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Cultura andina y cambio climático (página 2)


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Por ejemplo, en ese Fórum sobre el cambio climático organizado por el CIED en Puno (mes de octubre de 2009), los representantes de una organización campesina expusieron en su ponencia un dibujo sobre los efectos del cambio climático en su comunidad, en el periodo que abarca los años 1930 al 2008.

En ese dibujo (Figura 2) se enfatizó especialmente los efectos del cambio en el clima en los componentes más importantes del ecosistema, como en el agua y la biodiversidad, donde se anota que alrededor del año 1930 había más vertientes de agua y eran de mayor magnitud que el año 1975 (40% en comparación al anterior, según los cálculos de los campesinos) y, en el año 2008 esas vertientes bajan al 30% de lo que había en 1930. Asimismo, la diversidad de animales y cultivos agrícolas ha disminuido dramáticamente en este periodo. Pero aumentó el comercio, las casas de viviendas y los medios de transporte.

Figura 2: Cambios negativos en el ecosistema como efecto del cambio climático en la comunidad de Quinsachata (Puno): 1930-2008

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Fuente: Cutipa,S. y Aguirre S. Asociación Qolla Aymara. Crianza del agua en Ayrumas Carumas. Puno 2009. Fórum Cambio Climático. Organizado por el CIED.

Las percepciones de los campesinos andinos sobre los efectos del cambio climático en la región se refieren también a los cambios de diversos fenómenos meteorológicos como son: las irregularidades de las lluvias, la mayor incidencia de las heladas, etc. y los efectos negativos de estos cambios en la agricultura y en la vida humana (Figura 3).

Se explica que antes las estaciones eran mucho más marcadas que ahora ("antes todo era a su tiempo") y que el régimen de lluvias es mucho más variado que antes, lo cual ahora no permite planificar las labores agropecuarias con mayor precisión. También hay más sequías y los suelos son cada vez más compactos, absorben menos el agua y son menos productivos.

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Fuente: Taller del CIED con campesinos del Microcuenca Cápac Colla (Puno). 2009.

Las causas de los cambios climáticos y los impactos negativos en sus ecosistemas son explicados actualmente por los campesinos (hombres y mujeres) como consecuencia de que vienen disminuyendo las celebraciones de los ritos a los dioses tutelares de la naturaleza (el lado de lo sagrado o simbólico de sus percepciones), por la pérdida de los conocimientos ancestrales y, por otro lado, los cambios climáticos se deben también a la emisión de elementos tóxicos de la industria extractiva y al uso de agroquímicos en la agricultura (el lado positivista de la explicación), como podrá apreciarse en la Figura 4.

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Fuente: Taller del CIED con campesinos del Microcuenca Cápac Colla (Puno). 2009.

4.Alternativas propuestas por los campesinos andinos para la adaptación climática basados en la interculturalidad

En las propuestas y estrategias para la adaptación climática, planteadas por los campesinos y sus organizaciones, remarcan más en la necesidad de proyectos que propicien el rescate y la afirmación de las culturas originarias.

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Por otro lado, las organizaciones de campesinos aimaras buscan también nuevas soluciones en la cultura moderna para la adaptación climática, como son los proyectos con sistemas de riego tecnificado, la siembra de pastos importados, la crianza de ganado de mejorar calidad genética, la capacitación para mejorar sus técnicas productivas y para mejorar su capacidad de negociación.[12]

Así como también los campesinos acuden a las nuevas formas de gobierno –más allá de sus organizaciones comunales tradicionales- que se han creado con la descentralización en el país. Por ejemplo, las asociaciones de comunidades de la etnia aimara han iniciado el año 2009 coordinaciones y proyectos con los alcaldes de los gobiernos municipales en Acora (Puno), para efectuar un proceso de incidencia a nivel de las autoridades locales y regionales, cuyo objetivo es generar propuestas de acciones frente al cambio climático, dentro de la visión andina de la denominada "crianza de agua" y proyectos que preserven el ecosistema en general.

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Construcción de Qutañas en la parcialidad de Ch"usllunqa – Ayrumas Carumas.Fuente: Cutipa,S. y Aguirre S. Asociación Qolla Aymara. Crianza del agua en Ayrumas Carumas. Puno 2009. Forum Cambio Climáticos. Organizado por el CIED.

Con la visión de la "crianza del agua", en la comunidad San José de Calala (zona étnica aimara de Puno) se han realizado construcciones de reservorios, canales de riego, mejoramiento de pastos y cultivos agrícolas, los que son efectuados simultáneamente en toda la comunidad.

Es decir, bajo esa visión cultural integral o total y la "crianza del agua", en la que al agua la consideran como un "Dios" o como un ser que tiene vida y espíritu como un ser humano, por tanto, debe criársele para que logre vivir y, al mismo tiempo, que dé vida a la humanidad.

Experiencia semejante se ha observado en cinco distritos de la provincia de Melgar (en la zona de la etnia quechua en Puno), donde los gobiernos municipales, ONGS, instituciones del Estado y las organizaciones campesinas (30 comunidades campesinas), se han aliado para financiar proyectos que permitan construir sistemas de captación de agua, instalación de riego por aspersión, cultivo de papas, ocas, pastos y forrajes, mejoramiento de la ganadería, instalación de cobertizos para el ganado y capacitación empresarial para la transformación de leche. Con lo cual se ha mejorado el ecosistema, pero también se está logrando la seguridad alimentaria y una mayor capacidad de negociación en el mercado regional y nacional.

En el caso de la Microcuenca Cápac Colla se enfatiza la adaptación climática en los proyectos para que promocionen nuevas actividades no agrícolas, como también el intercambio de experiencias entre campesinos y la recuperación de los conocimientos de indicadores climáticos naturales (Figura 5). Es decir, en esta microcuenca se relieva la necesidad de tener un plan de predicción climática.

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Fuente: Taller del CIED con campesinos de la Microcuenca Cápac Colla (Puno). 2009.

5. Percepciones y propuestas institucionales del CIED para la adaptación climática

En el diagnóstico que ha elaborado el CIED sobre la situación de las instituciones en relación al cambio y la adaptación climática, se ha considerado necesario fortalecer las respuestas institucionales relacionadas con el desarrollo agrícola y que se dé respuesta específica frente al cambio climático y la variabilidad climática.

Asumiéndose que para que esas propuestas sean integrales y se articulen se requiere de una nueva gobernanza[13]dentro de un enfoque de desarrollo territorial.

En ese sentido, la visión y los objetivos del desarrollo en el CIED tienen como fondo los argumentos expuestos más arriba. Los comentarios que se pueden sustentar para ampliar los objetivos y la visión expuesta son los siguientes:

  • Es necesario trabajar iniciativas interinstitucionales e intersectoriales respecto al cambio climático, mediante acciones piloto cuya base sea la comunidad y los campesinos de las comunidades.

  • Se plantea el desarrollo y fortalecimiento de plataformas sobre el agua con participación y toma de decisión de los actores en sistemas de cuencas, donde se tenga la gestión del agua como problema principal. 

  • Propiciar alianzas territoriales: universidades, gobiernos regionales, gobiernos municipales, colegios de educación, REMURPE, CONCYTEC, ONGS, otros para elaborar planes de desarrollo económico y social a nivel de identidades territoriales y en mancomunidades, cuya base sea la propuesta de proyectos para la adaptación climática.

  • Construcción de capacidades e intercambio de información para la participación y toma de decisiones de los campesinos y las instituciones para la incidencia en el cambio climático.

  • Educación, comunicación y diseminación de información (mejora en comunicación y educación sobre cambio climático).

  • Evaluación de los cambios en el uso, las coberturas vegetales y los sistemas productivos como consecuencia del cambio climático.

  • Elaboración y ejecución de la importancia de las semillas nativas como reserva alimenticia y reposición forestal.

  • Elaboración de planes de alerta temprana como parte de los planes de desarrollo territorial en los gobiernos locales y regionales.

  • Elaborar mapas de riesgos locales y regionales con sistemas de alerta temprana.

  • Difundir la valoración y el cultivo de la biodiversidad y los ecosistemas desde el punto de vista cultural y económico e investigar las interacciones y la retroalimentación entre sistemas humanos, biofísicos, la seguridad y la soberanía y capacidad de negociación en el mercado.

  • Propiciar la elaboración de proyectos para fortalecer los procesos de nueva ruralidad en las comunidades campesinas, como el turismo, la gastronomía, el hospedaje, la artesanía, etc.

Específicamente, se propone, por ejemplo, a nivel de microcuencas las siguientes acciones (Figura 6) para lograr como propósito u objetivo principal: mejorar las condiciones de conservación y disponibilidad de recursos hídricos en beneficio de las familias campesinos de una microcuenca.

