intención didáctica, al dar soluciones a los problemas que a una persona pueden planteársele en su vida.
TEATRO
En la Edad Media española existieron representaciones teatrales, unas de carácter religioso y otras, de carácter profano.
Eran los primeros pasos de un teatro primitivo. Las representaciones religiosas se hacían en los templos o en portales y atrios, sobre temas tomados de la Biblia, para hacer interpretar más fácilmente los pasajes religiosos o los significados de las festividades. Eran "autos" o escenificaciones de escenas de los misterios, y también moralidades, con personajes alegóricos.
En menor escala, pero coexistió un teatro profano culto representado en las cortes y en colegios, sobre temas de los clásicos griegos y latinos. Y un teatro profano popular, que se representaba al aire libre, en esquinas o mesones, interpretado por comediantes y juglares, y que fueron el antecedente de los entremeses y sainetes.
Des teatro religioso primitivo, medieval, la pieza más antigua que se conserva es "El Auto o Misterio de los Reyes Magos", fragmentos en verso que datan de la segunda mitad del S. XII, y que fueran hallados en la Catedral de Toledo en el S. XIII.
Se han hallado 147 versos divididos en cinco escenas que representan el nacimiento de Cristo, la estrella que guía a los tres Reyes Magos: Gaspar, Baltasar y Melchor, su ida a Belén, su encuentro con Herodes y la consulta a los rabinos.
Cronológicamente es el texto que sigue en fecha al Poema de Mio Cid.
• Auto de los Reyes Magos: Se conserva un fragmento de éste como única muestra del teatro medieval de finales del siglo XII.
EL ROMANCERO
El romance es una composición poética de carácter épico-narrativo nacida para ser cantada, formada por versos octosílabos con rima asonante en los pares y cuyo origen se encuentra en los cantares de gesta. El interés por éstos, con el paso del tiempo, fue decayendo y sus fragmentos más atrayentes fueron transformados en romance mediante la ruptura de cada uno de los versos de aquél en dos partes para formar cada uno de los versos del romance.
Se denomina Romancero al conjunto de romances cantados por los juglares desde finales del siglo XIV hasta el siglo XV. Los escritos durante los siglos XV y XVI por autores conocidos, como Cervantes, Lope de Vega, Góngora o Quevedo, forman el Romancero Nuevo.
El romance es una composición creada por la colectividad, por lo que su autor es anónimo y constituye también la razón de que existan múltiples versiones de un mismo romance.
Por su tema, los romances pueden clasificarse en:
Tradicionales: Provienen de un hecho histórico o de los cantares de gesta.
Juglarescos: Su origen es diferente de los anteriores.
A. De Tema francés:
a. Carolingios: cuentan las hazañas de Carlomagno y otros personajes de su corte.
b. Bretones: recogen las leyendas del rey Arturo y los caballeros de la Tabla Redonda.
B. Noticieros: Vienen derivados de la convivencia con los árabes y pueden ser fronterizos y moriscos.
C. De invención: Fruto de la imaginación de los autores.
a. Líricos: Tratan el tema amoroso y la expresión de sentimientos. Predomina la descripción y la acción es escasa.
b. Novelescos: Destaca el elemento narrativo, la ficción y el diálogo entre los personajes.
Por su estructura, el romance puede ser:
1. Romance-cuento: relata una historia completa de principio a fin.
2. Romance-escena: se concentra en un momento concreto de la acción.
Los romances presentan rasgos de estilo propios de la tradición oral:
1. Uso de arcaísmos.
2. Alusión a los oyentes.
3. Utilización del fragmentarismo o truncamiento: la acción se interrumpe al final, dejando el desenlace a la imaginación del oyente o lector.
4. Variedad en las formas verbales, mediante la aparición de distintos tiempos en un mismo romance.
5. Uso de fórmulas para expresar sentimientos, circunstancias espaciales y temporales, etc.
6. Lenguaje sencillo y con gran capacidad de sugerencia.
7. Uso de repeticiones, paralelismos y aliteraciones.
Poesía trovadoresca
En la región del Mediodía francés, a finales del siglo XI, donde se produce este florecimiento cultural, nacerá, a consecuencia del mismo, un movimiento poético que influirá decisivamente en los países vecinos y que será indispensable para lo comprensión de toda la poesía posterior.
Se trata de una corriente fuertemente determinada por un concepto, el del amor cortés, que se utilizará como temática exclusiva de las composiciones y que convierte a esta poesía, la poesía trovadoresca, en el primer movimiento subjetivo y colectivo de Occidente tras la lírica romana.
Es por ello necesario, para la comprensión de la poesía trovadores o poesía cortés, definir primero qué es el amor cortés. Como su propio nombre indica, se desarrolla en la corte que es el modelo de comportamiento social de le época. El amor cortés trata de representar en el plano amoroso las relaciones de la corte, es decir, si el señor feudal es el que rige la corte y es el amo de sus vasallos, así la amada debe ser la señora y la dueña del amante que es el vasallo. Pero además, es indispensable para el amor cortés, que la amada sea una mujer casada, por lo que el amor cortés se convierte en un amor adúltero. Ahora bien, si tenemos en cuenta que en la Edad Media el matrimonio no se contempla como la libre elección de dos personas que se aman, sino como un pacto social, el amor cortés pasa a ser el amor verdadero, el fruto auténtico del amor propiamente dicho.
