"La evaluación y la acreditación no son una moda académica pasajera, sino que se están constituyendo en una herramienta indispensable de política, planificación y gestión universitaria, que tendrá permanencia debido al reconocimiento creciente de la necesidad de garantizar una efectiva calidad académica.
La sociedad necesita disponer elementos de juicio sobre la calidad de la educación superior. Aunque ha existido de hecho una acreditación social informal, ella no es suficiente para las condiciones actuales."
Hernán Ayarza
Los cambios experimentados por la universidad en las últimas décadas han dado origen a su heterogeneidad y masificación actuales, haciendo más complejos los sistemas de educación superior. Esto ha resentido la calidad y transparencia de sus actividades, afectando la confianza social en sus resultados, lo que ha llevado a la necesidad de instaurar procedimientos que garanticen dicha calidad y resguarden la fe pública.
Una de las preocupaciones fundamentales de la mayor parte de los países, parece ser hoy el mantenimiento, mejoramiento y garantía de la calidad de la educación superior, haciéndose ingentes esfuerzos por lograr su adecuada definición, medición y evaluación. Ello se está haciendo mediante la incorporación de sistemas reconocidos de evaluación y acreditación institucional, los que se espera contribuirán al mejoramiento de la eficacia y eficiencia académicas de las instituciones.
La calidad es, actualmente, el problema central de las universidades latinoamericanas y supone la consideración de la teoría y practica de la evaluación, como uno de los elementos básicos para asegurarla. La evaluación no es una moda pasajera de la política de desarrollo institucional y científico, sino una herramienta de planificación y política universitaria que se estima será permanente.
Si antes la universidad pública en particular, y la enseñanza superior en general entregaban resultados a la sociedad sin mayor exigencia de ésta, es ahora cuando mediante la práctica evaluativa se pide mayor rigor y juicio autocrítico en lo que se informa; si antes se concebía a la educación como una inversión social y los gobiernos otorgaban en muchas ocasiones un cheque en blanco para financiar los propósitos de las instituciones, cualesquiera que estos fueran, ahora – en el contexto de la crisis económica – la sociedad y las propias instituciones de educación superior requieren saber mediante la evaluación, que fortalezas y debilidades se tienen y en consecuencia que destinos tendrán los recursos. Además la evaluación es necesaria para: eliminar viejos rezagos, vicios y despropósitos en las IES, conquistar nuevos logros y consolidar aciertos institucionales que podrían deteriorarse, por la necesidad de anticiparse a retos futuros y adecuarse a los cambios vertiginosos que imprime la integración hemisférica. Se considera que la evaluación permitirá realizar un seguimiento más fino sobre las actuales políticas de educación superior y asegurar la calidad de los servicios que ésta ofrece.
Acreditación, evaluación y regulación de la calidad universitaria están de tal modo relacionadas en sus propósitos y procedimientos, que no es posible considerarlas separadamente. Se acredita conforme a un proceso de evaluación y de seguimiento, con el fin de disponer de información fidedigna y objetiva sobre la calidad relativa de instituciones y programas universitarios, sea que estén en su fase de reconocimiento inicial o en pleno desarrollo de su proyecto institucional.
La acreditación, en su connotación tanto institucional como individual, implica una búsqueda de reconocimiento social y de prestigio por parte de los individuos que transitan por las instituciones educativas y por estas mismas para lograr dicho reconocimiento. En este sentido, los procesos de acreditación se han constituido en un requerimiento imperativo en nuestros días, ya que garantizan la calidad y credibilidad de un proceso educativo y de sus resultados.
En el presente trabajo hacemos un análisis de diferentes experiencias en el campo de la acreditación universitaria en diferentes países y como se proyecta su realización en Cuba.
La universidad más que un fin en sí misma, es una institución cuya misión, su quehacer y resultados deben estar al servicio del desarrollo armónico e integral del hombre y de la sociedad, por lo que debe responder y rendir cuenta, en primer término, a la comunidad nacional que la rodea y la sustenta. Esto implica necesariamente la evaluación de su quehacer como IES, considerando su relevancia social, económica y educativa, para saber en que medida está cumpliendo sus compromisos mayores para con la sociedad como un todo.
En América Latina, el sistema de desarrollo científico y tecnológico está constituido básicamente por sus universidades, las que cuentan con una dotación importante de recursos humanos calificados, así como de equipos y laboratorios. Estas, a diferencia de lo que ocurre en la mayor parte de los países desarrollados, realizan la casi totalidad de la labor investigativa nacional. De aquí que por su acción formadora e investigativa, así como por su relación directa con el sector productivo, en cuanto a asistencia técnica y trasferencia de tecnología, sean uno de los recursos más importantes con que cuentan nuestros países para lograr un desarrollo acelerado.