Figura 6:

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Actividades

Con la realización de esas actividades y el cumplimiento del objetivo principal se podrá obtener los siguientes resultados y fin de los proyectos en la microcuenca (Figura 7).

Figura 7:

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Visión cultural de las sociedades andinas para la predicción climática y planificación productiva

La presente sección tiene como objetivo exponer los componentes de la visión de las sociedades andinas, las cuales asumen un determinado comportamiento relacionado con la naturaleza y optan por determinadas estrategias en sus decisiones productivas y sociales. Marco de referencia conceptual que será un referente para la sistematización, así como para la interpretación de los procesos de planificación y predicción climática elaborados por las sociedades andinas.

1.Características de las culturas en los Andes y la planificación

La perspectiva de análisis de la matriz cultural andina de hoy es, por un lado, enfatizar las características culturales que vienen del pasado –aunque hoy están muy modificadas- y las características de la cultura moderna – la cultura criolla entre otras- que han sido incorporadas en esa matriz cultural andina actual. Es, pues, un fenómeno intercultural mediante el cual se ha conformado una determinada matriz cultural.

1.1.Valores y percepciones en la cultura andina para la predicción climática: hipótesis de trabajo

Las características de la matriz de valores y conceptos que orientan a las sociedades andinas para actuar y tomar decisiones respecto a las relaciones con la naturaleza y sus prácticas productivas anuales se muestran en el siguiente diagrama (Figura 8), que en suma se propone la ruta de empezar por planificar participativamente un programa de alerta climática temprana en espacios rurales determinados, que sean parte de los planes de desarrollo económico de los gobiernos locales y regionales, con un enfoque de desarrollo territorial.

Plan que deberá basarse en los conocimientos de los indicadores climáticos naturales de las comunidades originarias andinas, amazónicas, etc. y, en una relación equitativa e intercultural, se unan esos conocimientos con lo mejor de los conocimientos modernos.

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Los conocimientos de las comunidades originarias andinas (que es donde se realiza esta sistematización), tienen las siguientes características:

  • a) Concepto de totalidad orgánica y la especialización en la valoración del conocimiento campesino

El conocimiento de la realidad y sus posibilidades de transformación o desarrollo, en las sociedades andinas, se orientan por la percepción de la naturaleza y sociedad de manera totalizadora. En ese sentido, la visión y las percepciones de estas sociedades sobre la naturaleza y la sociedad es holística, es decir, la realidad la perciben e interpretan como un todo orgánico.

En estas culturas se perciben y toman decisiones entendiendo las relaciones entre cada uno de los componentes del ecosistema y la sociedad. Esta visión no fracciona y no hace una taxonomía o división de los componentes de la realidad. Perciben que esa realidad está integrada por componentes materiales y espirituales. Se entiende, por ejemplo, las relaciones que existen entre la naturaleza y la supervivencia de la sociedad, entre el agua, el suelo, el medio ambiente, la sostenibilidad duradera y los dioses; es decir, las relaciones entre lo fáctico y lo simbólico. En tal sentido se aprecia, por ejemplo, la enorme importancia que tiene el agradecimiento a la "pacha mama" (fe religiosa a la tierra, la que es valorada como el centro del cosmos) y el deseo de obtener una mayor producción en el futuro (el deseo de "salir adelante").

En ese contexto, se entiende que en la visión totalizadora andina se percibe la integración de las relaciones de la sociedad, la economía y la naturaleza. Visión que tiene como componte básico lo que hoy se denomina como "racionalidad ecológica", donde "las prácticas productivas se relacionan con la cosmovisión del mundo, con los mitos y las creencias religiosas de cada comunidad; de sus hábitos de consumo y del acceso socialmente sancionados a sus recursos" (Leff, Enrique; 1994).

  • b) Relacionalidad, participación y reciprocidad: principios para alcanzar el bien duradero

De acuerdo el principio de la totalidad, no es el individuo el objeto del bienestar o el desarrollo[14]en la sociedad andina, sino el "todo"; es decir, el principio del bienestar es holístico, no es sólo alguna variable la que podría ofrecer condiciones para el bienestar, como podrían ser el incremento de la rentabilidad de un determinado cultivo agrícola, de los ingresos o de una persona aislados de los demás componentes del predio agrícola y de la propia familia y la comunidad.

En la visión andina el bienestar y el desarrollo debe incluir a " todos" (llapanchis), que incluye a la naturaleza. Al respecto, un estudioso de la cultura andina, como J. Estermann, afirma lo siguiente:

"Para la filosofía andina, el individuo como tal no es "nada" (un "no ente"), es algo totalmente perdido si no se halla dentro de una red de múltiples relaciones. Si una persona ya no pertenece a la comunidad local (ayllu), porque fue expulsada o porque se ha excluido por su propio actuar, es como si ya no existiera; una persona aislada y des-relacionada es un ente muerto"[15] .

Esos principios de relacionalidad[16]y participación hacen posibles que la sociedad se articule y oriente los cambios de estrategias para la conservación de los componentes de la naturaleza (tierra, agua, plantas, aire, etc.). En esta cultura, si se mantienen esas relaciones de reciprocidad y participación en equilibrio y armonía, entonces, habrá cambios "perdurables" o "duraderos". De acuerdo a la terminología de la concepción holística moderna, habrá entonces desarrollo sostenible[17]

No obstante, estos valores se van perdiendo en determinadas localidades en la medida que las sociedades andinas se modernizan, en tanto que en otras localidades tienden a recuperarse, afirmarse o a combinarse entre la totalidad y la individualidad; por ejemplo, mediante de asociatividad o los proyectos comunales, en los cuales se está considerando de nuevo la importancia de la protección de los recursos naturales y no su destrucción.

Lo importante para los proyectos relacionados con la adaptación climática y el desarrollo es la recuperación y afirmación de estos valores ancestrales, así como adaptar o innovar las tecnologías modernas.

  • c) Complementariedad y la cooperación

La "complementariedad" unida a la "cooperación" para alcanzar la "competitividad" en la sociedad actual, son también valores que están muy presentes en estas culturas andinas. Esta visión valórica dual –lo individual y lo cooperativo- ha dado origen a que algunas ONG y algunos gobiernos locales consideren la adaptación del nuevo término de la "coopetencia"[18] para promover los planes de desarrollo económico y social locales.

La complementariedad y la cooperación se basa en la visión "dual" entre los dos lados que componen a todas las cosas o seres, como es "tinkuy" o el "kollana y el "kcayhua"[19], mediante los cuales se estimula al trabajo, dándole mayor intensidad, calidad y, al mismo tiempo, un trabajo en un ambiente de mayor satisfacción y recreación (es el "pukllay", o la fiesta que siempre acompaña al trabajo y a todas las acciones humanas).

Esa dualidad se explica en razón de que en la visión andina las cosas o la naturaleza y la sociedad siempre van unidos, a pesar de estar divididos en dos componentes, por ejemplo la naturaleza y la organización social, sin embargo los dos son concebidos como una unidad. Asimismo, los territorios locales siempre son concebidos en dos partes: urin y hanan.

Igualmente existen dos cerros sagrados en las comunidades o dos "apus" , buenos o malos, uno está ubicado en el oriente y otro en el occidente (así son concebidos también en regiones del Norte del Perú donde los campesinos sólo hablan español, por ejemplo, en Hualgayoc en Cajamarca o en Santiago de Chuco en la Libertad)[20], así como la división entre la naturaleza y la sociedad o entre lo femenino y lo masculino, el pueblo y las autoridades, etc. (Valderrama,R. y Escalante, C. 1988. Ansión, J. 1987). No obstante todos conforman una unidad, se establecen relaciones entre las dos partes, no se comprenden de manera separada.

d) Analogía entre los componentes de la naturaleza, los humanos y los dioses: relación ética para la sostenibilidad

En las culturas andinas los componentes de la naturaleza son considerados simbólicamente como personas sobrenaturales, por esa razón la tierra, los cerros, el agua o los cultivos agrícolas son venerados y cuidados como dioses. Con cada animal o cultivo agrícola hay una empatía que da significado a la visión andina.

Ese «buen sentido» de la analogía estimula a las sociedades andinas para tratar de lograr un margen de seguridad productiva y alimentaria, a pesar de la dureza del clima, de la falta de agua, del cambio climático o el difícil relieve del suelo.

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Esa unión entre la religiosidad y la naturaleza son fundamentos para lograr la seguridad productiva para el bienestar de las familias y la comunidad en un tiempo perdurable. Al respecto V. Ochoa (1978: 4) refiriéndose a lo sagrado que son los cultivos agrícolas escribe:

«Cada clase de producto es sembrada en una parcela de terreno que, una vez cultivada, recibe el nombre de "yapu". Este "yapu" o cultivo agrícola se tiene que trabajar con toda seriedad, paciencia y en la mejor manera posible. No hay que desamparar a las plantas cultivadas o también silvestres en ningún instante, pues, hay que quererlas, con cariño, tocarlas con toda fe. Los productos son considerados como a las personas».