El vasallaje amoroso supone la sumisión absoluta del poeta – amante a su señora, y ésta, pasa a ser un objeto de culto, casi una religión, lo que no es de extrañar si tenemos en cuenta que la sociedad medieval es una sociedad teocrática y lo que pretende el modelo social del feudalismo es reproducir el orden divino por el cual Dios es el "señor" y el señor feudal en la tierra es reflejo de Aquél.
Estos poetas o trovadores, estaban instruidos en las siete artes liberales de la latinidad, eran personajes cultos que produjeron sus obras en lengua vulgar con una técnica desarrollada y perfeccionada basada en la retórica y en la música.
Reciben este nombre ya que son los que dominan el arte del trobar, el de la música y la versificación. Nunca debe confundirse el término juglar con el de trovador. El jugar es el personaje que recita o ejecuta una determinada composición acompañado de ciertos instrumentos musicales. El trovador gozaba de cierta consideración, podía llegar a instalarse en la corte, fuera cual fuera su origen, gracias a su cultura y a su exquisita educación. Esto, no impide que el trovador pudiera ejecutar sus propias obras, o que el juglar ascendiera a trovador.
Así, la poesía trovadoresca es productora de una ideología – la del amor cortés – que sólo desaparecerá en el momento en que se ponga en duda el modelo feudal del vasallaje, y cuando ya está tan expandida y cultiva, tan repetida, que se convierta en una "arte desnudo".
En definitiva, al ser los autores de esta poesía personas cultas e instruidas, la poesía trovadoresca se fijará en una serie de reglas y arquetipos que la convertirán en, además de una forma de pensamiento, en una técnica artística que determinará la poesía posterior.
TROVADORES
Los trovadores, afincados en la región de Provenza, se inspiraron en el antiguo concepto griego de poema lírico como composición vocal. La poesía de los trovadores figura entre las primeras muestras literarias en una lengua distinta del latín, lengua literaria por excelencia durante la edad media. Sus poemas emplean nuevas formas, melodías y ritmos, originales o copiados, de la música popular. El primer trovador del que se tiene noticia fue Guillermo IX de Aquitania. La mayoría de los 400 trovadores que vivieron en esta época fueron nobles o reyes para quienes componer e interpretar canciones era una manifestación más del ideal caballeresco. La música de los trovadores desapareció progresivamente a lo largo del siglo XIII con la destrucción de los reinos del sur de Francia durante las guerras religiosas, que culminaron con la derrota de los albigenses por el poder papal.
Originalmente, los trovadores cantaban sus poemas en la corte y a menudo celebraban competiciones o torneos musicales; más tarde contrataron a músicos itinerantes, los llamados juglares, para interpretar sus obras. Entre sus temas predilectos figuran el amor, la caballería, la religión, la política, la guerra, los funerales y la naturaleza. Sus formas de versificación eran la cansón (por lo general de amor cortés), la tensón (diálogos o debates), el serventesio (canción política o satírica), el planto (canto fúnebre o endecha), el alba (canción matinal) y la serena (canción nocturna). El acompañamiento musical se interpretaba generalmente con instrumentos de cuerda como la viella (violín medieval) o el laúd. La notación indicaba el tono, pero no el tiempo o el ritmo. En la actualidad se conservan unas 300 melodías y cerca de 2.600 poemas trovadorescos. La música de los trovadores influyó de manera decisiva en el desarrollo de la música profana medieval (véase Música Occidental).
Los troveros desarrollaron su actividad en el norte de Francia y su obra incluye canciones de gesta y poesía cortesana. Sus canciones estaban muy influidas por los trovadores, enviados al norte de Francia en torno a 1137 por Leonor de Aquitania, nieta de Guillermo de Poitiers. Leonor se estableció en la corte parisina tras contraer matrimonio con el rey Luis VII, y trajo consigo a los poetas y músicos de su tierra natal. Los troveros empezaron por copiar y adaptar las obras de los trovadores y más tarde desarrollaron un género propio, similar en su temática y su forma musical al de los trovadores, aunque de carácter más épico. Se conservan cerca de 1.400 melodías y 4.000 poemas escritos por los troveros, el más famoso de los cuales fue Adam de la Halle.
JUGLARES
El juglar era un artista profesional del entretenimiento en la Europa medieval, dotado para tocar instrumentos, cantar, contar historias y hacer acrobacias, así como otros trucos de la actuación. La nobleza solía emplear muchos juglares, pero la mayoría eran itinerantes. A partir de 1300 comenzaron a formar gremios en los pueblos. Estos artistas recibieron el nombre de juglares alrededor de 1100, y a menudo se les solía contratar para interpretar canciones escritas por trovadores y troveros.
El que cantaba, hacía música, decía poesías de los trovadores o recitaba para recreo de los reyes y público en general. Los juglares son de más antiguo origen que los trovadores. En la Edad Media la gente no iba en pos de las distracciones, ellas venían a ellos. Al principio a los que llevaban estas distracciones: tocar flauta, algún instrumento, hacer malabares, cantar eran llamados Ministriles; sí alguno complacía al señor feudal de una manera especial era llamado el Bufón del señor feudal. En este espacio los Juglares también son los señores de la plegaria erótica.
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