Las universidades demandan, por su parte, de la sociedad y particularmente del Estado, ingentes recursos cuya adecuada utilización debe ser cautelada, de modo que la fe pública no se vea defraudada en sus expectativas en relación con la correspondencia de los resultados de la acción universitaria y las necesidades actuales de los individuos y de la comunidad. De aquí que sea explicable la creciente preocupación por la evaluación y acreditación universitaria, en particular de la calidad de la docencia, debido a la importancia fundamental de la universidad, que en los últimos tiempos, junto con reorientar su función social, ha experimentado importantes cambios, ampliando fuertemente su ámbito de acción. En particular destaca su compromiso con la salución de los problemas sociales del país, su papel de principal generadora de conocimiento útil al desarrollo nacional y su responsabilidad en la formación de profesionales y ciudadanos cultos, con capacidad técnica, política y social adecuados a su realidad.
El hecho de constituir uno de los factores fundamentales del desarrollo de los países, de los que recibe un apoyo sustantivo en forma de reconocimientos y recursos, hace necesario demostrar la eficiencia y eficacia de su utilización en el cumplimiento de su misión. La acreditación, por medio de algunas de sus diversas modalidades, parece ser hoy uno de los mecanismos más adecuados de evaluación y control social para garantizar la calidad universitaria.
La evaluación y la acreditación no son fines en si mismos, sino medios para promover el mejoramiento de la educación superior. Si bien la acreditación y la evaluación guardan estrecha relación, son procesos diferenciables y complementarios. La evaluación fue definida por la ANUIES desde 1984 y por la Comisión Nacional para la Evaluación de la Educación superior de México ( CONAEVA ), en 1989 como un proceso integral, continuo y participativo que permite identificar una problemática, analizarla y explicarla mediante información relevante. Como resultado proporciona juicios de valor que sustentan la consecuente toma de decisiones. Con la evaluación se busca el mejoramiento de lo que se evalúa y se tiende a la acción. En cambio, la acreditación es un procedimiento cuyo objetivo es confrontar el grado de acercamiento del objeto analizado con un conjunto de normas convencionalmente definidas por especialistas y órganos colegiados de reconocido prestigio académico. Implica necesariamente el reconocimiento público de que una institución o un programa satisface determinados criterios de calidad y es por lo tanto confiable.
Por su parte la Asociación Universitaria Iberoamericana de Postgrado (AUIP) las define como:
Evaluación: es un componente fundamental de cualquier esfuerzo que se haga para producir o generar algo de valor. Es el proceso a través del cual se recoge y se interpreta, formal y sistemáticamente, información pertinente sobre un programa educativo, se producen juicios de valor a partir de esa información y se toman decisiones conducentes a mantener, proyectar reformar o eliminar elementos del programa o su totalidad de modalidades.
Auto evaluación: es un proceso cuya planificación, organización ejecución y supervisión está a cargo de personas comprometidas con el programa. Persigue dos propósitos fundamentales: a) identificar los problemas, logros, aciertos y dificultades de un programa y b) proponer correctivos y comprometerse en la revisión y ajuste para garantizar un proceso permanente de mejoramiento cualitativo del programa.
Evaluación externa: es un proceso en el que intervienen especialistas ajenos al programa. La evaluación externa detecta los problemas y dificultades, propone alternativas de acción pero no se compromete con la introducción de correctivos.
Meta evaluación: la evaluación institucional sometida también a un proceso de evaluación que juzgue su diseño, desarrollo y resultados al final o durante el proceso evaluativo.
Acreditación: es el proceso a través del cual es posible establecer procedimientos para: a) certificar públicamente los requerimientos mínimos de calidad que reúne un programa o una institución académica.
b) asesorar y apoyar académicamente a un programa o una institución de tal manera que avance progresivamente en el logro de esos requerimientos mínimos.
c) ofrecer información a los usuarios potenciales de esos programas o instituciones, para la acertada toma de decisiones.
d) propiciar el mejoramiento cualitativo de programas e instituciones.
En las definiciones dadas por estas instituciones hay varios elementos en común entre los que se destacan la evaluación como un proceso que permite emitir juicios de valor a partir de información relevante sobre un programa o institución de educación superior que conlleva a la toma de decisiones y la acreditación como un procedimiento que implica el reconocimiento público de la calidad de un programa o IES a partir de una comparación con parámetros de evaluación que se asumen como el modelo ideal que sirve de referente.
Después de analizados los conceptos y convencidos de la necesidad actual de someter a las IES a procesos continuos de evaluación y acreditación veamos algunas experiencias del contexto internacional.
LA ACREDITACIÓN EN ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA.