Ese principio de analogía de la naturaleza, los dioses y los humanos refuerza y le da un contenido especial al concepto de sostenibilidad en las sociedades andinas. En esa consideración personificada de los componentes de la naturaleza y la chacra, los componentes del agroecosistema (plantas agrícolas y animales) son valorados como seres que han venido a visitar a las gentes de este mundo. En las culturas andinas el ideal de la conservación de los recursos naturales no sólo es parte de su religiosidad sino también de su planificación productiva.

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e)Idea de bienestar duradero con la seguridad productiva y alimentaria

Los principales ítems tecnológicos que se registran en los ciclos productivo y sagrado son previstos en sus ritos, fábulas, fiestas, etc., los cuales están relacionados con el ideal andino del bienestar duradero. Esos ítems tecnológicos e ideales centrales son los siguientes:

  • La idea de la seguridad productiva, los conduce a dominar diversos pisos ecológicos y a producir diversos cultivos. Esa opción tecnológica va seguida en el tiempo sagrado de ritos y oraciones para la «pachamama» de cada piso ecológico, por lo cual oran diferenciadamente. Por ejemplo de la siguiente forma: «Santa tierra de la ladera, santa tierra de la colina, santa tierra de la pampa, envíanos cosechas abundantes para el año.» (oración a la Pachamama, recogida por D. Llanque)[21].

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Rito a la cosecha (Dibujo elaborado por el campesino Escolástico Chirapo de la comunidad aimara Santa Rosa de Yanaque.).

Asimismo, se crea un conjunto de reglas para proteger y mejorar la capa fértil de los suelos como la rotación de cultivos, el respeto de una jerarquía de cultivos por pisos ecológicos, los sistemas de abonamiento con insumos orgánicos, la rotación de pastos, el uso de diversas opciones de infraestructura agrícola como andenes, "qochas", qòtañas, terrazas, camellones, sistemas de riego moderno o tradicional, etc..

  • La seguridad alimentaria y la lectura de indicadores climáticos naturales son estrategias centrales en la organización social andina y en la planificación tecnológica. Procesos que se sintetizan simbólicamente en diversos ritos para prevenir las heladas o sequías. Como también en diversas explicaciones sobre sus orígenes como consecuencias del mal comportamiento social o moral de algunos individuos de la comunidad (por ejemplo, se cree que la «granizada» es causada por jóvenes mujeres que se han sometido al aborto).

En suma, para lograr el bienestar duradero, basado en la seguridad productiva y alimentaria, se mezclan en una unidad con la religiosidad y la importancia de los alimentos de estas sociedades andinas.

Así por ejemplo, explica Domingo Llanque (1990), que en las comunidades aimaras de Perú y Bolivia se levanta la idea de un "Dios de los alimentos", que es celebrado en el ritual aimara denominado "Mamata uruyaña" (en el mes de mayo), "que significa festejar y homenajear al ´espíritu vital´ o el alma alimenticia de todos los productos agrícolas, aunque este rito se centra en el cultivo de la papa, por ser el alimento primordial en estas sociedades".

f)Sentido de comunidad, la conciencia solidaria y la religiosidad

Otro componente importante de la cultura andina para el desarrollo humano sostenible es la organización comunal ("ayllu", es decir todas las familias), que es base para la generación y fortalecimiento del capital social.

Se considera a la "comunidad campesina" como la institución básica que –junto con la familia– tiene enorme fortaleza para planear proyectos propios e inducidos. La importancia de lo comunal –aunque ya no existan tierras comunales- ha sido resumida por E. Gonzales de Olarte (1984) como "efecto comunidad", por la importancia de la gestión colectiva de recursos y relaciones de trabajo interno, pero también por las gestiones con lo externo, con el comercio y las relaciones con las instituciones.

La comunidad campesina (que puede haber mutado como caserío o gobierno municipal) trasciende la forma comunal de la propiedad de la tierra, porque se edifica sobre las ideas del "origen común" de sus integrantes. Donde los recursos naturales, como la tierra, los cerros o las montañas (Figura 11) que son reconocidos como dioses, son también el origen de estas poblaciones.

Esa idea del origen común los lleva al respeto colectivo por sus deidades, fe y etnicidad comunes, manteniendo los lazos de cooperación y reciprocidad aún cuando la propiedad comunal de la tierra haya sido reemplazada por la propiedad individual-familiar, incluso el efecto comunidad se extiende más allá del territorio de la comunidad y va hacia otros lugares donde emigran sus pobladores, donde se siguen practicando los principios de ayuda mutua o los ritos religiosos de la comunidad de origen.

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La institución comunal -manifestada en diversas formas de organización, como comités, faenas, grupos familiares, juntas de regantes, club de madres, etc.- ha sido el bastión para que los grupos sociales originarios hayan resistido a los factores negativos o las oportunidades de su entorno, tanto políticos como religiosos y sociales. Idea de lo comunal que ha trascendido su origen rural, extendiéndose hacia las áreas urbanas en diversas formas organizativas.

La "comunidad campesina" debe ser el puente principal para un desarrollo desde dentro (la visión andina) y en diálogo o asimilación con la modernidad; aún cuando ello implique al mismo tiempo conflicto y concertación[22]

La conciencia colectiva y solidaria en la cultura andina está fuertemente relacionada con la conservación y mejoramiento de los recursos naturales en espacios tales como las cuencas, lo que les permite ampliar su horizonte conceptual hacia las relaciones intercomunales, y no solamente al interior de cada comunidad individual.

Esa conciencia es remarcada en los ritos intercomunales e interculturales, como el "pago al agua", donde puede apreciarse mejor los conceptos que se han venido exponiendo.

Por esas razones, cuando se elabore una propuesta de alerta temprana para prevenir los cambios negativos del clima, basada en estas culturas locales y en los pronósticos de la tecnología moderna, se debe considerar a los vigilantes de campo -que tienen el rol de prevenir a toda la comunidad sobre las posibilidades de que ocurran desastres a consecuencia del cambio climático- como los núcleos principales de la difusión de estrategias y prácticas que aminore los efectos negativos del clima.

1.2Percepción valórica y las causas de los fenómenos del clima en la visión andina

Los pobladores andinos no conocen las causas de los fenómenos meteorológicos. No conocen que el enfriamiento del aire, por ejemplo, es la causa de las heladas y que las granizadas se producen por la condensación del agua en la atmósfera (Kessel, J y Enríquez, P. 2002). Como tampoco saben cómo los gérmenes o los microbios causan enfermedades. Esas explicaciones de la ciencia moderna no están al alcance de las culturas andinas, como tampoco lo están al alcance de las culturas populares urbanas no andinas.

Por lo tanto, las explicaciones de los fenómenos meteorológicos en la visión andina tienen como marco su propio mundo cultural. De acuerdo a ello en la visión andina del cambio climático se tiene las siguientes explicaciones sobre las causas de los cambios negativos del clima:

a)Cuando hay ruptura del equilibrio entre naturaleza, sociedad y el diálogo con los dioses

Los fenómenos climáticos, como las sequías, heladas, rayos, etc., asimismo las enfermedades, según la visión andina, son consecuencia de la "ruptura del equilibrio de comunicación entre el mundo terrestre" ("aka pacha", en aimara) con el mundo celestial ("alak pacha").

Equilibrio que se rompe debido a que la sociedad deja de celebrarse ritos a la pacha mama, a los dioses que moran en los cerros o en los cielos (ubicados en el "alak pacha"), como también dejan de realizar trabajos para proteger o conservar los recursos naturales de este mundo terrestre (el "aka pacha") (Llanque. D. 1990). Es decir, en esas percepciones y visión sobre las causas de los fenómenos climáticos negativos, se manifiesta el lado simbólico y el lado positivo o real.

Por lo tanto, ese equilibrio se restituye recuperando las prácticas religiosas ancestrales y las prácticas cristianas. Como también recuperando y mejorando las tecnologías y los saberes del pasado o de la cultura moderna (ceremonia del dios "Awki", en aimara). Donde el culto a los muertos lo ven como una práctica necesaria a seguir realizándose, porque ellos (los muertos) siguen aconsejando a los vivos sobre cómo debe producirse, como manejar la tierras, los cultivos agrícolas, el agua, los cultivos o la ganadería[23]

b)Debido al debilitamiento de la identidad ancestral y la crisis de valores entre los pobladores andinos

Los fenómenos climáticos negativos se producen debido también a que la sociedad está en crisis de valores, como los siguientes: debido al debilitamiento de la organización comunal, la gente se vuelve pecadora, hay mucha envidia, hay abortos provocados, hay muchas discordias entre las familias, no se bautizan a los niños, hay lucha por lo tanto entre el bien y el mal.