El proceso de acreditación universitaria en los EUA se inicia en los finales del siglo XIX, con los centros de educación superior privados y tomando como ejemplo los modelos inglés y escocés, en su estructura, y con el énfasis investigativo de la influencia alemana.
En 1906,las universidades de la costa del Este, reunidas en Boston, resuelven realizar actividades de evaluación y de acreditación. Este intervalo de tiempo era el necesario para que las universidades pioneras, consolidaran su status y fortalecieran sus estructuras, su autoridad y su prestigio dentro de la sociedad norteamericana.
Se iniciaba de esta manera un proceso que, ajeno a la influencia del Gobierno Federal, trataba de que las instituciones universitarias fueran consolidando su actividad en la educación superior, de manera independiente. Ya que como tal, los EUA no cuentan con un Sistema de Educación Superior (SES) organizado por el Gobierno Federal, al estilo europeo bajo la dirección de un organismo central.
En EUA se puede hablar de "51 sistemas públicos", uno por cada estado, donde cada cual auspicia instituciones autónomas. En un estado puede haber varias instituciones con la característica de que ninguna de ellas es idéntica a las otras, ni en programas, política académica, selectividad del estudiantado, remuneración del personal, organización administrativa y ni en muchos otros aspectos, lo que no permite la existencia de un sistema a nivel de nación.
Esto es el ejemplo más evidente de descentralización de la educación superior, donde la autonomía universitaria es, prácticamente absoluta. El control más efectivo se produce a partir de la competitividad entre las IES. Debido a esto, en 1960 se crea una organización no gubernamental, el Council of Postsecondary Acreditation (COPA) para coordinar actividades de evaluación y acreditación. A partir de la creación de la COPA se precisan algunos aspectos de la acreditación, es decir, mejorar la institución y al propio tiempo dar "fe pública" de su estado, sobre la base de la voluntariedad.
Existen dos cuerpos de acreditación:
- Uno institucional que certifica a la institución en su conjunto con sus áreas, actividades y programas.
- Y otro especializado que fiscaliza programas específicos profesionales, disciplinarios o unidades de las IES.
Las evaluaciones son realizadas por académicos de prestigio en comisiones "ad hoc", sugeridas por el Consejo Directivo y los integrantes de las asambleas; con la condición de que no pertenezcan a la IES evaluada.
En Dic. de 1974 se creó un Departamento de Educación en el Gabinete Presidencial, ya que hasta ese momento solo se disponía de una Oficina de Educación. Este Dpto. procesa información estadística y es canal para la distribución de los fondos del Gobierno Federal destinados a las IES, tanto públicas como privadas.
En 1981 aparece el Joint Committe on Standard for Educational Evaluation, que señala los procedimientos y normas, elabora instrumentos de evaluación y conduce sus procesos. En 1992 se crea la Comisión de Excelencia Educacional para examinar la calidad de educación.
Los organismos acreditadores están organizados en 6 agencias regionales en el país y se vinculan con la COPA. De las propias universidades salen los "pares externos" para constituir las agencias, sin fines de lucro y autónomas, con una dirección colegiada y expresan el reconocimiento público de las instituciones que acreditan.
La acreditación universitaria estadounidense está implementada con dos tipos de evaluación institucional: la interna (autoevaluación) y la externa (evaluación por expertos externos).
La autoevaluación es realizada por la propia institución a través de un estudio donde expresa:
- su eficacia ( el grado de cumplimiento de las tareas implícitas en su misión como institución, de los objetivos y metas propuestos en plazos determinados).
- su eficiencia ( el grado de empleo de los recursos asignados y de los resultados obtenidos).
- su estructura organizativa y las formas de gestión de la institución.
- la identificación de sus problemas y como piensa resolverlos.
La información para este proceso debe ser confiable, veraz, exacta y debe salir de un sistema de datos implantado en la institución, o de programas de investigaciones internos que a su vez sirvan de base para la planificación y el desarrollo de la misma.
De esta manera, el trabajo de la institución, se enjuicia por sus dirigentes y ejecutores, que aprecian su desempeño en todas las esferas.
La evaluación externa la ejecutan los pares de la agencia regional acreditadora. Estos "pares", forman parte de una comisión que visita a la IES y sobre la base del análisis del informe de la autoevaluación, contrastan la realidad de su contenido. Para ello, realizan entrevistas con profesores y estudiantes y al final aprecian los méritos y los defectos de la institución y toman la decisión de otorgar, reafirmar, denegar, posponer o revocar la acreditación.
La composición de la comisión de los "pares externos" se escoge de un grupo de colegas que se destacan por su experticia. Este equipo rinde un informe a la institución y a la agencia acreditadora, para dar a conocer sus conclusiones, así como sus sugerencias para mejorar la institución.
El dictamen de la comisión de los "pares externos" varía en la periodicidad de su vigencia, pero no es mayor de 5 años, incluso puede ser un tiempo menor, si se establecen ciertas exigencias de mejoramiento.
Se señala que existen universidades que, por su magnitud y complejidad, pueden requerir hasta 2 o 2.5 años el proceso mismo de acreditación, por lo que las visitas se realizan con una periodicidad mayor (hasta 10 años).
La acreditación universitaria en los EUA, al igual que la evaluación, tiene dos modalidades:
- la institucional.
- la especializada.
En la primera se acredita la institución a través de indicadores de los recursos docentes, económicos, físicos(aulas, laboratorios, bibliotecas, etc.), los planes de estudios, la organización administrativa, la selectividad del alumnado, el servicio de apoyo a los estudiantes, la capacidad de gestión, el estado de las finanzas, los proyectos educativos y de investigación, etc. Se incluye también en el análisis si las IES disponen de los recursos necesarios para lograr los objetivos; si tienen capacidad para llevarlos a cabo durante un período razonable en el futuro.
En esta acreditación no participa ninguna entidad gubernamental, local estatal o federal, es responsabilidad exclusiva de las Agencias Regionales, constituidas por las universidades acreditadas y representadas por sus máximas autoridades administrativas. Cada una de estas seis Agencias Regionales establece, en sus respectivas reuniones anuales, sus propios criterios y procedimientos de acreditación de las instituciones de su región.
La segunda modalidad de acreditación se produce en áreas profesionales ocupacionales, disciplinas específicas e instancias organizativas (facultades y departamentos), se analiza el contenido del currículo, la relación alumno / profesor, equipos, laboratorios, etc. Actualmente, por esta modalidad, se acreditan profesiones como Medicina, Ingenierías, Enfermería, Derecho, Arquitectura y Artes Plásticas.
Las especialidades de Humanidades Y Ciencias Naturales van en el contenido de la acreditación institucional, como obligatorias a todas ellas. Las Agencias que realizan esta acreditación, están compuestas por un personal académico universitario de la disciplina o profesión en cuestión, que se selecciona a escala nacional.
El sistema de acreditación en los EUA ha sido el resultado todavía defectuoso, de más de cien años de ensayos, discusiones, luchas entre sectores antagónicos y revisiones frecuentes.
LA ACREDITACIÓN EN PAÍSES LATINOAMERICANOS.
La evaluación en las universidades en América Latina no ha sido una práctica común, como sucede en los países más desarrollados, de aquí que exista poca experiencia en relación con políticas, sistemas o mecanismos bien establecidos, basados en criterios reconocidos y definidos, independientes y objetivos, por medio de los cuales las universidades y facultades evalúen su trabajo, sus resultados y a sus académicos en forma sistemática y rigurosa.
Es conveniente tener en cuenta la complejidad del problema a nivel latinoamericano, ya que existen aspectos propios de la realidad de cada uno delos países, que condicionan las modalidades, formas prácticas y ritmos de avance de los procesos correspondientes, especialmente en relación con las estructuras y mecanismos adoptados y socialmente reconocidos.
Una observación somera de la realidad educativa superior de nuestro continente permite afirmar que, aunque hay muchas experiencias parciales y locales así como interés generalizado en abordar el problema, lo cierto es que en la mayoría de los países hay a nivel nacional total ausencia de mecanismos sistemáticos de evaluación educacional; tal cosa sucede en países como México, Argentina, Bolivia, Ecuador o República Dominicana. En México por ejemplo, se han hecho varias propuestas para evaluar la educación superior, incluso se creó en 1988 la CONAEVA pero no ha sido posible implementar ninguna de sus propuestas.
En Colombia, por su parte, ha habido un constante debate relativo a la necesidad de evaluare la educación superior, y esto ha llevado a que por Ley en 1994 se creará el Consejo Nacional de Educación superior, con la función de implantar un sistema de acreditación voluntaria y temporal, al estilo norteamericano, en el cual la auto evaluación institucional sea parte del proceso de acreditación y "tarea permanente de las instituciones de educación superior"
En Chile, hasta 1981 sólo contaba con dos universidades estatales y seis privadas, dedicando el mayor presupuesto público a los estudios superiores y cada vez menos a la enseñanza básica y media, lo que creó, dentro de la población, el consenso social de que la educación superior era una "gratuidad inalienable".
Con la Reforma de 1981 se trataba de retornar a la libertad que la dictadura militar había hecho desaparecer, ocho años atrás, por lo que comienzan a surgir instituciones privadas, lo que implicaba una competencia de excelencia académica a la vez que se eliminaba el carácter monopólico de un grupo de universidades tradicionalistas, llamadas también "tutoras" ocasionaba una ineficiencia y desproporción de las instituciones universitarias.