Se resuelven los problemas climáticos cuando los pobladores logran comportarse adecuadamente de acuerdo a los valores sociales (función ética de la cultura). Con lo que, al mismo tiempo, se fortalece la identidad con sus raíces culturales, se fortalece la identidad y el efecto comunal y se disminuyen los conflictos sociales.

c)Conceptos de espacio y tiempo para la planificación de la producción

En toda teoría sobre el desarrollo son centrales los conceptos de espacio y tiempo, porque en el espacio se planifica la distribución y en orden adecuado los recursos productivos (tipos de tierras, semillas, instrumentos, insumos, fuerza de trabajo, etc.), en las zonas de producción (comunidades, pisos altitudinales, cuencas, regiones, etc.) es decir, es el ordenamiento territorial en el espacio comunal. Mientras que el tiempo sirve para planificar aquella distribución de recursos en determinado orden sucesivo o cronológico.

El hombre y la mujer andinos perciben al tiempo en forma cíclica, como un fundamento de su matriz conceptual. Por ejemplo, siempre piensan en torno al ciclo de la siembra, las labores culturales, la cosecha, y otra vez la siembra, al igual que el tiempo cíclico de las estaciones, pero no hay una repetición exactamente igual en todos los años (el cambio es el retorno, pero en nuevos planes, en espiral), pues, varían en sus decisiones de acuerdo tanto a los cambios climáticos, como también de acuerdo a los cambios en sus necesidades, en sus ciclos vitales o de acuerdo al mercado .

Hay también una unión entre el ciclo sagrado de las fiestas y los ciclos en la producción (Figura 12), porque en esta sociedad la espiritualidad es el primer fundamento de su comportamiento interrelacionado holísticamente con lo material.

En este proceso de unidad entre lo espiritual y lo material surge la noción de lo simbólico como la expresión vinculada entre los ciclos de lo espiritual (la fiesta o los ritos) y los ciclos de lo material que tienen vida (los ciclos de la vida de la naturaleza o la agricultura).

Figura 12:

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En consecuencia, la vida humana en la visión andina se fundamenta en un ritmo cíclico donde el agricultor se relaciona permanentemente con la tierra, durante todo el ciclo vegetativo de las plantas.

Por ello, se celebran ritos en cada fase vital del ciclo agropecuario; en la siembra se hacen ofrendas a la «pachamama», en los carnavales se hacen nuevamente pagos a la tierra y a los cultivos agrícolas cuando florecen las plantas y en las cosechas se efectúan la "challa" a los productos, así como también se celebran ritos en cada fase del ciclo ganadero.

Por ejemplo, en las comunidades aimaras y quechuas, después de la cosecha, los campesinos exponen en sus casas los mejores productos donde han obtenido mayores rendimientos, pese a las sequías o heladas.

En esa cosecha celebran el ritual de la "challa" de los frutos (es el día de la diversidad de los productos), donde se agradece a la "pacha mama" (la tierra como deidad) y se identifica a los mejores suelos por la mejor cosecha producida; así como también se clasifican las mejores semillas sean estas nativas o foráneas; como también se evalúan los abonos utilizados, mediante los cuales se logró una producción más segura en relación a la variabilidad climática. Y se promete mejorar los suelos que no dieron buena producción abonándolos mejor en el próximo año agrícola.

Es decir, al final de cada uno de los ciclos anuales de los cultivos y las crianzas ganaderas, estas sociedades evalúan las cosechas y lo combinan con la celebración de sus ritos. Evaluación que trasciende también a la predicción de la variabilidad climática, es decir, evalúan que tan cierta o errónea fue la predicción que hicieron sobre cómo serían los fenómenos meteorológicos (lluvias, sequías, granizadas, etc.) y cuáles fueron realmente sus efectos para la agricultura y la ganadería.

1.3 Importancia del concepto del tiempo cíclico y el espacio en la predicción climática y para la producción agropecuaria

El concepto del tiempo en las culturas andinas es principalmente cíclico, se inicia en la preparación de la tierra para iniciar el ciclo anual de los cultivos agrícolas y termina con la cosecha y se inicia de nuevo el ciclo de la siembra. En cada fase del ciclo agrícola se realiza una fiesta determinada y ritos en las sociedades andinas. Al respecto, Cadorette, R. (1978: 14), que ha investigado esos procesos entre las comunidades aimaras de Puno, escribe que "los ritos en los cultivos agrícolas, en el trabajo… en la chacra, como en las demás obras diarias (incluyendo las fiestas), no es una maña profana para el aimara, sino que esas fiestas se efectúan como una necesidad tecnológica y social».

En esas celebraciones y particularmente en los rituales, los campesinos conversan con la naturaleza, con las semillas, con la tierra (la "pachamama") con los cerros ("apus"), a quienes les ruegan y les piden concejos para que les oriente sobre la producción y les preguntan sobre cómo se comportará el clima en las siguientes fases de la producción agropecuaria. Es allí donde observan paso a paso, los mensajes que le dan los indicadores climáticos naturales, conforme avanza el tiempo del ciclo anual de la agricultura.

Así, por ejemplo, en el Figura 13 se identifican las conversaciones entre los seres vivos y los dioses de la naturaleza en cada fase del ciclo del tiempo climático y agrícola en los siguientes términos:

  • El ciclo anual de la agricultura los campesinos van observando los indicadores naturales, que comprende desde marzo de un año hasta marzo del siguiente año. En ese ciclo se integran los meses que no hay lluvias (desde junio hasta octubre) y el periodo de lluvias (noviembre a marzo).Al inicio del ciclo observan en los suelos agrícolas y en el ambiente, por ejemplo, el comportamiento de determinadas larvas y aves silvestres. De esa manera, van registrando diversos bioindicadores en cada mes para predecir lo que podría ocurrir en el futuro con los cultivos agrícolas.

  • En ese ciclo de observación de los indicadores naturales van prediciendo lo que podría ocurrir con los fenómenos meteorológicos, por ejemplo, la forma y el color de las nubes, la temperatura del medio ambiente, los días cuando son más calurosos que lo normal, ello indica que pronto habrá granizadas (Van Kessel, J. y Enríquez, P. 2002: 147).

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Entonces, la importancia de la percepción cíclica del tiempo en estas culturas andinas para el desarrollo tecnológico y el desarrollo económico, donde se une lo sagrado (los ritos de la religiosidad tradicional) y lo laico (la predicción de los cambios en el tiempo climático mediante la observación de los bioindicadores), radica en que:

  • Con esas predicciones del tiempo climático se pueden planificar el uso y manejo de los recursos naturales, económicos y sociales de acuerdo al calendario de la producción agrícola y ganadera; los ítems de sus fases productivas están indicados cíclicamente en el tiempo sagrado (ritos, ceremonias y fiestas).

  • Asimismo, de acuerdo a esas predicciones del tiempo climático se puede manejar mejor el espacio, el territorio, el cual va unido al concepto de tiempo. Por ejemplo, de acuerdo a las predicciones del tiempo climático los campesinos decidirán si siembran más en las laderas de los cerros porque han predicho que el año será muy lluvioso o en la pampa si en el año habrá menos lluvias.

1.4 Redes sagradas, organización y conversación con la naturaleza y los dioses

A las redes de información (varias personas informantes sobre sus observaciones del clima) y los nudos (campesinos expertos que reciben y procesan la información de los indicadores naturales) que se tejen entre las familias para informarse sobre el clima, se suma ahora las redes sagradas, donde los humanos tienen que conversar con las deidades, la naturaleza y los antepasados en tres grandes redes:

  • A nivel más general y abstracto hay una red sagrada (simbólica) que está compuesta por a)las deidades, b)la naturaleza y c) los humanos (el círculo del lado izquierdo de la Figura 14). A su vez cada componente de esa red es una colectividad. El ritual permite que estos tres componentes y sus tres redes se unan en una organización aún más poderosa que es el concepto de "comunidad sagrada".

  • El cariño y los sentimientos son los elementos espirituales que permiten el enlace recíproco entre uno y otro componente de cada colectividad; por ejemplo, el cariño de los humanos por la crianza de las semillas permite que la tierra (que es una deidad) sea más fértil y dé más producción.

  • Aquella red sagrada que sirve de guía para la acción de los campesinos, en su funcionamiento, pasa a ser expresada como los tres criadores de vegetales y animales: a)los dioses (especialmente los "apus" y la "pachamama"), b)los gentiles (antepasados o difuntos), a quienes se recurre para pedir concejos desde el pasado y c)los humanos, los cuales mantienen una conversación ritual (es el pequeño círculo del lado derecho de la Figura 14).