A través de Decretos se determinó un nuevo régimen financiero para todo el Sistema de Educación Superior, que se basa en tres componentes:
- Aporte directo, por el carácter histórico de universidades tradicionalistas.
- Aporte indirecto, por el número de estudiantes matriculados en primer año con máxima calidad.
- Fondo público, otorgando un crédito fiscal en becas a estudiantes capaces pero carentes de recursos; antes de la Reforma se ofrecía a entidades existentes.
Después de la Reforma comienza una etapa, en 1990, en vísperas de la desmilitarización del Gobierno, donde se aprecia una excesiva liberalidad y se dicta la Ley Orgánica Constitucional de la Enseñanza. (LOCE).
La LOCE libera la creación de nuevas entidades universitarias lo que se manifestó exhorbitadamente, implicando un deterioro de la calidad en la educación superior, al manifestarse el incremento de universidades privadas y una deficiente preparación básica y media del estudiante al ingresar a la universidad al no mejorar estos niveles de enseñanza.
La LOCE aportó la Acreditación pública de las universidades a través de un organismo estatal de carácter autónomo denominado Consejo Superior de Educación (CSE).
En la actualidad existe un proyecto para restablecer los equilibrios, dirigido por el Ministerio de Educación, donde se quiere detectar las deficiencias, fundamentalmente, en el descontrol existente que afecta al sistema en general y en déficit de eficiencia en las universidades. Este proyecto se basa en autorizar la creación de nuevas entidades privadas y acreditar recursos de origen fiscal como consecuencia de evaluaciones externas (comisiones de pares).
Si en Chile, en 1981, existían 6 universidades, en 1993, existían 288 y de ellas solo 5 universidades privadas con las mejores condiciones y recursos absorbían el 68% de los estudiantes universitarios.
En Chile el proceso de Acreditación se rige por tres documentos:
- Criterios de evaluación de universidades.
- Manual para miembros de Comisiones Pares Evaluadores.
- Manual para la preparación de informes autoevaluativos.
En el documento sobre los Criterios de evaluación de universidades se enuncian 12 criterios y los aspectos que los identifican para que una IES se acredite.
El Manual para miembros de Comisiones Pares Evaluadores proporciona a ellos una información general sobre el Consejo Superior de Educación y sobre el sistema de acreditación, con un conjunto de recomendaciones útiles para desarrollar las visitas de verificación e instrucciones para su preparación y realización.
Se detalla el sistema de acreditación así como el sistema de supervisión, sus componentes y etapas de su proceso, las visitas de verificación, las auditorias, las evaluaciones específicas y la revisión de proyectos de nuevos programas.
La acreditación es el resultado de la evaluación general de las instituciones privadas de educación superior y exige: principio de voluntariedad, duración definida, con aplicación a instituciones y programas, conducido por organismos en que participan las mismas instituciones, realizada por la evaluación de Pares, con dos objetivos:
- Hacer responsables a las instituciones de las metas fijadas en su declaración de misión y objetivos.
- Evaluar el grado en que las instituciones satisfacen los criterios de evaluación de calidad, establecidos por ellas y apoyar acciones destinadas a mejorar su desempeño.
La supervisión la aplica el Consejo y se caracteriza por ser un proceso no voluntario, de duración limitada, se aplica a instituciones, conducida por un órgano estatal, realizada por evaluación por Pares y del mismo Consejo, con los objetivos siguientes.
- Cautelar la fe pública depositada por la comunidad en las instituciones de educación superior.
- Asegurar niveles mínimos de calidad.
- Proteger a los usuarios.
El Manual para la preparación de informes autoevaluativos esta dirigido a las instituciones que se encuentran sujetas al proceso de acreditación ante el Consejo Superior de Educación.
PROYECCIÓN DE ACREDITACION DE CARRERAS UNIVERSITARIAS EN CUBA.
La educación superior cubana ha estado en constante proceso de perfeccionamiento y evaluación, entre todos estos cambios se encuentra la decisión de implantar un proceso de planeación estratégica, en todas las instituciones adscriptas al Ministerio de Educación Superior, y un sistema de dirección por objetivos. Esto conllevo a la necesidad de producir un cambio, además, en el sistema de control existente y en especial del Sistema de Evaluación Institucional y surge así la cuarta versión del Reglamento de Inspección Estatal como forma más importante del sistema de control el cual establece: "El Ministerio de Educación superior realiza la inspección, como una forma de evaluación y control a los centros de educación superior, con el objetivo de comprobar la calidad del trabajo en correspondencia con la misión o función social que le ha sido encargada por el Estado y el Gobierno y comprobar el cumplimiento de las disposiciones vigentes". Y continúa expresando ……" la inspección dirige su atención, fundamentalmente, a verificar la calidad del trabajo que se realiza y su contribución al cumplimiento de los objetivos del Sistema".
La evaluación de las Instituciones de Educación Superior en Cuba se ha convertido en elemento clave para el perfeccionamiento del trabajo que desempeñan estas entidades, en especial en todo lo vinculado con la calidad y la pertinencia. Pero sin dudas se hace imprescindible lograr una mayor influencia y repercusión social, en el concepto de internacionalización. Relacionado éste con el carácter universal del aprendizaje, la integración económica, cultural y política entre los países, las crecientes relaciones entre las instituciones de la educación superior de diferentes países y el surgimiento incesante de nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones.
La situación exige entonces, entre otras acciones, la implantación de un sistema de acreditación que se convierta en un factor eficaz capaz de asegurar el reconocimiento público nacional e internacionalmente. Esto no sólo contribuirá al mejoramiento de la educación superior y al mayor reconocimiento y legitimidad de las instituciones universitarias ante la sociedad, sino que facilitará el reconocimiento de títulos y el intercambio profesional en el ámbito nacional y con otros países.
El sistema de acreditación de carreras universitarias (SEA-CU) es parte integrante del Sistema Universitario de Programas de Acreditación (SUPRA) y constituye uno de sus subsistemas que tiene por objeto evaluar y acreditar las carreras que se desarrollan en los distintos centros de educación superior del país. Su concepción se basa en un conjunto de antecedentes sociales, políticos y pedagógicos que han constituido referentes para contextualizarlo en función de las condiciones de Cuba. Entre estos antecedentes deben ser mencionados los siguientes:
- Política educacional del país.
- Modelo pedagógico de la Educación Superior Cubana.
- Existencia del MES y una red de CES adscriptos a OACE.
- Cultura de control como función de la dirección de los procesos universitarios.
- Reglamento de inspección de la Educación Superior.
- Estado actual y estrategia de desarrollo de la Educación Superior Cubana.
Estos antecedentes particularizan al sistema cubano en tanto algunas de las variables e indicadores que habitualmente se encuentran contenidos en otros sistemas presentan en el SEA-CU un enfoque especial. Entre ellos pueden citarse la equidad, el currículo, el peso de la dimensión educativa, el componente investigativo-laboral, los procedimientos para la apertura de nuevas carreras, la organización de la educación superior cubana con CES adscriptos a diferentes OACE, el trabajo metodológico y la infraestructura. Asimismo, las proyecciones estratégicas en cuanto a la formación de doctores, la búsqueda de visibilidad nacional e internacional del claustro a través de su producción científica, la alianza con los OACE y el empleo de NTIC, entre otras, se encuentran reflejadas en el sistema y lo diferencian de otros similares de otros países al mismo tiempo que lo identifican como un modelo de avanzada en el cual se han recogido experiencias de elevado nivel, contextualizado para nuestras condiciones.
Entre los elementos que han servido como premisas para el diseño del sistema deben mencionarse los siguientes:
- La necesidad de integrarse al SUPRA, como subsistema para la acreditación de programas, en su estilo, variables generales, enfoques, etc, de modo que el sistema general no pierda unidad y coherencia.
- La búsqueda de simplicidad en su interpretación, gestión y aplicación para contribuir a crear de inicio la necesaria cultura de acreditación con todas sus implicaciones.
OBJETIVOS Y ALCANCE:
La acreditación de una carrera expresa el reconocimiento del cumplimiento de un conjunto de requisitos mínimos establecidos en el sistema.
Estos requisitos tienen en cuenta la planeación estratégica y la dirección por objetivos de nuestra organización.
El objetivo general del sistema es, en esencia, la elevación continua de la calidad del proceso de formación en las carreras universitarias que se desarrollan en nuestro país.
Adicionalmente a ello, el sistema propicia:
- Generar información para adoptar decisiones relacionadas con la gestión para el mejoramiento continuo de la calidad.
- Lograr reconocimiento y equivalencia internacional de títulos universitarios.
El SEA-CU fue diseñado originalmente con un alcance limitado a las carreras que se imparten en los CES adscriptos al MES; aunque, a propuesta de los restantes organismos que participan en la Comisión Nacional, se ha ido enriqueciendo para su posible generalización al resto de las carreras que se desarrollan en CES adscriptos a otros OACE. No obstante, mantenemos nuestro punto de vista en relación a que las primeras convocatorias para la solicitud de procesos de evaluación externa se limiten a los centros del MES, lo que ha de permitir obtener la experiencia necesaria para su aplicación más eficiente en los restantes OACE, donde será necesario adoptar decisiones particulares en función de sus singularidades.