  • Cada colectividad de esa red tiene su chacra "Yapu" (es decir la idea es que los dioses y los muertos también trabajan para poder enseñar), lo que les permite compartir lo que saben.

Así, el cultivo de la chacra de los humanos requiere de una sintonía entre ellos y los criadores sagrados, de cuyo "acuerdo" (en el rito y en la interpretación de los indicadores climáticos) se tiene como resultado decisiones más certeras para empezar la siembra (Cutipa, Sabino. 2001: 27) en determinada fecha y con determinadas variedades de semillas o zonas de producción.

Las dos colectividades anteriores que conforman estas redes, que unen lo sagrado y lo laico, se integran sistémicamente en una gran red que es el "ayllu" o la comunidad, compuesta por autoridades, asambleas, familias, cultivos, animales y dioses. Todos son una gran comunidad. Ese es el tejido de una gran institucionalidad.

En la existencia de esta gran colectividad radica una de las fortalezas de las sociedades andinas para amortiguar los efectos del cambio y la variabilidad climática, como también de los efectos negativos del mercado.

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2.Los métodos de la comunicación y educación en la sociedad andina y sus implicancias en la predicción climática

Otra dimensión explicativa de las estrategias que utilizan los campesinos andinos para mitigar los efectos climáticos y para lograr mejores niveles de producción y seguridad alimentaria, sobre todo en los años afectados por los cambios meteorológicos negativos, son los medios de comunicación y la educación tradicionales que ellos utilizan en sus relaciones familiares, comunales y en las fiestas religiosas.

Estas actividades son pues un verdadero sistema de comunicación para la alerta temprana de los efectos del cambio y la variabilidad climática. Sistema de comunicación tradicional que tiene "nodos" en la familia, en la comunidad, en las relaciones intercomunales y al nivel regional y nacional. Procesos de comunicación que van asociados con la interpretación de los indicadores naturales que predicen el clima y se efectúan a acorde con el ciclo anual agrícola y religioso de la comunidad (Figura 15).

Figura 15: Sistema de comunicación tradicional mensual sobre los cambios en el clima: ritos e interpretación de los indicadores climáticos naturales

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Cuando los campesinos pronostican que se viene un "año malo", esa noticia se difunde muy rápidamente entre todas las familias. Las comunicaciones se realizan mediante diversos medios como son la educación espontánea que se practica en los hogares y las relaciones culturales en general entre comuneros.

En todos los meses del año los campesinos se comunican sobre diversos temas que afectan a sus comunidades y familias. Las noticias sobre la observación de los indicadores naturales que predicen el clima son uno de los temas centrales en esas comunicaciones.

Por ejemplo, en el mes de enero se efectúa la segunda vuelta de los emigrantes temporales (en el mes de agosto es la primera), quienes comunican a sus familias sobre las características del periodo vegetativo de una serie de plantas silvestres de la costa que predicen las variaciones climáticas.

La evaluación que realizan los campesinos sobre las manifestaciones de los indicadores climáticos naturales constituye una forma de diálogo entre los humanos y la naturaleza. Ese diálogo les permite pronosticar las variaciones climáticas que habrán en los meses sucesivos, sobre todo les interesa saber cómo será el régimen de lluvias y las heladas en los meses de enero a marzo, periodo en el que hay mayor necesidad de agua para los cultivos agrícolas.

3.Índice de capital social y confianza en las redes de información

En esta parte del trabajo se analiza el grado de confianza que tienen los campesinos en las redes de información sobre los probables efectos de los cambios en el clima, así como la importancia que le dan a los ritos religiosos para predecir el clima y para tomar decisiones productivas.

Las redes de información, entre los campesinos y su entorno sagrado, son reconocidas por estas sociedades como una de las potencialidades más importantes para predecir los cambios en el clima, pero también para planificar las estrategias de vida. Redes y sacralidad que se constituyen en una de las formas más importantes del capital social y cultural local en estas sociedades[24]

En tal sentido, aquí se expone los resultados de la construcción de un índice de capital social, a partir de la confianza de los campesinos en sus redes de información horizontales, de la credibilidad en la interpretación de cómo será la variabilidad climática en la época de cultivos. Así como la confianza que tiene la población en los ritos para interpretar los indicadores climáticos y como medios para tomar decisiones productivas en el futuro.

Al respecto, los resultados de las respuestas de los campesinos entrevistados en el distrito de Capachica-Puno son las siguientes (Cuadro 1):

  • Los que tienen mayor grado de confianza en la información recibida e interpretada por parte de las redes sobre la predicción climática (entre más horizontal sea la conversación se acerca al calificativo de "5" y cuando más vertical sea se acerca más a "1") son, en primer término, los campesinos del estrato tres y luego el estrato cuatro; es decir, los del estrato más alto tienen mayor confianza en estas redes de información.

  • Los campesinos del estrato social más alto y el más bajo tienen una opinión más favorable sobre la importancia de las redes para informar sobre la variabilidad climática, como también para tomar decisiones productivas en el manejo del territorio; por ejemplo, decisiones sobre los tipos de surcos en el suelo, las variedades y especies de semillas, etc. (puntajes del 1-3).

  • Acerca de la opinión sobre la importancia de los ritos para interpretar indicadores climáticos (puntajes del 1 al 3), en los cuatro estratos hay una opinión favorable, aunque se destacan con un índice mayor en el estrato tres y el cuatro (estratos sociales más altos) y tienen ciertas dudas los más pobres (estrato social uno).

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En conclusión, de acuerdo a este índice, la población entrevistada sobre su confianza en estas redes de información y en los ritos, tienen los siguientes niveles de valoración de este capital social: La mayoría (sumados los porcentajes de aceptable y alta confianza) tiene una valoración positiva del capital social (84% de la muestra).

4.Factores del modelo del "buen vivir" y la felicidad en las culturas andinas

En este contexto de estrategias de predicciones climáticas, el concepto del "buen vivir" ("Sumaq Kawsay" en aimara) en la visión andina está articulado a la planificación y la predicción climática. El buen vivir es un concepto que conlleva nuevos paradigmas asumidos en los últimos tiempos en las culturas originarias.

El concepto del "buen vivir" implica que los humanos se sientan como parte y como participantes en la conservación de la naturaleza. El movimiento indígena en Latinoamérica ha ido recogiendo desde esa diversidad de pueblos y culturas esta construcción el concepto del "buen vivir", que tiene como principales fundamentos el cuidado y respeto a la Madre Tierra, la "democracia" comunal y la plena vigencia de sus usos y costumbres.

El "buen vivir" al estar basado en la matriz cultural andina, tiene que ver con los conceptos de la totalidad, el bienestar duradero y con los demás conceptos explicados en este acápite.

El concepto del "buen vivir", como condición para que los seres humanos (hombres, mujeres y los distintos grupos generacionales) se sientan "felices", debe estar integrado por los siguientes componentes (Figura 16):

  • Primeramente, la visión de la felicidad en estas culturas parte por la idea de de "salir adelante" (Ñaypakjman purirusunchis, en quechua). Esa es una condición para ser sociedades felices. La idea no es estancarse o pegarse al pasado, pues, en las sociedades andinas se vive el pasado, el presente y el futuro.

  • Para salir adelante se requiere percibir la "totalidad" (Yapan), que está integrada por la naturaleza y la sociedad, las que deben tener una relación armónica y preservarse, pero al mismo tiempo sus relaciones deben cambiar, deben innovarse.

  • Uno de los dos grandes ejes articuladores del "todo", es el cambio o el crecimiento de cada uno de los componentes de ese todo. Pero ese crecimiento es sobre la base del pasado (no de su negación), al cual se le denomina como "crecer" siempre (wiñay) para un buen vivir.

  • Cambio que empieza por la defensa de la "madre tierra", o con la relación armónica de la sociedad con la madre tierra o los cerros ("apus), porque de allí vienen las lluvias.

  • Madre tierra ("pacha") que representa al universo o al todo, espiritual y material. Abstracción relacional que fortalece la idea de la conservación de los recursos naturales y el medio ambiente. Pero es una conservación que se complementa con la innovación y la modernidad; por ejemplo, mejoramiento de los sistemas de riego tecnificado para un mejor uso del agua, de los suelos, de las semillas o de las crianzas ganaderas.

  • Para el "buen vivir" y la felicidad se requiere que la familia y las comunidades estén organizadas, que el bien que se alcance se base en la solidaridad, el ayni e incluya a todos ("llapanchis").

  • Otro eje articulador de ese todo que "crece" es "Juntar" (Hukllay) todos los componentes de la naturaleza, la familia y la comunidad; lo que es logrado mediante el equilibrio ("Allinman chayasunchis") entre los componentes de la naturaleza y las acciones productivas, económicas y sociales; así como la confianza (por ejemplo para la reciprocidad), el trabajo (realizado dentro o fuera de la comunidad) y el saber ("yachay", el originario y el moderno).