IDEAS PRINCIPALES:
Las ideas principales en las que se sustenta el sistema propuesto, son las siguientes:
- Se privilegia la unidad de la educación con la instrucción y el vínculo entre el estudio y el trabajo; y se asume que el trabajo metodológico garantiza la gestión para el perfeccionamiento constante del proceso de formación.
- Se estructura a partir de nuestra actual concepción curricular, en la que se combina dialécticamente la centralización (las comisiones Nacionales de Carrera responden por el diseño del plan de estudios que se aplica en todas las universidades) con la descentralización (los centros aplican los planes de estudio adecuándolos a las condiciones de cada uno de ellos).
- Como en el resto de los subsistemas del SUPRA, se definen tres momentos:
- Autoevaluación.
- Evaluación externa.
- Acreditación.
- Se identifican 6 variables esenciales para el sistema: (1) Pertinencia e Impacto Social; (2) Elementos que potencian el proceso de formación; (3) Profesores; (4) Estudiantes; (5) Infraestructura y (6) Instrumentación del currículo.
- En la determinación de los indicadores y criterios de evaluación precisados para cada variable, se han seleccionado aquellos elementos que caracterizan la variable de un modo esencial, tratando de reducirlos hasta tanto sea posible.
VARIABLES E INDICADORES:
Se han definido un conjunto de variables e indicadores como dimensiones de la calidad en la formación de profesionales de pregrado. Las mismas se han caracterizado por su nivel de generalidad, su flexibilidad, su simplicidad y expresan un modelo de calidad compatible con los antecedentes que contextualizan al sistema en Cuba. La tendencia ha sido tratar de lograr reducir el número de indicadores en cada variable, tratando de caracterizarla de un modo lo más esencial posible (6 variables y 24 indicadores).
Una síntesis muy resumida de estas variables e indicadores se expone a continuación:
VARIABLE | INDICADORES |
Pertinencia e impacto social (15 %) |
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Elementos que potencian el proceso de formación (10 %) |
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Profesores (25%) |
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Estudiantes (10%) | |
Infraestructura (20%) |
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Instrumentación del currículo (20%) |
|
REQUISITOS MÍNIMOS DE CALIDAD:
Con independencia de la puntuación obtenida en la evaluación externa, se han precisado un conjunto de requisitos mínimos de calidad que se considera deben cumplir las carreras, de modo que la falta de cumplimiento de cualquiera de ellos la invalida para obtener las certificaciones de "acreditada" o de "excelencia", y que deben ser evaluados integralmente por los expertos que participarán en las comisiones de evaluación. Ellos son:
- La labor educativa que se desarrolla en la carrera no garantiza la formación integral de los estudiantes.
- Menos del 25 % del claustro de la carrera tiene el grado de Doctor.
- El vínculo laboral de la carrera no garantiza la formación de los modos de actuar del profesional.
- No se garantiza el cumplimiento de los objetivos previstos en relación con la computación y las NTIC.
- El aseguramiento bibliográfico disponible no garantiza la formación de los estudiantes.
- La base material de laboratorios disponible para la carrera (incluida la que se encuentra en los OACE) no garantiza la formación de los estudiantes.
Estos requisitos adquieren la categoría de excluyentes y cada uno de ellos poseen carácter general intentando englobar a varios de los indicadores particulares de las variables.
CONSIDERACIONES GENERALES:
- La elaboración de los documentos que caracterizan el SEA-CU ha estado presidida por un amplio proceso de recogida de opiniones en todos colectivos de carreras de los CES del MES. Se han recogido además las enviadas por los OACE con CES adscritos.
- El inicio de un proceso de evaluación externa supone que la carrera ha graduado, al menos, cinco generaciones de estudiantes y que ha obtenido resultados satisfactorios en las inspecciones parciales o generales realizadas en los dos últimos cursos, caso de haberse realizado.
- Se propone mantener tres categorías de carreras: autorizadas (carreras aprobadas para un OACE, y que éste autoriza iniciar en alguno de sus CES), acreditadas (que obtienen en la evaluación externa entre 70% y 84% de los puntos) y de excelencia (con al menos 85% de los puntos).
- Los resultados de una evaluación externa tendrán una vigencia de cinco años.
- El período mínimo entre dos evaluaciones externas será de dos años.
- Se considera, a los efectos de las evaluaciones externas, que el "claustro de profesores" es el conjunto de profesores propios del CES, con categoría docente principal desde Instructor hasta Profesor Titular, que han impartido actividades docentes a esa carrera en el último curso concluido.