  • La visión del incremento y mejoramiento tecnológico de los cultivos agropecuarios son relacionados con la seguridad alimentaria y el mercado; son relaciones y principios que cierran este modelo del buen vivir en las sociedades andinas.

  • Otro componente de ese modelo del buen vivir y la felicidad en las sociedades andinas es la adaptación de diversos componentes de las culturas modernas, como son nuevos estilos de viviendas, maquinaria o movilidad motorizada. Componentes del buen vivir y la felicidad que están simbolizados, por ejemplo, por el diosecillo denominado "Ekeko", al cual también le celebran ritos.

Sobre la base de ese modelo en las culturas andinas, el buen vivir se logra cuando las familias y las comunidades puedan alimentarse bien, tener buena vivienda, vestimenta, salud, fiestas e incrementan su economía con una mayor producción obtenida en equilibrio y reciprocidad con la naturaleza.

Figura 16: El modelo de los campesinos andinos para el "buen vivir" y la felicidad.¿Cómo lograr salir adelante? o el "desarrollo" en la cultura quechua: Ñaypakjman purirusunchis

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Fuente: R. Claverías (2008) Fuente: resultados en talleres en comunidades campesinas en Ayacucho, Huancavelica y Puno.

La planificación, la lectura o interpretación de indicadores naturales para predecir el clima y las innovaciones para la adaptación climática son estrategias fundamentales para tomar decisiones tecnológicas y sociales, son las herramientas principales para lograr productos o alimentos para poder realizar ese modelo del buen vivir y ser felices.

Por todo ello, es de gran interés para las sociedades andinas el fortalecer y difundir los conocimientos y estrategias para la propuesta de alerta temprana sobre los probables efectos de la variabilidad y el cambio climático.

5. Planificación de acuerdo a la lectura de los bioindicadores que predicen la variabilidad climática y el concepto del "buen vivir"

Mediante aquella matriz valórica y conceptual, las sociedades andinas observan e interpretan diversos indicadores naturales que ayudan a predecir los cambios en el clima. De acuerdo a esas predicciones, del diagnóstico de sus necesidades y coordinación con los ciclos de las rotaciones de los cultivos agrícolas y las crianzas ganaderas, las comunidades y familias campesinas planifican las prácticas tecnológicas que deben hacerse para el siguiente año agrícola y pecuario.

5.1. Planificación con resultados de la predicción climática

En la Figura 17, se expone esquemáticamente las estrategias y el proceso de decisiones (las relaciones entre el uso de los recursos naturales, la tecnología y las relaciones sociales como totalidad) que optan los campesinos andinos para la predicción y la planificación del proceso productivo con la finalidad de minimizar los riesgos ante los cambios climáticos y los efectos negativos del mercado.

Estas estrategias y decisiones se efectúan en los siguientes procesos:

Los campesinos observan el comportamiento de los indicadores naturales, por ejemplo, plantas y animales silvestres (observan en el año agrícola más de 100 indicadores climáticos naturales) que les anuncian si el año será "bueno", "regular" o "malo" (además de otras variantes), definidos por la normalidad o no de las lluvias y temperaturas en el medio ambiente, así como sus probables efectos en la producción agropecuaria.

Por otro lado, también intercambian noticias sobre la dinámica del mercado para sus productos. De acuerdo a esas predicciones toman decisiones para el manejo de tecnologías en el espacio y en el tiempo en sus parcelas, en la comunidad o en sus relaciones con el exterior.

Figura 17: Indicadores para la predicción climática y organización territorial para minimizar los riesgos

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Cuando un año climático es negativo para la producción agropecuaria, ocurren descensos muy dramáticos en la producción y de los ingresos. Sin embargo, no todas las economías campesinas llegan a una crisis que amenace con su derrumbe, como hubiese ocurrido en otro de tipo de economías agrícolas, pues, en estas economías campesinas de los Andes manejan diversas opciones para amortiguar o disminuir los efectos de los cambios climáticos agudos, como son heladas o sequías.

Algunas de las estrategias principales para mitigar los efectos negativos del cambio climático son las siguientes acciones[25]

  • Planifican la producción de acuerdo a la observación de indicadores climáticos naturales, siembran en diversas zonas de producción y en diferentes tipos de infraestructuras agrícolas.

  • La agricultura se basa en el uso de diversas estrategias de uso del territorio: de acuerdo al espacio y el tiempo, usan suelos por zonas de producción diversas, practican la rotación de cultivos, etc.

  • Optan por una mayor diversidad de especies y variedades, así como también adaptan cultivos tradicionales de otras regiones tradicionales y modernas a sus sistemas productivos.

  • Siembran semillas nativas más tolerantes a los cambios climáticos y realizan hibridaciones de semillas para seleccionar a las más tolerantes en relación al cambio climático.

  • Mejoran la calidad de la ganadería mediante razas de otras regiones o culturas.

  • Diversifican sus actividades económicas en sectores no agropecuarios.

  • Se organizan entre familias y comunidades de acuerdo a una propuesta propia del desarrollo de sus territorios para responder mejor a la variabilidad climática.

  • Después de una crisis debido al cambio y a la variabilidad climática, los campesinos más atentos a los indicadores climáticos naturales y mejores planificadores de tecnologías apropiadas para mitigar los efectos climáticos negativos, empiezan a levantarse económicamente de manera más rápida que las otras familias.

  • Sin embargo, las familias que salieron más rápido de la crisis se solidarizan con aquellas familias que aún no pueden salir de la crisis; por ejemplo, les proporcionan o intercambian semillas o alimentos a cambio de trabajo o en la forma de crédito informal.

  • Se generan nuevos proyectos no agrícolas para adicionar nuevas fuentes de trabajo e ingresos (nueva ruralidad).

Varias de estas estrategias, que fortalecen la capacidad de resilencia local, han sido extrapoladas por los campesinos emigrantes a las ciudades, como lo veremos más adelante.

Interpretación en la visión andina sobre los indicadores naturales o "señas" y la previsión climática

Frente a las variaciones climáticas tan irregulares en la región de los Andes, los campesinos han tenido que crear tecnología para adaptarse a frágiles agroecosistemas. Pero también tuvieron que optar por descubrir indicadores naturales muy específicos para predecir los cambios en el clima y sus probables efectos en la agricultura y la ganadería.

Y de acuerdo a esas predicciones, los campesinos andinos tuvieron que optar también por procedimientos para planificar los procesos productivos futuros, en función a varios factores decisorios, entre los que se consideran principalmente los indicadores naturales, o el diálogo con las "señas" (plan silvestres, animales, astros, etc.), que les "comunican" en los "ritos". Señas que se manifiestan en diversas fases meteorológicas que componen el ciclo anual de la agricultura y la ganadería, como se observa en la figura (Figura 18).

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Fuente: Modificado a partir de la propuesta de Kessel, J y Enríquez, P. 2002.

1.Observación e interpretación de los indicadores naturales de acuerdo a los ciclos anuales

Los indicadores naturales o "señas" ("lomasas", en el idioma aimara) son observados de acuerdo a los meses del año que está compuesto por dos fases o periodos. Uno de los periodos de heladas está integrado por los meses del año en que no hay lluvias o son escasas (mayo a noviembre) y otro periodo es donde se presentan las lluvias (de diciembre a abril) y, por tanto, es el periodo de la agricultura (Diagrama 1). En cada uno de esos periodos los campesinos indígenas observan e interpretan el comportamiento de los indicadores climáticos en el siguiente sentido:

1.1 Periodo de heladas y sequías: predicción productiva y soberanía alimentaria

Es el periodo que hay escases de lluvias (entre mayo y diciembre), tampoco hay agricultura, los indicadores naturales que observan y dialogan generalmente es a partir del barbecho (chakmay) o el movimiento de los suelos agrícolas. Tarea que se inicia en el mes de marzo y continúa hasta fines del mes de noviembre, cuando finaliza las fechas de siembras.

La observación de los indicadores naturales se inicia mayormente en el periodo en que no hay lluvias ni agricultura, básicamente con los siguientes objetivos:

(i)Prever cómo será el comportamiento del clima en el periodo lluvias y cultivos agrícolas.

(ii)Planificar las especies de semillas que deberá cultivarse (las menos o más tolerantes a sequías, heladas o granizadas, dependiendo del tipo de año que se haya pronosticado).

(iii) Seleccionar los mejores días para el inicio de la siembra de cultivos agrícolas (siembra temprana, media o tardía).

(iv) Seleccionar las zonas agroecológicas de acuerdo al tipo de año diagnosticado (mayormente parcelas en zonas de laderas de cerros cuando el año podría ser muy lluvioso o con muchas heladas o, en su defecto, la siembra será en zonas de pampa cuando el año será con lluvias normales y con escasas heladas).