- En la evaluación de la infraestructura se le otorgará potestad a las comisiones nacionales de carreras a establecer requisitos particulares, en los casos en que se considere necesario.
- Se requiere una esmerada selección y formación de los expertos para formar parte de las Comisiones Evaluadoras, las que han de estar integradas por profesionales de elevado prestigio de los CES, de los OACE, de las Organizaciones de Profesionales y de otras instituciones, según corresponda en cada caso.
- Los CES que proponen iniciar un proceso de evaluación externa a una o varias de sus carreras asumen los gastos que se deriven del traslado y atención a la correspondiente Comisión Evaluadora.
INTERROGANTES PRINCIPALES:
Quedan vigentes un conjunto de interrogantes finales que se pueden derivar de la aplicación del SEA-CU en el sistema cubano de Educación Superior, los cuales se enuncian resumidamente a continuación con el único propósito de identificarlas:
- Situación con las carreras de un CES que no logren obtener una certificación de acreditadas en un cierto periodo de tiempo y su impacto en el territorio.
- Repercusión del SEA-CU y sus resultados, en la imagen internacional de la Educación Superior Cubana, incluida la ubicación de los becarios extranjeros en los CES y el pregrado compensado.
- Relación entre la aplicación del SEA-CU y el sistema de ingreso a la Educación Superior.
- Relación entre la aplicación del SEA-CU, el sistema de ubicación laboral de los egresados y el perfeccionamiento empresarial.
- Marco administrativo, financiero e institucional del sistema.
La acreditación de IES descansa sobre la autoevaluación institucional o de programas y es un mecanismo que permite a las instituciones que brindan el servicio educativo rendir cuentas ante la sociedad y el Estado, y a este último dar fe ante la sociedad global de la calidad del servicio prestado.
El propósito de todo el proceso de acreditación es procurar el mejoramiento de la calidad del servicio.
En América Latina no existe una tradición de autoevaluación o evaluación de las IES. En todo caso, no ha sido una práctica común, como sucede en los países desarrollados. Hay poca experiencia en relación con políticas y prácticas de evaluación, aunque recientemente existe una preocupación generalizada sobre los procesos de evaluación y acreditación que surge en el contexto de una crisis en las relaciones Universidad – Estado y Universidad – Sociedad.
La evaluación institucional en la Educación Superior en Cuba se ha ido perfeccionando y adecuando tanto al nivel de desarrollo alcanzado por las IES como al logrado en los métodos de medición y control establecidos, y en estos momentos se proyecta comenzar la aplicación de un Sistema de Evaluación y Acreditación de Carreras Universitarias.
La autoevaluación, como método de evaluación sistemática, no se ha constituido en una actividad permanente del proceso de Planeación Estratégica de las universidades.
En América Latina hay que lograr sistemas de evaluación de la educación superior y del postgrado que sean económicos y preserven la autonomía académica e institucional, pero esto sólo es posible con una voluntad política de los gobiernos y de las IES.
En las IES cubanas es necesario compatibilizar los indicadores que aparecen en la Guía para la evaluación de las carreras con la Planificación Estratégica de las Universidades.
1.- Acreditación Universitaria en América Latina. Antecedentes y experiencias. CINDA – OUI – ANUIES, México, 1993.
2.- Alejandro Montano Durán. "La acreditación de instituciones de educación superior y programas académicos en algunos países de América". Chile, octubre de 1997.
3.- Carlos Pallán Figueroa. "Los procesos de evaluación y acreditación de las instituciones de educación superior en México en los últimos años. En la Revista de la Educación Superior. ANUIES. No 97. México, octubre – diciembre de 1995.
4.- Calidad y cooperación internacional en la educación superior de América Latina y el Caribe. Serie políticas y estrategias. CRESAL – UNESCO. No 4, 6 y 7. Caracas. Venezuela. 1996.
5.- Reglamento para la evaluación y acreditación de carreras universitarias. Ministerio de Educación Superior. Cuba. 2001.
6.- Reglamento de inspección estatal. Ministerio de Educación Superior. Cuba. 1997.
7.- Sonia Alemañy Ramos, Fermín Orestes Rodríguez González. "Etapas del desarrollo de la Evaluación Institucional y premisas y objetivos de la acreditación para las IES en Cuba". IV Taller sobre la educación superior y sus perspectivas. Cuba. 1998.
8.- Victor Morles. "La experiencia internacional sobre evaluación y acreditación de la educación superior y de postgrado: una visión panorámica". Revista Educación Superior y Sociedad. Vol 7. No 1. Venezuela. 1996.
Autor:
Misdalia Peña Domínguez
Maria Teresa Gutiérrez Hernández
Lino Téllez Sánchez
UNIVERSIDAD DE HOLGUIN