En ese primer periodo del año es crucial que los campesinos sigan manteniendo la soberanía productiva y alimentaria, porque solamente con poder de decisión en el manejo de las especies y variedades de semillas, los campesinos pueden optar con libertad para decidir qué cultivos son los más apropiados para las características del tipo de año climático que han pronosticado.

De lo contrario, si pierden esa soberanía, ya sea porque dejan de guardar sus propias semillas o porque empiezan a depender de los semilleristas internacionales o, en el peor de los casos, debido a la invasión de los cultivos transgénicos, entonces, ya no podrán seleccionar semillas de acuerdo al pronóstico del tipo de año. Por lo tanto, habría menor capacidad de adaptación al cambio climático y menor seguridad alimentaria.

Por otro lado, en este periodo también es trascendental que conozcan su territorio, las zonas agroecológicas, los tipos de suelos, las zonas que son más o menos afectadas por las heladas, las vocaciones de los suelos para las distintas especies agrícolas, etc. Es decir, las comunidades andinas tienen que tener un alto conocimiento de la vocación ecológica y económica de cada una de sus parcelas, un buen conocimiento del ordenamiento territorial comunal.

Este primer periodo, a su vez se divide en tres fases (Kessel, J y Enríquez, P. 2002):

(i)La primera es entre mediados de marzo hasta mediados de abril, que corresponde al inicio del tiempo de heladas. Periodo en que se lleva a cabo la actividad del barbecho en las comunidades campesinas.

En este momento, se observan los indicadores naturales, como las siguientes señas: Ch´aka phiri (larbas), el ave allqamari (gallinazo) y la q´awsillu (planta silvestre que produce goma). Esos indicadores van señalando la tendencia general del ciclo agrícola que se prevé para el segundo periodo del ciclo anual.

(ii)La segunda fase se inicia en el mes de mayo hasta junio. Es inicio de las heladas y la ausencia de nubes, por lo tanto, en esta fase se observan más los indicadores astronómicos. Sólo quedan algunas plantas silvestres como el sancayo, al qué también observan. También hacen diversos sorteos en este periodo para predecir el clima en el segundo periodo del año.

(iii)La tercera fase, que es de mayor intensidad de heladas, se inicia alrededor de la segunda quincena del mes de julio hasta la primera quincena de septiembre, es cuando termina la fase de la falta de lluvias.

En esta fase se observan e interpretan diversos indicadores naturales del clima y se pasa a una evaluación de los siguientes conocimientos adquiridos en las anteriores fases:

? Evaluación de las tendencias climáticas del ciclo agrícola que comienza.

? Se evalúa el comportamiento de la producción. Se definen los cultivos que tendrán éxito en la campaña agrícola que inicia. En esta fase se toman decisiones para el plan de siembra: ¿qué sembrar?¿dónde sembrar? ¿cuánto sembrar? y ¿cuándo sembrar?

? Se decide si la siembra de los cultivos agrícolas conviene que sea en fechas más adelantadas, intermedias o tardías.

(iv)La cuarta fase, entre la segunda parte del mes de septiembre hasta la primera quincena de noviembre. En esa fase se termina la siembra de todos los cultivos agrícolas. En esta fase se observan diversos indicadores naturales y se siembra los cultivos de fechas intermedias de acuerdo a las fase de la luna.

En esta fase se observan los indicadores que permiten determinar la variación del clima, es decir la presencia de heladas, lluvias y granizadas. A partir de la conversación con esos indicadores, el agricultor traza un plan de siembre, donde se deciden las acciones definitivas en la agricultura.

1.2 Diagnóstico en el periodo de lluvias: con pobreza los conocimientos predictivos del clima no bastan

En el segundo periodo se efectúan las lluvias y se realiza el periodo agrícola. Los indicadores naturales que observan y dialogan generalmente son a partir del mes de diciembre hasta abril, es decir, en el periodo en que los cultivos están en emergencia, crecimiento, floración y maduración.

En este periodo se observan los indicadores naturales que anuncian con días u horas de anticipación acerca de los cambios del tiempo climático en el mismo periodo de los cultivos agrícolas. Se pronostican los fenómenos meteorológicos como las heladas, nevadas o granizadas, ausencia o abundancia de lluvias.

No obstante, los conocimientos predictivos del clima no bastan para que los campesinos tengan una producción agrícola y ganadera favorable. Se requiere que, además de los conocimientos y los procesos de planificación, los campesinos dispongan de propiedad de parcelas de tierras en diversas zonas agroecológicas (lugares, húmedos, secos, pampas, laderas, bofedales, vertientes de agua, etc.), stock de diversidad de semillas (especies y variedades, nativas e híbridas) más adecuadas para la variabilidad del tiempo climático esperado.

Es necesario también que dispongan de abonos de una diversidad de especies ganaderas, así como también que dispongan de tiempo y fuerza de trabajo para realizar todas las tareas que exigen una agricultura y ganadera con manejo integral.

El conocimiento sobre la predicción climática y la pobreza (escasa tenencia de tierras, pérdida del control de parcelas por diversos pisos ecológicos, baja disponibilidad de semillas, alta emigración, bajos ingresos, etc.) no es, pues, un buen binomio para reducir los efectos de la variabilidad climática y, aún menos para adaptarse al cambio climático.

Por esas razones, los campesinos pueden saber hacer predicciones climáticas, pero al no tener recursos económicos para optar por estrategias para mitigar los efectos negativos del clima, pueden fracasar.

Es necesario, por tanto, analizar también la estratificación socio-económica y su influencia en los éxitos o fracasos en relación a la adaptación climática, la producción agropecuaria, la seguridad alimentaria y las posibilidades de desarrollo.

A continuación se exponen los indicadores climáticos naturales que observan, interpretan e informan los campesinos andinos para tomar decisiones productivas.

2.Las plantas y animales como medio de información para la prevención del clima

Se reconoce que los conocimientos de los campesinos andinos sobre la observación y el análisis de los indicadores naturales para predecir el clima fueron acumulados durante milenios de años, sin embargo, cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿Cuáles son las bases objetivas y ecológicas que podrían garantizar, con cierto grado de validez, los posibles aciertos de los conocimientos de la predicción climática de los campesinos?

A propósito, Erik Antúnez de Mayolo (1976 y 1983), quien ha investigado este tema en la sierra del Perú durante muchos años, sostiene que la adecuación permanente de la fauna y la flora en su hábitat, supone que debe mostrar un principio de orden en la naturaleza.

Ese orden y su entendimiento por los denominados seres vivientes (fauna y flora) les facilita la oportunidad de adaptarse, existir y reproducirse mediante adecuadas respuestas a las condiciones existentes en el medio y, a su vez permitan la predicción frente a los cambios de su entorno, como son –por ejemplo- los cambios climáticos.

Las poblaciones de todas las especies vivas tienen determinadas propiedades que les permiten adaptarse a sus medios respectivos, como son: el potencial biótico, la resistencia ambiental, los patrones de crecimiento (que generan la densidad y crecimiento poblacional), la capacidad de carga, los patrones de natalidad y mortalidad, el índice de mortalidad y fertilidad, etc.

Son propiedades que, generalmente, van en relación con las diversas edades de los integrantes de cada población determinada (Vásquez, A.M: 1993). Los cambios o el comportamiento de esas propiedades de las plantas y animales, sobre todo silvestres, son la base natural y objetiva para que los campesinos efectúen las predicciones climáticas.

Si entre los meses de junio y octubre (tiempo que, por lo general, en la sierra no hay cultivos agrícolas) hubiesen cambios anormales de algunas características climáticas, como podrían ser irregularidades en la temperatura o las lluvias, entonces esos cambios afectarían el ciclo biológico de las plantas y animales silvestres (antes de la fase de las plantas cultivadas), sobre todo en su dinámica poblacional.

Por ejemplo, se efectúan cambios en la densidad, en la capacidad de carga, incidencia en la mortalidad o la reducción de la fertilidad de algunos organismos que son menos resistentes a la sequía o al frío, retardos o adelantamiento de determinados fenómenos vegetativos; como por ejemplo una floración tardía o temprana en determinadas plantas silvestres.

Semejantes son los cambios en la dinámica poblacional de los animales silvestres. Entonces, por analogía se puede prever que en los meses después del diagnóstico de lo que ha venido ocurriendo con las plantas y animales silvestres, cuando se inicia y desarrolla los cultivos agrícolas (de noviembre a abril) los cambios en el clima podrían afectar después de modo parecido a la agricultura.

En relación con lo anterior, en el proceso del conocimiento de los campesinos andinos, las observaciones e interpretaciones de los indicadores naturales tienen por objetivo la predicción, por ejemplo, de los siguientes fenómenos:

  • La ocurrencia de lluvias y temperaturas futuras, sobre todo de las heladas.

  • El pronóstico de las fechas de siembra: temprana, intermedia o tardía.

  • El tipo de cultivos que podría tener mayor éxito.

  • Los tipos de plagas y enfermedades que afectarían a cada una de las especies cultivadas.

  • Las zonas de producción que deben ser priorizadas para la siembra debido a los impactos de los cambios climáticos, etc.

Podría reconocerse que, a pesar del margen de error que podría tener el conocimiento andino, los instrumentos que se manejan en la cultura moderna en este medio no pueden predecir aquellos fenómenos. Aunque en la cultura moderna hay otras informaciones sobre el cambio climático que no están en el acervo cultural andino, por ejemplo, las mediciones de la temperatura, las precipitaciones fluviales, etc. a nivel local, regional, nacional, etc, como efecto del cambio climático.

3.Clasificación de los indicadores naturales por zonas agroecológicas y dimensiones del conocimiento

Los indicadores naturales que sirven para predecir los cambios en la variabilidad climática y el clima se les pueden clasificar básicamente por zonas agroecológicas donde se ubican las comunidades y por las dimensiones de especies o fenómenos meteorológicos, aunque muchos de esos indicadores pueden cruzar a varias zonas agroecológicas, como se observará más adelante.

Para el caso de las zonas agroecológicas denominada suni y circunlacustre (zona rivereña del Lago Titicaca) y suni A en Puno, los indicadores naturales más importantes de acuerdo a dimensiones y especies son:

3.1 Los fito-indicadores

Entre las plantas silvestres más importantes para predecir el clima, según los campesinos, se encuentra el "sancayo" (cactácea,lovia corvula). La primera floración se realiza entre los meses de junio y julio, la segunda en agosto y la tercera en noviembre. Una señal de buen año es cuando la floración de esta planta es abundante en el mes de agosto.

Los campesinos asocian a esta planta mayormente como indicadora del futuro crecimiento de los tubérculos, principalmente de la papa. Cuando las flores de esa planta están destruidas en determinadas fechas en la estación de invierno es señal de una mala producción de papa en el siguiente verano.

Cuando la floración del "sancayo" es densa indica que la cosecha de papa será abundante. Muy parecida es la indicación de la "pulla pulla", que es otra cactácea. La floración de esta planta indica la mejor fecha en que se deberá sembrar la papa amarga.

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"sancayo" indica producción de la papa que habrá en ese año

Contrario a la señal del sancayo es la floración de otras plantas silvestres como el "chiji", cuya floración abundante es indicación de un año de sequía.

Otra planta denomina "sipi-sipi" o ""munachiku", ubicada dentro del grupo "generiaceae", pronostica la presencia de lluvias en el siguiente verano. Cuando hay humedad, el fruto aparece enroscado, movimiento que lo efectúa lentamente como las agujas de un reloj (Cáceda, et al, 1994).

La "karihua" (senecio cibicolus) es otra planta silvestre muy importante para predecir el clima (lluvias, sequía y heladas) y las fechas de siembra de la papa. La floración anual de esta planta es un indicador de buen o mal año, así como también si la siembra debe ser temprana, intermedia o tardía.

Cuando la floración de la karihua se inicia en agosto es indicador de que la siembra de cultivos agrícolas debe ser adelantada. Cuando la floración de esta planta es en setiembre la siembra debe ser intermedia; es decir, será un año normal. En un año de sequía la floración es a fines de octubre.

En ese sentido, cuando la primera floración fue buena, pero las heladas quemaron a las flores indica que la primera siembra no iba a ser buena para los cultivos de la papa y otros tubérculos. Cuando la segunda floración fue mejor que la anterior, indica que la segunda siembra de los cultivos agrícolas será normal. Por el contrario, si en la tercera floración, las flores tienen mayor duración que la anterior fecha, indica que la producción de las plantas sembradas en el tercera tendrán mayor rendimiento que en la segunda fecha.

Cuando en el mes de noviembre hay una densa población de la planta denominada "qanlla", indica que la cosecha -en los meses de abril o mayo del siguiente año- de quinua y cañihua será también abundante. La Karihua crece en diferentes zonas altitudinales y suelos. Donde más crece se dice que esos son los suelos donde habrá más producción.

El lirio silvestre, denominado "pinco-pinco" en Puno es una planta ornamental, a la que observan su periodo vegetativo desde el mes de setiembre. Es un indicador para orientar las fechas de siembra. Observan los días que perduran sus flores sin ser afectadas por la helada.

La planta denominada "ñañomiya" (quechua) o "chitinquya" (aimara), ubicada en el grupo de las "solanaceae", cuando en el mes de octubre tiene una buena fructificación se dice que habrá una buena producción de tubérculos.

La totora (familia cyperaceas), crece a orillas y en el Lago Titicaca. Indica el momento de la siembra. Observan los brotes y se ven que son afectados por las heladas, indican que hay posibilidades de que las primeras siembras de los cultivos agrícolas podrían ser afectados por las heladas. Cuando los brotes o los botones crecen normalmente indican también si las lluvias podrían ser normales o escasas.

El "Laqhu" (es una alga que crece en los ríos y en las vertientes de agua en los cerros, aimara) cuando crece en lugares con agua cristalina significa que se va a presentar heladas. Pero cuando crece en aguas sucias o turbias significa que la producción va a ser buena y no habrá heladas. También observan la cantidad de algas en el Lago Titicaca, si llegan a estar muy maduras significa que la producción será buena (UNAPA. 2005. Nuestros indicadores naturales, aprendamos de ellos. Ingavi).

El "laqhu" es observada desde octubre. Si crecen en gran tamaño, indica que la producción agrícola será abundante. Si el color es obscuro indica que habrá riesgos de heladas para los cultivos. Si crece en lugares profundos de los ríos y vertientes, indica que no habrán lluvias; por el contrario, cuando crece flotando en las aguas indica que habrán abundantes lluvias y buenas cosechas.

La "wirwina" (en quechua y aimara), ubicada en el grupo de las "vernenaceae", cuando esta planta florece en el mes de noviembre es un indicador de que en los primeros meses del siguiente año (entre enero y marzo) habrán lluvias normales apropiadas para los cultivos.

La "Chiwan wayu", es un pequeña planta silvestre que desde el mes de octubre se le observa el proceso de floración. Cuando esta planta es afectada por algún fenómeno meteorológico (heladas, granizo o inundación), indica que hay posibilidades que los cultivos agrícolas sean también afectados por esos fenómenos. Indican también si las siembras tendrán una mayor producción cuando fue en la primera, segunda o tercera fecha.

La Chillihua (festuca dolichophillA), es un pasto nativo (tiene alto valor nutritivo para la ganadería) que crece en las pampas del Altiplano, como también en las zonas suni A y suni B. Observan este pasto desde el mes de octubre hasta diciembre. Si el tallo es de color transparente y aparece como que tiene escamas, indica que las lluvias serán normales y se espera tener una buena producción. Si las semillas tienen grano grande y abundante indica que la producción de quinua será my buena[26]

El chiwanku (aimara. Familia Sinecio rufescens), pequeña planta que indica cómo será la ocurrencia del clima y los cultivos agrícolas en las parcelas ubicadas en los andenes o en las laderas. Observan a esta planta silvestre en octubre y en noviembre. Si estas plantas crecen en lugares húmedos, indica que las lluvias serán normales. Indican también la dirección posible que vendrán las heladas.

Otros investigadores como E. Chambi y W. Chambi (2007), de origen campesino aimara, han identificado diversos indicadores naturales dentro de los fitoindicadores, como los siguientes:

La "Chinkillaya", parecido al berro, cuando produce bien es para buen año, pero si no produce bien, es para mal año. Se observa en los meses de lluvias, de enero a marzo.

El "Llaytha" (Cochayuyo), cuando esta planta se presenta en abundancia indica que el año será con lluvias normales, pero a veces produce poco y menudito, o incluso no se manifiesta su presencia, lo cual predice que habrán un mal año o sea para año seco, sin lluvias. En otras zonas significa lo contrario.

El Layo (Trébol), cuando en el momento del barbecho se observa que las raíces de esta planta se parten longitudinalmente y son de color blanco, indica que habrán buenas cosechas. Si al inicio del día del barbecho (inicio de la roturación de suelos) las raíces de esta planta silvestre se parten con facilidad, indica que las lluvias se adelantarán en meses anteriores a los normales, por lo tanto, debe sembrarse también en fechas anteriores a las fechas normales; y si al medio día recién empiezan a partirse las raíces de estas plantas, indican que la fases de las lluvias y la siembras sean en fechas intermedias.

Partes: 1, 2, 3, 4
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